Skip to main content

Etiqueta: Perú profundo

La justa protesta de los cubanos desenmascaró la arrogancia imperial

Por Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Con la arrogancia acostumbrada, tan propia de los emperadores romanos de la antigüedad, el ocupante de la Casa Blanca se deja decir que “Cuba es un Estado fallido que reprime a sus ciudadanos” (Diario La Nación, San José de Costa Rica, viernes 16 de julio de 2021, pág.23), lo que da a lugar a que -exteriorizando nuestros pensamientos- le preguntemos ¿si la isla mayor de las Antillas es un estado fallido?, entonces ¿qué son países como Guatemala, Honduras, Colombia, Paraguay, Haití, la semicolonia de Puerto Rico (a la que Donald Trump quiso desahuciar hace un par de años) y otras islas caribeñas, en las que la vida resulta insufrible?, cuando bien sabemos que son unas naciones o estados-nación que son incapaces de resolver las necesidades más elementales de la gran mayoría de sus habitantes, además de acudir, de manera sostenida, a la represión más cruenta y despiadada de la protesta social, tal y como ha venido sucediendo en los casos de Colombia, Ecuador, Honduras, Chile y la Bolivia de Áñez, la pobrecita aprendiz de dictadora, en fin unos países donde hay cientos de detenidos, innumerables desaparecidos, además de centenares de víctimas mortales.

En una muestra de lo que es la brutalidad imperial, el emperador o presidente Joe Biden, declaró: “También dejó claro que no prevé permitir el flujo de remesas, que podría aliviar la presión económica que contribuyó a la ira generalizada” (ibidem) con lo que no oculta la descarada intencionalidad de hacer capitular por hambre al pueblo y a la nación cubana, un acto de confesa criminalidad que los latinoamericanos dignos no podemos aceptar jamás, a condición de aceptar ser vasallos de ese imperio despiadado, ese que acabó con la democracia guatemalteca en 1954, la que jamás regresó a esa desdichada nación.

En realidad sucede que aún en el caso de que quisiera variar su política hacia Cuba, este gobierno estadounidense no se atreve a retomar el camino de Obama en relación con la isla, por temor a la ultraderecha cubana en el senado, donde los demócratas tienen una precaria mayoría.

La protesta está bien y es un derecho irrenunciable del pueblo cubano, el actual gobierno y cualquier otro debe atender las demandas más sentidas de la población, lo que espero es que los cubanos de a pie eviten caer en la trampa que les ponen desde el otro lado del estrecho de la Florida, pues la ultraderecha cubana no es democrática y sólo espera, siempre obediente a los mandatos imperiales, caer sobre los bienes existentes en la isla, además de conculcar los derechos políticos, y sociales de las grandes mayorías cubanas para crear un remedo de democracia, uno donde no cabrían ni la izquierda en el poder, pero tampoco las disidencias socialistas que fueron perseguidas otrora por la propia revolución, el imperio estaría abriendo el campo al neofascismo, cuidado mis queridos isleños, hijos de José Martí. Es necesaria la unidad y el debate abierto entre las diversas fuerzas y sectores revolucionarios, además de un diálogo franco y valiente con los jóvenes, pues me atrevo a decir que las nuevas generaciones tendrán que decir lo suyo (nunca en la historia, ha sido de otra manera), asumirlo y luchar por esas metas, con esas sensibilidades que les son inherentes a los jóvenes. Éstas son sólo son unas reflexiones en voz alta, no pretendo imponer nada, es al pueblo de Cuba a quien le corresponde decidir sin imposiciones genocidas, sin ese puñal en la garganta con el que hace más de medio siglo el imperio amenaza a la nación cubana.

Para rematar esta puesta en la escena surrealista continental, la que ha resultado ser digna de los trabajos más exquisitos de Luis Buñuel y de André Breton, en el Perú milenario, gemelo del Alto Perú o Bolivia, la derecha totalitaria del fujimorismo, y otros sectores todavía más fascistas, ha venido poniendo en ejecución una especie de golpe de estado en cámara lenta, de tal manera que cuando faltan apenas unos pocos días para la fecha en la que debe ser juramentado el nuevo presidente de ese país, todavía el Jurado Nacional de elecciones no ha proclamado al ganador, el que indiscutiblemente es el profesor Pedro Castillo, un mestizo quechuahablante, originario de Cajamarca, en la sierra centro-sur, un hijo del Perú Profundo, del otro país, ese que ha sido relegado durante doscientos años. No hay día en que el fascismo no saque las garras en el Perú, tratando de sembrar el pánico en las calles, y ha estado asediando la casa del presidente del Jurado Nacional de Elecciones, como no ha dejado de hacerlo en Bolivia la muy racista derecha cruceña, siempre con sus amenazas, y en el vecino Chile, donde una convención constituyente se prepara para refundar ese país. Estemos atentos, porque esto de Cuba en cuanto a Washington no pasa de ser una jugada geopolítica en una región como la nuestra, en la que están perdiendo el control, ya sabemos que ellos no exportan la democracia, si es que todavía la profesan, aunque sea sólo de la boca para afuera, y prefieren recetarnos el neofascismo, a la manera de la Keiko Fujimori o la Yanine Áñez, sin ningún respeto para los derechos de las gentes.

De La Habana nos han llegado voces inquietas y llamados a la sensatez, para que en medio de todas las adversidades, y las justificadas protestas de la población, se entable el diálogo y la búsqueda de soluciones efectivas a los problemas del diario vivir, pero también a los que plantea la gestión política de la sociedad.

Una de esas voces, dentro de un texto muy extenso, nos dice que: “Hay que quitarle dramatismo al asunto. Hay que darle su justo lugar. El tiempo dirá si la Revolución se repone de estas protestas y las que vengan, aprende las lecciones o sucumbe ante ellas. Deseo con todo mi corazón que la Revolución no se venga abajo. Si esto ocurre, Cuba se convertirá en Haití en cuestión de semanas o meses. No en Miami, como promete la gusanera (la ultraderecha de Miami, diría yo). Y para mi tristeza personal, mi barrio de Santa Fé se convertirá en un lugar insufriblemente pobre y violento, como todas las periferias de las ciudades latinoamericanas hoy en día… «

Columna Libertarios y Liberticidas (1) (Tercera época)

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

Después de algunos años he decidido volver a producir y a difundir los contenidos de esta columna, creada inicialmente con propósitos de lucha y divulgación durante la gran batalla cívica de un gran sector del pueblo costarricense contra el TLC con los Estados Unidos y la América Central (CAFTA, por sus siglas en inglés), la que apareció en las redes sociales durante un período de algunos meses en que la publicaba diariamente, entre julio de 2007 y febrero de 2008, después se vino divulgando con algunas intermitencias hasta el año 2014. En medio de un ambiente de intolerancia, y de gran ceguera ideológica de cierta derecha totalitaria, como también de una izquierda acomodada al régimen imperante, la que a ratos es incluso “boba”, y en otros momentos aparece plegada a la agenda light de un cierto “marxismo cultural”, vaya uno a saber, es que tomo esta decisión largamente meditada, para hacerle frente a esa dictadura sobre el pensamiento. Esos son, en principio, los motivos por los que vuelvo a este ejercicio pirotécnico, escribiendo, y reflexionando sobre la marcha para compartir e intercambiar ideas con quienes me lean.

Hace apenas una semana me empeñé en compartir con mis lectores una reflexión en voz alta para hacerles notar el gran poder de la mentira, la fragilidad del lenguaje que empleamos y las apariencias de un régimen que dice ser de libre mercado, estar basado en la libre competencia, y en eso que los neoliberales suelen llamar una “sociedad abierta, cuando en realidad está conformada y dominada por unos cuantos monopolios y oligopolios privados que acaparan la cartera de los negocios más “jugosos”. Cierta gente prefirió pasar por alto el hecho de que algunos de esos personajes (ellos y ellas como dicen ahora esos que andan al día con las modas intelectuales) se han vuelto “empresarios” muy poderosos, pero a costillas nuestras. Los que seguimos tomando el riesgo somos los demás mortales que vivimos en una sociedad más bien cerrada, lo de “abierta” no pasa de ser una mención propagandística. Recordemos que para los de habla inglesa “propaganda” es una mala palabra, y nos recomiendan usar en su defecto advertising. (La palabra inglesa propaganda es despectiva y no se emplea para hablar de “propaganda publicitaria”. Para este significado se usa el término advertising NUEVO SMART INTERACTIVO Diccionario Español-Inglés English-Spanish Editorial Océano p. 858).

Mientras tanto, ocurre que en Perú la ultraderecha y el fujimorismo, corrupto hasta la médula, además de enemigo declarado de la democracia, preparan un golpe de estado, pues no aceptan el resultado electoral que le dio el gane al profesor Pedro Castillo, alegando un fraude del que no han podido presentar una sola prueba. Están recurriendo a toda clase de maniobras para deslegitimar esos comicios, además de que, con artimañas de suyo evidentes, los diputados salientes quieren nombrar apresuradamente a los magistrados del Tribunal Constitucional, ya sea para anular las elecciones, y de no ser posible, después del 28 de julio, vacar o deponer al representante del Perú Profundo y las clases oprimidas. Esto ha dado lugar, a que habiendo transcurrido más de un mes de haberse llevado a cabo las elecciones generales del domingo 6 de junio pasado, todavía no ha sido proclamado al nuevo presidente del Perú quien se supone, por mandato legal, deberá tomar posesión el próximo miércoles 28 de julio, día en que se cumplen los doscientos años transcurridos desde que fuera proclamada la independencia de esa nación sudamericana.

Un poco más al sur del continente, en el vecino Chile, acaba de ser instalada la Convención Constitucional, elegida el pasado mes de mayo, respondiendo a un mandato del electorado, del mes de octubre del año anterior, el que tuvo sus orígenes en la oleada de protestas sociales de octubre y noviembre de 2019. Sus 155 integrantes, entre los cuales hay 17 representantes de los pueblos originarios, con un notorio predominio de los independientes y de la izquierda más radical, son los que deberán redactar y aprobar el texto de una nueva constitución política, para hacerlo tienen el plazo de un año, a partir del recién pasado domingo 4 de julio. Será la primera vez en la historia de ese largo país con una loca geografía de cuatro mil kilómetros de costa y una también larga Cordillera de los Andes, en la que el pueblo de a pie tomará parte, tanto en las deliberaciones, como en el curso de las decisiones para tener un texto constitucional, el que será su instrumento político y jurídico más importante durante las próximas décadas, cosa que no ocurrió en 1925, y mucho menos en 1980 cuando la dictadura empresarial militar del general Augusto Pinochet impuso, en medio del terror y con la prensa amordazada o cooptada, en su gran mayoría, la constitución neoliberal que sigue vigente en ese país, desde hace más de cuarenta años. ¿se convertirá Chile en un estado federal, descentralizado y plurinacional? Todo parece indicar que esos serán algunos de los vectores más importantes que traerá el nuevo texto constitucional.

América Latina cambia fusiles por votos

Rafael A Ugalde Quirós (*)

Sin mayor inversión pública, una crisis sanitaria sin precedentes y literalmente hambre a cualquier lado que vayas al Perú actual, todo parece indicar que los primeros 100 días de gobierno de Pedro Castillo serán clave para la reconstrucción de una nación destruida en todos los sentidos, por décadas de “recetas” económicas y falsas promesas de “desarrollo”, provenientes de quienes a veces parecen más una mafia al mejor estilo de Al Capone.

La ventaja mínima de Castillo en el boletaje del pasado 6 de junio frente a Seiko Fujimori, matemáticamente, es irreversible; sin embargo consolidar las aspiraciones de libertad, justicia social y autodeterminación de quienes despectivamente la clase dominante denomina “cholismo”, representa una de las tareas más titánicas para este nuevo líder latinoamericano, que desafío el otro Perú; el educado, el culto, el que da gracias a Francisco Pizarro por descender de él, el de las películas y los videos turísticos, el de “la libertad de prensa” para presentar en plena segunda vuelta a quien resultó electo como el “comunista”, ”ateo”, ”terrorista”, “ignorante del sombrero,” “populista peligroso”,etc.

Para el analista Vicente Otta el escenario que espera al nuevo gobierno de Castillo es de “alto riego” dada la urgencia sanitaria, el hambre y el desempleo que azota a Perú. Como sí lo anterior fuera poco, el boicot y sabotaje de los ultra reaccionarios derrotados no están descartados del todo, pues recuérdese que en el pasado, Estados Unidos cerró filas con la oligarquía local, cuando Juan Velazco Alvarado (1968- 1975), cansado de exclusiones sociales e injusticias, mediante un golpe de estado trató de dar participación al campesinado en una reforma agraria y nacionalizó recursos de los peruanos.

El gobierno norteamericano no dejó que el llamado “Perú profundo” se desarrollara con independencia y de inmediato elevó los aranceles a las exportaciones de azúcar, provocó desabastecimiento entre el pueblo y así fomentó un “contra golpe”, frustrando las aspiraciones de las mayorías peruanas.

Otta, en el análisis divulgado recientemente por la Red mundial de Comunicadores por los Derechos Humanos (RED DDHH), llamó a considerar, en el corto plazo, el avance en la región de las fuerzas derechistas (traducido, debe agregarse, en fascismo puro), como ocurre en la Columbia actual, o en el pasado reciente en Chile, Bolivia y Ecuador. Tener presente, plantea Otta, el escenario internacional y las actuaciones de las fuerzas reaccionarias, en tanto los sectores progresistas registraron retrocesos. “Se ejemplifica, añade, en el desarme de la UNASUR, el debilitamiento del ALBA, y en la formación del denominado conservador Grupo de Lima, que ha tenido como país líder y anfitrión al Perú”, sostiene.

A este panorama, precisa el analista, se suma la presencia gravitante de las fuerzas del narcotráfico, así como los esfuerzos de EE. UU por mantener el control de América Latina, junto a la desesperada contención del ocaso de una hegemonía que pierde aceleradamente en favor de un mundo multipolar, impulsado por China y Rusia.

Asimismo, el “blindaje constitucional” que hicieron los representantes oligárquicos en el congreso para no perder privilegios, a solo horas de conocerse que Fujimori perdía fuelle en las votaciones de segunda ronda, tropezará, inevitablemente, con los planes esbozados por Castillo, tendiente a convocar a una Asamblea Constituyente que haga más justo al Perú actual.

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) del Perú –información de acceso público mediante la internet- este país es testigo de la estafa de sus tecnócratas, pues sufrió un aumento en la tasa de desempleo solo en Lima Metropolitana de 88%, comparando el primer trimestre del 2020 y el mismo del 2021; es decir, se ha incrementado el número de las personas con capacidad para laborar que no están trabajando. En términos porcentuales el Perú últimamente ha pasado de una tasa de desempleo de 7% a 14,5%.

La participación del sector informal aumentó en el mercado laboral. En el 2019, la tasa de participación fue de 73%, mientras que en 2020 habría estado cerca del 90%. Tampoco se sostienen la tesis irresponsable -Costa Rica no escapa de este engaño- de préstamos en “condiciones muy favorables” para pagar deudas y “creación de empleo”. El Perú es la economía número 51del mundo por volumen del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, su deuda pública en 2019 fue de $ 62.514; cada peruano viene al mundo con una “hipoteca” de $ 1.923.

Castillo y su agrupación “Perú Libre”, por tanto, tendrá que alejarse de la creencia pusilánime de un gobierno para “mayorías” y con “desarrollo” nacional, bajo la égida de las grandes transnacionales y los banqueros especuladores. Enfrentará un panorama por demás complejo y de riesgos cada vez mayores, sí políticamente no hace además de la convocatoria amplia y constante de la ciudadanía para la toma de sus decisiones, de la alta eficiencia una arma sin errores, de la gran responsabilidad social, la honestidad y la transparencia la nueva antítesis peruana, frente a un “pueblo ansioso de justicia” y “al que no fallaré”, según dijo Castillo.

El fenómeno castillo

Cuando el nacionalista Velazco Alvarado asumió el poder en aquel Perú del 3 de octubre de 1968, el hoy nuevo dignatario peruano -salvo un atraco electoral a mano armada- apenas contaba con un año y 16 días de nacido, en el lejano municipio de Tacabamba, Cajamarca, a 980 kilómetros de Lima.

Si bien Castillo solo se tragaba el aire fresco que bajan de las montañas de Cajamarca y saltaba los charcos de su natal Puña, cuando quitaron al General Velazco Alvarado, a sus seis años de edad el contacto con aquella realidad cotidiana resultó ser para el fogoso párvulo la principal enciclopedia y educadora del mundo.

Campesinos sin tierra, caminos olvidados por todos los gobiernos, casitas sencillas y levantadas rudimentariamente por sus propietarios, sin duda alguna, “educaron” los oídos, la vista y el tacto de Castillo a muy temprana vida, en el sentido que, sin solidaridad vecinal y apoyo entre todos, casi es imposible sobrevivir en esas tierras olvidadas. Lo de educador rural, por tanto, solo era cuestión de tiempo. Al menos, así quedó planteado durante una visita reciente realizada por un equipo periodístico argentino a Puña, cuyos habitantes resaltaron la dedicación de Castillo como maestro de la lejana escuela de Tacabamba, a la cual llegaba a pie, entre barriales y lluvia, o en moto, si el tiempo lo permitía, según sus vecinos.

Son estos “cholos” vecinos del candidato ganador – despectivamente así descalificados por quienes se consideran blancos educados- quienes dijeron a los periodistas argentinos que Castillo venía predestinado a gobernar, a pesar de ser un total desconocido en las “grandes ligas” de la política peruana.

Su liderazgo empezó a verse cuando el 15 de junio de 2017 los maestros peruanos iniciaron una huelga en el departamento del Cuzco, a la que se sumaron miles de docentes de distintas regiones. Sí bien había formado parte de la agrupación “Perú Posible” entre 2005 y 2017, es con el partido “Perú Libre”, el año pasado, que logra una mayor organización y una eficaz articulación de los campesinos, maestros, pequeños y medianos empresarios, cristianos, etc., olvidados por el “establishment”.

Acéptese o no, Castillo forma parte de las ansias de los pueblos de ver una efectiva independencia de sus gobiernos y, consecuentemente, hay en ellos un evidente hartazgo de las clases políticas tradicionales, responsables durante más de 30 años del hambre, la desnutrición, la corrupción, el narcotráfico, los bajos salarios, el hacinamiento de millones de personas, con las falsas premisas de reducciones de faltantes fiscales para alcanzar “desarrollo” y “progreso” entre los más desposeídos.

Con antelación a Castillo, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, acabó con la ininterrupción del poder durante 39 años de Miguel de la Madrid 1982- 1988 (PRI); Carlos Salinas de Gortari 1988- 1994 (PRI), Ernesto Zedillo 1994-2000 (PRI);Vicente Fox 2020-2006 (PAN);Felipe Calderón 2006-2012 (PAN) y Enrique Peña Nieto 2012-2018 (PRI).Encontró, según el Jefe de Estado, un país saqueado.

 En estos casi 40 años hicieron del tráfico de influencia una “cultura” normal en política, vendieron activos del Estado a diestra y siniestra, asesinaron y desaparecieron gente etc. Extrañó por eso, que en la más reciente visita a México de la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, no solo su agenda tuviera temas relativos con migraciones, sino con el financiamiento de organizaciones no gubernamentales (ONGs), vía USAID, dirigido a los grupúsculos que ejercieron el poder en el pasado y que, a juicio López Obrador, son “neoliberales”, “conservadores” o “mafiosos”.

En marzo pasado la burguesía boliviana trató de echar hacia atrás las aspas de la historia, pero el pueblo confió su soberanía al Movimiento al Socialismo (MAS), tras el vulgar golpe de estado contra Evo Morales, respaldado por la Organización de Estados Americanos (OEA). En El Salvador, en las elecciones de 2019, el derechista Nayib Bukele, canalizó el descontento de la gente y aplastó en las urnas al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).

La llamada oposición venezolana, propiciada por Estados Unidos y el entonces “presidente en funciones”, Juan Guaidó, huyeron de las urnas electorales para escoger el año pasado a 277 diputados a la Asamblea Nacional, ante el inminente fin de las “funciones” de quien nunca gobernó ni siquiera la cuadra en que vivía. En Brasil, en entrevista publicada por la revista “Paris Match”, expresidente Luiz Inácio.»Lula» da Silva, aseguró que si, está “en la mejor posición para ganar” y tiene “buena salud”, no dudará en ser candidato contra Bolsonaro el próximo año. En Nicaragua, el próximo 7 de noviembre, los grupos que recibían dinero de las ONGs para financiar “oposición”, estarán ausentes por una ley que controla el lavado de dinero y mete a la cárcel a quienes conspiran con fondos provenientes del extranjero.

¡Sí, callaron los fusiles y la gente está aprendiendo, solo el pueblo salva al pueblo! Han pasado 200 años.

(*) Periodista, abogado y notario por la U.C.R.

 

Imagen: La sorpresa electoral en Perú, Pedro Castillo. (Foto cortesía Prensa Latina).

La victoria electoral del Perú profundo

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense.

“amarillito, amarillando, flor de retama… la sangre del pueblo ay se derrama”. Canción popular a los estudiantes y campesinos de Huanta, Ayacucho masacrados en la lucha por su derecho a la educación, en junio de 1969.

Los procesos políticos y sociales entran en ciertos períodos relativamente cortos dentro de la exteriorización de una aceleración, y de un dinamismo tales que resultan incomprensibles, o muy difíciles de captar, en todos sus alcances y posibilidades, para la gran mayoría de las gentes, sobre todo porque están acostumbradas a pensar que el lento transcurrir del devenir histórico, con su ritmo e intensidad habituales, corresponde a eso que algunos llaman “el devenir natural de las cosas”.

Sucede entonces, que a la aceleración del tiempo histórico, muchas veces casi imperceptible, se añade un dinamismo tal que los agentes del proceso se configuran y desarticulan, al mismo tiempo, durante lapsos no muy largos, en los que los eventos o procesos ocurridos nos llevan a pensar (o percibir) después de su vertiginoso despliegue que han transcurrido años o decenios, a pesar de que en el tiempo cronológico, y mensurable del reloj cronometrado, fueron apenas un par de meses o algunas pocas semanas.

Las recientes elecciones peruanas, cuya primera y segunda vueltas transcurrieron entre 11 de abril y el 6 de junio, recién pasados, constituyen un ejemplo de lo que estoy afirmando en estas reflexiones en voz alta. De repente, de donde menos se esperaba, surgieron una voz y una alternativa política que resultaban increíbles e impensables para quienes conforman eso que los anglosajones llaman “el establishment político y social”: la candidatura presidencial, ahora victoriosa, del maestro rural y agricultor Pedro Castillo Terrones, originario de Cajamarca (situada en los Andes Centrales de la Sierra, uno de los tres países o pisos ecológicos que conforman eso que conocemos como el Perú) y quechuahablante, en representación del Partido Perú Libre y una coalición de fuerzas de una izquierda, hasta entonces invisibilizadas y fuera del orden establecido, la que se fue configurando y desconfigurando (en una metamorfosis incesante), en el devenir de lapsos muy cortos, descolocaron –por así decirlo- a todas las fuerzas y actores del espectro político peruano, después de haber pasado casi desapercibida durante la primera vuelta electoral para las encuestadoras, los medios y hasta para la izquierda con más presencia hasta ese momento.

Al tratarse de un hecho social y político, tan dinámico como insólito, terminó siendo enfrentado y asumido, de las maneras más rocambolescas, violentas e inesperadas no sólo por parte de la derecha troglodita, violenta y totalitaria del fujimorismo, y de un aparato mediático, totalmente controlado por los amos del país, el que de inmediato lanzó una campaña para distorsionar, calumniar o “terruquear” como dicen los peruanos al candidato de Perú Libre, a quien quisieron asociar con la época del terrorismo armado del tristemente célebre “Sendero Luminoso”, de las décadas de los ochenta y noventa del siglo anterior, todo ello a pesar de que el propio Pedro Castillo, en su juventud, formó parte de las rondas campesinas que le hicieron frente al terror de aquella ultraizquierda mesiánica, la que tantos servicios terminó prestándole a la derecha y a la insaciable oligarquía peruana, encarnada en el fujimorismo. Durante semanas las palabras “comunismo” y “peligro venezolano” ensordecieron a una población de votantes potenciales bombardeada, día y noche, por la casi totalidad de los medios de comunicación social, con una prensa, radio y Tv que ni siquiera intentaron mostrar una pizca de objetividad.

Dentro de cierta izquierda del nuevo siglo, acostumbrada a las respuestas fáciles de los manuales del libro gordo de Petete, a las modas intelectuales de la posmodernidad del marxismo light y a un cierto maximalismo infantil, además de perfeccionista, todo esto resultó inexplicable pues no lo encontraban dentro del canon, rápidamente algunas de esas gentes hablaron del machismo y el tradicionalismo de las gentes del Perú Libre por su programa inicial, mientras que algunos sabihondos del marxismo dijeron que aquello no era posible, que tenía trazos de irrealidad.

La dinámica misma de la realidad llevó a Pedro Castillo y a los suyos, a contrapelo de la teoría que buscaba meterla en un molde, a entablar un diálogo constante con otras fuerzas de la izquierda, en especial las representadas por Verónika Mendoza, otra candidata presidencial de la primera vuelta, y con una serie de valiosas personalidades del pensamiento crítico peruano, que se encontraban aisladas y ninguneadas por el establishment político y social. De ahí surgió un diálogo fecundo y activo que no se detuvo, en ningún momento, sobre temas que van desde la reconstrucción y refundación del país hasta los asuntos de género, y otros temas no menos importantes.

Hoy la victoria electoral de Perú Libre y del profesor Pedro Castillo Terrones que no estaba contemplada en los manuales, ni dentro de la soberbia cosmovisión de los amos del país, ha dado lugar por el momento, a un verdadero terremoto político, dentro de un estado-nación que se prepara para celebrar o conmemorar su segundo bicentenario, el día 28 de julio entrante, la fecha destinada al traspaso de poderes: El Perú aymara y quechuahablante, ese menospreciado Perú profundo ha hablado con voz vibrante y con determinación, mientras los fujimoristas (Keiko y su acólitos) acaban de perder las elecciones presidenciales por tercera vez en un país inmenso, y lleno de enormes contrastes geográficos, ecológicos y culturales, que todavía no conocen, ni mucho menos comprenden.

A ellos y a otras gentes limeñas y racistas los mató también la inesperada aceleración del tiempo histórico, ese de que hablaban el primer Haya de la Torre (con su visión del tiempo-espacio histórico) en los años veinte y el mariateguismo, y su visión creadora de un marxismo latinoamericano, cuyas tareas esenciales siguen pendientes.