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Etiqueta: oligarquías políticas dominantes

Colombia hoy: vigencia del pensamiento de Jorge Eliécer Gaitán

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

“En Colombia hay dos países: el país político que se preocupa por las elecciones, las sinecuras burocráticas, los intereses económicos, los privilegios y las influencias… El país político y la oligarquía son la misma cosa…Y el país nacional, el pueblo que piensa en su trabajo, su salud, su cultura… Nosotros pertenecemos al país nacional, al pueblo de todos los partidos que luchan contra el país político, contra las oligarquías de todos los partidos.

JORGE ELIÉCER GAITÁN.

Hace tres cuartos de siglo, un viernes 9 de abril de 1948, a la una y cinco de la tarde, la oligarquía colombiana conservadora y liberal materializó la vía que había escogido de antemano para imponer su proyecto fascista al conjunto de la sociedad, por medio de la violencia y el exterminio colectivo de los sectores populares de filiación liberal gaitanista, asesinando al gran líder popular Jorge Eliécer Gaitán (1898-1948), quien venía clamando por la paz, el establecimiento de una democracia directa y por el fin de la violencia conservadora, cuando salía de su oficina en la Carrera Séptima con la Avenida Jiménez de Quesada, en la ciudad de Bogotá, en plena IX Conferencia Panamericana, con la presencia del General George Marshall, entonces Secretario de Estado de los Estados Unidos, que daría lugar a la fundación de la OEA, como un instrumento de la hegemonía estadounidense en la región, dando al traste con las esperanzas populares de justicia social, paz y democracia directa, originando una gran insurrección popular que hizo arder muchos edificios del centro histórico de la capital colombiana (donde fue aplastada rápidamente, de manera cruenta, con miles de muertos y heridos, por parte del ejército y de los sectores del lumpen afines al Partido Conservador y la reacción clerical) y en todo Colombia donde la prolongada resistencia dio lugar a un largo y sangriento conflicto armado, cuyas consecuencias se sienten todavía, sobre todo en la Colombia Rural del nuevo siglo, después de la firma de sucesivos acuerdos de paz, cuyo cumplimiento ha sido burlado reiteradamente por el establecimiento político, dando lugar a masacres contra los combatientes de la insurgencia desmovilizados, entre ellos más de tres mil dirigentes y militantes de la Unión Patriótica hacia fines de los ochenta y principios de los noventa.  

En lo inmediato, y como consecuencia del propio Bogotazo, sucedió que: “El pueblo respondió al asesinato de Gaitán con un levantamiento espontáneo, conocido como el Bogotazo. La multitud se tomó la ciudad en una oleada de furia colectiva, y saqueó y destruyó todo lo que simbolizaba las estructuras de poder que la excluían y empobrecían. No fue tan solo el lumpen el que se insubordinó, sino también los obreros, los pequeños comerciantes y la clase media baja, a quienes el liberalismo había dado identidad política…En provincia, la reacción al magnicidio fue más organizada y duradera. En Barrancabermeja, Rafael Rangel encabezó una Junta Revolucionaria durante 14 días. Eliseo Velázquez en los Llanos y Hermógenes Vargas en el sur del Tolima organizaron grupos de resistencia armada, que endurecieron la represión conservadora. A lo largo de 1948, hubo más de 43 mil víctimas de violencia, y el teatro de la lucha política se trasladó a las áreas rurales. El populacho urbano fue políticamente neutralizado y el gaitanismo no sobrevivió a la muerte de su líder.”(Jenny Pearce Colombia dentro del laberinto Altamira Ediciones Bogotá 1992 página 64).

Los conservadores, una vez asesinado Gaitán pactaron con la oligarquía liberal e intensificaron la persecución al movimiento sindical, crearon sindicatos afines al catolicismo conservador como la UTC, especialmente en Antioquia, y a la patronal, junto con el capital financiero y los intereses estadounidenses restringieron las conquistas sociales alcanzadas por los sectores populares, durante las décadas de 1930 y l940, dando lugar a numerosos despidos y a una aparatosa caída de los salarios reales, mientras que “La represión golpeó duramente al movimiento sindical: bajo el estado de sitio en vigor, se prohibieron las huelgas y las reuniones políticas, Fueron arrestados muchos líderes sindicales y reemplazados por delegados gubernamentales. Las sedes de los sindicatos fueron ocupadas y se despidió a miles de trabajadores en los sectores público y privado. En un solo ingenio azucarero del Valle del Cauca, fueron despedidos 900 obreros” (ibidem).

En medio de la violencia, del terror y de la ruina que cundía entre los campesinos, obreros y medianos empresarios, los patronos más poderosos obtuvieron ganancias insospechadas, de manera que: “A lo largo del período de la violencia, el proceso de acumulación de capital fue tan grande que Alberto Lleras Camargo escribió que sangre y acumulación iban juntas. “La situación colombiana es la mejor que hemos conocido jamás”, declaró el presidente de la ANDI (Asociación de Industriales de Colombia), en 1949, año en el que murieron 18.500 personas. “Reina la paz social”, se leía en un informe del ministro de Trabajo en 1951, año en el que fueron asesinadas 10.300 personas…Para la burguesía urbana y particularmente par los industriales, la situación no podría haber sido mejor…En 1954, los salarios descendieron en un 14% con relación a sus niveles de 1947, a pesar de que el año de 1949 anunciaba un período de gran prosperidad, entre 1948 y 1953, la producción industrial aumentó en un 56%” (Pearce, ibid, p 69).

El asesinato del caudillo liberal fue una respuesta homicida al aglutinamiento de fuerzas sociales y políticas alrededor de la figura de Jorge Eliécer Gaitán, que se vino consolidando al promediar la década de 1940, en medio de una crisis interna del Partido Liberal que se movía entre el gaitanismo, de gran base popular y el aparato de los viejos líderes de la oligarquía liberal que se oponían a las necesarias transformaciones sociales destinadas a llevar a Colombia a la modernidad, todo esto terminó dividiendo a los liberales y abriendo las puertas a la inmensa tragedia que vino después.

Los conservadores, o godos reaccionarios que habían ganado las elecciones generales de 1946, llevando a su candidato Mariano Ospina a la presidencia de la república, como resultado de la mencionada división del Partido Liberal que fue a esas elecciones con dos candidatos (Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán), una vez instalados en la Casa de Nariño, emprendieron primero numerosas masacres de campesinos liberales gaitanistas en los departamentos del Eje Cafetero, en el Valle del Cauca, el Tolima, el macizo cundinoboyacense que comprende la mayor parte de los departamentos de Cundinamarca y Boyacá, los santanderes y en la región de los Llanos orientales asesinando, torturando, hiriendo, robando y obligando a la huida o al desplazamiento de miles de pobladores rurales, de cuyas tierras se apropiaban los grandes latifundistas, las que han venido cambiado de manos en sucesivos ciclos de violencia y nuevos desplazamientos de la población campesina, a lo largo de las ocho décadas transcurridas,

La muerte violenta y el terror acechaban a quienes se enfrentaban a las bandas paramilitares, de asesinos a sueldo, de la policía conservadora como fue el caso de los “chulavitas” o chulavos de Boyacá, los pájaros en el Valle del Cauca, los “aplanchadores” y otros grupos armados que sembraban el terror en aquellas comarcas o veredas donde se enraizaban el liberalismo y los afanes de justicia social entre los campesinos. El paramilitarismo de los latifundistas ganaderos del Magdalena Medio, el Urabá Antioqueño y otras regiones tanto del Pacífico como del Caribe ha hecho lo suyo, sembrando la muerte y el terror a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y en las dos primeras décadas del presente.

El pensamiento de Gaitán está hoy más vigente que nunca, forma parte del ideario del Pacto Histórico y de las fuerzas que apoyan al actual presidente colombiano Gustavo Petro Urrego, en su búsqueda de la paz total, la democracia directa, el cese de la corrupción y la violencia oligárquicas, la justicia social y la distribución de la riqueza, en especial las tierras cultivables. Por la regeneración moral, a la Carga con Gaitán… era la consigna de los valientes liberales gaitanistas de aquellos tiempos de lucha y coraje, incluso contra toda esperanza.

«CIEN DÍAS»

CIEN DÍAS

Luis Ángel Salazar Oses

 

Doscientos, trescientos días, años de soledad entendiendo ésta como la ausencia de justicia integral es lo que nuestro pueblo ha vivido como historia, teniendo irónicamente que pagar por ella los mismos días y años de constantes sacrificios, dolor, lágrimas y sangre.

Y la historia humana revela que las grandes mayorías han vivido ese mismo martirizante destino por miles de días, semanas, meses y años. En Occidente -y la situación ha sido «mutatis mutandis» la misma en Oriente- el régimen esclavista, luego el feudal y lo que llevamos del capitalista, han significado todo tipo de privaciones para quienes no han poseído medios de producción, y toda clase de placeres para las reducidísimas argollas que, por las malas, les han arrebatado la propiedad común sobre tierras, herramientas, transportes, etc., condenándoles de por vida a soportar infinidad de privaciones con cortísimas expectativas de vida, resistiendo apenas con lo que necesitan para sobrevivir y reproducir su fuerza de trabajo.

Cientos de días, años y siglos como víctimas inocentes de las más crueles y descaradas manipulaciones religiosas, políticas, jurídicas, esto es ideológicas en general que, cuando resultan insuficientes para contener las justas revueltas de esclavos, ciervos, trabajadores y pueblos en general en busca de sus legitimas reivindicaciones, son sustituidas por las represiones físicas más crueles, depravadas e inhumanas -recordemos las dictaduras sudamericanas o a los antimotines contemporáneos repartiendo gases, leño, balas y cárcel cuando lo pide la defensa de los sucios intereses de la élite gobernante.

Además de reprimirnos nos separan. Los dueños del poder dividen el mundo a su antojo -basta ver el mapa de África lleno de límites rectos trazados en Europa- y nos predisponen de manera tal que con estúpidos nacionalismos nos ponen a pelear hermanos contra hermanos -divide y vencerás- mientras ellos se unen cada vez más en la cúpula para, tranquilos, explotarnos a su antojo.

A las injusticias anteriores terrenales, la mafia sacerdotal, cómplice y usufructuaria también del sistema de explotación impuesto por las minorías parasitarias gobernantes, le encajan sobre sus hombros al sufrido pueblo la dictadura de un extraño dios que, sabedor -pues es omnisciente- de todo lo que haremos tienta a los seres humana a pecar originalmente y, una vez que hemos caído en la tentación, nos obliga a pedirle de por vida perdón por nuestra esencial maldad y a padecer resignadamente los sufrimientos que el sistema económico político nos infringe, con tal de purificarnos, con la guía de los pastores autoproclamados embajadores de dios en la tierra -pues somos, según ellos- estúpidas ovejas- y así ganarnos, el día de nuestra muerte, el ingreso al cielo que la casta sacerdotal se ha inventado y descrito en sus «libros sagrados». ¡Negocio redondo! ¡Dominación total! La historia de la Humanidad es la de la injusticia, el despojo, las privaciones, el sudor, la sangre y la muerte prematura sufridas por los pueblos a manos de jefes, faraones, mandarines, emperadores, reyes, presidentes, etc., y de sus respectivos cómplices militares, religiosos, juristas, pseudo educadores y manejadores de la opinión pública.

Y estos malignos magos cómplices del poder establecido, manipulando falsas expectativas, falsos mensajes y tramposas imágenes, nos llenan el «coco» de basura para desarraigarnos y ponernos a vivir en un falso mundo alejado del mundo real de súper explotación integral que vivimos. Así nos meten en los campeonatos mundiales, nos visten de Campbell, Navas, Messi, Neyimar y nos ponen a «volar caitazos» frente a la nueva pantalla -que ya empeñamos por no poder pagar- nos convierten en actores y actrices de telenovelas, en supermachos o superhembras en la porno, bailamos por un sueño, nos ponen a votar por cualquier vividor -o por un candidato que renuncio en el patético caso de las y los seguidores del PLN- y, ahora, nos ponen a esperar el informe presidencial de los cien días.

Este invento de las oligarquías políticas dominantes, llamado «democracia representativa», que bajo la falsa excusa de que las grandes multitudes son medio imbéciles y, por lo tanto, no se pueden poner de acuerdo respecto a su bien común -como si los pueblos no fuesen los reales arquitectos y hacedores de los grandes cambios sociales- nos manipulan y obligan a entregarle a 57 diputados -caso del parlamento tico- su derecho a legislar, y a que, cada cuatro años, nos peleemos en las bases para llevar a nuestros propios detractores y verdugos a la cima del poder y a que tengamos que esperar pacientemente a ver qué limosna nos arrojan nuestros gobernantes para calmar nuestras penas. Si siguen tan corruptos como de costumbre, la estúpida pasividad que nos han metido de por vida por los poros, nos hace esperar otro periodo cuatrienal para… ¡repetir este nefasto ciclo! Hoy, la mayoría de nuestra humilde y sufrida sociedad civil espera a ver como pintan los primeros cien días de «Luigi» y su «combo». ¿No creen que algo anda muy mal en nuestro sistema de gobierno y que debemos cambiarlo en aras de recuperar nuestra dignidad ciudadana y nuestro legítimo imperio sobre nuestro país? La respuesta a la anterior cuestión es obvia: ¡Claro que nuestro sistema de gobierno está muy mal y que debemos cambiarlo profundamente bajo la pena de que, de no hacerlo, seguiremos con cien días, años y siglos de todo tipo de injusticias sobre nuestros hombros de pueblo explotado y humillado! La «argolla» simplemente cambió de bandera, le garantizó negocios seguros al resto de la oligarquía y para los sectores populares cada día menos pan, más circo, más progresivo empobrecimiento y sistemática privación de elementales derechos integrales. Vendrá el «nuevo» presidente a informar poco menos de lo que ya sabemos que encontró como herencia del PLN, tal vez se denuncien peces menores pero los grandes tiburones seguirán comiéndose a placer a sus víctimas trabajadoras y esforzadas de siempre.

No es de recibo la frase esgrimida por las «nuevas» autoridades que, ante lo que se han encontrado como legado liberacionista en el Ejecutivo, dicen que «no es lo mismo verla venir que conversar con ella» cuando, hasta el más desinformado de los electores sabía de los desastres que se hicieron para destruir el Estado costarricense y, al estilo del actual PRI mexicano, irlo privatizando al dejar sus funciones y ganancias en manos de los empresarios compinches y financiadores de las campañas políticas tradicionales costarricenses.

Ese sería el destino del CNP, de la FANAL, del ICE, de la CCSS, de la Educación, etc. Reitero, eso lo sabíamos todas y todos así que no nos venga la gente PAC hoy en el poder a decir que lo encontrado en esas esferas es una caja de sorpresas, máxime que Luis Guillermo, Otón, la Campbell, la y el Vicepresidente y la plana mayor provienen del PLN y el PUSC que, indistintamente han gobernado nuestro país durante los últimos decenios.

Desconciertan las contradicciones que en la cúpula del PAC han empezado a aflorar -Otón criticando a ministros, asesores, y al señor Solís mismo- y los manejos indebidos de recursos económicos que se han hecho durante la campaña política y ahora con el pago de abogados «certificadores» y asesores de Casa Presidencial. El ministro de la Presidencia ya cuestionado por violentar su nombramiento la prohibición del ejercicio de ese cargo por parte de altos funcionarios religiosos. En fin, no pinta nada bien este nuevo equipo que tanto apoyo recibió en la segunda ronda presidencial. ¿Tenían el mejor equipo? ¡Lo dudo! ¿Algunos quieren destruir desde dentro el PAC y dejar el terreno preparado para que en 2018 se vuelva a montar el bipartidismo tradicional? ¡Lo dudo menos! Posiblemente alguna gente llegada de buena fe -del Pueblo PAC desplazado por de los puestos principales por la avalancha oportunista- el 8 de mayo a las instancias gubernamentales, querrán ejecutar acciones positivas para nuestro país pero dudamos mucho que realmente puedan hacer grandes reformas, ni mucho menos los cambios estructurales que nuestro sistema requiere para ser realmente democrático.

¿Qué hacer entonces? Asumir como Pueblo la construcción de la auténtica Democracia Participativa que necesitamos y merecemos, como sociedad civil que ha construido con sus esfuerzos y sacrificios todo lo que hoy somos como Patria. Organizarnos desde la bases mismas reconstruyendo, por ejemplo, un auténtico proceso de desarrollo comunal rescatando las respectivas asociaciones de las garras politiqueras que hoy obstaculizan su funcionamiento; sanear el movimiento sindical y estudiantil limpiándolos de las burocracias cómplices del poder establecido y convirtiéndolos en verdaderos movimientos clasistas defensores de la clase trabajadora y de sus hijos; convertir el movimiento cooperativo de mal disimuladas empresas de intermediación financiera -garroteras- o empresas privadas evasoras de impuestos a instrumento solidario y de servicio real de sus asociados y del Pueblo en general; rescatar en el 2016 a las municipalidades para constituirlas en motores del desarrollo integral de los 81 cantones dejando de ser, como hasta ahora han sido la mayoría de ellas, simples negocios privados y trampolines electoreros de alcaldes, regidores, síndicos y sus cómplices; empezar a rescatar nuestros recursos naturales, turísticos, energéticos, agrícolas, forestales, etc. en fin, recuperar nuestra Costa Rica para el disfrute de las y los ticos y extranjeros que, con su trabajo honrado, contribuyen al desarrollo integral de nuestra Patria; defender, fortalecer y ampliar nuestros Derechos Humanos; liberarnos de la manipulación idiotizante de nuestros «medios de comunicación» manejados por nuestra clase dominante y ampliar constantemente nuestro nivel cultural humanista. A nivel nacional sobra qué hacer.

Internacionalmente debemos mirar al sur y unirnos con los auténticos bloques latinoamericanos: Petrocaribe, ALBA, Mercosur, Banco del Sur, etc. y apoyar todos los esfuerzos que hoy realizan los pueblos explotados del mundo para liberarse del capitalismo neoliberal cada día más perverso y, por ello cada día más decadente. Latinoamérica unida bajo principios bolivarianos, martianos e inspirada en luchas anti imperialistas como las que bajo la guía de Mora y Cañas dimos en 1856, tiene un maravilloso porvenir de justicia, desarrollo y bienestar integrales manteniendo respetuosas y solidarias relaciones económicas, políticas, sociales y culturales con los demás pueblos del mundo también liberados de las argollas que hoy nos explotan.

Socialismo o caos destrucción y muerte, estas son las alternativas trascendentales que tenemos enfrente y sobre las que debemos meditar y actuar con toda atención y responsabilidad, olvidándonos de los distractores estupidizantes cotidianos como las elucubraciones que podamos hacer respecto a qué nos traerá el informe presidencial de sus primeros cien días que, diga lo que diga, no aportará tesis alguna para abonar al cambio profundo que nos urge realizar y del que, los politiqueros del PAC y de los partidos tradicionales y sus turecas, no quieren oír hablar siquiera. Por cierto ¿dónde está el auténtico pueblo PAC que tan bien trabajó, se movilizó y arrolló en abril pasado y que merece los cambios por los que tanto se sacrificó?, ¿dónde está la Acción Ciudadana que tanto propagandizó?

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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