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Etiqueta: FEES 2023

Presupuestos universitarios (el FEES): el acuerdo firmado

Luis Paulino Vargas Solís
Economista
Investigador CICDE-UNED

Primero: ¿qué dice la Constitución de Costa Rica?

Básicamente interesan los siguientes artículos:

  • Artículo 77: textualmente indica que la “educación pública” está conformada por “sus diversos ciclos, desde la pre-escolar hasta la universitaria”. Por ningún lado se admite que el INA, los CEN-CINAI y “alrededor de 50 instituciones” (Müller dixit) sean parte del sistema educativo.
  • Artículo 78: establece que el presupuesto destinado a la educación será un monto equivalente al 8% del PIB. Siendo que esa reforma constitucional fue aprobada en 2011, se daba tiempo hasta 2014 para cumplir con el mandato. Después de ese año, el presupuesto anual debía ser del 8%. Hoy, sin embargo, está en un 6%.
  • Artículo 84: entre otras cosas, igualmente importantes, este artículo ordena que: “El Estado las dotará [a las universidades] de patrimonio propio y colaborará en su financiación”.
  • Artículo 85: es un artículo muy largo, que contiene disposiciones muy importantes, entre las cuales corresponde destacar las siguientes: el Estado “dotará de patrimonio propio” a las universidades; las “rentas” asignadas a las universidades “no podrán ser abolidas ni disminuidas”, excepto si se las sustituye por otras mejores; los presupuestos, asignados según un plan quinquenal (que las universidades SIEMPRE han presentado) se ajustarán “de acuerdo con la variación del poder adquisitivo de la moneda”.

Segundo: lo acordado

Los principales elementos del acuerdo son los siguientes: el presupuesto de la UTN se suma como parte del FEES; se toma como base el presupuesto de 2022 (un poco más de ₡559 mil millones, incluida la UTN); se concede un ajuste del 1% “por inflación”. Presupuesto total acordado para 2023: ₡564.791 millones.

Tercero: evolución del poder adquisitivo real del FEES

Si comparamos el dato para el año 2021, con respecto a 2017, veremos que, en términos de su poder adquisitivo real (descontada la inflación), el monto real del FEES tuvo, durante esos cuatro años, un pequeñísimo incremento de menos del 1% (un 0,95% para ser exacto).

Por su parte, una vez que consideramos la inflación, el FEES para 2022, sufre, de forma inevitable, una considerable contracción, tanto respecto del año 2017, como en relación con el año 2021. Podríamos hacer la estimación de formas diversas: suponiendo que la tendencia de la inflación observada a julio 2022, se mantiene igual para el resto del año, o imaginar diversas hipótesis, más o menos optimistas, que supongan una relativa moderación del ritmo inflacionario. En cualquier caso, la reducción real del FEES de 2022 oscilaría entre -6,3% y -7,9%, al comparar con los años 2017 y 2021.

Igualmente puede hacerse la estimación con respecto al valor adquisitivo real (descotada la inflación) del presupuesto acordado para 2023. El valor que obtengamos varía, dependiendo de los supuestos que asumamos, tanto respecto de la inflación para el resto de este año 2022, como los que establezcamos en relación con la inflación para 2023. Hice un ejercicio, imaginando que la inflación para el próximo año se modera (un 6% de inflación anual). En tal caso, obtengo estimaciones que, al comparar con 2017 y con 2021, muestran reducciones que oscilan entre -12,9% y -15,7%.

Comportamiento del FEES con respecto al PIB

Si comparamos el FEES con el PIB, sin incluir a la UTN (lo que esta agregaría sería aproximadamente un 0,85% del PIB), el porcentaje respectivo disminuye de un 1,39% en 2017 a 1,19% en 2022 (1,27% incluyendo la UTN). Lo acordado para 2023 implica que ese porcentaje disminuye a 1,11% (1,19% incluyendo la UTN), lo anterior con base en el dato del PIB que el Banco Central estima para 2023.

Conclusiones

  1. Claramente ha quedado configurada una ruta que conduce al desmantelamiento de las universidades públicas.
  2. Claramente la Constitución de Costa Rica está siendo convertida en papel higiénico, y sus mandatos están siendo sistemáticamente violentados.

Universidad de Costa Rica firma bajo protesta acuerdo de financiamiento para la Educación Superior 2023

  • Propuesta de la Universidad de Costa Rica y la Federación de Estudiantes no fue adoptada por otros representantes de las universidades públicas.

El jueves 25 de agosto de 2022, la Comisión de Enlace firmó el Acuerdo de financiamiento para la Educación Superior 2023. Como se adelantó de sesiones anteriores, la base de cálculo para el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) 2023 fue la presupuestada para 2022. En este sentido, las universidades revirtieron la intención de recorte planteada por el Poder Ejecutivo a inicios de mes.

Asimismo, un aspecto positivo que destaca del acuerdo es la inclusión de los fondos correspondientes a la Universidad Técnica Nacional (UTN) en el FEES. Esta decisión permite consolidar la estabilidad de los recursos de esta universidad y garantizar su adecuada operación en el tiempo.

Sin embargo, existieron dos puntos en los que la Comisión no logró consenso: el cumplimiento del artículo 78 constitucional y el aumento por concepto de inflación. En este sentido, la Universidad de Costa Rica y la Federación de Estudiantes de la Universidad de Costa Rica (FEUCR) remitieron al Consejo Nacional de Rectores (CONARE) una propuesta el pasado viernes 19 de agosto. Esta propuesta contemplaba el reconocimiento de la inflación interanual a mayo calculada en un 8,71% y, de este monto, un aporte de las universidades públicas al rezago educativo por 26 mil millones de colones. Sin embargo, la propuesta no fue adoptada en el seno de CONARE.

En este sentido, se propuso incluir una cláusula de firma bajo protesta en el convenio que indicaba lo siguiente: “El Rector de la Universidad de Costa Rica deja constancia que firma bajo protesta este acuerdo, en virtud del criterio mayoritario de todos sus colegas rectores y la representación estudiantil de las otras cuatro universidades.

Considera que este acuerdo incumple con lo estipulado en el artículo 78 de la Constitución Política y está en desacuerdo con el monto incluido por concepto de ajuste de inflación”.

Sin embargo, ante la negativa del Poder Ejecutivo, la cláusula finalmente no fue incluida.

El rector de la Universidad de Costa Rica, Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta, lamentó la situación:

“Consideramos que la negociación fue adversa en sus diferentes etapas. Sin embargo, ante un escenario incierto en la Asamblea Legislativa y la falta de apoyo en seno de CONARE a las propuestas planteadas por la Universidad de Costa Rica, nos hemos visto en la obligación de firmar el acuerdo tal cual fue presentado en la Comisión de Enlace. Seguiremos en defensa permanente de la educación pública en todos sus niveles”.

Información de la ODI.

FEES: MEP condiciona continuidad de negociación

SURCOS comparte la siguiente carta enviada por el rector de la UNA:

CIRCULAR

UNA-R-CIRC-076-2022

PARA: Comunidad Universitaria

DE: Rectoría

ASUNTO: FEES, MEP condiciona continuidad de negociación

FECHA: 17 agosto del 2022

Estimada comunidad universitaria:

 Ayer martes 16 de agosto, frente a los miembros de la Comisión de Enlace, de la comunidad universitaria y nacional, la señora Ministra de Educación Anna Katharina Müller Castro se comprometió públicamente a retomar el diálogo este miércoles 17 de agosto, a las 2:30 p.m. en las instalaciones del Conare, para dirimir lo tocante al porcentaje por inflación que debe contener el presupuesto del FEES, tal como lo sustenta la Constitución Política.

Lamentamos informar que dicha sesión no solo fue cancelada en horas de la mañana, sino condicionada a información complementaria que se nos solicitó al Conare, sobre acciones que pueden emprender las universidades para apoyar el desarrollo nacional y social. Esta solicitud, ha sido presentada desde el primer día de las negociaciones y en el marco de la autonomía constitucional, cuenta con el respaldo de las universidades públicas y así se lo hicimos saber a la señora Ministra.

Les comunico que la información ha sido enviada a eso de las 4pm. No obstante, es funda-mental explicar que la información que solicitan es muy delicada y no puede ser enviada con ligereza dado que pretende condicionar el FEES a metas que el Gobierno pretende imponer. Es muy importante insistir que estamos en frente de una postura de mucha intransigencia para orientar a recortar e incumplir lo contemplado en la Constitución Política respecto a la Educación Superior. ¡Muy dura la situación que enfrentamos Comunidad Universitaria!

En un ejercicio de transparencia hacemos de su conocimiento este cambio unilateral en el proceso de negociación, pero también con el fin de que sigamos alerta ante nuevos tropiezos que ponen en riesgo la asignación y aprobación de los Fondos de Educación Superior 2023.

Seguimos en lucha…
Cordialmente,

Francisco González A.lvarado
Rector

EPIDERMIS

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

Tomo un asiento en primera fila. Es un autobús repleto de estudiantes. “Soy estudiante”, me digo para tranquilizarme. Estoy en medio de la escritura de mi tesis doctoral y eso me acredita para ir en este autobús que nos llevará desde Heredia, donde está la sede central de la Universidad Nacional hasta la Rotonda de la Hispanidad, centro neurálgico que igual acoge manifestaciones por la defensa de derechos y manifestaciones colectivas de felicidad gracias a un triunfo deportivo.

Felicidad y expectativa es lo que escucho en las conversaciones de quiénes son mis acompañantes de viaje. Muchachas y muchachos identificados con signos vinculados a la Federación de Estudiantes de la UNA. Se repiten una y otra vez la información importante que debe manejarse en caso de que haya un momento de tensión con las autoridades policiales (antimotines es la palabra más mencionada) y sean detenidos: nombre completo y número de cédula.

Esa parte del viaje me abstrae por momentos.

Voy urgido, un lunes de agosto a las 7:30 de la mañana, por llegar a San Pedro a las instalaciones de la televisora universitaria Quince Televisión, de la Universidad de Costa Rica, donde he sido invitado a acompañar como analista-observador una transmisión especial acerca de la jornada convocada por las universidades públicas en defensa del derecho constitucional a la educación.

El viaje me resulta premonitorio. “Estamos a las puertas de algo grande”, pienso. Mientras sigo escuchando con atención las expectativas de mis compañeros de viaje: “la ministra se equivocó”, “la ruta de la marcha la enviaron en un mensaje de WhatsApp”, “esperemos mucha gente”.

Llegamos. La urgencia me baja del autobús con la misma ligereza con que subo tres o cuatro cuadras hasta las instalaciones de la televisora universitaria. Voy a contrasentido de mucha gente que camina hacia el punto de reunión acordado: la fuente (reservorio, fluidez, energía) de la hispanidad (identidad: ¿quiénes somos? ¿Centroamericanidad, tal vez?).

De repente alguien repara en las tres letras en blanco puestas arriba y en mi pecho sobre una camisa en rojo: UNA. Es mi insignia, mi sello.

Sigo avanzando. Me anuncio en la puerta: vengo a la transmisión. Paso directo a la sección de “enderezado y pintura” que no es ni más ni menos que un favor que la maquillista del canal hace por mi cara. Me pregunta mi percepción: “fea”, le digo a esa hora de la mañana, basado en la incuestionable mayoría de apoyo popular que el gobierno ha logrado aglutinar en sus primeros 99 días de gobierno. “la tenemos difícil”, le digo. “me vine con La Roja puesta”, le reafirmo. “así es como hay que venir”, me apoya.

Somos convocados al set. Este set que ya aprendo a observar con detenimiento luego de tantas jornadas como observador participante: tres cámaras, un apuntador, 4 sillas y mucho empeño. Mucho vigor y ganas. Esta es la universidad en su esencia. Esto es lo que debemos defender. Lo que defendemos.

Es una transmisión amplia, cimentada en datos desmitificadores, en guiños a la marcha que incesante sigue su paso. Pienso en la acción comunicativa. En lo que implica esa responsabilidad. Me declaro absoluto ante esta confirmación: mi rol en este tiempo es comunicar. A eso me dedico: a comunicar.

Terminamos con una satisfacción compartida con la producción. Se puede hacer televisión de calidad desde nuestras trincheras universitarias. Saludo y agradezco. Salgo despavorido tratando de alcanzar la marcha o lo que queda de ella. Otra vez camino a contrasentido. Gente que ya viene y yo apenas voy. Pero voy. Llego.

Mi epidermis es delgada. Y por eso de ella salen cosas parecidas a la emoción, a una energía inexplicable. Lo que veo me gusta: pancartas, color, baile. Baile: una cosa parecida a un corazón diría Víctor Manuel, que suena duro y ancho, contundente. Es una batucada. Llena de estudiantes. Yo le pondría de nombre epidermis: piel. Se me levanta al escucharla.

Luego el rito del anuncio. La felicidad colectiva. Por un momento olvido mi investidura eventual en mi querida Facultad de Ciencias Sociales de la UNA y me declaro estudiante. Me incluyo en las alertas que anuncian el músculo del movimiento estudiantil. Estoy con ellos. En su cadencia. En su piel.

Hoy ha sido un día amplio. Ancho. Epidérmico. “estamos a la puerta de algo grande”, confirmo: hoy una vez más se ha levantado un sujeto colectivo que se creía dormido. Y siente. Y baila. Y se emociona.

Como yo.

Negociar el FEES

Por: Gabriel Macaya Trejos
Exrector UCR
14 de agosto de 2022

La semana pasada inició un proceso de negociación del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), que se da en el seno de la Comisión de Enlace, constituida por representantes de las universidades públicas y del gobierno. Este proceso, según una lectura estricta del artículo 85 de la Constitución Política de nuestro país debería darse cada 5 años, pero en los últimos años ha ocurrido anualmente.

Negociar, según la segunda acepción del Diccionario de la Real Academia Española, significa “Tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro.” Debería ser un proceso de diálogo honesto, claro, basado en datos y hechos que lleve a un acuerdo entre las partes. Puede ser corto, en el que las partes llegan a un acuerdo rápido o lento con muchas discusiones, propuestas y contrapropuestas. No es, ni debería ser uno en el que una de las partes imponga sus condiciones. Debe prevalecer un interés común, en el caso de la negociación del FEES, más aún, un interés superior.

Este año, la negociación del FFES inició tardíamente, y luego de dos sesiones de negociación, el conflicto estalló. Las universidades iniciaron la negociación con su propuesta en la primera sesión y el Gobierno hizo la suya en la segunda. Hasta allí todo parecía ir bien. Sin embargo, el Gobierno acompañó su propuesta con una declaración pública de exigencias a las universidades, en tono confrontativo e insultante.

En la primera parte de esta declaración, el Gobierno enfrenta la educación básica y media a la universitaria. Dice que “Estamos ante un gran dilema, porque todos los niveles de educación son importantes.” Hasta aquí estamos de acuerdo, pero luego, hace un salto ilógico al decir: “¿A quién damos más quitándole al otro?” No, señora Ministra de Educación, a todos debemos darles más y satisfacer sus necesidades. Nuestra Constitución Política, en su Artículo 78 dice que “En la educación estatal, incluida la superior, el gasto público no será inferior al ocho por ciento (8%) anual del producto interno bruto, de acuerdo con la ley, sin perjuicio de lo establecido en los artículos 84 y 85 de esta Constitución.”

Actualmente ese gasto apena llega al 6%. Si “El estado de las escuelas y colegios es deplorable, la infraestructura está en un nivel de deterioro sin precedentes, maestros trabajan con las uñas…”, si esto es así no es porque “El presupuesto de las Universidades viene creciendo de manera sostenida desde el año 2010, mientras que el presupuesto del MEP decrece, con los resultados no satisfactorios en calidad educativa que estamos teniendo.” No, señora Ministra, este estado de cosas no se debe al “crecimiento del FEES” sino a la baja inversión del Estado en educación. Por otra parte, la proporción del FEES en el presupuesto de la educación se ha mantenido casi constante alrededor del 19 al 20%.

La declaración del Gobierno, luego de enfrentar los estudiantes universitarios a los estudiantes del MEP en la primera página, con un nuevo salto argumentativo dice, cínicamente en la segunda página, “No estamos propiciando una lucha entre estudiantes del MEP y estudiantes de las universidades porque ambos son igualmente importantes. Debemos velar por los derechos de ambas poblaciones.”

Luego viene la lista de 10 “vehementes solicitudes”. No me referiré a ellas una a una, ya que todas estas solicitudes ya se están cumpliendo de muchas formas. Me detengo en la número 9, que es la que califico de insultante: “Que (las Universidades) sean transparentes, no engañen a la opinión ni a la comunidad estudiantil, que muestren datos incluyendo el costo por estudiante y la asignación real en becas.”

No señora Ministra, las Universidades públicas no engañan “ni a la opinión (¿pública?) ni a la comunidad estudiantil…” La Universidad de Costa Rica está entre las primeras instituciones en el “Índice de Transparencia del Sector Público, ITSP” que publica la Defensoría de los Habitantes. En el “Top 10” de este índice se encuentran tres de las universidades públicas, la UCR (6), la Universidad Técnica Nacional (9) y la Universidad Nacional (10). El Ministerio de Educación Pública está en la posición 37. Señora Ministra, ¡infórmese!, no divulgue informaciones equivocadas o verdades parciales.

Negociar, algunos dicen que es un arte. Otros tratan de enseñarlo. Pero estoy convencido que negociar se aprende negociando. Y en esto parece que este Gobierno muestra falta de experiencia. Parece que para ellos es más fácil imponer que convencer.

Participé en varias negociaciones del FEES, desde mi posición de Rector de la UCR y siempre concluimos con éxito las negociaciones. Señora Ministra, negocie con datos ciertos, en un clima de confianza, sin agresiones, con respeto, pensando siempre en el bien superior del país. Negociar, cuando se tiene un marco ético claro, siempre da resultados.

Publicado en https://www.facebook.com/vamosconlaupublica compartido con SURCOS por Efraín Cavallini Acuña.

Los datos que omite la ministra de Educación Pública

Manuel Hernández

1.- Desde el año 2007, hasta el periodo actual, existe una tendencia decreciente en el financiamiento de la educación pública costarricense. El andamiaje social que configura la Constitución fue profundamente alterado.

2.- Desde que se reformó el artículo 78 de la Constitución Política, en el año 2011, con la finalidad de fortalecer y modernizar la educación pública, nunca se ha cumplido con el mandato constitucional de asignar a la educación pública un mínimo de un 8% de PIB anual.

3.-El presupuesto constitucionalmente asignado a la educación no es un “techo presupuestario.” Es un mínimo presupuestario, lamentablemente, año tras año, impunemente incumplido.

4.- Tan solo en los últimos 4 años se le hurtaron a la educación pública más de 2.000 millones de colones, a merced de la violación del precepto constitucional. Esta es la verdadera causa del denominado “apagón” educativo. El artículo 78 constitucional lo transformaron en letra muerta y papel mojado.

5.- El presupuesto que se está asignado a la educación pública para el periodo 2023, será el más bajo de lo que llevamos de este siglo XXI: tan solo un 6.02% de PIB. Apenas ligeramente por encima del mínimo asignado antes de la reforma constitucional de 2011.

6.- Como si lo anterior fuera poco, amén de que nunca se ha cumplido con el mandato del artículo 78 de la Constitución Política, en la fatídica Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas incluyeron el presupuesto de INA y otros programas sociales.

La Ministra cuando asumió el cargo juro y prometió a la Patria observar y defender la Constitución.

Apenas han pasado unos pocos meses y ya se convirtió en detractora de la Constitución.

¡Que el pueblo y la Patria os lo demanden!

La guerra total contra las universidades públicas y las agendas de grupos de interés

Gerardo Cerdas Vega / UNA

La actual coyuntura relacionada con el financiamiento de la educación superior en Costa Rica a través del FEES, significa una guerra total contra las universidades públicas. No debemos y no podemos hacernos la ilusión de que se trata de nubarrones que pronto pasarán. Aún si logramos generar la suficiente presión política como para sortear este momento de forma menos traumática, lo cierto es que la guerra declarada por los sectores que hoy y ayer vienen desmoralizando a las universidades del Estado, con intereses mercantiles obscenamente evidentes en la apropiación del FEES o en la reducción dramática de la matrícula (ambos mecanismos para lucrar a través de sus empresas “educativas”), continuarán con saña redoblada sus ataques a la institucionalidad universitaria pública que, con todos sus defectos (que tenemos que atacar con urgencia), es un baluarte civilizatorio en este pequeño país. En este momento, además, envalentonados por un gobierno de corte autoritario y “populista” que ya dio muestras claras de a qué vino. Las declaraciones de la Sra. ministra de la Educación (¿Privada?), constituyen un ejemplo de hasta dónde puede y va a llegar el cinismo, la manipulación, la mentira y la desvergonzada actitud de quienes buscan apropiarse de la riqueza socialmente construida, valiéndose de un cargo político para atender las agendas de sus grupos de interés.

Todo esto me deja con una sensación muy dolorosa de déjà vu. Como algunos de ustedes saben, viví en Brasil entre 2009 y 2020 y en esos años pude presenciar dos procesos completamente antagónicos: llegué al país en un momento en que la educación superior estaba en auge, con aumento de inversión pública en la expansión universitaria, así como en ciencia y tecnología. Luego vino el gobierno golpista de Michel Temer, en 2016, iniciando un desmonte furioso de todo aquello en que se había avanzado en los años previos, dejando a las universidades públicas al borde de la inanición, muchas veces humilladas y desmoralizadas frente a la población. Algo verdaderamente lamentable de ser vivido. Hubo incluso un rector de una prestigiosa universidad pública del sur del país que se suicidó ante las enormes presiones y persecución en su contra, para que luego se demostrara que ninguna de las acusaciones de corrupción que se le habían achacado eran verdaderas…

Cuento estas cosas porque el momento actual que vivimos en Costa Rica me parece muy semejante, salvando las distancias. Y temo lo peor, para ser sincero: el inicio de un periodo de desmonte, desmoralización y ataque sin precedentes contra nuestras universidades públicas. Me gustaría estar equivocado, pero creo que estamos solo en el inicio de un largo ciclo donde tendremos que aprender a movilizarnos constantemente, a no bajar la guardia, a no confiar “en la Constitución” porque esta no les interesa cuando no les sirve, a ser capaces de comunicarnos con la población de forma asertiva en lugar de atizar la polarización (aunque a veces a uno le dan ganas de mandar a las personas donde ustedes se imaginan), no asumiendo como enemigo a quienes nos atacan en las redes sociales o en la vida real, en gran medida manipulados para volcarse contra las universidades, como si el FEES fuera el causante de todos los males del país.

Por ahora, tal vez estemos solos/as. La propaganda anti-FEES ha calado hondo y resta ver qué sectores políticos, sociales y quién sabe empresariales se alinean en la defensa de la educación superior pública (si los hay). Resta ver si aún existen sectores de la población que no hayan sido “zumbizados” por el circo de horrores montado por el Ejecutivo cada miércoles, con una estrategia de marketing que hasta ahora les ha sido muy efectiva y que tendremos que contra atacar para disputar “mentes y corazones” a favor de la educación superior, visibilizando sus inmensos aportes para el bienestar del país.

Todo esto es apenas una opinión estrictamente personal, acuciado como me siento por la grave coyuntura que vivimos, pero quise compartirla en el sentido de que, aunque las dificultades son inmensas, así también deberá ser nuestra decisión y voluntad de no aflojar en la lucha en defensa de la educación costarricense en su conjunto, tanto la superior como los demás niveles. Tenemos que ser capaces de actuar de manera conjunta, articulada, valiente y digna en los meses y años que vienen, superando los obstáculos internos y externos que se colocan. Por lo pronto, nos vemos en la calle el próximo martes 16 de agosto.

PD: También resulta central abocarnos a entender las razones más de fondo del rechazo ciudadano actual hacia las universidades. En gran parte, hemos favorecido el desprestigio porque no solo hay una estructura de privilegios dentro de las universidades, sino que muchas veces no somos percibidos como aliados de la población en general. La universidad tiene que repensarse y su proyecto debe ser popular, verdaderamente popular, o sea, conectado con las necesidades y angustias de la población en un momento de creciente incertidumbre, precarización de las condiciones de vida y aumento de la desigualdad. Todo esto también tiene que atacarse si queremos reconectar con el país real.

PD2: Es urgente integrar un equipo de comunicación con personal de la propia comunidad universitaria que pueda comenzar a producir materiales efectivos para las redes sociales, no solo destacando los logros de la educación superior, sino contra atacando la narrativa del gobierno y los medios de desinformación masiva. Esto es para ya. La comunicación institucional está siendo poco efectiva porque no ha entendido que estamos en una situación de guerra abierta contra las universidades, es una situación nueva con relación a la escalada de ataques que viene de años anteriores, porque este gobierno está dispuesto a sangrarnos. Si no atacamos los puntos débiles de una narrativa capciosa como la del gobierno, seguiremos débiles y a la defensiva hasta que seamos derrotados por completo.

Hablemos de los defectos de las universidades públicas (¿y por qué no de sus logros?)

Luis Paulino Vargas Solís, CICDE-UNED

Cierto, hay un pequeñísimo porcentaje del personal que tiene salarios muy altos. En su mayoría es gente que tiene una brillante trayectoria académica y logros científicos e intelectuales notables. De modo que tampoco es exactamente un maná que les cayó milagrosamente del cielo. No obstante lo anterior, sigue siendo cierto que, en algunos casos, se ha superado el límite de lo razonable. Pero, por favor, téngase en cuenta que los regímenes universitarios de remuneración están en plena transformación en este momento, para garantizar que eso no vuelva a ocurrir nunca más.

Por otra parte, note usted que los salarios universitarios, como los de todo el sector público, permanecen congelados desde hace más de dos años. Lo cual significa que, tan solo en el último año, perdieron un 11% de su poder adquisitivo real. De modo que los altos salarios están dejando de serlo, y los salarios modestos -que son los de la enorme mayoría de la gente en las universidades- van camino de ser salarios de hambre.

Sé que nada de esto satisfará la sed de sangre y venganza de la iracunda fanaticada que tanto odia a las universidades públicas. Incluida, sea dicho con el debido respeto, la ministra Müller. Pero de seguro la gente razonable y sensata, que sigue siendo la gran mayoría, sí lo puede entender.

Y claro que hay otros problemas que debemos corregir. El régimen de interinazgo muy extendido (contra lo cual he luchado por muchos años) lastima la dignidad de las personas. Tampoco falta algún profesor remolón, y alguna “vaca sagrada” que se echa a dormir en sus laureles, olvidando que los laureles también se marchitan.

¿Qué debería haber más disponibilidad de cursos en horarios para personas que trabajan? De seguro que sí. Y, sin embargo, les contaré una anécdota: los cursos y seminarios de posgrado (en maestría y doctorado) que he impartido en los últimos años, en la UNED y en la UCR, se imparten domingos en la mañana.

¿Qué debería haber más proyección de las universidades? Innegablemente. Nunca será suficiente la que se haga. Pero, por favor, permítanme contarles algo: la UNED tiene 37 sedes universitarias, desperdigadas por el todo el territorio de Costa Rica: de San Vito, Ciudad Neilly y Buenos Aires, a La Cruz, Los Chiles, Upala y Liberia; de Talamanca, Limón y Siquirres a Orotina, Puntarenas, Jicaral y Tilarán. Y así sucesivamente, que la historia es larga de contar e incluye, entre muchísimas otras cosas, una sede en La Reforma, y programas que atienden a centenares de estudiantes indígenas.

Y, de nuevo, tengo el atrevimiento de confiarles otra anécdota personal: después de los casi 12 años, en los que fui director del CICDE-UNED, una de las cosas más gratificantes que me quedan, es el aprecio y el afecto que he recibido por parte de amigos y amigas indígenas, labrados a lo largo de años de trabajo a su lado. La calidez de su abrazo, el brillo de confianza y camaradería en sus ojos, sus palabras, infinitamente cariñosas. Muchas veces me han dado las gracias. Sé que no me las merezco. El agradecido soy yo.

¿Y por qué no hablar también de ciencia, investigación y generación de conocimiento? Gente, como la ministra Müller, cree que son vagabunderías, tan fácil como pelar una naranja, tan barata como un helado de palillo. Y, en todo caso, que si hace investigación ha de ser pensando exclusivamente en la rentabilidad inmediata. La ciencia no funciona así, y las universidades modernas, alrededor del mundo, lo saben. En las universidades públicas costarricenses, también lo tenemos claro, y con gusto se lo explicaríamos a Müller, si ella quisiera escuchar.

Por cierto, sería interesante hacer un recuento de los artículos científicos publicados por costarricenses durante, digamos, los últimos 10 años. Apuesto lo que sea que, con enorme diferencia, la gran mayoría de esos artículos se originan en las universidades públicas.

En fin, como les decía, podemos hablar de los errores de las universidades públicas, pero también deberíamos hablar de sus logros. Sin duda alguna, los aportes son incomparablemente mayores que los fallos.

Publicado en https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid029BJ87wxDZqdWtA4gdqvUZGpdT6PbqsLh3WUa5L11GR5XuQCboycRozUGxYxGbfWcl&id=100064361845388 compartido con SURCOS por el autor.

De “comprarse broncas” a “armar broncas”

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

                Nos parece acertado que el presidente, para “ordenar la casa” o “limpiar la finca”, se esté comprando algunas broncas. Hay que hacerlo, lo exigen las circunstancias actuales si aspiramos a construir una sociedad con equidad y justicia social.  Sin embargo, cuando se continúa protegiendo a grupos de gran poder económico, no se vislumbra que se estén comprando las broncas sustantivas para los cambios estructurales que exige el país. Y más aún cuando se continúa golpeando a la institucionalidad social, garante de un Estado Social de Derecho. Más bien, lo que se hace es “armar broncas”.

                Comprarse broncas sustantivas, que signifiquen un viraje en políticas públicas para la equidad y el bienestar del pueblo, no es cuestión simplemente de sustituir a unos sectores privilegiados, como los grandes arroceros, para trasladarle el negocio a otro sector privilegiado, los grandes importadores de arroz. Comprarse la bronca, en este y otros casos, significa proteger al consumidor, regulando los precios de la canasta básica y no permitiendo que la sacrosanta ley de la competencia fije los precios, aduciendo que la misma favorece al consumidor. Lo mismo sucede con las medicinas. Ahora resulta que con un decreto que permite la libre importación de medicamentos, automáticamente, vamos a tener medicinas baratas. Eso es dar “atolillo con el dedo” o “pan y circo” al pueblo. ¿Cuándo se ha visto que el mercado es intrínsicamente tan generoso como para garantizar un equilibrio de precios en favor del consumidor? 

                Asimismo, se arman broncas cuando se ataca a las universidades públicas poniendo a pelear a los niveles educativos básicos y de secundaria con los superiores. Se compara naranjas con chayotes, al pretender justificar la reducción de los recursos a las universidades aduciendo que los niveles básicos y de secundaria atienden a más de un millón de estudiantes mientras el superior apenas alcanza más de cien mil. No hay duda que hay que invertir más y mejor en educación primaria y secundaria, pero para ello se tiene que ordenar primero la casa del MEP, comprarse la bronca, desde adentro, con la ineficiencia administrativa y, desde afuera, con los grandes evasores de impuestos y los asalta bancos y de fondos de pensiones. Y no buscar un chivo expiatorio en las universidades, que sí han sabido hacer la tarea académica con excelencia, y además han venido introduciendo correctivos, por ejemplo, en materia salarial, algo que se les continúa cobrando con mala intención. Y esto es armar broncas, porque tampoco se tocan los “salarios de lujo” de altos jerarcas de todas las instituciones del sector público.  

Cuando se busca castigar las buenas prácticas institucionales de universidades que puntean en el ranking latinoamericano de calidad, en lugar de estimularlas, por supuesto, convocándolas a introducir correctivos razonables, lo que efectivamente se hace es armar broncas. Es propio de una gestión que en lugar de dialogar para buscar consensos opta por el camino fácil del mandato autoritario.  En esta dirección, el presidente Rodrigo Chaves no se ha desmarcado de la “dictadura en democracia”, que llevaron al país a niveles insoportables de injusticia social, tanto del gobierno de Oscar Arias como del de Carlos Alvarado, y que son los causantes principales de la “muerte neurológica” de sus respectivos partidos, Liberación Nacional y Acción Ciudadana, en sus inicios inspirados en ideales social demócratas, que estos gobiernos tiraron por la borda al casarse con el neoliberalismo. Lamentablemente, don Rodrigo pareciera estar corriendo la segunda milla en esa misma dirección. Ojalá corrija el rumbo, y aprenda de los errores del PLN y el PAC, y para bien del país haga la diferencia sustantiva, sin maquillajes ni portes efectistas. Es la hora de la verdad y la coherencia.     

                Así como el presidente Rodrigo Chaves reconoce que la protección de nuestros bosques y la biodiversidad está en el ADN del costarricense, o sea, ya es un componente de nuestra identidad cultural, debería reconocer que también es parte de nuestro ADN el Estado Social de Derecho, con una institucionalidad social robusta. Optar por otros caminos es darse contra la pared, armar broncas innecesarias. Y con ello, conducir a profundizar las crisis de gobernabilidad democrática, incluida la de partidos nuevos que nacen para morir y viejos que mueren, precisamente por situarse en el camino equivocado, una vía que no es la costarricense; una vía fraguada por poderes fácticos nacionales y extranjeros que solo buscan usufructuar de un Estado débil y complaciente, al servicio de sus mezquinos intereses.

                Son apenas 100 días de gobierno.  El pueblo ha venido renovando sus esperanzas de cambio significativo. El gobierno actual, para bien del país, puede rectificar. La “dictadura en democracia” del cerco neoliberal nunca será el rumbo para garantizar una democracia solidaria, sin odios que propician el conflicto y la violencia, y con equidad y justicia social. Es hora de comprarse broncas sustantivas, y con quienes verdaderamente hay que hacerlo; no armar broncas innecesarias que agiten las aguas más de lo que ya están. Necesitamos un país que avance hacia la reactivación económica con justicia y paz social.