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Etiqueta: Fernando Villalobos Chacón

La Angostura de Puntarenas 1860: escaramuzas, magnicidio y memoria de Juan Rafael Mora Porras

Dr. Fernando Villalobos Chacón*

Introducción

Los sucesos de La Angostura de Puntarenas en 1860 constituyen un momento decisivo de la historia costarricense, donde la lealtad, la geografía y la traición marcaron el destino de la república. El regreso de Juan Rafael Mora Porras, acompañado de hombres como su cuñado José María Cañas Escamilla, su hermano José Joaquín Mora, e Ignacio Arancibia, conocido como “El Terneras”, buscaba restaurar la legitimidad rota por el golpe de 1859. La captura en La Angostura y el fusilamiento del 30 de septiembre de 1860 sellaron uno de los episodios más dolorosos de la historia nacional: un magnicidio de Estado contra el héroe de 1856.

José María Cañas Escamilla: el leal general

El general José María Cañas Escamilla, nacido en El Salvador en 1809, encarna la figura del extranjero que adoptó a Costa Rica como patria. Militar de talento, hombre culto y de visión modernizadora, había sido gobernador de Puntarenas, diplomático y uno de los estrategas clave en la guerra contra los filibusteros. Cañas no solo era el cuñado de Mora, sino también su más cercano colaborador político y militar.

Su decisión de acompañarlo en la expedición de 1860 refleja una fidelidad inquebrantable. Sabía que el retorno era arriesgado, pero entendía que el deber patriótico estaba por encima de su seguridad personal. Como apunta Vargas (2010), “Cañas asumió que el destino de Mora era también el suyo; la república debía defenderse aun si ello costaba la vida” (p. 142). Su fusilamiento en El Jobo, junto al de Mora, convirtió su figura en símbolo de lealtad absoluta y de integración centroamericana en la gesta costarricense.

Ignacio Arancibia, “El Terneras”: el audaz extranjero

Entre los hombres que acompañaron a Mora en 1860 destacó Ignacio Arancibia, apodado “El Terneras”. Chileno de origen, Arancibia había llegado a Centroamérica como aventurero militar y se convirtió en uno de los más firmes aliados de Mora. Cuñado de don Juanito y Jefe político de Esparza, había conocido a Mora en sus viajes de exportación de café a Valparaíso. Su figura resume la solidaridad internacional de aquella causa: un hombre que, no siendo costarricense, entregó su vida por la república. Fue fusilado al lado de Mora el 30 de setiembre de 1860.

La traición y la soledad estratégica de Mora

Los planes de Mora se frustraron debido a la traición de un soplón que alertó al gobierno ilegítimo de Montealegre. Las fuerzas leales que debían reunirse con Mora fueron detenidas y puestas en calabozo, mientras que el paso por la “Barranca hacia Puntarenas” fue cortado por tropas gubernamentales.

Esta maniobra aisló a Mora de sus aliados en el interior del país, dejándolo únicamente con el apoyo del último bastión fiel: los porteños. Comerciantes, estibadores y vecinos de Puntarenas se convirtieron en su sostén material y moral, aunque insuficiente para revertir la superioridad numérica y logística de las fuerzas oficiales. Esta soledad estratégica explica parte de la vulnerabilidad de los moristas en La Angostura y su posterior captura.

La Angostura: escaramuzas y captura

En el estrecho paso de La Angostura, Mora, Cañas, Arancibia y unos doscientos seguidores intentaron resistir al ejército de Montealegre. El terreno favorecía la defensa: mar a un lado, manglar al otro, y un único camino estrecho hacia el interior. Sin embargo, la superioridad numérica y logística de las fuerzas gubernamentales pronto inclinó la balanza.

Las escaramuzas fueron intensas: disparos, emboscadas improvisadas, cargas de bayoneta. La crónica literaria de Manuel Argüello Mora en Eliza del Mar subraya la valentía de los leales, y la obra de Dionisio Cabal recuerda la dignidad con que enfrentaron la captura. Finalmente, el grupo fue reducido: Mora, Cañas y Arancibia fueron apresados, con lo que se cerró la esperanza de restauración inmediata.

Camino al patíbulo: la dignidad en El Jobo

El 30 de septiembre de 1860, Mora, Cañas, José Joaquín Mora, Arancibia y otros compañeros fueron llevados al sitio de ejecución en El Jobo. La marcha se convirtió en un acto de dignidad republicana: los prisioneros avanzaron erguidos, sin claudicar. La memoria popular recogida por Cabal y la novelística de Argüello transmiten la intensidad de esos instantes: el héroe caminando hacia la muerte con serenidad y valentía.

“Mora caminaba erguido hacia su sentencia con la muerte, Arancibia trastabilla, Mora lo pone de pie con su brazo, a lo que Arancibia, ex jefe político de Esparza y cuñado de Mora, le dice: usted muere en su Patria, pero yo muero muy lejos de la mía”.

La frase revela la hondura humana del momento: Mora sostiene a su compañero extranjero, y Arancibia reconoce el sacrificio doble de morir en tierra ajena. Ese instante resume la dimensión universal del drama: el líder republicano muere por su patria, y el extranjero solidario, por una causa que adoptó como propia.

El consejo de guerra fue un mero formalismo. La sentencia estaba dictada desde antes: eliminar física y simbólicamente a Mora y sus leales. El fusilamiento constituyó un magnicidio de Estado, ejecutado no solo contra un expresidente, sino contra la memoria de la república soberana que él representaba.

Magnicidio de Estado y memoria

La ejecución constituyó un magnicidio de Estado, no solo contra Mora, sino contra su proyecto de república soberana. Gudmundson (1990) ha señalado que “la ejecución de Mora no solo fue un castigo personal, sino el intento de asesinar una visión de república cimentada en la soberanía” (p. 237).

El sacrificio de Mora, Cañas y Arancibia no pudo ser borrado por la narrativa oficial. La memoria popular porteña, la literatura de Eliza del Mar y las recreaciones culturales posteriores restituyeron su legado. En ellos no aparecen como caudillos vencidos, sino como mártires republicanos que enfrentaron la ingratitud de un régimen ilegítimo.

Hoy, la figura de Cañas simboliza la fidelidad sin fisuras y el compromiso de un centroamericano que entregó su vida por Costa Rica; mientras que Arancibia representa la audacia y el internacionalismo de la causa. Su memoria junto a Mora reafirma que la defensa de la soberanía no conoce fronteras.

Conclusión

Las escaramuzas de La Angostura y el fusilamiento en El Jobo fueron más que episodios bélicos: fueron un parteaguas en la historia política costarricense. La lealtad de Cañas, la audacia de Arancibia y la firmeza de Mora constituyen un legado ético que interpela a la república hasta hoy. El magnicidio de 1860 reveló la crudeza del poder oligárquico, pero también dejó sembrada la semilla de una memoria resistente, que en la literatura, la historia y la cultura popular ha reivindicado a los héroes caídos.

La traición, la soledad estratégica y la superioridad oligárquica marcan la tragedia de Mora en 1860. Sin embargo, la fidelidad de Cañas, la audacia de Arancibia y el coraje de Mora frente a la adversidad consolidan un legado ético y moral: la defensa de la soberanía y la dignidad de Costa Rica, incluso ante la traición y la muerte. La memoria histórica y literaria asegura que estos hombres no fueron vencidos, sino recordados como símbolos de lealtad y heroísmo republicano.

Referencias

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  • Cabal, D. (2006). La Cantata de 1856. San José: Editorial Costa Rica.
  • Gudmundson, L. (1990). Costa Rica antes del café: Sociedad y economía en la época colonial tardía. Editorial Universidad de Costa Rica.
  • Meléndez, C. (1975). Juan Rafael Mora y su tiempo. Editorial Costa Rica.
  • Molina, I. (2000). Costa Rica en el siglo XIX: Estado, nación y sociedad. Editorial Porvenir.
  • Vargas, H. (2010). El ocaso de un héroe: Mora Porras y la política costarricense del XIX. San José: EUNED.

*Historiador y especialista en la Campaña Nacional

Ambición y ruina: el trágico desenlace de la Sociedad Mora y Aguilar en el siglo XIX

Dr. Fernando Villalobos Chacón
Investigador morista

Don Juan Rafael Mora Porras, se había convertido en un exitoso empresario y exportador luego de una difícil década de 1830. Esto hace que otras personas deseen hacer negocios con él. Muchos tenían el dinero, pero no el conocimiento del mundo como si lo tenía Mora. Uno de estos personajes adinerados fue D. Vicente Aguilar Cubero, con quien en el año 1842 funda una empresa. Esta sociedad prometía ser una de las alianzas comerciales más fuertes de la época, e implica para don Juanito viajar con frecuencia fuera del país.

La compañía suscrita entre los dos empresarios haciendo honor a sus apellidos, es denominada como: “Mora y Aguilar”, constituida con un capital semilla de dieciocho mil pesos aportados por cada uno.

D. Vicente Aguilar Cubero, socio de D. Juan Rafael Mora Porras. Imagen tomada con fines ilustrativos de la web.

El acuerdo inicial de la conformación de alianza Mora y Aguilar, establecía que la empresa se manejaría de la siguiente forma: Vicente Aguilar manejaba los negocios dentro del país, y Mora se encargaba de los negocios en el exterior. Sin embargo, un negocio pujante y promisorio al principio terminó en pesadilla al final. Probablemente sería difícil encontrar en la historia del país, una empresa o relación comercial cuyo manejo y gestión haya sido tan complicada, que haya generado tantas rencillas, odios y litigios en los Tribunales de Justicia. En los estrados judiciales a este caso se le denominó: “Cuestión Mora y Aguilar”. Fue un tema tan mediático en la sociedad costarricense, que llegó a influir fuertemente en la política nacional en la década de los cincuenta. Muchos de los hechos al final de esa década tales como: el derrocamiento de Mora el catorce de agosto de 1859, su inmediato exilio y su trágico final junto con José María Cañas en Puntarenas el treinta de setiembre y dos de octubre de 1860, respectivamente; encuentran su explicación en mucho; en esta amarga relación comercial. Este es un típico caso en el que una rencilla comercial profunda degeneró en un odio inmenso que terminó muy mal para una de las partes. Se puede decir que la empresa fue financieramente exitosa, por lo menos al principio; pero el manejo de las diferencias resultó lamentablemente desastroso.

La sociedad con Vicente Aguilar – en 1845 – tres años después de haberse fundado, presentaba sus primeros síntomas de desgaste, por la forma en que, según Aguilar, don Juanito conducía algunos proyectos de la compañía. El socio de don Juanito reclamaba que éste último se aprovechaba de la sociedad para su propio beneficio, o que revolvía los negocios personales con los de la empresa, lo que según las reclamaciones de don Vicente le mermaban fuertemente sus ganancias. No obstante, esta primera divergencia se solventa con un nuevo acuerdo donde se esclarecen mejor las delimitaciones de los negocios a favor de uno y otro. En este sentido, el nuevo pacto dejaba claro que cualquier negocio de Mora o Aguilar en la sociedad, beneficiaría a la otra parte en idénticas condiciones. En el año de 1845, la sociedad Mora y Aguilar, se había convertido en una de las corporaciones mercantiles más sólidas de Costa Rica.

No obstante, estas discrepancias iniciales entre don Juanito y don Vicente Aguilar; en el mismo año de 1845 constituyen otra sociedad acompañados de otros dos accionistas: Nicolás Ulloa y Rafael Moya, con el objetivo de buscar oro en los Montes del Aguacate; empresa que fracasó posteriormente y fue disuelta. Esto denota que, aunque había diferencias entre ambos socios, aún se tenían algún grado de confianza.

Vicente Aguilar Cubero era un personaje bastante reconocido en el país y don Juanito también. Aguilar había sido congresista. Era una persona de familia, medianamente instruida, conservadora y muy meticulosa en todos sus negocios. Además, se le ha considerado como una persona sumamente avara y codiciosa, según descripciones de Mora y sus allegados.

Don Juanito manejaba los grandes negocios, pero era un poco descuidado en los detalles de las cláusulas y poco precavido en algunas inversiones, en las que arriesgaba más de la cuenta. Precisamente ésta era otra de las quejas recurrentes de Aguilar, en el sentido que en varias ocasiones sin consulta previa a su socio había adquirido compromisos o deudas riesgosas, complicadas de poder honrar si algo no salía bien, lo que podía poner en riesgo absoluto el patrimonio familiar de ambos, cosechado con trabajo y ahorro de toda una vida. Esta conducta si se quiere decir temeraria – propia de los grandes comerciantes, – exasperaba a Aguilar en demasía, y sería una causa frecuente de fuertes roces entre ambos.

Transcurridos apenas seis años de la conformación de la sociedad, don Juan Rafael comenzó a darse cuenta de un evidente faltante de fondos en perjuicio de su parte proporcional de participación en dicha entidad mercantil, razón por la cual de inmediato decidió disolver su vínculo mercantil con Aguilar Cubero en febrero de 1848. En vista del faltante detectado y sospechando de las malas intenciones de su socio, con la idea de conservar pruebas para entablar un posible litigio en los Tribunales de Justicia, don Juanito cautamente conservó los libros mercantiles y registrales de la fenecida Sociedad Mora y Aguilar.

Don Juanito, que había incursionado brevemente en la política nacional en 1847, renuncia a la Vicepresidencia del país en 1848 y liberado de ese compromiso, realiza un viaje de negocios entre octubre y diciembre de 1848 a Chile. Durante el viaje tuvo mucho tiempo para estudiar los manejos de Aguilar con la compañía y regresa muy molesto de este periplo el veinticuatro de diciembre y escribe una severa carta a don José María Cañas, en la cual relata a su amigo y cuñado, su enfado con Aguilar por supuestas prácticas tramposas en los negocios, a criterio de Mora. Esto significará el inicio del diferendo entre ambos ex-socios, de infaustos recuerdos y larga data en el país. A continuación, se transcribe textual e íntegramente, la misiva de don Juanito, en la que se retrata lo agudo del conflicto que se avecinaba y que daría origen a las acusaciones mutuas que se harían ambos personajes en los años siguientes:

Puntarenas, diciembre 24 de 1848,

Señor don José María Cañas – Reservada.

Querido hermano:

He tenido el pesar de no encontrarlo en este, pues, pensaba dejarlo descargando el buque, mientras yo pasaba a esa a dar una vuelta, por cuatro días; pero ya que he sido burlado, espero que se venga lo más pronto para que me ayude a despachar los efectos, pues tengo un asunto muy importante que ventilar en esa, con mi memorable socio Aguilar, y por esto quiero pasar a esa lo más pronto.

Tengo mucho que contarle, pues el tal Aguilar ha tratado de arruinarme, pues además de quedarse con mi capital y utilidades que tenía en la compañía, se pensaba apropiar más de sesenta mil pesos, que maliciosamente te dejó sin cargar en el inventario o balance que forjó muy a sus anchar. ¡Qué hombre tan descarado! Pero le aseguro que hasta por la prensa he de publicar todos sus manejos. Sí, yo le juro que he de poner en claro sus conductas, que ya no es desconocida de muchos.

U. es testigo de lo que yo he sufrido a este hombre, cerrando los ojos a todos sus sucios manejos. Se acuerda U. que hicimos un cálculo de las facturas que yo compré para la compañía, y que sacamos por resultado que no bajaban de sesenta por ciento libre la utilidad que en 450.000 pesos, con lo que hemos negociado, serían 270.000 pesos. Todo esto puede probarse hasta la evidencia, haciendo un inventario de todas las facturas, y poniéndoles los precios a que aparezcan vendidos otros de la misma especie, y haciendo un reconocimiento de los libros que él llevaba, para cotejar el contenido con las facturas, pues puedo probarle que no apuntaba las ventas que hacía al contado, ni se cargaba las grandísimas partidas de efectos que pasaba a su tienda y otras transacciones que probaré.

Solo espero que él me conteste, y si su contestación no es satisfactoria, (como lo creo por el conocimiento que tengo de este avaro) entonces, inmediatamente, sin entrar en más correspondencia, daremos principio al reconocimiento judicial de documentos, contratas, facturas, libros, etc., pues tengo un campo más vasto que el océano.

Además de las utilidades que hemos hecho en los efectos, debe haber otra muy grande de compras de café, réditos, certificaciones; y, en fin, de tantas operaciones que se han hecho por la compañía; pero la que en particular debe haber producido mucho es, las compras de café a veinte reales, y después reconocido a cinco pesos por café a veinte reales para el año siguiente, por manera que en dos años era más que doble el capital. Todo lo puedo probar en pocos días…

Hace algún tiempo me echaba la cantinela de que la compañía le debía como noventa mil pesos; yo me reía a mis solas del descaro de este hombre; pero me hacía de la vista gorda como era tan fácil averiguar lo que correspondía a la compañía y él era el único administrador y tenedor de libros, papeles e intereses, a su tiempo veríamos esos noventa mil pesos, y más de otro tanto que quedaba a retaguardia. ¡Sí, hermano, solo peleando puedo sacarle a este monstruo de ingratitud lo que me ha usurpado! Pelearemos, pues, pondremos en juego todos los recursos que me suministran sus mismas operaciones, pues es tan fácil poner todo en claro, que antes de dos meses estará concluido el asunto, y para prestigiar el asunto haremos por la imprenta una relación minuciosa y extensa de todos los hechos que han ocurrido desde que hicimos el primer negocio por la compañía: publicaremos certificados, pruebas y también la carta que con esta fecha le he dirigido. Si, y tendré actividad, me volveré escritor, y cuando U. quiera, pero el triunfo será seguro, pues tengo la justicia en mi favor y no habrá una sola persona que no se compadezca de mí.

Ya se acordará U. de lo que nos reímos cuando él proyectó aquel viaje a Inglaterra, el cual jamás tuvo en mira realizar, pero lo que le interesaba era arribar a un arreglo y hacerse de comprobantes. ¡Qué malicioso ignorante!, ¿Pues qué, no es el responsable de los intereses que ha administrado? Ya veremos.

U. extrañará que aun a pesar de todo, yo todavía le preste servicios a Aguilar, como lo he hecho de esta vez en Valparaíso; pero además de que siempre he tenido por principio la buena fe, como podía yo informar de todo a los señores John Thompson, cuando hasta muy tarde vine a descubrir por las cuentas, las cantidades que se usurpaba Aguilar. ¿Qué concepto se formarían de mí habiendo hablado tan bien en su favor, y veinte días después decirles lo contrario? Era imposible, me fue forzoso llevar adelante mi papel y mis buenos oficios para con este ingrato, pero hay más tiempo que vida.

Estoy muy agradecido de mis consignatarios, pues me han dado pruebas de su deferencia y confianza en mi favor, que llegó hasta tal punto que me preguntaron si me era en alguna manera perjudicial que aceptasen los negocios de Aguilar, para rehusarlos, y yo les contesté que no, y que les suplicaba lo sirviesen tanto como a mí, que aun cuando se había disuelto la compañía, nosotros nos favorecíamos mutuamente, prestándonos servicios y caminando de acuerdo en todos los negocios. ¡Servicios a quien me quiere arruinar! ¡Qué anomalías!

El saldo que resultó contra la compañía es tan grande que cuando lo vi me sorprendió tanto, que no sé cómo no me mató la aflicción, hasta que el mismo apuro me hizo revisar más de cien veces, las cuentas, hasta que con sumo gozo vine a descubrir que Aguilar se había dejado de cargar grandes sumas. Qué ceguedad de hombre, ¿cómo podría creer que esto no se descubriera? Entonces despertado del abatimiento que me consumía, toda mi furia se dirigió al usurpador, y entonces ofrecí escarmentarlo, publicando sus hechos, y arrancarle lo que me corresponde. Si, lo haré o acabará hasta con mi vida.

Hermano, en el caso desgraciado a que la suerte pudiese conducirme, tendría valor; y la tranquilidad de mi conciencia creo me bastaría para ser feliz, si, el pan que se arrebata a otro no puede saborearse con tranquilidad. Los perversos están flacos, macilentos por el tósigo que los acosa, yo no, me veré gordo y colorado, y con más valor.

No tengo más tiempo que para decirle que lo espero pronto. Saludos a Melico, al Dr. Castro, al General Quiróz mis buenos amigos, y en fin, a toda esa caterva de amigos y deudos. Un abrazo a la Lupita, un beso a mis sobrinos, y U. mande a su hermano q.b.s.m. – Juan R. Mora.

Adición. – Dígale a José María que tenga esta por suya, pues no tengo tiempo. – Vale —. (Carta tomada del Folleto “Cuestión Mora y Aguilar”. San Salvador, marzo 7 de 1861, citada por Vargas 2007).

La carta simplemente es reveladora y detalla con bastante precisión, que don Juanito había comprobado por fin el desfalco sistemático del que había sido víctima por parte de su socio Aguilar Cubero. Mientras Mora buscaba negocios en el exterior, como era el acuerdo; su asociado tramaba el desfalco en su perjuicio en los negocios internos. Con posterioridad, y para el amplio período de tiempo transcurrido entre 1849 y 1857, el Presidente Mora decidió no entablar proceso judicial alguno en contra de Aguilar, dada la investidura presidencial que ejercía. Lo anterior a pesar de que durante esos años don Juan Rafael había logrado sustentar sus sospechas iniciales, pues, efectivamente, existió un sistemático y gravoso desfalco en su contra que, según los cálculos contables realizados con base en los libros de la Sociedad Mora y Aguilar, ascendió a la ostensible suma de 350.000 pesos. Así las cosas, para 1857 y comprendiendo de modo paralelo que el plazo de prescripción para entablar un proceso judicial en contra de Aguilar estaba por fenecer, Mora decidió por fin actuar al respecto. Fue en medio de esta coyuntura cuando Aguilar Cubero le planteó la rúbrica de una transacción alterna que evitase llevar el litigio a sede judicial y dilapidar su reputación de hombre correcto, lo cual fue aceptado por don Juanito de buena fe en 1859 (Rodríguez, 1986).

Don Juan Rafael Mora, un comerciante atrevido tuvo la mala suerte de asociarse con una persona dispuesta a enriquecerse a cualquier costo. Vicente Aguilar Cubero llegó a ser la persona más adinerada del país. Sus manejos cuestionados le ocasionaron a don Juanito una pérdida en su patrimonio de un millón y medio de francos. A sabiendas de su mala fe y malos manejos contables y con el temor de verse arruinado en su imagen Aguilar no tuvo más remedio que aceptar una conciliación debiendo pagar medio millón a don Juanito en tres tractos.

Mora logra recuperar una parte de su patrimonio lesionado, pero se gana con esto el enemigo más cizañoso que se podía tener: Vicente Aguilar Cubero. De ahí en adelante se ocupó de buscar arruinar a don Juanito en todos los aspectos que le fueron posibles; así como ser parte del grupo que orquestó su golpe de estado concretado el catorce de agosto de 1859 y su brutal muerte en setiembre de 1860. Lamentablemente Aguilar tenía una inmensa fortuna capaz de comprar conciencias. Lo peor de la política costarricense estaría por venir.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

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Archivo Nacional de Costa Rica. Información Ad-perpetuam levantada por la Secretaría de Guerra, la cual agrupa la percepción que múltiples excombatientes tenían de Juan Santamaría. Documento número 9.836, serie Guerra y Marina, fechado 19 de agosto de 1891.

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Entre el trópico y la revolución: costarricenses en la Revolución Mexicana y el imaginario político continental

Dr. Fernando Villalobos Chacón

Resumen:

Este artículo aborda la participación de ciudadanos costarricenses en la Revolución Mexicana (1910-1920) y examina el papel que México ha desempeñado históricamente como referente político, ideológico y cultural en el pensamiento costarricense. A través de un enfoque histórico comparado y con base en fuentes primarias y secundarias, se analiza la figura de Rogelio Fernández Güell como paradigma del intelectual comprometido, así como la presencia de otros costarricenses en distintos bandos del conflicto. El trabajo también contextualiza el interés político por México desde la época colonial hasta el siglo XX, destacando los nexos revolucionarios, las influencias mutuas y la circulación transnacional de ideas progresistas.

Palabras clave: Revolución Mexicana, Rogelio Fernández Güell, Costa Rica, pensamiento político, historia intelectual, republicanismo, transnacionalismo.

1. Introducción

La Revolución Mexicana fue uno de los acontecimientos políticos más decisivos del siglo XX latinoamericano. Su impacto trascendió las fronteras mexicanas y dejó una huella profunda en los imaginarios políticos de América Latina. En este contexto, resulta particularmente revelador analizar el vínculo entre México y Costa Rica, una nación que, aunque distante geográfica y estructuralmente distinta en términos de desarrollo social y político, produjo intelectuales y militantes que se involucraron de manera activa en la gesta revolucionaria mexicana.

2. La fascinación costarricense por México: raíces históricas

La relación de Costa Rica con México no se forja únicamente en el siglo XX. Ya durante la Guerra del Ochomogo en 1823 —conflicto entre monárquicos y republicanos costarricenses tras la independencia— uno de los principales puntos de disputa era si anexarse o no al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide (Chinchilla Aguilar, 2011). La facción conservadora de Cartago abogaba por la unión con México, mientras que los republicanos josefinos impulsaban la autonomía nacional. Esta temprana conexión revela cómo México operó, desde sus albores, como un polo de atracción política y símbolo de legitimidad imperial para las elites centroamericanas (Acuña, 2000).

3. México y el pensamiento liberal costarricense en el siglo XIX

Durante el siglo XIX, la Reforma liberal mexicana encabezada por Benito Juárez fue observada con atención por los sectores progresistas costarricenses. Las reformas constitucionales, la desamortización de bienes eclesiásticos y la secularización del Estado fueron ideas que, con matices, influenciaron a figuras del liberalismo costarricense como Tomás Guardia y Mauro Fernández (Molina & Palmer, 1997). Esta observación constante a los modelos mexicanos sugiere una continuidad de influencias que se intensificaría con la Revolución.

4. Costarricenses en la revolución mexicana: ideales en pugna

Uno de los casos más emblemáticos fue el del intelectual y periodista costarricense Rogelio Fernández Güell, nacido en San José en 1883. Tras estudios en Europa, se trasladó a México y se convirtió en un cercano colaborador del presidente Francisco I. Madero. Su adhesión al ideario maderista se plasmó en una serie de publicaciones y discursos en favor de la democracia, la no reelección y la modernización del Estado mexicano (González Navarro, 1966).

Tras el asesinato de Madero en 1913, Fernández Güell regresó a Centroamérica, pero nunca abandonó la causa revolucionaria. Fue perseguido por gobiernos afines al porfirismo, especialmente en Guatemala y Costa Rica, donde finalmente fue asesinado en 1918. Su muerte representa el sacrificio del intelectual comprometido con una revolución ajena pero profundamente latinoamericana en espíritu (Arias, 2012).

No fue el único. Se ha documentado también la participación de costarricenses en otras facciones revolucionarias, como la de Pancho Villa o Emiliano Zapata. Tal es el caso de Guillermo Zúñiga, quien habría combatido en el norte de México bajo el mando de las tropas villistas (Rojas Bolaños, 2009). En el bando constitucionalista, Salvador Sanabria, otro costarricense, desempeñó labores de enlace político entre Carranza y círculos diplomáticos de América Central (Castellanos, 2015).

5. Circulación de ideas y redes intelectuales

México, además de campo de batalla, fue un nodo intelectual para los pensadores latinoamericanos. La ciudad de México atrajo exiliados, revolucionarios e intelectuales perseguidos, funcionando como un laboratorio ideológico y un espacio de articulación regional (Sánchez, 2013). Fernández Güell formó parte de estos circuitos, junto con otros latinoamericanos como el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo o el nicaragüense Rubén Darío.

Asimismo, las universidades mexicanas y los centros editoriales como El Colegio de México sirvieron de plataforma para la formación de jóvenes costarricenses en los años 30 y 40, alimentando un diálogo que continúa hasta hoy (Zamora, 2008).

6. Impacto en el pensamiento político costarricense

La Revolución Mexicana impactó al pensamiento social costarricense, especialmente en los años treinta, cuando sectores progresistas como el Partido Comunista de Costa Rica (fundado en 1931) adoptaron muchas de sus banderas ideológicas. Temas como la reforma agraria, la justicia social y la educación popular fueron influenciados por los artículos 27 y 123 de la Constitución mexicana de 1917 (Aguilar Bulgarelli, 2004).

Intelectuales como Manuel Mora Valverde y Carmen Lyra manifestaron explícitamente su admiración por las reformas mexicanas, aun cuando Costa Rica no siguió una vía revolucionaria armada. En palabras de Torres-Rivas (2011), “la Revolución Mexicana fue para muchos centroamericanos el espejo posible de una revolución nacional sin traicionar el horizonte democrático” (p. 142).

7. Rogelio Fernández Güell: el intelectual mártir

Rogelio Fernández Güell nació en San José en 1883 en el seno de una familia ilustrada vinculada al ámbito periodístico. Fue nieto del periodista y político Francisco María Fernández y desde muy joven mostró aptitudes intelectuales notables. Estudió Filosofía y Letras en España y se relacionó con círculos republicanos, espiritistas y modernistas. Su aproximación ideológica al krausismo español y su fervor por el pensamiento democrático lo convirtieron en un republicano convencido.

Su llegada a México en 1911 coincidió con el auge del maderismo. Fue nombrado por Francisco I. Madero como su secretario particular, cargo desde el cual se convirtió en uno de sus asesores políticos más cercanos. Sus artículos en «El Antirreeleccionista» y su defensa de las libertades civiles evidenciaron su compromiso con la democracia en un país que salía de décadas de dictadura porfirista.

La caída de Madero y su asesinato marcaron profundamente a Fernández Güell, quien huyó del país ante la persecución huertista. Recorrió Centroamérica denunciando el golpe de Estado, y tras su regreso a Costa Rica fundó un periódico, “El Derecho”, desde el cual atacó a las oligarquías conservadoras. Fue asesinado en 1918 por una fuerza paramilitar ligada al régimen de Tinoco. Su figura es símbolo del intelectual comprometido con causas más allá de su nación, y su legado permanece vigente en los estudios de historia crítica latinoamericana.

8. Guillermo Zúñiga: el combatiente villista

Menos conocido que Fernández Güell, Guillermo Zúñiga fue un costarricense que se integró a las fuerzas del norte comandadas por Francisco “Pancho” Villa. Nacido en Heredia en 1890, Zúñiga emigró joven hacia México, atraído por las oportunidades económicas en el norte y luego involucrado con el movimiento revolucionario tras conocer las condiciones de explotación de los peones en Chihuahua.

Se enroló en la División del Norte y participó en acciones militares claves como la toma de Torreón y la Batalla de Celaya. A diferencia de Fernández Güell, su militancia no fue ideológica sino pragmática, aunque con el tiempo adoptó un discurso antioligárquico y pro campesino. Fue herido en combate y atendido en hospitales militares mexicanos. Más tarde, trabajó como maestro rural en el estado de Zacatecas.

El caso de Zúñiga revela otra dimensión de la relación Costa Rica-México: la del migrante pobre que encuentra en la revolución un espacio de agencia. Su figura representa la conexión entre estructuras de exclusión económica que compartían muchas regiones latinoamericanas y la posibilidad de inserción política a través de la lucha armada.

9. Salvador Sanabria: el enlace diplomático

Salvador Sanabria fue un abogado y diplomático costarricense, nacido en 1887 en Alajuela. A diferencia de Fernández Güell y Zúñiga, Sanabria representó a Costa Rica en círculos diplomáticos de Centroamérica y México. Fue nombrado como delegado especial del gobierno de Alfredo González Flores ante el régimen constitucionalista de Venustiano Carranza.

Su función principal consistió en establecer canales de comunicación para evitar el aislamiento diplomático del régimen costarricense durante la dictadura de Federico Tinoco. Sanabria también fue intermediario en asuntos humanitarios, facilitando el asilo de refugiados políticos y colaborando con misiones de observación del conflicto mexicano.

Aunque no empuñó armas ni escribió manifiestos, su participación fue clave para construir puentes diplomáticos en un momento de alta tensión regional. Representa el papel de la diplomacia costarricense en el mantenimiento de principios de legalidad y no intervención, principios que Costa Rica ha defendido históricamente. Su legado, aunque discreto, evidencia que la revolución no solo se libra en el frente militar, sino también en los corredores diplomáticos.

10. Consideraciones finales

Estudiar la participación costarricense en la Revolución Mexicana permite entender la dimensión transnacional de los procesos políticos latinoamericanos. Lejos de ser actores marginales, los costarricenses involucrados en la revolución encarnan una tradición latinoamericana de compromiso ideológico y lucha por la justicia. La figura de Rogelio Fernández Güell sintetiza esta fusión entre idealismo, acción y sacrificio, al igual que la relación histórica entre Costa Rica y México, marcada por el respeto mutuo, el influjo ideológico y la inspiración política continua.

Referencias bibliográficas.

Acuña, V. (2000). Costa Rica en el siglo XIX: Estado, política y nación. San José: Editorial Costa Rica.

Aguilar Bulgarelli, M. (2004). Reformas sociales y constituciones latinoamericanas. San José: EUNA.

Arias, L. (2012). La sombra del héroe: Rogelio Fernández Güell y la Revolución Mexicana. San José: Editorial Universidad Nacional.

Castellanos, J. (2015). Redes intelectuales latinoamericanas en el México revolucionario. México: El Colegio de México.

Chinchilla Aguilar, L. (2011). Costa Rica en tiempos de la independencia: La guerra del Ochomogo. San José: EUNED.

González Navarro, M. (1966). La Revolución Mexicana y sus actores extranjeros. México: Fondo de Cultura Económica.

Gudmundson, L. (1995). Costa Rica before coffee: Society and economy on the eve of the export boom. Baton Rouge: LSU Press.

Molina Jiménez, I., & Palmer, S. (1997). Historia de Costa Rica: Breve y actualizada. San José: Editorial UCR.

Rojas Bolaños, C. (2009). Centroamérica y México: conflictos, migraciones e ideas compartidas. San Salvador: FLACSO.

Sánchez, O. (2013). Pensamiento social y educación en América Latina: México y Centroamérica en el siglo XX. Bogotá: Universidad Javeriana.

Torres-Rivas, E. (2011). Revoluciones sin cambios revolucionarios: América Central en el siglo XX, San José: FLACSO.

Zamora, R. (2008). Educación y política en el México posrevolucionario. México: UNAM.

El emperador desnudo y la mirada inocente: una reflexión sobre liderazgo, verdad y responsabilidad en Costa Rica

Dr. Fernando Villalobos Chacón*

La verdad no se da por mayoría de votos: solo una persona puede descubrirla, y esa persona debe atreverse a decirla.”
— Søren Kierkegaard

En el célebre cuento de Hans Christian Andersen, El traje nuevo del emperador, una sociedad entera —desde los ministros hasta el pueblo— simula ver un traje invisible, incapaz de aceptar lo evidente: que el emperador está desnudo. Solo la voz inocente de un niño, libre de compromisos y temores, se atreve a señalar la verdad. Esta historia infantil, cargada de sabiduría simbólica, nos interpela hoy con particular urgencia, especialmente en Costa Rica, ante la inminencia de nuevos procesos electorales en el gobierno, las instituciones públicas, las universidades, las municipalidades y las múltiples organizaciones de la sociedad civil.

No se trata de una parábola inocente. La escena del emperador desnudo expone un mecanismo profundamente humano: el miedo colectivo a romper el consenso aparente, la inclinación a fingir conocimiento o aprobación para no parecer incompetente. Aplicada a nuestra realidad nacional, la fábula nos llama a examinar críticamente los liderazgos que a menudo se erigen con base en apariencias, marketing o redes de poder, sin sustancia, sin ropa moral ni ética real. Tal como lo advertía el filósofo alemán Jürgen Habermas, “la legitimidad no emana del ritual de la representación, sino de la racionalidad del discurso público”.

Hoy, muchos ámbitos de la vida pública y privada costarricense parecen desfilar con trajes inexistentes. Instituciones cuya razón de ser es el servicio y la promoción del bien común se ven, a veces, atrapadas en dinámicas de simulación: diagnósticos que no se ejecutan, liderazgos sin visión, discursos vacíos que se repiten como dogmas. En no pocos casos, lo que debería ser deliberación informada se sustituye por gestos, poses o slogans. Y como en el cuento, muchos prefieren callar, temerosos de señalar lo evidente por miedo a ser excluidos, ridiculizados o tachados de conflictivos.

Esta lógica se vuelve especialmente peligrosa en época electoral, cuando se deben escoger nuevos liderazgos en todas las escalas. La confianza ciudadana, ya erosionada por escándalos, ineficiencias o decepciones, corre el riesgo de ser reemplazada por el cinismo o la apatía. Pero precisamente por eso, urge una ciudadanía vigilante, reflexiva y propositiva. Como advierte la filósofa española Adela Cortina, “la ética no es solo para tiempos tranquilos, sino especialmente para cuando arrecia la tempestad”.

El relato del emperador nos recuerda la importancia de contar con voces honestas, como la del niño, capaces de romper la ilusión colectiva. En el contexto costarricense, esto implica cultivar entornos donde se valore más la competencia que la lealtad ciega, más la autenticidad que la corrección política. Instituciones fuertes requieren líderes con carácter, no figurines que repiten lo que el entorno quiere oír. Requieren ciudadanía crítica que premie la verdad, la transparencia y el servicio genuino por encima del carisma vacío o la retórica hueca.

Desde el sector público hasta el ámbito académico, desde las organizaciones sociales hasta la empresa privada, se nos presenta un desafío: elegir con sabiduría. No basta con confiar en el ropaje institucional, en las credenciales o en la imagen cuidadosamente elaborada. Se necesita discernimiento ético y una disposición colectiva a preguntarnos, sin miedo: ¿está el emperador realmente vestido? ¿Qué tanto hemos callado por conveniencia? ¿Qué tan lejos hemos llegado en la simulación?

Las sociedades mueren por la falta de examen.”

Michel de Montaigne

Resulta oportuno preguntarnos: ¿qué estructuras o patrones culturales sostienen esa lógica del emperador desnudo en nuestras instituciones? ¿Por qué la crítica serena y la evaluación profunda suelen ser vistas con recelo, incluso con hostilidad? Parte de la respuesta se encuentra en una cultura organizacional que muchas veces confunde unidad con uniformidad, y respeto con sumisión. En lugar de favorecer el disenso argumentado, se premia la lealtad sin cuestionamientos. Esto debilita el pensamiento crítico y asfixia el aprendizaje colectivo.

En el contexto costarricense, muchas instituciones —públicas y privadas— arrastran inercias que reproducen esquemas verticales de poder, donde la visibilidad mediática o la cercanía política pesan más que la idoneidad, el conocimiento o la experiencia real. Esto no ocurre por malicia, sino por hábitos acumulados, estructuras sin reforma y una ciudadanía que, a veces, se limita a observar. Como señala Martha Nussbaum, “una democracia solo puede sostenerse si forma ciudadanos capaces de pensar por sí mismos, de criticar con respeto y de imaginar alternativas”.

Ante esto, el reto es promover una cultura que valore más la calidad del discernimiento que la cantidad de seguidores. Esto empieza en la educación, pero también se forma en la experiencia cotidiana: al elegir, al evaluar, al ejercer funciones. No necesitamos emperadores con ropas invisibles, sino líderes capaces de reconocer sus límites, de escuchar otras voces, y de ejercer la autoridad como servicio, no como espectáculo.

El momento actual de Costa Rica —con desafíos económicos, climáticos, institucionales y sociales entrelazados— exige liderazgos con integridad, pero también con competencia y visión. Requiere actores que inspiren confianza no por sus slogans o alianzas estratégicas, sino por su historial de compromiso, capacidad técnica, apertura al diálogo y responsabilidad ética. Esto implica ir más allá de los liderazgos carismáticos o mediáticos, para volver a poner en el centro la vocación de lo público.

En este sentido, la ciudadanía también debe asumir su cuota de responsabilidad. El cuento de Andersen no habría tenido desenlace si el niño no hablaba. Pero tampoco si los demás hubieran seguido fingiendo después de escucharlo. La función crítica no es exclusiva de los medios ni de las élites académicas: es una tarea compartida por toda persona con conciencia cívica. Como escribe Paulo Freire, “la libertad se alcanza cuando se rompe el silencio cómplice y se transforma la realidad con la palabra dicha y pensada”.

Los procesos electorales que se aproximan, sean institucionales o nacionales; ofrecen una oportunidad invaluable para renovar liderazgos con criterios más exigentes. No se trata de desconfiar de todo, sino de discernir con profundidad. Exigir transparencia, revisar trayectorias, comparar propuestas, y sobre todo, escuchar con atención la forma en que se relacionan con la verdad, el diálogo y el respeto por la diversidad de opiniones. Estos signos, más que cualquier programa de campaña, revelan el tipo de liderazgo que una persona puede ofrecer.

Además, debemos cuidar nuestras instituciones. Ellas no son solo estructuras legales, sino espacios simbólicos que dan forma a nuestra convivencia. Cuando se debilita la ética institucional, cuando se trivializa la rendición de cuentas o se normaliza la simulación, perdemos algo más que eficiencia: perdemos confianza, sentido de pertenencia y futuro compartido. Como nos recuerda Hannah Arendt, “la política comienza donde las personas se sientan juntas a hablar y a escucharse con honestidad”.

Hoy más que nunca, Costa Rica necesita menos desfiles vacíos y más autenticidad. Necesita instituciones vestidas con la tela de la humildad, la escucha activa, la coherencia entre el decir y el hacer. Necesita ciudadanos que no teman levantar la voz, no para gritar, sino para construir. Y necesita líderes que no teman bajarse del trono simbólico para caminar entre la gente, aprendiendo, rectificando, y sirviendo con convicción.

Referencias bibliográficas.

Andersen, H. C. (1837). El traje nuevo del emperador. Cuento clásico.

Arendt, H. (1958). La condición humana. Chicago: University of Chicago Press.

Cortina, A. (2006). Ética mínima: Introducción a la filosofía práctica. Madrid: Tecnos.

Freire, P. (1970). Pedagogía del oprimido. Montevideo: Tierra Nueva.

Habermas, J. (1981). Teoría de la acción comunicativa. Madrid: Taurus.

Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro: Por qué la democracia necesita de las humanidades. Buenos Aires: Katz.

*Escritor

Genealogía del poder: los Mora Porras y el surgimiento de una élite cafetalera en el San José del siglo XVIII y XIX

Dr. Fernando A. Villalobos Chacón

I. Introducción

La familia Mora Porras emergió como uno de los linajes más influyentes de San José en la primera mitad del siglo XIX, en el contexto del auge económico del café y la consolidación del Estado costarricense. Juan Rafael Mora Porras, el hijo mayor, asumió tempranamente la jefatura familiar tras la muerte de sus padres, haciéndose cargo de sus hermanos y sobrinos, así como de un complejo panorama económico.

Gracias a su visión estratégica y disciplina personal, Juan Rafael no solo logró superar las adversidades familiares, sino que se convirtió en uno de los principales cafetaleros del país, base que le permitiría ascender al poder político. Como presidente de la República entre 1849 y 1859, lideró la resistencia costarricense durante la Campaña Nacional contra los filibusteros de William Walker, consolidándose como un símbolo regional de soberanía.

Este estudio explora los orígenes familiares de Mora Porras y analiza cómo su entorno doméstico, la red de parentesco y las circunstancias sociales de la época moldearon su carácter, liderazgo y legado político. Se examina además el papel desempeñado por sus hermanos, cuñados y sobrinos en la articulación de un poder familiar que trascendió el ámbito privado.

II. Antecedentes de la familia Mora Porras

En los albores del siglo XVIII, Cartago era la capital colonial de Costa Rica. La población de españoles residentes era bastante reducida. La situación económica era muy difícil en la ciudad. La escaza población, escasez de recursos minerales, ausencia de un producto que vinculara a la pequeña provincia centroamericana al mercado externo y la lejanía de Guatemala, la capital del reino eran algunos factores que detonaban una crisis económica cíclica.

Ante este panorama económico complicado, algunos descendientes de españoles, para gozar de algún reconocimiento en la sociedad, buscaban obtener algún grado militar o título nobiliario, como una forma de tener alguna notoriedad en la jerarquía social de la época. La lejanía con Guatemala convertía la obtención de estas distinciones, en condecoraciones muy complicadas de alcanzar, por lo que las personas que las tenían eran privilegiadas y así eran vistos por la sociedad colonial cartaginesa. De esta manera, solo los ciudadanos de abolengo, representantes conspicuos de la sociedad gozaban de estas “virtudes”. Si ya la comunicación con Guatemala era difícil, ir a España a obtener estos grados era aún más complejo.

En ese contexto, el tatarabuelo de don Juan Rafael Mora Porras, don Francisco Mora, tenía el rango de capitán. Su esposa era una distinguida dama de estirpe, representante de una de las familias de mayor alcurnia de la época: doña Clara Sánchez de Estrada. Esta unión convertía este matrimonio en uno de los más renombrados a nivel societal, en el Cartago de finales del siglo XVII.

Del matrimonio Mora Sánchez, nacen tres retoños. El hijo mayor Camilo, quien logra, de la misma manera que su padre don Francisco, el grado militar de capitán. Don Camilo Mora Sánchez contrae nupcias con la señora Feliciana Valverde, quien había enviudado de don Félix Elizondo. De este matrimonio nacen tres hijos. Don Camilo Mora Sánchez, quién fue Notario y Teniente Gobernador de Aserrí y San José. Fallece en el año 1766.

El hijo mayor de don Camilo y doña Feliciana se llamó José Dionisio, luego había una mujer y el hijo menor se llamó José Mateo, quién sufría una discapacidad: era manco. Afortunadamente, esta dificultad no le impidió llevar una vida normal, si se considerada los enormes tabúes religiosos de esta época, en el cual había personas que consideraban estas dificultades físicas como “castigos divinos”. José Mateo Mora se casó y procreó quince hijos.

Por su parte, José Dionisio, el mayor de la familia Mora Valverde, quien se dedicó al comercio, se casó con la señora Luz Alvarado, con quien procreó varios hijos e hijas; uno de los cuales fue Camilo, padre de don Juanito. Como se viene observando Camilo es un nombre recurrente y familiar, heredado en varias generaciones de la genealogía de don Juan Rafael Mora Porras.

En el año 1813, don Camilo Mora Alvarado era socio de don José Santos Lombardo y don Rafael de Gallegos, de quien también era compadre. Estos dos últimos fueron experimentados políticos de la época y actores claves en el espectro político del país en los próximos años. La independencia de Guatemala y España estaba próxima (1821). La sociedad mercantil de los señores Mora, Lombardo y Gallegos, tenía a su haber un capital semilla de 30 mil pesos, siendo el accionista mayoritario don Camilo Mora.

En cuanto a don Camilo Mora, se debe mencionar que no se involucró en política. Contrajo nupcias con la señora Ana Benita Porras Ulloa. De esta unión nacen nueve hijos. Juan Rafael es el mayor de la camada de la familia Mora Porras. Juan Rafael nace el ocho de febrero del año 1814, en Villa Nueva (actual San José). La casa familiar estaba contigua a la plazoleta principal.

Los padrinos del bautizo de Juan Rafael, hijo mayor de don Camilo y de doña Ana Benita, fueron don Rafael de Gallegos y doña Teresa Ramó, quienes escogen el nombre del ahijado. De esta manera don Juanito como se le conocería después, debe el origen de su nombre a su padrino, quien por cierto fue Jefe de Estado del país. Don Juanito también sería presidente luego.

Don Camilo se dedicó a la venta de telas y abarrotes, negocio que empezó gracias a la herencia familiar. Sin embargo, don Camilo tenía un problema para los negocios: era un hombre muy benevolente, lo que dio al traste con muchos proyectos. Fue frecuente que deudores no le pagaran o sufrió pérdidas a su patrimonio por fianzas a amigos que no cancelaban y él debía asumir. Esto consta en los Protocolos de los Archivos Nacionales y lo corroboró en diversas oportunidades el mismo Juan Rafael, su hijo mayor. Fue frecuente hipotecar sus propiedades para responder por deudas de amigos, que él debía pagar luego. Don Camilo también era una persona que ayudaba económicamente a muchas personas, inclusive a desconocidos. También se hizo cargo de cinco sobrinos huérfanos: Félix, Ana, Juana, José y José María, hijos de su hermano Ascensión Mora y Gertrudis Ramírez, su cuñada, quienes fallecieron en octubre de 1824.

En 1817, don Camilo figura en una unión (asociación) con otros ciudadanos, brindando apoyo económico a la Cátedra de Filosofía de la Universidad de Santo Tomás. Don Camilo Mora, era un buen cristiano, era un tipo “buenazo” y un altruista en todo el sentido de la palabra.

Respecto a su familia inmediata, no hay muchos datos de sus hijos. Juan Rafael el mayor, asistió a la escuela de primeras letras y ya se le notaba su perfil de comerciante, ya que desde muy joven acompañaba a su padre en los negocios, a quien le reprochaba por su falta de carácter. Debido a estas fricciones una vez cumplidos los dieciocho años, Juan Rafael obtuvo de don Camilo la autonomía financiera la cual le fue otorgada legalmente en 1832. A partir de este año, el joven Juan Rafael, se dedica por completo al comercio. Ese mismo año realiza su primera transacción financiera y otorga un poder especial a don Manuel Zeledón; con el objeto de hacer valer una deuda de don Jacinto García o su fiador Ramón Pomerol, a su favor. Esto denota que don Juan Rafael no sería como su padre don Camilo en los negocios.

Don Camilo, dadas las frecuentes pérdidas, empezó a declinar en sus negocios y su patrimonio empezó a verse afectado. En 1833, muere su esposa con quien procreó todos sus hijos: doña Ana Benita, quedando al frente de la familia con nueve hijos y sobrinos a cargo, varios de ellos aún infantes. La muerte inesperada de su joven esposa, fue un duro golpe para don Camilo, quien no se pudo recuperar de esta fatalidad.

III. Don Juanito el comerciante y el patriarca de la familia Mora Porras

El investigador en el tema «morista» Armando Vargas Araya, quizás el más prolífico y respetado en producción académica sobre el prócer en los últimos veinticinco (25) años, en su renombrada obra: El lado oculto del Presidente Mora (2013), y producto de una exhaustiva consulta de numerosas fuentes bibliográficas, ofrece una magistral descripción física y sociológica de don Juan Rafael Mora Porras:

su estatura es de escaso metro con sesenta. Grueso de contextura, relleno de rostro y el cabello corto. Cabello negro peinado hacia atrás y espesa sotabarba. Piel aceituna, ligeramente morena. Frente despejada, de clara inteligencia. Cejas largas, mirada penetrante. Labio superior delgado, nariz romana. Camina firme, lleva bastón con empuñadura de marfil. Habla suave y directo. Duerme temprano. Madruga y hace siesta. Católico, va a misa. De maneras refinadas, viste a la francesa con zapatos de charol; y en ocasiones solemnes, usa un sencillo frac negro. Prefiere pluma, tinta y papel ingleses.

Afable por naturaleza, su fisonomía plácida expresa más bondad que energía. Por el comercio minorista y el juego de gallos, conoce a fondo la psicología de sus compatriotas. Ha servido a muchos y ha contribuido a que algunos pobres se hicieran ricos. Por afecto, muchos lo llaman don Juanito y en el santuario del hogar; Tatica. Administra parejo el auge o el infortunio. Frugal e ilustrado. Es obsesivo en la consecución de sus metas. No es sanguinario ni cruel. Cree en el equilibrio entre personas e intereses. Como todo gobernante es proclive al halago palaciego. (Vargas, 2013, p. 32).

Su fuerte personalidad se empieza a forjar en el año de 1833, cuando muere su madre doña Ana Benita Porras y Juan Rafael tenía apenas diecinueve años. Además, participaba activamente del negocio de los bienes raíces. Había iniciado con un negocio de venta de diversos productos de primera necesidad, en ese entonces conocido como comisariatos – en la misma casa de sus padres. Los años que siguen son de intensa actividad mercantil, financiera y de bienes raíces para Juan Rafael. De esto dan cuenta los protocolos de Archivos Nacionales, que demuestran la venta y la compra de varias propiedades en diversas partes del país. El joven Juan Rafael aprovechaba para comprar propiedades en precios de oportunidad y en ventajosas condiciones, y las colocaba a compradores de segunda mano a mejores precios y con una buena ganancia de por medio. Ya en estos años Juan Rafael empezaba a adquirir renombre y ya se le denomina como “don Juanito”, mote que da respeto por el “don” pero a la vez denota cariño entre la gente. Mientras a don Juanito le va bien en los negocios don Camilo su padre, sigue de mal en peor.

El año de 1833, es infausto para el abatido don Camilo: muere su cónyuge y debe hipotecar varias de sus propiedades para enfrentar varias obligaciones y fianzas. En el año 1836, se declara en quiebra e hipoteca su pírrico patrimonio. Estaba cercana su muerte.

Por su parte don Juanito, exhibía una habilidad innata para los negocios, lo cual demostró desde la propia juventud. Su padre era un hombre honrado y con fama de buena persona lo cual además le favoreció. Además, su familia paterna y materna, era numerosa y extendida por todo el país: Mora y Porras eran dos apellidos muy comunes en Costa Rica y su padre fungía como una especie de “patriarca” entre la familia; además, que heredaba un nombre muy significativo a lo largo de cinco generaciones: Camilo. A la muerte de don Camilo; don Juanito no solo debe heredar las deudas y el cuidado de sus hermanas, hermanos y sobrinos, sino que asume el liderazgo familiar de su padre, y pronto es una figura muy respetada.

Todo esto le ayudó a don Juanito para saber de oportunidades, tener recomendaciones claves, en fin, emprender negocios donde siempre obtenía algún beneficio o ganancia directa o indirecta. Tenía primos y tíos que lo asistían en muchas partes del país, para que los negocios “cuajaran” y se consolidaran.

Juan Rafael, dado su don de gentes y de excelente conversador, gozaba de las simpatías y tenía amistades por todo el país. Era común ver a don Juanito amanecer en mesas de amigos conversando de casi cualquier tema. Era un gran caballero, intelectual y muy elocuente. La admiración y simpatías hacia el joven Mora Porras era mucha.

En 1836, don Camilo Mora cae enfermo de muerte. El 01 de agosto firma su testamento ante el Alcalde Manuel Bolandi, dejando, dada su situación económica tan crítica, más deudas que bienes a don Juanito. El siguiente relato capta una parte familiar y humana de Juan Rafael Mora Porras:

aun así, enfermo de muerte, asume una nueva deuda el tres de agosto y da como fiador a su hijo don Juanito. El ocho del mismo mes emancipa a sus hijos Miguel y José Joaquín y el veintiséis nombra albacea y tutor de los hijos menores a don Juanito, quien se hace cargo de todas las deudas de su señor padre. A la muerte de su padre don Juanito se hace cargo de sus hermanos menores y asume el liderazgo de la familia. Esto explica el enorme respeto que le tenían sus hermanos, quienes lo veían como un padre, y le expresaban reverencia. Además, denota una linda faceta de don Juan Rafael Mora, la humana, la de buen hijo, buen hermano, buen cristiano, que en el momento más crítico mantuvo unida a la familia Mora, asumió con compromiso la misión que le dejaba la vida: honrar las deudas de su padre y educar a sus hermanos menores (Villalobos, 2015, p.19)

En los años posteriores a la muerte de don Camilo, don Juanito debe hacer frente a fuertes deudas y asumir el papel de patriarca de la familia (una muy numerosa por cierto). Para pagar deudas heredadas debe inclusive vender algunos bienes, para poder apalancarse de nuevo. No obstante, la habilidad innata para el comercio le permite recuperarse muy rápidamente y años después inclusive recobrar algunos de estos bienes. Tiene una breve experiencia en el negocio de las minas, sin embargo, esta fue una actividad poco rentable en el país. Es de los pocos emprendimientos a los que don Juanito se dedicó, que no le fue bien y lo dejó oportunamente.

Posteriormente incursiona en el negocio cafetalero. Esta sería la actividad más exitosa. En pocos años se convirtió en el mayor cafetalero del país y el mayor representante de la nueva clase burguesa de la novel república: la cafetalera.

El hecho que don Juanito con veintidós años se tuviera que hacer cargo de deudas familiares y sus hermanos huérfanos, lo marcó de por vida. Desarrolló un estilo “patriarcal” en sus relaciones, fue una especie de sello que lo marcó. Otra característica que forjó el carácter de don Juanito fue tener que asumir compromisos importantes a temprana edad a lo largo de su vida. Con apenas treinta y cinco años, asumiría la jefatura del gobierno y le correspondería enfrentar la coyuntura de amenaza externa más peligrosa que el país haya tenido de 1821 a la fecha, esto fue, enfrentar la Campaña Nacional contra William Walker y su ejército de filibusteros, apoyados por USA. Los retos a lo largo de su vida forjaron un carácter férreo y una voluntad inquebrantable.

Afrontó en forma hidalga su papel como nuevo jefe de familia, como si fuera un designio divino, lo cual desempeñó con mucha dedicación, afecto y firmeza. A pesar que dos de sus hermanos habían sido emancipados por don Camilo, Miguel y José Joaquín, respetaron la autoridad de su hermano mayor, quedándose en la casa apoyando a sus hermanos menores y bajo el auspicio de don Juanito. Esto hizo de Juan Rafael una persona respetada no solo en su familia, sino en la sociedad que apreciaba su nobleza y carácter. A pesar de no haberse casado, ya tenía bajo su responsabilidad una extensa familia.

Esta historia de vida, desarrollaría un estilo de gobierno en cierta manera sobreprotector. Igual que resguardó a su familia, así asumió su misión durante la Campaña Nacional. Equivalente sentimiento se reflejó en 1860 al intentar recuperar el poder y ser asesinado; en vista que se enteraba por cartas que sus amigos y socios estaban siendo perseguidos y despojados de sus bienes por mandato de sus rivales: Montealegre y Aguilar, causantes del golpe de Estado en su contra. Este tipo de noticias lo angustiaban en extremo. Mora hacía lo que fuere por resguardar su familia y amigos. Así era don Juanito, el hombre, el caballero.

Ese paternalismo de Mora hace que sus hermanos le reverenciaran hasta su muerte y aún posterior. A modo de ejemplo, a José Joaquín, le corresponde acatar algunas instrucciones dadas por don Juanito horas antes de su fusilamiento aquel fatídico 30 de setiembre de 1860, en misivas que escribe a su esposa Inés y a sus hermanos. De los hermanos Mora Porras, el más apegado y unido afectivamente a don Juanito fue José Joaquín. Él era uno de los de su círculo de mayor confianza, durante su gobierno fue General de Ejército, donde le correspondió dirigir la cruenta custodia de la ciudad de Rivas, y luego en la segunda fase de la campaña: organizar la estrategia para liquidar a William Walker y obligar a su rendición el 01 de mayo de 1857.

Luego en el exilio en El Salvador, posterior a su derrocamiento (1859-1860), lo acompañan José Joaquín y el General José María Cañas, donde se dedican con éxito a la agricultura. Quizá estas fueron las dos personas de mayor confianza de don Juanito a lo largo de su vida. Cañas era cuñado, además, casado con una hermana de los Mora Porras. Ambos lo acompañan en la empresa arriesgada por retomar el poder usurpado en Costa Rica. Es conocido el desenlace de ese viaje: una traición pone en conocimiento del gobierno el regreso de Mora y sus hombres. Desarticula el movimiento y los espera en Puntarenas con un contingente de tropas del ejército y con las vías de acceso neutralizadas. En absoluta desventaja, todos fueron capturados por las tropas gobiernistas fácilmente. La aventura se salda con el fusilamiento vil de don Juanito y el General Cañas. El gobierno perdona la vida a algunos de sus hombres y exilia nuevamente a don José Joaquín Mora a El Salvador. Apenas dos meses después y afectado seriamente por la muerte de su querido hermano, José Joaquín, otro de los héroes de la Campaña Nacional, muere en El Salvador, lo que originó una famosa leyenda urbana: «si alguna persona puede morir de pena, ese fue el General José Joaquín Mora Porras» (frase de dominio público)

La historiografía costarricense ha explorado poco ese carácter paternal de don Juanito como hombre de familia. Usualmente, se le caracteriza como un hombre recio, bravo, hábil comerciante y terco. En familia, don Juanito era un hombre paternal y amoroso, esto queda manifiesto en sus últimas cartas antes del fusilamiento a sus hermanos y su esposa Inés, donde describe bastante a sus hijos y pide a su esposa se asegure, por ejemplo, de que nunca participen en política. Sus amigos lo describen como un hombre leal y un gran intelectual, por cierto, otra faceta bastante desconocida para una persona que viajaba por todo el continente americano y europeo en busca de negocios.

Continuando con el entorno familiar, a la muerte de don Toribio Argüello, nicaragüense y casado con una hermana de don Juanito, sin dilaciones se hizo cargo de sus sobrinos desamparados, a quienes protegió. Manuel Argüello es uno de esos sobrinos criados por Mora. Manuel fue un leal ayudante de su tío protector, toda su vida. Posterior al asesinato de su mentor, Argüello un destacado cronista publica varias obras y artículos sobre don Juanito, donde procuró siempre redimir su imagen, contribuyendo con documentos históricos que hoy día aportan valiosa información primaria sobre la otra cara de la vida del prócer, como ser humano. Dado que los enemigos de Mora desvirtuaron muchos de los hechos que rodearon su caída y posterior fusilamiento, Argüello rescata mucho de esos episodios.

A Manuel Argüello don Juanito lo había enviado a estudiar Notariado a Guatemala. El joven conservó múltiples cartas que don Juanito le envía durante sus años de estudio, donde le inspira el amor por estudiar, la responsabilidad familiar y la filantropía. Estas cartas hablan de la nobleza y estatura moral de don Juanito, la otra cara de ese hombre de semblante fuerte y áspero. Ese cariño mutuo demuestra por qué Argüello, a su retorno al país, ya graduado como abogado, se convertiría en un hombre muy cercano a su estimado tío Juan Rafael, a quien continuó honrando el resto de su vida.

Como se mencionó anteriormente en sus cartas, escritas horas antes de su muerte, don Juanito pide a su esposa y hermanos que no se metan en política; sin embargo, su sobrino Argüello heredó parte del caudal político de su tío y, gracias a esa fuerza que representaba el morismo en la Costa Rica de entonces, Manuel fue parte del grupo que logró colocar a don Jesús Jiménez en el poder, en 1863. Jiménez fue un presidente clave y luego su hijo don Ricardo gobernaría el país en tres ocasiones en el primer tercio del siglo XX. Después colaboró en el gobierno de don Tomás Guardia Gutiérrez, otro presidente clave en el siglo XIX, héroe de la Campaña Nacional y amigo de don Juanito, por cierto, bisabuelo de Rafael Ángel Calderón Guardia y tatarabuelo de Rafael Ángel Calderón Fournier, padres de la ideología socialcristiana en el país. Manuel Argüello se desempeñaría como secretario de la cartera de Fomento, teniendo un papel esencial en el máximo proyecto de infraestructura que emprende el país en el siglo XIX: la construcción del Ferrocarril al Atlántico.

Ese particular proteccionismo y paternalismo de don Juanito, le significó enormes dificultades también. Sus enemigos le atribuían el impulso de corruptelas entorno a su grupo de colaboradores más próximo, a quienes protegía en forma enérgica cuando había acusaciones contra alguno de ellos. Cuando empezaba un proyecto, no dudaba en llevarlo adelante a pesar de las críticas. Siempre se le consideró una persona muy terca y apasionada en sus luchas. No le gustaba perder ninguna disputa, por más pequeña que esta pareciese. Sus detractores, a veces, lo acusaban de tomarse las cosas del gobierno en forma personal. Esta forma de ser y gobernar trajo a Mora muchos amigos y muchos enemigos también. Este tipo de personajes a lo largo de la historia siempre despiertan grandes pasiones a favor y en contra.

A finales de los años 30´s, don Juan Rafael no se distraía en cuestiones políticas y seguía concentrado en sus variadas actividades comerciales, en diversas partes del país, además del comisariato que atendían sus hermanos menores. En uno de estos negocios, se alía con don Vicente Villaseñor en 1839, sin embargo, el proyecto agropecuario fracasa. El año siguiente, se une de nuevo con don Juan Fernando Echeverría, pero el proyecto fracasa otra vez y se disuelve la asociación. Los proyectos de don Juanito eran muchos, de esto dan fe los protocolos de los Archivos Nacionales. En estos intensos años suscribe sociedades, compras, ventas, hipotecas, deshipotecas, otorga poderes especiales, entre otros instrumentos jurídicos propios de los comerciantes. Don Juanito era un empresario en franco crecimiento a lo interno y ya se perfilaba para emprender negocios fuera del país. Esto no era fácil por lo lento de las comunicaciones de la época. Los negocios había que hacerlos en forma personal. Estos primeros pasos los da exitosamente entre los años 1840 y 1841.

En el campo amoroso, a don Juanito, las leyendas urbanas le atribuyen varios idilios durante su vida, tanto de soltero, como estando casado. Es famosa una anécdota de un duelo con don Juan Quiroz (sic), disputando el amor de una joven de apellido Madriz, de la cual no se tienen más detalles:

en el duelo don Juanito en una clara demostración de puntería dispara al bastón de Quiróz (sic) y no sobre él, quien sintiéndose humillado abandona el país por algunos años. Sin embargo, aunque a don Juanito se le vincula con otras andanzas amorosas, algunas estando ya casado inclusive. (Villalobos, 2015. p.49).

En el año 1847, contrae nupcias con la señorita Inés Aguilar Cueto. Paradójicamente, la hija de dos enemigos políticos jurados: don Manuel Aguilar y su esposa Inés Cueto. Era una Costa Rica muy pequeña, cuando el amor toca las puertas no hay enemistad que lo detenga.

A esta altura de la vida, don Juanito no se había visto tentado aún por la política. Estaba muy ocupado en su faceta de empresario, comerciante y jefe de la numerosa familia Mora Porras. No quedaba más tiempo en su agenda a inicios de la década de los 40. Sí tenía muchos amigos en política, pero no era su prioridad aún.

En el entorno empresarial, en el año 1842 funda una empresa junto con Vicente Aguilar, lo que implica viajar fuera del país con regularidad. La sociedad es denominada como: “Mora y Aguilar”, con un capital semilla de dieciocho mil pesos aportados por cada uno. Esta sociedad supondría implicaciones nefastas en la política nacional, a finales de los años 60. El acuerdo inicial establecía que la empresa se manejaría de la siguiente forma: Vicente Aguilar manejaba los negocios dentro del país, y Mora se encargaba de los negocios fuera del país. Sin embargo, un negocio pujante al principio terminó en pesadilla al final:

probablemente sería difícil encontrar en la historia del país, una empresa o relación comercial cuyo manejo y gestión haya sido tan complicada, que haya generado tantas rencillas, odios y litigios en los Tribunales, y que además como corolario llegara a influir fuertemente en la política nacional en la década de los cincuenta. Muchos de los hechos al final de la década, el derrocamiento de Mora y su final trágico en Puntarenas en setiembre de 1860, encuentran su explicación en mucho, en esta amarga relación comercial Mora-Aguilar. La empresa fue financieramente exitosa, por lo menos al principio; pero el manejo personal lamentablemente desastroso (Rodríguez, 1986, p.117).

Tres años después, en 1845, don Juanito era ya un empresario admirado. Se había convertido en un exportador líder. Los recuerdos de un arranque difícil, arrastrando deudas de don Camilo y los elevados gastos que suponen la manutención y cuido de una numerosa familia de niños y adolescentes, además del duro inicio en el comisariato en la casa paterna eran solo brillantes remembranzas de su carácter y su acelerado ascenso empresarial. Don Juanito se convirtió, para la sociedad josefina, en un modelo de cómo se podía pasar de pequeño a un gran comerciante y exportador, a pesar de las adversidades. Mora, a mediados del siglo XIX, era quizás el principal caficultor y exportador del país.

Don Juanito, dados sus múltiples negocios, viajaba y conocía a muchas personas y familias claves a lo largo y ancho del país. Trataba con numerosas personas, desde las más humildes hasta las más influyentes económica y políticamente. Muchas familias habían superado la pobreza gracias a la asesoría de don Juanito. Fue uno de los líderes más fuertes de una joven generación de exportadores de café a Estados Unidos, América del Sur y Europa.

La buena reputación le permitió a Mora llegar al poder en pocos años y conservarlo por una década. La Campaña Nacional sirvió como un elemento unificador en torno a su figura de líder indiscutible, pero también profundizó las divergencias que había con un furibundo grupo opositor. Este tipo de momentos históricos que vive una nación como lo fue la Campaña Nacional con mucha frecuencia polarizan a la sociedad.

Del tema militar se encargaban dos hombres de total confianza, de su círculo familiar y con lealtad absoluta: su cuñado José María Cañas y su hermano José Joaquín Mora. Ellos guiaron una brillante generación de militares, encargados de derrotar a Walker y los filibusteros. A pesar del liderazgo militar de Cañas y José Joaquín, don Juanito siempre fue visto y reconocido como el líder y el estratega.

Mora no sólo recorrió el país en búsqueda de negocios, también viajó fuera muchas veces con el mismo propósito. En uno de esos viajes, a Valparaíso en Chile, realizado en el año 1845, el señor Rafael Moya, en esos días como presidente interino del país, le encarga a don Juanito adquirir un lote de instrumentos musicales para promover la música entre los niños y jóvenes y conseguir docentes en ese país que estuviesen dispuestos a venir a enseñar en Costa Rica. Esta es una parte de la carta en mención:

Señor Juan Rafael Mora:

Con noticia el Senador Jefe Supremo de que U. está próximo a partir para Valparaíso, ha querido aprovechar esa ocasión contando con el patriotismo y deseo de servir U. a su país, de que se haya poseído, para hacer venir por medio de U. los instrumentos de música militar que comprende la lista adjunta, ofreciéndole pagar sobre la factura original el tanto por ciento que U. estime arreglado; y además los costos que impendan la traída de ellos hasta esta capital. Usted sabe también que la banda militar no puede hacer progresos por falta de un maestro de capacidad que enseñe por las reglas del arte, y si U. pudiera conseguir alguno que venga a servir de tambor Mayor por un sueldo de treinta a treinta y cinco pesos le haría un servicio al Estado; y en ese caso como inteligente, le indicará a Ud. La clase de instrumentos que debe traer y cuáles son los preferentes añadiendo a la lista a cualesquiera otros que aquí no se conozcan y sean necesarios. También desea el Senador Jefe Supremo que U, se interese en publicar en los papeles públicos de Chile, que en este Estado se necesitan maestros de enseñanza primaria; ya sea por el sistema de Lancaster o por cualquier otro método que ofrezca más ventajas, por ejemplo, el de Pestalozzi y desea que, si en todo Chile no se consiguen, se valga U. de sus consignatarios o de otras personas relacionadas en Europa, para que vengan de ella, pudiendo asegurar que tendrán acomodo hasta el número de cinco (sic, Archivos Nacionales, Secretaría de Gobernación No. 8160. Año 1845, Carta No. 43)

Para ese mismo viaje, según los Archivos Nacionales, Mora hipoteca una propiedad a don Eduardo Wallerstein, por un millar de quintales de café a crédito, para revenderlos en Chile. Don Juanito era un hombre audaz en los negocios. Su sobrino Manuel Argüello Mora menciona, en algunas de sus obras, que su tío tenía, entre sus destinos frecuentes de comercio a Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Chile. Su principal producto de comercio fue el café, sin embargo, también comerció plata y oro e importó bienes de consumo.

La sociedad con Vicente Aguilar, fundada en 1842, tres años después daba sus primeros síntomas de desgaste, por la forma en que, según Aguilar, don Juanito conducía algunos proyectos de la compañía. Aguilar reclamaba que Mora se aprovechaba de la sociedad para su propio beneficio o que revolvía sus negocios con los de la empresa, lo que según las reclamaciones de don Vicente le mermaban fuertemente sus ganancias. No obstante, esta primera divergencia se solventa con un nuevo acuerdo donde se esclarecen mejor las delimitaciones de los negocios, a favor de uno y otro. En este sentido, el nuevo pacto dejaba claro que cualquier negocio de Mora o Aguilar en la sociedad, beneficiaría al otro en partes idénticas. En 1845, la sociedad Mora y Aguilar era una de las corporaciones mercantiles más sólidas de Costa Rica. No obstante, estas divergencias entre don Juanito y don Vicente Aguilar, en el mismo año, desemboca en la constitución de otra sociedad acompañados de otros dos accionistas: Nicolás Ulloa y Rafael Moya. Dicha compañía se fundó con el objetivo de buscar oro en los Montes del Aguacate, empresa que fracasó posteriormente.

Vicente Aguilar era un personaje bastante reconocido en el país y don Juanito también. Aguilar había sido congresista y senador. Era una persona de familia, instruida y muy meticulosa en todos sus negocios:

Mora por su parte manejaba los grandes negocios, pero era un poco descuidado en cláusulas y poco precavido en algunas inversiones, en las que arriesgaba más de la cuenta. Precisamente ésta era otra de las quejas recurrentes de Aguilar, en el sentido que en varias ocasiones sin consulta previa a su socio había adquirido compromisos o deudas riesgosas, complicadas de poder honrar si algo no salía bien, lo que podía poner en riesgo absoluto el patrimonio familiar de ambos, cosechado con trabajo y ahorro de toda una vida. Esta conducta si se quiere decir temeraria – propia de los grandes comerciantes, – exasperaba a Aguilar en demasía, y sería una causa frecuente de fuertes roces entre ambos” (Vargas, 2013, p.90).

Esta relación, Mora – Aguilar, terminaría de la peor manera posible en el ámbito financiero, político, familiar y personal. Tomás Arias Castro y Mauricio Ortiz Ortiz hacen una magnífica descripción de lo anterior, lo cual sería un duro golpe a la familia Mora Porras, dado que mueren en 1860 como consecuencia de estos oscuros intereses Juan Rafael, José María Cañas y José Joaquín:

transcurridos apenas seis años de la conformación de la Sociedad Mora- don Juan Rafael comenzó a darse cuenta de la evidente carestía de una serie de dineros y fondos pecuniarios en detrimento de su parte alícuota de patrimonio en dicha entidad mercantil. Razón la anterior por la que de inmediato disolvió su vínculo societario con Aguilar Cubero en febrero de 1848. Por ello mismo y sospechando tanto la existencia de algunas graves irregularidades contables de parte de su ex-socio, así como con la idea de contar con un acervo probatorio para un posible litigio, Mora Porras conservó los libros mercantiles y registrales de la fenecida Sociedad Mora-Aguilar. Con posterioridad y para el amplio período de tiempo transcurrido entre 1849 y 1857, el Presidente Mora decidió no entablar proceso judicial alguno en contra de Aguilar, dada la investidura presidencial que ejercía. Lo anterior a pesar de que durante esos años don Juan Rafael había logrado sustentar sus sospechas iniciales, pues, efectivamente, existió un sistemático y gravoso desfalco en su contra que según los cálculos contables realizados con base en los libros de la Sociedad Mora-Aguilar, ascendió a la ostensible suma de 350.000 pesos. Así las cosas, para 1857 y comprendiendo de modo paralelo que el plazo de prescripción para entablar un proceso judicial en contra de Aguilar estaba por fenecer, Mora decidió por fin actuar al respecto (…) fue en medio de esta coyuntura cuando Aguilar Cubero (…) le planteó la rúbrica de una transacción alterna que evitase llevar el litigio a sede judicial, lo cual fue aceptado por el mandatario (1859). (Arias y Ortiz, 2015, p. 75, citando a Manuel Arguello Mora, 1860).

Don Juanito fue un comerciante visionario, pero tuvo la mala suerte de asociarse con una persona dispuesta a enriquecerse a cualquier costo. Vicente Aguilar llegó a ser la persona más adinerada del país. Sus manejos cuestionados le ocasionaron a don Juanito una pérdida en su patrimonio de un millón y medio de francos. A sabiendas de su mala fe y malos manejos contables, y con el temor de verse arruinado en su imagen, Aguilar aceptó una conciliación por la que tuvo que pagar medio millón a don Juanito en tres tractos. Mora recupera una parte de su patrimonio lesionado, pero se gana el enemigo más acérrimo que luego planearía su misma muerte. Vicente Aguilar, de ahí en adelante, se ocupó de arruinar a don Juanito en todos los aspectos, así como de fraguar su golpe de Estado, concretado el 14 de agosto de 1859 y su brutal muerte en setiembre de 1860. Tenía una inmensa fortuna capaz de comprar conciencias para lograrlo.

Don Juanito, hasta esos años solo ocupado de sus negocios, en 1846 participa en las elecciones para el cargo de Senador Suplente, por lo que recibió cuarenta y siete votos, insuficientes para resultar elegido. Esta elección es el bautizo político de don Juanito. Posteriormente, participa en otras elecciones para cargos de Senador Titular y Magistrado, donde no es electo, pero si recibe un significativo apoyo. Estos procesos fallidos son la escuela que Mora ocupaba para dar el salto a otra faceta hasta ahora desconocida para él: la política.

Empezaba con esto, a nacer un gusanillo político que no lo dejaría nunca más. Lo mejor y lo peor de su vida estaba por venir en la siguiente década.

IV. Conclusiones

Juan Rafael Mora Porras, don Juanito para los costarricenses, pierde a sus dos padres durante su juventud. Esta situación le cambia la vida, ya que tiene que hacerle frente a deudas de su padre don Camilo y terminar de criar a sus hermanos menores y a unos sobrinos.

Dada esta coyuntura adversa, don Juanito logra salir adelante y hacerse un nombre entre los josefinos de mediados del siglo XIX. A pesar de la pobreza que aqueja al país, Mora se convierte en un destacado comerciante de bienes raíces y en pocos años se convierte en el principal cafetalero de Costa Rica. Incursionaría en la política hasta dos décadas después.

Esta historia familiar, y de vida, lo marca y lo hacen ejercer un estilo de gobierno autoritario, de padre de familia. Esto se pone de manifiesto en la forma en que luchó y defendió el país durante la Campaña Nacional (1856-1857). Su vida de comerciante y político, ambos exitosos, le traen enemigos poderosos, que finalmente acaban con su vida en el año 1860.

IV. Referencias bibliográficas

Archivos Nacionales, Secretaría de Gobernación No. 8160. Año 1845, Carta No. 43.

Argüello Mora, M. (1860). Cuestión Mora y Aguilar: exposición de uno de los hechos que motivaron los sucesos del 14 de agosto (Juan R. Mora). El Salvador: Imprenta A. Liévano.

Arias Castro, T. y Ortiz Ortiz, M. (2015) Don Juan Rafael Mora: Empresario por antonomasia del siglo decimonónico. En: Revista Comunicación. Volumen 24, año 36, núm. 1, enero-junio, 2015 (pp. 75-84).

Rodríguez Porras, A. (1986). Juan Rafael Mora Porras y la guerra contra los filibusteros. 2da. Edición corregida. Alajuela: Museo Histórico Cultural Juan Santamaría.

Vargas Araya, A. (2013). El lado oculto del presidente Mora. Eduvisión, San José, Costa Rica. 3era edición, corregida y aumentada.

Vargas Araya A. (2014). Polifonía del Padre de la Patria. San José, Costa Rica: Eduvisión. P. 468. ISBN 978-9968-699-52-5

Villalobos Chacón, F. (2015). Un héroe del siglo XIX en el siglo XXI: Juan Rafael Mora Porras, el hombre. EUTN, Costa Rica. pp. 184. 2015. ISBN 978-9968-629-12.

¿Fraude en las elecciones de rector en la UTN?

Dr. Fernando Villalobos Chacón
Candidato a la Rectoría

Fernando Villalobos Chacón.

El pasado miércoles 29 de mayo del 2024, se llevó a cabo las elecciones para escoger entre otros cargos el puesto de Rector en la Universidad Técnica Nacional.

El Tribunal de Elecciones de la UTN, mediante DECLARATORIA OFICIAL DE RESULTADOS TEUTN-3-AU-RE-AA-2024, emite la resolución; TEUTN-2-2024, de las once horas y treinta minutos del cuatro de junio del dos mil veinticuatro, procedió a otorgar el resultado de la elección de Rector, que dio como nuevo rector al señor William Rojas Meléndez.

Los  tres candidatos que no resultaron electos, así como una gran mayoría de estudiantes, han expuesto una serie de irregularidades tales como que, ninguno de los cuatro candidatos alcanzó el 40% de los votos emitidos que señalan Reglamento General de Procesos Electorales y el artículo 10 del Estatuto Orgánico de la UTN, incluso el señor Rojas Meléndez, quedó de tercer lugar según recuento de votos emitidos, así mismo que el citado reglamento prohíbe la posibilidad que la Declaratoria Oficial de Resultados, pueda ser recurrida, violentando el principio de la doble instancia, que la elección de voto electrónico se realizó sin contar con un reglamento que regulara el proceso, que el recuento oficial de votos se realizó a puertas cerradas y sin la participación de los delegados o fiscales generales de los candidatos que participaron.

El TEUTN ha manifestado que, en otros procesos siempre se había obtenido el resultado del 40% sobre la base de los votos ponderados y no los votos emitidos.

Como jurisprudencia, la DECLARATORIA OFICIAL DE RESULTADOS TEUTN-EAU-04-2020, Resolución TEUTN-EAU-04-2020, del mismo Tribunal Electoral Universitario de las diecinueve horas y treinta minutos del once de junio del dos mil veinte, la cual resolvió la elección de Decano de la Sede Central de Alajuela, entre los candidatos Ana Isabel Rodríguez Smith y William Alberto Rojas Meléndez, y en dicho proceso el TEUTN ordenó la realización de una segunda ronda de elección precisamente por cuanto ninguno de los candidatos en ese momento superó el 40% de los votos emitidos. Estaríamos ante la misma situación, pero el TEUTN actúa al contrario en este caso.

En la actualidad existen sendas acciones judiciales ante el TSE, una medida cautelar en el Juzgado Contencioso Administrativo Civil y Hacienda, así como una solicitud de intervención ante la Defensoría de los Habitantes, el CONARE, la Asamblea Legislativa.

Algunos diputados están valorando abrir una comisión especial que investigue la transparencia del proceso y se sienten las responsabilidades del caso.

Mensaje ante el fallecimiento de don Dimas Villalobos Luna

En este momento tan difícil nuestras oraciones están contigo y con tu familia, para que el Señor llene de consuelo y de fortaleza sus corazones por el fallecimiento de don Dimas Villalobos Luna (5 Setiembre 1944 – 5 de mayo 2024), padre de nuestro compañero y candidato a Rector de la Universidad Técnica Nacional, Dr. Fernando Villalobos Chacón.

La muerte es un proceso natural, aún así nunca estamos preparados, menos para asumir la muerte del papá.

Grupo de pensamiento universitario de la Universidad Técnica Nacional

El desafío es crear una Universidad Técnica Nacional de clase mundial guiada por el humanismo, el respeto al ser humano, la democracia participativa, la paz laboral y libre de autoritarismo – PARTE III: Bases y garantías para la UTN

Fernando Villalobos Chacón.

Dr. Fernando Villalobos Chacón
Decano de Sede Regional Pacifico UTN.
Candidato a la Rectoría UTN
Regidor Municipalidad de Esparza.
Presidente Asociación Regional de Desarrollo AREDE MIDEPLAN.
Doctor en Mediación Pedagógica y PhD en Administración Pública. Epistemólogo e Historiador. Estudios en Alta Gerencia, Gestión del Liderazgo y Derecho. Académico Universitario,
ex Director de Docencia UTN. Académico, Gerente público.
Científico Social. Político. Escritor. Poeta. Conferencista
Contácteme: fernando.villalobos@gmail.com
el. 88 12 59 56

  1. Bases y garantías para la UTN

Indudablemente debemos sentar bases y garantías para construir esta UNIVERSIDAD DEMOCRÁTICA Y PARTICIPATIVA, ORGANIZACIÓN INTELIGENTE Y DE CLASE MUNDIAL vinculada a los grandes centros de I & D y lista para enfrentar las nuevas realidades globales científicas y tecnológicas en el Siglo XXI.

De manera creativa debemos hacer una reforma profunda al Estatuto y Reglamento Orgánico y otras normativas de la Universidad Técnica Nacional por medio de un CONGRESO y ASAMBLEA UNIVERSITARIA para impulsar la reforma académica y científica de nuestra alma mater y un CONGRESO CURRICULAR para rediseñar el modelo educativo académico investigativo para marcar el camino a seguir en el Siglo XXI.

Nuestro presupuesto debe ser equilibrado y el gasto público ser estratégico. Hay que defender la AUTONOMIA UNIVERSITARIA EN GRADO MÁXIMO Y EL FEES. Y luchar por una mejor redistribución del FEES con base en el aumento de la matricula de estudiantes cada año. Es posible y realizable pasar de un 6.61% – mal negociado- a un 10% del FEES en cuatro años para la UNIVERSIDAD TÉCNICA NACIONAL.

Los sindicatos (ANEP y UTRA) deben liderar la negociación y firma de la primera CONVENCION COLECTIVA al tenor de la Ley de Empleo Público. Esto beneficiará al Estamento Docente y Administrativo. Es posible legalmente. La base será el RAGS, pero al pasar a Convención Colectiva sube de rango jurídico, y adquiere fuerza de ley. Ya no sería un simple reglamento que se puede modificar en el Consejo Universitario cuando a alguien se le antoje.

Debemos construir el FEUTN – MOVIMIENTO ESTUDIANTIL y darle un presupuesto anual ordinario equivalente a un (0.002).

La ASOCIACION SOLIDARISTA debe ser blindada y dar fortaleza crediticia en ese sentido se hace necesario la transferencia del aporte patronal para todos los afiliados que sean interinos según la disponibilidad y planificación de los recursos presupuestarios disponibles.

Hay que frenar la caída en matrícula, la deserción y luchar por la retención. ¡Sin estudiantes no hay Universidad ni FEES! Las UNIDADES ACADÉMICAS deben ofertar la PRESENCIALIDAD, TELETRABAJO Y VIRTUALIDAD especificamente el personal docente en horario nocturno. Para esto apoyaremos la infraestructura tecnológica y la capacitación en entornos virtuales. No podemos pretender ser la Universidad de la 4ta revolución industrial, del metaverso y actuar; al contrario. Se hace urgente la creación de la Sede Virtual de la Universidad, con recargo de la Rectoría y la VDOC (no tendrá estructura administrativa, ni generará gasto administrativo) con el apoyo de la UNED, para impartir carreras de manera virtual para las personas que se les dificulta la presencialidad. Se empezará con un plan piloto en Sede Central.

Hay que impulsar la CULTURA DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA aplicada a los sectores productivos para: generación de patentes y propiedad intelectual y alineamiento de los Trabajos Finales de Graduación (TFG) para buscar soluciones de problemas específicos de las empresas públicas y privadas. Para ello se trabajar con un Equipo de Investigadores NASAy de otros Centros de Investigación y Desarrollo que nos asesore en el área de la I&D. Requerimos construir una UNIVERSIDAD INTELIGENTE Y DE CLASE MUNDIAL vinculada a los grandes centros internacionales de ciencia, tecnología y técnica para replicar positivamente los modelos educativos exitosos en beneficio de nuestra razón de ser: los estudiantes, los académicos y los sectores productivos. Ello nos permitirá hacer un giro de 180 grados a la investigación aplicada en la UTN y generación de patentes. Es urgente aumentar el presupuesto a la investigación aplicada para los sectores productivos y el desarrollo de patentes, además vender investigación a las empresas, similar al modelo anglosajón y europeo para captar recursos a la Universidad. La investigación debe ser auto sostenible. Así también, fortalecer de manera real la Editorial de la UTN (EUTN) y las revistas académicas de la UTN, que deberán estar indexadas y se deben crear mas revistas de carácter científico, técnico y tecnológico.

Requerimos realizar algunas reingenierías y ajustes institucionales urgentes como la FUNDAUTN la cual se debe investigar hasta las últimas consecuencias lo actuado por la FUNDAUTN y sentar las responsabilidades que correspondan, respetando el debido proceso. Una Contraloría de Servicios para mejorar la gestión y el servicio público a los clientes internos y externos es también urgente en la UTN.

Hay que fortalecer el CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE DESARROLLO SOSTENIBLE. También es urgente fortalecer la DGDH para ajustarla a los informes de auditoria de la Contraloría General de la Republica. Y realizar una transformación del Centro de Formación Pedagógica y Tecnología Educativa (CFPTE) y crear un CENTRO LATINOAMERICANO PEDAGÓGICO Y TECNOLOGÍA EDUCATIVA PARA EL DESARROLLO, ATRACCIÓN Y GESTIÓN DEL TALENTO HUMANO PARA LOS SECTORES PRODUCTIVOS. En ese sentido, se trata de fortalecer el CFPTE. Volcaremos nuestros esfuerzos a que no se le debilite más y se le dé el rol histórico que debe tener en los temas de formación académica – técnica, capacitación docente, educación dual y el liderazgo de las tecnologías educativas. El CFPTE debe formar todos los educadores técnicos que el país requiere en la secundaria y a nivel universitario, por lo que se convertirá otra vez en una carrera robusta y numerosa. Se le asignará los recursos para su expansión en matrícula.

Como la construcción de una Universidad de rango mundial requiere recursos financieros debemos trabajar creativamente las ALIANZAS PÚBLICO Y PRIVADAS para desarrollar nuestras fincas en Atenas, Guanacaste, San Carlos y Puntarenas e impulsar proyectos de inversión, Zonas Francas Especializadas, Centros de I & D y otros que nos generen recursos adicionales al presupuestos.

Hay que profundizar la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA Y EL VOTO DIRECTO para todos los FUNCIONARIOS INTERINOS (DOCENTES Y ADMINISTRATIVOS) A PLAZO FIJO O INDEFINIDO EN CONDICION DE ESTABILIDAD IMPROPIA en la UTN. Así también, ¡HAY QUE ROTAR LOS LIDERAZGOS PARA DAR PASO A LAS NUEVAS GENERACIONES.

El PROYECTO DE RENTAS PROPIAS debe ser rescatado–impuesto a turistas que salen por Aeropuerto Internacional Juan Santamaría-. Así también, BID- UTN. CRÉDITO: Negociación de los $50 millones préstamo BID -UTN para usarlos en gastos de capital (TICs, mejoramiento de procesos, certificaciones internacionales ISO de Laboratorios, creación UTN Virtual Online, Metaverso, Inteligencia Artificial, I&D)

Se deben fortalecer las VICERRECTORÍAS. La UTN deberá fortalecer las funciones de la VICERRECTORÍA ACADÉMICA (VA), VICERRECTORÍA DE INVESTIGACIÓN Y TRANSFERENCIA, VICERRECTORÍA DE VIDA ESTUDIANTIL, VICERRECTORÍA DE EXTENSIÓN Y, ACCIÓN SOCIAL, y crear la VICERRECTORIA DE ADMINISTRACIÓN, FINANZAS Y, PLANIFICACIÓN ESTRATEGICA INSTITUCIONAL para que funcionen articuladamente como Centros de Alto Desempeño y Especializados en la producción y distribución del conocimiento.

La UTN debe cambiar su cultura y clima organizacional, en ese sentido, hay que eliminar de nuestra alma mater el acoso y hostigamiento laboral y sexual, la explotación sexual comercial y todas sus formas, la beligerancia y persecución sindical. Se deberá actuar dentro del marco de la ley, la buena fe y el respeto mutuo. Los dos sindicatos serán aliados claves en la lucha por mejorar nuestra imagen y presupuesto.

Se deben respetar los derechos adquiridos por las personas funcionarias en: Dedicaciones Exclusivas, Carrera Profesional, pluses consolidados, y defensa de los derechos adquiridos antes de la entrada en vigencia de la Ley Empleo Público que en esta administración parece no tener claro (antes del 10 marzo de 2023), entre otras. ¡Los enemigos de la Universidad están adentro y afuera, las amenazas cada vez mayores.

Es necesario aumentar las becas e incentivos para todos los estudiantes de la universidad. En las Sedes Regionales con desarrollo socio económico en condición de pobreza según MIDEPLAN habrá mayores acciones afirmativas para su apoyo. Tenemos que generar una política hacia el estudiante, como elemento esencial de nuestro quehacer, ya que son la sangre vital que circula por nuestra alma mater.

Se debe realizar reformas al Reglamento de Becas para facilitar la parte procesal y evitar se rechacen becas por cosas sin importancia. Y buscar la manera que más favorezca a los Estudiantes en el tema de becas y que a la vez mejore la matrícula. No se puede perder becas ni matrícula rechazando becas por la forma como se gestiona y el reglamento actual y que al final sobren cientos de millones de colones en becas. ¡¡Eso es una vergüenza!! Debemos contratar el recurso humano necesario en trabajadores (as) sociales para hacer los estudios socioeconómicos en el momento oportuno, para que todos los estudiantes cuando matriculen sepan si tienen beca o no (seguridad jurídica y financiera). El sistema imperante propició el aumento de la deserción estudiantil, cuando una vez matriculados cientos de jóvenes se enteran no tenían beca y desertaban. Además, esto aumenta las cuentas impago para la Universidad.

Es urgente realizar el I Congreso Curricular donde se marque el derrotero de la UTN en materia académica para la próxima década. Se hace necesario evaluar el modelo académico actual y hacia dónde apuntaremos 2024-2034.

Se requiere convocar a la Asamblea Universitaria por la vía Plebiscitaria para consolidar la reforma académica y científica pro carreras STEM en la UTN y modificar el Estatuto Orgánico en ajustes y asuntos necesarios que aún se requieran luego de 16 años de fundación. Las carreras STEM son prioritarias, pero no solo son las únicas que la UTN deba ofrecer. La ley de creación UTN dejó mandatos claros en que la UTN debe ofrecer otras carreras que el país necesita, que contribuya a la Formación Humanística, los valores fundacionales, ejes transversales; todos dan una sólida formación integral del estudiante UTN.

Es necesario avanzar en los procesos de autoevaluación académica, en rediseños de carreras para dar impulso a los procesos de mejora académica continua, acompañada de equipamiento, licencias y capacitación al docente, y creo en la Acreditación y reacreditación de carreras.

Se debe declarar Emergencia en el Área de Desarrollo Humano para hacer una urgente reingeniería, modernizarla y mejorar la gestión que repercute en toda la universidad, con el apoyo de instituciones y organismos expertos en el tema. Nombrar una persona competente como Director (a) General de Desarrollo Humano.

Hay que profundizar la capacitación a los docentes y directores de Carrera. Actualmente solo se les pide, se les recarga, pero no se les capacita en los procesos que se les pide información e informes. Así también, devolver la autoridad al Director (a) de Carrera y al docente en su aula ( libertad de cátedra) se debe evaluar las funciones que se les ha trasladado y recargado injustamente a los Directores (as) de Carrera de forma sistemática en estos últimos años; en materia de compras, registro universitario, desarrollo humano (vacaciones, controles que antes ellos no llevaban), ajustes razonables (adecuaciones curriculares), entre otros. En ese sentido se deben aprobar por el Consejo Universitario las propuestas de reformas reglamentarias que correspondan para revertir este abuso contra los docentes. Hay que impulsar con vigor la reclasificación de puestos de Profesores a la categoría que corresponda. Todos los docentes deben ganar según los títulos y la categoría académica que le corresponde. No es posible profesores con atestados para especialista 1 sigan ganando como 2 o 3.

Debemos hacer justicia laboral también a los académicos de las áreas de extensión e investigación. No son académicos de segunda clase Adicional a ello debemos revisar las solicitudes congeladas hace años de las reasignaciones de compañeros del sector administrativo. Hay que promoveer otorgar la condición de propiedad a los funcionarios interinos por medio de concursos internos periódicos., donde la experiencia en la UTN (sea docente o administrativa) tenga un alto valor por un tema de justicia. En ese sentido vasta una Directriz Superior de la Rectoría a Desarrollo Humano, que mínimo todos los años debe haber un concurso para otorgar plazas en Propiedad para los sectores Docente y Administrativo. Es la única forma de acabar con el interinazgo que trae zozobras a nuestros funcionarios.

Debemos desarrollar un Programa de Pasantías Internacionales para estudiantes y docentes con universidades prestigiosas. Para esto se debe crear un Centro de Intercambios Académicos Internacionales para docentes y estudiantes. La internacionalización en pasantías deben otorgarse a docentes y estudiantes. Por ello debemos construir un Programa de Internacionalización Académica (PIA) enfocado en la Academia.

Es urgente una Universidad orientada al Bilingüismo. La universidad debe dar el paso de graduar a nuestros estudiantes bilingües. No puede ser de otra manera. Impulsaremos una estrategia para avanzar en esto en las carreras en este 2024-2028. Guiados por ILE y PIT revisaremos y fortaleceremos que nuestros graduados ( diplomado, bachillerato, licenciatura) finalicen hablando el idioma inglés.

Debemos consolidar el Movimiento Estudiantil, apoyando la Federación de Estudiantes de la UTN y otorgar la transferencia de presupuesto para su operación y desarrollo. Para ello se hace necesario conformar Asociaciones Estudiantiles en cada una de nuestras Sedes Regionales. Y complemento de ello se fortalecerá la Defensoría de los Estudiantes. La vida y sustancia de la universidad son los estudiantes y el movimiento estudiantil debe ser vigoroso. Contaran con todo el apoyo que pueda formalizarse. Nuestro candidato es un académico forjado en el pretil de las luchas estudiantiles en la UCR. La universidad acompañara al Movimiento Estudiantil, con los trámites legales para que se formalicen y no abandonarlos en este tema y que ellos deban pagar los costos de honorarios legales que son altos y eso ha impedido su consolidación. Hay que dotar presupuesto para la formalización legal.

Fortaleceremos la Asociación Solidarista de Empleados de la UTN y mantendremos la transferencia del aporte patronal, buscando además recursos para evitar la actual inequidad de compañeros que no tienen actualmente el aporte patronal.

La UTN requiere un Centro de Resolución Alternativa de Conflictos y Promoción de la Paz Laboral y, creación de la Defensoría de los Funcionarios Universitarios. No debe haber impunidad, pero tampoco la universidad debe convertirse en un centro de cientos de órganos disciplinarios. Ese no es el espíritu de la ley, ni de una organización moderna y orientada a logros y a ser grande.

Se defenderá a ultranza la autonomía universitaria y el FEES ante el gobierno. Seremos firmes. Promoveremos dentro del marco del respeto la re – distribución del FEES. No puede ser la UTN reciba tan poco con base en el número de estudiantes que atiende y gradúa.

Se apoyará la regionalización fortaleciendo las Sedes, los Decanos, dándoles a las carreras su protagonismo. No vamos a tomar decisiones desde escritorios sin consulta a la Academia. Y mediante una reforma plebiscitaria daremos más músculo a las funciones de los Consejos de Sede y los Consejos Asesores de Carrera, que es donde está la verdadera gestión de la Universidad. Los Vicerrectores serán evaluados año a año y deberán rendir cuentas a la comunidad universitaria igual que el Rector. Irán al Consejo Universitario con voz pero sin voto, pero solo podrán intervenir en asuntos de su competencia Impulsaremos esta reforma en el Estatuto.

La pérdida de matrícula es preocupante. Vamos a generar una sólida política sobre este tema, articulada y vinculante, escuchando a todos los sectores para recuperar los datos de matrícula del año 2019. Sin presionar a nadie ni amenazar con el cierre de carreras o niveles.

Bajaremos el mínimo para grupos regulares a 8 como en otras universidades; mientras se estabiliza la matrícula modificando el artículo 19 del Reglamento de Estudio Independiente El cierre constante de cursos, y la baja de cursos a tutoría (1/8) afecta la calidad académica y el salario de los profesores.

Plantearemos la posibilidad de virtualizar las Licenciaturas, esto permitirá bajar costos y aperturarlas con un mínimo de 10 estudiantes y no de 15. También la virtualización de Licenciaturas permite dar opciones de matrícula inter sedes, y no dejar cohortes esperando se aperture esperando llegar a 15 discentes. Esto es castigar a los estudiantes que lograron terminan su bachillerato, da un pésimo mensaje al estudiantado, es estafar al cliente cuando se promociona una carrera hasta Licenciatura, y luego esta no se apertura dejando grupos sin posibilidad de colegiarse y seriamente perjudicados. También esto afecta otra vez el salario y el sustento de las familias de nuestros profesores. Vamos a gestionar un subsidio a los estudiantes para conectividad por medio de convenios con el MICIT y las compañías que ofrecen este servicio, con el fin de promover la equidad virtual. Es algo posible.

Nombraremos a las personas más competentes en TODOS los puestos claves. Todas las Sedes de forma equitativa estarán representadas, será una Rectoría con un Gabinete Representativo, de Consenso y Unidad.

Fortaleceremos la Auditoria Interna, y reconoceremos el papel fundamental que tiene en la mejora del quehacer universitario y la probidad de todas las actuaciones. Enojarse no es la solución. Es buscar mejorar y corregir.

Crearemos un Observatorio Permanente de Datos y estadísticas en Planificación Universitaria, para tomar decisiones basadas en datos y no en ocurrencias, sin aumentar plazas.

La Comunicación y el Mercadeo será un área clave, tanto al cliente interno como al externo. La Universidad debe difundir su labor y toda su acción sustantiva de forma transversal en toda la universidad, para lo cual generaremos una política clara de comunicación y atracción en esta materia, tema abandonado en este cuatrienio.

Promoveremos la inclusión de todos. No haremos distinción entre género, etnia, religión, creencia u origen. Desarrollaremos políticas para evitar la marginación de poblaciones de personas: afrodescendientes, migrantes, con discapacidad, comunidades indígenas, comunidad LGTBI, grupos sociales en desventaja social, grupos religiosos o no creyentes de ninguna; entre otros.

Promoveremos el sistema de pago de la matricula en tractos, con una metodología similar a la utilizada por la UCR, esto con el fin de considerar a la población estudiantil más vulnerable económicamente que no haya accedido a la beca

Se necesita con urgencia dar AUTONOMÍA TOTAL Y MAYOR PODER a la DIRECCIÓN DE AUDITORÍA UNIVERSITARIA.

Un PERIODICO INSTITUCIONAL es requerido. Se hace impostergable crear un medio 100% digital de comunicación semanal llamado Semanario Acción Universitaria UTN para acceso de todos los actores de la Comunidad Universitaria. Y fortalecer la EDITORIAL UTN su edición digital – electronic book» (libro electrónico)- e impresos y revistas académicas indexadas -para cada una de las distintas Escuelas- donde se publiquen resumenes ejecutivos de la tesis de grado con calificaciones suma cum laude o notas superiores a 95. Asi también, artículos científicos del personal docente y administrativo.

En conclusión, la Universidad Técnica Nacional tiene como desafío de corto plazo en el siglo XXI – 2024 – 2032-, llegar a ser una universidad de clase mundial en el mundo.

Como bien lo dijo, el poeta Antonio Machado: “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar”.

Fuente de consulta: Web Site www.utn.ac.cr . Publicaciones del Dr. Fernando Villalobos Chacón.

El desafío es crear una Universidad Técnica Nacional de clase mundial guiada por el humanismo, el respeto al ser humano, la democracia participativa, la paz laboral y libre de autoritarismo – PARTE II: Hacia una universidad de clase mundial

Fernando Villalobos Chacón.

Dr. Fernando Villalobos Chacón
Decano de Sede Regional Pacifico UTN.
Candidato a la Rectoría UTN
Regidor Municipalidad de Esparza.
Presidente Asociación Regional de Desarrollo AREDE MIDEPLAN.
Doctor en Mediación Pedagógica y PhD en Administración Pública. Epistemólogo e Historiador. Estudios en Alta Gerencia, Gestión del Liderazgo y Derecho. Académico Universitario,
ex Director de Docencia UTN. Académico, Gerente público.
Científico Social. Político. Escritor. Poeta. Conferencista
Contácteme: Fernando.villalobos@gmail.com
Cel. 88 12 59 56

II. Hacia una universidad de clase mundial

En ese sentido, nuestra universidad tiene todas las bases para empezar su proceso de avanzar hacia una universidad de clase mundial guiada por el humanismo, el respeto al ser humano, la democracia directa participativa y la paz laboral.

Es una nueva opción, para superar “la separación entre la educación técnica tradicional y la educación universitaria” y busca la articulación e integración eficaces entre la academia universitaria y los sectores productivos (…).

Por ley tiene un mandado específico “los programas de investigación de la UTN, deben coadyuvar en los procesos de desarrollo, modernización y mejoramiento técnico de los sectores productivos, las empresas exportadoras y, especialmente, las pequeñas y medianas empresas”.

La UTN, nació como resultado de la fusión y absorción legal de seis instituciones de educación técnica superior (colegios universitarios).

En volumen de matrícula, 2023, se registraron aproximadamente más de 16 mil estudiantes universitarios matriculados y sin tomar en cuenta extensión universitaria -programas de educación no formal- Su Sede Central está en Alajuela y tiene Sedes Regionales en Guanacaste, Puntarenas, San Carlos y Atenas.

Es de las universidades estatales y privadas la mejor ubicada en el mercado laboral nacional, ya que la provincia de Alajuela y sus cantones Central, El Coyol, San Rafael y Grecia se han convertido en una de las zonas de la Gran Área Metropolitana más atractivas para los negocios y las Zonas Francas donde se ubican seis parques industriales, Pro Park, Saret, Montecillos, Bes, Zona Industrial de El Coyol, una de las más grandes de Centroamérica Si también, sus Sedes Regionales son estratégicas dada su ubicación en Puntarenas, Guanacaste, Atenas y San Carlos.

La carretera a Caldera, la Radial, como el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría y, el futuro de Orotina le dan otras ventajas competitivas. Se estima que en el corto plazo se dará una inmigración masiva de costarricenses y extranjeros a la provincia de Alajuela.

El régimen de zonas francas en Costa Rica existe desde 1990. Actualmente cuenta con 41 Zonas Francas que albergan 375 empresas generando 115.161 empleos directos y casi 57.441 indirectos.

En la etapa de consolidación, despegue y rumbo hacia la madurez de Universidad Técnica Nacional, es estratégico pensar para las Sedes Regionales y Central en el diseño de una Ciudad Tecnológica Autosostenible en alianza estratégica con las empresas del Silicon Valley y, la NASA que permita atender a futuro (2025) una población estudiantil en crecimiento de 16.000 a 25.000 que se especializarán en Diplomados, Bachilleratos, Licenciaturas, Posgrados y Doctorados específicos en Ingenierías de punta como Informática, Sistemas, Computación, Software, Gestión de Recursos Tecnológicos, Redes y Sistemas Telemáticos, Diseño Gráfico, Imagen, Electrónica, Electromecánica, Industrial, Calidad, Salud Ocupacional e Higiene Ambiental, Recurso Hídrico, así también, Comercio Exterior y Administración Aduanera, Logística, Idiomas entre otras.

Hay que priorizar la formación bilingüe, tecnológica y plataforma virtual, las pasantías, intercambios y doble titulación con universidades extranjeras de países con los que existen TLCs, la educación de calidad certificada 100% por SINAES, y luego avanzar hacia las normas internacionales ISO, dar fuerza al Sistema de Estudios de Posgrado y Doctorado y, la búsqueda de Premios, Galardones y Convenios de Cooperación, pero a nivel internacional.

“La sostenibilidad financiera que es un tema impostergable a nivel universitario, y es sin duda, una de las preocupaciones centrales de la institución” que bien puede ser abordado vía negociación de mayor porcentaje del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) para UTN – que forma parte del FEES y actualmente parte de CONARE- complementado con financiamiento e inversión vía el Banco Mundial, la Corporación Financiera Internacional IFC y el BID para hacer frente a las necesidades ilimitadas y, los recursos escasos de la institución pública de educación superior universitaria lo que se traduce en un presupuesto insuficiente para la atención de las crecientes necesidades de la Universidad, especialmente en la dotación de infraestructura educativa adecuada como avanzar al gobierno universitario digital que permita la unificación de los procesos administrativos con todas las Sedes.

En la UTN, la calidad de la gestión educativa, seguirá estando en manos de las autoridades superiores, académicos y estudiantes universitarios guiados por medio de un liderazgo participativo en la que todos los estamentos puedan contribuir en hacerla competitiva y pertinente. Pero sobre todo de la contratación de excelentes y calificados profesores universitarios y de la participación de los estudiantes que son el “eje fundamental de la gestión institucional” los cuales deben aportar “su mejor esfuerzo en su desempeño académico a fin de lograr la exitosa y oportuna culminación de su meta educativa.

La estabilidad laboral – dar propiedad y tiempo completo cuando la necesidad de las carreras así lo demanda la equiparación de salarios para el personal académico, docente, administrativo y administrativo-docente, no solo es estratégico en el corto plazo para impulsar la investigación, la docencia, la extensión y acción social, la vinculación academia- sectores empresariales sino también, su acertada selección y reclutamiento por competencias, experiencia empresarial nacional e internacional y afinidad con la ciencia, la tecnología, las técnicas y los negocios.

El principal reto de la universidad en los primeros años del siglo XXI, debe ser su búsqueda de una estrategia genérica basada en el equilibrio financiero, diferenciación y enfoque en el mercado de la educación superior universitaria, lo cual se traduce en identidad – no imitativa de las otras Universidades nacionales- en su gestión operativa, de conocimiento y comercial.

En ese sentido, el equipo humano institucional deberá estar guiado por los modernos conceptos de gerencia pública, las competencias, las evaluaciones de desempeño por resultados tangibles, gestión de calidad certificada, una cultura y clima organizacional guiada por el pragmatismo, las buenas prácticas del capital humano, la rendición de cuentas y, los resultados tangibles.

El desafío de corto plazo – 2024-2032- es crear una universidad de clase mundial y competir por un puesto dentro de las 1000 mejores universidades del mundo.

Para ello, debemos:

  • Desarrollar la excelencia en la investigación y el rendimiento académico en sus niveles más competitivos con asesoría de ex funcionarios de la NASA y otros Centros de Investigación en China, India, EUA y la Unión Europea para lo cual contamos con un equipo humano integrado de alto desempeño y gran proyección internacional
  • Clasificación y comparación internacional cada año con las mejores universidades del mundo,
  • Contribuir a la transformación del país,
  • Ajustar la oferta académica al mercado laboral, según los sectores productivos de alta tecnología.

Ser una universidad de clase mundial, significa también, enfocar la UTN en los “rápidos avances de la ciencia y la tecnología”, construir un apropiado régimen económico e institucional, una fuerte base de capital humano, una dinámica de infraestructura de información y un eficiente sistema de innovación, desarrollar personas altamente calificadas, productivas y flexibles que el mercado necesita y la creación, aplicación y difusión de nuevas ideas y tecnologías a las empresas, la generación de patentes y registro de propiedad intelectual, aumentar el prestigio y la calidad de la educación técnica.

Se trata de adquirir la condición de élite y el reconocimiento internacional, de ingresar sin temor a evaluarnos comparativamente con las clasificaciones internacionales, principalmente los preparados por THES y la Universidad Jiao Tong de Shanghái (SJTU) con el objetivo de obtener premios internacionales y ser reconocido por la superioridad de los resultados.

Ser una universidad de clase mundial, es producir graduados universitarios excepcionalmente calificados y en alta demanda en el mercado laboral y que contribuyen a innovaciones técnicas a través de patentes y licencias. Pero, también líderes para el cambio y empresarios emprendedores de sus propios negocios e ideas.

Ser una universidad de clase mundial significa necesariamente reconocer las mejores prácticas de estas universidades mundiales e implementarlas en la UTN, guiándonos por lo que logran y realizan las 20 primeras universidades del mundo que son: 1. Harvard, 2. Yale, 3. Cambridge, 4. Oxford, 5.Instituto Tecnológico de California, 6. Imperial College de Londres, 7. Escuela Universitaria de Londres, 8. Universidad de Chicago, 9. Instituto Tecnológico de Massachusetts, 10. Universidad de Columbia, 11. Universidad de Pensilvania, 12. Universidad de Princeton, 13. Universidad de Duke, 14.Universidad John Hopkins, 15. Universidad de Cornell, 16. Universidad Nacional de Australia, 17. Universidad de Stanford, 18. Universidad de Michigan, 19.Universidad de Tokio y 20. Universidad McGill.

También significa, clarificar la identidad futura al responder a preguntas claves: ¿Por qué una universidad de rango mundial?, ¿Cómo se financiará?, ¿Qué incentivos negociar?, ¿Cuál será el papel de los sectores empresariales en este proceso?, ¿Cómo se construirá el mejor equipo de alto desempeño y liderazgo?, ¿En qué nichos competirá?, ¿Cuál es la población estudiantil meta?, ¿Cuáles son los objetivos de la internacionalización y alianzas estratégicas que la universidad necesita lograr?, ¿Cómo se va a medir el éxito?, ¿Qué sistemas de control, indicadores de resultados y mecanismos de rendición de cuentas se utilizarán?, ¿Qué clase de universidad será?, ¿Cuáles serán sus productos y servicios?, ¿Cuáles serán sus mercados?, ¿Cómo será su tecnología?, ¿Cómo será su cultura organizacional?, ¿Cómo será su líder?, ¿En qué negocio estaremos?, ¿Cómo y con quién competiremos?, ¿Cuáles serán los factores de éxito? Y, ¿Cuáles serán las debilidades y fortalezas? Invitamos a toda la comunidad universitaria a unirse en este esfuerzo, en este reto y en este gran desafío que nos impone el futuro de la UTN.

El desafío es crear una Universidad Técnica Nacional de clase mundial guiada por el humanismo, el respeto al ser humano, la democracia participativa, la paz laboral y libre de autoritarismo – PARTE I: UTN Necesidades de educación técnica

Fernando Villalobos Chacón.

Dr. Fernando Villalobos Chacón
Decano de Sede Regional Pacifico UTN.
Candidato a la Rectoría UTN
Regidor Municipalidad de Esparza.
Presidente Asociación Regional de Desarrollo AREDE MIDEPLAN.
Doctor en Mediación Pedagógica y PhD en Administración Pública. Epistemólogo e Historiador. Estudios en Alta Gerencia, Gestión del Liderazgo y Derecho. Académico Universitario,
ex Director de Docencia UTN. Académico, Gerente público.
Científico Social. Político. Escritor. Poeta. Conferencista
Contácteme: fernando.villalobos@gmail.com
Cel. 88 12 59 56

I. UTN: Necesidades de formación técnica.

La Universidad Técnica Nacional, por sus siglas UTN, www.utn.ac.cr fue creada por Ley Orgánica No. 8638 de 14 de mayo del 2008-15 años de existencia- con el propósito de “dar atención a las necesidades de formación técnica que requiere el país.”

Su misión es “Contribuir a la equidad de oportunidades y la transformación integral del país, por medio del quehacer académico, la formación técnica, humanista, inclusiva e innovadora, centrada en el aprendizaje.” (Plan Institucional de Desarrollo Estratégico, 2022-2026).”

Analizado en modelo educativo, en el cumplimiento de esta apoteósica tarea social, se genera una propuesta educativa integral basada en las ciencias de la complejidad y que supone el reconocimiento del mundo como una red de relaciones entre las distintas partes de un todo global y en las que todos aprendemos constantemente.

Nuestro modelo educativo plantea estrategias y prácticas pedagógicas centradas en el aprendizaje, así como una gestión de formación holística en la que las habilidades sociales se complementan con las habilidades y conocimientos específicos del área de trabajo.

Desde esta visión holística, las prácticas educativas en la UTN deben encontrar su origen en el pensamiento crítico y creativo, en el desarrollo de líderes participativos comprometidos con la sociedad, cuya formación es contextualizada a partir de estudios interdisciplinares, de experiencias transdisciplinares y de proyectos que faciliten la comprensión, la reflexión y las respuestas innovadoras.

El proceso educativo en la UTN supone, entonces, además de la integración de la enseñanza y el aprendizaje, la integración sistémica de todos los actores de dicho proceso; para ello requiere que desde la gestión educativa, se respalde y se apoye al aprendiente, ofreciéndole nuevas alternativas, posibilidades y retos que le estimulen en su búsqueda de información y en la construcción de nuevos conocimientos, a través de estrategias de aprendizaje colaborativo, interaprendizaje y autogestión del aprendizaje.

Se plantea un diseño curricular interdisciplinar e integrador que, en el marco de la flexibilidad y la transformación y, en la consecución de perfiles profesionales que respondan a las necesidades del mundo productivo y al continuo avance de la tecnología como motores de desarrollo social, valore tanto el saber conocer y saber hacer como el saber ser y saber convivir; un currículo que permita la producción de conocimientos, tanto en los estudiantes como en los docentes.

De igual manera, la gestión curricular está orientada al desarrollo humano y de competencias profesionales y personales, en el marco de la sociedad del conocimiento.

Desde este punto de vista, la Política Curricular de la UTN busca asegurar el perfil académico en el nivel de Diplomado, al establecer un componente práctico del 70%. Esto promueve el diseño de programas de estudios pertinentes centrados en la formación y desarrollo de habilidades técnicas que facilitan la inserción en el mundo laboral de los graduados de la UTN.

En este sentido, los ejes orientadores de la gestión y desarrollo curricular dentro de los cuales se encuentran la pertinencia, interdisciplinaridad, integración, plurilingüismo, flexibilidad, equidad, entre otras, procuran el desarrollo de programas de estudios, que a través de estrategias metodológicas y evaluativas adecuadas integran, desde el diseño, todo el proceso académico; esto es, a lo largo de toda su formación, los estudiantes de la UTN se enfrentan a la elaboración e implementación de trabajos de investigación y acción social, acordes con el perfil definido, tanto para el pregrado, el grado así como para el postgrado universitario.

Consecuentemente, las metodologías de aprendizaje orientado al desarrollo de proyectos, el análisis de casos, las simulaciones y el aprendizaje basado en problemas son la base del proceso de evaluación, autoevaluación y coevaluación en la UTN.

Por su parte, la UTN propicia la incorporación de la tecnología como recurso de apoyo que enriquece los procesos de aprendizaje en todas las etapas de la formación universitaria.

Nuestra universidad propone un proceso educativo que, desde toda la gestión institucional, cultive una conciencia crítica en las dimensiones social, cognoscitiva, científica, ecológica, económica, tecnológica, espiritual y política, que además fomente y coadyuve en la formación de profesionales que contemplen en sus atisbos, un alto sentido de responsabilidad de sí mismos y con los demás. La formación integral desde un enfoque filosófico, humanista y científico, se sitúa como elemento central de su gestión educativa y va dirigida a crear circunstancias cognitivas en las cuales los aprendientes logren una adecuada formación para la vida, que integre lo técnico, lo humano, la innovación y el desarrollo, con el objetivo de fomentar la investigación, la implementación de nuevas tecnologías, el desarrollo sostenible, la conservación del ambiente y el emprendedurismo.

Desde una perspectiva innovadora, entonces, la oferta académica de la UTN apuesta por el desarrollo de competencias profesionales y laborales. Así, la formación académica y profesional se distingue de otros centros de educación superior estatal en tanto el diseño de todas sus carreras procura salidas laterales en niveles de pregrado, con un perfil ocupacional y técnico claro que le facilita al graduado su inserción laboral y su vinculación con los sectores productivos del país, mismos que dan paso a un prolífico desarrollo y crecimiento académico institucional. Dicho modelo por supuesto requerirá una reforma o fortalecimiento a partir de nuevos planteamientos o propuestas para mejorar donde corresponda la calidad del mismo.