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Etiqueta: miedo

Antes de cruzar la frontera

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Escondido entre la polifonía de temas que nos abruman durante estos días, en los que predomina la lenta vuelta a la normalidad en el norte global ya casi vacunado y en lugares como Nueva York ha sido dictado el fin del uso de la mascarilla, la tensión y represión social en Colombia y la escalada de violencia que una vez más sacude la relación entre Israel y Palestina, aparece el drama humanitario de la movilidad humana en la fronteriza ciudad de Ceuta, ubicada entre España y Marruecos.

Como salidas de una triste película documental que muestra la desesperación en alta mar de miles de personas intentando poner pies y esperanzas en las costas españolas, las imágenes sobre la deshumanización son elocuentes.

La orden girada a las fuerzas de seguridad españolas es disuadir, impedir, negar, devolver al vacío de las aguas mediterráneas a todo aquel que procure ingresar a sitio seguro. Por eso la policía fronteriza cumple órdenes y los niños y niñas migrantes no entienden de políticas migratorias criminalizantes. Para ellos la salvación está allí a pocos pasos pero puede más la acción cohercitiva y gendarme de estados que han preferido el miedo como recurso para gestionar las movilidades humanas contemporáneas.

Es notable el impacto que aún genera el cambio en la estrategia europea de atención a las contingencias migratorias al promediar la década anterior, al pasar del programa de salvamento y rescate “Marenostrum” a uno más álgido enfocado en la contención fronteriza denominado Tritón.

En un contexto de excepción como el actual, las movilidades continúan siendo visualizadas como amenazas que solo logran conmover cuando la comunicación global espectaculariza lo que podría ser una acción humana natural: un abrazo para consolar, solidarizarse, brindar apoyo.

Lo hizo Luna, una voluntaria de la Cruz Roja Internacional, al ofrecer su hombro a un inmigrante africano en plena línea divisoria. La imagen ha sido viral pero también lo ha sido una reacción en cadena donde el racismo y la violencia verbal contra la voluntaria denotan que más allá de la pandemia sanitaria, otra enfermedad todavía más potente como el odio mezclado con racismo y xenofobia campean libremente por el planeta.

A miles de kilómetros de Ceuta, hace apenas unos años, la escritora chiapaneca Chary Gumeta documentaba el paso incesante de las movilidades humanas centroamericanas, en un incontenible conteo que al día de hoy no se detiene.

Sus observaciones y conversaciones fueron plasmadas en un texto poético titulado Despatriados publicado en 2018 por Editorial Metáfora (Quetzaltenango, Guatemala). Sobre la escritura de este poemario la autora ha dicho que se trata de un ejercicio de poesía testimonial donde impulsa la idea de hacer visible desde la voz poética, esas condiciones de dolor y drama que viven aquellos que se movilizan como estrategia de sobrevivencia.

En una sesión de trabajo realizada recientemente en el Taller del Sur, espacio de escritura creativa que acompañamos en la Universidad Nacional (Costa Rica), Chary compartió su experiencia y su voz llena de sensibilidad y reconocimiento hacia el otro.

Quizá el drama en Europa nos parezca lejano pero un abrazo como el de Luna también debe llegar a quienes se movilizan buscando sobrevivir y alcanzar su sueño en la región centroamericana. Tal y como lo dice Gumeta en el siguiente texto:

ANTES DE CRUZAR LA FRONTERA

Antes de cruzar la frontera
Antes de poner un pie en ese territorio de tinieblas
Te daré un beso como muestra de amor
Y Te diré como aprendí a amarte
Bajo las sombras de los árboles
En nuestro lejano Quezaltepeque.
Una vez que nos pegue el viento extranjero
Dejaremos que nos devore el humo y el ruido
De ese animal maldito,
Y si todavía estamos juntos
Cerraremos los ojos
Y haremos de cuenta
Que estamos soñando.

El ejercicio de la empatía inicia por cruzarnos en nuestros cuerpos las marcas del despojo y la pérdida de dignidad a la que miles de personas en el mundo son sometidas cuando caminan a través de las fronteras. Empecemos por sentir sus pasos como nuestros y colectivizar el entendimiento. Cerremos fronteras al odio. Es posible hacerlo.

Día Mundial del Futuro

Dr. Juan Carlos Mora Montero
Académico
Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA

Este 1 de marzo del 2021 celebraremos a nivel global el día del futuro. Ante tan extraordinario evento, la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional (EPPS-UNA), se une y destaca la importancia de recordar que el futuro representan el espacio donde se concretarán las decisiones que se tomen en el presente.

El día mundial del futuro se ha venido celebrando de manera ininterrumpida desde hace siete años y es convocado por los principales tanques de pensamiento y organizaciones futuristas del planeta.

El motivo de celebración para este 2021, girará en torno al “derecho al futuro”; es decir el derecho que tiene cada persona, organización, empresa, familia a construir su propio futuro y trabajar día a día para alcanzarlo. Uno de los temas que se tratará en los diferentes foros que estarán llevando a cabo de manera simultánea alrededor del mundo será ¿cómo combatir el miedo al futuro?

Sin excepción, los distintos tanques de pensamiento y organizaciones futuristas han coincidido en que en la actualidad existe un temor generalizado a pensar el futuro; y se han generado más bien reacciones de “bloqueo” hacia el porvenir, cayendo en un “presentismo” desmedido y un cortoplacismo que se ha constituido en una amenaza significativa para la esperanza de que vienen tiempos mejores.

La EPPS-UNA desea resaltar en este contexto de alta incertidumbre que vivimos, que la planificación, y en especial la función prospectiva que hace parte consustancial de ella, nos ofrece la oportunidad de darnos método y técnicas para reducir la incertidumbre sobre el futuro y poder tomar las decisiones que nos permitan construirlo como lo deseamos y no sufrirlo como espectadores pasivos.

Los padres de la prospectiva francesa le llamaron a la prospectiva la “ciencia de la esperanza”; y Michel Godet en específico nos recordó que esta disciplina es la que nos permite iluminar el presente con la luz del futuro.

Bienvenido el futuro y hagamos valer nuestro derecho a poder imaginar y construir un futuro mejor para las actuales y futuras generaciones y que nadie lo haga por nosotros.

Imagen: conmasfuturo.com

En vez de proponerse cuidar a las mujeres, los hombres deben enfocarse en erradicar comportamientos que llevan a vivir con miedo

Hombres, en vez de cuidar a las mujeres, apreciaríamos más que se enfoquen en erradicar los comportamientos propios y de otros hombres que hacen que tengamos que vivir con miedo.

– Dejen de hacer chistes machistas.
– Dejen de hablar de las mujeres como si fuéramos objetos, partes del cuerpo (ej «culito»), animales (ej «cabra») o comida (ej «rica»).
– Dejen de decirnos guila, niña o chiquita cuando somos adultas (si, aunque sea de cariño, nos infantiliza)
– Dejen de subestimarnos o minimizarnos en espacios de estudio o trabajo.
– Confíen en que somos igual de capaces, competentes y fuertes que ustedes.
– Dejen de interrumpirnos en reuniones y escuchen lo que tenemos que decir.
– Dejen de explicarnos cosas en que somos expertas o de escuchar criterio experto solo si viene de hombres.
– Dejen de ridiculizarnos o desestimar nuestro testimonio cuando manifestamos incomodidad sobre alguna situación en la casa, trabajo, cole, etc.
– Dejen de excluirnos de espacios de toma de decisiones, de organización de eventos y de participación ciudadana.
– Dejen de aceptar invitaciones a espacios donde solo participan hombres.
– Dejen de pagarnos menos por el mismo trabajo. Evalúen sus planillas y cierren brechas salariales.
– Acepten cuando les decimos o demostramos con lenguaje corporal, que no queremos hablar, salir con uds, que se acerquen, o que nos toquen.
– Dejen de decirle a sus hijas que no salgan con esa ropa pero reforzarle a sus hijos que sean agresivos, que no puedan llorar o expresar sentimientos, o que no acepten un no.
– Dejen de decirle a las niñas/adolescentes que si un chiquito les jala el pelo o las molesta es porque les gusta.
– Dejen de tratar de controlar a sus parejas, restringir y limitar a alguien por celos, no es saludable.
– Dejen de opinar sobre nuestros cuerpos cuando no se los estamos pidiendo.
– Dejen de compartirse fotos de mujeres desnudas sin su consentimiento.
– Dejen de usar palabras femeninas o la identidad femenina como insulto o para ridiculizar a otros hombres.
– Dejen de reconocernos solo como «la esposa de», «la hija de» o «la novia de» un hombre.
– Dejen de recargarnos tareas del hogar y cuido. Asuman su responsabilidad.
– También, no nos juzguen de vagas o irresponsables cuando tenemos que interrumpir el trabajo o estudio para asumir roles de cuido justamente porque los hombres en nuestra vida no ponen de su parte para asumir y compartir esa responsabilidad.

Y POR FAVOR, por favor, por favor, sean incómodos y háganle saber a su tata, su abuelo, si tío, su hermano, colega de brete, su jefe, su subalterno o sus amigos cuando están teniendo ese tipo de comportamientos. Visibilicen que está mal. Su silencio habilita esos comportamientos. Reírles la «gracia» más bien lo refuerza. Ser cómplices contribuye con el problema.

Sí, no todos los hombres violan o matan, pero el que todos estos comportamientos existan, se permitan, y no se frenen una y otra vez, es lo que habilita a que algunos y muchos hombres lleguen a agredir, violar y matar.

Entonces, aunque uds no violen o maten, no están exentos de responsabilidad en el problema. Identifiquen qué tipo de comportamientos sí tienen que minimicen o afecten a mujeres u otras personas vulnerables, cuáles refuerzan el machismo en su casa, trabajo, etc. y cámbienlos.

El enfoque de cuidarnos perpetúa la idea de que somo niñas, seres débiles que hay que proteger. Nosotras somos fuertes y luchadoras, y en esa lucha nos sirve más que activamente se involucren y nos ayuden a deconstruir y cambiar el sistema. Eso sí es ser aliado de verdad.

 

Del muro de Andrea San Gil, compartido con SURCOS por Patricia Salgado Muñoz.

Reducción de salarios, decisión que enfrenta a trabajadores, protege a ricos y empobrece al pueblo

Juan Huaylupo Alcázar*

LA CRISIS

Los procesos económicos críticos son consustanciales del capitalismo, sean producto de sus propias contradicciones o provocadas por los propietarios del capital e instituciones bancarias. La crisis económica mundial entendida como fin de las condiciones que propician la continuidad de las relaciones establecidas. En tal sentido, ha sido interpretada como la debacle absoluta de la economía y así divulgada por todos los medios, los gobiernos y los propietarios del capital. De este modo, la crisis económica y pandémica ha sido la fuente para la creación de miedos, la incertidumbre y la inestabilidad fundamentalmente para los mayoritarios sectores sociales sensibles y vulnerables de la sociedad. Miedos que son usados para la adopción de decisiones y acciones, estatales y empresariales, sobre asuntos políticos y económicos que trascienden la salud pública nacional.

El miedo a quedarse sin salario que es la única forma para el sustento familiar y la vida de millones de personas del mundo, se exacerba con las alarmas de los propietarios y sus acólitos. No obstante, en una sociedad capitalista, interdependiente, mercantilizada y desigual, todos son afectados, aunque con efectos muy diferenciados e incluso contradictorios. Creer que solo los empresarios sufren las consecuencias de la crisis, es un engaño y una distorsión de la realidad.

La reactivación de la economía no se logra con la inversión privada, sino dando trabajo y elevando la capacidad adquisitiva de los trabajadores AUMENTANDO SALARIOS NO CONFISCANDOLOS. Es un crimen de lesa humanidad por ser “… parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil y con conocimiento de dicho ataque … que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.” (Estatuto de la Corte Penal Internacional, 2002). Cercenar salarios para subsistencia de los trabajadores, así como eliminar la obligación estatal por la salud, la alimentación, el trabajo y vida ciudadana, así como, determinación estatal para que financieras privadas decidan, dispongan y administren los salarios acumulados para supuestas pensiones complementarias, las cuales no devueltas a sus dueños en plena crisis de subsistencia, a la vez que son defalcadas en mercados internacionales y por sus administraciones locales, entre otros latrocinios, son crímenes intencionales y premeditados contra la vida, además de traiciones políticas del Estado contra el pueblo.

Atentar contra los salarios, NO SOLO ES UNA TRANSGRESIÓN CONTRA LOS TRABAJADORES TAMBIEN LO ES, CONTRA LOS NEGOCIOS PRIVADOS, EL DINAMISMO ECONÓMICO, LAS RIQUEZAS PRIVADAS Y LOS INGRESOS AL ESTADO. Pero, además minimizar los salarios de quienes han adquirido derechos y compensaciones laborales a través de décadas de trabajo cognoscitivo y especializado, para ser criticados como privilegiados y adversarios, lo cual busca el enfrentamiento entre trabajadores revelando una práctica de naturaleza fascista, que deja incólume al poder de gobernantes y empresarios, que violan derechos, liquidan democracia y pagan salarios miserables, así como crea una imagen ideológica de que la pobreza es el ideal a ser imitado e impuesto a todos los trabajadores.

Los propietarios del capital en Costa Rica, a instancias y la manipulación ideológica de las cámaras patronales, controladas por los intereses de influyentes empresarios, presionan y logran relativizar y flexibilizar las restricciones sanitarias. Ellos, con la complicidad gubernamental, son verdaderos causantes de propagación de la infección viral al obligar a los trabajadores, por subsistencia y hambre, a poner en riesgo la salud familiar y sus vidas.

La crisis y sus efectos no tiene en la pandemia como su única determinación causal, ella ha evidenciado la desigualdad social y la existencia de estructuras sociales excluyentes, por la cual se incrementa y profundiza la pobreza, la enfermedad y muerte en los sectores más vulnerables de la sociedad. Asimismo, la pandemia nos muestra fehacientemente que los pobres y trabajadores son el sustento social de la economía nacional y la riqueza privada, a la vez que ha revelado, las contradicciones de económicas de la sociedad y el sistema prevaleciente. No obstante y contradictoriamente, son a los pobres y trabajadores a quienes se les obliga, no solamente a sufrir las más serias consecuencias de la crisis, también se les impone, con su trabajo y salarios, compensar los desequilibrios fiscales del gobierno y subsidiar el sistema de salud, lo cual es una infamia intolerable, inaceptable e imposible, cuando los empresarios son millonarios deudores a la C.C.S.S. a quienes no se les cobra, no se les demandan judicialmente y menos aún, les embargan sus propiedades. Pero, lo más dramático, en la actual crisis económica y sanitaria, es tener un Estado que formal y esencialmente debe garantizar lo público y los derechos igualitarios en la desigualdad sistémica, pero hace precisamente lo contrario, sanciona y sacrifica a los que sustentan el sistema, mientras que exime de todo compromiso y responsabilidad a los protagonistas privados de la crisis, complace a los propietarios del capital en sus negocios y ganancias privadas, así como protege y estimula al sector financiero en su actividad usurera y especuladora que esquilma a los pobres y cercena el futuro de la sociedad.

PRIVATIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICAMENTE REGRESIVA

La privatización del bienestar, la política pública y del Estado social han liquidado la democracia en nuestro país, así como el amparo al poder económico, ha creado la dictadura directa y transparente, con una formalidad institucional de democrática. El totalitarismo contemporáneo se ha encubierto de una institucionalidad estatal y una legalidad de apariencia democrática. Los proyectos liberales regresivos e imperiales del poder en Costa Rica, son compatibles con la regresión conservadora y el conocimiento económico vulgar y dogmático del Fondo Monetario Internacional, para imponer el totalitarismo que no lograron en décadas pasadas por la resistencia social y el conocimiento. La radicalidad de conservadores y fascistas, toman de pretexto la pandemia, para aplicar su arcaico y regresivo extremismo político y económico.

La actuación gubernamental y legislativa contra los trabajadores y pobres, es tan grave como el tener un sistema judicial que, amparado en la igualdad de derechos, actúa parcial y parcializadamente contra la ciudadanía y la Constitución de la República, convirtiéndose en una institucionalidad subordinada y cómplice de las transgresiones del poder y ejemplo de vergonzosa regresión de los intereses nacionales y ciudadanos.

Los poderes, político y económico, podrían evitar la mayor tragedia que Costa Rica haya conocido, no a causa de la pandemia, sino por intransigencia y posesividad de quienes se han creído dueños de personas y pueblos.

El desempleo, la reducción de los salarios y su confiscación salarial, SIN AFECTAR A LAS EMPRESAS Y SUS DUEÑOS que evaden ilegalmente sus obligaciones tributarias, ni tampoco intervienen riquezas de los ricos y de las entidades financieras, que empobrecen más a los pobres, es una infamia y una traición política de quienes usurpan la representación ciudadana.

La usurpación del poder político ciudadano y los propietarios del capital, tendrán el poder para modificar leyes a su antojo y disponer de los medios de coacción para imponerse, pero en su ceguera y estupidez, están imposibilitados de ver y comprender la inviabilidad de construir una historia sin pasado, que se suicidan destruyendo cultura, ciencia, economía y humanidad.

El poder estatal y empresarial ya están liquidando en Costa Rica los logros conquistados en el pasado para comprometer dramáticamente nuestro presente y futuro, ignorando la destrucción y devenir trágico que originan, en su patológica alienación por el inmediatismo, lo tangible y el presente.

LA RIQUEZA UN PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

La riqueza propia o heredada, no es ni ha sido, una creación mágica de sus propietarios, pues ninguna riqueza es creada individualmente, todas son creadas socialmente, son muchos sus creadores, aunque privatizada por pocos. Esta es la razón por la que no es posible ampararse en los generadores de la riqueza y eximir a los han generado pobreza, desigualdad e inequidad que nutre la pandemia. Luego, serán los ricos quienes deberán contribuir en paliar la crisis, de otro modo, la debacle y derrumbe del capitalismo será un futuro cercano, donde todos perderán, pero los causantes, los ricos y los poderes políticos que los amparan, desaparecerán de la sociedad y de la historia, para construir un nuevo mundo sin barbaros e ignorantes.

NO ES POSIBLE que aquellos que se han enriquecido con el trabajo ajeno, la especulación y el comercio a costa de los consumidores y del otorgamiento de millonarios y exorbitantes contratos gubernamentales, no se les exija contribución alguna para paliar el empobrecimiento población y el desequilibrio fiscal. LA REDISTRIBUCIÓN DE LA RIQUEZA GENERADA SOCIALMENTE ES UNA NECESIDAD SOCIAL, ECONOMICA Y HUMANA. No se reactiva la economía liquidando a la población que crea y reproduce riqueza. La condonación de las deudas a los bancos, la reducción de precios a alimentos de consumo social, la rebaja en los precios de los servicios públicos, el aumentar salarios, eliminar los impuestos al trabajo, devolver a sus dueños los aportes salariales sin condiciones, depositados en las entidades financieras, otorgar préstamos con intereses negativos o no reembolsables, así como el restablecimiento de las políticas públicas y la defensa soberanía y el desarrollo nacional, son las decisiones que el pueblo exige aprobar y establecer para el bien común y la nación costarricense.

* Catedrático en Administración Pública en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica.

Covid-19 y “apertura” de la economía: No nos hagamos ilusiones

Luis Paulino Vargas Solís
Economista, Director CICDE-UNED
Grupo Economía Pluralista

Tras semanas de parcial confinamiento, el gobierno de Carlos Alvarado inició un proceso así llamado de “apertura” de la economía, con la esperanza de restablecer una relativa “normalidad” que permita reanimar la actividad económica y recuperar empleos. Se comprende que esto se hace bajo un juego múltiple de presiones: en primera instancia por parte de las cámaras del gran empresariado, pero también por la severidad del derrumbe económico, la pérdida de empleos, el deterioro de la situación fiscal e, inclusive, la impaciencia misma de la gente.

Se ha intentado avanzar en la “apertura”, cuando al mismo tiempo se registra un fuerte incremento de los contagios por Covid-19. Esto plantea un gran desafío, y exige un altísimo grado de disciplina. Si el contagio se sale de control –y es lo que pareciera estarse dando– ello tendría consecuencias potencialmente catastróficas. No estoy del todo seguro si el común de las personas ha logrado interiorizar plenamente lo que esto significa. Pero lo que resulta más preocupante es el tipo de mensajes que lanzan algunos de los liderazgos empresariales, en especial la UCCAEP. Sus exabruptos, ofensivos y estridentes, transmiten un desprecio por la vida, que solo es propio de una ideología fascista. Confío, sin embargo, que, en su amplia mayoría, predomina en el empresariado costarricense, un compromiso ciudadano, de protección a la salud y de respeto a la vida, absolutamente indispensable en este momento.

Si la pandemia se desborda, los servicios hospitalarios colapsan y las muertes se disparan, la “apertura” de la economía inevitablemente se frenará. Por decisión de las autoridades o a causa del pánico que ello provocaría. No entender esto es no entender nada, y es obvio que la UCCAEP, incapaz de mirar más allá de la punta de su nariz, no lo entiende.

De ahí que sea un error hablar de establecer un “balance” entre la salud y la economía, lo cual sugiere que salud y economía están en el mismo nivel, tienen la misma importancia y pueden caminar la una a la par de la otra. Incorrecto. Incluso si se opta por “abrir” la economía, ello debe hacerse priorizando siempre la vida y la salud. De otra forma, la propia “apertura” se detendría cuando apenas empiece a caminar, y, al final, la factura que deba pagarse será mucho más cara.

Por otra parte, debemos entender que la “apertura” no tiene más que muy limitadas posibilidades, si de recuperación de la economía y los empleos se trata.

Primero, hay un ambiente de enorme incertidumbre y temor, que inevitablemente frena el consumo de las personas y los hogares, y los proyectos empresariales de inversión. O sea, lo que cabe esperar es un proceso donde, al “abrirse” la economía, la gente retome a lo sumo de forma parcial algunos de sus viejos hábitos de consumo, pero manteniéndose cauta y contenida. En el caso de las empresas ese mismo efecto se daría, pero en grado incrementado, ya que se parte de un altísimo nivel de desocupación de la capacidad instalada. Difícilmente habrá alguna empresa que, bajo tales condiciones, quiera emprender nuevos proyectos de inversión.

O sea, la reapertura tan solo dará un empujón parcial e insuficiente a la economía, y, por ello mismo, tan solo se recuperará una parte de los empleos perdidos. Por lo tanto, mucha gente que se quedó sin trabajo, no podrá recuperarlo, lo que, a su vez, mantendrá en pie poderosas fuerzas contractivas, que harán aún más limitada la recuperación de la demanda de consumo, y deprimirá aún más la disposición empresarial a generar nuevas inversiones.

Los estímulos provenientes del exterior tampoco aportarán gran cosa. La profundidad de la recesión en países ricos, mantendrá deprimidas las exportaciones al menos por el resto de este año, pero seguramente el efecto se prolongará al año venidero. El turismo, por su parte, durará mucho tiempo –posiblemente años– antes de retornar a niveles comparables a los de los tiempos pre-Covid. Hay demasiado miedo circulando en la atmósfera sicológica del mundo entero, para pensar otra cosa, ni siquiera si se adoptasen estrictas medidas sanitarias, y ni siquiera si se descubriese una vacuna eficaz, teniendo presente que aún si ésta estuviese disponible, su aplicación universal llevaría tiempo.

Y aquí es importante aclarar una idea errónea, pero muy popular, inclusive entre economistas: la de que “fondear” los bancos, para que éstos tengan recursos y coloquen créditos, es una herramienta eficaz para dinamizar la economía[i]. La cuestión más bien funciona a la inversa. La economía no se reactiva porque se reactive el crédito; por el contrario, el crédito se reactiva en respuesta a la reactivación de la economía. Una vez la economía gana tracción, el crédito funcionará como lubricante que lo facilite y, eventualmente, contribuya a darle impulso. Pero el crédito no puede gatillar el proceso y ponerlo en marcha. Lo cierto es que no hay colocación de créditos, si no hay demanda de crédito. Y para que esta demanda exista, es necesario que la economía camine.

Ello asimismo demarca los límites de los estímulos monetarios que, vía tasas de interés, puedan ser aportados por el Banco Central. Existe, por un lado, el problema –entretención habitual en las conversaciones entre economistas costarricenses– acerca de la exasperante lentitud con que las tasas de interés en el sistema bancario, responden a las bajas acordadas por el Banco Central en su “tasa de política monetaria”. La razón de lo cual, según creo, hay que buscarla en el característico conservadurismo del propio Banco Central, el cual pareciera creer que basta con anunciar la baja, y por su linda cara los bancos le seguirán obedientes y sumisos. Lo cierto es que si no actúa con un mínimo de agresividad las tasas no bajarán. Y eso es lo que usualmente ocurre: las tasas no bajan. Se necesitaría mayor activismo, algo impensable en nuestro artrítico Banco Central.

Pero esa es una parte de la historia y, en las circunstancias actuales, la menos importante. Porque inclusive si las tasas de interés tuviesen una baja muy significativa, las fuerzas contractivas que mantienen frenados los planes de inversión de las empresas y los planes de consumo de las personas y las familias, seguirán en pie. Por un lado, la enorme capacidad productiva instalada de las empresas, que permanece ociosa. Por otro, la situación de amplísimo desempleo. Y súmele el congelamiento de las exportaciones y el turismo. Y, encima de tales factores objetivos, el ambiente sicológico de terrible incertidumbre y temor. Simplemente el crédito no se reactivaría, ni siquiera si las tasas de interés se aproximasen a cero.

Por su parte, el “libre mercado” carece de mecanismos que permitan desatascar esta maquinaria averiada. En el contexto de oscuridad que la incertidumbre reinante impone, esos mecanismos quedan paralizados. O, si acaso, solo podrían lograrlo después de un largo período y un cúmulo incalculable de sufrimiento humano, cuando, al fin, las empresas empiecen a hacer inversiones para sustituir capital destruido o depreciado, y/o las exportaciones de fuera de zona franca, empiecen a tener una reanimación significativa. Pero el lapso que tendría que transcurrir para ello, podría ser intolerable para la sociedad.

Estamos entrando a una fase donde se hace necesario recuperar, siquiera parcialmente y mínimo por algún tiempo, la noción cepalina de «desarrollo hacia adentro». No por razones ideológicas, sino por imperativo de la realidad. O sea: la economía costarricense tiene que reencontrarse con el mercado interno, y volver a priorizar objetivos de justicia social y mayor igualdad.

Teniendo eso claro y ante el contexto actual, el único agente económico que podría proporcionar el empujón que saque a la economía de ese sopor patológico y rompa la parálisis, es el sector público, y tendría que ser por medio de un amplio programa de inversión pública, planificado para que incorpore un componente de fácil ejecución en el corto plazo, capaz de generar muchos empleos y densos encadenamientos con actividades productivas nacionales. A mediano y largo plazo ese programa debería enfatizar las energías limpias, las tecnologías verdes, la modernización del transporte público, la fibra óptica, los acueductos y sistemas de alcantarillado y tratamientos de aguas residuales, la infraestructura educativa y sanitaria, los espacios públicos, el desarrollo de la ciencia y la tecnología y el acceso a la vivienda para toda la población.

Por ello mismo, resulta un desatino las propuestas de austeridad fiscal, que tan solo vendrían a reforzar las fuerzas contractivas que actualmente están en operación. Lo cierto es que la única forma saludable de volver manejables el déficit y la deuda pública, es a través de la dinamización de la economía.

Y siendo verdad que enfrentamos una severa restricción fiscal, por ello mismo se hace indispensable buscar formas alternativas e innovadoras de financiar ese programa de inversión, de forma que el déficit fiscal mismo no se vea incrementado. Entre las cosas rescatables en el programa de reactivación de la economía que el gobierno de Carlos Alvarado presentó el 4 de mayo pasado, había algunas ideas en este sentido. Los números ofrecidos eran interesantes, pero el planteamiento resultaba vago e impreciso, y lo sigue siendo hasta el día de hoy.

Se trata de poner a caminar la maquinaria económica, en la comprensión de que, una vez puesta en movimiento, el proceso de recuperación se alimentará a sí mismo. Será entonces cuando entre en juego el crédito, cuya demanda se verá incrementada una vez la economía agarre vuelo.

Ya para entonces los bancos volverán a funcionar como normalmente lo hacen: creando dinero prácticamente “del aire” para conceder crédito y, así, crear sus propios depósitos.

[i] Esta es una idea que, por ejemplo, desarrolla con amplitud el muy respetado colega, don William Hayden, en un artículo en el medio digital La Revista (4 de julio de 2020): “Las alternativas económicas de nuestro país en el marco del covid-19”.

 

Información tomada del blog: https://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/

Enviado a SURCOS por el autor.

Pandemia del pánico

Juan Almendares

La primera reflexión que se hace en el marco de esta pandemia es porque desde hace un siglo después de la mal llamada la gripe española en 1918, en pleno siglo XXI no se haya producido una tecnología que supere la distancia social, se ha viajado a marte, se han construido las bombas más destructivas de la humanidad (Proyecto Manhattan) y el proyecto del genoma humano.

Sin embargo, no aprendimos algunas lecciones del fenómeno de 1918, en el cual se demostró que cuando las personas tenían más exposición a la luz solar y al aire libre, la mortalidad disminuía en forma sustancial.

La segunda reflexión, ¿Por qué seguimos utilizando la metáfora de la guerra y de la inteligencia militar, en el enfoque inmunológico y el manejo epidemiológico de la pandemia? por ejemplo, lo glóbulos blancos son el brazo armado que combate la infección con la ayuda de las células asesinas (Killer Cells).

De igual manera, considerar el agente causal de este fenómeno mortal, exclusivamente a un virus sin considerar que la realidad humana social y ecológica no es igualmente universal si no por el contrario, se considera que el modelo económico capitalista es desigual y es hegemónico para los países centrales e injusto para las naciones dependientes. En este sentido un virus que no es un ser vivo, necesita de las células de otro ser para reproducirse y multiplicarse. En consecuencia, se le atribuyen propiedades más poderosas que los regímenes capitalistas.

Al analizar este fenómeno mortal, tenemos que considerar otras pandemias previas:

Los sistemas hegemónicos capitalistas privilegian la salud del cuerpo económico en menoscabo de la sanidad del cuerpo humano y ecológico. A partir de los años 70 y 80 se consolidó el neoliberalismo con el golpe de Pinochet en Chile. En este modelo se privilegió el militarismo con menoscabo de la salud y educación en América Latina, lo cual generó la privatización de estos dos componentes; lo que significa que los desempleados, los pobres y la clase trabajadora tenían que pagar los servicios de salud y de educación; sumado a esto la precarización de la vida, la explotación humana y en consecuencia en nuestros países se causó la multienfermedad.

Las políticas de seguridad alimentaria promovieron el consumo mayor de carbohidratos (azucares) modificaron genéticamente el maíz (M. transgénico) produjeron una pandemia de obesidad, diabetes e hipertensión arterial y se incrementó la explotación y la desigualdad social, sumado al proceso capitalista por desposesión, las transnacionales invadieron las comunidades con el extractivismo minero, encarcelaron y contaminaron las aguas, suelos, aires, causaron desnutrición, intoxicación por metales pesado y plaguicidas, contribuyendo al cáncer y a las enfermedades autoinmunes que afectaron profundamente la inmunidad para resistir los agentes infecciosos, de esta manera la malaria, dengue y el hambre tuvieron consecuencias desastrosas.

Para contener los movimientos de la protesta social se utilizaron el terrorismo de Estado, la criminalización de la protesta y se desarrollaron las doctrinas de la seguridad nacional, causando trauma, terror, tortura y el encarcelamiento masivo y migración forzada.

La salud pública se convirtió en mercancía y dejó de ser gratuita y con alto grado de precarización, esta mercancía fue valiosa para el complejo militar, industrial y farmacéutico multinacional.

La corrupción se convirtió en un fenómeno post mortem, es decir, las políticas del Estado eran corruptas, pero el fenómeno se manifestó después de ser ejecutadas, por ejemplo, las leyes mineras, el manejo del bosque y las aguas fueron nefastas y en favor de los intereses transnacionales.

Las directrices de esta pandemia han sido dadas por las grandes potencias y se plantean como una guerra contra un virus y en ningún momento se tomó la opinión de los pueblos o los sectores afectados, se ha manipulado a través de la idea que son los expertos, técnicos y científicos lo que deciden. Al respecto consideramos que no puede haber una ciencia sin conciencia y expertos sin ética. El modelo científico “positivista” considera que la ciencia es neutra y hace un lado los valores. De tal manera que se piensa más en el valor de cambio que en el valor de uso, es decir en la tasa de ganancia que en la ética que tiene en fundamento el respeto a la dignidad y a la vida humana.

Las principales cadenas mediáticas multinacionales han seguido las directrices del quédese en su casa, mantenga la distancia social como los principios fundamentales para aplanar las curvas exponenciales de la muerte en esta pandemia. Esta disposición hace caso omiso a la desigualdad social y se centra en el individuo y no en la justicia social.

Si profundizamos en el análisis, nos damos cuenta que en el caso de Honduras el 80% de los hondureños son pobres, tenemos un déficit de más de 100 mil viviendas y los que tienen su casita viven prácticamente hacinados de tal forma que no pueden permanecer en casa más de un día porque de lo contrario no comen y sus hijos pueden morir, por lo tanto, tienen que desplazarse y como estamos en un régimen represivo y un Estado de excepción; si rompen esta regla son encarcelados o bien expuesto a gases lacrimógenos que no solamente hacen llorar si no que matan porque dañan los pulmones y los exponen al daño viral.

En los sectores no empobrecidos, al quedarse en casa se aumentó el consumo de tabaco, alcohol, psicofármacos, violencia intrafamiliar y la vida sedentaria la cual puede contribuir a la formación de trombosis, embolias, infartos cerebrales y cardiacos; también la falta de sol produce carencia de vitamina D3.

La información mediática toxica genera pánico, terror depresión, soledad, estrés, insomnio, elevación de la tasa de suicidio y disminución de la inmunidad que puede ser peor que el coronavirus, COVID 19.

La alimentación fue más empobrecida con el cierre de los mercados populares y las ventas públicas, por el contrario, se produjo la apertura de supermercados controlados por Walmart y otras empresas a los cuales no tienen acceso los pobres.

No ha sido posible establecer criterios terapéuticos científicamente garantizados aun en los países con mayor desarrollo tecnológico como también no está completamente garantizado que la totalidad de la muerte sean causadas por el coronavirus a patologías previas.

En nuestro caso el gobierno no ha dado subsidios a los pobres y microempresas durante las cuarentenas y el Estado se ha endeudado progresivamente en miles de millones de dólares cuya inversión no ha garantizado la contratación de más de 10 mil médicos, microbiólogos, enfermeras y personal de salud desempleados, no han sido contratados mi garantizado el sistema de bioseguridad para el personal de salud; existe una profunda crisis en el sistema de salud y la Presidenta del Colegio Médico, la Dra. Suyapa Figueroa y la directiva ha tenido una posición ética y defensora de una salud pública, gratuita. Se suma a lo anterior un alto grado de corrupción denunciada por las iglesias, la empresa privada y por más de 300 mil trabajadores despedidos.

Todo lo anterior nos indica que el pretexto de esta pandemia que es consecuencia del modelo neoliberal y del pésimo sistema de salud que tienen aún los países más desarrollados por dar prioridad a las armas y no a la educación y salud.

Es urgente que repensemos en forma crítica y constructiva la necesidad de una participación integral del pueblo porque la situación que queda, Honduras va a ser peor que la pandemia actual porque vamos a tener un país endeudado en una profunda crisis política donde el privilegio lo tienen los militares y las clases poderosas que han sumido nuestro país en una profunda crisis que no es causada por un virus, si no por el veneno del capitalismo neoliberal.

Tegucigalpa 26 de mayo de 2020

 

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Las mujeres del campo y el coronavirus

Los robles de sabana están en flor, en toda su belleza, los mangos también están en flor y los árboles de mayo, igual que otros en el norte y en el sur. Para nosotras ver los árboles en flor con sus distintos tonos de rosa, amarillo, naranja, es un regalo de la naturaleza y es hermoso. Podríamos disfrutarlos más si no estuviéramos en una situación tan difícil, tan peligrosa y sobre todo tan incierta. Este documento surge de diversas comunicaciones que hemos tenido entre las compañeras de la Red de mujeres Rurales desde sus regiones y la Asociación Tinamaste.

Hemos estado comentando varios materiales sobre la epidemia, el comportamiento del virus, y por supuesto son solo algunos, porque hay muchísimos sobre el tema y no podemos ni siquiera tratar de leer lo que sale y al ritmo que se están produciendo, sobre todo porque tenemos que seguir trabajando. No cabe duda que la información que tenemos es muy escasa.

Vemos muchas manifestaciones de solidaridad ante el desastre social y sobre todo de salud, y eso es maravilloso, y mucho se ha planteado que la pandemia nos debe hacer pensar que tenemos que salvarnos juntos o no nos salvaremos de esta crisis; ni de las que vienen.

Porque esta descomposición global, es resultado de un planeta enfermo y una sociedad enferma, todo deteriorado, maltratado. Y porque vendrán muchas más si no cambiamos.

Queremos plantear una vez más que esta situación no es resultado solo del virus como tal, ni que se resolverá una vez controlado el virus. Por eso queremos plantear y denunciar varios asuntos.

La crítica situación sanitaria nos pone enfrente de manifestaciones diversas, y podemos decir que todas agravan la discriminación que ya vivimos. Ya las relaciones sociales en esta sociedad nos afectan, pero se está profundizando el aislamiento y nos saca de la calle, de esa calle que nos ha costado tanto conquistar con muchos años de lucha y de ruptura del encierro de las mujeres. Esta situación además pone a las personas en una dependencia aún mayor de la comunicación electrónica, con el agravante de que no toda la población tiene acceso, y nosotras en particular no tenemos acceso a las mismas posibilidades de comunicación.

Algunas de las mujeres en el campo solo recibirán de información lo que vea en la televisión, en los noticieros que siempre nos han desinformado, sin acceso a internet, sin señal o sin el equipo necesario para poder comunicarnos, mientras que otros sectores de la población podrán buscar diversas fuentes de información, con las más variadas opciones tecnológicas. No es cierto que tengamos las mismas posibilidades.

Eso también nos pone en mayor desventaja ante la situación actual. Pero se nos presentan también otras muchas manifestaciones que evidencian que no todas y todos lo estamos viviendo de la misma manera. Suena fácil decir que no salgamos de casa. ¿será que no pueden pensar en cómo vivimos la mayoría de la población que vivimos con lo que nos ganamos al día.

Muchas de las mujeres de campo (y de barrios urbanos populares también) complementan sus ingresos con el trabajo doméstico en otras casas de otras familias. Aquí se presentan pocas opciones para aislarse y no entrar en contacto con otras personas, como pueden hacerlo familias de capas medias profesionales y por supuesto sectores dominantes. Las mujeres trabajadoras domésticas si no vamos a trabajar no tenemos ingresos para la alimentación de las familias y si vamos, debemos tomar autobuses, entrar en contacto con otras personas en diversos espacios, en fin, las posibilidades de contagio son mucho mayores. Y ni qué decir de las que trabajamos en reciclajes, donde nos llegan las basuras de otros lados. Hemos tenido que ser firmes en decir que no nos envíen desechos de hospitales.

Muchas mujeres en las comunidades rurales nos movemos a los centros de población a vender productos de los patios o parcelas, o productos procesados. El sistema capitalista neoliberal nos ha querido desaparecer como mujeres campesinas e indígenas, como familias y pueblos indígenas y campesinos, pero aún no lo lograba totalmente. La economía local se ha resistido a desaparecer y mucho de esto está en manos de las mujeres. Hoy denunciamos que bajo la excusa de la protección sanitaria, la policía persigue a las mujeres que requieren vender sus productos para poder llevar comida a sus familias. todas nosotras estamos paradas, vendemos cúrcuma, huevos, cacao, hacemos cajetas de leche y confites de cacao, vinagre casero y otras cosas, o le ayudamos a vender a otras mujeres y eso ya no lo podemos hacer. Pero no está prohibida la venta de alimentos en los supermercados, por supuesto. ¿Serán motivos sanitarios o será otra manifestación de discriminación de clase? Mientras en los espacios de las grandes discusiones se reconoce cada vez con más frecuencia que la producción local es la que nos puede salvar. Europa amanece con el gran dilema, cierra las fronteras y deja los miles de productos que alimentan a la población sin entrar o se verán obligados a dejar entrar los miles de vehículos terrestres, marítimos o aéreos con los alimentos. Pero el estado costarricense todavía no se entera que debe fortalecerse la producción y el mercado de productos nacionales y dejar de perseguir a las mujeres que con sus productos somos parte de la cadena de los mercados locales. Las grandes empresas que han venido acaparando la tierra, la producción y mercado, con el apoyo estatal, están aprovechando la crisis para intensificar la persecución contra nuestras ya reducidas economías para terminar de matarnos.

¿Será que con estos alimentos se provocará el contagio? ¿Será que se puede escoger entre no hacer las ventas o morirse de hambre? La solidaridad se debe practicar con el consumo de productos locales, no con la persecución.

Y también en las zonas rurales nos meten miedo sobre el consumo de nuestros alimentos.

Tenemos gallinas, y con la alerta sanitaria nos dicen que nos puede dar alguna enfermedad mortal, pero las cadenas comerciales si están haciendo billetes. Meterle miedo a la gente da buenos resultados a los grandes negocios y se trae abajo nuestra economía campesina y nuestras formas de sobrevivir. Están utilizando el coronavirus para legitimar la persecución social.

Y mientras el miedo por el coronavirus crece en el grueso de la población, las familias en zonas transfronterizas ven profundizarse las discriminaciones por su condición de pueblos transfronterizos. Estas fronteras establecidas sobre los pueblos que desde mucho antes se ubicaron en esas zonas. Por ejemplo, muchas familias ngäbes obtienen su sustento del trabajo que realizan a este lado de la frontera, pero duermen al otro lado de la frontera, o a la inversa, muchas mujeres tienen su casa a este lado y cuidan familiares al otro lado de la frontera. Hoy amanecieron con que no pueden pasar la frontera, y no pueden asistir a sus trabajos, y con ello no tendrán el jornal y con qué alimentar a sus familias. ¿Será el coronavirus es la amenaza mayor? ¿O la imposibilidad de comer? Por otra parte, las mujeres de los territorios indígenas, donde el Estado no ha procedido a dar ni un solo paso real para la defensa de los territorios y la protección de las poblaciones violentadas por los finqueros usurpadores, viven una amenaza inmediata a sus vidas, no por el virus, sino por los finqueros y matones pagados por los finqueros. A un año del asesinato de Sergio Rojas y a menos de un mes del asesinato de Yehry Rivera, ambos dirigentes indígenas en defensa de los territorios, la impunidad campea, los intereses de los finqueros racistas, usurpadores, ocupantes ilegales, se han impuesto con la protección del Estado costarricense. ¿Y la seguridad de las comunidades indígenas? ¿Y la aplicación de la ley y de las medidas cautelares de protección a las comunidades indígenas dónde queda? En estos momentos los finqueros se sienten seguros, confiados y están en total impunidad.

Eso les permite seguir quemando casas, cosechas, entrar en espacios privados y robar objetos, amenazar de muerte y violación a las mujeres. Se prevé que el encierro en las casas va a provocar más violencia en las familias y como mujeres debemos acompañarnos para que eso no suceda, pero ¿quién nos va a proteger de la violencia de los finqueros en los territorios indígenas?  Todas estas manifestaciones de la crisis de salud son resultado del mismo sistema en que vivimos. Por décadas el Estado neoliberal nos ha impuesto el monocultivo y la producción industrial como única forma de producción, diciendo que era progreso, que nos traía empleo y mejores condiciones de vida y con ello destruyeron la biodiversidad, nos llenaron de contaminación, con envenenaron el agua, nos quitaron la tierra, nos dieron trabajos mal pagados y en malas condiciones y nos enfermaron. Pero nos dijeron que eso era más limpio.

Hoy sabemos que el desequilibrio ambiental, la cría industrial de animales confinados y la destrucción de la Naturaleza, permiten la transmisión global de las enfermedades; la pérdida de la biodiversidad ha anulado barreras planetarias para responder ante virus y bacterias.

Además, sabemos que la producción industrial de alimentos nos ha quitado los alimentos saludables y diversos y todo ello se sostiene con la concentración de la tierra y otros bienes como agua y semillas. Nos plantean el aislamiento y las medidas de limpieza como las únicas vías para salir de la crisis del coronavirus, pero no dicen que solo es posible si tengo agua limpia, si tengo acceso a los productos de limpieza y sobre todo si podemos mantener altas las defensas del cuerpo y eso solo es posible si tenemos una dieta adecuada, diversa y suficiente.

Desde la Red hemos manifestado muchas veces la necesidad de cambiar estas relaciones de concentración económica, de concentración de la tierra. La diversidad de alimentos saludables y su producción solo puede estar en manos de la producción campesina. Se siguen gastando grandes cantidades de recursos públicos en prevención, contención y tratamiento, pero no se menciona ni una sola medida para cambiar las causas de tanto desastre.

Las mujeres del campo en el mundo hemos demostrado que desde otra lógica podemos producir los alimentos para nuestras familias y comunidades y comercializar en el espacio local para alimentar al mundo, que podemos producir manteniendo equilibrio con la naturaleza, siendo parte de ella y no explotándola. Ante la crisis de salud, de alimentación y de ambiente, solo hay una salida, distribución de la tierra, no acaparamiento de semillas, producción sin agrotóxicos, diversidad en la producción. Solo promoviendo la producción campesina, facilitando los mercados y las cadenas de distribución para poder comercializar nuestros productos, con la participación de las mujeres en la toma de decisiones y control de los bienes en las comunidades podremos construir otras formas de producir, otra forma de ser y otra forma de estar en el planeta.

RED DE MUJERES RURALES DE COSTA RICA
ASOCIACION TINAMASTE
20 de marzo de 2020



Audio explica cómo el concepto vacío de «ideología de género» se basa en el miedo

Una producción de Voces Nuestras explica cómo el concepto vacío de «ideología de género» se basa en el miedo.

Mujeres representantes de distintas disciplinas detallan la forma como se ha impulsado ese recurso de control social y político.

 

Enviado a SURCOS por Vilma Peña.

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