Esperanza Jurado sigue con nosotras
A mediados del 2009 llegó Esperanza a la Red, fue la primera mujer indígena participante en la Red. Abrió el camino para que la organización ampliara su quehacer, sus visiones, su conocimiento, su diversidad , su hermandad, su lucha.
Y se sintió tan bien, encontró ahí el espacio donde como mujer indígena coincidía con las mujeres del campo en sus luchas, en sus sentires, coincidía en muchas de las discriminaciones que había sufrido a lo largo de su vida, encontró oídos atentos a escuchar sus demandas, sus posiciones, sus experiencias, sus saberes y encontró sobre todo mujeres con quiénes acompañarse en sus luchas.
Y decimos que se sintió tan bien, que con ella fue trayendo mujeres indígenas de muchos lados; mujeres indígenas que sin duda reconocían su liderazgo, su urgencia de lucha por todas las demandas de los pueblos indígenas y por los derechos de las mujeres indígenas en particular. Donde quiera que iba les hablaba de la Red. Así, en cada actividad vinieron con ella nuevas compañeras indígenas de diversos territorios y comunidades: Abrojo Montezuma, Casona, Cabagra, Alto Laguna, Rey Curré, Guácimo, Lagarto, y la Red se fue extendiendo, ya no solo ella multiplicaba las invitaciones, sino que otras y otras de otros territorios también lo hacían y vinieron mujeres de Térraba y Salitre.
Estuvo siempre dispuesta a compartir con las compañeras campesinas, intercambió conocimientos y semillas con las compañeras en diversas comunidades del país. Hoy recuerdo a otras compañeras diciendo que querían ser como Esperanza, conocer tanto como ella, teniendo la lucha tan clara y teniendo tanta fuerza para luchar.
La conocimos viviendo en Abrojo, pero la lucha por el reconocimiento a su derecho como mujer a elegir su pareja la llevó a Curré. Porque también defendió ese derecho a decidir sobre su vida y su cuerpo. Desde la casa del Consejo Indígena del Sur siguió su quehacer en defensa de los derechos humanos de las indígenas. En Curré encontró oponentes, temerosos de que las mujeres indígenas conocieran sus derechos, pero también contó con el apoyo y el reconocimiento de un sector importante y beligerante en la defensa de los pueblos indígenas y sus territorios.
En 2010 participó en la delegación indígena que se presentó a la Asamblea Legislativa a reclamar respeto al Convenio 169 de la OIT, a reclamar el respeto a la autonomía indígena y en palabras de ella “fuimos arrastrados por los antimotines del gobierno”.
Y fue más allá, recupera con su pareja, un terreno en Lagarto, del Territorio Indígena Curré, eso significa que tomó el terreno, para vivir y producir, para cuidar y proteger la Madre Tierra. Ahí levantan su rancho, que ella llamaba “mi palacio”, porque “ahí es donde quiero estar”. Cuando la conminaron a salir, ella les dijo: me voy después de que se vayan todos los no indígenas que están en el territorio”. Y ahí defendió su relación con la tierra, ahí sembraron y cosecharon: arroz, maíz, frijoles y otras muchas cosas, Y ahí siguió haciendo artesanías, procesando maíz para atol, semillas que preparaba de diversas formas, para llevar a los mercados solidarios. Desde ahí también defendió la biodiversidad, llevando y trayendo semillas y compartiendo usos de las plantas. Y en cada una de sus acciones estaba la lucha, porque amaba la tierra, su cultura, su sangre y en cada acción estaba la defensa de los derechos indígenas y en particular de las mujeres indígenas.
Luego vinieron tiempos duros con su enfermedad, que le minaron el cuerpo, pero no el espíritu. También se debatió entre el uso de la medicina alopática convencional y la medicina tradicional. La primera le aliviaba, pero no terminaba de sentirse cómoda con ella. Y optó por la medicina tradicional. Con ello también nos da una lección de cultura, que nos muestra nuestro desconocimiento y que respetamos.
Aún en su enfermedad no paraba de hacer, de luchar: hacía planes, convocaba a actividades, denunciaba, y con muchas dificultades estuvo en el Foro que organizara la Red, junto con otros apoyos, en el Territorio Indígena de Térraba el 17 de abril recién pasado, en el Día Internacional de la Lucha Campesina, dando su discurso en representación de las mujeres del campo, en representación de las mujeres indígenas, ante más de 250 personas, de Territorios, de comunidades y de organizaciones amigas.
Hoy la Red de Mujeres Rurales llora su partida, pero queremos decirle a Esperanza que seguimos su ejemplo, y decirle a la comunidad que nos rodea, que cada uno de los caminos que Esperanza nos señaló están en nuestra ruta.
“Como mujeres hemos visto hace tiempo lo que tenemos que hacer, tenemos muchas necesidades, nuestro pueblo tiene muchas grandes necesidades, pero no hay quien hable, quien diga la verdad. Todos se callan, por pequeñas mentiras. Los políticos llegan a mentir a nuestros pueblos y nosotros nos dejamos a llevar, nosotros estamos acegados. Hoy por hoy es hora de despertarnos hermanas y hermanos campesinas e indígenas. Yo vengo luchando durante años , por nuestra Madre Tierra, a la defensa de Nuestra Madre Tierra, llevando el memoria el Convenio 169 de la OIT, como mujeres defensoras de nuestros derechos . Como mujeres luchadoras por el Nuestra Tierra y el buen vivir, defendemos nuestras semillas criollas y la soberanía alimentaria”. (Fragmento del discurso de Esperanza Jurado, el 17 de abril 2013, en Foro “Por la tierra y las semillas”, en Territorio Indígena Térraba).
Tomada para SURCOS Digital de http://mujeresrurales.org/
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