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Etiqueta: femicidios

Feminicidio en Honduras

22 de agosto de 2022

Por Marlin Oscar Ávila

El término Feminicidio ha sido conceptualizado por investigadoras como Russell, Harmes y Carcedo quienes argumentan que niñas y mujeres son violentadas por el solo hecho de ser mujeres y que la inequidad social hace que estos malos tratos queden impunes ante la justicia y la sociedad. Russell y Harmes explican que hay diferentes tipos de feminicidios y los clasifican en cuatro, según la relación del victimario con la víctima. Estos son: 1 feminicidio de pareja íntima, 2 feminicidio de familiares, 3 feminicidio por otros perpetradores conocidos y 4 feminicidio de extraños. Aunque los perpetradores tienen diferente relación con la víctima, el perpetrador siempre es varón. Las autoras le dan mayor relevancia a los feminicidios de parejas íntimas por ser más recurrentes en los índices de feminicidio.[1]

El fenómeno no es exclusivo de un país o región. Según la CELAC[2], en América Latina, incluyendo el Caribe (21 países): el Feminicidio o femicidio, último año disponible, 2020,

estuvo como se demuestra en el gráfico abajo, esto corresponde a la cuantificación anual de homicidios de mujeres asesinadas por razones de género. Se expresa en números absolutos y en tasas por cada 100.000 mujeres. De acuerdo a las legislaciones nacionales se denomina feminicidio u homicidio agravado por razones de género.[3]

En este gráfico podemos notar que es Brasil el país con mayor incidencia en feminicidios para el 2020, seguido por México y Argentina. Del Caribe aparece República Dominicana con el mayor índice. De Centroamérica aparece Honduras, quien sigue a Argentina en Sur América, con el cuarto lugar.

En Honduras sucede que hay indicadores actuales que deben preocuparnos, tanto a la ciudadanía sin poder estructural, a la población organizada, como a instituciones del Estado hondureño, más aún cuando en estas instituciones hay mujeres con alto prestigio por sus luchas sociales en el pasado.

Organizaciones de mujeres como CEM-H. CDM[4] y otras, dan a conocer las estadísticas de feminicidio nacional.

En lo que va del presente año, según estas fuentes nacionales, la tasa de mayor incidencia, en el presente año, es del 37.5% de asesinatos (femicidio) de mujeres, ha sido de jóvenes con 20 años de edad. Seguidos por 20.19% de mujeres con 30 años y niñas de 10 años de edad en un 14.42%. Los tres departamentos con las más altas estadísticas son Cortés (con 22.46%), Francisco Morazán (con 15.94%), y Olancho (con 12.32%). En estos tres departamentos se ubican las fuerzas vivas con mayor poder político y de mayor influencia de formación y opinión en la sociedad del país. Según las mismas fuentes, las víctimas al momento de ser asesinadas, se dedicaban al comercio, en un 39%; estudiantes, en un 15%; amas de casa, en otro 15%; las demás eran profesionales con títulos universitarios, a excepción de un 5% dedicada a aseadora o mucama. Los agresores (o victimarios) fueron categorizados como: pareja de la víctima en un 53.33%, o ex pareja, en un 20%; seguidos por ser la hijastra en un 13.33%; la hija, en un 6.67% o la madre, en un 6.67%.

Desde luego, no solamente se trata de visualizar el hecho criminal consumado. Esta un proceso intermedio de violencia contra el sexo femenino cotidiano, el cual se identifica desde temprana edad en los hogares, donde la familia maltrata a las niñas, con humillaciones, ofensas contra su dignidad, frente al varón a quien muchas veces se les califica de héroes y campeones sin demostrar serlo, por el simple hecho de ser del sexo masculino. Están las escuelas, donde las maestras y maestros dan seguimiento a tal deformación social. Si revisamos la integración de los tres poderes del Estado, estos están prácticamente dirigidos por hombres; de manera tal que el discurso de equidad de género son palabras que el viento las lleva y trae o papel mojado en normas llenas de hipocresía política.

Para muestra de lo que hacen los medios para deformar nuestra conciencia y hacer ver a nuestras mujeres y niñas como objetos de consumo y mercado, el viernes 19 del presente, un medio muy escuchado como lo es HCH,[5] trató de grabar por TV las piernas de un grupo de niñas escolares del Instituto Dionisio de Herrera, todas de entre 14 y 15 años.

Es necesario, no solamente endurar las leyes contra violadores y asesinos de mujeres, pero de transformar las instituciones comandadas por personas tolerantes de incestos, femicidios y fomentadores de la impunidad (jueces) de agresores sexuales dentro de nuestra sociedad. Irónico parece ser que, cuando se tiene a la cabeza del poder Ejecutivo a una mujer, no haya contundencia en la política para evitar el alto feminicidio en Honduras. ¿Será por lo que se rumora tanto en cuanto a que el poder lo ejerce realmente un hombre chovinista, quien está detrás del telón, manejando los hilos del poder?

[1] https://www.google.com/search?q=diferencias+entre+femicidio+y+feminicidio&oq=diferencias+entre+famicidio+y+&aqs=chrome.4.69i57j0i13l3j0i22i30l6.25965j1j7&sourceid=chrome&ie=UTF-

[2] La Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC) es un mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política. Su membresía incluye a …

[3] https://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio

[4] http://www.cemh.org.hn/femicidios-2022/; https://derechosdelamujer.org/project/2022/

[5] https://lph.news/nacionales/alex-caceres-olvida-apagar-microfono-y-pide-que-graben-las-piernas-a-menores-de-14-y-15-anos/

EL ODIO DETRÁS DEL MITO

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Recientemente fue aprobada en Costa Rica una ley que penaliza con cárcel entre 20 y 35 años a quien cometa un crimen tipificado como “crimen de odio”.

Esta ley, que agrega un inciso al artículo 112 del Código Penal sobre homicidio calificado, define como crimen de odio “cualquier homicidio que suceda a causa de la nacionalidad, raza, edad, sexo, opinión política, situación migratoria, orientación sexual, identidad o expresión de género, discapacidad o características genéticas».

Constituye sin lugar a dudas un avance en la estructura normativa y legislativa del país pero las tareas pendientes siguen siendo supernumerarias.

Por ejemplo, esta aprobación ha coincidido con una denuncia interpuesta por un grupo de vecinos encabezados por el Comité de la Persona Joven de Palmares, cantón ubicado al occidente del país, en la que señalan el ensañamiento y violencia recibido por un hombre que actualmente lucha por su vida, dadas las heridas provocadas por otra persona.

Todo apunta a que su orientación sexual estuvo tras las causas de este hecho. Las autoridades judiciales, en cambio, han insistido en investigarlo como un aparente intento de asalto.

Entre la ley, la percepción, las creencias y la acción institucional hay un mundo de diferencia. Pasa con los femicidios, a los que la prensa insiste en señalar como “crímenes pasionales” o la xenofobia, que en mucho casos se reviste de “defensa a ultranza de nuestro país, de nuestro territorio”.

Hablar de odio en una sociedad construida históricamente igualitaria y pacífica como la costarricense implica desmontar los andamiajes de un mito que ya no se sostiene. Significa, por ejemplo, trabajar con los efectos que discursos de muy diversa naturaleza provocan en lo cotidiano y se entienden como reacciones que terminan siendo naturalizadas.

Hago mías las palabras de la antropóloga costarricense Natalia Villalobos, que en estos días reflexionaba acerca de la violencia en el lenguaje vertido en redes sociales a propósito del fútbol. Cito: “ Viendo Memes, videos y otras formas de comunicación propias de estos tiempos, de las cosas que una ve terribles en el fútbol es mostrar orgullo o reproducir «chistes» a través de alegorías sexuales «qué rico les dieron hasta debajo de las…!!!», «qué rico a tal equipo se la metieron toda ayer», «que buena c0g1d4, para que respeten», éstas no son expresiones inocentes o chistes forman parte de algo más grande que está muy normalizado «la cultura de la violencia» y dentro de ellas la «violencia sexual», esa que busca castigar o aleccionar a través de actos sexuales…No dudo que muchas personas van a defender esas formas de comunicación… van a decir que soy exagerada pero no, es muy alarmante ver esas formas de violencia”.

Coincido con Natalia. Es alarmante el tipo de violencia que se enquista en la aparente democracia comunicativa de las redes sociales. Por ello el trabajo es amplio. Allí donde exista discriminación por nacionalidad, clase, género, nacionalidad, etnia, orientación sexual tanto en el lenguaje como en la práctica, se debe trabajar en restablecer las bases de una convivencia horizontal que hace mucho tiempo perdimos.

La violencia inicia justamente con los discursos y luego pasa a las prácticas, normalizadas muchas veces bajo una pasivo agresividad colectiva que todo lo naturaliza.

Si queremos ser recordados por ese mito de la igualdad y el pacifismo, empecemos por construirlo. Empecemos hoy.

La única vez que nuestras voces son escuchadas

Fabiana Quirós Dobles

Este pasado 8 de marzo se llevó a cabo una vez más la marcha por los derechos de la mujer, este día tan simbólico para los movimientos feministas y cada una de nosotras, que, como niñas, mujeres, madres, amigas, parejas, pero sobre todo PERSONAS, hemos tenido que enfrentar situaciones que violan nuestra integridad; desde comentarios sexistas, agresiones verbales y físicas, acoso por parte de desconocidos en la calle y familiares, hasta violaciones y femicidios. Si usted, quien me lee, es hombre, ¿se ha tomado el tiempo de preguntarle alguna vez a una mujer cercana si ha sido acosada? o ¿si se ha sentido incómoda por elegir cierto tipo de ropa porque “no quiero que me digan cosas en la calle”? ¿ha vivido seguido o casi todos los días usted alguna de estas dos situaciones?… puedo casi jurar por lo que creo, que, si se atreve a hacerle esta pregunta a cualquier mujer, no va a tener una respuesta de indiferencia al sentimiento de frustración que es vivirlo todos los días.

Es por eso que marchamos, Costa Rica se encuentra en el 8vo puesto con la mayor tasa de violaciones a nivel mundial, ¡el lugar número 8 de 194 países reconocidos por la ONU! siendo nosotras la mayoría de la población, ¿siente usted que se le da la suficiente importancia que deberíamos darle para resolverlo? porque yo y todas podemos asegurar que no.

Eran tan solo las 2pm del 8 de marzo cuando los primeros movimientos de mujeres se hicieron presentes, bajo un sol picante, pero la marcha no empezó sino hasta las 5pm acompañado de ese característico viento veraniego de marzo, camino del Parque Central de San José y hasta la Asamblea Legislativa se escuchaban canticos de hermandad. Mujeres con camisas cubriendo su rostro, carteles con escritos verdaderamente chocantes de leer: “Te prefiero violenta que violada y muerta” y pues como no, si es el único día del año en donde nuestras voces por fin son escuchadas por el mundo gracias a los medios, ya sea de buena o mala forma, somos escuchadas.

Una vez la gran mayoría de nosotras nos encontrábamos frente a la asamblea, una tarima con un par de instrumentos y micrófonos se asomaban entre la multitud, pues minutos más tarde empezarían a cantar artistas nacionales como muestra de apoyo. Entre amigas cantamos lo que nos sabíamos, bailábamos y disfrutábamos de aquel espectáculo.

Luego de acabado el concierto, captó mi atención el montón de policías cuidando la entrada de la asamblea, y más filas y filas de policías alrededor, algo que en lo que a mí respecta, no suele ser común… vaya prioridades se tienen estos defensores de los ciudadanos…

Un grupo feminista cuyo nombre no recuerdo, empezó a hacer un performance, chicas en fila encendieron una hoguera alimentada con papeles y carteles, cada una llevaba una antorcha en su mano y la fue prendiendo mientras se acomodaban en la entrada principal de la asamblea en medio de frases que gritaban en multitud: “Estado cómplice” «Justicia», «Ni una menos»… a lo que por supuesto, la Fuerza Pública reaccionó, haciendo que… ¡claro! es el día de la mujer, por su puesto se van a unir al show y van a poner a las mujeres al frente, pero siendo honesta no me queda claro del por qué… ¿temían que las chicas de las antorchas se saltaran las vallas e hicieran un desastre adentro?… mientras observaba, en mi mente rondaba la idea de que era algún tipo de manipulación para crear empatía y alivianar tención, en otras palabras, las usaron de escudo, pero, quiero pensar que es porque a pesar de que cumplen las mismas labores que ellos, reciben un 12% menos de salario anual y fue alguna forma de darles su lugar en su día.

Los canticos y bailes continuaron un par de horas hasta que poco a poco la gente fue mermando, ya eran las 9 casi 10 pm y no quedaban más que algunas personas nada comparables con el tumulto de hace una hora y el montón de policías decididos a proteger lo improtegible.

Esta fue la primera vez que asistía a la marcha, mi motivo no era ajeno, como se lo podrán imaginar, era más que personal, me sentí acompañada y empoderada, me sentí empática ante los testimonios de otras, pero también sentí rabia, rabia porque después lo único que vería en las noticias serían reportajes de las cosas que menos importan de la marcha, cosas que sí se solucionan de un día para otro, en cambio no le dan voz a las que necesitamos nosotras para acabar con todos estos problemas que nos hacen sentir mal todos los días, problemas que nos trauman e interfieren con nuestra forma de interactuar con el mundo, a nivel profesional, sentimental, psicológico y personal con nosotras mismas.

Finalmente, cansada, en el auto de regreso a casa, con la experiencia de haber vivido uno de los momentos más desafiantes emocionalmente, me quedé con la seguridad de que esta era la primera de muchas luchas que voy a enfrentar en mi vida como mujer, porque al parecer al contrario de lo que dicen las teorías, los derechos no es algo que obtenga por nacer.

Fotografía Fabiana Quirós Dobles, 2022.

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: “Familias sobreviviendo el femicidio”

SURCOS comparte el siguiente comunicado en relación con el pasado 25 de noviembre:

Conscientes de la realidad que viven las mujeres alrededor del mundo y de la imperante necesidad de erradicar la violencia que sufren a diario de forma sistemática, invisible y normalizada. Nosotros como familias sobrevivientes de Femicidio solicitamos:

  • Empatía. Creemos que en la oportunidad de ver y sentir nuestro dolor y ausencia, la sociedad puede ser mejor. Visibilizando y entendiendo un problema no solo personal. Y del que todos podemos tomar acción
  • Solidaridad. En la fortaleza de nuestro grupo encontramos formas de apoyarnos y aspirar a una vida digna. Deseamos que este apoyo venga de toda la sociedad.
  • Compasión. De saber que aún después de que los reflectores de los medios ya no siguen nuestra historia, debemos vivir y sobrevivir con la ausencia de nuestros seres queridos y el vacío que dejan en nuestras vidas.
  • Oportunidad de levantarnos. Los hijos e hijas de las víctimas y sus familiares merecemos una vida en la que podamos aspirar a la felicidad y a que los niños y niñas puedan crecer como hombres y mujeres de bien.
  • Reparación. La sociedad y el Estado tiene el deber de acompañar a estos hijos e hijas y sus familiares para que estas oportunidades de felicidad y crecimiento personal puedan realizarse.
  • Justicia. Imploramos al sistema de justicia el acercamiento y enfoque oportuno y necesario de estos casos como lo que son. Una violación extrema de la humanidad de un ser por su condición de ser mujer. 

No podemos seguir atacando esta violencia sin entender la causa de esta y sin los recursos necesarios. El Poder Judicial debe de tener Fiscales de Género en todos los casos de violencia de género. Acompañando a las víctimas con amor, empatía y compasión.

Grupo de Familias Sobreviviendo al Femicidio.

San José, 25 de noviembre 2021

Adjuntamos documento oficial:

Coordinadora Feminista contra Femicidios e Impunidad: “Repudiamos al Diario La Extra por explotar las muertes violentas de las mujeres”

SURCOS comparte el siguiente comunicado:

La Coordinadora Feminista contra Femicidios e Impunidad se posicionan ante el periódico nacional La Extra que continúa explotando las muertes violentas de mujeres para lucrar exponiéndolas de una manera morbosa y amarillista, mancillando la dignidad de las mujeres que ni siquiera pueden defenderse y profundizando el dolor de las familias sobrevivientes de femicidios como las personas allegadas de la víctima.

La espectacularización de las muertes violentas a mujeres alimenta la cultura machista naturalizándola y fomentándola, por lo que la Coordinadora Feminista contra Femicidios e Impunidad exige al gobierno medidas y una ley para sancionar la espectacularización de la muerte de las mujeres. También, hacen un llamado a La Extra a detener de una vez por todas esta denigrante acción que ha sido una constante a través de los años.

#NiUnaMenos #VivasNosQueremos #BastaDeImpunidad #EmergenciaNacionalPorViolenciaPatriarcal #FueraWalterEspinoza

Adjuntamos la imagen del comunicado oficial:

 

Imagen principal tomada de Semanario Universidad.

Programa Alternativas: “Tribunal de Conciencia: El tratamiento de los medios de comunicación en los casos de femicidios en Costa Rica”

El pasado 26 de febrero se llevó a cabo el Programa radial Alternativas donde se discutió sobre la problemática en el tratamiento de los casos de femicidios por los medios de comunicación.

En la charla participaron los siguientes invitados:

– Flor Artiaga, psicóloga. Funcionaria de la UTN, participante de Diásporas Feministas.
– Andrea Cuenca, psicóloga. Fundadora de Diásporas Feministas, funcionaria UNED.
– Maritza Rojas, psicóloga. Especialista en política pública, parte del tribunal de conciencia.
– Xavier Sánchez, familiar de víctimas de femicidios.

Puede disfrutar del programa completo dando click en el siguiente enlace:

https://www.facebook.com/AlternativasGrecia/videos/3729323803826476

Programa Alternativas: “Tribunal de Conciencia: El tratamiento de los medios de comunicación en los casos de femicidios en Costa Rica”

SURCOS comparte la siguiente invitación:

Este viernes 26 de febrero a las 6:00 pm el Programa radial Alternativas discutirá acerca de “Tribunal de conciencia: El tratamiento de los medios de comunicación en los casos de femicidios en Costa Rica” con los siguientes invitados:

– Flor Artiaga, psicóloga. Funcionaria de la UTN, participante de Diásporas Feministas.
– Andrea Cuenca, psicóloga. Fundadora de Diásporas Feministas, funcionaria UNED.
– Maritza Rojas, psicóloga. Especialista en política pública, parte del tribunal de conciencia.
– Xavier Sánchez, familiar de víctimas de femicidios.
Puede sintonizar el programa en Radio 16, 1590am o por medio del Facebook de Radio 16

Adjuntamos invitación formal del programa:

El ocaso de la segunda república bajo el lente artístico

Rosaura Chinchilla-Calderón
Abogada y profesora universitaria
Rosaura.chinchilla@gmail.com

El arte ha permitido que los pueblos expresen lo que, de otra forma, se acallaría o reprimiría. No obstante, el que se use un lenguaje estético no le quita sordidez a la realidad ni impide que el relato genere angustia o desesperanza en quien degusta la obra. El despertar emociones es parte del reto artístico, aunque se trate de sentimientos que, por ser reflejo del entorno, no son los que se quieran cultivar. Además, cuando el medio que se describe ha fermentado niveles descomunales de putrefacción y cinismo, la belleza de los recursos comunicativos que se usen para trasmitir las ideas no impide que el mensajero pueda estar en riesgo por expresar su visión de mundo.

Externar ideas, máxime cuando estas implican la crítica a un sistema político decadente y opresor, puede implicar el pago de altos precios. Leo en la prensa internacional que un rapero catalán fue detenido, tras refugiarse en un campus universitario, e ingresó a prisión para descontar nueve meses por el delito de injurias cometido contra la monarquía española a través de la letra de sus canciones. La nota es de febrero de 2021 y —dejando al margen la valoración que pueda hacerse de los diferentes géneros musicales o de la crítica de otros trabajos del ahora detenido— si esto sucede en un contexto de democracia formal en donde la globalización ha permitido el acceso a algunos mecanismos de protección para la libertad de expresión, ni qué pensar sobre los efectos que críticas similares han tenido (o pueden tener) en otros contextos o momentos históricos, en donde pensar, expresar y disentir se puede pagar con la vida misma.

No por casualidad, en América Latina —tan susceptible a los colonialismos y a sufrir las dictaduras de diferente signo de ellos derivadas— el boom de la literatura se manifestó, entre otras corrientes, a través de la novela histórica y la “novela del dictador”, subgéneros a través de los cuales se fue consolidando la descripción de un contexto específico del quehacer de nuestros pueblos que posibilita la crítica hacia el abuso del poder político y articula formas de oposición o disidencia contra regímenes despóticos.

Si la nómina es larga (en obras, autores y en narraciones) y extiende sus raíces abrazando varios siglos, es porque también el abuso del poder ha carcomido a nuestra adolorida Latinoamérica como un cáncer terminal: desde las obras precursoras de dicho movimiento —como Facundo (1845) de Domingo Faustino Sarmiento y Amalia (1850) de José Mármol con referencias a la dictadura de Juan Manuel de Rosas en Argentina— hasta textos cumbres como Tirano Banderas (1926) del español Valle Inclán que describe al tirano ficticio de una isla sudamericana Santos Banderas; El señor presidente (1933;1946) de Miguel Ángel Asturias sobre el régimen de Manuel Estrada Cabrera en Guatemala; Conversación en la catedral (1969) de Mario Vargas Llosa alusiva a la represión ejercida en Perú por Manuel Odría; Otoño del patriarca (1970) de García Márquez donde se describe a un dictador ficticio que reúne características de Franco en España, Juan Vicente Gómez de Venezuela y Gustavo Rojas Pinilla de Colombia; Yo el Supremo (1974), de Augusto Roa Bastos, sobre la vida del paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia; El recurso del método (1974) de Alejo Carpentier, nuevamente con una simbiosis ficticia de los diferentes políticos autoritarios históricos de la región; De amor y de sombra (1984) de Isabel Allende referente a las fosas comunes y los desaparecidos en el régimen de Pinochet de Chile, sin dejar de lado aportes recientes como En el tiempo de las mariposas (1994) de la escritora Julia Álvarez referente a la dictadura de Trujillo y el asesinato de las hermanas Mirabal; Margarita está linda la mar (1998) de Sergio Ramírez referente a la llegada de Darío a Nicaragua y la vida y asesinato de Somoza en Nicaragua, La fiesta del chivo (2000) y Tiempos recios (2019) ambos de Mario Vargas Llosa, el primero relativo al régimen de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana y el último alusivo al derrocamiento de Jacobo Arbenz en Guatemala.

Es de prever que si las dictaduras han variado en la forma en que acceden al poder (ahora a través de golpes de estado blandos, por ejemplo), también la clasificación del género literario deba expandirse y abrirse para adoptar la crítica a figuras que mueven los hilos de un país, aunque no sean formalmente dictadores.

Advierto que no soy experta en el campo, pero me atrevería a decir que —salvo contadas excepciones dentro de las que destaca El crimen de Alberto Lobo (Gonzalo Chacón, 1928) referida a la dictadura de Los Tinoco— en Costa Rica no existe una tradición importante en este tipo de textos (ni en obras culturales de otra naturaleza que aborden temáticas semejantes). Con ello lejos estoy de insinuar que el arte tico no se ha ocupado del fenómeno porque no hayamos tenido golpes de estado, dictadores o caudillos, ni pretendo adscribirme al mito de la “Suiza centroamericana” sino, más bien, reforzar la crítica, excepcionalmente planteada por Yolanda Oreamuno, respecto al “carácter tico”, más dado a evadir las situaciones grotescas que a enfrentarlas, de allí que se prefiera “esperar a que se despejen los nublados del día” o “serruchar el piso antes que cortar cabezas”. No en vano el “pura vida” es nuestro lema-nación y alimentamos el imaginario nacional con lo de ser “el país más feliz del mundo”. Será por eso por lo que vivimos en el eterno presente, donde los escándalos no duran más de tres días y estamos privados de una memoria histórica y de un patrimonio cultural vigoroso que nos permita hundir las raíces en los aportes de otras generaciones y curtirnos frente a los eternos retornos de las demagogias políticas. Eso podría explicar el por qué el arte con clave de denuncia respecto al abuso de poder nacional también es escaso en nuestro medio.

En los últimos años, sin embargo, el arte, a través de diversos géneros, ha empezado a hurgar en la desmemoria, en el pasado que oculta autoritarismos y desigualdades, en los conflictos políticos contemporáneos, en las tramas de poder y corrupción que nos han marcado y en la denuncia de la realidad en la que convivimos. Me refiero, por ejemplo y obviamente sin ninguna pretensión de exhaustividad, a trabajos como el recogido en el documental El Codo del Diablo (hermanos Jara Vargas, 2014) que rescata, para la memoria histórica, el abuso del poder que termina en homicidios impunes durante el conflicto de 1948 y a novelas (mezcla de tramas históricas, policiacas y con algo de novela negra y del dictador) Cruz de Olvido, El año de la ira (Carlos Cortés, 1999 y 2019), y Más allá del río (Emilia Macaya, 2020) que pasan revista por los temas de corrupción y ejercicio del poder político-autoritario.

Y esa producción no es casualidad. Se trata no solo de la lucha contra la amnesia sino la premonición de que nuevas tempestades se avecinan. Las anuncian los datos o indicadores de la Costa Rica del bicentenario que, en su última década, se ha caracterizado por:

a) presentar una tasa de homicidios por 100 mil habitantes que supera las 10 muertes violentas, lo que permite calificar la violencia social como “epidemia”, según los criterios usados por la OMS. Así dicha tasa en 2015 fue de 11.5 muertes; en 2016 de 11.8; en 2017 de 12.2; en 2018 de 11.7; en 2019 de 11.2 y 2020 de 11.1. Estas muertes violentas han involucrado un crecimiento de los femicidios (entendiendo por este término la muerte de mujeres por su condición de tales que, en Costa Rica, se maneja como “femicidio ampliado” dado el carácter restrictivo de la normativa sobre el tema circunscrita a relaciones de pareja);

b) ver crecer anualmente el índice de Gini, que marca la distribución de la riqueza. Recuérdese que el punto cero implicaría la “equidad perfecta” por lo que, a cifras mayores, la desigualdad social es superior. Así, al llegar a los años 2000 se alcanzó los puntos más altos: 51.60 en el 2001 y 90 en 2002 y si bien descendió en los siguientes años, tuvo un repunte en 2009 (50.6) y, a partir de entonces, con ligeras oscilaciones, se ha mantenido en 48 y algo, por lo menos hasta 2018 (Estado de la Nación);

c) ingresar el país al grupo de las 10 naciones más desiguales del mundo (Banco Mundial; Taking on inequality, 2016);

d) exhibir un desempleo creciente: 2010 (9.2%), 2014 (9.8%), 2018 (12%), 2019 (12.4) y 2020 (21.9 de agosto a octubre de 2020) lo que representa más de medio millón de personas, entre los cuales un buen número son jóvenes;

e) ostentar niveles crecientes tanto de encarcelamiento (en 2000 de 193 por 100.000 habitantes y en 2016 de 370 por 100.000 habitantes según International Centre for Prision Studies, 2017) incluyendo a la población juvenil (Costa Rica tiene una de las edades de encarcelamiento más bajas en América Latina: 12 años) como de hacinamiento penitenciario: 2017 (30%), 2018 (30.4%) y 2019 (30.8%) aunque en años anteriores superó, por mucho, el 40%. Téngase en cuenta que para las Naciones Unidas el límite de hacinamiento aceptable es del 20%;

f) medir cómo la lentitud del sistema penal crece por reformas fallidas, aparejando niveles de impunidad asociados a delitos de cuello blanco;

g) descender en el índice de percepción de la corrupción hasta ocupar, en 2020, un puntaje de 57 sobre 100, luego de haber caído en 2018 de 59 a 56 puntos, en donde a mayor cercanía a 100 mayor es el control sobre la corrupción y a más bajo número, menor la lucha contra tal flagelo (Transparency international);

h) ver crecer las formas de autoritarismo en lo político-social, añorando al gobernante de mano dura que, ungido con los “poderes divinos” (a lo Trump, Bolsonaro, Bukele, Maduro u Ortega), imponga orden, visión transmitida aún por medios de comunicación. En un estudio de IDESPO para medir el autoritarismo en la población costarricense usando la escala RSW de Altemeyern, se pudo verificar que para 2011 el promedio era de 72 puntos y para 2016 la media era de 68 puntos, es decir, casi sin variación considerando los márgenes de error. Si se tiene en cuenta que más de 50 puntos implican una aceptación de criterios autoritarios y que esos puntajes abarcaban respuestas afirmativas a las proposiciones de que había personas “muy diferentes” que nunca deberían ser parte de la sociedad, que el castigo para infractores debía ser muy drástico, que la obediencia a la norma (sin importar su contenido) era un valor deseable y que debía defenderse el status quo, se tiene claro que el ambiente está dado para un giro totalitario que, como suele ser común, proteja los grandes negocios.

Esa desgarradora situación, afortunadamente (para quienes creemos que el arte, además de una misión estética y lúdica cumple una función social y ética) ha empezado a mostrarse en las obras culturales nacionales y es un paso correcto en la denuncia del estado de cosas que las originó. En lo que va del año pude degustar dos trabajos, de distinta naturaleza, que convergen en esos puntos. Me refiero a la novela Los papeles de Chantall (2021) del sociólogo de profesión y poeta por vocación Paul Benavides Vílchez, quien ahora incursiona en este género literario, y la película que se exhibe en cines nacionales Pájaro de fuego dirigida por César Caro (coproducción C.R.-E.U.A y Chile) y respecto de la cual Gabriel González Vega hiciera una reseña formal profunda y muy acertada, que invito a leer.

Ambas desnudan nuestra realidad grotesca y cruda con la majestuosidad que solo el arte puede lograr, coadyuvando a expresar, de forma menos dolorosa, aquello indecible. Ambas exponen las secuelas sociales (en barrios marginales, en la juventud, en los procesos judiciales, en la trata de personas, en la vida carcelaria, en la angustia de quienes migran) de la política demagógica y corrupta que se ensaña contra el pueblo oprimido y se manifiesta en diversas formas de violencia, mientras, por otros lados, se viven obscenos niveles de ostentación. Ambas logran transmutar aquellas estadísticas, números e índices en figuras literarias, impecables fotografías, diálogos, imágenes, sonidos…para que la reflexión político-filosófica también tenga goce estético.

Dos géneros distintos que son un claro reflejo de esta Costa Rica que se resquebraja ante nuestras miradas mostrando el ocaso de la segunda república: una democracia de caricatura (o, mejor dicho, una memetocracia) y la decadencia de la mitología que hemos alimentado. En Pájaro de fuego se exhiben los efectos sociales de las tramas políticas que se abordan en Los papeles de Chantall. En este texto, el autor retrata descarnadamente a los partidos políticos como lo que son: simples maquinarias de acceso al poder, que han traicionado los ideales históricos que los vieron nacer. Los líderes políticos (incluyendo el viejo y enfermo patriarca, que maneja los hilos del poder y de los negocios y respecto del cual es imposible no hacer semejanzas) adquieren los rasgos de cínicos y perversos personajes que buscan el acceso a puestos para consolidar sus negocios privados en una maraña de corruptelas que todo lo abarca, incluyendo el otrora prestigioso Poder Judicial y su tristemente célebre Sala Tercera, protagonistas de primer orden aunque solo sean mencionados en un par de páginas. Concluí la novela justo el día en que varios medios anunciaban que la lista de precandidatos para el próximo proceso electoral superaba la decena (y casi todas las caras eran de viejos conocidos) y pocos días antes en que se mencionara la reunión de varios dirigentes políticos anunciando la necesidad de coalición o acuerdos para designar candidatos de consenso. En ese marco, es imposible dejar de hacer asociaciones con lo que, de modo magistral, “anticipó” el escritor. Sin embargo, en la realidad, a diferencia de la novela en donde la naturaleza se compadece y hace su obra, la pesadilla está lejos de concluir.

Los papeles de Chantall pone, en clave literaria, lo que su autor conoce por la profesión y el oficio que desempeña: un cuadro de descomposición tan grande que lleva a la náusea. Ojalá que, sin embargo, la fuerte denuncia que aquí se hace solo le depare a su creador consecuencias positivas. Las merece, porque el suyo no es un oficio de ciegos, sino de grandes videntes que pretenden trasmitir, a quienes leemos, aquello que quizá nosotros sí dejamos de percibir.

Hay que seguir prestando mucha atención a las diferentes manifestaciones artísticas nacionales de estos tiempos. No hay casualidades, solo causalidades y lo que nos gritan las obras contemporáneas rompe el silencio de la aldea.

Pronunciamiento Foro de Mujeres del INAMU: ante la urgencia de resguardar la institución rectora en materia de políticas públicas para las mujeres

SURCOS comparte el siguiente comunicado del Foro de Mujeres del Instituto Nacional de la Mujer:

Foro de Mujeres del INAMU

Al Presidente Carlos Alvarado

A la Junta Directiva del INAMU

A la opinión pública 

Ante la urgencia de resguardar la institución rectora en materia de políticas públicas para las mujeres

El Foro de Mujeres del Instituto Nacional de las Mujeres, integrado por 33 organizaciones de mujeres y mixtas hace un llamado respetuoso al Señor Presidente de la República y a la Junta Directiva del INAMU a garantizar las condiciones institucionales y financieras de una institución hoy más que nunca llamada a defender los derechos humanos de las mujeres costarricenses.

Es de conocimiento público el aumento de los femicidios ocurridos durante este año, así cómo el ensañamiento de los agresores sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres asesinadas por razones de género.

Por otra parte las mujeres costarricenses somos el sector de la población más golpeado por la pandemia del Coronavirus, lo que ha implicado un aumento muy grande del desempleo y subempleo de las mujeres, siendo las mujeres el sector más golpeado de la fuerza laboral del país. Asimismo, las mujeres hemos subsidiado la pandemia del Coronavirus con un aumento exponencial de la carga global de trabajo, que ha hecho recaer sobre nuestras espaldas una demanda aumentada de trabajo para cuidar a las personas enfermas y sanas, así cómo en las actividades de prevención de los contagios. A lo que se suma el desplazamiento de las actividades de la educación formal hacia la esfera doméstica y familiar. Lo que ha recaído también mayoritariamente sobre la espalda de las mujeres.

 En estas condiciones, el Foro de Mujeres del INAMU,

  • Solicita respetuosamente al Señor Presidente de la República garantizar que la persona nombrada cómo nueva Presidenta Ejecutiva del INAMU tenga atestados políticos y técnicos y de trabajo en el campo de los derechos humanos de las mujeres; cuente con una trayectoria personal y una sensibilidad demostrada hacia las necesidades y demandas de las mujeres. En particular de las mujeres pobres y empobrecidas de nuestro país. Y tenga posibilidades de contar con un equipo técnico de apoyo con conocimiento de la Administración Pública.
  • Solicita respetuosamente al Señor Presidente, desistir de sus excitativas a la Junta Directiva del INAMU, para que fondos del presupuesto institucional que no se han podido ejecutar en este período fiscal sean trasladados a otras instituciones del sector social, con fines asistenciales o a las arcas del Estado.
  • Comunica al Señor Presidente de la República su oposición a que el país realice gestiones ante el Fondo Monetario Internacional cómo medida para atender la difícil situación fiscal del país. Lamenta que se haya desistido de demandar contribuciones solidarias y justas a los sectores económicos y empresariales que se han enriquecido a costa del crecimiento de la desigualdad y la pobreza en el país.
  • Insta a la Junta Directiva del INAMU a asumir un papel responsable en el resguardo de los recursos financieros institucionales, de manera que en estricto apego al ordenamiento jurídico, se puedan crear reservas que permitan disponer de dichos recursos para fortalecer las capacidades productivas de las mujeres, tanto en lo individual cómo en lo colectivo. Así cómo a desarrollar la autonomía económica de las mujeres tanto a nivel individual cómo colectivo. En el entendido de que las tareas asistenciales son responsabilidad de otras instituciones cómo el IMAS.
  • Demanda a la Junta Directiva del INAMU tomar medidas para subsanar los yerros y dificultades para la asignación total de los recursos de la reciente convocatoria de FOMUJERES, tomando medidas para que dichos recursos se resguarden para las mujeres que en tiempo y forma presentaron su proyecto en el periodo 2020 y fueron evaluadas como en derecho correspondía. Asimismo demanda que se garantice la debida información y rendición de cuentas sobre las condiciones que hicieron inviable la convocatoria de dicho fondo, realizada en el contexto de la pandemia y que se sienten las responsabilidades administrativas correspondientes.

Por otra parte, demanda respetar las propuestas y acuerdos de Mesa de Diálogo entre las organizaciones de mujeres y feministas y el INAMU realizada durante este año, en el sentido de salvaguardar los recursos para una nueva convocatoria de FOMUJERES en el año 2021.

  • Llama a las organizaciones de mujeres y feministas a mantener una actitud vigilante de defensa de la institucionalidad pública que protege los derechos humanos de las mujeres. En particular del INAMU como rector de las políticas públicas para las mujeres y mecanismo nacional para el logro de la igualdad y equidad de género.

 San José, 9 de diciembre de 2020

Por una institucionalidad pública capaz de defender los derechos humanos de las mujeres

Tribunal de Conciencia dará consejos para una cobertura respetuosa de las noticias sobre femicidios

Un grupo de organizaciones de mujeres, con apoyo de las oficinas de género de las universidades estatales y la Fundación Justicia y Género, han organizado el primer Tribunal de Conciencia sobre el tratamiento de los medios de comunicación en los casos de femicidios.

Los Tribunales de Conciencia son eventos abiertos y públicos que convocan a personas claves de la justicia y de otros ámbitos, con el fin de generar un análisis y discusión respetuoso sobre un hecho que violente algún derecho humano específico, genere un reconocimiento de reparación simbólica, tanto individual como colectivo para que no vuelva a repetirse.

La influencia del Tribunal alcanza las áreas política, jurídica, académica y cultural, ya que este tiene una vocación educativa y sensibilizadora, principalmente hacia sectores menos conscientes de la violación de derechos.

En este caso, este tribunal de conciencia abordará la responsabilidad de los medios de comunicación en el reforzamiento de la violencia estructural contra las mujeres.

El desarrollo del Tribunal de Conciencia se realizará los días 8 y 9 de diciembre, de manera virtual a través del fanpage de la Fundación Justicia y Género, en un horario de 10 a.m. a 12 md.

Esta iniciativa forma parte de las actividades de sensibilización de los 16 Días de Activismo contra la violencia de Género, campaña internacional que arrancó el 25 de noviembre, Día Internacional de la Violencia de Género, y se extiende hasta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos.

El tribunal estará integrado por connotadas figuras especialistas en derecho y en periodismo que fungen como juezas, jueces, fiscalía y observadores.

Se trata de la abogada y experta en género, Alda Facio; los abogados especialistas en derechos humanos, Rodrigo Jiménez de Costa Rica, y Christian Paula de Ecuador; las periodistas Yanancy Noguera, Hulda Miranda y Thaís Aguilar, así como la experta internacional en género, Sara Sharrat; este grupo de especialistas fungirá como juezas y jueces, mientras que la abogada y especialista en derechos de mujeres, Roxana Arroyo, hará de fiscala y la escritora y premio Magón 2012, Yadira Calvo será la observadora de las acciones del Tribunal.

Datos dolorosos

De acuerdo con datos de la Fiscalía Adjunta de Género y la Subcomisión Interinstitucional de Prevención del Femicidio, las estadísticas del Organismo de Investigación Judicial y del Observatorio de Violencia de Género del Poder Judicial, recabados por la periodista Hassel Fallas en su análisis La Data Cuenta, entre octubre del 2019 y el 26 de octubre de este año han sido asesinadas 26 mujeres a manos de sus parejas, exparejas, parientes, conocidos o atacantes sexuales.

Empero, hay 41 casos de muertes violentas de mujeres que se están investigando para determinar si se pueden catalogar como femicidios o no.

Muchos de los casos de este año fueron abordados por los medios de comunicación costarricenses y, lamentablemente, algunos de forma imprudente, poco compasiva, revictimizante e inapropiada en términos de derechos de imagen y memoria de las mujeres asesinadas.

Tal ha sido el impacto del desafortunado tratamiento noticioso de los femicidios que proyectos como el Ideario Costa Rica Bicentenaria Diálogo Nacional, la Universidad Nacional y el Tribunal de Honor y Ética del Colegio de Periodistas, realizó y presentaron el 25 de noviembre pasado, un protocolo de prensa para el abordaje y tratamiento informativo de la violencia de género contra las mujeres y sectores vulnerables.

Por ello, este Tribunal de Conciencia procura concientizar sobre la importancia educativa y ética que tienen los medios de comunicación en los derechos de las mujeres, su responsabilidad en la erradicación de los patrones socioculturales que fomentan el sexismo y la violencia, y analizar el papel que juegan los medios con respecto al sufrimiento de las víctimas y sus familiares por la forma de presentar los femicidios.

Cabe recordar una observación que hiciera la antropóloga y escritora mexicana, Marcela Lagarde, quien señalaba que nuestras sociedades “son muy tolerantes a la violencia contra las mujeres o a cualquier forma de cosificación contra ellas”.

Las conclusiones del Tribunal serán una colaboración para las personas profesionales en comunicación y los medios, para que mejoren sus enfoques y abordajes informativos con respecto a estos temas.

Además, la organización de esta iniciativa constituye un homenaje para honrar la memoria de las víctimas de femicidio y una forma de reparación y apoyo para las familias de ellas, que tanto dolor y sufrimiento llevan sobre sus espaldas.

Comunicado de prensa compartido a SURCOS por Efraín Cavallini Acuña, presidente del Tribunal de Honor y Ética del Colegio de Periodistas de Costa Rica.