La United World College Costa Rica, o Fundación Colegio del Mundo Unido Costa Rica, organiza para este verano 2021 el programa “360 Sustainabiity Experience: Residencia Inmersiva” en colaboración con Grounded in Motion.
Este programa tiene una duración de 10 días donde se estudiará y harán actividades para buscar un rol de equilibrio entre la persona y la naturaleza. Se va a trabajar la relación con los ecosistemas locales a través de reflexiones, discusiones, actividades grupales y reuniones comunitarias. Así como estudiar la biodiversidad a través de métodos artísticos, científicos, culturales y prácticos.
Esta experiencia será del 2-al 11 deJulio,2021.
Los requisitos para participar:
Cada participante debe de tener 14,15,16o 17 años de edad al inicio y durante el periodo de tiempo del programa.
Los y las participantes deben de sercapacesdecomunicarseenEspañoloInglés.
Todo aplicante debe de proveersunúmerodecédula,identidado
Cualquier persona seleccionada debe de presentarunaautorizacióndeasistenciafirmadaporsusmadres/padresotutoreslegales,paracompletarsuaplicaciónantesdel15de m
Cualquier persona seleccionada debe aceptarlostérminosycondicionesantesdel15de m
Otros detalles:
El costo total del programa es de $2000.
Hay descuentos disponibles de un 10% para nacionales costarricenses, residentes costarricenses y referidos de los Comités Nacionales de UWC. Sólo es posible aplicar un descuento a pesar de que se cumplan otras categorías. Esto cubre el programa educativo completo, todas las comidas (desayuno, almuerzo, cena y 2 meriendas) por 10 días, alojamiento por 9 noches, entradas a parques, granjas y otros materiales necesarios para la finalización adecuada del programa. También se incluye el transporte desde y hacia el aeropuerto SJO/ desde y hacia el campus UWC en Santa Ana, transporte desde y hacia cualquiera de los campus UWC, transporte hacia y desde cualquiera de los otros lugares de interés acordes al programa.
Tiquetes de vuelo (o cualquier otro medio para llegar al lugar del programa), seguros de vida e impuestos de entrada/salida de Costa Rica no se encuentran incluidos.
La esencia del trabajo es integrar prácticas mientras se crean experiencias que reconocen la interdependencia con el mundo natural, conciencia ecológica y las dimensiones emocionales del conocimiento.
Algunos de los lugares de trabajo son: Centro de reciclaje de San Isidro de Heredia, Productores agroecológicos del Zurquí, Plantaciones de Banana y Piña del Caribe, Parques nacionales , Museos locales.
Según UWC Costa Rica, este programa está diseñado y facilitado por un grupo de profesionales multidisciplinarios e internacionales que crean experiencias educativas emocionantes para cada participante, combinando la acción, la reflexión, conocimiento profundo y la aplicación de los aprendizajes en un proyecto de la vida real.
Además, el programa tiene la participación de personas expertas en sustentabilidad para la facilitación del programa, aportando sus conocimientos sobre: biodiversidad, producción de alimentos, agua y océanos, comunidades rurales e indígenas, manejo de desechos (reciclaje, upcycling, reutilización) y bienestar, entre otros.
Para participar debe registrarse aquí. Este registro será la base para tener una idea de sus intereses, habilidades y motivaciones para participar de la experiencia.
Los premios Latinoamérica Verde son uno de los festivales de sostenibilidad más relevantes del mundo, que cada año premia y da visibilidad a los 500 mejores proyectos ambientales de Latinoamérica, convirtiéndose así en la vitrina que dinamiza la economía verde, al exhibir las iniciativas regionales en 10 categorías alineadas con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Las categorías de los premios son: Agua, Bosques y Flora, Biodiversidad y Fauna, Desarrollo Humano, Inclusión Social y Reducción de Desigualdad, Energía, Finanzas Sostenibles, Gestión Urbana, Manejo de Residuos Sólidos, Océanos y Producción y Consumo Responsable.
El proyecto con sello costarricense COVIRENA (COMITÉS DE VIGILANCIA DE LOS RECURSOS NATURALES) logró el puesto 180 en los premios a nivel general y el puesto 10 en la categoría Bosques y Flores. Rebeca Quirós presidenta del proyecto de COVIRENA de Drake en ACOSA (área de conservación de Osa) indicó que ya hay 6 grupos legalmente constituidos de comités de vigilancia de los recursos naturales, en el que trabajan ad honorem más de 70 inspectores ambientales como guardaparques voluntarios.
Los grupos inscritos en este momento son: Puerto Jiménez, Peje Perro, Rancho Quemado, Alto Laguna, Bahía Drake y humedal Diquís. Todos los anteriores cuentan con los carnets que les oficializan como Covirenas y han estado trabajando desde hace seis meses en la labor de prevención, control y protección. Recientemente se está gestando en Drake y Rancho Quemado la implementación de programas de Educación Ambiental y actividades de monitoreo e investigación.
La inscripción del grupo a los premios Latinoamérica Verde fue realizada por la presidenta del proyecto en Drake “no me imaginé que íbamos a quedar dentro de los 500, ni tampoco me imaginé que íbamos a quedar creo, en primer lugar, a nivel nacional, pero bueno, una gran alegría que se nos reconozca un poquito de lo que hacemos”.
Sharon Alfaro y Rebeca Quirós han estado moviendo el proyecto, buscando financiamiento en algunas instituciones del país y creando alianzas con otras organizaciones como Osa Conservación, Namá Conservación, UNED, ICT, Museo Nacional. En este momento se están escribiendo propuestas de financiamiento para Canje de Deuda, la Embajada de Estados Unidos y National Geographic, el equipo se encuentra a la espera de alguna respuesta y así poder tener fondos para seguir con la labor.
Un pilar fundamental en la gestión que realiza COVIRENA ha sido el apoyo económico por parte de Namá Conservación, esta organización ha financiado el pago de pólizas, la compra de camisetas, comida, viáticos, entre otras. Rebeca Quirós destaca la importancia del proyecto y las dificultades que afronta por la cacería de chancho de monte, por lo que se han extendido las jornadas de patrullaje para velar por la seguridad de estos animales que actualmente se encuentran en peligro de extinción.
Para conocer más de la organización y las actividades que realiza puede dar click aquí, lo remitirá al perfil de Facebook de Covirenas de ACOSA.
La minería será una fuente de riqueza para el país, lo que necesitamos para salir de la crisis económica, porque dará recursos al estado y generará empleo.
Si esto fuera cierto, los países mineros de América Latina serían los que ofrecen mejores condiciones de vida para sus pueblos, pero ocurre exactamente lo contrario. Minería y pobreza de los pueblos van juntas en México, Brasil, Chile, Perú, Venezuela, Colombia, Nicaragua… y otros más. Además, nadie va a extraer el oro gratuitamente, las empresas mineras extranjeras o nacionales se quedarán con la mayor parte, y dejarán los daños ambientales para ser pagados por todos los costarricenses. Generan pocos empleos mal pagados y se van en pocos años.
La minería puede ser ecológica y sostenible.
Aquí hay que distinguir los diferentes tipos de minería que existen. La más grande y destructiva es la minería a cielo abierto con lixiviación de metales, que destruye grandes áreas de suelo y bosques para convertirlos en desechos mineros contaminantes. A esta no hay manera de travestirla, requiere de la destrucción para ser económicamente rentable. Requiere del uso en grandes volúmenes de sustancias químicas peligrosas como el cianuro y genera una cadena de impactos ambientales. Infinito Gold quiso mostrarse ecológica prometiendo la siembra de plantaciones forestales a cambio de la destrucción de bosque. Bosques naturales y plantaciones forestales no son comparables ni canjeables.
La minería pequeña, realizada por coligalleros o por pequeños emprendimientos en túneles, tiene el gran problema de que puede volverse masiva y emplear sustancias todavía más peligrosas como el mercurio. Pero podría ser encausada hacia formas más controladas sin químicos peligrosos, aunque necesita un gran esfuerzo por parte del estado.
En Costa Rica existe oro suficiente para pagar el déficit fiscal, financiar pensiones y cubrir las deudas del estado costarricense.
Estos cálculos se hacen sin siquiera saber con precisión cuánto oro hay realmente, porque no se ha realizado los estudios requeridos para eso. Lo que se sabe es por donde están los yacimientos, lo que se deduce por los estudios geológicos más generales. Y de lo que sabemos el oro se encuentra principalmente en parques nacionales, reservas forestales, reservas indígenas, corredores biológicos. En las regiones con más bosque, más recurso hídrico y ambientalmente más sensibles de la geografía costarricense. Evidentemente, para sacar aunque sea parte de ese oro, tendríamos que renunciar a la conservación de la naturaleza en nuestro país.
Es mejor la a minería legal industrial, ordenada y dejando empleos e impuestos, que una situación desastrosa como la que se vivió en Crucitas con la invasión de mineros.
En América Latina la minería legal e ilegal van juntas, de la mano. Ambas actividades son muy perjudiciales para el ambiente, y la experiencia histórica en Centroamérica, México y América del Sur es que el desarrollo de proyectos mineros legales, usando maquinaria y técnicas más sofisticadas, no inhibe la invasión de mineros ilegales a regiones con yacimientos. Más bien la fomenta, la estimula. Minería legal y minería ilegal conviven lado a lado en Perú, Brasil, México, Panamá, Colombia, Chile, África y el Sudeste Asiático. Los proyectos de exploración minera realizados por compañías descubren la posición de yacimientos, que después son invadidos por oreros, como ocurrió en Crucitas. La minería genera una «cultura minera», personas que conocen el oficio y lo practican por costumbre y necesidad, como ocurre en Nicaragua. Finalmente, la minería industrial deja minas abandonadas que todavía tienen restos de minerales que son explotados ilegalmente, como ha ocurrido en minas abandonadas en Sudáfrica. En fin, son muchos ejemplos de que esta ecuación no funciona.
UNED y ARESEP realizaron seminario virtual para dotar de herramientas a las ASADAS y mejorar la prestación de los servicios del recurso hídrico
Por: Renzo Kcuno Aimituma
Durante el 12, 14, 16 y 19 de octubre, un grupo de mujeres líderes de la Asociación Administradora del Sistema de Acueductos y Alcantarillados Comunal (ASADA) de Bello Horizonte, Los Chiles, se capacitó en el seminario virtual “Aspectos Básicos de Regulación en la Prestación de los Servicios Públicos de Agua”, con el propósito de lograr una debida gestión y participación de los operadores y usuarios de esos servicios.
El seminario fue impartido por la Universidad Estatal a Distancia (UNED) y la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP), que en marzo de este año suscribieron un convenio de cooperación, a fin de brindar herramientas necesarias y pertinentes a las ASADAS de todo el país.
“Quiero destacar el gran esfuerzo que están realizando un grupo de mujeres de Bello Horizontes de los Chiles, cantón fronterizo en la zona norte del país. Esta ASADA que tiene rostro de mujer ha venido haciendo bien las cosas y están muy comprometidas con la protección del agua. En esa línea es que ellas decidieron participar en el seminario virtual y hoy tienen mejores herramientas para administrar su acueducto rural”, manifestó Rafael López Alfaro, del Programa de Gestión Local de la UNED.
A este seminario también se sumaron otras ASADAS, algunas de ellas fueron: San Pedro de Tarrazú, Surfside, Pita Pogeres, Santa Rita, Estero Damas de Quepos, Carit de Puriscal, San Pedro de Barva, Los Ángeles, Los Mangos Aserrí, Llano Bonito, Hacienda vieja, Matapalo, Villarreal, San Isidro de la Tigra, San Rafael de Poas, Carrizal, San Gabriel y Esperanza Sur de Nicoya.
En el caso de la ASADA de Bello Horizonte, esta asociación está liderada únicamente por mujeres, quienes buscan empoderarse acerca de aspectos legales, temas tarifarios, protección del recurso hídrico y su regulación, entre otros, con el fin de mejorar la prestación de los servicios del agua y administrar de manera correcta dicho recurso.
“Somos un grupo de mujeres que estamos haciendo todo lo posible para darle sostenibilidad a nuestra ASADA. Nuestra asociación se fundó en el 2003 y a lo largo de estos 17 años ha sido administrada por varias juntas directivas que han aportado su granito de arena; sin embargo, hemos notado que nos falta mucho por aprender y estamos comprometidas con el desarrollo de nuestra comunidad y con la protección y buena administración del agua. Es por eso, que todas las integrantes de la junta directiva participamos en el seminario, para así mejorar nuestros conocimientos y empoderarnos de diversos aspectos que conlleva esta labor”, externó Felipa Amador Sandoval, presidenta de la ASADA Bello Horizonte.
“En la actualidad, nuestra comunidad cuenta con dos pozos y un estanque, uno de los pozos genera 15 litros por segundo y el otro pozo, 11 litros por segundo, los cuales trabajan de manera alternada, para así brindar un buen mantenimiento a los abastecedores… Esta capacitación que nos ha brindado la UNED y la ARESEP ha sido muy completa, hemos aprendido mucho y esperamos seguir capacitándonos, para hacer mejor las cosas y en ese sentido, reitero mi agradecimiento a la UNED y a la ARESEP”, agregó Amador Sandoval.
Si desea ver el seminario completo, ingrese a los enlaces que a continuación se detallan en la siguiente lista:
En política no podemos asumir que las diferencias son absolutas y que no es posible construir acuerdos. Hay proyectos e intereses diferentes y hasta antagónicos, claro. Pero es aquello en lo que coincidimos lo que nos hace posible vivir junt@s.
BATIRNOS POR SAN JOSÉ O PACTAR EN OCHOMOGO
Aunque no estamos en una situación igual a la guerra civil del 48 y creo que no queremos llegar ahí, nuestra historia política ha dejado claras señales de que en medio de la conflictividad es posible llegar a acuerdos si hay voluntad y visión de un horizonte común.
La más conflictiva y hasta sangrienta década de nuestra historia contemporánea, fue la de los años 40’s del siglo pasado, en la que llegamos incluso a darnos de balazos.
Y al mismo tiempo, fue esa la década más fecunda en reformas sociales, políticas y económicas, que reforzaron políticas públicas de más larga data y al mismo tiempo sentaron las bases institucionales del Estado Social de Derechos.
Y no estoy romantizando nuestra historia, para tapar la sangre derramada, los dolores, las heridas, los rencores incubados, ni los posteriores desacuerdos y conflictos que derivaron, a su vez, de los grandes pactos y acuerdos construidos en esa década. No fue que todo el mundo quedó contento y feliz… ¡qué va!
Pero lo cierto es que a partir de ellos y también, no solo por ellos, Costa Rica transitó hacia una ruta de mayor estabilidad política, democracia, crecimiento económico, movilidad social, distribución de riquezas, modernización del Estado, inclusión social, entre otras dimensiones.
Hoy vivimos momentos diferentes y tenemos otros desafíos, pero como en aquellos años, necesitamos construir acuerdos, no perfectos pero suficientes, para garantizar la paz social, la justicia social, el crecimiento y la distribución de riquezas, la democracia y la sostenibilidad, que se nos han debilitado en las últimas décadas y por ello estamos donde estamos.
Evitemos llegar a mayores niveles de violencia, porque la tarea de la reconstrucción sería aún más grande y difícil.
Evitemos llegar al default, porque entonces los más poderosos barrerían con los restos del Estado Social de Derechos.
Distribuyamos más, antes de que la desigualdad, la pobreza y la acumulación, refuercen un remolino de retrocesos del que nadie se salve, ni siquiera los más ricos y poderosos, que también tienen mucho que perder, aunque no lo crean.
Son muchas las áreas en las que debemos reconstruir pactos sociales y multisectoriales, pero hay una particularmente urgente con la que debemos iniciar: un pacto fiscal orientado hacia la justicia tributaria. Equilibrar las cargas entre todos los sectores de la economía, encontrar la relación más adecuada posible entre ingresos y gastos en las finanzas públicas, para reforzar y actualizar nuestro Estado Social de Derechos.
Todos los sectores que podamos dar algo, debemos ceder algo, tanto por el lado de los ingresos y como de los gastos, incluyendo aquellos que tengan beneficios fiscales.
Hay otros que no pueden dar, los más débiles y vulnerables, que necesitan más bien recibir. Por ello el principio debe ser: de arriba hacia abajo la contribución, de abajo hacia arriba la distribución.
Hasta ahora solo hay demandas de unos sectores hacia otros y de todos hacia el Estado.
Si queremos avanzar hacia un gran acuerdo nacional, cada sector debe empezar por poner sobre la mesa en qué puede contribuir a incrementar las debilitadas finanzas públicas. Estoy seguro que hasta las empresas de zonas francas y grandes cooperativas pueden hacerlo.
Al mismo tiempo, cada sector puede plantear una propuesta hacia otros o hacia el Estado, para hacer más eficiente y eficaz el gasto público.
Esto constituiría un primer paso para conformar una agenda de reformas en áreas de coincidencia, donde, para ganar algo, sea necesario también ceder en algo. De lo contrario, la intransigencia nos sumirá en un caos y violencia de consecuencias irreparables, que sufrirán incluso las siguientes generaciones.
Como a don Manuel y a don Pepe, ahora con más participantes, hoy nos toca responder a la pregunta: ¿nos batimos por San José o pactamos en Ochomogo?
Profesor universitario y exministro de Agricultura y Ganadería (2014-2018)
Con fecha 19/05/2020 se publicó en Surcos Digital, un artículo de Henry Picado, expresidente de FECON, titulado “La OCDE y la tercera reforma neoliberal del agro en Costa Rica”. En el mismo, luego de dar su opinión sobre las implicaciones políticas de la incorporación de Costa Rica en la OCDE, la cual no comparto, pero como cualquier opinión, se respeta, entra a analizar aspectos del agro. En este último tema, cae en una serie de imprecisiones que, por respeto a los lectores de Surcos Digital, me veo en la obligación de aclarar.
En primer lugar, el autor se refiere al tema de registro de plaguicidas sin conexión alguna con la OCDE, incluso omite la recomendación que nos hizo la OCDE de incrementar el área dedicada a la agricultura orgánica. El nuevo reglamento para el registro de plaguicidas se empezó a trabajar desde antes que la misión de la OCDE evaluara nuestras políticas agrícolas. Con OCDE o sin OCDE siempre habríamos cambiado el reglamento. ¿Por qué? Porque el reglamento de 2007 (aún vigente, ya que el nuevo está esperando el fallo a un recurso sin fundamento científico presentado ante la Sala IV) resultó en un entrabamiento tal, que en 10 años no se había podido registrar casi ningún producto de última generación, de menor toxicidad y de menor dosis que los anteriores. Este rezago ha resultado en la aplicación de grandes volúmenes de plaguicidas en nuestro país. Baste un ejemplo. El control de la sigatoka en el cultivo del banano, con los productos actualmente disponibles, requiere de aplicar 2,5 kg por hectárea de fungicida cada 6 días. Esto da 146 kg por hectárea por año. Con productos de última generación, con dosis de 0,075 a 0,375 kg por hectárea cada 10 días, se aplicaría entre 2,7 y 13,7 kg por hectárea por año. Esto representa una disminución de más de 90% en el uso de plaguicidas. Otro caso, de los pocos que se lograron registrar con el reglamento viejo, es un producto para combatir nematodos dañinos de las raíces, que se usa en dosis 30 veces menor y es 133 veces menos tóxico, o sea una carga tóxica 4000 veces menor, que el producto usado antes, que por cierto yo mismo prohibí. Por otra parte, es falso que con el nuevo reglamento no se evalúen los temas toxicológicos o ambientales. Ningún producto que se vaya a aplicar en el campo tiene una evaluación más laxa con el nuevo reglamento que con el vigente. El tema es amplio y complejo, da para un artículo exclusivo para ese tema para explicar los detalles, como lo he hecho anteriormente (ver, por ejemplo: https://www.larepublica.net/noticia/registro-de-plagu-icidas-modernizacion-impacto-ambiental-y-algunas-aclaraciones), pero don Henry lo toca con una gran ligereza.
Un segundo tema que se trata no solo con ligereza sino con evidente confusión conceptual en el artículo del Sr. Picado es el tema de la “agricultura climáticamente inteligente”, el cual erróneamente confunde con el tema de “Agricultura 4.0”. Empiezo por este último concepto: la llamada “Agricultura 4.0” se refiere al uso eficiente e integración de diferentes tecnologías para la obtención y procesamiento de información, aplicables a la agricultura. No tiene nada que ver con drones fumigadores, aplicación de más agroquímicos, o la promoción de biología sintética u organismos genéticamente modificados. Ese uso eficiente de las tecnologías de información más bien permite usar los insumos con precisión y disminuir el uso de insumos y agua, y al mismo tiempo aumentar la productividad. En resumen, busca reducir el impacto ambiental y mejorar el impacto económico y social de la agricultura, mejorando la sostenibilidad de la actividad. Este tema no se planteó en el proceso de la incorporación de Costa Rica a la OCDE.
La OCDE sí nos hizo recomendaciones en el tema de la relación de la agricultura con el cambio climático, que las podríamos resumir en que continuáramos por la ruta que ya habíamos iniciado como país, fortaleciendo los mecanismos financieros para extender a otras áreas las acciones que ya había empezado Costa Rica en ganadería y café. En el informe de la OCDE no se habla explícitamente de “agricultura climáticamente inteligente” (ACI), aunque al hablar de balancear productividad, mitigación y adaptación al cambio climático, está hablando implícitamente de ese concepto, pues efectivamente de eso se trata. El concepto, presentado por la FAO en 2010, se refiere justamente a una agricultura productiva, que capture carbono o reduzca emisiones de gases de efecto de invernadero, y que se adapte al cambio climático. Si uno ve el libro de consulta la FAO del 2014, que desarrolla el concepto (http://www.fao.org/climate-smart-agriculture-sourcebook/concept/es/), no se promueve una mayor aplicación de plaguicidas, ni la deforestación ni el uso de organismos genéticamente modificados (OGM). En Costa Rica, un ejemplo de ACI, es la estrategia de ganadería baja en carbono (http://www.mag.go.cr/bibliotecavirtual/L01-11006.pdf), en la cual no se materializa ninguna de las amenazas que menciona el artículo de don Henry. Por el contrario, aumenta la arborización en los potreros, reduce el uso de fertilizantes, aumenta la productividad, mejora el uso del agua y aumenta la biodiversidad. En otros países, en especial en los Estados Unidos, sí se ha incorporado el uso de los OGM en la ACI. Esta diferencia de enfoque con Costa Rica no pasó inadvertida en la conferencia de las partes (COP21) de cambio climático de París 2015, lo que motivó una publicación al respecto (http://www.iatp.org/blog/201512/the-clever-ambiguity-of-climate-smart-agriculture) por parte de la ONG Instituto para las Políticas de la Agricultura y el Comercio.
Concluyendo, tanto la modernización del registro de plaguicidas como la agricultura climáticamente inteligente son temas que el Ministerio de Agricultura y Ganadería venía promoviendo desde antes de las recomendaciones de la OCDE, simplemente porque hacerlo ayuda a la agricultura y al ambiente, como lo he demostrado con seriedad, aportando datos y documentos.
El planeta podría alcanzar el umbral crucial de 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales para 2030, aumentando el riesgo de sequías extremas, incendios forestales, inundaciones y escasez de alimentos
Una diferencia de solo medio grado de temperatura tendría consecuencias devastadoras para el planeta, por lo que cada vez es más urgente limitar el aumento de la temperatura global. Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.
La situación climática actual es crítica y hay que tomar medidas drásticas, afirma el biólogo marino Jairo Serná Bonilla, especialista en servicios ecosistémicos y producción sostenible del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Costa Rica.
Reducir el consumo de agua, aplicar una visión de resiliencia en la infraestructura sanitaria, mejorar las capacidades técnicas de los profesionales que trabajan en el área, son las principales acciones que se deben implementar para frenar sus efectos, según Serná. Además urge utilizar la información hidro meteorológica para la toma de decisiones y poner más atención a la afectación que están teniendo los sectores productivos del país.
El experto participó este lunes 28 de octubre en el simposio «Cambio climático y objetivos de desarrollo sostenible» que se realizó en el marco de la Jornada de Salud Ambiental 2019, en donde se discutió el significado del concepto de desarrollo, las oportunidades que tiene el país para avanzar más rápido con los ODS, el papel de la salud ambiental en la crisis climática y la proyección para 2030 sobre el futuro del planeta.
Jairo Serná en su exposición. Foto: Anel Kenjekeeva.
Serná agregó que mitigar los efectos del cambio climático es un esfuerzo que se debe realizar, pero que la adaptación es el eje fundamental de trabajo ante esta problemática. Citó como ejemplo la Política Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que está vigente en el país desde 2018 y se enfoca en transitar hacia un modelo de desarrollo resiliente, que evite las pérdidas humanas y modere los daños materiales generados por los efectos adversos del cambio climático.
Esta política busca contribuir a la calidad de vida de las poblaciones más vulnerables y aprovechar las oportunidades para innovar y transformar los sectores productivos del país, con el fin de asegurar la continuidad de los servicios públicos. Esto mediante una adaptación integrada que combina la conservación de los ecosistemas, la participación de las comunidades y la gestión local del riego de desastres
Desarrollo ¿sostenible?
Uno de los temas que más se debatió en la jornada fue el significado de «desarrollo» y qué tan «sostenible» puede llegar a ser. Serná detalló que «durante mucho tiempo hemos venido trabajando en tratar de limitar el desarrollo hasta cierto punto. Y quizás cuando hablamos de sostenibilidad es precisamente cuando nos damos cuenta que quizás el desarrollo, como lo estamos percibiendo ahorita, necesita una reflexión mucho más profunda y seria».
«Alcanzar el nivel de vida que tienen los países desarrollados no significa en realidad un verdadero desarrollo. Si hablamos de desarrollo, tenemos que pensar en una manera que nos permita mejorar la vida de todos los seres humanos, sin que deterioremos la base de recursos naturales y sin que perdamos elementos claves de nuestra cultura», aseveró.
El experto señaló que si vemos el Desarrollo Sostenible como una nueva meta o un nuevo paradigma, en donde estamos reconociendo el valor del conocimiento tradicional, el de la naturaleza y el de una serie de valores mucho más humanos, probablemente podamos llegar a resolvernos esa duda de qué es desarrollarse con sostenibilidad.
Actividades clave para Costa Rica como el turismo se verán seriamente afectadas por el cambio climático, principalmente en zonas como Guanacaste. Según datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), la industria turística aporta un 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) a la economía de Costa Rica, y llega al 8,2% del PIB producto de los efectos indirectos que éste genera. En 2016, el sector turístico brindó 211.000 puestos de empleo directos, es decir, el 8,8% del empleo en el país para ese año.
La otra duda es si se logrará en el tiempo adecuado.«Luego de 2030 vamos a tener que seguir haciendo lo que ya hacemos, pero innegablemente vamos a tener que estar frente a un horizonte muy diferente, en donde los patrones de consumo y de uso de los recursos naturales no van a ser para nada semejantes a los niveles a que alcanzamos en este momento; como que una persona en un país pueda consumir 200 litros de agua por día, eso va a ser imposible», añadió.
«Hay que revalorizar muchas cosas. Ahorita hay ciertas cosas que nosotros no le damos un valor porque todo tratamos de monetizarlo y eso es un gran problema, porque ¿cómo podemos monetizar la sombra que da un árbol o el servicio que prestan las raíces de ese mismo árbol cuando abren espacio para que el agua pase y llegue hasta la tierra? Yo creo que para 2030 ese cambio ya se tiene que haber dado o sino la naturaleza misma se encargará de hacer los ajustes. Y hay que ser consciente de que cuando la naturaleza hace ajustes, los hace de una manera drástica», finalizó.
En el año 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad. Costa Rica fue el primer país del mundo en firmar este acuerdo y se comprometió a implementar acciones para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
La Jornada de Salud Ambiental de este año buscó reflexionar y generar conocimiento sobre el cambio climático. Esta actividad se realiza bajo el marco del curso «Educación para la salud ambiental», impartido por los docentes Paula Hernández y Wilfred Zúñiga en el tercer año de la carrera de Salud Ambiental. Los y las estudiantes del curso se dividen en cuatro grupos con tareas específicas (financiación, protocolo, divulgación y alimentación) para organizar la actividad.
Cada año se invita a un egresado de la carrera a exponer sobre el trabajo que hace como profesional en Salud Ambiental. Este año participó Esteban Aguilar, quien es funcionario del Ministerio de Salud. En este simposio también participó Evelyn Hernández, funcionaria de la Municipalidad de Desamparados, quien compartió los logros que ha tenido la municipalidad en relación con el manejo de desechos y el compostaje en el cantón.
Entre el público estuvieron estudiantes de la carrera de Salud Ambiental de la Universidad de Costa Rica (UCR), quienes reciben formación para ser capaces de medir y monitorear los niveles de contaminación y deterioro ambiental en el país y colaborar en la conformación de políticas de salud ambiental a nivel estatal. Foto: Anel Kenjekeeva.
José Andrés Céspedes Campos
Asistente de Prensa, Oficina de Divulgación e Información
Pam Coleman: »Muchos de los procesos agrícolas y los procesos alimentarios que utilizamos tienen un impacto dañino en el medio ambiente, por lo que debemos descubrir cómo alimentar a todos de manera sostenible, es un gran desafío»
Pam Coleman representa al IFT, la organización que agrupa a miembros de las disciplinas relacionadas con la ciencia y la tecnología de los alimentos de más de 95 países y lleva la voz de liderazgo en el desarrollo de alimentos a nivel mundial. Foto: Anel Kenjekeeva.
Garantizar la alimentación de la humanidad y conservar el medio ambiente son dos retos estrechamente relacionados ya que dependemos de ambos elementos para vivir. ¿Esta delicada relación está siendo tomada en cuenta por los equipos de investigación para la innovación de productos alimentarios alrededor del mundo? ¿Qué está haciendo la industria alimentaria al respecto?.
Pam Coleman, presidenta del Instituto de Tecnólogos de Alimentos de los Estados Unidos (IFT por sus siglas en ingles), con más de 30 años de experiencia en la industria alimentaria como científica, gerente técnica y ejecutiva de negocios respondió a estas preguntas durante el IV Congreso de Ciencia y Tecnología de Alimentos CITA-2019, donde impartió la conferencia inaugural “Feeding minds for tomarrow’s world” en la que planteó los principales desafíos que enfrenta este sector y las estrategias que les permitirán alimentar a la población en las próximas décadas.
– ¿Los equipos de investigación en ciencia y tecnología de alimentos están tomando en cuenta la sostenibilidad ambiental a la hora de desarrollar productos nuevos?
Pam Coleman (PC): Es más fácil para las personas que están ingresando a la industria ahora, las personas que están saliendo de la universidad tienen una mayor conciencia de la sostenibilidad y los desafíos que tenemos, por lo que creo que hay una iniciativa en la ciencia de los alimentos para impulsar la sostenibilidad. En los Estados Unidos, trabajo con una joven profesora científica de alimentos y ella me explica: “Enseño ingeniería de alimentos, pero enseño ingeniería de alimentos sustentable”, así que esa es su pasión y su iniciativa. Esa es solo una persona, pero yo veo la ciencia de los alimentos en su conjunto, estamos pensando en el hecho de que tenemos que alimentar a una población muy grande y tenemos que hacerlo sin arruinar nuestro planeta.
– Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) aproximadamente 1300 toneladas de alimentos se desperdician cada año. ¿Puede la ciencia de los alimentos ayudar a reducir el desperdicio?
PC: La reducción del desperdicio de alimentos es otro tema en el que estoy viendo más actividad y más entusiasmo. Hay muchos grupos que están trabajando para eliminar los desperdicios en la manufactura de alimentos y están tratando de entender cómo convertir esos desperdicios en un producto o ingrediente que pueda usarse de otra manera. Las compañías emergentes e incluso a las empresas de alimentos establecidas, que observan los desechos que producen, están tratando de encontrar un valor para ellos o una forma en que puedan usarse. Esa es la forma principal en que estamos trabajando en ello.
También sé de otras iniciativas como una aplicación de inteligencia artificial de una pequeña empresa emergente con la que se puede fijar el precio de los alimentos y bajarlo a medida que se acerquen a su caducidad, por lo que si el comprador sabe que va a necesitar un alimento o un ingrediente y lo usará de inmediato, puede pagar un precio más bajo. De esa manera, están motivando a las personas a no desperdiciar, ya que pueden comprar un alimento o ingrediente de menor precio que está muy cerca de la fecha de caducidad.
– La FAO también ha advertido que los consumidores, especialmente en países de ingresos altos, tendrán que reducir su consumo de productos animales en los próximas décadas, ¿Cómo pueden ayudar los científicos de los alimentos a enfrentar este cambio?
PC: Nuestros macro desafíos son inmensos y de largo plazo, afortunadamente hoy existe mucha tecnología, innovación e investigación que nos ayudarán. En la cultura estadounidense amamos nuestra carne y nuestro pollo, pero también estamos muy involucrados en este momento en resolver cómo tener el sabor de la carne en una hamburguesa a partir de proteína vegetal y vemos esto como una fortaleza. Entonces, ya tenemos la oportunidad de dar solución al desafío de la demanda de proteínas de una manera más creativa (tomado de la conferencia “Feeding Minds for tomarrow`s world”).
– El plástico ha sido un aliado para el empaque de los alimentos por décadas pero hoy en día la sociedad exige menos plásticos. ¿El empaquetado se percibe como un nuevo campo de trabajo para los científicos de alimentos?
PC: He estado en la industria alimentaria durante 30 años y he visto un gran enfoque en el empaquetado, pero creo que en el pasado se trataba más de cómo usar el embalaje para alargar la vida útil y reducir los problemas de calidad o seguridad que el producto podría tener. Un ejemplo es el envasado en atmósfera modificada donde se introducen gases en el envase para reducir la oxidación de los alimentos. El envasado siempre ha sido una ciencia muy relacionada con la ciencia de los alimentos, pero creo que estamos cambiando y necesitamos cambiar aún más y hacer que el embalaje sea menos una carga para el medio ambiente.
– Aparte del reto de la sostenibilidad ambiental, ¿Cuáles son los retos más grandes para la ciencia de alimentos hoy en día?
PC: Definitivamente tenemos que alimentar a una gran población que está creciendo más rápidamente, tenemos que alimentarlos con productos que les permitan mantener la salud y mantener pesos saludables. Necesitamos alimentarlos cuando viven en entornos urbanos y es muy difícil llevar alimentos frescos y varios tipos de alimentos a los centros de las ciudades, por lo que tenemos muchos desafíos para responder a todas estas preguntas. Probablemente, la más importante es cómo nuestro sistema alimentario alimentará a todos en el planeta sin arruinar el planeta, porque muchos de los procesos agrícolas y los procesos alimentarios que utilizamos tienen un impacto dañino en el medio ambiente, por lo que debemos descubrir cómo alimentar a todos de manera sostenible, es un gran desafío.
-¿Cuáles son las principales herramientas con las que cuentan para dar respuesta a estos retos?
PC: Contamos con la edición genética que permite trasplantar genes sin tomar el ADN de otro organismo, podemos modificar genes y hacer cultivos más resistentes, para que puedan resistir a virus que los atacan, por ejemplo. Tenemos la presión sobre cómo regular esas tecnologías y cómo los consumidores van a aceptarlas, pero sí vemos la modificación genética como una herramienta que se puede utilizar.
La tecnología “blockchain” (cadena de bloques) es otro avance tecnológico donde los distribuidores y consumidores están utilizando un programa legítimo distribuido, colocado todo dentro de la internet y vemos un gran potencial en esta área. A través de la utilización de la tecnología “blockchain” existe la posibilidad de reducir el desperdicio de alimentos y mejorar su inocuidad y calidad.
Nutrición personalizada es otro tema importante. Por ejemplo, hoy escuché en la Universidad de Costa Rica sobre técnicas de genotipado y proyectos que trabajan con el microbioma tratando de entender si hay posibilidad de que existan dietas que son más adecuadas para algún tipo de personas que para otras. Sabemos que hay gran potencial en esta área de investigación.
Por último, debo mencionar que actualmente la FDA (Food and Drug Administration) en Estados Unidos es capaz de detectar brotes de enfermedades transmitidas por alimentos cuando apenas se han enfermado de 3 a 5 personas y esto en un país de 300 milliones de habitantes es un gran avance, que ha sido posible a través del uso de la secuencia genómica completa y la colaboración con laboratorios clínicos. Este avance brinda la posibilidad de detectar y prevenir estas enfermedades antes de que lleguen a ser más devastadoras. (tomado de la conferencia “Feeding Minds for tomarrow`s world”).
Gastronomía, cultura y una vida rural cotidiana se presentan como nuevas opciones para el turista nacional y extranjero que busca un estilo de vida sustentable
La industria turística aporta el 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) a la economía costarricense, si se suman los aportes directos e indirectos la cifra llega al 8,2%. De acuerdo con datos aportados por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), cerca de 600 mil personas viven de esta actividad, lo que representa el 24% de la fuerza laboral del país.
Costa Rica se presenta como un país característico por ser un pilar en cuanto a las actividades turísticas, el ingreso de un mayor número de visitantes propone nuevas demandas de productos y una modalidad ligada al crecimiento económico, el cual se ha tratado de nutrir del turismo tradicional de playa y montaña. Sin embargo, el turismo rural es también una opción atractiva y viable para las comunidades rurales y los pequeños productores.
Guanacaste por ejemplo, provincia conocida por el encanto de sus playas y el desarrollo de numerosos complejos hoteleros, continúa siendo una región rural con indicadores socioeconómicos por debajo de la media. Siendo el turismo un motor de la economía regional, ¿cómo se inserta el turismo rural dentro de este contexto de turismo a gran escala para para generar ingresos a las familias?
En noviembre anterior, en el campus Nicoya de la Universidad Nacional (UNA), albergó el XI Congreso Internacional de turismo rural y desarrollo sustentable (Citurdes), con la participación de más de 125 especialistas de México, Chile, Brasil, Panamá y Costa Rica, entre otros.
“Vivimos un momento muy singular: la gente del área urbana está despertando a que los temas de calidad de vida son importantes, no solo vacaciones y ocio, sino un estilo de vida sustentable. Es ahí donde entra el desarrollo rural con un potencial de oferta extraordinario, ofrecer una oportunidad gastronómica y un contacto con la naturaleza casi mágico, es enriquecer a esas personas que hicieron un alto en su mundo cotidiano para buscar un norte y un sentido de inspiración”, dijo Andrés Yurjevic, empresario chileno.
Para Alexandre Panosso de la Universidad de Sao Paulo, Brasil existen dos grandes retos para posicionar el turismo rural dentro de la agenda de cada país. “Lo primero es colocar en la mesa el tema del turismo rural que es un asunto político. Luego pasamos al tema de la educación y la capacitación para los pequeños emprendimientos, sin dejar de lado el apoyo financiero y la inversión en las comunidades que puede hacer el Gobierno, porque el turismo atrae a los que tienen dinero y a los que no, y por lo general el turismo rural empieza en comunidades que no cuentan con muchos ingresos”.
Según Panosso el tema de la educación es fundamental porque se requiere que las personas se capaciten, busquen conocimientos en las universidades u otras organizaciones. “Tenemos que tener una idea de lo que está ocurriendo en el sector para luego trabajar con las estrategias de manejo de cualquier otra empresa turística. Muchos empiezan ilusionados y luego cierran, pero es natural pasa en todas las áreas, muchas veces tenemos éxitos y fracasos”.
El desarrollo de encadenamientos productivos y redes comunitarias, también representa grandes retos para el turismo rural. “Estuve visitando proyectos cerca de Nicoya y la gente sabe las comunidades fortalecidas pueden controlar otros males no solo con respecto a sus ingresos, sino otros como violencia o delincuencia. Es importante fortalecer esos liderazgos principalmente en las mujeres. Otro aspecto es la sensibilidad que deben tener los municipios para ponerse al servicio de las comunidades y una Universidad comprometida que lleve iniciativas que no estén fuera de la capacidad de control de la gente”, dijo Yurjevic.
De acuerdo con Aurora Hernández, coordinadora del Citurdes, esta oferta rural también debe darse a conocer. “Si bien Guanacaste se caracteriza por un turismo de playa y sol, existe otras comunidades donde se vive de lo rural, de esa cotidianidad del campo, y que pueden ofrecer una experiencia auténtica de relación con la naturaleza la cultura y actividades como la ganadería. Estas opciones deben ser presentadas también por los tour operadores, donde hoy día están muchos de nuestros estudiantes que conocen al pequeño productor y los nuevos emprendimientos, entonces son capaces de llevar al turista y orientar al emprendedor en su desarrollo”.
El Citurdes se realizó por primera vez en un país de Centroamérica por un esfuerzo conjunto de la UNA y la Universidad Federal del Estado de Río Grande del Sur.
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*Imagen ilustrativa tomada de http://www.pequenasdonacionescr.org
Tan solo en hipertensión, la CCSS invirtió más 5 millones de dólares en el 2017
Desaceleración de las contribuciones y déficit del Gobierno Central hacen que las posibilidades de financiamiento adicional se reduzcan
El Dr. Macaya resaltó los logros de la Caja. Gracias al esfuerzo de la institución, los indicadores de salud alcanzados por Costa Rica se comparan con los de países desarrollados. Foto: Anel Kenjekeeva.
Náuseas, vértigo y somnolencia son algunos síntomas de la hipertensión; un padecimiento que se posiciona dentro de las principales enfermedades de Costa Rica y en la lista de los mayores generadores de gasto en medicamentos para la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
De acuerdo con información enviada por la Dirección de Farmacoepidemiología de la CCSS, en el 2017 un millón de pacientes estuvo bajo tratamiento antihipertensivo. Esto generó un costo total en fármacos que ascendió los $5 000 000 anuales.
Sin embargo, ese no es el único padecimiento de alto costo. Junto con la hipertensión también destacan la diabetes y las enfermedades especiales. De acuerdo con el Dr. Román Macaya Hayes, presidente ejecutivo de la CCSS, la diabetes se posiciona como el segundo en importancia en cuanto a gasto y cantidad de personas que presentan la enfermedad. En el 2017 se contabilizó cerca de 100 000 pacientes diabéticos a quienes se les destinó un total de $5 415 963 en insulina.
Respecto al grupo de enfermedades especiales, 3 960 usuarios presentaron algún padecimiento de este tipo, por lo que requirieron de tratamientos catalogados como de alto impacto financiero. Si bien este grupo es menor en comparación con la cantidad de personas diabéticas e hipertensas, tan solo en ellos seinvirtió $56 608 055 durante el año pasado.
“En relación con los medicamentos de alto costo, que no están en la lista oficial de medicamentos y que no pasan por el Comité de Farmacoterapia, casi 4 000 pacientes nos llegan por recurso de amparo. El promedio por año para estos pacientes es de $14 000 y muchos de ellos son de por vida. Pero esto es solo un promedio, hay pacientes que están entre los $200 000 a los $300 000 anuales”, manifestó el Dr. Macaya, en una visita que realizó a la Universidad de Costa Rica (UCR) como parte de la cátedra Dr. Antonio Peña Chavarría realizada en el mes diciembre del presente año.
Otro padecimiento que destaca es la depresión. Se estima que durante el año 2017, alrededor de 153.000 personas atendidas en la CCSS recibieron tratamiento antidepresivo. La inversión total para todos ellos fue de $2.487.495.Foto: Anel Kenjekeeva.
Una población que envejece
El reto que constituye el gasto de medicamentos para la Caja se fortalece aún más con el incremento de la población adulta mayor. Según Macaya, en el 2015 las personas en etapa de vejez era del 11%. Para el 2050 esta cifrá aumentará significativamente en un 14%; es decir, el 25% de la población estará envejecida.
“Se estima que al 2050 un cuarto de la población será adulta mayor. En términos absolutos, el número de personas mayores a 65 años se va a triplicar de aquí al 2050. Vamos a pasar de casi medio millón que tenemos hoy, a 1,3 millones de adultos mayores en el 2050” señaló el jerarca.
Lo anterior implicaría un mayor uso de los servicios de salud. Actualmente, en cuanto a la estancia hospitalaria por grupos de edad, los adultos mayores sobresalen. Este grupo ocupa casi el 50% de las camas de los servicios de medicina.
Por lo tanto, si nada cambia; es decir, si el envejecimiento se da de la forma prevista y la incidencia de enfermedades en este grupo etario persiste, en el 2050 los adultos mayores ocuparían el 70% de la estancia de cama promedio.
El desafío entonces resulta claro. Si en 77 años se construyó la Caja que hoy atiende a ese 50% de la población adulta mayor, ¿cómo podrá la institución generar en 32 años la suficiente capacidad resolutiva para afrontar el panorama que se avecina?
“Para el 2050 tendríamos casi un millón de días cama solo para adultos mayores. A esto se le debe sumar los otros servicios y grupos etarios. Eso ya debe sonar alarmas en todos los directores de hospitales y profesionales de salud pública sobre cómo vamos a cambiar lo que hoy hacemos, porque nuestro presupuesto como institución, que es el 11% del PIB de Costa Rica, no podrá crecer más a este ritmo”, destacó Macaya.
Con el incremento de la población adulta mayor, también se aumentan las enfermedades no transmisibles. Macaya compartió datos publicados sobre las causas de mortalidad en Costa Rica, que datan del 2012, los cuales reflejan que un 30% de las razones de fallecimiento se deben a problemas del corazón, un 23% por cáncer y un 11% por lesiones. Las enfermedades respiratorias acaparan el 6% y la diabetes mellitus un 4%.
“En el adulto mayor todas esas enfermedades son más intensas. Así, el cáncer puede afectar todo los grupos etarios, pero es más común en el adulto mayor. De igual forma pasa con los problemas del corazón, alguien de 40 años podría tener un infarto, pero es mucho más común de 65 hacia arriba”, afirmó Macaya.
Desde una perspectiva más amplia, el último informe sobre la salud de los adultos mayores en Costa Rica indica que los países latinoamericanos deben enfrentar los retos del rápido envejecimiento de la población, pero con menos recursos y más premura que los países desarrollados. -Imagen con fines ilustrativos Foto: Anel Kenjekeeva.
Conductas de alto riesgo
A los retos anteriores se les suma las conductas de alto riesgo. Tres de cada dos personas presentan obesidad y sobrepeso, casi el 46% de la población es sedentaria y las muertes en sitio por accidentes de tránsito alcanzan los 1.3 personas por día.
El consumo de tabaco, la tasa de suicidios y el índice de homicidios no se quedan atrás. Un 24% de las personas entre 12 a 70 años fuma; mientras que 12 de cada 100 mil habitantes fallece debido a un asesinato, y un 0,67 realiza algún intento de autolesión contra su propia vida.
“Tenemos una población cada vez más obesa y somos uno de los países más sedentarios. También, tenemos una tasa de homicidio a niveles preocupantes. Otra de las estadísticas más tristes como sociedad está en un incremento importante en suicidios e intentos de suicidios especialmente en los jóvenes. Nosotros tenemos una obligación moral de atender eso”, dijo Macaya.
En medio del déficit
Las posibilidades de financiamiento adicional son reducidas. El jerarca de la CCSS explicó que en los últimos años ha ocurrido una desaceleración de las contribuciones. Del 2005 al 2009 la institución creció en un 8%. Del 2010 al 2015 fue de un 6% y del 2017 al 2018 un 4%.
De la misma manera, el déficit del gobierno central del 7,2% del PIB, junto con las cargas sociales que ya son relativamente altas, ponen en jaque a la institución en la búsqueda de nuevas formas de sustento económico.
“Si bien la Caja es autónoma, nosotros no somos una isla en la economía costarricense. Necesitamos una economía pujante y creciente, para que las contribuciones sigan financiando nuestra salud y nuestras pensiones” enfatizó el Dr. Macaya.
¿Y ahora qué?
Lograr la sostenibilidad financiera no erá sencillo. Ya la Caja en el 2010 sufrió una crisis por insuficiencia de fondos para cubrir obligaciones. En el 2014 logró el equilibrio de gastos ajustados a los niveles de ingreso y en el 2018 concretó una favorable estabilidad debido al nivel de inversiones estratégicas.
La meta ahora de la CCSS es garantizar a mediano y largo plazo la atención de salud, mediante criterios de eficiencia, oportunidad, calidad y alta satisfacción. Según Macaya, la hoja de ruta para alcanzar más salud, mejores servicios y un costo menor se basa en seis elementos.
El primero es el abordaje intersectorial, que procura alianzas con diferentes instituciones para fomentar estilos de vida saludables. El segundo es un aumento de las fuentes de financiamiento que no dependa del porcentaje de la población que trabaja y contribuye a la CCSS.
Por su parte, el tercero y el cuarto elemento se basan en la adaptación del modelo al priorizar la atención primaria en salud y las redes integradas; así como una mayor eficiencia en la gestión institucional. Finalmente, se trabajará por el uso intensivo de las tecnologías disponibles y la asignación de recursos orientados a resultados.
“Con las redes integradas, por ejemplo, si el tiempo de espera es de 15 meses para una cirugía, pero otro hospital lo puede hacer en tres meses, entonces eso es lo que hay que aprovechar a fin de desarrollar una mejor eficiencia en la gestión institucional” relató el presidente ejecutivo.
El Dr. Macaya señaló que también es muy importante que los futuros médicos se sientan cómodos al ser asistidos por la tecnología. Ya para el 2019 está aprobado el presupuesto a fin de empezar un Centro de Procesamiento de Datos. El objetivo consiste en saber cómo intervenir más oportunamente una enfermedad antes de que se complique, o bien, lograr su prevención y “Costa Rica está en una posición privilegiada” concluyó el Dr. Macaya.