Un 07 de agosto también sitiado
Por Carlos Meneses Reyes
Con la aplicación de una estrategia de manipulación mediática, la dictadura narco paramilitar, preparó las efemérides de los notables sucesos ocurridos el 07 de agosto de 1.819, en la vía Bogotá – Tunja, en el sitio conocido como el Puente de Boyacá. Ese día, las tropas independentistas, al mando de Simón Bolívar, vencieron a las tropas realistas, dirigidas por el comandante español José María Berreiro Manjón. Lo así referido, quedó plasmado en el suceso notable de participación de un adolescente de escasos 12 años, alistado en las tropas libertadoras en labores de cuido y atención de los caballos, Pedro Pascasio Martínez Rojas, quien, en el arrojo del combate y fusil en mano, detuvo y conminó a rendirse al comandante español, quien trémulo y acobardado se escondía debajo del pequeño puente para huir. Lo capturó y lo entregó a Bolívar. Cerca de 200 años después, el fariseísmo pretende ocultar la cruda realidad de la vinculación de cientos de adolescentes y menores de 15 años en las filas guerrilleras de liberación nacional; en la cruenta y prolongada historia del conflicto armado interno en Colombia.
Bajo una estrategia de distracción, se difundió la segura alteración del “orden público” y ataques a monumentos de valor histórico. Sin ocultar los prolongados efectos del Paro Político Nacional (PPN), al no asumir la responsabilidad gubernamental por las consecuencias al desconocimiento de la expresión popular en las múltiples protestas acaecidas y que aún no cesan. Centrando el problema en ese acontecer, ligaron el decomiso de unos kilos de explosivos de pentolita; la captura de una alias “flaca”, sumada a la de 165 personas más, luego de los disturbios acaecidos durante tres meses; la de un denominado “19” de las investigadas 1A Línea; dizque el acompañamiento- sin pruebas- de efectivos de las FARC y del ELN y el llamado a movilización, en el sitio del Pantano de Vargas y el puente de Boyacá. Creando así el problema, difundido por la dictadura mediática en un lenguaje escueto, sin adornos y con presentación sencilla; generaron una generalizada intimidación y miedo, sin cuidarse de ocultar el Terrorismo de Estado, ocasionado conforme a ocurrencia practica constante.
A Colombia se le ha sometido así, a un cerco y asedio, en base a un determinado momento histórico de recordación. Definen, determinan y sacan conclusiones en busca de efectos predeterminados. Algo así como un juego o disfrute a la otredad u otra edad. Algunos le llaman el uso del espacio del silencio, y que lo oído o de oídas (solo) merece atención para decidir, cuando ese “algo” o run run vale la pena.
Obedece al aporte de vigilancia y control de la sociedad. Lo dispositivo como mecanismo para obtener un logro, resulta en la exaltación del engaño (silencio dispositivo), en aplicación de una teoría de la dominación a través del consumo, como utilización o desgaste. Aplican lo de los medios de comunicación hacia “logros” de sensación de libertad y el individuo receptor pronto cae en el circulo absorbente de la enajenación, bajo distracción, falto de juicio. Con ese logro de reacción afinan en poner a tono la justificación del uso y desplazamiento de fuerza, sin mediar en el costoso derroche de recursos públicos. Pero esa cadena de efectos-en lo del símil del consumo- no concluye ahí, si no que apetecen a un nuevo producto, puesto que el sujeto o individuo deja de ser “libre” y apetecen a una nueva situación, como si se tratare de un nuevo producto, recurriendo y volviendo a un nuevo producto, rehaciendo al punto de partida, en consecuencia, al montaje de otra edad, en el efecto de control de las sociedad sumida en represión.
Pero resulta que el efecto es diametralmente opuesto a lo deseado por la reacción represiva estatal. Acuden, en consecuencia, a lo distractivo, que en el uso de la la alienación masiva de los medios se ubica, por Chomsky, en el factor de Distracción: dar pan y circo.
Resuelto que hoy en Colombia, la cualificación del movimiento popular permite afirmar que, ante la existencia de millones de inconformes, paralelo a millones de manifestantes que han perdido el miedo y se rebelan ante las mentiras y la manipulación, el escenario de las luchas populares callejeras recobra la vivencia y experiencia multiplicadora de la democracia directa, en contraposición a la democracia indirecta o representativa, generadora de innumerables males a la nación colombiana. En ese orden de exposición y para salir de la frase de cliché de búsqueda de la segunda y definitiva independencia, está a la orden del día, la revocatoria del mandato de todo el poder legislativo (nacional, departamental, municipal). Identificado ese poder legislativo actual como el enemigo principal del movimiento popular y ante la realidad palpable de un sistema electoral corrupto, clientelista, de casino, que los atornilla, se resuelve esa contradicción principal, con la salida a un gobierno de transacción de vocación democrática y popular. Aspiración esa debilitada o anulada por el juego a la ilusión del cretinismo parlamentario, ante cuyo efecto todo queda reducido al gatopardismo: “cambiar todo para no cambiar nada”.
Está demostrado que la concentración de esfuerzos tiende al desarrollo y logros de los comicios electorales del próximo año 2.022. De ser el resultado- que es lo más probable- contrario al movimiento popular, continuara el camino expedito de la insurgencia armada en Colombia. Aquí no se trata de pedir la desmovilización de los rebeldes. Tampoco de sesgar la iniciativa de lucha popular en la confrontación callejera y de veredas. Los caminos serán otros que no podrán ir, en paralelo, a invocar y predicar el cambio político y social y de superación de los conflictos, manteniendo sin lesión o daño, el asentamiento del narco Estado, nido de las barbaries aplicadas por las oligarquías y el imperio. Resulta imposible convivir, permanecer en convivencia, con ese poder dominante y un modelo económico asfixiante. Aquí no hay espacio para reprobar los medios de lucha del pueblo, en momentos en que, sobre todo, en el escenario latinoamericano, la izquierda coaliciona en la reprobación de un orden público bélico, policivo y que en Colombia reside en la existencia de un Narco Estado militarista, bajo la dirección de un gobierno narco paramilitar, capturado por la corrupción y las mafias y que tiene como secta, que no partido, un colectivo político en el que recaen múltiples crímenes.
El caso del asesinato del presidente de Haití
El pasado 07 de julio, fue asesinado en su casa de habitación el presidente de Haití, Jovenel Moise, resultando herida su esposa, quien se hizo la muerta, logrando salvar su vida. La única y consistente versión que circuló desde el inicio de las investigaciones, centraron en que el hecho fue perpetrado por un comando de exmilitares colombianos, previamente contratados, por firmas dedicadas al reclutamiento de mercenarios y que operan con oficinas en varios pises, incluida Colombia.
La materia prima se obtiene del cuerpo de exmilitares colombianos que han cumplido un tiempo de 20 años de servicios, sin importar la edad, en el conflicto armado interno colombiano. Cada año, salen centenares de militares en retiro, sin que se controle, por parte del ejercito expansionista, ni por el Estado, el uso de sus experimentadas capacidades de guerra adquiridas. En más de cinco décadas, entrenados por las fuerzas armadas de Estados Unidos, socio estratégico en la guerra contra insurgente y en la llamada guerra contra las drogas y el narcotráfico; los militares colombianos disfrutan de una aureola de reconocimiento, en escenarios de guerra en el mundo. Son expertos en manejos de explosivos y supervivencia. Su accionar es de validez tanto en combate en la selva como en cualquier accidente geográfico (paramos, desierto, marítimo, fluvial, zonas rurales y semiurbanas). Muchos especializados como franco tiradores, manejo de helicóptero artillados, aviones de combate, lanchas torpederas. Asoman como integrantes potenciales de fuerzas preventivas, para la seguridad interna, en cualquier país. Se conocen como los mercenarios colombianos: bien entrenados, muy baratos, en un mercado de más de 7.000 millones de euros anuales. El mercado de la seguridad en Colombia no se queda atrás y factura más de 7 billones de pesos anuales. Son máquinas de guerra y muerte, destinados al mejor postor. Expertos en actividades de comando especial, capacidad de infiltración. Asunción de acciones de alto riesgo y de valor estratégico. “Van los que tengan pasaporte al día, curso de comando, de lancero o de Fuerzas Especiales”, se lee en uno de los mensajes enviados a los exmilitares colombianos.
Salen, porque se les venció el tiempo de servicio y no logran continuar en ascenso en un ejército exclusivista, racista, discriminador, que funciona como pirámide; o por que los retiraron por fallas disciplinarias; o por dudas en sus actuaciones; o por haber cumplido condenas; o estar procesados, disciplinaria y en ocasiones penalmente.
Han pasado parte de sus vidas en función de combate. Salen con una pensión “decente” ante la miseria de sueldos y pensionados del grueso de la población colombiana…Pero su mente metalizada y distorsionada, sucumbe, cual imán, ante oferta aun inferiores a US$ 5.000 dólares mensuales.
Lo de “contratistas” obedece a la “contratación” de un objeto ilícito y de carácter inconstitucional, tanto en Haití, como en el ordenamiento jurídico en el país contratista. Lo escabroso de todo esto, es que los tentáculos de los paramilitares en Colombia se hacen evidentes con estas acciones de mercenarios, que es sinónimo de actividad criminal desempeñada por sicarios.
Vínculos y negocios
Quedaron identificadas las firmas CTU Security y Worlwide Capital Lending Group, como las que dirigieron el reclutamiento y la acción criminal.
El conocido reclutador de los exmilitares colombianos, Tony Intriago, es un venezolano, antichavista, residenciado en Miami y preside la compañía CTU Segurity y también posee un club de tiro del mismo nombre. Fue activo en Colombia en el año 2.012, haciendo campaña para que no votaran por Chávez. Informes de prensa lo ubican como conocido en trato y comunicación con el sub presidente Duque y participó, el 23 de febrero de 2019(23F) en la organización del Concierto en Cúcuta, en donde asistió junto con el presidente Piñera. Otro involucrado en los reclutamientos de sicarios es Alfredo Santamaria, empresario y político estadounidense, residente en Miami, conocido del sub presidente y del innombrable en el poder. Existen fotografías que circulan, cual testimonio gráficos de esos vínculos…
Hacia el 16 de julio se difundió noticia sobre el policía mencionado en el magnicidio: Ronal Ramírez, un curtido ex oficial, de 35 años, se acaba de presentar a una sede de la Policía, luego de que su nombre y foto aparecieron vinculados a la investigación por el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moïse, el pasado 7 de julio. Se trata del piloto Ronal Ramírez. El exoficial policial, admitió reuniones con emisarios de firma CTU Security y explicó viajes a Puerto. Príncipe. Ramírez tiene al menos dos ingresos recientes a Haití y se habría desplazado a Panamá con Duberney Capador.
El consejero presidencial para la seguridad nacional, Rafael Guarín Cotrino, confirmó que el exsargento, Mauricio o Manuel Antonio Grosso Guarín, entrenado en fuerzas especiales y contraguerrilla, uno de los 13 colombianos capturados por el magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moïse, es su primo.
Es de resaltar la columna de opinión, de Olga Gallón, quien propone la muy sensata posibilidad de que los tales «muchachos» e «idiotas» sean miembros de las Águilas Negras, que han empezado a volar a otros países de América Latina a hacer lo mismo que vienen haciendo en Colombia desde hace doce años.
Para la política liberal Piedad Córdoba: la novedad se da por la ofensiva continental de la derecha, la degradación intervencionista de la DEA norteamericana y el mercenarismo de exportación, en el que lastimosamente nuestro país juega un papel protagónico.
Para Héctor Abad Facio Lince en El Espectador, acusa a las Fuerzas Militares de ser un “costal lleno de manzanas podridas”. De manera, que han quedado al descubierto todos los niveles de compartimiento que conllevaron al asesinato del presidente haitiano.
Analistas resaltan que el sub presidente Duque y su ministro Molano están en mora de asumir las responsabilidades por acción y por omisión del Estado colombiano en la operación mercenaria en Haití que involucra a ex militares y 6 militares activos, así como por las actividades en Colombia y sus relaciones con funcionarios del gobierno de la compañía mercenaria CTU Security, del venezolano miamero Tony Intriago quien posa orgulloso en plena campaña presidencial uribista en la Florida y compartió tarima con toda la derecha continental en el concierto de Cúcuta. Se habla de Colombia como una cantera de mercenarios, residuos del conflicto armado interno.
ACORE – Asociación Colombiana de Reservistas- el pasado 9 de julio, en la emisión del mediodía de Noticias Caracol, su presidente, John Marulanda, se refirió a los mercenarios colombianos que participaron en el asesinato del presidente de Haití como unos «muchachos engañados» y como unos «idiotas útiles». Daba grima verlo pronunciar estas palabras. – ¿Muchachos? Los más jóvenes tienen cuarenta años. Sus afirmaciones generaron controversia. Acore registra 420.000 afiliados en uso de retiro impune, la mayoría. Ello unido a 500 mil efectivos activos de la fuerzas armadas, demuestra el potencial electoral de derecha, cual corriente partidista reaccionaria a cualquier cambio político, social, económico y de búsqueda de salida política, al fin del conflicto armado interno que padece Colombia.
Este pasaje de Haití explica el origen de las Águilas Negras, en Colombia. Si hubiere una Fiscalía consecuente a sus funciones, auscultaría en la tesitura de la responsabilidad con causal del hecho punitivo, de las masacres y asesinato a líderes sociales, por el aspecto teleológico de beneficio a la persona jurídica partidaria en el poder, registrada como Centro Democrático.
Lo de Haití continuara siendo una cantera en que aparecen múltiples consecuencias e implicaciones.