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Etiqueta: Palestina

Octubre del 2023: La lección del mes para toda la vida

MSC. Jiddu Rojas Jiménez

Se puede presenciar en vivo y a todo color, tanto un Genocidio (Gaza), como la indiferencia alienada de miles, y por otra parte, soportar la impotencia de otros tantos.

Paradójicamente tal y como pasó, con el Holocausto Judío cometido por la Alemania Nazi, y sus colaboradores Fascistas europeos, y como pasó con el Colonialismo inicial del Sionismo para con la primera Nakba en Palestina en 1948. (Les recuerdo: Trágico acontecimiento original histórico, donde fueron expulsados militarmente cientos de miles de Palestinos de su Tierra ancestral, por los Colonos armados de Israel, irrespetando las disposiciones sobre Palestina de la ONU de crear dos Estados independientes).

Volviendo a mi presente inmediato, me queda muy claro: Hablar de Gaza no es «tendencia», ya «molesta» más bien, y no es prioridad política, geopolítica o ética de nadie, o de casi nadie, al menos en mi Patria, Costa Rica. Hablar de este Genocidio «cansa» a algunos y algunas. Son pocas las nobles excepciones, incluidos ciudadanos y ciudadanas costarricenses de ascendencia judía. (Para ellas y ellos mi respeto y admiración.) Sé además de gente decente, buena, humanista, solidaria, sensible, con empatía, informada, que sufre y llora en silencio, presenciando estos irracionales Crímenes de Lesa Humanidad y nuestra común impotencia; para ellos y ellas también escribo.

¿Por qué cerrar los ojos frente a tanta crueldad? ¿Es acaso un mecanismo de defensa estimulado del «Inconsciente Colectivo»? ¿Mera ignorancia general, o puro temor a hacer confrontados con la realidad? ¿Acaso temor al poderoso Lobby político, financiero y económico Sionista a nivel nacional e internacional? ¿O simplemente «maldad» y «egoísmo» colectivos? ¿El Tánatos se desató para Halloween?

Sobra evidencia objetiva de toda esta atrocidad contra un Pueblo Palestino; información ya existe de sobra, más allá del cerco mediático conocido. Facebook censuró este mismo escrito ampliado, por una hora (sic) y posiblemente acaso por tiempo indefinido. (Por esa misma razón la convierto en artículo de difusión). Pero las cifras de miles niños y niñas y civiles palestinos asesinados, son datos reales. ¿Combate esta acción criminal de Israel, realmente al “Terrorismo”? ¿O más bien tanta brutalidad contra los Civiles Palestinos, lo siembra y lo provoca? ¿Hasta dónde escalará internacionalmente esta violencia?

No hay excusas entonces, sobre todo para las personas, con algún grado académico.

Pero las diferentes lecturas e interpretaciones posibles, aunque válidas, tienen un techo en la brutal realidad documentada. Cualquier Relativismo o Perspectivismo, se transforman en vulgar Cinismo, frente a las fotos de cadáveres infantiles.

Y no salgan con la blasfemia, repetida por algunos fanáticos, de los «escudos humanos», en un Ghetto donde viven apiñados más de 2.2 millones de personas en apenas 360 km2, y donde Israel atacó recientemente un falso «corredor humanitario» al Sur de la Franja, supuestamente diseñado, para que salieran civiles de Gaza. En este último bombardeo de Israel, incluso hubo, varias bajas del personal de la ONU. No lo digo yo, lo dice textualmente, el mismo Secretario General de las Naciones Unidas. ¿Hasta cuándo la impunidad del Gobierno de Israel? Gaza es desde hace décadas un campo de concentración a «cielo abierto».

No hay derecho en la Modernidad (Incompleta al decir del filósofo Habermaso no) a escondernos en la ignorancia y la indiferencia ciega, acerca de esta tragedia humana. Al menos hay que intentar conocer racional y científicamente, más allá de cualquier propaganda, las raíces históricas colonialistas y racistas, del moderno Estado de Israel.

Denunciar el Racismo y el Colonialismo del Sionismo (oficialmente Sionismo Revisionista) no significa ser Antisemita, ni ser pro-Hamas. Los y las Palestinos/as (sean Musulmanes, Cristianos, Drusos y Judíos Orientales) son «Semitas» también, y no colonos europeos Jázaros de religión judía. En todo caso son seres humanos y punto (ambas nacionalidades, por cierto). Y la población civil en Gaza, evidentemente, no puede ser castigada colectivamente por las acciones armadas de Hamas, como tampoco Palestina es responsable del Genocidio Nazi o de los anteriores “Progroms” racistas de los Europeos “cristianos” contra la población Judía.

Parece a todas luces, que la verdadera agenda política de la Extrema Derecha Sionista (laica y religiosa) liderada por Netanyahu, es terminar la limpieza étnica de Gaza. Mientras se salva el Gobierno de Netanyahu, de la propia crisis interna de Legitimidad.

Son públicas las matonerías del discurso de Netanyahu, –el actual Primer Ministro de Israel recientemente acusado de corrupción y Autoritarismo al interno de su país–, y parecen sacadas de la vieja propaganda Nazi. O sea, su discurso es abiertamente racista, defiende una lógica fascista, y hace apología del Genocidio del Otro.

El Gobierno de Netanyahu dice textualmente, que el «Cese al Fuego» contra Civiles indefensos es «rendirse frente al Terrorismo», y el mismo defiende su carnicería humana literalmente, como la metafísica «lucha del Bien contra el Mal» (Sic).

Esto último es una asquerosa «Inversión Axiológica» (Franz Hinkelammert) digna de Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda de Hitler. Así, las Víctimas se convierten discursivamente en Victimarios, una vez más. Justo como hacían los Nazis Alemanes y Austriacos con sus conciudadanos/as judíos/as.

¡Por todo esto debemos informarnos más y mejor! No saber no es un “pecado”, pero no tener al menos, la empatía mínima para querer saber e intentar preguntarse por cuáles son los orígenes reales de toda esta brutalidad y violencia, no es moralmente aceptable. La voluntad de saber, parodiando a Foucault, debe generarse.

Queda una especie casi que, de «imperativo categórico» ciudadano, de deber moral a cumplir, o sea, de tratar de informar y explicar racional e históricamente qué realmente pasó, y pasa en Palestina.

Queda pedir a gritos, un inmediato «Cese al Fuego» en Gaza, la liberación humanitaria de prisioneros de ambas partes, la sanción internacional de los Crímenes de Guerra, y el soñar con una Paz con Justicia para Palestina.

Sin embargo, el daño psicológico y espiritual ya está hecho, y es profundo: Acostumbrarse al Bombardeo de Civiles en Gaza, –sobre todo de niños y niñas indefensos/as–, y a escuchar su vulgar apología racista y colonialista en medios y Gobiernos cipayos, sólo nos hace menos humanos.

Mientras, la «fiesta» (del “sacrificio” acaso) sigue…

Algunas y algunos seguiremos soñando y luchando desde diferentes lugares sociales, por una sociedad más humana, por un Mundo menos injusto, y por un Planeta más viable.

Y como posteó una querida amiga cineasta: ¡No paremos de hablar de Palestina!

Paz para Palestina – Vigilia de este jueves 2 de noviembre

Invitación de la Red de Solidaridad con Palestina

5pm a 8pm – 2 Noviembre

Frente al Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica – Casa Amarilla.

En Solidaridad con las víctimas en Gaza

Traer velas y pancartas

Actividad pacífica apta para todo público, se permite traer mascotas.

No en mi nombre

Óscar Madrigal

Óscar Madrigal

Una de las afirmaciones más lapidarias, dramáticas y brutales de la Biblia es la del Génesis:

“DIOS LAMENTÓ HABER HECHO AL HOMBRE SOBRE LA TIERRA Y SUFRIÓ EN SUS ENTRAÑAS”. (Gn 6,6).

Cada día mueren en Gaza alrededor de 500 personas, la mitad de ellos niños. Por cada 2 muertos por los bombardeos del gobierno israelí, uno de ellos es un niño o una niña. No son estadísticas, son personas. Y de ese otro que muere por las bombas, unos son mujeres y otros ancianos y otro tanto, hombres jóvenes y adultos que no tienen nada que ver con Hamás. No son estadísticas son personas.

El objetivo del gobierno israelí dirigido por el corrupto de Netanyahu es desaparecer a Hamás, como lo ha dicho, aunque para ello sea necesario el genocidio y la destrucción de todo un país o pueblo. Destruir, destruir, destruir, como venganza, sin compasión, sin amor, sin consideración, lo que es lo mismo sin valores éticos fundamentados en la religión.

Como ha dicho el Gran Rabino y escritor inglés Jonathan Sacks: “Demasiado a menudo en la historia de la religión, la gente ha matado en nombre del Dios de la vida, ha hecho la guerra en nombre del Dios de la Paz, ha odiado en nombre del Dios del amor y ha practicado la crueldad en nombre del Dios de la compasión. Cuando esto sucede, Dios habla, a veces en voz baja, casi inaudible frente al clamor de aquellos que dicen hablar en su nombre. Lo que dice en esos momentos es: “No en mi nombre”. (Pasaje del libro “No en nombre de Dios” de Jonathan Sacks).

Los familiares de los rehenes secuestrados por Hamás protestan todos los días en las calles de Israel pidiendo una Negociación y Paz para su regreso. Pero también el gobierno de Netanyahu es insensible a sus peticiones.

Hay que detener el genocidio y la barbarie contra el pueblo palestino, llevado adelante por un gobierno fundamentado en un disparate bíblico -como decía Saramago- el del Pueblo Elegido, muy cercano el concepto de la superioridad de la raza aria.

Hemos llegado a un punto en que solo los pueblos del mundo, incluyendo por supuesto al pueblo judío, podrán detener a un gobierno israelí deshumanizado y genocida, porque los mecanismos de convivencia como el derecho internacional o la ONU han mostrado su total incapacidad para detener el fundamentalismo que gobierna Israel.

Citamos nuevamente al Gran Rabino Sacks: “De acuerdo con la Biblia hebrea, el monoteísmo abrahámico apareció en el mundo como un rechazo del imperialismo y el uso de la fuerza para hacer de algunos hombres amos y de otros esclavos”. (…) “No es nuestra tarea conquistar el mundo, convertirlo o imponer la uniformidad de las creencias. Nuestra tarea es ser una bendición para el mundo. El uso de la religión para fines políticos no es rectitud, sino idolatría”. (Obra citada).

Hay que detener el genocidio del pueblo palestino y luchar por la paz como única salida humana a este mundo.

Los hombres de hoy son, probablemente, peores que los de antes, más corruptos, más sanguinarios, más vengativos, más inmorales… Esas camarillas, como las de Netanyahu, están provocando un nuevo Diluvio, aunque esta vez será un diluvio atómico.

Marcha por Palestina recorrió las calles de San José este domingo 29

Comunicado de la Red de Solidaridad con Palestina

El domingo recién pasado en el Parque Central de San José, la Red de Solidaridad con Palestina realizó una manifestación por el cese al fuego ya. Para que paren los bombardeos sobre Gaza y que se abran los pasos fronterizos y entre la ayuda humanitaria. Para que Israel no asesine a más niños de Gaza.

La manifestación fue precedida por un acto ecuménico de oración por la Paz y por el cese del genocidio en Gaza, Palestina, a cargo de la profesora de educación religiosa, Grace Ulate, de la Red de Solidaridad con Palestina y de la MSc. Silvia Regina del Departamento Ecuménico de Investigaciones DEI. Se sumaron plegarias de un representante del Centro de Cultura islámica de la mezquita musulmana Omar y varios oradores.

La señora Cónsul de Palestina en Costa Rica, Wajiha Sasa, dio un saludo y agradecimiento muy emotivo por las acciones de solidaridad que se han venido desarrollando en Costa Rica con el pueblo palestino.

Luego de la acción ecuménica se realizó una caminata por el Boulevard de la Avenida Central y hasta la Asamblea Legislativa y luego una inversión de la Ruta que culminó en el Boulevard al frente del Banco Central.

El próximo jueves 2 de noviembre se realizará, frente a la Cancillería (Casa Amarilla), una vigilia de 5:00 a 8:00 pm en el Dia de Difuntos, en recuerdo de los más de 3300 niños víctimas de los bombardeos de Israel que perdieron la vida y los más de ocho mil civiles que también han fallecido en este genocidio aberrante y patológico del gobierno israelí que ha mostrado lo sanguinario del régimen de apartheid sionista y de sus guardián y patrocinador el gobierno y Pentágono de los EEUU.

Dr. Mads Gilbert: “Ya oigo cómo ajustan sus instrumentos de muerte. Por favor. Hagan lo que puedan. Esto no puede continuar”

  • Israel en Palestina: una guerra entre quienes defienden sus tierras y quienes se las quieren quitar

Gilberto Lopes, en San José

29 oct 2023

“La última noche fue extrema. Ya oigo los instrumentos de muerte. Los ríos de sangre continuarán corriendo la noche siguiente”, dijo el doctor Mads Gilbert desde el hospital gazatí de Al-Shifa, el 24 de julio del 2014.

¿Existirá todavía ese hospital? ¿Le habrá ido mejor que el hospital Al-Ahli, destruido por un bombardeo la semana pasada?

Averiguo. Sí, sigue existiendo. Es el hospital más grande de Gaza. Con capacidad para atender a 700 personas por día, hoy recibe a cinco mil. Estaba al borde del colapso. “Cuando llega el bombardeo, el infierno entero se desmorona sobre Al Shifa”, contó Alejandra Pataro, periodista del diario argentino Clarín.

La voz del doctor Gilbert sigue sonando, sin que se terminen de aclarar las razones de tal tragedia. Hay que tratar de entender…

La guerra en la Franja de Gaza ha desviado la atención de Cisjordania, el otro territorio con el que debía conformarse un Estado palestino. Esa falta de atención –dijo la periodista israelí Amira Haas, en el diario Haaretz– ha permitido a los colonos judíos, apoyados por el ejército, la policía y cuerpos paramilitares, renovar sus ataques contra agricultores y pastores palestinos en Cisjordania, con un claro objetivo: expulsar las comunidades de sus tierras y de sus casas.

Haaretz ilumina aspectos de una realidad que pasó a segundo plano en Israel y que el resto del mundo prácticamente ignora. El frente militar de esta guerra se libra de nuevo en Gaza, con sus dramáticas consecuencias, pero aun así es difícil decidir cuál de los dos escenarios –el de Gaza o el de Cisjordania– es el más cruel.

Hace poco más de diez años, en mayo del 2013, Bradley Burston, columnista del Haaretz, escribía sobre el “verdadero secreto” de Israel. “No es la bomba atómica”, aseguraba, sino el presupuesto que el Estado asignaba a los asentamientos judíos en Cisjordania.

Nadie sabe cuánto dinero se vierte en los asentamientos. ¡Nadie! ¡Nunca! Burston hacía referencia a un informe de la radio del ejército israelí sobre los recursos destinados a legalizar esos asentamientos y crear incentivos para atraer a miles de nuevos residentes, más allá de las fronteras de Cisjordania, establecidas por la “Línea Verde”.

“La pobreza en Israel es buena para los asentamientos y genial para la ocupación”, agregaba. Cuando comenzó la construcción de los asentamientos, en la década de los 80’s –dice Burston– los gobiernos del conservador partido Likud, de Benjamin Netanyahu, “ya habían empezado a desmantelar las redes de seguridad de bienestar social”, fundamento de la economía y de la sociedad israelita desde su fundación, en 1948.

A medida en que las privatizaciones avanzaban, muchas personas en los pueblos y barrios marginales de Israel quedaban atrás. El gobierno financió entonces la creación de suburbios con viviendas a precios accesibles, que atrajeron a miles de compradores. Financiaron escuelas y transporte, de modo que la ocupación del territorio palestino se fue haciendo realidad hilera tras hilera. Luego surgieron bases del ejército en todas las direcciones “para proteger a los colonos”. Diez años después del artículo de Burston, Ofer Aderet publicaba, también en el Haaretz, otros detalles del plan, revelados en documentos de archivos estatales, gracias a un proyecto del Taub Center para estudios israelíes, de la New York University, que muestran como la ocupación de los territorios palestinos, en Judea y Samaria, fue planificada cuidadosamente.“El establecimiento de asentamientos judíos en los territorios ocupados ha sido la mayor empresa nacional del último medio siglo, pero ha atraído muy poca investigación académica”, se puede leer en la página del Taub Center.

En los documentos hechos públicos se revelaba que, primero, trataban de expropiar la tierra de cultivo de los palestinos, con el pretexto de que la iban a transformar en una zona de entrenamiento militar. Si los habitantes se resistían a abandonarla, los soldados saboteaban sus herramientas o usaban sus vehículos para destruir las cosechas. Como último recurso envenenaban las tierras, rociándolas con químicos tóxicos, letales para los animales y peligrosos para los humanos.

Esas medidas, aplicadas en la localidad de Aqraba, en 1972, durante el gobierno de la primera ministra Golda Meir, son un ejemplo de que, en esta materia, una misma política fue promovida de formas similares, por los diversos partidos israelíes.

El 21 de septiembre pasado, un informe de Naciones Unidas denunciaba un éxodo sin precedentes de pobladores palestinos en Cisjordania. Más de 1.100 habían tenido que abandonar sus propiedades desde 2022 debido a la violencia de los colonos judíos, que habían obligado a los palestinos a desalojar completamente cinco comunidades. Otras seis vieron partir la mitad de sus habitantes y algunas más, a partes menores de su población.

“Yo siento como si fuera un refugiado aquí y los colonos los propietarios de nuestra tierra”, dijo Ali Abu Kbash, un pastor que dejó su propiedad en la aldea de Al-Qabun, en Cisjordania, con sus cuatro hijos y 60 ovejas, para instalarse en las laderas rocosas de una aldea vecina.

La ola de abandonos de la llamada “Área C” de Cisjordania (un 60% del territorio, bajo control del ejército israelí, según los acuerdos de paz de Oslo, en los años 90) se ha intensificado. “El desalojo de los palestinos en medio de la creciente violencia de los colonos es de una magnitud no documentada previamente”, según la coordinadora de la oficina de las Naciones Unidas para los Asuntos Humanitarios en el Territorio Palestino Ocupado, Andrea de Domenico.

Los colonos instalan puestos de avanzada en la tierra palestina, liberan sus ovejas en los terrenos de los pastores palestinos y queman sus casas, apoyados por las autoridades y los militares.

En septiembre del 2020 los tribunales israelíes ordenaron la expulsión de una docena de palestinos de sus tierras en dos casos distintos: en uno, para entregar las tierras a una asociación de colonos; en el otro, a una compañía propiedad de activistas de extrema derecha.

Netanyahu, luchando por su supervivencia política en las elecciones de septiembre de 2019, anunció su disposición de apropiarse de hasta un tercio de Cisjordania. Ministros árabes de relaciones exteriores, reunidos en El Cairo, lo calificaron entonces de un “plan peligroso”, que violaba leyes internacionales. El canciller turco lo llamó “racista e incendiario”.

La ilegalidad de estas acciones ha sido reiterada por las más diversas instancias. La política de construcción y ampliación de asentamientos, incluyendo Jerusalén Este, es ilegal de acuerdo con el Derecho Internacional. La Unión Europea dijo que no reconocerá ninguna anexión unilateral del valle del Jordán por parte de Israel, según la portavoz del servicio diplomático europeo, Maja Kocijancic, en respuesta al plan anunciado por Netanyahu.

Pobreza endémica

Es imposible, en un artículo de prensa, contar una historia de siete décadas. Pero hay una infinidad de notas, de fuentes diversas, que resumen la situación que tratamos de describir.

En diciembre del 2004, la BBC entrevistó a Peter Hansen, director de la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA). (La entrevista puede ser vista aquí: http://news.bbc.co.uk/go/pr/fr/-/hi/spanish/international/newsid_4115000/4115287.stm)

«Las estadísticas de muerte, destrucción y pobreza no llegan a transmitir el verdadero sufrimiento de la población en los territorios ocupados. Barrios enteros (…) han sido arrasados. En nuestras escuelas, una generación completa crece en un ambiente de violencia aterradora. La maldición de la pobreza endémica alcanza ahora a dos tercios de la población», dijo Hansen a la BBC.

En noviembre (2004) UNRWA pidió fondos para alimentar a 1,6 millones de palestinos en los territorios ocupados.¿Se trata de personas que, si no fuera por UNRWA, no tendrían qué comer?, pregunta el periodista.

– Así es, dice Hansen. “Desde el comienzo de la intifada (septiembre del 2000) casi toda posibilidad de empleo para palestinos en Israel se ha acabado. Antes de la intifada eran 130 mil los palestinos que trabajaban en Israel. Estamos hablando de 130 mil familias, casi un millón de personas, porque las familias son grandes”, explica.

“Un informe del Banco Mundial de noviembre del 2004 dice que un 50% de los palestinos viven en la pobreza, con menos de dos dólares al día. UNRWA ha denunciado que uno de cada cinco niños en los territorios ocupados sufre de grave desnutrición”, dice el periodista.

–Hace cuatro años que estamos en este programa de emergencia. Por falta de fondos hemos tenido que bajar el nivel de ayuda alimentaria del 80% de lo que una familia precisa a un 60%, y ahora a 40%, porque sencillamente no nos llega suficiente dinero para hacer esto mejor.

¿Es decir –le preguntan, de nuevo– que las familias reciben sólo el 40% de los alimentos que precisan para subsistir?

–Así es. Van a tener que intentar hallar lo demás en otro lugar.

Las relaciones de Washington con los palestinos se habían puesto difíciles. El 6 de diciembre del 2017 Trump había anunciado que Estados Unidos reconocía a Jerusalén como capital de Israel. El secretario de Estado, Mike Pompeo, y la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley (hoy precandidata presidencial del partido Republicano), defendieron la medida, argumentando que el programa era responsable de la pobreza en Palestina.

El líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmud Abbas, condenó la decisión. “Esta deplorable e inaceptable medida socava deliberadamente todos los esfuerzos de paz”, dijo Abbas.

Para Hamas, la decisión “abría las puertas del infierno para los intereses de los Estados Unidos en la región”.

En agosto de 2018 Trump canceló los recursos destinados por Estados Unidos al programa de ayuda para los palestinos. Una medida que Biden revirtió en abril del 2021, anunciando el otorgamiento de 150 millones de dólares para UNRWA y otros 75 millones para asistencia económica y humanitaria en Cisjordania y la Franja de Gaza.

El muro

UNRWA denunció también el muro que construía Israel en Cisjordania. Pese a su importancia, la gran prensa habla poco (o nada) de ese muro.

Aunque no está totalmente terminado (y, por razones políticas, posiblemente no se complete nunca) sus consecuencias son devastadoras para los palestinos, como lo señala Hansen. “El muro pasa por algunos lugares en que separa a la población de los establecimientos que tenemos para educación y salud”. “Hay problemas para que lleguen a los hospitales, porque la mayoría de los hospitales está en Jerusalén, que se está encerrando totalmente”.

Una compleja estructura a lo largo de más de 500 km, con unos 30 km de muros de hormigón de hasta siete metros de altura y cuatro metros de profundidad, se complementa con vallas, rejas y torres de vigilancia que rodean Cisjordania y Gaza. Una valla que los palestinos deben cruzar por puestos de control, de los cuales, hasta el año pasado, once abrían diariamente, mientras que otros lo hacían algunos días de la semana o solo en determinadas épocas de cosecha. Y donde el paso era siempre una decisión arbitraria y, con frecuencia, humillante, de los agentes de seguridad.

Alguien que vive al lado de Jerusalén y tiene que ir al hospital, en lugar de tomarle los quince minutos de antes, ahora le toma tres horas. Debe hacer un recorrido muy largo hacia el sur de Jerusalén y volver por el norte. Para gente anciana, enferma, esto está lejos de ser ideal.

“Una barrera que va mucho más allá del obvio impacto físico: es el dolor de la familia separada, la desprotección ante la casa confiscada o demolida, la angustia del agricultor que no riega su tierra y pierde su sustento, la rabia de los desplazamientos extendidos para esquivarlo, la humillación de los controles militares para cruzar, el anhelo del fiel que añora orar en Jerusalén, la melancolía de una puesta de sol robada”, contó la periodista Carmen Rangel en un artículo publicado en el Huffington Post, el 26 de junio del año pasado.

Israel comenzó a construir un muro en junio de 2002, con una extensión prevista entonces de unos 700 km, a un costo de más de 3,5 mil millones de dólares. Los palestinos denunciaron la expropiación de nuevos territorios con la construcción del muro, que no sigue la fronteriza Línea Verde.

El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya dictaminó, en 2004, que esa estructura es ilegal porque gran parte de su trazado se adentra en los territorios autónomos palestinos.

El 23 diciembre del 2016, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 2334 en la que reafirmaba que “el establecimiento de asentamientos por parte de Israel en el territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, no tiene validez legal y constituye una flagrante violación del derecho internacional.

Reiteraba su exigencia de que Israel pusiera fin, “de inmediato y por completo”, a toda actividad de asentamiento en el territorio palestino ocupado; y exhortaba a que se adoptaran medidas para prevenir todo acto de violencia contra civiles.

Como sabemos, nada de eso ha ocurrido.

La Autoridad Palestina, el órgano palestino de administración de parte del territorio ocupado surgida de los Acuerdos de Oslo, en 1993, ha visto su autoridad muy menguada por la división del territorio de Cisjordania en tres áreas: A, B y C. Los Acuerdos de Oslo dejaron en manos de Israel el control total de la economía palestina, así como sus asuntos civiles y de seguridad en más del 60% de Cisjordania, designado como Área C.

Descontentos con esa situación, desde 2005 los palestinos eligieron como sus representantes en Gaza a Hamas y su política de resistencia armada a la ocupación, cuyo asalto a la población en el sur de Israel, a principios del mes de octubre, dio inicio a la más grave escalada militar del conflicto palestino-israelí.

Hagan lo que puedan. Esto no puede continuar…

¿La más grave? Quizás, pero basta volver la mirada hacía la historia para descubrir que se repite, una y otra vez.

El julio del 2014 se reunía el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en Ginebra, para discutir una nueva incursión israelí en Gaza, la operación llamada “Margen Protectora”.

Según diversas estimaciones, entre 2.125 y 2.310 gazatíes murieron (1.492 civiles, incluyendo 551 niños y 299 mujeres) en este operativo. Casi once mil quedaron heridos. 66 soldados y cinco civiles (incluyendo un niño) israelíes también perdieron la vida.

La ONU denunció que los ataques del Ejército israelí contra Gaza podrían constituir «crímenes de guerra» y aprobó una investigación al respecto, mientras Palestina solicitó ayuda internacional para obligar al Israel a cesar una agresión que denunció como “una catástrofe humanitaria».

La resolución fue aprobada en el Consejo de Derechos Humanos por 29 votos y 17 abstenciones. El único voto en contra fue el de los Estados Unidos. La resolución les parecía «destructiva» y que no contribuiría al cese de las hostilidades.

Israel calificó de «farsa» esa decisión. Su embajador ante el Consejo, Eviatar Manor, acusó a Hamas de cometer “crímenes de guerra” y aseguró que Israel “destruiría sus infraestructuras militares».

El 24 de julio el doctor Mads Gilbert, del hospital gazatí de Al-Shifa, ciudadano noruego, publicó una carta abierta en el diario británico The Independent a la que ya hemos hecho referencia.

“Los ríos de sangre seguirán fluyendo la próxima noche. Ya oigo cómo ajustan sus instrumentos de muerte. Por favor. Hagan lo que puedan. Esto no puede continuar”, imploraba.

Ahí decía que “La última noche fue extrema. La invasión terrestre de Gaza produjo decenas de furgones llenos de cuerpos mutilados, destrozados, sangrantes, temblorosos, agonizantes… Palestinos heridos de toda condición y edad, todos civiles, todos inocentes”.

“Luego la orquesta de la maquinaria de guerra israelí vuelve a comenzar su macabra sinfonía. Justo en este instante: las salvas de artillería de los barcos de la marina anclados frente a la costa, el rugido de los F-16, los repugnantes drones (en árabe “zennanis”, “colibríes”) y los Apaches. Todo construido y pagado por los Estados Unidos”.

Una inversión inteligente

¡Todo construido y pagado por los Estados Unidos!, decía el doctor Gilbert.

El jueves, 19 de octubre recién pasado, Joe Biden se dirigió a los norteamericanos (y al mundo) desde su oficina oval, en la Casa Blanca, para hablar de los conflictos en Palestina y en Ucrania.

Los terroristas de Hamas han desatado la maldad en el mundo. Son ellos –y Putin– los que pretenden acabar con la democracia y con sus vecinos, aseguró.

Si no pagan un precio, el costo y las amenazas contra Estados Unidos continuarán aumentando. Si ponemos todo en riesgo, si abandonamos Ucrania e Israel, nuestro liderazgo y nuestros valores estarán en peligro. Por eso pediré mañana recursos urgentes para financiar nuestras necesidades de seguridad nacional, dijo Biden. Y pidió 106 mil millones de dólares al congreso: 60 mil millones para Ucrania y 14 mil para Israel. El resto, para otros gastos. “Es una inversión inteligente, que dará dividendos por generaciones para la seguridad de los Estados Unidos”, afirmó.

En esos días de guerra se estimaba en cerca de 270 millones las necesidades urgentes de Gaza, cuyos poco más de dos millones de habitantes no tenían agua, comida o electricidad, cortadas por Israel, ni recursos para sus hospitales.

El paquete que Biden enviaría al congreso apuntaba en otra dirección. Es un compromiso sin precedentes con la seguridad de Israel, que asegurará su ventaja militar, aseguró, sin dejar de añadir que era necesario que Israel operara de acuerdo con las leyes de la guerra, que protegiera a los civiles “lo mejor que pudiera”.

Biden estima que es el liderazgo norteamericano, sus valores, lo que mantiene el mundo unido. Que Estados Unidos es la nación indispensable, esencial para construir el arsenal de la democracia y defender la causa de la libertad. “No dejaremos que terroristas como Hamas, ni tiranos como Putin, venzan. No lo permitiré”. “¡Somos los Estados Unidos de América!”, afirmó.

Al comentar el discurso, la vocera del ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, dijo: «Antes decían que era una lucha por la libertad y la democracia. Ahora resulta que es solo un cálculo”.

¿Y las reglas?

Hay quienes buscan justificar sus posiciones frente al conflicto entre los palestinos e Israel desde el punto de vista de la “ética”. Como si el problema de la ética no estuviera ya resuelto desde siempre, en las opciones económicas y políticas que, como muestra la historia, han sido tomadas hace ya más de 70 años.

Otros hablan de “terrorismo”. Pero transformado en arma política para descalificar a los enemigos, el “terrorismo” ha perdido su valor de análisis. Usado como calificativo, hace imposible todo intento de comprensión de los problemas.

¿Y las reglas? La relación entre Israel y Palestina muestra que, hace mucho, no hay reglas. Ninguna de las resoluciones de Naciones Unidas se cumple. Ningún acuerdo se respeta, ni los de Oslo, ni los de Minsk, en el caso de Ucrania.

Tampoco se habla de la bomba atómica de Israel, un debate imposible de disociar de otros, más actuales, de la bomba de Corea del Norte, o de Irán. ¿Son otras reglas las que se aplican en estos casos?

No se puede dejar de pensar que no faltan quienes quieren transformar en mundo en otro hospital Al-Ahil. ¿No hace falta hacer algún esfuerzo para evitarlo?

Esa historia se falsificó

En España aún quedan muchos franquistas, dijo el director de orquesta Daniel Barenboim al diario español El País, en septiembre del 2020.

Con nueve años, Barenboim se fue de Argentina a Israel con sus padres. “Mis abuelos maternos, sobre todo mi abuela, fueron grandes sionistas. Ella más que mi abuelo. La mujer era la que mandaba en casa. Mi padre tampoco era un convencido. Digamos que se lo contagiaron mi madre y su suegra. El Estado de Israel se creó en 1948 y mis abuelos se fueron en 1951. Después llegamos nosotros”.

¿Echaba de menos entonces Argentina?, le preguntaron. –No me acuerdo, dice. ¿Y ahora? –Ahora, sí. Por varias razones. Porque con los años se vuelve a la infancia y porque lo que está sucediendo en Israel me duele mucho.

­­–¿Cómo era aquel país naciente?

Otra cosa radicalmente distinta a lo que se ha vuelto. La escalada militar, que se puede comprender, afectó sus bondades. El fervor decreció. No se puede ocupar militarmente otros pueblos con nuestra historia a cuestas, con siglos de persecución.

–El sionismo comenzó con la idea de un pueblo para un país sin pueblo, una idea poética y bellísima, pero falsa: a principios del siglo XX la memoria histórica allí fue falsificada. No se podía decir que aquel era un territorio sin pueblo. Había gente antes: solo existía un 9% de judíos a principios del siglo XX. No es que no hubiera nadie. Existía un 91% que no lo eran. Pero eso se ocultaba, esa historia se falsificó, dijo Barenboim.

Como sabemos, los ríos de sangre siguen fluyendo. Lo cierto es que ¡esto no puede continuar!

FIN

75 años de heridas abiertas

Por José Luis Callaci

“…seamos lo suficientemente sanos para vomitar las mentiras que nos obligan a tragar…cada día…”. Eduardo Galeano.

Para juzgar una historia esta se cuenta completa, o no se cuenta. No han sido los palestinos los que hace 75 años iniciaron esta guerra sino las ambiciones sionistas que violentaron los acuerdos internacionales, suscritos en 1947, en los que se creaban en Palestina dos Estados, el judío y el árabe.

Fue a partir de ello que comenzó una violencia constante entre las partes. Una a la que la hicieron poderosa, por múltiples razones entre las que se destacan ciertos intereses geopolíticos. La otra débil dejada de lado, librada a su suerte en total abandono.

Así fue como se vino consolidando un Estado a costa de la desaparición progresiva de lo que debería haber sido el otro, el de los árabes o palestinos.

Sin miramiento alguno se ha venido desalojando por la fuerza a los habitantes de Palestina que, desprovistos de medios para defender lo que siempre les ha pertenecido, resisten a los ocupantes que les vienen arrebatando todo: tierras, casas, ciudades y su propio futuro, confinándolos en guetos en su propio territorio.

Si la comunidad internacional no interviene forzando a poner sobre la mesa una paz negociada, haciendo respetar los acuerdos suscritos, el mundo entero se está exponiendo a una conflagración de grandes proporciones. El alto al fuego es un imperativo inmediato para evitar lo que es ya un genocidio.

Pero una Paz verdadera y perdurable no se podrá lograr si los que provocaron esta larga guerra no renuncian a ese expansionismo y le devuelven al pueblo palestino todo lo que le ha sido arrebatado.

El sionismo como tal está demostrando ser uno de los peores racismos, por los hechos y por las reiteradas declaraciones públicas de sus altos representantes en las que, entre otros improperios, expresados sin sonrojos ni tapujos, se refieren a los palestinos como “sub humanos” y “animales”.

El indiscriminado bombardeo al gueto de Gaza en los últimos días, -que viene cobrando miles de víctimas inocentes incluido un hospital donde han muerto más 500 personas en cuenta muchos niños palestinos-, ¿no es acaso una muestra clara e inequívoca de quién es quién en esta tragedia?

Vislumbramos que ese gran engaño, salido de mentiras vestidas de verdad, está llegando a su fin. Sin embargo, el pueblo palestino requiere y demanda más muestras de una efectiva solidaridad y ningún tipo de reparos debe retenerla debido a ese falaz endoso de “antisemita” a todo aquel que se opone y condena tanta violencia. Tal falacia merece respuestas inmediatas y contundentes. NADA ES MÁS FALSO QUE ESO. Nada en esto tiene que ver con un rechazo o animadversión contra los judíos, sino contra los sionistas, radicales y racistas, que los lleva a hacer cosas que poco se están diferenciando de los perpetrados por la Alemania nazi. Vomitemos las mentiras.

¡Alto a la masacre en Israel-Palestina! Comunicado de la Compañía de Jesús

La semana pasada, al dirigirse a su audiencia semanal, el Papa Francisco urgió al mundo a tomar “un solo partido” en la guerra israelí-palestina: el de “la paz”. Y añadió: “La guerra no resuelve ningún problema, sólo siembra muerte y destrucción, aumenta el odio, multiplica la venganza. La guerra borra el futuro”. Convocó a una jornada de ayuno, penitencia y oración por la paz el viernes 27 de octubre, para todos, sea cual sea su religión.

La Compañía de Jesús hace suyo el llamamiento incondicional del Papa en favor de la paz.

La Compañía de Jesús ha estado presente en el corazón del conflicto en Israel-Palestina y en todo Oriente Medio. Los jesuitas han estado profundamente comprometidos en el diálogo con los judíos. Plenamente comprometida con el desarraigo de la enseñanza del desprecio a los judíos, el antijudaísmo y el antisemitismo, la Compañía de Jesús reconoce también los derechos de los judíos en Israel y en cualquier otra parte del mundo. Nunca más los judíos deben ser asesinados, violados, mutilados, torturados, secuestrados y amenazados.

Los jesuitas también han estado profundamente comprometidos en el diálogo con los musulmanes, que constituyen la mayoría de los palestinos, junto con los palestinos cristianos. Están plenamente comprometidos con la construcción de sociedades multiculturales y multireligiosas en Palestina y en todo Oriente Medio. Participan activamente en la lucha contra la islamofobia y el racismo. Los palestinos tienen derecho a vivir en su patria con dignidad y en paz. Nunca más se debe asesinar a los palestinos, enterrarlos bajo los escombros de sus casas, expulsarlos, matarlos de hambre, castigarlos colectivamente y exiliarlos.

Es hora de decir basta a las matanzas y a la promoción de ideologías que las permiten. Basta de instrumentalizar la religión para proyectos de poder político. Décadas de conflictos violentos no han traído más que la ruina a toda la región y la escalada del odio. La única victoria posible es fruto de la lucha por la justicia y la paz, la igualdad y la reconciliación.

Hoy, en este tiempo de oscuridad y muerte que nos envuelve, hagamos nuestra la invitación a ponernos del lado de la paz.

Consejo Universitario UCR. Pronunciamiento ante la situación Palestina-Israel

El Consejo Universitario de la universidad de Costa Rica se pronunció por la defensa de los derechos del pueblo palestino. Considerando que: 

El pueblo palestino ha visto violentados sus derechos humanos desde el inicio del conflicto palestino-israelí; las tensiones y la violencia aumentaron recientemente en Jerusalén entre los palestinos e israelíes debido al fallo emitido por un tribunal israelí (febrero 2021); el 13 de mayo de 2021, algunas diputaciones de la Asamblea Legislativa en Costa Rica suscribieron un comunicado mediante el cual se solidarizaban con el pueblo y el Estado israelí y condenaron los actos terroristas sobre su región, pero fueron omisos sobre el origen del conflicto, la ocupación del territorio palestino; el apartheid al que se encuentra sometido el pueblo palestino y la violación sistémica de sus derechos y del derecho internacional humanitario, entre otras.

Según el Estatuto Orgánico de la Universidad de Costa Rica, en los artículos 3 y 5, dispone: ARTÍCULO 3.- La Universidad de Costa Rica debe contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, mediante una política dirigida a la consecución de una justicia social, de equidad, del desarrollo integral, de la libertad plena y de la total independencia de nuestro pueblo.

ARTÍCULO 5: Para el cumplimiento de los fines y los principios orientadores del quehacer de la Universidad de Costa Rica, se establecen los siguientes propósitos.

Por lo cual se acuerda:

  1. Repudiar cualquier manifestación de violencia que atente contra los derechos humanos y la dignidad de las personas.
  2. Solidarizarse con el pueblo palestino ante la nakba que han sufrido la limpieza étnica que afrontan, el desplazamiento forzado, la destrucción de la propiedad, la apropiación de su cultura y la pérdida de vidas humanas.
  3. Instar a la Cancillería de la República y a las 28 diputaciones que suscribieron el comunicado de solidarización con el Estado de Israel a posicionarse a favor de la lucha por garantizar el respeto de los derechos humanos y en contra de la violencia que sufre el pueblo palestino.
  4. Hacer un llamado a los medios de comunicación nacionales, los cuales hasta el momento han realizado una cobertura sesgada de los hechos, han ignorado el apartheid contra Palestina y han reducido el conflicto a una lucha entre “Israel y Hamás”.
  5. Declarar a la Universidad de Costa Rica como un espacio libre de apartheid.

Alcemos la voz por paz en Palestina

ALCEMOS LA VOZ POR PAZ EN PALESTINA. Este domingo 29 octubre habrá un Encuentro Cultural e Interreligioso por la Paz en el Parque Central, de 10 a.m. a 1 p.m. San José – Costa Rica.

Conferencia: Israel – Palestina: una nueva escala de violencia

La Universidad de Costa Rica y la Escuela de Estudios Generales invitan a participar a la conferencia “Israel – Palestina: una nueva escala de violencia”, por el Magister Felipe Medina Gutiérrez, profesor de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. 

La conferencia se llevará a cabo el 31 de octubre a las 4:30 p.m. por medio de las páginas de Facebook y Youtube de la escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica.