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Etiqueta: Luis Paulino Vargas Solís

La economía política del dólar

Luis Paulino Vargas Solís

La cuestión del dólar tiene su faceta técnica, en la cual pasan entretenidos los economistas de Costa Rica, incapaces (y no porque sean tontos) de raspar más que la superficie del problema. También tiene su faceta más profunda y compleja, la cual exige un esfuerzo que está, más en el ámbito de la ciencia que el de la técnica. Pero no es posible intentar un acercamiento científico, sino es desde la economía política, puesto que aquí lo económico va entrelazado a profundidad con lo político y lo social.

Hablamos, a fin de cuentas, del proyecto o modelo de desarrollo de Costa Rica, el cual es producto de determinadas visiones ideológicas y está sostenido por ciertos intereses muy poderosos.

Dejando por fuera muchos aspectos y detalles, anoto los siguientes, como facetas especialmente significativas:

  1. Un régimen dogmático de libre movimiento de capitales, el cual alcanza hoy un extremismo tal, que descarta cualquier posible control, ni siquiera sobre los capitales especulativos.
  2. Una exitosa estrategia de mercadeo, que ha explotado la relativa cercanía de Estados Unidos y aprovecha la imagen de Costa Rica como país democrático, pacífico, ambientalista y con un sólido Estado de derecho. Si bien muchas de esas cualidades están hoy en pleno declive, siguen ejerciendo un poderoso influjo a nivel internacional.
  3. Las dos cuestiones anteriores, en combinación con algunas otras, han dado lugar a un fenómeno bastante peculiar: la balanza financiera y de capitales en la balanza de pagos, genera un excedente positivo de divisas, que sobrepasa el déficit crónico en la balanza de bienes y servicios.
  4. O sea: como tendencia de largo plazo (con oscilaciones episódicas) compramos bienes y servicios al resto del mundo en mayor medida de lo que les vendemos -lo cual advierte sobre el frágil desarrollo de nuestra economía- pero atraemos capitales en una cuantía tal que eso genera un excedente relativo de dólares.
  5. De ahí la dolarización de la economía: muchos precios se expresan en dólares, muchos créditos se conceden en dólares. Todo lo cual conlleva un alto potencial de desestabilización, el cual se ha dejado entrever -sin explotar a plenitud- cada vez que el dólar sube o baja a un ritmo desusado.
  6. Además, ello conlleva un grado creciente de extranjerización de la economía, sin promover su modernización, puesto que el sector de alta productividad (sobre todo las zonas francas) es un universo aparte. En rigor podemos afirmar que vivimos en un país no desarrollado que, cada vez más, es propiedad de gente que no nació ni vive en Costa Rica.
  7. En los últimos siete meses, los diversos factores anotados se mezclaron con algunas cuestiones coyunturales (la situación mundial, el alza en las tasas de interés en Costa Rica) para propiciar un verdadero diluvio de capitales especulativos, sin que nadie mueva un dedo para moderar esa correntada desestabilizadora.
  8. El consecuente desplome del dólar, favorece directamente a la banca privada, cuyo negocio descansa principalmente en los créditos en dólares, y al comercio importador, el cual ha de estar haciendo clavos de oro. También a quienes tienen créditos en dólares, pero ganan en colones, y trae un beneficio más o menos generalizado, a través de la baja de los combustibles.
  9. Pero, en lo fundamental, esto pone en tensión amplios sectores de la economía, vinculados a las exportaciones, el turismo y las actividades e industrias que compiten con productos importados. Asimismo, se agrava la desarticulación interna de la economía, ya que los insumos producidos localmente no pueden competir con los importados. De prolongarse esa situación, ello produciría despidos, quizá cierre de empresas y, seguramente, ralentización, quizá recesión, de la economía.
  10. El Banco Central, feroz guardián de la dogmática ideológica que subyace a este modelo, parece querer darle largas a esto, seguramente con el fin de hacer bajar la inflación, y en bien de la banca privada. El precio a pagar será mayor desempleo.

La baja del dólar: sus implicaciones para la economía costarricense

Luis Paulino Vargas Solís

La baja del dólar contribuye a la reducción del precio de los combustibles, lo cual libera poder adquisitivo que la gente podría utilizar incrementando sus compras de consumo, a la vez que ello alivia los costos de las empresas. Y, sin embargo, es muy posible que el efecto estimulante que ello pudiera tener, es mucho menor de lo que, de entrada, podría creerse, puesto que, con mucha seguridad, una parte significativa de esa mayor demanda se desviará hacia las importaciones.

El caso es que la revalorización del colón frente al dólar no solo afecta la competitividad de las exportaciones y del turismo, sino que, asimismo, golpea a todas las actividades económicas que producen mercancías -desde las galletas y detergentes a los frijoles y el calzado- que compiten con productos importados. No esperemos que estos últimos tengan una gran rebaja, puesto que el comercio importador es un negocio controlado por oligopolios que están en posición de manipular los precios. Basta, en todo caso, con llevar las cosas a un nivel que ponga en aprietos a los productores nacionales y les robe mercado, hasta, eventualmente, sacarlos del juego.

Al abaratarse las importaciones, se abaratan no solo bienes importados que las personas consumimos, sino también insumos que las empresas requieren para producir. Resulta entonces que insumos que podrían producirse en el país, se importarán, lo que impide que se desarrollen nexos entre los diversos sectores productivos. Ello simplemente agrava el viejo problema del desmembramiento de la economía: no hay encadenamientos y, entonces, el sistema productivo costarricense, termina convertido en una tela deshilachada. Un ejemplo para ilustrar este punto: recientemente Dos Pinos anunció que sacará al mercado nacional una nueva marca de galletas. Solo que… las galletas no se producirán en Costa Rica.

Todo esto reduce sustancialmente, tanto el dinamismo de la economía como la generación de empleos.

La revalorización del colón frente al dólar es un problema viejo. Empezó a manifestarse en 2008, y se cronificó a partir de 2010. Lo acaecido en el último semestre ha sido, sin embargo, un movimiento abrupto, nunca visto antes.

Es necesario entender que la tasa de cambio colón-dólar es un precio demasiado importante como para dejarlo en manos del mercado. Necesitamos que sea estable y realista, sin movimiento descontrolados ni hacia arriba ni hacia abajo.

Y en cuanto a la revalorización crónica del colón, la única forma saludable y sostenible de resolverla es mediante una política industrial, destinada a elevar la productividad y modernizar y diversificar la economía. Lamentablemente eso está totalmente ausente de la agenda política nacional.

Dos “magníficas” noticias económicas

Luis Paulino Vargas Solís

Nos anticipa el Banco Central que, al concluir este año, la inflación habrá caído por debajo del 4%, pero, además, nos confirma tan importante entidad pública, que el año pasado se registró un “superávit primario” en las cuentas del gobierno.

Son grandes nuevas, ¿cierto? La verdad, tengo mis dudas.

Empecemos por el segundo aspecto mencionado. Aclaremos, primero, una cosa: decir que hay “superávit primario” no equivale a decir que hay “superávit fiscal”. El “superávit primario” se da si los ingresos exceden de los gastos, pero sin incluir en esos gastos los intereses de la deuda pública. Aunque esto aparenta ser un detalle técnico, en realidad es una burda estratagema ideológica, cuyo propósito es enfocar los recortes y tijeretazos en “todo lo demás”, excepto los pagos por intereses.

Posteriormente sí se consideran los intereses. Volvemos, entonces, a hacer la resta: ingresos menos gastos, pero, ahora sí, incluimos los intereses. Sucede, entonces, que el “superávit primario” se transfigura en “déficit fiscal” (o “déficit financiero”, como le llaman también). Los intereses son los que se encargan de hacer que los números positivos pasen a ser negativos.

Pero aquí lo relevante es que los pagos por intereses son sagrados e intocables. El “dios mercado” decide las tasas de interés, y estas deciden cuánto deba pagarse. Nada más se diga al respecto. Recordemos que ya de previo los machetazos habían caído sobre “todo lo demás”. Algunos ejemplos de “todo lo demás” son: becas estudiantiles, comedores escolares, servicio 911, vivienda popular, albergues infantiles, hogares para personas mayores, instalaciones educativas, etc. etc.

O sea: cuando alguien celebra el tal “superávit primario”, lo que está celebrando es esa salvaje operación de recorte.

Y en cuanto a la inflación: siempre fue clarísimo que el origen de esta era externo, o sea, que era una inflación importada. Por ello mismo, siempre fue clarísimo que, en cuanto la inflación internacional empezara a ceder, también cedería en Costa Rica. Exactamente eso es lo que estamos observando.

Pero lo absurdo de esto es que el Banco Central nos ha sometido a una innecesaria, y perfectamente prescindible, dieta de latigazos, al forzar a una grosera alza de las tasas de interés, lo que, en este contexto, equivale a castigar a Pedrito, por travesuras que hizo Juancito.

Queda claro lo que es bueno para el Banco Central, es dañino para la gente.

Erick Ulate y la Defensoría de los Habitantes

Luis Paulino Vargas Solís

La misión y responsabilidad asignadas a la Defensoría de los Habitantes tienen que ver centralmente con una cosa: la defensa de los derechos humanos de todas las personas habitantes de Costa Rica. Si en el pasado pudo haber alguna duda sobre eso, la evolución natural de las cosas se ha encargado de despejarla: hoy nadie espera menos del defensor o defensora, excepto un sólido compromiso con los derechos humanos. Debemos recordarlo, puesto que uno de los diputados del partido de gobierno, levanta un monumento a la ignorancia, cuando tiene la osadía de contradecir tal cosa, recurriendo a un sancocho de argumentos enrevesados e incoherentes.

Toda una farsa para justificar su apoyo a Erick Ulate, lo cual nos habla muy bien de la clase de candidato de que estamos hablando.

Al igual que el diputado en mención, Ulate ni entiende qué son los derechos humanos, ni tiene trayectoria alguna como defensor, estudioso o activista de los derechos humanos. Ya eso sería argumento sobrado para afirmar, con absoluta certeza, que nombrarlo defensor, sería un gravísimo error. Pero es que la cosa no se agota ahí. Es mucho más que eso.

Está también el retorcido papel que ha jugado en el Consejo de Transporte Público (CTP), donde ha defendido los intereses de las compañías autobuseras, en perjuicio de todas las personas usuarias, y, en especial, de quienes tienen alguna discapacidad y de las personas mayores. Pero la cosa tampoco termina ahí. Todavía hay más.

Es que, encima de todo lo dicho, la ideología de “el consumidor”, del que Ulate es beligerante propagandista, es una ideología mentirosa, orientada a la defensa de poderosos intereses económicos. La cruzada por la desregulación y liberalización de mercados, que Ulate promueve con desbordada pasión, deja al descubierto, y en desamparo, a las personas humildes y a los sectores más vulnerables, porque las deja subordinadas a los poderes que dominan los mercados, los cuales, la gran mayoría de las veces, son los de influyentes oligopolios.

Tener esto último presente, permite entender por qué Ulate apoyó a los autobuseros, en vez de apoyar a las personas usuarias. Esa es su ideología y esos son sus compromisos: a favor del poder económico.

Publicado originalmente en Facebook, compartido con SURCOS por el autor.

Mariana

Luis Paulino Vargas Solís
CICDE-UNED

Murió el papa Benedicto XVI y también el “Rey” Pelé. Permítanme decirles que también falleció Mariana, de apellidos Delgado Morales. Ella no fue una superestrella del fútbol, ni la jefa de una poderosa organización de alcances mundiales como lo es la Iglesia Católica. Mucho más importante que eso, ella fue una mujer indígena bribri, del territorio de Salitre, que luchó por los derechos de su pueblo y, en especial, por el derecho a disponer de sus tierras, esas mismas tierras que le han sido usurpadas bajo la mirada cómplice del Estado costarricense. Pero, en especial, Mariana fue mi amiga personal, mi compañera en el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE) de la UNED y uno de los más bellos, dulces y nobles seres humanos que he conocido en mi vida.

No preciso exactamente cuándo, pero presumo que ella entró a trabajar con nosotros hace unos 6 o 7 años. Tiempo antes, por ahí, creo, de 2012, y con el total apoyo de nuestro rector, don Luis Guillermo Carpio, habíamos logrado algo que nunca nadie había hecho en ninguna universidad pública (y posiblemente en ninguna otra institución pública): crear una categoría laboral especial, que permitiría contratar a personas indígenas carentes de títulos académicos, pero portadoras de un rico conocimiento de las tradiciones y de la cultura indígena, el cual resultaba de invaluable importancia para el trabajo de investigación que realizábamos desde el CICDE.

La cuestión es que, empezando aproximadamente en 2011, un equipo nuestro, liderado entonces por doña Xinia María Zúñiga Muñoz, había empezado a desarrollar una línea de investigación que se alejaba del énfasis tradicional en las expresiones culturales de los pueblos indígenas, para mirarlos y visibilizarlos en su faceta como actores sociopolíticos autónomos, beligerantes en la reivindicación de sus derechos y actuantes en el escenario político nacional e internacional.

Mariana se incorporó a ese equipo. Yo, que fui director del CICDE desde el 1° de septiembre de 2010 hasta finales de mayo de 2022, tuve el honor de ser quien, atendiendo la recomendación de doña Xinia, decidió su incorporación a nuestro equipo, a la par de otro gran luchador y líder indígena, mi amigo Pablo Sibar Sibar, indígena brörán del territorio de Térraba.

De hablar suave y pausado, doña Mariana tenía un aura de timidez y ternura que escondía un espíritu indómito y luchador. A lo largo del tiempo la vi crecer y empoderarse, y sin perder jamás esa forma siempre tersa y dulce de hablar y de comportarse, presencié como se levantaba con firmeza y coraje para reivindicar los derechos de su pueblo, en general, y los de las mujeres indígenas en particular.

Muchas veces me contó de la zozobra cotidiana de su comunidad y de su familia, bajo el acoso permanente de los finqueros blancos, con sus sucias tretas intimidatorias y sus amenazas reiteradas. Imposible olvidar cuando, con ojos aguados por el doloroso recuerdo, me contó la forma como uno de sus hijos fue brutalmente apaleado por los matones a sueldo de los finqueros.

Descansa en paz, querida amiga, la luz del amor que regalabas a cada paso que dabas, y tu ejemplo de lucha y perseverancia, te mantendrán viva por siempre, en la memoria de tu pueblo y en el corazón de quienes te conocimos.

Hay algo que guardo en mi corazón y que jamás podré olvidar: el cariño que doña Mariana me profesaba y los abrazos que me regaló. Cuántas veces me dijo: “don Luis, lo admiro mucho por sus luchas”. Yo la admiraba muchísimo más a ella por las suyas. Y las veces que me agradeció estar en el equipo del CICDE, cuando, en realidad, el agradecimiento estaba de sobra, porque sus merecimientos eran infinitamente más grandes y, en todo caso, de haber algún merito, éste correspondía a la UNED, no a mí.

1° de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida: un deber de solidaridad y humanidad

Luis Paulino Vargas Solís

Economista / Investigador CICDE-UNED

El Sida ha sido, históricamente, una enfermedad especialmente cruel. Y cruel por razones que son inherentes a la enfermedad misma, pero, sobre todo, por los estigmas, los odios y los prejuicios que la rodean.

Soy parte de aquella generación -entonces éramos muchachos en nuestros veintes- que, a inicios de los años ochenta, sufrió el embate inicial del Sida. Por entonces se le ponían los motes infames de “cáncer gay” o “cáncer rosa”. Durante los 15 o 20 años siguientes, hasta finales de los noventa e inicios del nuevo siglo, y sin un tratamiento eficaz a mano, muchos murieron. Muchos que conocí, con los que tuve mayor o menor cercanía afectiva, murieron. Fácilmente, podría hacer una larga lista con sus nombres. A menudo expulsados de sus casas, repudiados por sus familias, pero inclusive tratados con repulsión y desprecio en los mismos hospitales. Si lograron encontrar una muerte digna -y no siempre fue así- fue solo gracias a los amigos que les acompañaron hasta su último aliento.

El Sida sigue siendo hoy una enfermedad cruel. Lo es, no obstante que los tratamientos disponibles la convierten en una enfermedad crónica. Quienes viven con VIH, podrían vivir con dignidad, y de forma productiva y disfrutable. Si a muchos se les sigue negando esa posibilidad, es por la incomprensión social, por el estigma y el prejuicio. Y, por ello mismo, hay personas que siguen muriendo, cuando no hay razón valedera para que mueran. Sus muertes, más que fruto de la enfermedad, son producto de la incomprensión y la intolerancia, agravadas, muchas veces, por la pobreza y el abandono.

Y el Sida se sigue hoy propagando, mucho más de lo que sería razonable que se propague. Y ello es así, porque se carece de apropiadas políticas de prevención, porque se sigue eludiendo afrontar los factores que propician su difusión, especialmente en las poblaciones más expuestas y vulnerables, y se sigue eludiendo educar como debiera hacerse.

Se necesitan políticas públicas, educación y concientización. Se necesita, sobre todo, compasión, solidaridad y sentido de humanidad.

Va de nuevo: mentiras y verdades sobre Dekra y ARESEP

Luis Paulino Vargas Solís
Economista / Investigador CICDE-UNED

En relación con las tarifas de revisión vehicular, no sé cuántas veces he oído al presidente Chaves y al ministro Amador, afirmar que, reiteradamente, le plantearon a ARESEP que la reinspección debía ser gratis, pero que a la ARESEP “no le dio la gana”. Por todos los medios ha procurado presentar a la ARESEP como enemiga de la gente, y como una entidad que actúa arbitrariamente.

Todo lo cual violenta la verdad.

1) Ni el presidente ni el ministro son superiores jerárquicos de la ARESEP. Esta se rige por su propia ley, la cual le asigna potestades y responsabilidades que le son propias. Chaves y Amador, no solo irrespetan -una vez más- la legislación y la institucionalidad, sino que -igualito que con las universidades- quieren convertir la regulación de los servicios públicos, en territorio colonizado por la politiquería del gobierno de turno.

2) En su primera resolución sobre las tarifas de la revisión técnica, ARESEP no fijó tarifa para la reinspección. Cito textualmente: “…en el presente estudio no se están definiendo tarifas para la reinspección ya que no se dispone de información sobre los tiempos, costos y actividades que implica la realización de una reinspección frente a una inspección… En ese sentido, se está considerando que los costos de dicha actividad se estarían cubriendo con los ingresos a percibir mediante el cobro de la tarifa de inspección, la cual le permitirá al nuevo operador continuar con la prestación del servicio y mantener su equilibrio financiero, por lo cual no podrá cobrarse por el servicio de reinspección” (resolución RE-0087-IT-2022, Alcalce N° 175 a La Gaceta N° 156 de 12 de agosto de 2022).

3) Resumo: no se cobra por reinspección; se consideró que las tarifas de inspección cubrirán el costo de la reinspección; el MOPT (léase Luis Amador) no proporcionó suficiente información para decidir otra cosa sobre la reinspección.

4) El 17 de agosto de 2022, la señora Paula Víquez Barrantes, usuaria del servicio, interpone un recurso de revocatoria con apelación en subsidio, contra la resolución a que hice referencia más arriba. Esto obliga a reconsiderar lo atinente a las tarifas de reinspección y lleva a fijarlas dentro de un rango que, para vehículos livianos, queda comprendido entre un mínimo de ₡1.727 y un máximo de ₡1.917. Entretanto, la tarifa de inspección inicial, quedó fijada, para autos livianos, en el rango entre ₡6.445 y ₡7.156 (resolución RE-0101-IT-2022, Alcance N° 225 de La Gaceta N° 200, 19 de octubre de 2022). No se dice absolutamente NADA sobre tarifas para “reinspección por dos o más fallas graves”

5) La fijación de una tarifa para reinspección por dos o más faltas “graves” igual a la tarifa de la inspección inicial, es un decisión unilateral y arbitraria tomada por Chaves y Amador, complaciendo una solicitud expresa de la propia empresa Dekra (véase: “Dekra sí solicitó cobro oneroso por volver a revisar vehículos con dos faltas graves”, Universidad 22 de octubre de 2022). O sea: una graciosa y gentil concesión, por parte de los mismos que eligieron a dedo a Dekra, desechando a la empresa sueca que ganó el concurso realizado.

La bancomundialización de Costa Rica

Luis Paulino Vargas Solís

Inicios de los años ochenta del pasado siglo: la elevación, a niveles récord, de las tasas de interés en el mundo, gatilló la crisis de la deuda externa, en América Latina -incluida Costa Rica- y en otros países del sur, especialmente en África. Vinieron entonces los “programas de ajuste estructural”, y, con estos, la “década perdida de América Latina”, según el concepto que la CEPAL formuló para designar la devastación ocasionada.

Año 1989: el economista británico John Williamson propone el concepto “Consenso de Washington” para designar ese pernicioso conjunto de políticas estandarizadas que, bajo el epígrafe de “ajuste estructural”, le habían sido impuestas a los países endeudados del sur, especialmente nuestro América Latina. El término hacía referencia al hecho de que esas políticas eran promovidas, y de hecho impuestas, por tres organizaciones cuya sede principal está en Washington: el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Departamento del Tesoro del gobierno de Estados Unidos. Williamson lo dejó planteado como un conjunto de diez políticas de inequívoca inspiración neoliberal.

Años noventa: favorecida por la caída del muro de Berlín, el derrumbe del socialismo real y la agresiva globalización de la economía mundial, la propuesta neoliberal, convertida en poderosa marejada, arrasa por doquier en América Latina. Salinas de Gortari en México, Menem en Argentina, Collor de Mello en Brasil, Fujimori en Perú son las figuras más descollantes. Privatizaciones masivas, total liberalización de los capitales, desregulación financiera. En Costa Rica, Calderón Fournier y Figueres Olsen también lo intentan, pero la resistencia de los movimientos sociales solo les permite un avance parcial de su agenda.

Así, los noventas fueron una segunda década pérdida, cuya herencia fue sociedades aún más desiguales y violentas.

Las experiencias de los gobiernos latinoamericanos de izquierda y centroizquierda en el nuevo siglo, dejan un legado heterogéneo: algunas relativamente exitosas (el Brasil del PT, pero, sobre todo, el Uruguay del Frente Amplio); otros con una mixtura de logros y desaciertos (Ecuador, Bolivia, inclusive la Argentina de Cristina y Kirchner). Otros, simplemente fallidos.

Y en lo que a Costa Rica compete, entramos, a partir de 2009, en una crisis que se cronificó. La crisis pasó a ser normalidad, y no ruptura momentánea de esa normalidad. Quienes pensábamos que eso podía resultar terreno fértil para la emergencia de algún “outsider” con aires de redentor, tristemente acertamos.

El “outsider” llegó, vio y ganó. Y con él, un programa que reproduce en Costa Rica la experiencia latinoamericana de los noventa: una propuesta neoliberal extremista y autoritaria.

Misma propuesta, dije. Y, con seguridad, los mismos nefastos resultados.

 

Compartido con SURCOS por el autor y publicado en su página de Facebook.

¿Cuánto es el presupuesto que Costa Rica realmente dedica a la educación pública?

Luis Paulino Vargas Solís
Economista, investigador CICDE-UNED

El artículo 77 de la Constitución es claro: el sistema educativo de Costa Rica está constituido por “sus diversos ciclos, desde la preescolar hasta la universitaria”. No se incluye el INA, los CEN-CINAI, ni esa extraña jungla de 50 instituciones, que, según la ministra Müller, ha de formar parte del presupuesto de la educación. En relación con el sistema educativo, según éste es definido por la Constitución, el artículo 78 es igualmente contundente, cuando ordena lo siguiente: “En la educación estatal, incluida la superior, el gasto público no será inferior al ocho por ciento (8%) anual del producto interno bruto…” (sic).

Pero, en fin, ¿cuánto es realmente el monto que se destina a la educación? Voy a basarme en datos que aparecen en un reportaje de la periodista Sofía Sánchez, publicado en el Semanario Universidad, cuya fuente es el propio Ministerio de Educación (MEP), y voy a combinar esos datos, con los correspondientes el Producto Interno Bruto (PIB) a precios de mercado (montos nominales). Obtengo así los porcentajes correspondientes a la ratio “presupuesto educación/PIB”, los cuales son como siguen:

  • 2013:   6,83%
    2014:   6,92%
    2015:   7,29%
    2016:   7,37%
    2017:   7,47%
    2018:   7,40%
    2019:   7,00%
    2020:   7,34%
    2021:   6,69%
    2022:   5,83%

Cuatro conclusiones básicas derivan de lo anterior:

  • Jamás se ha cumplido el mandato constitucional del 8% (un transitorio al artículo 78 de la Constitución ordena que, a partir de 2014, debía darse cumplimiento a esa disposición.
  • Los porcentajes tienden gradualmente a crecer hasta 2017. De 2018 en adelante vienen en retroceso.
  • El dato para 2022 nos hace retroceder al menos 10 años.
  • La Constitución está siendo violentada de modo flagrante.

Pero, consideremos también: ¿cuáles son las cifras que oficialmente se manejan?

Me remito de nuevo al reportaje de Universidad que ya mencioné. Según ahí se indica, y citando fuentes oficiales del MEP, los porcentajes dedicados a educación llegaron al 8,01% en el 2017 y 7,92% en el 2018. Y todavía se habla de 6,9% para 2021 y 6,4% en 2022. Estos datos difieren claramente de los que indiqué.

Si son correctos los datos sobre los presupuestos de la educación, que le fueron suministrados a Universidad por el propio MEP, y si también son correctos los datos sobre el PIB que publica el Banco Central, resulta entonces que los porcentajes que da el MEP son incorrectos.

¿A qué se debe eso? Una razón podría ser que los datos presupuestarios que aportó el MEP a la periodista de Universidad, corresponden estrictamente al sistema educativo, sin incluir las otras instituciones (INA, CEN-CINAI, etc.) que a la brava han metido en educación. Pero el propio reportaje de Universidad descarta esa posibilidad (supongo que lo hace con base en información oficial), al afirmar que el presupuesto reportado incluye las transferencias a las mencionadas instituciones.

En tal caso, el MEP simplemente está reportando porcentajes que son falaces. Y, si no lo son, les corresponde aclararle a la ciudadanía la forma precisa cómo los calcularon.

O sea, no solo se atropella la Constitución, y no solo se está aplicando tijera a lo bestia a la educación, sino que, encima de todo, se aportan datos confusos y contradictorios.

Hablemos de los defectos de las universidades públicas (¿y por qué no de sus logros?)

Luis Paulino Vargas Solís, CICDE-UNED

Cierto, hay un pequeñísimo porcentaje del personal que tiene salarios muy altos. En su mayoría es gente que tiene una brillante trayectoria académica y logros científicos e intelectuales notables. De modo que tampoco es exactamente un maná que les cayó milagrosamente del cielo. No obstante lo anterior, sigue siendo cierto que, en algunos casos, se ha superado el límite de lo razonable. Pero, por favor, téngase en cuenta que los regímenes universitarios de remuneración están en plena transformación en este momento, para garantizar que eso no vuelva a ocurrir nunca más.

Por otra parte, note usted que los salarios universitarios, como los de todo el sector público, permanecen congelados desde hace más de dos años. Lo cual significa que, tan solo en el último año, perdieron un 11% de su poder adquisitivo real. De modo que los altos salarios están dejando de serlo, y los salarios modestos -que son los de la enorme mayoría de la gente en las universidades- van camino de ser salarios de hambre.

Sé que nada de esto satisfará la sed de sangre y venganza de la iracunda fanaticada que tanto odia a las universidades públicas. Incluida, sea dicho con el debido respeto, la ministra Müller. Pero de seguro la gente razonable y sensata, que sigue siendo la gran mayoría, sí lo puede entender.

Y claro que hay otros problemas que debemos corregir. El régimen de interinazgo muy extendido (contra lo cual he luchado por muchos años) lastima la dignidad de las personas. Tampoco falta algún profesor remolón, y alguna “vaca sagrada” que se echa a dormir en sus laureles, olvidando que los laureles también se marchitan.

¿Qué debería haber más disponibilidad de cursos en horarios para personas que trabajan? De seguro que sí. Y, sin embargo, les contaré una anécdota: los cursos y seminarios de posgrado (en maestría y doctorado) que he impartido en los últimos años, en la UNED y en la UCR, se imparten domingos en la mañana.

¿Qué debería haber más proyección de las universidades? Innegablemente. Nunca será suficiente la que se haga. Pero, por favor, permítanme contarles algo: la UNED tiene 37 sedes universitarias, desperdigadas por el todo el territorio de Costa Rica: de San Vito, Ciudad Neilly y Buenos Aires, a La Cruz, Los Chiles, Upala y Liberia; de Talamanca, Limón y Siquirres a Orotina, Puntarenas, Jicaral y Tilarán. Y así sucesivamente, que la historia es larga de contar e incluye, entre muchísimas otras cosas, una sede en La Reforma, y programas que atienden a centenares de estudiantes indígenas.

Y, de nuevo, tengo el atrevimiento de confiarles otra anécdota personal: después de los casi 12 años, en los que fui director del CICDE-UNED, una de las cosas más gratificantes que me quedan, es el aprecio y el afecto que he recibido por parte de amigos y amigas indígenas, labrados a lo largo de años de trabajo a su lado. La calidez de su abrazo, el brillo de confianza y camaradería en sus ojos, sus palabras, infinitamente cariñosas. Muchas veces me han dado las gracias. Sé que no me las merezco. El agradecido soy yo.

¿Y por qué no hablar también de ciencia, investigación y generación de conocimiento? Gente, como la ministra Müller, cree que son vagabunderías, tan fácil como pelar una naranja, tan barata como un helado de palillo. Y, en todo caso, que si hace investigación ha de ser pensando exclusivamente en la rentabilidad inmediata. La ciencia no funciona así, y las universidades modernas, alrededor del mundo, lo saben. En las universidades públicas costarricenses, también lo tenemos claro, y con gusto se lo explicaríamos a Müller, si ella quisiera escuchar.

Por cierto, sería interesante hacer un recuento de los artículos científicos publicados por costarricenses durante, digamos, los últimos 10 años. Apuesto lo que sea que, con enorme diferencia, la gran mayoría de esos artículos se originan en las universidades públicas.

En fin, como les decía, podemos hablar de los errores de las universidades públicas, pero también deberíamos hablar de sus logros. Sin duda alguna, los aportes son incomparablemente mayores que los fallos.

Publicado en https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid029BJ87wxDZqdWtA4gdqvUZGpdT6PbqsLh3WUa5L11GR5XuQCboycRozUGxYxGbfWcl&id=100064361845388 compartido con SURCOS por el autor.