Grupo de 20 microempresarias se capacitan en crear y administrar su negocio
Este proyecto de acción social de la Sede del Atlántico les permite convertir una pequeña venta artesanal en una prometedora fuente de ingresos
A Seidy Loaiza Fuentes, vecina de San Juan Norte, un pueblo en las afueras de Turrialba, siempre le ha encantado la cocina. Tenía su propia soda-restaurante, pero con la pandemia tuvo demasiadas pérdidas y no le quedó otra opción: debió cerrar su negocio. A pesar de esta situación, su espíritu emprendedor y de resiliencia la llevó a empezar a vender queques y repostería para colaborar económicamente con su familia en medio de esa crisis económica personal y nacional.
Este año, doña Seidy escuchó por medio de unas amigas que la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR) iba a llegar a su comunidad a dar “unas charlas” de emprendimiento para personas como ella. Fue así como decidió inscribirse en el proyecto Apoyo y fortalecimiento al sector empresarial del cantón de Turrialba, (más conocido como Gestionando tu Empresa), un Trabajo Comunal Universitario (TCU-786) que fomenta el emprendedurismo femenino para crear, desarrollar y fortalecer diferentes ideas de negocio.
Ella, junto con un grupo de 20 señoras, empezó a recibir los cursos que imparte este programa, liderado por la profesora Andrea Cedeño Ramírez, coordinadora de la carrera de Bachillerato y Licenciatura en Contaduría Pública en esa sede. Esta docente y un pequeño grupo de estudiantes ofrecieron capacitaciones dos veces por semana, durante cuatro semanas, en gestión empresarial. El objetivo: empoderar a las participantes con herramientas necesarias para consolidar sus emprendimientos.
La necesidad de este proyecto se identificó a través de un estudio de regionalización, que señaló la importancia de brindar apoyo a las mujeres emprendedoras de Turrialba. Cedeño explicó que el objetivo principal es dotarlas de conocimientos y destrezas en áreas como mercadeo, sostenibilidad, costos y redes sociales.
Andrea Cedeño Ramírez, coordinadora del TCU-786
El éxito del programa se refleja en la respuesta de las participantes. La docente comentó que, a pesar de los desafíos que normalmente enfrenta la asistencia en estos proyectos, en esta ocasión las participantes fueron muy constantes. Este compromiso permitió que las emprendedoras se empoderaran más fácilmente y fortalecieran sus habilidades.
Y la fórmula dio resultado. Tanto doña Seidy como varias de sus compañeras aseguraron que lo más valioso de esta experiencia fue aprender a realizar tareas propias de una pequeña empresa, como saber cuál es el valor adecuadopara vender sus productos en el mercado local, tener conocimientos básicos de contabilidad e, incluso, el posicionamiento de sus creaciones y de su marca en las redes sociales.
Emprendedoras turrialbeñas opinan sobre el beneficio del TCU para sus negocios
Aprendizaje en 360°
Una de las estudiantes que matriculó el TCU es María Laura Morales Villalta, estudiante de cuarto año de la carrera de Ingeniería en Desarrollo Sostenible de la Sede del Atlántico. Para ella es muy importante que el estudiantado interactúe y aporte todo su conocimiento a las participantes.
La estudiante señaló que esta experiencia no solo beneficia a las emprendedoras, sino que también fortalece su propia formación profesional y la de sus compañeros.
Además, Morales detalló que este tipo de TCU la prepara para enfrentar los retos que se avecinarán como profesional, al tiempo que le permite desarrollar habilidades blandas, como la transmisión de conocimientos, el empoderamiento y la exposición de ideas a grupos pequeños.
María Laura Morales Villalta, estudiante de Desarrollo Sostenible en la Sede del Atlántico: sus aprendizajes en el TCU
Más allá del certificado
El seguimiento de las participantes no se detiene con la finalización de los talleres. Una vez concluida la etapa de cursos, el equipo del TCU continúa brindando apoyo y asesoría a través de redes sociales, con contenido como consejos y buenas prácticas para que las emprendedoras se mantengan actualizadas.
Otro aspecto a destacar es que el TCU se ha impartido en diversas comunidades turrialbeñas en los últimos años, lo que genera un valor agregado. Esto porque el TCU-786 no solo contribuye al desarrollo económico personal o local al fomentar el emprendedurismo, sino que también genera un impacto social significativo, al empoderar a las mujeres de la zona.
Ahora la iniciativa continúa evolucionando y su meta es expandir su alcance y fortalecer el apoyo que brinda a los diversos sitios de Turrialba para seguir con el cumplimiento de su objetivo: demostrar que la educación y la colaboración pueden ser herramientas poderosas para transformar vidas.
Finalmente, otra de las particularidades y fortalezas que ofrece esta iniciativa es la colaboración entre diversas instituciones locales, como la Municipalidad de Turrialba, el Instituto de Desarrollo Rural (Inder) y la Cámara de Comercio de Turrialba, lo que amplía su convocatoria e impacto.
Así que si usted es de la zona turrialbeña y desea conocer más sobre este proyecto o tener alguna noción de cómo llevarlo a su comunidad, puede comunicarse con la profesora Andrea Cedeño Ramírez al teléfono 2511-9228 o al correo andrea.cedenoramirez@ucr.ac.cr para tener más información.
Santiago Mora Rivas Asistente de Agenda y Medios – OCI, UCR
Pablo Mora Vargas Periodista Oficina de Comunicación Institucional; UCR
El regreso de vagones de ferrocarril a Turrialba es una alegría única, es recobrar una parte vital del ser.
El símbolo para nuestra generación que vio cómo en cierto momento pasaban personas y mercancías era algo impresionante, solo citar el ver pasar carros nuevos en el ferrocarril o los que transportaban derivados del petróleo; bastantes veces enviaba mi padre productos de concreto a la zona Atlántico. O cómo a fines de los 70 partió un tren para apoyar al equipo de fútbol un sábado para llegar a Puntarenas domingo… llegó tarde, pero llegó. Para los que estaban en el estadio de Puntarenas cómodamente sentados fue una alegría única. O el gusto de ver pasar a JJ Trejos Fernández, presidente y ver saludar desde el vagón presidencial a las personas de Turrialba.
En el plano actual que se cumpla el acuerdo por parte del ICE a INCOFER. Si, debemos estar alegres pues es una ancla hacia el futuro, pero vemos la necesidad de un tren de alto nivel a servicio nacional y otro más para servicio local, eso es vital.
Quiero felicitar a todas las personas que promovieron este esfuerzo que nos debe servir de impulso hacia el futuro.
Juan Arguedas Chaverri comparte mediante SURCOS su tesis de maestría obtenida en la Universidad Nacional. La especialización es en Gestión Educativa y Liderazgo y su proyecto final para graduación se presentó en la División de Educación para el Trabajo del Centro de Investigación y Docencia en Educación (CIDE) de la UNA.
Presentamos el resumen ejecutivo e invitamos a descargar el PDF con el trabajo completo.
(Arguedas Juan, 2009). ANALIZAR EL ENFOQUE EDUCATIVO EN LOS PROCESOS DE FORMACIÓN DE LA AGRICULTURA ORGÁNICA CERTIFICADA Y LA DINÁMICA EN LA MULTIPLICACIÓN DE NÚMERO DE EXPERIENCIAS.
Una Experiencia de la Asociación de Pequeños Productores Orgánicos de Turrialba (APOT).
Antecedentes:
La Asociación Costarricense de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Organizaciones No Gubernamentales para un Desarrollo Rural Alternativo (Red COPROALDE) ha laborado durante 20 años en procesos de dinamización de agriculturas alternativas. En su actual trabajo ha ubicado la ausencia de estrategias adecuadas para diseminar masivamente una agricultura campesina-indígena sostenible, que reduzca costos en relación con la agricultura convencional, que aproveche y conserve los recursos disponibles, en las condiciones desfavorables que experimentan amplios sectores de pequeños agricultores.
COPROALDE reconoce que la Agricultura Orgánica se disemina poco, pese a los esfuerzos de muchos grupos. Se piensa que esto se debe al modelo educativo dominante en la formación de los agricultores orgánicos, bajo un enfoque de transferencia de conocimiento tecnológico y comunicación vertical, que asume a los profesionales como poseedores del conocimiento, que lo transfieren a campesinos que no lo poseen. Esto limita la generación y multiplicación del conocimiento para la promoción de la Agricultura Orgánica.
Lo anterior dio pie a una investigación que involucra a agricultores orgánicos en una región del país, a asesores gubernamentales y de ONGs que trabajan en el tema de la Agricultura Orgánica.
Objetivo:
El objetivo de la investigación es el siguiente:
Analizar el modelo de educación presente en la multiplicación de experiencias de agricultura orgánica en el cantón de Turrialba.
Se profundiza en los roles de los sujetos, métodos y técnicas usadas y mecanismos para la multiplicación, en los procesos de formación de la Agricultura Orgánica.
Metodología:
La investigación fue exploratoria, centrada en el estudio de los significados de las acciones humanas y de la vida social en una comunidad, con aproximación al fenómeno en una relación directa con las ciencias sociales y naturalistas. Respondió la pregunta “¿Cómo el modelo educativo tecnológico limita contar con un mayor número de experiencias de fincas y con mayor multiplicación de la agricultura orgánica?”. Para ello se cruzaron las variables formación y multiplicación con la agricultura orgánica.
Se trabajó con dos tipos de informantes:
Once agricultores orgánicos certificados, quienes juegan un rol de promotores en sus comunidades.
Cuatro asesores de agricultura orgánica, de ONGs y de instituciones estatales, que ofrecen servicios de asistencia técnica en este tema.
Se diseñaron varios instrumentos, un cuadro matriz de orientación para los indicadores, una hoja de cotejo, que previamente fue validada.
Luego de recolectar la información se analizó para ubicar los resultados, conclusiones y recomendaciones. Finalmente, se diseñó la propuesta para dar respuesta al problema ubicado por la organización.
Resultados y conclusiones:
El modelo educativo tecnológico en el enfoque de la Revolución Verde pretende aumentar rendimientos y producción de monocultivos a partir de productos de síntesis química. La forma es conductivista, y espera cambios conductuales medibles. Este modelo aplicado en la Agricultura Orgánica es el que prevalece en los asesores y limita un mayor número de experiencias, en manos campesinas.
La mayoría de los asesores en agricultura orgánica entienden el mercado global como único mecanismo válido para mejorar la economía y la calidad de vida campesina y se resisten a dejar su rol de trasferencia tecnológica.
Los principales esfuerzos para multiplicar y diseminar la Agricultura Orgánica en el país están dirigidos al mercado de exportación. Esto excluye al 75% de los agricultores orgánicos que no producen para este mercado.
Se necesitan otros mecanismos para la promoción y multiplicación de la agricultura orgánica entre campesinos, como el invitarse a diagnosticar, seleccionar las técnicas agrícolas y validarlas. Una limitante en la multiplicación es que el campesino no reconoce su propia fuerza para generar un cambio.
Desde el modelo educativo dialéctico, los agricultores pueden formar a otros agricultores, campesinos e indígenas, pues cuentan con conocimientos más amplios en agricultura. El rol de los asesores es de facilitadores, desde la lógica de aprender haciendo.
Como solución al problema de investigación se propone desarrollar un proyecto con el objetivo de “Difundir el enfoque de Agricultura Sostenible, Soberanía Alimentaria, con metodología CaC de la red COPROALDE, hacia sus miembros y hacia organizaciones afines”.
Se propone trabajar en las regiones Central, Brunca, Huetar Atlántica, Chorotega y Huetar Norte, con organizaciones y comunidades campesinas, indígenas y consumidores, involucrando a 16 comunidades, reforzando la formación de 25 promotores: 11 varones y 14 mujeres, incluyendo 18 nuevos promotores, (la mitad mujeres) y el involucramiento de 86 familias. Además, se reforzarán conocimientos y herramientas Campesino a Campesino a tres facilitadores de organizaciones, miembros de la red COPROALDE.
Me toca hacer el viaje de San José – Turrialba y viceversa como parte de un continuo. En algún momento he escrito sobre la necesidad de modernizar el trayecto Paraíso -Turrialba. El trayecto Paraíso – Cervantes se ha poblado en alto grado con residencias tipo chalet bellas y comercio precioso, la vía sí está bien, pero en términos relativos ya que en ciertos días la densidad vehicular es alta aunado por la circulación de “furgones” de todo tipo lo que hace más complejo el transitar en esa vía.
Pero lo más difícil es cuando se pasa de Cervantes en el trayecto que va de Pirrís a Turrialba, pues la carretera, además de corto espacio en una zona de neblina y lluvia se han desaparecido los “gatos “y las demarcaciones con el agravante de que zonas para autobuses o furgones no existen y algunos puentes son una calamidad como el de subir hacia la Victoria o el de Quebrada Honda, para colmo, cuando hay alta densidad no existe ningún apoyo y control de autoridades.
Para llegar de Turrialba a Montes de Oca tardé casi cuatro horas en un total de aproximadamente 65 kilómetros.
El hecho destacado de esta peripecia fue cuando no nos podíamos mover y vi a muchas personas que decidieron caminar, posiblemente bajaron de los buses en acto de valentía pese al frío y la llovizna cansadas de esperar. Por supuesto que había un accidente, pero no era para ese caos. Cuando pasé no vi autoridades y todavía uno de los autos atravesado sin ninguna grúa.
Solo indico: ¿Cuándo tendremos autoridades para apoyar y una carretera con los niveles MÍNIMOS para circular en condiciones adecuadas con algo de inversión mínima (no máxima) para aliviar este tipo de situaciones?
Dejo hasta aquí asentada una genuina preocupación que solicita algunas medidas para “paliar” esa situación tan grave.
Espero algún grado de atención de las autoridades del sector del Ministerio de Obras Públicas y Transportes y las entidades involucradas.
Estamos en un país hermoso, pero con grandes brechas económicas, sociales y territoriales. Hay una diferenciación con el Gran Área Metropolitana y lugares como el complejo turístico de Guanacaste (una parte de la provincia y el crecimiento acelerado de Zona Norte).
Muchas tareas hay que efectuar, pero hay tres para todos en el caso de Turrialba. El actual espacio urbano está saturado con grandes riesgos, con infraestructura inadecuada, con una relación muy limitada con las vías nacionales y con un rezago histórico único.
Además, es también necesario plantear un agotamiento de la matriz socio económica, que, si lo analizamos, ya tiene el peso de otras épocas. Nos referimos a la producción azucarera tradicional y una parte de la producción cafetera que no tienen ya el peso de otras épocas. Así mismo, la necesidad de contar con la modernización empresarial de la producción lechera. Hay que pensar en nuevas formas como el modelo de clúster y un nivel empresarial que lleve a formas corporativas con ventajas competitivas.
El crear nuevas matrices donde casos como Firestone y Rawlings son parte de un nuevo esfuerzo, pero se requiere otros para avanzar a las nuevas formas de economía de servicio con talento humano de primer orden.
Pensar en esto es un esfuerzo necesario para situar a esa subregión en nuevas condiciones con formas de economía de mercado, con producción que camine hacia la cuarta revolución y encamine a la quinta revolución económica.
Si no se toman acciones económicas y en la formación del talento humano con niveles de inversión y de atracción de las nuevas formas, el atraso puede ser mayor. La necesidad de un acuerdo cantonal y subregional es fundamental.
Dar los pasos correctos hacia el siguiente cuarto de siglo es primordial. Esto, con un programa subregional y un plan con prospectiva es fundamental.
He venido utilizando diferentes medios para indicar que debemos hacer obras de primer orden ligadas a una estrategia de desarrollo regional (Turismo -Jiménez – Alvarado) en un esfuerzo que nos vaya posicionando en nuevas condiciones que nos permitan contar con formas de producción innovadoras y mayor ingreso.
No voy a mencionar todas, sólo haré alusión rápidamente a tres obras:
1. Ya casi está terminada la obra Siquirres – Limón que dará mayor nivel a las exportaciones en un futuro con más ampliación de puerto, con la posibilidad de que habilite en un futuro Matina (propuesta China hace un par de años). En ese esfuerzo ya San Carlos ha empujado en ese sentido, hasta con ferrocarril. Como hemos indicado la ampliación en un primer momento de la carretera a Siquirres con tres vías y cierto tramo hasta 4 vías como modificaciones de puente como el de Chitaria y lo propio de una obra para este fin. Para lo cual, se requiere desde pre inversión hasta financiamiento global en la cual la Municipalidad debe tomar como una idea para que MIDEPLAN y el MOPT lo convierta en un proyecto de primer orden, hasta con algunas acciones de contingencia para facilitar el tránsito en esta vía.
2. La segunda se refiere a la infraestructura hídrica y sanitaria en casi todo el cantón. Necesitamos hacer un esfuerzo de coordinación entre Municipalidad – AyA – Asadas – organizaciones comunales – INDER con un plan que modernice el tipo y las capacidades de los diferentes acueductos con nuevos viaductos que fortalezcan la capacidad de servicio a comunidades y nuevas formas de producción. De igual manera lograr nuevas formas de proceso con las denominadas aguas negras o aguas servidas, con tratamientos con criterio ambiental.
3. En tercer lugar reforzar la red digital con un tratamiento especial al distrito de Chirripó. Esto es vital ya que nos puede dar mayor cobertura y prepararnos en las nuevas formas de economía urbana.
Por supuesto reiteramos que son necesarios como plan regulador, programas de inversión situados en forma adecuado en los planes nacionales de desarrollo, con acciones orientadas a fortalecer nuevas regiones como Norte -Caribe en un nuevo concepto de espacio con infraestructura territorial distinta.
He dejado que pasaran las elecciones municipales para dar mi criterio sobre el desarrollo de Turrialba y cercanías.
En primer lugar, hay que partir de un concepto dinámico de desarrollo: que el mismo se construye sobre la base del desarrollo humano con articulaciones entre competitividad y bienestar, donde el perfil del futuro hay que pensarlo en el mejoramiento de condiciones de vida, accesibilidad por diferentes infraestructuras para la población, redefinición de los espacios urbanos, fuentes de trabajo y capacidad con apropiación de formas inteligentes.
Visto desde lo prospectivo sería un esfuerzo sostenido, no para un periodo electoral sino un perfil compartido para gestar el desarrollo en el largo plazo que se relacionó lo urbano, actividades económicas, nuevas fuentes de trabajo y calidad de vida con acciones y procesos de mediano plazo como la infraestructura en diferente modalidades (no solo vehicular) sino con la posibilidad de, por ejemplo, ferrocarrilera que es una necesidad nacional, entre otras. Esto significa pensar en el ahora que nos agobia, pero pensar en anclajes al futuro, con dos niveles vitales que hoy ahoga al centro y otros distritos. Ligado a esto, un plan de corto plazo de 18 meses para fortalecer acciones específicas con sentido, no que creen un urbanismo “mutilado”.
Para las medidas hay que tomar en cuenta los nuevos desarrollos espaciales que requieren nuevas modalidades con posibilidades complementarias para el desplazamiento de personas.
En el corto plazo acciones correctivas de infraestructura son necesarias, como pensar en hacer puentes con nuevas posibilidades como el de La Alegría con doble vía con algún tipo de acceso distinto a Colorado, con un puente aéreo para no crear más embotellamiento, paralelo a firmar un convenio de ruta de alta capacidad en un acuerdo entre la Municipalidad e instituciones del área me refiero a MOPT, CONAVI, MIDEPLAN… con un plan de financiamiento que involucra la carretera de la SUSANITA hasta el alto de la Victoria (que incluya a la Municipalidad de Jiménez).
En ese esfuerzo algunos puentes deben ser de dos vías con el inicio de modernización de puentes de dos vías o 4 vías en puntos estratégicos.
Hay que negociar vías alternas que pasan por los caminos que tiene el CATIE con una ampliación de vía, que debe negociarse para llegar a la SUSANITA y negociar con el ICE el puente de la represa para utilizarlo como vía paralela, mejorar la otra vía, la de la Angostura con una ampliación de vía y ampliación de puente. (Esto como medida remedial con corto plazo).
Volviendo a la salida del puente de la represa, es necesario hacer un nuevo diseño en la parte de Atirro que dirige hacia las cruzadas.
En el mediano plazo repensar la actual vía Turrialba – Siquirres que es tarea dejada eternamente por el MOPT CONAVI. Con acciones que van desde ampliar vías, si construir un túnel en asocio estratégico con el ICE para una parte del proyecto; con esta vía se asegura la posibilidad de nuevos espacios y surgimiento de áreas para zonas económicas con un plan regulador de futuro.
Las medidas de contingencia y corto plazo van a suponer que desgraciadamente el tránsito de mayor flotilla es posible como lo demuestran las rutas centrales del país, lo que significa horarios diferenciados para disminuir el embotellamiento actual anárquico, sin ningún sentido.
La regulación inmediata pasa por medidas adecuadas como es definir el sentido de los espacios urbanos (no solo en el centro sino además en la periferia).
Hay acciones de otro tipo como infraestructura sanitaria, manejo de viaductos para telefonía y electricidad, modernización del acuerdo para la zona central con proyección hacia nuevos espacios, desechos de diferente tipo que articule la dimensión sustentable.
Se que nada de esto es fácil, pero se requiere un esfuerzo de acciones y magnitudes que se deben iniciar para el próximo cuarto de siglo sin haber salido de una limitada gestión anclada en concepciones del anterior siglo.
En un comunicado oficial, Albino Vargas, vocero de la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP), ha declarado la posición oficial de la organización respecto al escandaloso caso de contaminación del suministro de agua en Tibás, Goicoechea, Moravia y Turrialba por la presencia de hidrocarburos. En primer lugar, Vargas felicitó a los miembros del sindicato ANEP presentes en el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), reconociendo y destacando su dedicación en la gestión de esta crisis.
El comunicado también elogió la labor profesional e integral de la Universidad de Costa Rica en la investigación del caso. Sin embargo, Vargas expresó preocupación acerca del debilitamiento intencional del AyA, sugiriendo que intereses capitalistas con miras a la privatización de la empresa podrían estar detrás de esta coyuntura.
ANEP anunció acciones legales inminentes ante la fiscalía para responsabilizar a aquellos involucrados en la contaminación del agua. Enfatizando la importancia de las luchas ciudadanas por el acceso a agua segura, Vargas subrayó la necesidad de fortalecer las instituciones del Estado para garantizar la preservación y protección de los recursos hídricos.
Una atención médica de calidad excelente, así como la posibilidad de brindar servicios de salud óptimos a la población, es un derecho básico de la ciudadanía. Es por esto que, a través de su canal de YouTube, UndecaTV mostró la nueva edificación, de apariencia moderna y optimizada, en conjunto con una serie de pequeñas entrevistas a algunas personas que atendieron el centro médico.
El Sindicato UNDECA (Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social) luchó para generar un cambio en la atención médica brindada en el sector turrialbeño, argumentando qué aquellos centros de salud construidos durante los años sesenta, setentas y noventas no lograban satisfacer las necesidades de la población costarricense actual. Esto también es el caso de localidades como Cartago y Golfito, que necesitan una atención médica mejorada y optimizada a través de la construcción de nuevos hospitales, en mejores condiciones.
Algunas de las personas entrevistadas consideran que es de esencial importancia la construcción de hospitales nuevos, con capacidades de atender a una cantidad de pacientes mayor. La calidad de la atención del paciente no reside simplemente en llevar a cabo la consulta con éxito, sino en la mejora del mobiliario médico, como las camas, los instrumentos de medición médica y la tecnología para tratarle.
UNDECA lucha por mejores condiciones laborales para los trabajadores y trabajadoras de la Caja, y también por servicios eficientes y de calidad para el pueblo costarricense.
Publicado originalmente en le revista digital europea MEER
Luko Hilje Q. (luko@ice.co.cr)
Tuve la fortuna de laborar por 13 años como entomólogo agrícola y forestal en el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), ubicado en Turrialba, tras lo cual fui honrado con el título de profesor emérito, por lo que todavía mantengo vínculos con tan querida institución. Aún más, siempre viví en su campus, en el sector denominado 109, y tan cerca del otrora caudaloso río Reventazón, que su apacible rumor nos arrullaba todas las noches, como trasfondo de los incesantes y gratos coros de grillos, ranas y cuyeos. ¡Ah noches plácidas, de naturaleza pura!
Sin embargo, nunca reparé en que un poco aguas abajo del largo puente que desde inicios de 1962 permite la comunicación entre las ciudades de Turrialba y Siquirres —localizado a unos 200 metros de nuestra casa, en línea recta— hay vestigios de un puente metálico de gran significado histórico. No es fácil observarlo, pues está bastante escondido entre la vegetación de ambas riberas. Eso explica que nunca lo viera —a pesar de mi prolongada estadía ahí—, aunque lo cierto es que las innumerables veces que transité por ahí fue en automóvil, concentrado en manejar por las escarpadas, retorcidas y peligrosas pendientes de la cuenca del río.
Irónicamente, no fue sino cuando ya vivía en Heredia que, ante una pregunta que le hice para un libro que estaba escribiendo, mi amigo Manuel Barahona Camacho me envió una fotografía del antiguo puentecito, enmarcado en una espléndida floración anaranjada de árboles de poró. ¡Una auténtica postal!
Fue así como me propuse conocerlo de cerca. Por tanto, junto con mi ex asistente Arturo Ramírez Naranjo, en numerosas visitas a Turrialba he recorrido varias veces su entorno inmediato, y tomado decenas de fotografías. Para entonces ya me había sumergido en abundantes y añosos documentos en el Archivo Nacional, que me permitirían desentrañar la historia de ese sitio, que quedó plasmada en dos artículos académicos, publicados en revistas universitarias.
El piso del viejo puente, visto desde el cauce del río. Foto: Luko Hilje.
Ahora bien, puesto que este año se conmemora el centenario de la inauguración del citado puente, en el presente artículo deseo hacer un resumen de su historia. Al respecto, el lector puede consultar nuestro artículo Los puentes en Angostura, Turrialba, el cual apareció en el 2017 en la revista Comunicación (26(2): 97-127), del Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Una alternativa al camino de Matina
Durante la conquista del territorio de Costa Rica por parte de los españoles, se necesitaba una vía que comunicara el litoral del Caribe con Cartago, la capital de entonces. Y fue así como se abrió el célebre y hasta mítico camino a Matina, que era una trocha por terrenos de muy densas selvas y escabrosa topografía. Al respecto, cabe acotar que en 1838 el ingeniero inglés Henry Cooper Johnson hizo un puntilloso reconocimiento de dicha ruta, y nos legó un muy detallado relato de su curso. En años recientes, con la ayuda del amigo Juan Manuel Castro Alfaro, topógrafo y gran conocedor del territorio nacional, fue posible trazar ese curso sobre las actuales hojas cartográficas del Instituto Geográfico Nacional, y así elaborar un mapa veraz y de gran calidad estética —gracias al amigo Felipe Abarca Fedullo—, que aparece como un anexo de mi libro Turrialba en la mirada de los viajeros.
En su relato, Cooper comunicó al gobierno del mandatario Manuel Aguilar Chacón —que fue el que le encomendó esa delicada y extenuante labor— lo adversas que eran las condiciones para establecer una ruta firme, para que transitaran por ahí los centenares de carretas tiradas por bueyes que trasegarían el café que se deseaba exportar a Europa. Y, aunque extensos trechos del camino eran inapropiados, al acercarse a la ribera del río Reventazón era «donde la chancha torcía el rabo». En efecto, en un paraje no muy lejano de la actual ciudad de Siquirres —zona donde ya está explayado el río—, su cauce era excesivamente amplio, y portador de un desmesurado caudal. Tan es así, que el ancho del cauce era de unos 100 metros en tiempo normal, y de hasta 250 metros cuando arreciaban los temporales y había lluvias torrenciales.
El bastión de la ribera izquierda y la roca central del cauce. Foto: Luko Hilje.
Ese paraje estaba cerca de La Junta, donde en 1882 la Northern Railway Company tendió un puente ferroviario de dos cuerpos, de 198 m de extensión, el cual se puede observar hoy desde la ruta 32, aguas abajo y no muy lejos del actual y muy extenso puente del Reventazón. En aquella época, todo cuanto había ahí era un par de ranchos pajizos, y se denominaba La Canoa, porque era donde había una canoa para cruzar el río. Las canoas podrían transportar personas y bultos pequeños, pero jamás miles de sacos de café.
En síntesis, por la amplitud del cauce y las correntadas, con las tecnologías de la época no era viable construir un puente para carretas en tan amplio cauce, ni tampoco colocar una barcaza o “ferry” sujetada a un cable o andarivel, como la que existió en el río Barranca, de modo que las carretas no tuvieran que vadear este río para llegar a Puntarenas. Por tanto, había que buscar una opción para soslayar el Reventazón por otra zona, aguas arriba.
El sitio ideal para tender un puente
Aun así, sin haber visualizado una solución técnica para este nudo gordiano, Braulio Carrillo Colina —quien derrocó a Aguilar—, optó por mejorar la vereda existente, en vez de abrir una nueva por otro lado, y cuando ya se había avanzado unos 63 kilómetros, en 1842 fue Carrillo el depuesto por el general Francisco Morazán, quien dejó al garete la obra. Sin embargo, tan importante era ese camino para el desarrollo del país que, al ascender a la presidencia Juan Rafael (Juanito) Mora Porras, le dio prioridad y, con gran ejecutividad, menos de seis meses después, en junio de 1850, lograba que se estableciera la Sociedad Itineraria del Norte para que se dedicara a la construcción del camino.
Este ente público-privado entró en acción con prontitud, y ya para diciembre había contratado una cuadrilla de baquianos, encabezada por Antolín Quesada —mestizo oriundo de Paraíso— para que, a partir de Urasca, en el valle de Orosi, recorriera el Reventazón en busca de un punto estrecho, donde se pudiera tender un puente para carretas. Después de una semana de arduas labores y penalidades por la impenetrable y escarpada ribera izquierda del río, la empresa fue coronada con éxito, pues en medio de aquellos silenciosos boscajes, de súbito los exploradores hallaron dos angosturas, no muy lejos de Turrialba; para entonces, este villorrio se asentaba no en el valle actual, sino en las lomas de Colorado, a unos 10 kilómetros del río Reventazón.
El puente ya inaugurado, el 3 de junio de 1923. Foto: Manuel Gómez Miralles.
Informada de tan importante hallazgo, en enero de 1851 la Sociedad envió una comitiva para verificar tal descubrimiento, lo cual alegró mucho a todos pues, efectivamente, ahora se contaba con dos puntos aptos para el proyecto de puente. Aún más, si bien estaban muy cercanos entre sí, el primer estrechamiento tenía la inmensa ventaja de que en medio del cauce del río había una inmensa roca, la cual podría servir como un soporte natural para afianzar bien el puente. Así que…, ¡manos a la obra!
Sin embargo, no todo era tan sencillo, y demoró un año el planeamiento, la búsqueda de financiamiento y la ejecución de la obra. En efecto, para inicios de 1852 ya estaba construido ahí un puente de siete vigas o troncos de unos 22 metros de longitud, colocados sobre bastiones de cal y piedra. Su diseño e instalación fueron ejecutados por el empresario y agricultor catalán Buenaventura Espinach Gual, quien era el presidente de la Sociedad.
Fue justamente por esa época que apareció en escena el barón Alexander von Bülow, ingeniero y economista alemán que lideraba los esfuerzos de la Sociedad Berlinesa de Colonización para Centroamérica, orientados a establecer asentamientos agrícolas en nuestro istmo. Tras sendos fracasos en Guatemala y Nicaragua, por entonces no sabía dónde fundar uno en Costa Rica, pero, al enterarse de los avances de la Sociedad Itineraria del Norte, les propuso un pacto. Se trataba de instalar una colonia alemana en Angostura —nombre adquirido gracias al hallazgo de Antolín Quesada— y, desde ahí, construir un camino hasta Moín o Limón, donde además se erigiría una ciudad-puerto.
Es pertinente indicar que a von Bülow no le satisfizo el puente, pues consideró que se necesitaba uno más sólido y confiable, y le encargó el diseño de uno nuevo al ingeniero alemán Francisco Kurtze, quien cumplió a cabalidad la tarea encomendada. No obstante, debido a innumerables dificultades, que aparecen detalladas en nuestro libro La bandera prusiana ondeó en Angostura, ya para fines de 1853 el proyecto de colonia había abortado.
Por fortuna, Kurtze conservó consigo el croquis del puente. Y, para su fortuna, la gran oportunidad vendría, durante el primer gobierno del cartaginés Jesús Jiménez Zamora, quien se empeñó en retomar el proyecto del camino a Limón. Para entonces Kurtze fungía como director general de Obras Públicas, lo que le permitió sugerir y concretar su sueño, de modo que el puente se construyó, y fue inaugurado el 27 de marzo de 1865. Algunos viajeros europeos que pasaron por Angostura en años posteriores atestiguaron la belleza de ese puente de madera, que tenía forma de arco aéreo y con un techo de tablitas de madera de pejibaye, parecidas a tejas. Cabe destacar que, como parte de la meritoria iniciativa del presidente Jiménez, para entonces también se había abierto un tramo de 13,5 kilómetros de camino, que comunicaba Angostura con Cacao, cerca de donde hoy están los caseríos de La Flor y Pilón de Azúcar.
A pesar de ser de madera y estar expuesto a las incesantes lluvias y altas temperaturas que caracterizan a Turrialba, el citado puente duró más de medio siglo, aunque en realidad Kurtze había previsto que duraría de 30 a 35 años. Sin embargo, desde hacía muchos años estaba bastante deteriorado, por lo que se le habían hecho varias reparaciones.
El anhelado puente de metal
Obviamente, urgía contar con un puente más firme y duradero, pero a lo largo del tiempo los gobernantes pusieron oídos sordos al clamor de los vecinos. Y no sería sino hasta 1923, con el advenimiento del gobierno del ramonense Julio Acosta García (1920-1924), líder del movimiento popular que destronó a la dictadura de los hermanos Joaquín y Federico Tinoco, que se acogerían las peticiones de los turrialbeños. No obstante, fueron precedidas por continuos y abundantes reclamos, que la municipalidad local no siempre supo atender.
Al fin de cuentas, surgido de la mente del ingeniero Fernando Cabezas Zaldívar, se contó con el diseño de un puente de hierro, construido en los talleres de la Dirección General de Obras Públicas, de la Secretaría de Fomento. Es decir, fue un puente surgido de mentes y manos costarricenses. Y, una vez que estuvieron listas las diferentes partes de la estructura, fueron transportadas poco a poco hasta Turrialba, en vagones-plataforma de la Northern Railway Company. Correspondió a los maestros de obra Vicente Ramírez y José Hernández ensamblar toda la estructura, que estuvo lista a mediados de 1923. Los costos implicados equivalieron a la hoy risible suma de ₡ 5.565,95.
Es pertinente indicar que, a partir de la ribera izquierda del Reventazón, se instaló un puente corto y con barandas bajas, que permitía comunicar dicha ribera con la gran roca que hay en medio del río. Asimismo, la parte superior de la roca fue acondicionada para facilitar el acceso al nuevo puente, de 24 metros de longitud, con extensiones en cada extremo, para afianzarlo sobre esta roca y el bastión de la ribera derecha.
Enhiesto en medio de aquel entorno de abundante verdor y turbulentas aguas, así como elevado 26 metros por sobre la superficie de la corriente del río, el nuevo puente lucía majestuoso aquella soleada mañana del domingo 3 de junio de 1923, cuando la comitiva encabezada por el presidente Acosta llegó hasta él, para inaugurarlo. De súbito, estaba frente a él un séquito de más de 20 personas, de ministros, invitados especiales y periodistas, etc., a quienes se sumaron unos 50 miembros de la comunidad turrialbeña. En medio del júbilo, y después de la entonación del himno nacional, hubo algunos discursos breves, y el acto alcanzó su clímax cuando, de manera simbólica, se quebró una botella de champán contra una cercha del puente. Casi de inmediato, el sacerdote alemán Santiago Bellut bendijo la tan anhelada estructura.
Poco después, la comitiva partió en sus cabalgaduras hacia la ciudad de Turrialba, donde durante el resto del día se vivió una auténtica fiesta, de la cual quedó un inestimable testimonio en 13 impecables imágenes, captadas por el célebre Manuel Gómez Miralles, quien era el fotógrafo oficial del gobierno de Acosta. Las pude conseguir gracias al recordado amigo Julio Ernesto Revollo Acosta —nieto del presidente Acosta—, y fue así como me fue posible reproducirlas en el artículo ¡Día de fiesta en Turrialba! Un testimonio fotográfico de la inauguración del puente en Angostura, en 1923; éste apareció en el 2019 en la revista Herencia (32(1): 7-23), de la Universidad de Costa Rica.
Cercha del viejo puente, invadida por la vegetación. Foto: Luko Hilje.
Palabras finales
Con los años, conforme el camino hasta Siquirres fue mejorado, e incluso asfaltado, fue este puente el que hizo posible el tránsito de carretas, y después de automóviles, hasta dicha ciudad caribeña. Lamentablemente, la pavimentación del camino que comunicaba Siquirres con Puerto Limón demoraría poco más de medio siglo, al punto de que la comunicación vial desde el Valle Central hasta el litoral Caribe no fue factible sino en la administración de Daniel Oduber Quirós (1974-1978). Fue entonces cuando realmente cristalizó el sueño de los tres mandatarios que más insistieron en integrar la actual provincia de Limón al resto del país: Manuel Aguilar, Braulio Carrillo y Juan Rafael Mora. Para entonces ya se contaba con el actual puente, inaugurado poco antes de concluir la administración de Mario Echandi Jiménez (1958-1962).
Mientras tanto, como testigo mudo de estos y muchos otros aconteceres, ahí están hasta hoy los vestigios del otrora tan útil puentecito, del cual persisten los bastiones de ambas riberas, así como las cerchas de ambos lados, muy oxidadas y carcomidas por la infalible intemperie. Cabe aclarar que nunca funcionó como un puente ferroviario, como lo afirman algunas personas de manera infundada, pues por ese punto nunca hubo línea del tren.
Para concluir, deseo aprovechar esta oportunidad para proponer que la Municipalidad de Turrialba, junto con el Instituto Costarricense de Electricidad, el Instituto Costarricense de Turismo y otros entes locales, impulsen acciones para restaurar ese puentecito, de modo que se convierta en un símbolo, así como en un componente de un circuito turístico del cantón, junto el paraje donde se intentó erigir la colonia alemana en Angostura, la recién restaurada estación del ferrocarril y otros hitos históricos.
Asimismo, sugiero que se bautice el actual puente largo con el nombre de Antolín Quesada, humilde ciudadano de origen indígena, que fue el verdadero descubridor del sitio de Angostura. Por cierto, en 1864 él había efectuado el primer ascenso documentado al volcán Turrialba, junto con los cartagineses Manuel y Francisco Guillén, tras lo cual el farmacéutico alemán Juan Braun organizó una expedición a su cima; Braun dejó un testimonio escrito, que aparece en nuestro artículo Un ascenso histórico al volcán Turrialba, publicado en el 2008 en la revista Herencia (21(2): 79-89).
Así que, amigos lectores, si ustedes desconocían esta historia, la próxima vez que pasen por ahí, agucen su mirada para detectar entre la vegetación ese vetusto pero bello puentecito. Y, al observarlo, podrán revivir en sus mentes las expectativas, vicisitudes, angustias, dolores, celebraciones y alegrías de tantos seres humanos que tuvieron relación con él a lo largo de su historia, las cuales he narrado —al menos de manera parcial— en este artículo.