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Etiqueta: guerra

Alternativa frente a la guerra

Alberto Salom Echeverría

“Debemos aprender a pensar en una nueva forma. […] Está comprobado con gran autoridad que actualmente puede construirse una bomba con una potencia 2.500 veces superior a la que destruyó Hiroshima…” (Extracto del manifiesto conocido como “Manifiesto Russell-Einstein”. Se refiere desde luego, a Bertrand Russel y Albert Einstein. Dado a conocer el 9 de julio de 1955.)

“Urgimos a los Gobiernos del mundo a tomar conciencia y a reconocer públicamente que sus propósitos no pueden alcanzarse por medio de una guerra mundial. Los instamos a encontrar medios pacíficos para la solución de todo conflicto o disputa entre ellos”. (Extracto del mismo manifiesto conocido como “Manifiesto Russell-Einstein”.)

La Política y no la Guerra.

Los dos párrafos insertos arriba, forman parte de un artículo elaborado por el prestigioso intelectual, filósofo del siglo XX, Bertrand Russell, quien escribió sobre las armas que fueron hechas estallar en Hiroshima y Nagasaki. Desde el 18 de agosto de 1945, pasados apenas unos días después del estallido de las temibles bombas atómicas, ya Bertrand Russell había escrito en las páginas del Glasgow Forward un desafiante artículo sobre las armas que, acaso se convertiría después en la base del famoso Manifiesto Russell-Einstein”: “La humanidad -dijo uno de los más prestigiosos intelectuales del siglo XX- se enfrenta a una clara alternativa: O bien morimos todos o bien adquirimos un ligero grado de sentido común. Un nuevo pensamiento político será necesario si se quiere evitar el desastre final«.

Nueve años después, el mismo Russell apodado el “sabio de Trellech” redactó un manifiesto, el cual fue firmado por once de los más prestigiosos científicos de la época. El último en estampar su firma fue el gran genio alemán, Albert Einstein el 16 de abril de 1955, justo dos días antes de fallecer abatido por un aneurisma. Todos, con excepción de dos de ellos, en ese momento tenían la distinción de haber recibido el premio Nobel de la Paz. Los siniestros artefactos nucleares habían cegado la vida de miles de seres humanos en las dos ciudades japonesas mencionadas, célebres por aquel infausto acontecimiento, extendiéndose a otros lugares circunvecinos y dejando a muchos más marcados de por vida con las torturantes huellas de las mortíferas explosiones; mientras tanto, otros miles, incluidos entre ellos una gran cantidad de niños, fueron víctimas de la radiación ionizante que les ocasionó severas discapacidades.

Dice un artículo que comenta el documento: “El Manifiesto Russell-Einstein se dio a conocer el 9 de julio de 1955. Conciso pero cargado de intenciones, el escrito alerta de los riesgos que encara la humanidad si prosigue en el camino de la guerra y el desarrollo de armas cada vez más mortíferas. Lejos de lanzar una simple queja al aire, el manifiesto exigía a los gobernantes que buscasen una solución pacífica a la escalada de tensión entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética.” (Cfr. En: https://hipertextual.com/2018/08/manifiesto-russell-einstein. Por Carlos Prego 26 de agosto de 2018. Última actualización 10 de marzo de 2021).

Como puede observarse, después de la segunda posguerra, algunos de los más afamados científicos se echaron al hombro la tarea de sentar las bases para que las soluciones a los problemas del mundo bipolar, el cual nació jalonado de tensiones indecibles se dieran mediante la búsqueda de la paz, en lugar de que la ciencia se pusiera a la orden de la mentalidad guerrerista. Aquel mundo bipolar quedó atrás. Sin embargo, no bien acababa de hacer su aparición el mundo de la multilateralidad (después del interregno tan peligroso para el orbe al ser dominado por una sola gran potencia), cuando despuntó con nuevos bríos, el espíritu guerrerista de las élites mundiales que gobierna a las más grandes potencias mundiales.

Otra vez, el peligro de una nueva hecatombe mundial asoma sus fauces, está ominosamente presente, sin que todavía buena parte de la humanidad esté debidamente precavida del enorme riesgo que esta conflagración, de desatarse con toda su furia, representa para la vida entera sobre el planeta. Además, esta vez nos toca la puerta, cabalgando a lomos del calentamiento global. ¡Como si fuera poco! Bien sé que mi voz es apenas audible en un país pequeño, aunque renombrado por su vocación pacifista; sin embargo, este ensayo que escribo hoy, quiero que sea un esfuerzo humilde, aunque osado, para que se sume a muchos otros que ya han puesto su alerta temprana y retomar así la senda que aquellos once científicos de inigualable prestigio nos dejaron abierta desde el manifiesto de 1955. ¿Se podrán resolver los conflictos de hoy por una vía de negociación pacífica? Otra vez, la política a toda costa y no la guerra, debe ser la senda y la meta. ¿Se podrá?

Cuando la paz ha sido victoriosa.

1. Mahatma Gandhi. “La no violencia no es una prenda que uno se pone o quita a su voluntad. Su lugar reside en el corazón y debe ser una parte inseparable de nuestro ser.” Esta máxima la expresó Mahatma Gandhi, abogado, pensador y político hindú. Mahatma Gandhi (Mahatma por cierto quiere decir en hindi “alma grande”), ha sido uno de los seres humanos que más realce y éxito le han conferido a la lucha no violenta, desde que inició su Movimiento el 11 de setiembre de 1906. Aunque el extraordinario líder pacifista no regresó a la India, su país de origen, sino hasta 1915. Tal realce cobró su lucha, que logró reunir multitudes de gran diversidad religiosa y étnica en torno a su idea, logrando coronar con éxito la independencia hindú respecto del régimen colonialista del poderoso Imperio Británico. Gandhi emprendió su lucha por la independencia hindú, siguiendo el camino de la resistencia no violenta, combinándolo con la lucha contra la discriminación racial en todo el territorio. Por fin, la independencia de India se produjo el 14 de agosto de 1947. Es importante señalar que su enorme éxito y prestigio, no consiguieron impedir que su país quedara dividido en dos, la India con mayoría hindú por una parte y Pakistán de mayoría musulmana por la otra. Gandhi perseveró en el objetivo de alcanzar la reconciliación de los bandos en pugna, pero sufrió un atentado que acabó con su vida, el 30 de enero de 1948. Puede afirmarse sin titubeos que, desde entonces, el camino de la lucha por la vía no violenta adquirió carta de ciudadanía en pleno siglo XX. Tan es así que, unas décadas después, en junio del año 2007, la organización de las Naciones Unidas (ONU), en su Asamblea General, reconoce la filosofía de la No Violencia y acuerda que, en todo el mundo se celebre el 2 de octubre de cada año, en homenaje a Mahatma Gandhi, por ser el día de su natalicio. (resolución A/RES/61/271, la ONU decreta el Día Internacional de la No Violencia el 2 de octubre de cada año).

2. Nelson Mandela. “Mientras salía por la puerta hacia la puerta que me conduciría a mi libertad, supe que, si no dejaba atrás mi amargura y mi odio, todavía estaría en prisión.” Esta frase, la expresó Nelson Mandela después de ser liberado de un encierro en la cárcel durante 27 años. Mandela fue encarcelado en 1964, tras un juicio en el cual se le declaró culpable de sedición e intento por derrocar al gobierno racista de Sudáfrica, su Patria. Se le impuso la condena de cadena perpetua. En 1990, fue liberado por el gobierno de Frederic de Klerk. En cambio, hasta el año 2008, Los Estados Unidos lo mantuvieron en la “lista de Terror” que, ese país que ha desatado con sus guerras tanto terror por el mundo, exhibe. Ello fue así, aunque Nelson Mandela, desde 1994 había sido electo por abrumadora mayoría, al cargo de presidente legítimo de su país y gozaba de un reconocimiento mundial. Mandela había empezado su lucha contra el “racismo” y el “apartheid” a la edad de 20 años. Se enroló en el movimiento negro llamado “Congreso Nacional Africano” (ANC, por sus siglas en inglés). Se trataba de un movimiento de resistencia no violento contra las leyes injustas, hasta que se produjo la masacre de “Sharpeville”, en marzo de 1960. Esta masacre ocasionó la muerte de 69 africanos negros. Por lo tanto, Mandela no siempre siguió esa línea pacifista de lucha. No obstante, su larga trayectoria de resistencia pacífica contra el racismo y el apartheid no puede verse obscurecida por su decisión de combatir, incluso con las armas, al gobierno segregacionista de Sudáfrica, cuando este desató una violenta represión generalizada contra la mayoría negra. Prueba de lo anterior es que, en 1993, Mandela y el presidente blanco F.W. de Klerk, fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz por la transición pacífica de un sistema racial de segregación, a otro democrático.

3. Martin Luther King. “Tengo un sueño, sueño que mis cuatro hijos vivan un día en una nación donde no sean juzgados por el color de su piel sino por su carácter. (…) sueño que un día en Alabama los niños negros puedan tomarse de la mano con las niñas y los niños blancos como hermanas y hermanos.” King nació el 15 de enero de 1929 en Atlanta, Georgia, EUA. Difícilmente se pueda encontrar un ser humano que haya vivido tan intensamente, de manera tan congruente con sus principios y ética, en un período de tiempo tan corto; este fue el célebre caso de Martin Luther King. La información que he consultado pone de relevancia junto a lo expresado que: Luther King (parafraseo) es uno de los más grandes luchadores por los derechos humanos en la historia estadounidense en todo el siglo XX. Hizo estudios de sociología obteniendo su título en 1948, además incursionó en un posgrado en teología alcanzando en este caso el grado de doctor en Teología, por la Universidad de Boston. Llegó a ser Pastor de la Iglesia Baptista, en Montgomery, Alabama, y en tal virtud comenzó su lucha por los derechos civiles, liderando las acciones contra las líneas de autobuses durante 382 días por discriminar a la población afroamericana. Al mismo tiempo, fue el encargado de emprender otra lucha pacífica para conseguir la igualdad de derechos civiles de las personas afroamericanas. El extraordinario líder, poseía además una gran capacidad de oratoria, lo que contribuyó grandemente a que se convirtiera en uno de los personajes más mediáticos e influyentes de aquel momento. En un lapso de poco más de 10 años conquistó grandes metas en la lucha por los derechos civiles, manteniéndose siempre dentro de las posturas no violentas y manifestaciones pacíficas. (Cfr. https://www.cndh.org.mx/index.php/noticia/nace-martin-luther-king-defensor-de-los-derechos-civiles-y-ganador-del premio-nobel-de-la-paz.)

En las décadas de 1950 y 1960, Martin Luther King lideró un gran movimiento social, contra el racismo y la discriminación en su país, bajo el principio de desobediencia civil sin violencia. Célebre fue su determinación de enfrentar diversas empresas de autobuses que exigían a las personas no blancas que cedieran sus asientos a los blancos. (Ibidem). En 1963 dio otra batalla civil en Birmingham, donde encabezó manifestaciones pacíficas multitudinarias que las fuerzas policiales blancas combatieron con perros policía y mangueras contra incendios, generando una gran polémica presente en los titulares de diversos periódicos de todo el mundo. Las protestas pacíficas y los boicots llevados a cabo en la ciudad tuvieron como resultado su arresto en abril de 1963. Durante su estancia en prisión Luther King escribió la popular “Carta desde la cárcel de Birmingham.” Dentro de este ensayo explica el por qué de sus protestas. No duró mucho en prisión, debido a su relación con el entonces presidente John F. Kennedy, quien contribuyó a su liberación. (Ibid.).

Las posteriores manifestaciones multitudinarias en muchas poblaciones culminaron con una concentración estimada en unos 250,000 manifestantes, en Washington, DC. Fue ahí donde King pronunció su famoso discurso que tituló “Tengo un sueño” (I have a dream), en el que imaginaba un mundo donde las personas pudieran vivir en igualdad, sin estar divididas por su raza. (Ibid. Un extracto de este discurso encabeza el inicio de este relato).

El 14 de octubre de 1964, Martin Luther King fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz. Tenía solamente 35 años, por lo que se convirtió en el hombre más joven en recibir este reconocimiento. Años más tarde, a finales de marzo de 1968, viajó hasta Memphis, Tennessee, con el objetivo de apoyar la huelga emprendida por trabajadores de ascendencia afroamericana que laboraban en la recolección de la basura. El movimiento aspiraba a obtener sustanciales mejoras en sus condiciones laborales. Lamentablemente, el 4 de abril de 1968 a las 6:01 de la tarde, mientras estaba en la terraza de la habitación del Motel Lorraine, Martin Luther King con tan sólo 39 años, fue asesinado. (Ibid.) El mundo entero que ama la lucha no violenta lloró su muerte; ya que había perdido físicamente a un inigualable líder de la lucha por los derechos civiles de los afrodescendientes en los Estados Unidos, sin haberse separado nunca de los métodos de lucha no violentos.

4. Malala Yousafzai. “Queridos hermanos, no estoy en contra de nadie. Tampoco estoy aquí para hablar en términos de venganza personal […] Estoy aquí para defender el derecho a la educación de cada niño. Quiero educación para los hijos e hijas de todos los […] terroristas y extremistas”. (Discurso de Malala Yousafzai en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de julio del 2013). Malala pronunció este discurso a la edad de 16 años, con una serenidad y aplomo sorprendentes en una niña de su edad, sin que fuera posible advertir en ella ni una pizca de rencor por el atroz atentado que había sufrido a manos de un terrorista, el cual invadió el bus colegial en que viajaba disparando específicamente contra ella varias veces y ocasionándole heridas de gravedad, así como a tres niñas más. ¿La causa de aquel salvaje atentado? Los talibanes en Pakistán ya la habían amenazado de muerte, para impedir que la niña, inspirada por su padre, dedicase gran parte de su tiempo a defender el derecho de niños y niñas a la educación. Sabido es que Malala, con indecible valor, acometió la tarea de denunciar las arbitrariedades y reiteradas violaciones de los derechos humanos en que incurría el régimen del Tehrik-i-talibán (TTP). Este régimen despiadado y cruel, había ocupado militarmente el valle del río Swap, asesinando a muchos habitantes, destruyendo escuelas y prohibiendo la educación de las niñas entre el 2003 y el 2009. Cualquier persona que conozca estos antecedentes, la lucha de la joven niña Malala Yousafzai por el derecho a la educación, y quien además haya visto el video que se ha difundido de Malala dirigiendo el discurso ante los líderes de todo el mundo, debe haber experimentado el mismo sentimiento que yo tuve, un sobrecogimiento enorme ante su proverbial valor para una joven de su edad. Malala es grande, enorme espiritualmente; no alberga odio en su corazón, predica el derecho a la educación que tienen todos los niños del mundo, aún aquellos que les haya tocado en suerte ser hijos e hijas de Talibanes. Malala es también una activista de la lucha no violenta y ejemplo singular de la juventud consciente. Así como Martin Luther King Jr. Es el hombre más joven en haber recibido el premio Nobel de la Paz, Malala Yousafzai, es por mucho la mujer más joven que haya recibido con propiedad este merecido reconocimiento, cuando apenas contaba 17 años de vida.

Corolario.

La lucha pacífica ha sido muy exitosa en el mundo, aunque la especie se siga dejando llevar por la violencia. Creo que una y otra, cada una a su manera son contagiosas. Ni que hablar de la violencia, “siembra vientos, cosecha tempestades” reza una expresión en apariencia de origen bíblico atribuida al profeta menor Oseas, cuando dijo “Porque sembraron viento, torbellino segarán”. Pero, la paz se transmite de generación en generación, mediante acciones ejemplarizantes como las que he narrado en este ensayo. Eso sí, puede que resulte más difícil inculcar valores éticos de solidaridad, porque exige desprendimiento personal; de amor, porque el desamor camina fácil; de amistad, porque cuesta alcanzarla y más aún consolidarla, mientras que la envidia, la mezquindad, la insidia o las murmuraciones se desatan por doquier.

La violencia ha acompañado a nuestra especie desde tiempos remotos; la no violencia, aunque como creo haberlo demostrado tiene experiencias exitosas a su haber, es difícil para el ser humano llevarla consigo, porque requiere de mucha congruencia, de una gran fortaleza del espíritu, para no dejarse tentar por las veleidades mundanas, y somos ligeros y volubles. A nivel de las naciones para forjar la paz es imprescindible la educación constante y para todas las personas, se requiere justicia en lo económico, social y cultural, hay que eliminar la pobreza y la desigualdad y lograr un espíritu de colaboración y diálogo entre todas las naciones.

Hoy sin embargo y cada vez más, el ejercicio de la violencia conlleva mucho más peligro de destrucción global que nunca, por el enorme poderío de las armas nucleares que se han inventado, merced al vasto desarrollo tecnológico puesto al servicio de las empresas de la guerra y de la destrucción. Quiero concluir trayendo a colación otro fragmento del “Manifiesto Russell-Einstein”, considero oportuno recomendar que reflexionemos sobre ello: “Nadie sabe cuán ampliamente esas partículas radiactivas podrían diseminarse, pero las mejores autoridades expresan unánimemente que una guerra con bombas-H podría posiblemente poner fin a la raza humana. Se teme que si varias bombas-H fueran usadas habría una muerte universal repentina solo para una minoría, pero para la mayoría continuaría una lenta tortura de enfermedad y desintegración”.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Oh, oh, la guerra

Alberto Salom Echeverría

Introducción

Después de trajinar por el mundo ya durante siete décadas, comprendo ahora más que nunca que, no puedo escribir sobre la guerra solamente desde una perspectiva estrictamente teorética, o puramente politológica, sin que se vean involucrados mis principios éticos y morales. Ya no estoy tan joven, me digo a mí mismo, pero sí con más ganas de vivir que nunca, para disfrutar a mis nietos, hijos y familiares en general, a mis amistades e intentar llevar a la práctica lo aprendido, marcado por una filosofía no violenta. Además, seguro de que el complejo mundo de hoy requiere para entenderlo de una simbiosis de saberes, pensares y sentires, o bien de una sinergia entre todo ello. Estoy cierto también que, en la actualidad una conflagración entre potencias, como la que se podría desatar en el llamado “conflicto ruso-ucraniano”, puede conllevar a la destrucción de la vida en “nuestra casa común”, así de simple.

La guerra, albergo la convicción, riñe con los principios éticos y humanistas que constituyen el meollo de mi formación integral como ser humano. Por esa razón, escribo sobre la guerra con el espíritu conturbado; no solo por los males que ella trae consigo a las personas que se enlistan como soldados e inclusive a la población civil que no está directamente implicada en el conflicto pero que lo padece, sino porque por añadidura, en dependencia de las naciones que se vean enfrascadas en el conflicto armado, puede resultar, un mal para todo el orbe. La guerra hoy, entre potencias militares, deviene infinitamente más destructiva que los supuestos problemas que pretende resolver.

Sin embargo, no puedo dejar de señalar que, una gran parte de los seres humanos están aún cegados por consideraciones ideológicas que los llevan a seguir justificando la guerra, de un lado o del otro, por cruel que esta sea; en eso, este sector de la especie humana diría que se ha vuelto testarudo hasta donde no más, o bien se ha vuelto totalmente inconsciente.

Si las guerras han estado presentes en nuestra especie desde épocas prehistóricas, como existe evidencia ya entre científicos, principalmente antropólogos especializados en la paleontología, es procedente que nos preguntemos si en esta época, seremos capaces de resolver nuestras hondas diferencias por otro medio que no sea la guerra. De todo esto trata este ensayo.

¿Es la humanidad una especie inherentemente violenta? ¿Desde cuándo la especie humana hace la guerra?

En filosofía política en el período de la Ilustración surgen dos teorías radicalmente contrapuestas en lo relativo a la violencia que está asociada a ciertos comportamientos del ser humano. Una de las dos corrientes se expresa en la teoría que tuvo como uno de sus más preclaros exponentes al inglés Thomas Hobbes (n. en 1588 m. 1679). El filósofo y politólogo fue un prolífico autor, quien escribió entre sus obras principales “el Leviatán” en el año 1651. En ella sostiene la tesis de que “el hombre” es malo por naturaleza. Esa es la razón por la que Hobbes pensaba que, desde el principio de los tiempos existió “la guerra de todos contra todos”. El “hombre” -consideraba Hobbes- es un lobo para el “hombre”, es la sociedad la que lo educa.

Muchos de los seguidores de los postulados de Hobbes, cayeron en la simpleza de considerar al “Homo Sapiens” (antecesor del Homo Sapiens Sapiens, como se le denomina a la especie humana), un animal brutal por haber sido un predador. Este comportamiento, generalmente se sustenta en el hecho de que el Homo Sapiens se extendió fuera de África, a través de Eurasia y desde otros puntos, eliminando a los demás grandes simios bípedos. La peregrina tesis fue planteada originalmente por Raymond Dart, quien se dedicó a investigar la prehistoria, dejando plasmados sus escritos en 1925. Estos se popularizaron en 1961 gracias a Robert Ardrey en su conocida obra “Los hijos de Caín”. De allí se sigue la falacia según la cual, como los Sapiens eran cazadores, su tendencia fue consustancialmente predadora y esa sería la razón por la que, los hombres prehistóricos se habrían convertido en seres agresivos por naturaleza. La falacia remata con el simplismo de que la guerra consistiría en una cacería de hombres, similar a la caza de animales llevada a cabo por los homínidos y los antecesores directos del Homo Sapiens Sapiens. De esta manera, el ser humano habría heredado de sus ancestros un carácter violento intrínseco. Volviendo a Hobbes, es preciso indicar que, el pensador postuló el despotismo ilustrado como la única vía de contener la maldad supuestamente innata en la especie humana. ¡Menuda solución!

La otra corriente, tiene como destacado expositor a Jean Jacques Rousseau, quien nació en Ginebra, Suiza en el año 1712 y murió en 1778. También fue, como lo había sido Hobbes, un pensador y escritor fecundo en la literatura. Respecto al tema que nos ocupa, Rousseau por contraposición al filósofo inglés, creía en la bondad del “hombre” desde su nacimiento; sin embargo, consideraba que, el espíritu concupiscible que induce a los seres humanos a la codicia, la ambición desmedida por lo material, o a la liviandad en el goce de los placeres de la carne, radica en la sociedad. En consecuencia, es esta la que lo corrompe. El desarrollo de su pensamiento en todos estos extremos está contenido fundamentalmente en “El discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres”, obra escrita en 1755. Rousseau, como es harto conocido, tuvo una enorme influencia en la Revolución francesa y se le considera un precursor del romanticismo, por su amor a la naturaleza. El hombre en su estado salvaje subrayaba Rousseau, no era proclive a las pasiones, pero, al revés de Hobbes, fue inducido “al estado de guerra más horrible” por la sociedad.

Ambas teorías aquí expuestas, fueron consideradas por ambos pensadores, inmanentes al ser humano, pues tanto la maldad desde la perspectiva de Hobbes le es innata, como la bondad, desde la óptica de Rousseau fue considerada una cualidad inherente a cada uno de los individuos de la especie. No obstante, de acuerdo con lo expresado, hay una contraposición radical entre los dos planteamientos por lo que cada una de las corrientes emplea métodos y busca soluciones muy distintas en la corrección de los problemas sociales.

Algunos estudiosos, en sus investigaciones llegaron a la conclusión, muy conectada con la hipótesis de Hobbes, de que las guerras han acompañado a la humanidad desde épocas prehistóricas, de acuerdo con evidencias de heridas con armas encontradas en Europa, en esqueletos de homínidos hace aproximadamente 35.000 años.

Otros científicos, más recientemente, han intentado demostrar que la premisa anterior, de una prehistoria salvaje y bélica es tan solo un mito y que el ser humano no ha hecho siempre la guerra. A continuación, traigo a colación una conclusión contundente a la que llegan varios científicos contemporáneos estudiosos de la neurociencia, mediante una cita textual de la investigación que hicieron. Ellos afirman que: “el comportamiento violento no se determina genéticamente. Incluso si está condicionado por ciertas estructuras cognitivas, el entorno familiar y el contexto sociocultural tienen un papel importante en su génesis. Además, muchos trabajos, tanto en Sociología o Neurociencia como en Prehistoria, evidencian que el ser humano sería empático por naturaleza. La empatía, e incluso el altruismo, habrían sido los catalizadores de la humanización.” (Cfr. Mirylene, Patou-Mathis. “El Ser Humano no ha hecho siempre la guerra”, Le Monde Diplomatique, Francia. Julio, 2015.)

Concluyo este apartado dejando sentado que, uno de los postulados más aceptados en las investigaciones antropológicas, de la historia y la arqueología modernas, considera que la guerra surge aparejada a la economía de producción y el consiguiente cambio radical que esto conllevó en las estructuras sociales en el período Neolítico, hace unos diez mil años. Por añadidura, es preciso tener presente que la violencia en el ser humano es un impulso que generalmente conduce a conductas fuera del estado normal de las personas, pero que, puede ser canalizado para proveerse de la fuerza necesaria para acometer una tarea o emprender una iniciativa. Hago la advertencia de que, en modo alguno debe caerse en el error de confundir la violencia con la guerra. Al hablar del fenómeno de la guerra es indispensable primero conceptualizarla.

¿Qué es la guerra, según algunos autores? ¿Qué se espera obtener de ella? ¿Qué puede ocurrir si, como muchas personas temen ahora, el conflicto “ruso ucraniano” por ejemplo, se convierte en una hecatombe por el uso de armas nucleares?

Acudo primero, para conocer debatiendo, al estratega Prusiano que nació en 1780 y murió en 1831, Karl von Clausewitz. Expresa Clausewitz en su extraordinario escrito “De La Guerra”, lo siguiente: “…no solo la guerra “debe tener necesariamente un carácter político y medirse con criterios políticos” o “que la guerra no es un simple acto de política, sino un instrumento político, una continuación de las relaciones políticas, proseguidas por otros medios” (Cfr. Moliner González, Juan A. (2018), “¿Qué es la ética militar?”, IEEE, España. Documento Marco 16/2018).

Debo, antes de proseguir advertir que los dos tomos de la obra de Clausewitz son de una gran calidad desde el punto de vista teórico, de estrategia militar. Leí completa la obra en mis estudios de ciencias políticas, y he releído parcialmente después, partes de ella. De su valor no me cabe duda alguna. Pero como he advertido que hoy no tengo ningún reparo en criticar lo que considero errado, voy a explicitar para ustedes mis consideraciones. Clawsewitz aborda la temática desde un punto de vista politológico en la Europa de hace 200 años.

No voy a usar ningún argumento de autoridad que resulte descalificador, porque los considero deleznables. Lo digo, por la alusión que he hecho a que es una obra de hace 200 años. Más bien, he mencionado la fecha para tener en cuenta el contexto tan diferente del mundo de entonces respecto del que vivimos hoy. Es decir, es más bien una consideración con el afamado estratega militar. Por ejemplo, en algún momento de su enjundioso documento, Clausewitz razona que “las guerras entre las naciones civilizadas (¿?) son mucho menos crueles y destructivas que las libradas entre salvajes… debido a los avances que existen en esas sociedades y la forma de relacionarse entre ellas, pero no forman parte de la guerra por sí mismas; ya existen antes del comienzo de las hostilidades.” (Cfr. Clausewitz, K.V. (1999) “De la Guerra”. (Volúmenes I y II), Madrid: Ministerio de Defensa.) Esta frase, extraída fuera del contexto del siglo XIX, resultaría completamente abstrusa, por incomprensible y abyecta, por despreciable y rastrera.

Solo echando una rápida mirada sobre algunas de las guerras actuales, bastaría para comprender lo desajustado que serían las consideraciones de Clausewitz acerca de “las naciones civilizadas”. Considérese por ejemplo, la intervención de Los Estados Unidos en Viet Nam, donde se emplearon bombas de gases quemantes contra las personas; o en Iraq, cuyos bombardeos inmisericordes cayeron indiscriminadamente sobre la población civil; o el estallido de las primeras bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Japón, que las hicieron estallar básicamente con el ánimo de probar su efecto devastador sobre ciudades enteras, ya que a esas alturas de la II guerra mundial, tal acto de barbarie y salvajismo resultaba totalmente innecesario; o la actual guerra que libran Ucrania y Rusia, la primera fuertemente armada y respaldada por las potencias occidentales y la segunda considerada una de las principales potencias militares de la contemporaneidad. En ninguno de los dos casos ha habido ahorro de crueldad. Por lo tanto, no saquemos a Clausewitz fuera de contexto, porque más de una persona cerraría su libro de inmediato.

La segunda observación de peso respecto de la obra mencionada es que la misma, no es una obra que tenga consideraciones de tipo ético. Aquí sí que no le hago al autor ninguna concesión. La ética no es, obviamente, una perspectiva del siglo XXI; de la ética y la moral nos hablaron prolijamente los pensadores griegos de la Antigüedad. En mi concepto, no existe en la ciencia teoría desprovista de consideraciones éticas y morales. En ese sentido la bioética es una disciplina y a la vez una perspectiva, cuyo concurso es imprescindible en la investigación. Están descartados los experimentos con seres humanos que no respeten rigurosamente su dignidad. ¿Qué pensar del empleo de la violencia y la fuerza -como dice el autor Moliner González-, que tiende a escalar a los extremos y hacia la guerra absoluta, en donde no hay limitaciones en sistemas de avisos, procedimientos, tecnología y personas implicadas? O sea, que en la teoría y en la concepción ideal de la guerra de Clausewitz, tan utilizada por los estrategas militares occidentales, los principios y restricciones éticas y las consideraciones de la Guerra Justa, no tienen cabida. De hecho, dice que “la guerra es un asunto tan peligroso que los errores debidos a la benevolencia son los más graves de todos” (Clausewitz, 1999: 180). O sea, la benevolencia en la guerra era para Clausewitz tan solo un error por el que se paga muy caro. En ella, no se atienden códigos éticos ni morales. Imaginemos tan solo, ¿en qué quedan todos los convenios y acuerdos internacionales sobre el respeto a los prisioneros de guerra, sin consideraciones éticas y tratados sobre derechos humanos? En la vida contemporánea, con todo y convenios se irrespetan los derechos humanos de prisioneros de guerra y de la población civil; ¿Qué pensar, si como lo propuso Clausewitz, no tuvieran lugar tales convenios internacionales?

La tercera observación que planteo estriba en algo que estimo es lo medular. Dice nuestro estratega que la guerra es un instrumento de la política, que es la continuación de la política por otros medios. Hasta hace poco tiempo me parecía un aforismo genial. Pero la verdad, ahora lo encuentro descabellado. A lo sumo, la guerra continúa cuando la política se acabó y no veo ninguna continuidad entre una actividad y la otra. Tienen en común que en ambos casos se busca el poder, pero en la guerra el instrumento por excelencia por el que se pretende el poder, son las armas y, cuando se tiene poderío militar y económico, las armas nucleares, para reducir, si se puede, a cero al enemigo, como lo buscan con denuedo Rusia y Ucrania. O, como los Estados Unidos y Rusia, cada país por su lado, cuando buscaron derrotar a los talibanes en Afganistán. En la política en cambio, por encarnizada que sea la lucha, el instrumento principal es la palabra, escrita o hablada. Pocas veces acudo a los diccionarios para buscar definiciones de conceptos politológicos, sin embargo, en este caso lo voy a hacer para aclarar lo elemental. Según la definición de Oxford, la continuidad es una circunstancia de sucesión o bien, ocurre al hacerse algo sin interrupción. Por su parte la RAE define continuidad como la unión natural que tienen entre sí las partes del continuo. En su segunda acepción dice: cualidad o condición de las funciones o transformaciones continuas. Parece más bien que lo único que hay entre la política y la guerra, es una suspensión de la primera para que siga la otra, o viceversa. Es decir, lo que hay se llama una solución de la continuidad, para que nazca un proceso regido por otra lógica.

Me viene bien acudir a un tercer pensamiento sobre la guerra, porque coincidentemente aclara bastante las cosas relacionadas con el postulado anterior de Clausewitz. Se trata de la siguiente frase, que se le atribuye a Albert Einstein: “no sé -habría dicho- cómo será la tercera guerra mundial, solo sé que la cuarta será con piedras y lanzas”. O sea, con toda la razón Einstein o, en todo caso, un pensador pacifista, tuvo el talento de visualizar con mucha certeza, el efecto devastador que tendría una tercera guerra mundial. El calentamiento global se vería acicateado con el lanzamiento de las bombas nucleares u otras superiores a estas. Posiblemente el mundo como lo conocemos desaparecería, o la vida en él.

Termino con un extraordinario “platillo”, que les ofrezco por generosidad de mi parte … Dijo don Quijote, mi admirado don Quijote de la Mancha y uno de mis mejores amigos, aunque él mismo no lo sepa, en el discurso sobre las armas y las letras, ocasión en la que compara a un estudiante con un soldado: “…veamos si es más rico el soldado. Y veremos que no hay ninguno más pobre en la misma pobreza, porque está atenido en la miseria de su paga, que viene o tarde o nunca, o lo que gabeare (robare) por sus manos, con notable peligro de su vida o de su conciencia. Y a veces suele ser su desnudez tanta, que un coleto (vestidura hecha de piel, con mangas o sin ellas, que cubre el cuerpo ciñéndolo hasta la cintura) acuchillado le sirve de gala y de camisa, y en la mitad del invierno se suele repara de las inclemencias del cielo, estando en la campaña rasa, con solo el aliento de su boca, que, como sale de lugar vacío, tengo por averiguado que debe de salir frío, contra toda naturaleza. Pues esperad -continuó “el ingenioso Hidalgo” siempre tan socarrón- que espere que llegue la noche para restaurar de todas estas incomodidades en la cama que le aguarda, la cual, si no es por su culpa, jamás pecará de estrecha; que bien puede medir en la tierra, los pies que quisiere, y revolverse en ella a su sabor, sin temor que se le encojan las sábanas. Lléguese, pues, a todo esto, el día y la hora de recibir el grado de su ejercicio: lléguese un día de batalla; que aquí le pondrán la borla en la cabeza, hecha de hilas, para curarle algún balazo, que quizá le habrá pasado las sienes, o le dejará estropeado de un brazo o pierna. Y -dijo en esta parte de su razonamiento para rematar- cuando esto no suceda, sino que el cielo piadoso le guarde y conserve sano y vivo, podrá ser que se quede en la mesma pobreza que antes estaba, y que sea menester que suceda uno y otro rencuentro, una y otra batalla, y que de todas salga vencedor, para medrar en algo; pero este milagro vence raras veces…” A don Quijote es mejor tomarlo en serio (Cfr. Cervantes S. Miguel. “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”. dcom@art-enterprise.com Unión Europea, 2004. T.I. PP. 350)

ELLIOT

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Una vez más como tantas temporadas de fin y principio de año, Estados Unidos ha sufrido los embates de un invierno arrasador que se agudiza conforme los impactos del cambio climático se hacen más evidentes.

Miles de vuelos cancelados, carreteras interestatales clausuradas, personas heridas, atrapadas y fallecidas, es el saldo de un conteo que aún no termina.

El enfoque con el que se analicen estas coyunturas debe hacer conciencia en la necesidad de buscar un equilibrio en la coexistencia entre el hombre y su ambiente. Uno de los mitos que justamente trajo la pandemia es que debido a la inactividad, la clausura y el confinamiento de millones de seres humanos, la ecología buscaría cómo restablecerse, los animales regresarían a su hábitat cotidiano y el canto de los pájaros se escucharía aún más claro en todo el planeta.

Ahora sabemos que esta fue solo una esperanza y que el hombre (en plural y masculino) sigue dominando a su antojo el planeta, llevándolo a los últimos cinco minutos de su historia, al decir de Leonardo Boff.

El estilo de consumo depredador, la inconsciencia rampante y la práctica de dominarlo todo con violencia y saña, ha llevado una vez más a la humanidad y particularmente a una sociedad como la estadounidense, a sus extremos.

Por eso no son de extrañar las declaraciones de una funcionaria de un gobierno estatal de aquel país, que palabras más palabra menos dijo “estamos en guerra contra la naturaleza” al referirse del recuento que ha dejado la tormenta Elliot a su paso.

Nada más cierto, pero al mismo tiempo más expresivo de una matriz sociocultural predominante que le hace creer a ciertas sociedades que todo lo que le circunda es un potencial enemigo, naturaleza incluida y que la única manera de dominarla es destruyéndola.

Hoy es Elliot el “enemigo” potencial que se ha esmerado en recordarle a la sociedad estadounidense lo pequeña y frágil que es. Sin embargo, el enemigo de la naturaleza realmente está entre nosotros.

Revirtamos sus impactos y acciones aniquiladoras antes que sea demasiado tarde y el último segundo de vida se instale sobre el planeta. La guerra en todos sus extremos debe ser desterrada. Empecemos por sacarla de nuestros pensamientos. Ahora.

En conmemoración de los 74 años de la abolición del ejército de Costa Rica

La mente y el corazón de la sociedad costarricense, ya tiene instalado en su imaginario colectivo, que lo normal es que en su suelo no existan militares, ni tanques de guerra, que lo normal sea que los antiguos cuarteles militares, sirven hoy como museos, porque de lo contrario no tendría razón de ser el que esas edificaciones sigan manteniéndose en pie.

Lo que, para muchas personas en tantos países en guerra, es un anhelo impensable y utópico, para nosotros los costarricenses es una realidad, de la que disfrutamos y nos enorgullecemos, desde hace ya 74 años, dar ese paso de evolución humana, qué significa vivir sin ejército. 

El ejemplo que da Costa Rica debería ser llamado a seguir por muchos países, sobre todo en este momento en que la fricción y los intereses de algunos países y bloques en guerra, ponen en riesgo la sobrevivencia humana en este planeta.

Enviar al mundo ese mensaje tan poderoso desde este pequeño País, es muy significativo, porque va cargado de vivencias, de energía positiva, de un sentimiento de esperanza, que grita a todas las otras naciones que no sólo ha sido posible, vivir sin milicias, durante ya más de 70 años, sino que es muy necesario en estos tiempos que las Fuerzas Armadas se reduzcan, se transformen y si les es posible que se eliminen. Para que puedan destinar los más de $2 billones que se utilizan anualmente para gastos militares en el planeta, en otras grandes necesidades y tareas pendientes que tenemos como civilización planetaria, como lo son eliminar el hambre del mundo, reducir el calentamiento global y en educación y salud adecuada para toda la población.

Nuestro deber como ciudadanos del mundo, con la solvencia moral que nos permite el hecho de no poner nuestra seguridad en manos de militares, apostando al diálogo, a la diplomacia, al multilateralismo y a las cortes internacionales de justicia, es de decirle a los poderoso mercaderes de las guerras, que el resto de la población mundial , queremos vivir en Paz, queremos un futuro en el que la guerra no sea utilizada más, como método para resolver conflictos entre los países y en el que sean prohibidas las armas nucleares y sean abolidos los ejércitos en todos los países del mundo.

Firmamos

Mundo sin guerras y sin violencia Costa Rica.

Mundo sin guerras y sin violencia Honduras. 

Mundo sin guerras y sin violencia Colombia

https://www.facebook.com/1577436025690457/posts/pfbid02WqPDHVQfXG67SCjE3dMgz4tQjM4JqagMGgsT5A4Xq7ef96Zsx2Ne5YipP5mf4A1kl/?mibextid=Nif5oz

De zoológicos y jardines (II – IV)

Gilberto Lopes
Noviembre 2022

El alba de un nuevo día

Durante muchos años ideólogos y políticos occidentales han estado diciendo que no hay alternativas a la democracia. Ellos se refieren, naturalmente, al llamado “modelo liberal de democracia”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, en su discurso del pasado 27 de octubre, en el Foro Internacional de Valdai. De forma arrogante –afirmó– descartan otras formas de gobierno. Una manera de plantear las cosas forjada desde los tiempos coloniales, “como si todos fueran de segunda clase, mientras ellos eran excepcionales”.

“Es el poder global lo que está en discusión con el así llamado Occidente”. Pero ese juego es ciertamente peligroso, sangriento y –digámoslo así– sucio”, advirtió Putin, pues deniega la soberanía a otros países y pueblos.

Occidente proclama el valor universal de su cultura y de su visión del mundo y la política que aplican está orientada a imponer esos valores de forma incondicional a todos los demás miembros de la comunidad internacional. Los nazis quemaban libros –recuerda Putin–, pero los “guardianes del liberalismo” pretenden prohibir ahora a Tchaikovski y Dostoyevsky.

Promueven guerras comerciales, sanciones, revoluciones de colores… Una de esas fue la de Ucrania, en 2014, que apoyaron con recursos cuyo monto hicieron público. O asesinan al general iraní, Qasen Soleimani. Lo mataron en un tercer país y asumieron públicamente, con orgullo, la responsabilidad de ese crimen. ¿En qué clase de mundo estamos viviendo?, se pregunta Putin.

No habló de la guerra de Vietnam, o de la más reciente invasión de Irak, dos de cuyos responsable siguen muy activos en política. Uno, militante de la socialdemocracia inglesa; el otro, el español, pasa haciendo recomendaciones democráticas en América Latina, acompañado de políticos regionales cómodos con la compañía de ese colega.

Uno puede opinar lo que quiera sobre Putin, sobre sus política o sobre su forma de gobernar. En mi opinión, se trata, sin embargo, de uno de los lideres políticos con la mayor capacidad de argumentar sobre su visión del mundo, con antecedentes históricos y perspectiva de futuro.

El discurso de Valdai abunda en referencias a esos mundos. Se trata de una crisis del modelo neoliberal, de un orden internacional al estilo norteamericano. “Ellos no tienen nada que ofrecer al mundo, excepto la perpetuación de su dominio”. Y eso –agregó Putin– ya no es posible.

El colapso de la Unión Soviética alteró el equilibro de las fuerzas geopolíticas. Vencedor, Occidente estableció las reglas. Pero hoy, ese predominio absoluto está desapareciendo. Estamos en una encrucijada decisiva, probablemente en la “más peligrosa, impredecible y, al mismo tiempo, la década más importante desde el final de la II Guerra Mundial”, en opinión de Putin.

Prensa patética

Es fácil condenar la guerra y la invasión de Ucrania; pero es también fácil vislumbrar –si se mira con cuidado– la creación de las condiciones que fueron haciendo esa guerra cada día más posible y más probable.

La guerra es una tragedia, pero me parece indispensable leer con atención el discurso de Putin en Valdai. Tratar de entender. Oír al adversario. O al enemigo. Putin es cuidadoso en el manejo de los detalles y quienes dicen que miente no tienen más alternativa que dar su propia versión de la historia.

Desde mi punto de vista, no es lo que hace, por ejemplo, Anton Troianovski, jefe del bureau del NYT en Moscú, en su artículo sobre el discurso de Putin. Para Troianovski es un discurso que intenta dividir Occidente, de ganar espacio político mientras trata –con frecuencia, sin éxito– de conservar el terreno conquistado en Ucrania desde la invasión de febrero pasado. Pero el discurso –y el debate posterior–, de más de cuatro horas, es, en mi opinión, mucho más que eso y la visión empobrecedora de Troianovski priva a sus lectores de una comprensión más acabada de un complejo escenario internacional.

La gran prensa occidental es patética. No solo en la cobertura de la guerra en Ucrania. Hay que leer el artículo de Chris Buckley, corresponsal jefe del NYT en Beijing, que ha estado cubriendo el país y los eventos del Partido Comunista por 25 años: “Uncle Xi’ to Exalted Ruler: China’s Leader Embodies His Authoritarian Era”, publicado el pasado 14 de octubre. ¿Cómo pedir a la élite norteamericana, que lee el Times, entender algo de un mundo complejo explicado por tales “expertos”.

O los comentarios de Steve Rosenberg, editor de la BBC en Rusia, para quien la clave de la larga reflexión de Putin fue la falta de “remordimientos en el mundo de Putin”. ¡Y la BBC lo presenta como “análisis”! Me parece improbable que Rosenberg haya leído toda la intervención de Putin en Valdai.

La militancia se repite en la televisión española, en la DW en español…  Ver el Guardian británico dejando en segundo plano el periodismo para transformarse en parte de la guerra en Ucrania me hizo suspender una modesta contribución mensual, que hice durante algunos años, al periódico.

Me fui entonces a leer la extensa intervención de Putin en el foro de Valdai, que se puede encontrar en la página del Kremlin, en inglés: http://www.en.kremlin.ru/events/president/news/69695

De zoológicos y jardines (I – IV)

Gilberto Lopes
Noviembre 2022

Tiempo del olvido

¿Habrá llegado el tiempo del olvido, con la anestesia de nuestra memoria colectiva? En los setenta oíamos la frase que decía: –¿Hitler? No he oído hablar de eso. Tendremos que oír ahora aquello de –¿Guerra? No sé lo que es eso. –Nunca más entre nosotros. Nunca más guerras entre países europeos que se habían desangrado durante 70 años, decía el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, en 1993, hace 30 años, en su libro “El nuevo concierto europeo”.

Ya entonces veía que esas tragedias no se explicaban solo por el ascenso del fascismo, sino por el juego maniqueo de las grandes potencias, por el rechazo a un verdadero diálogo.

No dejaba de percibir que la construcción europea entraba en una zona de turbulencias. “Las dos crisis petroleras deberían habernos alertados sobre el carácter precario de nuestra prosperidad”, decía.

“Agotados por unas guerra fratricidas, privados de sus imperios coloniales, dependientes –en cuestiones de seguridad– de Estados Unidos, sofocados por lo competencia de nuevas potencias industriales, nuestros países se estaban deslizando peligrosamente hacia el declive….”

¿Cómo conservar, extender, esta paz tan querida para nosotros?, se preguntaba Delors.

“La era de la confrontación y de la división de Europa ha terminado. Declaramos que de ahora en adelante nuestras relaciones se basarán en el respeto y la cooperación”, decían los Jefes de Estado o de Gobierno de los 35 Estados participantes en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE), reunidos en París, en noviembre de 1990.

Eran momento de profundos cambios y de históricas esperanzas… El 16 de julio de 1990 se derrumbaba la Unión Soviética y, reunidos en Stávropol, Mijail Gorbachov hilaba, con Helmut Kohl, el tejido de este nuevo mundo, aceptando la incorporación de la Alemania unificada a la OTAN.

La vocación de la Comunidad Europea es la de aplicar a otros países del continente el método que a ella le ha ido tan bien. ¿Estamos dispuestos a afrontar estos retos? ¿Tenemos medios suficientes para lograr el éxito? Han pasado casi 30 años desde que Delors se hizo esas preguntas.

La Carta de París, firmada en la reunión de la CSCE, dibujaba el mundo que, en sus sueños, imaginaban forjar: “un resuelto compromiso con la democracia basada en los derechos humanos y las libertades fundamentales; prosperidad mediante la libertad económica y la justicia social; e igual seguridad para todos nuestros países”.

De jardines…

El Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell causó polémica cuando habló, el pasado 13 de octubre, ante los estudiantes de la Academia Diplomática Europea, en la ciudad belga de Brujas.

“¡Sí, Europa es un jardín! Hemos construido un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad ha logrado construir. Las tres cosas juntas…” “La mayor parte del resto del mundo es una jungla y la jungla podría invadir el jardín. Los jardineros deben cuidarlo…” 

Borrell lo sabe: “la jungla tiene una gran capacidad de expandirse y el muro nunca será lo suficientemente alto para proteger el jardín”.

Luiza Bialasiewicz, profesora de gobernanza europea en la Universidad de Ámsterdam, citada por el diario español El País, calificó el discurso como una “copia directa de la peor geopolítica neoconservadora de comienzos de los años 2000″. Bob Rae, embajador canadiense ante Naciones Unidas, comentó: “Qué analogía tan terrible”.

“Borrell no podía haberlo dicho mejor: el sistema más próspero creado en Europa se nutrió de sus raíces en las colonias, a las que oprimía sin piedad. Fue esta lógica de segregación y la filosofía de la superioridad la que formó la base del fascismo y el nazismo”, dijo la portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Maria Zájarova.

“Es muy raro que un diplomático de ese nivel ofenda a tanta gente y a tantos países en un solo discurso”, opinó Alex Lo, columnista del diario de Hong Kong, South China Morning Post.

Para Borrell la diferencia entre países desarrollados y no desarrollados no es la economía, sino las instituciones. Lo dijo en su discurso de Brujas, en la Bélgica de Leopoldo II. “Aquí tenemos un judiciario neutral e independiente. Aquí tenemos sistema de redistribución de los ingresos. Aquí tenemos elecciones que brindan libertad a los ciudadanos. Aquí tenemos luces rojas controlando el tráfico, gente recogiendo la basura. Tenemos esta clase de cosas que hacen la vida fácil y segura”.

Es difícil entender que Borrell pueda permanecer en su cargo después de ese discurso, aunque se defendió de las críticas alegando que fue mal entendido y la presidente de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, le haya reiterado su confianza.

Europa es el centro y el fin de la historia universal, había dicho G. W. F. Hegel, en 1807, en su “Fenomenología del Espíritu”. Para el sociólogo alemán Max Weber, el capitalismo era la realización de la modernidad. Para Weber –diría su colega Herbert Marcuse– existía una forma de racionalidad surgida en Occidente que ha contribuido a formar el capitalismo y que decidirá nuestro futuro previsible.

Como vemos, la herencia es antigua. Cuando Hitler ascendía al poder, hace ya casi un siglo, el también filósofo alemán Max Horkheimer –figura principal de la Escuela de Frankfurt, que integró con Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Friedrich Pollok, Franz Neumann y otros destacados intelectuales judíos alemanes de su época– decía, en un libro de aforismos que tituló “Ocaso”: 

El imperialismo de los grandes estados europeos no tiene nada que envidiar al medievo con sus hogueras. Sus símbolos son protegidos con aparatos más sofisticados y con guardias mejor dotados que los santos de la Iglesia medieval…

El ocaso del capitalismo –agregó– no anuncia necesariamente la noche de la humanidad. Los enemigos de la Inquisición convirtieron aquel ocaso en el alba de un nuevo día.

Es obvio que algo salió mal. Quizás la clave está en lo que entonces Delors soñaba como vocación de la Comunidad Europea: aplicar a otros países del continente el método que a ella le ha servido tanto.

Y zoológicos…

Este relato lo escribió al periodista de la BBC de Londres, Dalia Ventura: “La infame historia de los zoológicos humanos que se mantuvieron abiertos en Europa hasta 1958”.

–Esta es una historia vil, asegura Ventura.

Hay que leerla. Ayuda a entender muchas cosas. El artículo puede ser visto aquí: https://www.bbc.com/mundo/noticias-63206214

Ventura no omite una referencia al zoológico de Monteczuma, del que hablaban los cronistas españoles, “donde habitaban los bufones, y otras sabandijas de palacio”.

Luego la historia da un salto de 400 años. En medio del Renacimiento italiano, el cardenal Hipólito de Médici “se ufanaba de tener, además de toda clase de bestias exóticas, varios ‘salvajes’ que hablaban más de 20 lenguas, incluidos moros, tártaros, indios, turcos y africanos”.

Lo que comenzó como una curiosidad por parte de los observadores se convirtió en una pseudociencia macabra a mediados del siglo XIX, con los investigadores buscando evidencia física para su teoría de las razas. Especímenes humanos exóticos eran enviados a París, Nueva York, Londres o Berlín para deleite de la multitud.

La corte inglesa cae rendida a los pies del “encantador y astuto” polinesio Mai u Omai, presentado por el naturalista Joseph Banks en la corte del rey Jorge III. Más conocida es la historia de la sudafricana Saartjie Baartman, la «Venus Hotentote», mostrada en ferias en Europa, para delicia de los espectadores. Su gran atractivo eran sus enormes nalgas, que algún naturalista describió como “nalgas de mandril”. Falleció en 1815, pero su cerebro, esqueleto y órganos sexuales siguieron exhibidos en el Museo de la Humanidad de París hasta 1974. En 2002, sus restos fueron repatriados y enterrados en Sudáfrica.

“El clímax de la historia llega con el apogeo imperialista de finales del siglo XIX y principios del XX”, dice Ventura. La idea era mostrar a los salvajes en su estado natural. Entre 1877 y 1912, se presentaron aproximadamente 30 «exposiciones etnológicas» en el Jardin zoologique d’aclimatation de París.

400 indígenas javaneses fueron expuestos en la Feria Mundial de 1889 visitada por 28 millones de personas. “Interpretaban una música tan sofisticada que dejó al joven compositor Claude Debussy boquiabierto”.

“Ese mismo año, con el permiso del gobierno chileno, 11 nativos del pueblo Selknam u Oma, incluido un niño de 8 años, fueron embarcados a Europa para ser exhibidos en zoológicos humanos”. Si sobrevivían el viaje, afirma Ventura, la mayoría de estos «especímenes» sudamericanos perecían poco después de llegar a sus destinos.

En 1906 el antropólogo aficionado Madison Grant, un destacado eugenista, director de la Sociedad Zoológica de Nueva York, hizo exhibir al pigmeo congoleño Ota Benga en el zoológico del Bronx junto con simios y otros animales. A instancias de Grant, el director del zoológico puso a Ota Benga en una jaula con un orangután y lo etiquetó como «El eslabón perdido».

“Entretanto, las Exposiciones Coloniales de Marsella (1906 y 1922) y de París (1907 y 1931) continuaban mostrando a seres humanos en jaulas, a menudo desnudos o semidesnudos. A la de 1931 asistieron 34 millones de personas en seis meses”.

En el verano de 1897, el rey Leopoldo II había importado 267 congoleños a Bruselas para exhibirlos en su palacio colonial en Tervuren, al este de Bruselas.

Propietario del Estado Libre del Congo entre 1885 y 1908, la explotación de los recursos naturales del territorio hicieron inmensamente rico a Leopoldo a costa de la mitad de la población del Congo. La explotación le costó la vida de ocho a diez millones de personas, según diversos estudiosos.

Para la Exposición Internacional y Universal de Bruselas de 1958, una celebración de 200 días de los avances sociales, culturales y tecnológicos de la posguerra, se instaló un pueblo «típico», donde los espectadores observaban a congoleños, a menudo entre burlas. «Si no reaccionaban, les tiraban monedas o plátanos por la reja de bambú, escribió un periodista de la época”, cuenta Ventura.

Las motivaciones para seguir exhibiendo por décadas a seres humanos en Hamburgo, Copenhague, Barcelona, ​​Milán, Varsovia y demás, enfatizando las “diferencias» entre los «primitivos» y los «civilizados», estaban vinculadas, según los académicos, a tres fenómenos: la construcción de un otro imaginario, la teorización de una jerarquía de razas y la construcción de imperios coloniales.

“Se estima que los zoológicos humanos fueron vistos por unas 1.400 millones de personas. Y se sabe que jugaron un papel importante en el desarrollo del racismo moderno”, concluye la periodista.

Ventura nos recuerda que las exhibiciones etnográficas “dejaron de existir no por una revaluación ética, sino porque aparecieron nuevas formas de entretenimiento y la gente sencillamente dejó de interesarse. La última en cerrar fue la de Bélgica”.

Después fueron los jardines.

La guerra y su rumbo incierto pero doloroso

José Luis Pacheco Murillo

Cuando en febrero Rusia invadió a Ucrania y arrancó la guerra, manifesté que sabíamos cómo empezaba la guerra, pero no sabíamos cómo acabaría. Han pasado casi ocho meses y la guerra continúa, sin embargo, estamos claros que no se trata de una guerra entre dos países solamente. Muchos otros países están involucrados directa e indirectamente, convirtiéndose así en una guerra casi mundial, no por un tema de armas, sino por un tema de relaciones políticas y fundamentalmente económicas. A todos los países ha afectado esta guerra y el manejo de la Unión Europea, la OTAN y especialmente Estados Unidos, primero con sanciones económicas sobre Rusia y luego aportando armas a Ucrania en forma abierta y sin tapujos, sin que haya tenido el resultado esperado en Rusia pero con una respuesta cruda y violenta para Europa que la ha sumido en una profunda crisis energética y con visos cercanos a una recesión, inflación galopante y la inestabilidad en los mercados financieros encaminan a la economía mundial a una grave crisis.

Estados Unidos no se ha escapado a esa crisis y hoy se debate en graves penurias financieras y con un apoyo a Ucrania que le ha costado y le costará muchísimo más caro de lo esperado.

“Las sanciones contra el petróleo y gas ruso, no solo han proporcionado más ingresos a Rusia, sino que han colocado a la industria europea en una desventaja competitiva, que obliga a cerrar empresas, favoreciendo a la industria norteamericana, además de dejar los europeos sin el vital petróleo y gas proveniente de Rusia. Sin el gas ruso, habrá mucho frio en Europa este próximo invierno. El gas que venden las empresas norteamericanas en Europa es poquísimo y se cotiza a precios altísimos.

Ya hay síntomas de una grave crisis económica en todos los países de la UE. Y con ello, se está produciendo un nuevo fenómeno político: la crisis y decadencia de los reformistas partidos socialdemócratas y el ascenso de una nueva ultraderecha en España, Italia y Francia, para citar los casos más relevantes.

Recientemente, Joseph Borrel, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad reconoció que “(…) Una parte importante de nuestra prosperidad (europea) se ha construido en torno a la energía barata que venía de Rusia y de las oportunidades de negocio con China (…)” (El País, 11/10/2022).

El 2023 se vislumbra como un año de crisis para todo el mundo y los países centroamericanos no escapamos a eso y por ello debemos prepararnos.

Dios quiera que esa guerra pronto acabe y que sus consecuencias no se hagan sentir mucho en nuestros países, que ojalá tomemos medidas desde ya para aplacar en lo que podamos ese impacto.

Tiempos líquidos… ¿QUO VADIS UTN?

Luis G. Martínez Sandoval.

MBA Lic. Bach. Luis G Martínez Sandoval
Académico Universitario,
Ex Integrante Comisión de Vinculación con los Sectores Productivos y,
Comisión de Trabajos Finales de Graduación COEX, AA
Sede Central UTN www.utn.ac.cr
Secretaría de Organización y Conflictos, Seccional Sindical Nacional ANEP UTN
Ex Funcionario Banco Mundial IFC Sede Ecuador y, América Latina,
Escritor, Científico Social

I

¡Estos son TIEMPOS LÍQUIDOS!… Hemos pasado de una sociedad solidificada a una líquida. Las formas se descomponen y se derriten. Eduardo Galeano, pensador latinoamericano, se preguntaba muchas veces a lo largo de su existencia: ¿Qué sería hoy del mundo sin la utopía? ¿Para qué nos sirve la utopía?  “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”, señaló Galeano el autor del famoso libro Las Venas Abiertas de América Latina. La utopía es “la representación de una idea o sociedad en su forma perfecta, ideal y sin fallos”.  Requiere rebeldía para construirla… esa rebeldía que nos explicó Albert Camus.

De los extractos de El Derecho al Delirio, del mismo Galeano, retomo unas partes: “¿Qué tal si deliramos por un ratito? ¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?  El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones. En las calles los automóviles serán aplastados por los perros. La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será tampoco mirada por el televisor. En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar sino los que quieran cumplirlo. Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas. Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas. Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos. Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas. La comida no será una mercancía ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos. Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura porque no habrá niños de la calle. Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero porque no habrá niños ricos. La educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla y la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla. Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma. Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia, hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo. Pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero y cada noche como si fuera la última.”

Zygmunt Bauman, es de lo que quiero reflexionar en este articulo quien hoy al igual que ayer es una luz en la oscuridad posmoderna y lectura obligatoria. Bauman, nos hace pensar al igual que Galeano que la utopía aún es posible y necesaria. Y, que esta utopía debe ser la misma del Guardabosques y del Jardinero… Pero no la del Cazador.

II

La vida líquida moderna tiene sus miedos. La humanidad está en constante movimiento. El Estado y, la democracia hace la gestión de los miedos. Estamos separados pero juntos. La utopía sigue vigente en la época de la incertidumbre. Todo está interrelacionado. Hemos pasado de una sociedad solidificada a una líquida. Las formas se descomponen y se derriten. Las estrategias a largo plazo se caen y se sustituyen por el aquí y ahora. Hay una separación entre poder y política. Estamos frente a la ausencia del control político. Se debilita el Estado – nación y surge la externalidad y la subsidiariedad. Todo queda a las fuerzas del mercado. Hoy comunidad es un concepto que suena vacío. Los seguros públicos y la solidaridad se derriten. La red de seguridad se vuelve frágil y provisional.

III

Los caprichos del mercado laboral premian la competitividad, productividad, la eficiencia, la eficacia, la efectividad, pero no la colaboración, cooperación y el trabajo en equipo. Colapsa el pensamiento y la planificación a largo plazo y da paso a los proyectos de corto plazo y los episodios. La vida se fragmenta. Se olvida por completo todo pasado. Circunstancias insoportablemente volátiles y cambiantes van en la espalda de los ciudadanos. ¿Cómo modifica todo ello a hombres y mujeres?

IV

Todo el planeta está atravesado por autopistas de información. El sufrimiento humano producto de la Guerra en Ucrania, el Cambio Climático y sus efectos irreversibles, el conclave de la Iglesia Católica para definir su futuro, las 2.051 pruebas nucleares en todo el mundo 500 veces más fuertes que la primera bomba atómica, la búsqueda de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible, la lucha por el presupuesto para educación superior universitaria, el papel del Consejo Universitario y la Democracia Participativa con Voto Directo en la Universidad Técnica Nacional, todo “ingresa a nuestros hogares” a través de redes sociales. La justicia deviene en una utopía. Y afuera un planeta abierto a la circulación de capitales y mercancías. La globalización arrasa todo. Nadie controla ni entiende lo que está sucediendo. La élite gobierna y va por el destino imaginario. Los pobres ponen la delincuencia y caos. El G-7 liderado por un imperio en decadencia Estados Unidos decide el destino manifiesto en alianza con el BM, FMI, OMC y la OTAN. El mercado sin fronteras una receta perfecta para la injusticia y el desorden mundial. Inter arma silent leges. (Las leyes se quedan mudas ante las armas)

V

La profecía se ha cumplido: las instituciones tienen las tendencias a socavar los derechos civiles y políticos. El miedo se desarrolla… y el caos emerge. Se perpetúa y refuerza. Y los golpes del destino donde los seres humanos son incapaces de predecirlos. La sociedad distópica y fatalista tiene sus características (propaganda, se restringe la información, hay una imagen o persona suprema, vigilancia, miedo al mundo exterior, condiciones infrahumanas, lo diferente es percibido como una amenaza y la sociedad es una ilusión de utopía). El progreso, es una pesadilla de quedar rezagado, perder el tren, caer de una ventanilla de un vehículo a alta velocidad… Nos centramos en aquello que podemos influir. Y todos hacemos sexo sin protección y aumenta más la población mundial. Las inseguridades y el temor explotan los miedos… Surge el capital del miedo donde los ciudadanos – ovejas son protegidos de los delincuentes lobos por policías-perros pastores. Y el Estado Social se derrite…

El mercado es un pedófilo puesto en libertad, un asesino en serie, un envenenador, un terrorista. Las grandes ideas han perdido credibilidad y el miedo es lo único que queda. El Estado social se sustituye por el Estado Penal. La solidaridad social se cambia por la responsabilidad individual. El veneno del miedo corre…La lucha es por el desempleo y la inflación. La ley y orden aumentan la popularidad del terrorista y surgen las víctimas y los daños colaterales. Estamos en guerra. La guerra contra el terrorismo ha fracasado y solo sirve para fomentar el complejo militar industrial de venta de armamentos. Y ello por el ODIO que no ha muerto. Vivimos un mundo donde nadie o casi nadie cree que cambiar la vida de los otros sea importante para la propia vida. La solidaridad es difícil de practicar.  Gobernar desde el Estado es hacer gestión de crisis ante las distintas emergencias para seguir en el gobierno. El Estado deviene en un Estado de Seguridad Personal. Hay que reunir la política y el poder para garantizar la seguridad social. Y esto debe ser a escala planetaria. Los problemas locales solo se solucionan globalmente. DEMOCRACIA Y LIBERTAD están amenazadas. El miedo es un demonio que habita en nuestra sociedad. Inseguridad, incertidumbre e impotencia perdimos el poder como individuos, grupo y colectividad. El demonio del miedo no podrá ser exorcizado. El capitalismo devoró todo a su paso y su energía vital está en la liquidación de activos públicos. La TIERRA es adicta a los fertilizantes y los pesticidas. El agua está contaminada. El ser humano es superfluo en el capitalismo global o desperdicio humano. La plenitud del planeta está en función que los mercados globales (laborales, financiero, de bienes de consumo) funcionen y en la búsqueda de los seres humanos superfluos. Un ejército de reserva de la mano de obra. La globalización genera víctimas, apátridas y sin techo… La vida líquida es permanentemente transitoriamente. La élite global se mueve fuera del alcance del control humano. Es demasiado poderosa para enfrentarse a ella y retarla…

VI

Las fronteras ahora son NOSOTROS Y ELLOS.  El Estado, la democracia y la gestión de miedos. El núcleo central del Estado Social era la protección y no redistribución de la riqueza. Uno no puede estar seguro de sus derechos personales a menos que pueda hacer valer sus derechos políticos. Hoy hay quienes quieren limitar el derecho al voto directo y limitar el sufragio a unos cuantos privilegiados. Erigiéndose en patrones y señores feudales. Hoy se oponen con uñas y dientes a ampliar el sufragio universal a cualquiera que no forme parte de los que lo tenían y siguen teniéndolo en un pequeño grupo

Un ejemplo de NOSOTROS Y ELLOS. En la UNIVERSIDAD TECNICA NACIONAL en pleno Siglo XXI donde afuera votan cada cuatro años con solo tener la edad de 18 años y cedula de identidad, adentro de la UNIVERSIDAD TÉCNICA NACIONAL, el voto solo lo ejerce un grupo que tiene propiedad (una minoría insignificante). Ampliar el sufragio para ELLOS (las actuales autoridades universitarias) es una agresión contra la democracia. En la UTN la democracia sigue siendo una aventura selectiva y rigurosamente limitada. El DEMOS Y CRATOS está restringido a UNOS POCOS PRIVILEGIADOS Y CON ELLO SE EXCLUYE Y DISCRIMINA. ¡La democracia representativa es una gran farsa! En nuestra alma mater a trece años de su creación NO EXISTE la igualdad de derechos político electorales para hombres y mujeres y ni siquiera el derecho al voto directo para los interinos, a plazo fijo o plazo indefinido. Los Interventores y los de Confianza guiados por el amiguismo ejercen el derecho a voto. Los derechos políticos son y deben ser para todos y todas. Muchos de los Docentes Interinos de nuestra universidad no son admitidos en el exclusivo CLUB DE LOS ELECTORES UTN quienes ejercen el veto de la admisión. En la UTN hay un rótulo en la puerta de entrada: “Nos reservamos el derecho de admisión al CLUB DE ELECTORES” La democracia participativa en la UTN devino hacia un régimen feudal esencialmente elitista. Restringir el sufragio solo abre el camino a la revolución para garantizar el VOTO DIRECTO PARA TODOS Y TODAS. ¡TODAS las elecciones se han realizado en la UTN sin la concurrencia adecuada y sin una verdadera legitimidad democrática! ¡No ha habido en 13 años padrón válido ni candidatos legitimados! Sin derechos políticos no hay derechos personales. Y, por tanto, el REGLAMENTO PARA PROCESOS ELECTORALES TEUTN como el CÓDIGO DE DEBERES ÉTICOS Y PROFESIONALES DE LOS FUNCIONARIOS DE LA UNIVERSIDAD TÉCNICA NACIONAL (Aprobado por el Consejo Universitario según acuerdo No. 07-17-2015, Acta No.17- 2015, de la Sesión Ordinaria No. 17-2015, celebrada el 13 de agosto de 2015) se convierte en una gran farsa, un sofisma, un sepulcro blanqueado, un mercader en el templo y una mentira institucional. Los DOCENTES INTERINOS no son sujetos de derechos político electorales en la UTN. Y las autoridades universitarias todos en general pero específicamente los Sres. Decanos de Sedes están gestionando el miedo para no ir hacia el VOTO DIRECTO. Esta exclusión y este callejón sin salida ya pronto encontrara su grieta… ¿QUO VADIS UTN?

VII

Separados, pero juntos nos dice Zygmunt Bauman. Hay una desconexión social entre espacios. Espacios y personas socialmente cercanas son social y económicamente distantes. NOSOTROS Y ELLOS. Orden y tierra salvaje. Paz y guerra. La ciudad es peligro a los de afuera. En la ciudad se vive la civilización y la barbarie. Y se apuesta por la seguridad privada. Amigos, enemigos y extraños se mezclan en las calles de la ciudad. La guerra contra la inseguridad. Trincheras armadas, búnkeres fortificados. Habitantes urbanos adictos a la seguridad, pero inseguros de ella. Vigilancia permanente. Guetos urbanos voluntarios e involuntarios. Tolerancia cero entre los guetos y los barrios de las élites. La pesadilla de las élites. Dos categorías de ciudadanos. Dos mundos separados y aislados. Las élites urbanas no están interesadas en asuntos de la ciudad. Los habitantes del nivel inferior siguen siendo locales y en lucha por la supervivencia cotidiana. El alejamiento y lejanía es la esencia de la ciudad. La élite urbana vive de la seguridad, vallas y muros, guardias jurados. Que separan los de adentro de los de afuera. El gueto de los ricos y poderosos esta adentro y afuera el gueto de los excluidos y marginados. Pero las ciudades son peligro no seguridad. Es la vida en el mundo de la modernidad líquida…La Arquitectura construye pequeñas fortalezas compactas para la élite global supraterritorial situados en algún lugar de ninguna parte. Ellos tienen la posibilidad de mudarse a cualquier lado, pero los de afuera no. Las ciudades contemporáneas son el escenario y campo de batalla donde los poderes globales y los sentidos e identidades chocan y luchan y buscan acuerdos. Las ciudades se han convertido en el vertedero de problemas engendrados y gestados globalmente. Hemos sido engendrados globalmente. Indefensas ante el torbellino global, las personas se aferran a sí mismas.  El espacio de flujos urbanos tiene un peligro la desconexión. Las ciudades son espacios donde los extraños viven y conviven en estrecha proximidad. Desconocidos llenos de incertidumbre, ansiedad, angustia y agresividad. La ubicua mixofobia urbana. Barrios violentos. Calles de mala fama. Escalada de tensiones. Surgen las islas de similitud e igualdad en medio del mar de la diversidad y la diferencia. El entorno urbano es una fuente de temores. La mixofobia y la mixofilia coexisten en todas las ciudades, pero también se hallan en el interior de cada uno de los habitantes. El nacimiento de los miedos es la incertidumbre existencial. Las ciudades son vertederos de problemas producidos globalmente.

VIII

La utopía en la época de la incertidumbre. Los golpes del destino que llegan sin avisar. NADIE ESPERA UN RELÁMPAGO EN UN CIELO SIN NUBES – eso es el Virus COVID – 19- Los reveses, la irregularidad, lo desagradable llega de cualquier parte de forma imprevisible y nos deja indefensos. LA INCERTIDUMBRE QUIERE DECIR MIEDO. El mundo perfecto debe contener alguna medida de imperfección.  Y surge la utopía en un mundo donde no se concibe sin utopía. La utopía son liebres mecánicas perseguidas por perros de carrera. Caricaturas de sueños no paraísos soñados. La utopía es el principio de todo progreso y el ensayo de un futuro mejor. Actuar como el GUARDABOSQUES para defender y proteger el equilibrio natural. Los JARDINEROS representan la Utopía al máximo. Pero al CAZADOR le da igual el GUARDABOSQUES y el JARDINERO. ¡HOY TODOS SOMOS CAZADORES! Ese mundo posible de cambiar para vivir mejor no es posible por la inseguridad que ha venido para quedarse suceda lo que suceda. La adicción a las relaciones tóxicas, el alcohol, la nicotina, los psicofármacos, la cafeína, los opiáceos, los esteroides, el cannabis, la pornografía y sexo con o sin protección, el juego a las apuestas deportivas, póker, ruleta, tragaperras, la comida, las nuevas tecnologías, las compras, el trabajo, las adicciones emocionales nos hace huir, escapar para obtener la salvación y la redención hacia una tierra prometida que no existe. Hemos caído en la utopía de los cazadores. La caza se convierte en una obsesión, una compulsión y una adicción. La utopía del cazador es el sueño de un trabajo sin final. Se vive dentro de la utopía. El infierno de los vivos no es algo por venir, ya existe aquí, habita en nosotros o lo aceptamos o le abrimos el espacio. Se vive en una sociedad de cazadores.

Zygmunt Bauman hoy al igual que ayer es una luz en la oscuridad posmoderna y lectura obligatoria para los que no podemos dormir en medio de la pandemia que no se ha ido. Y, en estos TIEMPOS LÍQUIDOS donde las formas se descomponen y derriten nos preguntamos una vez más:

¿QUO VADIS UTN?

Referencias:

Este articulo está basado en el libro Tiempos líquidos (2007) de Zygmunt Bauman (Poznan, 1925 – Leeds, 2017) que es profesor emérito de Sociología en la Universidad de Leeds, ciudad en la que vive hace más de treinta años. Atrás quedó su Polonia natal, de donde huyó con su familia del terror nazi de 1939, rumbo a la Unión Soviética. Tras su paso por el ejército polaco en el frente ruso, regresó a Polonia y fue profesor en la Universidad de Varsovia durante años, pero una feroz campaña antisemita le hizo exiliarse de nuevo en 1968. La Universidad de Tel Aviv fue su destino, tampoco definitivo, porque también ha impartido clases en Estados Unidos y Canadá. Tres años más tarde se instaló en Gran Bretaña, donde sigue viviendo. A lo largo de su carrera, ha intentado desarrollar una sociología crítica y emancipadora. Ha publicado recientemente en España: Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos (FCE, 2005), Europa, una aventura inacabada (Losada, 2006), Ética posmoderna (Siglo XXI, 2006), Tiempos líquidos (Tusquets, 2007), Vida de consumo (FCE, 2007) y Libertad (Losada, 2008). En 2010 recibió junto a Alain Touraine el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.

 

Compartido con SURCOS por el autor.

Por una paz y un estado planetarios

Por Arnoldo Mora

La creciente y alarmante violencia en todo el planeta, los abultados presupuestos de los gobiernos para dotarse de las más modernas y mortíferas armas, lo que conlleva la proliferación de armas de guerra, no solo en los estados, sino también en instituciones y miembros de la sociedad civil, hacen impostergable la urgencia de crear las condiciones para ir construyendo un estado planetario que haga factible el logro de la paz universal, condición sin la cual la especie humana corre el riesgo de desparecer abruptamente en un futuro cercano.

Para lograr esos objetivos mayores del quehacer político actual, he pergeñado algunas reflexiones que a continuación comparto.

Respecto a la posibilidad del «Estado planetario», me permito explicitar y puntualizar lo siguiente:

1-) En los procesos históricos, no existe el libre albedrío: la paz se construye o, si no, la especie desaparece en este mismo siglo, dada la capacidad de destrucción debido al poder nuclear que dispone la Humanidad (15 mil ojivas nucleares disponibles para ser usadas de inmediato y sin previo aviso).

2-) La destrucción de las especies por parte del desenfrenado crecimiento industrial es mayor y más rápido que la provocada por la evolución natural en los casi 600 millones de años que tiene la vida sobre la corteza terrestre. SI no se detiene cuanto antes este infernal proceso, las especies vivientes (al menos, las más evolucionadas) desaparecerán pronto (¿un siglo?).

3-) Pero la ventaja y, al mismo tiempo, la desgracia es que esta amenaza apocalíptica ha sido provocada por la acción del hombre, gracias al poder que la especie ha logrado sobre la naturaleza. Lo cual ha provocado en Occidente una actitud de suicida soberbia. Si no tomamos en cuenta los límites del conocimiento inspirada en una ética humanista para impregnar el desarrollo científico-tecnológico, la especie humana, insisto, desaparecerá a corto plazo.

4-) Lo cual solo se podrá lograr con un acuerdo general de índole POLITICA. Por eso he insistido en que detrás de las crisis económicas, confrontaciones sociales, o divergencias jurídicas, solo existen problemas POLITICOS, es decir, provocados por el uso de nuestro albedrío. La humanidad, por primera vez en la historia ha logrado en el siglo XX alcanzar la capacidad real, gracias al poder que da el conocimiento científico y el desarrollo tecnológico que de ahí se desprende, de acabar con el hambre y cuadruplicar la expectativa de vida, alfabetizar a toda la población y crear condiciones de trabajo digno para todo el mundo; si las cifras reales dicen lo contrario, no es un problema técnico sino de voluntad. Y eso se llama POLITICA.

5-) Lo anterior lleva a la inviabilidad de la guerra. Y por ello mismo, la utopía de la PAZ se convierte en el único camino ético para ejercer el poder en todas las esferas del quehacer humano: ciencia, economía, arte, vida cotidiana, religiones, tecnología, industria, etc. La humanidad, junto a la ciencia y la técnica, lo que requiere es sabiduría. El dicho de Heráclito de que «Polemos, el dios de la guerra es el dios de la historia», o el de Marx: «La violencia es la partera de la historia», se hacen inviables por absurdos. La paz hay que construirla ya. Eso es hacer política hoy día.

6-) Lo cual implica la desaparición del Estado tal como lo había concebido Hobbes: Leviatán o monopolio de la violencia por el sector dominante en una sociedad, a fin de evitar que haya una guerra de todos contra todos … y la humanidad terminará por destruirse. Pero para llegar a eso, se requiere un período intermedio en que debe haber estados fuertes inspirados en el principio ético de legítima defensa. En el momento actual de crisis de los estados-nación surgidos de la Revolución Francesa, estos deben convertirse en repúblicas federales que descentralicen el poder en beneficio de las regiones. En base a esos estados democráticos, deben darse alianzas democráticas que formen amplias regiones y configurar centros de poder regionales (América Latina y el Caribe, África Subsahariana, países árabes, China, India, América del Norte, Unión Europea, Rusia).

7-) Para eso se requiere ir conformando un nuevo sujeto histórico: la humanidad como un todo. En consecuencia, es hora de que desaparezcan los imperios como aquellos con los que Occidente ha pretendido conquistar el mundo. Hoy el último de esos imperios, el yanqui, está en decadencia. Lo malo es que todavía no se ha forjado un sustituto y, como decía Aristóteles, la naturaleza aborrece el vacío. Este vacío por ahora solo puede ser llenado por alianzas de naciones que se organicen en regiones según factores geográficos, culturales y comerciales, de modo que se den focos múltiples de poder que levanten su voz y se hagan sentir y respetar en los organismos internacionales y neutralicen, con el apoyo de sectores progresistas surgidos en el seno de las propias potencias occidentales, las peligrosas pretensiones imperiales de poderosos sectores de Occidente.

😎 Esto me lleva a hablar de lo que hay que hacer ahora mismo, como construir una liga de naciones que, a partir de un pluralismo o plurifoquismo, reforme las Naciones Unidas y la conviertan en árbitro político y en tribunal jurídico de los conflictos que amenazan la paz mundial, todo a la luz del derecho internacional. Para eso se debe dotar a las Naciones Unidas de un poder universalmente aceptado, tanto económico y mediático, como militar y policíaco.

9-) La población de Occidente no es más que un 15% de la población del planeta. Occidente corre el riesgo de desaparecer en un siglo y ser absorbido por el crecimiento demográfico de los pueblos hasta ahora considerados periféricos. Algunos datos de prueba; la mayoría de los adolescentes en el mundo de hoy son negros; el África Subsahariana tendrá en la próxima década mil millones. Los latinos en Estados Unidos son el 17% y los negros el 13%. En el año 2050 llegarán a ser la mitad de la población. Eso explica el racismo criminal de la policía rubia. En el año 2050 Occidente no tendrás más que el 25% de la economía mundial…Y no sigo dando datos.

10-) Lo que hay que evitar es que algún loco (y hay miles de desquiciados en Estados Unidos, Alemania y otros poderosos sectores racistas y xenófobos en todo el mundo, incluidas las oligarquías fascistoides de América Latina) llegue a tener un poder que le permita incidir en los destinos de la humanidad. Para lograr eso se requiere lanzar una lucha sin tregua con hombres y mujeres de todos los rincones del planeta de «buena voluntad» en pro de la paz.

Situaciones que ponen en duda la inteligencia humana

José Luis Pacheco Murillo

Seguimos observando acontecimientos que no concuerdan con lo que se supone es la inteligencia humana y los adelantos tecnológicos que se tienen en este ya avanzado siglo XXI.

– Han pasado seis meses de una guerra de la que no se tiene cifras de la cantidad de muertos, de la cantidad de desplazados y de la cantidad de destrucción que ha dejado. Seis meses de barbarie y de absurdo enfrentamiento, sin hacer esfuerzos para acabar con eso. Al parecer se sienten a gusto los países involucrados y como que se acostumbraron los demás países de tener esa masacre activa y engrandeciéndose. Una guerra de dos en la que intervienen muchos otros países aportando material bélico, pero sin poner muertos, es decir, “tomen, síganse matando, nosotros los vemos como lo hacen”. Eso deja mucho qué pensar sobre la inteligencia humana.

– Todo el mundo sabe que lo más beneficioso para la humanidad es dejar de depender de los hidrocarburos. Sin embargo, cada día se llevan a cabo actividades que dicen lo contrario. La fabricación de vehículos de todo tipo que requieren de esos combustibles no cesa de crecer en comparación con los vehículos cuya movilidad no dependen de esos hidrocarburos. Un contrasentido, pues a estas alturas, en el mundo deberíamos estar libres de la contaminación por esos vehículos y tener mayor accesibilidad a los vehículos eléctricos, pero los intereses económicos siguen prevaleciendo.

– No se logra entender cómo a estas alturas del desarrollo humano tengamos que lidiar con una atención en el área de la salud que está cargada de corrupción y de atrasos en la atención de los que requieren de servicios médicos. Filas interminables para una atención de pocos minutos y tratamientos llenos de elementos químicos que a veces afectan más que la misma enfermedad. La falta de educación sobre alimentación y salud nos tiene enfermos pudiendo evitarse muchos de los padecimientos que tenemos.

Dios quiera que la humanidad vaya más hacia el humanismo y el desarrollo adecuado a mejor calidad de vida y a logros mucho más cercanos a la paz que a la estupidez de una guerra. Ya basta de comportarnos como cavernícolas en el siglo de mayor desarrollo humano y tecnológico.