La baja del precio del petróleo Implicaciones para la economía costarricense

Luis Paulino Vargas Solís

La baja del precio del petróleo

En el segundo semestre de 2014 los precios del petróleo a nivel mundial literalmente se derrumbaron, con una caída de alrededor del 50%. Suponiendo que esta situación pudiera tener perdurabilidad durante el año que inicia ¿qué podría significar para Costa Rica? Propongo aquí algunas ideas, al modo de hipótesis que buscan alimentar una reflexión más amplia, en relación con el contexto que plantean algunas de las condiciones fundamentales que rigen en la economía costarricense actual.

1) Como sabemos, la rebaja mundial de los precios se traslada con relativa lentitud y atraso a los precios internos, como consecuencia de las metodologías que aplica la ARESEP (lo cual también incide cuando se dan alzas), y ese proceso puede verse además afectado por otros factores, como podría ser la evolución del precio del dólar -en caso de que éste sufriese alguna apreciación o depreciación de cierta significación- así como la vigencia del impuesto que afecta los precios de los combustibles.

2) Seguramente se reduciría el monto de las divisas que el país gasta por este concepto. Siendo que la rebaja del precio internacional es, grosso modo, de un 50%, ello significa que, potencialmente, podrían economizarse alrededor de 1100 millones de dólares (tomando como referencia el dato de 2013, año en que la importación de combustibles superó los $ 2200 millones). Sin embargo, es improbable que ello ocurra porque, con seguridad, se tenderá a aumentar el gasto en combustibles fósiles, lo cual es, claramente, un efecto indeseable de la rebaja del precio, por sus implicaciones ambientales y porque desestimula las prácticas energéticas austeras así como la búsqueda de otras fuentes de energía, más limpias y amigables con la naturaleza.

3) En todo caso, es muy probable que haya un importante ahorro de divisas, lo cual tiene especial significación en un año -2015- en el que, razonablemente, se pueden anticipar menos entradas de capitales en virtud, principalmente, de los cambios que están experimentando las políticas monetarias aplicadas por la Reserva Federal estadounidense. Recuérdese que, por su parte, el Banco Central de Costa Rica está apegado a un recetario conservador y ortodoxo de políticas, centrado unilateralmente en el control de la inflación, en función de lo cual procura mantener estable el tipo de cambio. Un menor gasto de divisas en petróleo es, por lo tanto, una ayudita que de seguro agradecerán.

4) En principio la rebaja de los combustibles implica que más dinero queda en las manos de las personas y las empresas, disponible para ser utilizado para otros fines (a ello habrá que deducir, en todo caso, lo que se gaste de más en combustibles, como efecto derivado de los menores precios, según lo que indiqué en el punto 2). La pregunta entonces es ¿podrá esto estimular la economía en la medida en que la gente decida consumir otras cosas y las empresas quieran, quizá, incrementar sus inversiones? Responder estas preguntas obliga a algunas precisiones adicionales.

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5) Primero, si aumenta el consumo de las personas ¿qué implicaciones tiene esto? Recordemos, antes que nada, que buena parte del consumo de más se irá en productos importados. Y con más razón todavía puesto que la sobrevalorización del colón respecto del dólar -que posiblemente persistirá conforme lo que indico en el punto 3- abarata los productos importados (por ejemplo, las galletas, los frijoles o las pastas) relativamente a sus contrapartes de producción nacional. La parte del consumo adicional que se vaya en importaciones no tendrá ningún efecto positivo para estimular la economía nacional, aunque sí reducirá el efecto neto del ahorro de divisas originado en la rebaja de los combustibles.

6) En cuanto a la inversión empresarial, tengamos en cuenta que ésta se ve afectada por diversos factores. El costo de los combustibles es uno entre otros –más significativo en algunas actividades que en otras- y aunque el menor precio podría tener un efecto positivo, este acaso no sería de gran significación en la medida en que hay otras condiciones menos favorables que no se estarían modificando. Una de estas es el tipo de cambio, con el considerable nivel de sobrevaloración que presenta, lo cual resta competitividad a las empresas turísticas, exportadoras y también a las que disputan el mercado nacional con productos importados. Otro elemento que perjudica la inversión productiva y la generación de empleos, tiene que ver con las tasas de interés, excesivamente altas, así como el manejo mismo de las políticas crediticias por parte de los bancos, las cuales están sistemáticamente sesgadas en contra de las empresas pequeñas y medianas. Son condiciones –activamente propiciadas por el propio Banco Central- que rinden excelente retribución a la banca a costa de las actividades productivas. Por lo demás, y en general, hay un ambiente dominado por expectativas sombrías y aunque la rebaja de los combustibles podría mejorar un poco el humor empresarial, difícilmente compensará los factores adversos, caso que estos no mejoren de forma apreciable.

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7) La idea de que se liberará dinero que la gente puede destinar a consumir otras cosas (punto 5), es válida en el momento inmediato pero podría dejar de serlo con al pasar los meses. La cuestión es que, aun cuando con la baja en los combustibles seguramente bajará un poco la inflación, la tendencia que hemos observado en los últimos años es hacia el deterioro gradual del poder adquisitivo de los salarios, cosa que se da en la mayoría de los sectores de la economía, con la excepción del sector público –donde hay una pequeña mejoría- y las actividades financieras, donde el alza sí es muy considerable. Vale decir: aunque la inflación es relativamente baja, aun así los salarios se quedan a la zaga. Si esta tendencia general no se corrige –y dada la debilidad organizativa de la fuerza de trabajo y el grave deterioro del empleo es improbable que tal corrección se dé- a la larga los mejores precios de los combustibles serán un alegrón de burro sin implicaciones efectivas para las condiciones de vida de la mayoría de la gente.

En conclusión: los posibles efectos benéficos derivados del abaratamiento del petróleo, posiblemente se verían reducidos en virtud de las actuales condiciones de la economía costarricense y en razón, además, del esquema de políticas que las autoridades económicas –en especial el Banco Central- insisten en aplicar.

 

Tomado del Blog Soñar con los pies en la tierra de Luis Paulino Vargas Solís.

http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2015/01/la-baja-del-precio-del-petroleo.html

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