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Etiqueta: Oscar Madrigal

Gobierno de Rodrigo Chaves de extrema derecha

Oscar Madrigal

Han pasado 6 meses del gobierno de Rodrigo Chaves. Transcurrido este plazo podemos atrevernos a hacer una caracterización acerca de la esencia de la orientación política, económica e ideológica del mismo.

Los hechos fundamentales de esta administración han sido: promover la privatización de instituciones del Estado, apertura de fronteras en especial para la agricultura, enfrentamiento con la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial, ataque constante a la prensa, manejo de las redes sociales mediante bulos y fake news, endeudamiento del país, congelamiento de salarios, ataque a la seguridad social, debilitamiento del ICE…

A raíz de esos hechos, enumerados rápidamente, puede concluirse que estamos ante un gobierno que va más allá de una orientación de derecha en el campo ideológico.

Ideológicamente el gobierno de Chaves se ha ubicado a la par de los neopentecostales de Fabricio Alvarado en cuanto a la regresión de los derechos humanos del movimiento feminista y de la diversidad sexual. En este campo también tenemos un Gobierno retrógrado.

Los logros de Chaves y su gobierno son muy difíciles de ubicar. En el campo social, la pobreza, el desempleo o el costo de la vida no ceden ni se ven medidas o propuestas que tiendan a minimizar el agravamiento social. En infraestructura vial no hay nada nuevo, ni siquiera la continuidad de las obras de Carlos Alvarado. 

En materia de lucha contra la corrupción, lo evidente es el favorecimiento con contratos y liberación de medidas para los financiantes de su campaña electoral y la complicidad con actos fácilmente identificables de corruptos como los de la Caja, el Inder o la compra de votos de diputados a cambio de embajadas. La reacción contra la corrupción en todos los casos no llega ni siquiera a ser tibia. Se compra a los diputados del PUSC con un puesto en el BCIE para uno de sus dirigentes o a los evangélicos con una embajada a la hija del presidente de las iglesias neopentecostales. Es la política reducida a la vulgar mercantilización, del tome y deme.

Su metodología de gobierno es parecida a la forma de Trump y de otros dirigentes ultraderechistas del mundo: bronca con la prensa, bronca con los Tribunales, bronca con los legisladores, formas dictatoriales o como las llama “gerenciales” para con sus subalternos inmediatos. Sin embargo, estas formas no han resuelto un solo problema, sino que han agudizado las relaciones y su solución.

La mentira se ha convertido en una forma de gobierno. Nunca se ha visto, por lo menos en el último siglo, tantas mentiras de gobernantes como en este gobierno. Un día afirman algo y al día siguiente lo contrario, sin inmutarse siquiera. Pareciera que esto le gusta a la ciudadanía, la bronca o el pleito de cantina, aunque no signifique solución a los problemas que los aqueja.

Al cabo de 6 meses tenemos un gobierno bochinchero, que no resuelve los graves problemas nacionales y que con toda esta fanfarria oculta sus verdaderas intenciones: vender el país, acabar definitivamente con nuestro Estado de Bienestar y de Derecho, imponer el más descarnado neoliberalismo.

Con estas características tenemos que llegar a la conclusión que el Gobierno de Rodrigo Chaves es un gobierno que va más allá de la derecha, que es de ultraderecha.

La extrema derecha en el mundo no pretende un golpe de estado para acabar con la democracia, lo hace desde la institucionalidad. Quitarle legitimidad al Poder Judicial, al Poder Legislativo, destrozar la crítica, eliminar el Estado de Bienestar, privatizar instituciones, concentrar el poder, gobernar a base de noticias falsas, mediatizar o comprar a la oposición, reducir los derechos de las organizaciones sociales y los derechos humanos de las mujeres y otros grupos.

Todo indica, en fin, que estamos en presencia de un gobernante de extrema derecha.

La audiencia crédula

Oscar Madrigal

Al principio fue el cambio de espejitos por oro, ahora es el escandalillo por la venta del país. Y aún la mayoría sigue aplaudiendo.

El verdadero objetivo del gobierno de Chaves se refleja en sus prioridades de proyectos de ley a discutir en el próximo periodo de sesiones de la Asamblea Legislativa: Básicamente son 3:

1- Endeudamiento por 6 mil millones de dólares.

2- Venta del BCR

3- Jornadas flexibles.

El primer punto es solo necesario para pagar intereses de la gigantesca deuda del país, en este caso la deuda externa. La lógica es simple: pedir prestado para pagar los préstamos y sus intereses, aumentar la bola de nieve y ser fiel cumplidor de los organismos financieros internacionales.

Lo segundo es la venta o privatización de los bienes, empresas e instituciones de los costarricenses, cuya venta será -también- para pagar la deuda, los préstamos.

Y el tercer punto es las jornadas 4×3 que propone eliminar las horas extras, establecer jornadas extenuantes, todo ello en perjuicio de la salud y el ingreso de las trabajadoras y trabajadores.

En estos proyectos está recogida la esencia de las políticas de Chaves: neoliberalismo del puro que es privatización, endeudamiento, pérdida de derechos laborales.

Pero las políticas esenciales deben adornarse o vestirse atractivas para engatusar a una audiencia crédula.

La credulidad de la opinión pública, que no es más que la pérdida del sentido crítico, se abona con escándalos, bravuconadas y mentiras que se hacen aparecer como verdades. Llama la atención, por ejemplo, como los ministros y el Presidente mienten, se retractan y vuelven a mentir con una naturalidad o cinismo que solo se explica por su desprecio a la inteligencia ajena.

Aunque la pobreza, el desempleo o los bajos salarios, el alto costo de la vida, el desastre vial, la destrucción de las instituciones estatales, siguen siendo males que no encuentran propuestas de solución del señor Chaves, muchos siguen creyendo que La Nación y Chaves son esencialmente diferentes.

Ni siquiera alcanzamos a vivir en la ciencia ficción, porque ella siempre se fundamenta en la rebelión de los despojados, la lucha contra los opresores o de aquellos que vienen a destruirnos.

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¿Dónde se quedó el centro?

Óscar Madrigal

Hace un tiempo leí una afirmación que me pareció interesante. Decía: “Desde hace muchos años en Latinoamérica EL CENTRO NO GANA ELECCIONES”, refiriéndose lógicamente al llamado centro político.

Las elecciones brasileñas de ayer confirman lo dicho. Lula ha vencido al fascismo en Brasil, en Perú, Castillo derrota a la ultraderecha de Fujimori, en Chile se triunfa sobre un simpatizante de los nazis al igual que en Colombia ante un candidato que decía admirar a Hitler, en Argentina, Méjico se derrota a las fuerzas ultraderechistas. Es la izquierda en toda América Latina que pone la cara a las derechas más derechas.

Los partidos que se llaman del centro político se han difuminado hasta prácticamente desaparecer, en unos casos por ser servidores del neoliberalismo y del proyecto político de la austeridad como nuestro PLN, y en otros casos por no enfrentar con fortaleza esas políticas.

El triunfo de Lula es recibido con los brazos abiertos por toda la izquierda latinoamericana.

Los dos gigantes de nuestra América, Brasil y Méjico, caminarán en un mismo sentido, junto con Argentina, Perú, Chile y Colombia, para hacer de nuestro Continente un bloque fuerte que defienda los intereses latinoamericanos y enfrente las arremetidas de los otros bloques políticos y económicos que se están configurando en el mundo. América Latina puede dejar de ser el continente solo y sin importancia para darse a respetar como unidad ante las grandes potencias.

En Brasil se logró conformar en la segunda vuelta, un amplio movimiento con partidos de centro aglutinados y dirigidos por el Partido de los Trabajadores y por un político de izquierda. El centro político parece entender que solo tendrá futuro al lado de los partidos y movimientos populares porque la derecha latinoamericana está muy enraizada con las fuerzas más retrógradas del mundo.

Hoy se ha abierto para nuestra América un nuevo futuro, que es contrario al neoliberalismo, al neoconservadurismo y a las fuerzas de la derecha facha o fascistas.

Como en muy pocos momentos de la historia contemporánea estamos ante la posibilidad de la Unidad Latinoamericana para la reivindicación y defensa de nuestros sufridos pueblos.

El juicio de la vergüenza judicial

Oscar Madrigal

El próximo lunes se dictará sentencia en el nuevo juicio seguido contra Orlando Barrantes. En el Tribunal Penal de Pococí ese día se oirán las conclusiones de las partes y el tribunal dictará la sentencia en el que ya es el octavo juicio por la misma causa, sí leyó bien, el juicio número 8 que se ha seguido contra Orlando por los mismos hechos, proceso abierto hace 22 años. Más de dos décadas después nuevamente se está a las puertas de una nueva sentencia.

Esto es una vergüenza nacional y par un Poder Judicial que somete a un ciudadano a un calvario judicial penal por casi la mitad de su vida consciente.

A Orlando lo conocí hace muchos años cuando siendo un adolescente se incorporó a las luchas del movimiento estudiantil de secundaria, en aquellos gloriosos tiempos de la FESE, cuando se lograron importantes conquistas para el estudiantado de los colegios. Luego lo vi en las luchas por vivienda y campesinas, peleando por adecentar y mejorar las condiciones de vida de los sectores más pobres del país, ya fuera en la región del Atlántico como en el Sur del país.

A pesar de no compartir siempre las mismas posiciones ideológicas, hemos conservado una muy buena relación. Durante la campaña electoral pasada me invitó junto a Gloria a discutir y analizar la situación electoral de frente al movimiento popular, en Guápiles.

Orlando fue fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores, de orientación trotskista y dirigente del Bloque de la Vivienda y del Movimiento de Trabajadores y Campesinos MTC de Costa Rica.

La persecución contra Orlando no deja de tener los mismos tintes que se están utilizando en otros países de Iberoamérica en los cuales se hace uso del Poder Judicial para perseguir, desprestigiar, acallar y desmotivar a los dirigentes populares: el caso más emblemático fue el de Lula en Brasil, pero también el de Correa en Ecuador, Podemos en España, Castillo en Perú y tantos otros más. El uso del Poder Judicial para propósitos espurios, falsos y con fines políticos es un atentado a la democracia.

Me uno a las peticiones de múltiples organizaciones populares solicitando la absolutoria definitiva de Orlando Barrantes.

SE VENDE

Oscar Madrigal

Tan preocupados como el señor Presidente de la República, don Rodrigo Chaves, un grupo de ciudadanos, aunque pequeño, viene promoviendo la idea desde hace pocos días, de vender el Teatro Nacional para amortizar parte de la deuda pública del Gobierno e incluso aumentar los ingresos fiscales un poco más allá de la venta. Según sus cálculos preliminares, esa venta puede producir entre un 2 y un 3% del PIB lo cual haría que la deuda con relación al PIB llegaría en el 2030 a un 55%.

Las consideraciones que expresa dicho grupo se resumen en que el Teatro Nacional no genera ningún beneficio concreto a las grandes mayorías populares, a los grupos más pobres, ya que el Teatro pasa mucho tiempo cerrado y las entradas a sus funciones no están al alcance de la mayoría de la sociedad que está apenas subsistiendo con un 12% de inflación. En esta tesitura -sostienen- solo produce gastos que perfectamente se pueden ahorrar.

La idea sería promover la venta entre inversores extranjeros porque es difícil que alguno nacional quiera participar en el negocio. El Teatro Nacional posee grandes potencialidades que pueden promoverse, tales como las siguientes que se resumen: la luneta puede transformarse en un casino al estilo Casino Royale con máquinas de monedas de última generación, juegos de póker, 21 y apuestas sobre lo más diverso del mundo, tal como cuántos años va a reinar Carlos III o cómo terminará el Clásico. El escenario debe mantenerse para las presentaciones de grupos como los del Mouline Rouge y otros y hasta la presentación en vivo de los Tigres del Norte. Los palcos pueden convertirse en bares de muy diversos ambientes y la gradería en lugar de actividades más íntimas. Se trata, en fin, de generar un negocio lejos del subdesarrollo como el Hotel El Rey, sino una empresa a nivel de Mónaco o Montecarlo.

Además, agregan, con los impuestos que genere la empresa se podrán construir o al menos arreglar carreteras y caminos, construir escuelas y hospitales. El negocio es un ganar-ganar porque también promovería una sana competencia.

El procedimiento de venta es fácil de diseñar porque se puede utilizar el mismo de la venta del Banco de Costa Rica. Primero se convierte el Teatro Nacional en una sociedad anónima, Teatro Nacional S.A., cuya asamblea de socios es el Gabinete. Eso sí, en aras de la trasparencia, deberá contratarse una empresa que haga el avalúo de activos y pasivos para saber cuánto exactamente vale el Teatro y luego -viene lo bueno- la subasta: ¡quién da más! En definitiva, el Presidente y los Ministros escogerán al comprador, pero lo bueno -otra vez-  es que por lo que se ha visto por la televisión, los ministros son mansos, indignos y sumisos, incapaces de contradecir al Presidente, por lo que será don Rodrigo el que escoja. Esto es importante y ayuda mucho porque no habrá grandes debates, ni discusiones y menos discrepancias que enredan las cosas y las atrasan. Así rápidamente se podrá empezar a abonar la fatídica deuda.

¿No les parece genial la idea?

¿Alguien, por favor, podría trasmitírsela a don Rodrigo, el Presidente de la República no el de la Asamblea?

Nota: se escribe este resumen a petición de parte.

Separar el grano de la paja

Oscar Madrigal

El anuncio de ayer del presidente Chaves de vender el Banco de Costa Rica dilucida claramente el rumbo y el contenido de la política de su gobierno. Estamos en presencia del más rancio neoliberalismo, del más ortodoxo y más entreguista. Mientras los países del mundo y de América Latina retornan de la época de la subasta de los bienes del Estado, tales como Argentina, Méjico, Bolivia o Chile para recuperarlos e incorporarlos al acerbo nacional, el presidente Chaves propone subastarlo, casi inexorablemente, a precio de baratija.

Los propios números propuestos por don Rodrigo prueba que su venta no producirá mayor beneficio, ni redundará en la reducción de la deuda pública. Él dice que el precio de venta puede alcanzar un 3% del PIB, sea de aproximadamente un billón de colones; sin embargo, la deuda pública es de 29 billones de colones.

Como se ve, con la venta del BCR la aguja casi no se movería, mientras perderíamos un bien o activo del Estado que le produce grandes utilidades todos los años. Según proyecciones del Ministerio de Hacienda la relación PIB/deuda pública, se ubicará en el 2027 en un 62% y en el 2032 en un 50%. Como se ve, según Hacienda, sin la venta del BCR la relación disminuirá rápidamente en el futuro cercano. Se ha repetido hasta el cansancio, que el Gobierno pretende que esas utilidades millonarias se las lleve un banquero extranjero y no que se queden en las instituciones nacionales. Esto representa el más puro entreguismo anti-patriota.

El gobierno de Chaves, por otra parte, se ha caracterizado por favores, descarados, a los que pagaron su campaña electoral (tal el caso de la continuación de la concesión de Caldera, el favorecer a los importadores de arroz o ayudar a los empresarios autobuseros) y ejercer la represión contra los funcionarios que discrepen de las opiniones de los ministros (caso de carretera Paquera- Naranjo, comisión de vacunación) o imponer en contrataciones públicas a empresas de su simpatía, como el caso de la empresa que sustituye a Riteve. Es el gobierno de los compadrazgos y no el del interés general. Son actuaciones por lo demás sospechosas y corruptas. Es cuestión de ver los hechos.

El Gobierno se ha especializado en montar la parafernalia, los juegos de pólvora, las distracciones verbales, para ocultar su falta total de beligerancia para afrontar los problemas nacionales.

Mientras se da la imagen de que los problemas se están enfrentando por el bien común, la inflación, sea el aumento general de precios, sigue disparada (12%), la pobreza crece (400 mil niños y niñas viven en pobreza), la desocupación no cede porque la gente ya se cansó de buscar trabajo y la agenda legislativa del Gobierno de Chaves hasta ahora conocida es la venta de activos como el BCR, el INS y Bicsa y el apoyo decidido al proyecto de jornadas 4/3 que liquida el pago de horas extras. Nada en favor del pueblo.

Esos son los hechos, envueltos en hojas de promesas, bravuconadas y desplantes. Lo que hay es una política típicamente neoliberal de Chaves condimentada con baile, “bombas” y una pizca de autoritarismo.

Todo ello con el fin de impulsar una política neoliberal de lo peor que ha ocurrido en nuestro país, mediante cantos de sirena que engatusan a las mayorías.

Alguien me decía hace unos días: Chaves vende el Teatro Nacional y aquí nadie reacciona. Ya veremos.

Entre dos fuegos

Oscar Madrigal

Los sectores populares se encuentran en medio del fuego cruzado entre dos sectores de la derecha a cual más reaccionario y conservador. Por un lado el Gobierno encabezado por el presidente Chaves que desea conducir el país disparado hacia el autoritarismo, promoviendo la centralización del Estado a costa de la participación ciudadana, la desaparición de la producción nacional, junto al ataque a La Nación, a otros grupos reaccionarios de la derecha. Es un gobierno que fundamentado en un mensaje de eficiencia impulsa políticas muy de derecha que se orientan a acabar con los rescoldos democráticos que dejó el gobierno de Alvarado.

El gobierno de Chaves propone rebajar el precio del arroz a costa de la desaparición de los pequeños productores de arroz y cambiar a los poderosos industriales del arroz por los poderosos importadores de arroz.

Propone acabar con Setena y otros órganos ambientales para convertirlos en apéndices del Ministro del ramo y con ello debilitar las políticas ambientales a cambio -supuestamente- de mayor inversión.

Propone adherirse a la Alianza del Pacífico para terminar de abrir las fronteras a los productos agrícolas y acabar con lo poco que queda del campesinado nacional.

Ataca a La Nación, cerrando una empresa de su grupo económico, justificado en potenciales emergencias, aunque eso signifique ahogar más a esa empresa y dificultar aún más la recuperación de las inversiones hechas por la Caja y otras instituciones.

La izquierda defiende la libertad de expresión y de prensa, aunque sabe que ninguno de esos grupos, el de Chaves o La Nación, representan esa libertad. Simplemente debe desenmascarar ese juego sabiendo que ninguna de esas fuerzas vendrá en auxilio de la auténtica defensa de la libertad de expresión, en especial de la izquierda.

La izquierda está en medio de esos dos fuegos, de grupos ambos reaccionarios y antipopulares.

Sin embargo, no puede desinteresarse del asunto y ver el pleito desde el palco o el balcón.

En ese pleito las fuerzas populares deberían levantar sus propias banderas para no quedar encerradas en la disyuntiva planteada por los grupos reaccionarios. Levantar una tercera vía, una alternativa clara, en especial por parte de la organizaciones populares, sindicatos, ambientalistas, organizaciones campesinas, de vivienda, federaciones de estudiantes, para no quedar encerrados en disyuntivas falsas y contrarias a los intereses populares.

Por ejemplo, si el sistema de producción de arroz es injusto con el consumidor, es necesario construir uno que combine esa aspiración con la defensa de la producción nacional.

A nivel ambiental hay que oponerse radicalmente a los intentos de secuestrar los avances ambientales en función de los egoístas intereses económicos. Al igual hay que defender a los pequeños propietarios de la amenaza de la Alianza del Pacífico creando soluciones y alternativas.

Hay que defender la libertad de prensa amenazada por el Gobierno aunque eso no represente una defensa de las políticas reaccionarias que ha defendido a lo largo de la historia La Nación.

El Gobierno de Chaves da signos de avanzar hacia el autoritarismo estilo Bukele en El Salvador, para beneficiar esencialmente a grupos oligárquicos poderosos.

Hay que pasar a la ofensiva, aunque noto una gran pasividad, como que estamos paralizados. Espero equivocarme.