Alcides Parajeles es un campesino tico que ha vivido durante décadas entre amenazas de muerte y atentados contra su vida por ser ecologista defensor de Península de Osa
El Programa de Producción de Material Audiovisual de la UNED (PPMA) presentará su más reciente documental: “Hijo del bosque, defensor de gigantes” que atestigua la continua lucha de don Alcides Parajeles por defender la Naturaleza. El documental se estrenará en una actividad abierta al público, el viernes 14 de abril a las 11 am en el Paraninfo Daniel Oduber de la UNED, en Mercedes de Montes de Oca.
La vida de don Alcides es en el bosque, con el bosque y en la defensa de esta última frontera del Pacífico centroamericano en medio del Humedal Térraba Sierpe, un sitio RAMSAR, es decir declarado patrimonio natural de la humanidad. Él está enraizado en su finca de Pavoncito de Sierpe y su lucha de más de siete décadas, por defender esta tierra a la que llegó cuando tenía 4 años de edad.
Su tenacidad le ha valido importantes reconocimientos así como amenazas, disparos y mucha persecución por parte de madereros y cazadores, no solo en contra suya sino también de su familia. “Alcides Araya conocido como Alcides Parajeles recibió el premio Guayacán del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE) en 2017 por sus esfuerzos en la protección y conservación del ambiente, en particular contra la caza ilegal en las áreas protegidas de la península de Osa.
Su voz y lucha se hicieron visibles gracias al documental Osa la última frontera (2000) realizado también por la UNED donde se denuncia la historia de la explotación maderera incontrolada que sufrió históricamente la Península de Osa, se hace crítica muy directa a los llamados “planes de manejo forestal” que permitieron explotar el bosque primario con propósito comercial. Desde hace casi tres décadas iniciaron las amenazas y ataques contra su propiedad o su familia.
En 2011, a Parajeles le dispararon dentro de su propiedad; en 2018, Alcides estuvo en la Asamblea Legislativa denunciando la cacería ilegal, lo cual lo ha enfrentado contra mafias del crimen organizado del tráfico de vida silvestre. En esa ocasión también denunció las amenazas de muerte que ha sufrido y exigió mayor presencia del Estado para proteger los ecosistemas de la zona.
A finales del año pasado manifestó las últimas amenazas de muerte por denunciar cacería ilegal y tala ilegal dentro de la Reserva Forestal del Golfo Dulce, en los alrededores de la localidad conocida como Mogos, en Sierpe. A sus 77 años de edad no se cansa de poner denuncias y enfrentarse a los madereros o cazadores ilegales. El documental cuenta parte de esta historia.
De gigante a gigante. La dirección del documental la realizó Sonia Mayela Rodríguez, educadora y experimentada documentalista con más de cuatro décadas de producción audiovisual en la UNED. Ella es parte del Programa de Producción de Material Audiovisual de la UNED (PPMA) que ha sido sistemáticamente premiado en más de 40 ocasiones por distintas instancias nacionales e internacionales por sus trabajos en cultura, ambiente, educativos y de temas nacionales.
Sonia Mayela aseguró que “Él es una persona muy valiente, y en apoyo a su lucha hicimos este documental. Yo conozco a don Alcides desde el documental la “Osa la última frontera”, ahí ganó el cariño y el aplauso de mucha gente, pero también mayor aversión de madereros, traficantes de vida silvestre y cazadores que ya le tenían el ojo puesto y que ahora sigue creciendo por que su lucha no se ha detenido, es un gigante como un árbol que él quieren volar hacha.”
Esta directora audiovisual refiere al nombre de este documental: “No es una figura retórica, metafórica, es en serio. Él llegó de cuatro años y ahí se crío, se siente parte del bosque, se comporta como parte de este bosque (…)Es hijo del bosque porque no tenía papá(…)siembra para él y para los animales del bosque, nunca ningún animal lo ha atacado”
Elaborado con apoyo de Rebeca Arguedas académica UNED, Sofía Mendoza y Mauricio Álvarez del proyecto Geografía y Diálogo de Saberes del Programa Kioscos socioambientales y la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica.
La comunidad de Puerto Jiménez en la Península de Osa cuenta con una Biblioteca Pública para el disfrute de todos los vecinos y vecinas.
El espacio autogestionado por la Asociación de Servicio Comunitario Nacional Ambiental (ASCONA) es un centro cultural único en toda la Península, con programas educativos y artísticos.
La Cooperativa Los Higuerones ubicada en Puerto Jiménez está desarrollando el proyecto “Cajas Verdes”, un modelo de distribución de productos locales basado en una suscripción mensual, trimestral o semestral en el cual los participantes reciben cada semana una caja con productos locales como tubérculos, verduras, frutas y vegetales.
La iniciativa busca ayudar a los productores locales que han mantenido las prácticas agrícolas pese a los desafíos económicos.
Los precios son los siguientes (ajustado según cantidad de semanas):
1 mes (de cuatro semanas): ₡20.000
3 meses: ₡60.000
6 meses: ₡120.000
Adicionalmente puede adquirir otros productos locales como huevos, panes, miel de caña, leche, queso de cabra y frutas temporada como zapote.
Desprotección estatal incrementa caza ilegal dentro de Áreas Silvestres Protegidas
Las organizaciones ecologistas solicitamos a las personas diputadas de aprobar el proyecto de Ley Expediente No 19.610 que se salvaguarde la vida de aquellas personas que cuidan La Vida
FECON, 30 julio 2018. El descuido estructural de las Áreas Silvestres Protegidas por parte del Estado genera que personas conscientes de los daños se expongan a enfrentar ellos mimos los delitos ambientales.
Una muestra de ello es que desde 1998 no se abren nuevas plazas para guardaparques. Por tanto, ha crecido la crecería furtiva ilegal indiscriminada y saqueo de la flora, persisten sin controles adecuados. Se calcula que se necesitan 800 plazas con rango de Guardaparques, así como su equipamiento, para atender esta crisis pero la gran mayoría de recursos del SINAC son invertidos en la atracción y atención de turismo dentro de los Parques Nacionales, dejando la tarea de control y prevención sin financiamiento.
Entre 2015 y 2016 se reportan 5723 denuncias de violaciones a la ley forestal de estas sólo 1299 fueron interpuestas como denuncias formales en instancias judiciales. Es decir existe una impunidad de más de una quinta parte de los delitos ambientales de nuestro país.
Ante esto personas como, el galardonado por el premio Guayacán, Alcides Parajeles, se ven enfrentados a bandas criminales de accionan en la Península de Osa. En un contexto dónde se sabe que a nivel global el tráfico de vida silvestre está entre las tres actividades ilegales más rentables de mundo, sólo por detrás del narcotráfico y la venta ilegal de armas.
Por lo tanto, ecologistas como Parajeles se encuentra muchas veces indefenso. Pero esto no es nuevo, de según datos de FECON en Costa Rica se registran al menos 12 asesinatos, más de 24 atentados y otras 25 amenazas directas y unas 22 demandas contra activistas ambientales y ecologistas.
Además la impunidad de los actores intelectuales del asesinato de Jairo Mora -en su quinto aniversario- pone en perspectiva la urgencia de la protección legal de personas defensoras de los derechos humanos y de la naturaleza. Casos paradigmáticos como este crimen o las muertes aún no esclarecidas de Oscar Fallas, María del Mar Cordero y Javier Bustamante en 1994; posteriormente el hallazgo del cuerpo sin vida de David Maradiaga siete días y 7 meses después, son muchas veces condenados a la impunidad.
Para mejorar la seguridad jurídica de las personas que nos dedicamos a la protección de la naturaleza es urgente que se haga una reforma a la “Ley a favor de la protección de activistas de los Derechos Humanos”, Ley N.° 1594. Ya dictaminada en la Comisión Especial Permanente de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa. Reforma que propone:
-que a quien mate a una persona defensora o activista en amparo y promoción de los derechos humanos se impondrá prisión de veinte a treinta y cinco años;
-la pena de prisión será de cuatro a diez años a quien prive a otro de su libertad personal un defensora o activista en amparo y promoción de los derechos humanos;
-serán consideradas víctimas las personas que de manera pública y notoria sean reconocidas como defensoras o activistas de los derechos humanos establecidos y garantizados en los instrumentos del Derecho Internacional Público ratificados y vigentes en el país, cuando en los delitos contra uno o varios de sus integrantes el móvil sea su condición de activistas o defensores.
Federación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza.
Trabajo comunal apoya en capacitación y promueve una cultura de sostenibilidad
Grupo de mujeres piangüeras en el Humedal Térraba – Sierpe. Foto: archivo ODI.
En el Humedal Térraba-Sierpe se desarrolla la mayor actividad de extracción de piangua del país, estos moluscos usualmente se encuentran adheridos a las partes más bajas de las raíces de árboles de mangle y para alcanzarlos hay que hurgar de manera profunda entre lodo y ramas hasta dar con ellos.
Este es el trabajo de Rufina Gómez Zapata, piangüera y presidenta de la Asociación de Pescadores Artesanales de Ciudad Cortés (Asopescar). Como ella, muchos piangüeros y pescadores del cantón de Osa dependen del humedal para llevar sustento a sus familias. No obstante, la falta de planes de manejo y adversas condiciones climáticas amenaza con cambiar este oficio tal y como lo conoce la población.
“La mayoría de gente que trabaja son piangüeros y pescadores, […] hay días que las mareas son muy grandes entonces la gente esos días paran de pescar, o sea se dedican a las dos cosas”, explica Gómez.
El estado permanente informal de estos grupos afecta diversos procesos administrativos con instituciones estatales, desde la pesca hasta la certificación de guías turísticos y la organización de asociaciones comunales; todas estas iniciativas se vienen abajo por la falta de requerimientos y permisos necesarios.
Este es el escenario que describe Daisy Arroyo Mora, docente e investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR) que ha dedicado más de 10 años a la capacitación de estas comunidades costeras y al fomento de la coordinación interinstitucional con las mismas.
La mayoría de estas capacitaciones se han gestionado por medio del proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU) Capacitación a pobladores de las zonas costeras en manejo y protección de los recursos marinos y costeros (TC-581), iniciativa que se vincula con líderes comunales como Rufina en materia de gestión de riesgo, sostenibilidad ambiental, tramitología, computación y aprendizaje del inglés.
TCU capacita y acompaña
El proyecto de TCU pretende promover una cultura de sostenibilidad entre los pescadores y la comunidad, así como el buen funcionamiento de las asociaciones de la región. A la fecha, el proyecto ha colaborado con las ASADAS de Sierpe, Caña Blancal y Olla Cero, la Escuela I.D.A. Caña Blancal, Asopescar, la Asociación de pescadores de Coronado, el Centro de Adultos Mayores de Ojo de Agua y la Asociación de Desarrollo Integral de Cortés.
Integrantes del TCU reunidos con representantes de la asociación de ASADAS. Foto: Facebook TCU Humedal Térraba Sierpe-581.
La investigadora y actual coordinadora del TCU, Margarita Silva Benavides, afirma que el trabajo con las comunidades nunca concluye, pues la formación de nuevas generaciones y el acompañamiento frente a dinámicas laborales cambiantes mantienen al TCU relevante en la zona.
De acuerdo con Silva, especialista en ecología en manglares y microalgas, la protección del humedal y la estabilidad laboral de los pescadores van de la mano. “Ellos protegen el manglar porque saben que si el manglar se muere, se muere la piangua, los peces, los camarones, entonces ellos más bien lo cuidan”, afirma la investigadora.
El estudiante de Antropología, Tony Urbina Vallejos, uno de los ocho estudiantes matriculados en el proyecto, ha trabajado junto con las escuelas de la zona en talleres ambientales, planes de gestión de residuos, de salud ocupacional y de gestión de riesgo. Además, ha colaborado junto con las ASADAS de la región en la elaboración de mapas de referencia y en la capacitación de personal.
Entre las prácticas positivas que se fomentan en los talleres ambientales se encuentran: el respetar las vedas de pesca, no extraer moluscos que se pasen del tamaño estipulado por ley, no verter el combustible de los botes cerca del humedal y no pescar en zonas de poca afluencia de piangua.
Aunque la preservación y fomento de una pesca sostenible siguen siendo puntos importantes para el TCU, la profesora Arroyo, comenta que el proyecto se tuvo que acoplar a las necesidades de los pobladores, incluyendo temas como la enseñanza del inglés, recursos humanos, computación y el ecoturismo.
Yen Picado Mora, presidente de la Asociación de Pescadores de Coronado de Osa, ha sido uno de los interesados en recibir capacitaciones sobre turismo rural y ecológico por parte del TCU. De acuerdo con el pescador, estas nuevas prácticas se están volviendo cada vez más necesarias puesto que muchos de sus colegas no pueden practicar la pesca de manera legítima y se arriesgan a diferentes tipos de agresiones.
Desde el TCU, docentes y estudiantes han abogado por el óptimo desarrollo de estas organizaciones y su relación el estado. Gracias a este trabajo se ha logrado concretar eventos como el Festival de los Manglares, la aprobación de planes de manejo de pesca y la creación de nuevas asociaciones piangüeras como la de Ajuntaderas de Sierpe.
Esteban Hidalgo Pena
Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social
Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social
Cristopher Meza y María José Sevilla, estudiantes del TCU, en la zona de Palmar Sur. Foto: María José Guillén.
La zona de Palmar Sur en la península de Osa se caracteriza por el desarrollo de economías campesinas y por un vasto patrimonio cultural y biológico, sin embargo, la creciente expansión de monocultivos y proyectos de infraestructura han generado una serie de obstáculos sociales, económicos y ambientales que amenazan la autonomía y cultura de estos territorios.
Así lo explica María José Guillén, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (UCR) y encargada del proyecto de Trabajo Comunal Universitario (TCU) “Cartografiando el conflicto socioambiental” (TC-684), una propuesta que pretende formar conocimientos y prácticas acordes con las necesidades de estas comunidades por medio de la cartografía.
El proyecto nace de una investigación realizada en la zona del Caribe Sur y Talamanca y funciona en conjunto con el programa Kioscos Socioambientales como un amarre entre la investigación universitaria y la acción social.
Éste implementa la ciencia de la construcción de mapas conocida como cartografía para facilitar un proceso de formación y autoconocimiento en la población. Sin embargo, esta herramienta es solo uno de los pasos que conlleva el TCU, no necesariamente el fin.
Para Guillén, no solo se trata de contrarrestar y aliviar problemáticas, sino también de facilitar el empoderamiento y la acción política de uno de los territorios “con mayor conflictividad socioambiental del país”.
Grace Vargas fue una de las primeras personas de la comunidad en relacionarse con el proyecto. Para ella, Palmar Sur es una comunidad con mucho terreno pero donde la gente no tiene tierra propia para trabajar, problema que se agudiza con las “llenas” o inundaciones que presentan estos territorios.
Vargas también añade que previo a la participación del TCU, no existía el conocimiento en la comunidad para relacionar las diferentes problemáticas ni la oportunidad para poder actuar de manera directa con base en información propia.
Entre los logros concretados por la comunidad, Vargas destaca el paro del proyecto del Aeropuerto Internacional de la Región Brunca, edificación que se habría construido a 5 km de Palmar Sur y del Humedal Nacional Térraba-Sierpe y hubiera requerido la reubicación de 125 familias. De la misma manera, señala el inicio de procesos productivos en la zona de la mano del Instituto Nacional de Desarrollo Rural (Inder) y el fomento de festivales culturales.
Miembros del TCU realizando una gira de investigación. Foto: cortesía del TC-684.
Cristopher Meza, estudiante de Ciencias Políticas que participa en este proyecto ve la experiencia como una oportunidad para ejercer la disciplina fuera de las aulas y poder palpar las diferentes realidades más allá del conocimiento académico.
A la hora de interactuar con las comunidades, Meza afirma que lo más importante es forjar una relación de confianza con las personas y dejar claro que el objetivo no es extraer información, sino generar procesos de comprensión. “Si logramos que las personas reciban favorablemente la información es porque hicimos un buen trabajo”, resume.
Cartografía como herramienta social y política
El TCU implementa una cartografía participativa, en las que los miembros de la comunidad intervienen en la construcción de los mapas. “La cartografía lo que busca es que sea la misma gente generando sus propios productos, sus propios saberes y sus propios discursos, que es algo que de lo que se les ha privado”, resume la profesora María José Guillén.
Según la docente, la cartografía usualmente ha sido un monopolio utilizado por universidades, institutos geográficos y agrupaciones militares para transmitir un cierto conocimiento; el proyecto pretende romper con esta dinámica y crear una plataforma para el reconocimiento del espacio y la historia de Palmar Sur.
Las necesidades de esta población son variadas y cambian dependiendo del contexto inmediato; a finales del año pasado, con la llegada de La Tormenta Nate y los estragos que causó en la zona, el interés de los habitantes ha girado a la práctica de gestión de riesgo por medio de la cartografía.
No obstante, los mapas planteados por el TCU no solo cumplen una función de diagnóstico y visualización de zonas vulnerables, sino también de recuperación de saberes y defensa del territorio, en donde se visibiliza las relaciones de poder que se construyen en el espacio.
La profesora Maria José Guillén y los estudiantes del TCU impartiendo un taller en Palmar Sur. Foto: cortesía del TC-684.
José Antonio Mora, geógrafo y profesor universitario, asistió en parte del proceso técnico de la elaboración de los mapas. Mora también es coordinador de un proyecto de Extensión Docente en la zona (ED-3193) y rescata la gran memoria espacial que poseen los habitantes de Palmar Sur, factor que facilita la confección y lectura cartográfica.
“Yo pensé que iba a ser más difícil, […] desconozco si es que las personas tenían acercamientos previos con la cartografía, pero sí hay una lectura bastante buena del territorio a través de los mapas”, revela el docente.
El TCU también ha creado diferentes productos como un Manual Comunitario en donde transmiten conocimientos sobre derecho y política agraria, una encuesta de diagnóstico socioeconómico y capacitaciones para mujeres en materia legal sobre organización social.
El Trabajo Comunal Universitario sobre Salud Comunitaria para la Península de Osa zambulle a 60 estudiantes en las problemáticas de la región
Concierto del Ensamble de Saxonones A de Música Abierta de la Universidad de Costa Rica en playa Las Caletas, Drake. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.
El pasado 18 de febrero a las 7:00 p. m., a más de 380 kilómetros de San José, sonó en vivo el pasodoble “El Gato Montés”, una adaptación para el Ensamble de Saxofones A de la Universidad de Costa Rica elaborado por su directora Sandra Herrera Bermúdez.
El concierto apenas iluminado por un único bombillo, tenía de fondo el sonido muy cercano de las olas que caen sobre la playa Las Caletas, en Drake. Los ocho músicos que ad honorem tocan en la agrupación, esta vez enmarcados por un escenario natural y a cielo abierto, ofrecieron un repertorio de 14 piezas a la orillita del mar, el primer concierto de música en vivo para la comunidad. El hecho quedará en la historia del pueblo y en la memoria del público de esa noche.
Las Caletas, Rincón, Progreso, Agujitas y Los Planes, han sido las comunidades en las que el Trabajo Comunal Universitario: Taller de Investigación en Salud Comunitaria para la Península de Osa, inscrito por la Escuela de Estadística, ha sembrado el trabajo de un grupo de más de 60 estudiantes de varias carreras.
El trabajo, que es liderado por la profesora de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica, Milena Castro Mora, inició su planificación en el 2015 y de momento tiene una conclusión clara: loshabitantes de la zona toman agua sucia.
En la Municipalidad de Osa señalaron que no se tienen datos del número de personas que viven en los cinco poblados atendidos por el Trabajo Comunal Universitario (TCU), además indicaron que los datos del censo no están desagregados para Drake, dando muestra de lo muy lejos que están.
El trabajo elaborado, entre otros, por estudiantes de microbiología, ingeniería química y eléctrica demuestra que, en varias zonas la acidez del agua baja a 5, un dato fuera del rango normal (que debe ser entre 6 y 8), solo ese hecho indica que el agua no es apta para el consumo humano, y sin embargo lo es.
José Alfredo Jiménez Carrillo es un vecino de Agujitas y comentó que no fue hasta que los chicos de TCU llegaron, que él, su familia y la comunidad, se enteraron de que estaban tomando agua sucia.
“Ahora, nos están dando consejos, conocemos de los filtros, verificamos la naciente y lo de la desinfección, los muchachos hacen un trabajo muy bueno aquí, antes nadie hacía estas cosas, hace unos meses atrás nadie sabía”.
Una vez se encontró un mono muerto en el tanque de recaudación de agua que alimenta a estas poblaciones, en otra ocasión los parásitos enfermaron a algunos ciudadanos y continuamente hay riesgo de que la problemática afecte al turismo, la principal actividad económica de la zona.
El problema se agrava porque salir de estos poblados hasta Sierpe, para poder recibir atención médica especializada, es una apuesta que supera el bolsillo de la mayoría. El viaje, de más de una hora, tiene un costo cercano a los ¢140.000 y los botes tienen una capacidad máxima de 25 personas.
“Por eso es que la gente nos agradece mucho que hagamos actividades en sus zonas, porque salir cuesta mucho y ahora llevar música en vivo es toda una hazaña, hay que ir por mar, también estamos organizados por tierra pero la música sonará en la playa”, dice orgullosa la coordinadora del TCU, Milena Castro.
Un horno de barro para hacer pan y comercializarlo, huertas de hidroponía en las cercas de varias casas, talleres exploratorios y de formación para niños y adultos, – un detalle al tono de los tiempos es que piden que se aborden temas de sexualidad–, y datos específicos sobre la calidad del agua y la cantidad de pobladores son aportes del TCU. Además, 60 pares de oídos atentos y manos serviciales se suman a la lista de los tributos del TCU a esta población, que ahora sí se sabe que es de 1100 vecinos.
Los estudiantes Luis César Rivera Montero, a la izquiera; Marcel Jiménez Fallas, al centro y Moisés Rodríguez Fallas son parte del proyecto del TCU que busca generar un prototipo eficiente de filtro que le sirva a la comunidad para mejorar la calidad del líquido destinado al consumo humano. Un filtro de prueba se instaló en una residencia en Caletas, Drake. – foto Anel Kenjekeeva, UCR.
El trabajo de contar a las personas que serían impactadas por la acción social de la UCR fue uno de los primeros proyectos, el dato resultó acorde con las proyecciones distritales que hace el Centro Centroamericano de Población (CCP-UCR).
El día anterior en Agujitas
El 16 de febrero hubo dos conciertos en Agujitas, los ocho saxofones convocaron a la comunidad en el Centro Comunal que a la vez funciona de colegio, las sillas se coparon de niños bien arreglados y dispuestos a escuchar por primera un ensamble de saxofones.
Sandra dirigió a sus músicos y entre pieza y pieza, les explicó a las distintas voces de los instrumentos, el Saxo Soprano, el Saxo Alto, el Saxo Tenor, y el Saxo Barítono, aplausos para cada uno de los dorados metales y sus peculiares sonidos. Ante las miradas curiosas, también explicó por qué movía sus manos al dirigir.
El concierto continúa, mientras afuera del salón, algunos de los estudiantes universitarios recogen los materiales del taller de robótica que acaban de impartir. Escucho comentar “una niña me dijo que qué lindo lo que hacíamos, que quiere llegar a la Universidad para hacer lo mismo (…) me quedo con eso, todo valió la pena”.
En esta gira, la primera del 2018, acompañan a la coordinadora Milena Castro un grupo de 40 estudiantes y 10 músicos, el grupo multidisciplinario incluye a estudiantes de arquitectura, educación, varias ingenierías, microbiología y medicina. Todos con el objetivo de investigar y aportar desde sus áreas de conocimiento a la salud pública de Drake.
Los grupos van cumpliendo 300 horas de trabajo, pero ya son insuficientes, pese a la voluntad de algunos de extenderlo a 600. El interés es inscribir un proyecto de investigación que les permita continuar formalmente con la elaboración de soluciones viables para potabilizar el agua.
De momento, se ha construido un filtro de prueba, el mismo se ubica en la casa del biólogo Pablo xxx y lleva allí unos meses, el mismo pretende ser una opción de ayuda, que tal vez un día se pueda reproducir para toda la comunidad. Aunque apenas se trata de un prototipo inicial, el filtro es símbolo de un compromiso real de los estudiantes con Drake.
“¡Somos de los mismos!” me dice Van Van (cuyo nombre completo es Enrique Vangeninden Vanden Bleeke), que pese a tener dos apellidos extranjeros, es el único dueño costarricense de las tierras costeras cercanas al Parque Nacional Corcovado, él nació allí.
Tres enormes árboles de mango de su terreno protegen de la selva al campamento con las 10 tiendas de campaña que han albergado a los estudiantes por cuatro noches.Van Van goza de los chicos del TCU afirmando que todo se vuelve feliz cuando ellos están allí. La noche del concierto en Las Caletas fue un regalo para él, conmovido solo dijo “¡Me encantó!”.
El 18 de febrero, al filo del medio día, el campamento que albergó a los 40 estudiantes estaba recogido, decenas de bultos y silenciosos muchachos arrecostados en lo largo de la playa esperan a las embarcaciones que los llevarían a Sierpe. Todos menos tres estudiantes que con equipos, hilera y hielo corrían a la casa del biólogo Pablo Riva Hernández a sacar la muestra de agua de su filtro, la muestra no puede sumar más de 24 horas, antes de ser analizada y para que llegue al laboratorio aun quedan siete horas de viaje y la noche entera del domingo.
Ensamble A de Saxos de Música Abierta UCR
Cubiertos de plástico, una batería completa y ocho saxofones embarcaron y desembarcaron en las distintas playas de Drake, donde no hay muelles. En dos días ofrecieron cuatro conciertos.
Este grupo de músicos tiene la particularidad de estar compuesto por profesionales de muy distintas áreas, quienes además son egresados del programa de Música Abierta de la Escuela de Música de la UCR.
Tras completar las 10 etapas de formación, querían seguir tocando, por lo que la voluntad de su maestra y directora, Sandra Herrera, logró crear en el 2002 el «Ensamble de Saxo A» un grupo de apasionados que cada semana montan un repertorio para ir a repartirlo a donde se les necesite.
Directora: Sandra Herrera.
Sax soprano: Adrián Elizondo, Juan Diego Araya.
Sax Alto 2: Schneider Solano y Kimberly Hernández.
Sax Alto 3: María Fernanda Arias.
Sax Tenor: Sofía Rodriguez, Francisco Castillo y Jose Manuel Alvarado.
Sax Barítono: Federico Castro y Eduardo León.
Percusión: Roberto Solís y Manfred Soto.
Para contactar con el Ensamble A de Saxofones de la UCR puede llamar al teléfono de Música Abierta 2511-8549.
El lunes a primera hora, Luis César Rivera Montero, estudiante avanzado de Microbiología, llevará las muestras al Laboratorio de Aguas y Alimentos de su en la UCR, luego de haber logrado que durante todo el trayecto la misma se mantuviera a temperatura de hielo, –un objetivo complejo cuando se está a más de 30 grados Celsius–, por eso entre el taxi lancha, la carga y descarga y las corridas para conseguir hielo, en los buses y a lo largo del camino hasta San José, brillaba como oro, sobre todo el escenario y la enorme logística, la hielera con la muestra.
Antes de la partida, en agradecimiento Van Van elabora una corona de hojas frescas, la misma se coloca en la poza que hace el río antes de llegar a su desembocadura, y bajo el murmullo calmo de una catarata en verano. Suelta varias frases cargadas de muchas horas de reflexión en el paraíso y concluye “El peor pecado es querer aparentar lo que no se es”.
Como parte de las actividades de Acción Social de la UCR, el Trabajo Comunal Universitario: Taller de Investigación para la Salud Comunitaria de la Península de Osa, se ofrecieron cuatro conciertos en la zona en febrero del 2018.
GALERIA: Pulse en la imagen para agrandarla.
Los instrumentos se desembarcan en playas sin muelle, en Drake.
Los Manglares de Sierpe son parte de una zona catalogada como de alta biodiversidad, similar a la que se puede encontrar en Ecuador.
La directora del Ensamble de Saxofones A de la UCR y parte de su agrupación durante el viaje de siete horas hacia Drake.
Una casa de habitación en Las Caletas, Drake, usa desde hace unos meses un filtro de agua de prueba, que tiene el objetivo de mejorar la calidad del agua de consumo humano en la bahía. En la fotografía, los estudiantes de TCU sacan una muestra de agua para realizar el análisis microbiano.
El grupo de 50 personas vinculadas al TCU, en foto grupal en playa Las Caletas, Drake, el 18 de febrero de 2018.
Concierto del Ensamble de Saxofones A de la UCR en playa Las Caletas en la Península de Osa, el 17 de febrero de 2018.
Estudiantes de ingeniería de la UCR ofrecen talleres a estudiantes de Drake. Los chicos exploran mientras sus padres participan de actividades con las que el Trabajo Comunal Universitario busca lograr un mayor impacto en la salud integral de los poblados.
Durante el fin de semana del 16 y 17 de febrero, la comunidad aprovechó la visita del Ensamble de Saxofones A de la UCR para realizar una feria que titularon Feria del Buen Vivir, en la que ofrecieron sus productos a la venta. Agujitas, Drake, Península de Osa.
Durante el fin de semana del 16 y 17 de febrero, la comunidad aprovechó la visita del Ensamble de Saxofones A de la UCR para realizar una feria que titularon Feria del Buen Vivir, en la que ofrecieron sus productos a la venta. Salon Comunal y Colegio de Agujitas, Drake, Península de Osa.
Durante el fin de semana del 16 y 17 de febrero, la comunidad aprovechó la visita del Ensamble de Saxofones A de la UCR para realizar una feria que titularon Feria del Buen Vivir, en la que ofrecieron sus productos a la venta. Agujitas, Drake, Península de Osa.
Primer concierto del Ensamble de Saxofones A de la UCR en Agujitas, Drake.
Parte de la audiencia durante el primer concierto de música en vivo en Drake, ofrecido por el Ensamble de Saxofones A de la UCR, el 17 de febrero de 2018.
Parte del grupo de 40 estudiantes matriculados en el Trabajo Comunal Universitario: Taller de Investigación para la Salud Comunitaria de la Península de Osa, durante la gira a la zona del 13 al 18 de febrero de 2018.
Se levanta el campamento. Domingo 18 de febrero, 2018.
La coordinadora del TCU: Taller de Investigación sobre Salud Comunitaria de la Península de Osa, Milena Castro Mora.
Gabriela Mayorga López
Periodista, Oficina de Divulgación e Información, UCR.
Apoyo de la UCR será clave para implementar proyectos
El territorio rural de la Península de Osa reúne los distritos de Sierpe, Bahia Drake y Puerto Jiménez que comparten recursos naturales, problemáticas, formas de organización e identidades comunes (Diseño Ibux Sánchez ODI).
La Península de Osa es considerada una de las zonas más biodiversas del planeta y atrae a miles de turistas al año provenientes de más de 100 países. Sin embargo, este territorio atraviesa fuertes obstáculos para lograr un desarrollo social y económico sostenible para sus 12.900 habitantes por lo que sus líderes comunales han formulado el primer Plan de Desarrollo Rural Territorial de la Península de Osa.
Este lunes 13 de noviembre varios representantes del Consejo Territorial de Desarrollo Rural de la Península de Osa visitaron la Universidad de Costa Rica para presentar a la comunidad universitaria el plan que elaboraron este 2017 con los aportes de los habitantes de las comunidades de Sierpe, Bahia Drake y Puerto Jiménez.
Su objetivo es afianzar el apoyo de la Universidad de Costa Rica para la implementación de este plan que promete mejores condiciones de vida, fuentes de empleo y desarrollo para su gente. «Nosotros como líderes comunales queremos dar una lucha para que allá en la península podamos tener más oportunidades como las que tiene la mayoría de costarricenses» apuntó Hazel Leitón Jiménez, presidenta del Consejo Territorial de Península de Osa.
Entre las principales actividades económicas de la Península está el turismo, la ganadería, actividades forestales y cultivos extensivos como la palma aceitera y el arroz (Foto Archivo ODI).
Desarrollo desde las bases
La gestora de proyectos M.Sc. Marianela Marchena explicó que, al amparo de la Ley 9036 que crea el Instituto de Desarrollo Rural (INDER) y los consejos territoriales de desarrollo, se busca fortalecer un modelo de desarrollo que nazca de las bases desde los territorios rurales atendiendo a las necesidades y visiones de los propios habitantes.
«Una de las cosas que nosotros como líderes tenemos muy clara es la importancia de planear de abajo para arriba. Yo le puedo asegurar que ahí (en el plan de desarrollo) está reflejado lo que la gente cree que son sus necesidades más sentidas«, afirmó la presidenta del Consejo Territorial de Península de Osa.
Leitón señaló los principales problemas y amenazas que se ciernen sobre estas comunidades donde cada año aumenta la visitación turística pero no se reduce la pobreza ni el desempleo. Allí el 48% de los hogares viven en la pobreza, más del 50% de las personas en edad productiva no cuentan con trabajo digno, asimismo los índices educativos son muy bajos.
De acuerdo con el diagnóstico realizado para la elaboración del plan, el problema número uno de la península tiene que ver con la tenencia de tierra. La existencia de poblados en aproximadamente el 40% de los territorios de la Reserva Forestal Golfo Dulce ha conducido por años a múltiples conflictos, además limita las posibilidades de los habitantes de solicitar créditos y hacer emprendimientos.
UCR actor clave
Desde el año 2004 a través del Programa Institucional Osa Golfo Dulce (PiOsa) la Universidad de Costa Rica ha estado presente en la Penísula de Osa con el objetivo de responder, con sus recursos y capacidades, a las necesidades históricas de esta región donde se requiere conciliar la conservación y las necesidades humanas.
El PiOsa ha trabajado de cerca con comunidades de la Penísula como Rancho Quemado donde han brindado acompañamiento a los emprendedores y grupos organizados de la comunidad (Foto Archivo ODI).
El Programa integra ocho escuelas y ocho institutos y centros de investigación de la UCR que actualmente desarrollan 14 proyectos y actividades de investigación y acción social en la zona. Recientemente, Piosa ha acompañado los emprendimientos locales de la comunidad y de grupos organizados y ha realizado cursos de capacitación para la formulación de perfiles de proyectos que permitan a los emprendedores acceder a fondos.
A raíz del proceso que lidera el Consejo Territorial de la Península de Osa se abre una segunda etapa para el PiOsa en la cual se podrá incidir en la comunidad con mayor efectividad a partir de los diagnósticos y estrategias de trabajo que ellos tienen, explicó el M.Sc. Gerardo Cortés Muñoz, coordinador del Programa. «A futuro lo visualizamos como un trabajo todavía más fuerte, la idea es amalgamar mejor el trabajo de la UCR con el de las comunidades y los grupos organizados».
La líder comunal Hazel Leitón destacó que Piosa ha hecho un gran esfuerzo en llevar estudiantes y profesionales a la Península a conocer su realidad y realizar proyectos en los últimos años. Además, invitó a los universitarios a unirse a este programa que ha marcado la diferencia en la zona para que más personas puedan aportar a la implementación del Plan de Desarrollo Rural pues tienen mucho trabajo por hacer.
El plan abarca aspectos como infraestructura, dimensión social, dimensión económica, desarrollo productivo y empleo, dimensión ambiental, así como cultura, identidad y deporte. Además, pone énfasis en acciones específicas para poblaciones consideradas vulnerables como personas adultas mayores, personas con discapacidad y mujeres.
Participe através del Piosa
PiOsa es un programa institucional que busca promover la articulación de actores universitarios, locales e institucionales para ampliar el conocimiento de la Península de Osa y el Golfo Dulce y proponer soluciones integrales a diversas necesidades regionales. Todo proyecto que quiera adscribirse a PiOsa debe estar inscrito en una unidad académica de la UCR.
El siguiente texto fue tomado de la página de Territorio Seguro Península de Osa: “Muchas personas no dimensionan el cambio tan importante que tuvo la Constitución Política en el 2003, cuando nuestra República pasó de ser una República Representativa a ser una República Participativa.
Eso significa un cambio trascendental en la vida costarricense y ha obligado a las instituciones a replantearse una serie de cosas, pero las personas no lo saben y las instituciones han querido apropiarse de los espacios para evitar que la persona se empodere y reconozca su condición de soberano que es.
Es ahí donde Territorios Seguros ofrece una herramienta de reflexión para que la persona se descubra como ciudadana, como dueña del poder y soberana, según la Constitución Política, y lo hace mediante una metodología denominada dinámica de los triángulos”.
Para conocer la experiencia de Territorios Seguros que ahora se desarrolla en Osa, ingrese en el siguiente enlace:
En una importante resolución, la Sala IV declaró con lugar el recurso para la protección efectiva del Parque Nacional Corcovado ubicado en Península de Osa, se ordena así, un plan que garantice la vigilancia de esta área ante la explotación de madera, la orería y la caza.
El recurso Nº 15-011930-0007-CO (leer más) al que dio lugar la Sala VI fue interpuesto por FECON, SITRAMINAE, así como uno de los impulsores de la creación de parques nacionales en el país, Mario Boza y otros especialistas en la materia ante el desastre que vive Corcovado. Catalogado como “el lugar biológicamente más intenso en la Tierra”, se ve amenazado por cacería, extracción maderera y la presencia de unos 400 oreros que están causando estragos con maquinaria cada vez más pesada como motobombas y dinamita en la mayoría de ríos dentro del lugar.
En la sentencia se ordena a los jerarcas del Sistema Nacional de Área de Conservación (SINAC) del Ministerio de Ambiente y Energía, del Área de Conservación de Osa, al Ministro de Hacienda y al de Ministro de Seguridad Pública que: “dentro del plazo de dos meses contados a partir de la notificación de esta sentencia, coordinen lo pertinente para que se elabore y ejecute un plan que garantice la vigilancia y protección permanente del Parque Nacional de Corcovado y la Reserva Forestal Golfo Dulce, contra las actividades ilegales de orería, caza, tala y robo de madera. Asimismo, el Ministerio de Seguridad Pública deberá proceder de inmediato a realizar las actuaciones necesarias dentro del ámbito de sus competencias, para proveer la continuación del proceso de desalojo instaurado mediante expediente No. 3330-14, así como cualquier otro nuevo necesario para desalojar a los invasores dedicados a la orería, caza y tala ilegal».
El 24 de agosto de 2016, Día de los Parques Nacionales, FECON denunció el estado de dos parques emblemáticos: Manuel Antonio y Corcovado. “Hoy, a pesar del abandono y violencia a los que se ven sometidos los parques nacionales, nos siguen dando de comer, de tomar, de respirar, son fuente de conocimiento, educación y esparcimiento, son estandarte de identidad nacional y garantía de vida para las presentes y futuras generaciones. De estas zonas dependemos nosotros y quienes no nacen aún. Nuestro sistema de parques nacionales son la principal atracción turista, representa uno de los bienes comunes más valiosos de Costa Rica, nuestra gallina de los huevos de oro aseguran algunos: genera más de dos mil seiscientos millones de dólares al año, ¡hágale números! supera las exportaciones de piña, banano y café juntas”…
Informes: Mauricio Álvarez, presidente FECON, 88709165
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