Posicionamiento político sobre las elecciones del 7 de noviembre en Nicaragua 2021 – Articulación de Movimientos Sociales (AMS)

La Articulación de Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil AMS-OSC, hace del conocimiento público su posición de rechazo a las elecciones fraudulentas del 7 de noviembre, convocadas por el régimen Orteguista.

La AMS llaman al desconocimiento del circo electoral, incluyendo sus predecibles resultados dejando en el poder a los ORMU y reitera la necesidad de una concertación contra todo el pactismo y el zancudismo que pretende legitimar no solamente el fraude que se perpetúa, sino la repetición de prácticas políticas donde prevalecen las componendas a espaldas de la ciudadanía.

Seguimos creyendo en el derecho al libre sufragio y a las elecciones como uno de los métodos que pueden conducir al cambio político, pero hoy, en las actuales circunstancias, consideramos gire estas elecciones fraudulentas organizadas y controladas por Ortega y Murillo no reúnen las mínimas condiciones contempladas en los estándares internacionales para ser consideradas como libres, justas y creíbles.

La larga lista de vejaciones y violaciones al derecho de decidir por medio del sufragio inicia con la elección ilícita de Ortega del 2006, resultado del pacto con el exmandatario Arnoldo Alemán. El dictador se fue adueñando de los poderes del Estado, incluido el Consejo Supremo Electoral. Seguidamente, se aprobaron leyes inconstitucionales que tuvieron por objetivo perpetuarse en el poder, sacando del juego político al liderazgo opositor de diversas tendencias, a aspirantes a cargos de elección, a militantes de organizaciones sociales, siguiendo con periodistas y organizaciones de la sociedad civil.

A más de las 130 prisioneras y prisioneros políticos, se agregan 20 personas secuestradas en las dos últimas semanas, entre ellas, cinco precandidatos/as presidenciales, lo cual resulta insólito en la historia de los procesos electorales en el mundo. ¿Qué valor pueden tener unas elecciones en las que hasta quienes aspiran a la presidencia pierden sus libertades más básicas? Con estas últimas acciones, la dictadura ha dinamitado el proceso electoral.

Ya la comunidad internacional no puede seguir confiando en un proceso viciarlo, con «condiciones mínimas legales y operativas para llevar a cabo elecciones creíbles democráticas y competitivas». El régimen de Ortega Murillo no cumplió ninguno de los acuerdos contraídos en la negociación con la OEA, ni adoptó ninguna de las recomendaciones de las organizaciones de DDHH. Es cada vez mayor el repudio internacional al proceso electoral fraudulento que intenta realizar el régimen, un régimen que ha sido claramente identificado como autor de delitos de lesa humanidad.

Ortega ya optó por un modelo de elecciones fraudulentas y sin competencia, para continuar imponiendo un partido hegemónico, con o sin el eventual concurso de los partidos zancudos, nuevos y reeditados y el apoyo del empresariado que, pese a la persecución actual, confía en rehacer su esquema de «negocios y consenso», ignorando la total ausencia de institucionalidad democrática en el país.

El gran capital y los partidos políticos evalúan que participar en unas elecciones sin condiciones es una opción, pero esta opción significa un alto riesgo para la población y no incluye la justicia social ni la refundación de Nicaragua, que nuestro pueblo demanda y merece.

Algunos liderazgos y fuerzas políticas están dispuestas a aceptar que el régimen las deje como una segunda o tercera fuerza en estas elecciones fraudulentas de noviembre. Ya desde tiempo atrás hemos mantenido que estas elecciones, lejos de resolver la crisis nacional, solo conllevan a legitimar la farsa montada por Ortega, y, por consiguiente, la consolidación del régimen en el poder.

No se le debe pedir al pueblo nicaragüense votar por una candidatura que participe en la disputa a la presidencia, en las actuales condiciones, a cambio de algunos escaños para su partido en la Asamblea. No se debe seguir el juego de Ortega, para que presente internacionalmente a los participantes colaboracionistas como prueba de que hubo una competencia electoral democrática.

El argumento de que «nos vamos con el último gire quede», a todas luces se traduce en «vamos con el candidato que Ortega no inhiba y que le convenga». Tampoco podemos esperar que la comunidad internacional decida por nosotros y nosotras.

La AMS continúa abogando por la concertación de las fuerzas sociales y políticas, nacional e internacionalmente, haciendo énfasis en el desconocimiento del ejercicio electoral actual y del resultado ya anticipado de la votación y la demanda de otras elecciones, esta vez libres y observadas, con términos renegociados, sin represión ni persecución, sin presas ni presos políticos, sin personas exiliadas, sin inhibiciones, con observación nacional e internacional y sin estado de sitio policial y parapolicial.

Reconocemos el derecho ciudadano de cada nicaragüense al ejercicio individual y consciente del voto, nuestro llamado NO es al «no-voto» o a la abstención, sino a que las fuerzas políticas opositoras no legitimen mediante su participación un proceso viciado y amañado. La resistencia cívica, incluyendo la resistencia electoral en condiciones limpias, continúa siendo la base para lograr una verdadera transición, preferiblemente por la vía electoral, pero ya no serán las elecciones de Ortega de noviembre 2021.

INVITAMOS A LAS FUERZAS DE LA OPOSICIÓN AL REPUDIO CLARO Y SIN AMBIGÜEDADES DE TODO EL CIRCO ELECTORAL.

La Articulación de Movimientos Sociales mantiene su compromiso de continuar resistiendo en todo el territorio nacional y en el exilio, sumando voluntades y fortaleciendo los lazos de comunicación, concertación, alianzas y solidaridad con todas las fuerzas Azul y Blanco y la población autoconvocada y sus organizaciones, para avanzar en el derrocamiento de la dictadura.

 

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.