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Carter, Trump, y el Canal de Panamá

Freddy Pacheco León

Freddy Pacheco León

El presidente Jimmy Carter, gracias a su convicción, pudo mostrar al mundo, uno de sus más importantes logros de política exterior: La aprobación, en un Senado muy dividido, de los tratados del 7 de setiembre de 1977, mediante los cuales, los Estados Unidos reconocen la plena soberanía, territorial y funcional del canal de Panamá, al pueblo panameño. Dijo Carter: «Representa un esfuerzo inútil por perpetuar una colonia estadounidense en Panamá contra la voluntad del pueblo panameño…”

Luego de la ratificación del tratado básico el 18 de abril de 1978, Carter dijo: “Este es un día del que los estadounidenses pueden sentirse orgullosos; porque ahora hemos recordado al mundo y a nosotros mismos, los valores que defendemos como nación”. Y agregó: “Estos tratados pueden marcar el inicio de una nueva era en nuestras relaciones, no solo con Panamá, sino con el resto del mundo. Simbolizan nuestra determinación de tratar con los países en desarrollo, las pequeñas naciones del mundo, sobre la base del respeto mutuo y la colaboración.

Por su parte, el que fuese la mano derecha del presidente Carter, en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el senador demócrata por Idaho, Frank Church, quien lo presidiera, y se encargara de encauzar el debate, que condujo hacia la aprobación de los tratados, negociados y firmados por los presidentes, Omar Torrijos y Jimmy Carter, dijo: «Votar en contra de este tratado representa un vano intento de preservar el pasado. Representa un esfuerzo inútil por perpetuar una colonia estadounidense en Panamá contra la voluntad del pueblo panameño…”.

Al aprobarse los tratados, con la convicción que exhibía, el presidente Jimmy Carter, en un mensaje a la Nación, expresó que, «Aunque el derecho de los Estados Unidos y Panamá para actuar contra cualquier amenaza al régimen de neutralidad está garantizando por este tratado, él no significa que existe un derecho de intervención, ni nosotros queremos un derecho de intervención por los Estados Unidos en los asuntos internos de Panamá».

Por su parte, en medio del júbilo conque la mayoría del pueblo panameño, celebraba la consecución de tan anhelado triunfo independentista (aprobado en plebiscito el 7 de setiembre de 1977) su gobernante Omar Torrijos, declaró complacido, que los tratados aprobados, eran “el triunfo más grande, más esperado y más cuestionado” de Panamá. Previamente, había advertido que Panamá no aceptaría la llamada enmienda del novato senador por Arizona, Dennis De Concini, opuesto a lo negociado, en que se autorizaba la intervención militar de los Estados Unidos, con cualquier pretexto.

Ante ello, con la firmeza que caracterizaba al líder del país vecino (quien, en 1977, nos diera una conferencia en la naciente Universidad Nacional (UNA), invitado por el rector Benjamín Núñez), reafirmó que, a menos que se modificara la irresponsable enmienda del senador republicano, y si, sustentada en ella, el Pentágono consideraba violar la soberanía de Panamá, «destruiríamos el canal». Algo que, también nos dijo aquella tarde en la UNA, era muy fácil de ejecutar. «Un bazucaso en una esclusa, sería suficiente para dejar sin agua la vía interoceánica».

Las circunstancias, y la capacidad de negociación, con la razón como estandarte, el obstáculo que creaba la iniciativa de los que no querían aprobar los tratados, fue superado, con una nueva enmienda, ésta del hábil senador demócrata Frank Church. Con ella, se condiciona, se limita, se evita, cualquier intervención militar, en respuesta a una hipotética situación, en la cual, no se garantice a los EUA, en ejercicio de sus derechos, que el Canal de Panamá, pemanecerá abierto, neutral, seguro y accesible, como lo ha sido, desde su ejecución en manos panameñas, de acuerdo con el Tratado de Neutralidad «vigente de manera indefinida», que, junto al tratado básico, abrieron el camino hacia la transferencia del Canal a su legítimo dueño, al llegar las 12 de la noche del 31 de diciembre del año 1999.

La “salvadora” enmienda Church, condiciona la enmienda intervencionista de De Concini, pues reafirma el principio de no intervención y respeto a la independencia y soberanía de Panamá. Textos que hoy, el impredeciblemente irrespetuoso del derecho internacional, Donald Trump, ha ordenado a sus abogados y militares, que le interpreten según sus deseos, para justificar una eventual invasión militar contra el pequeño, y desarmado, país hermano.

Ante lo anotado, debe recordarse, que el artículo V del Tratado, es terminante, al incluir el mandato de que “Después de la terminación del Tratado del Canal de Panamá, solo la República de Panamá manejará el Canal y mantendrá fuerzas militares, sitios de defensa e instalaciones militares dentro de su territorio nacional”.

Y, para mayor claridad, igualmente hemos de recordar, que luego de la firma de los tratados, en la sede de la OEA en Washington, el jefe de gobierno panameño, Omar Torrijos Herrera, y el presidente estadounidense, Jimmy Carter, emitieron el siguiente comunicado conjunto sobre la interpretación del, importantísimo, Tratado de Neutralidad.

Ambos países deberán, siguiendo sus respectivos procesos constitucionales, defender el Canal de cualquier amenaza al régimen de neutralidad y consecuentemente tendrán el derecho a actuar contra cualquier agresión o amenaza dirigida directamente contra el Canal o el tránsito pacífico de embarcaciones a través del Canal. Esto NO SIGNIFICA, ni deberá ser interpretado, como un derecho de intervención de los Estados Unidos, en los asuntos internos de Panamá. Cualquier acción estadounidense estará dirigida a asegurar que el Canal permanezca abierto, seguro y accesible, y nunca deberá ser dirigida contra la integridad territorial o la independencia política de Panamá”.

Trascendental comunicado, para aquellos que gustan de las interpretaciones auténticas de las leyes.

Para efectos documentales, y la importancia actual, anotamos el texto de la enmienda al Tratado de Neutralidad, que había sido aprobado por el Senado, impulsada por De Concini. Dice: “Si el Canal es cerrado, o sus operaciones son interferidas, los Estados Unidos y la República de Panamá tendrán cada una independientemente el derecho de tomar los pasos que consideren necesarios de acuerdo a sus procesos constitucionales, incluyendo el uso de fuerza militar en Panamá para reabrir el Canal o restaurar las operaciones del Canal”. (Aprobado por el Senado el 15 de marzo de 1978).

La respuesta de Panamá no se hizo esperar, y ante tal atropello, remitió una carta a la Organización de Naciones Unidas (ONU), denunciando que Estados Unidos se estaba tomando, con una enmienda, el derecho a intervenir militarmente en Panamá, lo que violaba, entre otros, los principios de la organización.

La situación obviamente, era tensa.

Para la historia, es pertinente anotar, que los únicos mandatarios extranjeros que expresaron simpatía por la negociación que se estaba realizando, entre la potencia del norte y el pequeño país ístmico, fueron Daniel Oduber (Costa Rica), Carlos Andrés Pérez (Venezuela), Alfonso López Michelsen (Colombia), José López Portillo (México) y Fidel Castro (Cuba). Apoyo considerado de vital importancia, para los logros obtenidos eventualmente.

Ante las circunstancias, para salvar los tratados, el Senado aprobó la Enmienda Church, como contrapartida exigida por Omar Torrijos, lográndose el balance, contra la Enmienda De Concini.

En la propuesta de Church (Enmienda de Liderazgo), Estados Unidos reafirma su adhesión al principio de No Intervención, su adhesión al principio del respeto a la independencia de Panamá, a su integridad y soberanía. Se lee: “En cumplimiento con su adherencia al principio de no-intervención, cualquier acción tomada por los Estados Unidos en el ejercicio de sus derechos para asegurar que el Canal de Panamá permanezca abierto, neutral, seguro y accesible, podrá ser solo para el propósito de asegurar que el Canal permanezca abierto, neutral, seguro y accesible, y no tendrá como propósito, ni será interpretado como el derecho a intervenir en los asuntos internos de la República de Panamá o interferir con su independencia política o soberanía territorial”.

O sea, cuando la enmienda De Concini dice: «tengo derecho a intervenir», «tengo derecho a entrar», «tengo derecho a actuar», la Enmienda Church dice: Estados Unidos reafirma su adhesión a los principios básicos de la Carta de la Organización de Estados Americanos y de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas. Punto.

Cuando todavía la presencia y liderazgo de Omar Torrijos, incomodaba a los que lo veían como un enemigo difícil, el pequeño avión militar que lo transportaba en un viaje de 15 minutos, se estrelló, falleciendo su ilustre pasajero… Sucedió el 31 de julio de 1981, a sus 52 años. Hoy sus restos descansan en un mausoleo, a la entrada de lo que fuere la antigua “Zona del Canal”, que rasgaba a Panamá en dos partes… “A Omar Torrijos, lo murieron…”, dijo su biógrafo.

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