«CIEN DÍAS»

CIEN DÍAS

Luis Ángel Salazar Oses

 

Doscientos, trescientos días, años de soledad entendiendo ésta como la ausencia de justicia integral es lo que nuestro pueblo ha vivido como historia, teniendo irónicamente que pagar por ella los mismos días y años de constantes sacrificios, dolor, lágrimas y sangre.

Y la historia humana revela que las grandes mayorías han vivido ese mismo martirizante destino por miles de días, semanas, meses y años. En Occidente -y la situación ha sido «mutatis mutandis» la misma en Oriente- el régimen esclavista, luego el feudal y lo que llevamos del capitalista, han significado todo tipo de privaciones para quienes no han poseído medios de producción, y toda clase de placeres para las reducidísimas argollas que, por las malas, les han arrebatado la propiedad común sobre tierras, herramientas, transportes, etc., condenándoles de por vida a soportar infinidad de privaciones con cortísimas expectativas de vida, resistiendo apenas con lo que necesitan para sobrevivir y reproducir su fuerza de trabajo.

Cientos de días, años y siglos como víctimas inocentes de las más crueles y descaradas manipulaciones religiosas, políticas, jurídicas, esto es ideológicas en general que, cuando resultan insuficientes para contener las justas revueltas de esclavos, ciervos, trabajadores y pueblos en general en busca de sus legitimas reivindicaciones, son sustituidas por las represiones físicas más crueles, depravadas e inhumanas -recordemos las dictaduras sudamericanas o a los antimotines contemporáneos repartiendo gases, leño, balas y cárcel cuando lo pide la defensa de los sucios intereses de la élite gobernante.

Además de reprimirnos nos separan. Los dueños del poder dividen el mundo a su antojo -basta ver el mapa de África lleno de límites rectos trazados en Europa- y nos predisponen de manera tal que con estúpidos nacionalismos nos ponen a pelear hermanos contra hermanos -divide y vencerás- mientras ellos se unen cada vez más en la cúpula para, tranquilos, explotarnos a su antojo.

A las injusticias anteriores terrenales, la mafia sacerdotal, cómplice y usufructuaria también del sistema de explotación impuesto por las minorías parasitarias gobernantes, le encajan sobre sus hombros al sufrido pueblo la dictadura de un extraño dios que, sabedor -pues es omnisciente- de todo lo que haremos tienta a los seres humana a pecar originalmente y, una vez que hemos caído en la tentación, nos obliga a pedirle de por vida perdón por nuestra esencial maldad y a padecer resignadamente los sufrimientos que el sistema económico político nos infringe, con tal de purificarnos, con la guía de los pastores autoproclamados embajadores de dios en la tierra -pues somos, según ellos- estúpidas ovejas- y así ganarnos, el día de nuestra muerte, el ingreso al cielo que la casta sacerdotal se ha inventado y descrito en sus «libros sagrados». ¡Negocio redondo! ¡Dominación total! La historia de la Humanidad es la de la injusticia, el despojo, las privaciones, el sudor, la sangre y la muerte prematura sufridas por los pueblos a manos de jefes, faraones, mandarines, emperadores, reyes, presidentes, etc., y de sus respectivos cómplices militares, religiosos, juristas, pseudo educadores y manejadores de la opinión pública.

Y estos malignos magos cómplices del poder establecido, manipulando falsas expectativas, falsos mensajes y tramposas imágenes, nos llenan el «coco» de basura para desarraigarnos y ponernos a vivir en un falso mundo alejado del mundo real de súper explotación integral que vivimos. Así nos meten en los campeonatos mundiales, nos visten de Campbell, Navas, Messi, Neyimar y nos ponen a «volar caitazos» frente a la nueva pantalla -que ya empeñamos por no poder pagar- nos convierten en actores y actrices de telenovelas, en supermachos o superhembras en la porno, bailamos por un sueño, nos ponen a votar por cualquier vividor -o por un candidato que renuncio en el patético caso de las y los seguidores del PLN- y, ahora, nos ponen a esperar el informe presidencial de los cien días.

Este invento de las oligarquías políticas dominantes, llamado «democracia representativa», que bajo la falsa excusa de que las grandes multitudes son medio imbéciles y, por lo tanto, no se pueden poner de acuerdo respecto a su bien común -como si los pueblos no fuesen los reales arquitectos y hacedores de los grandes cambios sociales- nos manipulan y obligan a entregarle a 57 diputados -caso del parlamento tico- su derecho a legislar, y a que, cada cuatro años, nos peleemos en las bases para llevar a nuestros propios detractores y verdugos a la cima del poder y a que tengamos que esperar pacientemente a ver qué limosna nos arrojan nuestros gobernantes para calmar nuestras penas. Si siguen tan corruptos como de costumbre, la estúpida pasividad que nos han metido de por vida por los poros, nos hace esperar otro periodo cuatrienal para… ¡repetir este nefasto ciclo! Hoy, la mayoría de nuestra humilde y sufrida sociedad civil espera a ver como pintan los primeros cien días de «Luigi» y su «combo». ¿No creen que algo anda muy mal en nuestro sistema de gobierno y que debemos cambiarlo en aras de recuperar nuestra dignidad ciudadana y nuestro legítimo imperio sobre nuestro país? La respuesta a la anterior cuestión es obvia: ¡Claro que nuestro sistema de gobierno está muy mal y que debemos cambiarlo profundamente bajo la pena de que, de no hacerlo, seguiremos con cien días, años y siglos de todo tipo de injusticias sobre nuestros hombros de pueblo explotado y humillado! La «argolla» simplemente cambió de bandera, le garantizó negocios seguros al resto de la oligarquía y para los sectores populares cada día menos pan, más circo, más progresivo empobrecimiento y sistemática privación de elementales derechos integrales. Vendrá el «nuevo» presidente a informar poco menos de lo que ya sabemos que encontró como herencia del PLN, tal vez se denuncien peces menores pero los grandes tiburones seguirán comiéndose a placer a sus víctimas trabajadoras y esforzadas de siempre.

No es de recibo la frase esgrimida por las «nuevas» autoridades que, ante lo que se han encontrado como legado liberacionista en el Ejecutivo, dicen que «no es lo mismo verla venir que conversar con ella» cuando, hasta el más desinformado de los electores sabía de los desastres que se hicieron para destruir el Estado costarricense y, al estilo del actual PRI mexicano, irlo privatizando al dejar sus funciones y ganancias en manos de los empresarios compinches y financiadores de las campañas políticas tradicionales costarricenses.

Ese sería el destino del CNP, de la FANAL, del ICE, de la CCSS, de la Educación, etc. Reitero, eso lo sabíamos todas y todos así que no nos venga la gente PAC hoy en el poder a decir que lo encontrado en esas esferas es una caja de sorpresas, máxime que Luis Guillermo, Otón, la Campbell, la y el Vicepresidente y la plana mayor provienen del PLN y el PUSC que, indistintamente han gobernado nuestro país durante los últimos decenios.

Desconciertan las contradicciones que en la cúpula del PAC han empezado a aflorar -Otón criticando a ministros, asesores, y al señor Solís mismo- y los manejos indebidos de recursos económicos que se han hecho durante la campaña política y ahora con el pago de abogados «certificadores» y asesores de Casa Presidencial. El ministro de la Presidencia ya cuestionado por violentar su nombramiento la prohibición del ejercicio de ese cargo por parte de altos funcionarios religiosos. En fin, no pinta nada bien este nuevo equipo que tanto apoyo recibió en la segunda ronda presidencial. ¿Tenían el mejor equipo? ¡Lo dudo! ¿Algunos quieren destruir desde dentro el PAC y dejar el terreno preparado para que en 2018 se vuelva a montar el bipartidismo tradicional? ¡Lo dudo menos! Posiblemente alguna gente llegada de buena fe -del Pueblo PAC desplazado por de los puestos principales por la avalancha oportunista- el 8 de mayo a las instancias gubernamentales, querrán ejecutar acciones positivas para nuestro país pero dudamos mucho que realmente puedan hacer grandes reformas, ni mucho menos los cambios estructurales que nuestro sistema requiere para ser realmente democrático.

¿Qué hacer entonces? Asumir como Pueblo la construcción de la auténtica Democracia Participativa que necesitamos y merecemos, como sociedad civil que ha construido con sus esfuerzos y sacrificios todo lo que hoy somos como Patria. Organizarnos desde la bases mismas reconstruyendo, por ejemplo, un auténtico proceso de desarrollo comunal rescatando las respectivas asociaciones de las garras politiqueras que hoy obstaculizan su funcionamiento; sanear el movimiento sindical y estudiantil limpiándolos de las burocracias cómplices del poder establecido y convirtiéndolos en verdaderos movimientos clasistas defensores de la clase trabajadora y de sus hijos; convertir el movimiento cooperativo de mal disimuladas empresas de intermediación financiera -garroteras- o empresas privadas evasoras de impuestos a instrumento solidario y de servicio real de sus asociados y del Pueblo en general; rescatar en el 2016 a las municipalidades para constituirlas en motores del desarrollo integral de los 81 cantones dejando de ser, como hasta ahora han sido la mayoría de ellas, simples negocios privados y trampolines electoreros de alcaldes, regidores, síndicos y sus cómplices; empezar a rescatar nuestros recursos naturales, turísticos, energéticos, agrícolas, forestales, etc. en fin, recuperar nuestra Costa Rica para el disfrute de las y los ticos y extranjeros que, con su trabajo honrado, contribuyen al desarrollo integral de nuestra Patria; defender, fortalecer y ampliar nuestros Derechos Humanos; liberarnos de la manipulación idiotizante de nuestros «medios de comunicación» manejados por nuestra clase dominante y ampliar constantemente nuestro nivel cultural humanista. A nivel nacional sobra qué hacer.

Internacionalmente debemos mirar al sur y unirnos con los auténticos bloques latinoamericanos: Petrocaribe, ALBA, Mercosur, Banco del Sur, etc. y apoyar todos los esfuerzos que hoy realizan los pueblos explotados del mundo para liberarse del capitalismo neoliberal cada día más perverso y, por ello cada día más decadente. Latinoamérica unida bajo principios bolivarianos, martianos e inspirada en luchas anti imperialistas como las que bajo la guía de Mora y Cañas dimos en 1856, tiene un maravilloso porvenir de justicia, desarrollo y bienestar integrales manteniendo respetuosas y solidarias relaciones económicas, políticas, sociales y culturales con los demás pueblos del mundo también liberados de las argollas que hoy nos explotan.

Socialismo o caos destrucción y muerte, estas son las alternativas trascendentales que tenemos enfrente y sobre las que debemos meditar y actuar con toda atención y responsabilidad, olvidándonos de los distractores estupidizantes cotidianos como las elucubraciones que podamos hacer respecto a qué nos traerá el informe presidencial de sus primeros cien días que, diga lo que diga, no aportará tesis alguna para abonar al cambio profundo que nos urge realizar y del que, los politiqueros del PAC y de los partidos tradicionales y sus turecas, no quieren oír hablar siquiera. Por cierto ¿dónde está el auténtico pueblo PAC que tan bien trabajó, se movilizó y arrolló en abril pasado y que merece los cambios por los que tanto se sacrificó?, ¿dónde está la Acción Ciudadana que tanto propagandizó?

 

Enviado a SURCOS Digital por el autor.

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