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Etiqueta: Luis Paulino Vargas Solís

Informes actuariales en la Caja: ¡Mucho cuidado!

Luis Paulino Vargas Solís

He estado viendo algunos de los informes actuariales de la Caja, unos relacionados con el seguro de salud, otros con el sistema de pensiones IVM. Me queda todavía mucho por explorar, pero hay algunas cosas que, a estas alturas, las tengo bastante claras.

Primero, me resulta obvio que la prensa sobredimensiona los aportes que estos informes dan. Pero eso no sería tan preocupante, si no fuera porque dentro de la propia Caja, y por parte de las élites políticas, se reproduce el mismo error.

Estos informes invariablemente se basan en un modelo. Y ese modelo a su vez se basa en un conjunto de hipótesis o, si usted lo prefiere, un conjunto de supuestos o premisas. En gran medida, y por mucha matemática y estadística que se le ponga a la cosa, los resultados finales están predeterminados, en grado muy significativo, por aquellos supuestos.

Si los supuestos pecan de optimistas, los resultados podrán resultar muy rozagantes y satisfactorios. Si, contrario sensu, se opta por supuestos o hipótesis de tonalidad sombría, los resultados serán deprimentes.

Por supuesto, todavía queda la opción de construir distintos escenarios, y trabajar con supuestos diversos: unos más optimistas, otros más pesimistas. Pero, incluso en tales casos, otras cuestiones seguirán incidiendo.

Primero, el realismo de los supuestos, algo extremadamente difícil de resolver. Optar por elaborar diversos escenarios, atenúa el problema, pero no lo soluciona.

Segundo -que es seguramente lo más importante- el carácter multifacético y sumamente complejo, de los factores que inciden, y que hacen que, cualquiera sea el modelo utilizado, los márgenes de incertidumbre sean amplísimos, y más y más amplios, conforme más prolongados los períodos considerados.

Creo detectar muchas otras serias limitaciones, que omito mencionar aquí.

Estos informes actuariales deben ser asumidos con suma cautela. Son una guía necesaria, pero están lejos de ser la última palabra. Con un agravante que en este momento se nos presenta: dentro de ese juego corrupto y cínico que Rodrigo Chaves y Marta Esquivel han puesto en movimiento dentro de la Caja, han promovido a la Dirección Actuarial a una persona que arrastra serios cuestionamientos, pero que, desde luego, cumple con el requisito que Chaves y Esquivel más aprecian: ser una servidora incondicional.

Finanzas públicas: decálogo sobre la demencia

Luis Paulino Vargas Solís

1. Las universidades públicas solicitan al gobierno cumplir con el 1% adicional sobre el presupuesto aprobado el año pasado, según el compromiso asumido en su momento. El gobierno se niega a hacerlo. En total, son aproximadamente ₡5.600 millones.

2. El año pasado, 2022, por concepto de intereses de la deuda pública, el gobierno pagó un total de ₡2.044.143,4 millones. O sea: más de dos millones de millones o, si usted lo prefiere, más de dos billones.

3. Por lo tanto, el monto de los intereses pagados en 2022, equivale a 365 veces lo que las universidades están solicitando.

4. En su informe sobre la liquidación presupuestaria del gobierno, correspondiente a 2022, la Contraloría le advirtió al Ministerio de Hacienda que no solo incumplió con el pago de ₡252 mil millones que, por obligación legal, debía realizar a la Caja Costarricense del Seguro Social, sino que, encima de eso, omitió indicar esa cifra en la mencionada liquidación. O sea: el gobierno no solo no pagó lo que debía, sino que quiso “hacerse el chancho” y ocultar la información correspondiente.

5. Compare la cifra NO pagada en 2022 a la Caja, con la que SI se pagó por intereses: la relación es de 8,11 veces. O sea: se pagó por intereses 8,11 veces lo que debió pagarse, pero no se pagó, a la Caja.

6. ¿Cuánto es la deuda total del gobierno con la Caja? La cifra anda en aproximadamente ₡2,8 billones (millones de millones). Según Rodrigo Chaves y Nogui Acosta, habría que cerrar prácticamente todas las instituciones públicas para satisfacer esa deuda. Ignoraremos tales charlatanerías, y volvamos a comparar con el pago de intereses de la deuda.

7. El monto total de esos intereses, sumado lo correspondiente a 2022 más lo pagado hasta el mes de mayo de 2023 (17 meses en total), suma ₡2.937.389,1 millones, o sea, más de ₡2,9 billones. O sea: una cifra superior al total de la deuda con la Caja.

8. ¿Cómo se explica que no haya problema en pagar ese disparate de dinero en intereses, y, en cambio, resulte “imposible” pagar lo que corresponde a las universidades y a la Caja? Con el agravante de que “tampoco hay dinero” para escuelas, comedores estudiantiles, la policía, albergues infantiles, atención a personas mayores, vivienda popular, etc. etc.

9. Conclusión 1: el manejo de las finanzas públicas, y la forma como se pretende resolver el problema fiscal, es un ejercicio de absoluta irracionalidad, que está causando grandes devastaciones sociales y humanas, y está destruyendo el futuro de Costa Rica.

10. Conclusión 2: urge frenar esta demencia, y abrir un amplio debate democrático que nos permita reorientar las cosas…antes de que sea demasiado tarde.

Ideas zombi sobre el empleo

Luis Paulino Vargas Solís

No son ideas que recién hayan empezado a expresarse en este gobierno. Para nada. En eso, como en casi todo lo que tenga que ver con política económica, el gobierno de Chaves repite lo que otra gente dijo antes, solo que lo dice con una retórica mucho más agresiva.

  • “Vamos a dar cursos de capacitación en el INA para mejorar las capacidades y la «empleabilidad’ de la gente”. Eso es magnífico, pero capacitar a la gente no crea empleos. Facilita conseguirlos si existieran. El problema es que no existen.
  • “Vamos a afinar los sistemas de ‘empleabilidad’ en el Ministerio de Trabajo para facilitar que las personas contacten a los empleadores y sean contratadas”. Mismo problema del caso anterior: la idea sería grandiosa… si los empleos existieran.
  • “Llevaremos las zonas francas a las regiones rurales”. Quien crea que Rodrigo Chaves, en su zafarrancho con CINDE, vino a descubrir el arroz con leche en relación con este asunto, está “detrás del palo”. Son muchos años oyendo ese cuento. La experiencia demuestra que, excepto en el caso de la agricultura monocultivista de plantación (piña, banano, etc.), o las cadenas hoteleras en zonas de fuerte visitación turística, las transnacionales son reacias a ir a zonas rurales, porque ahí no encuentran la infraestructura, los servicios públicos y el tipo de mano de obra que les gusta tener a su disposición. Los problemas de las regiones rurales y de su gente, demandan y merecen un abordaje distinto.
  • “Requerimos mercados laborales más flexibles y reducir el salario mínimo porque es muy alto”. Esta sí que es una mentirota del tamaño de los Himalaya. Primero, en Costa Rica la patronal contrata y despide al personal con total libertad. Imposible más “flexibilidad”. Segundo, tenemos 13 años en los que el poder adquisitivo de los ingresos de la población trabajadora no tiene mejoría alguna, algo jamás visto en la historia económica de Costa Rica. Si el empleo dependiera de la “flexibilidad” y de la baratura de la mano de obra, nos sobrarían empleos. Pero, obviamente, no es el caso. Deberíamos hoy más bien estar pensando en subir el poder adquisitivo de los ingresos. Pero ya ve usted que no, cuando más bien andan obsesionados con jornadas laborales de 12 horas, cuyo único objetivo claro es reducir aún más los salarios.
  • “Rebajemos cuotas de la seguridad social que son muy altas”. Primero: son “altas” ¿relativamente a qué? ¿Cuánto le costaría al empresariado costarricense financiar servicios universales de salud proveídos en forma privada? Si nos guiamos por la experiencia mundial, serán muchísimo más caros. O, alternativamente ¿optarían por servicios privados muy basiquitos, para atender una gripe, pero jamás un cáncer? Pues entonces prepárense para tener una mano de obra mucho menos saludable y productiva, y un orden social mucho más violento. Si les preocupa la informalidad (dudo que sea el caso), eso requiere respuestas apropiadas, dentro de las cuales lo de la seguridad social es, a lo más, un elemento entre otros. Por otra parte, es obvio que hay mucho que mejorar en la Caja, pero no lo mejoraremos desfinanciándola.

Jornadas laborales de 12 horas: la demagogia de Pilar Cisneros

Luis Paulino Vargas Solís

En el programa radial de Amelia Rueda, el lunes 3 de julio, la diputada Pilar Cisneros afirmó que el proyecto llamado 4/3 o de jornadas laborales de 12 horas, es importantísimo, porque de ese proyecto dependen miles y miles de empleos, particularmente en las zonas costeras. No explicó sobre qué bases se apoyaba para lanzar una afirmación tan fuerte, pero el caso es que, con la ligereza que le es característica, así lo dijo.

Esta idea merece ser reflexionada críticamente.

Primero, recordemos en qué consiste esta propuesta de ley. Básicamente lo que se hace es establecer jornadas ampliadas de 12 horas, suprimiendo el pago de horas extras. Se han contemplado dentro del proyecto, otras ideas que apuntan en el mismo sentido, como las de permitir un manejo flexible de las jornadas laborales a lo largo del año, por ejemplo en el caso del turismo, de forma que se alarguen esas jornadas durante la temporada alta y se reduzca durante la temporada baja.

Esto último significa que los vaivenes del negocio son colocados sobre los hombros de las personas trabajadoras, y a costa de su presupuesto familiar. El riesgo normal del negocio, que, según la ideología propia del capitalismo, debe ser asumido por la empresa, puesto que es eso lo que presuntamente justifica la ganancia, es trasladado a los trabajadores y las trabajadoras.

Pero hay algo más en todo esto, que constituye el común denominador de esta propuesta de ley, en sus diversas facetas: su objetivo fundamental es reducir costos mediante la reducción de salarios.

Por lo tanto, lo que se busca es que las empresas costarricenses sean más competitivas, no mediante una mejor gerencia, una mayor eficiencia en el uso de los recursos, con base en mejoras tecnológicas y, en fin, con base en la elevación de la productividad, sino mediante el recorte salarial. O sea: bajar costos, no mejorando el funcionamiento de las empresas, sino reduciendo el costo de la mano de obra o fuerza de trabajo que emplean.

Recordando las afirmaciones tan contundentes lanzadas por Cisneros, la pregunta entonces es: ¿es esa la forma correcta de propiciar la creación de empleos? En particular, ¿lograremos de esa forma generar los miles y miles de empleos de que habla la diputada?

En principio, la respuesta es “depende”.

En primer lugar, depende de si son empresas que producen para el mercado nacional, o si están orientadas al mercado externo, o sea, la exportación de productos, el turismo, etc.

Para las empresas que producen para el mercado nacional, la respuesta es: muy posiblemente el efecto será negativo, por la sencilla razón de que, al deprimirse los ingresos salariales, se deprime la demanda de los hogares trabajadores y, por lo tanto, se restringe su consumo, en cuyo caso es posible que caigan las ventas de las empresas que producen para el mercado nacional, lo cual frenará el empleo que estas generen.

Si son empresas que producen para el mercado externo, exportadoras o del turismo, debemos tener presente que el negocio de estas empresas depende de dos cosas: 1) que la demanda externa que esas empresas atienden sea dinámica y les permita vender mucho; 2) que puedan participar en los mercados internacionales de forma competitiva, o sea, con precios cómodos y buena calidad.

El proyecto de jornadas de 12 horas no afecta en nada el primero de estos puntos, o sea, a la demanda internacional no le hará ni cosquillas esa reforma.

Si puede afectar el segundo punto, el de la competitividad. En este caso, de lo que se trata, muy claramente, es de ganar competitividad, no mediante innovaciones tecnológicas, mejoras de la calidad, etc. sino exclusivamente bajando los salarios. O sea: reducir costos reduciendo la parte de los costos salariales y, por lo tanto, deteriorando las condiciones de vida de las familias trabajadoras.

El problema es que se les puede ir lo comido por lo servido, de forma que podrían terminar con un deterioro de la competitividad, no obstante la reducción de los salarios.

Hay dos factores que afectan directamente la competitividad empresarial:

  • Primero, las jornadas extendidas de 12 horas generan fatiga, y dañan la salud física y emocional de las personas.
  • Esas jornadas más largas, sin pago de extras y, por lo tanto, con reducción de los salarios, generan desmotivación y disgusto.
  • Claramente estos dos factores dañarán la competitividad de las empresas.

Todavía hay un tercer factor, de alcances más amplios y consecuencias a mediano y largo plazo: todo esto afecta negativamente lo que podemos llamar la reproducción de la mano de obra o reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, afecta aquellas condiciones, que en gran parte se satisfacen en el ámbito doméstico y hogareño, que garantizan la salud física y la estabilidad emocional de las personas, y de lo cual depende, decisivamente, su buena disposición para el trabajo, así como su actitud frente al sistema político, la democracia y la sociedad en general.

La mejor forma de ilustra ese punto es en relación con las graves consecuencias que esto traería para las mujeres trabajadoras jefas de hogar, pero, en general, para todas las mujeres trabajadoras a cuya jornada de trabajo fuera de casa, se suma la jornada de trabajo no remunerado dentro de casa. La consecuencia es, o exclusión de las mujeres de los mercados labores o deterioro de las condiciones de reproducción de la mano de obra en el ámbito hogareño.

En su conjunto, lo que se hace es sembrar vientos para cosechar tempestades en términos de un orden social más inestable, violento e inseguro, con agravadas amenazas para la democracia. Todo lo cual es territorio minado, en el cual difícilmente los negocios privados podrán florecer.

El asunto, pues, es mucho más complejo y de consecuencias mucho más amplias e insatisfactorias de lo que sugiere el discurso hueco, manipulador y demagógico de la diputada Cisneros.

El gobierno de Rodrigo Chaves y el desastre del empleo

Luis Paulino Vargas Solís

La cuestión se resume así:

  • En los cinco meses posteriores a octubre 2022 (vale decir: noviembre y diciembre 2022, enero, febrero, marzo 2023), SE DESTRUYERON 97 MIL EMPLEOS (Gráfico No. 1).
  • La gente abandona masivamente los mercados laborales, y, en consecuencia, la fuerza de trabajo se contrae pronunciadamente. En los seis meses posteriores a septiembre 2022, esta última disminuyó en 138 MIL PERONAS, mientras el total de las personas fuera de los mercados laborales creció en 165 MIL PERSONAS. Todo esto es resultado de la frustración y la fatiga derivadas de buscar trabajo por mucho tiempo, sin poder encontrar nada decente (Gráficos No. 2 y 3).
  • En el caso de las mujeres, que claramente es más grave, en los cinco meses posteriores a octubre de 2002, son casi 59 MIL EMPLEOS MENOS (Gráfico No. 4).
  • En el caso de los hombres, en los seis meses posteriores a septiembre 2022, la pérdida de empleos suma MÁS DE 40 MIL EMPLEOS (Gráfico No 5).

En cada uno de los cuatro indicadores anteriores, tomé como referencia el punto más alto, previo a que empezará el descenso. Por eso en unos casos, la referencia es respecto de octubre 2022, y en otros respecto de septiembre 2022. La tendencia, en todo caso, es clarísima, y lo que nos pinta es un panorama absolutamente desastroso.

Nunca un gobierno manejó la economía con el grado de torpeza e irresponsabilidad con el que lo está haciendo la actual administración. Es realmente alarmante.

(Nota: sabemos que los datos del INEC son trimestrales. En cada caso, y para simplificar la exposición, cito el último mes del respectivo trimestre).

Ser viejo hoy en Costa Rica

Luis Paulino Vargas Solís

Leyendo ayer una nota en el Semanario Universidad, caí en cuenta de un detalle: aunque creo tener plena conciencia de que ya soy “una persona adulta mayor”, sin embargo, no he interiorizado plenamente lo que eso significa.

Me pongo entonces a reflexionar sobre la realidad de una sociedad costarricense que tiende a envejecer, pero que no está preparada para bregar con lo que eso significa. La cuestión se trivializa detrás de frases rituales, huecas e hipócritas, que oscilan entre la infantilización de la persona mayor (“tan lindos los viejitos, es que son como bebés”), a una falsa veneración de las canas y las arrugas (“la sabiduría de las personas mayores”). Pero también, y a menudo, el desprecio y el odio expresado sin caretas ni atenuantes (“roquillos cacrecos, anticuados e inservibles”).

La mayor amenaza hoy viene de la política, o sea, de los liderazgos en cuyas manos está el país, y de la ideología que informa a esa gente y guía su proceder.

Es la amenaza que plantea una política de austeridad fiscal totalmente cínica e insensible, tal cual el ministro Nogui Acosta se ha encargado de enfatizarlo cada vez que tiene oportunidad, y que, por ello mismo, no tiene empacho en aplicarle tijera a los servicios de salud, a la educación y, por supuesto, los servicios de atención de la niñez y de las personas mayores.

Es, también, la amenaza, inédita y por completo inesperada, que plantea el tener un presidente, el señor Rodrigo Chaves, que odia profundamente a la Caja del Seguro Social, y que lo manifiesta cada vez que tiene oportunidad, sin escrúpulos y sin disimulo. Y justo cuando la Caja se vuelve más y más importante, puesto que, al envejecer la población, más necesarios serán sus servicios.

En pocos meses me pensionaré. Lo haré por el sistema IVM de la Caja. Contrario a lo que tanto energúmeno me ha gritado por años, ni soy ni seré un “pensionado de lujo”. Pero ¿hasta cuándo? En vista del rumbo que lleva Costa Rica, no debe extrañarnos si en pocos años, La Nación y los rodrigo-chaves empiezan a vociferar que el sistema IVM también es “de lujo” y deben ser recortado a lo bestia.

Ser un viejo, hoy, en Costa Rica, es asunto muy desafiante. Nada nos garantiza una vejez en paz. Todo lo contrario, más bien.

Nuestros fondos de pensiones: otra vez en territorio tormentoso

Luis Paulino Vargas Solís

En los últimos días han circulado las noticias sobre la quiebra del Silicon Valley Bank, un banco estadounidense de tamaño medio, muy vinculado al sector tecnológico, en especial las llamadas “startup” -o sea empresas innovadoras relativamente nuevas y pequeñas- aunque, según parece, también tiene nexos otras más grandes. La cuestión ha inyectado temores, lo mismo en el sector financiero que en el tecnológico, con repercusiones a escala mundial.

El banco sufrió lo que podríamos tipificar como una clásica “corrida de depósitos”, que lo dejó sin liquidez y lo empujó a la quiebra. El hecho de que la clientela estuviese concentrada en el sector tecnológico, facilitó que los rumores negativos se extendieron con mucha rapidez y potenciaron el comportamiento en manada que precipitó el derrumbe. Pero esa es la parte anecdótica. Todavía hay muchas interrogantes en el aire, pendientes de ser contestadas.

Uno de los problemas que terminaron por asfixiar a este banco, tuvo que ver con el peso de sus inversiones en bonos de largo plazo de la deuda pública estadounidense, cuyo valor ha caído a causa del alza en las tasas de interés, que la Reserva Federal (el banco central estadounidense), ha promovido como respuesta frente a la inflación, según prescribe el recetario de la ortodoxia económica. De ahí surgen algunas inquietantes preguntas: ¿hay otros bancos que enfrenten situaciones de similar fragilidad? ¿Cuáles, cuántos?

Toca darles seguimiento a los acontecimientos. De momento quisiera destacar lo siguiente: la quiebra de este banco está desatando amplificadas turbulencias, lo que está empujado las bolsas de valores a terreno negativo y provocando pérdidas significativas. Y, entonces, necesariamente debemos pensar en nuestros fondos de pensiones, los cuales en los últimos años -y destacadamente desde el segundo semestre de 2020- incrementaron sus inversiones en el extranjero.

El año pasado se registraron enormes pérdidas. En los últimos meses la situación tendía a estabilizarse. Había la esperanza de iniciar, quizá en unos meses, un proceso de recuperación que, inevitablemente, duraría años. Lo que está ocurriendo a nivel mundial en estos momentos -cuyos reales alcances son aún inciertos- podrían significar que la pesadilla vuelve, que la tormenta arrecia de nuevo.

¿Volveremos registrar fuertes pérdidas en los próximos meses? No podemos descartarlas, como es seguro que seguirán campeando la impunidad y la alcahuetería que protegen a Rocío Aguilar, a la SUPEN y a quienes administran nuestros ahorros.

Urge un cambio en la normativa que regula los fondos de pensiones ¿Quién se atreve a impulsarla?

¿Quién se está comiendo el queque?

Luis Paulino Vargas Solís

Supóngase que agarramos la serie de datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del INEC, desde la primera vez que se publicó hasta la más reciente que se hizo pública. Supóngase que nos interesan los datos de ingresos de la población y, con ese fin, comparamos el primer dato registrado con el más reciente. En tal caso, miraremos el dato del trimestre julio-agosto-septiembre de 2010 y el del trimestre octubre-noviembre-diciembre de 2022. En total, habrán trascurrido algo más de 12 años entre el primer dato y el segundo. Supongamos, además, que vamos a considerar los precios, medidos según el Índice de Precios al Consumidor, de modo que consideraremos el nivel de precios promedio que ese Índice nos reporta para cada uno de los dos trimestres mencionados. De esa manera, trataremos de expresar el poder adquisitivo real de los ingresos, una vez hemos descontado el aumento de precios registrados a lo largo de esos 12 años y pico.

Hecha esa operación, la conclusión que resulta se resume en lo siguiente: en el trimestre octubre-noviembre-diciembre de 2022, el ingreso promedio en el sector privado es inferior en -15,3% respecto de nivel que tenía en el trimestre en julio-agosto-septiembre de 2010, más de 12 años atrás. En el sector público hay apenas un pequeño aumento de 3%. Eso sí, debemos indicar que, si hacemos la misma operación a fin de comparar lo ocurrido entre mediados de 2019 y finales de 2022, encontraremos que el ingreso en el sector público, descontada la inflación, se desplomó un -18,4%. El mismo dato para el sector privado fue de -7,4%. O sea: los últimos tres años y unos meses, registran un desbarranco generalizado y catastrófico.

Supongamos que ahora revisamos los datos del Banco Central sobre el Producto Interno Bruto (PIB) y, en particular, el PIB por habitante. Resulta que ese dato, tomado en términos “reales”, o sea, descontando la inflación, aumentó nada menos que un 29,1% entre 2010 y 2022. Inclusive en el período 2019-2022 se incrementa un 4,5%, no obstante que de por medio está la crisis pandémica. Ya vimos que, en este último período, los ingresos de la gente -en el sector privado y más agudamente en el público- sufren una fuerte contracción.

Compare la evolución del dato del PIB por habitante con los de los ingresos promedios de la población ¿cómo entender el abismo que se abre entre una cosa y otra?

Aquí hay anomalías diversas. Una de ellas se relaciona con el PIB, un indicador que ha perdido representatividad, y cada vez resulta más falaz y engañoso. Otra tiene que ver con el propio modelo de desarrollo. Algunos “alguienes” -tan privilegiados que las propias estadísticas del INEC no logran registrarlos- se están quedando con una tajada enorme del queque. Pero, la verdad, seguramente una parte sustancial de ese queque se va hacia el exterior.

Saquen sus sucias manos de la Defensoría

Luis Paulino Vargas Solís

He escuchado decir a algunas personas: “¿La Defensoría? Eso no sirve para nada. Mejor la cerraran”. Obviamente no comparto ese punto de vista, pero creo comprender dónde se origina esa percepción: es el fruto de la irresponsabilidad de las élites políticas, que han convertido el nombramiento del defensor o defensora en una piñata a merced de la politiquería y de las estrecheces de ideologías retrógradas, contrarias a la plena vigencia de los derechos humanos.

¿Cuál trayectoria en la defensa de los derechos humanos respaldaba a Sandra Piszk, José Manuel Echandi y Ofelia Tailtelbaum al momento que se les nombró en la Defensoría? En realidad, ninguna ¿Qué antecedentes sustentaron la elección de Catalina Crespo, la última defensora? Parece que su único, y dudosísimo mérito, era su identificación con la ideología conservadora y antiderechos de ciertos grupos políticos.

Lo cierto es que, bajo el liderazgo de Crespo, y teniendo a Mario Zamora como su hombre de confianza, la Defensoría tocó fondo. Nunca se vivió un ambiente interno tan convulso y enrarecido, manchado por decisiones arbitrarias e innumerables denuncias de persecución laboral. Nunca la Defensoría fue tan omisa e ineficaz en la defensa de los derechos de la población, en especial algunos sectores muy vulnerabilizados.

Recientemente nos propusieron el nombre de Erick Ulate, un tipo muy hábil si de ganar visibilidad mediática se trata, que ha hecho de la bandera de “el consumidor” un arma muy poderosa para promover una ideología libremercadista recalcitrante, muy del agrado de los oligopolios que dominan la economía costarricense. Su “compromiso” con los derechos humanos quedó bien retratado cuando, desde su silla en el Consejo de Transporte Público (CTP), apoyó a los autobuseros, en perjuicio de los derechos de las personas usuarias.

Luego ha saltado el nombre del ya mencionado Mario Zamora. Vean que ya esto es sumar desfachatez a cinismo. Por si no fuera suficiente el importante papel que Zamora jugó durante la desastrosa gestión de Crespo, el hombre acumula un palmarés de cuestionamientos que fácilmente llenaría enciclopedias: desde acusaciones penales e investigaciones a cargo de la Procuraduría de la Ética, a sanciones por parte de la Contraloría y actuaciones abiertamente adversas a los derechos humanos.

Necesitamos un defensor o una defensora que sea una persona seria, estudiosa, honesta y realmente identificada con los derechos humanos. Hay diputadas y diputados comprometidos en la búsqueda de alguien que cumpla con esos criterios, pero también hay una barra brava legislativa que intenta imponer su ideología antiderechos, aun si eso significa terminar de hundir a la Defensoría.

La ciudadanía debe hacerse respetar e impedir que ocurra tal barbaridad.

 

Publicado en Facebook y compartido con SURCOS por el autor.

La OCDE: espejitos y cuentas de vidrio

Luis Paulino Vargas Solís

Desde su sede en París, a 8.900 kilómetros de San José, nos llegó la delegación de la OCDE. Hicieron tan largo trayecto, atravesando el Atlántico, para traernos unas maletas llenas de espejitos y cuentas de vidrio, que no otra cosa es lo que nos ofrece el informe que presentaron.

Un informe plagado de lugares comunes y trivialidades. Nada que no sepamos, nada que no haya sido dicho incontables veces en Costa Rica, pródigo, inclusive, en los detallitos truculentos que la propaganda repite incansable en nuestro medio. Por ejemplo, las groseras inexactitudes sobre el ICE.

Los datos -perfectamente conocidos- son tratados con extrema superficialidad, desde una visión fragmentaria, sin perspectiva histórica, sin contextualización sociocultural, y vacíos de cualquier sustancia teórica que dé alguna luz sobre los problemas estructurales de fondo.

Hay cuestiones que son abordadas desde datos ya un poco viejos, y sobre las cuales se lanzan afirmaciones que muy posiblemente se han desactualizado. En muchos otros asuntos, la falacia emergería con claridad en cuanto se asuma un enfoque crítico y complejo, que intente desentrañar las interrelaciones que subyacen a las variables.

El enfoque es ortodoxo y conservador, y desde ahí nos empuja a aplicar una regla fiscal que, tendencialmente, nos lleva al Estado mínimo que la distopia neoliberal propone ¿se atreverían recomendarle lo mismo a Dinamarca o Suecia? Lo cual nos sugiere un ejemplo -entre los muchos que podríamos citar- de las falacias implícitas del discurso de esa gente, cuando, por una parte, hacen ver el bajo nivel de productividad de la economía, y por el otro nos recetan austeridad fiscal y desmantelamiento del sector público ¿Acaso serán tan charlatanes como para imaginar que de esa forma se podrá impulsar la productividad?

Es más o menos lo mismo que diría cualquier consultora privada de Costa Rica, de esas que cobran platales por poner unos cuantos datos en uno coqueta presentación de PowerPoint.