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Etiqueta: Isla Venado

Venado, la isla que se le planta al cambio climático

Cristian Chaves Jaén
cristian.chaves.jaen@una.cr

En el corazón del Golfo de Nicoya se encuentra Isla Venado, una pequeña comunidad que escribe su propia historia de adaptación al cambio climático. Con una población que tradicionalmente ha dependido de la pesca, la isla enfrenta hoy los desafíos de la sobrepesca y la variabilidad climática. Pero para dar un giro hacia la autosuficiencia alimentaria y la diversificación económica implementa una opción con el proyecto Sistema de Captación de Agua de Lluvia (SCALL) y la producción hortícola bajo malla.

La iniciativa surgió como respuesta a una solicitud de la Vicerrectoría de Extensión de la Universidad Nacional (UNA) para apoyar a la Asociación para el Desarrollo Sustentable y su Adaptación al Cambio Climático (ADESAC). Esta asociación, integrada por 10 miembros, de los cuales seis son mujeres, gestiona una producción en casa malla de 1.000 metros cuadrados, donde cultivan tomate, chile, cebolla, apio, culantro y lechuga. Sin embargo, durante la estación seca, la producción se reduce drásticamente por la falta de agua.

El proyecto se enmarcó en el programa NIMBU, que ya cuenta con sistemas SCALL en otras localidades del trópico seco de Costa Rica como el Campus Nicoya de la UNA, Isla Caballo y la ASADA de Playa Potrero en Santa Cruz, que requieren infraestructura hídrica para combatir la variabilidad climática y crear resiliencia.

Agua para la vida

El SCALL es un sistema que permite captar y almacenar agua de lluvia, lo que resulta crucial en una isla donde el acceso al agua dulce es limitado. Según Adolfo Salinas Acosta, investigador y extensionista del Campus Nicoya de la UNA, el sistema permitirá a la ADESAC aprovechar al máximo los 600 metros cúbicos de agua almacenada para los cuatro meses de estación seca. “Es una opción más para diversificar la oferta laboral de la isla, que sufre por la presión de la sobrepesca en el Golfo de Nicoya”, comentó Salinas.

Yolanda Bolívar Barahona, tesorera de la asociación, explica los alcances de la iniciativa: “Aquí en la isla era difícil comprar productos frescos y naturales. Todo lo que cultivamos lo hacemos sin abonos químicos, por lo que vimos que era una oportunidad importante para producir lo que consumimos en la isla. Muchas veces, debido a las mareas, es difícil salir a tierra firme, por lo que tener nuestros propios cultivos es esencial”.

Más que una huerta

La huerta casa malla no es solo un proyecto de producción de alimentos; es un modelo de finca integral que también incorpora el turismo. La asociación cuenta con un rancho donde ofrecen servicios de alimentación para lo cual utiliza productos cultivados en la isla. Además, tienen una cabaña de madera con capacidad para 10 personas, un área de camping y un hostal que alberga hasta 15 personas. También ofrecen servicios de transporte marítimo y terrestre, tours de pesca responsable y caminatas alrededor de la isla para el avistamiento de aves.

La UNA ha jugado un papel clave en el éxito de este proyecto. A través de capacitaciones y apoyo técnico, los miembros de ADESAC han adquirido los conocimientos para gestionar eficientemente la huerta y el sistema SCALL. Un proyecto como este, además, no solo beneficia a la asociación, sino que sirve como un modelo replicable en otras comunidades costeras que enfrentan desafíos similares.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Según el investigador Salinas “La creación de resiliencia ante el cambio climático es fundamental, especialmente en el trópico seco de Costa Rica, donde los efectos de la variabilidad climática son cada vez más evidentes”. Foto Adolfo Salinas

Inauguran huertos comunitarios en San Rafael de Heredia, la UNA e isla Venado

Huerto en Isla Venado.

Las escuelas de Ciencias Agrarias y Ciencias Ambientales en conjunto con el Instituto de Investigación y Servicios Forestales (Inisefor) y la Vicerrectoría de Extensión, inauguran Huertos comunitarios: construyendo tejido social, un espacio para que las comunidades de San Rafael de Heredia, isla Venado y la UNA, generen una red de trabajo para la producción agrícola, donde se cultivarán plantas con fines alimenticios, medicinales y terapéuticos entre otros.

La capacitación a las comunidades se ha dado por medio de académicos de la UNA con el apoyo de académicos del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara, México.

Esta iniciativa, impulsada por la Vicerrectoría de Extensión promueve el trabajo en equipo y el intercambio de haceres y saberes.

Imagen: Huerto en Isla Venado

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Comunidad de isla Venado: un ejemplo de superación

Andrés Chavarría Sevilla
Estudiante de Economía en la Universidad Nacional

Todos sufrimos los impactos de la pandemia por COVID-19: desde el desempleo, el deterioro de la salud mental, el aislarse socialmente hasta el enfrentar la pérdida de un ser querido por causa de la enfermedad. Pese a estas dificultades, existen personas que se reinventan y luchan por salir adelante junto con su familia y comunidad. Este es el caso de isla Venado y sus numerosos proyectos económicos, incluyendo el innovador Restaurante flotante.

Tuve la dicha de visitar la isla los días 11 y 12 de mayo de 2023 como parte de una gira académica del curso Extensión Universitaria para la Transformación Social. Como parte de varios conversatorios, aprendí lo difícil que ha sido la vida en una zona tan periférica del país: enfrentarse al analfabetismo y a la dificultad de completar la educación secundaria, adaptarse ante nuevas regulaciones que dificultan la pesca (hasta hace unos años, única actividad económica de la isla), luchar para mejorar el acceso al sistema de salud desde una isla, reinventarse para sobrevivir económicamente a cambios tan bruscos en los últimos años, entre otros.

Los pobladores de la isla son conscientes del impacto del ser humano sobre el medioambiente. Por ello, han dirigido sus proyectos económicos teniendo en mente no dañar irresponsablemente a la naturaleza. Ante estas limitaciones, ¿cómo isla Venado logró prosperar económicamente? Los isleños notaron el alto potencial turístico de la isla, y decidieron aprovechar esta ventaja comparativa.

La cooperativa COOPEACUICULTORES R.L., de la que forma parte el proyecto del restaurante flotante, lleva varios años en funcionamiento. Esta asociación también practica el cultivo de mariscos, proyecto que evita la pesca de arrastre en el Golfo de Nicoya y permite la recuperación de la vida marina de la zona: más de 1000 personas se benefician del proyecto del camarón.

Además, los pescadores locales vieron en el turismo la clave para desarrollarse sin perjudicar a la naturaleza: durante la gira, nos comentaron que es más rentable pasear a unos turistas en lancha que ir al mar a pescar. De la mano con el auge del turismo, han aumentado de dos a más de veinte las cabinas disponibles para los turistas que quieran hospedarse en la isla; e incluso se ofrecen tours de avistamiento de aves.

Es innegable que la isla ha trabajado arduamente por conseguir un mejor desarrollo, pero no todas las adversidades han sido superadas y todavía existen puntos de mejora. Ellos luchan por reducir la contaminación de los alrededores, ampliar el cultivo de camarón y otras especies, proteger aún más el golfo de Nicoya para lograr una mayor recuperación del daño ocasionado por la sobreexplotación de los recursos naturales, aumentar la capacidad de los paneles solares para tener suficiente suministro eléctrico después del atardecer, mejorar su acceso a los servicios de salud, y brindarles a sus nuevas generaciones una educación con consciencia ambiental.

Isla Venado es un claro ejemplo de que sí se puede. Una comunidad rural y periférica del país nos da una importante lección: conseguir el desarrollo económico sin perjudicar imprudentemente al medioambiente es posible. Ellos logran aprovechar su alto conocimiento empírico para buscar y emplear herramientas que les ayuden a afrontar sus problemas. Estos saberes propios se ven impulsados por el conocimiento científico aportado por los proyectos de extensión e investigación de la Universidad Nacional, que en vez de imponerse e invadir lo autóctono, buscan la forma de complementarse e impulsar el desarrollo socioeconómico anhelado por la isla.

Es importante mencionar que pese a que ellos reciben con las manos abiertas a quien guste realizar turismo en la zona o incluso al personal de instituciones públicas, durante la visita se debe tener precaución de no realizar una invasión cultural. Una vez se llega a la isla, resulta tentador preguntar e incluso cuestionar desde la cosmovisión personal a los locales. Por ejemplo, es preferible evitar asumir cómo ellos reaccionarán ante un cambio unilateral en el itinerario: puede que para lo que nosotros sea una leve modificación, para ellos implica un reto al cambio o a la potencial incomodidad.

Finalmente, es claro que todos enfrentamos situaciones difíciles en nuestras vidas, en ocasiones es necesario reinventarse completamente para salir adelante. Esto es difícil, mas no imposible: la comunidad de isla Venado ya lo demostró y lo sigue demostrando. Más allá de simplemente conformarse con las ayudas económicas que reciben, luchan por avanzar en el desarrollo de la isla: mejorar la educación de escuelas y colegios, ampliar el atractivo turístico, y heredarles a sus hijos una mejor isla sostenible en armonía con el medioambiente.

Restaurante flotante.

La sonrisa de Maritza

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Ese día estrenaban camisetas. En su hombro derecho lucia estampado con grandes letras blancas su nombre: Maritza. Su apellido: Matarrita. Me dice que antes de entrar al proyecto de producción de ostras pensaba dedicarse a otra actividad de la pesca artesanal, pero terminó involucrándose desde el principio en la ostricultura, una de las acciones productivas acompañadas por la siempre necesaria Universidad Nacional.

Es un medio lluvioso y cálido. A un lado del local destinado para la preparación y producción de ostras, conversamos con Maritza sobre su trabajo. “Trabajamos de 7 de la mañana a 4 de la tarde, pero a veces debemos quedarnos más tiempo. Tenemos que limpiar todo el lugar y los instrumentos que utilizamos para la manipulación de las ostras. Luego llego a mi casa a seguir trabajando: limpiar, cocinar, hacer el oficio”.

Bajo una lluvia pertinaz es casi medio día en Isla Venado, una de las Islas del Golfo de Nicoya donde la Universidad Nacional acompaña procesos productivos, económicos, ambientales, turísticos y le brinda a las mujeres y hombres herramientas para fortalecer sus capacidades. Lo hace desde su mandato claro como Universidad pública costarricense, pero además lo realiza como la Universidad Necesaria, líder en la extensión social en Costa Rica.

Precisamente acompañamos hace poco una gira académica de trabajo por dos días, organizada por la Vicerrectoría de Extensión de la UNA, en la que conocimos los distintos proyectos que atienden las necesidades de estas comunidades costeras.

Conversacion con Maritza Matarrita, mujer productora de ostras en Isla Venado. Fotografía producida por Ericka Vásquez, Decana del CIDE (UNA).

De hablar fuerte y con convicción, doña Maritza es una de las mujeres incluidas en acciones puntuales desarrolladas por el proyecto “Cuerpo: emoción, palabra, voz y movimiento”, desarrollado por la Escuela de Psicología, el Instituto de Estudios Sociales en Población y la Escuela de Danza, de la Universidad Nacional.

Pensada como acción para estimular la creatividad, contribuye al mismo tiempo a generar mecanismos de autocuidado en las personas, como doña Maritza: “una necesita relajarse de tanto trabajo y estrés – me dice- todavía tengo la bolita que Sofia y Natalia (académicas del proyecto) nos dejaron para hacer ejercicios de relajación; me han servido mucho”.

Mientras dice estas últimas palabras, la lluvia arrecia. Con sus compañeras del grupo han preparado una pequeña degustación de ostras para las personas participantes de la gira. Me pregunta si voy a probar y deja ir una sonrisa de satisfacción, la misma que seguramente la acompaña cuando ve el fruto de su trabajo cotidiano y el de sus compañeras.

Durante los dos días de visita a los distintos proyectos en Isla Venado, constatamos la cuantía de la Universidad Pública en estas comunidades. Abstraídos del furibundo ataque mediático y político a lo que hacemos pero sobre todo a lo que representamos para estas poblaciones, pudimos comprobar una vez más que como universidad vamos por el camino correcto y que las personas de estas zonas esperarán siempre la llegada de proyectos de investigación, extensión y docencia con los cuales fortalecerse para la vida. Por eso con igual pasión debemos defender el presupuesto constitucional asignado para nuestro quehacer.

El valor de estas acciones no es estrictamente económico, aunque sí urgente. Su verdadero aporte está en dejarle condiciones a Doña Maritza para que un buen día pueda reducir su doble jornada laboral y sentarse al fin a pensar en sí misma, sus sueños, sus esperanzas.

Reírse con la vida.

Isla Venado pide atención urgente ante situación crítica

El docente del Programa de Gestión Local (PGL) de la UNED, Rafael López Alfaro compartió con SURCOS el siguiente diálogo acerca de la angustiante situación que vive la población de Isla Venado:

Sonia Madina Matarrita, habitante de Isla Venado, estudiante del PGL-UNED, integrante de la Comisión de Emergencia Local y de la Asociación de Desarrollo: “Profe, desde el viernes estamos haciendo cartas para las instituciones y el sábado formamos una comisión de trabajo, el domingo pasamos perifoneando toda la comunidad para que la gente haga conciencia, pero viera, acá están cerrados los recibidores de pescado, nadie está comprando el producto, estamos todos críticos”.

Rafael E. López Alfaro: “¿Pero ya enviaron una nota a la Comisión Nacional de Emergencias y a la Municipalidad para que les colaboren con esta situación tan precaria de la distribución del producto y el agravamiento de las condiciones de vida de la comunidad?”

Habitante: “Si ya, pero seguimos sin respuesta. Yo estoy en casa y con mucho cuidado porque mi esposo es de riesgo al ser asmático e hipertenso. Estoy en comunicación con un doctor en la clínica de la Caja, donde el servicio es maravilloso ahora, yo amo a la Caja. Siempre la he defendido”.

La población de esta comunidad espera la atención urgente de las instituciones pues se quedan sin sustento diario. SURCOS invita a compartir para que la información llegue a las autoridades y de esta forma apoyar las cartas enviadas por la comunidad.

Foto: Voces Nuestras.