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Etiqueta: miedo

De las mariposas y los jaguares

Juan Félix Castro Soto
San Ramón de Alajuela

Ha venido ganando aceptación la adopción del jaguar como símbolo de fuerza, autoritarismo e imposición, atributos que alguna mente, desde el Poder Ejecutivo, les confirió, para que la imagen del felino se asociara con la personalidad del mandatario.

Lo que viene luego es la fuerza y la consistencia del simbolismo para perdurar en el tiempo. La parafernalia de una imagen emblemática, como la del jaguar, desde la lógica en que fue pensada me parece muy atinada: la presencia del jaguar reúne dos elementos simbólicos muy importantes, uno es su singularidad como especie poco común y la otra, claro está, su condición de fuerza bruta, su habilidad de acecho y su poder de intimidación.

Dadas las características citadas, efectivamente nuestro presidente parece contenerlas. Pero una simiente de esta naturaleza debe contar con terreno fértil para que se eleve sobre lo que pretende. De nuevo, la tierra anegada y lista para la germinación de la semilla, es una subjetividad costarricense debilitada por los recurrentes fracasos y las consecuentes desilusiones.

Pero, como sugieren quienes se han refugiado en el carácter del jaguar a costa del suyo propio, no toda Costa Rica es territorio jaguar. Aún quedamos muchas mariposas. Un simbolismo que propongo a toda la población que se sienta incómoda con las atribuciones depositadas en ese animal mítico de los bosques primarios del país.

La mariposa es delicada, sutil, bella y perecedera. Pero posee una fuerza imprescindible, se trata del poder del asombro. Da la impresión de que su presencia es insignificante, pero el revoloteo de sus alas, su bailar frágil aparentemente desacertado, siempre provoca desasosiego y conduce a la reflexión. Y ahí no culmina su fascinación, viene de un ser muy diferente a ella, pues nace del cuerpo de la oruga. Por eso, la mariposa misma, en su dimensión corpórea, representa la diversidad.

Quizá la muerte no le importa, ni su corto período de vida, porque cuando vuela ya absorbió casi todo el sorbo de su vida, vital y palpitante. De modo, que el simbolismo de la mariposa funciona como un contra-poder: el poder de la insignificancia.

El jaguar moriría casi inmediatamente fuera de su selva, la civilización no es para él. En qué clase de selva el presidente quiere convertir el país. La mariposa, en cambio, puede sufrir en la ciudad, pero la acción civilizatoria la mejoraría, cultivando el jardín que ellas necesitan. Es decir, no se requieren jaguares en la ciudad, pero sí mariposas.

Una selva en la ciudad, donde los jaguares vivan alimentándose de los miedos y los odios no es lo que puede engrandecer este país, de lo que no disponemos como pueblo, es de una opción política que nos permita cultivar jardines donde lleguen las mariposas como banderas pequeñas, delicadas y coloridas, dejando ver destellos de esperanza.

Imagen ilustrativa, UCR.

¿Siguiendo las sandalias del pescador…? (Parte I)

Caryl Alonso Jiménez

El más sonoro llamado a la juventud, “No se dejen robar la esperanza…”

Caryl Alonso Jiménez

El lunes 21 de abril a las 07.35 GTM murió el Papa Francisco. Una de las más dramáticas lamentaciones fue del Presidente Yamandú Orsi, de Uruguay, que expresó sabiamente, “Se fue el hombre que más necesitaba el mundo…”, en clara alusión a la fuerza moral para esclarecer la incertidumbre que asalta el momento actual…

El Papa Francisco no era un teólogo, como afirman los expertos vaticanistas, sino la teología era él, en una síntesis humana que era capaz de traducir en el lenguaje cotidiano ese extraordinario sentido de humildad y sencillez. Por ello, sus alusiones eran profundamente humanas, en una pedagogía que enseñaba el sentido de la convivencia de la sociedad.

Aun antes de ser ascendido a las alturas eclesiásticas, y que él en su humildad las hizo terrenales, a escasos milímetros del mundo más pedestre. Su manera de asumir el pontificado y sentido más humano… en la que comparó una vez la iglesia a un “Hospital de campaña”, porque ya venía enferma… Trajo de nuevo el pensamiento del Concilio Vaticano Segundo (1958-1962), que abrió las puertas a la reforma de la iglesia y sesenta años después fue interpretado por un Papa humano, terrenal y sencillo.

Era la voz contemporánea que se alzó para defender la vida. Era sutil pero directo. Enseñó que las defensas crean ofensivas atrincheradas en los más oscuros reductos de la crueldad. Por eso su Pontificado tendrá las olas suficientes para dimensionar los valores del ambiente, migraciones, pobreza estructural y juventud. A estos últimos los incito “hacer lío…”, en ese buen sentido de generosa comprensión de la rebeldía a partir de la imaginación, el talento y la tolerancia.

Luis Antonio Espino (Letras Libres, abril 2025) repasa aquellos emotivos discursos cuando habló a la Asamblea de Naciones Unidas, en la que destacó la prioridad por un mundo más cercano a la vida… a los Congresistas de los Estados Unidos, a quienes recordó el papel de la libertad. Destacó aquellos que lucharon por la justicia, la libertad y tolerancia: Abraham Lincoln, Dorothy Day, Thomas Mertón y Martin Luther King.

Curiosamente ante los Congresistas hizo un llamado premonitorio: pidió que usaran su gigantesco poder para defender los valores más elevados de los Estados Unidos, ahora amenazados como la democracia y la libertad. Habló en favor de los migrantes desde la regla de oro de los cristianos, “Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes (Mateo 7.12).

Por ello la partida del Papa Francisco, más allá de los mitos y las teorías de conspiraciones que adosan cada singular momento global, en que atribuyen significados trascendentes desde visiones escatológicas y apocalípticas (en referencia al libro de las revelaciones del Nuevo Testamento). Pero resulta que no tiene nada de místico, es un mensaje de extremada sencillez para ser comprendidos desde todos los ángulos del pensamiento.

Verlo en la perspectiva global resulta de una denodada complejidad: la convulsión alcanza niveles de aquel principio llamado caórdico (caos y orden). Teoría atribuida al CEO emérito de la tarjeta Visa, Dee Hock (1929-2022), donde todo funciona correctamente pero los sistemas del poder que controlan los hilos de la sociedad. Sin embargo, todo funciona, entonces, ¿dónde está el problema? Esa fue la revelación, hacernos entender desde cada escenario cómo se mueven los hilos… ¿lo habremos entendido…?

Es indudable, más allá de los efectos de incertidumbre generados con una fina estrategia global a partir de 2025, donde los equilibrios de la tradición teórica del realismo en las relaciones internacionales, que sostiene que la conflictividad inherente tiende a mayor búsqueda del poder, generando constantes competencias y conflictos, tal como afirmo su principal teórico, Hans Morgenthau (1904-1980) Entonces, ¿retornando al pasado…?

Al parecer aumenta en el ciudadano común reclamos de claridad a los poderes reales. Ya hay signos de agotamiento, y van quedando contadas vías para encontrar la luz… Es desde allí que el mensaje del Papa Francisco, sin la complejidad teológica llamó a no tener miedo a “asumir un coraje profético…” en el compromiso cristiano… ¿lo haremos?

Ese es el escenario global en el que el Papa Francisco deja su legado, que continuará en un escenario donde la iglesia universal tendrá un mayor papel para incidir en el comportamiento hacia una humanidad, “que tienda puentes y no muros”.

Es indudable, la matemática cardenalicia de los siguientes días al parecer brinda un atisbo de tranquilidad, su legado tendrá el poder suficiente para imponer una manera de ver y entender la realidad. No cabe duda, su pensamiento conmovió al mundo… Pero ¿A qué mundo, a quiénes y, ¿qué tan dispuestos están a seguir las huellas del pescador…?

Sin embargo, resulta extraordinario en su deceso, 50 jefes de Estado, casas reales y más de 148 países acompañaron su camino al descanso eterno en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. ¿Fue una buena señal que habrá un camino hacia la búsqueda de un mundo mejor…? Es en el llamado a la juventud, a quienes legó la más importante de las advertencias, ustedes tienen la decisión de transformar la realidad, “No se dejen robar la esperanza…”.

Día Contra el Maltrato Infantil: cifras alarmantes en Costa Rica

Más de 125.709 niños, niñas y adolescentes sufrieron maltrato infantil en Costa Rica durante 2024, según los registros del Patronato Nacional de la Infancia (PANI); la institución recibió 94.240 denuncias en todo el país. Las principales formas de violencia reportadas fueron el maltrato físico, la negligencia, el abuso emocional y el abuso sexual.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 1.000 millones de niños en el mundo sufren algún tipo de violencia cada año. En su informe de noviembre de 2024, la OMS señaló que 400 millones de menores de cinco años recibieron castigos físicos dentro de sus hogares. A esto se sumó la violencia sexual.

La magnitud del problema aumenta al considerar los casos no denunciados. “Muchas situaciones de maltrato infantil permanecen ocultas por miedo, desconocimiento o normalización cultural”, advirtió, Luis Diego Conejo, académico del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina) de la Universidad Nacional (UNA).

Estudios citados por la agencia EFE indican que el 24% de adolescentes vivió violencia en relaciones de pareja, lo cual representa un riesgo adicional para su integridad física y emocional.

Ante este contexto, el Ineina hace un llamado para fortalecer los cuidados de este grupo etario. “La prevención debe figurar como una prioridad. Desde la UNA impulsamos proyectos y políticas que favorecen la crianza respetuosa, el desarrollo integral y el acceso a derechos básicos como la salud y la educación”, afirmó Conejo.

Con motivo del Día Internacional contra el Maltrato Infantil, el Ineina recuerda la urgencia de una respuesta articulada entre familias, instituciones y comunidades. La protección de la niñez requiere acciones concretas que garanticen su bienestar y desarrollo, recordó el experto.

Oficina de Comunicación
Universidad Nacional, Costa Rica

Los monos domesticados

Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula. En el centro de la jaula colocaron una escalera y en el último peldaño un racimo de bananos. Cuando un mono trataba de subir la escalara para agarrar los bananos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los monos que se quedaban en el suelo.

Pasó el tiempo… cuando un mono trataba de subir la escalera, los otros lo agarraban a palos.

Con el tiempo, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los bananos. Entonces, los científicos sustituyeron a uno de los monos. La primera cosa que hizo el nuevo mono fue subir la escalera, pero fue rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera.

Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer mono sustituto participó con entusiasmo de la paliza que le dieron al novato. Un tercer mono fue cambiado y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, junto al último de los monos fueron sustituidos.

Los científicos se quedaron, entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a los bananos.

Si hubiera sido posible preguntar a alguno de los monos por qué le pegaban a quien intentaba subir la escalera, de seguro la respuesta sería: “No sé, aquí las cosas siempre se han hecho así”.

Esta respuesta suena muy familiar y de seguro usted la ha escuchado alguna vez. A veces nos comportamos de una manera por costumbre, porque “así se ha hecho siempre”, sin ponernos a pensar por qué actuamos de esa manera. Hay que reconocer que lo ocurrido a los monos nos pasa a menudo en la vida real.

Ocurre en los diversos trabajos: una educadora trata de innovar, de buscar nuevo material, de hacer las cosas de una manera distinta y recibe el baño de agua fría de las compañeras más veteranas: “no se mate, para qué hace eso, nadie se lo va a reconocer”. Y luego cuando pasan los años, aquella maestra, le está aplicando la misma receta a otra compañera que tiene su misma actitud entusiasta, y como a ella no la dejaron, ella tampoco deja.

Ocurre también en la política: los precandidatos tratan de presentar nuevos proyectos, nuevas ideas, nuevos estudios y de inmediato aparecen los otros dándole una paliza, para que no surja, para que no pueda alcanzar el triunfo. Entonces no le queda de otra que acomodarse y hacer la política como siempre se ha hecho y al igual que los monos, aprenderá a apalear a los que lleguen con nuevas ideas.

Vivimos en una sociedad donde el innovador, el creativo, el pensante, el esforzado, el que quiere subir la escalera en busca del triunfo personal y comunitario, es frenado por sus mismos amigos, por su misma familia, por sus mismos jefes. Así generación tras generación vamos heredando una sociedad frustrada, pesimista, deprimida. Una generación incapaz de hacer proyectos nuevos por el temor o por el miedo.

“Estados Unidos primero” … ¿y Costa Rica?

Óscar Madrigal

Oscar Madrigal

El sistema capitalista parece retado a una renovación dirigida por Donald Trump. Estamos en presencia de un cambio de paradigma en el desarrollo del régimen capitalista, el cambio de la globalización al nacionalismo. Y el nacionalismo exacerbado, xenófobo, ha sido la fuente de los fascismos y de la ultraderecha.

Desde el mismo Manifiesto Comunista se planteaba que el capitalismo por su misma mecánica tendía a llevar el mercado y la producción mercantil que promovía, a todos los rincones del planeta y con ello a imponerlo a todas las naciones. Así se impuso y consolidó el sistema capitalista a nivel mundial.

Actualmente el gobierno de EE. UU. con Trump a la cabeza, se propone iniciar un movimiento contrario a la globalización: recogerse en sus fronteras. El propósito es reindustrializar el país, atrayendo nuevamente a las industrias gringas que emigraron al extranjero para que produzcan en el país, retornar la iniciativa y control de la innovación tecnológica y fortalecer la producción agrícola. Si no regresan las empresas a USA se verán enfrentadas a aranceles o impuestos, es la lógica del gobierno gringo.

El complemento de esta política en el plano social es el repudio y la expulsión de los inmigrantes, especialmente los latinoamericanos; en el campo ideológico es la supremacía blanca y el miedo y en el político el control de la ultraderecha de todos los mecanismos de contrapeso estatales.

El capital necesario para volver a hacer grande a USA, como dice Trump, provendrá, supuestamente, de los aranceles, tarifas o impuestos a las importaciones que producirán miles de miles de millones de dólares, al decir de Trump, ya que es dudoso que EE. UU. tenga el capital financiero para iniciar esta transición por su alta deuda pública y por la caída de las bolsas de valores que ha significado grandes pérdidas financieras especialmente para las grandes trasnacionales. Trump apuesta a los aranceles para acumular el capital necesario para su programa. Por supuesto que estos aranceles los pagarán los consumidores estadounidenses y el resto de los pueblos del planeta.

El otro elemento para poder impulsar el programa MAGA es el capital humano. ¿Tendrá USA la mano de obra para impulsar la industria y la agricultura? La situación actual indica que no tiene esa capacidad. Actualmente la falta de mano de obra inmigrante tiene a estados como Nebraska, que, en 6 meses de continuar la situación, entrarían en quiebra del Estado y los obreros de la industria norteamericana no podrán igualar a los trabajadores de otras partes del mundo, especialmente en cuanto a salarios y experiencia. La producción de las mercancías en EE. UU. será a un valor y precio mucho más elevado.

El capitalismo se fortaleció en los países más desarrollados por la expoliación y los beneficios extraídos especialmente del sur del planeta. Eso fue parte de la acumulación originaria de capital que dio origen a la riqueza de USA y Europa.

El globalismo propuso una nueva forma de explotación mundial, el traslado de los excedentes a las trasnacionales norteamericanas producto especialmente de la mano de obra barata del llamado mundo subdesarrollado. Trump y su grupo plantean retornar a un expansionismo de viejo cuño, el de finales del siglo XIX e inicio del XX, que es el dominio directo de zonas del mundo, como Groenlandia, Canadá o Panamá y la entrega incondicional de las materias primas del suelo y subsuelo. Es un expansionismo para poner en los territorios la bandera de las barras y las estrellas.

“USA primero”, es el dominio de los intereses estadounidenses por encima de cualquier otro, sin importar reglas (como los TLC), alianzas o amistades. Primero yo y el resto se alinea o es castigado, es la máxima de Trump. El presidente Trump está tan fanatizado con sus medidas que está dispuesto a llevar incluso a su país a una recesión económica, a una mayor inflación y a la quiebra de varios estados de la Unión.

Trump ha desatado una guerra mundial, una guerra comercial contra todos los países del mundo.

Estamos en medio de una guerra comercial por si no nos habíamos dado cuenta.

Probablemente Costa Rica sufrirá de alguna manera esa guerra comercial y de seguro de una probable recesión económica de EE. UU. La economía costarricense es totalmente abierta, volcada hacia las exportaciones, es decir, hacia el mundo exterior porque así lo diseñaron los gurús economistas del neoliberalismo criollo. El problema ahora es ¿Cómo enfrentar una crisis internacional de tal magnitud?

El gobierno de Chaves no está pensando en esto porque simplemente se ha montado al cabús de Trump; no están pensando en medidas de contención a una situación mundial que podría afectarnos de una u otra forma. Costa Rica es un país sumamente expuesto a los vaivenes de los mercados internacionales, máxime cuando estamos en presencia de toda una hecatombe comercial a nivel global.

Tal vez Trump eche atrás en sus políticas, por la resistencia y respuesta categórica que muchos países como México, Canadá y Europa están dando.

El gobierno de Chaves debería estar pensando en esta situación que es muy grave, que obligaría a adoptar políticas consensuadas a nivel nacional, en vez de seguir azuzando los ánimos de unos contra otros.

¿Podríamos esperar alguna reacción responsable del presidente Chaves? Ya veremos.

El papel de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones en tiempos de caos (2)

Gerardo Castillo Hernández / Frank Ulloa Royo
Instituto Sindical de Formación Política

Introducción

Hace días venimos hablando de esto, pero nadie parece reaccionar. Vivimos tiempos de caos. Las guerras abiertas y las guerras económicas redefinen el mapa del poder global, mientras las democracias se tambalean, las izquierdas se fragmentan y la derecha se radicaliza (Bauman, 2017). Todo esto ocurre en un mundo donde millones de personas huyen de la miseria y la violencia, encontrando fronteras cerradas y sociedades crispadas (Sassen, 2014). En este contexto turbulento, el papel de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones adquiere una relevancia especial y se hace necesario un nuevo pensamiento para problemas realmente nuevos, donde las viejas recetas no operan (Hyman, 2001).

Guerras abiertas y guerras económicas

El planeta está en llamas. Ucrania sigue siendo un campo de batalla donde se miden Rusia y la OTAN, con una guerra de desgaste que amenaza con extenderse (Mearsheimer, 2014). Medio Oriente arde con las masacres y la violencia en Gaza, mientras en el Líbano, Siria e Irak persisten conflictos olvidados y sin aparentes soluciones. África sigue siendo un escenario de muerte y desplazamiento de grandes poblaciones originarias por el cambio climático, el hambre y las luchas resultado de los espacios de poder dejados por Francia y otras potencias colonialistas europeas que expoliaron estos países hasta la miseria (Mbembe, 2017).

Pero la guerra no es solo con balas y misiles. Estados Unidos y China libran una batalla económica feroz por el control de la tecnología, las materias primas y los mercados globales. Sanciones, bloqueos, guerra de chips y manipulación de divisas son las armas de esta nueva guerra fría, donde los aliados se reacomodan y la multipolaridad es ya un hecho (Allison, 2017).

Reacomodo de bloques: El fin del mundo unipolar

El dominio absoluto de Occidente se desmorona. China, Rusia, Irán y otras potencias emergentes desafían el orden establecido (Kissinger, 2014). Los BRICS se consolidan como un bloque alternativo, mientras Medio Oriente busca autonomía del control estadounidense. América Latina, siempre oscilante, trata de encontrar un equilibrio en medio de presiones externas y crisis internas (Dussel Peters, 2016).

Europa, mientras tanto, se encuentra atrapada en su dependencia de EE.UU., con economías debilitadas y una crisis política que alimenta el auge de la extrema derecha. La Unión Europea, lejos de consolidarse, se fractura con el auge del euroescepticismo y la desconfianza entre sus propios miembros (Judt, 2011).

Derrumbe de las democracias y el desconcierto de las izquierdas

Las democracias se resquebrajan. El desencanto con los sistemas políticos es evidente: abstencionismo récord, gobiernos débiles, corrupción desenfrenada y una creciente polarización que convierte el debate público en una guerra de trincheras (Levitsky y Ziblatt, 2018). Las instituciones pierden legitimidad y los discursos autoritarios ganan terreno (Mudde, 2019).

Las izquierdas, que en otros tiempos canalizaron el malestar social, hoy parecen perdidas entre discursos identitarios, falta de estrategia y desconexión con las bases populares. Sin un proyecto claro, quedan a la deriva, permitiendo que la derecha radical capitalice el descontento y lo transforme en una reacción violenta contra el statu quo (Mouffe, 2005).

Radicalización de la derecha y los nuevos fascismos

La extrema derecha avanza en todo el mundo. Su estrategia es clara: explotar el miedo, la crisis económica y el fracaso de las élites políticas. Con discursos nacionalistas, xenófobos y autoritarios, líderes como Trump, Le Pen, Milei y otros prometen orden en medio del caos, aunque ese orden signifique la erosión de derechos y libertades (Stanley, 2018). Las elecciones en Alemania parece que nuevamente será la puerta de entrada del fascismo a uno de los principales países europeos donde se consideraba superado (Kagan, 2017).

Este fenómeno no es casualidad. Es el resultado de años de desigualdad, precarización laboral y crisis de identidad en sociedades que sienten que han perdido el control sobre su destino. Con un enemigo común –migrantes, élites globalistas, feministas, izquierdistas, etc.–, logran aglutinar a sectores descontentos en una ofensiva reaccionaria (Piketty, 2014).

El rol de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones

En este panorama caótico, los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones enfrentan un desafío formidable: mantener la cohesión social, proteger los derechos laborales y promover la justicia social en un contexto de creciente desigualdad y polarización (Hyman, 2001).

  1. Defensa de los derechos laborales y ciudadanos: Los sindicatos deben redoblar sus esfuerzos para garantizar condiciones laborales dignas, salarios justos y la protección social de todos los trabajadores, independientemente de su origen o situación migratoria y asegurar espacios de poder político en las comunidades y la sociedad (Freeman y Medoff, 1984).

  2. Lucha contra la precarización laboral: La tendencia hacia la precarización del trabajo y la economía de colaboración entre empresas y personas (economía gig), obviando o neutralizando a los sindicatos, requiere una respuesta robusta de los sindicatos para asegurar la estabilidad laboral y la seguridad económica de los trabajadores (Standing, 2011).

  3. Inclusión y diversidad: Es esencial que los sindicatos promuevan la inclusión y la diversidad en el lugar de trabajo, protegiendo a las mujeres, migrantes y otros grupos vulnerables frente a la discriminación y la explotación (Freeman y Medof, 1984).

  4. Educación y formación: Fomentar la formación política para que los trabajadores puedan entender la nueva sociedad y sus estructuras de poder, así como la mejora de la educación y el reciclaje profesional, será clave para que los trabajadores puedan adaptarse a los cambios tecnológicos y económicos, y mantenerse con alguna vigencia en el mercado laboral, antes que la robótica avance más y sustituya a los humanos (Brynjolfsson y McAfee, 2014).

  5. Participación política y social: Los sindicatos deben involucrarse activamente en la vida política y social, defendiendo los valores democráticos y luchando contra el avance de los discursos autoritarios y xenófobos (Hyman, 2001).

  6. Solidaridad internacional: En un mundo globalizado, será necesario que los sindicatos pongan su barba a remojar, mejoren las propuestas solidarias a nivel internacional, construyendo redes de solidaridad global que no respondan con exclusividad a los intereses de los trabajadores de las naciones en donde se concentran los centros del nuevo poder mundial (Castells, 2010).

A manera de inicio de un debate:

En un mundo marcado por el caos y la incertidumbre, el papel de los trabajadores sindicalizados y sus organizaciones es más importante que nunca. Al defender los derechos laborales, luchar contra la precarización en las calles, promoviendo el nuevo pensamiento político, la inclusión y la diversidad, y participar activamente en la vida política y social, los sindicatos pueden ser un faro de esperanza y justicia en tiempos oscuros. Su capacidad para adaptarse y evolucionar será clave para enfrentar los desafíos del siglo XXI y construir un futuro más justo y equitativo para todos (Hyman, 2001).

Bibliografía

  • Allison, G. (2017). Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap? Houghton Mifflin Harcourt.

  • Bauman, Z. (2017). Retrotopia. Polity Press.

  • Brynjolfsson, E., & McAfee, A. (2014). The Second Machine Age: Work, Progress, and Prosperity in a Time of Brilliant Technologies. W. W. Norton & Company.

  • Castells, M. (2010). The Rise of the Network Society. Wiley-Blackwell.

  • Dussel Peters, E. (2016). América Latina y el Caribe: Lidiando con la Trampa del Ingreso Medio. CEPAL.

  • Freeman, R. B., & Medoff, J. L. (1984). What Do Unions Do? Basic Books.

  • Hyman, R. (2001). Understanding European Trade Unionism: Between Market, Class and Society. SAGE Publications.

  • Judt, T. (2011). Postwar: A History of Europe Since 1945. Penguin Books.

  • Kagan, R. (2017). The Jungle Grows Back: America and Our Imperiled World. Knopf.

  • Kissinger, H. (2014). World Order. Penguin Books.

  • Levitsky, S., & Ziblatt, D. (2018). How Democracies Die. Crown.

  • Mbembe, A. (2017). Critique of Black Reason. Duke University Press.

  • Mearsheimer, J. J. (2014). The Tragedy of Great Power Politics. W. W. Norton & Company.

  • Mouffe, C. (2005). On the Political. Routledge.

  • Mudde, C. (2019). The Far Right Today. Polity Press.

  • Piketty, T. (2014). Capital in the Twenty-First Century. Harvard University Press.

  • Sassen, S. (2014). Expulsions: Brutality and Complexity in the Global Economy. Belknap Press.

Realidad versus ficción: el perfilamiento racial como política anti inmigratoria en Estados Unidos

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

En los primeros años de este portentoso siglo lleno de pandemias, guerras y exterminios, fue lanzado al mercado de los videojuegos un polémico entretenimiento denominado “Border Patrol”.

El juego consistía en mantener fuera de territorio estadounidense a los migrantes. Para lograr el objetivo, el jugador estaba autorizado a “disparar” a tres tipos de migrantes mexicanos: un nacionalista con una bandera tricolor y dos revólveres, un traficante de drogas con un costal repleto de marihuana y una mujer embarazada con varios hijos a la que se denomina “reproductora”.

La retórica visual del juego planteaba la idea de “cazar” migrantes y obtener altos puntajes por cada persona derribada.

En ese mismo lapso, grupos nacionalistas defensores de la soberanía y el patriotismo exacerbado, salieron a las inmediaciones fronterizas entre México y Estados Unidos a “cazar” migrantes. Eran los “Minuteman” modernos.

En el actual contexto migratorio en Estados Unidos, la figura del “caza recompensas” ha vuelto a la escena. Dos senadores de estados republicanos han propuesto dotar con un premio de 1.000 dólares en efectivo a aquellas personas que contribuyan a “entregar” a las autoridades a personas que se consideren “sospechosas” de ser migrantes indocumentados.

La práctica del perfilamiento racial se ha endurecido. Consiste en el ensañamiento físico o discursivo contra el otro por su color de piel, su acento o su forma de vestir. No es difícil adivinar entonces que habrá muchas personas a las que 1.000 dólares no les caigan del todo mal.

Bajo esta premisa y en el contexto racista que permea las políticas emanadas desde la Casa Blanca, se avizora una temporada de miedo e incertidumbre para las personas migrantes en aquel país.

En nuestro escenario más cercano, debemos estar preparados y preparadas para la irrupción electorera de una narrativa antiinmigrante que se sume a los cuestionamientos al sistema democrático y político costarricense. Los enojos, que todavía continúan, podrían encontrar tierra fértil en estos ejercicios populistas y autoritarios.

Avisados estamos.

La inexcusable indiferencia frente a los autoritarismos: ¿ignorancia o estupidez?

La teoría de la estupidez de Dietrich Bonhoeffer.

Henry Mora Jiménez

Dietrich Bonhoeffer (4 de febrero de 1906 – 9 de abril de 1945) fue un teólogo y pastor luterano alemán y un activista contra el régimen de Adolf Hitler que pasó los dos últimos años de su vida en prisión, antes de ser ejecutado en un campo de concentración nazi.

Durante su encarcelamiento, una de las preocupaciones sobre las que reflexionó fue la siguiente: ¿cómo fue posible que uno de los pueblos más educados de Europa, que dio al mundo grandes filósofos, científicos y poetas, haya sido presa de la ideología y de la violencia extrema llevada a cabo por el fascismo nazi? Encontró una respuesta en la estupidez, pero vayamos con calma.

La teoría de la estupidez de Dietrich Bonhoeffer no es realmente una teoría (en el sentido científico del término), pero sí una reflexión profunda sobre la naturaleza humana y cómo la estupidez puede ser más peligrosa que la maldad y más extendida que la ignorancia.

Para Bonhoeffer, la estupidez no es simplemente una falta de inteligencia o torpeza para comprender las cosas, sino una condición humana que puede ser influenciada por factores sociales y políticos. Las personas estúpidas se vuelven manipulables, pierden su independencia y dejan de pensar por cuenta propia, lo que las hace especialmente peligrosas porque no pueden ser persuadidas con argumentos racionales. Entonces, la estupidez sería un problema sociológico más que psicológico, y se manifiesta cuando las personas son sometidas a la influencia de inmensos poderes externos o de ideologías extremistas que buscan la manipulación y el control total de la población, a través de medios como la propaganda y la desinformación, como ocurrió en la Alemania de su tiempo bajo el régimen nazi.

Hoy en día estas causas no son suficientes para explicar la estupidez a la que se refiere Bonhoeffer, pero aun así, sus reflexiones nos pueden orientar para explicar lo que está pasando en el mundo frente a líderes de extrema derecha como Trump o Milei, e incluso, en el caso particular de Rodrigo Chaves en Costa Rica.

Pero ¿qué causa esta estupidez socialmente determinada?

Bonhoeffer reflexionó sobre las causas de la estupidez, especialmente en el contexto del ascenso del nazismo en Alemania. Sus observaciones no solo son relevantes para entender ese período histórico, sino que también ofrecen pistas valiosas para analizar fenómenos similares en otras épocas y sociedades.

Bonhoeffer creía que la estupidez surge cuando las personas renuncian a su capacidad de pensar y actuar de manera autónoma. En lugar de cuestionar y reflexionar, se dejan llevar por opiniones mayoritarias, por alguna ideología o por algún líder carismático o con cierta autoridad. Esta renuncia no es tanto intelectual como moral: es una elección de no asumir la responsabilidad de pensar por uno mismo.

Además, en situaciones de crisis, incertidumbre, temor o desesperanza, muchas personas prefieren la comodidad de seguir a otros antes que enfrentar la dificultad de pensar críticamente. El miedo al aislamiento o al castigo puede llevar a la gente a actuar de manera estúpida, incluso cuando saben que están haciendo algo incorrecto.

De manera especial, Bonhoeffer observó cómo el régimen nazi utilizaba la propaganda a gran escala para manipular a las masas y cómo la estupidez se generaliza cuando las personas aceptan pasivamente los mensajes de líderes o medios de comunicación sin cuestionarlos. La propaganda aprovecha los prejuicios, los miedos y los deseos de las personas para anular su pensamiento crítico.

No menos importante, para Bonhoeffer, la estupidez florece en sociedades donde las relaciones humanas auténticas se han debilitado o fragmentado. Cuando las personas están aisladas o se relacionan de manera superficial es más fácil que caigan en la estupidez, porque no tienen una comunidad real que les cuestione o les ayude a pensar de manera crítica. Este elemento es mucho más importante hoy en día, cuando las llamadas redes sociales y los algoritmos pulverizan la convivencia real entre las personas, las vuelve adictas al entretenimiento superficial y las hace incapaces de cuestionar su propia realidad.

Como teólogo, Bonhoeffer veía la estupidez como un problema espiritual. Creía que cuando las sociedades pierden sus fundamentos éticos y espirituales, las personas se vuelven más susceptibles a la estupidez, porque carecen de un marco de referencia para discernir entre el bien y el mal. Un efecto similar ocurre cuando nos gobiernan antivalores como el individualismo exacerbado y la competitividad compulsiva del capitalismo globalizado.

¿Se puede enfrentar la estupidez cuando esta se generaliza?

Bonhoeffer creía que el primer paso para enfrentar la estupidez es recuperar la capacidad de pensar y actuar de manera autónoma. Esto requiere, entre otros: i) cuestionar las narrativas dominantes; ii) no aceptar pasivamente lo que dicen los líderes, los medios o las masas, sino analizar críticamente la información; iii) asumir responsabilidad personal, tomando decisiones basadas en principios éticos, incluso cuando esto implique ir contra corriente.

Y como la estupidez florece en entornos donde el pensamiento crítico es desalentado, para combatirla, es esencial: i) educar en la reflexión, enseñando a las personas a cuestionar, analizar y debatir ideas, en lugar de aceptarlas sin más (de ahí la importancia central de una educación que potencie el pensamiento crítico); ii) promoviendo el diálogo, creando espacios donde las personas puedan discutir abiertamente temas difíciles, sin miedo al rechazo o al castigo.

Como ya mencionamos, Bonhoeffer enfatizaba la importancia de la comunidad como antídoto contra la estupidez. Una comunidad auténtica fomenta la solidaridad, ya que las personas se apoyan mutuamente para resistir la presión del conformismo.

Además, en una comunidad sana, sus miembros se ayudan a reconocer y superar la estupidez, tanto individual como colectiva.

En situaciones donde la estupidez se generaliza, es necesario actuar con coraje y valentía. Esto exige: i) denunciar incansablemente la injusticia, no quedarnos callados ante lo que nos parece mal, incluso cuando esto implique riesgos personales; ii) resistir activamente, siendo el mismo Bonhoeffer un ejemplo vivo de esto, ya que participó en la resistencia contra el nazismo, a pesar de las consecuencias.

Y como para Bonhoeffer la estupidez es en última instancia un problema espiritual, enfrentarla también requiere reconectarse con principios éticos, volviendo a valores como la justicia, la compasión, la solidaridad y la dignidad humana.

Pero ¿puede esto funcionar en la práctica?

Bonhoeffer no solo teorizó sobre cómo combatir la estupidez, sino que también lo puso en práctica. Algunas de sus incansables acciones incluyeron:

– Educar y concienciar: como profesor y pastor, Bonhoeffer trabajó para formar a personas críticas y éticas.

– Crear redes de resistencia: participó en la Iglesia Confesante, un movimiento cristiano que se oponía al control nazi de las iglesias.

– Actuar con integridad: aunque sabía que su oposición al régimen nazi podía costarle la vida, Bonhoeffer nunca renunció a sus principios.

Bonhoeffer nos enseña que la estupidez no es invencible. Aunque puede generalizarse en ciertas situaciones históricas, siempre hay formas de combatirla: recuperando la autonomía moral, fomentando el pensamiento crítico, construyendo comunidades auténticas, actuando con coraje y reconectando con valores éticos y espirituales. Estas herramientas no solo son relevantes para el contexto del nazismo, sino para cualquier situación en la que la estupidez amenace con dominarnos.

Ciertamente, las formas actuales de dominación cultural que nos ciegan y nos llevan a la estupidez son hoy más complejas y diversificadas: la adicción al entretenimiento, el declive intelectual y cultural, el hedonismo y el individualismo radical, el populismo, el mesianismo, el ocaso de pensamiento crítico, la cultura del espectáculo y la distracción, la primacía de la inmediatez, la sumisión voluntaria, la mentira sistemática, el anonimato de las redes sociales, la censura y manipulación sofisticada de los algoritmos, etc. Aun así, las reflexiones de Bonhoeffer nos brindan un marco conceptual básico para comenzar a entender el problema y buscar soluciones.

Entre el indicador de rumbo y giroscopio de direccionamiento (I)

¡Es en las turbulencias donde se retrata el gran Capitán…!

Caryl Alonso Jiménez

Caryl Alonso Jiménez

En los años setenta se extendió entre la juventud universitaria de la época el sentido espiritual, veníamos de los años sesenta donde el amor era la consigna. En aquellos años, “Imagine” (1971) de John Lennon (1940-1980) confrontaba otras aspiraciones.

Fue en ese momento que una de las novelas más emblemáticas de aquellos años, “Juan Salvador Gaviota” (1970), de Richard Bach (1936), incitaba elevar el sentido de la vida.

Su lectura resumía una curiosa emoción que recuperaba el sentido espiritual. Era esa aventura de levantar el vuelo más allá de la biología física, que daba ese sentido superior que podría llevarnos a las alturas de la emancipación juvenil… algunos fuimos criticados en su momento porque nos separaba de la realidad que se vivía…

Cuarenta años después en una reflexión con amigos y colegas en un reciente encuentro internacional, aproximamos aquella lectura con ojos ahora menos emotivos, y más cercanos a la brutal realidad… Se trataba justamente del contraste espiritual en una realidad que obliga al valor de las decisiones que se deben asumir en momentos de crisis.

Un amigo piloto aviador, en una grata charla, de esas que tienen vasos comunicantes con teorías de la comunicación, y particularmente de Habermas, donde la palabra termina siendo un mensaje cargado de ruidos semánticos, me dijo, los vuelos son como las crisis, tienes que tomar el control y mantener el rumbo.

Con paciencia magistral me explicó que para tomar el control y mantener direccion, se requiere, además de los seis instrumentos básicos, la capacidad y comportamiento de la inteligencia emocional para mantener el control…

No me cabe duda, se trata de la ciencia del comportamiento para mantener control y seguir rumbo… sobre todo, tener la suficiente capacidad permanente para mantener la atención en llamado giroscopio de direccionamiento para mantener el rumbo…

Hacerlo y lograrlo es cuestión de decisiones y es en las turbulencias donde las decisiones no son por instinto, sino por un cálculo matemático y donde el sentido común queda sometido a razones objetivas y condiciones del entorno para el control de crisis…

Seguramente quien mejor retrata al decisor en tiempos de crisis es Winston Churchill (1874-1965), es reconocido como el más grande líder inglés de todos los tiempos. Y no cabe duda de que lo es… biógrafos de la talla de Sir Martin Gilbert (1936-2015), lo describen con destacada valentía y su capacidad de movilizar a los británicos durante la segunda guerra mundial.

Su papel en la conducción estratégica en las negociaciones finales de la Segunda Guerra Mundial, con los jefes de Estado marcó la impronta del Estadista de todos los tiempos. Pero, particularmente, para conducir los planes de acción frente al bombardeo nocturno a Londres y las fuerzas de intervención inglesa y su capacidad para persuadir a los líderes partidarios de Inglaterra. Churchill encarnaba el líder, estadista y gran conductor de procesos, capaz de enfrentar grandes crisis políticas.

Por ello, las crisis deben entenderse como las dinámicas cotidianas que van generando minuto a minuto circunstancias cambiantes, que requieren análisis de escalpelo, que sean capaces de alcanzar todas las profundidades, causas y consecuencias; efectos mediáticos y a mediano plazo, con los grados de complejidad racional necesarios.

No cabe duda, los estudios estratégicos no resisten el sentido simplista y obvio que repite lo que todos saben o lo que la prensa retrata. Las verdades de Perogrullo (la obviedad, ahora es parte de las olas del embuste y posverdad que no tienen evidencia ni argumento), que terminan siendo desplantes teatrales y humor de cafetín.

El embustero es el artista de la obviedad… tiene la habilidad del recorte de prensa y la virtud de mover el escenario para crear olas que confirman su teatro… Sin embargo, comprender las condiciones, contexto, consecuencias, y trayectorias que calculan colisiones o rutas seguras… eso no es obviedad, eso es talento puro y duro… que queda a tiro de aquellos que no tiene ideas y ni visión de futuro. ¡Vaya tarea! crear pensamiento y proponer ideas… de paso, cuidarse del que lanza miedo e induce a la falla…

Por eso se dice que el mal carácter, el desplante teatral, la burla para descalificar oponentes y repetir lo obvio, son instrumentos intencionados para distraer… y eso hace fracasar proyectos y cualquier intento de ver horizontes capaces de asegurar rumbo.

No olvidar0, el experto táctico hace y tramita, opera en campo con las herramientas de contacto y proximidad. Pero el estratega, es el que entiende cuándo no pasa nada… y guste o no, es el que sabe cómo hacer que pasen cosas… esa es la clave seguir rumbo.

Anticipar riesgos y crear condiciones de confianza son objetivo, pero el propósito es otro… La clave radica en mantener el indicador de rumbo y giroscopio de direccionamiento alineado… Entonces, ¿Poner velocidad a la ruta futura…? ¿O, no?

El miedo toca a la puerta

Por Memo Acuña
Sociólogo y escritor costarricense

Una reciente publicación del diario mexicano La Jornada sobre la inminencia de las primeras acciones en materia migratoria desde la nueva administración Trump, señalaba que una de las formas en que serían aplicadas utilizaría el miedo como política.

Al cabo de algunas horas luego de su juramentación, Trump empezó a cumplir las promesas de campaña que lo llevaron al poder: firmó órdenes ejecutivas para blindar militarmente la frontera con México, ir en búsqueda de migrantes en situación irregular y clausurar programas de citas para la solicitud del estatuto de refugio.

Bajo el título “Alistan espectáculos mediáticos para ahuyentar a indocumentados” la publicación del diario mexicano consignaba declaraciones del designado Zar Fronterizo (antiguo agente de la patrulla fronteriza) Tom Homan sobre la aplicación de esas medidas anunciadas: “Los indocumentados deben auto deportarse… deben sentir miedo”.

En las primeras horas del mandato Trump, se han anunciado redadas en escuelas, colegios, iglesias y centros de asistencia social. Ante la población más vulnerable, la consigna es infundirle temor y poder como forma de disuadirles, sacarles del país que han ayudado a forjar con su trabajo.

Algunos estados mexicanos ya empezaron a recibir a sus primeros deportados: tres autobuses repletos fueron recibidos el día 21 de enero en el Estadio de Tamaulipas.

Pronto tocará el turno para los países centroamericanos con los que el presidente estadounidense ha prometido usar mano dura en una muestra de racismo y nacionalismo exacerbado.

Eran previsibles todas estas cosas viniendo de quien vienen, pero también eran previsibles en la continuación de un mainstream migratorio cuya política en los últimos años de la administración Biden-Harris fue agresiva e impune contra las personas migrantes centroamericanas.

En el tema doméstico, Costa Rica está a las puertas de un proceso de elecciones cuya jornada preelectoral ya ha iniciado.

El peligro de una opción populista que tome para sí el tema migratorio y lo vuelva su caballo de batalla es real. No solo porque es real la posibilidad de que este tema sea instrumentalizado para intereses politiqueros, sino porque podría ocurrir algo que ya está pasando en el caso estadounidense: la solicitud de Trump a la población civil para que salga a “cazar” migrantes indocumentados y se los entregue a las autoridades migratorias.

Este 2025 debería llevarnos por caminos de esperanza. No podemos dejarnos abatir por el miedo y la desazón. Pero sí nos obliga a estar atentos y despiertos para reaccionar frente a estas energías del mal que intentan adueñarse del planeta.