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Etiqueta: elecciones

¡La participación es fundamental! …unámonos a participar en las elecciones de las Juntas de Salud

Comunicado de Prensa: ¡La participación es fundamental! …unámonos a participar en las elecciones de las Juntas de Salud
¡¡¡¡La Caja es nuestra!!!!
Frente Nacional por la Seguridad Social -FRENASS-

Este miércoles 07 de julio del 2021, el Frente Nacional por la Seguridad Social -FRENASS-, con el auspicio del Programa Umbral Político, IDESPO-UNA y el Programa de Gestión local, Dirección de Extensión, UNED, damos inicio al proceso de capacitación y formación para las personas interesadas en participar en las elecciones de las Juntas de Salud a celebrarse en el mes de octubre próximo.

Este proceso formativo que hemos denominado Formando agentes articuladores de las Juntas de Salud de la Caja Costarricense del Seguro Social -CCSS- es promovido por FRENASS y busca que quienes se postulen para estos puestos, se identifiquen con el compromiso de asumir sus funciones con un alto nivel de conciencia en la defensa y consolidación de nuestro sistema de seguridad público, solidario, universal; de una ética del servicio público y la eficiencia, accesibilidad y calidad para todas las personas usuarias de los servicios de salud.

Al llamado de FRENASS se acercaron decenas de personas, invitadas por su trayectoria y compromiso social, destacándose líderes y lideresas de todos los rincones del país, a quienes les deseamos muchos éxitos.

Este proceso es de participación y certificará a quien participe al menos en el 90 por ciento de todas las sesiones. Está diseñado para realizarlo a través de sesiones virtuales y sincrónicas, mediante la plataforma Zoom, con una modalidad dinámica, que combinará exposición magistral, visionado de material audiovisual, sondeos, ejercicios conversacionales, entre otras técnicas. Cada miércoles tendremos una sesión, hasta completar nueve sesiones, dando inicio el día 7 de julio del 2021 y concluyendo el próximo 8 de setiembre del 2021.

Agradecemos a todas las organizaciones sociales, sindicales, comunales y otros, que nos han brindado la colaboración para iniciar este proceso que pretende recoger la participación ciudadana como elemento fundamental para fortalecer nuestro estado social de derecho.

FRENTE NACIONAL POR LA SEGURIDAD SOCIAL

San José, 6 de julio del 2021.

 

Compartido con SURCOS por FRENASS.

Posicionamiento político sobre las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua 2021 – Articulación de Movimientos Sociales (AMS)

La Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil AMS-OSC, hace del conocimiento público su posición de rechazo a las elecciones fraudulentas del 7 de noviembre, convocadas por el régimen Orteguista.

La AMS llaman al desconocimiento del circo electoral, incluyendo sus predecibles resultados dejando en el poder a los ORMU y reitera la necesidad de una concertación contra todo el pactismo y el zancudismo que pretende legitimar no solamente el fraude que se perpetúa, sino la repetición de prácticas políticas donde prevalecen las componendas a espaldas de la ciudadanía.

Seguimos creyendo en el derecho al libre sufragio y a las elecciones como uno de los métodos que pueden conducir al cambio político, pero hoy, en las actuales circunstancias, consideramos gire estas elecciones fraudulentas organizadas y controladas por Ortega y Murillo no reúnen las mínimas condiciones contempladas en los estándares internacionales para ser consideradas como libres, justas y creíbles.

La larga lista de vejaciones y violaciones al derecho de decidir por medio del sufragio inicia con la elección ilícita de Ortega del 2006, resultado del pacto con el exmandatario Arnoldo Alemán. El dictador se fue adueñando de los poderes del Estado, incluido el Consejo Supremo Electoral. Seguidamente, se aprobaron leyes inconstitucionales que tuvieron por objetivo perpetuarse en el poder, sacando del juego político al liderazgo opositor de diversas tendencias, a aspirantes a cargos de elección, a militantes de organizaciones sociales, siguiendo con periodistas y organizaciones de la sociedad civil.

A más de las 130 prisioneras y prisioneros políticos, se agregan 20 personas secuestradas en las dos últimas semanas, entre ellas, cinco precandidatos/as presidenciales, lo cual resulta insólito en la historia de los procesos electorales en el mundo. ¿Qué valor pueden tener unas elecciones en las que hasta quienes aspiran a la presidencia pierden sus libertades más básicas? Con estas últimas acciones, la dictadura ha dinamitado el proceso electoral.

Ya la comunidad internacional no puede seguir confiando en un proceso viciarlo, con «condiciones mínimas legales y operativas para llevar a cabo elecciones creíbles democráticas y competitivas». El régimen de Ortega Murillo no cumplió ninguno de los acuerdos contraídos en la negociación con la OEA, ni adoptó ninguna de las recomendaciones de las organizaciones de DDHH. Es cada vez mayor el repudio internacional al proceso electoral fraudulento que intenta realizar el régimen, un régimen que ha sido claramente identificado como autor de delitos de lesa humanidad.

Ortega ya optó por un modelo de elecciones fraudulentas y sin competencia, para continuar imponiendo un partido hegemónico, con o sin el eventual concurso de los partidos zancudos, nuevos y reeditados y el apoyo del empresariado que, pese a la persecución actual, confía en rehacer su esquema de «negocios y consenso», ignorando la total ausencia de institucionalidad democrática en el país.

El gran capital y los partidos políticos evalúan que participar en unas elecciones sin condiciones es una opción, pero esta opción significa un alto riesgo para la población y no incluye la justicia social ni la refundación de Nicaragua, que nuestro pueblo demanda y merece.

Algunos liderazgos y fuerzas políticas están dispuestas a aceptar que el régimen las deje como una segunda o tercera fuerza en estas elecciones fraudulentas de noviembre. Ya desde tiempo atrás hemos mantenido que estas elecciones, lejos de resolver la crisis nacional, solo conllevan a legitimar la farsa montada por Ortega, y, por consiguiente, la consolidación del régimen en el poder.

No se le debe pedir al pueblo nicaragüense votar por una candidatura que participe en la disputa a la presidencia, en las actuales condiciones, a cambio de algunos escaños para su partido en la Asamblea. No se debe seguir el juego de Ortega, para que presente internacionalmente a los participantes colaboracionistas como prueba de que hubo una competencia electoral democrática.

El argumento de que «nos vamos con el último gire quede», a todas luces se traduce en «vamos con el candidato que Ortega no inhiba y que le convenga». Tampoco podemos esperar que la comunidad internacional decida por nosotros y nosotras.

La AMS continúa abogando por la concertación de las fuerzas sociales y políticas, nacional e internacionalmente, haciendo énfasis en el desconocimiento del ejercicio electoral actual y del resultado ya anticipado de la votación y la demanda de otras elecciones, esta vez libres y observadas, con términos renegociados, sin represión ni persecución, sin presas ni presos políticos, sin personas exiliadas, sin inhibiciones, con observación nacional e internacional y sin estado de sitio policial y parapolicial.

Reconocemos el derecho ciudadano de cada nicaragüense al ejercicio individual y consciente del voto, nuestro llamado NO es al «no-voto» o a la abstención, sino a que las fuerzas políticas opositoras no legitimen mediante su participación un proceso viciado y amañado. La resistencia cívica, incluyendo la resistencia electoral en condiciones limpias, continúa siendo la base para lograr una verdadera transición, preferiblemente por la vía electoral, pero ya no serán las elecciones de Ortega de noviembre 2021.

INVITAMOS A LAS FUERZAS DE LA OPOSICIÓN AL REPUDIO CLARO Y SIN AMBIGÜEDADES DE TODO EL CIRCO ELECTORAL.

La Articulación de Movimientos Sociales mantiene su compromiso de continuar resistiendo en todo el territorio nacional y en el exilio, sumando voluntades y fortaleciendo los lazos de comunicación, concertación, alianzas y solidaridad con todas las fuerzas Azul y Blanco y la población autoconvocada y sus organizaciones, para avanzar en el derrocamiento de la dictadura.

 

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

Sin educación seremos presas fáciles de la corrupción

Por José Luis Pacheco

Mucha gente se siente triste ante los acontecimientos que suceden. Otros experimentan sentimientos de ira y de molestia. Pero desgraciadamente la mayoría no experimenta nada, son absolutamente indiferentes ante lo que sucede y eso es, además de lamentable, muy peligroso. Esa indiferencia conduce a caminos de repetir lo malo y a qué nos vuelva a pasar lo que ya, a vista y paciencia de todos ha sucedido anteriormente.

Hoy lo que necesitamos es estar comprometidos con nuestro país y manifestarnos en contra de quienes aprovechándose del sistema lo han llenado de corrupción e inmundicias.

Debemos transitar por caminos diferentes pues nada lograremos haciendo lo mismo. Debemos fortalecer la educación. Llenar a nuestros niños y jóvenes de valores éticos y morales que les permitan enfrentar los flagelos que tenemos al frente. Sin educación seremos presas fáciles de la corrupción, del narcotráfico, de cuantas acciones negativas se puedan presentar porque no habrá elementos para contenerlos. Solamente la educación podrá hacer que superemos esta crisis de valores.

Han sido muchos los años en los que por intereses mezquinos y fundamentalmente electorales, se ha desmejorado la calidad de la enseñanza pues es más sencillo aprovecharse de la ignorancia del pueblo porque no hay nada más efectivo y de mayor importancia contra los malos políticos y malos gobiernos que un pueblo educado y formado en valores.

Dios quiera que con lo que hoy vivimos se tomen las medidas correctas para fortalecer la educación y que el futuro sea más provechoso para todos y desterremos los males que hoy padécenos por falta de una excelente educación pública y en nuestros hogares.

UCR condena acciones del gobierno nicaragüense contra derechos humanos

Zaida Siles R. /Sesión 6498, artículo 7

Fiel a sus principios y políticas institucionales, la Universidad de Costa Rica (UCR) condenó las acciones del Gobierno de Nicaragua que atentan contra la libertad de pensamiento, de expresión y de tránsito del pueblo nicaragüense, así como la afectación al ejercicio de derechos políticos, que ponen en peligro el régimen democrático y la promoción de la paz

La posición de esta casa de estudios superiores fue emitida por medio de un pronunciamiento del Consejo Universitario, este martes 15 de junio, en el que demandó al gobierno de Daniel Ortega la liberación, no solo de las cuatro personas candidatas a la presidencia, sino, también, de las otras que han sido detenidas arbitrariamente, en clara violación a sus derechos fundamentales.

Además, le pidió que realice elecciones presidenciales libres bajo observación internacional.

Al mismo tiempo, la UCR instó al Gobierno de la República a pronunciarse sobre los actos atroces que ocurren en el país vecino, tomando en cuenta que Costa Rica es respetuosa de los derechos y libertades de todas las personas.

El Consejo Universitario fue enfático al manifestar que la Universidad de Costa Rica promueve el respeto y la garantía en el cumplimiento de los derechos humanos, por lo cual no puede guardar silencio ante actos que violentan los derechos más intrínsecos de la persona, independientemente del país en el que se encuentre.

En las últimas semanas, en Nicaragua se han presentado constantes actos de violencia en contra de su ciudadanía, especialmente, de quienes no comparten el pensamiento de la actual administración. Estas personas han visto violentadas sus libertades fundamentales, así como el ejercicio de sus derechos políticos, ante la posibilidad de que presenten sus candidaturas presidenciales a las elecciones nacionales, por realizarse en noviembre de este año.

De acuerdo con el pronunciamiento, el correcto ejercicio y vigencia plena en un proceso democrático requieren de la participación de partidos políticos que cuenten con garantías de competencia electoral y que representen a diferentes segmentos de la sociedad.

El Consejo Universitario manifestó que se debe asegurar el respeto a la multiplicidad de criterios y de opiniones críticas que emanan de la expresión de la libertad de pensamiento sin que las personas sean castigadas con represiones ni persecuciones.

“Los derechos humanos son universales e intrínsecos a cada persona y deben ser respetados, protegidos y garantizados en todo momento”, destacó el Órgano Colegiado.

El pronunciamiento fue aprobado a partir de una propuesta presentada por el rector, Dr. Gustavo Gutiérrez; la directora del Consejo Universitario, M.Sc. Patricia Quesada y el Dr. Germán Vidaurre, miembro de dicho Órgano.

La libertad de pensamiento y expresión es consagrada como un derecho humano y fundamental en una sociedad democrática, destacó la UCR.

La situación de los derechos humanos en Centroamérica es lamentable

Por Giovanni Beluche V
Sociólogo

Es inadmisible la persecución que hace el gobierno de Daniel Ortega contra sus opositores políticos en vísperas de las elecciones en ese país hermano. Una clara maniobra para proscribir las candidaturas de sus adversarios, tan burda como la inhabilitación que hizo el gobierno de Lenín Moreno para sacar de la contienda a Rafael Correa o la realizada por la derecha brasileña para quitar del camino a Lula Da Silva y que Bolsonaro tuviera vía libre.

La diferencia es que sobre lo ocurrido en Ecuador y Brasil no escuchamos el coro de condenas orquestado por los Estados Unidos y el séquito de gobiernos marionetas que abundan en América Latina.

Repito, es inaceptable, injustificable y condenable la persecución contra los opositores nicaragüenses.

Llama la atención que los grandes medios de comunicación dan escasa cobertura sobre el creciente autoritarismo del gobierno encabezado por el señor Bukele, que controla los tres poderes del Estado a sus anchas. El bravucón de Bukele que no toca a los criminales de la guerra civil que sufrió ese heroico pueblo durante los ochenta.

Tampoco hacen campaña sobre los posibles vínculos del gobierno de Juan Orlando Hernández de Honduras, surgido de un escandaloso fraude electoral, cuyo hermano está preso por narcotráfico en los Estados Unidos. Cuesta pensar que el reo no haya puesto dinero para la campaña electoral de su hermanito Orlando. Muy poco de esto se habla en los medios de Centroamérica.

Ni hablar de Guatemala, donde la violación a los derechos humanos de los pueblos indígenas y la violencia de todo tipo contra las niñas, los niños y la gente humilde, cuenta con la complicidad de un Estado inútil. Sobre esto tampoco hablan en los medios.

Costa Rica no se queda atrás, los sectores hegemónicos están desmontando el Estado social de derecho y han arremetido contra las clases asalariadas y la pequeña producción urbana y rural, cargándole todo el peso de la crisis que viene desde antes del Covid 19. Los políticos y buena parte del empresariado costarricense, que gustan de criticar a Ortega, no dudaron en criminalizar la protesta social y proscribieron el derecho a huelga. Mientras, siguen rampantes escondiendo fortunas en paraísos fiscales, evadiendo y eludiendo impuestos de forma escandalosa.

En Costa Rica se mantienen impunes los asesinatos de dos líderes indígenas, recuperadores de tierras y cuidadores de la naturaleza. El Estado no solo no los protegió, como lo exigieron organismos internacionales, sino que ahora cubren de impunidad a sus asesinos.

Así las cosas, nuestra región se acerca a la celebración de su bicentenario de independencia, con muchas cuentas por saldar en materia de derechos humanos y de acceso libre a la información.

 

Compartido con SURCOS por Mariano Sáenz.

Arriba Pedro Castillo

Por Juan Carlos Durán Castro

Un escenario durísimo le espera PERO GANÓ EL PROGRESISMO y esto ayuda a la reconfiguración del mapa geopolítico latinoamericano, pero está más que claro que todo esto suma a los procesos de Brasil, Argentina, Chile, Colombia y otros países.

AHORA DEBE FORTALECER EL MOVIMIENTO SOCIAL DESDE EL EJECUTIVO Y CONVERTIR ESTE TRIUNFO EN UNA HERRAMIENTA para un apostolado informativo y educativo inclusivo y humanizado de amplio espectro que empuje los pasos en la dirección correcta y sobre todo maneje con una lectura política muy fina los movimientos que en este momento están desarrollando los sectores más poderosos DEL Perú que incitan a un ambiente de caos y miedo que busca provocar una confrontación social entre tirios y troyanos. ESTEMOS ALERTAS Y HAGAMOS LLAMADOS A RESPETAR EN DESENLACE DE LAS ELECCIONES EN PERÚ.

El triunfo de José María Figueres

Vladimir de la Cruz

La Convención del Partido Liberación Nacional terminó, en su primera fase, el pasado domingo 6 de junio. Para los liberacionistas sigue su segunda fase, la Convención Nacional del 6 de febrero próximo. Su resultado era previsible. Se impuso José María Figueres Olsen, quien había ejercido la Presidencia de la República en el período 1994-1998. Se sentía no solo como la fuerza interna más importante dentro del Partido y del proceso convencional, sino como una fuerza política nacional, trascendente a su propio partido, quizá como el candidato más fuerte y más presente que haya para las próximas elecciones, considerando lo que a la vista se está viendo en este momento.

Los cinco candidatos participaron exitosamente. Cada uno de ellos ganó en lo que correspondía. Cada elector por ellos puede pensar que perdieron los que no votaron por su particular candidato. Eso es lo normal, lo correcto, lo natural. En una elección ganan todos los electores que con pasión, compromiso y esperanza depositan su voto y confianza en el candidato que han elegido.

La elección interna del Partido Liberación Nacional no era una elección de cinco partidos, ni de cinco fracciones o tendencias dentro de ese Partido. En ningún momento se presentó este escenario de lucha de tendencias, más lo fue de dirigentes o de destacados políticos o militantes de ese Partido. Al menos así no se presentó el escenario electoral interno, aunque desde fuera hubo quienes quisieron encasillar a algunos de esos candidatos dentro de tendencias, que eran inexistentes en la realidad, porque algunos de esos candidatos recibieron apoyo de expresidentes de ese Partido, pero que no estaban jugando ningún papel protagónico a su interior en estas elecciones, y porque partidarios fieles de esos expresidentes ya habían tomado posición con Figueres u otros candidatos.

Del candidato que gana en la elección, igualmente, sus votantes pueden decir lo mismo, que más perdieron los que no votaron por él.

Cuando se trata de una elección interna de un partido político no se puede ver que la suma de los votos de los que no resultaron ganadores es porque rechazaron en votos al ganador. Aquí votaron todos los liberacionistas, los miembros de Liberación Nacional, y algunos ciudadanos que, yendo a votar, por el carácter abierto de la Convención, intentaron escoger, de esa terna de candidatos, a quien les parecía mejor en posibilidad de que quedara electo y, eventualmente, también en posibilidad de llegar a ser Presidente de la República en el 2022.

Todos los votos recibidos por los distintos candidatos fueron votos a favor del Partido Liberación Nacional, en esas cinco candidaturas. Esto es lo correcto de interpretar de ese resultado. Eso hace que ya Liberación se vea con una base de inicio para la campaña nacional de casi 400.000 personas que ya manifestaron su intención de darle apoyo a ese Partido, y voto en febrero. Y, de esas personas, entre candidatos a elegir en los distintos puestos que se disputaban, que eran cerca de 20.000 inscritos, y las 18.000 personas que lograron movilizar para apoyar toda la logística de la atención de las mesas electorales, y de la organización de ese día de elecciones, evidencia una clara fortaleza del Partido Liberación Nacional, a menos de 9 meses de la elección nacional, que hasta ahora no tiene ningún otro partido político de los que están preparándose para las elecciones de febrero.

Se equivocan los que segmentan solo los votos recibidos a favor de Figueres para considerar que con el 40% recibidos por él, del total de esos votos, es más fácil derrotarlo. No. Liberación Nacional desde hace muchos años es una máquina electoral, es una organización compacta si no se divide en una Convención como ha sucedido en los últimos procesos electorales, donde fallaron además en sus elementos táctico-estratégicos de la campaña electoral, alrededor de los candidatos que pusieron en el 2014 y en el 2018. El apoyo de Antonio Álvarez a José María Figueres en esta Convención fue decisivo, pero fue lo más inteligente que pudo suceder y que sumó inmediatamente a otros precandidatos que estaban originalmente inscritos. En esta Convención no se dividió el Partido en el desarrollo de la Convención. No tiene por qué dividirse en esta otra etapa electoral, salvo que empiecen a actuar culebras y víboras divisionistas que nunca faltan.

Las lecciones del pasado inmediato han sido bien asimiladas. Figueres, y el grupo que lo ha acompañado en la dirección de la campaña interna, ha sido muy claro, hasta ahora, en ese sentido. Ha actuado con gran sensatez, madurez y visión política frente a sus oponentes, y frente a la unidad del Partido que hay que mantener.

Dentro del figuerismo pueden moverse aguas orientadas a no reconocer la realidad de las fuerzas que resultaron de la Convención, para cualquier negociación interna que haya que hacer, lo que sería un grave error, con ese triunfo en las manos. Del mismo modo los otros candidatos no pueden envalentonarse con sus propios resultados o más allá de ellos.

El arte de la política es la suma, no la resta ni la división de voluntades, de partidarios y de simpatizantes. La elección de febrero va a ser muy compleja y posiblemente tensa contra José María Figueres, porque se le va a percibir como el candidato con más posibilidad de ganar, por lo que algunos partidos equivocadamente mueven sus baterías hacia él y Liberación Nacional, en lugar de mantenerlas contra el Partido Acción Ciudadana como el partido al que hay que derrotar para evitar un tercer gobierno suyo.

Todos los que participaron, como candidatos en la Convención, que no resultaron ganadores tienen más que ganar que perder sumándose a la lucha electoral nacional que viene alrededor del candidato José María Figueres Olsen. Todos tienen la posibilidad de seguir siendo activos militantes y dirigentes de ese Partido, y todos tienen la misma oportunidad de continuar hacia el 2026 en su mismo surco, ya abierto, de aspirantes a la Presidencia de la República, que de mantenerse en esa brega, después de febrero, difícilmente les resulten otros candidatos más fuertes. Son de alguna manera los que representan esos nuevos esfuerzos y candidatos que tienen que irse puliendo más hacia el 2026.

La Política, con P mayúscula, para parafrasear a Claudio Alpízar, ya no permite candidatos improvisados. De alguna manera se impone la formación de liderazgos, de reconocimientos de líderes, que además de sus espacios públicos de participación, deben meterse en los espacios organizativos de sus partidos.

De los otros que participaron en la Convención, Rolando Araya, con un muy buen resultado, de segundo lugar, es el que más ha sabido combinar su presencia pública y su presencia partidaria. Además, por haber sido candidato presidencial oficial de ese Partido, en el 2002, es miembro del Directorio Político, sitio al que regresó hace pocos meses, lo que en ese momento me pareció muy importante para Rolando como para el propio partido.

Los dirigentes políticos nacionales, de un partido político nacional, requieren tener contactos y realizar visitas periódicas a todos los rincones del país, para visitar partidarios, para atender problemas de la organización del partido, más ahora que hay elecciones municipales dos años después de la nacional, y con mayor importancia para Liberación Nacional porque tiene la mayoría de las municipalidades y alcaldías bajo su dominio político.

No conozco cuanta presencia tienen, como partido, con las personas electas en las municipalidades, pero hacia el futuro tienen que fortalecer esa presencia en formación y atención política. Y, especialmente, atender esas alcaldías que dominan en esta etapa que sigue hasta las elecciones de febrero. Figueres tiene esa capacidad de trabajo, de movilizarse, de recorrer el país. Más obligación tiene ahora, sabiendo que ha desatado fuerzas externas a Liberación Nacional que se han movilizado contra él y que trataron de influir en la votación de la Convención.

La Convención abierta que convocó Liberación Nacional tenía esos riesgos. Que se llamara a votar contra Figueres votando por cualquiera de los otros candidatos. Si eso sucedió no dio resultados. Pero, significó también haber hecho a Figueres el más visible, importante e imponente de la Convención. Le dieron más publicidad, sin que hubiera una clara consigna de por qué no votar por él.

Si hubo gente que se movilizó a la Convención a votar por Figueres, y lo hizo, también votaron por Liberación sin prejuicios partidarios, y los coloca en posición de volver a votar por Liberación y por Figueres si su discurso electoral les encanta, les enamora, les da esperanzas. Eso puede suceder porque las campañas electorales tienen mucho de esos cantos de sirena y de flautistas de Hamelin.

Atacar a Figueres por atacarlo, con la vaina vacía, con rumores, sin fundamentos reales, que se hayan plasmado en acusaciones penales o judiciales, en sentencias contra él, algo lo pueden afectar acudiendo al concepto hitleriano de que una mentira dicha mil veces llega a ser verdad. Pero le hará más efecto propagandístico de imagen, por negativa que sea esa campaña, lo que lo va a favorecer. Los que atacan a Figueres pierden tiempo en propagandizar a favor de los candidatos que creen que pueden derrotarlo, que por esos mismos motivos pasan más anodinos, ignorados, desteñidos. Una campaña negativa puede convertirse a favor de quien es víctima de esa campaña. Los que atacan a Figueres no se dan cuenta del propagandón que le hacen, aunque sea hablando mal de él.

La realidad desde el 6 de junio es que José María Figueres, guste o no, es el candidato oficial del Partido Liberación Nacional. Es el candidato que en este momento se visualiza como el mejor aspirante a suceder al Presidente Carlos Alvarado, y su partido, Liberación Nacional, es el que se percibe, en este momento, como el capaz de sustituir en el Gobierno al Partido Acción Ciudadana. Si dentro de Liberación Nacional, en la Convención, se veía como un portaviones, en la campaña nacional, en este momento se ve como el portaviones que ya zarpó hacia su puerto, el 6 de febrero próximo. Por ahora los dos navíos que han anunciado su salida son yatecitos.

La noche del domingo 6 de junio Figueres hizo un discurso, al conocer el resultado de la Convención excelente, bien hecho, inteligente, de gran madurez y profundidad, ecuánime, sin pasiones negativas, ubicado en la Costa Rica que enfrentará de llegar a gobernar, haciendo un llamado a la conciencia de quienes le oían en todo el país de los retos que enfrentamos y de las posibilidades de enfrentarlos con él y su partido. Más parecía un discurso de un estadista que de un simple candidato electoral. Un discurso unitario al interior de su partido, reconociendo y destacando a sus contrincantes de la Convención, tendiéndoles la mano y puentes, reconociendo que antes de ese discurso ya habían hablado con cada uno, quienes le habían reconocido como triunfador, y dispuestos a colaborar como ya habían pactado en la Convención que harían con quien triunfara.

Su discurso pareció el de una toma de posesión de Gobierno, trazando rutas, sueños, esperanzas. Hizo una valoración del país, de sus principales problemas, de la necesidad de acabar con el Gobierno del Partido Acción Ciudadana, para tener un “bien vivir”. Y, señaló que ese “bien vivir” no es maná del cielo, no es producto del azar, que debe ser el resultado del fruto de una visión clara y de trabajo tenaz. Así llamó a trabajar por él y con él por esa nueva Costa Rica, la del Bicentenario, que le tocará administrar si llega a Gobernar. Terminó su discurso con un llamado al “bien vivir”. Dijo:

“Eso es lo que ofrezco queridas amigas y amigos. Forjar una visión compartida de futuro, y unir las mejores mentes y voluntades en torno a un proyecto ambicioso para asegurar la recuperación nacional, con la persona, las familias y la comunidad como protagonistas.

Nuestra misión será contribuir al bien-vivir de las personas en nuestra patria. Trabajar sin descanso para ampliar las capacidades y las alternativas de cada persona, para aspirar a una vida más plena, una vida en equilibrio consigo mismo, los demás y la naturaleza.

El bien-vivir no es una utopía. Es nuestro más sentido anhelo y nuestro firme compromiso con el pueblo de Costa Rica.

Bien-vivir es tener casa digna para la familia, con servicios de calidad, y con internet de banda ancha para conectarse al mundo.

Es tener acceso a una educación que prepara no solo para el trabajo, sino para la vida, facilitando a cada persona alcanzar su máximo potencial. Es comprender los desafíos como parte de la vida, y desarrollar el temple para superarlos.

Bien-vivir es alimentar el espíritu con los frutos de la cultura y las artes, para trascender las necesidades básicas y disfrutar a plenitud de nuestra condición humana.

Es vivir de forma saludable, y con un sistema de seguridad social solidario y eficiente, capaz de velar por nosotros en todas las etapas de nuestras vidas.

Bien-vivir es tener empleo de calidad, bien pagado, con derechos laborales y protección social.

Es vivir sin miedo, vivir sin rejas en la casa. En comunidades seguras, luminosas, y limpias, con árboles y espacios para el deporte y la recreación.

Bien-vivir es ser libres para soñar y emprender, para transformar nuestras ideas en empresas exitosas y sostenibles.

Bien-vivir es también cuidar nuestra parte del planeta, con amor y devoción, como se cuida lo más querido.

Es contar con sistemas modernos e integrados de movilidad, desde ferrocarriles hasta ciclo vías, utilizando solo energías limpias.

Bien-vivir es ser solidario con las personas que más nos necesitan, es involucrarse en la comunidad y sumarse a las causas nobles que procuran el mejoramiento de la colectividad.

Es pagar lo que nos corresponde al Estado, exigiendo a cambio servicios eficientes y de calidad.

Bien-vivir es también actuar con ética, en lo público y lo privado, combatiendo sin reparos la corrupción.

Es respetar todos los derechos de las personas, las creencias y las preferencias de los demás, convencidos que el respeto cambia la vida y que esos derechos son irreversibles.

Bien-vivir es reconocer la invaluable contribución de la mujer al bienestar colectivo y garantizarle las oportunidades y los derechos que merecen.

El bien-vivir es nuestro norte, la estrella que guiará nuestras decisiones y nuestras acciones. Esta es mi promesa solemne al pueblo de Costa Rica esta noche.

Esta será la misión del próximo gobierno de Costa Rica”.

De lo viejo a lo arcaico

Óscar Madrigal

Los debates de los precandidatos del partido Liberación Nacional son un fiel retrato de lo que es hoy esa organización política: ideas viejas o recicladas que no entusiasman, ni crean un sentimiento de adhesión y motivación. Son las mismas ideas, algunas adornadas con anglicismos, de apertura, zonas francas, reducción de impuestos, las mismas recetas del actual gobierno. La presentación de los precandidatos no emocionan, no generan ninguna esperanza en un futuro mejor.

Lo patético es que el que se promueve como el candidato del cambio es Benavides, sea del cambio para atrás. De los viejo a lo más viejo.

En las vetustas fórmulas se da hasta la propuesta de llenar todo el país de zonas francas. Las zonas francas tienen los días contados, como forma de atraer inversiones sin pagar impuestos. Estos señores no se han enterado que el gobierno de EEUU está promoviendo establecer un impuesto único global del 15%, precisamente para que los países del mundo dejen de competir por ver cuál es que reduce más la carga impositiva. Ante este panorama deberían estar proponiendo y preocupados por cómo atraer inversiones, cómo competir desde otros campos y no solo pensar en el mecanismo de la exoneración de impuestos. Estos precandidatos no tienen idea del futuro que nos espera.

Otros proponen volver a la época de las explotaciones mineras a cielo abierto, cuando el mundo se dirige a salvar el planeta. Otros más consideran a las mujeres como muy “delicaditas” para que se incorporen al trabajo, en momentos en que el feminismo exige que se las considere como pares sin discriminación alguna. Son los mensajes que parecían harto superados en nuestro país. Pero les ha correspondido a los precandidatos del PLN recordarnos que las viejas ideas siempre tratan de sobrevivir.

Ninguno de ellos se refiere al verdadero problema a que nuestro país debe enfrentar en el futuro inmediato, la desigualdad. La lucha por la igualdad prácticamente ha desaparecido de todos los programas de los partidos políticos, porque luchar contra la desigualdad es ir más allá de reducir la pobreza o reducir el desempleo. Es darle igualdad de oportunidades, educacón y cultura a las mayorías, equilibrar los desajustes tributarios, mejor considerablemente los salarios de los y las trabajadoras. Costa Rica es según el Banco Mundial uno de los 10 países más desiguales del mundo; esta tendencia debe ser revertida y esa es la gran tarea a emprender, el verdadero cambio que el futuro nos exige.

Los precandidatos del PLN anuncian la continuidad de las políticas del actual Gobierno; sus propuestas son sacadas del mismo recetario, por eso no encantan a la gente.

El momento más llamativo de esa lluvia de ideas fue la polémica entre cáñamo, pejibayes y guanábana. Al menos fue simpático.

Elecciones en Perú. Fin de un ciclo. ¿Y ahora qué?

Ignacio López Siria

El tema que se nos propone incorpora, sin decirlo, tres momentos: el antes (el ciclo), el ahora (las elecciones) y el después (¿y ahora qué?). Nos invita entonces a reflexionar breve, pero profundamente sobre el tema. A eso me dedicaré soltando ideas que bien podrían promover futuros intercambios.

  1. Hay dos tipos de democracia, una cuantitativa y otra argumentativa. De la primera tenemos muestras mil. Por ejemplo, es practicada a diario por nuestro Congreso, en donde se imponen los números, no la razonabilidad de las argumentaciones ni la factibilidad de las propuestas. La cantidad se traduce en legalidad y, curiosamente, la legalidad termina siendo fuente de legitimidad. La democracia argumentativa busca convencer para construir una legitimidad de la que derive la legalidad. Tengo para mí que nuestra democracia, aunque no solo la nuestra, tiene mucho más de cuantitativa que de argumentativa.
  2. Puesta en el modo cuantitativo, la primera vuelta de nuestras elecciones no tuvo ganadores. Todos fuimos perdedores y digo “fuimos” porque en las elecciones no ganan ni pierden solo los candidatos, sino también los ciudadanos, los electores. Ningún grupo pasó la valla, la mitad más uno. Dividimos tanto las opciones que todos nos quedamos lejos, muy lejos de la meta. Incluso la suma de los dos primeros queda lejos de la meta. Vista en términos deportivos, la primera vuelta fue una carrera de perdedores. ¿Significa esto que no tenemos unos para con otros capacidad de escucha y de convencimiento o significa, más bien, que en la realidad somos tan diversos que siempre hemos dejado a medias la “promesa de la vida peruana”, la verdadera construcción de un albergue en el que quedamos dignamente todos aun sabiéndonos y aceptándonos como diferentes. ¿No será que esa fracasada primera vuelta nos está diciendo a gritos que nos pongamos de una buena vez, primero, a diseñar entre todos y, luego, a construir de a pocos una patria que todos sintamos como nuestra y que, además, nos abramos a una interacción honrosa con nuestro entorno y con el mundo?
  3. En este juego de perdedores, dos grupos fueron los que menos perdieron, precisamente aquellos que más crudamente representaban o bien el cambio hacia la equidad (económica, social, cultural y territorial) o bien la continuidad del modelo de siempre en la versión legalizada por la constitución del 93. Y, así, la dicotomía continuidad / cambio quedó instalada como el eje central de la competencia por el poder.
  4. Visto en corto, es decir, puesto el acento solo en lo cuantitativo, el ciclo abierto por la primera vuelta no ha llegado a su fin. Llegará el domingo, y entonces, a la vista del resultado de la segunda vuelta, cabrá preguntarse “¿y ahora qué?”. Si gana la continuidad, la respuesta parece fácil: seguirá el vuelo, en piloto automático, con alguna modificación ligera de la ruta y no pocas concesiones a la galería o mayor apertura del caño para aumentar el chorreo y, así, cumplir promesas electorales, fidelizar a la clientela y amortiguar el previsible ruido de la calle. No es necesario decir que las aguas volverían a su cauce y que no serían pocos los que, amainada la tormenta, podrían finalmente dormir tranquilos. Si gana el cambio parece que el panorama puede complicarse porque los perfiles de lo nuevo son difusos, los medios disponibles inciertos, los ejecutores semi desconocidos, la propuesta llena de incongruencias, etc. Diríase que con la victoria del cambio el ámbito político, por un lado, se puebla de interrogantes e inseguridades, con todo lo que ello arrastra, y, por otro, de entusiasmo cuasi épico porque se abre un mundo de posibilidades.

Pero la cuestión del ciclo y el “ahora qué” puede también ser pensada en largo y entonces puede decirse que los tambores del crepúsculo efectivamente ya han sonado, el modelo del “chorreo”, para decirlo en modo Cabana, se tambalea aquí y allá, la voz del subalternizado, del sistemáticamente excluido, se ha alzado en la primera vuelta de las elecciones y, contra muchas previsiones, ha puesto claramente sobre la mesa, como primera prioridad, el tema del modelo. Y lo ha hecho a su modo, sin afeites, con imperfecciones mil, sin limar las incoherencias ni parar mientes en fundamentaciones argumentadas ni en propuestas con visos de factibilidad. Del otro lado ha ocurrido algo parecido. Ante el manifiesto avance de la crítica gruesa al modelo, los defensores del mismo, que no son pocos y que andaban dispersos por varias opciones electorales, apuntaron a la guardianía más clara, cruda y desenfadada del modelo en cuestión, sin parar mientes en “remilgos” éticos ni en pesadas cargas del pasado. Se trata, efectivamente, de la etapa crepuscular de un ciclo, y en ella los portadores de la continuidad tienen que desplegar todas sus capacidades para impedir que se abran paso los signos aurorales que apuntan en el horizonte. Al final no fueron muchos. Puesto en términos electorales, fue apenas un tercio del electorado, pero ese tercio que quedó en la cumbre de la pequeña colina -ya dijimos que ninguno alcanzó la cima- estaba claramente dividido entre continuidad o cambio, y esta es la dicotomía fundamental que la primera vuelta nos dejó a todos sobre la mesa. Y lo hizo, reitero, sin mayorías aplastantes, pero también sin afeites, sin adornos, sin paliativos, con los rostros más claramente representativos de la continuidad, por un lado, y del cambio, por el otro. Ya este acontecimiento muestra de suyo que el ciclo abierto hace décadas y consagrado por la constitución del 93 manifiesta signos de agotamiento. No es fortuito, por lo demás, que esos signos se adviertan igualmente en otros contextos, algunos de ellos muy cercanos a nosotros.

Concluyo esta idea reiterando que el resultado de la primera vuelta muestra a las claras que la percepción dominante es que el ciclo del modelo vigente está terminando y que, si no se opta por su desmontaje, brusco o paulatino, la única manera de sostenerlo tendrá que ser, muy probablemente, “con mano dura”.

  1. Esta lectura de la primera vuelta me permite mirar la segunda vuelta, primero, como un esfuerzo, de uno y otro lado, por aproximarse al centro, limar asperezas, ganar a indecisos, atraerse a parte del enorme bolsón que quedó en el medio, etc., todo lo cual parece bastante normal. Pero hay algo más y, a mi juicio, mucho más importante. Creo que los sectores más interesados en la permanencia del modelo, con el apoyo indiscutible de una prensa obsecuente, se esfuerza en cambiar la mira, en poner el acento ya no en la dicotomía continuidad / cambio, sino en la dualidad democracia / dictadura, reiterando tercamente que lo único que está en juego es la continuidad de la democracia o la irrupción de la dictadura en manos de avezados terroristas. De lo demás, concretamente del modelo, se tratará luego cuando la democracia y el funcionamiento de sus estructuras tradicionales estén asegurados. Esta estrategia es esencialmente ofensiva, más que defensiva, se basa en el miedo y en la ignorancia, y facilita la caracterización e identificación del enemigo.

Al fortalecimiento, legitimación, difusión y posicionamiento internacional de esta estrategia han contribuido no solo las declaraciones de peruanos “ilustres” -Vargas Llosa es el ejemplo más emblemático- sino, incluso, algunos sectores del ámbito religioso y de organizaciones preocupadas por la defensa de los derechos humanos y civiles. El ejemplo más conocido, pero no único, es la “Proclama ciudadana: Juramento por la democracia”, en el que tanto empeño ha puesto un sector de la iglesia. Independientemente de la intención de los firmantes de la proclama, lo cierto es que ella desvía la atención de la primera vuelta que estuvo puesta en la dicotomía cambio / continuación para ponerla en democracia / tiranía. Ello ha servido y sigue sirviendo, con un apoyo mediático desembozado, para empobrecer, para unidimensionalizar el debate de la segunda vuelta dejando fuera de juego el tema del modelo societal y atribuyendo primacía a los componentes formales de la democracia, de cuya importancia, por lo demás, no se puede dudar. Estamos perdiendo, por tanto, una excelente oportunidad, una más, para pensar a fondo y argumentativamente la gobernanza, la organización y la gestión de nuestra convivencia teniendo bien en cuenta la rica diversidad que nos caracteriza. Basta con oír las preguntas que, por lo general, plantean los periodistas a los políticos para caer en la cuenta de la unilateralidad y simplicidad de la temática a la que quieren reducir el debate político.

  1. Visto lo visto y poniéndolos en el “después de” cabe, efectivamente, preguntarse “¿y ahora qué?

Lo primero que hay que considerar es que el tiempo de elecciones no se mide cronológicamente, sino que se asume como “acontecimiento”, como oportunidad, como condensación del pasado en un presente henchido de futuro, todo lo cual convoca a actuar con conciencia plena y máxima eticidad.

Si la primera vuelta es aquella en la que votamos por convicción, es evidente que estamos seriamente divididos. Advertimos, además, que la diferencia que hubo entre el primero y el último es menor que la que se dio entre el primero y el primer peldaño de la meta. ¿Qué hacer, entonces? Hay quienes creen que el lunes debe comenzar la reconciliación y que debemos olvidar los agravios del pasado reciente para reconstruir la aparente armonía de siempre. Otros piensan que al día siguiente de la segunda vuelta, si no antes, comienzan los acuerdos para conseguir mayorías que faciliten la gobernanza y arrinconen a las minorías. Claro que todo esto se puede hacer y probablemente se hará, pero creo que si nos quedamos en ello habremos perdido, una vez más, la oportunidad que se nos ofrece de entendernos como lo que la primera vuelta dice que somos, un puñado de minorías sin ganadores que tratan de emerger en un mar de inequidad y que no aciertan a trenzar acuerdos, racional y éticamente sostenibles, para diseñar y construir una vivienda que nos albergue a todos dignamente haciendo de las diferencias una fuente de enriquecimiento mutuo y de gozo. Todos sabemos que nada de esto es fácil. Yo añado que no se requieren mayorías. Basta con minorías conscientes de su condición de tales y, consiguientemente, abiertas al diálogo con las otras minorías y a la mirada vigilante de la ciudadanía.

Demandas democratizadoras esquivas

Rosell Laberiano A.

El bicentenario como oportunidad.

Después de los años noventa del siglo pasado, en el Perú persisten las luchas por la democratización del Estado, con resultados esquivos. En el 2021, en un contexto electoral, nuevamente el Perú se encuentra con esas tensiones, asociadas con el factor racial, curiosamente en el año del bicentenario de la independencia.

Esas luchas provienen desde los sectores marginalizados de la actual estructura de poder que se reconfiguró e impuso con el Fujimorismo. Después de los noventa, el giro fue contundente y duramente impuesto en el Perú. El Fujimorismo surgió como una coalición de poder[1], que se mantiene hasta ahora con nuevas manifestaciones, ramificaciones y rostros, esperando cualquier oportunidad o manipulándola para recuperar el control absoluto del Estado.

Estos sectores en permanente lucha por una sociedad y Estado más democrático se encuentran en todo el país, incluso en zonas de actividad minera moderna que no se han visto favorecidos por la redistribución de la riqueza. Tanto así, que una de las candidatas en el proceso electoral de 2021, enarboló la promesa de distribución del canon en las áreas de influencia de estos proyectos.

Las luchas se aglutinan sin plataformas sostenidas en el tiempo, con posibilidades de ser capitalizadas por personajes coyunturales sin identificación genuina con aquellas. En la Amazonía peruana, las luchas han logrado mayores niveles de articulación y generación de discursos de democratización social; sin embargo, con escasos vasos comunicantes para enarbolar una ruta de acción de alcance nacional, con menores niveles de éxito como los ocurridos en los vecinos países de Ecuador y Bolivia.

Después de los años 90s, esas luchas se ha desarrollado en varios momentos, principalmente asociados a los procesos electorales nacionales, ante el vacío de opciones sociales y políticas alternativas sostenibles. En el 2020, diversas organizaciones sociales también se han manifestado, pero de manera atomizada en varias partes del país ampliando sus demandas locales por demandas democratizadoras del Estado, que se han atenuado y debilitado en un contexto de pandemia.

La lucha contra la sociedad y Estado oligárquico tomó varios años. Posiblemente la lucha contra el Fujimorismo también tome mucho tiempo, porque esta se “reinventa” constantemente. La oligarquía y el Fujimorismo tienen elementos comunes, hasta parece ser esta última su continuidad en algunos aspectos. La lucha contra la oligarquía dejó resquicios que aparentemente el Fujimorismo retomó y reconfiguró en un escenario neoliberal. “El antiguo régimen ya estaba en crisis desde los años 60. Es esa antigua crisis políticamente no resuelta la que produce a Fujimori” (Quijano Obregón, 1995, p. 27).

Además, como señala Quijano, “Antes de la Segunda Guerra Mundial, era el Estado de los “patrones”. Ahora, es el Estado de los capitalistas, no siquiera del capital” (Quijano Obregón, 1995, p. 8).

En esas luchas, asociadas algunas a procesos electorales, están la “marcha de los cuatro suyos” en el 2000, que evidenció y desbordó las demandas contenidas por la democratización del Estado, capitalizada por Alejandro Toledo, con resultados esquivos para avanzar con la democratización del Estado durante su gestión. Nuevamente, en el año 2011, el voto popular volvió a insinuar esta demanda democratizadora a través de Ollanta Humala, también con resultados esquivos durante su gestión. La más reciente fue la movilización contra el efímero gobierno del Manuel Merino de Lama con resultados favorables en el corto plazo que permitieron su dimisión inmediata en noviembre de 2021. Todos estos intentos, con resultados adversos o favorables, pero efímeros en el tiempo, están vigentes y lo seguirán estando, como placas tectónicas en desnivel.

Las luchas son recurrentes en el país y son mostradas como situaciones aisladas sin mayor trascendencia, cuando no es así. Los grupos de poder encuentran su plataforma más lograda en el Fujimorismo, para maximizar la consecución de sus intereses. El Fujimorismo impulsó no solamente el modelo económico neoliberal en el Perú sino también se impregnó en la intersubjetividad de sectores que no se beneficiaron ni se benefician, ni se beneficiarán directamente de ella. Esa impregnación se sustenta en programas sociales, conservadurismo religioso, miedo, entre otros factores vueltos al escenario después de la colonia.

Las demandas democratizadoras del Estado fueron bloqueadas o reconfiguradas permanentemente por los grupos de poder después de los 90s, con o sin el Fujimorismo. Incluso el expresidente Martín Vizcarra fue un estorbo en su camino. Ese bloqueo encontró eco en algunos sectores de la población que han asumido un discurso que no les pertenece. Es la paradoja que permite la continuidad del Fujimorismo a pesar de sus crisis. Se ha revitalizado muchas veces. En la intersubjetividad de algunos sectores marginalizados se ha impregnado el miedo proyectado de los grupos de poder ante cualquier resquicio de cambios profundos en el país que alteren la estabilidad. Como señala Quijano, al referirse al Fujimorismo de mediados de los noventas, que “la estabilidad es un miedo, no una expectativa” (Quijano Obregón, 1995, p. 22). Son miedos que no han logrado el efecto esperado por el Fujimorismo, dado el desborde de otros miedos expuestos durante la pandemia.

Esas demandas democratizadoras vuelven en el escenario de las elecciones de 2021, esta vez canalizadas por un candidato rondero, sindicalista y campesino. En este escenario vuelven nuevamente los temores de los grupos de poder, y el Fujimorismo sale a defenderlos. Sus temores son proyectados a los sectores populares y clases medias principalmente urbanas y limeñas durante el proceso electoral con estigmatizaciones y relatos sin mayor sustento, con trasfondos raciales. Ese facto racial que está subyacente unas veces y otras claramente manifiestas; vuelve a expresarse como una amenaza, con estigmatizaciones asociadas a la formación académica, modo de hablar, lugar de nacimiento, pensamiento y otros “rasgos” del candidato. Es el temor a ser gobernados por algún representante excluido, porque se considera en esa subjetividad que es incapaz de gobernar, porque podría desencadenar furias y resentimientos guardados por siglos, porque podrían resquebrajarse las bases de su poder actual. Cuando las percepciones de amenaza a la estabilidad del patrón de poder se juntan con los factores raciales, los miedos de los grupos de poder se convierten en pánico y pueden habilitarse en represión, como ya pasó en varios países como Haití, que hasta hoy vive sus consecuencias.

Los grandes retos de estas luchas en el Perú son imaginar, pensar, sentir y construir una sociedad y Estado más democrático, no solamente en períodos electorales; por cierto muy complejos. Ese análisis que se desarrolló en varios momentos del siglo pasado requiere retomarse en un escenario de crisis climática y pandémica. Como señalaba Quijano, “La nacionalización de la sociedad quiere decir aquí literalmente la descolonización del poder, la democratización de la sociedad y de su vida cotidiana, que van a expresarse en formas nuevas de autoridad y de representación” (Quijano Obregón, 1995, p. 25).

Son algunas reflexiones recordando el tercer año de la partida de Aníbal Quijano.

Bibliografía

Quijano Obregón, A. (1995). El Fujimorismo y el Perú. Lima: SEDES. Este texto reúne varios artículos, entrevistas y reflexiones, cuya edición estuvieron a cargo de Marco Mallqui y Ramón Pajuelo.

Rosell Laberiano A.

31.05.2021

[1] Quijano señala que el Fujimorismo es una “coalición de poder integrada por la facción dominante del ejército, una reducida tecnocracia política –encabezada por Fujimori- junto con algunos técnicos y empresarios, sobre todo de origen japonés, y el Servicio e Inteligencia Nacional”. Además, Fujimori es solo “un peón de oscuros intereses” (Quijano Obregón, 1995, p. 23-24).