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Etiqueta: industria militar global

La agenda subyacente tras la nueva embestida imperial en el continente

SURCOS le invita a leer este artículo publicado por Prensa Comunitaria, de Guatemala.

Por Mario Godínez

En nuestros análisis de coyuntura, al estilo conspirativo ochentero, iniciados de lo general a lo particular, de lo simple a lo complejo, de lo local a lo global y todas las combinaciones posibles, cuesta aguantarse la tragada de saliva y nudos que implica quedarse callado ante las barbaridades que la nueva versión del tecnofeudalismo nos muestra todos los días, por medio de su poderosa y efectiva arma mortal para idiotizar sociedades enteras: las redes sociales.

Incluso este humilde comentario virtual forma parte de los tetratrillones de megabytes que alimentan el flujo en las redes que enajenan nuestras morbosas mentes, sea X, Instagram, Facebook, TikTok, WhatsApp, Signal, y las que están por venir, luego de que descubramos que el multipolarismo también ubicará sus propias redes sociales, para no seguir en el circuito de Elon Musk.

Las invasiones fachas tienen mucho en común desde antaño. Su estrategia de manipulación, hasta nuestros días, ha cambiado el medio de comunicación y lo ha masificado. Por ejemplo, en 1954 los aviones denominados “sulfatos” provocaban la gran cagazón en los niños y las familias que los veían sobrevolar sobre sus casas, sobre todo, luego que en la radio se decía que iban a bombardear Guatemala y que los comunistas les iban a quitar sus pertenencias, que éramos una cabeza de playa, que si usted tenía una cuerda de tierra se la iban a quitar, etc., etc. En esa época, el cachurequismo ayudó a propagar semejantes mentiras, para hacer caer al gobierno que intentaba una reforma, incluso en el mismo estilo de modernización capitalista, que pregonaban los teóricos del mismísimo norte.

En las décadas de los años 60, 70 y 80 como estrategia manipuladora de masas, para caer en las trampas del conservadurismo, se divulgó que había que militarizar nuestros países para liberarnos del “enemigo interno” para mantener la “seguridad nacional”. También se transmitía información que sugería que aquellos compas de verde olivo eran unos terroristas que venían desde Rusia, Cuba, Angola y de otros lados, nuevamente para robarnos nuestras tierras y a implementar el totalitarismo.

La “seguridad nacional” fue una estrategia aprendida por los milicos guatemaltecos en escuelas militares de iuesei para cometer genocidio, someter y convertir a Guatemala y otros países de América Latina en verdaderos laboratorios de represión, tortura, desplazamiento y retar la conducta humana ante el dolor y el sufrimiento (algunos psicólogos conductistas habrán hecho muchos miles de dólares con apoyar esos enfoques, aplicándolos en nuestros territorios). Ahí se dieron las primeras migraciones masivas: ¿adivinen hacia dónde?

En los 90, predominó la estrategia de una supuesta “Estabilidad Nacional”, que en pocas palabras se trató de ahorcar hasta casi ahogarse al considerado “enemigo” y al que se salía del canasto, aplicarle de todas maneras la “seguridad nacional” y la “contrainsurgencia”. Eso sí, iniciamos la moda de las elecciones supuestamente libres, para fundar lo que hoy se llama “democracia electoral”. Pero no les gustó que la democracia pasara más allá de las buenas y bonitas palabras, cuando se trató de incorporar en la legislación “democrática” aspectos relacionados con la “propiedad social” de la tierra, o bien, apoyar un verdadero intento de “desarrollo” para los menos favorecidos. Ahí la cosa ya no les gustó y entonces ¡no servía! y, nuevamente, se usaron los fantasmas del “comunismo” y “anticomunismo” para frenar los cambios tan necesarios en muchos países latinoamericanos, como Guatemala.

A finales de la década de los 90, nos cantaron las mañanitas con una nueva estrategia, la supuesta maravilla del NEOLIBERALISMO, en su máxima expresión. Un enfoque falso para decir que querían nuestras riquezas nuevamente, solo que ahora habría que firmar TRATADOS DE LIBRE COMERCIO y otros instrumentos legales que nos terminarían de amarrar a la dependencia y subordinación con respecto a los yunaites.

Nada más contradictorio al liberalismo clásico que, firmar tratados de miles de páginas que fueron leídos por contadas personas en el continente, pero que se firmaron sin chistar por la mayoría de nuestros gobiernos. Cuando se pretendían firmar esos tratados, se ENCAJONARON Y ENCUADRARON MENSAJES de manipulación que provocaron miedo e intereses vendidos cuando nos dijeron que si no se firmaba el TLC (Tratado de Libre Comercio) no tendríamos exportaciones, que se vendrían abajo nuestros empleos, que Guatemala se beneficiaría porque tendríamos acceso al MERCADO MÁS GRANDE DEL MUNDO, etc.

Pero otra vez nos dieron paja. Otros espejitos a cambio de tratados que no nos favorecieron. Por esos años el mercado más grande del mundo no era por allí, ya era hacia la sociedad de los de ojitos rasgados, pero aquí nos dijeron que vendría mucha inversión luego de la tal firma. A los salvadoreños les dijeron que sus pususas se venderían como agua de mayo por allá, a los hondureños les dijeron que Palmerola era solo un chiste y que el TPS (Estatus de Protección Temporal) sería para siempre, a los nicaragüenses les dijeron que el premio sería derrocar a don Dany (Daniel Ortega), a los ticos les dijeron que si no firmaban esa vaina se irían las piñeras y los trabajadores rurales y alguna industria se quedaría sin fuentes de empleo y productividad, etc., etc.

Entre las cosas que planteamos para proteger a Guatemala frente a todo eso estuvo decirles a los gobiernos de turno que lo que era necesario era retomar de varias maneras y asegurar nuestras SOBERANÍAS, la política, la alimentaria y nutricional, la energética, la soberanía sobre los bienes naturales, etc. Y que para ello, había que desconectarse del gran hermano norteño. Sin embargo, en aquellos momentos se nos dijo que eso era una barbaridad, que eso era imposible, etc., etc.

A 20 años luz de aquella balacera y matacinga en la que impusieron su TLC con los yunaites, no sucedió lo del ingreso de inversiones, no se generaron suficientes miles de empleos nuevos. Promesas “mediáticas” que seguiremos esperando sentados. Curiosamente no se ha pronunciado la gremial empresarial guatemalteca ante la instalación de aranceles para los productos de nuestros vecinos del inmediato norte y de Colombia y, me imagino que pronto nos tocará similar aquí, me imagino que, se aceptarán los aranceles sin chistar, como se aceptaron las páginas entreguistas de aquel TLC.

¿Cuál es el encuadramiento de mensajes actual? La expulsión de miles de migrantes y la amenaza de gravar las remesas, la amenaza con aranceles a los productos que lleguen desde nuestros países, el control del narcotráfico.

Recuperar el canal de Panamá, porque lo tienen los chinos, uyyyyyyy, ¡los chinos ya llegaron y están ganando territorios estratégicos!!!!!

Combatir al “diabólico” Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha. Pedirnos una diplomacia del dólar a cambio de continuar la relación con Taiwán. Sanciones para los gobiernos, con eliminación, cancelación o negación de visas.

Falta ver si en el encuadramiento a partir, de hoy 4 de febrero, entra el famoso “combate a actores corruptos y antidemocráticos”, o bien se le da el espaldarazo al mismo, a partir de que a la nueva oligarquía norteña le gusta la política del escándalo disruptivo y aplicarnos “terapia de choque”, cuando se agita el “espantapájaros” para que salgamos corriendo o volando y luego se recula, cuando se logra el objetivo de ponernos de “cuclillas” corrijo, de “rodillas”, más bien de “culumbrón”.

Digamos que ahora el encuadramiento combinó el método tradicional de la amenaza con el garrote, al garrotazo directo con la implementación de verdaderas ejecutorias que dieron lugar a pensar que no se estaba bromeando al respecto y que los daños a los migrantes, la posibilidad de afectar los más de 20 mil millones de dolorosos que recibimos en Guatemala por remesas en dinero de los trabajadores migrantes guatemaltecos, sean afectadas con impuestos, solo será considerada un “daño colateral” como en toda guerra del nuevo siglo 21.

Creo que lo que hay de fondo, con todo y que, lo de los migrantes es real, lo de los aranceles se podría concretar, y muchas cositas más; lo que está en juego es realmente una cosa muy práctica:

  1. Una nueva fase de control de los recursos geo-hidro-estratégicos de nuestros países. Por eso es urgente salir de la sociedad petro-hólica y prepararse comunitariamente para la era postpetróleo.

  2. Los minerales que son insumo básico para impulsar la nueva economía de los aparatos que impulsen la nueva etapa de las TICs.

  3. Un reimpulso a la tecnología y la industria militar global.

  4. Una escalada de fascismo al estilo hitleriano, si nos descuidamos como sociedades, permitiendo los abusos sin chistar, o con miedos de la corrección política para no generar aspaviento en el colorado.

  5. Una sacudida al capitalismo nacional norteamericano que le permita dar pasos propios a partir de generar un nivel de ocupación más privilegiada, a su 60% de habitantes blancos.

  6. Una profundización de una nueva industria global: la del terror, el sometimiento, la profundización del barbarismo, de la opresión a partir de practicar métodos de sometimiento ya probados en algunas cárceles en el Caribe, junto a algunas tácticas que creímos enterradas pero que se desenterrarán en cuanto a control de gobiernos, asesinatos inexplicables de algunos líderes molestos, uno que otro escándalo mediático de barrio viralizado, entre otros, pero que ya validadas como industria les generarían también unos cuantos miles de millones más en dinero.

El peligro de todo esto, no es solo la implementación del fascismo en sí mismo, sino en la cantidad de “imitadores” que surgirán en la aplicación del método en nuestras veredas y barrancos que nos harán un poquito más fregada la vida. Lo bueno es que a los “imitadores” aquí ya se les conoce y será un poco más fácil ir derrotando mulada tras mulada.

Pero, como todo el mundo parece caerse, y no hay de dónde agarrarse que no sea del mismo pueblo, pues ahí está la respuesta, en volver al pueblo y en forma consulta y de base, resistir como se pueda, al final de cuentas, ya nos quitaron todo. Hasta el miedo.