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Etiqueta: Gustavo Petro

Venezuela-Colombia, empresa Monómeros: destrucción y escombros

Lic. José A. Amesty Rivera
Octubre 2022

La historia de Monómeros de Venezuela es muy truculenta y digna de una mala novela cursi de los años setenta u ochenta.

Recordemos algo, en 1967, durante las gestiones de Carlos Restrepo de Colombia y Raúl Leoni de Venezuela, crearon la empresa Monómeros de Colombia, los ingresos eran 50% por cada lado, y sus socios principales fueron, por Venezuela, el Instituto Venezolano de Petroquímica, y por Colombia, el Instituto de Fomento Industrial y Ecopetrol.

Fue creada en aquella ocasión, en el auge del llamado modelo de sustitución de importaciones, e igualmente considerada en aquel momento, «la más exitosa experiencia empresarial entre Colombia y Venezuela». O él, «proyecto binacional más grande de la región en los últimos 50 años». Su objetivo era producir y comercializar: fibras y resinas de nylon, fertilizantes y alimentos para animales, considerados como productos estratégicos para países que buscaban la producción nacional agropecuaria.

Dando un salto cronológico, para el año 2006, el presidente en ejercicio, Álvaro Uribe, de Colombia, decide vender Monómeros, y es cuando el presidente venezolano Hugo Chávez compra la totalidad de las acciones, y a partir de ese momento, Monómeros es una empresa venezolana con sede en Colombia.

Monómeros, para ese momento, aportaba alrededor del 50 por ciento de la demanda de fertilizantes y más del 70% de agroquímicos, para quienes cultivaban papa, café, palma, entre otros, en Colombia.

Luego, en el año 2017, durante el gobierno de Donald Trump, Venezuela fue ingresada a la lista oscura de la Oficina para el Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro, conocida como la «Lista Clinton», lo que afectó el buen funcionamiento de la empresa nacional.

Finalmente, como parte de esta larga, intrincada e inverosímil historia, en 2009, una Asamblea Nacional venezolana, juramenta al diputado Juan Guaidó como presidente interino, con la idea de asfixiar al presidente Nicolás Maduro y a la vez, para endurecer las sanciones contra Petróleos de Venezuela PDVSA y contra todos los activos venezolanos en el exterior, incluida por supuesto, Monómeros de Venezuela.

Al ser supuestamente Guiado «presidente de Venezuela», inmediatamente juntamente con los partidos de oposición venezolanos, EEUU, la Unión Europea, el gobierno colombiano, entre otros, tomaron a Monómeros, y por supuesto, de inmediato, el Departamento del Tesoro gringo, levantó las sanciones y restricciones a la empresa.

Esta alianza de maldad y rapaz, metieron personal directivo sin experiencia (en la producción de fertilizantes), la convirtieron en una caja chica a su discreción, destrozando sus finanzas y corrompiéndola, para finalmente quebrarla.

En este año 2022, según el medio Misión Verdad en su artículo «Viaje al fondo de los crímenes en Monómeros», señala, «este miércoles 21 de septiembre se llevó a cabo la primera reunión de la nueva Junta Directiva de Monómeros, luego de la llegada al poder de Gustavo Petro en Colombia, que puso punto y final al robo de esa empresa hecho por la banda de Leopoldo López y en compañía de Juan Guaidó. El ministro Tareck El Aissami informó que hay 23 órdenes de captura sobre quienes estuvieron involucrados en la destrucción de la empresa venezolana. El alto funcionario dijo que «la empresa es hoy un cementerio de ruinas, devastada totalmente y con una capacidad de producción al cero por ciento».

Por otro lado, en días recientes, el presidente colombiano Gustavo Petro comentó que Monómeros «es una empresa afectada, casi que quebrada, que hay que ver técnicamente cómo se puede reiniciar», e indicaba que «hoy importamos (Colombia) fertilizantes con el precio triplicado». Esto podría leerse como que Colombia podría comprar la empresa, o que Venezuela le venda fertilizantes a bajo costo a Colombia.

Toda vez que, la desaparición o no control de Venezuela, significo una pérdida importante para el patrimonio del país, y, por otro lado, una desventaja económica para la industria de los fertilizantes de Colombia, quien se abastecía de un tercio de sus necesidades agroquímicas de Monómeros.

Lo cierto es que, mientras Monómeros estuvo en las manos de Venezuela, fue considerada como una de las empresas que proveyó a Colombia en el sector agroproductivo.

Pero reiteramos, hubo un desmantelamiento y un complot político, de la empresa. En enero de 2019, le fue negada la entrada a Colombia del presidente Ronald Ramírez, quien fuera designado por el presidente Nicolás Maduro Moros.

De igual modo, la Superintendencia Colombiana de Asociaciones denuncio, un déficit en el flujo de caja, así como pérdidas por 30 millones de dólares. También el retraso de más de 45 días, en el pago a proveedores de materias primas y servicios.

«Otra actividad denunciada fue el abuso de poder y asesorías innecesarias, así como el aumento de salario a algunos empleados sin justificación. Se suma la venta de maquinaria en buen estado como chatarra y el gasto de los ahorros de la compañía», según la mencionada Superintendencia.

Luego, en setiembre de ese año, Venezuela denunció el desmantelamiento por parte de Juan Guaido e Iván Duque, quienes habrían nombrado aquella directiva ilegal.

Finalmente, queremos reseñar, como noticia de última hora, la lista de partidos y personas venezolanas, que participaron en la destrucción de Monómeros.

Voluntad Popular: Leopoldo López, Carmen Cecilia Hernández, Antonieta Mendoza de López, Enrique Sánchez Falcón.

Acción Democrática: Henry Ramos Allup, Luis Aquiles Moreno, Guillermo Rodríguez Laprea, Carlos Prosperi, Diana Bracho, Gustavo Sol, Jorge Yánez.

Un Nuevo Tiempo: Manuel Rosales, Guillermo Palacios.

Primero Justicia: Julio Borges, Tomás Guanipa, Jorge Millán, Javier Linarez, Henry Quintero, Luis Hurtado, Elimar Díaz, Sandra Flores, José Ricardo Salazar.

Deseamos, para beneficio de las dos hermanas repúblicas bolivarianas, que la empresa Monómeros resurja cuál ave Fénix.

Intervención del Presidente Gustavo Petro ante la 77 Asamblea General de la ONU

El pasado martes 20 de septiembre, el Presidente de la República de Colombia, Sr. Gustavo Petro, participó de la 77° Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se celebró en la ciudad de New York.

Durante su intervención, el señor Petro comentó que Colombia es un país de una gran belleza y riqueza natural, pero su belleza se encuentra ensangrentada y con una violencia imperante a causa de la causa por la destrucción de la selva amazónica y la planta de la coca, posteriormente, criticó dicha causa, alegando que se está envenenando la tierra y el agua con venenos que son perjudiciales para el desarrollo de la vida, únicamente para eliminar la mata de la cosa, lo que consecuentemente asesina millones de latinoamericanos, e incluso esta lucha contra el narcotráfico, deja como saldo miles de personas asesinadas y afrodescendientes apresados en Estados Unidos.

El señor Petro acotó que, mientras la selva se ve perjudicada, las autoridades mundiales hacen la guerra y se interesan por aumentar sus arcas financieras, además, aseguró que a estos no los interesa salvaguardar la biodiversidad ni la educación, sino extirpar la selva y extraer el carbón y el petróleo de sus entrañas.

Por otra parte, instó a acabar la guerra contra las drogas, pues considera que ha fracasado y, en su lugar, se construya una nueva sociedad, más justa y equitativa, que sea capaz de atender el desastre climatológico producido por el capital y la mentalidad mercantilista del mundo.

Finalizó comentando la importancia de salvaguardar la selva amazónica y dejar de financiar los proyectos armamentísticos en pro de la vida en el planeta y la sociedad humana.

 

Compartido con SURCOS por Luis Bernardo Villalobos.

Continúa la barbarie

Por Carlos Meneses Reyes

La constante de un conflicto armado interno prolongado en el tiempo disipa los sueños de triunfo al lograr un gobierno de inspiración popular. Han continuado las masacres y asesinatos selectivos a líderes sociales. Prueba que el nexo de causalidad entre el hecho punitivo y los intereses locales permanece en funcionamiento sin oficiosidad investigadora, ni medidas de prevención eficaces. Continúa la impunidad reinante y la ineficacia del accionar estatal.

Un nuevo aspecto de conflicto social ha surgido: la contradicción existente entre el sector afro campesino y los pueblos indígenas en torno a la tenencia de la tierra en áreas del Cauca y del Valle de reconocido emporio industrial. Tema de acervo histórico en el que los colonos afrodescendientes acapararon tierras de reserva indígenas milenarias y cuáles terratenientes de hecho dispusieron de ellas bajo arrendamientos con los blancos empresarios de explotación en los grandes ingenios azucareros. Muchos son afros poderosos económicamente y actuantes en el ámbito de la competencia capitalista individual, carentes de visión, proyección de tenencia y vivencia colectivas. Los pueblos indígenas reivindican la propiedad ancestral y la defensa de la Pacha Mama, no para detentar extensiones de tierras, como argumenta la derecha en su contra, como si para cumplir el ciclo de su vínculo cultural y de defensa de lo ecológico ambiental. Este pasaje de lucha de clases no es inédito ha permanecido latente y oculto a favor de los empresarios blancos quienes han usufructuado esa situación económico racial. Al aflorar el conflicto indicado se impone la solución en favor a los pueblos indígenas y la búsqueda de soluciones en aspectos de distribución y afianzamiento de la función social de la tierra en el marco de la soberanía productiva y alimentaria. Este pasaje es totalmente diferente al de detentación de tierras incultas o la de destinación de tierras para la depredadora ganadería extensiva.

Similar enfoque corresponde asumir al afrontar el conflicto campesino e indígenas Motilon-Bari en El Catatumbo. Durante el siglo XX paralelo a la expoliación de las compañías petroleras la población originaria fue desplazada de múltiples entornos. Los colonos de los asentamientos campesinos, prima facie (“A primera vista”) de los municipios de la Provincia de Ocaña, desplazaron de sus tierras a los indígenas motilones. Esta contradicción se agudizó con la intervención de las insurgencias, como el ELN que protegía la tenencia de los colonos y el EPL que revindicaba el derecho ancestral de los originarios. Las pugnas y enfrentamientos entre ambas guerrillas se suscitaron por esa causa de motivo histórico. No por el consabido negocio de las drogas y sus rutas como la dictadura mediática lo difunde arrodillados a los mandatos del Pentágono, alimentando la falsaria e ineficaz guerra contra las drogas. Posteriormente la contrainsurgencia militar infiltró las filas del EPL y los utilizaron, como hacen con el paramilitarismo, para enfrentar al ELN. Esta organización político-militar insurgente en clara supremacía controló el territorio y solo hasta la ejecución por orden del mismo EPL del mando conocido como “el grillo”, cesaron los enfrentamientos entre ambas fuerzas guerrilleras tradicionalmente asentadas en el Catatumbo

Valga los pasajes mencionados para recordar que lo aquí enunciado es tema sine qua non del contenido de una reforma agraria integral pactada en los Acuerdos de La Habana. Utilizo la locución latina por la obligatoriedad para el funcionamiento coordinado y acorde en la búsqueda de la Paz Total, al asumir las soluciones el conflicto social en Colombia. Las contradicciones en el seno del pueblo se resuelven en el escenario del conflicto social y no como ingrediente del conflicto armado interno.

EL SUCESO EN EL HUILA

Ante el ataque de las FARC en el Huila que dejó como resultado 7 hombres de la policía nacional muertos y uno herido que logro mimetizarse durante la emboscada, el presidente G. Petro anuncio que fue obra de un ataque de las disidencias de las FARC mencionando a la columna respectiva. Positivo por cuanto descarta se trate de un cruce de “fuego amigo” u operación ejercito – narco paramilitarismo conforme a la naturaleza que aún persiste de la concepción del enemigo interno y acciones de contra insurgencia, de las fuerzas armadas. Pero a la vez, resulta inquietante puesto que si bien es cierto no se puede condicionar a las insurgencias, ni imponerle coerción conforme a la usanza de modelos de gobiernos anteriores; en el ambiente político flota el procedimiento torticero y cobarde de la derecha militarista con odio acrecentado por la pérdida de gobierno, correspondiendo investigar más a fondo y/o esperar un pronunciamiento del sector insurgente actuante.

Como jefe de Estado el presidente G. Petro conoce como el que más sobre el manejo de las conversaciones con las insurgencias. Cómo se requiere de tino en la dirección y modo de procedimiento alternativo sobre el presupuesto de una consideración del Estado-parte en reconocer que se encuentra frente a una contraparte insurgente, rebelde y por ende con estatus de beligerante. Treinta años dedicados al análisis del conflicto armado interno, asimilando las diferentes negociaciones y conversaciones, nos permite un grado de convicción y juicio que la sinceridad gubernamental y el presupuesto de buena fe planteado esta erigido sobre bases realistas y objetivas, aunadas sobre la actitud de pensamiento, comportamiento y la buena fe, de la contraparte insurgente. De haber sido lo del Huila un ataque insurgente, no media el factor de proporcionalidad, dado el entorno político que el gobierno alternativo viene manejando.

Lo anterior es demasiado inquietante para el pueblo colombiano, que primordialmente comulga y confía en la oportunidad histórica de ser este el momento de llevar a éxito el fin total de ese conflicto como salida de solución política y no militar. Se impone el contenido político de las acciones militares. Pero esto es en consecuencia bilateral y por ende se requiere de una conducta similar de la contraparte insurgente al respecto, en esta etapa preliminar de llamar a conversaciones con las expectativas de las reglas de juego por definirse.

Los medios de intoxicación masiva en Colombia dieron en llamar disidencias a los sectores armados de las antiguas FARC-EP que no se acogieron jamás a una conversación con el Estado colombiano o a aquellos que se retiraron de la corriente de conversaciones una vez comenzadas o en ultimas, quienes pese a haber firmado y acogido a los Acuerdos del fin del conflicto armado de las FARC-EP con el Estado, retomaron las armas por circunstancias y argumentos conocidos. Las denominaron “disidencias” que ha sido el estereotipo de la mediática dictatorial, cual calificación impuesta en el ámbito de la opinión pública sin entrar a considerar cuál es el contenido y a qué se refiere una disidencia como tal.

El presidente G. Petro ha dado una enseñanza de sensibilidad humana, así como de sinceridad de gobernante, al disponer que a las zonas de conflicto armado no sean enviados jóvenes auxiliares preservando esa condición de primera juventud (18 a 21 años) en que se encuentran los auxiliares de policía asimilado a los reclutas que prestan el servicio militar obligatorio. Una decisión política que redunda en la imperiosa necesidad de la reforma estructural, de fondo y cambio de naturaleza, a una no militar, ni contrainsurgente de la Policía Nacional de Colombia.

Corresponde continuar con la profundización de las reformas institucionales y contar con la aplicación del verdadero espíritu del constituyente primario de 1.991 en ejercicio de soberanía popular.

Una cúpula militar resquebrajada

Por Carlos Meneses Reyes

La actividad del nuevo gobierno, en cabeza del presidente Gustavo Petro, es digna de reconocimiento. Designó un gabinete de amplia aceptación para todos los sectores económicos, políticos y sociales.

La primera orden del mandatario fue poner la espada de Simón Bolívar no solo como símbolo de ceremonia de posesión; sino también de continuidad en los derroteros y alcances de un gobierno popular. En su primer día de gobierno radicó el proyecto de reforma tributaria. Así también el de legalización de las guardias campesinas, como complemento de la caracterización del campesinado colombiano en calidad de ente constitucional, proceso conocido como constitucionalización del campesino colombiano.

Se consagró al campesino como un sujeto de derecho. Una categoría jurídica que lo eleva como actor en la lucha de clases en Colombia, abordando el tema agrario como una cuestión de lucha de clases.

Nombró a quien era el director de la Comisión Intereclesial de Justicia y paz, Danilo Rueda, como Alto Comisionado de Paz. Este hecho engrana con el acierto de la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos en el nombramiento de Juan Fernando Petro, hermano del presidente Gustavo Petro, como nuevo Alto Comisionado del Cuerpo de Paz. Este organismo es principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano. Así aunados, se explica el notorio avance de acercamiento del nuevo gobierno con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), acorde con la concepción presidencial de que “Una potencia mundial para la vida significa construir la paz.»

Temas tan importantes como la transición de un sistema energético de fósiles a una renovación energética ecológica, lo asume con la designación de una ministra de minas sabedora del conocimiento universal del medio ambiente, que concatena con la nueva ministra del medio ambiente y el sabio conocedor de planeación oficial, el doctor Jorge Iván González.

De igual modo, lo punzante de la Reforma a la Salud al mando de la doctora Carolina Corcho. Comenzando por la ineficacia y lo inoficioso de un intermediario de finanzas como son las EPS. Toda una activista política y social de sobrada capacitación y calificación profesional, con acogida en el seno del movimiento popular, como lo demostró en la actividad por ella desplegada durante el Paro Político Nacional (PPN) que sacudió a Colombia y contribuyó a la apertura de este nuevo gobierno de mandato popular y no oligárquico.

Asimismo, lo acuciante de una reforma a la justicia en cabeza del doctor Osuna, bajo los reajustes de parámetros como la del ente administrador, la de la eficiencia y la eficacia de los órganos de administración de justicia, que entrelaza a los actores de la justicia bajo el imperativo categórico de que la noble profesión y ejercicio de la abogacía debe dar el salto histórico a su reconocimiento y dignidad que solo lo puede avalar la creación legal de una Colegiatura Oficial Obligatoria como requisito indispensable para el ejercicio de la profesión de abogado.

Por último, en este escrito, la necesaria e indispensable Reforma Agraria Integral bajo la concepción de implementación de los Acuerdos de La Habana con garantía indiscutible en dirección de la doctora Cecilia López Montaño.

Así pudiera referirme a cada una de las tareas de las carteras ministeriales e instituciones oficiales que alientan en la aplicación y desarrollo de programas gubernamentales de inspiración soberana y popular. Cada uno de esos aspectos es motivo de detenimiento caracterizado en el escenario académico y político.

Téngase lo hasta aquí anotado como preludio para abordar un tema de importancia nacional: la cuestión militar.

LO DE LA CÚPULA MILITAR

El nuevo gobierno ha hecho cambios en la cúpula de las fuerzas armadas. Veamos sobre el efecto que esto tiene en los territorios sin control estatal y sin liderazgo de la tropa oficial. Aún no se puede hablar de reestructurar unas fuerzas armadas, con el ejército a la cabeza, que en desarrollo de la falsa lucha contra las drogas y la política hegemónica oligárquica contrainsurgente se ha comportado como una fuerza de invasión contra el propio pueblo. Por las características de deshonor soberano como ha actuado las califico de ejercito Made In Usa.

Bajo la óptica de un análisis de clases, la oficialidad militar no hace parte de los grandes clubes sociales, ni se emparenta con mujeres de la alta alcurnia oligárquica citadina. Su vida social está supeditada y circunscrita a sus ostentosos Clubes de Oficiales, donde discriminan en jerarquía a la soldadesca -para ellos- junto a los exponentes burgueses, empresariales, terratenientes, feudales, traquetos y paraestatales que los frecuentan y visitan. Ellos, cual orangutanes con saco de leva, son portentosos, totalitarios, unificados como mando y usufructuarios de un poder acumulado como resultado de un conflicto armado interno de tipo prolongado, que los ha convertido en una casta de privilegiados.

Transformados en elefantes burocráticos se han apoderado de una porción del Estado, al que han asaltado y que en objetivo criterio civilista han pasado a ser “un Estado dentro del Estado”.

Resulta histórico el reconocimiento de las Fuerzas Armadas colombianas a su comandante Supremo, compañero presidente Gustavo Petro Urrego. La cantaleta conspirativa del generalato y oficiales en uso de retiro impune quedó relegada sin ningún peso político. El discurso en la Escuela de Cadetes José María Córdoba merece atención y análisis y, como todas las piezas oratorias y de exposición del compañero presidente, desde ya engalanan el acumulado de escritos, como guía de orientación en la consolidación de la Nueva Colombia sobre el sustento de un gobierno popular y de masas.

Conviene resaltar la enseñanza de soberanía dada al Ejército al enfilar su accionar contra el crimen multinacional asentado en el país, en un viraje total sobre la ineficaz lucha contra las drogas. Valga destacar la emulación propia en el ejercicio de la carrera militar consagrando el principio de formación desde la base a la oficialidad, de ser todo soldado un aspirante a general. Esto, coadyuvado con el ejemplo consecuente de preferir un asiento en la mesa del comedor con los soldados y no el puesto en el comedor de la oficialidad y el generalato.

El presidente Gustavo Petro ha demostrado la independencia y capacidad de mando y dirección del país que representa como Rama Ejecutiva nacional. No se dejó imponer una agenda protocolaria que, a todas luces a destiempo, le habían programado antes de estar cumplidos los requisitos oficiales en torno a los recientes nombramientos de la cúpula militar que conllevó la llamada de servicio a más de 53 oficiales y/o generales en turno de ascenso militar. Esas reuniones previas al acto de designación del reconocimiento del mando eran improcedentes y resultaron de sensibilidad para la inteligencia popular que vela por la seguridad del compañero presidente.

Las respectivas ceremonias de reconocimiento se llevaron a cabo el día 19 de agosto con los mandos policiales y el día 20 de agosto con la oficialidad militar, sin necesidad de tales “reuniones previas”. Se registra que con anterioridad al 19 de agosto la airada expresión del exgeneral Zapateiro, en uso de retiro impune, y aúlicos de la secta, que, no partido de gobierno anterior, enrarecían el ambiente con altisonantes discursos y llamados por las redes sociales a dar un golpe de Estado en Colombia.

La acuciosidad de estadista, conocedor del país y de la correlación de fuerzas activas y subterráneas por parte del presidente Petro, han sido garantía para preservar su integridad física. El olfato político popular y de conocimiento de la realidad pudo alertar al señor presidente de la gavilla que le tenían preparada los alcaldes citados por una asociación de burgomaestres desnaturalizada, antes de su posesión como presidente. Esos alcaldes eran los mismos que habían ungido, con su ilegal participación en política, al candidato de la continuidad de un gobierno narco-paramilitar que en la memorable fecha del 19 de junio de 2021 el pueblo colombiano dio al traste en su continuidad. La reunión con los alcaldes del país ya se dio como muestra de la solidez y gobernabilidad del nuevo presidente.

UN VIRAJE EN LA INTELIGENCIA DEL ESTADO

En la misma línea consecuente de hechos y actuaciones oficiales corresponde destacar el acierto, propio de auténtico estadista del presidente Petro, al nombrar como jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia al doctor Manuel Alberto Casanova. Fue militante del M-19 y por ende funcionario que inspira confianza en los derroteros de complemento y armonía estatal para llevar a cabo en tal entidad. Fungirá como un agente de seguridad estatal a tono con el servicio preventivo de la integridad de líderes sociales y excombatientes desarmados de las antiguas FARC, así como ojo avizor de la integridad de los cuadros, activistas y militantes alternativos en el seno del movimiento popular. Por fin podremos asegurar que las alertas tempranas tendrán efectivo proceder. Un ejercicio mancomunado del señor ministro de la Defensa junto con el director nacional de Inteligencia, auguran las directrices de control y mando de y hacia la Dirección y Subdirección de la Policía Nacional en esta labor constitucional de política de seguridad.

Desempeñarán una labor conjunta y en consonancia de inteligencia popular, en cuanto a la protección de los líderes y lideresas sociales, comunales, gremiales, sindicales, afrodescendientes, del campesinado, indígenas, ambientalistas, políticos, etcétera, que conforman el colectivo de activistas en el seno del movimiento popular y que dejarán de ser objetivo de un narcoestado superado.

Todo hace vislumbrar que en armonía política conjugarán un haz de ejercicio multitudinario y de construcción de democracia directa y de masas, conforme al espectro predominante que la cualificación política del movimiento popular respira con el nuevo gobierno.

Las fuerzas armadas colombinas aún están imbuidas de una mentalidad contrainsurgente, guerrerista, ajena a una apertura de reformas política, económicas y sociales. No se puede negar el reto del actual gobierno en la superación de la crisis de legitimidad de la fuerza pública. En esto no califican formulas conciliadoras, pero sí cambios estructurales.

Lo anterior emana de la observación objetiva y dialéctica del curso de la nación colombiana como país y como pueblo organizado, puesto que el poder castrense imbuido de la política hegemónica oligárquica y pro imperio de las fuerzas armadas colombianas no se ha desmoronado.

Por eso, hablo de un resquebrajamiento, de una fractura; pero no está vencido ni roto el vetusto aparato militar, ni la doctrina fascista y militarista del enemigo interno. Ante este reto, todo está por hacerse.

Colombia, una nueva oportunidad

Lic. José A. Amesty Rivera

Agosto 2022

El 7 de agosto pasado, fue investido como Presidente de la República de Colombia, Gustavo Francisco Petro Urrego, (nacido en Ciénaga de Oro, Córdoba, el 19 de abril de 1960), es un político, economista, exsenador colombiano y exguerrillero del Movimiento 19 de abril (M-19). Es fundador del partido político, Colombia Humana y líder de la coalición política Pacto Histórico.

Su vicepresidenta, Francia Elena Márquez Mina, (nacida en Suárez, Cauca, el 1 de diciembre de 1981), es una lideresa social negra, activista medioambiental, defensora de derechos humanos, feminista, abogada, y política colombiana. Ambos, prometieron que “es la hora del cambio, empieza la Colombia de lo posible”.

De inmediato, anotamos unos tips, tomado de varios escritos de rebelion.org, preparados para el programa de radio y redes, del Colectivo Reflexión-Acción “Alternativas” de Costa Rica, en el cual participamos como organizadores y que deseamos compartir con todos/ ustedes.

  1. Petro, con visión estratégica (global) de largo plazo, el día 7 de agosto, durante su posesión de mandato, en su discurso mostró “una visión estratégica alejada de los clásicos discursos generalistas que se suelen escuchar cuando se asume la presidencia de un país y tiene ejes que lo distinguen”.

– Agregó conceptos poco desarrollados por la mayoría de gobiernos progresistas en América Latina, a saber: “la problemática de la seguridad alimentaria, los efectos del cambio climático, la importancia de la Amazonía, fue muy crítico con la falta de una respuesta unida por parte de América Latina frente a la pandemia”.

– Cuando hablamos de gobiernos progresistas, nos referimos a sus propuestas que “van desde una identificación con el socialismo y la izquierda, pasando por el nacionalismo, el populismo y la social democracia, hasta llegar al peronismo (en el caso argentino), aunque para simplificar se hable de progresismo”.

  1. Durante la posesión de Petro, hubo tres elementos simbólicos históricos, por ejemplo, “la fecha del 7 de agosto (día en el que se conmemora la batalla de Boyacá, dada en 1819, hace 203 años, cuando el abnegado y leal ejército patriota conducido por el libertador Simón Bolívar, en una sorprendente y heroica hazaña militar y humana, desde las tórridas llanuras del Orinoco, trasmonta el helado páramo de Pisba y sorprende en su propia retaguardia al ejército realista en el altiplano cundiboyacense, para derrotarlo definitivamente y poner en fuga al rey español).

– El otro elemento fue al presentar la “espada de Bolívar” con la que (simbólicamente) Bolívar derrotó al rey de España. Con razón, el rey Felipe VI de España, no se levantó al pasar la espada de Bolívar.

– El tercer elemento simbólico, recuerda “lo sucedido en la noche del 17 de enero de 1974, cuando el movimiento revolucionario M19 robó la espada de Bolívar”.

  1. Entre las primeras definiciones como nuevo presidente, Gustavo Petro, subrayó “su voluntad de cumplir el Acuerdo de Paz de La Habana y abrir en diálogo con los grupos armados para terminar con seis décadas de conflicto violento, que dejó al menos 450 mil muertos, la mayoría civiles, solamente entre 1985 y 2018”.
  2. Decálogo de Petro y Francia. “Corresponde ahora a las experiencias de reconciliación, no repetición y fortalecimiento de las políticas de la vida, la iniciativa de fortalecer los lazos de la nación olvidada, los «nadies», excluidos, marginados, trabajadores, estudiantes, jóvenes, mujeres, viejos, para recorrer la ruta planteada del decálogo del presidente Petro y Francia.

Tomarse como propio, el Decálogo anima a construir paulatinamente, con paciencia, sin exaltaciones, revanchas, ni desilusiones, las bases de un poder popular real, efectivo y eficaz. Una política de la vida, del amor, del vivir sabroso es producto de la entrega, la convicción ética y el cuidado propio y del otro humano”.

  1. Desafíos de Petro y su nuevo gobierno. El mayor desafío que tiene el próximo gobierno colombiano “es el de promover la paz, silenciar los fusiles, pero también, atacar las causas de la violencia armada como el hambre, la enorme desigualdad social y la garantía de derechos, que mucho tienen que ver con el abandono del Estado, el racismo, la plutocracia, la corrupción, el narcotráfico y el paramilitarismo que garantizan la producción y el envío de coca a Estados Unidos”.
  2. El modelo político de Petro. Se trata de ir “desandando el modelo neoliberal arraigado desde hace décadas en Colombia y para ello el nuevo gobierno propone como primeras medidas para enfrentar la pobreza, que afecta a más del 45 por ciento de la población de unos 50 millones de habitantes, una ley contra el hambre y una renta básica, que figuran en el programa del Pacto Histórico. Cuatro de cada diez colombianos pasa hambre, señalan las encuestas”. Un desafío para algunos, inalcanzables.
  3. Al otro lado de la frontera, Venezuela. “Si bien el presidente de la República Bolivariana, Nicolás Maduro Moros, no fue invitado a la ceremonia de asunción como último acto de hostigamiento del gobierno saliente, pocos días antes se reunieron en San Cristóbal, localidad venezolana próxima a la frontera, Carlos Faria, Ministro del Poder Popular para las relaciones exteriores de Venezuela y Álvaro Leyva, designado canciller del nuevo gobierno colombiano. En el cónclave, acordaron fortalecer una agenda de trabajo para la normalización gradual de relaciones binacionales y comenzar la recomposición de las interrumpidas relaciones bilaterales con el nombramiento de embajadores y funcionarios diplomáticos y consulares”.
  4. Pueblo, mucho pueblo. “Lleno de simbolismo fue el espacio que Petro dio a seis invitados de honor, personas del común en representación de los excluidos de Colombia, con quienes Petro había estado ya en el marco de su campaña. Entre ellos Arnulfo Muñoz, pescador artesanal del Tolima, Katherine Gil, líder juvenil del Chocó, Genoveva Palacios, vendedora ambulante de Quibdó y Kelly Garcés, la barrendera de una empresa de aseo, cuya resistencia al hostigamiento que sufrió por tener un volante del Pacto Histórico entre sus utensilios de labor. Rigoberto López, campesino de Caldas, y Jorge Iván Londoño, silletero de Medellín, completaron el cuadro”.
  5. Finalmente, a escasos días de su posesión, el presidente Gustavo Petro “ha cogido “el toro por los cuernos” y le metió el diente a la “cuestión militar” con mano de cirujano de alta precisión”. (ha hecho una barrida).

– “Las determinaciones tomadas con su Ministro de la Defensa, Iván Velásquez, están implicando un amplio remezón de la cúpula militar y policial, al tiempo que se formaliza la política de seguridad humana y la paz recupera su ruta perdida con el anuncio de la instalación de la Mesa de diálogos y acuerdos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional en la Habana, Cuba”.

– “Sobre los cambios militares, el criterio del presidente Petro ha sido acoger las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, para depurar las cúpulas militares de oficiales. Nombrando nuevos comandantes militares y policiales sin antecedentes en atropellos y desfalcos de los recursos públicos en las compras militares de armamento, alimentos y dotaciones, algo bien difícil dada la degradación de los aparatos armados del Estado encuadrados en las doctrinas anticomunistas de la seguridad nacional, del enemigo interno y del mercado neoliberal como regulador del gasto de la defensa”.

– “El presidente excluyo 55 generales para conformar el nuevo cuadro directivo, militar y policial. Es la reestructuración más grande del generalato en la historia reciente del país. Lo que se quiere es una oficialidad que no esté manchada por la sangre de los humildes masacrados a mansalva y que no sean una gavilla de rateros. La cirugía petrista en la alta dirección militar, se dio con rapidez”.

Como es costumbre, esperemos los primeros cien días de gestión del presidente Gustavo Petro, y veremos cómo le va hasta entonces. Y ojalá, no nos decepcionemos, sino más bien que nos alegremos por sus logros y por el pueblo colombiano, que tiene tantas expectativas.

Palabras Presidente Gustavo Petro en la clausura del 7° Congreso Empresarial Colombiano de la ANDI

El pasado 12 de agosto de 2022 el presidente de Colombia, Gustavo Petro, dio un discurso en la clausura del 7° Congreso Empresarial colombiano ANDI. En este discurso el presidente colombiano habla sobre la importancia del trabajo en la economía de los países e indica que la riqueza está en el trabajo, lo llama el corazón de la riqueza y, añadido a eso, se genera riqueza en la producción. En esta misma línea, explica la necesidad de una política industrial, la cual tomaría en cuenta la agricultura porque la tierra es un instrumento.

Asimismo, el presidente explica las consecuencias negativas que pueden surgir si se deja al mercado sin ningún control, como lo es el cambio climático, entre otras situaciones que no maximizan el bienestar de las personas como se pensaba antes, por el contrario, podrían llegar a acabar con la humanidad. 

Es necesario cambiar ese pensamiento de permitir al mercado actuar libremente y debe haber una unión con el Estado; Petro indica que se debe cambiar esa concepción en Colombia y propone ciertos elementos, donde posiciona como primer punto trabajar en la igualdad en el país, la evidencia indica que parte fundamental para industrializar un país es que haya igualdad en el mismo. Esto puede lograrse por medio de la política industrial y la reforma tributaria que propone el gobierno; para esta igualdad es necesario que el Estado pueda trabajar con las empresas privadas, una labor en conjunto que busca mejorar Colombia. 

Compartimos el discurso completo:

Compartido con SURCOS por Roberto Salom Echeverría.

Sobre tres designaciones notables

Por Carlos Meneses Reyes

A mis contactos en WhatsApp acostumbro enviar mensajes cortos de opinión jurídica y política sobre temas concretos. Desde el 21 noviembre de 2019, día de la gran movilización nacional del Paro Cívico y como resultado de la sangrienta represión, terminé con un llamado a la ¡resistencia! esta clase de notas, en las que expreso puntos de vista jurídicos ante eventos del movimiento popular y/o hechos políticos, pero luego del triunfo electoral en que se ganó la presidencia popular con la fórmula Gustavo Petro – Francia Márquez, he dejado de usar el llamado a la ¡resistencia! Esto, por cuanto ya somos gobierno. No obstante, se ganó el gobierno más no el poder, que continúa arraigado en el terrorismo de Estado narco paramilitar. Eso lo tiene claro la izquierda legal que aporta en el Pacto Histórico y en el Frente Social democrático. Continuaré con esa notas sin pie de firma o nombre propio sino como “!Puro Abogado!”

SOBRE LAS DESIGNACIONES.

Ha caído muy bien la designación que ha hecho el presidente Petro de tres miembros de las comunidades indígenas en importantes cargos de representación tanto a nivel nacional como internacional. La lideresa social arhuaca, Leonor Zalabata Torres, será la embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas (ONU) en New York. Patricia Tobón, abogada y Comisionada de la Verdad, dirigirá la Unidad de Victimas, y Giovani Yule, sociólogo nasa, estará al frente de la Unidad de Restitución de Tierras.

Las reacciones por parte de la derecha militarista, latifundista, terrateniente y racista no se hicieron esperar.

De la compañera Leonor Zalabata Torres esgrimen que ella no maneja el inglés. En forma pausada, la lideresa ha transmitido conocimiento de la alta función encomendada y explica que el español es idioma oficial en la ONU, junto con el inglés.

De la designación de la abogada Patricia Tobón resalta la importancia del tema que le corresponde y el valor que el presidente Petro da al informe de la Comisión de la Verdad y su aceptación en el ámbito internacional.

Del compañero Giovani Yule señalan que tiene intereses en los procesos de restitución de tierras y que por ello incurriría en un conflicto al ser dizque “juez y parte”.

En particular, la designación de Giovani Yule es tan acertada que se equivocan quienes creen que la entidad de restitución de tierras cumple funciones judiciales. Nada más alejado de la realidad.

Las Unidad de Restitución de Tierras está adscrita al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en cumplimiento de la Ley 1712 de 2014, y a la Resolución 1519 de 2020, que pone a disposición de los ciudadanos y grupos de interés, en lo referente a tierras despojadas durante el conflicto, la sección de Transparencia y Acceso a la Información Pública, donde podrán conocer los contenidos de las decisiones y consultar la información que esta entidad genera en el desarrollo de su misión, sus funciones y deberes, esencialmente administrativos.

Conforme a como lo dicta la Ley, la información generada por las entidades del Estado, en los procedimientos administrativos atinentes al tema de restituciones no podrá ser reservada o limitada; por el contrario, es de carácter público, y debe ser clara, diáfana y amplio acceso. En este sitio se proporciona y facilita el acceso en los términos más amplios posibles. Precisamente, de esto está huérfano el proceso administrativo. La corrupción, el clientelismo y el negacionismo han anidado en estos trámites, que se colocan a espaldas de los intereses de las víctimas despojadas y sacrifican el sentido de valía y exposición de ese derecho privado de las víctimas.

En hora buena llega el nombramiento del compañero Giovani Yule para que el direccionamiento del contenido de los expedientes redunde en el éxito de los reclamos asistidos. Dizque el compañero Giovani Lule se convertiría en “juez y parte”, afirman, en craso desconocimiento de la materia y ello redunda, precisamente, en el enredo jurídico en que el mal uso del derecho ha permitido burlar los alcances de los revictimizados y hacer ineficaces los fines altruistas de la Ley.

La función de la Unidad de Restitución de Tierras no es la de juez, sino de trámite administrativo. Pero un procedimiento administrativo viciado y sin tema de prueba asistido, solo genera impunidad. Simple es comprender que lo del empleo público está debidamente reglado y pone en función al principio de legalidad. No se configura impedimento alguno. Están en juego intereses de clanes económicamente poderosos y hasta de multinacionales, sobre el manido efecto distractor de los llamados “poseedores de buena fe” en el que la simulación de los actos y negocios jurídicos es de uso frecuente.

Sabido es que la restitución de tierras tiene la competencia sobre la suerte de diez millones de hectáreas que fueron despojadas en lo que se ha dado en llamar la “reforma agraria blanca” del narco paramilitarismo en Colombia. Lo de los tres millones de hectáreas disponibles en baldíos es otro tema. Con seguridad que por el conocimiento que tiene el compañero Giovani Yule de la inscripción en el Registro Único de Tierras Abandonadas (RUPTA), garantizará protección de bienes e intereses de las víctimas.

Igualmente, respaldará y avalará las medidas cautelares que impiden el registro de traspaso al operar la inscripción en el registro sobre bienes inmuebles o tierras en cuestión; algo que ostenta hoy todos los defectos con la consiguiente burla y dilación en el reconocimiento de los derechos y permite la piñata en ejercicio y beneficio de los tales, repito, “poseedores de buen fe”. El meollo del asunto es llegar al tercero poseedor de buena fe exenta de culpa y en ello radica la impunidad. La enorme labor por cumplir radica en la obtención del Registro Único de Tierras Despojadas y Abandonadas como consecuencia del conflicto armado interno. En esa directriz se interrelacionan e identifican lo del predio (claridad sobre su existencia jurídica), el diseño y administración real en el registro de esas tierras, y el papel del sujeto de restitución y su familia.

La función del director de Restitución de Tierras se centra en llevar a su nombre y en el de los reclamantes el fundamento de ese accionar. Por ello no es un juez, sino que, por el contrario, es quien presenta al juez el asomo sólido de las pretensiones de las víctimas para la consecuente y subsiguiente aplicación de la reparación integral. Precisamente, hasta después de darse la sentencia de restitución de tierras las victimas continúan desamparadas, pues la burocracia de bolsillo, en esa entidad rectora, no aplica en la ejecución de las sentencias respectivas. Serán esos algunos de los “entuertos” que el compañero Giovani Yule corregirá.

Para concluir con este análisis, es dable destacar que es función del órgano administrativo de restitución de tierras garantizar el goce de este derecho fundamental. Vale decir, buscar la restitución jurídica y material de tierras, así como la permanencia y protección de los territorios. Todo ello concatenado y de la mano, en función de la aplicación de la Reforma Agraria Integral. El acierto en la acertada designación de la ministra de Agricultura por parte del presidente Gustavo Petro, augura el éxito en el logro de tal promesa electoral y en el cumplimiento del soberano compromiso del Estado de Colombia en cuanto a la implementación total de los Acuerdos de La Habana.

DE LA LEY 1448 DE 2011 (junio10)

Se trata de las medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y otras disposiciones.

Me corresponde, por consecuencia profesional y política y por ser un conocedor de la materia, aportar a la doctora Patricia Tobón como directora de la Unidad de Víctimas, designada por el presidente Petro, en las experiencias resultantes en cuanto al centenar o millar de víctimas de colombianos y colombianas refugiados en Centroamérica y en particular en Costa Rica, donde lideré, organicé y asistí a cientos de refugiados víctimas del conflicto armado interno. No pude representarlos en ejercicio del derecho de postulación, pese a mi doble calidad de abogado colombiano y costarricense, por prohibición expresa de la normativa de víctimas, que no permite que ellas sean representadas por abogados. Pues bien, no es la primera vez que he denunciado que a cientos de solicitudes de víctimas del conflicto armado en Costa Rica una cónsul uribeña no les dio tramite, ni remitió nada a la Unidad Nacional de Victimas, coludida con el entonces Procurador fascista de apellido Ordóñez, quien la apadrinaba.

Este álgido asunto requiere que el nuevo ministro de Relaciones Exteriores, doctor Álvaro Leiva Durán, atienda la situación de miles de refugiados colombianos en varios países que no han retornado ni aparecen en el Registro Nacional de Victimas y estaban en contra de esa ley.

Política exterior en la Colombia, potencial mundial de la vida

Tras el gane de la presidencia, la nueva administración de Colombia Petro Urrego ha anunciado cuáles serán sus ejes de política exterior en orden de convertir a esta nación en una “potencia mundial de la vida”.

Entre los principios de esta nueva política exterior colombiana se destaca el respeto por los Derechos Humanos, el respeto por la soberanía, la buena vecindad y la cooperación Sur-Sur. Además, sus principales enfoques son el feminismo, el humanismo y el participativo. 

Este nuevo gobierno aspira a promover la integración de Colombia con el resto de las naciones de América Latina y el Caribe, establecer una alianza con Estados Unidos para consolidar la paz y la democracia, así como redefinir la lucha contra las drogas. En este sentido, se señala que las políticas contra las sustancias ilícitas serán enfocadas en la preservación de la salud pública y en la fomentación de alternativas sostenibles frente a la criminalidad. 

En cuanto al comercio, se indica que estas actividades se centrarán en promover la seguridad alimentaria y en el fortalecimiento de las industrias no extractivas. En el campo ambiental se señala que la lucha contra el cambio climático será esencial a través de la preservación y restauración de diversos ecosistemas, así como mediante la ratificación del Acuerdo Escazú. 

Finalmente, se aspira a que la migración se base en un proceso seguro, ordenado y regulado que respete los derechos de las personas migrantes. Además, se propone que los puestos de índole diplomática y consular sean ocupados con personas con una amplia experiencia en el campo.

Si desea consultar con mayor detalle la propuesta realizada por las nuevas autoridades colombianas, puede consultar la infografía adjunta.

 

Compartido con SURCOS por Juan Carlos Cruz Barrientos.

En el pos triunfo

Por Carlos Meneses Reyes

A tres días del triunfo electoral de Gustavo Petro como presidente y Francia Marquez como vicepresidenta de Colombia para el periodo 2022 – 2026, en el país se respira un ambiente de distensión y de concordia luego de una campaña basada en el odio, el engaño y la sinrazón. El desconocido patán fue vencido por el favorito y reconocido, con calidad de estadista a nivel nacional e internacional.

Sin seguir un orden cronológico ni de importancia de temas, destaco el triunfo por primera vez en Colombia de una opción de Presidencia Alternativa con la coadyuvancia y el trabajo militante de la izquierda legal.

Colombia se inclinó, con histórica votación, por el cambio de Petro. El domingo 19 de junio, 22’658.694 colombianos, equivalentes al 58,09% de los posibles votantes, salieron a las urnas en los 32 departamentos. 39 millones de colombianos estaban a habilitados para votar.

Bajó la abstención en un 5%. Petro se alzó con la victoria en 16 regiones y en Bogotá, mientras que Hernández conquistó esa misma cantidad de departamentos y se quedó con la mayor votación de los colombianos en el exterior.

El candidato del Pacto Histórico y ahora presidente electo se impuso en regiones como la Costa Caribe, el Pacífico y buena parte de la Amazonía. (Hace 4 años Iván Duque se alzó con la victoria en el país, con un total de 10’373.080 votos, en tanto que Gustavo Petro aseguró su triunfo con el respaldo de 11’281.013 electores).

Por su parte, el ex alcalde de Bucaramanga obtuvo 10.580.412 votos, conquistando el oriente colombiano, parte de la región Andina y el Eje Cafetero. (Los votos de Federico Gutiérrez en la primera vuelta, vertieron en Rodolfo Hernández).

Significa lo anterior que se cumplió el cálculo de romper en un 5% la abstención en favor de Petro , pues esta pasó del 45% al 40 %.

El progresista Gustavo Petro llega al gobierno con apoyo de la izquierda legal así como de centristas, urbanistas, periféricos, moderados y socialdemócratas, con cerca de 11.3 millones de votantes. Lleva al poder al progresismo junto con la izquierda legal por primera vez en la historia del país.

Gustavo Petro obtiene el 50,4% de los votos frente a Rodolfo Hernández, que pierde con el 47,3%.

Este último, a su vez, pasó de 5’953.209 votos, que consiguió en la primera vuelta del pasado 29 de mayo, a 10’580.412 en la jornada de ayer, una cifra nada despreciable.

No obstante, de lo anterior no se puede concluir que el país colombiano este dividido en dos extremos opuestos. Estos resultados electorales tampoco dan base para determinarlo así. Sucede que hay 18 millones de colombianos que no votan. No son participativos y encuadran en el dicho: “¿para dónde va Vicente?, para donde va la gente”.

A los votantes que sufragaron por Gustavo Petro corresponde calificarlos de conscientes. La suma de votantes a favor del candidato perdedor obedece a una gama de votos cautivos sumados a votos comprados. En ese orden presentado no estamos en realidad ante un país dividido o polarizado. En gracia de discusión se podría considerar una variante de unos 5.250.000 que calificarían como ricos o acomodados de este país, que constituyen las fuerzas retardatarias, conservaduristas, opuestas a cualquier cambio. Por ello es dable concluir que el gobierno del presidente G. Petro y de la vicepresidenta Francia Marquez será un gobierno de y para las mayorías.

Ante el triunfo del Frente Amplio Popular y Democrático que expresa el Programa y Plataforma Política del Pacto Histórico (PH) corresponde reseñar las acciones inmediatas de actuación del nuevo gobierno una vez obtenido el triunfo, explicado en la variable del llamado a un Gran Acuerdo de Unidad y de Concordia Nacional,

LO DE IMPLEMENTACIÓN

Los acuerdos de La Habana y el Teatro Colón se constituyen, en su implementación, como alcances por materializar en las conquistas del movimiento popular colombiano. La nueva presidencia alternativa asume ese derrotero. Llegó la hora de cumplimentar, facilitar y poner al orden del día el compromiso del Estado colombiano con las antiguas FARC-EP, sus desmovilizados y desarmados, sobre todo respecto de la aspiración inconclusa y la frustración histórica que ha significado para la nación colombiana volver trizas lo acordado y, paralelo a ello, la actitud frente a los compromisos asumidos como Estado, colocando al país de espaldas a la obligatoriedad de instrumentos internacionales plasmados en convenios. Todo por conductas dolosas del gobierno que concluye y que nos colocan en la picota al ensañarnos por los incumplimientos de los pacta sund servanda ante el escenario de la comunidad y el derecho internacional.

Se deleitaron, trayendo consigo el enfurecimiento y coraje de la opinión popular nacional, al causar el mayor daño posible a la justicia transicional como método civilizado aplicable a la solución de conflictos armados internos, como a la que se llegó con las insurgencias de las FARC-EP en Colombia.

Este triunfo electoral revindica el desagrado causado por la sensación de placer contra las aspiraciones populares causada por la secta de gobierno derrocada, que se había entronizado en el poder.

Rememoremos que en un tejido de telaraña jurídica el gobierno oligárquico del expresidente Santos acudió a un referéndum innecesario y que la incapacidad política del antiguo Secretariado de las FARC-EP admitió -jugando de tahúr el presidente- en la aplicación de la lógica “ni tanto que alumbre , ni tanto que queme al santo¨”. Santos ya había obtenido un premio Nobel y también complacía a sus amigos del Country Club.

Sometieron a referéndum la pregunta: «¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?». Pregunta que, como se sabe, fue respondida mayoritariamente con el NO y conllevó al desmonte de esenciales circunstancias y situaciones, así como a concesiones por la parte plenipotenciaria de la antigua insurgencia, lo cual concluyó en el Acuerdo del Teatro Colón. Se admite que lo único incólume de lo acordado en La Habana fue la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz).

LOS CINCO PUNTOS DE LOS ACUERDOS

Estos se materializarán en dirección del contenido del Estado colombiano, que desmontará todos los vestigios del poder narcoparamilitar, tan vilmente instalado. En resumen, con el triunfo del gobierno Alternativo se impone:

  1. La Reforma Rural Integral, falseada durante el transcurso mismo de las conversaciones por la Ley Zidres, como plan real, y que dejó en mera ilusión lo conversado y plasmado. Al orden del día está la reforma agraria democrática y radical.
  2. Reforma Política Electoral. Por plenas libertades de expresión, organización y movilización. Contra los votos a cambio de balas y de dinero, y por sepultar un sistema electoral corrupto, clientelista, de casino y de garantías de papel. La aplicación de un estatuto para la oposición, en el entendido de que hoy las fuerzas alternativas son gobierno.
  3. Terminación del conflicto armado interno con las Farc-ep, que consiste en el fin de los combates y acciones militares por parte de las Farc y los ataques y la persecución militar por parte del Gobierno a esta guerrilla. Es el llamado “Cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo”. Fin que quedó trunco con la facción denominada “Nueva Marquetalia”, integrada por combatientes que firmaron los acuerdos y luego alegaron el incumplimiento estatal de los mismos y retomaron las armas. En forma alguna implican ¨disidencias” y en la actualidad se encuentran cobijadas bajo el presupuesto normativo en calidad de rebeldes según el derecho internacional.
  4. Solución del problema de las drogas ilícitas. Es decir, sustitución de cultivos ilícitos. Este acuerdo ha sido el de menos implementación y va ligado al acuerdo primero sobre reforma rural integral.
  5. Acuerdo sobre las víctimas del conflicto. Vale decir, aplicación de la justicia transicional en desarrollo de los principios de autonomía e independencia. Esta ha sido la garantía de no impunidad. Extendidas estas normas de justicia transicional a todos: ex guerrilleros, militares, miembros de las Fuerzas Armadas en todas las ramas y composición de agentes estatales participantes y/o financiadores del paramilitarismo. El acuerdo sobre víctimas impedirá la impunidad para los paramilitares, los empresarios que los financiaron y los agentes estatales que los promovieron. Así, el acuerdo garantiza que no sea un pacto de impunidad. Este acuerdo contempla dos componentes: Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y Derechos Humanos. Jurisdicción Especial para la Paz en aplicación de un sistema integral y alterno que garantice el derecho a las víctimas y cumpla con la obligación estatal de justicia, buscando, mediante investigaciones penales especiales, la determinación de responsabilidades de sindicados de delitos de guerra y de lesa humanidad ocurridos durante y con ocasión del conflicto armado. La garantía de vigencia del contenido de derechos humanos asume lo relativo a la no repetición.

LO DEL CONFLICTO ARMADO INTERNO

Con el Nuevo Gobierno Alternativo llegó el momento histórico y político de asumir de fondo y lograr en definitiva el fin del conflicto armado interno colombiano. Para ello, el nuevo gobierno ha de llamar a conversaciones a todas las insurgencias: 1. Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN). 2. Ejército Popular de Liberación (EPL). 3. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en las diferentes facciones en que se transformaron, como ejército popular insurgente luego de los Acuerdos de la Habana y el Teatro Colón, resumidos en la “Segunda Marquetalia”, es decir, las facciones lideradas por Gentil Duarte y/o sus sucesores, y los frentes 10 y 28, con sus caracterizaciones particulares. En este item es primordial destacar que la contraparte estatal colombiana debe actuar de conformidad y en relación con un país con conflicto armado interno, bajo las distinciones y calificaciones del derecho internacional. Distinguiendo las características de mando unificado, presencia territorial y motivación antigubernamental asúi como de lucha armada contra el establecimiento estatal, en la configuración de una contraparte que tenga el carácter y reconocimiento de rebelde e insurgente.

La complejidad de la situación en el panorama del conflicto armado interno colombiano implica singularizar la continuación de las conversaciones existentes con el ELN. El trato especial a facciones de las FARC, que firmaron los acuerdos enunciados, incluyendo en ello a la Nueva Marquetalia. Dentro de este mismo trato especial ha de incluirse a los reductos del EPL que desde hace tres décadas continuaron la lucha armada pese a la des movilización de la mayoría de esa organización político-militar, con presencia actual en zonas como las del Catatumbo, la antigua provincia de Ocaña y el sur del Cesar. El llamado a conversaciones a actuales facciones de las FARC-EP que no aceptaron ni firmaron los acuerdos de La Habana: bloque identificado como el dirigido por Gentil Duarte. Incumbe además incluir la suerte en la definición de los citados frentes 28 y 10, acorde con las caracterizaciones del derecho internacional y en la definición definitiva, si califican o no como fuerzas rebeldes y/o insurgentes y/o perteneciente a fuerzas del crimen organizado multiforme. Los ingredientes del conflicto armado interno colombiano lo componen actores armados insurgentes o rebeldes y las fuerzas armadas estatales colombianas en todas sus expresiones. Por ello, al buscar el fin de ese conflicto, el armado, no ha de volverse a la imprecisión de “proceso de paz” ni continuar utilizando un lenguaje impropio de calificaciones y clasificaciones al colocar en un mismo recipiente a todos los actores armados que asolan la geografía nacional, comprendiendo que lo multiforme del crimen común organizado difiere de las causas, motivaciones, ejercicio y alcances de los rebeldes insurgentes.

En todo lo anterior está el meollo del asunto, es decir, en la distinción del diseño y aplicación de una política gubernamental nueva que logre la finalización del conflicto como solución política y no de calificativos y frases confusas.

Tan extenso tema, tangencialmente abordado, se resume en la continuación de las conversaciones rotas con el ELN, facilitando que sus plenipotenciarios en La Habana definan su equipo negociador de común acuerdo entre las partes. En un primer acto soberano del gobierno alternativo del presidente Gustavo Petro: retomar el carácter plenipotenciario de los líderes del ELN en La Habana y coordinar su regreso inmediato de conformidad con los convenios existentes desconocidos por el saliente gobierno narco paramilitar. Determinar si las conversaciones han de continuar en el exterior o, por el contrario, en el territorio nacional, constituyendo esta posibilidad la de mayor acogida.

Las conversaciones con el Ejercito de Liberación Nacional de Colombia (ELN) no serán difíciles en cuanto al reconocimiento de beligerantes como parte plenipotenciaria frente a la contraparte estatal. Se regirán por el alcance de profundas reformas económicas, políticas y sociales con participación de la sociedad civil, conforme al planteamiento de Programa Máximo y Mínimo de satisfacción con el movimiento popular. Existe un acumulado de experiencias con el proceso de fin del conflicto armado con las antiguas FARC-EP. Desde ya, es necesario que la dictadura mediática no se apropie de la estulticia de un “proceso de paz”. Hoy se trata de un proceso de conquistas sociales y populares. Por eso, es conveniente que se desarrollen en territorio colombiano.

LO DEL CONFLICTO SOCIAL

No es fácil describirlo o explicarlo. Lo conforman múltiples factores y se dice que en toda sociedad existirá el conflicto social. Es por ello que al asumir una solución del conflicto social colombiano corresponde identificar una caracterización en el llamado conflicto multicrimen. El tema y su solución ha de abordarse desde lo sociológico y político, sin que se resuma en que se trata de un problema político y sociológico por sí mismo.

Los múltiples conflictos colombianos (armado, político, económico, social, ecológico) están relacionados. De manera que corresponde asumir el tema, en particular, en lo atinente con la seguridad ciudadana.

No es motivo del presente artículo la motivación profunda de contenido y conocimiento de este conflicto. Hay que partir de la base de que es uno de los problemas más difíciles que afectan la convivencia ciudadana, para poder abordar el tema de seguridad de los ciudadanos en la ciudad y en lo rural. Para ambos escenarios no se dan tratos diferenciales. Las estadísticas y volumen de incidencias del conflicto social abarcan los escenarios tanto urbanos como rurales.

El gobierno que termina aplicó una política hegemónica oligárquica y contrainsurgente para enfrentar el conflicto social y el conflicto armado. Los resultados han sido ciertamente calamitosos. Hoy corresponde dilucidar las llamadas lucha contra las drogas, contra la minería ilegal, contra la ganadería extensiva y su efecto depredador; contra las organizaciones multicrimen y sus agentes, incluidos los delincuentes de cuello blanco; contra los acaparadores de recursos básicos, especuladores y prestamistas, así como también contra los especímenes, en todos los matices, de la corrupción y los aliados del narco paramilitarismo.

Hay que desenmascarar toda una cultura de alienación que funciona con la premisa de convivir con el crimen. Llamar a los delincuentes y los delitos por su nombre. Destaco aquí el efecto subliminal de “borrrar” el delito de robo y designar a todo como meros hurtos, tal como hacen la mediática y los responsables policiales. En un hurto no opera el factor violencia; en el robo sí y esa simple circunstancia ha hecho carrera para mitigar el agobio que produce la inseguridad que padece la sociedad colombiana.