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Etiqueta: Instituto Clodomiro Picado

19 de setiembre Día Internacional de Concientización sobre la Mordedura de Serpiente

José María Gutiérrez
Instituto Clodomiro Picado
Facultad de Microbiología, Universidad de Costa Rica
Invitado de ACANAMED
jose.gutierrez@ucr.ac.cr

El envenenamiento por mordedura de serpiente es un serio problema de salud pública a nivel global. Se estima que cada año cerca de dos y medio millones de personas sufren estos envenenamientos en el mundo, lo cual resulta en cerca de 100.000 muertes y en más de 300.000 personas que sufren secuelas físicas y psicológicas permanentes. Esta es una ‘enfermedad de la pobreza’ ya que afecta principalmente a personas en condiciones sociales y económicas vulnerables en las regiones rurales de África, Asia y América Latina.

Serpiente terciopelo (Bothrops asper).

Las serpientes venenosas se clasifican en varias familias y existe una gran variación en la composición de sus venenos, lo cual resulta en una diversidad de manifestaciones clínicas de los envenenamientos. Algunos venenos, como los de cobras, mambas y serpientes corales, inducen un efecto neurotóxico que paraliza los músculos. Otros venenos, como los de las víboras (terciopelo, cascabel, mata buey, víbora de Russell) inducen patología local (destrucción de tejido, ampollas, hinchazón) y severas alteraciones sistémicas (problemas de coagulación, sangrado, alteraciones renales). Pese a la importancia de este problema de salud, durante mucho tiempo recibió muy poca atención por parte de grupos de investigación, laboratorios farmacéuticos y autoridades de salud. Por eso el envenenamiento ofídico ha sido catalogado como una ‘enfermedad tropical desatendida’ por la Organización Mundial de la Salud.

Afortunadamente, gracias a una intensa campaña internacional en la que han participado muchos países y organizaciones, y en la cual Costa Rica ha tenido un papel de liderazgo importante, la Organización Mundial de la Salud y sus oficinas regionales le han dado más atención al tema en años recientes. En Costa Rica esta enfermedad no ha sido desatendida ya que, a lo largo de varias décadas, el país ha desarrollado recursos científicos, tecnológicos y salubristas propios que le han permitido controlar debidamente el problema, con generación de conocimiento mediante la investigación, producción y distribución de antivenenos o sueros antiofídicos, capacitación de las y los profesionales de la salud y consolidación de un sistema de salud pública robusto. Gracias a ello, el país ocupa una posición de liderazgo en este tema.

Los esfuerzos internacionales condujeron a la aprobación de una resolución sobre el envenenamiento ofídico en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo del 2018 y a la elaboración de una estrategia global que procura reducir, en un 50% para el año 2030, el número de muertes y discapacidades causadas por estos envenenamientos ver: https://www.who.int/publications/i/item/9789241515641). Esta estrategia incluye (1) el empoderamiento y la participación de las comunidades en la solución del problema, (2) la provisión de terapias eficaces y seguras, (3) el fortalecimiento de los sistemas de salud y (4) el incremento de las alianzas multisectoriales, la coordinación y los recursos.

Como parte de estas iniciativas, en el año 2018 se estableció el Día Internacional de Concientización sobre la Mordedura de Serpiente, el cual se celebra el 19 de setiembre de cada año. En esta fecha, personas, grupos, instituciones, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil desarrollan múltiples actividades dirigidas a elevar la conciencia sobre la magnitud de este problema de salud y a promover acciones e intervenciones que reduzcan su impacto y el sufrimiento humano que representa. Costa Rica, como actor importante en el estudio y la búsqueda de soluciones al envenenamiento ofídico tanto a nivel nacional como internacional, participa en diversos eventos y acciones relacionadas con esta celebración.

¿Qué hacer y qué no hacer en caso de sufrir una mordedura de serpiente?

Lo que NO debe hacer:

  • NO trate de capturar o matar la serpiente que lo mordió.
  • NO se aplique un torniquete en la extremidad mordida.
  • NO intente succionar el veneno con la boca o con un aparato de succión.
  • NO efectúe incisiones con objetos cortantes en el sitio de la mordedura.
  • NO ingiera sustancias químicas o naturales.

Lo que SÍ debe hacer

  • Mantenga la calma y busque ayuda.
  • Inmovilice en la medida de lo posible la extremidad mordida.
  • Indague sobre la localización del centro de salud más cercano (EBAIS, clínica u hospital).
  • Trasládese lo antes posible al centro de salud más cercano para recibir el tratamiento apropiado.

De patentes y universidades públicas

José María Gutiérrez
Profesor emérito, Universidad de Costa Rica
jose.gutierrez@ucr.ac.cr

El día de la multitudinaria marcha en apoyo de la educación pública circularon en redes sociales videos en los que se planteaba, entre otras cosas, que las universidades públicas costarricenses generaban muy pocas patentes y que esto era una señal de debilidad y de escaso aporte al desarrollo del país. Estos comentarios invitan a la reflexión.

¿Qué son las patentes?

Las patentes son un instrumento mediante el cual los estados confieren derechos exclusivos a las personas, instituciones o empresas que han desarrollado una invención, de manera que se impida a otros, dentro del territorio en cuestión, su utilización durante el período de tiempo en que rige la patente, si no se hace mediante autorización del titular de la misma. Para calificar como patente, estos desarrollos deben ser novedosos, tener carácter inventivo y potencial de aplicación industrial, diferenciándose de productos o procesos existentes. Los titulares de las patentes pueden licenciarlas a terceros para que estos las utilicen en la fabricación de bienes o la provisión de servicios.

¿Son las patentes un indicador de desarrollo científico y tecnológico?

El número de patentes que genera una institución o un país se ha considerado un parámetro que evalúa el grado de desarrollo científico-tecnológico y de innovación. En general, los países del norte global generan una mayor cantidad de patentes que los del sur global y Costa Rica no es la excepción. En nuestro país se concede un número escaso de patentes a personas costarricenses, lo cual es un indicador de un limitado nivel científico-tecnológico, como lo ha señalado el Informe del Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. Pero se corre el riesgo de hipertrofiar el valor de las patentes como criterio valorativo de desarrollo científico-tecnológico al no verlas como un elemento más de un universo de parámetros mucho más amplio.

¿Es el escaso número de patentes otorgadas un signo de debilidad de las universidades públicas de Costa Rica?

No necesariamente. El crecimiento de la investigación científico-tecnológica y de innovación en un determinado país se acompaña, en términos generales, de un creciente número de patentes. Y el número de patentes concedidas a universidades públicas de Costa Rica es limitado; eso es verdad. Sin embargo, este tema debe analizarse con cuidado y a la luz del contexto nacional y de la misma filosofía que guía a las universidades públicas del país.

Patentar por patentar, como un fin en sí mismo, no tiene sentido, por al menos tres razones: (1) el proceso de patentamiento y el seguimiento a la protección de las patentes es caro y representa una erogación importante para las instituciones si se hace de una manera indiscriminada; por ello, se debe tener claro qué se requiere patentar y por qué. (2) Muchas patentes nunca se trasladan al plano real de la producción de bienes y la provisión de servicios. O sea, existen patentes que no son utilizadas y no redundan en beneficios para la colectividad. (3) La protección de los hallazgos científico-tecnológicos se puede hacer mediante otros mecanismos distintos de las patentes, los cuales también son reflejo de dicho desarrollo. La pregunta no sería entonces cuántas patentes tiene un país o una institución, sino más bien cómo la investigación impacta en la calidad de vida de la población, en el bien común, independientemente de si los descubrimientos se patenten o no.

Las universidades públicas costarricenses constantemente proyectan los resultados de sus investigaciones a amplios sectores de la sociedad mediante procesos que no involucran patentes. Estas universidades son el principal reservorio científico-tecnológico del país y generan un gran volumen de conocimiento, mucho del cual se vierte a la sociedad de diversas maneras.

Estos conocimientos se canalizan a través de la extensión o acción social, y tienen un impacto enorme en el desarrollo económico, social y cultural del país. Por lo tanto, el hecho de que las universidades públicas no generen muchas patentes no significa que las mismas no estén produciendo continuamente investigación científico-tecnológica de alto nivel y pertinencia, ni que esta no se proyecte a la sociedad de múltiples formas. La obsesión por las patentes no debe hacernos dejar de ver que la acción de las universidades públicas impacta de manera decisiva en el desarrollo, la prosperidad y la equidad del país.

A manera de ejemplo: lo que ha hecho el Instituto Clodomiro Picado

Estos conceptos se ilustran claramente con la evolución científico-tecnológica del Instituto Clodomiro Picado (ICP), una unidad de investigación de la Universidad de Costa Rica cuya misión es aportar soluciones al problema de los envenenamientos por animales ponzoñosos y contribuir con la biotecnología del país. Uno de los ejes principales de acción del ICP es el desarrollo tecnológico y la producción de sueros antiofídicos o antivenenos, no solo para Costa Rica sino también para el resto de Centroamérica, varios países de Sudamérica y también países del África sub-Sahariana.

En esta evolución, el ICP ha desarrollado importantes innovaciones en la tecnología para la producción de antivenenos. Algunos aspectos de esta tecnología eran susceptibles de protección y hubieran permitido efectuar una solicitud de patente. Pero el ICP decidió más bien que estos valiosos conocimientos sean de dominio público, de manera que los mismos puedan ser aprovechados por laboratorios productores de antivenenos de otras latitudes.

¿Por qué esa decisión? Porque la gran mayoría de laboratorios productores de antivenenos están ubicados en instituciones públicas de países del sur global, donde ocurren la mayoría de los envenenamientos por serpientes y escorpiones. Si se hubiera protegido estas tecnologías, este conocimiento no se habría utilizado por muchos de estos laboratorios, por motivos obvios. Por el contrario, el haber hecho público estos saberes ha permitido que países de América Latina y Asia hayan incorporado esta tecnología en sus procesos productivos.

Como consecuencia, se ha mejorado la producción y el abastecimiento de antivenenos en estas regiones y ello ha permitido salvar miles de vidas. La filosofía de la universidad pública, centrada en la procura de la excelencia y del bien común, sirvió de guía para esta decisión. No hubo patentes en este aspecto del trabajo del ICP. ¿Significa esto una debilidad? Todo lo contrario; se trata de una fortaleza que ha tenido gran impacto en la salud pública.

Por otra parte, el ICP desarrolló una tecnología novedosa para la producción de medicamentos derivados de sangre humana, tales como inmunoglobulina y albúmina. Aquí el análisis fue diferente. La producción de derivados de sangre humana está en manos de grandes empresas farmacéuticas privadas. Haber divulgado libremente dicha tecnología, como se hizo con los sueros antiofídicos, habría significado ‘regalar’ este conocimiento a dichas empresas.

En este caso se procedió de manera distinta: la Universidad de Costa Rica patentó esta tecnología en un gran número de países donde se ubican esas empresas, y la patente ha sido licenciada a una empresa colombiana, mediante un contrato que garantiza regalías a nuestra universidad cuando la empresa entre en la etapa de comercialización. Esto, además, fortalecerá la capacidad regional y la autosuficiencia en la producción de hemoderivados en América Latina. También se dejó planteada la posibilidad de producir estos medicamentos en Costa Rica para el sistema de salud pública nacional.

Conclusión

Estos ejemplos ilustran que el tema de las patentes en las universidades demanda un análisis crítico y no se puede tomar a la ligera. Lo esencial debe ser fortalecer el desarrollo científico-tecnológico endógeno, mediante una política decidida en la cual las universidades públicas tienen un papel central. Pero, además, se requiere garantizar que la ciencia y la tecnología beneficien a amplios sectores de las poblaciones y tengan como norte la procura del bien común.

El aporte científico-tecnológico de las universidades públicas permite conocer y brindar soluciones a muy diversos problemas del país y más allá. Y ese conocimiento lo vierten estas instituciones a la sociedad mediante variados mecanismos. El patentamiento y el licenciamiento de las patentes para su explotación son una forma, pero no la única ni la más importante, como el conocimiento fluye de los centros de investigación a la sociedad. Por lo tanto, juzgar el aporte científico-tecnológico de las universidades en términos de cuántas patentes tienen es una visión limitada y simplista que deja de ver un enorme abanico de contribuciones.

Las universidades públicas deben depurar continuamente su capacidad para generar nuevo conocimiento a través de la investigación y proyectar ese conocimiento mediante la docencia y la acción social o extensión. Pero deben hacerlo teniendo siempre como mira la procura del bien común, el bienestar de las mayorías y el desarrollo con dignidad y equidad. Para ello, entre otros requisitos, estos centros de educación superior necesitan recibir del estado el financiamiento que requieren, acorde con las necesidades del país y con el mandato constitucional. Por ello es fundamental asegurar un presupuesto justo para la educación pública en general y para la educación superior pública en particular.

*El autor agradece las valiosas discusiones que sobre este tema ha tenido con Mariángela Vargas, Guillermo León y demás colegas del Instituto Clodomiro Picado.

Dr. José María Gutiérrez: Ciencia al Servicio de una Cultura de la Vida

Msc. Eyleen Paniagua Rojas
Ex directora de Centros Educativos, públicos y privados
Premio Nacional de Educación, Mauro Fernández 2002

El Dr. José María Gutiérrez, galardonado con el Premio Magón 2022, en una reciente entrevista realizada por Jenniffer Jiménez de la Universidad de Costa Rica, nos invita a reflexionar y a emular sus conceptos en relación al papel de la ciencia en la cultura, la educación y la sociedad. Asimismo, se evidencia su integridad como profesional y su visión y misión humanista y solidaria.

Es claro el aporte de una casa de enseñanza, como la Universidad de Costa Rica y otras instituciones de educación superior públicas y privadas, como entes generadores de desarrollo, en todos los ámbitos, a través de la formación que ofrecen a los ciudadanos cada una de sus facultades y escuelas, en donde convergen los saberes científicos, tecnológicos, culturales y artísticos, entre otros.  En este sentido, es encomiable la labor emprendida por el Instituto Clorito Picado y los valiosos aportes del Dr. Gutiérrez, que han trascendido nuestras fronteras. 

Como bien destaca el Dr. Gutiérrez, la docencia, investigación y acción social deberían ser los principios que rijan el accionar de todas las instancias educativas. De hecho, los que hemos tenido contacto con la enseñanza en Costa Rica, vivenciamos cómo desde el nivel de preescolar, primaria y secundaria, estos principios están presentes. De manera implícita la docencia constituye el arte de enseñar; la investigación se fomenta a través de las ferias científicas escolares y estas, más otras múltiples acciones de investigación científica y social, deben permear los hogares y comunidades, en procura de mejorar la calidad de vida.

Tenemos que emular acciones como las del  Dr. Gutiérrez e incentivar el cultivo de la ciencia en el quehacer humano, de manera que las instituciones educativas se conviertan en canalizadores del conocimiento, desarrollado científicamente y de manera empírica, a través de las distintas experiencias cotidianas que acompañan el diario vivir, para que se conviertan en herramientas innovadoras, propulsoras de cambio cultural, y crear conciencia de la responsabilidad que debe permear y transformar nuestra manera de vivir. Impronta que se debe interiorizar y reflejar, en las acciones responsables del individuo y la sociedad.

Los gobiernos, líderes por excelencia de la voluntad de los pueblos, sobre los que recae gran parte del compromiso de satisfacer las necesidades de los electores que confiaron en sus intenciones y capacidades, en procura del bienestar de la mayoría, deben impulsar políticas públicas que garanticen un mayor desarrollo del conocimiento científico y cultural. Por consiguiente, dotar de los recursos necesarios a programas y proyectos, como el del Instituto Clorito Picado, que con su aporte puedan marcar un nuevo rumbo para el país y el planeta, constituye una obligación moral incuestionable. Además, procurando, como destaca el Dr. Gutiérrez, una vinculación de los saberes científicos, tecnológicos, artísticos, morales y espirituales, para enriquecer nuestra experiencia vital y comunitaria, articuladas y engarzadas en nuestra identidad. De esta manera, superar conductas y comportamientos erráticos que hoy amenazan con la extinción misma de la especie humana. El egoísmo y la ambición desmedida por tener cada vez más, donde se privilegian los grandes intereses del mercado, han conducido a que no se consideren las consecuencias sociales y ambientales de esas acciones, lo que ha significado que se pierda el sentido de lo esencial y trascendente; así, la humanidad involuciona y se acerca cada vez más a su propia extinción. De ahí que la tarea fundamental de la ciencia, la tecnología y la educación, es formar para sustentar la vida, de manera que el ser humano sea un aliado de los procesos naturales o aprendidos, descubiertos a través de la investigación, para generar bienestar, salud y equidad. Donde también la ciencia se convierte en arte, manifestación por excelencia de la magnificencia creadora de la humanidad; y tenga un lugar seguro, donde fluir e influir como elemento transformador de la sociedad y la emoción humana, con plena conciencia de la existencia del otro; se ponga al servicio de lo excelso, bueno y fecundo del alma; el cincel certero, capaz de decantar lo más sublime de la existencia. 

Por ello, liderazgos como el del Dr. Gutiérrez, visionarios, creativos y comprometidos, desde su quehacer científico, con las poblaciones más necesitados y vulnerables, siempre preocupados para que la ciencia esté al servicio de las gentes y las comunidades y no de intereses meramente mercantilistas, son imprescindibles para construir un mundo más solidario, donde se enaltece el sentido de vivir como colectividad. Es decir, una ciencia al servicio de una cultura de la vida digna. Apoyar el talento y disposición de este singular y brillante científico humanista, y con él de las nuevas generaciones de científicos costarricenses, constituye una obligación innegable, para todos los entes involucrados en dictar pautas y políticas encaminadas al desarrollo del país y con plena aceptación de la corresponsabilidad que se tiene con el mundo entero.

Venenos de serpientes: blancos y acciones tóxicas / conferencia virtual

La Academia Nacional de Medicina de Costa Rica extiende una invitación a la conferencia : Venenos de Serpientes: blancos y acciones tóxicas, a cargo del Dr. Bruno Lomonte, profesor catedrático e investigador del Instituto Clodomiro Picado, UCR. 

La conferencia tendrá lugar el jueves 27 de abril de 2023, a las 7:00 p.m, por medio de Facebook Live, en la cuenta @ACANAMED de la Academia Nacional de Medicina de Costa Rica y por medio de Zoom. Para ingresar por este medio se debe confirmar la asistencia al teléfono 2210-2292 o al correo info@acanamed.com, para el envío del enlace. (cupo limitado).

Para los médicos incorporados que se inscriban al teléfono 2210-2292 o al correo info@acanamed.com es avalada con 1 crédito de recertificación médica.

UCR: La ley que aspira a cubrir a trabajadores agrícolas ante accidentes ofídicos es casi una realidad

La ley que aspira a cubrir a trabajadores agrícolas ante accidentes ofídicos es casi una realidad

La UCR impulsó el proyecto de ley aprobado en segundo debate. Las personas beneficiarias de esta ley son quienes realizan labores agrícolas y están en condición de pobreza

Por primera vez en la historia nacional, Costa Rica está cerca de concretar una ley que garantizará la cobertura universal del seguro de riesgos a todas las personas trabajadoras independientes afectadas por mordeduras de serpientes.

Esta ley, aprobada en segundo debate en febrero del 2022 en la Asamblea Legislativafue impulsada por el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR), en conjunto con el diputado José María Villalta del partido Frente Amplio.

El proyecto de ley constituye el expediente 22 334 y su aprobación abre el camino para que todas las personas agrícolas trabajadoras del campo, quienes en la mayoría de los casos no están aseguradas, puedan tener una protección ante eventuales envenenamientos ofídicos. También, podrían acceder a una compensación económica por las secuelas temporales o permanentes debido a un accidente de este tipo.

“Nos llena de alegría dar este paso. Lo que nos motivó a generar este proyecto de ley, junto con el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica, fue la preocupación por las y los trabajadores que se encontraban en total situación de desprotección. Trabajadores independientes de zonas rurales y de escasos recursos, muchas veces en condición de pobreza, que sufren de accidentes laborales y no cuentan con un seguro. Esto les impide tener una pensión y protección social para sus familias si quedan en una situación de invalidez”, indicó el diputado José María Villalta.

La problemática

La idea del ICP-UCR en impulsar esta ley se desprende de un estudio publicado en enero del 2020 en la prestigiosa revista científica “Toxins”, del Instituto Multidisciplinario y de Publicación Digital (MDPI).

El estudio, que parte de una tesis de licenciatura desarrollada por la Lic. Jazmín Arias en la Universidad Nacional, y con la participación del Instituto, logró documentar en la región Brunca de Costa Rica la seriedad de las secuelas o consecuencias del envenenamiento por mordeduras de serpientes.

Asimismo, reveló que muchas de las familias afectadas son las que poseen el menor ingreso per cápita registrado en el país.

Desde las palabras del Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, científico del ICP-UCR y profesor emérito de la UCR, la investigación fue un aporte de gran relevancia. Si bien desde antes se conocía que un porcentaje de las personas que sufren envenenamiento ofídico tenían consecuencias diversas que afectan su calidad de vida, la información era más anecdótica y no estaba sistematizada.

En ese momento, la estudiante desarrolló un valioso estudio cualitativo que mostró cómo campesinas y campesinos que trabajan de manera independiente, o bien como trabajadores ocasionales y que son afectados por esta patología, no reciben compensación, ni rehabilitación, ni apoyo psicológico para enfrentar las secuelas de diverso tipo que les causan los envenenamientos ofídicos.

“Jazmín también documentó las consecuencias económicas que impactaron a estas personas y a sus familias. Este tema ha recibido muy poca atención no solo en Costa Rica, sino también en muchos otros países del mundo. La Organización Mundial de la Salud ha señalado la importancia de atender este aspecto olvidado del problema. En varios países se ha demostrado que las consecuencias psicológicas de los envenenamientos son terribles, con el desarrollo de cuadros de síndrome de estrés post-traumático, depresión y ansiedad. También se ha mostrado que muchas personas afectadas y sus familias, usualmente personas en condiciones de vulnerabilidad social, sufren una verdadera catástrofe económica producto de las secuelas de las mordeduras. Algo similar pudo observar Jazmín Arias en su estudio en la zona sur de Costa Rica”, ahondó el Dr. Gutiérrez.

En Costa Rica, las personas víctimas son atendidas por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y reciben los antivenenos necesarios para su recuperación costeados por la seguridad social. No obstante, muchas de ellas quedan con secuelas permanentes, sin la posibilidad de seguir laborado, sin recibir rehabilitación por no ser asalariados regulares y, además, sin ningún tipo de indemnización.

“El estudio se basó en entrevistas semiestructuradas con 15 personas que habían sufrido envenenamiento por mordeduras de serpiente. Las personas describieron muchas dificultades como consecuencia de estos venenos, como secuelas físicas permanentes, incluidas dos amputaciones, secuelas psicológicas, dificultades económicas y dificultades para reinsertarse en el trabajo agrícola”, se menciona en el artículo científico publicado.

Aunque la mortalidad se ha reducido drásticamente debido a la atención que provee el sistema de salud, algunos casos tienen una alta severidad con secuelas física y psicológicas. «Este es un aspecto que hasta hace poco no se había analizado a cabalidad ni se había documentado bien. La información de que disponemos ahora indica que este aspecto de las secuelas es un ángulo fundamental del problema, al que hay que ponerle mucho mayor atención». Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez. Foto: Karla Richmond, UCR.

Esperanza

De acuerdo con el Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez, Costa Rica ha tenido importantes avances para reducir el impacto de los envenenamientos ofídicos en el país, pero es claro que se ha tardado en compensar las consecuencias físicas, psicológicas, sociales y económicas de estos envenenamientos. Por lo tanto, esta ley viene a llenar ese vacío.

“Este nuevo proyecto de ley viene a llenar en buena medida este vacío y esta deuda que el país tiene con las personas afectadas por esta enfermedad. La aprobación de esta ley lanza una señal de esperanza de que en nuestro país, mediante sinergias entre las universidades públicas, el sistema de salud pública, el sector político y de gobierno y los sectores comunitarios organizados, podemos avanzar por sendas marcadas por la solidaridad y la procura del bien común. Este logro nos debe motivar a seguir mejorando cada vez más los esfuerzos para reducir el sufrimiento humano causado por las mordeduras de serpientes”, manifestó el Dr. Gutiérrez.

La entidad que emitirá el la cobertura será el Instituto Nacional de Seguros (INS). El tomador de la póliza será el Consejo de Salud Ocupacional y estará a cargo de cumplir con las obligaciones dispuestas en los incisos a), b) y c) del artículo 214 del Código de Trabajo respecto a los trabajadores independientes indicados.

Asimismo, el documento del proyecto de Ley señala que no será necesario presentar planillas ni reportar de previo al trabajador para el aseguramiento. No obstante, el Consejo de Salud Ocupacional sí deberá llevar los controles o registros necesarios para verificar que los reportes de accidente que remita sean procedentes.

“El mecanismo diseñado establece la creación de un seguro especial, una póliza especial, que sería financiado con recursos del Consejo de Salud Ocupacional, un órgano del Ministerio de Trabajo con la competencia legal para promover la salud ocupacional y prevenir accidentes de trabajo. Este Consejo suscribiría una póliza colectiva de riesgo del trabajo con el INS que cubriría a las personas trabajadoras independientes que no están aseguradas, comentó Villalta.

Villalta reiteró que las personas beneficiarias de esta ley son quienes están en condición de pobreza, con escasos recursos económicos, y que por eso no han podido suscribir un seguro por su cuenta.

Por ese motivo, el mecanismo fue diseñado para proporcionar una cobertura a pesar de que la persona, antes de sufrir el accidente o la mordedura de serpiente, no haya estado asegurada. Si este mecanismo funciona bien, se podría extender la cobertura a otros riesgos y accidentes de trabajo que actualmente están descubiertos.

“Esta ley podría ser la semilla de un mecanismo de protección más ambicioso que cubra a las personas trabajadoras independientes del campo y de la ciudad que sufran accidentes de trabajo y que no tienen un seguro. En el país hay muchos casos de trabajadores independientes de bajos ingresos que no tienen una cobertura. Si hoy sufren un accidente laboral, no tienen protección. ¿Un ejemplo? Los repartidores de comida de plataformas digitales. El proyecto tiene una gran perspectiva a futuro porque, si funciona bien el mecanismo, podríamos extender esta protección a otras poblaciones desprotegidas”, resaltó Villalta.

Actualmente, en Costa Rica se reportan entre 400 y 600 casos de mordeduras de serpientes cada año. La mayor incidencia se dan en Puntarenas, Limón y Alajuela, aunque ocurren envenenamientos en todo el país.

Las zonas más afectadas son regiones bajas de clima tropical húmedo y con vocación agrícola y ganadera, regiones donde se distribuye la especie Bothrops asper (terciopelo), que causa la enorme mayoría de los accidentes y los más graves.
 
Ahora, la iniciativa está en manos del Poder Ejecutivo para continuar el proceso y para que entre en vigencia deberá salir publicado en La Gaceta.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

UCR: Costa Rica es reconocida en el ámbito internacional por su producción científica en antivenenos

Revista Panamericana de Salud Pública

Labor se considera crucial ante los casi 2.5 millones de personas que anualmente sufren por envenenamientos ofídicos

Costa Rica fue el país con el mayor porcentaje de sus publicaciones dedicadas al estudio de venenos y a la producción de antivenenos”.

Así es como, en los párrafos iniciales, la respetada Revista Panamericana de Salud Pública describió el aporte de las y los científicos costarricenses, varios pertenecientes al Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR), en relación con las investigaciones realizadas sobre sueros antiofídicos y otros aspectos vitales para contrarrestar las toxinas de serpientes venenosas.

La publicación, que se realizó el 07 mayo de 2021 y fue notificada a la UCR a inicios de agosto del mismo año, es el resultado de un análisis bibliométrico (estudio de publicaciones académicas en términos de calidad y cantidad) realizada por José Luis Di Fabio, María de los Ángeles Cortés Castillo y Elwyn Griffiths, todos vinculados a la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Durante la indagación se contempló cerca de 22 000 artículos científicos en el periodo que va desde el 2000 al 2020. De esa cifra, solo 6 375 fueron elegidos bajo estrictos criterios de selección y que llevaron a la escogencia final de Australia, Brasil, Costa Rica y la India como los principales países con más documentos.

De todos ellos, Costa Rica fue el que destacó con el mayor porcentaje de su producción científica nacional dedicada al tema de elaboración de antivenenos y estudio sobre toxinas, principalmente.

“Parte de los resultados del análisis de las publicaciones de los cuatro países son en relación a los que contenían en sus títulos y resúmenes términos de producción de antivenenos. Se encontró que Australia tenía el 6,3 % de las publicaciones, Brasil tenía el 6,6 %, Costa Rica tenía el 25,7 % y la India 5,6 %”, se menciona en el artículo científico.

Australia, Brasil y Costa Rica han desarrollado una amplia cooperación con varios países para ayudar a la producción de antídotos y proporcionar otra asistencia técnica. Fotografía de Jenniffer Jiménez.

Un Brasil fuerte

Pero, ¿por qué las y los investigadores llegan a esa conclusión, si Brasil es el país que se posiciona con la mayor cantidad de artículos científicos sobre serpientes, toxinas y producción de sueros antiofídicos? La respuesta a esta pregunta debe entenderse con cuidado.

De acuerdo con el documento divulgado, Brasil posee la producción más elevada con 1 183 artículos publicados en el periodo de estudio (20 años).

Sin embargo, de esos 1 183 publicaciones, solo el 43.2 % de ellos estaban en revistas relacionadas con venenos de serpientes como Toxicon, Animales Venenosos y Toxinas incluyendo las enfermedades tropicales, la Revista Toxinas, la Revista de la Sociedad Brasileña de Medicina Tropical y, por último, la Revista de Proteómica.

Por su parte, si bien Costa Rica posee 342 artículos publicados en exactamente el mismo periodo (una cantidad menor que Brasil), lo que pasa es que el 59.9 % de esos artículos responden a temas sobre venenos de serpientes, publicados en revistas como Toxicon, la Revista de Proteómica, la Revista Toxinas, así como la Revista de Enfermedades Tropicales y Biológicas desatendidas.

En otras palabras, un porcentaje mayor, y ese es el dato que los investigadores internacionales reconocen. También, porque Costa Rica resultó ser de los pocos en abordar estudios proteómicos, esenciales en la identificación y secuenciación de las proteínas de los venenos.

“Costa Rica fue el país con el mayor porcentaje de sus publicaciones que contienen los términos de proteómica. El 21,9 % en títulos y el 31,3 % en resúmenes. Para Australia estos valores fueron 5,4 % y 12,9 %, Brasil 4,5 % y 10,7 % e India, 3,3 % y 10,6 % respectivamente”, señalan.

Los resultados del análisis bibliométrico muestran que hay suficiente conocimiento, experiencia y capacidad para organizar un esfuerzo internacional coordinado. Australia ha ayudado a países del sudeste asiático; Brasil a países africanos y latinoamericanos; y Costa Rica ha ido más allá en la producción de antivenenos para Centroamérica, África Subsahariana y Papua Nueva Guinea. Fotografía de Jenniffer Jiménez.

Importancia notable

Para los autores, los análisis bibliométricos son de gran relevancia porque representan un recurso global necesario para ayudar a otros países con problemas similares, pero que tienen una baja actividad de investigación, acceso o disponibilidad de antídotos.

En la actualidad, casi 2,5 millones de personas sufren cada año de envenenamiento ocasionado por mordeduras de serpientes y otros animales venenosos como arañas y escorpiones. De dicho número, casi 120 000 individuos mueren y 300 000 quedan con algún tipo de secuela física o psicológica.

“Los resultados del análisis muestran que los países seleccionados han realizado importantes avances en tecnologías como proteómica, transcriptómica y genómica, en particular Costa Rica, lo cual ayuda a la caracterización de péptidos y proteínas de veneno, identificar estructuras y características químicas. En general, durante el período de veinte años, hubo un trabajo significativo sobre la producción de antivenenos, como la innovación y mejora de los procesos de producción. En el caso de Costa Rica, el 25% de las publicaciones están relacionadas con este tema”, destacan.

El estudio también dio a conocer a algunos de los nombres de las y los científicos ticos más citados, la mayoría pertenecientes al ICP-UCR.

Entre ellos está el Dr. José María Gutiérrez, la Dra. Alexandra Rucavado Romero, la Dra. Cecilia Díaz, la Dra. Teresa Escalante, el Dr. Bruno Lomonte y la Dra. Yamileth Angulo.

La búsqueda bibliográfica fue realizada por los autores en Scopus, una base de datos de publicaciones científicas. Posteriormente, se creó un archivo de sinónimos de VOSviewer® para fusionar términos, corregir la ortografía o para ignorar palabras que no eran específicas.

Usted podrá leer el artículo científico completo en: Landscape of research, production, and regulation in venoms and antivenoms: a bibliometric analysis (paho.org).

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR

José María Gutiérrez, Premio Rodrigo Facio, pide revalorar la acción social de la UCR

El científico recibió el Premio Rodrigo Facio Brenes 2020 por sus aportes a las ciencias

“Tenemos mucho que aprender. Más allá de lo académico y lo técnico, acá tenemos un elemento ético de enorme significado”, afirmó José María Gutiérrez, Premio Rodrigo Facio 2020. En la foto aparece con el Dr. Bruno Lomonte, ambos fueron parte de un equipo que realizó aportes al desarrollo de antivenenos contra la mamba negra. Foto: Anel Kenjekeeva.

Para hablar del Dr. José María Gutiérrez Gutiérrez hay que devolver el tiempo unos 48 años. En 1972 ingresó a la Universidad de Costa Rica (UCR) y desde entonces se define a sí mismo como una persona interesada en los movimientos sociales y con deseos de hacer ciencia en su propio país.

Aunque es reconocido dentro y fuera del país por su trabajo científico en toxicología y sus aportes al desarrollo de sueros antiofídicos en el Instituto Clodomiro Picado de la UCR (ICP), su labor en rol social de la ciencia también es uno de los valuartes reconocidos por la comunidad universitaria y científica costarricenses.

Hoy, el nombre del Dr. Gutiérrez suma un nuevo galardón a su larga trayectoria: el Premio Rodrigo Facio Brenes 2020, entregado bianualmente por el Consejo Universitario de la UCR a quienes hayan destacado por sus contribuciones al desarrollo político, científico, social, económico y a la justicia social del país.

El trabajo del Dr. Gutiérrez se traduce en centenares de trabajos científicos sobre la bioquímica, inmunología y patología experimental de venenos de serpientes, publicados en revistas especializadas de todo el mundo, libros, conferencias y sobre todo, en haber guiado a gran cantidad de estudiantes de la Facultad de Microbiología en el diseño de sus trabajos de graduación finales.

Prácticamente desde que ingresó a dicha facultad como estudiante en 1974 se involucró de lleno con el trabajo que se realiza en el ICP, donde en 1976 fue nombrado como asistente de investigación. Su labor de docente suma décadas, las que ha logrado compaginar exitosamente con su trabajo científico.

En los primeros años de su carrera docente, entre 1978 y 1979 organizó un trabajo comunal en la comunidad de El Tablazo, en el cantón de Acosta. Ahí con estudiantes de Microbiología, Medicina, Agronomía, Ingeniería y Enfermería realizaban exámenes médicos, intervenciones de salud, asistencia agropecuaria, asesoría en entubamiento de aguas y análisis microbiológicos de las mismas. “Esto solo fue una continuidad de cosas que ya venía haciendo antes. En el ICP me encontré que no solo se hacía investigación científica, sino que existía un profundo compromiso social en todo lo que hacíamos”, comentó Gutiérrez.

El Dr. Gutiérrez se acogió recientemente a su jubilación y es profesor emérito de la Facultad de Microbiología, pero sigue haciendo investigación en el ICP y vinculado a las iniciativas de Acción Social del mismo, en actividades de educación continua a profesionales de la salud que tratan pacientes afectados por los envenenamientos por mordeduras de serpiente.

El nombre de José María Gutiérrez quedó escrito en la historia universitaria a la par de otros costarricenses renombrados ga ganadores del Premio Rodrigo Facio,, como Manuel Mora Valverde, Isaac Felipe Azofeifa Bolaños, Jorge Manuel Dengo Obregón, Rodrigo Carazo Odio, Fernando Soto Harrison, Rodrigo Madrigal Nieto, María Eugenia Dengo Obregón, Hilda Chen-Apuy Espinoza, Jorge Romero Pérez, Guido Miranda Gutiérrez, Elizabeth Odio Benito, Daniel Camacho Monge y María Eugenia Bozzoli Vargas.

VÍNCULO RENOVADO Y NUEVO CONTEXTO

“En su relación con el resto de la sociedad, la universidad debe comprometerse con una visión de país y de mundo que emerge de perspectivas centradas en la excelencia y la procura del bien común. En este contexto, la acción social constituye un eje central del trabajo universitario, al cual se le debe dar mayor atención de la que históricamente ha tenido. De los tres pilares académicos, la acción social es sin duda el menos reconocido en el imaginario institucional, algo que debe cuestionarse y transformarse”, dijo el Dr. Gutiérrez durante su discurso de aceptación del Premio Rodrigo Facio, entregado el pasado 26 de agosto con motivo del 80° Aniversario de la UCR.

De acuerdo con el galardonado, para renovar el vínculo universidad-sociedad ante la crisis sanitaria por el COVID-19 se requiere un cambio en las dinámicas institucionales que no permiten ubicar la Acción Social como el elemento esencial de esa vinculación.

“Hay que superar la separación de los pilares vitales, investigación, docencia y acción social. También, establecer un diálogo entre las diferentes disciplinas científicas que permita un análisis crítico de la exclusión y las disparidades sociales. La universidad no puede estar al margen de esa realidad”.

Para reposicionar la Acción Social como un pilar en la misma categoría que docencia e investigación primero deben resolverse aspectos institucionales postergados por mucho tiempo, en aras de lograr el bien común de la sociedad, comentó.

No es casual que, por ejemplo, no haya una sección dedicada a la acción social en el Estatuto Orgánico de la UCR, como sí las hay para docencia e investigación. Su posición claramente marginal pareciera ser una constante histórica. Esto se refleja en la poca prioridad que le confieren algunas autoridades de unidades académicas. También es claro que esta actividad es asumida en muchos casos por docentes en condiciones de interinazgo, con nombramientos inestables. Hay una escasa asignación de cargas académicas, y la misma tiene muy poco peso en los procesos de evaluación de régimen académico, además del limitado apoyo presupuestario y material a esta línea de trabajo institucional”, citó Gutiérrez como algunas de las falencias estructurales no resueltas a la fecha.

La construcción del conocimiento, y su aplicación al mejoramiento de la vida, es una tarea de carácter colectivo que trasciende el ámbito estrictamente académico. Requerimos forjar sistemas de vasos comunicantes multifacéticos, que nos permitan integrarnos profundamente al entorno colectivo que nos sostiene y al cual nos debemos”-

Gutiérrez enfatizó que la respuesta de la UCR al país ante la actual crisis generada por el COVID-19 es muestra de su enorme potencial, pero se debe ir más allá. La universidad requiere renovar y profundizar su relación social desde “una filosofía dialógica, horizontal, de mutuo aprendizaje y en el contexto de lo que Boaventura de Sousa Santos llama la ecología de saberes”, dijo en su discurso.

El Dr. Gutiérrez dijo que ante esos desafíos la comunidad universitaria en su conjunto, estudiantes, docentes, investigadores y personal administrativo, “debemos preguntarnos porqué hacemos lo que hacemos y esta discusión debe surgir de la base misma de cada unidad académica y preguntarnos cómo podemos hacerlo mejor”.

 

Autoría: Eduardo Muñoz Sequeira (Vicerrectoría de Acción Social).

¡Mejor encerrados, que enterrados!

Vladimir de la Cruz

La gran discusión en torno a los impactos de la Pandemia en los países, como Costa Rica, es cuánto se debe cuidar a las personas, para que no se contagien y mueran, sean niños, adolescentes, ciudadanos, adultos, adultos mayores, adultos de la tercera edad, los “de oro”, viejos para decirlo mejor, y viejos viejos como los hay en Costa Rica, mujeres, hombres y de cualquier género con que la persona se identifique. Todos los viejos desde los adultos mayores para arriba todos son considerados de “riesgo” y “de alto riesgo”, entre ellos el que esto escribe con sus 74 años.

La Pandemia está generada por un virus que apenas se está conociendo, y por ello, experimentando tratamientos para detenerlo en su expansión, y para evitar el aniquilamiento que produce sin distinción geográfica, sin distinción de países y sin distinción de sectores sociales, desde los más pobres, los más afectados, hasta los más ricos, quizá los menos afectados.

La afectación por sectores sociales no la conocemos estadísticamente. Los informes diarios que se dan no lo destacan, más que indirectamente, por la concentración de casos en poblaciones, cantones, o barriadas de gran densidad, donde a la fuerza se vive en condiciones limitadas de espacio, de hacinamiento, en tugurios, covachas, chinchorros, cuarterías, con malas, débiles, escasas y ausentes atenciones de servicios públicos, como electricidad, agua, alcantarillados, control de aguas negras y excretas, obligados a desplazarse más apretadamente en buses, por el control y la prohibición de movilización en autos, por la ausencia de espacios sociales para reuniones familiares o de amigos. Tampoco se destaca la composición geográfica de los extranjeros infectados en Costa Rica, para evitar quizá expresiones xenofóbicas, y eso está bien.

El esfuerzo supremo, a nivel mundial, es lograr la vacuna en el más corto plazo posible, y sabemos que esa vacuna en sus efectos reales puede llevarse varios meses, incluso varios años, más en producirse con todos los reconocimientos científicos y mundiales del caso. Varios países compiten en este esfuerzo. El Presidente Trump, en su delirio, ofrece comprar monopólicamente las primeras vacunas que se produzcan solo para la población de Estados Unidos…lo que parece más un discurso electoral hacia noviembre de este año. El Presidente Ruso, Vladimir Putin, ayer nos dio la noticia de que ya Rusia la desarrolló, y está en su etapa final, habiéndola experimentado incluso con una hija suya.

Aún con vacuna no se va a detener el coronavirus…va a seguir conviviendo con nosotros en Costa Rica, y en todo el Planeta, como siguen existiendo virus, bacterias y otros microorganismos patógenos, para los cuales hay vacunas, y virus, bacterias y otros microorganismos para los que todavía no las hay, pero hemos aprendido a vivir con ellos, algunos como amigos y otros como enemigos de nosotros, los seres humanos.

En Costa Rica se hacen esfuerzos científicos muy importantes, con reconocido ámbito internacional, por parte de los trabajadores y científicos del Instituto Clodomiro Picado, de la Universidad de Costa Rica.

Parte de sus avances, 80 frascos producidos de este suero, ya se están usando, con resultados positivos, con enfermos a quienes se les están suministrando los avances de estas investigaciones, que es el suero equino desarrollado como un posible tratamiento contra el Coronavirus, lo que se probará en su eficacia, en 26 personas, para combatir este Coronavirus. De la eficacia de su resultado se aplicará a los pacientes hospitalizados con síntomas graves.

La investigación que se está impulsando en el Instituto es con dos tipos de sueros resultantes de cuatro proteínas del virus.

Mi merecido reconocimiento a los funcionarios, desde los que cuidan los caballos hasta los científicos del Instituto Clodomiro Picado, en el 80 aniversario de la fundación de la Universidad de Costa Rica, con más de 50 años de existencia del Instituto, oficialmente establecido el 13 de abril de 1970, pero que ya existía desde principios de los 60s. y gestado desde los trabajos realizados por el Dr. Clodomiro Picado Twight, cuando impulsaba sus estudios desde el Laboratorio Clínico del Hospital San Juan de Dios.

En aquellos años de los 60s. recuerdo incluso un experimento que realizó un militar norteamericano, que colaboraba en ese Instituto, Herschel Flowers, Mayor del Ejército de los Estados Unidos, que mató a casi todos los caballos, percherones, que se tenían en el Instituto para la elaboración de los sueros. En la Universidad, cuando estudiaba, hicimos las protestas y denuncias del caso.

No solo sueros antiofídicos se producen en el Instituto Clodomiro Picado, que benefician hoy al país, a todo Centroamérica y a otros países del continente, y del mundo. Me consta. Cuando fui Embajador en la República Bolivariana de Venezuela desde el Instituto Clodomiro Picado se contribuía generosamente con instituciones como la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos Venezolano, especialmente del Estado de Zulia, con el envío de sueros, incluso especializados para Venezuela, no solo antiofídicos, sino también para atender picaduras de otros animales venenosos, arañas, alacranes etc. Igualmente, se realizan antivenenos que se envían a Papúa, al África subsahariana, a Taiwán, a Guinea y a Sri Lanka.

En el Instituto se reúne Ciencia, Tecnología, Pensamiento científico y salubrista nacional. Las picaduras de serpientes se consideran un serio problema de salud pública, que producen muerte o secuelas permanentes. Parte de la proyección del Instituto es también en el campo veterinario.

Con el desarrollo del Instituto también se ha contribuido notablemente en el estudio de las serpientes venenosas de Costa Rica, sobre la composición de los venenos, sobre su composición proteica, y sobre el aislamiento de las toxinas y sus mecanismos de acción. Mucho del trabajo se orienta a la búsqueda de las sustancias con capacidad de inhibir la toxicidad de los venenos de serpientes y de otros animales venenosos.

Entre las preocupaciones científicas que se atienden en el Instituto Clodomiro Picado están los estudios de los efectos de las toxinas producidas por bacterias como la Anaerobia Clostridium Perfringens, las de la Brucella, y recientemente se han abocado a ver como se detiene el Coronavirus COVID 19, en su infección patógena.

Los campos, entre otros, que se atienden en el Instituto Clodomiro Picado, para su trabajo científico, son los antivenenos, la inmunobiología, la microbiología, la biología tumoral, la biología molecular, el clonaje y la expresión de ADN que codifica toxinas de venenos, el cultivo de células, la bioquímica, la toxicología, las antitoxinas, el plasma equino y el humano, éste último con atención especializada hoy hacia el combate contra el COVID 19.

Se trabaja intensamente en la búsqueda de nuevos productos como vacunas, en el desarrollo de antitoxinas y derivados de plasma humano.

El equipo profesional del Instituto es de lo más destacado del país, con formación y experiencia internacional, hoy uno de nuestros baluartes más importantes, junto al Ministerio de Salud y la Caja Costarricense del Seguro Social, y su sistema hospitalario nacional, en la lucha contra el Coronavirus.

En esta lucha, el plasma contra el Coronavirus que se ha desarrollado en el Instituto señala que inhibe el virus, el Coronavirus SARS-COV-2, que produce la enfermedad de la llamada Pandemia del COVID-19, plasma que es desarrollado con sangre de caballo, a partir del plasma de caballos, hiper inmunizados con proteínas virales, lo que ha permitido obtener los anticuerpos equinos que neutralizan este agente patógeno, bloqueando la entrada del virus en las células humanas.

El Instituto ha señalado, hasta hoy, que el medicamento puede ser muy eficiente para tratar a los pacientes.

Desde que inició la Pandemia en Costa Rica, desde marzo, la Caja Costarricense del Seguro Social y la Universidad de Costa Rica, ambas instituciones creadas en la Administración Calderón Guardia, hace 80 años, unieron sus esfuerzos colaborativos e investigativos para atender esta emergencia nacional. A ellos se sumó el Centro Nacional de Defensa de Enfermedades Infecciosas de la Universidad George Mason de Estados Unidos, que tiene el instrumental científico de bioseguridad más alto de ese país, que apadrina los resultados logrados en el Instituto Clodomiro Picado.

El plasma obtenido en Costa Rica de caballos es 100 veces más potente que el plasma de humanos. Merecen, me parece, gran reconocimiento nuestros caballos, seis, y el cuido que se tiene de ellos, que se han usado para este fin, así como la sangre de caballos, trabajada en el Instituto. Esperemos, que en este momento, no se vuelva a producir otra tragedia como la que ocasionó el Mayor Flowers.

Hasta ahora se avanza con bastante seguridad en este éxito científico costarricense, de las inmunoglobulinas equinas, tratando de garantizar el control de su calidad.

Lo que en el Instituto se ha logrado no es una vacuna, es un producto que contribuirá a bajar la carga viral para superar el contagio, es un fármaco que baja la efectividad del virus en el cuerpo de quienes se han contagiado, con mayor posibilidad de salvar sus vidas.

El avance científico logrado en el Instituto Clodomiro Picado ha sido declarado, como correspondía, de interés público y nacional por el Presidente Carlos Alvarado Quesada, que compromete también a INCIENSA, en “desarrollar, producir y validar la efectividad terapéutica de dos medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID19 y mejorar la atención de la pandemia que afecta la salud de la población costarricense”.

Por su parte, la Ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, Paola Vega Castillo, señaló que “el Covid-19 nos recuerda que poner los ojos en la búsqueda de soluciones a través de la ciencia, es ponerla al servicio de la humanidad. Nuestros científicos han demostrado que la mejor decisión que el país puede tomar hoy es tomar la ciencia para luchar contra esta pandemia”.

Mientras tanto, ¿qué hacer?, ¿qué medidas tomar frente a la Pandemia?

Hay que atender con la mayor rigurosidad, disciplina y voluntad posible las instrucciones que da permanentemente el Ministro de Salud Pública, Dr. Daniel Salas, y los altos funcionarios de la Caja Costarricense del Seguro Social, especialmente su Presidente el Dr. Román Macaya, en correspondencia con las directrices internacionales de la Organización Mundial de la Salud, que recoge a la vez la experiencia de muchos países, y sobre la base de nuestra propia práctica social y experiencia que vamos desarrollando en la lucha contra el Coronavirus.

Las medidas que se deben atender y seguir, de carácter general, las básicas, son:

1.- cubrirse siempre la boca y la nariz, con pañuelos desechables al toser o estornudar.
2.- no escupir
3.- botar en los recipientes de basura los pañuelos desechables
4.- usar “bozales” de tela, o mascarillas que tapen la boca y la nariz al estar siempre en sitios públicos.
5.- guardar distancia “social”, de 1.8 metros respecto a otras personas
6.- lavarse las manos cada vez que se tocan sitios públicos que pueden haber sido tocados por otras personas, entre ellos objetos de uso colectivo, carritos de cargar mercaderías en supermercados o tiendas.
7.- usar viseras o anteojeras
8.- usar mascarillas que tapen bien la cara, en boca, nariz y barbilla
9.- guardar las mascarillas en bolsas plásticas cuando no se usen
10.- lavar la mascarilla con agua y jabón o detergentes
11.- no usar mascarillas que dificulten la respiración
12.- no compartir mascarillas con otras personas
13.- evitar los saludos dándose la mano, dándose un beso, abrazándose
14.- saludar gestualmente con las manos o tocándose con los codos
15.- buscar atención médica si se tiene fiebre, tos o dificultad para respirar
16.- frente a los encierros solicitados o impuestos por las autoridades sanitarias hay que desarrollar comprensión, tolerancia y atención a todo el conjunto familiar
17.- explicar a las personas dentro del hogar el significado e importancia de las medidas que se están tomando, y asumirlas como hábitos de comportamiento
18.- lavarse las manos después de tocar animales o mascotas
19.- no poner a niños menores de dos años mascarillas
20.- evitar estar en aglomeraciones o concentraciones humanas o en espacios cerrados con muchas personas
21.- proteger a las personas mayores y a los viejitos de todas las familias
22.- ir a los centros hospitalarios o de salud solo en caso necesario
23.- acudir a los EBAIS y clínicas de salud inmediatamente ante sospechas de tener síntomas del Coronavirus
24.- limpiar regularmente en las casas, y sitios públicos, todas las superficies de contacto frecuente, mesas, perillas de puertas, inodoros, teléfonos etc.
25.- lavar bien la ropa
26.- atender, acatar y obedecer las instrucciones públicas del Ministerio de Salud relacionadas con la atención de actividades de concentración masivas, y de permisos sanitarios de funcionamiento de locales donde se atiende público

El uso de estos materiales y medidas está orientado a proteger e impedir la propagación del COVID-19. Cuando una persona se protege está protegiendo a las demás. El protegerse es una medida de prevención a favor de quien se protege, de uno mismo.

El Coronavirus es una enfermedad que ataca severamente las vías respiratorias, por eso las distancias de 1.8 metros. Este virus se propaga de persona a persona, por ello es el cuidado que hay que tener.

El Gobierno de la República hace bien en tratar de proteger la vida de todos los habitantes de Costa Rica. Nuestro sistema de Seguridad Social históricamente ha cubierto a la población más débil, económicamente más frágil.

Originalmente, a finales del siglo XIX, los seguros sociales se desarrollaron en Europa para atender y asegurar la salud y la vida de los trabajadores, para, igualmente, asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo. De eso se trata en la actual Pandemia, asegurar la vida de los trabajadores, y de sus familias.

La atención de salud, en Costa Rica, no se le niega a nadie por su extracción popular. Los trasplantes de corazón aquí se han hecho a personas de escasos recursos, pobres, que en otros países hubieran estado condenados a morir por falte de ese trasplante. Pero sí se puede negar atención hospitalaria si el número de contagiados y personas en Unidades de Cuidados Intensivos sobrepasa la capacidad de atención que tiene el sistema hospitalario nacional. De esta posibilidad no escapan ni pobres ni ricos… si no hay campo hay que morir en la casa…así de simple. El que tiene plata y seguros médicos le atenderán en hospitales privados mientras la cobertura del seguro lo permita… así funcionan los seguros médicos.

La seguridad social en Costa Rica no es medicina exclusiva para ricos, al contrario, es medicina para el pueblo, para los trabajadores y sus familias.

La Seguridad Social y la Salud Pública en esta lucha contra la Pandemia del Coronavirus es para proteger la salud de todos los costarricenses y de quienes habiten nuestro territorio nacional.

Cuando el Obispo de Tilarán clamó, no al cielo, y reclamó a los costarricenses, que no acatan las disposiciones sanitarias impuestas por las autoridades de Salud, hizo lo correcto. Su mensaje fue contundente, “si quiere matarse mátese, pero no mate a los demás”, señaló vehementemente que estamos en la obligación de cuidarnos para no contagiar o enfermar a otros… No fue una invitación al suicidio, fue un llamado a no matar personas…actuando como francotiradores…

Cuando las autoridades de salud convocan al encierro de las personas, y de las familias, nos mandan un mensaje también muy contundente: ¡es mejor encerrados, que enterrados!

La vida vale, la vida de un costarricense vale, la vida de todos los costarricenses es lo mejor y lo más preciado de Costa Rica. La vida de cada costarricense es una historia personal, familiar y social que debemos preservar, recordar.

La vida de los pueblos se mantiene con la memoria del recuerdo. Si recordamos no olvidamos. Recordar es volver a vivir. Por su origen latino el recuerdo se asocia al corazón, a tener a los seres queridos en el corazón. También a conocer el pasado, como memoria histórica, para mejorar el futuro.

Recordamos las endemias, las epidemias y las pandemias que han tocado, en el pasado, nuestro suelo patrio y nos sabemos vencedores de ellas. Así va a suceder con esta Pandemia del Coronavirus, pero tenemos que poner de nuestra parte lo que nos corresponde.

El Ministerio de Salud Pública, la Caja Costarricense del Seguro Social y el Instituto Clodomiro Picado velan por nuestra salud.

Bíblicamente hay tiempo para vivir y tiempo para morir.

Terrenalmente nuestro tiempo es para vivir y, ojalá, de la mejor forma posible.

A la Pandemia y al Coronavirus los derrotaremos, pero necesitamos la vida para lograrlo.

¡Es mejor encerrados, que enterrados!

En medio de la pandemia, el ICP-UCR avanza hacia un sistema que mejorará aún más su rendimiento

El ICP-UCR logra recertificar el Sistema de Gestión de Calidad y adelanta la implementación de un sistema integrado de gestión

Instituto Clodomiro Picado de la UCR.

Con una lista amplia de tareas para mantener el desarrollo de sueros antiofídicos y, al mismo tiempo, generar una formulación de anticuerpos equinos para tratar a los pacientes con COVID-19, el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UCR) ha logrado avanzar de manera importante hacia un sistema integrado de gestión.

Los sistemas integrados de gestión son herramientas que guían los pasos a seguir en las actividades diarias. Su implementación permite optimizar los recursos, así como mejorar la organización y el rendimiento. Esto disminuye de manera importante los costos y aumenta la satisfacción de los colaboradores.

Con el trabajo de tesis de licenciatura de tres estudiantes de Ingeniería Industrial de la UCR, el ICP logró el diseño de un sistema integrado de gestión que incluye los tres ejes que lo conforman: calidad, ambiente y salud ocupacional.

Actualmente, el Instituto cuenta con una certificación de calidad en la norma INTE/ISO 9001:2015. Por esto, el aporte de los jóvenes abre una puerta para conseguir otras dos certificaciones más: la norma de ambiente INTE/ISO 14001:2015 y la de salud ocupacional 45001:2018.

“Lo que nos pareció sumamente interesante dentro del ICP-UCR fue su cultura. Todas las personas estaban muy dispuestas a ayudar y buscan la manera de hacer mejor las cosas. Eso demuestra un compromiso fiel a la mejora continua”, afirmó la estudiante Natalia Morales, quien desarrolló la propuesta del Sistema Integrado de Gestión junto con sus compañeros Luis Alonso Rodríguez y María José Monge.

Para lograrlo, los estudiantes realizaron varias auditorías y encuestas a los funcionarios del ICP-UCR. Además, tomaron en cuenta distintos requisitos legales para modificar y crear los documentos necesarios que permitieran acatar los distintos requerimientos.

“El personal del ICP-UCR tiene fortalezas importantes como su iniciativa, su disposición a ayudar y su compromiso con la Institución. Estos tres elementos los favorecen bastante para implementar el Sistema Integrado de Gestión”, amplió Natalia Morales.

Compromiso con la calidad

Para alcanzar ese Sistema Integrado de Gestión, ya el ICP-UCR tiene consolidado el primer rubro: su Sistema de Gestión de Calidad.

El 2 y el 3 de julio de julio, el Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco) realizó la auditoría de seguimiento. El resultado fue positivo y su declaración contundente: “se evidencia un sistema de gestión maduro con más de 8 años de estar certificado, el cual ha venido evidenciando mejora continua en la capacidad de cumplir con los resultados previstos”, detalla el informe de la auditoría.

En esta ocasión, algunos de los procesos auditados fueron la producción de plasma, la producción de venenos, el control de calidad y la producción de inmunobiológicos, entre otros. Con este logro, el ICP-UCR alcanza su segunda recertificación. El primer certificado se obtuvo en el 2013 y la primera recertificación se logró en el 2016.

“Inteco es un organismo de certificación acreditado y se basa en los más estrictos estándares. Nosotros, para poder evaluar de los procesos y garantizar una gestión transparente, mantenemos personal altamente competente. Del ICP-UCR podemos decir que tiene una amplia experiencia en su sistema de gestión de calidad. Durante todos estos años, el Instituto ha mantenido auditorías de seguimiento y vigilancia, y siempre ha cumplido con los requisitos”, dijo Manuel González, auditor líder de Inteco.

Que el ICP-UCR cuente con un sistema de gestión de calidad certificado garantiza que los trabajos hacen de la mejor forma posible y que hay completa trazabilidad de los datos.

Cuido del ambiente

Si ese sistema de calidad se le acompaña de otro enfocado en gestión ambiental, los logros aumentan aún más.

De acuerdo con Vivian González, coordinadora de la Comisión de Gestión Ambiental del ICP-UCR, un sistema de gestión en esta área permite un control eficiente de los recursos y conseguir un ahorro en el consumo de agua, energía y demás materias primas. Asimismo, mejora la eficacia de los procesos productivos y reduce la cantidad de residuos generados.

“El Dr. Alberto Alape, director del ICP-UCR, creó la comisión de gestión ambiental y la de salud ocupacional con el objetivo de empezar a trabajar en esas áreas para, justamente, llegar a ese sistema integrado de gestión. Hemos estado sembrando árboles en peligro de extinción, arreglando tanques de agua para que no hubiese fugas, cambiando bombas, válvulas y tomando acciones para mejorar nuestro desempeño ambiental”, relató González.

En estos momentos, y gracias a la Comisión de Ambiente, ya el Instituto posee un control de los aspectos que contemplan indicadores ambientales y de la huella de carbono. Ahora, para lograr la certificación ante Inteco, solo falta su implementación, la cual está suspendida por la pandemia.

“Entre lo que hemos realizado está un inventario de los árboles en ambas fincas con el apoyo de expertos. Por otro lado, desde el 2015 venimos calculado la huella de carbono. Los resultados que hemos obtenido nos dan señales que ya podríamos considerarnos carbono neutral. Solo falta la certificación para formalizar la evidencia”, dijo González.

En medio de la pandemia

Pero eso no ha sido todo. La Comisión de Salud Ocupacional del ICP-UCR ha garantizado la seguridad del personal para seguir operando bajo las condiciones de pandemia. Esta comisión ha estado trabajando fuertemente con los protocolos que se están siguiendo para poder seguir operando.

“Hemos trabajado protocolos de seguridad para todos los funcionarios. De igual forma, hemos abordado la parte de ergonomía y de seguridad, así como de riesgo laboral. Con el COVID-19, hemos efectuado horarios de atención, el control de ingreso y la aplicación de todos los protocolos. Ha sido un trabajo arduo porque nosotros no nos podemos detener”, destacó el Ingeniero Carlos Masis, coordinador de la Comisión de Salud Ocupacional.

Un sistema de gestión de la seguridad y la salud laboral eficiente permite identificar y valorar los riesgos que existen en cada puesto de trabajo. Su gestión otorga la posibilidad de evitar accidentes y mejorar la salud de los colaboradores, con lo que se puede estimular su confianza, motivación y compromiso con el Instituto, así como aumentar su productividad.

El Sistema de Gestión Integrada ya está diseñado pero, para lograr su implementación formalmente, habrá que esperar que se supere completamente la pandemia.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Investigaciones del Instituto Clodomiro Picado de la UCR son declaradas de interés público y nacional

El Dr. Alberto Alape Girón, director del ICP-UCR, recibe la declaratoria dada por el presidente de la República, Carlos Alvarado.

El jueves 04 de junio el esfuerzo que desarrolla el Instituto Clodomiro Picado de la Universidad de Costa Rica (ICP-UC) para generar un fármaco contra el COVID-19, recibe un nuevo impulso por parte del Gobierno.

En esta ocasión es mediante la aprobatoria del decreto Nº42369-S, el cual declara de interés público y nacional el proyecto del ICP-UCR, mismo que se desarrolla en conjunto con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Así lo dio a conocer el presidente de la República, Carlos Alvarado, en la conferencia de prensa.

El esfuerzo de ambas instituciones es desarrollar, producir y validar la efectividad terapéutica de dos medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID-19 y mejorar la atención de la pandemia que afecta la salud de la población costarricense.

Este jueves 4 de junio, el presidente Carlos Alvarado visitó el Instituto Clodomiro Picado de la UCR para observar el trabajo de investigación que se lleva adelante, junto a la ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), Paola Vega; el presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya; y el rector de la UCR, Carlos Araya.

Mayor apoyo

Con esta declaratoria se busca promover que tanto dependencias del sector público como del sector privado, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales contribuyan con recursos materiales, económicos y humanos para la exitosa realización del proyecto.

Además, según el comunicado de Casa Presidencial, se declara como prioritario el desarrollo del proyecto interinstitucional que involucra también al Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA), institución adscrita al Ministerio de Salud.

“Este laboratorio, reconocido mundialmente, es un orgullo nacional, que merece todo nuestro reconocimiento y en atención a su solicitud es que hacemos esta declaratoria de interés público y nacional”, afirmó el presidente Alvarado.

Trabajo constante

El proyecto entre el ICP-UCR y la CCSS pretende generar una formulación con anticuerpos humanos purificados a partir del plasma de pacientes convalecientes y otra de anticuerpos equinos purificados del plasma de caballos inmunizados con proteínas virales.

Estos medicamentos serán una opción para tratar a los pacientes con COVID19 en estado severo y crítico de la infección con el propósito de mejorar su evolución clínica.

El presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya, destacó que desde que la institución aseguradora planteó esta iniciativa, se han observado grandes avances en el proceso de desarrollo nacional de una opción terapéutica para los pacientes activos con COVID-19.

“Estos tratamientos son fundamentales porque sabremos que el país lo hizo por sí mismo, basado en sus propias capacidades, en los conocimientos acumulados y en el convencimiento de que todos estamos incluidos y protegidos por la seguridad social”, dijo Macaya.

Como ya se ha publicado en ocasiones anteriores, la producción de la preparación de anticuerpos humanos depende de que la Caja envíe el plasma para ser procesado en la planta farmacéutica del Instituto Clodomiro Picado de la UCR.

En ese sentido, el Dr. Alape Girón afirmó que “el personal del Banco Nacional de Sangre y de los bancos de sangre de los hospitales de la Caja están haciendo un extraordinario papel en la recolección del plasma de pacientes convalecientes”. Sin embargo, enfatizó que se requiere de más donadores recuperados de COVID-19, a fin de completar los 25 litros necesarios para iniciar la producción del medicamento cuanto antes.

Si se logra incrementar la cantidad de donantes de pacientes recuperados de COVID-19 que donan su plasma, el ICP-UCR estima tener listo el primer lote de inmunoglobulinas humanas a finales de junio del 2020.

Conscientes del impacto positivo de la ciencia y tecnología en la salud, MICITT definió la salud como una de las áreas estratégicas del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2015-2021.

“El Covid-19 nos recuerda que poner los ojos en la búsqueda de soluciones a través de la ciencia, es ponerla al servicio de la humanidad. Nuestros científicos han demostrado que la mejor decisión que el país puede tomar hoy es tomar la ciencia para luchar contra esta pandemia”, destacó la Ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, Paola Vega Castillo.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

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