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Etiqueta: Memo Acuña

Marzo o las narrativas de la ira

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

¿Cómo se organiza la ira colectiva y la cancelación? ¿Cómo se prepara un linchamiento virtual? ¿Cómo se desautoriza un movimiento de reivindicación por los derechos de las mujeres?

Acuda usted a hacer un ejercicio tan solo de observación (no participante si quiere) a las redes sociales y sus entuertos en lo que llevamos del mes.

A nadie le importan ya las más de 10 mujeres asesinadas en 2025 en Costa Rica. Nadie parece escandalizarse por esas cifras, que año con año aumentan y no se detienen.

Alguien preguntó, con intención malsana diría yo, ¿por qué no se habla de las muertes de hombres a manos de mujeres?

Porque a pesar de lo grave que resulta un solo asesinato, no es todavía un problema de salud pública como si lo son los femicidios, explicados por siglos de una matriz desigual y aniquiladora que no cede. Esta fue la respuesta que recibió la pregunta malintencionada.

La cultura de la cancelación y ahora el linchamiento, resulta un ejercicio interesante para analizar el fondo sociocultural en una sociedad como la costarricense.

La joven, que fue declarada primero desparecida y luego hallada con un hombre bastante mayor que ella, ha sido colocada en el centro de un debate sin pies ni cabeza, que solo explica la existencia de una base cultural bien arraigada en la psique nacional, en la que conservadurismos, adulto-centrismos y una moral religiosa fuerte, inciden en los juicios de valor emitidos al calor de una tecla o una pantalla.

No hemos aprendido gran cosa en estos temas. Pero si el linchamiento vociferante y la cancelación absoluta.

Eso sí.

El 8 de marzo pasado se reeditó la marcha que año con año despierta los más enconados comentarios: “que no son las formas”, “que las paredes no se rayan” “que el apoyo que las mujeres quieren no se gana de esa manera”.

Comentarios así niegan el significado de esta conmemoración de forma absoluta. Se invisibiliza la razón histórica que justifica el desarrollo de esta actividad. De más está decir que se conmemora, no se celebra, las reivindicaciones en materia de derechos para las mujeres, que a nivel global continúan pendientes. Mucho más en Costa Rica.

Una marcha así no debe ser justificada ni explicada, en un país que desata su ira contra las mujeres que la organizan o contra la joven que por dicha apareció viva y no corrió la suerte de las más de 10 mujeres asesinadas por sus parejas en lo que llevamos de este 2025.

Un país así debería pagarse a ver. Para sanarse. Recuperarse. Ser ese referente de paz y de derechos que siempre ha dicho ser. Cambiar su ira por la comprensión de lo que le falta para llegar a abrigar la equidad como política y bandera.

A eso debería aspirar.

Poesía que salva

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En los intermedios de los primeros espectáculos que se presentaban en el Teatro Nacional, el público pasaba a compartir al imponente Foyer, construido a partir de influencias italianas y francesas.

Es una estancia hermosa, decorada con más de 215 piezas de arte de las más diversas expresiones y corrientes estéticas, edificada junto con el imponente Teatro Nacional construido hace 127 años.

Luego de un primer proceso de restauración, la “sala de estar” abrió sus puertas al público y lo hizo de la mejor manera posible.

De la mano y voz de Palabra y Punto, movimiento cultural liderado por las poetas y gestoras culturales costarricenses Rebeca Bolaños y Paola Valverde, se iniciaron una serie de eventos que serán programados a lo largo de 2025, en los que la poesía será la protagonista.

El primero de ellos, desarrollado el miércoles 26 de febrero y denominado “Poesía por siempre”, tuvo dos mesas de lujo en las que precisamente la palabra se entrampó con la historia del lugar, subió por sus amplias y lujosas paredes y se desparramó a través del mármol y los frescos que adornan este lujoso espacio.

La primera mesa fue de altos vuelos: el maestro Alfonso Chase, la joven Lex Valvesco, la siempre potente y honesta Luissiana Naranjo y esa voz infaltable de la poesía contemporánea costarricense que significa Alfredo Trejos.

La segunda mesa no podría haber estado mejor. Osvaldo Sauma, precursor de varias generaciones de poetas, en cuenta quien escribe esta columna; la madre selva cautivante y maravillosa Guadalupe Urbina y el portento y claridad en la poesía de Diego Mora.

Ambas mesas de lectura le hicieron honor al lema con que Paola Valverde presentó durante la noche el espectáculo: la poesía salva a la poesía. Y ese día escogió el lugar correcto para hacerlo.

Porque sí.

También se lee poesía en los parques, escuelas, museos, autobuses, bares, universidades, centros penales. Ahí la poesía cumple su afán democratizador.

Pero el hecho que esta vez haya ocurrido en un lugar con memoria, histórico y contundente, le devuelve un poco de dignidad que las redes sociales y las envidias injustificadas le venían arrebatando. La poesía costarricense, hoy más que nunca, goza de buena salud.

Marzo será la siguiente estación para que la palabra vuelva a perpetuarse en ese hermoso sitio de la cultura. Y lo hará con voz de mujer.

Desde ya programe en su agenda el 12 de marzo a las 6:00 pm (una hora adecuada y conveniente) y déjese tocar por la poesía de Leda García, Shirley Campbell, Julieta Dobles, Lucía Alfaro, Nidia Marina González, Laura Contreras y Arabella Salaverry.

En tiempos de duros y furibundos ataques al arte y la cultura, defender y adecentar la literatura de la forma en que lo hacen Rebeca y Paola merecen el reconocimiento y el apoyo incondicional.

¡Nos vemos pronto en el Foyer!

Resistir

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

La interpelación es inmediata y clara: ¿Qué lo llevó a usted a escribir?, pregunta una niña de unos ocho años. Y siempre vuelvo a la misma historia: Julio Verne y sus 20 mil leguas de viaje submarino, un cuaderno de segundo grado de escuela con una obra de teatro escrita en tres actos, mis primeros trazos en borrador, inicialmente con la profesora Carmen Ugalde a quien le debo me hiciera conocer a Antonio Machado y el ejercicio de re-escritura y empezar a saber de Julio Cortázar, en el taller de Osvaldo Sauma en el Conservatorio Castella, institución pionera en el arte en Costa Rica.

Cualquier respuesta llevará siempre a más preguntas: ¿Por qué escribió VOSTOK? ¿Cuál es su libro publicado favorito? ¿qué hay que hacer para escribir?

Leer, será sin duda la respuesta común. Leer y trabajar permanentemente. Trato de ocultar al académico y dejar salir a flote al escritor que enseña.

Porque escribir también es un oficio, como el de la sociología, la comunicación social, la dirección de un instituto de investigación en poblaciones y un vicedecanato de una facultad en una universidad pública de mi país.

Hacer hoy cualquier actividad que recreé el arte, es resistir los embates de un modelo, un sistema aniquilador para la cultura, en fin, para el ser humano, para el humanismo como enfoque.

Eso, resistencia, fue precisamente lo que sentí a lo largo de 3 días intensos de actividades en el marco del XIV Encuentro de narradores en San Francisco de Macorís, República Dominicana.

Un equipo de trabajo con mística encabezado por los dominicanos poeta, dramaturgo y gestor cultural Noé Zayas y la querida historiadora y escritora Elena Ramos, se encargó de hacernos ver que cuando hay empeño y lucha, la falta de recursos, el desinterés institucional y la desidia de un entorno marcado por la desvalorización de la literatura, pasan a segundo plano.

En medio de asopaos, sancochos (platos típicos dominicanos preparados por Noé y su equipo) y una agenda repleta de actividades tanto en la capital como en San Francisco de Macorís, también hubo espacio para lo otro, la academia.

Entonces presenté por primera vez mi ensayo sobre la tesis doctoral en el que reflexiono sobre la historia de Costa Rica contada por los cuerpos de “los otros”; lo hice en dos universidades auspiciadoras de la actividad: la histórica Universidad Autónoma de Santo Domingo, próxima a cumplir 500 años de fundada y la Universidad Católica Nordestana.

En esta última impartí la conferencia “Desafíos para las movilidades humanas centroamericanas en la nueva administración Trump”. En la primera fuimos reconocidos, a lo mejor sin merecerlo, como visitantes distinguidos de la universidad, un honor que entiendo es entregado a pocas personas.

Regreso a la razón de ser de estos encuentros: el intercambio con niños, niñas y adolescentes. Uno solo de ellos que se interese por la literatura habrá hecho que valga la pena el ejercicio de resistencia. Y en nuestro caso, seguir trabajando desde la base por construir una sociedad más humana.

Queda un largo camino por recorrer. Esto apenas empieza. Y la resistencia desde el arte y la cultura también son ejercicios políticos de transformación de las sociedades que nos tocó construir.

A eso vamos.

Volver

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Es enero de 2020. Cruzo dos veces el aeropuerto Tocumen ubicado en Ciudad de Panamá́. La primera de ida. La segunda de regreso.

Fui invitado a un encuentro de escritores y narradores en San Francisco de Macorís, Republica Dominicana. A ese viajaba. De eso regresaba.

Entonces ya empezaban a atestiguarse las primeras escenas de una puesta impensable: gentes de todo el mundo con su cubrebocas a cuestas. No sabíamos la dimensión de lo que semanas después sería declarado: la primera y letal pandemia contemporánea asomaría sus fauces sobre esta humanidad, instalando la primera gran crisis civilizatoria de nuestros tiempos.

Fui y volví́

Entonces me fue solicitada una reflexión sobre las movilidades humanas centroamericanas. Eran los de las Caravanas, imagen que no me gusta repetir por tendenciosa y esquiva de la realidades migratorias regionales.

En aquel momento dijimos lo que sabíamos de esos procesos: eran nuevas formas de movilidad, eran colectivas y eran un reflejo de los procesos políticos llevados en sus cuerpos por quienes veían en las migraciones una acción ultima para sobrevivir.

Hoy he vuelto al mismo lugar de hace 5 años. Hice trizas aquella máxima que reza algo así́ como “al lugar que has sido feliz es mejor que no trates nunca de regresar”, pulvericé el presagio.

Hoy como ayer me fue solicitada una reflexión sobre los caminos de las personas migrantes centroamericanas. Hoy son otros los contextos.

Volver significa regresar. Lo hacemos sobre las palabras y sus significados. Sobre el sentido que despiertan. Tratamos de explicarnos y explicar cómo dibujamos estos contextos migratorios contemporáneos.

Volver siempre implica un acto hermoso de resistir al olvido. Será un acto político y absoluto. Volver y recrearse.

Volver y permanecer.

Realidad versus ficción: el perfilamiento racial como política anti inmigratoria en Estados Unidos

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En los primeros años de este portentoso siglo lleno de pandemias, guerras y exterminios, fue lanzado al mercado de los videojuegos un polémico entretenimiento denominado “Border Patrol”.

El juego consistía en mantener fuera de territorio estadounidense a los migrantes. Para lograr el objetivo, el jugador estaba autorizado a “disparar” a tres tipos de migrantes mexicanos: un nacionalista con una bandera tricolor y dos revólveres, un traficante de drogas con un costal repleto de marihuana y una mujer embarazada con varios hijos a la que se denomina “reproductora”.

La retórica visual del juego planteaba la idea de “cazar” migrantes y obtener altos puntajes por cada persona derribada.

En ese mismo lapso, grupos nacionalistas defensores de la soberanía y el patriotismo exacerbado, salieron a las inmediaciones fronterizas entre México y Estados Unidos a “cazar” migrantes. Eran los “Minuteman” modernos.

En el actual contexto migratorio en Estados Unidos, la figura del “caza recompensas” ha vuelto a la escena. Dos senadores de estados republicanos han propuesto dotar con un premio de 1.000 dólares en efectivo a aquellas personas que contribuyan a “entregar” a las autoridades a personas que se consideren “sospechosas” de ser migrantes indocumentados.

La práctica del perfilamiento racial se ha endurecido. Consiste en el ensañamiento físico o discursivo contra el otro por su color de piel, su acento o su forma de vestir. No es difícil adivinar entonces que habrá muchas personas a las que 1.000 dólares no les caigan del todo mal.

Bajo esta premisa y en el contexto racista que permea las políticas emanadas desde la Casa Blanca, se avizora una temporada de miedo e incertidumbre para las personas migrantes en aquel país.

En nuestro escenario más cercano, debemos estar preparados y preparadas para la irrupción electorera de una narrativa antiinmigrante que se sume a los cuestionamientos al sistema democrático y político costarricense. Los enojos, que todavía continúan, podrían encontrar tierra fértil en estos ejercicios populistas y autoritarios.

Avisados estamos.

Poesía Santuario: una lectura en honor a un día sin inmigrantes

El lunes 3 de febrero se desarrolló en varias ciudades de Estados Unidos el movimiento “un día sin inmigrantes” orientado a visibilizar el aporte económico, social y cultural que realiza la población inmigrante en aquel país y como respuesta a las políticas anti migratorias y racializadas que ha promovido en sus primeras semanas de mandato el presidente Donald Trump.

En Costa Rica y desde época de pandemia, se ha venido promoviendo una serie de actividades desde el arte, concretamente desde la poesía, cuyo objetivo principal es reflejar la diversidad poblacional en una sociedad compleja como la nuestra. En estas actividades han participado poetas que viven en Costa Rica y que nacieron en otras latitudes.

Conscientes del contexto de apremio e incertidumbre que experimentan las poblaciones migrantes en Estados Unidos, el programa Zona de Recarga emitirá un especial este viernes 7 de febrero a las 7:00 pm, que será producido desde el Centro de Estudios Brasileños ubicado en Paseo Colón y emitido en vivo a través de las plataformas de comunicación del espacio (Facebook, Instagram y YouTube). El espacio es producido en asocio con la poeta y gestora cultural Jenny Álvarez. La entrada al evento es gratuita.

El programa se denomina Poesía Santuario, en alusión a las ciudades estadounidenses que ofrecen un trato más humano y respetuoso a las personas migrantes y contará con la presencia de siete voces poéticas diaspóricas que viven en Costa Rica: Dennis Ávila y Julia Henríquez (Honduras), Macuto Manzanares y Carlos Calero (Nicaragua), Américo Ochoa (El Salvador), Soledad Castresana (Argentina) y Fadir Delgado (Colombia).

Zona de Recarga es un programa emitido por plataformas virtuales desde el año 2020 dedicado a divulgar el arte y la cultura latinoamericana y caribeña. Actualmente desarrolla su quinta temporada y ha transmitido 250 programas en su horario habitual de los jueves a las 7:00 pm, así como cerca de 30 programas especiales transmitidos los fines de semana. Es conducido por el sociólogo y poeta costarricense Memo Acuña.

http://www.facebook.com/Zona-de-Recarga-102302261581180/

https://youtube.com/channel/UCm90rB35bR-JI9FRP9PVP4w

https://www.facebook.com/memo.acuna1

@memoacg

@memo_acuna

Otro día sin inmigrantes

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

La banda sonora de la producción “Otro día sin mexicanos” filmada en 2004 y dirigida por Sergio Arau, incluía una de las canciones más críticas compuestas sobre el tema migratorio, creada por el grupo mexicano Molotov.

En su letra se advertía el desencanto por el trato recibido por las personas migrantes mexicanas en Estados Unidos. Uno de sus fragmentos decía:

“Si tuvieras tú que esquivar las balas de unos cuantos gringos rancheros, ¿les seguirás diciendo: Good for nothing Wetback “si tuvieras tú que empezar de cero?”

La producción de bajo presupuesto abordaba una hipotética desaparición de todos los migrantes de origen hispano en el Estado de California y el impacto que producía en la economía, las interacciones cotidianas y los servicios realizados por esta población.

Mientras escribo esta columna la población migrante en Estados Unidos organizó una jornada parecida. Esta vez se convocó a no consumir productos estadounidenses, no ir al trabajo ni enviar a los hijos a las escuelas.

Me resulta inevitable no pensar en la fuerza de esta acción como acto de recibimiento de una ciudadanía activa e importante en ese país. Pero también pienso en el aporte significativo de una población que a menudo es colocada en niveles inferiores de valoración.

Durante los primeros meses de pandemia y dada la prohibición de entrada a Costa Rica de población proveniente de Nicaragua y Panamá, las autoridades del sector cafetalero costarricense encendieron las voces de alarma por la falta de manos para la corta del café de ese periodo, que dicho sea de paso sería concebida como uno de los momentos históricos en la producción del grano.

Ante la ausencia de las inmigraciones laborales, se acudió a una convocatoria para la población costarricense. Se esperaba un aproximado de 70.000 personas. Solo acudió la mitad.

Esta situación contingente demostró la relevancia del aporte de la población inmigrante en la economía costarricense. También en Costa Rica ante su ausencia muchas actividades esenciales se desplomarían sin duda.

En el actual contexto antiinmigración que campea en Estados Unidos, la convocatoria a un día sin inmigrantes es absolutamente necesaria la acción organizada pareciera ir levantando una respuesta frontal. Ni el miedo, ni la xenofobia, ni el racismo ni la exclusión son muros para detener esto que parece ser una reivindicación política contundente.

Una segunda parte de la producción cinematográfica de 2004 esperaba ser estrenada en 2012. Eso nunca sucedió. Sin embargo, estamos ante una de esas ocasiones en que la realidad supera a la ficción.

Esperemos por sus resultados. Por sus impactos. Por sus efectos en una sociedad que deberá entender sí o sí el alto valor cultural, económico y político de una población que ha construido con su aporte lo que Estados Unidos es hoy en día.

La dignidad desencadenada

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Hace algunos años fui invitado por la querida Cynthia Loría a observar la llegada de vuelos de personas deportadas al aeropuerto La Aurora, en Ciudad de Guatemala.

Cynthia es una costarricense radicada en aquel país desde hace años y labora para organizaciones que abordan el tema migratorio a nivel regional.

Siempre le estaré agradecido por la oportunidad que tuve en esa ocasión de constatar la forma como regresan estas personas. Muchas de ellas con la ilusión destrozada, sin esperanza y sin cordones en sus zapatos.

Esto último me pareció curioso y al preguntar la razón, se me respondió que es para evitar algún episodio de auto flagelación durante el vuelo de regreso.

Siempre pensé en la dignidad de quienes ven su sueño truncarse por alguna razón. En ese concepto y lo que implica en una hora de la humanidad en la que pareciera no tener ningún valor ya.

Lo pienso ahora al observar las imágenes de los primeros deportados provenientes de Estados Unidos bajando las escalinatas de un avión recién aterrizado en un aeropuerto en Brasil.

Como si fueran presidiarios condenados, son encadenados en sus manos y pies y así hacen el vuelo, así los obligan a caminar por la pista de aterrizaje mientras esconden sus caras para que la prensa no los capte en su vergüenza, así llegan a sus países de origen.

El odio se ha instalado como bandera.

Y provoca escenas como esta y otras más que se repetirán a lo largo de América Latina, adonde arrojarán a las personas migrantes como si fueran delincuentes o seres humanos descartables.

Temo una escalada de violencia xenófoba. Pero también siento venir la respuesta autónoma de quienes se niegan a encadenar su dignidad.

En esto acompaño las reflexiones de mi querida lectora de tesis doctoral Amarela Varela, que insiste en reconocer la fuerza de la migración y de quienes se movilizan por encima de la pornoindustria de la desafección.

Una manera de cambiar el enfoque victimizante, es reconocerles como sujetos activos y protagonistas de su destino. Apelo a ese enfoque y actitud. Ahí empieza el camino para que su respuesta sea efectiva y contundente. Ahí empieza su recibimiento como lo que son: seres humanos.

El miedo toca a la puerta

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Una reciente publicación del diario mexicano La Jornada sobre la inminencia de las primeras acciones en materia migratoria desde la nueva administración Trump, señalaba que una de las formas en que serían aplicadas utilizaría el miedo como política.

Al cabo de algunas horas luego de su juramentación, Trump empezó a cumplir las promesas de campaña que lo llevaron al poder: firmó órdenes ejecutivas para blindar militarmente la frontera con México, ir en búsqueda de migrantes en situación irregular y clausurar programas de citas para la solicitud del estatuto de refugio.

Bajo el título “Alistan espectáculos mediáticos para ahuyentar a indocumentados” la publicación del diario mexicano consignaba declaraciones del designado Zar Fronterizo (antiguo agente de la patrulla fronteriza) Tom Homan sobre la aplicación de esas medidas anunciadas: “Los indocumentados deben auto deportarse… deben sentir miedo”.

En las primeras horas del mandato Trump, se han anunciado redadas en escuelas, colegios, iglesias y centros de asistencia social. Ante la población más vulnerable, la consigna es infundirle temor y poder como forma de disuadirles, sacarles del país que han ayudado a forjar con su trabajo.

Algunos estados mexicanos ya empezaron a recibir a sus primeros deportados: tres autobuses repletos fueron recibidos el día 21 de enero en el Estadio de Tamaulipas.

Pronto tocará el turno para los países centroamericanos con los que el presidente estadounidense ha prometido usar mano dura en una muestra de racismo y nacionalismo exacerbado.

Eran previsibles todas estas cosas viniendo de quien vienen, pero también eran previsibles en la continuación de un mainstream migratorio cuya política en los últimos años de la administración Biden-Harris fue agresiva e impune contra las personas migrantes centroamericanas.

En el tema doméstico, Costa Rica está a las puertas de un proceso de elecciones cuya jornada preelectoral ya ha iniciado.

El peligro de una opción populista que tome para sí el tema migratorio y lo vuelva su caballo de batalla es real. No solo porque es real la posibilidad de que este tema sea instrumentalizado para intereses politiqueros, sino porque podría ocurrir algo que ya está pasando en el caso estadounidense: la solicitud de Trump a la población civil para que salga a “cazar” migrantes indocumentados y se los entregue a las autoridades migratorias.

Este 2025 debería llevarnos por caminos de esperanza. No podemos dejarnos abatir por el miedo y la desazón. Pero sí nos obliga a estar atentos y despiertos para reaccionar frente a estas energías del mal que intentan adueñarse del planeta.

La erosión de la verdad

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Si hay algo que ha quedado claro en los últimos años en Costa Rica, es que nos enfrentamos a nuevas formas de comunicación cuyo sentido de arriba hacia abajo nunca habíamos visto.

He insistido en que las formas y sus lenguajes contribuyen a suspender los contenidos. Los gestos, la semiótica del insulto, la estructura en vez del fondo, han ganado espacios no solo en las estructuras de poder, sino en sus lecturas por parte de ciertas audiencias a las que se les ha llegado sin filtros y con estrategias que han surtido efecto.

Por alguna razón he vuelto a topar con un texto del gran poeta chiapaneco Jaime Sabines sobre el pueblo.

Dice el poeta que la palabra pueblo es útil para ser utilizada en banquetes oficiales y brindar a su salud: “brindo por el pueblo de México”, “brindo por el pueblo de Estados Unidos”.

Me pregunto cuántas veces se haría los mismo, por esa entidad abstracta y pluscuamperfecta, como la llama Sabines, en el caso del pueblo costarricense.

El peligro de una comunicación atolondrada, buscando convencer a esa entidad llamada pueblo costarricense, es que puede detonar reacciones inéditas.

Cuando a la verdad se la erosiona hasta el punto de construir una propia, el desenlace puede ser irreversible en sus resultados.

La aparición de vallas publicitarias pidiendo la renuncia a los presidentes de los supremos poderes de la República (menos el poder ejecutivo) demuestra lógicas comunicativas novedosas y riesgosas, por decir lo menos.

Ojalá que no veamos en el país otras formas de comunicación utilizadas por los poderes fácticos para construir sus propias verdades: cuerpos colgados de puentes, pintas amenazantes en paredes, gestos intimidatorios.

Es cierto. Costa Rica requiere una refundación profunda. Pero no es desde la violencia y la destrucción de su sentido institucional y democrático que debe reconstituirse. No es erosionando la verdad como se recompone una sociedad como la nuestra.

Por ahí no es.