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Etiqueta: racismo

Las raíces del racismo en EEUU. El papel de los negros en la lucha independentista de los Estados Unidos

Vladimir de la Cruz

Desde antes de la Independencia de los Estados Unidos los negros, que representaban casi el 20% de la población de las colonias, cuando se iniciaba el proceso de rebelión independentista, antibritánico, y que llegaban a los 600.000 esclavos, luchaban también por la abolición de la esclavitud, y había quienes, en su nombre también lo hacían, sin lograrlo de manera efectiva, a pesar de que también desempeñaron un papel importante en el proceso independentista norteamericano, sin que esa participación, compromiso y lucha les hubiera significado mayores grados de “Libertad”, “Libertad o Muerte” y “Libertad o Tiranía”, como eran algunas de las consignas de la Independencia. Hubo alrededor de esta lucha de los negros una conciencia norteamericana que también se desarrollaba en su favor.

Los Estados del sur eran los que concentraban la mayor cantidad de negros y mantenían las relaciones de producción, sociales y políticas bajo el signo de la esclavitud. Se ha llegado a afirmar que el valor de los negros, considerándolos “propiedad”, o “bienes”, en ese momento, eran más de un cuarto de un billón de dólares, lo cual, desde el punto de vista esclavista era una gran inversión y negocio.

El trabajo de los esclavos era desde los nueve años hasta que su edad se los permitiera. Niños y mujeres en estos extremos no estaban fuera de este proceso de brutal explotación.

Desde aquellos años el racismo que se vivía se impuso en la mentalidad de la sociedad norteamericana, la que existía, la que estaba en proceso de nacimiento con la Independencia, y la que surgió con la Independencia, aun cuando hubo luchadores contra esta discriminación, racismo y esclavismo, entre ellos los mismos negros.

La lucha por la Independencia, y por la Libertad, por su naturaleza, por su esencia revolucionaria, se oponía, y atacaba la esclavitud.

Cuando se produjo la ocupación francesa de España, desde 1808 hasta 1814, en España, y en el continente españolizado, se organizaron Juntas, lo que dio origen al movimiento juntista, y pronunciamientos en el continente a favor del Monarca español. En España particularmente la lucha fue por la “Independencia” de Francia y “contra la dominación y opresión francesa”, elementos que simultáneamente se agitaban en paralelo en América, por la Independencia de España y contra la dominación y la opresión española.

Igual sucedía en la lucha por la Independencia de los Estados Unidos. La lucha por romper con Inglaterra, con sus lazos de dominación, implicaba internamente la lucha contra las distintas formas de dominación, entre ellas la lucha por la liberación de los esclavos. La lucha por la Independencia en cierta forma atacó el sistema de esclavitud. No se podía luchar por la Independencia, por la libertad política, económica y social de Inglaterra, arrastrando las cadenas de los miles de negros que habitaban, y trabajaban en las Colonias inglesas, y que colaboraban en la lucha de su Independencia. En algunos Estados era más evidente la presencia de quienes alzaban la lucha contra el esclavismo.

En los Estados del sur era más fuerte el esclavismo. Dentro del proceso de Independencia estos Estados acentuaron los controles sobre los esclavos. Para estos Estados la crisis de la Independencia no favorecía el ambiente de la liberación de esclavos. Incluso se llegó a dar esclavos a quienes se incorporaran a la lucha independentista, y hasta se pagaron salarios con esclavos.

Muchos de los negros que se incorporaron a la lucha anticolonial lo hicieron alentados de lograr la suya. La negación de la libertad los llevó rebeliones, escapadas o huidas, motines, o en condición de fugitivos, como hicieron muchas veces los indígenas en las colonias españolas cuando huían a zonas de refugio, que durante años se mantuvieron impenetrables para los conquistadores y los propios colonizadores y evangelizadores.

Alrededor de los planteamientos que se hacía contra la dominación inglesa también se hacían para la libertad de los negros. Peticiones de este tipo se hicieron en Nueva Inglaterra, Massachusetts, Connecticut, New Hampshire. En algunos de esos planteamientos se nota la influencia masónica cuando en ellos se redacta que “el Gran Padre del Universo ha concedido la libertad con equidad a toda la humanidad, a la que ellos no han renunciado por ningún pacto o convenio”.

En 1780 hubo protestas negras en el Estado de Massachusetts contra la limitación del voto a los blancos que no pagaban impuestos sobre la consideración de que era injusto que se limitara este derecho por el no pago de impuestos.

Los antiesclavistas y abolicionistas de los estados del sur eran una minoría con poca capacidad de influencia política en la toma de decisiones legislativas y Estatales. John Houston y otros consideraban a los negros, en posibilidad de liberarse, más aliados de Inglaterra que de Estados Unidos, si los ingleses les ofrecieran la libertad. Por ello ejercieron más control sobre los negros, aún después de declarada la Independencia, por la presencia todavía inglesa en las tierras norteamericanas, y porque la lucha se mantenía después de 1776.

En pleno proceso de enfrentamientos militares hubo negros que huyeron, aprovechando las circunstancias, hacia el norte, incluso en fugas colectivas.

En Virginia, en noviembre de 1775 se les ofreció la libertad a los negros que se sumaran a los revolucionarios, lo que se aplicaría solo a esclavos adultos y varones, condenando a muerte a los que se fugaran y fueran capturados. Con el Tratado de Paris, de 1783, bastantes negros pudieron ir a Inglaterra como fugitivos, y se calcula que casi 10.000 ya se habían desplazado entre 1782 y 1783. El propio Thomas Jefferson afirmó que Virginia había perdido más de 30.000 esclavos por fugas, en Georgia alrededor de 15.000 y en Carolina del Sur cerca de 25.000 también ya no estaban al terminar la guerra de Independencia. El Estado de Carolina del Norte, por su parte aumentó la traída de esclavos en los siguientes años.

A favor de los esclavistas estaba la circunstancia de que Inglaterra no levantaba banderas antiesclavistas o abolicionistas en su lucha. Era a la vez un gran traficante y comerciante de esclavos. La lucha opresora que mantenía hacia las colonias lo era también contra los esclavos negros.

Las luchas de los negros dentro del proceso independentista también se expresaron en las actividades de los llamados “marrons”, que eran esclavos fugitivos, que fue muy extendida, en levantamientos, tumultos y en complots, como sucedió en 1767 en Virginia, y en 1774 en Saint Andrews, en Georgia. Las represalias contra ellos fueron la ejecución, la horca, quemarlos vivos, la decapitación, el azote, las marcas en sus cuerpos, la corta de orejas. Uno de los levantamientos más grandes se dio en los condados de Beaufort, Pitt y Graves, en Carolina del Norte en 1775.

Aun así los negros se incorporaron al Ejército revolucionario independentista, y lo hicieron también en la marina, en todos los puestos de los barcos, hasta el de pilotos, con menos restricciones que en la infantería. También lo hicieron como Tambores del Ejército, recogiéndose sus imágenes en pinturas alusivas a la guerra.

En plena guerra hubo propuestas para que los negros no se les permitiera incorporarse en las filas del Ejército, enfrentando una decisión del Congreso de permitirles a los negros libres hacerlo. Jorge Washington desde el 12 de noviembre de 1775 estuvo de acuerdo con que participaran del Ejército.

Cuando en 1776 New York permitió que los hombres que habían sido reclutados al ejército a la fuerza fueran cambiados por otros, blancos o negros, hubo esclavistas que entregaron negros, a quienes se les concedió la libertad.

Sosteniendo la Revolución los negros se incorporaban al ejército con la condición de que les dieran la Libertad y se les emancipara, derecho que se extendió, en Rhode Island y Massachusetts a los negros que habiendo escapado se enrolaran de nuevo. En Carolina del Norte los negros esclavos podrían obtener la libertad de sus amos al terminar la guerra si habían servido al ejército. Parecido actuaron en Maryland y New York en 1780 y 1781. En New York hubo regimientos completos de esclavos. En Carolina del Sur esto no fue posible lograrlo.

En todos los combates los negros se distinguieron. De ello testimonian las pensiones que les fueron asignadas, la inclusión en las listas de heridos y muertos. En todas las grandes batallas se cuenta la presencia de negros, en Brandywine, 1777, en Boonesborough, 1778, en Fort Griswold, 1781, en Eutaw, 1781, en Cornwallis, 1781, en la marcha de Saratoga a Oswego, 1783, en Concord, en Lexigton, en Bunker Hill, en Ticonderoga, Long Island, Stony Point, Savannah, Trenton, Monmouth, en 1776 acompañaron a Washington cruzando el Delaware, en el ataque de los cuarteles ingleses de Newport, Rhode Island, donde las principales autoridades militares británicas fueron capturadas por el negro Jack Sisson, según se cuenta.

Aparte de estas luchas también los negros lucharon en montañas, desarrollando acciones militares de tipo de guerrillas. Hubo compañías del ejército comandadas por oficiales negros. Algunos negros desarrollaron tareas de espionaje exitosamente. A algunos negros además de su manumisión y libertad les dieron, como recompensa, pensiones anuales y hasta tierras, por los servicios prestados.

En algunos Estados, como Virginia, cuando al terminar la guerra, se quiso someter de nuevo a la esclavitud a los que habían combatido, el Congreso obligó a que se les confirmara la Libertad que se les había ofrecido y se habían bien ganado.

A ello se sumaba el desarrollo económico de la dinámica interna de los Estados Unidos en gestación, el sur agrarista y esclavista, el norte industrial y antiesclavista. El desarrollo de la industria y del capitalismo moderno necesita mano de obra libre y asalariada, no esclavos, “esclavos modernos”, como los llamó Marx, pero hombres libres.

Los Estados sureños, particularmente, todavía a mediados de la década de 1850-1860, acuerparon las avanzadas esclavistas y anexionistas que quiso realizar William Walker, llegando a Nicaragua, estableciéndose allí, donde declaró de nuevo la esclavitud, en 1855, provocando la llamada Guerra de 1856 y 1857, donde el ejército de Costa Rica, jefeado por el Presidente de la República, Juan Rafael Mora Porras, avanzó sobre el suelo nicaragüense para liberar a Nicaragua, e impedir la anexión de las tierras centroamericanas y que Walker sometiera a la esclavitud a los pueblos centroamericanos. Exitosa fue la guerra desarrollada por Costa Rica, a la que se sumaron, particularmente en la segunda parte de esa guerra, las fuerzas militares de los otros estados centroamericanos, siempre bajo la guía táctica y estratégica del presidente Juan Rafael Mora y su Estado Mayor.

La guerra de Independencia de los Estados Unidos no acabó con la esclavitud en ese gran país, pero dejó sentadas las bases para la guerra civil, que, en la segunda mitad del siglo XIX, 80 años después de la Independencia, de nuevo los Estados Unidos se viera inmerso en otra guerra civil, lo que algunos han llamado la Segunda Revolución Norteamericana, que terminó estableciendo la abolición de la esclavitud, con gran dificultad.

Durante los días de la Guerra Civil norteamericana, hacia 1865, en el mes de diciembre, en el pueblo Pulaski, del condado de Giles, del Estado de Tennessee, va a surgir en los Estados Unidos, una de las organizaciones más tenebrosas y criminales, de carácter racista, que han existido en ese país, el Ku Klux Klan, organización que contribuyó a desarrollar otros pares organizacionales, cuya finalidad inicial era mantener controlados los negros recién liberados, desarrollando su actividad desde Tennessee hasta las Carolinas, más tarde extendido a otros estados.

El Ku Klux Klan es quizá la expresión de la principal organización de extrema derecha en los Estados Unidos, entre las iguales que son. Promueve la supremacía de la raza blanca, el racismo, la xenofobia, la homofobia, el antisemitismo, el anticomunismo y en alguna época también hizo anticatolicismo. Durante la época del desarrollo del fascismo en Europa miembros destacados del Ku Klux Klan, realizaron escándalos apoyando a la Alemania nazi.

La lucha contra la segregación racial a mediados del siglo XX exaltó la presencia del Ku Klux Klan y sus atroces crímenes. El resultado de la lucha por los Derechos Civiles, y los Derechos Humanos, de los negros en Estados Unidos, desde esos años hasta hoy, no ha concluido. Parte de estas luchas se concretaron en el Acta de Derechos Civiles de 1964.

El Ku Klux Klan sigue vigente en Estados Unidos. Su principal inspirador está en la Casa Blanca. La Corte de los Estados Unidos ha señalado que, como grupo, el Ku Klux Klan, puede expresar sus opiniones.

Los sucesos recientemente acaecidos con la muerte brutal, el asesinato de George Floyd, se han puesto en evidencia las fuertes raíces segregacionistas, racistas, galopando de nuevo hoy, con apoyo tácito desde la Casa Blanca, por el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

Las justas luchas callejeras, los motines y las protestas sociales, las movilizaciones y marchas que se han producido, no solo en Estados Unidos, a pesar la pandemia, que obliga al “encierro”, personal y familiar, ha puesto de nuevo el dedo en la llaga sobre uno de los problemas más sensibles de nuestro tiempo, el racismo en todas sus manifestaciones y la lucha contra cualquier tipo de discriminación, exclusión, marginación social, económica y política, odio racial, o de carácter xenofóbico que se quiera impulsar.

Ningún país está exento de estas expresiones racistas. Y ningún pueblo está privado de luchar contra ellas en todas las formas que se pueda y se considere necesario.

La Federación Sindical Mundial (FSM) denuncia ante la ONU y la OIT la represión en EE.UU

El Secretariado de la FSM emitió el siguiente comunicado de protesta a la ONU y la OIT ante la represión que ejerce el gobierno de EEUU contra los manifestantes.

La Federación Sindical Mundial (FSM), en representación de más de 100 millones de afiliados que viven, trabajan y luchan en 130 países de todo el orbe, expresa su enérgica protesta ante la represión brutal desatada por el estado de EEUU contra los trabajadores y el pueblo del país que está en las calles para protestar contra el racismo, la represión y la violencia policial durante los últimos días.

Estas marchas, que estallaron como una justa expresión de la indignación del pueblo y los trabajadores de EEUU tras el asesinato por policías de George Floyd, afroamericano de 47 años, están siendo reprimidas brutalmente por las autoridades estadounidenses, tanto federales como estatales. Al mismo tiempo, mientras que los asalariados, los desempleados y los pensionistas de EEUU sufren las consecuencias de la pandemia de COVID-19 en un país con carencias terribles de material médico, ventiladores e infraestructuras de salud pública, los líderes de EEUU prefieren intensificar la represión contra el pueblo que protesta.

Hasta el momento, se han registrado más de 5.600 detenciones que ocurrieron en cientos de protestas celebradas en más de 80 ciudades importantes en los dos tercios de los estados del país; al mismo tiempo, muchas quejas de organizaciones internacionales denuncian métodos de represión militarizada sin ningún precedente, mientras que las fuerzas policiales están utilizando equipamiento anti-disturbios de gran potencia y armas de uso militar que incluyen porras, gas lacrimógeno, aerosol de pimienta y proyectiles de goma contra manifestantes, transeúntes o incluso periodistas. Además, entre los miles de quejas presentadas contra la conducta de los departamentos de la policía durante los últimos días, se ha denunciado que en Nueva York, coches de la policía atropellaron a varios manifestantes.

Esta ferocidad sin precedente y la violencia brutal empleada por las fuerzas de represión estadounidenses constituyen una provocación contra el movimiento sindical internacional que se agrupa en las filas de la FSM; constituyen también una infracción manifiesta de cualquier noción de derechos civiles y de libertades democráticas según ratificadas y reconocidas mediante convenios internacionales.

En ese sentido, la FSM expresa su profunda preocupación por la necesidad de proteger a los trabajadores que protestan así como por la violación del derecho del pueblo estadounidense a reunirse, celebrar reuniones públicas y manifestaciones, especialmente si se toman en consideración muchas de las decisiones del Comité de Libertad Sindical de la OIT así como varios documentos internacionales fundamentales, como la Declaración Universal de Derechos Humanos de1948 y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.

La FSM llama a las organizaciones internacionales a asumir acción directa e iniciativas concretas para investigar fenómenos de violencia racista y represión contra los trabajadores estadounidenses, investigando substancialmente las quejas contra la arbitrariedad policial. Por nuestra parte, nos comprometemos a internacionalizar el asunto y emprender cualquier iniciativa necesaria a nivel institucional para proteger la vida, la salud y los derechos de los trabajadores.

El Secretariado de la FSM

 

Enviado a SURCOS por Luis Chavarría, UNDECA.

Del distanciamiento a la convivencia digna

Aprender a convivir no basta; es preciso aprender a convivir con justicia.
Adela Cortina

Álvaro Vega Sánchez, sociólogo

            El distanciamiento recomendado para evitar el contagio del Covid19 es de apenas 1.8 M. Sin embargo, siguiendo el mal ejemplo de quienes levantan muros, un país que ha gozado del reconocimiento internacional por su hospitalidad y la promoción y defensa de los derechos humanos, se está dejando contagiar por el virus letal de la insolidaridad: un distanciamiento desproporcionado e injusto.

            No se trata de cualquier distanciamiento. Tiene una dimensión de violencia simbólica y psicológica que cultiva el odio hacia los “otros amenazantes” (Carlos Sandoval), en el caso de los inmigrantes nicaragüenses ahora, además, convertidos en los principales agentes o “vectores” de contagio. Y una dimensión de violencia socioeconómica por parte de inescrupulosos empresarios, quienes aprovechándose de su condición de indocumentados y de pobreza, se les explota sometiéndolos a situaciones infrahumanas, con la complacencia de los gobiernos de turno. Cabe destacar que todavía hay reservas de hospitalidad solidaria que nos hermanan, y que debemos fortalecerlas.

            Como bien señala la filósofa Adela Cortina, “aprender a convivir no basta; es preciso aprender a convivir con justicia”[1]. En este sentido, destaca esta autora que las sociedades deben proteger los “derechos humanos de segunda generación”, que corresponden a la “ciudadanía social”: “Aunque las Naciones Unidas cargan la tinta en el racismo y la xenofobia como obstáculos ante la conciencia de la igualdad, el mayor obstáculo sigue siendo la aporofobia, el desprecio al pobre y al débil, al anciano y al discapacitado”[2].

            El país está lejos de una convivencia justa que garantice ese derecho fundamental a la ciudadanía social. Especialmente, cuando se favorece -lo que, paradójicamente, se ha venido convirtiendo en “política de Estado”-, la evasión y la elusión fiscal por parte de las grandes empresas y el sector financiero. Asimismo, una campaña de odio y desprestigio contra los trabajadores y pensionados del sector público, presentándolos ante la opinión pública como delincuentes que viven a costas de los impuestos del pueblo.

            Con este falso discurso se busca desviar la atención sobre los verdaderos privilegios producto de una relación “incestuosa” entre gobierno y sectores económicos dominantes, hoy dispuestos a desmantelar el Estado social de Derecho y privatizar la institucionalidad pública.

            El discurso del odio de Donald Trump, que estigmatizó al inmigrante latino, y particularmente al mejicano, como delincuente y terrorista, ha encontrado su réplica en nuestro país ¿Cómo es posible que llevados por mezquinos intereses de una élite insolidaria, cuyo dios es el dinero y el poder a cualquier precio, se haya caído tan bajo, emulando a uno de los líderes políticos más nefastos y vergonzosos del mundo? ¿Hacia dónde quieren llevar el país las fuerzas políticas y mediáticas, utilizando las armas letales del miedo y el odio en una guerra permanente contra su mismo pueblo?  No basta la escandalosa desigualdad que nos separa, ahora también se trata de concitar el odio para conducirnos al fratricidio.

            Para el escritor mejicano, Alberto Ruy Sánchez, “el problema no es la crisis humanitaria, sino que en el poder de varias potencias estén desquiciados amantes de la violencia y de las armas, incluyendo las armas nucleares. Y que estos poderosos adinerados detesten a la cultura o la vean como algo decorativo. El mundo nunca ha dejado de estar en crisis humanitaria. Pero al salir de la última guerra mundial en el siglo XX se trató de establecer una nueva convivencia basada en los derechos humanos, incluyendo los culturales y de salud. La avaricia del dinero y poder avasallantes quiere pretender que todo eso no existe y no es necesario. Y eso es indignante”[3].

            La pandemia actual está contribuyendo, como si fuese un actor político de primer orden, a exponer a la luz el verdadero rostro, cultural y éticamente empobrecido, de los poderes “fácticos” de un sistema neoliberal, que viene cultivando la frivolidad, la violencia y el autoritarismo. Y que ahora, en su desesperación, como la bestia herida de muerte, se ha vuelto más insensible y agresivo. Y como señala, el autor citado, lo más indignante es que le ha declarado la guerra a la cultura. La más devastadora porque ataca al “sistema inmunológico” de las sociedades humanas. Desestructurar las culturas ha sido la estrategia de dominación por excelencia de los imperios coloniales y neocoloniales.

            Uno de los símbolos más elocuentes de este sistema insensible y violento es la rodilla del policía blanco de Houston Texas, Derek Chauvin, presionando hasta provocar la muerte por asfixia del ciudadano negro, George Floyd. Ambos ciudadanos de una misma patria, distanciados en un país sometido a la supremacía blanca, acicateada por el actual gobierno racista y aporofóbico de Donald Trump.

            Es un símbolo trágico que retrata de cuerpo entero a un sistema que se resiste a morir, y uno nuevo y diferente que pugna por nacer (Gramsci). Efectivamente, ante la desesperación de no poder justificar tanta injusticia se acude a las armas más innobles para someter y asfixiar a quienes protesten o se rebelen: criminalización de la protesta social.

             Sin embargo, cada vez son más visibles las manifestaciones de quienes apuestan, con decisión y voluntad, por superar el distanciamiento radical, insolidario y deshumanizante que impide la “hospitalidad universal” (Kant), la convivencia justa y afectiva entre los seres humanos y con la naturaleza.

            Esta pandemia nos está convocando a un cambio de rumbo sustantivo, como bien señala el historiador Frank Snowden: “No es el fin del mundo, pero sí un claro mensaje de la naturaleza de que estamos viviendo de un modo no sostenible.  Ese desafío no va a desaparecer incluso si la Covid 19 desaparece o aparece una vacuna contra ella”[4].

            El desafío, en lo fundamental, apunta a la construcción un nuevo proyecto de convivencia global donde nos dispongamos a fortalecer las relaciones empáticas como especie y con nuestro hábitat; elevar al máximo nuestras potencialidades y capacidades afectivas para la convivencia digna y justa.

            El país requiere con urgencia rectificar, en esa dirección. La mesa para el diálogo social constructivo sigue vacía. Se agota el tiempo y también la paciencia. La clase dirigente debería despertar, para darse cuenta que la presión de su “rodilla” está llevando al pueblo a los límites de la asfixia.

[1] Cortina, Adela (1999). Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Madrid, Alianza Editorial p. 254.

[2] Ibid, p.238

[3] Paniatowska, Elena et.al. (2017) Trump. México te habla. Grandes esinnobles ycritores mexicanos opinan sobre Donald Trump. Entrevistas de Raúl Godínez. México, Nueva Imagen. P.57

[4] https://www.infobae.com/economia/2020/05/31/frank-snowden-historiador-de-epidemias-el-desafio-no-es-tener-cuarentenas-permanentes-sino-reabrir-la-economia-con-el-menor-costo/

“Selma”

-desfilar contra el racismo en Alabama-

Aquí y ahora, la pantalla es el maestro
que descubre la historia y subraya sus lecciones

Gabriel González-Vega
Académico jubilado de Humanidades, UNA*

El esmerado docudrama tradicional de Ava du Vernay expone, con prudencia y vigor balanceados, el racismo, su horror y su mentira, a partir de una cita crucial en la historia. El pueblo de Selma, en Alabama, todavía bastión confederado un siglo después de la guerra civil de 1861/65, fue escenario idóneo para revelar, concentrado, el abuso cotidiano de una cultura donde el miedo, la ignorancia y la maldad son facetas de una misma necrofilia. Mientras que en Viet Nam el gobierno estadounidense está en guerra por intereses disfrazados de libertad, ésta se le niega a sus ciudadanos que cambiaron esclavitud por segregación.

Ava du Vernay fue la primera mujer afrodescendiente en ganar el Festival de Sundance (en 2 012, con “Middle of Nowhere”, que nunca llegó a Costa Rica, creo). Y la primera en ser nominada al Globo de Oro y con su filme al Óscar con “Selma”. Lo que de nuevo logró, en la categoría documental, con “13th”. Sin embargo, la militancia contra el racismo de los artistas de “Selma” provocó el repudio de los conservadores blancos en Hollywood, que se aseguraron de que no ganase la estatuilla. Aunque sí se llevó el Óscar y el Globo de Oro la Mejor canción original, Glory (John Stephens y Lonnie Rashid Lynn Jr.). También fue muy premiado su filme “When They See Us”, sobre las condenas injustas, finalmente revertidas, de cinco jóvenes afrodescendientes, acusados de haber asaltado a una trotadora blanca en el Central Park de Nueva York. Un caso semejante al que recién se hizo viral (Cooper vs. Cooper) de otra falsa acusación racista de una mujer blanca a un hombre negro (miembro de Audubon) que observaba aves en el mismo parque y que le pidió amablemente a ella llevar su perro con correa, como está estipulado.

Con actuaciones impecables, que incluyen a los célebres Cuba Gooding Jr. y Oprah Winfrey, la fotografía, que quizá falla en aspectos técnicos, está a tono con los ambientes sombríos –hay un inicio poético delirante que marca el terreno de la injusticia- y un acertado cambio de tono. La música delinea el valioso acervo cristiano que alienta a las víctimas (oportuno ahora que tanta iglesia predica discriminación y que la cabeza más visible de la discriminación, Donald Trump, usa la Biblia para predicar odio). El sobrio relato no usa trucos ni privilegia giros sorpresivos sobre la potencia de los hechos. Mas si pasa de la intimidad familiar a la visión de masas decididas a enfrentar 400 años de abusos.

Es un filme de carretera (road movie), literalmente. No con la usual pareja dispareja del cine estadounidense, sino con manifestaciones donde el valor se hace uno en jóvenes y viejos, hombres y mujeres.  Martin Luther King (el excelente actor británico David Oyelowo), recién galardonado con el Nobel de la Paz, en ese momento lidera, entre dudas y angustias, presiones y golpizas, una marea incontenible de rostros que combaten con el sacrificio de sus propios cuerpos, con la entrega de sus vidas en primera fila, lacerados siempre por coros de miradas despectivas. Porque la protesta pacífica desafía el (des)orden establecido y obliga a las autoridades corruptas y sus secuaces a una barbarie que hiere la conciencia pública mediante el testimonio decisivo de la prensa. En nuestros días, la prensa decente se refuerza con los transeúntes que recogen en sus teléfonos celulares tanto la brutalidad como la mentira sistemática de la policía estadounidense.

Sin desmerecer el protagonismo reticente del admirado pastor de Atlanta, no enfatiza su biografía ni lo despoja de su contradictoria humanidad. Lo ubica –y sagazmente al líder revolucionario Malcolm X también-, como el hombre sabio que supo bregar tanto en los pasillos traicioneros de la política como en las calles cubiertas de matones, uniformados o no. Un hombre indispensable, al decir de nuestro José Martí (de paso, sugiero disfrutar de su maravillosa biografía “El ojo del canario”, de mi amigo cubano Fernando Pérez), que no es un súper héroe sino uno de nosotros que supo levantarse a la altura de las circunstancias y logró cambios sustanciales con su breve y decisivo paso por el planeta; que como Mahatma Gandhi y Nelson Mandela, llevó dignidad a toda la especie.

Como educadores para la libertad (si algo he sido toda una vida es educador y si en algo creo es en la educación), debemos revertir el despojo sistemático de la curiosidad, la admiración y la creatividad naturales que perpetra la domesticación vigente. También, hay que combatir la pobreza espiritual de la comunicación masiva, que transformó el héroe y el santo del pasado, modelos ejemplares, en las celebridades de hoy en día, cuerpos/mercancía adorados en el frenesí del consumo adictivo; y peor aún, más recientemente, a brutales matones ignorantes y totalitarios en ídolos adorados por legiones de siervos.

Necesitamos reconocernos en esas manifestaciones históricas y no en falsos personajes de historietas maniqueas. Es urgente comprender este mundo arrasado por la especie feroz que somos, como lo retrata de forma sublime el fotógrafo brasileño Sebastián Salgado (“La sal de la tierra”, de Wim Wenders) y comprometernos con la regeneración de vida que ese mismo filme anima.

“Selma” es un encuentro humanista con la educación que necesitamos. El arte, así como “Selma”, es indispensable. Nos brinda el conocimiento necesario para impulsar los cambios que anhelamos. Un mundo sin racismo, xenofobia, homofobia ni machismo.

Avance oficial de “Selma” en español:
https://www.youtube.com/watch?v=1U2lX2aAoiA

*Basado en mi artículo originalmente publicado en Campus, UNA, en 2015.

 

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Hablemos de racismo en Costa Rica – conversatorio

El Centro de Investigación y Estudios Políticos y la Cátedra de Estudios de África y el Caribe de la Universidad de Costa Rica invitan al conversatorio Hablemos de racismo en Costa Rica.

La actividad será este martes 9 de junio a las 6 de la tarde mediante el Facebook Live CIEP-UCR.

Los detalles se encuentran en el afiche.

Imagen tomada del documental El racismo y discriminación a los negros en Costa Rica – Ver la nota: https://wp.me/p6rfbZ-bxL

Racismo en Estados Unidos: llamado conjunto de varios mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas

Nicolás Boeglin

Racismo en Estados Unidos: llamado conjunto de varios mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas

Ante las diversas protestas desatadas en Estados Unidos desde la muerte en manos de policías blancos del ciudadano norteamericano George Floyd en la ciudad de Minneapolis, varios mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas unieron sus voces este 5 de junio.

El contenido de ambos documentos en breve

En un primer texto colectivo, titulado «Statement on the Protests against Systemic Racism in the United States«, repudian el discurso de odio y de incitación a la violencia por parte de la máxima autoridad en Estados Unidos, recordándole las obligaciones internacionales en materia de derechos humanos suscritas por Estados Unidos. En este comunicado conjunto, firmado por 44 mecanismos no convencionales de Naciones Unidas (véase texto completo), se puede leer que:

«The response of the President of the United States to the protests at different junctures has included threating more state violence using language directly associated with racial segregationists from the nation’s past, who worked hard to deny black people fundamental human rights. We are deeply concerned that the nation is on the brink of a militarized response that reenacts the injustices that have driven people to the streets to protest«.

En la parte final de su texto, los diversos mecanismos de Naciones Unidas en materia de derechos humanos recuerdan también la obligación para los Estados de remediar mediante medidas de reparación actos como el perpetrado contra la vida de George Floyd, a la vez que exigen a líderes internacionales que se hayan expresado sobre este asesinato atacar las raíces estructurales de racismo y de la discriminación racial, al indicar que:

«Reparative intervention for historical and contemporary racial injustice is urgent, and required by international human rights law. This is a time for action and not just talk, especially from those who need not fear for their lives or their livelihoods because of their race or ethnicity. Globally, people of African descent and others have had to live the truths of systemic racism, and the associated pain, often without meaningful recourse as they navigate their daily lives. International leaders that have spoken out in solidarity with protestors, and with black people in the United States should also take this opportunity to address structural forms of racial and ethnic injustice in their own nations, and within the international system itself«.

En otro comunicado conjunto, también con fecha del 5 de junio, titulado «UN experts condemn modern-day racial terror lynchings in US and call for systemic reform and justice» (véase texto completo) varios expertos en derechos humanos de Naciones Unidas estiman que:

«We strongly condemn the killings of Ahmaud Arbery, Breonna Taylor and George Floyd, and call for systemic reform and justice. The latest videos to surface showing white men chase, corner, and execute a young man who was out jogging, or showing an officer kneeling with his weight on a man’s neck for eight minutes shock the conscience and evoke the very terror that the lynching regime in the United States was intended to inspire,” the experts said. “Given the track record of impunity for racial violence of this nature in the United States, Black people have good reason to fear for their lives«.

Se lee también en la parte final de este comunicado la preocupación generada por mecanismos internos policiales en Estados Unidos que favorecen la militarización de los integrantes de las fuerzas policiales; así como por el hecho que la presión que significa la pandemia del COVID-19 es mucho mayor para la población afrodescendiente en Estados Unidos, al aumentar significativamente el riesgo de verse afectada:

» The experts also recommended that the government of the United States revisit and cease policies facilitating qualified immunity, provision of military equipment to, and military-type training of police, no-knock warrants and use of non-uniformed police in citizen interactions. Finally, civilian oversight boards, mandated body worn camera use, de-escalation training, and independent review of all extrajudicial police killings would enhance both transparency and accountability.

The recent incidents are set in the context of COVID-19, which has heavily and disproportionately impacted people of African descent who faced greater risk and lesser ability to quarantine. These risks, the experts said, have been exacerbated by increased abuse of police authority, over-policing, and excessive force in the enforcement of physical distancing restrictions
«.


Estos dos comunicados se dan a conocer en plena progresión de la pandemia del COVID-19 en Estados Unidos y una semana después de haberse oficialmente retirado Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS): remitimos a nuestros estimables lectores a la nota que elaboramos al respecto, titulada “Estados Unidos anuncia su retiro de la Organización Mundial de la Salud (OMS)” (disponible en este enlace). Como es sabido, Estados Unidos superó la dramática cifra de 100.000 muertes causadas por el COVID-19 el pasado 28 de mayo. Según los registros de la Universidad John Hopkins (véase enlace oficial a mapa del mundo), de las más de 6,9 millones de personas contaminadas a nivel global al 7/06/2020, Estados Unidos concentra en su territorio más de 1.931.000, seguido luego por Brasil con más de 672.000 personas afectadas.

Un llamado de atención a Estados Unidos raramente escuchado que reitera recomendaciones urgentes hechas… en el 2014

Los señalamientos y las recomendaciones que plantearon este 5 de junio los expertos de Naciones Unidas y los mecanismos no convencionales de derechos humanos en los dos precitados comunicados constituyen, sin lugar a duda, un verdadero desafío para las actuales autoridades norteamericanas.

Al respecto, merece mención recordar la letra del artículo 2 de la Convención Internacional para la Eliminación del Racismo y de todas las Formas de Discriminación, adoptada el 21 de diciembre de 1965 (véase texto completo), de la que Estados Unidos es parte desde 1994 (véase estado oficial de firmas y ratificaciones), y que se lee como sigue:

«Artículo 2

1. Los Estados partes condenan la discriminación racial y se comprometen a seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación racial en todas sus formas y a promover el entendimiento entre todas las razas, y con tal objeto:

a) Cada Estado parte se compromete a no incurrir en ningún acto o práctica de discriminación racial contra personas, grupos de personas o instituciones y a velar por que todas las autoridades públicas e instituciones públicas, nacionales y locales, actúen en conformidad con esta obligación;

b) Cada Estado parte se compromete a no fomentar, defender o apoyar la discriminación racial practicada por cualesquiera personas u organizaciones;

c) Cada Estado parte tomará medidas efectivas para revisar las políticas gubernamentales nacionales y locales, y para enmendar, derogar o anular las leyes y las disposiciones reglamentarias que tengan como consecuencia crear la discriminación racial o perpetuarla donde ya exista;

d) Cada Estado parte prohibirá y hará cesar por todos los medios apropiados, incluso, si lo exigieran las circunstancias, medidas legislativas, la discriminación racial practicada por personas, grupos u organizaciones;

e) Cada Estado parte se compromete a estimular, cuando fuere el caso, organizaciones y movimientos multirraciales integracionistas y otros medios encaminados a eliminar las barreras entre las razas, y a desalentar todo lo que tienda a fortalecer la división racial.

2. Los Estados partes tomarán, cuando las circunstancias lo aconsejen, medidas especiales y concretas, en las esferas social, económica, cultural y en otras esferas, para asegurar el adecuado desenvolvimiento y protección de ciertos grupos raciales o de personas pertenecientes a estos grupos, con el fin de garantizar en condiciones de igualdad el pleno disfrute por dichas personas de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. Esas medidas en ningún caso podrán tener como consecuencia el mantenimiento de derechos desiguales o separados para los diversos grupos raciales después de alcanzados los objetivos para los cuales se tomaron
«.


También merecen ser recordadas las últimas observaciones del órgano encargado de verificar el cumplimiento de las disposiciones contenidas en esta convención (el Comité para la Eliminación del Racismo y de otras Formas de Discriminación o CERD) con relación al informe oficial remitido por Estados Unidos, hechas en el 2014 (cuyo texto completo está disponible en este enlace). En ellas, se podrá leer que dos aspectos específicos relacionados a prácticas policiales en Estados Unidos dieron lugar a recomendaciones de carácter urgente por parte de los integrantes del CERD:

«8./…/Recordando su recomendación general Nº 31 (2001) sobre la prevención de la discriminación racial en la administración y el funcionamiento de la justicia penal, el Comité insta al Estado parte a que intensifique los esfuerzos por combatir eficazmente y eliminar la práctica de la caracterización racial por parte de los agentes del orden en los niveles federal, estatal y local, entre otros medios:

a) Adoptando y aplicando leyes que prohíban específicamente a los agentes del orden la elaboración de caracterizaciones raciales, como la Ley destinada a poner fin a la caracterización racial;

b) Revisando urgentemente las políticas que permiten la caracterización racial y las prácticas ilegales de vigilancia, supervisión y reunión de datos, incluidas las Directrices sobre la Utilización de Criterios Basados en la Raza por los Órganos de Policía Federales de 2003;

c) Poniendo fin a los programas y políticas coercitivos de inmigración que promueven indirectamente la caracterización racial, como la iniciativa Comunidades Vigiladas y el programa previsto en el artículo 287 g) de la Ley de Inmigración y Naturalización;

d) Llevando a cabo investigaciones prontas, exhaustivas e imparciales de todas las denuncias de caracterización racial, vigilancia, seguimiento y recopilación ilegal de información de inteligencia; obligando a los responsables a rendir cuentas; y proporcionando recursos efectivos, incluidas garantías de no repetición
«.


/

«8. /…/Recalling its general recommendation No. 31 (2001) on the prevention of racial discrimination in the administration and functioning of the criminal justice system, the Committee urges the State party to intensify efforts to effectively combat and end the practice of racial profiling by federal, state and local law enforcement officials, including by:

(a) Adopting and implementing legislation which specifically prohibits law enforcement officials from engaging in racial profiling, such as the End Racial Profiling Act;

(b) Swiftly revising policies insofar as they permit racial profiling, illegal surveillance, monitoring and intelligence gathering, including the 2003 Guidance Regarding the Use of Race by Federal Law Enforcement Agencies;

(c) Ending immigration enforcement programmes and policies, which indirectly promote racial profiling, such as the Secure Communities programme and the 287(g) programme; and

(d) Undertaking prompt, thorough and impartial investigations into all allegations of racial profiling, surveillance, monitoring and illegal intelligencegathering; holding those responsible accountable; and providing effective remedies, including guarantees of non-repetition
«.


En otras de sus observaciones, los miembros del CERD urgían a Estados Unidos en los siguentes términos:

«17./…/El Comité insta al Estado parte a que:

a) Vele por que todas las denuncias de uso excesivo de la fuerza por los agentes del orden sean investigadas de manera pronta y eficaz; por que los presuntos autores sean enjuiciados y, en caso de que sean declarados culpables, se les impongan penas adecuadas; por que se reabran las investigaciones cuando se disponga de nuevas pruebas; y por que las víctimas y sus familias obtengan una indemnización adecuada;

b) Intensifique sus esfuerzos para prevenir el uso excesivo de la fuerza por los agentes del orden velando por el cumplimiento de los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley, de 1990, y se asegure de que la nueva directiva sobre el uso de la fuerza del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras se aplique y se haga cumplir en la práctica;

c) Mejore los informes sobre los casos relacionados con el uso excesivo de la fuerza y refuerce la supervisión del uso inapropiado de la fuerza y de la rendición de cuentas por esta práctica;

d) Proporcione, en su próximo informe periódico, información detallada sobre las investigaciones emprendidas en relación con las denuncias de uso excesivo de la fuerza por los agentes del orden, incluidos los miembros del Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras, así como sobre sus resultados, incluyendo las medidas disciplinarias o las actuaciones judiciales contra los autores y los recursos puestos a disposición de las víctimas o sus familias
«.


/

«17. /…/ The Committee urges the State party to:

(a) Ensure that each allegation of excessive use of force by law enforcement officials is promptly and effectively investigated; that the alleged perpetrators are prosecuted and, if convicted, punished with appropriate sanctions; that investigations are re-opened when new evidence becomes available; and that victims or their families are provided with adequate compensation;

(b) Intensify its efforts to prevent the excessive use of force by law enforcement officials by ensuring compliance with the 1990 Basic Principles on the Use of Force and Firearms by Law Enforcement Officials, and ensure that the new CBP directive on the use of force is applied and enforced in practice;

(c) Improve the reporting of cases involving the excessive use of force, and strengthen oversight of and accountability for inappropriate use of force; and

(d) Provide, in its next periodic report, detailed information concerning investigations undertaken into allegations of excessive use of force by law enforcement officials, including the CBP, as well as their outcomes, including disciplinary or prosecutorial action taken against the perpetrator and remedies provided to victims or their families
«.


Cabe destacar la incuestionable pertinencia de estas recomendaciones hechas a Estados Unidos en el 2014 para prevenir en el futuro el racismo estructural y la discriminación racial que se evidencian en el actuar cotidiano de varias de sus fuerzas policiales.

A modo de conclusión

No cabe duda que la extrema precisión de estas observaciones de carácter urgente dadas a conocer por el CERD en el 2014, al parecer no atendidas debidamente por la administración norteamericana, haga que revistan una actualidad particular en esta primera semana del mes de junio del 2020.

Una ocasión propicia para reafirmar nuevamente cuán necesario es que sean implementadas las observaciones que emanen de los órganos de tratados de derechos humanos; y cuán imperioso resulta que sean ámpliamente divulgadas y analizadas en el seno de las sociedades, en Estados Unidos como en muchos otros Estados.

Compartido con SURCOS por el autor, publicado en su blog http://derechointernacionalcr.blogspot.com/2020/06/racismo-en-estados-unidos-llamado.html

Imagen: http://www.i-ambiente.es/?q=blogs/una-breve-historia-de-discriminacion-racial

El racismo y discriminación a los negros en Costa Rica – documental

Una producción de Antonio Jara Vargas, quien es historiador, y de Ernesto Jara Vargas, cineasta, muestra la realidad del racismo y la discriminación a la población afrodescendiente en Costa Rica. Fue realizada para la Universidad de Costa Rica en 2019.

Le invitamos a ver dos clips de la serie documental:

Aquí el capítulo IV «Construyendo Nuestra Nación- el aporte de la migración afrocaribeña en Costa Rica»: