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Etiqueta: geopolítica

La guerra ruso-ucraniana en el contexto mundial

Alberto Salom Echeverría

(Parte IV)

Introducción

Este ensayo pretende ser conclusivo de una serie que está compuesta de cuatro capítulos.

Se aspira que, el mismo sirva como estudio de caso que, como lo dice su título nos proporcione las circunstancias y características principales de la Guerra ruso-ucraniana, dentro del actual contexto mundial.

No he pretendido que éste escrito sea un trabajo exhaustivo por limitaciones comprensibles de espacio. Pero, sí aspiro haber incursionado y aportado en la caracterización de una guerra, en pleno siglo XXI, cuando el mundo globalizado parece estar dejando atrás el contexto de la unipolaridad, una sola potencia militar y económica, los Estados Unidos que, se convirtió en hegemónica, después del derrumbe de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), oficialmente disuelta en diciembre de 1991. Un poco antes de este acontecimiento, al final de la década ochenta-noventa, en todos aquellos países que, conformaron junto a la URSS el “bloque del Este”, más conocido como “Los países del Socialismo Real”, fue disuelto el sistema político socialista, experimentando cambios políticos, económicos y sociales profundos. En algunos casos como en Rumanía y luego en la URSS, el proceso fue inestable y violento, si bien no por largo tiempo.

Afirmo que el (des)orden unipolar liderado por los Estados Unidos, en efecto, comenzó a languidecer, pero no desapareció del todo; como puede constatarse hoy, al revisar el apoyo copioso en armamento bélico que le ha otorgado la potencia estadounidense a Ucrania e igualmente, al verificar el asesoramiento en lineamientos estratégicos en el manejo de la guerra, así como en el ataque más reciente que perpetró los EE. UU contra Irán, en apoyo a Israel, bombardeando tres regiones en las que supuestamente se encuentran alojadas las bases nucleares de Irán.

Sin embargo, el debilitamiento relativo de los Estados Unidos a partir del año 1991 y hasta la segunda década del siglo actual, se debió a una serie de factores que pasamos a enumerar:

  1. La proliferación de otros polos de poder. 1.1. Uno de los más importantes está constituido por los países que forman la Unión Europea y, especialmente la OTAN, por ser un pacto de defensa militar múltiple de los países que la conforman. Se puede argumentar que este bloque al ser un aliado de los Estados Unidos no lo debilitan, todo lo contrario. No obstante, la realidad es que en muchas ocasiones los europeos mantienen ahora serias discrepancias con los EE. UU, como ha ocurrido en la guerra de Ucrania- Rusia, a partir del momento en que Trump asumió el poder, pues, sobre todo al inicio de su gobierno comenzó apuntalando a Rusia y forzando a Ucrania a pactar un acuerdo de paz, considerado por este país como desfavorable a sus intereses. Otra gran discrepancia entre la UE-OTAN y los intereses estadounidenses se presenta en el conflicto del Medio Oriente, ya que los países europeos apoyan a los palestinos desde el punto de vista político, abogando por un cese inmediato de la invasión de Israel, brindando ayuda humanitaria frente a lo que consideran un genocidio de parte de Israel contra los habitantes de la franja de Gaza, especialmente por las muertes ocasionadas a niños, jóvenes, ancianos, personas discapacitadas y mujeres. En contraposición, los Estados Unidos continúan proporcionando armamento estratégico y fortaleciendo el arsenal militar de Israel, tanto en la franja de Gaza, como en la reciente invasión y bombardeo por parte de Israel en contra de Irán. En breve, los Estados Unidos han perdido la preponderancia que ejercían sobre los países de la UE-OTAN. 1.2. Además, han surgido una serie de actores regionales que ejercen una importante influencia sobre un conjunto de países en estas regiones. Es el caso de Turquía, Pakistán, la misma Irán, Arabia Saudita y otras potencias del sudeste asiático.

  2. Está claro que la cohesión alcanzada por los países que constituyen los BRICS, (Brasil, Rusia, India China y Sudáfrica), aunque subsisten contradicciones entre ellos, ha permitido que se configure otro polo de poder en el Globo. Tanto que otros países se les han comenzado a unir. Hurgando en ChatGPT, encontramos los siguientes relatos: “China se convirtió en la segunda economía mundial, con ambiciones globales (iniciativa de la Franja y la Ruta, expansión militar en el mar de China Meridional). India aumentó su peso económico, demográfico y estratégico. Rusia desafió el orden occidental en Ucrania (2014). -Y termina diciendo- Aunque el bloque del BRICS no actúa de forma plenamente coordinada, representa un contrapeso significativo al poder occidental.” (Cfr. “ChatGPT “Fin del Unipolarismo absoluto”, 2025. Las negritas vienen en el texto).


Entre los factores internos de poder de los EE. UU, se señala que tanto la guerra de Afganistán como la de Irak, por su duración, desgastaron el poder de la que era entonces la potencia hegemónica. Del mismo modo la crisis inmobiliaria y financiera del 2008 erosionó su autoridad moral y política. Finalmente, el aislacionismo relativo de la administración Trump (2017-2021) redujo la presencia e influencia de Estados Unidos en varias regiones. (Cfr. Ibidem).

Así las cosas, el (des)orden unipolar, con una potencia hegemónica, ha venido cediendo terreno a la multipolaridad, con varios focos de poder que compiten o colaboran sin que se haya decantado una hegemonía clara. Otros analistas piensan más bien en el resurgimiento de un mundo nuevamente bipolar, bajo la hegemonía de los EE. UU por una parte y China por otra. (Ibid.)

Estalla la Guerra ruso-ucraniana

Antecedentes: En febrero de 1990, se inicia la redacción del tratado de reunificación de Alemania (Occidental y Oriental). Todavía estaba en pie la URSS, bajo el liderazgo de Mijaíl Gorbachov, último de los presidentes de la Unión soviética, quien accedió a que se produjera tal reunificación, a cambio de que se respetara “milimétricamente” la frontera que hasta ese entonces mantenía la URSS. En tal virtud, tanto el secretario de Estado del presidente Bush (padre), James Baker, como un poco después Helmut Kohl, quien fuera a la sazón canciller de Alemania Federal (occidental), visitaron al presidente de la URSS Gorbachov y a Eduard Shevardnadze, quien fungía en ese momento como ministro de Asuntos Exteriores Soviético. Ambos líderes occidentales, garantizaron respetar los intereses de Moscú, en el sentido de que la OTAN no avanzaría ni un milímetro al este. Inclusive el secretario de Estado de EE. UU, le envía una carta a Gorbachov, que decía lo siguiente: “Entendemos la necesidad de conceder garantías a Europa del Este. Si tenemos presencia en una Alemania que es parte de la OTAN, no habrá extensión de la jurisdicción de la OTAN (…) ni una pulgada hacia el Este.” (Cfr. Carta de Baker a Gorbachov, 9 de febrero de 1990).

En tal sentido queda claro que, tanto Bielorussia como Ucrania, que en ese momento formaban parte de la URSS, eran la frontera o “línea roja” que separaba la OTAN de Rusia. Ucrania entonces, por su posición estratégica, se convirtió en un alto punto de tensión entre la OTAN, con los Estados Unidos a la cabeza y Rusia. Tal tensión se trasladó de inmediato al interior de la misma Ucrania; como un auténtico juego de ajedrez, las fichas se comenzaron a mover entre las potencias en este escenario.

La cuerda se tensa aún más a la altura del año 1999, año en el que la OTAN incorpora a su seno a Hungría, Polonia y República Checa. La contraposición de intereses entre las potencias hizo que casi se llegara a romper el equilibrio inestable entre la Europa occidental y los intereses de la misma Rusia. Por ende, entre más pujaban los políticos en Ucrania afines a la OTAN presionando por su ingreso a esta alianza político militar, más bullía el fuego al interior de la Rus de Kiev (como también se conocía antiguamente a Ucrania); de esta manera se atizó la llama de la enconada rivalidad entre los políticos prooccidentales y los prorrusos.

La estrategia de expansión hacia el este por parte de la OTAN

La estrategia de la OTAN fue irse expandiendo paulatinamente, pero sin pausa, hacia el Este. Veamos algunos hechos relevantes que determinaron el curso de la OTAN en su expansión hacia el Este:

En el propio año de 1991, cuando se disuelve la URSS y Ucrania se acababa de convertir en una República independiente, empiezan las primeras relaciones con la OTAN. En 1994 se firmó un programa conocido como “Partnership for Peace” (Asociación o socios por la Paz), entre el gobierno de Ucrania, controlado por los prooccidentales y la OTAN. En el año de 1997, la OTAN le concede a Ucrania una “Carta de Asociación Distintiva” y al mismo tiempo se constituye una comisión OTAN-Ucrania, en un claro esfuerzo por parte de la OTAN de ganar a este estratégico país como aliado.

En el año de 1999 se produce la primera gran expansión de la OTAN hacia el Este, cuando se unen a la Alianza, Polonia, Chequia y Hungría. Entre los años 2002 y 2004. El gobierno de Ucrania declara en medio de grandes contradicciones en su interior, que quiere ingresar a la OTAN. Justamente en 2004, se produce la segunda gran expansión de la OTAN hacia el Este: entran a la alianza: Estonia, Letonia Lituania (todas estas formaron parte del territorio de la URSS), Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia. La intranquilidad política de Rusia es mayúscula, ya que ahora la OTAN ha logrado acercar su frontera a Rusia, en clara violación a los acuerdos a que habían llegado Gorbachov con James Baker por un lado y entre Gorbachov con Helmut Kohl por el otro. En el 2008, en la cumbre de Bucarest, Los Estados Unidos apoyan el ingreso de Ucrania y Georgia a la OTAN, la cual fue objetada y detenida por Alemania y Francia, en vista de la respuesta hostil del gobierno ruso. Tampoco se les ofreció un Plan de Acción para la Adhesión (MAP), que es un paso formal previo al ingreso. En el año 2010, gana la elección presidencial Viktor Yanukóvich y se instala un gobierno opuesto a occidente y afín a Rusia, el cual declara la Neutralidad militar de Ucrania, quedando congelada, por tanto, la posibilidad del ingreso de Ucrania en la OTAN. En el año 2014, dada la orientación prorrusa del gobierno de Yanukóvich, estallan una serie de conflictos principalmente en Kiev, en la plaza Maidán o Plaza de la Independencia (“Maidán Nezalezhnosti”), que involucraron a civiles tanto pro, como antigubernamentales. “Fuerzas especiales Berkut” del gobierno reprimen a los disidentes, lo que provoca un desgaste del gobierno y su caída, tras la renuncia de Yanukovich, quien huye a Rusia.

Casi simultáneamente, desde el 2014 o un poco antes, se producen otros conflictos en la estratégica península de Crimea y en gran parte de la frontera al sureste de Ucrania en la llamada región del Donbás, limítrofe con Rusia. Rusia a consecuencia de la represión del gobierno de Ucrania contra los separatistas prorrusos, invade Crimea y después, en el 2022 invade Luhansk y Donetsk, además organizó referéndums, que fueron ganados por las fuerzas pro-orientales. En cambio, tales referéndums no fueron reconocidos por el gobierno de Ucrania que hasta el momento continúa reclamando la posesión de todos estos territorios. Sin embargo, el control político militar sigue bajo el control de Rusia, y la guerra continúa con grandes pérdidas materiales y humanas por ambas partes. En el año 2023-2024, Ucrania no ingresa todavía en la OTAN, pues de acuerdo con la doctrina de la OTAN, no se puede admitir países que se encuentren en medio de conflictos armados no resueltos. (Cfr. Investigación fundamentalmente sustentada en consultas a ChatGPT, “Línea de Tiempo: Ucrania, OTAN y la Expansión hacia el Este”: 2025).

Conclusión

Como espero haber demostrado en este ensayo, la guerra ruso-ucraniana no tiene como únicos protagonistas a estos dos contendores. Rusia y Ucrania son con creces los que están poniendo la gran mayoría de los combatientes, y desde luego, los heridos y muertos en la contienda, pero hay otros intereses involucrados en el conflicto.

Sin embargo, en el caso de Ucrania, los recursos pecuniarios y de otra índole, las mortíferas armas, y otros recursos provienen de la OTAN, como lo expresa de forma contundente ChatGPT. Principalmente tales recursos han sido aportados por Los Estados Unidos y por países de la Unión Europea (UE).

De acuerdo con los datos que ha proporcionado esta misma fuente, entre el 2022 y el 2025, los EE. UU son el mayor proveedor, que ha aportado entre $120.000 y 183.000 millones de dólares en ayuda total; $60.000 millones de estos, corresponden a ayuda militar directa. Los tipos de ayuda son: armas estratégicas como misiles HIMARS, drones, sistemas antiaéreos Patriot, munición de artillería y otros. También se han aportado recursos destinados a formación y entrenamiento de soldados ucranianos, así como apoyo presupuestario directo al gobierno ucraniano.

Otros aportes provienen de la Unión Europea, por un monto estimado entre $120 mil millones y $158 mil millones de dólares. Específicamente Alemania se calcula que ha otorgado entre $20-30 mil millones; Reino Unido entre $10-15 mil millones. Otros países que han contribuido son Japón, Canadá, Australia, Corea del Sur, Noruega, Suecia y Finlandia, por un monto calculado entre $5 y 10 mil millones de dólares. (Cfr. Para mayor abundamiento puede consultarse, ChatGPT. “¿Quién Financia la Guerra en Ucrania”? 2025).

En el caso de Rusia, ChatGPT advierte que, Rusia no recibe ayuda militar directa al estilo de Ucrania; pero cuenta con apoyo estratégico, financiero, tecnológico y armamentístico, de varios países en forma directa e indirecta.

Los principales aportes a Rusia provienen de China, en tecnología, microchips, drones y comercio energético. Otros socios de los que ha recibido ayuda son Irán, que ha aportado drones Kamikaze y presumiblemente misiles. Corea del Norte ha contribuido con artillería, misiles balísticos, cohetes y tropas que han combatido en zonas del este en territorio ruso, muy cerca de Ucrania. Lo cual revela que ya Ucrania ha incursionado circunstancialmente en Rusia. Bielorrusia ha dado ayuda con logística militar y apoyo político y territorial. Además, han dado aportes otros países como India y Turquía mediante comercio, triangulación y evasión de sanciones. Finalmente, indica ChatGPT que, lo que Rusia no tiene es una coalición militar organizada como sí la tiene Ucrania, que recibe apoyo de la OTAN y de la UE. Tampoco recibe Rusia ayuda financiera masiva internacional, como sí ocurre con Ucrania -señala la fuente indicada- “…que recibe decenas de miles de millones de dólares al año…” Asimismo, Rusia no recibe participación directa de tropas extranjeras aliadas -afirma también la fuente-. Ahora se sabe que sí ha habido tropas de Corea del Norte, como dejé indicado supra. (Cfr. ChatGPT “Lo que Rusia no tiene”. 2025). No obstante, la misma fuente acepta que: “Sí, hay informes creíbles de que tropas norcoreanas han estado combatiendo junto a tropas rusas, principalmente en la región rusa de Kursk, cerca del frente con Ucrania.” (Ibidem.)

Por todo lo expresado y la información aportada, estamos en capacidad de afirmar que esta guerra sí tiene un componente ideológico, aunque es muy diferente a las guerras del siglo XX, en las cuales se debatía entre comunismo, guerras de liberación frente al capitalismo. En el conflicto que analizamos se entrelazan -afirma ChatGPT-, asuntos de naturaleza geopolítica, histórica, cultural, estratégica e ideológica. Aunque, un poco después se agrega que el conflicto bélico que se despliega principalmente en territorio ucraniano carece, en sentido estricto, de un cariz ideológico, como los conflictos acaecidos durante la guerra fría. (Ibid. “¿Cuál es el tinte ideológico del conflicto?”).

Por otra parte, las dos potencias que en el mundo de la “Guerra fría” se enfrentaban, si bien no en forma directa desde el punto de vista militar, ya no tienen la hegemonía que ostentaron durante el mundo de la bipolaridad. Y en cuanto al real o supuesto mundo “Unipolar”, con Estados Unidos como protagonista, cuya supremacía económica y militar era indiscutible, ya ha perdido la centralidad que antes tuvo. Hoy, hay claras tendencias hacia la “Multipolaridad”, como se ha venido insistiendo en este ensayo. La guerra ruso-ucraniana, está inserta en este contexto.

Costa Rica en el contexto geopolítico actual

Por JoseSo
Analista Político

Costa Rica, como democracia centenaria y país sin ejército, ocupa una posición única en América Latina. Su tradición pacifista, su neutralidad permanente y su histórico rol como mediador en conflictos regionales le otorgan un perfil estratégico diferenciado. Sin embargo, en un escenario global marcado por la competencia entre EE.UU. y China, la crisis climática, la inestabilidad en Centroamérica y la erosión democrática en la región, el país enfrenta el desafío de equilibrar sus principios con sus intereses económicos y de seguridad.

Neutralidad permanente y soft power: un activo estratégico

La neutralidad costarricense, declarada en 1983 por el expresidente y benemérito de la patria Luis Alberto Monge, ha sido un pilar de su política exterior. Esta postura le ha permitido actuar como mediador en conflictos regionales, como ocurrió con el Plan de Paz que le valió el Nobel a Óscar Arias en los años 80.

La neutralidad no solo refuerza la imagen internacional de Costa Rica como defensor de los derechos humanos, el desarme y la democracia, sino que también mitiga riesgos geopolíticos al evitar alineamientos explícitos con bloques antagónicos, especialmente en un contexto de tensiones entre EE.UU., China y Rusia.

El país debería institucionalizar su rol como facilitador de diálogos en crisis como las de Nicaragua, Venezuela o Haití, promoviendo foros multilaterales bajo el paraguas de la ONU o la OEA.

Relación con EE.UU.: dependencia comercial y presiones geopolíticas

Costa Rica depende económicamente de EE.UU., su principal socio comercial y fuente de inversión. Sin embargo, debe evitar un alineamiento automático con Washington en temas controvertidos, como las sanciones a Venezuela o Nicaragua, para no polarizar su política exterior y afectar sus relaciones con otros actores clave, como China o la Unión Europea.

Es crucial mantener el TLC con EE.UU., pero también aprovechar coyunturas —como la política arancelaria agresiva de Donald Trump— para renegociar términos que protejan al productor nacional y fomenten una economía más circular, sin depender exclusivamente de regímenes especiales como las Zonas Francas. Paralelamente, el país debe diversificar mercados, fortaleciendo lazos con la UE y Asia-Pacífico.

Además, Costa Rica debe buscar mayor asistencia estadounidense en seguridad cibernética y combate al narcotráfico, pero sin comprometer su neutralidad. También es clave exigir reciprocidad en temas migratorios y ambientales, como fondos para adaptación climática.

China: oportunidad económica vs. presión estadounidense

Preocupa que la actual administración evalúe retroceder en un tema ya superado: un posible restablecimiento de relaciones con Taiwán, seguramente por eventual presión del gobierno de Trump. Sería un error estratégico, pues implicaría darle la espalda a la mayor potencia económica emergente en un escenario geopolítico multipolar.

China es un socio comercial clave, con inversiones en infraestructura y tecnología, lo que hace inevitable la presión de EE.UU. para limitar su influencia en la región. Costa Rica ya rompió relaciones con Taiwán en 2007, y la lección aprendida debe ser evitar endeudamientos insostenibles y no caer en la trampa de deuda.

Mantener relaciones comerciales con China es deseable, pero con transparencia y evitando megaproyectos con altos costos o compromisos políticos. Además, es estratégico fortalecer alianzas con otros actores, como la UE, Corea del Sur o Japón, para equilibrar influencias.

La crisis centroamericana: migración, autoritarismos y narcotráfico

La inestabilidad en Nicaragua, El Salvador y Honduras amenaza la seguridad regional. Costa Rica debe fortalecer su diplomacia preventiva, promoviendo derechos humanos sin confrontación directa y evitando sanciones unilaterales que cierren espacios de diálogo.

Una agenda regional de desarrollo —como reactivar el SICA con enfoque en empleo y clima— es urgente. También es vital trabajar con EE.UU. y la UE para abordar las causas estructurales de la migración, no solo el control fronterizo.

Cambio climático y economía verde: liderazgo global

Costa Rica es un referente en sostenibilidad (carbono neutralidad, energías renovables). Por eso debe posicionarse como voz del Sur Global en financiamiento climático y atraer inversión verde (hidrógeno, ecoturismo, tecnología limpia).

Así como en el pasado, debe presionar a las potencias para que cumplan acuerdos ambientales, como el fondo de pérdidas y daños.

Hacia una «neutralidad activa»

Costa Rica debe adoptar una «neutralidad activa«, que incluya:

Ser un mediador confiable, aprovechando su prestigio pacifista.

Diversificar sus socios comerciales, sin depender excesivamente de EE.UU. o China.

Defender la democracia y el clima con diplomacia propositiva, no confrontativa.

Esto debe ir acompañado de políticas públicas que fortalezcan la seguridad ciudadana (no militar), mejorando la ciberdefensa, la policía fronteriza y la cooperación internacional contra el narcotráfico, un flagelo que ha dañado el prestigio del país como destino turístico en la era postpandemia.

Finalmente, es clave retomar la inversión en educación formal y técnica para cerrar brechas sociales y reducir la inequidad que empuja a muchos jóvenes hacia actividades delictivas y, al mismo tiempo, mantiene nuestra competitividad como destino de inversión.

Esta estrategia permitirá a Costa Rica proteger su soberanía, maximizar su influencia moral y asegurar su desarrollo en un mundo cada vez más inestable.

Alemania lo intenta otra vez

Gilberto Lopes
San José, 14 de junio del 2025

Hacer que Alemania vuelva a ser grande

Occidente echa de menos el liderazgo alemán, dijo el conservador canciller Friedrich Merz el pasado 6 de junio, un día después de su regreso de Estados Unidos, donde se reunió con el presidente Donald Trump.

El viaje había despertado expectativas, después de las críticas de Trump a la Unión Europea y a su posición en la OTAN, donde exigió que Europa aumentara sustancialmente su contribución a los esfuerzos militares de la organización.

“Alemania es el país más grande, más poblado y económicamente más poderoso de Europa y le corresponde asumir el liderazgo dentro de la UE y más allá”, afirmó Merz, asegurando que es una tarea política hacer que Alemania “vuelva a ser grande”.

Es una idea que desarrolla Daniela Schwarzer, exdirectora del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores y de la Open Society Foundations en Europa y Asia Central, en su artículo “The end of German complacency”, publicado tres días antes del discurso de Merz.

“El largo período de hesitación estratégica de Alemania ha terminado”, anunció Schwarzer, para quien el nuevo canciller está destinado a implementar el Zeitenwende, el histórico “punto de inflexión” que su antecesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, anunció, pero no terminó de llevar a cabo como sectores más radicales pretenden. Un papel que Merz está dispuesto a asumir.

“El elemento de mayor alcance de la política exterior inicial de Merz es su énfasis en la búsqueda de la autonomía estratégica europea. Alemania se ha embarcado en su mayor esfuerzo de rearme desde 1945, destinando 400 mil millones de euros a defensa y seguridad”, dice Schwarzer. En su opinión, de este modo Alemania consolida su credibilidad como socio dentro de la OTAN y en el mundo.

Decisiones que implican la renuncia a dos principios a los que, hasta ahora, Merz era un reconocido adherente. El primero es que durante mucho tiempo fue un firme atlantista. Ahora admite que “ya no se puede confiar en Estados Unidos”.

El otro era el compromiso con la estabilidad fiscal, de la que Wolfgang Schäuble, su mentor político, exministro de Finanzas (2009-2027) del gobierno de Angela Merkel, era decidido defensor.

Junto con el hoy secretario general de la OTAN, Mark Rutte, entonces primer ministro de los Países Bajos, se encargaron de imponer las radicales medidas de austeridad a Grecia en 2010.

Las negociaciones tenían como objetivo garantizar el pago de una deuda cuyos mayores acreedores eran bancos europeos, principalmente alemanes. Al imponerse las condiciones radicales de esa derecha europea “Grecia se convirtió en un protectorado de las potencias dominantes de la zona euro que se comportan como en tierra conquistada”, dijo el belga Éric Toussaint, portavoz del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM).

Lo cierto es que entonces era difícil imaginar una derecha más radical en Europa que la encarnada por esos dos personajes. Oliver Nachtwey, profesor asociado de Análisis de la Estructura Social en la Universidad de Basilea y miembro del Instituto de Investigación Social de Frankfurt, nos recordaba que mientras la austeridad impuesta por Schäuble a países como Grecia ayudaba la expansión del capital alemán, la austeridad doméstica impuesta en Alemania funcionaba como una forma de controlar el aumento de los salarios y fortalecer la competitividad alemana frente a sus vecinos europeos.

Nachtwey publicó su libro –Germany’s hidden crisis– en 2018, sobre lo que llamó la decadencia social en el corazón de Europa, una crisis anunciada que tiene a la economía alemana estancada desde hace tres años.

El primer ejército convencional de Europa

El enorme aumento del gasto en defensa propuesto por Merz, –dice Schwarzer – solo fue posible gracias a una enmienda constitucional flexibilizando el límite de endeudamiento del país. Si es para gasto militar, no solo Alemania, sino los países miembros de la Unión Europea, están ahora liberados de los límites de gastos hasta hace poco vigentes.

El objetivo es convertir el alemán en el “primer ejército convencional de Europa”. Por ahora, no tienen armas atómicas, pero el desarrollo de los acontecimientos no hace difícil pensar que pronto el tema se puede poner a debate.

En sus tres primeras semanas de mandato, Merz se reunió tres veces con el presidente de Ucrania, y visitó países del frente, en una eventual guerra con Rusia –Polonia, Lituania y Finlandia–, antes de viajar a países que, en otras circunstancias, serían sus primeras visitas, entre ellos Estados Unidos y el Reino Unido.

El 22 de mayo Merz viajó a Lituania para presidir la instalación de una brigada de tanques alemanes en Vilna, en las cercanías de la frontera con Bielorusia. Lituania es el único país báltico que no tiene fronteras con el territorio ruso, salvo con la provincia de Kalingrado, un enclave situado el oeste, entre Lituania y Polonia, en la costa del mar Báltico.

Es la primera brigada alemana basada fuera del país desde el final de la II Guerra Mundial. «Proteger Vilna es proteger Berlín», dijo Merz. Unos días antes, en Finlandia (el más reciente miembro de la OTAN, junto con Suecia), Merz manifestó su convicción de que la guerra de Ucrania “no acabará pronto”.

Al día siguiente, Merz se reunió en Kiev con Zelensky, para discutir el apoyo militar alemán y el europeo a Ucrania. «Haremos lo que esté a nuestro alcance para apoyar militarmente a Ucrania”, aseguró.

Anunció el levantamiento de las restricciones de alcance para las armas suministradas a Ucrania por británicos, franceses, alemanes y estadounidenses. “Queremos permitir el uso de las armas de largo alcance, y aunque no hablaremos de los detalles, intensificaremos la producción conjunta de armamentos, dijo Merz en una rueda de prensa con Zelensky el 28 de mayo.

Algo que, según el ministro de Defensa alemán, podrá ocurrir en pocas semanas, una vez en marcha el programa de producción conjunta de armamentos de largo alcance en Ucrania. Para eso Berlín suministrará otros cinco mil millones de euros de ayuda militar a Ucrania, que se suman a los 28 mil millones ya otorgados desde 2022.

Un contrato firmado entre los ministros de Defensa de ambos países contempla el suministro y producción de sistemas de defensa antiaéreos, municiones y apoyo logístico, incluyendo comunicación por satélites.

Autorizada a atacar posiciones militares a profundidad en el territorio ruso, el 1 de junio Ucrania atacó cinco aeropuertos militares rusos a miles de kilómetros de la frontera, destruyendo algunos de sus bombarderos estratégicos. Minna Ålander, investigadora no residente del programa de Defensa y Seguridad Transatlántica del Center for European Policy Analysis (CEPA) y miembro senior del Foro Mundial Libre de Estocolmo, recordó entonces que Ucrania solo realizó esta operación (que naturalmente requirió mucho meses de preparación) después de que Merz levantara toda restricción al ataque de objetivos dentro de Rusia, lejos de la línea de frente.

¿La menaza rusa?

Un eventual triunfo en el conflicto en Ucrania podría poner el ejército ruso, golpeado pero triunfante, justo en la frontera de la OTAN, desde el mar Negro hasta el Océano Ártico, afirma el Institute for the Study of War (ISW), una institución norteamericana que hace un seguimiento diario del desarrollo de la guerra.

“Ayudar a Ucrania a recuperar el control de todo, o de la mayoría, de su territorio será mucho más ventajoso, pues empujaría las fuerzas rusas más hacia el este”, dice el estudio, publicado en diciembre del 2013.

El documento desarrolla todo tipo de especulaciones sobre los riesgos del avance ruso hacia las fronteras de la OTAN. Un ejército ruso desplegado en la frontera de la OTAN obligaría a enorme gastos para disuadirla de una agresión, agregan.

Un estudio para el ISW, sobre “El alto costo de perder Ucrania”, firmado por Natalya Bugayova, concluye que la fortaleza de Rusia depende de su triunfo en Ucrania. Ayudar a Ucrania a triunfar no solo impedirá que desaparezca como nación independiente, sino que asestaría “un golpe asimétrico a la amenaza rusa y a la coalición antiestadounidense”, aseguró.

Pero, en realidad, no ha sido Rusia quien ha avanzado hacia las fronteras de la OTAN, sino la OTAN la que ha avanzado miles de kilómetros, desde los años 90 del siglo pasado, hasta la frontera rusa. Una eventual incorporación de Ucrania a la OTAN terminaría por hacer realidad el contacto de la organización con prácticamente toda la frontera occidental rusa, solo interrumpido por el territorio de Bielorusia.

Armarse para la guerra

Esos comentarios sobre la amenaza rusa a la OTAN han justificado el aumento del gasto militar en la Unión Europea y en Alemania, en particular. Bruno Kahl, jefe del servicio de inteligencia alemán (BND), advirtió que Rusia podría atacar a los países de la OTAN concluida la guerra en Ucrania. “Tenemos datos de inteligencia de que Ucrania es solo una etapa en el camino de Rusia hacia Occidente, declaró el pasado 10 de junio. Eran las mismas ideas que ya había planteado el año pasado, hablando ante el parlamento alemán.

Kahl no aporta datos para sostener su afirmación sobre la amenaza rusa a los países de la OTAN. Pero, con la afirmación justificaba el incremento del gasto militar acordado por el gobierno alemán, argumentando que el objetivo de Rusia, en ese eventual conflicto, sería expulsar los Estados Unidos de Europa y hacer retroceder las fronteras de la OTAN hacia donde estaban a fines de los años 90’s. O sea, antes del inicio de su ampliación hacia el este.

Hablan de una guerra con Rusia como si esa fuera una guerra que alguien pudiera ganar. Naturalmente, un conflicto de esa envergadura no podría ser más que una guerra nuclear. Pero esa realidad no es considerada de forma explícita por quienes defienden un aumento de los gastos militares en Europa como forma de prevenir una guerra con Rusia, a la que ponen, inclusive, diversas fechas.

Hablando en Londres, el mismo día en que Kahl hacía se presentación al parlamento alemán, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, pedía un aumento de 400% en misiles aéreos y de defensa para contener una amenaza rusa que, en su opinión, podría materializarse en cinco años. “Nuestros militares necesitan miles de vehículos armados y tanques, millones de proyectiles de artillería, debemos duplicar nuestras capacidades operativas”, afirmó Rutte.

Joschka Fischer, ministro de Relaciones Exteriores de Alemania entre 1998 y 2005 y líder del partido Verde durante dos décadas, justifica un punto de vista similar afirmando que las élites rusas interpretan como una gran tragedia el resultado de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética. El ataque a Ucrania es, hasta ahora, el intento más ambicioso de revisar esa historia. Pero “podemos esperar mucho más”, asegura.

En su visión del mundo, mientras Rusia amenaza Europa Occidental, China avanza en el mundo de la Inteligencia Artificial y de la renovación de su equipo militar. De modo que Europa necesita establecer una sólida disuasión para enfrentar esa realidad.

Un gran cinismo

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, la implicación directa de Berlín en el conflicto en Ucrania ya es evidente. «Alemania se desliza por el mismo plano inclinado hacia el colapso en el que ya se ha movido un par de veces en el siglo pasado».

La Unión Europea no ha aprendido las lecciones de la historia –dice Lavrov–, al reunirse una vez más bajo una bandera nazi para intentar infligir una derrota estratégica a Rusia”. «Se está reviviendo el nazismo más real. Hay muchos ejemplos de ello. Incluidas las declaraciones del nuevo canciller de Alemania, el señor Merz, de que es hora de que Alemania vuelva a liderar Europa. Hay que ser un gran cínico para pronunciar tales palabras».

Ante este escenario, la directora de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Tulsi Gabbard, llega a la conclusión de que “estamos más cerca que nunca del borde de la aniquilación nuclear”. «Las élites políticas y los belicistas fomentan despreocupadamente el miedo y las tensiones entre las potencias nucleares», pensando que podrán protegerse a sí mismos y a sus familias en refugios nucleares…

O, como dice el excanciller de Brasil, Celso Amorim, hoy asesor del gobierno de Lula, “nunca viví en un mundo tan peligroso. No es un peligro teórico. En Gaza es genocidio. Y el número de muertes en Ucrania es también gigantesco”. Guerras que representan un riesgo real de salirse de control. “Estamos hablando de la supervivencia de la humanidad”, advirtió.

¡Tiene razón!

FIN

China e Irán en el nuevo orden multipolar: comercio estratégico sin hegemonía ni sanciones

Mauricio Ramírez Núñez

Mauricio Ramírez Núñez

En medio de una convulsa pero decisiva reconfiguración geopolítica, China e Irán emergen como aliados clave en la construcción de un nuevo orden multipolar basado en la cooperación estratégica, el respeto a la soberanía y la eliminación de sanciones unilaterales. Un claro ejemplo de esta alianza se materializó el 25 de mayo de 2025 con la llegada por primera vez de un tren de carga procedente de Xi’an, en el este de China, al puerto seco de Aprin, cerca de Teherán. Este tren, cargado de paneles solares, no solo representa un impulso para la transición energética iraní, sino también un gesto simbólico de independencia frente a las rutas comerciales clásicas dominadas por potencias occidentales.

A través de una infraestructura ferroviaria que evita zonas controladas por fuerzas militares estadounidenses, o sea, fuera del alcance de la hegemonía occidental, el eje China-Irán está consolidando rutas comerciales seguras y eficientes. En un contexto donde EE.UU. amenaza con reactivar su «máxima presión» sobre Irán y detener incluso buques petroleros, la vía terrestre se presenta como un salvavidas comercial. Mientras que el transporte marítimo sufre demoras y vulnerabilidades geoestratégicas, como las tensiones en el mar Rojo (a causa del conflicto en Yemen) y el estrecho de Malaca, la ruta ferroviaria reduce a la mitad los tiempos de entrega y fortalece la autosuficiencia comercial.

Desde la firma del acuerdo de cooperación económica de 25 años por un valor de 400.000 millones de dólares en 2021, China e Irán han profundizado sus vínculos económicos. El 90% de las exportaciones iraníes hacia China están compuestas por productos energéticos y minerales, que encuentran en esta nueva red logística una garantía de continuidad frente a bloqueos. Además, Irán se consolida como un nodo esencial dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) china, un megaproyecto que está redibujando el mapa comercial global sin imposiciones ni condicionalidades. Con toda certeza podemos llamar esto como una alianza contra la dominación económica occidental.

Este eje terrestre impulsado por China, que conecta con Irán, los Estados del Golfo, África y finalmente Europa, no solo compite con el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa (IMEC), promovido por EE.UU. e Israel: encarna la fractura geopolítica del siglo XXI. La rivalidad trasciende lo económico; es una disputa entre paradigmas. Por un lado, Pekín vende un modelo de cooperación sin condiciones, basado en infraestructuras, no injerencia y retórica de ganancias compartidas.

Por otro, Washington y sus aliados imponen una arquitectura de bloques, sanciones selectivas y controles financieros que buscan perpetuar una hegemonía cada vez más débil. Esta guerra de corredores comerciales es parte también de la lucha por la consolidación de un orden multipolar. Hoy esta se libra no sólo en el campo de batalla, como lo hemos presenciado en Ucrania, sino también en lo cultural, económico y tecnológico; en puertos, ferrocarriles, acuerdos de divisas, innovación tecnológica y nuevas rutas comerciales. China está ganando terreno mientras Occidente insiste en un “libre mercado” que solo aplica para sus aliados.

La reciente reunión en Teherán de representantes ferroviarios de China, Irán, Kazajistán, Uzbekistán, Turkmenistán y Turquía evidencia una voluntad compartida de fortalecer la conectividad comercial a través de tarifas competitivas y estándares comunes en el marco del estricto respeto a la soberanía, así como del modelo de vida propio de cada pueblo. El corredor Este-Oeste y el plan del Corredor Norte-Sur posicionan a Irán como un actor clave en la logística euroasiática de ese nuevo orden que emerge.

El tren China-Irán no es simplemente un medio de transporte más como para que pase desapercibido por estudiosos, empresarios y políticos. Es un vehículo estratégico y una gran señal de hacia dónde se dirigen las cosas, es un símbolo de una alternativa viable al orden global unipolar impuesto por potencias occidentales. Es la prueba tangible de que es posible construir redes comerciales sustentadas en la cooperación, la igualdad y el desarrollo compartido, como lo afirma China. La guerra de corredores no se libra solo en los mapas, sino en la definición del futuro del comercio global: uno donde muchos participen, y ninguno imponga.

El cambio nominal de Golfo de México a Golfo de América impuesto por Donald Trump. Algunas reflexiones

Vladimir de la Cruz

Amigos, padres de familia y algunos estudiantes, con frecuencia me preguntan, con motivo de la denominación Golfo de América, por parte del presidente Trump, al histórico Golfo de México, qué pienso.

El presidente Trump acude a denominar de esa manera al Golfo de México partiendo del peso que tiene Estados Unidos en el contexto internacional, y en el contexto de las relaciones que tiene con México y Canadá, como países que forman parte de la América del Norte, de las relaciones específicas de México y Estados Unidos, frente al Gran Golfo de la América del Norte, y de las relaciones de estos tres países en el Tratado de Libre Comercio de Norte América, NAFTA.

El nuevo nombre se impuso, de manera oficial, en toda referencia que se haga relacionada con la ubicación geográfica y cartográfica de Estados Unidos, a partir del inicio del Gobierno de Trump, así ya reconocido por la plataforma informativa de Google Maps, en una dimensión proyectada sobre Cuba, Estados Unidos, México en las áreas de Artemisa, y Pinar del Río, de Cuba, de los Estados de Alabama, Florida, Luisiana, Misisipi, Texas, de Estados Unidos y sobre las regiones de Campeche, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz, Yucatán, de México, zonas que dan al Golfo.

Los continentes son grandes masas de tierra. Se reconocen en el mundo varios continentes: Asia, América, África, Europa. También se incluyen la Antártida y Oceanía o Australia. A veces se unifican Asia y Europa como un continente llamado Eurasia. Hay quienes también dividen en términos generales, al continente americano solo en dos partes, América del Norte y América del Sur.

En los anillos que simbolizan los Juegos Olímpicos se representan cinco continentes: Oceanía, América, África, Europa y Asia.

Para “entender” la propuesta de Trump hay que señalar que el continente denominado hoy como América es uno solo que puede dividirse geográficamente en tres partes: América del Norte, América Central y América del Sur. Está rodeado por los océanos Glacial Ártico, Glacial Antártico, Atlántico y Pacifico.

El nombre de América resulta de los procesos de búsqueda de nuevas rutas comerciales que se impulsaron en España y en Europa, en los siglos XV y XVI, para dirigirse a la India y a la China, evitando las rutas tradicionales por el Mediterráneo y las rutas terrestres que desde allí se establecieron.

Cristóbal Colón inició este proceso. Su llegada a la parte insular de la actual América dio origen al nombre inicial con que se llegó a distinguir las tierras a las que había llegado, “Las Indias Occidentales”, acudiendo al viaje por Occidente para llegar al Oriente, región que en ese momento eran desconocidas para los europeos.

En sus cuatro viajes, y hasta su muerte, Colón no llegó a tener conciencia de haber llegado a un “continente”, a una nueva región “gigantesca”. De la isla La Española, 1492, actual República Dominicana y Haití, solo avanzó a la región de Venezuela, en la desembocadura del río Orinoco, en su tercer viaje, 1498 y, en su cuarto viaje, 1502, sobre las costas hoy desde Honduras hasta Panamá.

El impacto de la llegada de Colón desató nuevos viajes, de otros conquistadores y buscadores de rutas comerciales. Así los portugueses llegaron a las costas de Brasil y Vasco Núñez de Balboa, logra cruzar el Istmo, hoy de Panamá, llegando a visualizar el océano Pacífico, 1513, que llamó el Mar del Sur, lo que facilitó las expediciones hacia Suramérica por el Pacífico y el recorrer las costas pacíficas de Centroamérica.

Grandes navegantes de aquellos años, entre ellos, Vasco da Gama, Américo Vespucio, Juan Ponce de León, Pedro Álvares Cabral, Juan de la Cosa, Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, se distinguieron en cruzar el Atlántico y aventurarse en nuevas rutas alrededor del mundo.

Se le debe a Américo Vespucio las primeras referencias a la “continentalidad” del Continente americano, que se llegaron a plasmar en 1507 con el cartógrafo Martin Waldseemüller, gran geógrafo de su época, que en el tratado de geografía titulado “Cosmographiae Introductio”, habla y describe el Nuevo Mundo, con información dada por Vespucio, proponiendo nombrar las tierras para ellos descubiertas como “América”, en exaltación y honor a Américo Vespucio, popularizándose desde esa época este nombre.

Los estudios geográficos y geomorfológicos posteriores permiten dividir el continente americano en tres regiones geográficas, América del Norte, América Central y América del Sur. Son regiones o zonas donde hay características comunes, propias, naturales, que las diferencian entre sí.

Así, la América del Norte es la región o territorio que se encuentra entre el Océano Ártico al norte del continente y el Istmo de Tehuantepec, en México, lindando con el océano Atlántico al este y el Mar Caribe al sureste, y el océano Pacífico al oeste y al suroeste. Esta región comprende también a Groenlandia y sus islas adyacentes.

La América del Norte desde una visión política actual comprende a Canadá, Estados Unidos y Alaska, México y Groenlandia, que pertenece a Dinamarca.

Políticamente comprende los países de Canadá, Estados Unidos y México.

América Central geográficamente es la región comprendida entre el Istmo de Tehuantepec, en México, y la región del río Atrato, en Colombia, que abarca los territorios del sur de México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y la parte norte de Colombia.

El concepto Centroamérica como definición política, no geográfica, solo comprende a Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Para algunos efectos económicos regionales se ha extendido el concepto de Centroamérica para que formen parte de esta región Panamá y República Dominicana.

La otra gran región geográfica es Sur América o América del Sur, en el resto del continente, desde la Depresión del Río Atrato hasta la llamada Tierra del Fuego, la Antártida y las Islas del Atlántico Sur.

Desde la óptica del presidente Trump, en sus primeros 100 días de gobierno, ha señalado claramente varios objetivos políticos de una nueva definición de proyección geopolítica, de la ubicación geográfica y política de los Estados Unidos en el continente.

Primero, con la propuesta y anuncio de la retoma del Canal de Panamá, su control administrativo, político, económico y militar, con su región colindante, en la llamada Zona del Canal, como lo hacía Estados Unidos antes del Tratado Torrijos Carter de 1977, con el cual Panamá tomó la Soberanía del Canal, en que Estados Unidos acordó rescindir el Tratado original de manera definitiva a partir de 1999.

Trump no está de acuerdo con lo pactado por el presidente Carter y está dispuesto a tomar el Canal si es necesario por la fuerza militar. Ya ha entrado en negociaciones con el actual gobierno de Panamá para ir asumiendo cada vez mayor presencia en la Zona del Canal. En Panamá se han suscitado fuertes protestas populares por este motivo.

Segundo, en el norte ha proyectado el presidente Trump sus objetivos geopolíticos.

Primero, apropiarse de Groenlandia, que como territorio pertenece a Dinamarca, lo cual lo enfrentaría a un país europeo, con ello a la Unión Europea y a la misma Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, en caso de una agresión u ocupación militar, que la OTAN, a la cual pertenece Estados Unidos, que se vería obligada a actuar en defensa de Dinamarca.

En este escenario sabemos cómo actúan los intereses de los Estados Unidos, como lo hicieron con la intervención de los ingleses en Las Malvinas, cuando Estados Unidos se alió a Inglaterra, en perjuicio de Argentina, en que impidió la invocación de la OEA y la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, que Argentina trató de activar.

Segundo, el discurso ofensivo de Trump sobre Canadá considerándolo como el Estado Número 51 de los Estados Unidos, llamando incluso “Gobernador” a su máxima autoridad política, el primer ministro de Canadá, que forma parte de la estructura monárquica de Inglaterra, proponiendo una consulta popular para la adhesión o integración del Canadá a los Estados Unidos, posición que ha sido rechazada por la población canadiense.

Cuarto, replanteando dentro de su visión económica sus relaciones con Canadá y México, alterando los acuerdos contenidos en el Tratado de Libre Comercio de estos países, imponiéndose como la parte más beneficiada de cualquier relación comercial con ellos.

En su conjunto también afectando a todos estos países con las decisiones de aumentar los aranceles prácticamente con todos los países con los cuales Estados Unidos tiene relaciones comerciales, más allá de Tratados o Acuerdos comerciales.

Quinto, le dio un zarpazo a México al denominar oficialmente al Golfo de México como Golfo de América. Cambió el nombre y con ello estableció una jurisdicción proyectada de los Estados de Alabama, Florida, Luisiana, Misisipi y Texas sobre el mar del Golfo. Así se están haciendo los nuevos mapas y así se introdujo la enseñanza de la geografía en las instituciones escolares.

La conquista y la colonización que desarrolló España en América hizo que se impulsara, para la mejor administración de los territorios conquistados, una división administrativa colonial que hizo surgir cuatro Virreinatos en América. El más antiguo fue el de Nueva España o de México, que se estableció en 1535, que llegó a abarcar todo Centroamérica, México y de los Estados Unidos, todos los territorios actuales de California, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México, Arizona, Texas, Oregón, Washington, Idaho, Montana, Wyoming, Kansas, Oklahoma, Luisiana, Florida, Alabama, Misisipi y Alaska pertenecieron al Virreinato de México.

El Virreinato de Nueva España o de México se extendió a otros territorios de Asia y Oceanía.

Los territorios que llegaron a tener las 13 colonias inglesas, que se habían establecido en el este de Norte América, se independizaron en 1776, siendo hasta entonces territorios que se concebían dentro del Virreinato de México. Ello hizo que los mapas que se elaboraron desde aquellos años establecieran el nombre de Golfo de México, que se ha mantenido hasta hoy, para cubrir todos los territorios desde México hasta los Estados Unidos en el Gran Golfo del Norte de América que ha sido conocido como Golfo de México. Los mapas así lo consignaron desde los años del Virreinato, cuando fueron elaborados en 1562, 1784, 1794, 1822 y cualquier otro mapa así publicado hasta el 2024.

Con el actual cambio de nombre por parte de los Estados Unidos, el Golfo de América comprende hoy las costas de los estados de Florida, Alabama, Misisipí, Luisiana y Texas.

El Golfo de México, por su parte, comprende las costas suroeste y sur de los estados mexicanos de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y la parte norte de Quintana Roo.

Está claro que Donald Trump visualiza su presencia en el Continente Americano de manera contundente. De mayor control político, geopolítico, militar, económico y cultural.

La Doctrina Monroe, desarrollada a partir de 1823 ha sido reactualizada por Trump, teniendo presente las distintas doctrinas y políticas intervencionistas de Estados Unidos en el continente, las doctrinas y acciones políticas del Gran Garrote, de Roosevelt, 1904-1939, la del Buen Vecino y diplomacia del Dólar, siglo XIX y XX, la Doctrina Truman que impuso las políticas anticomunistas en el continente y desarrolló más las bases militares en Panamá, las doctrinas intervencionistas y militaristas, de la Seguridad Nacional, el Plan Cóndor, con motivo de la Guerra Fría, hasta las de Ronald Reagan, con el dominio de su “patio trasero”, o las de políticas y doctrina de Kissinger combinando diplomacia con poder militar.

Con todas estas doctrinas Estados Unidos trató de contener, y de reemplazar cuando fuera del caso, gobiernos y líderes de izquierda, progresista por líderes de derecha, juntas militares o regímenes autoritarios.

Frente al cambio de nombre del Golfo de México hay que replantear, en el campo de la enseñanza y la educación, en general, y geográfica e histórica en los particular, la correcta denominación de las cosas, de las situaciones.

Así, por ejemplo, cuando hablamos o referimos al concepto americano se debe distinguir a todo el continente, y a todos los habitantes del Continente. En la práctica actual americano ha referido casi solo a los ciudadanos de los Estados Unidos, a los que hay que empezar a llamar estadounidenses. Con el nombre de los Estados Unidos de América se conoce a las 13 colonias inglesas que se liberaron de Inglaterra, que luego fueron desarrollándose hasta crear la gran nación de Norte América, hoy con sus 50 estados federados. Así en el caso de la América del Norte tendremos canadienses, estadounidenses y mexicanos, de la misma manera como se conocen los habitantes de cada uno de los países latinoamericanos, guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, nicaragüenses, costarricenses, panameños, colombianos, venezolanos, brasileños, guayaneses, ecuatorianos, peruanos, bolivianos, paraguayos, argentinos y uruguayos.

Si se trata por regiones del continente, se llamará norteamericanos, a los ciudadanos de toda Norte América o la América del Norte, centroamericanos, suramericanos y caribeños.

Es al menos una manera, y un intento, de afirmar nuestra identidad nacional de mejor forma.

Compartido con SURCOS por el autor.

Estados Unidos y los canales interoceánicos en América – Historia y presente de una relación compleja

Vladimir de la Cruz de Lemos

La lucha por la Independencia de Panamá, de Colombia, que culminó en 1903, no era ajena a los intereses canaleros transístmicos de los Estados Unidos, lo que hizo que en 1902 el Senado de los Estados Unidos aprobara la propuesta de la construcción del Canal, cambiando su intención de construir el Canal por la vía del Río San Juan, limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua, el Gran Lago de Nicaragua, el lago de Cocibolca, y el Estrecho de Rivas, en Nicaragua, que era otro proyecto de construcción canalera que no ha desaparecido del todo.

A inicios de la década de 1910 esta intención se mantenía, lo que se afirmó en el Tratado Bryan Chamorro, entre Estados Unidos y Nicaragua, el 5 de agosto de 1914, a inicios de la I Guerra Mundial, firmado por los presidentes Thomas Woodrow Wilson y Adolfo Díaz Recinos.

Este intento canalero provocó un conflicto diplomático entre Costa Rica, Nicaragua y El Salvador, que impidió su realización.

El Tratado Bryan Chamorro afectaba, por sus alcances a Costa Rica y El Salvador que lo cuestionaron ante la Corte de Justicia Centroamericana, existente en esa época, lo que hizo que la Corte desapareciera por este conflicto.

La Corte había sido creada por disposición de los Tratados de Paz y Amistad de Washington, mediante la Convención para el Establecimiento de una Corte de Justicia Centroamericana, que fue firmada el 20 de diciembre de 1907 en Washington, por Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, la que estuvo vigente entre 1908 y 1918 cuando caducó la Convención.

Estados Unidos intervino militar y políticamente en esa década en Nicaragua, creando de hecho un protectorado, que provocó movimientos insurreccionales, nacionalistas y antiimperialistas, dirigidos por Benjamín Zeledón en la década de 1910, y por Augusto César Sandino, en la década de 1920, hasta el retiro de las tropas estadounidenses en 1933.

En Panamá, el Tratado Hay-Bunau Varilla también dio origen a movimientos separatistas orientados que fracasados hicieron que el 3 de noviembre de 1903, culminaran con la Independencia de Panamá, como se celebra actualmente, dando origen a la llamada época republicana de Panamá, desde el siglo XX.

El Tratado Hay-Bunau Varilla, con todas sus modificaciones, fue derogado por los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter, el 13 de setiembre de 1977.

Este Tratado también abrió el camino para la construcción del Canal, que se terminó en 1914, cuando fue inaugurado, al iniciarse la I Guerra Mundial, situación que hizo que Panamá se declarara “neutral”, frente al conflicto bélico, hasta 1917, cuando se sumó a los aliados que ganaron la guerra.

El Canal de Panamá desarrolló una “Zona del Canal”, bajo dominio de los Estados Unidos, una franja territorial dentro de Panamá, que era como un país dentro de otro país. De hecho se decía que Panamá tenía seis fronteras, la de Colombia, la de Costa Rica, la de los dos océanos y las dos que lindaban el territorio de la Zona del Canal.

Por el Tratado Arias Roosevelt, de 1936 firmado por los presidentes Armodio Arias y Franklin Delano Roosevelt se anuló el principio de intervención militar que tenía Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá, para establecer el concepto de país protegido en el contexto de la II Guerra Mundial.

Entre 1941 y 1945 Panamá facilitó la ocupación de la Zona el Canal mediante el arriendo de terrenos a los Estados Unidos, los que se justificaron por los motivos de la defensa continental antinazi.

La Zona del Canal con este motivo y posterior a la Guerra se convirtió en un centro militar estratégico de los Estados Unidos para todo el continente.

Allí tuvo su base el Comando Sur de los Estados Unidos que desplegó un sistema de 16 bases militares, de distinto tipo y preparación, para soldados norteamericanos y para el entrenamiento de soldados y cuerpos militares de los ejércitos de todo el continente, especialmente en la llamada Escuela de las Américas, donde se fortalecieron los cursos de contrainsurgencia y contra guerrillas.

Además, allí se preparó a la mayor parte de los dictadores y tiranos, del continente en el período de la Guerra Fría, hasta el término de la dominación del Canal por los Estados Unidos, 1945-1977.

El Comando Sur afectaba 31 países del continente con planes de contingencia, de operaciones de diversa materia militar y de cooperación de seguridad militar para el Caribe, América Central y Sur América.

Entre 1945 y 1948 Panamá pidió a los Estados Unidos la devolución de los territorios de la Zona exigiendo la renegociación. Sin embargo, se impuso el Departamento de Guerra de los Estados Unidos de mantener de manera indefinida los terrenos, lo que estimuló corrientes nacionalistas panameñas.

En 1947 esto ocasionó grandes protestas (especialmente de los estudiantes universitarios) contra la Asamblea Nacional panameña, y se votó negativamente el Tratado que quería aprobarse extendiendo por 20 años los contratos de arrendamiento de trece instalaciones norteamericanas en la zona canalera.

En 1948 se impulsó la llamada Zona Libre de Colón, como un área, o institución autónoma del Estado de Panamá, con una zona franca.

En 1948 bajo las directrices del Presidente Truman se fortaleció la preparación militar de las tropas y ejércitos del continente, dentro de una visión de prevención y defensa ante el comunismo internacional, luego de que en Europa, al terminar la II Guerra Mundial surgieron varios países de tipo socialista.

Ello se materializó con la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) el 2 de setiembre de 1947, y con la creación de la Organización de Estados Americanos, OEA, el 30 de abril de 1948.

En 1955 con el Tratado Remón-Eisenhower se le otorgaron más ventajas económicas y se mejoró el pago de los arriendos por el uso del canal.

La Zona del Canal mantenía de hecho partido o dividido a Panamá, hasta que en 1962, el 12 de octubre, se inauguró el llamado Puente de las Américas, que permitió la unión terrestre de ambas partes del Canal de Panamá, fortaleciendo el viejo sueño de la Carretera Interamericana, que se considera la carretera más larga del mundo, la cual inició su construcción en la década de 1930. Esta está interrumpida en la región del Darién, en Panamá, donde no se ha construido todavía ningún trecho carretero, lo que separa a Sur América del resto continental por la vía terrestre.

En 1964, el 9 de enero, de nuevo hubo protestas estudiantiles y populares, que se provocaron por la izada de la bandera panameña a la par de la estadounidense en la Zona del Canal, por el acuerdo de los presidentes Roberto Chiari y John F. Kennedy, de 1962, que así lo establecía y no se cumplía, protestas que tuvieron un saldo de 21 muertos y más de 300 personas heridas. El 9 de enero de 1964 se convirtió hasta hoy en una fecha emblemática del pueblo panameño.

En 1965 se volvió a plantear el tema de la Administración del Canal con la llamada Declaración Robles-Johnson, entre los presidentes Marco Aurelio Robles y Lyndon Johnson.

En 1968, el 11 de octubre, se provocó un golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias Madrid, que condujo a que en el año1969 el General de Brigada Omar Torrijos asumiera el mando de la República de Panamá, en 1972, iniciando en los años siguientes un proceso revolucionario de corte nacionalista y populista.

Así, en 1977, Torrijos y el Presidente Jimmy Carter, firmaron los Tratados Torrijos-Carter que entregaron la administración del Canal de Panamá al gobierno del Panamá, y obligaron al abandono de todas las infraestructuras militares y civiles que en la Zona del Canal tenía Estados Unidos, obligando también al cambio de sede del Comando Sur de los Estados Unidos a Puerto Rico.

Muerto Torrijos, en un “dudoso” accidente aéreo, el 31 de julio de 1981, asumió el gobierno el general de cuatro estrellas Manuel Antonio Noriega en 1983, que por contradicciones políticas y militares con Estados Unidos sufrió un bloqueo económico agudizando una crisis social en Panamá, hasta que el 20 de diciembre de 1989 el ejército de los Estados Unidos invadió Panamá, capturando al General Noriega, a quien sometió ante la justicia norteamericana. La invasión provocó más de 500 muertos.

Resultado de la invasión en 1990 el presidente de Panamá Guillermo Endara abolió las fuerzas militares de Panamá, lo que se reafirmó con un referéndum popular el 15 de noviembre de 1992.

En 1999, el 31 de diciembre, bajo el gobierno de Mireya Moscoso, la primera mujer en ejercer la presidencia en Panamá, se asume del control total del Canal de Panamá, hasta hoy, situación gravemente amenazada por el presidente Donald Trump.

En el 2016 culminaron las obras de ampliación del Canal de Panamá, idea que venía desde 1930 cuando se había pensado en ampliar la capacidad de tránsito del Canal de Panamá.

Estados Unidos lo había intentado en 1939, lo que se suspendió por el inicio y desarrollo de la II Guerra Mundial.

En la década de 1980-1990 Japón, Estados Unidos y Panamá replantearon el tema de la ampliación del Canal.

La ampliación del Canal de Panamá, con un tercer juego de esclusas, se hizo con la aprobación de un referéndum popular el 24 de abril del 2006, en el gobierno de Martín Torrijos, bajo la dirección de la empresa española SACYR, abriéndose desde el 2018 al paso de barcos Neopanamax, de gran capacidad de tonelaje.

En la actualidad, en el crecimiento del uso del Canal ha destacado el movimiento comercial desde China, lo que ha preocupado a los Estados Unidos, especialmente al actual gobierno de Donald Trump, señalando que ello les provoca un desequilibrio comercial, además de un problema geopolítico por la presencia China en la región.

Trump ha dicho que el Canal en su totalidad administrativa lo controla China, lo que no acepta, y que tampoco es cierto.

Esta situación ha planteado una seria amenaza a Panamá porque Trump con toda claridad ha dicho públicamente que va a recuperar el Canal de Panamá, para que esté en manos de la administración de los Estados Unidos, y si es necesario lo hará por ocupación o intervención militarmente.

El Canal de Panamá es una de las obras de ingeniería más importantes del mundo, con una extensión de 80 kilómetros, de océano a océano, que acorta las distancias comerciales mundiales de manera significativa, evitando rodear el continente por el Cabo de Hornos.

Los proyectos canaleros del Istmo de Tehuantepec, de la Depresión del Río Atrato y el de Nicaragua seguirán en posibilidad, nada inmediata, mientras el Canal de Panamá seguirá fortaleciéndose.

En el caso del Canal en Nicaragua el actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsarlo cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se toca el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China.

En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El peligro de la amenaza de Trump de ocupación militar para apropiarse nuevamente de la administración y de la zona del Canal de Panamá es inminente. Puede suceder en cualquier momento en que el presidente Trump así lo estime.

Sabe Trump que no hay condiciones hemisféricas, con la OEA y su Fuerza Interamericana de Paz, del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, de impedir una agresión militar de este tipo.

El TIAR quedó inaplicable cuando Argentina lo invocó para enfrentar la ocupación inglesa de las Islas Malvinas, en 1982, en que los Estados Unidos se alió con Inglaterra, apoyando su ocupación, dándole la espalda a Latinoamérica y a la OEA.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC no desvela a Trump. Existe en el papel como una buena intención de buscar la integración política, económica, social y cultural de la región. En una situación de agresión militar de Trump a cualquiera de los países latinoamericanos la CELAC no tiene ninguna capacidad militar de evitarla o enfrentarla.

Una agresión militar de este tipo le permitiría igualmente evaluar sus otros dos objetivos, de intervención militar, en el continente:

-Groenlandia, con el ánimo de incorporarla como parte de los territorios de los Estados Unidos, con la idea de fortalecer su seguridad nacional en esa región, aspecto que ya ha insinuado, motivado por una mayoría poblacional groenlandesa que se pronuncia por la separación de Dinamarca, pero con más del 80% de la población que no está de acuerdo con ser incorporados a los Estados Unidos;

-y Venezuela, donde también ha planteado la intervención militar para capturar al grupo gobernante de Venezuela, al que tiene acusado de narcoterrorista.

La geopolítica mundial que traza el presidente Trump sin duda alguna ha alterado el panorama de las relaciones internacionales, y mantiene amenazas de alterarlas más.

Esta geopolítica incluye la redefinición y renegociación o ruptura de los Tratados económicos y de Libre Comercio que Estados Unidos tiene, por ahora, con Canadá, México, la Unión Europea y la República Popular China.

El Canal de Panamá es más que un sueño de opio de Trump. Es una realidad casi tangible.

En su visión geopolítica internacional Trump traza un nuevo diseño de las fronteras de los Estados Unidos.

Proyecta la anexión de Canadá, en condición de Estado 51 de la Unión, de los Estados Unidos; proyecta la compra o anexión del territorio dinamarqués de Groenlandia y la “recuperación” del Canal de Panamá, su Zona del Canal, considerando que el Tratado Torrijos-Carter no debió haberse firmado, y que fue ilegal su anulación.

Trump ha señalado clara y reiteradamente sus intenciones de acudir a la intervención militar para lograr estos objetivos y territorios estratégicos para él.

Parte de esta visión cartográfica ya ha planteado que el histórico Golfo de México se llame, oficialmente para los Estados Unidos, como Golfo de América y así se establezca en su cartografía.

Panamá se encuentra en su propia encrucijada por la importancia estratégica, comercial y geopolítica que el canal interoceánico tiene hoy.

Con Panamá están en la encrucijada política, diplomática y militar los organismos internacionales de la OEA y la ONU, sujetos a un proceso de debilitamiento político.

Las políticas internacionales de Trump se orientan fortalecer su presencia dominante en los organismos internacionales, saliéndose de ellos si le ocasionan un alto gasto a los Estados Unidos, si los países que participan no colaboran proporcionalmente a los gastos de su mantenimiento, o si se vuelven críticos hacia las políticas estadounidenses.

No le importa si son organismos sociales, culturales, médicos, sanitarios o de salud, como es la Organización Mundial de la Salud, o si son militares como la OTAN, que la tiene cuestionada.

El actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsar un canal interoceánico cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se tocaba el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China. En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El posible Canal chino en Nicaragua no altera hasta hoy a Trump.

A Trump no le preocupa la presencia China en Nicaragua. Si le preocupa en Panamá, especialmente porque el 13 de junio del 2017 establecieron relaciones diplomáticas, donde China se ha convertido en un importante cliente comercial y económico de Panamá, siendo el segundo usuario después de Estados Unidos.

El Canal ampliado se inauguró con el paso de un buque Chino de la empresa COSCO.

China es, a la vez, el principal proveedor de la Zona Libre de Colón, la zona franca más importante del continente y la segunda del mundo.

En Colón se ha anunciado la construcción china de un puerto de contenedores y de recepción de gas licuado, en capacidad de atender los barcos Neopanamax.

También se anunció la construcción de un puente sobre el Canal y una terminal de cruceros, ampliando la infraestructura ferroviaria, hasta la Provincia de Chiriquí, en 400 kilómetros y la aerolínea Air China con dos vuelos semanales Panamá-Pekín.

En la economía la presencia china está en el Bank of China, el Banco Industrial y Comercial, el Exim Bank y China Development Bank, y la proyección de la Nueva Ruta Mundial de la Seda.

Esta es la preocupación de Trump en Panamá… la presencia que quiere desarticular.

La espada no de Damocles, sino la de Trump está sobre todos nosotros, sobre el mundo que ve Trump.

Artículo publicado en la Revista MEER.com.es y compartido con SURCOS por el autor.

Europa se prepara para la guerra: ¿Alguna alternativa mejor?

Gilberto Lopes

San José, 21 abril 2025

El ejército alemán debe estar listo para una guerra con Rusia antes del 2030, dijo su inspector general, Carsten Breuer, en una entrevista publicada el 13 de marzo pasado en el diario conservador Welt. En 2029 Rusia «sería capaz de un ataque convencional a gran escala, incluso en territorio de la OTAN», agregó.

Nadie le pidió a Breuer una mayor elaboración, pese a lo polémico de su afirmación. Ya en octubre del año pasado, el presidente del Servicio Federal de Inteligencia alemán (BND), Bruno Kahl, había insistido en la idea de que Rusia estaría lista para atacar los países de la OTAN a finales de esta década.

Desde 2022, la OTAN considera Rusia la mayor amenaza inmediata para la seguridad de Europa. Una victoria de Rusia en el conflicto de Ucrania “sería una tragedia”, en opinión del entonces Secretario General de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.

Tampoco la prensa europea le pidió mayor elaboración sobre una afirmación de esta envergadura. Hace ya un tiempo que la mayor parte de la gran prensa europea repite un mismo relato y ha dejado de hacer este tipo de preguntas.

Una guerra en Europa ya no es impensable”, diría el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, cuando todavía el gobierno estaba en manos de los socialdemócratas, encabezados por Olaf Sholz. Pero Pistorius, un belicista, seguirá al frente de la cartera en el nuevo gobierno encabezado por los socialcristianos de Friedrich Merz, que ya ha propuesto suministrar a Ucrania los misiles Taurus para atacar el puente de Crimea.

En noviembre del 2023, Pistorius anunció el despliegue de dos batallones de tanques en Lituania, mientras Scholz aumentaba del gasto militar, para transformar Alemania en la columna vertebral de la defensa europea.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha rechazado reiteradamente la idea de que su país pretenda atacar a los da la OTAN. Eso es un “disparate”, afirmó, considerando que una guerra contra la OTAN no sería otra cosa que una guerra nuclear.

Hacer lo impensable

Si en Europa se oyen pocas voces reflexionando sobre un discurso que ha ido ocupando los espacios oficiales, no ocurre lo mismo en todo el mundo. ¿Es Rusia realmente la principal amenaza para Europa?, se preguntó el diplomático y académico singapurense, Kishore Mahbubani, en un artículo publicado, en febrero pasado, en Foreign Policy.

Los europeos –dice Mahbubani– no ven la evidente contradicción entre destacar la incapacidad de Rusia para derrotar a Ucrania, un país de 38 millones de habitantes y un PIB que, el año pasado, fue de unos 189 mil millones de dólares, y declarar que Rusia es una verdadera amenaza para Europa, que tiene 744 millones de habitantes y un PIB de 27 billones de dólares.

Para Mahbubani, “es tiempo de que Europa haga lo impensable”. Bruselas “ha seguido servilmente a Washington durante demasiado tiempo y ha olvidado cómo promover sus propios intereses geopolíticos”.

En su opinión, la única manera de restaurar la posición geopolítica de Europa es considerar tres opciones, hasta ahora impensables. La primera es que Europa anuncie su voluntad de abandonar la OTAN. Obligada a gastar el 5% de su PIB en defensa, “Europa no necesita de Estados Unidos”. El 5% del PIB de la UE y del Reino Unido representó, en 2024, 1,1 billones de dólares, más que los 824 mil millones del gasto en defensa de Estados Unidos.

Su segunda propuesta es que Europa elabore “un nuevo gran acuerdo estratégico con Rusia, en el que cada parte se adapte a los intereses fundamentales de la otra”. Es una vieja opción, que pareció posible en algún momento después de la Guerra Fría. Se hablaba de una Europa unida, desde Lisboa a los Urales, un escenario muy distinto al de una Europa enfrentada a Rusia, considerada su amenaza fundamental.

Mahbubani hace referencia a tres destacados militares, diplomáticos y líderes políticos europeos para ilustrar su punto de vista. Si Metternich (el hábil canciller austríaco de la primera mitad del siglo XIX, que articuló la resistencia de su país a Napoleón), Talleyrand (su contemporáneo francés, destacado político que sobrevivió a diversas alternativas políticas en el período de la Revolución Francesa), o el general Charles de Gaulle (que encabezó la resistencia francesa a los nazis y después, cambiando de posición, abrió una vía para poner fin a la guerra colonial de Argelia) vivieran hoy, recomendarían ese acuerdo estratégico con Rusia, asegura.

Esto lo lleva a reflexionar sobre una tercera opción. “Los europeos creyeron tontamente que una lealtad servil a las prioridades geopolíticas estadounidenses les reportaría ricos dividendos. En lugar de ello, han recibido una patada en la cara”.

Es China la que –en su opinión– puede ayudar a la UE a hacer frente “a su verdadera pesadilla geopolítica a largo plazo: la explosión demográfica en África”. En 1950 –nos recuerda– la población de Europa era el doble que la de África. Hoy, la población africana duplica a la europea, que enfrenta el desafío de una migración que parece, a ratos, incontrolable.

Los acuerdos de Minsk, la geopolítica de la paz

Ninguna de estas sugerencias está en la agenda de hoy. En su Libro Blanco, publicado el ms pasado, Europa renunció a toda iniciativa política. Optó por la estrategia de una guerra inimaginable, a menos que se esté dispuesto a acabar con la vida humana en la Tierra.

Una Europa que parece, además, olvidar las consecuencias del rearme alemán en el siglo pasado, o los objetivos de la OTAN, definidos en 1949 por su primer Secretario General, el general británico Hastings Ismay, de origen hindú: “mantener a los rusos afuera, a los norteamericanos adentro y a los alemanes abajo”. Objetivos de los que la OTAN parece más alejada que nunca.

Una paz duradera requiere una comprensión adecuada del origen del problema. No es una tarea sencilla porque cualquier análisis tiene, en este caso, derivaciones políticas. En todo caso, nos parecen útiles los puntos de vista de dos destacados académicos norteamericanos: el economista Jeffrey D. Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, y John Mearsheimer, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Chicago y reconocido analista internacional.

Sachs cuenta una experiencia personal, después de las protestas en la plaza de Maidan, promovidas por Occidente en 2014 y que llevaron al derrocamiento de Víktor Yanukóvich. Elegido presidente de Ucrania en 2010, Yanukóvich estaba a favor de la neutralidad de Ucrania y se oponía a la ampliación de la OTAN.

El nuevo gobierno me pidió que fuera a Kiev. Me llevaron a Maidan y aprendí muchas cosas de primera mano”, dijo Sachs en un artículo –The geopolitics of peace– publicado en Consortiumnews en febrero pasado.

La ampliación de la OTAN había comenzado en 1999 con la incorporación de tres países: Polonia, Hungría y República Checa. En la siguiente ronda, en 2004, se sumaron siete países más: los tres bálticos, Rumanía, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia. La idea de Washington era que Ucrania, Rumania, Bulgaria, Turquía y Georgia estuvieran todos en la OTAN. Neutralizarían así a Rusia, controlando su acceso al mar Negro, transformándola en poco más que una potencia local.

Sachs recuerda que no hubo demanda territorial alguna por parte de Rusia antes del golpe de 2014 en Ucrania. Derrocado Yanukóvich, Moscú respondió rápidamente, retomando Crimea y evitando que su base naval en Sebastopol cayera en manos de la OTAN, algo inaceptable para los rusos.

Para Putin, con el derrocamiento de Yanukóvich “había llegado el momento de actuar contra Ucrania y Occidente”. Se movió para disuadir el nuevo gobierno de Kiev de alinearse con Occidente contra Moscú, proporcionando asesores, armas y apoyo diplomático a los separatistas rusos del este de Ucrania. Se negociaba la autonomía política de Donetsk y Luhansk, en medio de una virtual guerra civil que, ya en mayo del 2015, había dejado unos siete mil muertos.

Siguieron las fracasadas negociaciones de Minsk, en 2014 y 2015, que buscaban establecer un estatus especial para esas Repúblicas. Más tarde se supo, por declaraciones de la excanciller alemana Angela Merkel (que, con el presidente francés, François Hollande, debía ser una de las garantes de los acuerdos), que nunca negociaron con intención de cumplirlos. El objetivo era ganar tiempo para fortalecer militarmente a Ucrania.

La tensión siguió agravándose. El 15 de diciembre de 2021, Putin presentó sus últimas propuestas, dice Sachs: un proyecto de acuerdo con Estados Unidos y Europa. El objetivo de Rusia –afirmó– era mantener a Estados Unidos lejos de su frontera. No tuvo respuesta.

Después de eso –agregó–, “tuve una llamada de una hora con el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, rogándole: –Jake, evita la guerra”. Sullivan le dijo a Sachs que estuviera tranquilo, que no habría guerra. Menos de dos meses después quedaba en evidencia que las garantías dadas a Sachs por Jack Sullivan, no tenían fundamento.

Un trágico error

El artículo de Mearsheimer al que hicimos referencia fue publicado en agosto del 2014. Seis meses después del derrocamiento de Yanukóvich y cinco después de la anexión de Crimea por Rusia.

Según la opinión predominante en Occidente –afirmó Mearsheimer– “la crisis ucraniana puede achacarse casi exclusivamente a una agresión rusa. El presidente ruso Vladimir Putin, según este argumento, se anexionó Crimea por su antiguo deseo de resucitar el imperio soviético”. “Pero esta versión es errónea”, aseguró. “Estados Unidos y sus aliados europeos comparten la mayor parte de la responsabilidad de la crisis. La raíz del problema es la ampliación de la OTAN”. Lo intentaron, pese a las advertencias rusas sobre lo peligroso de ese camino. Un punto de vista que comparte Sachs.

Mearsheimer acude a las declaraciones de un viejo y destacado diplomático norteamericano, George Kennan, sobre el tema. En una entrevista publicada en 1998, poco después de que el Senado de Estados Unidos aprobara la primera ronda de ampliación de la OTAN, Kennan afirmó: “Creo que los rusos reaccionarán gradualmente de forma bastante adversa y esto afectará sus políticas”. «Creo que es un trágico error. No había razón alguna para ello”.

Su voz es ahora un poco frágil, diría Thomas Friedman, en una columna en el NYT, en mayo del 98, refiriéndose a Kennan. “Pero su mente, incluso a los 94 años, sigue tan aguda como siempre. Así que cuando me puse en contacto telefónico para conocer su reacción ante la ratificación, por parte del Senado, de la ampliación de la OTAN, no me sorprendió que el hombre, que fue el arquitecto de la exitosa contención de la Unión Soviética y uno de los grandes estadistas norteamericanos del siglo XX, tuviera preparada una respuesta”.

Creo que es el comienzo de una nueva guerra fría», dijo Kennan desde su casa de Princeton.

Relaciones EEUU-Rusia, una larga historia

En abril de 1951, ya en plena Guerra Fría, Kennan escribía en Foreign Affairs sobre el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Especulaba sobre el tipo de sociedad en que podía transformarse.

No se trataba solo de los cambios que debían ocurrir en Rusia, sino también del comportamiento de los Estados Unidos. Podemos pedir que se levante el grotesco sistema conocido como Telón de Acero, decía, “y que el pueblo ruso, que tiene tanto que dar y tanto que recibir como miembro maduro de la comunidad mundial, deje de ser insultado por una política que lo trata como a un niño, demasiado inmaduro para tener un contacto normal con el mundo adulto”.

Kennan no dejó nunca de analizar esas relaciones, ni el escenario internacional. Su obra me parece de particular relevancia para analizar, pensar en alternativas, buscar hoy soluciones políticas al conflicto de Occidente con Rusia.

No hay mucho riesgo en decir que ningún diplomático norteamericano (probablemente tampoco ningún académico o político), pensó tan profundamente las relaciones entre los dos países a lo largo de casi 60 años. Ninguno tenía tampoco el conocimiento y la pasión que ese tema despertaba en Kennan, un hombre que hablaba ruso, que vivió en Rusia y que admiraba el pueblo ruso con la misma pasión con la que condenaba el gobierno de Stalin.

El mismo que escribió uno de los artículos de mayor repercusión en la política internacional de su época. El artículo –«The Sources of Soviet Conduct»­– firmado de forma anónima por “X”, apareció en la edición de julio de 1947 de Foreign Affairs. Fue fundamento de la política de contención, uno de los pilares de la Guerra Fría.

40 años después, en 1987, en la edición de primavera de la misma revista, Kennan volvió a analizar la naturaleza de esas relaciones en un artículo titulado “Containment Then and Now”.

Then” (en 1947), la Unión Soviética, exhausta después de una guerra que le había costado cerca de 20 millones de muertos, no era una amenaza militar, sino una amenaza política. Esa era la visión de Kennan.

Now” (40 años después, en 1987), la situación, desde su punto de vista, era exactamente la contraria. Moscú ya no era una amenaza ideológica o política. En cambio, el aspecto militar era entonces de “primordial importancia”.

Pero aclaró: “Cuando digo que este factor militar es ahora de primordial importancia, no es porque vea a la Unión Soviética amenazando a Estados Unidos o a sus aliados con la fuerza armada. Para mí está totalmente claro que los dirigentes soviéticos no quieren una guerra con nosotros y no planean iniciarla. En particular, nunca he creído que les interese invadir militarmente Europa Occidental”.

De lo que se trata, lo “que hay que contener, en mi opinión, no es tanto la Unión Soviética como la propia carrera armamentista”.

Ya entonces exploraba las perspectivas de las relaciones de Rusia con sus vecinos étnicamente no rusos, con los que mantenía estrechas relaciones económicas. Entre ellos los países bálticos, hoy particularmente rusófobos.

Todos estamos de acuerdo en que los países bálticos no deben verse obligados, nunca más, en contra de los sentimientos más íntimos de sus pueblos, a establecer relación alguna con el Estado ruso. Pero ellos mismos serían insensatos si rechazaran acuerdos de cooperación con una Rusia tolerante y no imperialista, que deseara realmente superar los infaustos recuerdos del pasado”, decía Kennan.

El lugar por donde pasa la frontera

Ucrania merece “pleno reconocimiento, por el genio y las capacidades peculiares de su pueblo”. Pero Ucrania –agregaba, ya en 1951– “es económicamente tan parte de Rusia como Pennsylvania lo es de los Estados Unidos”. Y se preguntaba:”¿quién puede decir cuál debe ser el estatus final de Ucrania si no conoce el carácter de la Rusia a la que habrá que adaptarse?”

Hay cosas más importantes que el lugar por donde pasa la frontera –agregó– y la primera de ellas es que, a ambos lados, debe haber tolerancia y madurez, humildad ante los sufrimientos del pasado y los problemas del futuro”. “Ninguno de los problemas importantes del futuro, para ninguno de los pueblos de Europa, se va a resolver enteramente, ni siquiera principalmente, dentro de las fronteras nacionales del país”.

El odio hacia lo ruso

Kennan murió en marzo de 2005, a los 101 años. No vio, por lo tanto, el desenlace de un problema que ya percibía hace 75 años y que se desarrolla hoy ante nuestros ojos.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, “es inaceptable hablar con Rusia en el lenguaje de la superioridad, como intenta hacer la Unión Europea, refiriéndose a la aspiración de varios países europeos a enviar sus tropas a Ucrania”. Ya antes, en otra entrevista, había señalado que “Rusia no está peleando por territorio. Estamos peleando por los derechos de la gente que vive en esos territorios”.

Rusia se anexó la península de Crimea en marzo del 2014, un mes después del derrocamiento del gobierno ucraniano y las protestas de Maidan. Y después de la invasión de Ucrania en 2022, lo hizo con las provincias de Khersón, Zaporiyia, Donetsk y Luhansk, fronterizas y mayoritariamente de población de origen ruso, escenarios, desde 2014, de un conflicto armado con las autoridades de Kiev.

Cuándo Zelensky reivindica las viejas fronteras de Ucrania, ¿eso implica que pretende echar de ahí a la población de origen ruso?, se preguntó Lavrov, en una entrevista publicada el 14 de abril en el diario ruso Kommersant. “¿Pretenden restaurar allí las viejas normas nazis, obligándolos a olvidar su idioma, su cultura e historia y todo lo que Rusia ha hecho en esos territorios?”.

Desde una perspectiva legal, de acuerdo con las leyes ucranianas de hoy, adoptadas antes de la operación militar rusa, “todo lo ruso está cancelado” en Ucrania, agregó.

Zelensky afirmó, en una reciente entrevista al diario francés Le Figaro, que, en su lucha, lo motiva el odio hacia los rusos. De modo que ningún acuerdo parece posible para resolver el conflicto antes de que se clarifique el escenario militar; que alguna de las fuerzas enfrentadas establezca una superioridad que obligue el enemigo a ceder en sus pretensiones.

No es el caso todavía y el fracaso de la iniciativa norteamericana para lograr un alto al fuego y un acuerdo negociado lo muestra. En cambio, lo que vemos es un renovado esfuerzo, tanto de la Unión Europea (hoy en manos de las más beligerantes fuerzas rusófobas), como de Francia e Inglaterra para coordinar un creciente apoyo económico y militar a Kiev.

Los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido, con sus consignas abiertamente belicosas y amenazas contra Rusia, quieren aferrarse al poder», dijo Lavrov. Si esta coalición de voluntarios está dirigida por algún líder sano, “deberían darse cuenta de que esta no es la manera de hablar con Rusia. De lo contrario, seguirán en pie de guerra sin ninguna ambigüedad. Esa es su elección».

Las miradas se orientan ahora hacia Alemania, donde el 6 de mayo debe asumir un nuevo gobierno, aún más a la derecha, encabezado por el demócrata cristiano Friedrich Merz.

Merz ha expresado su deseo de facilitar a Kiev los misiles Taurus, con un alcance de 500 km, capaces de alcanzar objetivos profundos en territorio ruso. Su antecesor, el socialdemócrata Olaf Scholz, nunca quiso entregar esos misiles, que deben ser operados por militares alemanes, conociendo las consecuencias que eso puede tener. “Asumo que no queremos una escalada del conflicto, ni ser parte de esa guerra”, dijo Matthias Miersch, líder socialdemócrata, que será ahora socio minoritario del gobierno.

Para Merz, sin embargo, Alemania debe asumir nuevamente “su responsabilidad en Europa y en el mundo.” ¿Nuevamente? ¿A cuál período histórico se refiere Merz?, preguntó la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova.

La idea de Merz es que Ucrania tome la iniciativa en el campo de batalla, en vez de permanecer a la defensiva. Un objetivo, que Kiev considera de la mayor importancia política, sería el puente de Kerch, que une la península de Crimea con el territorio ruso.

Como el disparo de esos misiles es imposible sin la asistencia directa del ejército alemán, un ataque a cualquier instalación rusa o infraestructura crítica de transporte será considerada como una participación directa en las operaciones militares”, dijo Zakharova.

Alemania es, nuevamente, un peligro para el mundo, advirtió.

FIN

Ucrania-Rusia: Las “tierras raras” y el fin del conflicto

Félix Madariaga Leiva
Periodista

Desde hace meses se comenta, a través de la prensa, columnistas y comentaristas internacionales, el posible fin del conflicto entre Ucrania y Rusia, el que vería a Estados Unidos como garante. De hecho, se han realizado varias reuniones en busca de acuerdos, incluso en la Casa Blanca, donde el otrora incondicional aliado Donald Trump recibió no muy amablemente a Volodímir Zelenski, acusándolo de hacer “un trabajo horrible” y “permitir” el inicio de la guerra.

Las preguntas surgen rápidamente, ¿qué está buscando Estados Unidos con este cambio de posición? En medio de deportaciones extrajudiciales, cierre de oficinas públicas de ayuda internacional, congelación de fondos a universidades estatales, es difícil creer que el país del norte busque simplemente la paz entre las dos naciones, sin peros ni condiciones. No somos ilusos, detrás de sus acciones se va dibujando un escenario favorable para Estados Unidos.

Así lo confirman, por ejemplo, las declaraciones del Canciller de Ucrania Andrii Sybiha, quien señala que Ucrania está decidida a firmar un acuerdo «que satisfaga mutuamente los intereses nacionales tanto de EE.UU. como de América«. Nos queda claro que Estados Unidos de América es el actor principal.

A estas declaraciones, le sumamos las que recientemente hizo la primer viceministra y ministra de Economía de Ucrania, Yulia Svyrydenko, cuando anunció que “Nos complace anunciar la firma, con nuestros socios estadounidenses, de un Memorándum de Intenciones, que allana el camino para un Acuerdo de Asociación Económica y el establecimiento del Fondo de Inversiones para la Reconstrucción de Ucrania”. Y agregó “Es muy importante que el documento recoja el deseo del pueblo estadounidense de invertir junto con el pueblo ucraniano en una Ucrania libre, soberana y segura”.

¿Cuánto le costará a Ucrania el fin de la guerra?

Para poner más presión a la firma del acuerdo que permitirá a Estados Unidos acceder a los minerales raros de Ucrania*, el secretario de Estado norteamericano Marco Rubio afirmó que “Si no es posible poner fin a la guerra en Ucrania, debemos avanzar”, añadiendo que “Tenemos que determinar rápidamente ahora, y estoy hablando de una cuestión de días, si esto es factible o no en las próximas semanas”.

Desde una perspectiva geopolítica, el acuerdo es una jugada maestra de Washington. Ofrece a Ucrania ayuda para su reconstrucción a cambio de acceso a minerales estratégicos, permitiéndole reducir su dependencia de China y fortalecer su industria local de baterías y tecnología avanzada.

Se estima que Ucrania posee alrededor de 2,5 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente, con una ley superior al 1% de óxido de litio, lo que lo convierte en un recurso altamente atractivo. Estados Unidos sabe que el futuro de su industria depende de estos minerales y que no puede depender de China con quien ha iniciado una guerra arancelaria.

Algo que debería preocupar a Chile, ya que, si estos depósitos comienzan a explotarse con el respaldo de Norteamérica, afectará claramente a nuestra economía futura. Un nuevo actor, con el respaldo financiero y tecnológico de Estados Unidos logrará consolidar una cadena de suministro de minerales provenientes desde Ucrania y reducirá sustancialmente la competencia.

¿Qué podría pasar entonces? Si Estados Unidos consolida estos acuerdos, primero, podría mantener y fortalecer una hegemonía financiera mundial desplazando a China, lo que ha sido un objetivo para ellos desde hace muchos años. Controlar la economía mundial a través de sus aranceles.

Desde el punto de vista de la guerra podría instalar bases militares propias en Ucrania, con el objetivo de mantener sus intereses económicos protegidos de cualquier enemigo externo.

El pueblo ucraniano seguirá pagando los costos y podría convertirse en un satélite más dentro de la órbita mundial de influencia de Estados Unidos y ahí sí, comenzará la verdadera guerra, una que no tendrá fin, una guerra guiada por los intereses de la potencia que se disfraza de protector.

Si el acuerdo con Estados Unidos se firma, será muy tarde para Ucrania dar marcha atrás, como ejemplo, basta recordar el caso de Chile, cuando en los años ‘70 Salvador Allende nacionalizó el cobre, la respuesta fue clara y contundente, financiar el golpe de Estado de 1973, asesinando, torturando y desapareciendo chilenos y chilenas. Han pasado 52 años y aún no han pedido perdón, aún vivimos con las heridas abiertas, los abrazos robados y el silencio cómplice que no nos ha dado justicia y verdad.

*Término colectivo para 17 elementos químicamente similares que se utilizan en tecnología y la industria modernas. Son cruciales para la fabricación de teléfonos inteligentes, computadoras y equipos médicos, entre otros. Se trata del escandio (Sc), el itrio (Y), el lantano (La), el cerio (Ce), el praseodimio (Pr), el neodimio (Nd), el prometio (Pm), el samario (Sm), el europio (Eu), el gadolinio (Gd), el terbio (Tb), el disprosio (Dy), el holmio (Ho), el erbio (Er), el tulio (Tm), el iterbio (Yb) y el lutecio (Lu).

Fuentes:

https://www.eltiempo.com/mundo/europa/acuerdo-de-minerales-entre-ucrania-y-ee-uu-kiev-se-retracta-y-anuncia-dialogos-para-un-nuevo-documento-3440343

https://x.com/Svyrydenko_Y/status/1912969519326241043?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1912969519326241043%7Ctwgr%5E78b161217a0d53661f5788b0faa13cbc0b11d61e%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.france24.com%2Fes%2Feuropa%2F20250417-ee-uu-y-ucrania-firman-un-memorando-que-allana-la-vC3ADa-para-un-acuerdo-sobre-minerales

https://www.france24.com/es/programas/invitad-del-d%C3%ADa/20250227-acuerdo-de-tierras-raras-el-%C3%BAltimo-recurso-de-zelenski-para-atraer-el-apoyo-de-trump

https://www.bbc.com/mundo/articles/ce8vj79e238o

https://www.eltiempo.com/mundo/europa/acuerdo-de-minerales-entre-ucrania-y-ee-uu-kiev-se-retracta-y-anuncia-dialogos-para-un-nuevo-documento-3440343

CIA operaba «casas seguras» en Costa Rica para reuniones clandestinas, revelan documentos

Martín Rodríguez Espinoza

Documentos recientemente desclasificados de la CIA, confirman que Estados Unidos no solo asesinó a su propio presidente JFK, si no que, además, utilizó lo que ellos llaman, «casas seguras», en Costa Rica durante la llamada Guerra Fría (que nunca lo fue), incluyendo un estudio fotográfico en la capital como punto de encuentro para espías. Esto funciona hasta el día de hoy, en pleno Siglo XXI, dado que actúan en contra de naciones hermanas como Nicaragua, Venezuela y otros. Pero, además, actúan contra partidos, dirigencias, líderes sociales y otras personas en nuestro propio suelo, en Costa Rica.

Las casas seguras son propiedades secretas alquiladas o compradas por agencias de inteligencia para realizar operaciones encubiertas, reuniones con informantes o almacenar equipos sin levantar sospechas. Según los archivos, en las décadas 60, 70 y 80, la CIA usó un estudio fotográfico en San José para encuentros periódicos de agentes, aprovechando el flujo normal de clientes como cobertura. Parece película de ciencia ficción, pero no lo es.

Costa Rica siempre ha sido terreno de conspiración estadounidense. Aunque cuentan que Costa Rica abolió su ejército en 1948, su posición geopolítica en Centroamérica la convirtió en un punto estratégico para Washington en la lucha contrarrevolucionaria. Durante las décadas de 1960 y 1980, la región fue escenario de procesos de lucha contra dictaduras sangrientas, como la Revolución Sandinista en Nicaragua contra la familia criminal de los Somoza y los procesos revolucionarios en El Salvador y Guatemala, donde EEUU buscaba acabarlos y mantener dictadores en el poder, criminales pero amigos de EEUU.

La información que encontré no detalla las operaciones específicas realizadas en estas “casas seguras”, pero expertos sugieren que podrían estar vinculadas al monitoreo de movimientos insurgentes o al apoyo a grupos anticomunistas.

¿Por qué un estudio fotográfico?

Según la información que encontré, los estudios fotográficos eran lugares ideales para el espionaje: El constante ir y venir de personas evitaba sospechas. Permitían el intercambio disimulado de documentos (bajo la excusa de revelar fotos). Equipo como cámaras y cuartos oscuros podían usarse para ocultar tecnología espía, guardar armas, etc.

Ante la revelación de todos estos archivos desclasificados y la información liberada, el gobierno costarricense, como es obvio, no ha emitido un comunicado oficial, pero historiadores e investigadores que han publicado algunas cosas, señalan que ya existían rumores sobre actividades encubiertas de EEUU en el país. «Esto confirma que Costa Rica, pese a su neutralidad, fue pieza en el tablero de la Guerra Fría», según se indica en un estudio académico de la Universidad de Costa Rica.

De estos, se puede decir que la CIA mantuvo múltiples propiedades clandestinas en América Latina, que algunas casas eran compartidas con otras agencias, como el FBI.

La desclasificación confirma que Costa Rica, pese a la imagen pacífica que se vende hacia el exterior, fue y es un escenario más de las operaciones encubiertas de EEUU durante esas décadas y lo sigue siendo en la actualidad, todo, a espaldas del pueblo costarricense.

Según los documentos desclasificados y testimonios en la red, confirman, lo que ya muchos estábamos seguros, hay fuertes vínculos entre gobiernos costarricenses y operaciones encubiertas de EEUU contra gobiernos en Centroamérica y más allá.

Costa Rica, pese a su neutralidad y la supuesta abolición del ejército (1948), mantuvo una estrecha alianza con Washington durante la Guerra Fría. Varios gobiernos, especialmente los de José Figueres Ferrer (del Partido Liberación Nacional) y Luis Alberto Monge (1982-1986), recibieron apoyo económico y militar de EEUU a cambio de posicionarse como contrapeso de movimientos de liberación nacional en la región, permitir operaciones encubiertas, como el uso de territorio costarricense para entrenar a la Contra nicaragüense (grupo armado que luchó contra el gobierno sandinista en los años 80 y recientemente en las acciones de “tranqueros”, financiados mediante la USAID (también destapado recientemente) a personalidades, medios de comunicación, periodistas, dirigentes políticos, etc., para intentar dar un golpe de Estado al gobierno nicaragüense.)

La CIA utilizó fincas en Guanacaste y la zona norte para entrenar y abastecer a la Contra, violando la neutralidad costarricense. Oscar Arias Sánchez, en su primer mandato (1986-1990) promovió el Plan de Paz (por el que le regalaron el Nóbel), pero, investigaciones del The New York Times revelaron que su gobierno fue cómplice, permitiendo vuelos clandestinos con armas hacia la Contra, casas y terrenos para entrenar.

Ya se me alargó mucho esto, pero quiero dar un dato interesante que encontré, y es que el expresidente Rodrigo Carazo (1978-1982) “denunció presiones de EEUU para permitir operaciones, pero su sucesor, Luis Alberto Monge, colaboró abiertamente con la administración Reagan.”

También, muchos años antes, según los archivos desclasificados de la CIA, «oficiales costarricenses proporcionaron cobertura» a agentes estadounidenses durante la Crisis de los Misiles en Cuba (1962), usando el país como punto de observación.

Concluyo. Costa Rica no fue, ni ha sido, un actor pasivo sin importar el partido político que gobierne, es más, cargos como el de canciller, embajador, ministro de Seguridad, etc., casi lo puedo asegurar, deben contar, con “la venia” de los EEUU.

La sumisión y complacencia, sin importarles el costo social y político, es total ante los mandatos de los EEUU.

27 de marzo de 2025

Fuentes: Internet. Archivos de la CIA desclasificados (2023 y 2025), informes históricos de Centroamérica. Internet de Archivos de la CIA, The New York Times, testimonios del National Security Archive (EE.UU.), investigaciones de la Universidad de Costa Rica.

Aportes para un perfil de Estado que aglutine a los productores agrícolas y combata corrupción y poder creciente del narco

Aportes para un perfil de Estado que aglutine a los productores agrícolas para colocar en primer lugar los intereses nacionales y combatir la corrupción y el poder creciente del narco.

Propuesta elaborada por Miguel Sobrado y Fernando Naranjo Retana
Santa María de Dota
Marzo 2025

Justificación

Costa Rica se encuentra en una etapa de transformaciones profundas de su sistema económico social y político.

Las últimas 4 décadas de neoliberalismo, han concentrado la riqueza en tres sectores principalmente:

a) El denominado sector moderno ubicado en especialmente en las zonas francas, cuyos propietarios, en su mayoría no residen en el país y por lo tanto no sufren directamente los problemas de la falta de infraestructura, al mismo tiempo que gozan de grandes ventajas fiscales.

b) El narcotráfico, aunque no es un sector formal de la economía, es una realidad con peso propio, que aprovechando la corrupción endémica imperante en el país, ha venido penetrando sistemáticamente desde las costas y zonas fronterizas, al punto de transformarlo en el principal centro de acopio de las drogas para exportarla a los Estados Unidos y Europa.

c) Mientras que el llamado sector tradicional, especialmente agrícola, aunque mantiene influencia directa e indirecta en la generación de empleo, ha venido perdiendo su importancia en la economía nacional, al mismo tiempo que si contribuye a sostener el Estado.

En este contexto, como lo ha afirmado el director del Estado de la Nación en radio Monumental, “si bien se ha multiplicado por 4 el producto interno nacional (PIB) y se han multiplicado por 8 las exportaciones, al mismo tiempo los ingresos promedio de los hogares son menores que hace 15 años”, situación que generado inestabilidad en el país y contribuido a incubar un conflicto social de gran envergadura, caracterizado por el descontento del sector agrícola abandonado a su suerte y matizado por la presencia creciente de los sicarios al servicio del narco tráfico.

El sector tradicional, que fue el protagonista del origen a la Segunda República a mediados del siglo pasado, se encuentra sin rumbo ni liderazgo en un momento donde la corrupción ha salpicado a gran parte de los dirigentes políticos tradicionales desmoralizando la fe de la población en los antiguos partidos políticos. Los cambios de personas en las candidaturas, llenos de promesas de arreglarlo todo, no genera confianza en ese ambiente de desmoralización y ha sido motivo para justificar el retiro de las urnas de la población.

En estas condiciones, de debilitamiento del aparato político, de desmoralización y de falta de una de visión país creíble que abra un camino de esperanza, adquiere grandes posibilidades de que se imponga la reorganización del Estado impulsada por el populismo y el narcotráfico a través de la corrupción. Al crecer la importancia económica e influencia política de los narcos elevan sus posibilidades de configurarse como rector del futuro inmediato del país. Es momento para que una tercera fuerza política (los agricultores) alcen su voz para integrarse a una propuesta real de un proyecto aterrizado.

¿Es posible una alternativa enraizada en nuestra cultura?

Existen experiencias regionales relevantes en el sector tradicional profundamente enraizadas en la cultura nacional, que aunque poco conocidas y desapercibidas por el mundo político, pueden marcar senderos de esperanza, si se dan a conocer y se difunden sus logros así como las limitaciones que han tenido por las estructuras centralistas. Sus logros podrían contribuir a marcar las transformaciones que requiere nuestro país y aglutinar fuerzas y optimismo a nuestro desarrollo.

Analizaremos aquí una de esas experiencias arraigadas en nuestra cultura que tienen perspectivas de convertirse en virales que aporten un importante efecto multiplicador.

El caso de la zona de Los Santos

Una región de particular interés por su arraigo en la cultura nacional histórica y convencida de su poder y misión progresista en el país

Está integrada por los cantones de León Cortés 14097 h, Tarrazú 12000 h, y Santa María de Dota 9364 h. En total 35461 personas que representan numéricamente apenas el 0.67 de la población nacional, pero que, la naturaleza de la actividad cafetalera que produce cerca del 50% del café nacional junto a los cantones vecinos de Aserrí, Desamparados, Acosta, El Guarco, Cartago, Parrita y Quepos. La calidad de su producción, su tradición organizacional y la importancia que ha tenido esta en la configuración de la cultura regional y nacional, debe ser considerada con atención como una de las mejores prácticas, que ha marcado en el desarrollo regional y su posible ejemplo para el país en este momento de transición donde el narco tráfico toma la delantera.

Antecedentes relevantes

Aspectos demográficos y físicos

La región de los Santos se repobló, después de haberse despoblado durante la colonia, con personas provenientes del Valle Central occidental, especialmente San José, Heredia y Alajuela. Provincias en las cuales se había desarrollado una economía mercantil a raíz del monopolio del tabaco implantado en el siglo XVIII.

Tradición mercantil que se fortaleció con el desarrollo del cultivo del café en el siglo XIX. Los migrantes que no siguieron hacia el Valle del General se establecieron en las fértiles tierras de la región de los Santos. Encontraron ahí, no solo una tierra óptima, sino un microclima que bajo la influencia del pacífico incidía en que los suelos fueran especialmente generosos con la calidad del café. Esta región es al mismo tiempo muy vulnerable frente a los deslizamientos y desastres naturales, lo que marcará, junto con las ventajas anteriores las condiciones de organización y sobrevivencia.

El capital social emergente

Esta combinación de factores de las particularidades del terreno, demográficas y naturales, donde por una parte se abrían las puertas para el bienestar, pero por otra la falta de caminos y posibilidades de auxilio del gobierno central en caso de desastres estimuló la cooperación y auxilio entre los vecinos en los momentos difíciles. Las limitaciones en el transporte de las personas y de los productos propició la cooperación y la confianza en la población local, generándose lo que se ha dado en denominar capital social, que es un tipo de capital, no individual como el financiero o las instalaciones, sino un tipo de capital colectivo basado en la confianza y la cooperación recíproca que ha sido uno de los pilares del progreso regional y que tiene sus orígenes en el Valle Central.

La guerra civil de 1948 y la organización cooperativa

La población de Los Santos apoyó a José Figueres Ferrer en la contienda por la creación de la llamada Segunda República, que le atribuía un papel protagónico a los productores agrícolas organizados en cooperativas en el nuevo ordenamiento nacional con fundamento en un papel proactivo del Estado.

Las organizaciones cooperativas y el empoderamiento regional

Las organizaciones de productores de café llevaron en primera instancia a estos a liberarse de los precios prefijados por los grandes exportadores tradicionales, gracias a sus organizaciones cooperativas. Estas, no solo facilitaron el procesado del café en la región, sino que crearon condiciones para su mercadeo nacional e internacional.

El éxito fue contagioso y del café saltaron a otro problema regional que era la falta de energía que resolvieron inicialmente redistribuyendo la energía del ICE, posteriormente realizando inversiones en plantas hidroeléctricas y finalmente con un gran parque eólico propio, que genera energía renovable partir de las generosas corrientes de viento prevalecientes en la zona montañosa. Las cooperativas florecieron en la región junto a la diversificación agrícola y la industrialización de nuevos productos en pequeñas empresas.

El surgimiento de los micro beneficios

Las cooperativas fueron un elemento de progreso importante para competir en el mercado internacional mientras se mantuvo el Convenio Internacional del Café impulsado por la socialdemocracia, donde productores y consumidores controlaban el precio. Esto cambió radicalmente con la llegada de la economía neoliberal impulsada por Margaret Thatcher y Ronald Reagan a nivel planetario, por la cual los organismos internacionales financiaron la siembra masiva de café en la India y Vietnam especialmente.

Esta situación cambió radicalmente el panorama regional cuando empezaron a producirse cosechas masivas en Asia que bajaron los precios del café impidiendo a los productores locales sacar sus costos. Muchos productores quebraron y tuvieron que vender sus tierras, o emigrar temporalmente a los Estados Unidos para reunir un dinero y recuperarlas.

Las cooperativas en este nuevo contexto siguieron vendiendo en un mercado que valoró el café de Costa Rica a un precio mejor que la bolsa de Nueva York, concentrándose en una gestión corporativa, sin establecer nuevas opciones en un mundo en transformación ni explorar con firmeza el mercado nacional. De tal forma que tuvieron serios problemas para atender las demandas crecientes de sus socios.

Esta situación provocó que algunos de sus mayores asociados se salieran de las cooperativas y montaran sus propios micro beneficios orientados a conquistar el mercado nacional y abrir nuevos espacios de comercialización internacional con cafés de calidad, en un intento marcado por el ímpetu cafetalero.

Lo logros alcanzados por lo micro beneficios han sido destacados tanto en la penetración del mercado de calidad nacional donde han realizado proyectos comunes con importantes supermercados. Al mismo tiempo que han atraído nuevos socios internacionales a través de las ferias de las tasas de excelencia y en las subastas posteriores. Todo esto ha motivado a un ajuste en las políticas de las cooperativas que, después de un rechazo inicial, han seguido su ejemplo, aunque mantienen la esencia el trabajo corporativo.

Logros de lo que denominaremos aquí el Modelo de Descentralización de Los Santos

Como se puede apreciar, la organización de las comunidades gestó un proceso de descentralización en el ámbito productivo regional, congruente con las políticas nacionales socialdemócratas de estimular la economía interna, especialmente agrícola, desarrollando caminos de penetración, fijando precios de sustentación a los granos, nacionalizando la banca y creando crédito rural, diversificando la agricultura e impulsando la agroindustria, entre otras.

Estas condiciones generadoras de bonanza regional cambiaron al imponerse las políticas neoliberales, que modificaron las políticas proteccionistas del Estado socialdemócrata nacional. Como respuesta externa a la debacle local se ofreció, por parte de los organismos internacionales elevar la calidad y la capacidad administrativa introduciendo en las empresas cooperativas, que son sociales, las técnicas e indicadores de la empresa privada, generando un corporativismo hacia adentro de la estructura administrativa.

Esto no impidió, a pesar de las grandes pérdidas y las limitaciones para adecuarse a las nuevas condiciones, que las cooperativas sobrevivieran ampliando sus servicios de abastecimiento y procesado industrial al mismo tiempo que, lenta pero decididamente, siguieran los senderos abiertos con gran esfuerzo por los micro beneficios.

Reflexiones en cuanto los senderos abiertos por la experiencia de Los Santos

La exitosa experiencia de Los Santos de liberarse a través de la organización cooperativa del control de los precios que establecían las exportadoras y tostadores en países de destino, creo las condiciones el desarrollo económico y cívico de la región mientras las políticas públicas priorizaron los intereses nacionales. Todo esto dentro de una política nacional estimulante de la organización y participación de los campesinos en la producción agroindustrial.

Al cambiar las condiciones proteccionistas nacionales, por la libre competencia sin restricciones del neoliberalismo internacional, se hizo evidente, a pesar de sus logros, la debilidad de una descentralización limitada a lo productivo regional.

¿Qué nos enseña la experiencia de descentralización parcial vivida por la región de Los Santos?

1) Que las decisiones políticas centralizadas que obedecen a los intereses del gran capital internacional, sobre las cuales no tienen incidencia las regiones y organizaciones locales ni en su contenido ni en la forma pueden afectar muy seriamente el desarrollo regional y local provocando animadversión de los productores.

2) La política internacional de las grandes potencias no puede estar por encima de los intereses locales, regionales y nacionales, y debe requerir, antes de ponerse en práctica, la aprobación, regional. Al mismo tiempo que las políticas públicas deben estimular el producto terminado desde el origen.

3) Que el poder de participación cívica de una comunidad radica en su organización. Como dijo José Figueres Ferrer, “los hombres sin organización no tienen ningún poder”.

4) En este sentido la descentralización encuentra terreno fértil ahí donde existe gente organizada autónomamente. No debe confundirse con estructuras clientelistas basadas en personerías jurídicas creadas en escritorios, pero manejadas por “punteros” que negocian los votos. En esas condiciones la descentralización se puede transformar en una pantalla para ocultar el poder de la mafia. La autonomía debe ser soberana y blindada.

5) Las organizaciones cooperativas son empresas sociales, que si bien deben ser eficientes en el manejo de sus recursos, deben medir sus resultados, ante todo dirigiéndose por las necesidades de sus comunidades y socios; esto es promoviendo la continuidad de los emprendimientos a través de formación de sus hijos de cara al futuro, al mismo tiempo que garantizando la vejez de los asociados por obligación estatutaria.

6) La descentralización no puede limitarse a lo económico ya que la sociedad es un todo donde se articula lo económico con lo social y lo político. No puede pensarse, sobre todo en una época de transformaciones radicales, como la que vivimos, donde el conocimiento juega un papel preponderante en el desarrollo, que la educación, la capacitación, la salud y la seguridad, no se encuentren bajo auditoria y evaluación ciudadana, dando al pueblo agricultor poder de decisión.

7) La educación y la capacitación organizacional, en todos los órdenes, son estratégicas. Así como en el pasado la posesión de la tierra o el capital material eran claves para el progreso, hoy el conocimiento es lo que transforma y empodera a los individuos y comunidades siempre enseñando que el principal activo del productor es el suelo y su dignidad. No se puede crear un futuro para las nuevas generaciones con una educación del siglo XX.

8) En otras palabras, empoderar responsablemente al agricultor sobre su futuro en el proceso de transformación que vive el mundo. En este sentido los poderes locales, dirigidos por ellos, se verán estimulados a exigir regularmente la actualización y evaluaciones de resultados en estos campos, así como tener atribuciones de intervención activa removiendo funcionarios en caso de incumplimiento.

9) La experiencia de la región, como buena práctica nacional, abre senderos para una descentralización, no solo local, sino progresiva que se inicie con los cantones de cultura cívica cafetalera y perfile una democracia participativa eficiente arraigada en lo nacional, pero que se guie hacia una descentralización con rendición de cuentas y revocatoria de los cargos, como la que existe en Suiza.

La política exterior en una región de importancia geopolítica

Así como debemos fortalecer nuestro Estado aprendiendo de las mejores prácticas internas, debemos aprender de nuestra experiencia como nación en una región de gran importancia geopolítica. De hecho, existimos como nación por la visión que tuvo nuestro prócer Juan Rafael Mora Porras del carácter estratégico de Centro América y de nuestro país en el contexto mundial. Gracias a su visión supo hacer valer nuestra posición geopolítica frente a la expansión de la creciente potencia norteamericana, realizando una alianza estratégica con Gran Bretaña, la potencia dominante de entonces. Tal como se relata en el libro “El lado oscuro del presidente Mora” de don Humberto Vargas Araya, difundido ampliamente en nuestro siglo por la Academia Morista. A los estados pequeños en regiones estratégicas como la nuestra, no pueden “casarse” con los intereses de una potencia si quieren mantenerse vivos deben, hacer valer su importancia estratégica manteniendo buenas relaciones con todos, pero colocando eso sí los intereses nacionales en primer plano. En este sentido hay que revalorar las políticas económicas y comerciales del país ubicándolas dentro de las posibilidades que genera el nuevo contexto regional y mundial. En particular la posibilidad de hacer alianzas comerciales, con países como México, Colombia y Centro América para rediseñar la comercialización café arábica internamente y en el mercado mundial emergente.

En síntesis

Se trata de rescatar los logros y limitaciones que ha tenido esta experiencia parcial de descentralización organizada regional, para trazar e incorporar líneas de cambio institucional que hayan demostrado arraigo en la experiencia nacional, así como invitar al movimiento cooperativo, comunal y popular en general a impulsar un proyecto de transformación nacional impulsado por las organizaciones del sector agrario que genere esperanza, control sobre la gestión pública, moral y unidad internamente y regionalmente frente al populismo y el crimen organizado.

Objetivos para un documental histórico que impulse la reflexión y el estudio sobre lo que está sucediendo en nuestro país y en el mundo, estimulando la organización de las fuerzas políticas, regionales y nacionales en primer lugar y posteriormente latinoamericanas con arraigo en la nueva coyuntura internacional.

1) Describir logros de la gestión local impulsada por las comunidades en los todos los cantones que rodean a la zona de los Santos a partir de 1950.

2) Describir las limitaciones que ha tenido este tipo de descentralización restringida a lo productivo y económico para a una buena gestión integral de la región.

3) Que aspectos de modelo de gestión local de Los Santos pueden contribuir a configurar un modelo de descentralización que confluya, progresivamente, partiendo de las regiones cafetaleras en un modelo descentralizado nacional, que abra un sendero al desarrollo nacional, con raíces en su cultura básica. Un modelo que ha logrado industrializarse y exportar producto terminado; generar combustible y fertilizante con energías limpias. Que ha evidenciado la necesidad de reformar el modelo de aseguramiento, póliza y pensión del agricultor y su familia que estimule el empalme de integración generacional.

4) Importancia de la geopolítica para destacar los intereses nacionales y regionales presentando la región como ejemplo para organización de los sectores cafetaleros y campesinos latinoamericanos.

5) Contribuir a aglutinar y dinamizar, alrededor de un proyecto nacional y regional, a las fuerzas nacionales que hoy se encuentran desorientadas.