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Etiqueta: Plan Cóndor

En memoria de Raúl Edgardo Borelli: un joven luchador por la libertad

Por José Daniel Gamboa Araya

Graciela Borelli, hermana de Raúl Edgardo Borelli, comparte con dolor la historia de su querido hermano, quien fue secuestrado en su domicilio en Buenos Aires en diciembre de 1977.

Raúl, de 23 años en ese momento, había tenido que emigrar dos años antes debido a la acción represiva de la dictadura uruguaya.

Para Graciela, Raúl era mucho más que un hermano; era un joven lleno de vida, dedicado a sus estudios de medicina y apasionado por enseñar Astronomía y Física en la escuela secundaria. Su espíritu alegre y su profundo lazo fraterno con amigos y alumnos lo hacían especialmente querido por quienes lo conocían.

Raúl se unió a la resistencia contra la dictadura uruguaya desde Buenos Aires, uniendo fuerzas con muchos compatriotas en la lucha por la libertad. Su desaparición, junto con la de otros luchadores por la libertad dejó un vacío inmenso en la vida de Graciela y su familia.

Graciela recuerda con cariño una noche observando las estrellas en medio de una calle de Buenos Aires, mientras Raúl Borelli los guiaba con entusiasmo por el firmamento. Esos momentos, ahora llenos de nostalgia, son un recordatorio del espíritu vivaz y la pasión por la vida que caracterizaba a Raúl.

Mayo, mes de la memoria en Uruguay

Ronald Salamano
Médico uruguayo

Cada 20 de mayo, la principal avenida de la ciudad de Montevideo, acoge a cientos de miles de ciudadanos de diferentes partidos políticos, religiones, etnias, etc. Que en estruendoso silencio recorren esta avenida teniendo en su cabecera la foto de los desaparecidos del período dictatorial (1973-1985). Al final de la marcha, de ese estruendoso silencio emerge un Presente ¡¡¡ multitudinario a medida que se nombran a cada uno de los desaparecidos, finalizando el evento con la entonación del himno nacional. Diversas actividades de memoria prologan en los días previos esta manifestación final.

El 20 de mayo de 1976 en la ciudad de Buenos Aires eran secuestrados, torturados, asesinados y sus cuerpos mutilados, el senador de la República Zelmar Michelini perteneciente al Frente Amplio y el presidente de la cámara de diputados Martín Gutiérrez perteneciente al partido Blanco, junto a ellos aparecieron también en las mismas condiciones una pareja de jóvenes militantes.

Estas dos personalidades políticas se encontraban refugiadas en la capital argentina organizando la resistencia contra la dictadura militar que en junio de 1973 había dado un golpe de estado. La responsabilidad de esta monstruosidad recayó en agentes militares uruguayos que actuaron con total impunidad, secundados por patotas represivas argentinas.

Cobijados por el plan Cóndor, este fue el inicio del secuestro y desaparición de cientos de uruguayos en la vecina orilla, siendo decenas los desaparecidos en nuestro país. Miles fueron encerrados en prisiones políticas con hostigamientos permanentes, previamente a ser torturados antes de su prisión. En esta década infame de los 70, tuvimos el “honor” de ser el país con más presos políticos de acuerdo a la densidad de población.

Por eso, todos los 20 de mayo, los uruguayos salimos ordenadamente, sin violencia urbana a preguntar: ¿Dónde están?, queremos verdad y justicia para aquellos que cometieron delitos de lesa humanidad y que caiga por una vez y para siempre, la impunidad que gozaron para perpetrar dichos crímenes.

Quizás con la intención de diluir en el tiempo estas responsabilidades, los responsables pretenden que olvidemos, pero el tiempo en una mágica intervención acrecienta año a año la voz de ancianos, adultos y jóvenes que suman voluntades para que el Uruguay pueda restañar sus heridas y proyectarse hacia el futuro como lo que fue y debe ser, un ejemplo de democracia para el mundo.

Programa Alternativas: Bolivia ¿plan Cóndor 2.0?

El programa radial Alternativas transmitió el pasado viernes 23 de julio la segunda parte de su programa enfocado en Bolivia. El espacio se tituló: Bolivia ¿plan Cóndor 2.0?y abarcó temas como la descripción de la población boliviana, su gobierno y la vulneración de Derechos Humanos en el país, entre otros.

El programa contó con la participación de: 

-Teresa Subieta, activista y ex presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de La Paz.

-Jaime Quiróga, encargado de negocios a.i Embajada de Bolivia en Costa Rica.

Puede ver el programa completo haciendo click aquí

Programa Alternativas: Bolivia ¿plan Cóndor 2,0?

Se les invita a sintonizar el programa radial Alternativas; este se transmitirá el día viernes 23 de julio, a las 6:00 p.m. Se hablará del tema: Bolivia ¿plan Cóndor 2,0?”.

Se contará con la participación de:

  • Jaime Quiroga
  • Nadesdha Guevara
  • Sebastián Michel
  • Teresa Subieta

Puede sintonizar el programa por medio de Radio 16 en la emisora 1590 am o en el Facebook Live de Alternativas.

Chile: ¿Medio siglo después, los latinoamericanos aprendimos algo de aquella tragedia histórica?

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

La avalancha de lugares comunes, de frases acartonadas repetidas hasta el cansancio, la repetición de verdades a medias, o de mentiras a lo sumo piadosas, el encierro dentro de las percepciones colectivas de nuestro entorno, propias de algunos grupos o clases sociales o de los “patriotismos” adscritos a los estados nacionales, las que nos impiden –por así decirlo- ver más allá de nuestra propia nariz, conforman un conglomerado de equívocos y sinrazones inconmensurables, las que han terminado por petrificar e imposibilitarnos la asunción del “recuerdo” de un acontecimiento histórico determinado, como algo que vaya más allá de los mitos o de las profecías autocumplidas o no, acerca de la imposibilidad de escapar a la fatalidad de un cierto destino “histórico” que nos acecha, sin importar lo que hagamos o dejemos de hacer, llevándonos en muchos casos a sumirnos en las más inútiles y esterilizantes lamentaciones. Sucede así que el hecho histórico, en su especificidad, es por lo general asumido de manera fragmentaria, dentro de la óptica de un cierto presentismo y de una ubicuidad espacial a ultranza que nos impiden captar el sentido y la presencia de poderosas corrientes sociales, las que van mucho más allá del hecho en sí mismo, y que actúan como poderosos ríos subterráneos que amenazan con arrasar cualquier esperanza para una acción, de verdad revolucionaria en términos de la praxis y  de la forja del conocimiento, a partir del cual aprendamos de verdad de las enseñanzas implícitas en los acontecimientos históricos, conduciéndonos a retomar los caminos de la acción y la rectificación de lo actuado en cierta coyuntura, recuperando la memoria de nuestros muertos y de nuestros combatientes, aún en medio de la desesperanza, destacando el sentido de esas luchas para que no terminen siendo cooptadas para los intereses de unas clases dominantes que no han cesado de vencer (Walter Benjamin, dixit, sexta tesis sobre la historia).

La conmemoración de los cincuenta años del triunfo electoral de la Unidad Popular Chilena (el 4 de septiembre de 1970) y de los trágicos acontecimientos, acaecidos tres años después, exteriorizados en un primer momento por la brutal naturaleza del golpe militar del 11 septiembre de 1973, con el  que se puso fin al gobierno del presidente Salvador Allende (los mil días de la Unidad Popular Chilena) y se dio inicio a una era, no sólo de terror y de muerte masivas,  sino también de una reingeniería social retrógrada con pérdida de las conquistas sociales y económicas, alcanzadas tras décadas de duras luchas de la clase trabajadora, no sólo en Chile, sino en el resto de los países de la región( Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú y Ecuador), debe ir acompañada de un cuidadoso análisis de lo que en efecto ocurrió. Sin dejar de destacar la importancia de los hechos del 11 de septiembre de 1973, ubicándolos en su contexto nacional y dentro de la especificidad de la historia chilena, no podemos dejar de insistir en que se trató apenas de una parte de un evento histórico de más larga duración, y con alcances geopolíticos que trascienden con mucho los hechos luctuosos, tanto de aquel día como de los terribles años que siguieron. El golpe militar en Chile, considerado desde una perspectiva más amplia, fue apenas una parte de una contrarrevolución global y regional que se tradujo en el Plan Cóndor y cuyos orígenes pueden llegar hasta los tiempos del golpe militar contra el general Juan Domingo Perón, en el mes de septiembre de 1955 o bien, al derrocamiento del presidente brasileño Joao Goulart, en abril de 1964, con los que se puso fin a la era de los odiados “populismos” peronista y varguista en los dos países más extensos de la América del Sur.

La falta de reflexión crítica y la ausencia de una construcción de conocimiento que permitan superar (dialécticamente) esos “agujeros negros” de nuestra historia contemporánea, en todos los países de la región, siguen siendo los factores que impiden a muchas gentes de la “izquierda” mirar en retrospectiva, e intentar acercarse a lo que efectivamente ocurrió hace medio siglo, mientras otra encrucijada histórica tan temible como aquella nos envuelve ahora, sin que hayamos sido capaces aún de sacar las lecciones de lo ocurrido entonces y la importancia de dimensionarlo en sus alcances. El pico más alto de la represión en aquellos tiempos del Plan Cóndor no fue el que tuvo lugar en Chile, a pesar de lo dura que fue allí la represión, más bien fue la dictadura militar argentina, de más corta duración es cierto (1976-1983), precedida por la criminal traición de la derecha peronista, la que marcó el exterminio de toda una generación de jóvenes revolucionarios e importantes líderes y militantes de las organizaciones de la clase trabajadora, con más de treinta mil detenidos desaparecidos, además de que la Argentina fue desindustrializada en beneficio del capital financiero y de los intereses imperialistas durante esos años, tal era el odio hacia la clase obrera que tenía la vieja oligarquía rural en el país situado al otro lado de la Cordillera de los Andes. Empecemos por la verdad y un dimensionamiento más aproximado de lo ocurrido para empezar a marchar de nuevo, tal vez a la manera de Sísifo pero esperanzados y poniéndole cara a la realidad.