¿Qué harías si supieras que tu vida depende de los Corales? Se preguntan las personas que conforman el Centro al mismo tiempo que aseguran que este oxígeno se produce a través de la simbiosis que crean con distintas algas marinas.
“Sin arrecifes, miles de millones de especies marinas estarían en peligro, millones de personas perderían su fuente de alimento más importante y muchas economías sufrirían un gran golpe “recuerdan en este día.
Los corales del Caribe Sur siguen en la batalla para sobrevivir ante las adversidades de la sedimentación, las aguas residuales y a los pesticidas de las bananeras que sin ningún control siguen envenenando las aguas de río y mar, entre otros factores de contaminación que afectan su crecimiento.
Hoy lanzan el llamado: “Corales resilientes del Caribe Sur necesitan de su total protección, la descontaminación de los mares y ríos es una acción inmediata si queremos conservar este arrecife”.
El origen del Día Mundial de los Arrecifes se remonta al año 1997, cuando se declaró el año Internacional del Arrecife. Esta iniciativa surgió como respuesta a las múltiples amenazas que enfrentan los arrecifes de coral y los ecosistemas marinos, como los manglares y los pastos marinos, en todo el planeta.
El Centro Comunitario nació en 2014 con el propósito de cuidar con sus comunidades el territorio marino costero y el derecho de la juventud a oportunidades sustentables para hacerlo permanentemente.
El Centro ha desarrollado varias actividades en los arrecifes del Caribe Sur, para ello nuestros miembros se han capacitado a nivel nacional e internacional en técnicas seguras de buceo scuba con propósito, monitoreo y restauración de arrecifes coralinos. Todos nuestros miembros son buzos y buzas con sus respectivas acreditaciones, en su mayoría de la nueva generación de jóvenes, y hemos desarrollado nuestras actividades en colaboración con nuestras comunidades, autoridades, instituciones, profesionales independientes y universidades nacionales e internacionales.
Son más de 170 niños, niñas y jóvenes que han llevado distintos cursos de buceo como herramienta re-creativa de la cultura y la historia oculta en el mar y para hacer ciencia ciudadana en la conservación de los arrecifes coralinos, ha sido otro aporte innovador de un buceo colocado en lo comunitario, que era hasta este momento un privilegio de turistas y extranjeros.
En la gestión comunitaria en monitoreo de corales y arrecifes coralinos, el Centro ha logrado producir el primer cuadro científico documentado en el país, sobre la regeneración de los corales en la zona.
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Elaborado con apoyo del proyecto Geografía y Diálogo de Saberes: Análisis de la conflictividad socioambiental en territorios rurales de Costa Rica (ED-3526) del Programa Kioscos socioambientales y la Escuela de Geografía de la Universidad de Costa Rica.
«El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará«, (2 Corintios 9:6).
Desde el año pasado (2022), nos hemos alarmado ante la denuncia que han hecho varios sectores ambientalistas, sobre la presencia de un pesticida cancerígeno en la fruta del melón en Costa Rica, cosechado específicamente en la zona de Oreamuno de Cartago, dicho pesticida es el llamado Clorotalonil.
El detonante de la denuncia se da en Alemania, cuando rechazaron un cargamento de melones procedente de nuestro país, Costa Rica, por tener demasiada carga del pesticida Clorotalonil, que ha sido prohibido en la Unión Europea por ser nocivo a la salud de las personas.
A partir de aquí, nos percatamos por medio de informaciones e investigaciones, que el Clorotalonil es el cuarto agroquímico sintético más usado en Costa Rica. Supuestamente, el Clorotalonil, además de «proteger» a las cosechas, ha contaminado las aguas de los acuíferos de la zona rural de Oreamuno-Cartago.
Las investigaciones también han revelado que, según el Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), se han confirmado moléculas del fungicida Clorotalonil en las aguas potables de las nacientes de Plantón y Carlos Calvo de la comunidad de Cipreses-Cartago, en cantidades por encima del máximo permitido, es decir, en una cantidad de 19,36 microgramos por litro, cuando el límite es 0,1, según el Reglamento para la Calidad del Agua Potable para plaguicidas.
A su vez, desde el 20 de octubre 2022, el Ministerio de Salud ordenó a Virgilio Ulloa, presidente de la ASADA, clausurar inmediatamente las fuentes Plantón y Carlos Calvo, debido a la ausencia de información sobre riesgos a la salud que presenta la presencia de derivados del fungicida Clorotalonil en el agua.
También, de acuerdo con información del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET-UNA), el Clorotalonil es un fungicida que se usa en hortalizas como el apio, culantro y cebolla, y en la piña, entre otros productos comestibles en el país.
Es el segundo fungicida de mayor importación, aunque ha sido prohibido en 32 países, al ser considerado un plaguicida altamente peligroso debido a sus probabilidades de producir cáncer.
Por lo cual, Fabián Pacheco, integrante del Frente Ecologista de Cipreses, ha señalado «por qué Cartago es uno de los lugares con mayor cáncer gástrico en el mundo”.
Para concluir esta presentación maquiavélica del caso, les anexamos dos posiciones malévolas en torno a la posición de Costa Rica: existe un fuerte lobby del sector agroindustrial costarricense para mantener un régimen perverso, esto se debe a que los agroquímicos y plaguicidas están exentos de impuestos; y la otra es la actitud de la Unión Europea, donde ya indicamos está prohibido el Clorotalonil, sin embargo, la UE tiene un doble discurso y posición al, importar melones de Costa Rica contaminados con sus productos prohibidos, ya que las plantas que producen agroquímicos están en muchos casos en Europa.
Se agrega otra fatalidad, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los pesticidas artificiales más usados en Costa Rica y causantes de diversas afecciones cancerígenas y envenenamiento de aguas y tierras son: El Mancozeb el más utilizado en el país (5.59 millones de kg/ia por año), seguido por el Glifosato (1.4 millones), Paraquat (872.674 kg), Clorotalonil (861.896 kg), Etoprofos (703.239 kg) y Diazinón (701.239).
La Iglesia Metodista Wesleyana Costarricense, IMWC, tiene entre sus posiciones teológicas, bíblicas y pastorales, el cuidado de la Madre Tierra y, en este sentido, denunciamos esta atrocidad que hemos expuesto. No solamente se envenena a la tierra, a los mantos acuíferos, sino a la población en general, permitiendo el consumo de alimentos contaminados que derivan en la salud, específicamente en diversos tipos de cáncer que pueden llevar a la muerte.
Nuestra doctrina enfatiza que, como valor pastoral, «PARTICIPAMOS en el cuidadoy defensa del medio ambiente a fin de garantizar la vida de todos los seres vivientes«. Y en su Misión, se plantea, «defender la vida en todas sus dimensiones», en especial la «del medio ambiente«.
Es así que hacemos un llamado a las autoridades del Estado Costarricense, responsabilidad y coherencia, ante el uso en nuestro país del veneno Clorotalonil, a que tomen las medidas para prohibir tal pesticida.
Recordemos que Dios nos invita a labrar y cuidar la tierra y alimentarnos de sus frutos, pero con responsabilidad y autocuidado.
Finalmente, hacemos un llamado a nuestras hermanas repúblicas de América Latina, para que hagan una revisión de tales plaguicidas usados en sus países, y tomen las medidas necesarias para prohibirlos, erradicarlos y sustituirlos.
El que ara para sembrar, ¿arará todo el día? ¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra? Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado?, Isaías. 28: 24-25.
Frutas contaminada causa alerta en Europa por presencia de pesticida cancerígeno 8 veces lo permitido.
Tan sólo ha pasado una semana de que se clausuraba una nueva fuente agua por residuos de Clorotalonil y el día de hoy las autoridades sanitarias de Alemania han emitido una alerta a los consumidores por la presencia del mismo fungicida en los melones, que llegaron desde Costa Rica a los Países Bajos, esto según la notificación número 2023.2053 del Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (ver notificación Rapid Alert System for Food and Feed, RASFF).
Las autoridades alemanas indican que se trata de un hecho grave por considerarse que el “Clorotalonil es cancerígeno” y fue encontrado en una proporción de 0,08 mg/kg – ppm, cuando su Límite Máximo de Residuos (LMR) es del mínimo detectable en laboratorio, 0,01 mg/kg – ppm. Su uso fue prohibido por la Comisión Europea (CE) en abril de 2020, tras una revisión realizada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), por causar daños en el ADN, por un alto riesgo en anfibios y peces y sobre todo, por ser un factor altamente vinculado con la desaparición de abejas, abejorros y otros polinizadores.
En nuestro país recientemente está siendo considerada su prohibición tras contaminar dos acueductos rurales de la zona norte de Cartago de finales del año pasado. Se trata de las comunidades de Santa Rosa y Cipreses en Oreamuno que tiene a una 10 mil personas recibiendo agua potable en cisterna.
La Dirección de Gestión de Calidad Ambiental (DIGECA) del Ministerio de Ambiente y Energía es la instancia responsable de evaluar en términos ambientales los plaguicidas en Costa Rica, emitió un criterio donde señala que: “De nuestra parte, apoyamos la prohibición del Clorotalonil y el fortalecimiento de la capacidad analítica del país, aún más, conociendo que la situación de contaminación de nacientes por plaguicidas que se presenta en las ASADAS de la comunidad de Cipreses de Oreamuno de Cartago” (…) “un producto degrado de Clorotalonil es altamente tóxico para mamíferos” (DIGECA-143-2023). La DIGECA junto al Ministerio de Salud y el Ministerio de Agricultura y Ganadería son quienes tiene la potestad de prohibir sustancias consideradas altamente perjudiciales.
En setiembre pasado más de 2500 personas y organizaciones pidieron prohibir el peligroso agro veneno que contamina el agua de miles de personas. Las personas firmantes afirman que el Clorotalonil es uno de los plaguicidas más usados en Costa Rica y que el Laboratorio Nacional de Aguas no tiene la capacidad técnica instalada para hacer análisis de todos los productos de degradación de Clorotalonil que ha sido prohibido en la Unión Europea y debería por consiguiente prohibirse en Costa Rica. Costa Rica es uno de los países de mayor uso y abuso de plaguicidas en la región y la contaminación de tomas de agua de diferentes comunidades con plaguicidas es una situación ampliamente conocida.
Recordando la lucha de muchas comunidades por la contaminación de su agua potable con el plaguicida bromacil; así como la situación que hoy se da a conocer desde la comunidad de Cipreses en materia de contaminación con Clorotalonil.
Finaliza la COP15 de Montreal con la aprobación del acuerdo Kunming-Montreal, importante pero insuficiente, ya que no logra los avances necesarios para lograr detener la pérdida de biodiversidad para 2030.
El Marco Global aprobado se queda a mitad de camino en la mayoría de sus Metas, y aunque permitirá continuar avanzando puede impedir que se cumpla la visión de “vivir en armonía con la naturaleza en 2050”.
Las diferencias entre los países desarrollados y el Sur global sobre la escasa financiación y la no creación de un nuevo fondo de financiamiento para la biodiversidad han estado a punto de provocar el fracaso de la cumbre.
Ecologistas en Acción advierte de que la responsabilidad para detener la pérdida de biodiversidad recae ahora en los países, que deben tomar acciones cuya ambición trascienda lo aprobado en la COP15 de Montreal.
La 15 Conferencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés) de la Convención de la Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas celebrada en Montreal era la fecha anunciada en la que las 196 Partes firmantes del CDB, que representan a la práctica totalidad de los países, iba a lograr un acuerdo histórico sin precedentes que supondría un punto de inflexión en la lucha por salvar el planeta. Lamentablemente el acuerdo final es más decepcionante de lo esperado. Aunque se han producido avances importantes y necesarios, los acuerdos logrados no están a la altura de lo esperado.
La clave para el éxito de la COP15 estaba en la aprobación de una estrategia internacional para la biodiversidad, conocida como Marco Global Post-2020. Dicha estrategia se ha aprobado, pero sin muchas de las medidas que se consideraban esenciales.
El Marco Global de Biodiversidad aprobado no aborda la raíz de las causas de la pérdida de biodiversidad. La causa de la crisis de la biodiversidad es un sistema que coloca las ganancias y el poder de las corporaciones sobre las personas y la naturaleza y permite que los intereses corporativos influyan en los resultados. Al no incluir suficientes mecanismos para atajar esas raíces el acuerdo no será capaz de frenar la pérdida de biodiversidad.
La UE, otros países como Canadá, e incluso algunas organizaciones sociales y ambientales, pusieron siempre el foco del Marco Global en la protección del 30 % de las áreas marinos y terrestres antes de 2030, y esta Meta se ha aprobado. Sin embargo, para Ecologistas en Acción, más importante que el porcentaje del área a proteger era que los espacios protegidos tengan adecuados planes de gestión y que realmente se apliquen, algo que no se ha incluido suficientemente en el acuerdo. Si proteger el 30 % de los espacios naturales permite destruir el 70% es evidente que no es un buen acuerdo.
Por eso Ecologistas en Acción, en colaboración con la CBD Alliance, ha defendido que la estrategia debía actuar sobre las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad, con compromisos contundentes para reducir la huella ecológica, y asumir medidas más ambiciosas como reducir el uso, no solo la peligrosidad, de los pesticidas o aplicar el principio de precaución a la biotecnología. Medidas de gran calado que implican soluciones para la totalidad de la superficie planetaria y no solo una porción de la misma.
La influencia de los lobbies empresariales queda en evidencia en el documento aprobado. Se limita a “animar y facilitar” a las empresas a que reduzcan su impacto en la biodiversidad. Los mecanismos citados para ello incluyen la autorregulación e informar voluntariamente de sus acciones, dejando la responsabilidad final en los consumidores. Se ha eliminado del documento la obligación de asumir “la responsabilidad jurídica de las infracciones». Aspectos polémicos, como los mecanismos de compensación o la mención directa a las “Soluciones Basadas en la Naturaleza”, utilizados por las grandes corporaciones para el lavado verde y continuar con prácticas destructoras de biodiversidad, permanecen en el Marco Global.
Especialmente preocupante es la insuficiencia de mecanismo de implementación y cumplimiento que permita a Partes y a la sociedad civil tomar medidas sancionadoras por el incumplimiento de la Convención y sus acuerdos.
Sí se han producido algunos avances positivos respecto a los compromisos previos, sobre todo en materia de reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, la eliminación de subvenciones perjudiciales, la inclusión de la perspectiva de género y el justo reparto de los beneficios en relación a la Información Digital sobre Secuencias (DSI) de recursos genéticos.
Los países en vías de desarrollo han exigido desde el principio de la COP15, como línea roja, el aumento de la financiación y el establecer un nuevo fondo de financiamiento para la biodiversidad, mientras que los países desarrollados preferían reforzar el ya existente Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF). Estas diferencias, que llegaron a suponer en un momento dado el abandono de la mesa de negociación por parte de más de 60 países del Sur global, han lastrado las negociaciones, restando atención a asuntos de mayor trascendencia. Finalmente se ha optado por la segunda opción y la financiación aprobada es considerada insuficiente por varios países y no reconoce la deuda ecológica que tiene el mundo desarrollado. La República Democrática del Congo ha manifestado su rechazo al Marco Global. Sin embargo, el documento ha salido adelante argumentando que la objeción no se realizó adecuadamente.
Tras la aprobación de este acuerdo insuficiente, Ecologistas en Acción centrará su trabajo en lograr que la Unión Europea adopte todas las medidas que ha estado proponiendo en Montreal, por ejemplo la reducción del uso del 50 % de los pesticidas, en que el Estado español y las administraciones autonómicas aprueben un paquete de medidas drásticas para detener la pérdida de biodiversidad, y que las administraciones locales, desde los pueblos más pequeños a las grandes ciudades potencien la renaturalización de los núcleos urbanos y el fomento de la biodiversidad urbana.
La biodiversidad no puede esperar ni un día más, por eso Ecologistas en Acción exige a las administraciones ambientales del Estado español que empiecen a tomar las medidas necesarias para enfrentar la crisis ecológica.
Ya en dos ocasiones anteriores las administraciones del Estado español incumplieron los acuerdos internacionales, por lo que la sociedad civil se tendrá que movilizar si hace falta para que se adopten dichas medidas.
Por Dr. Gerardo Cerdas Vega, Sociólogo, profesor de la Escuela de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional (ECA/UNA)
La actual coyuntura internacional derivada de la guerra entre Rusia y Ucrania, ha encendido todas las alarmas a nivel global sobre la inminente crisis alimentaria, asociada por un lado al incremento desbordado en el precio de la energía y los fertilizantes y, por otro, a problemas de logística global surgidos en el marco de la pandemia de COVID-19 (la así llamada “crisis de los contenedores”), en un contexto marcado por la multiplicación de eventos climáticos extremos, que ya de por sí afectan la seguridad alimentaria mundial, con mayor gravedad en algunas regiones y países.
No obstante, aunque parece que solo nos damos cuenta de la fragilidad del sistema agroalimentario globalizado en el pico de una coyuntura crítica, la situación actual se viene formando desde hace mucho tiempo atrás. No solo por la difusión, desde los años 1940, de un modelo de agricultura altamente contaminante y dependiente de los combustibles fósiles (la “Revolución Verde”), sino por la imposición, desde los años 1980, de constantes oleadas de ajustes neoliberales que arruinaron la agricultura campesina, volcada para el mercado interno, en prácticamente todos los países del mundo.
Efectivamente, desde los años 1980 se ha venido impulsando una agenda de destrucción de las economías agrarias de base local, al tiempo que se abría la brecha para que grandes corporaciones del agronegocio dominasen el mercado mundial de alimentos, semillas, fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola, avanzando los intereses de las potencias hegemónicas, en especial de los Estados Unidos. Un mercado altamente lucrativo, oligopolizado y destructor, propulsado por la liberalización del mercado mundial de productos agrícolas a partir de 1995 (negociaciones de la OMC y tratados de libre comercio impuestos por Estados Unidos, Unión Europea y más recientemente, China).
En el caso de Costa Rica, hemos visto una aplicación progresiva de este ideario al mundo rural y a la producción agrícola, con nefastas consecuencias para la seguridad y soberanía alimentaria de nuestro país y para la viabilidad económica de la agricultura campesina. Durante cuatro décadas (cómo no recordar el tristemente famoso lema “Volvamos a la tierra” del plan de gobierno de Luis Alberto Monge y la aplicación sucesiva de los Programas de Ajuste Estructural), se nos ha dicho hasta el cansancio que es más barato importar, que teníamos que “reconvertir” la agricultura, integrarnos a las cadenas globales de valor. Producir, siempre producir, a todo costo, los viejos y nuevos productos que el mercado global demanda, no importa si ello implica devastar la tierra, los ríos, la trama de la vida. Pagar millones de dólares a las corporaciones que controlan semillas, fertilizantes, pesticidas y maquinaria agrícola. Dejar al agronegocio y a los grandes importadores por la libre y a los pequeños frijoleros, maiceros, arroceros y en general a las familias rurales, integrarse a la “agricultura de cambio” o emigrar a la ciudad / al extranjero para no morir de hambre.
Bueno, ahí tenemos el resultado. Hoy por hoy, Costa Rica es un país extremadamente vulnerable desde el punto de la seguridad alimentaria y sin ninguna soberanía alimentaria efectiva, tal como lo revela la publicación del Semanario Universidad del día 30/03/2022[1]. ¿Cuánto durarán los estoques de alimentos en caso de un corte abrupto en los flujos de importación? ¿Por cuánto tiempo podrán los productores agrícolas seguir costeando el alza en el precio de los insumos? De acuerdo con diversos analistas y fuentes, es muy probable que este año vamos a tener la subida más alta de los precios de los alimentos en toda la historia, más que en 2008, pero con un escenario de mayor precarización social y laboral a nivel mundial sin precedentes, como resultado de la pandemia (que aún no acaba, dicho sea de paso).
Cabe anotar, adicionalmente, que el informe de la FAO sobre seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y El Caribe 2020, apunta que, en Costa Rica, para el periodo 2017-2019, la prevalencia de la inseguridad alimentaria grave afectó al 5,4% y la inseguridad alimentaria moderada al 25,5% de la población nacional (datos prepandemia). Año con año, se reduce el área destinada a productos como arroz, maíz, frijol al tiempo que disparan las importaciones. Producimos cada vez más piña, palma, banano, café (estos cuatro productos concentran el 70% de la superficie agrícola), pero se reduce la producción de géneros alimenticios indispensables para la dieta nacional. Todo ello sin hablar de la utilización masiva de fertilizantes y pesticidas químicos (hoy a precios estratosféricos) que contaminan la tierra, el agua y los propios alimentos, enfermando a quienes los producen y a quienes los consumen.
En este contexto, el desafío que se coloca con urgencia es el de una transformación del régimen agroalimentario en la dirección de una verdadera sustentabilidad (ambiental, alimentaria, social, económica, cultural). Y ese desafío es lo que llamo el desafío agroecológico: producir alimentos sobre una base ecológicamente saludable, con viabilidad económica, respeto y fomento de la agricultura campesina, agrobiodiversidad, igualdad/equidad de género, soberanía alimentaria y apoyo de la sociedad (inclusive a través de políticas públicas costeadas por el contribuyente), para disputar verdaderamente el perverso control corporativo sobre aquello que comemos y la forma como lo producimos.
América Latina y El Caribe son el epicentro de una verdadera revolución agroecológica, que hoy se extiende por todo el globo (aunque esto no salga en el noticiero). En esta región (y en todo el mundo), abundan los ejemplos de que otra agricultura es posible, una agricultura con cara campesina, indígena, negra, de comunidades de pescadores, de mujeres rurales pero también de colectivos urbanos que se organizan para producir alimentos en las ciudades, o bien que tejen redes para poner en contacto a los productores y productoras agroecológicos con los mercados citadinos y organizan circuitos cortos de comercialización para darle salida a la producción local a precio justo y sin el desigual tratamiento que dan los intermediarios a quienes que producen la comida que comemos. Entre 15 y 20% de los alimentos en el mundo se producen en las ciudades, donde más de 300 millones de personas practican agricultura urbana.
La agroecología es entendida como un movimiento social, como una ciencia y como un conjunto de prácticas ecológicas para el manejo a nivel de finca. Es intensiva en conocimiento local puesto que integra en su seno el saber de las productoras y productores campesinos/as, negras e indígenas (entre otros), así como el apoyo de universidades, ONG comprometidas con las luchas sociales, investigadores/as y activistas en busca de una nueva forma de producir y comercializar alimentos que, por otra parte, se entiende como parte de una ancestralidad, espiritualidad y una conexión íntima con la tierra que son indispensables para superar la actual y las futuras crisis alimentarias, sociales y climáticas. La defensa de las semillas criollas es una de sus bases fundamentales, tal como lo afirma La Vía Campesina.
Así, es urgente que comencemos a discutir, a nivel país, pero sobre todo a nivel local, una salida al laberinto en que nos encontramos. El desafío agroecológico nos llama con más fuerza que nunca. Tal vez la única “virtud” de esta guerra y de esta crisis multidimensional que atravesamos como humanidad, es que ha abierto una ventana de oportunidad para que miremos a fondo la complejísima situación que estamos enfrentando y discutamos los caminos posibles para transformar nuestra relación con los alimentos, lo que conlleva replantearnos por completo nuestra relación con la Tierra y sus ciclos vitales, que no son, precisamente, los de la ganancia corporativa.
En Costa Rica, al igual que en muchos otros países, la política de acabar con la agricultura campesina hizo grandes estragos, pero no acabó por completo con la resistencia local. Hay diversas y ricas experiencias agroecológicas locales que permanecen dispersas, así como un creciente número de personas en el campo y la ciudad que están preocupadas por la calidad de los alimentos que producen y consumen y por las consecuencias medioambientales de todo ello. En función de lo anterior y en el marco de esta coyuntura nacional e internacional, necesitamos con urgencia reconocernos, encontrarnos, nombrarnos y movilizarnos como parte de una transición y una transformación en curso donde la alimentación ocupe un lugar destacado en la agenda pública y nuevas prácticas y alternativas sean construidas desde abajo, desde los territorios y con apoyo de diversos actores comprometidos con un diálogo de saberes horizontal y participativo, que busque sacar a los alimentos de la lógica de la acumulación de capital y los devuelva a las lógicas de existencia de los pueblos.
Las nacientes llamadas Plantón y Carlos Calvo de la ASADA de Cipreses Cantón de Oreamuno destinadas para agua de consumo humano presentaron resultados positivos de plaguicidas según un reciente estudio del IRET de la Universidad Nacional.
Según consta en el informe del 17 de diciembre (UNA-LAREP-OFIC-060-2021-S20-13-05-2021) del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas firmado por el M.Sc. Clemens Ruepert se han encontrado la presencia de productos de la degradación del plaguicida clorotalonil, así como trazas de 9 plaguicidas varios en el agua de Plantón como en la toma de agua Carlos Calvo en la comunidad de Cipreses de Oreamuno Cartago.
En el oficio del IRET se indica que: “se siguen encontrando productos de la degradación del fungicida clorotalonil siendo las sustancias encontradas 1,3-dicarbamoil-2,4,5,6 tetraclorobenceno y el 4-hidroxiclorotalonil. En la muestra tomada en la naciente Plantón cuantificamos ambas sustancias y en la Naciente Carlos Calvo solo la primera”
Se debe mencionar que desde el 2019 no se renovó el permiso de uso del fungicida Clorotalonil en la Unión Europea por lo tanto está prohibido su uso en dicha región. Además existe una discusión amplia alrededor de la contaminación del agua potable con dicho producto en países como Colombia, Suiza y otros de Europa. (Karin Kiefer a, b, Tobias Bader c, Nora Minas a. Et all. Chlorothalonil transformation products in drinking water resources Widespread and challenging to abate. Water Research 183. 2020)
El plaguicida clorotalonil está clasificado por :CANCEROGENIDAD (US-EPA): Likely to be Carcinogenic to Humans Fuente: Chemicals Evaluated for Carcinogenic Potential. Office of Pesticide Programs, U.S. Environmental Protection Agency. Annual Cancer Report 2018 y 2021https://apublica.org/wp-content/uploads/2020/05/chemicals-evaluated.pdf
Llama la atención que en cuanto a la toma de agua para consumo humano Plantón las cantidades encontrada fueron de 6,6 microgramos por litro para 1,3-dicarbamoil-2,4,5,6 tetraclorobenceno y de 0,13 microgramos por litro para el 4-hidroxiclorotalonil. El límite indicado en el reporte indica que la presencia debe ser menor a 0.05 microgramos por litro con lo cual se evidencia una cuantificable cantidad detectable de residuos de plaguicidas en el agua que se ha estado tomando en la comunidad según dicho reporte.
Para el caso de la toma de Agua Carlos Calvo se pudo cuantificar la presencia de 0,8 microgramos por litro de 1,3-dicarbamoil-2,4,5,6 tetraclorobenceno lo cual también supera el límite de reporte anteriormente mencionado (LR).
Para los integrantes del Frente Ecologista de Cipreses, organización que nace precisamente en la lucha para proteger las tomas de agua de la comunidad es preocupante los efectos crónicos (a largo plazo) que el consumo sostenido de estas sustancias pueda tener sobre su población.
Yamileth Astorga de la UCR indicó en el marco de la conferencia de prensa efectuada: «yo no tomaría esa agua». Así mismo indicó: que es urgente que se deben hacer muestras y monitoreo de forma urgente involucrando al Laboratorio de Aguas y al Ministerio de Salud.
Fernando Ramírez del IRET/UNA indicó: «Que incluso algunos metabolitos del Clorotalonil pueden ser hasta 30 veces más tóxicos y son más persistentes«. Así mismo respondió que: el agua de Cipreses fue enviada a Suiza para ser analizada y allá encontraron otros productos derivados de la degradación del Clorotalonil. Fernando Ramírez termina diciendo que «no estaría tranquilo tomando esa agua todos los días«…
El Frente ecologista de Cipreses desde el año 2020 viene alertando y luchando para que se protegen las nacientes y las tomas de agua de la comunidad e incluso existe un fallo legal a su favor de cara a que se cumpla la normativa de protección establecida sobre las tomas de agua. En el 2021 con la resolución 20-021797-0007-CO el Poder Judicial ordenó al SINAC Cartago y al Ministerio de Salud de Oreamuno de Cartago hacer cumplir la ley y proteger las tomas de agua; hoy un año después se sigue sin hacer cumplir la normativa de protección con el agravante que ya la contaminación es un hecho confirmado.
La ASADA de Cipreses Cartago es muy importante ya que abastece a más de 2000 familias. Esta ASADA brinda agua a los cantones de Oreamuno, Paraíso, Alvarado y a la comunidad de Cervantes. Los vecinos de esta zona están preocupados ante la confirmada contaminación con plaguicidas y la falta de compromiso de las autoridades competentes en su protección.
El documental de la cadena alemana Deutsche Welle, expone cómo diferentes trabajadores del sector agrícola podrían padecer la enfermedad de Parkinson debido a la exposición a diferentes productos químicos, pesticidas, herbicidas, entre otros.
Según la información de diferentes especialistas en el documental, el Parkinson es la enfermedad neurológica de mayor crecimiento en los últimos años.
Uno de los aspectos que señala es que, basados en un estudio de 860 personas, existe una característica común en las personas que desarrollaron la enfermedad: todas laboraban en zonas rurales, principalmente en el Valle Central de California en Estados Unidos, donde se produce la mayor cantidad de hortalizas o vivían cerca de campos donde se aplican determinados productos.
Sin embargo, tendrán que pasar muchos años y todos los efectos que dañen al ser humano para poder determinar una relación entre la enfermedad y los químicos, cómo actúan al entrar en contacto con el agua, así como cuáles son los químicos determinados que causan el padecimiento. Uno de los expertos en agricultura ecológica del documental, detalla que son necesarios 10 años para aprobar el uso de alguno de estos químicos, 20 años su uso y en promedio 10 años de lucha para evidenciar el peligro que representan.
Los efectos de la enfermedad pueden ocasionar demencia, incontinencia, dolores, sueño, entre otros malestares. A pesar de los diferentes casos de desarrollo de la enfermedad en personas expuestas a estos químicos, en países como Estados Unidos, no se considera una enfermedad causada por la profesión.
En contraparte, Francia es un país que ya establece la relación entre los trabajadores agrícolas, la exposición a químicos y el Parkinson. Inclusive se han hecho estudios en los que se ha encontrado presencia de pesticidas en botellas de vino y en el aire. Esto pone a cuestionar sobre los efectos que pueden causar dosis bajas en un periodo prolongado de exposición en el cuerpo humano.
A nivel comercial, se dice que actualmente existen mejores medios tecnológicos para pulverizar y evitar la exposición. Algunos de los defensores del uso de estos químicos argumentan en el documental que se debe a que son “baratos y fáciles”, aunque hay otros medios y formas de cultivo que implican más costos que el consumidor debe asumir o muchos productores desaparecerían del mercado.
Según la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, ante los riesgos por el uso de pesticidas se están buscando medidas para retirarlos del mercado. Mientras tanto, siguen más trabajadores agrícolas y especialistas los que ponen sobre la mesa los efectos de estos químicos causantes de cáncer, trastornos hormonales, Parkinson , entre otros.
La descripción del video relata lo siguiente:
«Me di cuenta cuando estaba podando rosas», dice Ulrich Elixmann. Sus manos simplemente dejaron de funcionar. Se sometió a un examen y el diagnóstico fue devastador: enfermedad de Parkinson. Hoy tiene 60 años, toma 13 pastillas al día, hace gimnasia, terapia ocupacional y logopedia. Espera frenar la progresión de la enfermedad, la rigidez del rostro, la inmovilidad creciente. Pero hay una pregunta que no se le va de la cabeza: ¿Por qué el Parkinson? ¿Por qué él? ¿Y por qué enferman también otros jardineros y agricultores de su círculo de conocidos?
De hecho, el número de personas que padecen Parkinson en todo el mundo se ha duplicado desde la década de 1990. Sólo en Alemania, unas 400.000 personas lo sufren. Investigadores como Bas Bloem, de la Universidad de Radboud, en los Países Bajos, hablan de pandemia: es la enfermedad neurológica que más rápido crece en el mundo, dicen, y está causada principalmente por factores medioambientales. Los países más industrializados se ven especialmente afectados, pues en sus entornos se liberan muchas sustancias químicas diferentes.
En el Día Mundial de las Abejas, decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y a celebrarse el 20 de mayo, el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (Iret-UNA), y el Centro de Investigación de Apícolas Tropicales (Cinat-UNA), hacen un llamado vehemente para garantizar la protección de las abejas y del ambiente a través de una petición primordial: “PROHIBIR EL FIPRONIL Y LOS NEONICOTINOIDES, debido al daño e impacto sobre las poblaciones de abejas y la biodiversidad en los ecosistemas”.
Costa Rica es un país que goza de una gran diversidad biológica la cual representa el 6 % de la diversidad mundial; donde el grupo de los polinizadores (insectos, aves, murciélagos) juegan un rol muy importante en su conservación. Dentro del grupo de los insectos, las abejas constituyen un enlace primordial en la polinización de plantas silvestres y plantas cultivadas, que por coevolución brindan alimento y refugio a las abejas, mientras que éstas realizan el trabajo de la polinización. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indica que aproximadamente el 80% de las especies de plantas con flor son polinizadas por animales, especialmente insectos. Las abejas son los polinizadores más importantes, visitan cerca del 90% de los 107 tipos de cultivos a nivel global. Además, 87 cultivos de importancia para la alimentación en el mundo requieren de los servicios de la polinización.
Costa Rica cuenta con más de 650 especies de abejas, de ellas 58 son especies de abejas nativas sin aguijón (Apidae, Meliponini). A estas últimas se les considera fundamentales en la conservación de la diversidad de plantas autóctonas en los ecosistemas del trópico, y junto con las otras especies de abejas brindan su valioso servicio ecosistémico para la producción de muchos cultivos de interés en la seguridad alimentaria y en el orden económico, tales como aguacate, chayote, café, tomate, melón, sandía, entre muchos otros.
Sin embargo, a nivel mundial se ha venido reportando una declinación de las poblaciones de abejas, al punto que no existe registro entre el 2006 y 2015, de un 25% de las 20.000 especies conocidas, en relación con el número de especies contadas antes de la década de 1990. Dentro de las principales razones a las cuales se atribuye esta reducción, se mencionan la deforestación, extensión de la frontera agrícola, el uso de pesticidas, el cambio climático y enfermedades.
El modelo de producción agrícola tradicional implica el uso de fertilizantes sintéticos y también productos químicos para el control de plagas y enfermedades. Se ha demostrado que las abejas melíferas (Apis mellifera) y abejas nativas son vulnerables a los productos químicos utilizados en el manejo sanitario de los cultivos, ya que se exponen a ellos mientras realizan sus vuelos en búsqueda de alimento. Esto conlleva a una serie de problemas fisiológicos, por ejemplo, pérdida de la orientación para regresar a su colmena, el aprendizaje y la comunicación, afectación en el desarrollo de las colonias, el sistema inmunológico se ve afectado negativamente y esto provoca una mayor probabilidad de adquirir enfermedades.
Dentro de los productos químicos utilizados en la agricultura, los insecticidas son de especial atención, particularmente los neonicotinoides (imidacloprid-tiametoxam-tiodicarb-clotianidina) y el fipronil, los cuales han sido estudiados en su afectación sobre las abejas, éstos actúan sobre el sistema nervioso central provocando su muerte en dosis altas y en dosis subletales alteran su comportamiento y aprendizaje. Por otra parte, son catalogados como plaguicidas altamente peligrosos (HHP por sus siglas en inglés) por ser altamente tóxicos para las abejas. Los neonicotinoides actúan de forma sistémica, esto quiere decir que una vez que son absorbidos por la planta, se trasladan a través de ella por medio del sistema vascular hasta llegar a los tallos, hojas, flores, nectarios extraflorales; así como al polen, néctar y fluidos de gutación; lo cual facilita la presencia de sus residuos en la colonia (por ejemplo, en los productos de la colmena como miel, polen y cera). Al mismo tiempo, estos plaguicidas representan una amenaza ambiental al permanecer por largo tiempo en el suelo y ser muy solubles en agua, afectando la diversidad en ecosistemas terrestres y acuáticos. De igual manera, el fipronil actúa de forma sistémica, tiene una persistencia de extrema a mediana en el suelo; y aunque tiene baja solubilidad en el agua, ha demostrado ser altamente tóxico para invertebrados acuáticos. Al uso de fipronil se atribuye la intoxicación masiva de abejas melíferas en Francia en la década de los 90´s debido a su bioacumulación También se ha demostrado que es altamente tóxico para las abejas sin aguijón.
En 2018 los estados miembros de la Unión Europea acordaron prohibir el uso al aire libre de tres pesticidas neonicotinoides (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam), tras las advertencias de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) que concluyó a través del estudio de la evidencia científica, sobre sus riesgos para las abejas, tanto silvestres como las abejas melíferas. De igual manera, en diciembre de 2013 la Unión Europea acordó prohibir la utilización del pesticida fipronil para el tratamiento de semillas de maíz y de girasol, a raíz de una propuesta de la Comisión Europea por el riesgo grave del insecticida para la población de abejas.
La mortalidad de abejas en Costa Rica en los últimos años ha sido manifiesta y preocupante, no sólo por el valor que representa a nivel del servicio ecosistémico que brindan las abejas, sino también por la repercusión en el sector apícola nacional. Según la Cámara Nacional de Fomento a la Apicultura, entre 2010 y 2020 se perdieron 2.200 colmenas sólo en la zona de Los Santos; y en el año 2020 se registraron aproximadamente 30 eventos de intoxicación masiva de abejas. Uno de los casos de intoxicación de abejas documentada más recordado en nuestro país, se dio en la zona de Esparza, Puntarenas, afectando a más de 2 millones de abejas a causa del insecticida fipronil, según lo confirmó el Servicio de Salud Animal (SENASA).
Considerando los preocupantes efectos que tienen estos plaguicidas sobre las poblaciones de abejas y por tanto su negativa afectación en la polinización y diversidad de plantas y cultivos en general, es que en el Día mundial de las abejas, decretado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y a celebrarse el 20 de mayo, hacemos un llamado vehemente para garantizar la protección de las abejas y del ambiente a través de una petición primordial: “PROHIBIR EL FIPRONIL Y LOS NEONICOTINOIDES, debido al daño e impacto sobre las poblaciones de abejas y la biodiversidad en los ecosistemas”.
Actualmente, la Universidad Nacional a través de un esfuerzo conjunto entre el Iret y el Cinat, realiza un estudio para caracterizar el uso de plaguicidas en cultivos que requieren la presencia de colmenas de Apis mellifera para su polinización, así como la exposición ambiental y los efectos tóxicos que puedan sufrir abejas melíferas y abejas nativas sin aguijón ante esos insecticidas. Sin embargo, consideramos que ya se cuenta con evidencias valoradas y asumidas por otros países pertenecientes a la OCDE, para tomar medidas en cuanto a este grupo de sustancias.
Solicitamos al Servicio Fitosanitario del Estado, Ministerio de Salud y Ministerio de Ambiente y Energía, como autoridades encargadas de los registros de agroquímicos en Costa Rica y por tanto directamente relacionados con la regulación de plaguicidas de uso en la agricultura; atender nuestra petición en apoyo a la protección de la principal protagonista en la relación ecológica de la polinización, sin la cual se compromete la seguridad alimentaria en el país y en el mundo.
**Para más información comuníquese a la Oficina de Comunicación al 8998-2182.
Información adicional que respalda la recomendación de prohibición del herbicida GLIFOSATO emitida por la Defensoría de los Habitantes de Costa Rica por medio del informe final, oficio número 04903-2019-DHR, de fecha 29 de abril del año pasado (ver aquí: bit.ly/2ywnhoy), a saber:
Vídeo-documental corto informativo “Glifosato, el pesticida más peligroso del mundo” elaborado por la Secretaría del Medio Ambiente de México (Semarnat), de poco menos de cuatro minutos de duración (ver aquí: bit.ly/3bYew4e).
«Antología Toxicológica del Glifosato», de Eduardo Rossi (2020) (ver aquí: bit.ly/2LSrtC4).
«Repositorio de información científica sobre el glifosato de la CIBIOGEM de México» (Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados) (ver aquí: bit.ly/2zmkuPd).
«Los documentos de Monsanto» (conocidos como Monsanto Papers): parte de los documentos (EN ESPAÑOL) utilizados en las demandas judiciales presentadas en los EE.UU. contra la corporación Monsanto y Bayer por parte de las personas afectadas en su salud por el uso del herbicida glifosato (ver aquí: www.monsantopapers.lavaca.org).
Reseña sobre los Monsanto Papers: «Una demanda colectiva realizada en Estados Unidos permitió que se hicieran públicos documentos que demuestran cómo Monsanto manipuló informes científicos, realizó presiones a organismos de control y sobornó a la prensa. La demanda la iniciaron 1100 personas enfermas de cáncer que denuncian haber sido víctimas del glifosato, el herbicida que comercializaba Monsanto. El juez Vince Chhabria ordenó la desclasificación de gran parte de la documentación presentada tanto por los querellantes como por la corporación. Así nacieron los Monsanto Papers.» (destacado no es del original). Más información (en inglés) en: usrtk.org/monsanto-papers/