En vez de proponerse cuidar a las mujeres, los hombres deben enfocarse en erradicar comportamientos que llevan a vivir con miedo

Hombres, en vez de cuidar a las mujeres, apreciaríamos más que se enfoquen en erradicar los comportamientos propios y de otros hombres que hacen que tengamos que vivir con miedo.

– Dejen de hacer chistes machistas.
– Dejen de hablar de las mujeres como si fuéramos objetos, partes del cuerpo (ej «culito»), animales (ej «cabra») o comida (ej «rica»).
– Dejen de decirnos guila, niña o chiquita cuando somos adultas (si, aunque sea de cariño, nos infantiliza)
– Dejen de subestimarnos o minimizarnos en espacios de estudio o trabajo.
– Confíen en que somos igual de capaces, competentes y fuertes que ustedes.
– Dejen de interrumpirnos en reuniones y escuchen lo que tenemos que decir.
– Dejen de explicarnos cosas en que somos expertas o de escuchar criterio experto solo si viene de hombres.
– Dejen de ridiculizarnos o desestimar nuestro testimonio cuando manifestamos incomodidad sobre alguna situación en la casa, trabajo, cole, etc.
– Dejen de excluirnos de espacios de toma de decisiones, de organización de eventos y de participación ciudadana.
– Dejen de aceptar invitaciones a espacios donde solo participan hombres.
– Dejen de pagarnos menos por el mismo trabajo. Evalúen sus planillas y cierren brechas salariales.
– Acepten cuando les decimos o demostramos con lenguaje corporal, que no queremos hablar, salir con uds, que se acerquen, o que nos toquen.
– Dejen de decirle a sus hijas que no salgan con esa ropa pero reforzarle a sus hijos que sean agresivos, que no puedan llorar o expresar sentimientos, o que no acepten un no.
– Dejen de decirle a las niñas/adolescentes que si un chiquito les jala el pelo o las molesta es porque les gusta.
– Dejen de tratar de controlar a sus parejas, restringir y limitar a alguien por celos, no es saludable.
– Dejen de opinar sobre nuestros cuerpos cuando no se los estamos pidiendo.
– Dejen de compartirse fotos de mujeres desnudas sin su consentimiento.
– Dejen de usar palabras femeninas o la identidad femenina como insulto o para ridiculizar a otros hombres.
– Dejen de reconocernos solo como «la esposa de», «la hija de» o «la novia de» un hombre.
– Dejen de recargarnos tareas del hogar y cuido. Asuman su responsabilidad.
– También, no nos juzguen de vagas o irresponsables cuando tenemos que interrumpir el trabajo o estudio para asumir roles de cuido justamente porque los hombres en nuestra vida no ponen de su parte para asumir y compartir esa responsabilidad.

Y POR FAVOR, por favor, por favor, sean incómodos y háganle saber a su tata, su abuelo, si tío, su hermano, colega de brete, su jefe, su subalterno o sus amigos cuando están teniendo ese tipo de comportamientos. Visibilicen que está mal. Su silencio habilita esos comportamientos. Reírles la «gracia» más bien lo refuerza. Ser cómplices contribuye con el problema.

Sí, no todos los hombres violan o matan, pero el que todos estos comportamientos existan, se permitan, y no se frenen una y otra vez, es lo que habilita a que algunos y muchos hombres lleguen a agredir, violar y matar.

Entonces, aunque uds no violen o maten, no están exentos de responsabilidad en el problema. Identifiquen qué tipo de comportamientos sí tienen que minimicen o afecten a mujeres u otras personas vulnerables, cuáles refuerzan el machismo en su casa, trabajo, etc. y cámbienlos.

El enfoque de cuidarnos perpetúa la idea de que somo niñas, seres débiles que hay que proteger. Nosotras somos fuertes y luchadoras, y en esa lucha nos sirve más que activamente se involucren y nos ayuden a deconstruir y cambiar el sistema. Eso sí es ser aliado de verdad.

 

Del muro de Andrea San Gil, compartido con SURCOS por Patricia Salgado Muñoz.