El reciente aumento de precios de hortalizas, frutas y verduras es consecuencia de dos factores: uno, prolongados y fuertes temporales que afectaron múltiples paisajes agrícolas en Costa Rica y en Centroamérica y dos, la intermediación que favorece el alza desmedida de precios ante la escasez. Quienes producimos no necesariamente nos beneficiamos de los altos precios. A los productores no nos convienen esos desequilibrios porque los consumidores, simplemente no compran o los sustituyen por otros más baratos frescos o procesados.
¡Bajo el imperio de los importadores, la escasez es riqueza! Si no hay producto fresco, no importa, se importa. El bajo precio del dólar de por sí les favorece para adquirir productos a menores precios que los nacionales sin reparo de que cientos de personas se queden sin empleo y aumenten las deudas por consumo y producción.
Entonces, entre los ciclos de sequías y eventos extremos de precipitación, sin políticas de ordenamiento territorial, gestión integrada del riesgo y una institucionalidad pública que atienda los efectos del cambio climático, el sector agrícola nacional será cada vez más amenazado y vulnerable por deudas y sistemas de siembra poco o nada resilientes. Una agricultura convencional que para defenderse de los eventos hidrometereológicos extremos debe recurrir al aumento de agrotóxicos para atender las plagas y enfermedades es económica y ambientalmente insostenible.
Centrar la atención en los precios de los productos agrícolas es obviar las raíces que generan la desigualdad y el deterioro de la salud de las personas y los recursos naturales del país. Es necesario avanzar hacia formas de producción más sostenible y comercialización más justas que enfrenten los inevitables riesgos del cambio climático y el deterioro de los paisajes agrícolas. La protección del recurso hídrico en términos de calidad y cantidad debe ser una prioridad para el gobierno nacional y municipalidades. La recolección de agua llovida, el uso de invernaderos de bajo costo, prácticas de conservación de suelos y la correcta canalización de las escorrentías contribuiría a tener una producción de más bajo costo, menos dependiente de los agroquímicos y más intensiva, diversificada y accesible a un mayor número de consumidores.
Necesitamos mayor inversión en investigación y en tecnologías sostenibles para enfrentar la escasez y las distorsiones del mercado que abonan a la pobreza y a la mal nutrición. Sumado a eso, es esencial ampliar la red de recolección de datos climáticos a lo largo de todo el país para tomar decisiones de planificación bien sustentadas en el interés nacional.
Desde Finca Dos de Guácimo nos reportan la grave situación que enfrentan las familias debido a los recientes temporales. Las afectaciones en la producción agrícola y el deterioro de su calidad de vida reflejan una realidad alarmante, marcada por la falta de acceso a servicios básicos como el agua potable.
El principal problema es la contaminación de los pozos, que ha dejado a las familias sin una fuente segura de agua. Las alternativas para conseguir agua potable son extremadamente limitadas: los caminos inundados dificultan el traslado y los ríos cercanos están contaminados. Aunque la opción más cercana es acudir al centro de Guácimo, esta resulta inviable para la mayoría debido a la distancia y las precarias condiciones de las vías.
Conflicto de tierras y falta de apoyo institucional
La situación se complica porque las tierras están en conflicto legal y no están inscritas formalmente. Esta irregularidad impide que las instituciones brinden ayuda, dejando a las familias en un estado de desprotección.
A pesar de los esfuerzos de líderes comunitarios, como las gestiones realizadas ante la Municipalidad de Guácimo para mejorar los caminos, el impacto del temporal ha retrasado los avances logrados.
Este conflicto no es nuevo. Desde hace 25 años, las autoridades competentes, incluyendo el Poder Judicial, han postergado una resolución sobre el estatus de estas tierras. Mientras tanto, la incertidumbre pone en riesgo la vida y el sustento de quienes dependen de estas parcelas para sobrevivir.
Los más afectados
Las familias campesinas que trabajan y viven en Finca Dos Ríos son las principales perjudicadas. Su esfuerzo por mantener la producción agrícola choca contra un panorama desolador: no tienen acceso a agua potable, carecen de electricidad, enfrentan caminos intransitables y no reciben el apoyo necesario para hacer frente a emergencias.
Es urgente que las instituciones tomen medidas concretas para resolver el conflicto de tierras y brindar asistencia inmediata a quienes más lo necesitan. La vida y el bienestar de estas familias no pueden seguir en el limbo.
El creador de contenido por medio de la plataforma “YouTube” Isaac Moreno Gallo publicó un video explicando la perspectiva geográfica de Valencia afectada por DANA.
En primer lugar, desarrolla una explicación de la albufera que es una bahía influenciada por las constantes fuentes de los ríos en el valle y la dinámica pluvial. De esta forma, Moreno explica por medio de un mapa de la albufera la zona de presencia de agua a nivel de la tierra y por debajo de 1 metro bajo el nivel de mar como mantos de agua en el subsuelo y esto se mantiene expuesto a que cualquier volumen grande de agua ocasiona una inundación como la que ocurrió.
En el video se desarrolla una explicación histórica gráfica de los cambios en los volúmenes de la albufera valenciana. De esta forma se explica la alta exposición por riesgos de inundaciones en la zona medida por la cantidad de edificaciones que tiene la zona sumado al volúmen de agua en la albufera. Sin embargo, la densidad habitacional de la zona provocó que se fuera construyendo, aterrando, constriñendo y cultivando al lado la albufera por lo que Isaac Moreno presenta una serie de fotografías satelitales de la zona según el proceso del tiempo por años de transformación urbana.
La sobreposición de estas fotografías permite observar que esa transformación urbana en Picanya y comunidades vecinas fue progresivamente aumentando el riesgo de inundación dado el crecimiento residencial y la intervención de acequias de riego para cultivos y el cauce nuevo del río Turia.
Por otra parte, al norte de Valencia, Moreno también explica el mapa de riesgos de la comunidad de Aldaya en el cual el centro se puede ver con un riesgo mayor producto de la concentración urbana de la ciudad.
Finalmente, Moreno señala que en las últimas décadas se realizó un uso exponencial de los suelos indiscriminado sin ningún control de las zonas más riesgosas por el peligro de inundación por lo que delega en los expertos del gobierno atender a la solución a estos espacios habitados en condiciones de alto riesgo. De tal forma que una especie de normativa hidrológica se haga vigente sin importar los cambios de gobierno en el país, para que no vuelva a suceder que se ocupen espacios que no debieron haberse ocupado de la forma que ocurrió en la comunidad valenciana.
La Revista de Geología Aplicada a la Ingeniería y al Ambiente realizó la publicación del trabajo realizado por: Sergio Mora Castro de ARX Consultores, Guillermo Santana de la Universidad de Costa Rica, María Laporte Pirie de Geofortis S.A., y Pio Miranda Jenkins de Sismo Consultores S.A.
Este artículo permite visualizar que el riesgo sísmico en Costa Rica es constante debido a su ubicación en una región tectónica activa. La sismicidad frecuente y su impacto social y económico afectan el desarrollo del país. Además, el riesgo depende de la magnitud del terremoto y de la vulnerabilidad de las personas, infraestructuras y economía.
Las medidas como los códigos de diseño sismorresistente y la prohibición del adobe han sido eficaces para reducir la vulnerabilidad. Ante los inevitables momentos de eventos sísmicos, los pronósticos inciertos y las alarmas excesivas pueden generar estrés y confusión, afectando la actividad económica.
Los autores indican que las alarmas sísmicas, con tiempos de reacción limitados, no resuelven el riesgo y pueden disminuir la credibilidad de las medidas de prevención, por lo que no deberían priorizarse frente a otras necesidades urgentes de gestión del riesgo.
Le invitamos a leer el artículo mediante este enlace:
Istmo Común es la nueva organización civil profesional, surgida con el propósito de trabajar en proyectos de gestión territorial y comunitaria en diversas áreas: fortalecimiento de procesos educativos, apropiación para la toma de decisiones comunitarias y la defensa de derechos humanos, así como, apoyar en la construcción de capacidades comunitarias para la gestión de riesgos y colaborar con iniciativas económicas que potencien a las comunidades para que se encaminen hacia el Bienestar común.
Somos Istmo, porque la motivación organizativa es vincularse con procesos comunitarios en toda Centroamérica.
Común, porque nos enfocamos en articular proyectos para la gestión de los territorios y bienes comunes, como base para la construcción del buen vivir en nuestra región.
Istmo Común sueña con aportar a la transformación de realidades locales traspasando las fronteras.
Nos enteramos, mediante la prensa, que el pasado 30 de mayo el Dr. Marino Protti, funcionario del OVSICORI-UNA, afirmó ante el Consejo de Gobierno y en presencia del presidente de la República, que se acerca la fecha de un sismo (magnitud 7,2 a 7,4) en la región sur de Costa Rica. Por el momento no es posible, para nosotros, validar o discutir tal hipótesis pues desconocemos el contenido de su presentación, aunque hemos leído algunas de sus publicaciones científicas y reseñas de sus numerosas apariciones frente a la prensa. No nos queda claro si ha sido aplicada una metodología específica de prognosis, anticipación, predicción o pronóstico para establecer y divulgar la proximidad temporal y la magnitud del evento en cuestión. Conviene recordar que, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Evaluación de las Predicciones de Terremotos en los Estrados Unidos (NEPEC, por sus siglas en inglés), una predicción será considerada como seria, responsable y científicamente respaldada si cumple, con exactitud y transparencia:
Tiempo: fecha, hora.
Localización: coordenadas del epicentro y profundidad focal.
Magnitud, intensidad, mecanismo focal.
Grado de confianza: cuantificación probabilística de la incertidumbre, error estándar de los cálculos.
Consideración de la probabilidad de que el evento suceda, más bien, como producto de un proceso aleatorio y desconocido, sin relación con la predicción.
Publicación ex–ante y ex–post de la predicción: tanto el éxito como el fracaso de los cálculos, deben tener el mismo grado de visibilidad.
Refrendo de la repetitividad de los aciertos y/o fracasos del modelo empleado.
Revisión por pares independientes, sin identificar, de los datos, información, cálculos y resultados.
Sabemos que el Dr. Protti ha hecho investigaciones, en ese campo, desde hace cierto tiempo (observaciones instrumentales, recuentos históricos, mediciones geodésicas de las deformaciones corticales mediante GPS, imágenes satelitales, cálculos probabilísticos) pero hasta el momento, no disponemos de evidencias de que haya cumplido con lo recomendado por NEPEC en todos sus alcances; por ello, nos referiremos a su labor investigativa y divulgativa como “pronóstico”. Tampoco conocemos los detalles de los modelos reológicos y tensoriales de la relación esfuerzo-deformación y ruptura aplicados, aunque sabemos que se fundamentan en la interpretación de secuencias, períodos “silenciosos” (“brecha sísmica”) y otros elementos adicionales.
Debe mencionarse que no hay evidencias claras y contundentes de aciertos en predicciones y pronósticos sismológicos en Costa Rica ni en el resto del mundo, al menos más allá las dudas razonables. Los pronósticos sísmicos siguen siendo controversiales, sobre todo en casos como el nuestro, con observaciones históricas de no más de tres siglos, e instrumentales de apenas cincuenta años. Las tasas de excedencia de la probabilidad de que suceda un sismo grande y el cálculo robusto de su período de recurrencia (según el Dr. Protti, Tr ≈ 40 años, lo cual se conocía desde 1986) poseen niveles de incertidumbre muy elevados. Recuérdese que la Dra. Karen McNally y el OVSICORI-UNA anunciaron, desde mediados de la década de 1980, que sucedería un sismo de gran magnitud en la península de Nicoya entre 1993 y 1995. El sismo no sucedió y el aviso fue renovado repetidamente ante la prensa entre 1993 y 2009, indicando que sucedería entre tres y nueve años después de cada anuncio. Como es bien sabido, entre esas fechas hubo sismos y enjambres importantes en prácticamente todo el territorio nacional, excepto en la península de Nicoya, en donde habría que esperar hasta setiembre de 2012 para que finalmente sucediera el evento esperado, casi tres décadas después. Durante ese período, el pronóstico repetitivo, reproducido por los medios de comunicación, trajo consecuencias importantes para la economía local (desaceleración de inversiones y turismo, depreciación de terrenos, pesca), además de sicosis pre-sísmica casi permanente.
El riesgo, la amenaza y la vulnerabilidad
Ahora conviene enfatizar y tomar ventaja de los aspectos y avances del conocimiento de la amenaza sísmica y del riesgo que representan para Costa Rica, a partir del hecho de que periódicamente se materializan y producen efectos, impactos, daños y pérdidas considerables que desaceleran nuestro desarrollo sostenible.
Costa Rica se encuentra dentro de una de las regiones tectónicamente más activas y complejas del mundo, bajo influencia directa e indirecta de al menos seis placas tectónicas. Varias investigaciones recientes demuestran que aún no terminamos de comprender los procesos geotectónicos y sismogénicos regionales y locales. La actividad sísmica frecuente, recurrente e intensa, desde hace varias decenas de millones de años, en prácticamente todo el territorio nacional, no se detendrá en el futuro cercano. Considerando el tamaño y complejidad geológica de nuestro país, un sismo de magnitud elevada se puede producir prácticamente en cualquier momento y lugar y con capacidad para generar impactos aún a distancias considerables. Pero no debe olvidarse que nuestro país también está expuesto a una gran diversidad de otras amenazas naturales (ciclones tropicales, inundaciones, sequías, volcanismo, deslizamientos, erosión intensa de suelos) y antropogénicas (pandemias, ciberataques, accidentes mortales de tránsito, narcoviolencia, contaminación ambiental) que también causan daños sociales, económicos, ambientales y culturales que merecen ser anticipados y atendidos con prioridad.
La peligrosidad (amenaza) y el riesgo, derivados de la sismicidad, no dependen solamente de su magnitud sino también de la profundidad de su foco (hipocentro), mecanismo de ruptura y propagación de las ondas sísmicas (directividad), distancia al epicentro, tipos de suelos, topografía y sobre todo de la vulnerabilidad de los elementos expuestos (población, áreas urbanas, economía). Tómese en cuenta que, hasta los sismos de intensidades medianas, cuando suceden cerca de áreas urbanas y a profundidades pequeñas, también pueden ser destructivos; ejemplos de ello abundan en nuestra historia. Esa es la razón por la cual es preferible mejorar la ubicación segura de la población, diseño y construcción sismorresistentes, calidad de los materiales, y evitar concentrarse en el análisis de solo un escenario, fuente sísmica, magnitud del sismo posible, o la respuesta ante la emergencia plausible, sino más bien en reforzar la integralidad de la gestión del riesgo:
Conocer mejor los aspectos y características del riesgo (amenaza, vulnerabilidad), su distribución espacial y temporal, incluidos los efectos derivados (inestabilidad de laderas, licuefacción de suelos, tsunami, aceleraciones y amplificaciones del espectro de ondas).
Intensificar la estrategia de comunicación social del riesgo mediante la educación y procesos de intercambio de información entre la ciencia, población y tomadores de decisiones políticas y empresariales locales y nacionales.
Reforzar la reducción del riesgo mediante instrumentos de prevención, adaptación y mitigación estructural (refuerzo y resiliencia de viviendas, obras de infraestructura, producción de bienes y servicios) y no-estructural (códigos de construcción y cimentaciones, ordenamiento territorial, reglamentaciones, protocolos, normativas).
Reforzar la protección financiera, mediante instrumentos de retención y transferencia del riesgo.
Fomentar el desarrollo y fortalecimiento de los sistemas y protocolos de investigación, observación, vigilancia, respuesta y continuidad operativa y funcional.
La preparación debe iniciarse en las comunidades, ser apoyada y promovida por los niveles superiores jerárquicos municipales y del gobierno central mediante tareas planificadas y sistémicas, no como esfuerzos aislados de comunidades, grupos específicos o personas que, con frecuencia, promueven rumores o información incompleta, ante la desorganización y descoordinación.
¿Son necesarios los pronósticos y sistemas de alarma sísmica?
Los sistemas de “alarma sismológica” no son simples señales para indicarle a la gente qué hacer en caso de un terremoto y no son aplicables en cualquier contexto geológico, psicosocial y cultural. En el caso de Costa Rica, una alarma de este tipo no daría más que algunos segundos para reaccionar y, de no funcionar adecuadamente, más bien sería fuente de pánico, caos y de vulnerabilidad incrementada. Estas “alarmas”, así como los estudios para sustentar pronósticos sismológicos son lujos cuya base tecnológica, científica y financiera no deben competir con otras prioridades mayores y más urgentes para la gestión del riesgo, como las ya mencionadas. La eficacia de estas y otras medidas ha sido probada en el pasado y con mucho éxito, incluso por nosotros mismos como sociedad, como cuando fue prohibido el adobe como material de construcción y cuyo efecto fue la reducción radical de la vulnerabilidad de las viviendas.
Aunque es claro que el conocimiento que tenemos de nuestras fuentes sísmicas supera al que teníamos durante los sismos de 1983 en el sur de Costa Rica, reconocemos que faltan por descifrar muchas variables, por lo que la discusión científica sana y en equipo deberá orientarse en subsanar lo que no conocemos, no en repetir lo sabido ni en especulaciones sobre lo que podría suceder. Estos temas merecen, todavía, mucha discusión abierta.
Cabe agregar que la pregunta no es “¿sucederá un sismo mayor?”, pues definitivamente lo habrá en cualquier parte del territorio nacional. Lo importante es saber si estamos preparados para enfrentarlo, no solamente en una región específica, pues puede suceder en cualquier momento y lugar. Por ello, no vale la pena enfrascarse en pronósticos inciertos ni conviene abusar de la frecuencia de entregar información incompleta, a través de los medios de comunicación social, a la población; esta, al carecer de formación suficiente en temas geológicos y sismológicos, puede caer en las trampas del estrés, angustia, rumores, incertidumbres, y afectar las actividades socioeconómicas. Lo mejor es asegurarnos de que la gestión del riesgo no siga siendo considerada como un costo y sea, más bien, una inversión.
San José, 8 de junio de 2023:
MSc. María Laporte Pirie, Ingeniera Civil Geotecnista, especialista en análisis del riesgo y amenaza sísmica; Comisión Permanente de Estudio y Revisión del Código Sísmico de Costa Rica.
MSc. Pio Miranda Jenkins; Ingeniero Civil, especialista en estructuras sismorresistentes; Comisión Permanente de Estudio y Revisión del Código Sísmico de Costa Rica.
MSc. Walter Montero Pohly; Sismólogo, especialista en geotectónica.
Dr. Sergio Mora Castro; Ingeniero Geólogo; especialista en gestión del riesgo.
MSc. Luis Diego Morales Matamoros; Sismólogo, especialista en gestión del riesgo.
Dr. Guillermo Santana; Ingeniero Civil, especialista en estructuras sismorresistentes; Comisión Permanente de Estudio y Revisión del Código Sísmico de Costa Rica.
Gerardo J. Soto; Geólogo, vulcanólogo; especialista en historia de la geología.
En el II ciclo lectivo de 2022 la Sede del Pacífico atiende a 1.430 personas estudiantes matriculadas, que provienen de distintas regiones del país, no solo de los cantones del Pacífico Central.
El número de personas de la zona de Occidente afectadas por el deslizamiento en la zona de Cambronero son 64, lo que representa el 4,47% de la población estudiantil total de estudiantes matriculados de la Sede del Pacífico.
Desde que ocurrió el trágico accidente en el sector de Cambronero, la Sede del Pacífico virtualizó todos los cursos de las ocho carreras que se imparten. Únicamente dos días las lecciones se impartieron de manera presencial, “por lo que no es cierto que se esté obligando a la población estudiantil afectada a asistir presencialmente como han afirmado algunos medios”, indicó el doctor Oriester Abarca Hernández, director de la Sede.
Precisó que luego de un estudio detallado de las personas afectadas, se ha determinado que son 64 estudiantes, que proceden de los cantones de San Ramón (42), Palmares (11), Naranjo (5), Grecia (4), Alajuela (1) y Zarcero (1).
“De ellos 7 tienen beca 1, 7 beca 2, 17 beca 3. En total, el segmento de estudiantes con beca entre 1 y 3 es de 31. A estas personas no se les puede ofrecer los beneficios de reubicación geográfica o residencias estudiantiles, precisamente por el tipo de beca asignada”, explicó el director.
Un segundo segmento se compone 33 de estudiantes con beca 4 o beca 5, a quienes es reglamentariamente posible ampliar el beneficio de reubicación geográfica.
El director informó que “para el segmento 1 (becas 1, 2 y 3) se valora la posibilidad de ofrecer el servicio de transporte de la institución por una ruta alterna transitable (que conecta los cantones de San Ramón y San Mateo)”. Se tarda, de San Ramón a Puntarenas aproximadamente una hora y media.
Para el segmento 2 (becas 4 y 5), la Sede valora la posibilidad de ampliar el beneficio de monto para transporte que la mayoría de este grupo recibe actualmente y transformarlo en el beneficio de reubicación geográfica (esto es, un monto de dinero para alquiler de casa en las cercanías de las instalaciones universitarias en Puntarenas o en Esparza.
El doctor Abarca reiteró que durante la semana anterior y en la presente, todos los cursos se están impartiendo en modalidad virtual, a pesar de que el 95,53% de todas las personas estudiantes no se han visto afectadas por el cierre de la ruta nacional 1 en el sector de Cambronero.
El jueves 29 de septiembre del 2022 a las 10:00 a.m (Costa Rica) se presentará el libro “Geodinámica externa: Aspectos geomecánicos, hidrogeológicos, climáticos y del riesgo” del Dr. Sergio Mora Castro.
La UNA y Seminario Internacional en Ciencia de la Tierra y el Mar invitan al evento “Ordenamiento territorial y la gestión del riesgo de desastre: Entre la teoría y la práctica”, el próximo 13 de octubre del 2021, de 9:00 am a 12:00 md hora de Costa Rica. Se contará con la participación de:
M.Sc. Rodrigo Márquez Reyes
Dr. Sergio Mora
Dr. Gustavo Barrantes C.
Modera: Kristel Espinoza
El evento se transmitirá por medio de Facebook Live del Seminario Internacional en Ciencia de la Tierra y el Mar y el YouTube Live de la Facultad de Ciencias de la Tierra y el Mar.