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Etiqueta: Instituto Clodomiro Picado

Investigaciones del Instituto Clodomiro Picado de la UCR son declaradas de interés público y nacional

El Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR, recibe la declaratoria dada por el presidente de la República, Carlos Alvarado.

El jueves 04 de junio el esfuerzo que desarrolla el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UC) para generar un fármaco contra el COVID-19, recibe un nuevo impulso por parte del Gobierno.

En esta ocasión es mediante la aprobatoria del decreto Nº42369-S, el cual declara de interés público y nacional el proyecto del ICP-UCR, mismo que se desarrolla en conjunto con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Así lo dio a conocer el presidente de la República, Carlos Alvarado, en la conferencia de prensa.

El esfuerzo de ambas instituciones es desarrollar, producir y validar la efectividad terapéutica de dos medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID-19 y mejorar la atención de la pandemia que afecta la salud de la población costarricense.

Este jueves 4 de junio, el presidente Carlos Alvarado visitó el Instituto Clodomiro Picado de la UCR para observar el trabajo de investigación que se lleva adelante, junto a la ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), Paola Vega; el presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya; y el rector de la UCR, Carlos Araya.

Mayor apoyo

Con esta declaratoria se busca promover que tanto dependencias del sector público como del sector privado, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales contribuyan con recursos materiales, económicos y humanos para la exitosa realización del proyecto.

Además, según el comunicado de Casa Presidencial, se declara como prioritario el desarrollo del proyecto interinstitucional que involucra también al Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA), institución adscrita al Ministerio de Salud.

“Este laboratorio, reconocido mundialmente, es un orgullo nacional, que merece todo nuestro reconocimiento y en atención a su solicitud es que hacemos esta declaratoria de interés público y nacional”, afirmó el presidente Alvarado.

Trabajo constante

El proyecto entre el ICP-UCR y la CCSS pretende generar una formulación con anticuerpos humanos purificados a partir del plasma de pacientes convalecientes y otra de anticuerpos equinos purificados del plasma de caballos inmunizados con proteínas virales.

Estos medicamentos serán una opción para tratar a los pacientes con COVID19 en estado severo y crítico de la infección con el propósito de mejorar su evolución clínica.

El presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya, destacó que desde que la institución aseguradora planteó esta iniciativa, se han observado grandes avances en el proceso de desarrollo nacional de una opción terapéutica para los pacientes activos con COVID-19.

“Estos tratamientos son fundamentales porque sabremos que el país lo hizo por sí mismo, basado en sus propias capacidades, en los conocimientos acumulados y en el convencimiento de que todos estamos incluidos y protegidos por la seguridad social”, dijo Macaya.

Como ya se ha publicado en ocasiones anteriores, la producción de la preparación de anticuerpos humanos depende de que la Caja envíe el plasma para ser procesado en la planta farmacéutica del Instituto Clodomiro Picado de la UCR.

En ese sentido, el Dr. Alape Girón afirmó que “el personal del Banco Nacional de Sangre y de los bancos de sangre de los hospitales de la Caja están haciendo un extraordinario papel en la recolección del plasma de pacientes convalecientes”. Sin embargo, enfatizó que se requiere de más donadores recuperados de COVID-19, a fin de completar los 25 litros necesarios para iniciar la producción del medicamento cuanto antes.

Si se logra incrementar la cantidad de donantes de pacientes recuperados de COVID-19 que donan su plasma, el ICP-UCR estima tener listo el primer lote de inmunoglobulinas humanas a finales de junio del 2020.

Conscientes del impacto positivo de la ciencia y tecnología en la salud, MICITT definió la salud como una de las áreas estratégicas del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2021.

“El Covid-19 nos recuerda que poner los ojos en la búsqueda de soluciones a través de la ciencia, es ponerla al servicio de la humanidad. Nuestros científicos han demostrado que la mejor decisión que el país puede tomar hoy es tomar la ciencia para luchar contra esta pandemia”, destacó la Ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, Paola Vega Castillo.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Conocimiento para generar fármaco contra COVID-19 ya es de acceso público mundial

Instituto Clodomiro Picado de la UCR

La iniciativa alimenta un repositorio mundial que asegura los últimos avances científicos para combatir la pandemia

La iniciativa que presentó Costa Rica en marzo del 2020 a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para crear un repositorio internacional, que le permitiera a cualquier país del mundo acceder a los últimos conocimientos científicos para combatir la pandemia, hoy es una realidad.

Y una de las iniciativas costarricenses que alimentará dicho repositorio es el Protocolo de Fabricación de preparación de inmunoglobulinas humanas anti SARS-COV-2, el cual fue elaborado por el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR). ¿El propósito del protocolo? Guiar los pasos para generar un medicamento más potente contra una enfermedad que al 28 de mayo la OMS reporta 353 334 fallecimientos.

De acuerdo con el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR, el hecho de que el protocolo elaborado por científicos costarricenses sea contemplado en este repositorio, representa un gran honor a favor de la salud pública mundial.

“En sus 50 años de existencia, una de las principales prioridades del ICP-UCR ha sido contribuir a la salud pública. Es por esta razón que para todo el personal del Instituto, y como costarricenses, es muy satisfactorio poder compartir esta tecnología y ponerla a disposición de otros laboratorios. La pandemia que estamos enfrentando requiere solidaridad para tratar de salvar el mayor número de vidas posible”, destacó el Dr. Alape.

Con la información disponible, cualquier país del mundo que cuente con las herramientas tecnológicas y los insumos podrá elaborar el fármaco a beneficio de su propia población.

Pero ese no es el primer esfuerzo internacional en el que ha participado el ICP-UCR. En junio del 2017, la OMS aceptó la propuesta de Costa Rica de incluir los envenenamientos por mordeduras de serpientes en la lista de las Enfermedades Tropicales Desatendidas. Esa nueva resolución permitió el desarrollo e implementación una estrategia orientada a controlar y reducir la problemática de accidentes ofídicos a nivel global.

Solidaridad

De acuerdo con la comunicación emitida por la OMS el 29 de mayo, en total 30 países (entre ellos Costa Rica), así como múltiples socios e instituciones, firmaron el documento para apoyar el repositorio que lleva por nombre COVID-19 Technology Access Pool (C-TAP).

De manera específica, ese repositorio albergará conocimientos y avances sobre vacunas, tratamientos pruebas y otras tecnologías de la salud que estarán disponibles de manera libre.

«La solidaridad global y la colaboración son esenciales para superar COVID-19. Basado en una ciencia sólida y una colaboración abierta, esta plataforma de intercambio de información ayudará a proporcionar un acceso equitativo a las tecnologías que salvan vidas en todo el mundo«, afirmó el Director General de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Por su parte, el presidente Carlos Alvarado indicó que “el conjunto de acceso a la tecnología COVID-19 garantizará que la ciencia más reciente beneficie a toda la humanidad. Las vacunas, las pruebas, los diagnósticos, los tratamientos y otras herramientas clave en la respuesta al coronavirus deben estar disponibles universalmente como bienes públicos mundiales«.

La idea es que el repositorio sea alimentado de forma voluntaria por los países que están logrando avances significativos, guiados siempre por la solidaridad y el bien común. Según lo describe la OMS, es una “ventanilla única para el conocimiento científico, los datos y la propiedad intelectual que la comunidad mundial compartirá de manera equitativa”.

Siguiente paso

Costa Rica, al ser parte de ese repositorio, también podrá acceder a los más recientes avances científicos realizados por otros países. Esto permitirá incrementar sus propios conocimientos científicos y tecnológicos para afrontar con mayor éxito la pandemia.

Entre los conocimientos a los que tendrá acceso están las secuenciaciones más recientes del genoma del SARS-COV-2, así como publicaciones clínicas sobre investigaciones. Además, podrá conocer cómo elaborar cualquier tratamiento potencial, diagnóstico o vacuna.

“El objetivo es acelerar el descubrimiento de vacunas, medicamentos y otras tecnologías a través de la investigación científica abierta, y acelerar el desarrollo de productos mediante la movilización de capacidad de fabricación adicional”, destacó la OMS en su comunicado.

Actualmente, el COVID-19 Technology Access Pool cuenta con el respaldo de los siguientes países: Argentina, Bangladesh, Barbados, Belice, Brasil, Chile, República Dominicana, Ecuador, Egipto, Indonesia, Líbano, Luxemburgo, Malasia, Maldivas, México, Mozambique, Noruega, Omán, Pakistán, Palau, Panamá , Perú, Portugal, San Vicente y las Granadinas, Sudáfrica, Sudán, Países Bajos, Timor-Leste y Uruguay.

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Así avanza el Instituto Clodomiro Picado de la UCR para elaborar el suero contra el COVID-19

Avance 5. Martes 26 de mayo de 2020. Para poder avanzar en el desarrollo del tratamiento para los pacientes con COVID-19, el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) necesita que más personas recuperadas de esa infección se acerquen al Banco Nacional de Sangre a donar su plasma. El objetivo es lograr reunir los 25 litros para poder iniciar la purificación de los anticuerpos y poder producir el primer lote del nuevo medicamento.

Al lunes 25 de mayo, el Ministerio de Salud contabilizó un total de 628 personas recuperadas. Pero, de acuerdo con las declaraciones dadas ese mismo día por el Dr. Román Macaya Hayes, presidente ejecutivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), solo 25 recuperados han donado.

“Hasta la semana pasada, 19 pacientes habían donado su plasma para el uso clínico en los hospitales de la CCSS. El personal del Banco Nacional de Sangre y de los bancos de sangre de los hospitales de la Caja están haciendo un extraordinario papel en la recolección de este plasma. Sin embargo, necesitamos que más pacientes se acerquen a donar, a fin de completar los 25 litros necesarios para iniciar la producción del medicamento cuanto antes”, enfatizó el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR.

Para efectuar la donación, los voluntarios primero deben llamar al Banco Nacional de Sangre al 8992-2151 y solicitar una cita.

Tres estrategias distintas

Entonces, ¿cuál es el tratamiento con plasma que ya inició y comunicó la CCSS? La respuesta es la siguiente: la Caja está empleando el primero de los tres tratamientos propuestos. Dicho abordaje es el más inmediato y consiste en administrar directamente el plasma (proveniente de pacientes recuperados de COVID-19) a los enfermos.

“Este fin de semana empezamos la infusión de la primera paciente con esta terapia de plasma convaleciente. Es una mujer de 37 años que empezó a tener problemas de todo tipo. Tomamos plasma de un paciente ya recuperado y se le hace una infusión a un paciente nuevo que está activo con el virus, para intentar neutralizar la propagación del virus en el cuerpo de ese paciente”, comunicó el Dr. Macaya.

El desarrollo del segundo y el tercer tratamiento le corresponde a la Universidad de Costa Rica, y es elaborar un medicamento con inmunoglobulinas humanas purificadas del plasma de personas que se recuperaron de la infección. El tercero es con inmunoglobulinas equinas purificadas del plasma de caballos inmunizados con proteínas no infecciosas del virus SARS-COV-2.

Entonces, surge la interrogante: ¿por qué, si la CCSS puede hacer una transfusión de plasma, la UCR trabaja en un fármaco? El motivo es sencillo: el principal aporte de lograr un medicamento es disminuir los efectos adversos y lograr que la composición de inmunoglubulinas que reciben los pacientes sea estandarizada y más potente.

“La ventaja de utilizar anticuerpos purificados a partir del plasma de pacientes convalecientes, es generar un fármaco estandarizado que permitirá que todos los enfermos graves por COVID-19 reciban exactamente el mismo tratamiento. En este caso, de un producto cuya capacidad para neutralizar el virus ya haya sido previamente establecido mediante experimentos realizados en células de cultivo”, explicó el Dr. Alape.

Si se logra que más personas recuperadas de COVID-19 donen su plasma en el Banco Nacional de Sangre, el Instituto Clodomiro Picado de la UCR producirá una formulación que será analizada en la Universidad de George Mason, en Virginia.

En un laboratorio especializado de esa casa de estudio se evaluará, en células de cultivo, la capacidad del fármaco para neutralizar el virus y así tener una mayor certeza de su eficacia.

Avance en equinos

En cuanto a la inmunización de los caballos con proteínas no infecciosas del virus SARS-COV-2 (que no dañan a los animales) se avanza de manera favorable. En la semana del 18 de mayo los equinos recibieron la segunda inmunización con diferentes combinaciones de proteínas virales para identificar cuál es la más efectiva.

“Ya los caballos recibieron una segunda inmunización y seguimos avanzando. En estos momentos estamos trabajando en el desarrollo de la metodología para medir los niveles de anticuerpos en el plasma de estos caballos, con el propósito de determinar en qué momento es adecuado obtener la sangre e iniciar la producción del medicamento”, anunció el Dr. Alape.

Trámites también avanzan

Al día de hoy, se ha avanzado de manera considerable con los trámites de los permisos requeridos para la producción del fármaco y su uso clínico en los hospitales de la CCSS. El Ministerio de Salud ya inspeccionó la planta farmacéutica del ICP-UCR y ahora solo se requiere la firma de la carta de intenciones que formaliza la cooperación entre la Caja y la UCR.

Por su parte, el Ministerio de Salud ya inspeccionó la planta farmacéutica del ICP-UCR y varios centros de investigación de la UCR, así como el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa). Estos entes ya están listos para efectuar sus contribuciones con diferentes pruebas. Su propósito será evaluar los resultados del tratamiento de los pacientes a quienes se les aplicará el medicamento.

Jenniffer Jiménez Córdoba.
Periodista de la Oficina de Divulgación e Información, UCR.

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Clorito Picado como modelo de vida

Luko Hilje

Publicado originalmente en el año 2002, en la revista Manejo Integrado de Plagas (No. 64: 1-4), del CATIE.*

Introducción

Se puede decir que en Costa Rica, Clorito Picado tiene una presencia permanente en la vida cotidiana: es Benemérito de la Patria; su imagen aparece en los billetes de dos mil colones; un instituto para la investigación y producción de sueros antiofídicos, una clínica médica y un colegio públicos (el de Turrialba), así como el auditorio principal de la Universidad Nacional (UNA), portan su nombre; en esos lugares y en la Universidad de Costa Rica hay estatuas en su memoria; también llevan su nombre los galardones nacionales anuales en ciencia y tecnología; y hasta se le cita con cierta frecuencia en la prensa, aún casi 60 años después de su muerte, tanto en aspectos científicos, como filosóficos y políticos.

No obstante tal ubicuidad, son pocas las personas que realmente conocen sus múltiples, ricos y profundos aportes. Pero resulta aún más desconocido que Clorito hiciera importantes y pioneras contribuciones en el campo del manejo de plagas, que es lo que nos interesa resaltar en este artículo. Sin embargo, para comprender a cabalidad dichos aportes, es preciso contextualizar a este hombre excepcional, en el tiempo y el ambiente en que le correspondió vivir.

Un esbozo de su vida

El mejor recuento biográfico de Clorito, sumamente ameno por su gran calidad literaria y científica, fue escrito por el Dr. Manuel Picado Chacón, pariente suyo (Picado 1964). Es un texto proveniente del cerebro y mano de un verdadero enciclopedista, pues a la inédita mezcla de microbiólogo y economista que fue, él sumó sus destrezas como pintor, escultor, musicólogo, poeta, cuentista y ensayista. De ahí hemos tomado los datos necesarios para elaborar el siguiente esbozo biográfico.

El diminutivo Clorito, correspondiente al nombre Clodomiro, le fue adjudicado de por vida, debido a su pequeña y frágil complexión. Fue hijo único de un profesor de matemática, Clodomiro Picado Lara, y de la señora Carlota Twight Dengo, hija de don Enrique Twight, escocés y profesor de ciencias. Aunque ambos padres eran costarricenses, Clorito nació en San Marcos, en Jinotepe, el 17 de abril de 1887, pues su padre había sido contratado como profesor en Granada, Nicaragua.

A los tres años de edad regresó con su familia a Cartago, ciudad nativa de sus padres, cuando ya el abuelo había muerto. Sin embargo, los libros que éste dejó, sumados a la exuberante naturaleza de la zona, cuyos misterios lo cautivaron e invitaron a desentrañarlos, precozmente estimularon en él una fuerte inclinación hacia las ciencias naturales. Ahí realizó sus estudios primarios, y los secundarios en el vetusto y célebre Colegio San Luis Gonzaga, aunque para obtener el bachillerato de secundaria debió viajar a San José, la capital del país, al Liceo de Costa Rica. Brillante desde siempre, y cimentada su vocación hacia las ciencias naturales, recién graduado y con apenas 20 años de edad, fue contratado como profesor de dicha materia en el Colegio de su amada ciudad.

Sus sobresalientes méritos intelectuales justificaron que, muy pronto, sus colegas lo postularan para que recibiera una beca del Estado, y fue así como en 1908 partió hacia Francia. Allá obtuvo diplomas superiores en Zoología y Botánica en La Sorbona y, en 1913, el doctorado de la Universidad de París. Aunque su tesis doctoral versó sobre un tema de biología básica, como lo es la fauna asociada con plantas epífitas (“piñuelas” o bromeliáceas) en regiones tropicales, era evidente que tenía inquietudes científicas y sociales más amplias. Y ese mismo año, aún sin haber defendido su tesis doctoral, fue invitado a incorporarse como alumno en el Instituto Pasteur y en el Instituto de Medicina Colonial de París, donde al lado de prominentes sabios realizó estudios de serología, bacteriología y enfermedades tropicales.

Su regreso a Costa Rica, en 1914, marcó el inicio inmediato de la que sería una carrera incesante y fecunda de entrega a su patria y sus semejantes. Desde la dirección del Laboratorio de Análisis Clínicos en el Hospital San Juan de Dios, y después como profesor de enseñanza secundaria y universitaria, demostró ser muy versátil, incursionando en campos tan disímiles como la endocrinología, la hematología, la inmunología, los sueros antiofídicos, varios temas de salud pública, e incluso la agricultura.

Pero, a la vez, lejos del riesgo de ser superficial por abarcar tantos campos, Clorito resultó prolífico no solo por sus originales hallazgos científicos, sino también en soluciones prácticas a problemas cotidianos, ya fueran de salud pública o de producción agrícola. En medio de muy serias limitaciones de infraestructura para hacer ciencia, que él logró paliar gracias a su tenacidad, creatividad e inventiva, consolidó su inmensa obra.

Incluso hoy todavía se argumenta que, en realidad, él fue el descubridor de la penicilina, pues se anticipó al hallazgo del célebre Dr. Alexander Fleming en 1939. Desde 1923, Clorito había observado la destrucción de bacterias causada por sustancias emitidas por hongos del género Penicillium, las cuales aisló, describió y hasta utilizó para curar pacientes, como lo informó en el artículo Vacuna curativa no específica, publicado en 1927 en una revista de la Sociedad de Biología de París, el cual, evidentemente, fue ignorado por la comunidad científica universal.

Asimismo, además de su inmensa labor científica sensu stricto y su vasta producción en revistas científicas nacionales e internacionales, así como sus indisolubles vínculos con la ciencia francesa y universal, Clorito, humilde y noble, no olvidó el deber social de compartir su conocimiento con aquellos semejantes ajenos a los círculos académicos. Fue por ello que escribió con mucha frecuencia sobre temas científicos, siempre con palabras sencillas, tanto en la prensa como en revistas divulgativas.

Pero, en realidad, su compromiso fue mucho más allá. Su mente crítica y escéptica, sumada a su carácter irónico, fuerte, e incluso áspero, lo llevó a tomar, por escrito, posiciones valientes e indoblegables en temas de importancia social y económica, así como de política nacional e internacional; pero también hizo apreciaciones sobre arte y literatura, intereses que supo cultivar desde joven y que acrecentó en su contacto con la refinada cultura francesa, para convertirse así en un verdadero humanista y enciclopedista.

Sin embargo, como era de esperar, la dimensión cívica de Clorito, bastante inusitada en el mundo de las ciencias fácticas, le significó no solamente incomprensión, sino también ofensa y escarnio por parte de algunos detractores, pues contrariaba los convencionalismos de un medio más bien complaciente y anodino, como el costarricense, así como los intereses de ciertos sectores poderosos. Pero nunca se amedrentó. Murió, tras una prolongada enfermedad, el 16 de mayo de 1944, en compañía de su esposa, doña Margarita Umaña, y de su hijo adoptivo Mario Picado Umaña (destacado poeta nacional, ya fallecido). Sin embargo, a pesar de tal enfermedad, nunca dejó de asistir a su laboratorio, e incluso pocos días antes de morir, Clorito aún estaba activo con sus lúcidas opiniones por la prensa.

Por fortuna, para conocer y valorar estos aportes de Clorito, además del libro antes citado (Picado 1964), el cual incluye fragmentos de muchas de sus publicaciones, hoy contamos con un libro de gran valor analítico (Manzanal 1987) y con siete volúmenes de sus Obras completas (Picado 1988); éstas se publicaron para conmemorar el centenario de su nacimiento, gracias al enorme esfuerzo de un discípulo suyo, el Dr. Alfonso Trejos Willis (quien, lamentablemente, murió poco antes de la aparición de los libros), y de la Editorial Tecnológica de Costa Rica.

En lo personal, siempre he sentido una profunda admiración por esa vertiente cívica de Clorito. Por eso creo resumir cabalmente mis sentimientos en las siguientes palabras, publicadas al conmemorarse el centenario de su nacimiento (Hilje 1987): “Buscó un rincón, porque los escenarios mayores y las palestras estaban reservados para otros:  para los que hallaron formas fáciles de vivir a través de la política. Y ese fue un rincón portentoso, prodigioso, desde donde su luz y su voz no cesaron de brillar y resonar. Su silencio fue el del hacedor de ciencia, del creador, del sabio. Su sonoridad, la necesaria para enfrentar con dignidad y sentido de humanidad a los corruptos, los hipócritas, los pusilánimes y los déspotas. No fue, entonces, el científico timorato, presuntamente aséptico, tan común hoy, sino el hombre comprometido -en su amor y vocación por la verdad- con su ciencia y los problemas sociales de su tiempo, con la humanidad. Por eso fue que Clorito se hizo parte de la Patria”.

Sus aportes a la protección vegetal

Uno de los mejores intentos por ponderar la obra plural y multidimensional de Clorito aparece en el último volumen de sus Obras completas (Picado 1988), en el cual varios autores analizan, en artículos separados, dicha obra desde diversos ángulos disciplinarios (fisiopatología tiroidea, serpientes venenosas, salud pública, endocrinología, biología, agricultura, educación superior y literatura). Entre ellos, hay dos de gran interés para los propósitos de este artículo, escritos por un fitopatólogo (Gámez 1988) y un entomólogo (Jirón 1988), quienes identifican y valoran planteamientos y técnicas claramente relacionados con la protección vegetal.

Gámez (1988) se atreve a postular a Clorito como el primer fitopatólogo costarricense, resaltando sus aportes en el conocimiento detallado de enfermedades entonces novedosas, como la “helada” del frijol, debida a bacterias, y la “chasparria” del café, causada por hongos. Pero, sobre todo, destaca que Clorito supo transferir sus conocimientos de microbiología y endocrinología humanas para realizar hallazgos y propuestas muy originales, al demostrar que las plantas podían producir anticuerpos y, en tal medida, se abría la posibilidad de inmunizar los cultivos, para protegerlos contra enfermedades.

En otro campo, en su tesis doctoral ya era evidente el vasto conocimiento entomológico de Clorito, quien incluso descubrió entonces nuevas especies de insectos. A esto sumó sus aportes en el control biológico de las moscas de las frutas (Anastrepha spp.) y de la langosta migratoria Schistocerca piceifrons (= paranensis) (Jirón 1988). En el primer caso, sugirió su combate mediante el parasitoide Doryctobracon (= Diachasma) crawfordi, sobre el cual hizo valiosas observaciones de tipo básico y aplicado. En el segundo caso, realizó aplicaciones exitosas de la bacteria Coccobacillus acridiorum en la región de Guanacaste, para lo cual debió recurrir a su ingenio y hacer adaptaciones del método de inoculación de Herelle a ciertas condiciones de dicha región.

Estos hechos demuestran que a Clorito no le bastó con ser un científico de gran calibre en varios campos de la medicina humana, así como un hombre de refinada cultura y de pluma privilegiada, sino que también hizo aportes en la protección vegetal. Pero quizás lo más importante fue que, más allá de estos aportes concretos y valiosos en el campo de la fitoprotección, convirtió su obra en un modelo fehaciente de la interdependencia y conjunción del conocimiento básico con el aplicado, para contribuir en el desarrollo económico y social de su país. En nuestro ámbito de interés, supo capitalizar su vasto acervo científico para fusionar sabiamente el conocimiento biológico (básico) con el agronómico (aplicado), y así generar opciones tecnológicas que permitieran mejorar la producción agrícola del país.

En mi caso personal, debo mucho a esta figura cardinal que fue Clorito, pues ha dejado su impronta en mi vida. Recuerdo que, cuando comenzaba mi educación secundaria en el Liceo de San José, un día nos llevaron a la inauguración de la Clínica Periférica Dr. Clodomiro Picado, en el cantón de Tibás. A esa edad de adolescente, para mí ese fue un acto sin mayor trascendencia, y más bien largo y monótono, pero ¡cómo ignoraba yo -en medio del aburrimiento y la fatiga- el significado que Clorito tendría en mi vida profesional!

Fue cuando ingresé a la carrera de Biología en la Universidad de Costa Rica, en 1972, que de veras hallé a Clorito, y de manera más bien casual. Aunque afuera del edificio de la Escuela de Biología hay un inmenso busto de Clorito, tampoco había reparado en su vida ni su obra científica. Hasta ese entonces pensaba que yo sería un biólogo “puro”, y no tenía interés alguno en campos aplicados.

Pero fue justamente al tomar el curso de Historia natural de Costa Rica, bastante básico y enriquecedor, que me asignaron escribir una monografía y presentar un seminario. En esos días ayudaba a un hermano mayor que estudiaba Agronomía a preparar su colección entomológica, y me empecé a interesar por los insectos. Como en el patio de mi casa había un árbol de guayaba, del cual obteníamos larvas para criarlas hasta el estadio adulto, pensé que mi trabajo podría versar sobre el gusano de la guayaba (Anastrepha spp.). Cuando planteé el tema a mi profesor, Sergio Salas, me sugirió incluir aspectos de su control biológico, algo sobre lo cual nunca había escuchado nada.

Días después, ya inmerso en la biblioteca buscando información, quedé asombrado: ¡ahí estaba justo lo que buscaba! Hallé un pequeño artículo titulado Historia del gusano de la guayaba (publicado en 1920) que, en palabras sencillas y con abundantes ilustraciones, relataba numerosos aspectos de la historia natural de dichas plagas, así como de su control biológico mediante el parasitoide antes mencionado. Leí y releí ese texto, deslumbrado ante tantas cosas maravillosas y potencialmente útiles para la agricultura. Entusiasmado, en mi casa establecí crías rústicas de las moscas, esperando hallar parasitoides. Y si bien es cierto que nunca los encontré, en aquel momento hallé algo mucho más significativo y profundo: mi vocación definitiva por el manejo de plagas.

Decidí entonces que me especializaría en el manejo de plagas. Pero como en nuestra Escuela, obviamente, no había cursos aplicados, me matriculé en cursos optativos de las facultades de Agronomía y Microbiología, para acercarme así a la formación que deseaba. Y posteriormente, al concluir mi carrera en 1975, tuve la fortuna de obtener una beca de la Organización de Estados Americanos (OEA) para tomar un curso internacional de Control biológico de insectos, por varias semanas, en Tapachula, México. Esto reafirmó mis convicciones y expectativas. Ya después vendría la oportunidad de culminar mis anhelos, al realizar estudios de doctorado en manejo de plagas en el prestigioso campus de Riverside, de la Universidad de California, y regresar a mi patria para ejercer en dicho campo, primero en la UNA y hoy en el CATIE.

Colofón

Con los años, tuve la fortuna de acrecentar mi conocimiento sobre Clorito, al aumentar mis lecturas de su obra, y conocer y conversar con personas que lo trataron de cerca. Entre ellas sobresalió el amado Dr. Trejos Willis, quien fue un cabal discípulo de su maestro, no solo por sus notables aportes científicos, sino también por su honestidad y amor al prójimo, así como por la valentía y gallardía con la que defendió causas plenas de justicia social y de reivindicación nacional.

A su manera, él fue el relevo de su querido mentor. Y, de hecho, conocer a profundidad a don Alfonso fue lo que me inspiró para escribir las siguientes palabras en el artículo antes aludido (Hilje 1987): “Y si bien la figura de Clorito es paradigmática, simbólica, debemos cuidarnos de convertirlo en ícono, en santo acartonado, en mero objeto de ceremonias. Sí debemos portar y avivar en nosotros la pequeña llama de su actitud vital y convertir sus enseñanzas en una forma de vivir, de asumir la vida como científicos y ciudadanos, especialmente en tiempos en que nuestra identidad como pueblo parece desvanecerse entre la manipulación, la indolencia y el desaliento”.

Es decir, el legado científico y cívico de Clorito sigue vivo, y lo estará siempre y cuando sepamos inculcar en las nuevas generaciones de investigadores agrícolas las actitudes que él cultivó en abundancia: el apego a la verdad científica, y la generosidad y compromiso con sus semejantes más humildes.

Referencias

Gámez, R. 1988. Una apreciación de la contribución de Clodomiro Picado a la patología vegetal. In Obras completas (Picado, C.). Vol. 7. Editorial Tecnológica de Costa Rica. Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. p. 159-167.

Hilje, 1987. Donde está Clorito. Semanario Universidad No. 771. 30-IV-87. p. 4.

Jirón, L.F. 1988. El Dr. Clodomiro Picado y la agricultura en Costa Rica. In Obras completas (Picado, C.). Vol. 7. Editorial Tecnológica de Costa Rica. Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. p. 168-171.

Manzanal, S. 1987. Filosofía y ciencia en Clodomiro Picado Twight. Editorial Universidad Estatal a Distancia. San José, Costa Rica. 181 p.

Picado, M. 1964. Vida y obra del doctor Clodomiro Picado T. Editorial Costa Rica. San José, Costa Rica. 286 p.

Picado, C. 1988. Obras completas. 7 v. Editorial Tecnológica de Costa Rica. Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica.

* Compartido con SURCOS por el autor.

Foto de cabecera: Semanario Universidad.

Instituto Clodomiro Picado: 50 años de ciencia y tecnología

Con motivo de la celebración del 50 aniversario del Instituto Clodomiro Picado, el Semanario Universidad preparó un suplemento especial. Con este suplemento se logra visualizar aun más lo valioso del trabajo llevado a cabo desde la Universidad de Costa Rica.

Adjuntamos el documento.

 

Imagen ilustrativa. UCR.

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UCR: llegó proteína para inmunizar caballos y elaborar medicamento contra COVID-19

Martes 5 de mayo del 2020. Las proteínas para iniciar el proceso de inmunización en los caballos llegaron al país y el Instituto Clodomiro Picado de la UCR ya alistó a los seis equinos cuyo plasma sanguíneo será el nuevo aliado para elaborar el medicamento contra la enfermedad del COVID-19.

Para esto, los animales fueron evaluados de manera cuidadosa (mediante chequeos físicos y exámenes sanguíneos) con el objetivo de asegurar su bienestar integral. Además, y como ha sido usual en los últimos 50 años del ICP-UCR, en estos momentos se les está brindando diversidad de cuidados; entre ellos, una alimentación de excelente calidad basada en heno, concentrado y pasto.

“En el ICP-UCR nos enfocamos bastante en la parte de salud animal y que los caballos estén en su mejor condición. Nuestros animales viven en potreros y en grupo libres de estrés. Además, tienen una excelente alimentación, una atención veterinaria continua y el cuidado diario de los asistentes. Nosotros velamos que estén comiendo bien y que estén tomando agua. Todos los caballos están sanos, con un muy buen peso corporal (cercano a los 450 kilos), y sin ningún signo de enfermedad”, afirmó el médico veterinario Mauricio Arguedas Gómez.

Para inmunizar a los caballos se utilizarán proteínas no infecciosas del virus SARS-COV-2, las cuales no afectan negativamente la salud de los equinos.

“No vamos a utilizar el virus completo. ¿Qué significa esto? Que no hay riesgo de que los caballos se infecten. Lo que vamos a usar son algunas de las proteínas del virus. Cuando se haga el procedimiento, el organismo del caballo reconocerá esas proteínas y generará los anticuerpos. Después, esos anticuerpos serán usados en los pacientes enfermos”, amplió el Dr. Arguedas.

Esta labor no es rápida y comenzará apenas la Oficina de Suministros de la UCR realice el desalmacenaje de las proteínas requeridas (se espera que esté durante la presente semana). Cuando se posea dicho insumo, se calcula que el resultado de la inmunización se tendrá después de cuatro meses desde que inicie la inoculación (momento en el que se inyectan las proteínas al animal).

“Con el medicamento basado en los anticuerpos equinos se obtendrán varias ventajas y la primera es no depender de donadores humanos. De igual forma, creemos que los anticuerpos equinos podrían tener una mejor potencia neutralizante del virus que la potencia de los anticuerpos humanos. Lo anterior se da porque los caballos estarán hiperinmunizados; es decir, que se les inyectan las proteínas varias veces. La estimulación del sistema inmune en teoría debe ser mayor, pero esto deberá confirmarse”, ahondó el Dr. Arguedas.

Otro punto a destacar es el mayor volumen de plasma que se puede extraer de un caballo, si se le compara con el que se le puede obtener de un ser humano. Con el plasma obtenido de un solo caballo se pueden preparar cien frascos del medicamento, mientras que con el plasma de una única persona solo se pueden preparar dos.

En cuanto a los animales, la extracción de la sangre no afecta la salud de los caballos. Al separar el plasma, se les devuelven las células sanguíneas para que no lleguen a sufrir anemia.

“Siempre que llega un animal nuevo se le aclimata y se le “chinea” antes de iniciar un esquema de inmunización. Para que un caballo inicie esquema debe estar muy bien cuidado y en óptimas condiciones. Se les da el acompañamiento con una buena alimentación y un muy buen trato. Les realizamos análisis de sangre rutinarios para garantizar el estado físico y hematológico, que es muy importante. Después de realizar el esquema, se siguen haciendo los exámenes para asegurar que el caballo esté en las mejores condiciones y se le acompaña con un examen físico diario”, indicó el técnico veterianrio Edwin Moscoso Suárez.

Jenniffer Jiménez Córdoba. Periodista de la Oficina de Divulgación e Información de la UCR.
Teléfono: 2511-1232.
Correo: jenniffer.jimenezcordoba@ucr.ac.cr

La guerra del Coronavirus y sus daños colaterales

Vladimir de la Cruz

El impacto de la Pandemia del Coronavirus COVID-19 es de tal magnitud, por su alcance y trascendencia internacional, que ha roto, ha quebrado, todo el orden de las relaciones internacionales en todos los sentidos. Ha afectado obviamente las relaciones comerciales, productivas, de los procesos de encadenamiento económico a nivel internacional y a nivel local de cada uno de los países afectados.

Ha afectado áreas productivas, mercados internacionales de producción y abastecimientos de partes para la industria en general, ha afectado mercados de mano de obra barata en todos los continentes, ha afectado los mercados de colocación de mercaderías, estimulando, en cierta forma, todavía a escala reducida, los mercados internos de producción y de abastecimientos. Su impacto social, aún no evaluable, es el de llegar a causar mayor pobreza general y de mayor pobreza extrema en todos los países, junto el hambre, “hambrunas”, para grandes masas de personas, quizá sin que hayamos superado el impacto de la presencia del COVID-19.

El mundo del transporte aéreo, terrestre y marítimo se desplomó, por los controles de la expansión del Coronavirus que se han impuesto. La industria y la actividad turística, en todas partes del mundo, ha caído, con expectativa negativa para los próximos 18 meses por lo menos, y la economía de encadenamientos sujeta a ella ha sufrido igual impacto.

Las pequeñas empresas productivas, la MIPYMES y PYMES en general, son las más golpeadas, las empresas de venta y consumo de comidas, de servicios han cerrado estrepitosamente, creando un mayor impacto en las economías nacionales cuando estas pequeñas empresas son mayoritarias, y mayoritariamente empleadoras, en las actividades económicas de cada país, que con poca o baja contratación de personal, son también las que mantienen la mayor cantidad de empleo nacional, y en la situación actual conducen, por sus cierres, a que los índices de desempleo real aumenten de modo preocupante, agravando la situación social, de vida, de trabajo, de hambre real y de tensiones sociales y políticas que ello pueda producir.

El COVID-19 ha afectado el mundo del trabajo provocando cierres de empresas, despido de empleados, rebajo de jornadas de trabajo, nuevas formas laborales intensivas como el tele trabajo, el trabajo parcial con reducción de jornadas, y rebajo consecuente de salarios y beneficios sociales, desempleo total y desempleo parcial, con pérdida y reducción de salarios y sus beneficios sociales, ha afectado la capacidad de pago de obligaciones de trabajadores, de pequeños, medianos y algunos grandes empresarios. Los sindicatos mismos van a sufrir este impacto en su afiliación real, en sus cuotas de pago sindicales, así como en su actividad organizativa, y hasta en sus luchas.

Ha afectado los vínculos diplomáticos alterando las relaciones de países fronterizos por los cierres de fronteras, impuestos de cada lado, para mitigar, con el control de los procesos migratorios y de desplazamiento de nacionales y extranjeros, la posibilidad de expansión y contagio del Coronavirus. Ha cuestionado internacionalmente a aquellos gobernantes que no se han sometido a los parámetros de la Organización Mundial de la Salud para atender la pandemia, e irresponsablemente, en sus países, han sido laxos frente al avance del Coronavirus, con las repercusiones internacionales que eso tiene.

El Coronavirus ha surgido como una fuerza de combate en guerra en todos los países, contra todas las personas, sin que estuvieran preparados para ella.

El Coronavirus se ha desarrollado como un movimiento guerrillero, apareciendo por aquí y por allá, y simultáneamente en todos los países, como si fueran diferentes frentes de combate, donde no se le puede enfrentar en el campo militar. De allí, por ahora su fuerza, por su capacidad sorpresiva de aparición provocando daños directos y daños colaterales en cada país y sociedad, por el temor que desata su existencia. En unos países impacta más que en otros, pero nadie está exento de sufrir su presencia ni daños colaterales. Y dentro de los países hay regiones más afectadas que otras.

Por ahora es una guerra que está comenzando, con un enemigo que se le conoce, que se la ha logrado identificar, el COVID-19, pero que no se tiene capacidad de controlarlo, y no se sabe aún con certeza cuando podrá acabársele y de qué modo se hará, porque su manera de combatir es silenciosa, sorpresiva, universal, y en muchos casos precisa y fulminante.

Uno de los efectos más dramáticos que ha provocado es que no se ha logrado una acción internacional contra el Coronavirus.

El único campo internacional que opera es el de la ciencia médica y epidemiológica, donde se hacen esfuerzos de coordinación día a día, para ir analizando los movimientos y comportamientos del Coronavirus, como sus posibilidades de mutación, para buscar, en el campo de la ciencia, los mecanismos y armas para detenerlo y controlarlo. Si es por una vacuna, se ha dicho, es un proceso que puede durar por lo menos hasta dos años, de allí que lo más claro es que el Coronavirus ha llegado para quedarse y tengamos que aprender a vivir con él, como vivimos con un montón de bacterias, virus y microorganismos, que siguen causando muertes, y por miles, muchos de los cuales hoy los controlamos y disminuimos sus muertos con vacunas.

El Coronavirus ha declarado, en cierta forma, una guerra contra toda la Humanidad. La guerra en que nos ha metido el Coronavirus no ha terminado. Los efectos devastadores de esta guerra todavía no los conocemos en toda su dimensión.

En el campo científico es una Guerra Total, que ha obligado a que todos los países muevan sus recursos y fuerzas, hasta donde se pueda, para destruir su capacidad contagiosa y de expansión. Como Guerra Total supone la subordinación de la política, no a la guerra como es la idea clásica militar, sino a la Ciencia, lo que no ha hecho el gobierno de Trump, y algunos otros, y que sí se hace en la mayoría de los países. Aquí, en Costa Rica, el Gobierno ha hecho muy bien de poner al frente, día a día, de esta batalla, incluso por el manejo de las Conferencias de Prensa diarias, al Ministro de Salud y al Presidente de la Caja Costarricense del Seguro Social. Hasta hoy el discurso oficial, en Costa Rica, descansa sobre todas las cosas en la ciencia para combatir el Coronavirus.

Importante papel puede llegar a jugar el Instituto Clodomiro Picado, de la Universidad de Costa Rica.

Por ahora el COVID-19 asusta por las muertes y contagios en todos los países, y atemoriza por el daño causado a la economía mundial, que es el daño colateral impuesto por este Coronavirus.

En las guerras modernas, y recientes, especialmente después de 1990, desde la Guerra del Golfo Pérsico, se habla de los daños colaterales, aquellos causados que están fuera de los objetivos militares a destruir, que son las víctimas civiles, particularmente, y así se justifican por quienes provocan estos daños colaterales, en estas guerras, generalmente por resultado de los bombardeos.

Se habla de daño colateral de aquel causado sin intención, de manera accidental, o por repercusión sin haberlo deseado, pero como resultado de una operación militar. En la sucia guerra de Vietnam los Estados Unidos usó este término para referirse al asesinato de civiles y la destrucción de sus propiedades.

Los daños colaterales militarmente se han extendido a las construcciones, hasta hospitalarias y diplomáticas, como ha sucedido, así como a los equipos y el personal, que puede ser afectado, en una operación militar, de fuerzas amigas de los atacantes. El daño colateral no quiere decir sin intención, aunque los ejércitos tratan de darle ese contenido conceptual. Es el daño adicional, subordinado, secundario, que resulta de una acción militar. Es el acto que puede resultar consciente, si es una ventaja táctica militar, en donde al destruir un objetivo deben eliminarse civiles e inocentes, o destruir instalaciones que no son objetivos militares.

El Coronavirus como agente militar, como arma de guerra, directamente ataca personas. El Coronavirus, en sus daños colaterales, afecta toda la economía, las fábricas, el transporte en todas sus manifestaciones, ciudades y pueblos completos, las refinerías lo que ha hecho caer el precio y la producción diaria de petróleo mundial. Afecta la salud emocional de las personas, sobre todo por los encierros obligados, las “cuarentenas” y restricciones de usos sociales, de comportamientos y de relaciones sociales que ha impuesto.

La autonomía de desplazamiento del Coronavirus en su ataque es demasiado amplia, llega donde tenga oportunidad de llegar, atacar y ocasionar el daño directo y el colateral respectivo. El Coronavirus por blanco estratégico tiene a los seres humanos. Eso está claro, de allí la necesidad de su protección.

En curso de la II Guerra Mundial, al mediar la década de 1940, las potencias aliadas impulsaron tres organismos de carácter mundial, en perspectiva del mundo que surgiría después de esa horrorosa guerra, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, ambos en 1944, como resultado del Tratado de Breton Woods, y las Naciones Unidas, en octubre de 1945.

Al terminar la II Guerra Mundial el mundo había cambiado. Derrotado el nazifascismo surgió de manera poderosa un Sistema Mundial de países socialistas, que hizo cambiar el escenario de las relaciones internacionales. El mundo se enfrascó en una división internacional de Socialismo versus Capitalismo y de un escenario militar, la Guerra Fría.

El resultado práctico inmediato por parte de los Estados Unidos fue impulsar en la Europa capitalista existente el Plan Marshall, con el propósito de meter 12.000 millones de dólares, de esa época, para la reconstrucción europea, y presentar la Europa capitalista como una vitrina frente a la Europa socialista que también estaba surgiendo. Ello produjo en el campo militar, luego, el desarrollo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, por un lado y del Pacto de Varsovia por otro, para mantener los equilibrios militares en ese continente.

En América Latina el Plan Clayton, entre 1946 y 1947, se propuso igual propósito para contribuir a desarrollar la economía de la región, especialmente en el sector agrario o campesino, y frenar o neutralizar en el continente los movimientos insurgentes que estaban dándose. Para la parte militar en América Latina se impuso el Plan Truman. En 1948 se impulsó militarmente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, con la OEA de fondo y de soporte.

Después del Coronavirus el mundo va a ser otro. Frente al Coronavirus no se impulsan organizaciones de este tipo ni políticas de esta naturaleza, de carácter colectivo. Lo más cercano a ello es el apoyo a la Organización Mundial de la Salud, la abanderada internacional en la lucha contra el Coronavirus, y sus organismos regionales, como la Organización Panamericana de la Salud, hoy sin el apoyo económico del gobierno norteamericano, y del Presidente Trump, que ha anunciado quitarle los fondos económicos que le daban, acusándola de estar plegada, en esta situación pandémica, a los intereses de la República Popular China.

Igualmente, esos organismos, son hoy objeto de atención, y de llegada, para apoyar gobiernos y países con préstamos y políticas económico-financieras para enfrentar el Coronavirus en sus impactos financieros internos.

En el momento actual debe operar la política realista, de la diplomacia y de las acciones concretas y prácticas para atender la pandemia, cuando no hay un Gobierno mundial, ni hay un “ejército mundial” en capacidad de combatir el Coronavirus, que debe enfrentarse en cada país con las fuerzas médico-científicas que se tienen, y con las estructuras de salud pública y de seguridad social que cada país tiene y ha desarrollado históricamente.

El Coronavirus ha alterado en la práctica el equilibrio de poderes existentes en el mundo actual, ha debilitado a las grandes potencias, las ha alejado de sus propias relaciones, les ha debilitado sus carreras armamentistas para enfrentar al enemigo no tan invisible del Coronavirus. La “paz” internacional, exceptuando las guerras locales o regionales aún existentes, que han pasado a guerras de baja intensidad momentáneamente, también se ha alterado.

Para Trump la situación internacional es grave por el impacto que ella tiene al interior de los Estados Unidos en su elección de noviembre de este año. La torpeza con que ha actuado lo ha alejado del liderazgo internacional que los Estados Unidos ha significado, pero le ha debilitado su liderazgo interno, a nivel nacional y regional con sus propios Estados y sus autoridades locales, los gobernadores.

Pareciera que Trump siguiendo a Maquiavelo quisiera usar el mal para tratar de lograr el bien. Por ello engaña, hace trampa, mal informa, se enfrenta a la ciencia de su propio país, intriga contra quien se le oponga, enfrenta y limita la acción de los medios de información y de prensa, obliga a su Partido Republicano y a sus dirigentes a seguirle ciegamente, amenaza desarrollar los super poderes que se le permiten al Poder Ejecutivo en Estados Unidos, expulsa migrantes detenidos enfermos de coronavirus a sus países de origen, con el propósito de que enfermen en sus países de origen, como está haciendo con guatemaltecos repatriados.

Para Trump, como yo lo veo, el Coronavirus se le ha presentado como un elemento de limpieza étnica mundial, y en los propios Estados Unidos, por las personas que son afectadas mayoritariamente.

En la línea de enfrentamiento al Coronavirus el realismo político descansa en las decisiones racionales, científicas y médicas, que puedan tomarse e impulsarse para frenarlo, detenerlo y saberlo combatir y para superar, en el mayor corto plazo posible, los efectos colaterales que está provocando, especialmente en el plano de las economías nacionales, y en la reconstrucción de las redes de la economía mundial.

El interés nacional es lo que resalta en los países frente al Coronavirus. En Estados Unidos Trump ha sido muy claro “América Primero”. No son casuales sus políticas públicas internas y sus planteamientos internacionales en torno a cómo enfrentar y combatir el Coronavirus. Se trata de su supervivencia y su propia seguridad, no la del planeta. Por eso niega las políticas internaciones de ataque y confrontación al Coronavirus.

Con el Coronavirus no tenemos en el escenario internacional un país agresivo, una potencia amenazante de otros países, o de todos, por su carácter pandémico. Trump está tratando de pintar a la República Popular China, como esta amenaza, por el origen del Coronavirus, en la ciudad de Wuham, y para ver a este país como el agente agresivo internacional. Es parte de su estrategia geopolítica mundial frente al impacto que tiene la República Popular China en la economía mundial, y la disputa que tiene Estados Unidos en ese escenario para no ser desplazado.

El problema fundamental para Trump es que en la lucha contra el Coronavirus todos los Estados del mundo tienen igualdad de enfrentamiento, y no quieren ser derrotados por el Coronavirus.

El Coronavirus no nos ha metido en el mundo de Tomas Hobbes, el de la lucha, o de guerra, de todos contra todos. Al contrario, nos ha impuesto la tarea de enfrentarlo como una sola fuerza. La diversidad de países, y de posiciones políticas de cada uno de ellos, tiene que conducir a políticas unitarias de acción internacional. Este es el reto que nos impone la pandemia.

La estructura internacional de las Naciones Unidas, y sus organismos internacionales, nos da la posibilidad de actuar cooperativamente en nombre de toda la Humanidad.

Estamos ante un interés público, hoy un interés común, de toda la sociedad, de todas las sociedades existentes, por la defensa del bienestar, la felicidad y la satisfacción de las necesidades básicas de todos los seres humanos.

Enviado a SURCOS por el autor.

Imagen: https://news.un.org/es/story/2020/04/1472832

En medio de la pandemia, la UCR garantiza la producción de sueros antiofídicos para salvar vidas

El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica continúa proveyendo los antivenenos que requiere el país

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Cerca de 35 funcionarios del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) trabajan fuertemente para seguir supliendo al país de antivenenos. El único propósito: garantizarles el tratamiento a todos aquellos pacientes que sufran envenenamientos por mordeduras de serpientes.

“Si bien Costa Rica está viviendo una pandemia por la enfermedad del COVID-19, la Universidad no puede detener la producción de antivenenos. Es muy importante que se entienda que el suero antiofídico es un medicamento esencial. No hay otro producto que pueda hacer lo que hace el antiveneno. Los accidentes por mordeduras de serpiente son un problema de salud pública que no puede dejarse desatendido por la pandemia. Hay personas que podrían sufrir un accidente y los hospitales deben tener los fármacos necesarios para atenderlos”, afirmó el Dr. Andrés Hernández Bolaños, regente farmacéutico del ICP-UCR.

Actualmente, en el ámbito internacional, la administración intravenosa de un antiveneno específico es el único tratamiento eficaz (científicamente validado) para salvar la vida de las personas que han sufrido algún envenenamiento ofídico.

Por lo tanto ese aporte, que es crucial para el país, se está dando de la mano con las rigurosas medidas preventivas comunicadas por el Ministerio de Salud y las autoridades universitarias. Todas esas acciones están orientadas a asegurar la salud de los colaboradores, y que al mismo tiempo Costa Rica no experimente desabastecimiento de un medicamento que puede definir si una persona sigue con vida.

“Las personas con algún factor de riesgo no están trabajando en el Instituto de manera presencial. Además, tres están haciendo trabajo remoto y los otros 32 se turnan para hacer mitad trabajo remoto y mitad trabajo presencial. Esto, junto con las constantes medidas de limpieza, nos ha permitido cumplir de forma segura con las labores en todas las secciones de producción”, amplió el Dr. Hernández.

Los envenenamientos por mordeduras de serpientes son un problema de salud pública que causan un gran sufrimiento humano y un fuerte impacto socioeconómico.

Se calcula que los accidentes ofídicos afectan a más de 2.5 millones de personas del mundo que viven en poblaciones rurales bajo condiciones de pobreza; por lo general, en países que están en vías de desarrollo. A nivel nacional, se contabilizan cerca de 600 casos anuales.

El ICP-UCR es el único que abastece Costa Rica, al resto de la región Centroamericana y a algunos territorios de América del Sur. También, exporta sueros a África, ante una realidad global en la cual las grandes farmacéuticas internacionales no producen antivenenos debido a la baja rentabilidad económica.

“La eficacia de los antivenenos producidos en el ICP ha sido demostrada en estudios preclínicos y clínicos. Se estima que, durante sus 50 años de existencia, los antiveneos del ICP han salvado la vida a más de 350 mil personas. Por ese motivo, en medio de la crisis actual el ICP continuará sus esfuerzos para seguir abasteciendo antivenenos y salvar las vidas de las personas más vulnerables”, enfatizó el Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba

Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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UCR: Comunidades pueden capacitarse para prevenir y tratar mordeduras de serpiente

  • Universidad de Costa Rica ofrece proyecto para prevención del accidente ofídico

UCR Comunidades pueden capacitarse para prevenir y tratar mordeduras de serpiente
El Instituto Clodomiro Picado no solo se centra en la producción de sueros, sino que tiene un componente de acción social que abarca dos proyectos de extensión docente y un TCU. Foto archivo ODI.

Las mordeduras de serpiente son un problema de salud pública desatendido en muchos países a nivel mundial. Cada año se registran aproximadamente 5,4 millones de mordeduras de serpiente, que causan entre 1,8 y 2,7 millones de casos de envenenamiento y entre 81.410 y 137.880 muertes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Costa Rica se registran anualmente entre 500 y 600 mordeduras de serpiente al año, de las cuales el 60% corresponde a la especie terciopelo (Bothrops asper). Sin embargo solo 0,01% de estas son mortales, afirma el investigador y coordinador de acción social del Instituto Clodomiro Picado (ICP) Fabián Bonilla Murillo.

“Siempre hemos visto que esto ha sido una necesidad, la información y la prevención de posibles mordeduras de serpiente en la población en general es una necesidad que se ha visto y se ha documentado en las solicitudes que llegan al instituto de apoyo, de colaboración y formación” afirma Bonilla.

El proyecto la Universidad de Costa Rica “Prevención del accidente ofídico” (ED-1797) busca contribuir por medio de la educación y capacitación a la prevención y el buen tratamiento de los accidentes causados por mordeduras de serpiente. Fabián Bonilla asegura el principal problema es el desconocimiento que existe sobre el tema y la cantidad de mitos y desinformación sobre los animales y cómo tratar las mordeduras.

El proyecto se enfoca en atender personal de entidades del sector público y privado, así como a diferentes comunidades vulnerables a los accidentes ofídicos. Se realizan charlas, capacitaciones, entrega de material informativo y mesas de diálogo que son preparadas en función de las necesidades de cada población que se atiende.

“No solamente nosotros transmitimos los conocimientos que se logran con investigaciones o trabajo que ha hecho el Instituto, sino que también hay una retroalimentación de las comunidades hacia nosotros como profesionales del tema” afirmó Bonilla.

Prevención y sensibilización

Las temáticas se orientan en dos líneas, por un lado el accidente ofídico: cómo prevenirlo, qué es y cómo tratarlo en caso de que ocurra una mordedura y por otro lado, la sensibilización en relación a la biología y comportamiento de estos animales, ya que es fundamental sensibilizar a la población sobre la importancia de su conservación para un ecosistema equilibrado.

UCR Comunidades pueden capacitarse para prevenir y tratar mordeduras de serpiente2
El laboratorio destinado para actividades de acción social surge de la necesidad de separar los animales de producción de suero, con los de educación. En este se albergan animales que no necesariamente son venenosos pero se utilizan para la formación sobre la biología de estas especies. Foto Laura Camila Suárez.

A partir de este proyecto se han ido identificando nuevas necesidades y líneas de trabajo enfocadas en cómo abordar la problemática de las mordeduras de serpiente de una manera integral. Es así como surge el proyecto “Programa de prevención y atención de accidentes generados por reptiles peligrosos (serpientes y cocodrilos) en el Pacífico de Costa Rica” (ED-3248) que brinda capacitación a cuerpos de socorro de todo el país, una población muy expuesta a la atención de estos accidentes y que anteriormente no se había capacitado.

Por otro lado, el Trabajo Comunal Universitario “Prevención y manejo del accidente ofídico en Costa Rica” (TC-353) busca involucrar a la comunidad estudiantil en este proceso integral por medio de la atención a las comunidades con alta incidencia de mordeduras de serpientes venenosas, en la facilitación de charlas en escuelas y colegios de estas comunidades.

El proyecto ha desarrollado gran parte de su trabajo en comunidades indígenas como la comunidad Bribri y Ngäbe, no solo en la capacitación a las personas de la comunidad, sino de igual manera en la traducción de materiales informativos a las lenguas propias de estas comunidades.

“Educar a las personas para saber qué es lo correcto que hay que hacer cuando ocurre una mordedura y cómo prevenirlas es muy importante (…) hay muchos mitos que se mantienen y que es difícil convencer a la gente de lo contrario” afirmó el Dr. Julián Fernández Ulate, coordinador del TCU. El trabajo que ha realizado la comunidad estudiantil en compañía de la asesoría del ICP no solo se ha centrado en la elaboración de materiales, sino igualmente en la validación de estos por parte de la comunidad.

La solución integral que se requiere en relación a los accidentes ofídicos debe ser un proceso continuo, que solo se concentre en la producción de sueros antiofídicos, sino que incluya divulgación, capacitación y actualización continua a la población.

Desde hace aproximadamente dos años, el ICP-UCR inició la construcción de un laboratorio destinado para las actividades de acción social que se desarrollan alrededor de los proyectos del instituto.

Uno de los vacíos que aún se identifican es la atención en la fase posterior a la mordedura, en donde es indispensable un acompañamiento psicosocial a las personas que han sido víctimas. Los proyectos del ICP-UCR se plantean como reto desarrollar un componente que permita aportar en este ámbito.

 

Laura Camila Suárez Rodríguez

Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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Conocimiento de UCR salvará vidas en Sri Lanka

Suero antiofídico neutraliza el veneno de las tres especies de serpientes más venenosas en Sri Lanka

El Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) enviará 2 500 frascos de antiveneno

 

Jenniffer Jiménez Córdoba, Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Lidiette Guerrero Portilla, Periodista Oficina de Divulgación e Información

Conocimiento de UCR salvara vidas
Con las uniones a nivel internacional, el ICP proyecta su potencial académico y entra en una red global que les permite participar del saber científico a nivel internacional (foto Jenniffer Jiménez Córdoba).

Los conocimientos científicos y la experiencia tecnológica por más de 40 años del Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) se unieron una vez más. En esta ocasión, fue para enfrentar el reto de generar un suero antiofídico que neutralice los venenos de las tres especies de serpientes más venenosas de Sri Lanka en un solo antídoto.

El reto fue superado, y ahora es posible la exportación de 2 500 frascos de antiveneno en polvo (liofilizado) desarrollado por investigadores del ICP-UCR para ser probado en pacientes afectados por mordeduras de serpiente.

Sri Lanka, antigua Ceilán, es una isla de 65.6 Km2 y más de 20 millones de habitantes, ubicada en el océano Índico, al suroeste de la Bahía de Bengala y al sudeste del Mar de Omán, muy cerca de la India.

Ese país enfrenta en promedio entre 30 a 40 mil casos por año de accidentes por mordeduras de serpientes, pero no cuentan con un antiveneno propio. Por tal motivo, emplea un producto de la India que no neutraliza del todo las actividades tóxicas de ciertos venenos y genera reacciones adversas en los pacientes.

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La colaboración con Sri Lanka supera la visión mercantilista de venta de antivenenos, a una contribución social que favorece el bien común y aporta a la salud pública mundial (foto Jenniffer Jiménez Córdoba).

El nuevo antiveneno polivalente para Sri Lanka neutraliza el veneno de tres especies de serpientes clínicamente más importantes de este país: Daboia russelli,Echis carinatus e Hypnale hypnale.

El lote total de producción es de tres mil frascos. De estos, 2 500 serán enviados a Sri Lanka y los 500 restantes serán utilizados en el ICP-UCR para efectuar diversos estudios pre-clínicos sobre la capacidad neutralizante del antiveneno en ratones, así como pruebas adicionales de control de calidad.

Aporte social

El desarrollo de este antiveneno pone el saber científico de Costa Rica al servicio de zonas vulnerables a los accidentes ofídicos a nivel internacional como África, Asia y América Latina, con el fin de mejorar el problema de salud pública por envenenamiento de serpientes y la calidad de vida de las personas afectadas.

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Este es el suero antiofídico que se enviará a Sri Lanka, producido en el ICP-UCR, con la ventaja de inhibir el veneno de las tres serpientes más venenosas de ese país (foto Jenniffer Jiménez Córdoba).

De acuerdo con el investigador a cargo, el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, la colaboración con Sri Lanka supera la visión mercantilista de venta de antivenenos, a una contribución social que favorece el bien común y aporta a la salud pública mundial.

“El principal beneficio para la UCR es cumplir uno de los mandatos de su Estatuto Orgánico, el cual es poner el desarrollo académico al servicio de la equidad y la búsqueda del bien común, en este caso, en un país lejano. Los envenenamientos por mordeduras de serpientes son un problema de salud que genera un gran impacto en términos de sufrimiento individual y social. Con este proyecto, la UCR pone su desarrollo científico endógeno al servicio de personas de Sri Lanka afectadas por este problema, y al servicio de la salud pública de dicho país” afirma Gutiérrez.

A través de este aporte internacional, la UCR amplía su conocimiento científico, al realizar investigaciones con venenos de especies de otros sectores geográficos, así como el desarrollo de experiencias en procesos de transferencia de conocimiento.

“La ciencia es universal y no se afinca a un determinado país. El conocimiento de las propiedades y acciones de venenos de serpientes de otras latitudes, contribuye al acervo mundial del conocimiento de los venenos, y permite relacionar las propiedades de los venenos de Sri Lanka con las de venenos de Costa Rica y de otras regiones del mundo”, señala Gutiérrez.

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El Dr. Gutiérrez afirma que se requiere 150 mil a 200 mil frascos al año para atender los casos de mordeduras de serpiente. Este volumen de producción no puede ser manejado en el ICP-UCR, por lo que se efectuará una transferencia de conocimiento (Jenniffer Jiménez Córdoba).

El Dr. Daniel Keyler, miembro de la Animal Venom Research International (AVRI), indica que esta colaboración internacional es significativa a nivel humano, pues por primera vez a nivel mundial se crea un suero antiofídico con cobertura contra la Hypnale hypnale.

“La UCR ha cumplido con cada compromiso que hicieron en este proyecto, además del espíritu humanitario de su personal y su genuino sentimiento de ayudar a los menos afortunados en otra región. La UCR, en especial el personal del Instituto Clodomiro Picado, debe ser presentado como un modelo de liderazgo en proyectos internacionales” señaló Keyler.

Transferencia de conocimiento

El ICP-UCR efectuará una transferencia tecnológica, con el fin que Sri Lanka tenga los conocimientos necesarios para crear un laboratorio con la capacidad de fabricar el antiveneno en su país.

La transferencia de conocimiento se ejecutará por etapas. Primero, el antiveneno piloto exportado por el ICP deberá pasar el ensayo clínico en Sri Lanka que demuestre su seguridad y eficacia. Posteriormente, el ICP-UCR empezará el proceso de capacitación de personal, el asesoramiento en la construcción de las instalaciones, así como la compra de equipo y la puesta en marcha del proceso productivo.

El Dr. Keyler indica que la AVRI espera que la transferencia de conocimiento, que empezará este 2016, permita salvar vidas de una manera efectiva, económica y rentable en Sri Lanka, además de fortalecer la salud pública a largo plazo de una manera sustentable.

 

Colaboración internacional e institucional

Doctores participantes: Alberto Alape Girón, Guillermo León Montero y la biotecnóloga Mauren Villalta Arrieta, así como todo el personal de la sección de Desarrollo Tecnológico y de la División Industrial del ICP.

Colaboración institucional: Vicerrectoría de Investigación de la UCR con la asesoría de la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (PROINNOVA), para negociar la forma sobre cómo se realizará la transferencia tecnológica.

Colaboración internacional: Convenio de cooperación entre los académicos de la Universidad de Peradeniya (PDN), Sri Lanka, y la ONG Animal Venom Research International (AVRI) de los Estados Unidos de América.

Con esta colaboración conjunta, la AVRI y la PDN crearon un serpentario en Sri Lanka, para recolectar los venenos de las serpientes venenosas más importantes desde el punto de vista clínico. Los venenos extraídos fueron enviados a Costa Rica y el ICP inmunizó caballos para preparar el lote antiveneno.

 

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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