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Etiqueta: redes sociales

El mundo digital nos maltrata

Mg. Gerardo Chavarría Vega
Comunicador

Hoy me puse melancólico, me acorde de las tortillas palmeadas que hacía mi madre, con un poquito de frijoles majados con la mano, el gallo pinto con un poquito de chorizo para el desayuno, las tortillas de queso fundido y las chorreadas de maíz dulce. La sopa de olla de carne con jarrete, el cafecito chorreado, el picadillo de papa, de chayote, de chicasquil o papaya verde, ahhhh que delicia. Pero lamentablemente el mundo cambia vertiginosamente cada día.

Revisando mis enredos, me siento un poco preocupado por el lenguaje que usan los chicos actualmente, escriben mal porque todo lo abrevian, su lenguaje es, además de Twittear, y hay que formar parte de Instagram, Tik Tok, Messenger, Kwai, conocer que son los virus informáticos, (yo conozco virus estomacales, viruela, COVID), y por si fuera poco hay que ser un experto en Whatsaap, Facebook, LinkedIn, entre otras aplicaciones, y el gran problema de hoy, es que la gran mayoría de personas son esclavos de los celulares, (ya no se conversa en familia) además, hay que ser usuarios del IPod, la tablet, la Portátil , la realidad virtual y como la gran mayoría, hay que disfrutar de googlear, todo se encuentra en las redes (sociales), con el uso de palabras claves y que decir de los llamados Influencer, YouTuber o Blogueros, que por cierto, la gran mayoría envían informaciones sin verificar, (las llamadas Fake News).

Creo que se nos está acabando la sociedad nuestra, así que estamos mal. No sé qué nos espera en el futuro, lleno de drones, robots, carros sin chofer y todo lo hacemos por internet, ah se me olvidaba, hay que hablar de iCloud (la nube) y se debe por favor generar copias de tus archivos importantes periódicamente, que es recomendable crear dos copias de seguridad: kuna almacenada en la nube (OneDrive, Google Drive, etc.) y la otra físicamente en (disco duro externo, USB, u otra PC, ó sea, hay que tener 2 computadoras, y manejarlas a la perfección, recordarse también el uso de palabras como link, www, zoom, iTunes, team’s, correo electrónico, entre otras plataformas, recordarse saber usar la cámara del celular, con 3 lentes y diferentes tipos de definición, y poder hacerle correcciones a las fotografías, y ni que decir de la computadora portátil, o los iPad o tablet, que cuanta memoria tienen, entonces hay que saber gigas y de Tera’s, también,  es necesario conocer y poder utilizar algunas aplicaciones de la gran cantidad existente, además, una ventaja es que no hay que preocuparse por la ortografía, ya que el Word te la corrige de forma automática, es necesario conocer el PowerPoint, con el cual se efectúan presentaciones, así como el Prezi, que es lo último para hacer presentaciones animadas y los más grave es que, si no sabes usar todo este entretenido digital, eres un personaje del tiempo de las cavernas, pobre mi persona y todos mis colegas que a veces nos sentimos inútiles porque la modernidad nos atropella, y nos hace en la mayoría de las veces, sentirnos impotentes ante tal cantidad de tecnología.

Por eso cómo buen jubilado, disfruto ir al banco, salir a hacer las compras (porque actualmente si uno quiere, (todo te lo llevan a la casa) los medicamentos, la pizza, las hamburguesas, las compras, etc., motivo por el cual, debemos socializar con Pedidos Yla, Uber Food, Didi Food, y lo más grave pagar con tarjeta de crédito o débito, o ir al cajero a sacar plata, con el miedo de que te roben, tanto de afuera, como de adentro.

Para finalizar todavía nos dicen que solo aceptan pagos por SINPE, o por tarjeta de crédito o débito, lenguaje que nos suena muy raro, y para los no tienen tarjetas, ni que decir, y para colmo de males la pensión te la depositan en una cuenta del banco con 12 números, que ya en nuestra cabeza cuesta mucho memorizar. Para colmo de males nuestros hijos nos regalaron un teléfono, que ni siquiera se para que sirven un montón de dibujitos, que aparecen en la pantalla, dis que aplicaciones , y además, para ponernos más inquietos, resulta que todo documento se tiene que escanear, y si no sabes cómo actuar con el QR, estás jodido, y para colmo de males debes aprender a operar el EDDUS, y participar dentro de los chats de Whatsaap, hacer llamadas por Face Time, enviar documentos, y si tus hijos te ponen NEFLIX en televisor Smart, eso significa otra complicación más, el uso del control del televisor, y si además te instalan un barra de sonido y tenés cable, hay que usar hasta tres controles, también debes saber de router, Wi-Fi y ahí no termina la cosa, resulta que para manejar el horno de microondas y la cocina hay que leerse un par de manuales para poder hacerse un huevo frito o un cafecito en estos aparatos tan comunes en nuestras cocinas. Y ni que decir de la lavadora, o el Coffe Marker, (prefiero el cafecito chorreado) y bueno hay que hacer todo lo posible por aprender, aunque sea como dice la canción, a pasito tun, tun.

Esto me hace vivir la jubilación en un estado de stress, ya que mis hijos y mis nietos perdieron un don que nosotros tenemos (La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos dulces) y se decantan porque aprendamos a manejar este mundo, dis que virtual, y que ya nuestra cabeza no tiene capacidad de asimilar tanta información (tienes ya el disco duro lleno dirían por ahí) y además es ya anticuado usar llaves USB, y eso que yo me sentía orgulloso porque eso si lo manejaba bien, ahora también hay que saber que son y para qué sirven las cookie’s y cuáles son buenas y cuales no, ahh y se me olvidaba que hay que saber usar el disco duro, que cuanta memoria tiene, no puedo con la mía y ahora tengo que lidiar con memorias externas, que 500 gigas, que 2 Teras, etc,.

Yo pensé que iba a disfrutar la jubilación, pero, ahí voy, poco a poco lidiando con este montón de información, y eso que en mi trabajo agarre el inicio de estas tecnologías, pero hay momentos en que la impotencia me domina, y que le vamos a hacer con este mundo tan loco.

Hasta donde recuerdo, cuando quería aprender a tocar guitarra, el profe me explicaba cómo eran y como se utilizaban las claves, pero en este mundo digital ahora hay que aprenderse cualquier cantidad de claves o pines, para poder ingresar a las diferentes plataformas o aplicaciones (correo electrónico, EDDUS, Facebook, Whatsap, Vimeo, tarjetas electrónicas, bancos, tiendas para comprar, para abrir aplicaciones, y con mi cabecita con 70 años de información, con cualquier cantidad de imágenes, y con la memoria corta ya gastada (se me olvida lo que venía hacer y al rato me acuerdo). Pero qué le vamos a hacer, el mundo continúa, y hay que seguir viviendo, con los hijos y los nietos, que a cada rato nos explican y en pocos momentos se nos olvida que fue o cómo se hacía lo que nos explicaron. Y nos vuelven a explicar, pero qué pereza con Tito, hay que repetirle siempre lo mismo.

Con todas estas situaciones estresantes, hay seguir adelante, y obviar lo que nos maltrata y disfrutar la vida sin prisa y con la paciencia que nos da el ser adultos grandes.

Claro, me falta conocer el Metatarso y la realidad virtual, que hay que ponerese unos lentes que parece uno extraterrestre y que es el Pishing, coaching, la realidad aumentada, el podcast.

Cyber seguridad. Que actualice regularmente el sistema operativo, el navegador, el antivirus y los programas. Que se cuide de los cibercriminales, que no hay que conectarse a las redes inalámbricas públicas. Y mucho ojo. No brindar información confidencial por ningún medio, Utilice contraseñas seguras con longitud de al menos 14 caracteres, que incluyan mayúsculas, minúsculas, caracteres especiales y números, y no me imagino que más nos seguirá maltratando, me acuerdo que mi madre me decía cuando hablaba solo, este está medio chiflado, pues resulta que, oh sorpresa, me encuentro a mis nietos hablando con una tal Alexa, que digas el clima, que ha cuánto está el dólar, que me pongas tal canción y resulta que también hablan con una tal Siri, para que les busque en la computadora las cosas que necesitan, o sea a donde vamos a llegar. Porque además lo que está pasando con los robots, es preocupante, ya habrá mucho desempleo.

Cuando estaba más joven, mis amigos me decían, que campa vamos a trolear a la avenida para ver chicas, pero hoy trolear, es esconderse con una personalidad falsa y atacar o engañar a las personas, también me acuerdo, cuando uno metía la pata, le decían, (si serás bruto) haaaaa, pero ahora resulta qué hay que lidiar con la inteligencia artificial, y yo que soy medo lelo, pero dicen que es una combinación de algoritmos, (que no sé qué son) para construir máquinas que sustituyan al ser humano, y eso que la tal inteligencia artificial está produciendo una serie de productos que nos va a dejar muy preocupados, y parece que esta tal inteligencia va a producir mucho desempleo, también recuerdo que cuando uno se equivocaba le decían, Diay se le cruzaron los cables, pero ahora resulta qué hay que conocer una seria de cables como el HMI, que el USB, que el RCA entre otros, hay Diosito, esperaremos a ver qué más nos viene a maltratar.

Imagen tomada de https://tn.com.ar

Los peligros de las redes sociales para niños y adolescentes

Trastornos de salud mental, comportamientos adictivos y autolesivos

Juan Jaramillo Antillón

Soy un cirujano y un escritor, no domino este campo de la comunicación, la psicología y la psiquiatría, sin embargo, me han inducido a escribir estas notas, los artículos publicados en el mundo y en mi país, por psiquiatras de renombre señalando el aumento de problemas mentales por el uso de celulares.

Está claro que los problemas de salud mental, que de por sí ya eran un serio dilema en muchos países del mundo, se agravaron con las consecuencias negativas emocionales causadas por la pandemia viral de la COVID-19 a millones de seres humanos.

Me impactó que se señale que, en Costa Rica, país con 5.5 millones de habitantes, investigadores universitarios, consideran que, al menos, 1.3 millones de costarricenses quedaron afectados por trastornos como ansiedad y depresión como resultado de la pandemia viral. Por otro lado, existe un claro déficit de psiquiatras a nivel mundial, lo que causa tremendos atrasos en la atención de los enfermos agudos y crónicos que solicitan consulta y con los servicios de emergencia de esa especialidad colapsados en los hospitales que dan este servicio.

Estoy de acuerdo totalmente en que Internet y sus redes sociales han traído muchos avances y beneficios de diferentes tipos al mundo, sin embargo, a la vez están causando serios problemas por la desinformación (fake news) que también traen.

El problema que planteo aquí es la repercusión que tienen las redes sociales o plataformas de Internet como Instagram, Facebook, TikTok, YouTube, etc. y, algunos de sus programas, dada la forma como los presentan, ya que afectan, sobre todo la salud mental de los niños y adolescentes. Se ha señalado que estas inducen a los niños y jóvenes entre 10 y 20 años o más, a volverse adictos a los mismos y a la propaganda que se da ahí de todo tipo.

El problema es tan grave que, en los Estados Unidos, han demandado a los dueños de Facebook, Instagram, TikTok y YouTube, porque sus programas fomentan la adicción de su uso entre las personas menores, ya que los algoritmos son diseñados para atraer a los jóvenes y conducirlos hacia contenidos extremos. Como resultado de eso los estudios se ven afectados por ausentismos y trastornos del aprendizaje y depresiones, ya que contienen mensajes que afectan su autoestima. Esos algoritmos de los programas conducen a los jóvenes trastornos de su salud mental.

La prensa internacional y artículos publicados de especialistas costarricenses señalan que, aparte de volverse adictos, esos programas les generan ansiedad y depresión y pensamientos autolesivos, llegando en algunos casos al suicidio.

Los especialistas saben que los adolescentes son muy vulnerables a la propaganda y a los ejemplos de las plataformas sociales, pues sus cerebros no están totalmente desarrollados y tampoco poseen la educación suficiente para distinguir lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto y lo falso de lo verdadero de lo que ahí se dice. Se ha señalado por ejemplo que un programa de TikTok invitaba a vandalizar la propiedad escolar y a otros problemas. Y es que, en los Estados Unidos, las escuelas y colegios reportan que sus estudiantes sufren ataques de pánico, depresión y otros síntomas que trastornan su asistencia causando gran ausentismo y además, pobre asimilación de los conocimientos que ahí se imparten, con perdida incluso de cursos o años escolares.

En ese país se ha reportado una epidemia de suicidios entre jóvenes de 10 a 24 años, que se agudizó con la pandemia viral de los últimos años y se observó, además, que había relación con las redes sociales. Por otra parte, el 20% de un grupo de jóvenes estudiado, admitía haber tenido pensamientos suicidas, al extremo que la Academia de Pediatría de USA, a finales del año 2021, señaló la existencia de una «epidemia nacional de suicidios», existiendo un componente adictivo que trastorna el comportamiento de los adolescentes. Por esa razón en ese país el gobierno está iniciando los pasos para normatizar la forma de esos programas y su propaganda en las redes sociales en lo que respecta a los niños y adolescentes.

El periódico La Nación de Costa Rica señalaba en abril del 2022, que dos pequeños niños de tan solo seis años se intentaron suicidar intoxicándose con medicamentos que existían en sus casas, la causa desencadenante que los enojó a ambos para tomar esa decisión fue que sus padres les quitaron sus celulares. Se han reportados casos del daño que provoca el abuso de estar viendo las redes sociales, que hay sobre todo niños y adolescentes cuya adicción es tan severa que ameritan tratamiento médico.

El Dr. Alberto Morales, jefe de clínica del adolescente del Hospital Infantil de Costa Rica, señala:

Darle a un niño escolar un celular, y, sobre todo, un teléfono inteligente, es una actitud totalmente irresponsable. Estos y en especial los adolescentes dedican muchas horas del día a su uso y eso debilita la interacción social y el contacto directo entre ellos como personas, pues lo hacen en forma insistente, obsesiva y hasta adictiva, y se pierde la oportunidad desarrollar habilidades de interrelación corrientes y directas con otros jóvenes.

No solo es importante dejar el abuso de los celulares por la interrelación humana, sino también porque es fundamental estar en contacto con la naturaleza, animales y plantas y hacer deportes, todo ello favorece el buen crecimiento y desarrollo físico y psicológico. Por lo señalado el uso de celulares en niños y en adolescentes debe ser limitado a unas pocas horas del día. El problema es que la propaganda y la presión social es tal, que los padres ceden y permiten a los niños el uso de esta tecnología, pues hay quien sostiene que eso ayuda a su educación temprana. Los padres en la actualidad deben educar a los niños y adolescentes en cuanto a que, si les proporcionan celulares, ellos deben tener conciencia de que solo deben usarlo por cierto tiempo y suspender para descansar la mente y cumplir con las responsabilidades que les correspondan, y, nunca usarlos en el desayuno, almuerzo y cena.

Humberto Eco señala:

Las redes sociales dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que, principalmente, hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos, rápidamente era silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel, por eso creía que las redes sociales habían provocado una invasión de imbéciles opinando sobre lo que no saben.

Es pues, indudable que las redes sociales están alterando y modificando la percepción que teníamos del mundo, y de hacer amistades y buenas relaciones sociales, que, ahora son virtuales y no personales. Albert Einstein decía, «temo por el día en que la tecnología sobrepase a la interacción humana. El mundo solo tendría una generación de idiotas». Cuando vemos a niños y jóvenes e incluso adultos, que en todo momento y lugar están con sus celulares y no conversan, eso parece indicar que ese día ya llegó.

La ira incontenible

Por Memo Acuña (sociólogo y escritor costarricense)

“Igualiticos nunca hemos sido”, decía con humor e ironía el querido y recordado Carlos Sojo en su obra “La construcción social de la desigualdad” (PNUD-FLACSO, 2012).

En este análisis, falto ahora de un complemento de cómo en los últimos 10 años los procesos de deterioro social y la imposibilidad de cumplir un contrato social de integración horizontal, Sojo desmenuzaba la matriz sociocultural e institucional que crea la base de la desigualdad en el país: componentes sociales, raciales, económicos y geográficos alimentan esa Costa Rica que las visiones hegemónicas insisten en borrar bajo el candor de un aparente idilio que nos crea como comunidad de iguales.

Nada más alejado de una realidad que nos golpea hoy más que nunca. Pero no solo ese tema debe leerse críticamente.

Junto a la igualdad como mito fundacional de una colectividad desagregada, otro gran referente discursivo e ideológico en la construcción de esa Costa Rica hegemónica, ha sido el de la paz como núcleo que vertebra las relaciones sociales de los costarricenses.

Recién concluí la lectura de “El año de la ira”, novela ficcional de corte histórico escrita por Carlos Cortés y publicada por Ediciones Alfaguara en 2019.

En esta obra Cortés propone con detalle una lectura al pasado militar y violento de la sociedad costarricense, basado en los acontecimientos sucedidos entre 1917, año en que el presidente Alfredo González Flores es derrocado por su Secretario de Guerra y Marina, Federico Tinoco Granados y 1919, cuando se produce el asesinato de José Joaquín, hermano de Federico y la caída del régimen dictatorial que ambos labraron por aquellos años.

A menudo se suele caricaturizar la abolición del ejército en Costa Rica, otorgándole una dimensión simbólica que no permite dimensionar el eje histórico de la violencia que ha marcado el desarrollo de la sociedad costarricense en su conjunto. La ausencia de institucionalidad no significa necesariamente que el ADN de la violencia siga operando como marcador en la sociedad costarricense.

Ni igualiticos ni pacíficos hemos sido. Ambas son narrativas sedimentadas en la necesidad de alimentar momentos devocionales a nivel colectivo.

Por ello, el origen de lo que ha ocurrido desde 2022 en cuanto a asesinatos y la violencia generalizada en el país, debe ser buscado en las bases históricas de lo que hasta hace muy poco (70 años) constituía un ejercicio social e institucionalmente naturalizado, basado en la aplicación de métodos violentos para construir democracia. Esta lectura crítica complementaría la predominante que ubica las violencias en una conflictividad de actores y poderes fácticos que prácticamente se han repartido el país y lo administran a su antojo.

La ira del tico bien podría dar cabida a otros análisis sobre sus formas expresas y veladas de comportamiento. La descarga discursiva en redes sociales, la xenofobia, la homofobia, la aporofobia se vinculan con todo tipo de violencias físicas hacia niños, niñas, personas adultas mayores, poblaciones indígenas, entre otros ejemplos cotidianos.

No es una ira solapada, sino abierta e incontenible. Para detenerla hay que asumirla. Trabajar sobre sus orígenes y desde allí empezar su desmontaje. Esta tarea es necesaria para la construcción de una experiencia colectiva en la que nos reconozcamos todos y todas.

¡Luchar contra corriente!

El periodista y académico uruguayo Leonardo Haberkorn renunció a seguir dando clases en la carrera de Comunicación en la Universidad ORT de Montevideo, mediante esta carta que ha conmovido al mundo de la Educación:

«Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla. Me cansé de estar hablando de asuntos que a mí me apasionan ante muchachos que no pueden despegar la vista de un teléfono que no cesa de recibir selfies.

«Claro, es cierto, no todos son así. Pero cada vez son más. Hasta hace tres o cuatro años la exhortación a dejar el teléfono de lado durante 90 minutos -aunque solo fuera para no ser maleducados- todavía tenía algún efecto.

Ya no. Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal.

«Pero hay algo cierto: muchos de estos chicos no tienen conciencia de lo ofensivo e hiriente que es lo que hacen. Además, cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado.»

«Esta semana en clase salió el tema Venezuela. Solo una estudiante entre 20 pudo decir lo básico del conflicto. Lo muy básico. El resto no tenía ni la más mínima idea. Les pregunté si sabían qué uruguayo estaba en medio de esa tormenta. Obviamente, ninguno sabía.

Les pregunté si conocían quién es Almagro. Silencio. A las cansadas, desde el fondo del salón, una única chica balbuceó: ¿No era el canciller? «Así con todo. ¿Qué es lo que pasa en Siria? Silencio.

«¿Qué partido es más liberal, o está más a la «izquierda» en Estados Unidos, los demócratas o los republicanos? Silencio. «¿Saben quién es Vargas Llosa?

¡Sí! «¿Alguno leyó alguno de sus libros? No, ninguno. «Lamento que los jóvenes no pueden dejar el celular, ni aún en clase. Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado.

Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. «En un ejercicio en el que debían salir a buscar una noticia a la calle, una estudiante regresó con la noticia de que todavía se venden diarios y revistas en las calles…

«Llega un momento en que ser periodista te juega en contra. Porque uno está entrenado en ponerse en los zapatos del otro, cultiva la empatía como herramienta básica de trabajo.

Y entonces ve que a estos muchachos -que siguen teniendo la inteligencia, la simpatía y la calidez de siempre- los estafaron, que la culpa no es solo de ellos. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos.

Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo.

«Entonces, cuando uno comprende que ellos también son víctimas, casi sin darse cuenta va bajando la guardia».

«Y lo malo termina siendo aprobado como mediocre; lo mediocre pasa por bueno; y lo bueno, las pocas veces que llega, se celebra como si fuera brillante. No quiero ser parte de ese círculo perverso. Nunca fui así y no lo seré.

«Lo que hago, siempre me gustó hacerlo bien. Lo mejor posible. Y no soporto el desinterés ante cada pregunta que hago y se contesta con el silencio. Silencio. Silencio. Silencio. «Ellos querían que terminara la clase.

Yo también».

 

Compartido con SURCOS por Óscar Aguilar Bulgarelli.

Desprendámonos de la sociedad del desatino

Lorena Rodríguez. Filóloga, máster en lingüística y en educación.

Mucho hemos escuchado la frase: “cada pueblo tiene el gobierno que se merece”, sin embargo, me atrevo a replantearla así: “en cada época, los pueblos tendrán el gobierno propio de su momento histórico”.

Ajenos, como solemos estar la enorme mayoría de los ciudadanos, de los constructos y los grandes movimientos sociológicos generadores de cambio, especularé un poco al respecto. En Costa Rica, hoy, en pleno siglo XXI, momento hacia el que se dirigían anhelantes nuestras miradas desamparadas de la centuria anterior, después de haberse desangrado en dos penosas guerras mundiales, enormes conflictos políticos e impensables cambios socioeconómicos, fue como llegamos a una meseta colmada de desatinos, y en el caso que me ocupa, tal desatino desembocó en la elección del actual gobierno. Es entonces cuando delibero sobre una época en la que tenemos un grupo gobernante propio de este momento histórico, un momento y un lugar en el cual nos encontramos en el desamparo ideológico, hijo, no solo de la demagogia sino de lo que bien se ha denominado por los estudiosos “el ilusionismo mental”, nefasto para cualquier sociedad.

Hemos hecho oídos sordos, a través de muchos años, de profesionales de alto nivel que han hecho gala de su claro menosprecio hacia temas éticos fundamentales y nos hemos reído de ello, como si se tratara de una comedia que se acaba al caer el telón.

Hemos sido testigos de la caída libre del crecimiento intelectual por generaciones, las cuales han crecido y se han desarrollado sin la dirección exacta de una auténtica formación en el campo del saber como tal, engreídas todas por la posesión de una cantidad cada vez más abrumadora de simple información. El conocimiento, al cual se accede por el duro camino de la reflexión y la profundización de las cuestiones fundamentales y decisivas de la vida, ha sido sustituido por la instrucción y el entusiasmo por la expresión personal que los convierten en verdaderos intrusos en el campo del discernimiento, y se lanzan, cual aves enceguecidas y empoderadas, al vacío. Hoy obtenemos una clase gobernante a la medida de nuestras banalidades.

Producto de este declive bochornoso en la formación ética y religiosa, jóvenes y no tanto, se adueñan de las redes sociales que, cual serpiente que se come la cola, es fuente y receptáculo de incontables despropósitos. Ahí declaran todo tipo de opiniones con fuertes deficiencias de conocimiento histórico, económico y político, aferrados a una intuición espontánea e instintiva, creyéndose dueños de un poder que en realidad no tienen y sin reconocerse víctimas de una manipulación continuada. De esta manera, se construyen argumentaciones falaces, aceptadas y repetidas por otros, incapaces de reconocerlas; se normalizan las conductas inmorales por una supuesta existencia común; se copian y se reproducen escenarios delictivos al ser presentados como resultado de pensamientos audaces y voluntades férreas; se aborrece a los intensos que muevan a la reflexión y a todo escrutinio que requiera tiempo y dedicación, ya que “después de la pandemia”, lo que antes era pereza, hoy es “espacio personal”.

Entonces, ¿qué esperar de unos gobernantes cuyas ocurrencias son aclamadas por una multitud de frívolos, cuya triste estulticia es producto directo del descuido intelectual de sus mayores? ¿Qué esperar de quienes, por miedo al micrófono, lo ceden a quien, por sus años de experiencia usándolo, se adueña, a su vez, de una voz que hace resonar como LA voz? No, muy triste, pero debo subrayar que este es el resultado de décadas de abandono en la educación, de intentos fallidos y replanteamientos a través de los cuáles se introdujeron cambios interesantes como el estudio de la Lógica (la cual pocos entendieron), para luego eliminarlos. Hoy, ya exhaustos, nos abandonamos a programas foráneos que buscan la construcción de una identidad multinacional, cuando en realidad significa borrar los Estudios Sociales y la Cívica, sendos pilares de la significación y el cuidado de lo nuestro.

Todo esto se trata, pues, de una culpa colectiva y, por lo tanto, no existen inocentes.

Los que estamos no podemos decir que no hemos estado y, para no faltar a la verdad, debo decir que también muchos dilectos costarricenses se han alejado de nuestras fronteras por estas y otras razones. Gran parte de ellos han forjado carreras exitosas en el extranjero, producto en su mayoría de una universidad sencilla, nacida del regazo de Santo Tomás y que ha ido creciendo vigorosa, para situarse entre las mejores de Latinoamérica: la Universidad de Costa Rica. Ahora, estos necios descendientes del infortunio, hijos de la inmediatez y hoy llegados al poder, buscan cercenarla. En la búsqueda de nuevos horizontes, sin embargo otros que también se fueron y volvieron, no vieron nuestra gloria, sino que aprendieron a despreciar la robustez de una democracia que, fácilmente, puede declararse descendiente dilecta de la época de oro de Pericles, a quien debemos la frase “Decídanse, porque la felicidad depende de ser libres y la libertad depende de ser valientes”. Entiendo que, en estos momentos, hasta citar esta frase resulte peligroso. Sin el debido entendimiento, cualquiera puede adueñarse de ella para justificar sus desatinos y disfrazarlos de valentía, por eso, ojo, compatriotas, el camino fácil nunca conduce a buenos lugares. Es hora de ponerse serios para que la comodidad de nuestros sitios de trabajo y de nuestros hogares no se convierta en los asientos de platea desde los cuales observamos cómo nuestra institucionalidad y nuestros derechos son lanzados a los leones por una simple señal del dedo pulgar desde la silla presidencial.

Imagen: culturacolectiva.com

Y EL PÚBLICO ¿ESTÁ LOCO? ¿POR QUÉ APLAUDE?

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

La convivencia en un país como Costa Rica se ha vuelto compleja, inmanejable, agobiante. La exacerbación de sentidos de exclusión, discriminación y rechazo muestra una cotidianidad conflictuada, alimentada por la laxitud y la proliferación de una comunicación mediada en redes sociales provista de discursos iracundos, acríticos, canceladores de cualquier disidencia, de cual manifestación de la diferencia.

El video que circuló el pasado 18 de agosto en el que se ve a un hombre aceptando ser el asesino del dirigente recuperador bröran del territorio de Térraba Jerhy Rivera, en Costa Rica, es por mucho expresivo de una forma incontenible de racismo, discriminación y exclusión social que se ha venido instalando en la sociedad costarricense en los últimos años, a pasos agigantados.

En el material audiovisual, reproducido en redes sociales de forma viral cientos de miles de ocasiones, se logra apreciar el momento en que un hombre de apellidos Varela Rojas indica haber cometido el asesinato con el que acabó la vida de Rivera.

Por este caso al hombre se le sigue una causa penal aún en proceso.

Lo más dramático de este hecho no es solo la confesión pública, realizada inclusive ante autoridades gubernamentales durante un acto oficial en el que se reunía la comisión de la Mesa Técnica Interinstitucional para la construcción de la ruta de trabajo y la atención de la Población Indígena y la Asociación Multiétnica y Pluricultural, desarrollada en el cantón de Buenos Aires de Puntarenas, sino los gestos de exclamación y júbilo provenientes de un público en apariencia de acuerdo con el acto cometido.

Los aplausos y la aprobación observados confirman una ruptura del tejido social costarricense en todos sus extremos. Se producen en una fecha que recuerda otro hecho condenable, en la que exactamente cuatro años atrás, el 18 de agosto de 2018, una turba nacionalista y xenofóbica organizara una marcha odiosa y repudiable dirigida hacia el Parque de la Merced ubicado en la ciudad capital, con el objetivo de “expulsar a los nicaragüenses que allí se encontraran”.

Hace apenas unos días un entrenador y exjugador de futbol costarricense, Walter Centeno, fue objeto de insultos y cánticos homofóbicos por parte de una barra rival. Los hechos fueron denunciados, pero hasta la fecha no se conocen acciones reparadoras en este caso.

El escritor argentino Jorge Bocannera en su texto poético “Universo” reflexiona:

“El domador que mete su cabeza dentro de la boca

del león, ¿qué busca?

¿La lástima del público?

¿Que tenga lástima el león?

¿Busca su propia lástima?”

Y de inmediato se pregunta:

“Y el público, ¿está loco? ¿por qué aplaude?”

En tanto el público continúe aplaudiendo frenético ante la muerte, mientras siga sintiéndose empoderado para insultar, ofender y excluir simbólica y físicamente, esta sociedad continuará requiriendo una intervención urgente en su acuerdo social. Hoy más que nunca es necesario un nuevo contrato incluyente y respetuoso de las diferencias. Es impostergable.

De presuntas verdades y medias mentiras “verdaderas”

Rogelio Cedeño Castro, sociólogo y escritor costarricense

La facilidad con que algunas gentes –más numerosas de lo que solemos sospechar- opinan de toda clase de temas o asuntos complejos, muchas veces sin tener la menor idea precisa acerca de su especificidad, ni la más elemental información que tenga, al menos algunos rasgos de verdad o verisimilitud, es tan antigua como el ser humano mismo y su existencia planetaria.

En cambio la irrupción, en este cambio de siglo, de las así llamadas “redes sociales”, y de las tecnologías digitales que han venido a trastrocar la escena histórica, nos han conducido también al angustioso dilema de que ese tipo de opiniones, que eran incluso tenidas como “vergonzosas”, o quedaban reducidas a ciertos ámbitos de la vida cotidiana, como la sobremesa o la cantina donde cualquier hijo de vecino expresa sus emociones, sin comedimiento alguno, en tiempos históricos no tan lejanos, mientras que ahora en el presente continuo a la manera anglosajona, dentro del que tendemos a pensar, de una manera casi inconsciente, se han propagado o extendido, dentro de los términos de unas escalas exponenciales e incluso logarítmicas, de tal manera que además de producirnos vértigo la cantidad de presunta información que recibimos, lo que ha llevado a muchas gentes a pensar o a decir de que no es necesaria la rigurosidad en el pensamiento, ni tampoco el empleo correcto del lenguaje. De ahí la oleada de primitivismo y de cierta “barbarie” manifiestas que nos inundan y asfixian, además de que es inútil debatir o pretender hacerlo con gentes que ni siquiera razonan. Sólo nos falta gruñir, nos recordaba el periodista y escritor Carlos Morales Castro, en un artículo aparecido en este diario digital, hace apenas unos meses.

Estamos en una era en la que una suerte de totalitarismo se ha venido extendiendo desde eso que algunos suelen llamar todavía “la sociedad civil”, más parecida a un rebaño que a una sociedad de seres políticos (Aristóteles, dixit) y con mucho poco de civil o civilizado, el buen sentido de esos términos. Se expresa como intolerancia en muchos órdenes o ámbitos de la vida social, la que va desde pretender obligarnos a todos, so pena de sufrir una especie de linchamiento social, a asumir o aceptar una significación única (al parecer verdadera) para determinado término o expresión, a pesar de que su sola enunciación haga evidente su naturaleza más bien polisémica. En otros momentos o espacios de la contemporaneidad nos encontramos con la censura abierta hacia las obras de grandes autores de la literatura estadounidense o anglosajona en general, tal y lo como lo evidencia el retrógrado y ultraderechista gobernador de La Florida, Ron De Santis, en las escuelas de ese estado “porque supuestamente ofrecen ideas para analizar críticamente el racismo, la desigualdad y la discriminación en todas sus manifestaciones. Según De Santis esos libros representan la ideología “woke”, ahora supuestamente asociada con las ideas de izquierda” (Montserrat Sagot).

Es así como los jóvenes del estado donde el español Ponce de León buscara sin éxito, durante el siglo XVI, la mítica fuente de la eterna juventud, se encuentran con el engendro totalitario (por arte del paternalista hitlercillo De Santis) que les impedirá acercarse a la obra del maestro californiano John Steinbeck con sus Uvas de la Ira, a la tierna narrativa a la estadounidense afro Toni Morrison, fallecida hace un par de años, o a la de Haper Lee y su novela Matar a un ruiseñor o al inovidable Mark Twain, maestro de maestros y sus Aventuras de Huckleberry Finn que marcaron los límites entre mi infancia y mi ahora también lejana juventud…como el tema toma ribetes orwellianos, no faltaba más, la prohibición de la profética novela “1984” vino a coronar la cereza del pastel.

Los fascistas ucranianos de Zelenski no conformes con sus limpiezas étnicas dirigidas al segmento rusoparlante de su población y más afín a su historia común con la vecina Rusia, no sólo prohíben las obras clásicas de los maestros de la literatura rusa, tales como León Tolstoi, Anton Chejov, Fiodor Dostoiewski o Leonidas Andreiv, sino que expurgan sus bibliotecas de textos en ruso. Estamos en una nueva era totalitaria: la que nos anunció hace setenta años el inglés George Orwell, con su abrumadora lucidez no exenta de sobriedad.

En una especie de simultaneidad en el transcurrir de eso que llamamos “el devenir histórico” o la singularidad del tiempo como duración, notamos que la complejidad de los estudios históricos y sociológicos se torna, cada día más manifiesta a nuestra mirada, a pesar de las notorias diferencias entre ambas disciplinas de las ciencias sociales. No los recuerdan con insistencia en sus libros y en sus alocuciones el gran maestro de la sociología francesa, Edgard Morin, ya centenario pero siempre lúcido, pero también nuestras propias observaciones del transcurrir sociopolítico y cultural, en este tumultuoso, absurdo, inextricable e indescifrable cambio de siglo, en el que ni siquiera logramos distinguir lo real de lo ficticio, a pesar de nuestras inútiles tentativas.

Entrarle de lleno a la evasión fiscal: Una bronca que Rodrigo Chaves no se quiere comer

Luis Fernando Astorga Gatjens

Sin duda que hay broncas que el Presidente Rodrigo Chaves no se quiere comer. Ya hay varias y en el futuro, con certeza, vendrán más. Porque no es lo mismo enunciarlas en campaña electoral o en los primeros cien días de su gobierno, (que han sido una prolongación de su campaña electoral, en múltiples aspectos), que convertirlas en decisiones y acciones de gobierno.

Cuando Chaves Robles al despedirse del cargo como efímero Ministro Hacienda de la administración anterior, expresó mediante una carta, que “mantengo las banderas que enarbolé cuando asumí el Ministerio, es decir un compromiso genuino con la lucha contra la evasión fiscal, el comercio ilícito, la corrupción y en favor de la responsabilidad fiscal. Sin duda, estas son áreas que tocan intereses y sensibilidades profundas”.

Asimismo cuando todavía era el candidato presidencial del Partido Progreso Social Democrático (PPSD), en disputa verbal con Carlos Alvarado, expresó: «¿por qué no ha luchado por eliminar destinos específicos, regalos de las parafiscales, las exoneraciones a los grupos poderosos y reducir la evasión fiscal que nos cuesta casi $5 mil millones al año…».

Desde luego, eran otros tiempos. Tanto en el balance de sus primeros cien días como en los anuncios programáticos de medidas que impulsará, no apareció en ningún momento el compromiso de luchar contra la evasión fiscal, la elusión y el contrabando, que hace que el fisco deje de percibir más de cinco mil millones de dólares al año. Es decir, un monto similar a tres veces el préstamo solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como se puede apreciar, estas fuentes relacionadas con el no-pago de impuestos, son a las que el país debe acudir para obtener recursos que ayuden a paliar la deuda pública y afrontar el impostergable impulso de iniciativas que formen parte de la reactivación económica y social.

El Presidente Chaves mostrando un estilo belicoso y efectista ha logrado un respaldo popular bastante significativo. Según una encuesta de OPOL (sospechosa de sesgo) este apoyo alcanzó una cifra del 91, 5 %. mientras un estudio más confiable del Centro de Investigación Observatorio del Desarrollo (CIOdD) de la Universidad de Costa Rica (UCR), concluyó que siete de cada 10 costarricenses califica la labor del presidente Chaves como “buena” o “muy buena” al cumplirse dos meses y medio desde el inicio de su gobierno. No obstante que han aparecido otros estudios que bajan tal porcentaje, es indudable que Chaves y su gobierno, han arrancado con un respaldo significativo de la población.

El estilo «ejecutivo», práctico, confrontativo y hasta calculadamente chabacano que ha exhibido hasta el presente, el Presidente Chaves, al mismo que le acompaña una intensa campaña para promover el respaldo popular (haciendo uso eficiente de redes sociales), le ha traído buenos frutos políticos.

Cuando todavía no se disipa la “luna de miel” con la población, este sería un buen momento para anunciar medidas orientadas a recaudar recursos tocando los privilegios de las élites económicas y los grupos poderosos, que han evadido y eludido el pago de impuestos.

Ya ha tenido enfrentamientos con representantes de esas élites. Un caso concreto es el protagonizado con el “Grupo Nación”, relacionado con las restricciones al uso del Parque Viva. Pero hasta ahora, más parece una vendetta («una sacada de clavo») que una diferencia sustantiva en la visión económica y política de lo que debe hacerse en el país.

Mal que bien, está claro que tanto a estas élites privilegiadas como al Gobierno de Chaves les unen diagnósticos y soluciones, enmarcadas dentro de la doctrina neoliberal que ha imperado en las últimas administraciones, desde el decenio de los años ochenta del siglo anterior.

Prueba de ello es que cuando se busca reducir el monto de la deuda pública, el Presidente Chaves proponga como solución la venta de activos del Estado. Lo que más «ruido» ha generado del todo lo anunciado por el Presidente el 16 de agosto, ha sido su propósito de vender el Banco de Costa Rica, el BICSA y casi la mitad del Instituto Nacional de Seguros (INS). Es seguro que como reacción inmediata algunos representantes de esos grupos poderosos de los que ha hablado Chaves, ya se frotan las manos por los pingües negocios que harían con las eventuales compras de tales activos. Mal negocio para el país; magnífico para quienes han venido esquilmándolo.

Con el respaldo con que cuenta en el presente el gobierno, el Presidente Chaves podría impulsar medidas más audaces y justas, para mejorar la situación económica y fiscal del país, pero algunas de ellas (como iniciativas radicales contra la evasión fiscal) habrían de tocar «intereses y sensibilidades profundas». Entonces ha preferido un camino que, en muchos aspectos, es bien visto por esas élites y cuenta con su bendición y aquiescencia. Al fin y al cabo, en materia de orientaciones neoliberales son coyotes de la misma loma.

También haciéndose eco de ese respaldo social inicial, el Presidente Chaves podría impulsar un proyecto de valor social dirigido a luchar contra la pobreza y desigualdad que afecta a sectores mayoritarios de la población nacional, pero no lo ha hecho. Sigue anunciando medidas para bajar el costo de la vida, cuyos dudosos resultados podrían concretarse en varios meses y estarían muy lejos de lo que se espera en impacto real significativo. Está claro que el enorme deterioro de nuestro Estado Social de Derecho no forma parte de las preocupaciones de Chaves y su gobierno.

Este respaldo de hoy caerá inevitablemente en los próximos meses. Mientras más se aleje de este momento de anuncios esperanzadores y efectistas, el respaldo social –a pesar de campañas en redes sociales (con la legión de troles incluidos) –, empezará a difumarse y debilitarse. El límite de esta caída de esperanzas perdidas, lo fijará el estómago de amplios sectores sociales y poblacionales.

La vertiginosa inflación, generada tanto por causas internacionales como internas, hará que el elevado costo de la vida acabe por impacientar a miles de hogares cuando la desesperación y el hambre, toque sus puertas. Entonces es muy probable que la bronca que no quiso comerse el Presidente Chaves con estas élites avariciosas, tendrá que comérsela con un pueblo en las calles, al que se le habrá acabado la paciencia.

(20 de agosto, 2022)

UCR: Las redes sociales son escenarios de violencia contra las mujeres que participan en política

Investigación UCR consultó a 18 mujeres vinculadas de manera activa a Municipalidades, el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa con el propósito de conocer sus experiencias respecto a manifestaciones de violencia simbólica y en redes sociales. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

La legislación existente en Costa Rica no detiene la violencia política contra las mujeres

El aumento de la participación de las mujeres en la política nacional promueve las manifestaciones de violencia y discriminación en redes sociales, así lo determinó una investigación desarrollada por la M.Sc. Yanet Martínez, Directora del Centro de Investigación en Comunicación (CICOM) de la Universidad de Costa Rica (UCR). 

El estudio forma parte del Tercer Informe del Estado de la Libertad de Expresión en Costa Rica  que publicó recientemente el Programa de Libertad de Expresión, Derecho a la Información y Opinión Pública (PROLEDI) junto al CICOM.

En 2018, por primera vez en la historia de Costa Rica, la Asamblea Legislativa alcanzó el mayor número de diputadas en la historia del país. Aunque esto representa un hito y fue un logro político importante, también fue el año en que tuvimos un aumento de la violencia política contra las mujeres”, expresó Martínez.

Los resultados de esta investigación se derivan de 18 entrevistas a mujeres vinculadas de manera activa a Municipalidades, el Poder Ejecutivo y la Asamblea Legislativa en el período entre 2014-2022; con el propósito de conocer sus experiencias respecto a manifestaciones de violencia simbólica y en redes sociales.

Entre los criterios de selección de las mujeres entrevistadas, se buscó a aquellas con  participación en la función política en los últimos ocho años y que fueran provenientes de diversos partidos políticos y posturas ideológicas, para lograr un equilibrio en los resultados por analizar.

La violencia política en Costa Rica se tipificó en la Ley para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en política, aprobada por la Asamblea Legislativa, en el 2021. Esta normativa contempla el acoso u hostigamiento, la violencia física, psicológica, emocional, sexual, patrimonial y simbólica, como medio de protección a las mujeres en el escenario político.

“La existencia de esta legislación no asegura su cumplimiento ni la erradicación de las manifestaciones de violencia contra las mujeres en política, ya sea de tipo simbólica, mediática o en redes sociales”, expresó Yanet Martínez.

La académica agregó que “Cada avance es resultado de la lucha colectiva, en este caso de la mujeres y de personas aliadas, pero una vez lograda la normativa no se acaba la historia ahí, sino que debemos trabajar el tema educativo, cultural, entre otras dimensiones”.

Yanet Martínez Toledo, directora e investigadora en temas de género del Centro de Investigación en Comunicación (CICOM). Foto: Laura Rodríguez Rodríguez, UCR.

La violencia política trasciende al espacio digital

La investigación determinó que las redes redes sociales se han convertido en uno de los principales espacios donde se manifiesta la violencia contra las mujeres vinculadas a la función pública, como lo es el caso de las entrevistadas más jóvenes, quienes experimentaron la utilización de fotografías de sus perfiles privados para desacreditar su labor política.

Según detalla el estudio, las manifestaciones de violencia contra las mujeres en espacios digitales forman parte de una cultura de discriminación hacia esta población en el espacio público. Existe un círculo de violencia  en el que se conjugan expresiones en espacios presenciales y digitales; siendo entornos donde se presentan de manera directa la violencia de género y un ataque al ejercicio político de las mujeres, como medios para transgredir la ideología y a las opiniones de las mujeres y sus cuerpos.

Martínez aseguró que “las mujeres vivimos en contextos de violencia y violencia simbólica, que puede pasar por el acoso, pero en las redes sociales pasa por otras formas de acoso y hostigamiento. Cuando eres una mujer en política estás entrando en un territorio que tradicionalmente ha sido masculinizado, que es un espacio donde está naturalizado la violencia contra las mujeres”.

Respecto al uso político de redes sociales, las mujeres entrevistadas reportan las expresiones de violencia y hostigamiento a través de diversas plataformas. Se determinó que 17 de las 18 entrevistadas han experimentado manifestaciones de violencia siendo usuarias de Facebook; 11 como usuarias de Instagram y 7 a través de la plataforma de Twitter.

“En los mensajes privados es donde a veces pasa de todo. Uno dice: no puede ser que alguien en sus cinco sentidos llegue a estas cosas. Pero de ahí en fuera tratamos de manejar todo con cautela, con mucha prudencia. Y respirando un poco, porque sí a veces uno desea contestar muchas cosas, pero sabe que no debe o no puede hacerlo”, declaró una diputada del PLN-Alajuela (2018-2022).

Algunas entrevistadas optaron por un uso limitado de sus redes sociales, como forma de autocuidado, velando por su propia salud mental y obviando de cierta forma las manifestaciones de violencia suscitadas por su función política.

La investigadora afirma que la totalidad de las mujeres entrevistadas han vivido violencia política de manera directa, o al menos conocen a una mujer que lo haya experimentado. Sin embargo, también se ha determinado que en algunas ocasiones no se reconoce la violencia y por tanto, se omite haberla experimentado.

El estudio contempló una serie de medidas para mitigar las expresiones de violencia contra las mujeres entrevistadas mediante diversos esfuerzos de sus equipos de comunicación, a fin de identificar los comentarios con contenido de odio, el establecimiento de diálogos y publicaciones que apelen a la conciencia de la población sobre este tipo de contenidos.

En Costa Rica existen entidades que desarrollan acciones de incidencia para promover la participación política de las mujeres libre de violencia y discriminación, como son la Red de Mujeres Municipalistas (RECOMM) y  el Foro de Mujeres Políticas por Costa Rica. Estas instancias contemplan la investigación como estrategias colectivas para el fortalecimiento de las alianzas entre mujeres que incursionan en política.

El Programa de Libertad de Expresión, Derecho a la Información y Opinión Pública (PROLEDI) también es un espacio para el abordaje y visibilización de las problemáticas que inciden en la participación política de género y la libertad de expresión en una sociedad democrática como Costa Rica.

Para la coordinadora del PROLEDI, la M.Sc. Giselle Boza Solano, el estudio abordado propicia el debate político y académico para el fortalecimiento de la libertad de expresión y la participación política de las mujeres libre de violencia y discriminación en diversos escenarios.

“La investigación contribuye hacia una apertura del plano académico, el fortalecimiento de los usos políticos de las redes sociales, así como en la construcción de una ciudadanía política que ayude a afrontar las manifestaciones de violencia política, mediática y en redes sociales”, expresó Boza.

 

Gustavo Martínez Solís,
Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información, UCR.

“DESENREDAR” EL ODIO

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Bien se sabe que una bandera, un himno, son dispositivos que apelan a una identidad, una comunidad, un colectivo.

En el primer caso, es tan significativa la importancia que se le atribuye, que ha dado lugar a gestas simbólicas como el distintivo creado por el Comité Olímpico Internacional para abrigar las representaciones de personas refugiadas participantes en las dos ultimas ediciones de los Juegos Olímpicos.

Pero también la bandera como símbolo ha sido útil para mostrar amor y afecto aún contra aquello que ha hecho daño. Esto lo saben bien las personas centroamericanas en contextos de movilidad, que han partido en procesos colectivos en los últimos años y han caminado por carreteras y fronteras regionales tratando de llegar a destino final, particularmente Estados Unidos.

Las imágenes de personas caminantes enfundadas en la bandera de un país que un día ya nos les brindó protección, igualdad, seguridad, son quizá la mayor paradoja de los procesos identitarios modernos, pandémicos, distópicos que nos ha tocado vivir.

Sin embargo, cuando una insignia genera reacciones, la mayor de las veces negativas, quiere decir que su significado va más allá de la representación que se otorga.

Sucedió no más terminado el partido de la final de fútbol mayor en la categoría femenina costarricense. Las fotografías de algunas jugadoras del equipo campeón, Liga Deportiva Alajuelense, celebrando a más no poder y haciéndose acompañar de la bandera de la diversidad, generaron cientos de comentarios, muchos de ellos negativos y contrarios a la preferencia sexual de las jugadoras.

Son estos discursos los que requieren ser de alguna forma transformados para vivir en sociedades más justas e igualitarias. Recientemente fue presentado un estudio sobre contenidos de odio en redes sociales para el caso costarricense, en el que se informaba de forma preocupante como éstos han aumentado exponencialmente en el último año.

Realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Centro de Investigaciones en Comunicación (UCR) y la firma especializada en estudios sobre redes sociales COES, señala justamente que los tres principales temas objeto de discriminación en redes son la política, la orientación sexual y el género.

Este no es un tema menor en una sociedad cuya cohesión horizontal pareciera haberse agotado y en la que estaríamos próximos a presenciar no solamente hechos simbólicos sino también los relacionados con la violencia física.

Estamos a tiempo. Tal vez lo primero que nos toque hacer sea desenredar esa estructura de sentido que hace que un día sí y otro también insultemos al otro y la otra por su práctica política, su identidad o preferencia de vida.

Una bandera sigue siendo un dispositivo con el que muchos y muchas se acercan al amor y lo reivindican. Los que se van, las que se aman, quienes se anclan a una esperanza. Abracémonos en su significado, en lo que nos mueve como seres humanos. Que no sea el odio aquella práctica que nos gane la partida.