Ir al contenido principal

Etiqueta: salud mental

Danza Universitaria continúa cerca de la gente

Por medio de talleres virtuales

Aunque sea de manera virtual, Danza Universitaria no ha dejado de estar presente en las distintas comunidades del país y desde marzo ha desarrollado una serie de espacios para diversos públicos, con el fin de continuar con su labor en el área de acción social y adaptar su trabajo a las circunstancias actuales.

Estos espacios de intercambio y capacitación surgieron como respuesta a la necesidad de mantener los talleres y actividades que realiza la compañía y ampliarlos a otros públicos.

Es así que surgieron diversos proyectos virtuales, enmarcados dentro de la iniciativa Comunidades en Línea con Danza U, como Bailemos de larguito, a cargo de Minor Gutiérrez, que inició como una colaboración con la Municipalidad de Montes de Oca para impartir clases de bailes populares a la población del cantón. No obstante, más adelante se abrió para personas de cualquier rincón del país.

Según comentó Gutiérrez, este espacio, más que una clase de baile, tiene como objetivo mantener a las personas en movimiento, socializar y colaborar con la salud mental.

“El baile es una excusa para que nos movamos, para que hagamos ejercicio. Es salud mental para alejarnos un poco de toda la situación, dedicarnos a nosotros, concentrarnos en el baile, en la música, en los demás compañeros”.

Las clases se imparten por medio de la plataforma Zoom los lunes y jueves a las 5:30 de la tarde, e incluye ritmos como bolero, salsa, cumbia, merengue, paso doble y mambo, entre otros.

Para Gutiérrez esta ha sido una experiencia que le ha gustado mucho, pues significa un reto en la forma de enseñar, así como el aprendizaje tecnológico y técnico que implica. Además es una modalidad que podría mantenerse aún después de la pandemia.

Otro de los talleres que se está llevando a cabo es el de Acondicionamiento físico integral, que está dirigido a bailarines y bailarinas profesionales.

Karen Elizondo es la facilitadora y ella manifestó que el objetivo de este curso es mantener el nivel físico de los profesionales de la Danza que han tenido que dejar su entrenamiento habitual por la cancelación de espectáculos y otras actividades. En este sentido, las clases están orientadas a mejorar la fuerza y aumentar la resistencia muscular.

El curso está adapatado a un espacio pequeño y al uso de materiales caseros. Para Elizondo la experiencia ha sido de mucho valor, pues ella no había incursionado en cursos en línea y esto le ha permitido, a parte de conocer mejor la herramienta, preparar las clases desde otras perspectivas para que quienes asisten puedan seguir de manera correcta los ejercicios que se realizan.

Por su parte, Adriana Cuellar, bailarina que está participando de este taller, agradeció a Danza Universitaria que haya abierto este espacio, pues le ha permitido mantener de alguna manera el movimiento y ejercicio que necesita cualquier bailarín, además indicó que el profesionalismo y la dedicación de la profesora son puntos que han hecho las lecciones muy satisfactorias.

Las clases se imparten los lunes y jueves a las 7 de la noche.

Una de las características que han tenido tanto el curso de Bailemos de larguito como el de Acondicionamiento físico es que han contado con la participación de personas en el extranjero.

Para los adultos mayores se desarrollaron los talleres de Movimiento Creativo y Estabilidad en Movimiento a cargo de Gloriana Retana.

El primero está dirigido a personas entre 50 y 80 años con el propósito de mejorar la calidad de vida y salud de esta población, asi como el disfrute de los movimientos del cuerpo y para despejar la mente.

Mientras que el otro taller es para personas mayores de 80 años y surgió pues Retana pensó en su abuela y en cómo mantenerla activa a raíz de la pandemia. El objetivo de estas clases se centra en mantener la energía, la movilidad articular y el buen dormir de las personas. Para realizar estas lecciones se necesita una silla y la persona debe contar con alguien que le ayude tanto para realizar los movimientos, como para el uso de la tecnología.

“Para mí esta experiencia ha sido un regalo absoluto porque es la manera de colaborar desde tu campo artístico. Ha implicado reinventarme yo desde el movimiento, en la sensación, conciencia corporal y el disfrute a partir de cosas mas simples. Me ha dado la oportunidad de trabajar con una población que siempre había querido y ha sido muy satisfactorio el resultado y la importancia de ese ratito a la semana para poder ayudar a otra gente”, destacó Retana.

Para más información se puede ingresar a la página de Facebook de Danza Universitaria o comunicarse al teléfono 2511-5579.

 

Foto: Bajo la iniciativa del proyecto Comunidades en Línea con Danza U, la compañía se ha mantenido activa realizando diversos talleres virtuales para distintos públicos (imagen con fines ilustrativos). Foto: Anel Kenjekeeva.

Andrea Marín Castro
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

Impacto del COVID 19: en lo socioeconómico, violencia y en la salud mental de las mujeres trabajadoras

El Sindicato Nacional de Periodistas, en conjunto con las secretarías de género de la Confederación de Trabajadores Rerum Novarum, le invita al II Foro Virtual Nacional: “Impacto del COVID 19: en lo socioeconómico, violencia y en la salud mental de las mujeres trabajadoras”, a realizarse el jueves 20 de agosto del presente año a partir de las 8:45 a.m.

Se contará con la participación de las expositoras:
-M.S.c. Ana Rosa Ruiz, representante de la Oficina de Equidad de Género del TEC, con el tema: Impacto Económico de la crisis del COVID-19 en las Mujeres.
-Licda. Nury Sánchez, Representante del Consejo de Salud Ocupacional del MTSS, con el tema: El Impacto Psicosocial, y la Violencia de la mujer en la crisis del COVID-19.

Debe confirmar asistencia a correo sindicatoperiodistascr@gmail.com para recibir el enlace para el foro.

UCR: Estudio sobre la salud mental del personal sanitario será realizado por universidades públicas

El saldo negativo que dejará el nuevo coronavirus en la salud mental de la humanidad preocupa a los expertos. El personal sanitario es uno de los grupos más susceptibles de sufrir las consecuencias y, por eso, en Costa Rica se estudiará su condición emocional

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y las Naciones Unidas, se debe prestar mayor atención a la salud mental durante la pandemia y después de esta, porque los efectos los vamos a ver por muchos meses y años. Foto: Miriet Ábrego, Semanario Universidad.

La atención de pacientes con COVID-19 recae principalmente sobre las espaldas de profesionales en medicina, enfermería, microbiología y otros, así como en personal técnico y administrativo. Este grupo tiene a diario jornadas intensas para resguardar la salud de las personas contagiadas por el coronavirus.

Estos funcionarios se ven sometidos a múltiples presiones psicosociales de manera permanente e, incluso, al riesgo de infectarse y de poner en peligro su vida y la de sus seres queridos.

Además, el miedo, la angustia, la incertidumbre y el encerramiento, tras varios meses de haber iniciado la pandemia, son circunstancias que tienen un impacto social, pues han cambiado por completo nuestras formas de vida.

Al calor de la pandemia, las acciones de los Gobiernos y las instituciones se centran sobre todo en el cuidado de la salud física. Como resultado, la salud mental no es una prioridad y pasa a un segundo plano, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) insiste en que la salud es un estado integral, que comprende al ser humano en todas sus facetas.

En mayo pasado, esta organización alertó sobre las consecuencias del nuevo coronavirus en la salud mental, a corto y largo plazo, especialmente entre el personal sanitario y de primera respuesta, debido al posible aumento de trastornos y de suicidios.

En este contexto, en Costa Rica, surge una iniciativa interinstitucional para tomar acciones inmediatas, a partir del análisis de los efectos psicosociales en la salud física y mental del personal de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que se encuentra en la primera línea de atención de la pandemia por el COVID-19.

El estudio será efectuado por la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Nacional (UNA), con la colaboración de la CCSS y el Ministerio de Salud. Actualmente, se está a la espera del visto bueno del Consejo Nacional de Investigación en Salud (Conis) para aplicar el proyecto.

De acuerdo con Henriette Raventós Vorst, Vanessa Smith Castro y Raúl Ortega Montero, investigadores a cargo del análisis, se ha observado que entre un 20 % y 30 % del personal sanitario, directamente involucrado en la atención y cuidado de los pacientes, sufre alguna consecuencia en su salud psicológica.

Una evaluación efectuada en Canadá a trabajadores sanitarios en medio de la pandemia reveló que casi la mitad de ellos (47 %) declaró necesitar apoyo psicológico; mientras que en China un 50 % sufría depresión, un 45 % ansiedad y un 34 % insomnio.

“A largo plazo, los efectos en la salud mental van a ser muchos y todas las acciones que hagamos ya con estas personas, que están trabajando en primera línea, son muy importantes”, destacó Vanessa Smith, científica social del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la UCR.

El personal sanitario es uno de los grupos más vulnerables de la población a los efectos psicosociales de la pandemia, pues está sometido de manera permanente al estrés y al temor de ser contagiado. Foto: Miriet Ábrego, Semanario Universidad.

Esta misma preocupación fue expresada por la directora del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, Dévora Kestel, quien advirtió en una conferencia de prensa que es probable que se dé «un aumento a largo plazo del número y la severidad de los problemas de salud mental», debido al «sufrimiento inmenso de cientos de millones de personas».

Entre los grupos de mayor riesgo, están el personal sanitario y de primera respuesta (por la ansiedad y estrés que están viviendo); niños, niñas, y adolescentes; mujeres en peligro de violencia doméstica; adultos mayores; personas con condiciones mentales preexistentes u otras enfermedades.

Capacidad sobrepasada

En Costa Rica, el trabajo interinstitucional sobre salud mental se inició desde marzo pasado, por medio de la mesa técnica operativa en salud mental y apoyo psicosocial. En esta instancia participan el Ministerio de Salud, la CCSS, la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) y las universidades públicas, entre otras instituciones.

Raúl Ortega, psicólogo de la UNA, aseguró que en estos meses de pandemia se han efectuado una gran cantidad de labores, desde tomar los lineamientos de la OMS y adaptarlos a Costa Rica, hasta examinar cómo llevar las acciones de salud mental al ámbito comunitario.

“Esta emergencia es única. Llevamos varios meses en ella y no sabemos cuándo va a terminar. Estamos, simultáneamente, atendiendo el impacto y la consecuencia de la crisis”, subrayó.

Según el investigador, todas las personas tenemos un rol que cumplir para proteger nuestra salud mental y la de la comunidad. Sin embargo, “en este momento, todo está sobrepasado, tanto la institucionalidad pública como nuestras propias capacidades de afrontamiento”.

A escala mundial, se ha observado un aumento significativo de síntomas depresivos, ansiedad, comportamientos obsesivos y compulsivos, agresividad e irritabilidad, aseguró la psiquiatra Henriette Raventós, coordinadora del estudio al personal de la CCSS.

“En un conversatorio con psiquiatras de diferentes partes del mundo, ellos expresaron que es muy similar lo que están viendo en sus consultas. Personas que no presentan ningún trastorno mental empiezan a tener sintomatología que es totalmente normal ante una situación de emergencia”, detalló la investigadora del Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM) de la UCR.

El medio digital Infobae reportó que con la pandemia se ha evidenciado que una de cada cuatro personas en el mundo sufre de trastornos mentales, el 40 % de la población está experimentando síntomas leves de ansiedad y el 23 % de depresión como consecuencia del aislamiento social.

Para los especialistas, en una emergencia estas reacciones son normales, pues muestran la capacidad que tenemos las personas de afrontar situaciones críticas que nos ponen al límite de nuestras capacidades.

El estudio interinstitucional, liderado por la UCR y la UNA, para conocer los efectos de la pandemia en la salud mental del personal sanitario de la Caja Costarricense de Seguro Social, cuenta con el aval de esta institución y del Ministerio de Salud. Foto: Miriet Ábrego, Semanario Universidad.

“La situación de emergencia nos pone alerta y el cuerpo se prepara. Pero si esta alerta se sostiene en el tiempo, va desgastando y produce dificultad para dormir, para comer o ganas de comer más, irritabilidad, enojo, frustración, dolor de cabeza o de estómago y preocupación continua”, añadió Ortega.

El estudio

La investigación de la UCR y de la UNA tiene como objetivo indagar sobre las diferentes formas de malestar físico y emocional del personal sanitario de la CCSS involucrado, de forma directa o indirecta, en la atención y contacto con los usuarios.

Se aplicará un cuestionario en línea y se invitará, a través de las jefaturas, a que todos los trabajadores de dicha institución lo respondan, de manera anónima y voluntaria.

Además, se busca que participe todo el personal de hospitales, clínicas, ebáis y demás centros de la red integrada de servicios de la CCSS del país; así como de distintas áreas, por ejemplo, medicina, enfermería, laboratorio, farmacia, limpieza, lavandería, transportes, seguridad y administración.

“A largo plazo, los efectos en la salud mental van a ser muchos y todas las acciones que hagamos ya con estas personas, que están trabajando en primera línea, son muy importantes”. Dra. Vanessa Smith Castro, Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UCR.

El cuestionario fue diseñado por expertos en respuesta psicológica en situaciones de emergencia. Contiene una sección de datos demográficos y de condiciones de vida de los funcionarios, su situación laboral y su vida familiar, explicó Smith.

“Es un cuestionario corto, se responde en 15 minutos y se puede completar desde una computadora o teléfono celular”, indicó la psicóloga de la UCR.

En abril pasado, se efectuó un estudio entre el personal de salud de Estados Unidos, el cual proporcionó datos sobre las principales preocupaciones de esta población. Dicho trabajo constituye un antecedente que sirvió para el diseño de la consulta que se hará en Costa Rica.

Entre los temores identificados, los profesionales mencionaron que no se les reconociera su conocimiento para responder a las necesidades, su salud personal, que no tuvieran acceso a condiciones adecuadas y a equipo para brindar la atención a los pacientes y que no tenían claro si la institución les iba a ayudar en caso de que ellos se infectaran con el coronavirus.

En Costa Rica, “nuestra principal intención es proporcionar información de primera mano basada en evidencia científica sobre cuáles son los principales retos que están enfrentando los funcionarios que laboran en primera línea, para poder apoyar el trabajo de cuidar a los que cuidan”, concluyó Smith.

 

Patricia Blanco Picado
Periodista, Oficina de Divulgación e Información

El mandato de autocuido y la salud mental en contexto de crisis

Mariana Alpízar Guerrero
Psicóloga
Investigadora feminista

En el contexto actual nos encontramos sobre-expuestas (os) a noticias, información, crisis y cifras sin nombre. Leemos sobre salud física, el funcionamiento del virus, proyecciones de posibles escenarios. Obsesiones por encontrar respuestas, alimentadas por un deseo cotidiano de que todo esto acabe pronto.

La necesidad de tomar medidas de distanciamiento, la burbuja social como única seguridad, el temor a ser tocados por el otro, y las estrategias de comunicación perversas que nos dicen constantemente que nuestros seres queridos pueden morir, partiendo de que la empatía sólo se mueve si escenificamos la muerte de nuestras redes cercanas. Todo esto nos tiene en un colapso emocional, colectivo y personal que ni siquiera vimos venir.

La salud, recién ahora, empieza a tomar un matiz distinto, ya no sólo es importante alejar el virus de nuestros seres queridos, también hay que luchar todos los días por no desfallecer mentalmente ante la inminente incertidumbre y todo esto, parece que deberíamos hacerlo en soledad, pues hacerse cargo de la salud mental es un tema “individual”, “personal”, al menos esa es la idea culturalmente aprendida.

Veníamos de un tiempo donde la idea de soledad como sanación estaba tomando una fuerza avasalladora al punto de ser tergiversada y recetada como la pastilla que todo lo cura (sigue siendo así). El “autocuido” se mercantilizó lanzando el mensaje de que, para poder ser “mejores” sólo había que tener voluntad. Sabemos que la salud emocional tiene muchos ingredientes, uno de ellos es, sin duda, la responsabilidad por el cuidado de sí, pero existe un componente colectivo que es sumamente contraproducente eliminar.

La idea capitalista de la salud mental como algo privado y ligado exclusivamente a la terapia psicológica individual, profundiza la desigualdad social, en el tanto sólo un pequeño porcentaje de personas puede acceder de manera sostenida a un proceso de este tipo. Si las personas no tienen dinero para pagar y tienen seguro social, no siempre recibirán un apoyo con la temporalidad requerida, lo cual habla de la importancia de fortalecer un sistema de salud social sin el cual muchas personas ni siquiera podrían ser atendidas en situaciones de emergencia, por ejemplo, ante intentos de suicidio.

Sin embargo, además de la importancia de fortalecer el sistema de salud y aumentar el acceso a los procesos terapéuticos individuales, es necesario conectar estos procesos con la colectividad, no sólo que las personas tengan un apoyo de sus redes más cercanas, sino que se empiece a cuestionar la idea de lo emocional como algo únicamente individual. La salud mental es un tema de interés público y en ese sentido también se trata de algo político.

No sólo es necesario que el Estado intervenga, sino que se construya un concepto de salud mental comunitaria. Entendiendo que sin la comunidad (en el amplio sentido de la palabra), no es posible una sanación que se sostenga en el tiempo. Una persona puede llevar un proceso de años y lograr avances importantes, pero si no cuenta con el apoyo de sus redes, el proceso no se sostenible en el tiempo y la persona puede llegar a depender de la terapia, para poder aguantar la vida cotidiana.

El apoyo, la presencia de la comunidad, la construcción de espacios colectivos, el equilibrio entre el autocuido y el cuido mutuo, son necesarios para construir un concepto de salud mental más integral y conectado con la realidad social que vivimos.

Un ejemplo claro de cómo nos ha afectado la idea del mundo emocional como algo privado y que no corresponde al plano social es cuando le recetamos ir al psicólogo a cada persona que tiene un problema, como si los procesos terapéuticos fueran una solución inmediata, o más aún, como si nos libraran de la responsabilidad vincular. A veces se convierte en una muletilla: “vaya al psicólogo” “vaya a la psicóloga”.

Por una parte el espacio clínico-terapéutico cuenta con una serie de herramientas específicas que aportan al proceso de hacerse cargo de sí (uno de los componentes del proceso inacabable de la sanación), pero este proceso no es un reemplazo del vínculo social, comunitario y de las redes cercanas. No existe salud mental sin responsabilidad emocional-colectiva.

Para ello es necesario que fortalezcamos los espacios comunitarios (aun cuando en este momento la comunidad se viva desde lo virtual), que trabajemos la empatía por el otro (aunque esté fuera de nuestra burbuja), que aprendamos a pedir apoyo y consideremos nuestra salud mental algo tan prioritario como la salud física. Por parte del Estado, es fundamental la apertura de espacios de atención en crisis y, no menos importante, de atención sostenida en procesos psicosociales, donde se involucre a la gente.

En el momento presente se hace indispensable asumir la responsabilidad social de la escucha y el cuido colectivo y que no recaiga sobre la persona lidiar en soledad con sus emociones sino que se trabajen los vínculos recíprocos de apoyo. No es fácil, contrario a que nos plantean los mensajes de “selfcare” que ponen a la salud mental como una cuestión de voluntad y llegan incluso a culpabilizar a las personas que se sienten deprimidas. Tampoco es rápido, requiere de un proceso y (aquí sí aplica), de compromiso colectivo, sin embargo, es en contextos de crisis donde salen a la luz los vacíos que, como sociedad y como sujetos, es necesario atender.

¿Por dónde empezar? No existen recetas, pero un inicio puede ser repensarnos el concepto generalizado de salud mental. Asumir responsabilidades vinculares de escucha recíproca, apoyar en la búsqueda de profesionales en salud mental a personas que así lo requieran, empatizar con las vivencias de los otros sin necesidad de intervenir, acompañar. Limitar la sobre exposición de mensajes, imágenes, informaciones en redes sociales que promuevan la idea de la salud mental como cuestión individual y del autocuido como solución a todas las problemáticas emocionales. Pidiendo apoyo, cuando lo requieran y si solicitarlo les es posible (porque no siempre una persona que necesita apoyo lo puede pedir), estando pendientes de personas cercanas que tienen cambios temperamentales o se ausentan por periodos de tiempo prolongados, compartiendo información sobre servicios de atención en crisis como el 911, o la línea “Aquí estoy” del Colegio de Profesionales en Psicología.

La salud, más que un mandato, es un compromiso que también pasa por lo social.

UCR: Estudiantes avanzados brindan atención clínica psicológica

Proyecto combina docencia, investigación y acción social para promover la salud mental

Desde el año 2004, el proyecto de Acción Social ED-2157 “Centro de Atención Psicológica” ha brindado atención clínica psicológica a personas residentes en Costa Rica, cuyos recursos económicos les impiden acceder a este tipo de servicios de manera privada. Esta atención es brindada por estudiantes avanzados de la carrera de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR), bajo la supervisión de docentes con experiencia el ámbito clínico.

El CAP responde a la necesidad de brindar apoyo en materia de salud mental desde un espacio público y accesible para todas las personas en el cual, se beneficie tanto a la población atendida como al estudiantado.

El trabajo clínico que se desarrolla en el CAP tiene un impacto directo en las personas que reciben el servicio, en la formación de los y las estudiantes que desarrollan habilidades y experiencia en las diferentes actividades de índole clínica, y en la recopilación, sistematización y análisis de la información contenida en los expedientes para la investigación.

“El proyecto tiene un componente importante de acción social al ofrecer un servicio a población que no tiene acceso al mismo. La evaluación que recibimos habitualmente es muy positiva y tiene un componente formativo muy especial, porque queremos que las y los estudiantes hagan una experiencia muy buena de atención clínica, que tengan los elementos materiales y los soportes de supervisión y formación que les permitan un desarrollo muy adecuado de su intervención clínica, todo esto en el marco de un compromiso social” expresó Lucía Molina, coordinadora del proyecto.

Semestralmente se incorporan al CAP aproximadamente 80 estudiantes, por lo que los procesos clínicos implican un número similar de consultantes. Antes de su ingreso al centro, los y las estudiantes son parte de un proceso de capacitación y durante toda su participación cuentan con apoyo especializado de docentes de la Escuela de Psicología.

“A nivel académico, la supervisión que brinda el centro nos hace sentir muy apoyados en un espacio de práctica profesionalizante. Esta es una oportunidad que permite un acercamiento a esta realidad de la psicología clínica donde se pueden poner en práctica las herramientas que hemos aprendido durante el proceso de la carrera”, expresó Paulina Bravo, integrante del CAP.

Para los y las estudiantes estos espacios son fundamentales para su formación académica, pues les permiten sus primeros acercamientos en el ámbito clínico. Además, consideran que es un espacio valioso y necesario de aporte a la sociedad desde la universidad como institución pública.

“Al CAP acuden aquellas personas cuyos recursos económicos no son suficientes para financiar una atención psicológica clínica privada y de calidad. Y creo que ahí radica la importancia del proyecto, de atender a todas estas personas con malestares y con situaciones particulares que requieren y merecen de una escucha y de una elaboración que les permita en la medida de lo posible estar mejor y enfrentarse a su vida cotidiana” comentó Enyell Valerio, estudiante de psicología.

Actualmente, ante la emergencia nacional por COVID-19, el CAP se prepara para brindar espacios psico-educativos desde la virtualidad a población adulta durante el segundo semestre. Las metodologías se encuentran en construcción entre los y las docentes que forman parte del centro y esperan poder seguir brindando espacios para que los y las estudiantes no pierdan esta experiencia al trabajar desde sus hogares.

*Foto: El CAP Busca formar estudiantes que puedan responder desde la intervención clínica psicológica a las necesidades psicosociales de los residentes en Costa Rica, a través de actividades profesionalizantes de calidad y articuladas a la proyección comunitaria. Fotografía tomada del portal de la Escuela de Psicología. Foto: archivo CAP.

Natalia Odio González
Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social

UCR: estudiantes avanzados de psicología brindan atención clínica psicológica en el CAP

Proyecto combina docencia, investigación y acción social para promover la salud mental

El CAP Busca formar estudiantes que puedan responder desde la intervención clínica psicológica a las necesidades psicosociales de los residentes en Costa Rica, a través de actividades profesionalizantes de calidad y articuladas a la proyección comunitaria. Fotografía tomada del portal de la Escuela de Psicología.

Desde el año 2004, el proyecto de Acción Social ED-2157 “Centro de Atención Psicológica” ha brindado atención clínica psicológica a personas residentes en Costa Rica, cuyos recursos económicos les impiden acceder a este tipo de servicios de manera privada. Esta atención es brindada por estudiantes avanzados de la carrera de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR), bajo la supervisión de docentes con experiencia el ámbito clínico.

El CAP responde a la necesidad de brindar apoyo en materia de salud mental desde un espacio público y accesible para todas las personas en el cual, se beneficie tanto a la población atendida como al estudiantado.

El trabajo clínico que se desarrolla en el CAP tiene un impacto directo en las personas que reciben el servicio, en la formación de los y las estudiantes que desarrollan habilidades y experiencia en las diferentes actividades de índole clínica, y en la recopilación, sistematización y análisis de la información contenida en los expedientes para la investigación.

“El proyecto tiene un componente importante de acción social al ofrecer un servicio a población que no tiene acceso al mismo. La evaluación que recibimos habitualmente es muy positiva y tiene un componente formativo muy especial, porque queremos que las y los estudiantes hagan una experiencia muy buena de atención clínica, que tengan los elementos materiales y los soportes de supervisión y formación que les permitan un desarrollo muy adecuado de su intervención clínica, todo esto en el marco de un compromiso social” expresó Lucía Molina, coordinadora del proyecto.

Semestralmente se incorporan al CAP aproximadamente 80 estudiantes, por lo que los procesos clínicos implican un número similar de consultantes. Antes de su ingreso al centro, los y las estudiantes son parte de un proceso de capacitación y durante toda su participación cuentan con apoyo especializado de docentes de la Escuela de Psicología.

“A nivel académico, la supervisión que brinda el centro nos hace sentir muy apoyados en un espacio de práctica profesionalizante. Esta es una oportunidad que permite un acercamiento a esta realidad de la psicología clínica donde se pueden poner en práctica las herramientas que hemos aprendido durante el proceso de la carrera”, expresó Paulina Bravo, integrante del CAP.

Para los y las estudiantes estos espacios son fundamentales para su formación académica, pues les permiten sus primeros acercamientos en el ámbito clínico. Además, consideran que es un espacio valioso y necesario de aporte a la sociedad desde la universidad como institución pública.

“Al CAP acuden aquellas personas cuyos recursos económicos no son suficientes para financiar una atención psicológica clínica privada y de calidad. Y creo que ahí radica la importancia del proyecto, de atender a todas estas personas con malestares y con situaciones particulares que requieren y merecen de una escucha y de una elaboración que les permita en la medida de lo posible estar mejor y enfrentarse a su vida cotidiana” comentó Enyell Valerio, estudiante de psicología.

Actualmente, ante la emergencia nacional por COVID-19, el CAP se prepara para brindar espacios psico-educativos desde la virtualidad a población adulta durante el segundo semestre. Las metodologías se encuentran en construcción entre los y las docentes que forman parte del centro y esperan poder seguir brindando espacios para que los y las estudiantes no pierdan esta experiencia al trabajar desde sus hogares.

 

Información de: Natalia Odio González (Unidad de Comunicación Vicerrectoría de Acción Social)

UNA: Propuesta de prevención del suicidio infantil

El jueves 4 de junio de 9 a.m. a 12 m.d., a través de Facebook Live, se transmitirá el conversatorio virtual Propuesta de prevención del suicidio en niños, niñas y adolescentes, organizado por el Ineina y la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la UNA.

Examinar la situación del suicidio en personas menores de edad y discutir alternativas de prevención es el objetivo del conversatorio virtual Propuesta de prevención del suicidio en niños, niñas y adolescentes, que se transmitirá este 4 de junio de 9 a.m. a 12 md., a través de Facebook Live Ineina UNA.

Organizado en conjunto por el Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia, y la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional (UNA), el conversatorio estará a cargo de la Helga Arroyo, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Arroyo coordina el proyecto de acción social Salud Mental comunitaria para la prevención del suicidio en población joven del cantón de Talamanca. Asimismo, ha dirigido el programa Casitas de escucha, orientado también a la prevención del suicidio en personas menores de edad en comunidades en condiciones de vulnerabilidad socieoconómica y cultural.

El conversatorio es co-organizado por el Patronato Nacional de la Infancia (Pani) y la comunidad Epistémica de Niñez y Adolescencia de la UNA, en el marco de la declaratoria de 2020 como año de la UNA por la Salud Mental.

***Mayores detalles con periodista Oficina de Comunicación 8334-4150.

 

Imagen: https://revistavive.com/

Enviado por UNA Comunicación.

Sea parte de SURCOS:
https://surcosdigital.com/suscribirse/

UNA utiliza Facebook y Whatsapp para evitar deserción estudiantil

Trabajadores sociales de la Universidad Nacional implementan una estrategia de acercamiento a estudiantes con el objetivo de aminorar las posibilidades de deserción ante pandemia covid-19.

Con ojos y oídos muy atentos, trabajadores sociales del Departamento de Bienestar Estudiantil de la Universidad Nacional (UNA), escucharon el clamor de los estudiantes, quienes, ante la falta de condiciones adecuadas para rendir académicamente desde la modalidad remota, expresaron sentir ansiedad, depresión, ataques de pánico e incluso ideas suicidas. Muchos estudiantes no cuentan con todas las facilidades tecnológicas y el espacio para estudiar. También hay quienes sufren carencias económicas en sus hogares.

Esto llevó a los especialistas a idear una estrategia de acercamiento con todos los estudiantes para dar un mensaje que favorezca su salud mental y sientan el acompañamiento de la universidad ante la crisis de la covid-19. El objetivo principal es favorecer la permanencia y buscar su bienestar integral.

Nosotros estamos en contacto permanente con los estudiantes y escuchamos sus dificultades para sobrellevar esta crisis. Nos expresan que han sufrido ataques de pánico, ideas suicidas, dificultad para manejar el encierro. Los estudiantes han presentado cambios en sus dinámicas de estudio, en el hogar, y esto ha afectado su salud mental. Esto nos motivó a desarrollar estrategias que favorecen el manejo del estrés y ayudarles a controlar de las emociones”, explicó la trabajadora social del Departamento de Bienestar Estudiantil UNA, Tatiana Roldán.

La campaña “Yo Elijo Bienestar” se desarrolla en las redes sociales de dicho departamento, concretamente en el Facebook: Vida Saludable UNA (https://www.facebook.com/vidasaludableuna), e inició en marzo con mensajes, recomendaciones, infogramas, cápsulas y videos para propiciar el bienestar y la vida saludable.

El trabajador social del Departamento de Bienestar Estudiantil, del programa Vida Saludable UNA, Luis Gustavo Delgado, indicó que los estudiantes también colaboran con videos de diversos temas como: autocuidado, manejo del tiempo o mejora de la postura corporal. La campaña se ha desarrollado por etapas, primero mensajes claves y ahora con webinars.

El Whatsapp también resulta una herramienta muy útil para estar en un contacto cercano con los estudiantes. Ellos mismos divulgan la información entre sus pares, de esta manera los mensajes positivos han ampliado el alcance. El departamento también implementó el uso de Whatsapp para la inscripción a seminarios web, logrando así un alto número de participantes interesados.

 “La etapa siguiente tiene como objetivo dirigirse específicamente a los estudiantes de primer ingreso para evitar la deserción, crear con ellos un vínculo con la universidad y buscar su bienestar. El acercamiento a los estudiantes es indispensable para contribuir a la permanencia en la institución”, comentó Marcela Bagnarello, trabajadora social del Departamento de Bienestar estudiantil UNA. La meta es alcanzar 1000 personas en los webinar dedicados a la población de primer ingreso; estos nuevos seminarios serán en junio.

Bagnarello agregó que “es una necesidad atender la salud mental de los estudiantes, ante la ansiedad, el estrés y la carga académica de las clases remotas. Es importante mantener el vínculo con la universidad y poder canalizar de forma positiva sus emociones ante esta crisis”.

El Consejo Nacional de Rectores (Conare) declaró el 2020: “Año de las universidades públicas por la salud mental”, de ahí que para las universidades públicas es determinante desarrollar estrategias para la promoción de la salud ante la situación actual.

Para más información comuníquese al 8832-2614.

 

Imagen UNA Campaña Yo Elijo Estar Bien.

Enviado por UNA Comunicación.

Sea parte de SURCOS:
https://surcosdigital.com/suscribirse/

Covid-19: UNA colabora en abordaje de salud mental de la población

La solidaridad social y el apoyo mutuo son el mayor valor y el mejor recurso que tenemos los costarricenses para afrontar esta emergencia con nuestras familias y comunidades, afirma Raúl Ortega, representante de la Escuela de Psicología de la UNA en la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, y experto en intervención psicosocial en situaciones de emergencia y desastre.

El nuevo coronavirus representa una emergencia muy particular, con posibles implicaciones hacia los diferentes grupos poblacionales en condición de vulnerabilidad que hay en el país, entre los cuales se encuentra el personal de primera respuesta.

“Si bien es cierto que es posible desarrollar habilidades y recursos para trabajar sin consecuencias significativas en un entorno complejo como una emergencia o un desastre, todas las personas pueden estar expuestas a sentir malestar o a verse impactadas por las experiencias que tienen que abordar estos días, siendo estas consecuencias respuestas normales frente a una situación de alta exigencia emocional, cognitiva y corporal”, afirma el psicólogo Raúl Ortega, de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional (UNA) y representante de esa unidad académica en la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, coordinada por el Ministerio de Salud, durante esta emergencia sanitaria.

Además de participar en la labor estratégica que realiza esta Mesa Técnica de orientar las acciones en materia de salud mental y acompañamiento psicosocial para todo el país, Ortega –por su formación en intervención psicosocial en situaciones de emergencia y desastre- colabora en la coordinación con profesionales de otras instituciones (Ministerio de Salud, CCSS, CNE y UCR, principalmente) para la implementación de la Estrategia de Acompañamiento Psicosocial en grupos en condición de vulnerabilidad, así como la de un equipo que ha establecido los lineamientos para acompañar a profesionales del Ministerio de Salud, de la Línea 1322, y, otras instituciones públicas del país, en el autocuidado y el desarrollo de estrategias para afrontar las demandas de esta emergencia, la cual presenta características diferenciadas frente a situaciones críticas vividas en el pasado en nuestro país.

Posibles consecuencias psicosociales en una emergencia particular

En primer lugar, -destaca Ortega- se trata de una emergencia que ha afectado a todo el territorio nacional y no tiene una temporalidad establecida claramente; es decir, no se sabe exactamente cuándo va a terminar, lo que implica que su atención se mantiene de forma constante.

En el caso de los equipos de primera respuesta, que deben estar funcionando para abordar o reducir los efectos de la covid-19, no solo se exponen al rigor de la emergencia, sino también a jornadas de trabajo que pueden ser sobreextendidas, en las que deben hacer frente a situaciones de alta complejidad.

En segundo lugar, en la actual situación sanitaria, al estado de alerta que habitualmente se activa en una emergencia, se le suma la disminución del descanso y el miedo a contagiarse o ser fuente de contagio para otras personas. “De esta manera, las personas que tienen que salir a trabajar a la calle o estar en contacto con otros, para luego retornar a su casa, pueden sentir esa frustración y ese miedo de forma más significativa”, enfatizó el especialista de la Escuela de Psicología. Asimismo, otras personas pueden responder inapropiadamente por ese miedo, con conductas de odio y rechazo hacia profesionales de la salud o personas sospechosas o contagiadas por COVID-19.

En tercer lugar, es usual que las personas expuestas a las consecuencias de una emergencia o un desastre tengan una sensación de falta de control, la que en este caso puede ser más intensa, debido a la incertidumbre que rodea a la situación del nuevo coronavirus, tanto en el país como en el mundo.

Por último, dada la instrucción de mantener la distancia, en el caso de la covid-19, las personas pueden no disponer de los vínculos interpersonales, que en otras circunstancias, constituirían un recurso de apoyo físico y emocional para hacer frente a las posibles consecuencias de una situación de emergencia.

Frente a estas condiciones de sobrecarga emocional, el acompañamiento psicológico y psicosocial en esta emergencia con características tan particulares, es especialmente importante para facilitar a las personas el afrontamiento de esta situación. Y el equipo, coordinado desde la Mesa Técnica Operativa de Salud Mental y Apoyo Psicosocial, ha llevado adelante esta tarea, que también supone, en este caso, el reto de realizarla a distancia, por medios digitales o por teléfono, a diferencia de otras emergencias, en las cuales éste se hace de forma presencial, individualmente o en pequeños grupos, donde se pueden abordar directamente las necesidades o los efectos de la situación vivida.

Además, el especialista de la Escuela de Psicología considera relevante mencionar que, así como hay factores de riesgo que pueden potenciar los efectos de las situaciones de emergencia en la salud mental de las personas, también existen factores protectores que actúan como moderadores de estos efectos a corto, mediano y largo plazo.

Entre los factores de riesgo, se encuentran las condiciones de género, exclusión o desigualdad en general, que existan para una población o en un territorio particular.

Mientras tanto, entre los factores protectores, destaca el respeto a las diferencias, y, sobretodo, la solidaridad, el apoyo mutuo, como el más importante de los factores protectores. “Este factor es parte de la esencia de la población costarricense en situaciones de emergencia” –subraya el psicólogo Raúl Ortega- “y si bien se vuelve un reto en tiempos de distancia física, se puede seguir dando de muchas formas, estando presentes mediante un mensaje, una llamada, un paquete de arroz…”

“Por tanto” –concluye-, “la solidaridad social y el apoyo mutuo son nuestro mayor valor y el mejor recurso para afrontar esta emergencia con nuestras familias y comunidades”.

***Mayores detalles con periodista Oficina de Comunicación 8334-4150.

 

Sea parte de SURCOS:
https://surcosdigital.com/suscribirse/

UCR: Las universidades públicas declaran el 2020 como año de la salud mental

El Consejo Nacional de Rectores (Conare) declaró el 2020 como «Año de las universidades públicas por la salud mental», pues comprende la importancia de que las universidades estatales —al ser instituciones humanistas y agentes de cambio social— planteen iniciativas que contribuyan a dar respuesta a las diferentes demandas de la salud mental.

El Conare y las universidades estatales articularán sus esfuerzos con el fin de promover la salud mental, prevenir el deterioro psicológico o emocional, desmitificar las enfermedades mentales y propiciar diferentes actividades nacionales e institucionales.

En este contexto, es de gran importancia la acción conjunta y sinérgica de las universidades públicas para generar estrategias transformadoras e integradoras. Esas propuestas deben contribuir a dar una mejor respuesta a las diversas demandas en materia de salud mental mediante el fortalecimiento de la investigación, la acción social y la docencia, así como de las estrategias de intervención recreativas, deportivas, artísticas y servicios de salud que contribuyen con el mejoramiento del bienestar de la comunidad universitaria.

Asimismo, esta declaratoria es un llamado a las comunidades universitarias a que busquen renovadas estrategias de articulación de quehaceres. Esos nuevos métodos deben permitir un mayor avance en el compromiso con la promoción de la salud mental en la comunidad universitaria y nacional, lo cual constituye un aporte al bienestar social, la promoción de la salud integral y la defensa de los derechos humanos.

La Política Nacional de Salud Mental 2012-2021 define la salud mental como el “proceso de bienestar y desempeño personal y colectivo caracterizado por la autorrealización, la autoestima, la autonomía, la capacidad para responder a las demandas de la vida en diversos contextos: familiares, comunitarios, académicos, laborales y disfrutar de la vida en armonía con el ambiente”.

 

Consejo Nacional de Rectores

Información tomada de: http://www.ucr.ac.cr/

Sea parte de SURCOS:

https://surcosdigital.com/suscribirse/