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Etiqueta: Panamá

“Nos solidarizamos con la lucha del pueblo panameño”

Giorgio Trucchi con Maikol Hernández

Dura condena a los despidos arbitrarios de Chiquita Panamá

La Federación Nacional de Trabajadores de la Agroindustria, Gastronomía, Hotelería y Afines (Fentragh) de Costa Rica acuerpó de forma contundente la lucha que el pueblo panameño lleva adelante contra la reforma de la seguridad social, la expansión minera y la intervención estadounidense en el país. Asimismo, condenó con dureza los despidos ilegales de Chiquita Panamá.

“Desde Fentragh nos solidarizamos con la lucha del pueblo panameño frente a la implementación de la ley 462, por medio de la cual el gobierno ha impuesto un modelo regresivo de jubilaciones”, explicó a La Rel, Maikol Hernández, secretario general de la Federación.

“También hacemos nuestras las protestas en defensa del medio ambiente, una vez más amenazado por la minería y la usurpación de territorios originarios”, agregó.

El dirigente sindical condenó la violencia de las fuerzas policiales y militares contra la protesta pacífica de los trabajadores, que exigen un retiro digno y que defienden la soberanía nacional ante el intervencionismo del gobierno de Donald Trump.

La brutalidad de Chiquita

Ante el despido arbitrario e ilegal de miles de trabajadores y trabajadoras de las plantaciones bananeras de Chiquita Panamá, el secretario general de nuestra afiliada condenó las políticas antiobreras de la transnacional.

“Es lamentable ver que, una vez más, la transnacional Chiquita Brands, ahora de capital brasileño, y su subsidiaria en Panamá, se presten a los intereses corporativos financieros de desmejorar los derechos de jubilación y retiro”, manifestó.

“Además –continuó– castiga la lucha sindical con despidos masivos y la amenaza de abandonar operaciones en la zona de Bocas del Toro. Algo que no puede considerarse como un hecho aislado, sino en continuidad con la que ha sido la historia trágica de violencia, caos, sangre y muertes que en el pasado caracterizó la nefasta United Fruit Company”.

Ante la gravedad de la situación en Panamá, y en especial en los territorios de los pueblos originarios, Fentragh expresó sus mayores muestras de respeto y solidaridad con el sindicato bananero.

“Nos solidarizamos con los compañeros y compañeras del Sitraibana, que hoy enfrentan la despreciable amenaza de Chiquita de despedirles por el único motivo de defender sus derechos.

Un abrazo a los honorables hermanas y hermanos de los pueblos originarios Ngäbe-Buglé, a quienes, una vez más, el gobierno y los empresarios pretenden robarles sus derechos.

Desde Costa Rica y la gran familia de la UITA –concluyó Hernández– nos solidarizamos con la lucha de la clase trabajadora panameña.

¡NO a la ley 462, NO a la minería, ¡NO a la explotación de Río Indio!”.

Foto: Gerardo Iglesias

El Evangelio según Renacimiento

Angie Barrantes Rodríguez*

Quiero contar lo que vi al sur de la frontera entre Costa Rica y Panamá, en el distrito de Renacimiento. El Reino de Dios es semejante al fuego que esas comunidades encienden para compartir su mesa: la tierra que trabajan les da frutos y sus manos generosas los comparten.

Hace un tiempo, desde Panamá, recibimos una invitación para encontrarnos con esas comunidades y fuimos bien recibidos por ellas. Fuimos saciados y “no solo de pan”, sino de su ejemplo, de sus palabras y la Palabra de Dios en boca de ellos.

Visitamos unas 16 comunidades de Renacimiento donde es posible reconocer a Jesús de Nazaret en los rostros y la alegría. En Renacimiento, un distrito panameño que alberga a poco más de 22 mil habitantes, nos reencontramos con el Evangelio de Jesús en amorosa construcción, a manos de quienes eligieron seguirle en cada acto, en la sencillez diaria.

Sé que muchas veces buscábamos ese mismo tono de amor y ese júbilo de hermandad en otros lugares y, puedo decir con certeza: allá lo encontramos, lo vimos, lo vivimos. Comimos y bebimos juntos sus frutos, y por sus frutos les conocimos.

(…) Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”: Río Sereno

Si el obispo Pedro Casaldáliga hubiera conocido Río Sereno, corregimiento del distrito de Renacimiento, también les habría llamado “pueblo profético”, como hizo con otros. En esa multitud de corazones anidó la palabra de Dios y fue fecunda: renació como amor al prójimo.

Desde 15 países llegamos a Renacimiento en julio de 2024, provenientes de unas 28 organizaciones, por invitación de la Iglesia Católica (misioneros vicentinos en la zona fronteriza).

El padre Eric Obaldía Félix nos convocó al Encuentro Continental de Educadores y Animadores Comunitarios: una reunión necesaria entre gente de distintas regiones del mundo y las comunidades renacentistas. Ahí, las comunidades eclesiales de base continentales y la Escuelita Bendita Mezcla encendieron una chispa en cada corazón presente, despertaron conciencias y cuerpos, juntaron ramitas para hacer una gran hoguera que aún arde.

Me he tardado mucho en escribir esto. Quisiera hacerle justicia a lo que atestigüé. Sé que será poco y breve lo que narre aquí, para la magnitud de lo vivido. ¿Cómo fue posible reunir a tanta gente en convivencia fraterna y preciosa? Diría que, en los hechos como estos, se muestra la bondad divina con resplandor. Es Dios quien se manifiesta a través del equipo de trabajo que integran jóvenes y mayores.

Como si de su propia familia se tratara fuimos recibidos en los hogares de varias familias en Río Sereno, siendo nosotros extranjeros desconocidos. Nos reconocimos luego todos como familia, hermanada por el mismo Padre y la misma Madre. Todos con sed del mismo amor de Jesús. Hoy lo sé.

Tampoco se trata de idealizar y perder la capacidad crítica sobre los procesos comunitarios de transformación social; se trata de reconocer dónde, en ese campo, hay un tesoro oculto.

Recuerdo a Río Sereno y vienen a mí las palabras de Jesús: “El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas”.

Río Sereno nos enseña a ser iglesia en salida permanente, sobre todo cuando más urge y más se necesita, cuando es más incómodo caminar. Y a caminar como caminaba Jesús con sus amigos y amigas: dando a luz al Evangelio en cada acto. Río Sereno nos enseña a ser “astutos como serpientes, sencillos como palomas”.

Y sí: sabemos que todas las comunidades cargan siempre sus propias cruces: también sufren, temen, son tentadas por el poder en vez del Reino de Dios, como fue tentado Jesús. Y hay en ellas “sepulcros blanqueados” que acechan buscando la paja en el ojo ajeno sin quitar primero la viga del propio. Son los menos, frente al gentío que quiere ser leal al mensaje de Cristo.

Río Sereno es como encontrar un “tesoro oculto en un campo”: es necesario dejarlo todo e irse a aquel campo, trabajar por él, ararlo y sembrarlo.

En medio de las cruces que cargan, vi a mujeres y hombres entretejidos con hebras de ética y Fe cristiana, les vi a todos como un solo corazón latiendo. Así como se levanta el Sol en Río Sereno, levantamos el corazón hacia Dios Padre-Madre. Allá compartimos el pan en las parcelas, y compartimos sacramentalmente, también, en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, que es parte de la Diócesis San José de David. Supimos de otro Obispo valiente, Fr. Luis Enrique Saldaña, quien camina y opta por la gente con la que caminaría hoy Jesús.

Siguiendo el espíritu pastoral del Papa Francisco, hoy de feliz memoria, recuerdo lo que decía: “Recuerden que la unidad es superior al conflicto, y la realidad es superior a la idea”. Justo como en Río Sereno: unidad y realidad. Dificultades tendrán, claro, pero tienen el amor del Maestro, que es la más alta forma de medicina social.

Hoy pienso a menudo a las familias que nos recibieron: en nuestras vidas hay “un antes” y “un después” de Renacimiento. Encontrarnos allá, desde tantos países, fue como colocar un horcón de madera preciosa y nueva en la vida de quienes fuimos para sostenernos juntos. ¿Cómo agradecerles su ejemplo? ¿Cómo contarlo todo si, aún hoy, sigo repasando cada hecho vivido allá hace casi un año?

(…) Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos,
o sediento, y te dimos de beber?”

¿Dónde está Jesús si no en esos que peregrinan por su vida bajo Sol y lluvia? La frontera se muestra abierta como una herida, o como flor a veces, y muestra las necesidades humanas de nuestros hermanos migrantes empobrecidos en tránsito de explotación, y de cientos de familias ngäbes que caminan con sus niños para ofrecer su fuerza de trabajo en Costa Rica. Acuclilladas bajo un sol de mediodía hacen fila para recibir un sello de Migración donde, paradójicamente, es casi indistinguible dónde empieza Costa Rica y dónde Panamá, excepto por un par de banderas, una cadena metálica y las oficinas de control. Y ahí están muchos, sin territorio propio. “El Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza”. Jesús de Nazaret hoy sería uno más caminando con ellos.

(…) Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es”.

¿Qué es, hoy, el Reino de Dios? ¿Dónde está, quiénes y cómo lo construyen? Diría que el Reino se construye también en los actos que dignifican la vida comunitaria. Se edifica ejerciendo la autoridad del poder eclesial para el bien, multiplicando los recursos con ternura: “al que te pida, dale”. Se edifica uniendo a las comunidades, animando a los hogares a celebrar en ellos la alegría de Dios y animando a la gente a ser iglesia fuera de la parroquia, en cada casa, con todos.

En Renacimiento, la iglesia católica ha reconocido a la niñez, las juventudes, los adultos, los mayores y la Tierra desde un lugar digno, con una autoridad que “manda obedeciendo” y escuchando a la gente. Es por eso por lo que desarrollan proyectos que promueven la salud integral, la agroecología, la soberanía en la producción de alimentos y el trabajo mancomunado en las parcelas. En las “peonadas agrícolas”, por ejemplo, se comparte la fuerza de trabajo: unos trabajan en la parcela del vecino para luego recibir, de ellos, trabajo solidario de vuelta.

El trabajo que realizan es innumerable, incansable, constante. Además, desarrollan proyectos de educación financiera con enfoque de educación popular, invitan a las comunidades a recibir formación tecnológica con enfoque crítico. La comunidad aprende sobre inteligencia artificial y entornos digitales a la luz del Evangelio. Realizan jornadas para adultos mayores, jóvenes, hombres, mujeres, donde no se excluye a nadie. Dan al Cuerpo de Cristo un lugar precioso: la comunión se vive en el cuerpo que es la iglesia, y los sacramentos acercan, invitan a servir; no excluyen ni alejan. Hay un lugar para la pintura, danza, poesía, campamentos juveniles, ejercicios espirituales, lectura comunitaria de la Palabra de Dios y de la Casa Común, toda la belleza de Dios en la historia.

Ahora tenemos un pastor que huele a oveja”, escuché decir a una mujer sabia renacentista. Esta es una iglesia que toma posición frente a las amenazas y cuida a las comunidades como se cuida a quien se ama. No se queda callada frente a la minería y los negocios mal habidos que son enemigos del Reino. Esta iglesia sale alegre de las cuatro paredes del templo y llega hasta comunidades a las que el Estado no ve: van y alfabetizan, acompañan, evangelizan siendo ejemplo de misericordia; no de juicio.

En Río Sereno me acerqué a Jesús, y encontré agua para la sed que tenía. Creí antes de ver, y fui. Si Río Sereno existe, si esa forma de ser Pueblo Profético de Dios existe, nada está perdido. Hemos venido a ofrecer nuestro corazón porque todo está aún por construir.

Jesús de Nazaret nos lo dijo ya: “A la verdad, la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”.

Bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron”.

*Madre, periodista independiente. Autodidacta en teologías liberadoras, exégesis bíblica y evangelios apócrifos. Aprendiz Jesús de Nazaret.

La encrucijada de los canales interoceánicos en Centroamérica y América Central, y la amenaza militar de Trump a Panamá

Vladimir de la Cruz

Panamá hoy forma parte de América Central y de Centroamérica. La América Central es la región comprendida como territorio entre el Istmo de Tehuantepec, en México y la Depresión del Río Atrato, en Colombia.

El Istmo de Tehuantepec es la zona geográfica que se encuentra entre los Estados de Oaxaca y Veracruz en el Sureste de México, que es la región más angosta entre el Golfo de Tehuantepec, en el Océano Pacífico y el Océano Atlántico, en la sección del Golfo de México, con una anchura de 200 kilómetros.

El Istmo de Tehuantepec se considera geográficamente el límite de separación entre América del Norte y América Central, y políticamente hace el límite internacional entre México, Guatemala y Belice. Del Istmo de Tehuantepec parte fisiográficamente la Cordillera Centroamericana.

La Depresión del Río Atrato se encuentra en Colombia. El Río Atrato nace en los farallones de Citara, en el Cerro Plateado de la Cordillera Occidental de los Andes y desemboca en el Golfo de Urabá, en el Mar Caribe. La Cuenca del Río Atrato se considera como una de las de mayor rendimiento en el mundo. El Río Atrato tiene una extensión de 750 kilómetros. Tiene su desembocadura en el Golfo de Urabá con 18 bocas en su Delta, con un gran caudal alimentado por 150 ríos afluentes, con capacidad navegable en 508 kilómetros.

Ambos límites de la América Central, el Istmo de Tehuantepec, en México y la Depresión del Río Atrato, en Colombia, se han considerado y se siguen estimando regiones posibles para la construcción de canales interoceánicos, alternativos o complementarios, al actual de Panamá.

Centroamérica, como región comprende los territorios de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica, situación así heredada desde la dominación colonial española.

Panamá no formó parte de la Capitanía General de Guatemala, ni del Reino de Guatemala, que comprendía a los actuales países de Centroamérica, y al Estado de Chiapas, que se separó de la Capitanía antes de que Guatemala declarara su Independencia, el 15 de setiembre de 1821, para adherirse al Imperio Mexicano de Agustín de Iturbide, manteniéndose como parte del territorio de México hasta hoy.

Actualmente, en el concepto de Centroamérica, para efectos políticos y de integración regional, especialmente en el campo económico financiero, se integra también a Panamá y a la isla caribeña de República Dominicana, país siamés de Haití.

Históricamente, Cristóbal Colón en su cuarto viaje, que estuvo en la costa caribeña de Costa Rica, en setiembre de 1502, siguió su viaje a Panamá, aunque el conquistador Rodrigo de Bastidas, en 1501 ya había navegado la costa caribeña de la actual Provincia de Colón y las islas del archipiélago de la Comarca de San Blas.

Colón bautizó la Bahía, que hoy lleva su nombre, con el de Portobelo, o Puerto Bello, que fue uno de los puertos coloniales de la región más importantes que sirvieron para las comunicaciones monopólicas que había establecido España en su comercio con las colonias hispanoamericanas.

Poco tiempo después, otro conquistador Diego de Nicuesa estableció el Reino de Tierra Firme, donde se estableció la Gobernación de Castilla de Oro, a la cual perteneció Costa Rica durante un breve período, que se extendió desde el río Atrato en el Golfo de Urabá hasta el Cabo de Gracias a Dios, que comprendía la costa caribeña de Nicaragua y Honduras. Otro conquistador, Alonso de Ojeda, tuvo a cargo la región de Nueva Andalucía que estaba comprendida entre el Río Atrato y el Cabo de la Vela, en la Península de la Guajira en Colombia, al extremo norte de Sur América, región que había sido recorrida parcialmente por Alonso de Ojeda, cuando había navegado parte de la Península de la Guajira, en 1499, en su visita a Venezuela. De esta región los españoles llevaron indígenas a la isla La Española, actual República Dominicana, para su venta, estableciendo un negocio de venta de esclavos y trata de personas.

En 1510 el conquistador Vasco Núñez de Balboa fundó en Panamá la capital de Castilla de Oro, que llamó Santa María del Darién. Vasco Núñez de Balboa inició el proceso de conquista y colonia, lo que le permitió en 1513 enterarse de la existencia “de otro mar” y de un reino indígena existente allí, por lo que organiza su expedición, del 1 al 25 de setiembre, cuando llega a la cima de la Cordillera del Río Chucunaque, donde logra divisar las aguas del mar Pacífico. Llegando a la playa el 29 de setiembre toma posesión de las tierras en nombre de los reyes de Castilla.

El arribo a la costa pacífica fue lo más importante del proceso de la conquista y la colonia, en ese momento, porque permitió desplazarse por la costa pacífica del continente hacia el norte y hacia el sur, donde estaban localizadas las grandes culturas indígenas de la época.

En 1519 el conquistador Pedro Arias Dávila fundó la Ciudad de Panamá, Nuestra Señora de la Asunción de Panamá, que es la más antigua ciudad española establecida en tierra firme continental.

Como buena parte de las regiones y ciudades españolas en el continente Panamá fue atacada y visitada por piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros, como Henry Morgan o Francis Drake, entre ellos, en distintos momentos de su historia.

Panamá así se convirtió en el centro de la actividad y proyección de la conquista y colonia española en el resto del continente por el Pacífico, especialmente hacia Perú. Por el norte permitió que se llegara a Costa Rica en 1519, al Golfo de Nicoya, dando origen al proceso de conquista y penetración española en el país. Desde Costa Rica los conquistadores Gil González Dávila y Andrés Niño se enteraron, por los indígenas, de la existencia de los dos grandes lagos de Nicaragua, el de Nicaragua y el de Managua.

El estrecho de mar, el istmo, había dado inicio a las atenciones españolas de explorar la región con posibilidad de construir un canal interoceánico.

Fernando Magallanes el 28 de noviembre de 1520 había descubierto lo que hoy es el Estrecho de los Patagones, que lleva el nombre de Magallanes, en el extremo meridional del continente.

En 1523 Hernán Cortés, habiendo terminado su etapa de conquista de México, recibió instrucciones para buscar un paso de vía o un estrecho fluvial entre los dos “mares”.

Así, en 1527, el Gobernador Pedro de los Ríos autorizó a Hernando de la Serna, Miguel de la Cuesta y a Pedro Corso para explorar las vías probables que comunicaran ambos océanos. En 1529 se dio la primera propuesta de intentar su construcción por Álvaro de Saavedra Cerón. Las exploraciones continuaron con otros conquistadores en 1533, 1536 y 1569.

Panamá se había convertido en la ruta de tránsito hacia el Virreinato del Perú, en el centro del comercio de esclavos indígenas y de negros, de comercio de oro y de realización de ferias comerciales.

El Camino Real y el Camino de las Cruces, así llamados, fueron las vías que empleadas en aquellos años para cruzar Panamá. Actualmente existe esta carretera conocida como Carretera Transístmica Boyd – Roosevelt.

Bolívar, había encargado en 1827 y 1829, poco antes de su muerte, el 17 de diciembre de 1830, estudios sobre la posibilidad de construir el ferrocarril transístmico.

El 26 de febrero de 1538 se creó la Real Audiencia de Panamá, después llamada Reino de Tierra Firme, como un gobierno autónomo que luego fue puesto en la jurisdicción de los Virreinatos de la Nueva España, del Perú, y desde 1751 de Nueva Granada.

A mediados del siglo XVIII España empezó a fortalecer la ruta naviera por el sur del continente, con sus Flota del Mar del Sur, que consideraban más segura, provocando una caída económica en la importancia de Panamá, que estaba bajo el sometimiento de la Real Audiencia de Santafé, incluyendo las provincias de Panamá, Veraguas, Darién y Portobelo, conservándose sus límites desde el Río Atrato hasta la Capitanía General de Guatemala.

Al impulso de la Independencia de las 13 colonias inglesas de Gran Bretaña se estimularon movimientos independentistas en la región, que se fortalecieron con la ocupación francesa de España, 1808-1814, y el triunfo de Simón Bolívar en la Batalla de Boyacá, lo que hizo que en 1812 se estableciera por un breve período el Virreinato del Istmo de Panamá.

Bolívar en la Carta de Jamaica, del 6 de setiembre de 1815, impulsó la idea de la Confederación de las colonias hispanas, comprendiendo desde Argentina hasta México, con capital en Panamá.

La lucha por la Independencia en el Virreinato de Nueva Granada estimuló la Independencia en Panamá, lo que condujo a su Grito de Independencia el 10 de noviembre de 1821 y el 28 de noviembre se estableció la ruptura con el reino español, movimiento dirigido, entre otros destacados luchadores por la Independencia y personajes, como José Higinio Durán y Martell, Carlos de Icaza Arosemena, Mariano Arosemena, Juan de Herrera, Gaspar Arosemena, Antonio Bermejo.

El 4 de enero de 1822 las tropas españolas salían de Panamá, que había pertenecido al Virreinato de Nueva Granada, ya constituida como la Gran Colombia, donde se integró Panamá, admitida allí, en el Congreso de Cúcuta, el 30 de agosto de 1821, bajo el liderazgo de Simón Bolívar.

En 1826 Bolívar logró reunir en Panamá, en el Congreso Anfictiónico a Argentina, Bolivia, Brasil, Estados Unidos, Colombia, Chile, México, Perú y a la República Federal de Centroamérica, que comprendía a Guatemala, Honduras, el Salvador, Nicaragua y a Costa Rica.

Poco tiempo después hubo intentos de algunos panameños de convertir a Panamá en un país hanseático bajo la protección de los Estados Unidos y del Reino Unido, así como de separar, en 1830, a Panamá de la Gran Colombia, que se disolvió a finales de la década de 1820 y principios de la de 1830, lo que dio origen a Ecuador, en 1830, y a Venezuela, en 1831.

En 1832 se constituyó la República de Nueva Granada. En 1840 se separó Panamá de Nueva Granada y se creó el Estado del Istmo, que se volvió a integrar en 1841 a la República de Nueva Granada, que empezó a negociar el control del istmo de Panamá con Francia, Estados Unidos y el Reino Unido, lo que aprovechó Estados Unidos para enviar tropas a Panamá, iniciando su intervencionismo en ese país, bajo el amparo del Tratado Mallarino-Bidlack, negociado entre Colombia y Estados Unidos en 1846.

Como ruta terrestre interoceánica en 1836 los Estados Unidos, bajo la presidencia de Andrew Jackson, también impulsó estudios para lograr esta ruta ferrocarrilera. En 1838 los franceses también lo intentaron. Entre 1849 y 1855 se impulsó su construcción, de 77 kilómetros, de doble vía.

En 1881 Francia adquirió los derechos de control del ferrocarril, que se los vendió a Estados Unidos en 1904, con una extensión de 120 kilómetros. En 1979, con el Tratado Torrijos Carter Panamá adquirió el control del ferrocarril.

En 1836, Colombia usurpó las tierras costarricenses de la región de Bocas del Toro, provocando un conflicto fronterizo con Costa Rica, que no tenía capacidad militar para defender esa parte de su territorio, ni las tropas de la República Federal de Centroamérica, de la cual Costa Rica era parte, tampoco podían hacer esa defensa, apropiándose de las tierras desde aquella época, hoy en el territorio de Panamá, que era parte de Colombia.

En 1850 Panamá se vuelve a separar por un breve período de la Nueva Granada, hasta que Justo Arosemena, el 27 de febrero de 1855, logró que se creara el Estado Federal de Panamá, que fue el primer Estado dentro de la Nueva Granada. Un mes antes, el 28 de enero se había inaugurado el Ferrocarril de Panamá, que atraviesa toda la cintura ístmica panameña, que unía a los océanos.

En 1856, el 15 de abril, se produjeron violentos encuentros entre panameños y estadounidenses, que terminó con el incendio de las instalaciones ferrocarrileras, con un saldo de 16 estadounidenses muertos y dos panameños. El 19 de setiembre de 1856 llega un destacamento del ejército estadounidense a “restablecer” el orden en Panamá.

El Estado Neogranadino, el 10 de setiembre de 1857, pagó más de 400.000 dólares a Estados Unidos, por el Tratado Herrán-Cass, reconociendo los daños causados por los panameños.

Eran los días, de 1856 y 1857 en que los filibusteros estadounidenses, encabezados por William Walker, estaban en guerra en Nicaragua, siendo combatidos por el Ejército de Costa Rica, y los de Centroamérica, tratando de impedir la anexión de las Repúblicas centroamericanas a los Estados sureños esclavistas de los Estados Unidos y de impedir el establecimiento de la esclavitud en Centroamérica, como Walker la había restablecido en Nicaragua en 1856.

En estos años, desde 1849 operaba la Compañía del Tránsito, que ejercía el control comercial desde la costa atlántica a la pacífica de los Estados Unidos, desde New York a California, usando el Río San Juan, entre Nicaragua y Costa Rica, el Lago de Nicaragua y el Estrecho de Rivas en Nicaragua, que se constituyó en una posible vía canalera, y en el eje estratégico de la Guerra de 1856-1857 contra la presencia filibustera estadounidense en Nicaragua.

En 1863 se constituyeron los Estados Unidos de Colombia. El 5 de julio de 1874 se fundó la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique, por iniciativa del francés Ferdinand de Lesseps, con el propósito de construir un canal interoceánico en Panamá, obras que iniciaron en 1881, bajo la dirección del ingeniero y soldado francés Philippe Jean Bunau-Varilla, trabajos que fracasaron por múltiples razones, lo que obligó, en 1888, a Lesseps abandonar Panamá, circunstancia que Philippe Jean Bunau-Varilla aprovechó para involucrar al presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, 1901-1909, en las conspiraciones que condujeron a la separación de Panamá en 1903 de Colombia, y establecer de esa manera otra Independencia para Panamá.

En 1881 Francia adquirió los derechos de control del ferrocarril, que se los vendió a Estados Unidos en 1904, con una extensión de 120 kilómetros. En 1979, con el Tratado Torrijos Carter Panamá adquirió el control del ferrocarril.

Francia le había vendido las tierras del canal a los Estados Unidos, bajo el gobierno de Grover Cleveland. El presidente Cleveland (1885-1889 y 1893-1897), a diferencia de Teodoro Roosevelt desistió de impulsar el canal con ese carácter imperialista de dominación, que sí hizo Roosevelt, quien inició a principios del siglo XX su Política del Gran Garrote, totalmente imperialista, cuando los Estados Unidos está emergiendo como un país de esas características.

La política del Gran Garrote marcó las relaciones diplomáticas de los Estados Unidos, con el uso de la fuerza justificando la defensa de sus intereses, especialmente en la América Latina, mediante intervenciones militares y controlando aduanas.

Así, Estados Unidos había “fabricado” o “inventado” un país independiente para apropiarse de un canal lo que generó, después el Tratado Hay-Bunau Varilla, la concesión a los Estados Unidos para la construcción del canal a perpetuidad y el dominio de una franja territorial a sus lados, situación que ha pesado en la Historia de Panamá desde 1904 hasta hoy, con la amenaza del presidente Donald Trump, a la nación panameña de invadirla militarmente para recuperar el control del Canal y de esa franja territorial.

Este Tratado fue derogado por los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter, el 13 de setiembre de 1977.

La lucha por la Independencia de Panamá, de Colombia, que culminó en 1903, no era ajena a los intereses canaleros transístmicos de los Estados Unidos, lo que hizo que en 1902 el Senado de los Estados Unidos aprobara la propuesta del Canal, cambiando su intención de construir el Canal por la vía del Río San Juan, limítrofe entre Costa Rica y Nicaragua, el Gran Lago de Nicaragua, el lago de Cocibolca, y el Estrecho de Rivas en Nicaragua, que era otro proyecto de construcción canalera que no ha desaparecido del todo.

A inicios de la década de 1910 esa intención se mantenía, lo que se afirmó en el Tratado Bryan Chamorro, entre Estados Unidos y Nicaragua, el 5 de agosto de 1914, a inicios de la I Guerra Mundial, firmado por los presidentes Thomas Woodrow Wilson y Adolfo Díaz Recinos.

Este intento canalero provocó un conflicto diplomático entre Costa Rica y Nicaragua, que impidió su realización.

El Tratado Bryan Chamorro afectaba, por sus alcances a Costa Rica y El Salvador que lo cuestionaron ante la Corte de Justicia Centroamericana, existente en esa época, lo que hizo que la Corte desapareciera por este conflicto.

La Corte había sido creada por disposición de los Tratados de Paz y Amistad de Washington, mediante la Convención para el Establecimiento de una Corte de Justicia Centroamericana, que fue firmada el 20 de diciembre de 1907 en Washington, por Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, la que estuvo vigente entre 1908 y 1918 cuando caducó la Convención.

Estados Unidos intervino militar y políticamente, en esa década, en Nicaragua, creando de hecho un protectorado, que provocó movimientos insurreccionales, nacionalistas y antiimperialistas, dirigidos por Benjamín Zeledón en la década de 1910, y por Augusto César Sandino, en la década de 1920, hasta el retiro de las tropas estadounidenses en 1933.

El Tratado Hay-Bunau Varilla dio origen a movimientos separatistas que, fracasados, hicieron que el 3 de noviembre de 1903, culminaran con la Independencia de Panamá, como se celebra actualmente, dando origen a la llamada época republicana de Panamá, a partir del siglo XX.

El Tratado Hay-Bunau Varilla, con todas sus modificaciones, fue derogado por los presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter, el 13 de setiembre de 1977.

El Tratado Hay-Bunau Varilla abrió el camino para la construcción del Canal, que se terminó en 1914, cuando fue inaugurado, al iniciarse la I Guerra Mundial, situación que hizo que Panamá se declarara “neutral”, frente al conflicto bélico, hasta 1917, cuando se sumó a los aliados que ganaron la guerra.

El Canal de Panamá desarrolló una “Zona del Canal”, bajo dominio de los Estados Unidos, una franja territorial dentro de Panamá, que era como un país dentro de otro país. De hecho se decía que Panamá tenía seis fronteras, la de Colombia, la de Costa Rica, la de los dos océanos y las dos que lindaban el territorio de la Zona del Canal.

Por el Tratado Arias Roosevelt, de 1936 firmado por los presidentes Harmodio Arias Madrid y Franklin Delano Roosevelt se anuló el principio de intervención militar que tenía Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá, para establecer el concepto de país protegido en el contexto de la II Guerra Mundial.

La Zona del Canal con este motivo y posterior a la Guerra se convirtió en un centro militar estratégico de los Estados Unidos para todo el continente. Allí tuvo su base “El Comando Sur de los Estados Unidos” y se desplegó un sistema de 16 bases militares, de distinto tipo y preparación, para soldados norteamericanos y para el entrenamiento de soldados y cuerpos militares de los ejércitos de todo el continente, especialmente en la llamada Escuela de las Américas, donde se fortalecieron los cursos de contrainsurgencia y contra guerrillas, además de que allí se preparó a la mayor parte de los dictadores y tiranos, del continente en el período de la Guerra Fría, hasta el término de la dominación del Canal por los Estados Unidos, 1945-1977.

Entre 1941 y 1945 Panamá también facilitó la ocupación de la Zona el Canal mediante el arriendo de terrenos a los Estados Unidos, los que se justificaron por los motivos de la defensa continental antinazi.

Entre 1945 y 1948 Panamá pidió a los Estados Unidos la devolución de los territorios de la Zona exigiendo la renegociación. Sin embargo, se impuso el Departamento de Guerra de los Estados Unidos de mantener de manera indefinida los terrenos, lo que estimuló corrientes nacionalistas panameñas.

En 1947 esto ocasionó grandes protestas, especialmente de los estudiantes universitarios, contra la Asamblea Nacional panameña, y se votó negativamente el Tratado que quería aprobarse extendiendo por 20 años los contratos de arrendamiento de trece instalaciones norteamericanas en la zona canalera.

En 1948 se impulsó la llamada Zona Libre de Colón, como un área, o institución autónoma del Estado de Panamá, con una zona franca.

Antes de la II Guerra Mundial Estados Unidos mantenía en la Zona del Canal cerca de 14.000 militares. Durante la II Guerra Mundial llegó a tener 65.000 militares, junto con el personal civil de la Zona.

En 1948 se impulsó la llamada Zona Libre de Colón, como un área, o institución autónoma del Estado de Panamá, con una zona franca.

En 1948 bajo las directrices del Presidente Truman se fortaleció la preparación militar de las tropas y ejércitos del continente, dentro de una visión de prevención y defensa del comunismo internacional, luego de que en Europa, al terminar la II Guerra Mundial surgieron varios países de tipo socialista. Ello se había materializado con la aprobación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, el 2 de setiembre de 1947, y con la creación de la Organización de Estados Americanos, OEA, el 30 de abril de 1948.

En 1955 con el Tratado Remón-Eisenhower se le otorgaron más ventajas económicas y se mejoró el pago de los arriendos por el uso del canal.

La Zona del Canal de hecho mantenía partido a Panamá, hasta que en 1962, el 12 de octubre, se inauguró el llamado Puente de las Américas, que permitió la unión terrestre de ambas partes del Canal de Panamá, fortaleciendo el viejo sueño de la Carretera Interamericana, que se considera la carretera más larga del mundo, que inició su construcción en la década de 1930, la cual está interrumpida en la región del Darién, en Panamá, donde no se ha construido todavía ningún trecho carretero, lo que separa a Sur América del resto continental por la vía terrestre.

En 1964, el 9 de enero, de nuevo hubo protestas estudiantiles y populares, que se provocaron por la izada de la bandera panameña a la par de la estadounidense en la Zona del Canal, por el acuerdo de los presidentes Roberto Chiari y John F. Kennedy, de 1962, que así lo establecía y no se cumplía, protestas que tuvieron un saldo de 21 muertos y más de 300 personas heridas. El 9 de enero de 1964 se convirtió hasta hoy en una fecha emblemática del pueblo panameño.

En 1965 se volvió a plantear el tema de la Administración del Canal con la llamada Declaración Robles-Johnson, entre los presidentes Marco Aurelio Robles y Lyndon Johnson.

En 1968, el 11 de octubre, se provocó un golpe de Estado contra el presidente Arnulfo Arias Madrid, que condujo a que en el año1969 el General de Brigada Omar Torrijos asumiera el mando de la República de Panamá, y en 1972, inició su mandato presidencial con un proceso revolucionario de corte nacionalista y populista. Así, en 1977, Torrijos y el Presidente Jimmy Carter, firmaron los Tratados Torrijos-Carter que entregaron la administración del Canal de Panamá al gobierno del Panamá, y obligaron al abandono de todas las infraestructuras militares y civiles que en la Zona del Canal tenía Estados Unidos, obligando también al cambio de sede del Comando Sur de los Estados Unidos a Puerto Rico.

Muerto Torrijos, en un “dudoso” accidente aéreo, asumió el gobierno el general de cuatro estrellas Manuel Antonio Noriega en 1983, que por contradicciones políticas y militares con Estados Unidos sufrió un bloqueo económico agudizando una crisis social en Panamá, hasta que el 20 de diciembre de 1989 el ejército de los Estados Unidos invadió Panamá, capturando al General Noriega, a quien sometió ante la justicia norteamericana. La invasión provocó más de 500 muertos.

Resultado de la invasión en 1990 el presidente de Panamá Guillermo Endara abolió las fuerzas militares de Panamá, lo que se reafirmó con un referéndum popular el 15 de noviembre de 1992.

En 1999, el 31 de diciembre, bajo el gobierno de Mireya Moscoso, la primera mujer en ejercer la presidencia en Panamá, se asume el control total del Canal de Panamá, situación gravemente amenazada hoy por el presidente Donald Trump.

En el 2016 culminaron las obras de ampliación del Canal de Panamá, idea que venía desde 1930 cuando se había pensado en ampliar la capacidad de tránsito del Canal de Panamá. Estados Unidos lo intentó en 1939, lo que se suspendió por el inicio y desarrollo de la II Guerra Mundial.

En la década de 1980-1990 Japón, Estados Unidos y Panamá replantearon el tema de la ampliación del Canal.

En el 2016 se concluyó la ampliación del Canal de Panamá, con un tercer juego de esclusas, que se hizo con la aprobación de un referéndum popular el 24 de abril del 2006, bajo el gobierno de Martín Torrijos, bajo la dirección de la empresa española SACYR, abriéndose desde el 2018 al paso de barcos Neopanamax de gran capacidad de tonelaje.

En la actualidad en el crecimiento del uso del Canal ha destacado el movimiento comercial desde China, lo que ha preocupado a los Estados Unidos, especialmente al actual gobierno de Donald Trump, señalando que ello les provoca un desequilibrio comercial, además de un problema geopolítico por la presencia China en la región. Trump ha dicho que el Canal en su totalidad administrativa lo controla China, lo que no acepta, y que no es cierto.

Esta situación ha planteado una seria amenaza a Panamá porque Trump con claridad ha dicho públicamente que va a recuperar el Canal de Panamá, para que esté en manos de la administración de los Estados Unidos, y que para ello si es necesario ocupar militarmente, o intervenir militarmente, en Panamá, lo hará.

Sigue siendo el Canal de Panamá una de las obras de ingeniería más importantes del mundo, con una extensión de 80 kilómetros, de océano a océano, que acorta las distancias comerciales mundiales de manera significativa, evitando rodear el continente por el Cabo de Hornos.

Los proyectos canaleros del Istmo de Tehuantepec, de la Depresión del Río Atrato, y el de Nicaragua, seguirán en posibilidad, nada inmediata. El Canal de Panamá seguirá fortaleciéndose.

En el caso del Canal en Nicaragua el actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsarlo cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se toca el rio San Juan, límite de ambos países.

El 8 de julio del 2014 se anunció, por la empresa China HKND Group, la posible ruta canalera, con la intención de aumentar tráfico y el tránsito interoceánico de barcos con mayor carga de los que pasan actualmente por el Canal de Panamá, y para estimular más el comercio de América Latina con China. En el 2014 se anunció que Rusia colaboraría en este proyecto.

El peligro de la amenaza de Trump de ocupación militar para apropiarse nuevamente de su administración es inminente. Puede suceder en cualquier momento en que el presidente Trump así lo estime.

Sabe Trump que no hay condiciones hemisféricas, con la OEA y su Fuerza Interamericana de Paz, del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, de impedir un agresión militar de este tipo. El TIAR quedó inaplicable cuando Argentina lo invocó para enfrentar la ocupación inglesa de las Islas Malvinas, en 1982, en que los Estados Unidos se alió con Inglaterra, apoyando su ocupación, dándole la espalda a Latinoamérica y a la OEA.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, no desvela a Trump. Existe en el papel como una buena intención de buscar la integración política, económica, social y cultural de la región. En una situación de agresión militar de Trump a cualquiera de los países latinoamericanos la CELAC no tiene ninguna capacidad militar de evitarla o enfrentarla.

Una agresión militar de este tipo le permitiría igualmente evaluar sus otros dos objetivos, de intervención militar, en el continente, en Groenlandia, con el ánimo de incorporarla como parte de los territorios de los Estados Unidos, y fortalecer su seguridad nacional en esa región, y en Venezuela, donde también ha planteado la intervención militar para capturar al grupo gobernante de Venezuela, al que tiene acusado de narcoterrorista.

La geopolítica mundial que traza el presidente Trump sin duda alguna ha alterado el panorama de las relaciones internacionales, y mantiene amenazas de alterarlas más. Esta geopolítica incluye la redefinición y renegociación o ruptura de los Tratados económicos y de Libre Comercio que Estados Unidos tiene, por ahora, con Canadá y México, con la Unión Europea y la República Popular China.

El Canal de Panamá es más que un sueño de opio de Trump. Es una realidad casi tangible.

En su visión geopolítica internacional Trump traza un nuevo diseño de las fronteras de los Estados Unidos. Proyecta la anexión de Canadá, en condición de Estado 51 de la Unión, de los Estados Unidos; proyecta la compra o anexión del territorio dinamarqués de Groenlandia y la “recuperación” del Canal de Panamá, su Zona del Canal, considerando que el Tratado Torrijos-Carter no debió haberse firmado, y que fue ilegal su anulación.

Trump ha señalado clara y reiteradamente sus intenciones de acudir a la intervención militar para lograr estos objetivos y territorios estratégicos para él.

Parte de esta visión cartográfica ya ha planteado que el histórico Golfo de México se llame, oficialmente para los Estados Unidos, como Golfo de América y así se establezca en su cartografía.

Con Panamá están en la encrucijada política, diplomática y militar los organismos internacionales de la OEA y la ONU, sujetos a un proceso de debilitamiento político.

Son organismos internacionales sujetos a un proceso de debilitamiento político, si ese es el camino para favorecer a Trump, que tendrían que abordar esa posible ocupación e invasión militar. La CELAC contará como una voz de protesta, con menos incidencia política y diplomática, y mucho menos militar que la OEA.

Las políticas internacionales de Trump se orientan a fortalecer su presencia dominante en los organismos internacionales, o saliéndose de ellos, si le ocasionan un alto gasto a los Estados Unidos, y si los países que participan no colaboran proporcionalmente a los gastos de su mantenimiento, o si se vuelven críticos hacia las políticas estadounidenses. No le importa si son organismos sociales, culturales, médicos, sanitarios o de salud, como es la Organización Mundial de la Salud, o si son militares como la OTAN, que la tiene cuestionada.

El actual gobierno de Nicaragua, desde el 2013, ha tratado de impulsar un canal interoceánico cruzando su territorio con participación, principalmente, de capital privado de la República Popular China, lo que no se ha podido concretar del todo, sin afectar la región limítrofe con Costa Rica, aunque en el proyecto inicial no se tocaba el rio San Juan, limítrofe de ambos países.

El posible Canal chino en Nicaragua no altera hasta hoy a Trump.

A Trump no le preocupa la presencia China en Nicaragua. Si le preocupa en Panamá, especialmente porque el 13 de junio del 2017 establecieron relaciones diplomáticas, donde China se ha convertido en un importante cliente comercial y económico de Panamá, siendo el segundo usuario después de Estados Unidos.

El Canal ampliado se inauguró con el paso de un buque Chino de la empresa COSCO. China es, a la vez, el principal proveedor de la Zona Libre de Colón, la zona franca más importante del continente y la segunda del mundo, En Colón se ha anunciado la construcción china de un puerto de contenedores y de recepción de gas licuado, en capacidad de atender los barcos Neopanamax. También la construcción de un puente sobre el Canal y una terminal de cruceros, ampliando la infraestructura ferroviaria, hasta la Provincia de Chiriquí, en 400 kilómetros y la aerolínea Air China con dos vuelos semanales Panamá-Pekín. En la economía la presencia china está en el Bank of China, el Banco Industrial y Comercial, el Exim Bank y China Development Bank, y la proyección de la Nueva Ruta Mundial de la Seda. Esta es la preocupación de Trump en Panamá… la presencia que quiere desarticular.

La espada no de Damocles, la de Trump está sobre todos nosotros…sobre el mundo que ve Trump.

Solidaridad con el pueblo de Panamá. Fuera tropas del territorio panameño

Partido Vanguardia Popular – Costa Rica
Fundado – 16 de junio de 1931

A la opinión nacional e internacional

El canal es de Panamá, la soberanía no se negocia y en un coro indoamericano gritamos tropas gringas go home

Nos parece, porque así lo es, que en pleno siglo XXI, las garras sucias y manchadas de sangre del hegemón yanqui, anuncien, sin ningún reparo moral, (mortal diríamos) el traslado de tropas al territorio de nuestra hermana República de Panamá.

La bestialidad del Trumpismo, la prepotencia en la narrativa de sus secuaces y procónsules, su arrogancia soez y putrefacta, le hace olvidar al inquilino temporal de la Casa Blanca que la autodeterminación, la soberanía y la independencia, son principios, valores, constructos históricos que no se negocian, que no se ponen en juego, aun cuando el presidente de turno cobardemente incline su cerviz al amo del norte.

Señor Trump, en el ideario panameño, le recordamos, la memoria histórica de Victoriano Lorenzo, Floyd Britton y Torrijos, su ideario y compromiso forman parte del torrente sanguíneo de ese noble pueblo panameño.

Rememore, como lo señalaba MAO ZEDONG, los imperios como el que está usted hoy a la cabeza, “son gigantes con pies de barro” y la historia reciente, nos ha enseñado, con ejemplos vivos, que pueblos pequeños como Nepal, Cuba, Viet Nam, Nicaragua, Venezuela, han sabido encontrar sus debilidades y golpearlos por donde más le duele al imperialismo. La moral de los pueblos de América no se negocia por un plato de lentejas, mucho menos por unos “dólares más”

Nuestras preclaras abuelas decían, muy sabiamente, está muy grande para que juegue con fuego, no vaya a ser que amanezca orinado. Pero también, desconocer de la coyuntura actual que frente así, usted tiene a los BRIC’S, es ser muy iluso, porque hoy, el país que usted dirige, el imperio que está bajo su mandato cada día deja ver sus profundas debilidades estructurales, como respuesta, ante su miope visión, emerge la multipolaridad y la lucha por la paz como consigna universal.

Dos acotaciones finales, pequeñas, pero profundamente significativas.

En primer lugar, el Canal es de Panamá.

En segundo término, existe el Golfo de México. Posiblemente en su estrechez mental y geografía y su escaso conocimiento del planisferio, usted ve otro lugar que no existe.

Como corolario de lo anterior, los latinos le queremos recordar que la soberanía no se negocia y que, a su prepotencia imperialista, miles y miles de voces y acciones directas, diremos presente en esta nueva jornada a la que nos llama la historia. Evocaremos los principios esenciales de Bolívar y Martí en esta noble tarea que nos exige la defensa de la soberanía y la expulsión de la tropas extranjeras, como lo hicimos en 1856-1857, cuando los ejércitos de labriegos sencillos derrotaron la “doctrina del Destino Manifiesto”.

Partido Vanguardia Popular

San José, sábado 15 de marzo de 2025

“El Canal de Panamá ante las amenazas de Trump” – libro

Comunicado

El Centro de Investigaciones de la Facultad de Humanidades (CIFHU) de la Universidad de Panamá se complace en presentar el libro “El Canal de Panamá ante las amenazas de Trump”, compilado por los profesores Olmedo Beluche y Abdiel Rodríguez Reyes, y prologado por el Dr. Olmedo García Ch., decano de Humanidades, el cual reúne una serie de ensayos que analizan la situación geopolítica del Canal de Panamá en el contexto de las declaraciones y políticas del presidente estadounidense Donald Trump.

Entre las personalidades panameñas que reflexionan sobre las amenazas y falacias vertidas por el presidente Trump sobre el Canal de Panamá, tenemos a Julio Yao Villalaz, Diógenes Sánchez, Vilma Chiriboga, Juan Jované, Enoch Adames, Anayansi Turner, Ramón H. Benjamín, Jorge González, Félix Villarreal, Mario Enrique De León, Samuel Prado Franco y los compiladores, Abdiel Rodríguez Reyes y Olmedo Beluche.

Presentamos este libro con la urgencia que la coyuntura demanda para que sirva de instrumento en la lucha en defensa de la soberanía nacional frente al renovado monroísmo trumpista, pero también para que sea instrumento en la lucha por un canal al servicio del pueblo panameño, sacándolo de las manos de la oligarquía corrupta que controla la junta directiva de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y se chupa sus recursos.

Usted puede encontrar el libro en la página web del CIFHU, en la sección de publicaciones: https://centroinvestigacionhumanidades.up.ac.pa/node/181

En las próximas semanas tendremos una cantidad impresa.

Carter, Trump, y el Canal de Panamá

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

El presidente Jimmy Carter, gracias a su convicción, pudo mostrar al mundo, uno de sus más importantes logros de política exterior: La aprobación, en un Senado muy dividido, de los tratados del 7 de setiembre de 1977, mediante los cuales, los Estados Unidos reconocen la plena soberanía, territorial y funcional del canal de Panamá, al pueblo panameño. Dijo Carter: «Representa un esfuerzo inútil por perpetuar una colonia estadounidense en Panamá contra la voluntad del pueblo panameño…”

Luego de la ratificación del tratado básico el 18 de abril de 1978, Carter dijo: “Este es un día del que los estadounidenses pueden sentirse orgullosos; porque ahora hemos recordado al mundo y a nosotros mismos, los valores que defendemos como nación”. Y agregó: “Estos tratados pueden marcar el inicio de una nueva era en nuestras relaciones, no solo con Panamá, sino con el resto del mundo. Simbolizan nuestra determinación de tratar con los países en desarrollo, las pequeñas naciones del mundo, sobre la base del respeto mutuo y la colaboración.

Por su parte, el que fuese la mano derecha del presidente Carter, en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador demócrata por Idaho, Frank Church, quien lo presidiera, y se encargara de encauzar el debate, que condujo hacia la aprobación de los tratados, negociados y firmados por los presidentes, Omar Torrijos y Jimmy Carter, dijo: «Votar en contra de este tratado representa un vano intento de preservar el pasado. Representa un esfuerzo inútil por perpetuar una colonia estadounidense en Panamá contra la voluntad del pueblo panameño…”.

Al aprobarse los tratados, con la convicción que exhibía, el presidente Jimmy Carter, en un mensaje a la Nación, expresó que, «Aunque el derecho de los Estados Unidos y Panamá para actuar contra cualquier amenaza al régimen de neutralidad está garantizando por este tratado, él no significa que existe un derecho de intervención, ni nosotros queremos un derecho de intervención por los Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá».

Por su parte, en medio del júbilo conque la mayoría del pueblo panameño, celebraba la consecución de tan anhelado triunfo independentista (aprobado en plebiscito el 7 de setiembre de 1977) su gobernante Omar Torrijos, declaró complacido, que los tratados aprobados, eran “el triunfo más grande, más esperado y más cuestionado” de Panamá. Previamente, había advertido que Panamá no aceptaría la llamada enmienda del novato senador por Arizona, Dennis De Concini, opuesto a lo negociado, en que se autorizaba la intervención militar de los Estados Unidos, con cualquier pretexto.

Ante ello, con la firmeza que caracterizaba al líder del país vecino (quien, en 1977, nos diera una conferencia en la naciente Universidad Nacional (UNA), invitado por el rector Benjamín Núñez), reafirmó que, a menos que se modificara la irresponsable enmienda del senador republicano, y si, sustentada en ella, el Pentágono consideraba violar la soberanía de Panamá, «destruiríamos el canal». Algo que, también nos dijo aquella tarde en la UNA, era muy fácil de ejecutar. «Un bazucaso en una esclusa, sería suficiente para dejar sin agua la vía interoceánica».

Las circunstancias, y la capacidad de negociación, con la razón como estandarte, el obstáculo que creaba la iniciativa de los que no querían aprobar los tratados, fue superado, con una nueva enmienda, ésta del hábil senador demócrata Frank Church. Con ella, se condiciona, se limita, se evita, cualquier intervención militar, en respuesta a una hipotética situación, en la cual, no se garantice a los EUA, en ejercicio de sus derechos, que el Canal de Panamá, pemanecerá abierto, neutral, seguro y accesible, como lo ha sido, desde su ejecución en manos panameñas, de acuerdo con el Tratado de Neutralidad «vigente de manera indefinida», que, junto al tratado básico, abrieron el camino hacia la transferencia del Canal a su legítimo dueño, al llegar las 12 de la noche del 31 de diciembre del año 1999.

La “salvadora” enmienda Church, condiciona la enmienda intervencionista de De Concini, pues reafirma el principio de no intervención y respeto a la independencia y soberanía de Panamá. Textos que hoy, el impredeciblemente irrespetuoso del derecho internacional, Donald Trump, ha ordenado a sus abogados y militares, que le interpreten según sus deseos, para justificar una eventual invasión militar contra el pequeño, y desarmado, país hermano.

Ante lo anotado, debe recordarse, que el artículo V del Tratado, es terminante, al incluir el mandato de que “Después de la terminación del Tratado del Canal de Panamá, solo la República de Panamá manejará el Canal y mantendrá fuerzas militares, sitios de defensa e instalaciones militares dentro de su territorio nacional”.

Y, para mayor claridad, igualmente hemos de recordar, que luego de la firma de los tratados, en la sede de la OEA en Washington, el jefe de gobierno panameño, Omar Torrijos Herrera, y el presidente estadounidense, Jimmy Carter, emitieron el siguiente comunicado conjunto sobre la interpretación del, importantísimo, Tratado de Neutralidad.

Ambos países deberán, siguiendo sus respectivos procesos constitucionales, defender el Canal de cualquier amenaza al régimen de neutralidad y consecuentemente tendrán el derecho a actuar contra cualquier agresión o amenaza dirigida directamente contra el Canal o el tránsito pacífico de embarcaciones a través del Canal. Esto NO SIGNIFICA, ni deberá ser interpretado, como un derecho de intervención de los Estados Unidos, en los asuntos internos de Panamá. Cualquier acción estadounidense estará dirigida a asegurar que el Canal permanezca abierto, seguro y accesible, y nunca deberá ser dirigida contra la integridad territorial o la independencia política de Panamá”.

Trascendental comunicado, para aquellos que gustan de las interpretaciones auténticas de las leyes.

Para efectos documentales, y la importancia actual, anotamos el texto de la enmienda al Tratado de Neutralidad, que había sido aprobado por el Senado, impulsada por De Concini. Dice: “Si el Canal es cerrado, o sus operaciones son interferidas, los Estados Unidos y la República de Panamá tendrán cada una independientemente el derecho de tomar los pasos que consideren necesarios de acuerdo a sus procesos constitucionales, incluyendo el uso de fuerza militar en Panamá para reabrir el Canal o restaurar las operaciones del Canal”. (Aprobado por el Senado el 15 de marzo de 1978).

La respuesta de Panamá no se hizo esperar, y ante tal atropello, remitió una carta a la Organización de Naciones Unidas (ONU), denunciando que Estados Unidos se estaba tomando, con una enmienda, el derecho a intervenir militarmente en Panamá, lo que violaba, entre otros, los principios de la organización.

La situación obviamente, era tensa.

Para la historia, es pertinente anotar, que los únicos mandatarios extranjeros que expresaron simpatía por la negociación que se estaba realizando, entre la potencia del norte y el pequeño país ístmico, fueron Daniel Oduber (Costa Rica), Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Alfonso López Michelsen (Colombia), José López Portillo (México) y Fidel Castro (Cuba). Apoyo considerado de vital importancia, para los logros obtenidos eventualmente.

Ante las circunstancias, para salvar los tratados, el Senado aprobó la Enmienda Church, como contrapartida exigida por Omar Torrijos, lográndose el balance, contra la Enmienda De Concini.

En la propuesta de Church (Enmienda de Liderazgo), Estados Unidos reafirma su adhesión al principio de No Intervención, su adhesión al principio del respeto a la independencia de Panamá, a su integridad y soberanía. Se lee: “En cumplimiento con su adherencia al principio de no-intervención, cualquier acción tomada por los Estados Unidos en el ejercicio de sus derechos para asegurar que el Canal de Panamá permanezca abierto, neutral, seguro y accesible, podrá ser solo para el propósito de asegurar que el Canal permanezca abierto, neutral, seguro y accesible, y no tendrá como propósito, ni será interpretado como el derecho a intervenir en los asuntos internos de la República de Panamá o interferir con su independencia política o soberanía territorial”.

O sea, cuando la enmienda De Concini dice: «tengo derecho a intervenir», «tengo derecho a entrar», «tengo derecho a actuar», la Enmienda Church dice: Estados Unidos reafirma su adhesión a los principios básicos de la Carta de la Organización de Estados Americanos y de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas. Punto.

Cuando todavía la presencia y liderazgo de Omar Torrijos, incomodaba a los que lo veían como un enemigo difícil, el pequeño avión militar que lo transportaba en un viaje de 15 minutos, se estrelló, falleciendo su ilustre pasajero… Sucedió el 31 de julio de 1981, a sus 52 años. Hoy sus restos descansan en un mausoleo, a la entrada de lo que fuere la antigua “Zona del Canal”, que rasgaba a Panamá en dos partes… “A Omar Torrijos, lo murieron…”, dijo su biógrafo.

Internacional Antifascista Capítulo Costa Rica respalda la soberanía de Panamá

La Internacional Antifascista Capítulo Costa Rica condena nacional e internacionalmente las declaraciones fascistas, intervencionistas, irracionales y extremistas contra la soberanía de nuestra hermana República de Panamá

Bajo el lema: “Los mártires no se lloran, se imitan en el combate”, la Internacional Antifascista Capítulo de Costa Rica, inspirados en el grito de Victoriano Lorenzo, el valor de Floyd Britton y los ideales de Omar Torrijos, apoyamos la lucha antimperialista, por la soberanía, la independencia y la libertad absoluta de Panamá.

Con el pudor del Pueblo de Panamá, fiel a su historia e inclaudicables en su lucha permanente por la Liberación Nacional y Social, levantamos juntos en este momento crucial, las banderas de la autonomía y la soberanía nacional y sumamos nuestras acciones y voces contra las provocadoras acciones de Marco Rubio, los procónsules yanquis y el discurso cavernario de Donald Trump.

A nuestro pueblos se les respeta; por eso repudiamos el discurso fascista e injerencista, que deviene de las declaraciones irracionales que nacen desde el Capitolio, en su discurso en el acto de toma de posesión el pasado 20 de enero.

Si la solidaridad es el amor a los pueblos, en la construcción de su identidad, entonces declaramos, sin ningún resquemor y repudiamos la afirmación de Trump, la vulgar prepotencia de reafirmar, en su irracional lógica imperialista, el obscuro propósito de retomar el control del Canal de Panamá.

El canal de Panamá pertenece a ese heroico pueblo, las mentiras y los argumentos amañados y las amenazas, no son de recibo. Por esa razón, aunque estamos distantes de la concepción política e ideológica del actual presidente de esa república, José Raúl Mulino, compartimos con él, el llamado de construir un gran frente nacional en defensa de la soberanía de Panamá y su canal.

Donald Trump, como otros testaferros que gobiernan algunos de nuestros países, son cortos de memoria, posiblemente olvidan, adrede, los alcances significativos y los principios esenciales, de lo que se pactó en el tratado Torrijos- Carter y el Tratado de Neutralidad, incluida la enmienda De Concini.

Basta ya de injerencismo neofascista, ya basta de políticas imperialistas contra nuestras soberanías. Los Estados Unidos, país construido bajo el influjo de millares de migrantes, debe hacer un alto en el camino. Le recordamos a Trump, que en la Patria Grande bulle aún la sangre tibia del Libertador.

Donald Trump debe prestar atención a la caída estrepitosa del imperio yanqui. Sobre nuestras espaldas, sépanlo bien gringos, no se podrá edificar el cadáver del imperio. La plutocracia y la tecnocracia de su capitalismo de plataforma, encontrará en cada palmo de nuestra sagrada tierra, la sangre bravía heredada de nuestros pueblos ancestrales, la valentía inquebrantable del movimiento campesino y el discurso comprometido de la clase trabajadora. Con Panamá y su pueblo, con la voz y las manos de nuestros hermanos latinos, haremos resistencia desde Groenlandia, el Río Bravo hasta el estrecho del Fuego.

Somos hijos de un nuevo proyecto que se construye bajo el liderazgo de los BRICS; usted Donald Trump, debe estar claro que la geopolítica ha variado las fronteras del imperio, pero la forma irracional en que usted decide conducir a los Estados Unidos, puede significar la gran derrota del siglo XXI, para todas sus nefastas huestes y pretensiones.

En cada una de las y los ciudadanos costarricenses y en los pueblos de América Latina, está presente la construcción de la solidaridad. Nosotros, como Internacional Antifascista, también reclamaremos nuestro justo papel en esta nueva historia.

Abajo el hegemón, abajo el imperialismo de los EE.UU. ¡La unidad en la acción nos hará grandes contra su nueva doctrina Monroe!

Viva la soberanía, la independencia y la libertad. Defendamos el canal de Panamá y a cuyos legítimos dueños: ¡Yankees go home!!!

San José-Costa Rica, 31 de enero de 2025

El destino entrelazado de Groenlandia y Panamá

Rodrigo Cabezas Moya

Rodrigo Cabezas Moya.

Para sorpresa de todos, el presidente electo de Estados Unidos lanza la idea de retomar el Canal de Panamá, por la fuerza de ser necesario y también comprar el territorio semiautónomo de Groenlandia el cual pertenece a la nación soberana de Dinamarca.

Como se recuerda, Panamá era una provincia de Colombia y Estados Unidos deseaba construir un canal interoceánico en Colombia. La oferta no fue satisfactoria para Colombia y para su sorpresa esa provincia se, Washington la reconoce de inmediato como país soberano y de hecho su bandera fue bordada en el Hotel Waldorf Astoria de Nueva York.

Entonces Estados Unidos negocia con este nuevo país el Tratado Hay-Bunau Varilla que le concede a Estados Unidos el uso a perpetuidad del canal, así como una zona de ocho kilómetros en cada una de sus orillas con su total soberanía, a cambio de $10 millones más réditos anuales muy por debajo de las ganancias obtenidas por el tránsito de buques.

Así se mantuvo ese tratado hasta 1999 cuando el presidente Carter tuvo la valentía de devolver el canal a sus legítimos dueños mediate el Tratado Torrijos-Carter ratificado por el senado de su país.

El presidente electo también desea comprar Groenlandia por “razones de seguridad”. Como se recuerda, Groenlandia tiene una importancia económica dadas las nuevas rutas marítimas en desarrollo debido al deshielo en esa zona, además, de su posición geopolítica y de los recursos del subsuelo.

Los habitantes de Groenlandia han manifestado su deseo de independizarse de Dinamarca, por lo cual no sería sorpresa que el presidente electo de Estados Unidos interponga sus buenos oficios para lograrla y así negociar directamente con el nuevo país como lo hizo con Panamá.

En cuanto a Canadá, no creo que esas estrategias funcionen.