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Etiqueta: naturaleza

Programa Inmersivo: Experiencia de Sostenibilidad 360

La United World College Costa Rica, o Fundación Colegio del Mundo Unido Costa Rica, organiza para este verano 2021 el programa “360 Sustainabiity Experience: Residencia Inmersiva” en colaboración con Grounded in Motion.

Este programa tiene una duración de 10 días donde se estudiará y harán actividades para buscar un rol de equilibrio entre la persona y la naturaleza. Se va a trabajar la relación con los ecosistemas locales a través de reflexiones, discusiones, actividades grupales y reuniones comunitarias. Así como estudiar la biodiversidad a través de métodos artísticos, científicos, culturales y prácticos.

Esta experiencia será del 2-al 11 de Julio, 2021.

Los requisitos para participar:

  • Cada participante debe de tener 14, 15, 16 o 17 años de edad al inicio y durante el periodo de tiempo del programa.
  • Los y las participantes deben de ser capaces de comunicarse en Español o Inglés.
  • Todo aplicante debe de proveer su número de cédula, identidad o
  • Cualquier persona seleccionada debe de presentar una autorización de asistencia firmada por sus madres/padres o tutores legales, para completar su aplicación antes del 15 de m
  • Cualquier persona seleccionada debe aceptar los términos y condiciones antes del 15 de m

Otros detalles:

  • El costo total del programa es de $2000.
  • Hay descuentos disponibles de un 10% para nacionales costarricenses, residentes costarricenses y referidos de los Comités Nacionales de UWC. Sólo es posible aplicar un descuento a pesar de que se cumplan otras categorías. Esto cubre el programa educativo completo, todas las comidas (desayuno, almuerzo, cena y 2 meriendas) por 10 días, alojamiento por 9 noches, entradas a parques, granjas y otros materiales necesarios para la finalización adecuada del programa. También se incluye el transporte desde y hacia el aeropuerto SJO/ desde y hacia el campus UWC en Santa Ana, transporte desde y hacia cualquiera de los campus UWC, transporte hacia y desde cualquiera de los otros lugares de interés acordes al programa.
  • Tiquetes de vuelo (o cualquier otro medio para llegar al lugar del programa), seguros de vida e impuestos de entrada/salida de Costa Rica no se encuentran incluidos.

La esencia del trabajo es integrar prácticas mientras se crean experiencias que reconocen la interdependencia con el mundo natural, conciencia ecológica y las dimensiones emocionales del conocimiento.

Algunos de los lugares de trabajo son: Centro de reciclaje de San Isidro de Heredia, Productores agroecológicos del Zurquí, Plantaciones de Banana y Piña del Caribe, Parques nacionales , Museos locales.

Según UWC Costa Rica, este programa está diseñado y facilitado por un grupo de profesionales multidisciplinarios e internacionales que crean experiencias educativas emocionantes para cada participante, combinando la acción, la reflexión, conocimiento profundo y la aplicación de los aprendizajes en un proyecto de la vida real.

Además, el programa tiene la participación de personas expertas en sustentabilidad para la facilitación del programa, aportando sus conocimientos sobre: biodiversidad, producción de alimentos, agua y océanos, comunidades rurales e indígenas, manejo de desechos (reciclaje, upcycling, reutilización) y bienestar, entre otros.

Para participar debe registrarse aquí. Este registro será la base para tener una idea de sus intereses, habilidades y motivaciones para participar de la experiencia.

Para más información puede escribir al correo michelle.tenorio@uwccostarica.org

Actividades por la Madre Tierra y los libros

Durante esta semana la celebración es para la Madre Tierra y los libros. El Colegio de Biólogos de Costa Rica en conjunto con la Editorial Tecnológica de Costa Rica organizan diferentes charlas virtuales para estas conmemoraciones.

Las actividades comienzan este martes 20 de abril a las 6pm con la charla «Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente». Esta actividad está dirigida principalmente a niños y niñas, pues realizarán experimentos durante la sesión. Para inscribirse puede ingresar aquí.

El miércoles 21 de abril tendrá lugar la actividad «Figuras clave e hitos en la historia de las ciencias naturales en Costa Rica». Para participar de esta actividad debe registrarse aquí.

El jueves 22 de abril a las 5pm se presentará la charla «Alexander Skutch: ¿el último gran naturalista?» Al que puede ingresar registrándose aquí. Y para cerrar este ciclo de charlas, el 22 de abril a las 6pm será el espacio para la actividad «Rafael Lucas Rodríguez Caballero: encuentro de ciencia y arte». Al que puede ingresar haciendo click aquí.

Estas actividades se organizan en el marco de la celebración del Día Mundial de la Madre Tierra, declarado por la Organización de las Naciones Unidas el 22 de abril. Así como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, establecido por la UNESCO en 1995, para el día 23 de abril.

 

Información compartida a SURCOS por Luko Hilje Quirós.

Orígenes del Día Internacional de la Lucha Campesina

Jorge Luis Hernández Cascante

Hoy es 17 de abril.

Hoy, pero en 1996 estábamos reunidos en Tlascala México en la primera asamblea de Vía Campesina (después de nuestra institución como movimiento mundial en Mons Bélgica 1993). En ese momento recibimos la cruel noticia de la masacre de 19 campesinos, en el Dorado dos Carajás, Brasil; en su lucha por el derecho a la tierra.

Y desde entonces este día lo celebramos en todo el mundo como día de la lucha campesina. Hoy se multiplican las tareas y luchas en todo el mundo:

– Por la globalización de la esperanza
– Por un modelo de desarrollo que se oriente en el respeto a la naturaleza antes que su explotación mercantil
– Por el derecho a la alimentación para nuestros pueblos.

Eso solo es posible si se concretan estrategias nacionales bajo los principios de la soberanía alimentaria y la economía solidaria, una forma concreta y real de asegurar la seguridad alimentaria en nuestras sociedades.

Por ahora las y los campesinos enfrentan:

– Criminalización de las protestas
– Ofensiva de transnacionales con aliados locales pro transgénicos
– Nuevos marcos de fomento a la apertura
– En nuestro caso en todo lo que va del siglo es evidente la orientación de la política y recursos hacia otros sectores, con olvido del agro.
– A la vez la vuelta atrás en todo lo que es redistribución de la tierra y el abandono de las mismas ante la falta de estímulo o apoyo para producir.
– Asimismo la nueva condición productiva que atenaza al campo con la creciente crisis climática, donde el agua es cada vez más escasa y ya en muchas zonas inexistente… es uno de sus detonantes.

En este día 17 abril cabe recordar los diversos esfuerzos por construir una propuesta alimentaria para el país y que desde el 2002 hemos venido apoyando. Diversidad de esfuerzos desde la institucionalidad publica, el congreso, las organizaciones y la academia; que no han logrado siquiera llegar a la discusión parlamentaria nacional.

En este juego de circunstancias cabe preguntarse: ¿Es o no oportuno generar un foro de discusión y propuesta alrededor del cambio climático y la soberanía alimentaria para Costa Rica o la región centroamericana?

¿Habrá aún posibilidad de tender puentes de voluntades entre los diversos actores sociales?

Foto de cabecera corresponde al cierre de la jornada el 17 de abril de 1996.

UCR, Jardín Botánico Lankester: un espacio seguro frente a la pandemia para disfrutar de la naturaleza

La época de verano es el mejor momento para visitar este sitio, que le permite a la población escaparse del estrés cotidiano y disfrutar de distintos ambientes naturales.

El jardín japonés es un espacio exótico dentro del Jardín Botánico Lankester, ideal para la reflexión y la meditación. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Desde que reabrió sus puertas en agosto del 2020 con un protocolo de salud bien establecido para hacerle frente a la pandemia por el Covid-19, el Jardín Botánico Lankester (JBL) es sin duda un lugar de refugio y esparcimiento para la población costarricense.

Su cercanía a las ciudades de San José y Cartago y los atractivos que ofrece hacen de este un lugar único y preferido por muchas personas, que en burbujas sociales y familiares lo visitan para pasar el día, admirar las colecciones de plantas, tomar fotografías y compartir un almuerzo.

Durante gran parte del 2020, la visitación al JBL, de la Universidad de Costa Rica (UCR), cayó en un 40 % respecto al año anterior. No obstante, desde su reapertura las cifras muestran un incremento en la cantidad de público visitante.

De acuerdo con el director del Jardín, Adam Karremans, el ingreso de visitantes del último cuatrimestre del año pasado fue incluso mayor al mismo período del 2019 y la tendencia al aumento continúa en este 2021.

La época de verano es el mejor momento para visitar el Jardín Botánico Lankester, ya que muchas de las plantas tienen floración. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El Jardín Botánico Lankester funge como un lugar de recreación y esparcimiento al aire libre. Al ser un espacio pacífico y tranquilo, las personas pueden disfrutar con su familia y amigos de forma segura. Esto, junto con el contacto con la naturaleza, permite que los visitantes puedan salir de la rutina diaria de la ciudad y relajarse”, expresó Karremans.

Este fue uno de los factores más importantes para poder afirmar que el Jardín ha contribuido a la salud mental de muchos ciudadanos y a contrarrestar los efectos del confinamiento y las restricciones a causa de la crisis sanitaria que vive el país y el mundo.

El Jardín Botánico Lankester, ubicado carretera a Paraíso de Cartago, puso en práctica una serie de medidas para evitar el contagio del coronavirus, como son la colocación de lavamanos al ingreso, una pantalla acrílica en la recepción y señales para respetar el distanciamiento físico en el momento de adquirir las entradas y en la tienda de souvenirs. Además, es obligatorio el uso de mascarilla.

También se redujo el tamaño de los grupos para las visitas guiadas y se implementa un aforo máximo de visitantes. Dentro de las instalaciones hay desinfectantes en las mesas y sillas durante el recorrido, la recomendación del respeto a las burbujas sociales y un lavamanos adicional a mitad del sendero principal.

Los recorridos por los senderos y por los distintos ambientes naturales se pueden realizar en burbuja social, lo que hace del Jardín Botánico Lankester un lugar seguro en medio de la pandemia. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

“Hemos visto personas que utilizan el JBL para meditar, hacer yoga, realizar caminatas y consumir alimentos tranquilamente sentadas en nuestras áreas verdes. Estas características y la seguridad que da el Jardín con sus protocolos sanitarios y la vigilancia constante, generan un sentido de bienestar”, añadió Karremans.

Época de floración

Los meses de verano son los idóneos para darse una vuelta por el JBL, porque la mayoría de las especies de plantas que se encuentran en el lugar florecen durante esta época, en especial las orquídeas.

Entre las plantas más notorias que podemos encontrar en flor en este momento y durante las próximas semanas se encuentran las guarias moradas. “Febrero, marzo y abril es la temporada de la guaria morada, nuestra flor nacional, y en el Jardín Botánico Lankester ya están comenzando a florecer”, destacó el director.

Igualmente, la colección de cactus y suculentas, que se amplió en los últimos meses, está en condiciones extraordinarias y es un buen momento para admirarla.

La guaria morada, la flor nacional de Costa Rica, es una de las orquídeas que se puede apreciar en el Jardín Botánico Lankester y que florece durante la época del verano. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

El jardín japonés, con sus bambúes, lagos y cabañas tradicionales, es un lugar único en el país, que transporta a quienes lo recorran a un mundo exótico.
 
Además, el JBL es un espacio ideal para el disfrute en familia y con amigos para hacer un día de campo con sus seres queridos, añadió Karremans. Los visitantes pueden llevar a sus mascotas con la condición de que se tienen que hacer cargo de sus desechos y de su propia comida.

Este espacio natural es también un lugar excelente para el avistamiento de aves y para la fotografía de naturaleza, mediante las diferentes colecciones de plantas que el Jardín protege.

Una experiencia memorable

Edwin Luna Monge, vecino de Guadalupe de Goicoechea, visitó el pasado domingo 31 de enero el Jardín Botánico Lankester. Tenía cerca de nueve años de no vivir esta experiencia y regresar a este lugar le dejó un recuerdo inolvidable.

“No recordaba que fuera tan hermoso, fue una experiencia tan memorable. Además, a un precio muy accesible para que el ciudadano común y las familias costarricenses tengan un espacio de esparcimiento muy cerca de la GAM (Gran Área Metropolitana). Costa Rica debería tener más espacios como el JBL.

El JBL también cuenta con una colección de cactus y suculentas, que fue ampliada recientemente. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

Con el tiempo, hemos entendido que la calidad de vida se vincula más a experiencias satisfactorias que nos hagan felices, que a objetos. En un contexto como el de la pandemia, que nos ha obligado a estar dentro de las casas, el Jardín Botánico Lankester es una bocanada de aire fresco, pues es un espacio muy cuidado, donde la gente puede mantener su distancia social y estar con sus burbujas, con sus núcleos familiares.

En sus distintos recorridos, podemos observar diferentes facetas de la biodiversidad costarricense, y por supuesto, el jardín japonés, un escenario perfecto para la meditación y la reflexión.

Definitivamente, creo que me sumó cinco años más de vida la reciente experiencia que tuve en él».

El JBL permanece abierto de lunes a domingo de 8:30 a. m. a 4:30 p. m.

Las tarifas de ingreso son: ¢2500 para residentes, ¢1500 tarifa preferencial, $10 para no residentes y $7,50 para estudiantes no residentes.

Para mayor información, llame al (506) 2511 7939.

 

Patricia Blanco Picado
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Publican primer boletín del Observatorio de Bienes Comunes

El pasado mes de julio, el Foro Económico Mundial dio a conocer un informe titulado “El Futuro de la Naturaleza y los Negocios”, en este informe se exponen desde su perspectiva algunas de las amenazas que enfrenta el planeta, pero también procura proponer alternativas que permitan minimizar las actuales condiciones de vulnerabilidad que afectan los ecosistemas, además su análisis se enmarca en las graves consecuencias de la Pandemia del COVID19.

¿Qué es el Observatorio de Bienes Comunes: Agua y Tierra?

El Observatorio de Bienes Comunes: Agua y Tierra es un esfuerzo más de articulación entre el Programa Kioscos Socioambientales y el CIEP que tiene como propósito contribuir en la problematización del contexto que nos interpela a todos y todas desde esta perspectiva, a través de la generación de información y espacios de diálogo sobre las dimensiones y relaciones presentes en los conflictos socioambientales relacionados al origen, propiedad y gestión de los bienes comunes. Pretende a través de monitoreos, campañas, talleres en comunidades, articulación con proyectos similares de acción social e investigación, generar información oportuna y vínculos de articulación para evidenciar el estado de los bienes comunes en Costa Rica, y favorecer una mayor conciencia sobre los desafíos que representa la gestión democrática de estos bienes para nuestra sociedad.

Este documento fue elaborado por el Equipo del Observatorio de Bienes Comunes.

Compartimos el documento:

Financiación del desarrollo sostenible

Guillermo E. Zúñiga Chaves

Hace dos días, con el apoyo de diputados de varias fracciones, se presentó el Proyecto de Ley para Potenciar el Financiamiento y la Inversión del Desarrollo Sostenible Mediante el uso de Valores de Oferta Pública Temáticos. Se le asignó el número 22.160. Al momento de escribir esta nota no tenía comisión asignada. Es de esperar que vaya a la Comisión de Ambiente, pues a ella pertenecen los firmantes de la iniciativa.

LOS PRINCIPIOS. La iniciativa trata de incorporar al mercado local las mejores prácticas que se aplican a nivel global. Estas prácticas se han ido desarrollando a lo largo del tiempo, por medio de la aceptación voluntaria de una serie de principios que, en forma conjunta, los participantes en los mercados han ido definiendo. Sin duda, esto ha sido un gran apoyo para que los mercados de bonos verdes, bonos sociales y bonos sostenibles estén creciendo y consolidándose.

De no existir esos principios y, sobre todo, si no se respetan, los mercados y los inversionistas se corren el riesgo de enfrentarse a proyectos y a emisiones de bonos que no son exactamente sostenibles. Se evita el riesgo de exponerse a lo que en inglés se llama “greenwashing”, esto es, hacernos creer que una compañía está haciendo más por la protección ambiental de lo que realmente hace.

ES UN TEMA FINANCIERO. Y es que esto que estamos hablando no es un asunto únicamente de los ambientalistas. ¡No! Esto es un asunto de naturaleza financiera también. La referencia obligada al hablar de este tema es el ICMA (International Capital Market Asociation), es decir, la Asociación Internacional de Mercado de Capitales, una asociación sin fines de lucro, con más de 600 miembros de 62 países. Forman parte de esta asociación emisores, inversionistas, estructuradores, bancos públicos y privados, en fin, los jugadores de un mercado de capitales.

ICMA ha desarrollado todo un capítulo para bonos verdes y bonos sociales donde se discuten y definen las guías, los criterios y las reglas que regulan estas operaciones y las formas de ponerlas en práctica.

En honor a la verdad, ya en este momento se podrían estar transando bonos sostenibles en el país. Basta con seguir los criterios que la misma Bolsa Nacional de Valores ya tiene definidos. En el campo de la revelación de información, aparte de lo que usualmente se publica (como el prospecto y la calificación de riesgo crediticio, por ejemplo), este tipo de emisiones llevan un marco de referencia: donde de explican los aspectos ambientales y sociales que se atenderán con los dineros que se recauden de la venta de los bonos. También lleva una opinión, dada por un externo de calidad reconocida, que valora la solidez y pertinencia de esa información. En el mercado se le conoce como la “segunda opinión”, y está referida a la calidad ambiental y social que se le observa a la emisión de esos bonos.

EL PROYECTO. De la lectura del proyecto se observa el interés de los proponentes por incorporar esas mejores prácticas y así salvaguardar “la calidad ambiental y social” de las emisiones que se transen el en mercado local. En consecuencia, aquellos bonos que se negocien en la Bolsa y cumplan con esos estándares recibirán incentivos de distinta naturaleza: por ejemplo, facilidades administrativas para las inscripciones más rápidas, cobros especiales por permisos, o por honorarios, menores encajes para las entidades financieras que inviertan en esas emisiones, y también se habla de un crédito fiscal por un año.

De seguro estos incentivos serán objeto de escrutinio riguroso por parte de los diputados y la ciudadanía. Se podría pensar poner estos incentivos por un plazo determinado, dando tiempo a que el mercado de bonos temáticos madure. En fin, habrá que buscar un balance entre el legítimo interés por movilizar recursos hacia el desarrollo sostenible (con los beneficios que trae), y el costo de los incentivos.

CONCLUYO. Celebro que este tema haya llegado a la Asamblea. Ojalá provoque un debate amplio y constructivo, que pasa por impulsar la naturaleza sostenible de nuestro desarrollo futuro.

 

Compartido con SURCOS por el autor. Publicado en su blog https://notasaltema.blogspot.com/

La Estrategia Nacional de Bioeconomía: buenas perspectivas para la Transformación productiva y el Desarrollo territorial

German Masís

El Gobierno de la República dio a conocer hace pocos días, la Estrategia Nacional de Bioeconomía, como un esfuerzo conjunto del Ministerio de Ambiente y Energía, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Ministerio de Economía, Industria y Comercio y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), y con el apoyo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y del programa de cooperación con la República Federal de Alemania (Programa CEPAL-BMZ/GIZ).

La Estrategia es un marco para integrar políticas públicas y privadas y articular inversiones públicas e incentivos relacionados con lo productivo y lo ambiental y está prevista para implementarse en tres fases en las que se potenciará el uso de la riqueza biológica y aprovechamiento sostenible de los activos biológicos del país (ElPais.cr, Economía,7-8-2020).

El principal valor de esta estrategia se encuentra en la oportunidad de impulsar una transformación productiva y un desarrollo territorial equitativo e incluyente basados en los recursos de la biodiversidad del país y en la integración de nuestras olvidadas regiones periféricas.

El propósito según el planteamiento es, “hacer de la bioeconomía uno de los pilares de la transformación productiva de Costa Rica, al promover la innovación, la agregación de valor, la diversificación y la sofisticación de su economía, aplicar los principios de la bioeconomía circular y buscar la descarbonización de los procesos de producción y consumo”.

Al respecto hemos afirmado, que debe ser un objetivo del desarrollo nacional impulsar una transformación de la actividad productiva hacia una más sostenible e incluyente, a partir del uso y aprovechamiento de nuestra abundante biodiversidad y de una innovación apropiada y creativa, que garantice la generación de productos biodiversos de alto valor y empleo de calidad para la población local. (Alterdescr.com,2020).

Según el Ministro de Agricultura, “desde el sector agropecuario, vemos esta estrategia como una opción para alcanzar un mayor desarrollo de las actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras y acuícolas de forma sostenible. Queremos fomentar la agregación de valor, el uso de biomasa para la producción de energía y la diversificación que hace a las personas productoras más competitivas, ya que se les genera mayores oportunidades de acceso a diversos mercados con nuevos productos y servicios y se crean nuevas fuentes de crecimiento económico y social equitativo” (ElPais.cr,7-8-2020).

Hace más de una década, se mencionaba la importancia del impulso de alternativas productivas que implicaran el uso y conservación de la biodiversidad y el paisaje, la generación de encadenamientos locales y el esfuerzo de las unidades de producción para gestionar oportunidades de comercio y servicios, entre esas actividades se ubicaban el biocomercio, la agricultura orgánica, el agroturismo (Masís, G,2007).

Asimismo, la estrategia señala que “La bioeconomía representa una gran oportunidad para impulsar el desarrollo regional, ya que sirve como complemento de las actividades productivas existentes, diversificándolas, fomentando el valor agregado y haciéndolas más sostenibles, al aprovechar de manera responsable los recursos naturales e incluso los desechos generados localmente”.

En ese sentido, la bioeconomía puede convertirse en la opción de desarrollo frente a la predominancia en las regiones periféricas costarricenses de dinámicas territoriales de poco crecimiento, inclusión social, y sustentabilidad ambiental, resultado de un modelo de desarrollo concentrador de las actividades en la Gran Área Metropolitana (GAM) y de condiciones de acceso a los recursos e inversión inequitativas que se han profundizado en los territorios rurales y costeros.

Se requiere una nueva gobernanza territorial de los recursos naturales y de la biodiversidad, la generación de nuevas oportunidades económicas y la vinculación con mercados dinámicos; que superen las estructuras productivas de enclave o donde predominan unas pocas empresas, muchas veces de origen extraterritorial, que generan poco o mal empleo, con pocos encadenamientos locales, y que finalmente resultan en la extracción del territorio de una enorme proporción de los excedentes y a la creación de relaciones desiguales entre los territorios y las ciudades intermedias (Alterdescr.com,2019).

Igualmente en la actual coyuntura, la Estrategia de Bioeconomía puede convertirse en un marco orientador para promover una recuperación económica sostenible en el período postpandemia, con sistemas productivos que enfrentan un enorme reto frente a una contracción económica mundial, que exigirá producir de forma más eficiente o reinventarse, mantener cadenas de valor que sostengan empleos y medios de vida, mientras se asegura el aprovechamiento sostenible y la rehabilitación de la naturaleza frente al cambio climático.

De acuerdo a lo dicho por el Presidente en la presentación, en este contexto de pandemia debemos acelerar el paso hacía la bioeconomía que busca construir una Costa Rica con producción sostenible de alto valor agregado, basada en el aprovechamiento justo y equitativo de su biodiversidad y lograr una transformación productiva, basada en el conocimiento.

La Estrategia Nacional de Bioeconomía es un paso en la dirección correcta hacia un desarrollo nacional endógeno, auto centrado y sustentable, que incorpore los sistemas agroecológicos, la agroindustria, la bioprospección, y la biotecnología agrícola y médica, ámbitos en los que Costa Rica tiene capacidades y potencial. (Ídem, ElPais.cr).

Más allá de la crisis sanitaria

Arnoldo Mora Rodríguez

Desde hace varias semanas, millones de seres humanos (sobre)vivimos en una cuarentena que, en la práctica, se ha convertido en una especie de estado de excepción, dadas las estrategias policíacas e, incluso, militares, a que los estados nacionales están recurriendo cada vez con más frecuencia y mayor aceptación de la opinión pública, para enfrentar con éxito desigual los desafíos que nos lanza provocadoramente un virus no muy mortífero pero sí extremadamente propenso a propagarse. Hoy la existencia misma de la, hasta ahora, notoriamente exitosa civilización moderna occidental se ve severamente cuestionada en sus valores fundantes. Esto me recuerda aquel pasaje bíblico, en el que se narra la visión del Profeta Daniel, quien vio una estatua imponente elaborada con todos los materiales más sólidos y preciosos existentes, pero que tenía los pies de barro; por lo que bastó que se desprendiera un diminuto guijarro de una roca circundante y golpeara un talón de barro resquebrajado para que la imponente estatua se redujera a polvo. Un virus ha hecho algo similar al hombre actual, que se apresta a colonizar el sistema planetario pero se muestra trágicamente incapaz de evitar una catástrofe que amenaza con exterminar a miles y miles de individuos pertenecientes a una especie que pomposamente se autocalifica de sapiens.

En el fondo, lo que hoy vivimos es un cuestionamiento del rumbo que ha tomado la humanidad desde los inicios de la modernidad. Eso me induce a recordar los aciagos tiempos de las pestes que asolaron Europa a finales de la Edad Media e inicios de la Modernidad. Como lo ilustra la historia, cada vez que surge una nueva época en la historia de la humanidad, se dan catástrofes de esta índole. Por lo que no es descabellado concluir que hoy vivimos, a inicios del tercer milenio de la cristiandad occidental, un cambio radical, indetenible e irreversible, de una nueva época, cuyo protagonista será un ciudadano dotado de una conciencia planetaria; los países egoístamente cerrados sobre sí mismos, como son Los Estados Unidos de Trump y la Europa Occidental, son los más golpeados por esta pandemia; su egoísmo ultranacionalista se ha visto severamente castigado por la madre Naturaleza. De mi parte pienso que, gracias a que nunca la humanidad ha tenido a su disposición tantos científicos e instrumentos tecnológicos como en la actualidad, eso nos permitiría esperar que logrará controlar, esperamos y deseamos que a corto plazo y con un mínimo de víctimas, este apocalíptico flagelo. Sin embargo, creo que la humanidad tendrá que aprender a acostumbrarse a convivir con este virus, como está haciendo con otras pandemias recientes, como el SIDA.

No siendo especialista en epidemiología, dejo gustoso la palabra a quienes sí lo son, por lo que tan sólo deseo externar algunas reflexiones en torno a las consecuencias culturales y políticas de esta pandemia. Espero que esta crisis sanitaria enseñe al hombre moderno a hacer honor a su autocalificativo de “sapiens”, lo cual implica que debe aprender a tener conciencia de sus propias limitaciones. Valga la pena tener presente que toda acción humana, aún aquellas que surgen animadas e inspiradas con las mejores y más nobles intenciones, tienen también efectos secundarios negativos; estos últimos, contrariamente a los efectos positivos que se agotan al realizarse, son de carácter acumulativo sobre todo aquellos que no son previsibles; por lo que, al llegar a superar el dintel de tolerancia, estallan provocando una crisis global, no sólo en la infraestructura material de reproducción de la vida orgánica, sino también en el ámbito de la creatividad simbólica, o sea, en el mundo de las estructuras del poder político y de los valores culturales. La humanidad, en consecuencia, debe desarrollar una conciencia crítica, lo cual implica estar dispuesto a cambiar de escala de valores ante cada crisis que se le presente. Hasta ahora, esas crisis las provocó la Naturaleza gracias a los procesos evolutivos, en lo que podríamos considerar de manera espontánea, pero como lo vislumbró Teilhard de Chardin, actualmente, después del surgimiento del método científico moderno en la época del Renacimiento Europeo, las crisis son provocadas por la acción humana, que incide en los procesos evolutivos causadas en el trascurso de la historia, como hasta ahora lo había sido la evolución de la Naturaleza gracias a la evolución. Con ello queremos señalar que los procesos evolutivos naturales se dan en un tiempo más lento; por el contrario, la acción humana surge en la razón y se motiva en la voluntad, lo cual le posibilita desarrollar una conciencia previsora; pero aun así, siempre tendrá efectos negativos, tanto más graves cuanto mayor sea el poder del ser humano y más vertiginosa sea en el tiempo su eficacia real; lo cual quiere decir que inexorablemente llegaremos un poco tarde, si bien con capacidad de superar las crisis que, de esta manera, lejos de ser una tumba, se convertirían en un escalón para subir en un proceso evolutivo, tanto material y civilizatorio, como axiológico y cultural.

La civilización occidental, dominante en el mundo, ha enfatizado el crecimiento material y, sobre todo, económico a costa de la destrucción de millones de especies vivientes y de una brutal desigualdad social; todo lo cual ha permitido enriquecerse a una minoría cada vez más reducida y empobrecido a más y más numerosos sectores sociales, si bien son estos los que con su trabajo producen la riqueza. Se ha socializado el trabajo pero se ha privatizado el fruto de ese trabajo. Pero hoy la generalización de la educación y la universalización de la información, han hecho crecer la conciencia social y las luchas políticas, con lo que los pueblos del planeta adquieren una más lúcida conciencia de sus derechos. En concreto, en Costa Rica, el mayor logro de nuestro pueblo, en las últimas décadas, ha sido la creación del Estado Social de Derecho, cuyo fruto ha sido la universalización en todos sus niveles de la educación pública y las instituciones de la seguridad social, lo cual ha hecho posible que estemos asumiendo, con encomiables resultados, la crisis mundial provocada por el coronavirus. Pero, inspirados en nuestros mejores valores cívicos, debemos cambiar el rumbo político imperante; debemos, mediante una mayor justicia distributiva – mayores impuestos directos al capital y no a los empleados y pensionados y a las clases medias – fortalecer los recursos del sector público. De esta manera, se disminuirá la brecha social que amenaza la estabilidad política y el crecimiento económico. Para ello debemos, desde ya, ir poniendo los fundamentos de la Costa Rica que queremos tener más allá de la crisis sanitaria.

Imagen: https://sites.google.com/site/procesosproductivos123/equidad-distributiva-y-retributiva

Nosotros no somos el virus

Sebastián Solís Vargas *

Yo me considero un ambientalista, pero a veces pienso en que quizá esa palabra no es percibida de la misma manera por todos. Aunque la palabra hace pensar en alguien que se preocupa por el medio ambiente, la definición que yo le doy no acaba ahí. Quiero aprovechar este medio para explicar mis pensamientos respecto a esa palabra tan importante para mí y de paso exponer por qué creo que algunas personas tienen un concepto totalmente equivocado sobre el ambientalismo.

Es una creencia popular que el ser humano es un ser “ajeno” a la naturaleza, un ser superior a la misma, tanto así que para muchos es difícil concebir la idea de que pertenecemos el reino animal. En parte es por eso que durante las últimas generaciones han ocurrido las conocidas revoluciones industriales, las cuales han llevado a la humanidad a explotar la naturaleza de una manera nunca antes imaginada. Por el contrario, la generación actual ha promovido la creencia de que el ser humano SÍ es parte de la naturaleza y no un ente ajeno y superior, por lo que dependemos de ella y debemos cuidarla. A simple vista parece que el ambientalismo se apega a la segunda creencia. De hecho, creo que muchos ambientalistas piensan así. Sin embargo, mi posición se aproxima más a la primera forma de pensar. El propósito de los próximos párrafos es explicar esta supuesta contradicción.

Un ejemplo del choque de creencias que mencioné se ha hecho manifiesto durante la actual cuarentena ocasionada por el virus COVID-19. Mientras que las actividades humanas han sido frenadas por primera vez en décadas, la naturaleza parece empezar a resurgir en lugares antes afectados por la contaminación y de igual manera empiezan a surgir publicaciones en redes sociales con la frase “Nosotros somos el virus”. De aquí emerge el título de esta publicación. Después de analizar esta frase durante mis días de cuarentena fue que llegué a comprender mejor cuál es mi posición al respecto.

Si la crisis climática empeorara lo suficiente como para causar la extinción de la humanidad, e incluso la de la mayoría de las especies existentes, eso no significa que sea el fin de la naturaleza. Te aseguro que ella tarde o temprano se recuperará, y seguirá adelante sin importarle que existamos o no. Te lo puedo asegurar porque la Tierra ya ha pasado por eventos similares en el pasado. Nosotros las conocemos como “Las cinco extinciones masivas”.

Cinco. Durante la historia de nuestro planeta han sido cinco las ocasiones en las que la naturaleza pareció estar al borde de la muerte.1 Y aun así, la naturaleza se ha levantado, lo suficientemente fuerte como para dar lugar al planeta hermoso, verde y lleno de vida que conocemos. Por eso pienso que la naturaleza no necesita a alguien que la defienda de los humanos. “Nosotros NO somos el virus”. Somos nosotros los que deberíamos tener cuidado. Esto NO es una guerra entre la naturaleza y la humanidad, como normalmente se nos hace creer.

Yo no soy ambientalista simplemente porque quiero que la naturaleza prospere.

Yo soy ambientalista porque quiero que la humanidad prospere.

Definitivamente es cierto que la humanidad depende de la naturaleza para existir.

Sin ella no tendríamos fuente de alimento, de agua, de aire, de paisajes hermosos, ni siquiera del suelo en el que ponemos nuestras casas. Y aunque esto nos hace parecer que estamos totalmente a la merced de los caprichos de la naturaleza, yo sí pienso que el ser humano es un ser superior a la naturaleza—o más bien, tiene el potencial de serlo.

Comprender las causas de una extinción masiva es muy complicado, porque hay muchos factores involucrados, todos cambiando al mismo tiempo. No es para nada como un experimento de laboratorio, en el cual solo se modifica una variable mientras que las otras se mantienen constantes.2 Más bien, es una maraña de elementos interconectados que ninguno de sus espectadores, como reptiles, plantas y anfibios prehistóricos, podría haber siquiera comprendido; mucho menos hacer algo para evitarlo.

Pero nosotros somos diferentes. Desde 1886 la humanidad descifró el cambio climático3: desde entonces hemos descubierto que la quema de combustibles fósiles libera un gas invisible que favorece al incremento de la temperatura global y que han ocurrido eventos muy similares en el pasado—sí, también como parte de las extinciones masivas2.

Somos la primera especie con el súper poder de predecir el futuro de esa manera. Los millones de especies afectadas por estos eventos estarían increíblemente celosos.

A pesar de tener ese poder colectivo tan útil, creo que no es suficiente para hacernos llamar “seres superiores a la naturaleza”. Pues, por el momento seguimos actuando como si nada pasara, igual que las víctimas de las antiguas extinciones: a pesar de estar en medio de una crisis global, no tenían idea de lo que pasaba, y simplemente continuaron sus actividades rutinarias. Ya fuese cazar insectos, hacer fotosíntesis o tomar el sol, no podían hacer nada para salvarse. Si realmente queremos hacernos llamar seres superiores a la naturaleza, hay que demostrarlo dándole la vuelta a esta crisis. Solucionarla es nuestro examen de graduación.

Las corporaciones y gobiernos obsesionados con el crecimiento económico continúan destruyendo el medio ambiente porque creen que explotar a la naturaleza demuestra cuán poderosos son4, cuando en realidad solo demuestra que actúan como cualquier otro ser vivo sin capacidad de razonamiento. Si de verdad queremos demostrar lo poderosos que somos, ¿qué mejor manera de hacerlo que actuar para evitar la sexta extinción masiva? Ese sería un logro del que sí nos podríamos sentir orgullosos como especie. La frase “Nosotros somos el virus”, lejos de sonar como algo que un ambientalista diría, sirve como una excusa para no enfrentar a la crisis climática. Se traduce a algo como “Si nosotros somos el virus, entonces es mejor que nos extingamos. Así ya no causaremos más problemas”. Suena como algo que diría alguien que ya se rindió y está dispuesto a no hacer nada, y a morir a manos de la crisis climática. Esto NO es ambientalismo. Es exactamente lo contrario.

Yo me considero un ambientalista. Pero es posible que la palabra que más se ajuste a mi forma de pensar y actuar sea “humanista”. Porque nosotros no abogamos simplemente por el bienestar del medio ambiente. Abogamos por el bienestar de la humanidad misma.

Nosotros no somos el virus. Somos mucho más valiosos que eso, y llegó el momento de demostrarlo.

Referencias

1. Taylor, Paul D. Extinctions in the History of Life. Londres: Cambridge University Press, 2004.
2. Weart, Spencer R. The Discovery of Global Warming. Londres: Harvard University Press, 2004.
3. Wignall, A. Hallam & P.B. Mass Extinctions and Their Aftermath. Nueva York: Oxford University Press, 1997.
4. Evans, Malcolm D. Whitehead and Philosophy of Education: The Seamless Coat of Learning. Amsterdam : Rodopi, 1998.

* Integrante de Fridays For Future Costa Rica

A planear conscientemente el futuro

Cristóbal Pérez-Jerez

De la vida espontánea hacia la planificación

Cada día que pasa nos trae incertidumbre, temor y aislamiento social escandaloso. Los humanos estamos sufriendo una resaca de casi 50 años de crecimiento acelerado y consumo siniestro de los recursos de la Tierra. El auge de la medicina, las telecomunicaciones, la productividad económica, las políticas sociales y los modernos transportes nos convirtieron en amos y señores del universo. Nuestro consumo y la búsqueda de propiedad es infinita. Hace 12 mil años éramos un millón de humanos, en 1800 éramos ya una muchedumbre de 107 millones, en 1900 133 millones; y hoy la increíble suma de 7,790 millones. Un crecimiento que implica exterminar los recursos de la tierra, eliminar todas las otras especies y contaminar atmósfera, ríos, lagos, mares y bosques.

Nuestra mayor esperanza es que el ser humano recupere su capacidad de ser consciente. Que en lugar de producir masiva, alegre e intensivamente bienes y servicios innecesarios, reconstruya la sociedad basándose en un ser humano que recupere su ser natural, que produzca para sobrevivir, respetando el derecho de animales, plantas y recursos a vivir libremente, sin presiones del humano, en por lo menos la mitad del planeta.

Las alternativas, sí el coronavirus es derrotado, serán una sociedad planificada para generar la existencia en el planeta de unos 4 mil millones de humanos, viviendo en paz, cooperación y respeto a la naturaleza; o continuar nuestra vida espontánea de crecimiento económico, poblacional y tecnológico que nos acerque siempre a nuevas pandemias, que naturalmente, eliminen a los humanos sobrantes.

Todos los países debieran de generar una estrategia conjunta, que permita la unidad regional y mundial, para enfrentar los siete problemas capitales mencionados:

Uno, el gran peligro de destruir la vida en los océanos, lo que sería el inicio del fin de nuestra vida, de lo cual es un triste ejemplo el mar de basura en las costas de Honduras y Guatemala.

Dos, el deterioro del agua disponible en el planeta, ya en todos los países de la región no existen ríos sin contaminación.

Tres, los conflictos por el agua, que empezarán a ser continuos y cada vez más peligrosos sí no avanzamos una propuesta de negociación y estrategia regional.

Cuatro, la degradación de los suelos, que ya no soportan cultivos intensivos, ni efectos de agroquímicos.

Cinco, la deforestación, los bosques húmedos tropicales, una delicia del alma de cualquier centroamericano en la época en que eran abundantes.

Seis, el consumo desquiciado de energías de todo tipo.

Siete, lo más triste, la pérdida de la biodiversidad, la aniquilación del resto de seres vivos de la creación.

Queda poco tiempo para actuar. Salvar la naturaleza mide el valor de una nación.

Una propuesta de solución imposible

Engels nos motiva a proponer una solución inalcanzable. Inalcanzable pues el humano es producto de sus instintos no de su inteligencia científica. Nuestro instinto sigue las leyes del desarrollo o evolución planteadas certeramente por Darwin y Smith. El humano es egoísta y en búsqueda de su propio placer no tiene límites para depredar todos los sistemas de vida y de recursos naturales.

Diría el filósofo Engels: “Si nos preguntamos… qué son, en realidad, el pensamiento y la conciencia y de dónde proceden, nos encontraremos con que son productos del cerebro humano y con que el mismo hombre no es más que un producto de la naturaleza que se ha formado y desarrollado en su ambiente y con ella.”  Podríamos interpretar que al ser el humano y su organización social productos de la naturaleza, tienen que seguir una lógica similar a cualquier otro ser de la naturaleza, es decir, los humanos tendríamos que comprender que nuestra sociedad y existencia nacieron en determinado momento, se han desarrollado y tienen que morir.

El asunto anterior es un problema de consciencia. El ser humano al comprender que tiene que desaparecer, en un momento dado, de la Tierra lo puede hacer de una manera benigna y cariñosa con el medio que le dio la vida, es decir podríamos construir sociedades con menor cantidad de humanos, con menor consumo y con espacios libres para que el resto de seres vivos puedan continuar su existencia. O, de acuerdo a las leyes de la evolución podríamos acelerar la muerte del humano y su sociedad, provocando el sufrimiento y desaparición del resto de seres vivos. Esa es nuestra disyuntiva.

La solución inalcanzable es:

  1. Detener el crecimiento de la población humana, determinando un porcentaje de humanos por cantidad de espacio en todo el planeta.
  2. Establecer que en la mitad del territorio de todos los países del mundo quede prohibido el acceso de seres humanos, para permitir la libertad, felicidad y vida del resto de especies que comparten el planeta con el depredador.
  3. Establecer la racionalidad en el consumo y la expectativa de vida del ser humano

Imagen: https://www.lavanguardia.com/natural/20190730/463772770926/consumo-cambio-climatico-sobreexplotacion-recursos-planeta.html