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Etiqueta: Ucrania

Condenamos las provocaciones del gobierno neofascista de Ucrania

PARTIDO VANGUARDIA POPULAR – COSTA RICA

FUNDADO – 16 DE JUNIO DE 1931

San José-Costa Rica, miércoles 3 de mayo de 2023

El Partido Vanguardia Popular condena el atentado contra la vida del Presidente de Rusia, Vladimir Putin. Se atacó el centro neurálgico del Gobierno de la Federación Rusa.

Esta es parte de los intentos de una escalada de la OTAN, del imperialismo norteamericano y régimen fascista de Vladimir Zelenski.

Desde el comienzo de este conflicto, las fuerzas mercenarias, apostadas bajo el alero de la OTAN, intentan provocar una tercera guerra mundial. En el colmo de su desesperación está atentando contra la paz mundial. Es la desesperación  criminal de los que se saben derrotados por los luchadores por un nuevo orden mundial, que garantiza una vida pacífica y justa a todos los pueblos de la tierra.  En el orden del día está un mundo unipolar que garantice el respeto de todos los pueblos, y que sobre esa base garantizar la igualdad y la paz para todos los pueblos.

Esperamos que una provocación tan grave sea debidamente castigada por las Naciones Unidas y repudiada por los pueblos de todos los continentes.

Esperamos que la vida pacífica sea debidamente resguardada. Una chispa imprudente puede provocar un incendio devastador.

Los imperialistas y sus  cómplices europeos serán los culpables de una hecatombe sin precedentes.

Es hora de condenar sus políticas aventureras.

Es la hora de salvar a la humanidad de aventuras irresponsables y por irresponsables criminales.

Estamos seguros que todos podemos contar con la sólida prudencia del Gobierno Ruso y de los Estados prudentes y defensores de la paz.

Queremos un mundo armónico, en equilibrio y donde la justicia e igualdad se conviertan en la gran consigna del hombre y la mujer contemporáneos.

Nos solidarizamos con el pueblo ruso, con su gobierno.

Condenamos a los terroristas.

Aspiramos a una humanidad en paz, en igualdad y justicia para todos

Humberto Vargas Carbonell
Secretario General-PVP

Alfonso Pardo Martínez
Secretaría de RR.II-PVP

La guerra como síntoma de locura y de mentes muy poco evolucionadas

José Luis Pacheco Murillo

Por aquello de que se les haya olvidado a algunos, hoy se cumplen 429 días del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. Nadie podía predecir que este conflicto se extendiera por tanto tiempo. Se consideró desde el principio que Rusia arrasaría con Ucrania y dominaría el conflicto a su antojo. No ha sido así y todos sabemos que esta guerra dejó de ser entre Rusia y Ucrania y se convirtió en una guerra entre Rusia, Ucrania, la OTAN como organización, pero además con Estados Unidos, Francia, España, Alemania y muchos países más.

Es decir, casi una guerra mundial solapada.

En los últimos días quienes han aparecido en escena han sido los chinos. El presidente, Xi Jinping visitó a Vladímir Putin y también tuvo una conversación telefónica de una hora con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski.

Estas intervenciones de China han sido aplaudidas por la OTAN y hasta por Estados Unidos, lo que le ha agradado muchísimo al presiente Jinping y a China en general pues si algún país puede hacer que esto acabe es China. Las condiciones económicas que puede imponer no solo a Rusia sino también a la OTAN pueden llevar a que los involucrados depongan las armas antes de recibir sanciones chinas que no serán tan suaves como las que se han impuesto a Rusia.

Es decir, China, sin meterse en la guerra, sin enviar armamento, sin arriesgarse a nada puede salir ganándolo todo y quedar como la triunfante en la diplomacia y en la consecución de la paz.

Se avizora una pronta solución porque el gigante asiático tomó iniciativa y cuando este “dragón” se levanta los demás deben calmarse o recibirán su dosis de castigo, o al menos, de indiferencia y eso viniendo de China es grave en estos tiempos.

Mientras tanto la guerra sigue y los muertos siguen sumándose, así como los desterrados por la condición de guerra. Aunque para el mundo ya eso se convirtió en costumbre y ya no es noticia.

Pero como la guerra es un negocio muy suculento ante la posible paz entre Rusia y Ucrania, en Sudán el conflicto se agrava y centenares de muertes ya se registran y se suman a los que en cinco años superan el millón, a causa del enfrentamiento.

Dios quiera que nuestra sociedad y la humanidad entiendan que la guerra es un síntoma de locura y de unas mentes muy poco evolucionadas.

Una historia de papel

Manuel Delgado-Cascante

 Más que bisiesto y más aún que un año de jubileo, el 2020 estuvo iluminado por un hálito mágico: en solo su mes de junio, los alquimistas del tesoro de Estado Unidos imprimieron más dólares que en los 200 años transcurridos desde la Independencia de la Nación. El país brilló ese junio igual que un país de las Mil y una Noches o de una novela de Rushdie. Imagínense a ese monstruo de mil gargantas tragando papel impreso y esas máquinas llevadas al rojo vivo en alucinante producción que parecía no acabar jamás. Nunca había sido el capitalismo tan eficiente.

 Como resultado, el 35% de todos los dólares en existencia habían sido impresos en esa fecha y la masa monetaria se elevó de golpe y porrazo de 4 billones a casi 6,4 billones de dólares.

 La pregunta es qué se hicieron esos billetes, porque ni la producción de bienes y servicios ni el bienestar a sus 300 millones de habitantes sufrieron el menor ajuste. Eran, pues, dólares inorgánicos, es decir, no respaldados por la producción o la riqueza.

 Los dólares, como cualquier moneda, tienen doble naturaleza: una humana, material, y otra divina. La material es ese pedazo de papel que no debe costar, así producido por millones, mucho más que unos pocos centavos.

 La otra naturaleza, la divina, es la que cuidan los ejércitos, y que tiene que ver con su valor como medio de compra. Esta función santísima está determinada por su función en el mercado y debe ser igual, mutatis mutandis, a la suma de bienes y servicios de una sociedad, dividido por la velocidad de rotación del dinero, es decir, la cantidad de veces que el mismo billete hace compras en una unidad de tiempo.

 Para elevar la cantidad de dinero en un 35%, una sociedad normal debe elevar la producción del país en esa misma cifra o hace descender el precio del dinero en esa misma proporción para igualarlo al valor representado por esa suma de productos.

 Pero resulta que Estados Unidos no es una economía normal. Esos magos pueden producir todos los dólares que les dé la gana, y ni su moneda desciende de precio ni los bienes y servicios suben el suyo. (En la práctica la inflación en EEUU ha sido enorme en los últimos cincuenta años: más del 400%).

 ¿Cómo es posible este milagro? Pues sencillamente lo que esos magos hacen es pasarle la factura al mundo entero, es decir, hacer que los efectos malignos lo sufran los otros. Eso es lo que se llama imperialismo financiero.

 ¿Cómo lo hace? En primer lugar, el dólar es la primera moneda de reserva del mundo (un 59% en el 2020, en contraste con el 71% de 1999) y todos los países demandan esa moneda. Además, es el medio de pago mundial ampliamente mayoritario. Con él Estados Unidos paga su gigantesca deuda externa, envía recursos a los demás países a través de los bancos llamados de desarrollo, pagan su comercio exterior. Esos billetes son los que se usan para el pago de los combustibles (petrodólares) y también para el trasiego de la cocaína (narcodólares). Esos son los que tenemos aquí en exceso y hacen que el valor relativo de nuestra moneda se altere.

 La supremacía del dólar no fue eterna. Nació de las armas, en 1944 cuando Estados Unidos, amparado en la victoria militar en la Segunda Guerra Mundial, obligó a las naciones a abandonar la libra esterlina y convertir el dólar en moneda mundial. Fue en la conferencia de Bretton Woods. Allí Estados Unidos dispuso, además, que su moneda tendría como respaldo el oro, que se tasó en 35 dólares la onza.

 Bretton Woods dio origen a dos instrumentos internacionales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), integrante del Banco Mundial, cuya misión era coadyuvar en la tarea de elevar el dólar a ese pedestal internacional. Hoy, la moneda norteamericana representa el 70% de las reservas mundiales de divisas, el 68% de los acuerdos comerciales internacionales, el 80% de las transacciones de divisas y el 90% de las transacciones bancarias internacionales.

 Pero ese reinado impoluto duró solo 27 años. Al dios del Génesis le bastó con decir: “Fiat lux” (Hágase la luz) y la luz fue hecha. Imitándolo, en 1971 el presidente Nixon, de manera totalmente unilateral, es decir, imperial, dijo: “Fiat dólar”, y salieron dólares que no necesitaban oro como respaldo, los llamados “dólares fiat”. Allí la maquinita impresora comenzó su rol mágico de convertir papel en oro, es decir, a emitir moneda sin respaldo aceptada y aceptable en todo el mundo. Con ella Estados Unidos podía pagar sus obligaciones internacionales y ustedes callen y traguen.

 El mundo hoy, sin embargo, es muy distinto al de hace 70 años, cuando empezó a ponerse en marcha el Bretton Woods.

 En 1950 EEUU generaba el 50% del PIB mundial y el 22% de las exportaciones. Para 1991 había bajado al 40% y el 25%, respectivamente. En el 2000 su PIB era solo el 31% del PIB mundial.

 Lo mismo ocurrió con su participación en el comercio mundial, que bajó del 21,7% al 10%. En contraste, Alemania ha subido del 1,4% al 10% y el nuevo gigante, China, subió del 0,8% al 15%.

 Con una economía muy dependiente, EEUU es el primer importador mundial, con un 11% y mantiene un balance deficitario con China, la Unión Europea, México y Japón.

 Del PIB de 24 billones de dólares, 9,7 billones (el 42,3%), son gasto público, gran parte para sostener su aparato militar (y aun así nos critican a nosotros, que tenemos un gasto público de apenas el 19,35% del PIB).

 Según el Fondo Monetario Internacional, para finales del 2022, su déficit se sitúa en el 4% (unos 700.000 millones). Nuestro déficit es de 2,5% del PIB, pero nosotros somos los malos de la película.

 La deuda externa de EEUU pasó de 11,1 billones en el 2011 a 24,9 billones en el 2022, que representa el 99,4 % y el 126,4 % del PIB, respectivamente. Y la regla fiscal nos flagela por un déficit de 60%. ¡Cosas de la vida! (Existen ligeras diferencias en los números según las fuentes; estos son de la revista Datosmacro).

 El principal acreedor es… ¡China! Y hacia allá van miles de millones sin los cuales se hundiría la economía norteamericana.

 Esa es la terrible situación de la economía del País-de-las-Hamburguesas, que condujo a la crisis del 2008 y ha vuelto a ponerse color de hormiga con la reciente crisis de algunos de sus bancos más importantes. ¿Cómo le hacen frente a esto los gobernantes? Con la fórmula mágica del aprendiz de brujo: la maquinita impresora. Esos enormes montos de billetes van a los bancos quebrados, pero generan poca inflación porque se realizan en el extranjero.

 Pero esos acreedores han dado un giro en su política. De receptores pasivos de dólares falsos, han pasado a convertirse en actores vivos de la economía y las finanzas internacionales.

 Así, se forman nuevas entidades financieras, contrarias a las de Bretton Woods y, sobre todo, sin Estados Unidos, para no decir contra Estados Unidos.

 Hay varias, pero la más importante es el BRICS, cuyo nombre proviene de las letras iniciales de los nombres de los países que lo integran. Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Otras naciones se le han asociado como invitados.

 El BRICS representa la mitad de la población mundial; tiene la cuarta parte del PIB mundial y maneja el 45% de las reservas monetarias del mundo; de ellas (el 20% son de China). Aporta, además, una cuarta parte de la producción del mundo (un 18% es chino), una suma de 5 billones (millones de millones) de dólares de reservas internacionales en divisas y oro, que contrastan con los 716.000 millones de EEUU, una de las reservas más pequeñas del mundo desarrollado, que lo hace un país dependiente de los créditos externos y el mayor deudor del mundo (Datos del Banco Mundial para el 2021).

 La idea de esta unión es incrementar el comercio y la ayuda mutua de esas naciones, pero sobre todo abrir formas de comercio e inversión al margen del dólar y sin la participación de los tradicionales bancos de occidente. Es muy posible que en poco tiempo el banco de esta entidad, desde hace unos días presidido por la expresidenta brasileña Dilma Rousseff pueda crear una moneda en metálico o virtual, es decir, una criptomoneda, que permita los intercambios mutuos. Esa moneda, han advertido, sería respaldada por el oro para evitar los excesos del dólar a que hemos hecho referencia.

 Si ese programa se hace realidad, las consecuencias para la economía norteamericana será previsiblemente muy negativas. ¿Cómo piensa resolver EEUU este problema? Pues como siempre ha resuelto todos: por la vía de las armas.

 Este es el contexto de la nueva guerra fría. Pero esta tiene un contexto particular. En la anterior, el adversario de EEUU, la Unión Soviética, nunca alcanzó límites tan altos en su producción y en su participación del comercio mundial. Estuvo alrededor del 8%. Hoy solo China se coloca en el primer lugar mundial en esta materia, con el 15%, y amenaza con convertirse en la primera potencia económica en pocos años. Así lo apuntan sus acelerados ritmos de crecimiento. Entre el 2005 y el 2021, el PIB de EEUU creció un 97%; el chino, un 718%.

 El objetivo estratégico de Estados Unidos es cercar a China y a Rusia dentro de una nueva cortina de hierro y obligar a las demás naciones a volver a su redil. En ese contexto es que se desarrolla la guerra de Ucrania, provocada por la intención norteamericana de encerrar a Rusia con los misiles de la OTAN.

 Por eso son tan irresponsables las posturas maximalistas de rechazo a la guerra y las condenas unilaterales a Putin en nombre de una mal concebida paz. La paz verdadera solo puede nacer de la desintegración de la OTAN y de la creación de un nuevo orden económico mundial de trato justo y provechoso para todos, que supere las unilateralidades del Bretton Woods y le permita al Tercer Mundo un respiro a sus viejos males y una posibilidad de verdadero desarrollo independiente.

 La pregunta que queda es: Y cuando el BRICS entre en pleno servicio, ¿dónde colocará Estados Unidos sus dólares inorgánicos?

¿Preparan los globalistas un complot contra Trump?

Germán Gorraiz- Analista

Wright Millsen su libro “The Power Elite” (1.956), indica que la clave para entender la inquietud norteamericana se encontraría en la sobre-organización de su sociedad. Así, establishment sería “el grupo élite formado por la unión de las sub-élites política, militar, económica, universitaria y mass media de EEUU”.

Dichos lobbys de presión estarían interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses y dirigidas por la metafísica militar”, concepto que se apoya en una definición militar de la realidad y que habría transformado la economía en una guerra económica permanente.

Doctrina de la Coexistencia Pacífica de Trump

En un discurso pronunciado en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), Trump afirmó «Soy el único candidato que puede hacer esta promesa: evitaré la Tercera Guerra Mundial». Asimismo, Donald Trump denunció la «excesiva cantidad de armamento que circula actualmente en el mundo» lo que supondría la asunción de la Doctrina del Aislacionismo de EEUU en el plano militar y la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como «primus inter pares» en la gobernanza mundial quedando de paso la UE, Japón, India y Brasil como convidados de piedra en el nuevo escenario geopolítico.

Ello sería un misil en la línea de flotación de los intereses geopolíticos del conocido como «Club de las Islas» con activos cercanos a los 10 trillones € y cuya cabeza visible según el espía ruso Daniel Estulin, sería el financiero y experto diseñador de «revoluciones de colores», George Soros y que tiene perfilada la implementación del Nuevo Orden Mundial (NWO) que implicaría la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial siguiendo la Doctrina Brzezinski.

Brzezinski, en su libro «Entre dos edades: El papel de Estados Unidos en la era tecnotrónica»(1.971) explica que «ha llegado la era de reequilibrar el poder mundial, poder que debe pasar a manos de un nuevo orden político global basado en un vínculo económico trilateral entre Japón, Europa y Estados Unidos», doctrina que implicaría el sometimiento de Rusia y China y que incluiría la posibilidad de un ataque nuclear preventivo por parte de EEUU utilizando misiles Trident II contra objetivos vitales rusos y chinos en el supuesto de declararse la Tercera Guerra Mundial.

El ex presidente de EEUU Donald Trump (2017-2021) aseguró en sus redes que «nunca hemos estado tan cerca de la III Guerra Mundial» y que debe haber un «compromiso total para desmantelar el grupo de poder neoconservador globalista», responsable de arrastrar al mundo a «guerras interminables».

En el plano geopolítico, la victoria de Trump en el 2024 representaría el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder, la firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia, lo que supondría la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como «primus inter pares» en la gobernanza mundial.

Asimismo, la doctrina de Trump de Coexistencia pacífica «con Rusia, chocaría frontalmente con el sueño obsesivo de Soros y de la Open Society Foundation (OSF) de conseguir el sometimiento de Rusia, pues Rusia sería para George Soros la “ballena blanca que lleva décadas intentando cazar”.

Asimismo, el pacifismo trumpiano sería un misil en la línea de flotación del complejo militar-industrial que tiene perfilado para el próximo quinquenio la recuperación del papel de EEUU como gendarme mundial mediante la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM) y un incremento extraordinario de las intervenciones militares estadounidenses en el exterior (léase Nueva Guerra en Oriente Medio).

Soros y la trama anti-Trump

En la actualidad, la CIA se habría transmutado en el llamado Departamento de Seguridad Nacional ( Homeland Security) y de la hidra-CIA habrían nacido 17 nuevas cabezas en forma de agencias de inteligencia que integrarían la Comunidad de Inteligencia de EEUU ( la Cuarta Rama del Gobierno según Tom Engelhardt) , agentes patógenos de naturaleza totalitaria y devenidos en Estado paralelo, verdadero poder en la sombra fagocitado por el “Club de las Islas” de George Soros y que se habría conjurado contra un Trump partidario de la Geopolítica Primus InterPares o G3.

Así, el aislacionismo geopolítico propugnado por Trump sería un misil en la línea de flotación de los intereses geopolíticos del conocido como “Club de las Islas” con activos cercanos a los 10 trillones € y cuya cabeza visible según el espía ruso Daniel Estulin,sería el financiero y experto diseñador de “revoluciones de colores”, George Soros y que procederá a gestar una trama contra Trump.

La paternidad de dicha trama sería atribuible a la llamada Alianza Democracia (DA), mega organización fundada por George Soros en el 2.005 y constaría de una primera fase mediante una ofensiva judicial contra Trump al estar involucrado en 4 procesos judiciales que buscarían su inhabilitación política para dejar paso al actual Gobernador de Florida, Ron DeSantis como candidato republicano a las Presidenciales del 2024 y que contaría con las bendiciones de los globalistas y en el supuesto de no lograr su objetivo, Soros pasaría a la segunda fase de la trama consistente en el Magnicidio de Trump, tras lo que EEUU retornaría a la senda de las seudodemocracias tuteladas por el verdadero Poder en la sombra (Cuarta Rama del Gobierno).

Los diversos objetivos de una guerra

Gilberto Lopes

I – El agotamiento de un orden internacional

Siempre que la paz ha sido el objetivo primordial de una potencia, o de un grupo de potencias, el sistema internacional ha estado a merced del miembro más feroz de la comunidad internacional, dijo el exsecretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, en su estudio sobre la restauración del orden internacional después de las guerras napoleónicas, en el primer cuarto del siglo XIX. El libro –“Un mundo restaurado”– fue publicado en 1964, poco antes de la guerra de Vietnam. Se refería a guerras pasadas, pero la de Vietnam dejó renovadas lecciones sobre los miembros más feroces de la comunidad internacional.

Aún más antiguas son las previsiones de un notable diplomático norteamericano, George Kennan, que Frank Costigliola, profesor de Historia del a Universidad de Connecticut, rescata en un artículo titulado “Kennan’s Warning on Ukraine”, publicado en enero pasado por la revista Foreign Affairs.

Kennan, exembajador en Rusia entre 1951 y 1952 (Unión Soviética entonces), contribuyó a establecer las bases de la política de contención en la época de la Guerra Fría en su artículo “The sources of Soviet conduct”, publicado en julio de 1947 también en Foreign Affairs (el artículo, considerado como uno de los más destacados publicados por la revista en su ya larga historia, puede ser visto aquí: https://www.foreignaffairs.com/articles/russian-federation/1947-07-01/sources-soviet-conduct)

Cuando al entonces Secretario de Estado (1949-53) Dean Acheson le sugirieron el nombre de Kennan para dirigir una oficina de planificación de políticas, indicando que un hombre como él sería ideal para el cargo, Acheson respondió: –¿Un hombre como Kennan? ¡No hay nadie como Kennan!

En unas notas sobre los que debían ser los objetivos de Estados Unidos respecto a Rusia, hechas en agosto de 1948 –recuerda Costigliola– Kennan afirma que los ucranianos rechazaban la dominación rusa, pero que sería fácil sacar conclusiones equivocadas de este hecho, como la de que Ucrania debía ser independiente (era entonces parte de la Unión Soviética) y concluía que los Estados Unidos no debería estimular esa separación.

En sus recomendaciones, decía que era imposible establecer una línea separando claramente Ucrania de Rusia, que ambas economías estaban profundamente vinculadas y que promover una Ucrania independiente “podría ser tan artificial y destructivo como un intento de separar el Corn Belt, incluyendo el área industrial de los grandes lagos, de la economía de los Estados Unidos.

Una Ucrania independiente solo puede mantenerse por la fuerza y agregaba que aun un Estados Unidos triunfante en la Guerra Fría no debería tratar de imponer la independencia de Ucrania a una Rusia derrotada. Si se desatara un conflicto entre ambos por la independencia de Ucrania, Estados Unidos debería proponer un arreglo basado en una forma razonable de federalismo.

En 1997 –dice Castigliola en su artículo– Kennan se alarmó por la decisión de Washington de integrar a la OTAN la República Checa, Hungría y Polonia e iniciar una cooperación militar y naval con Ucrania.

“En ningún aspecto esa decisión parece más grave y llena de consecuencias fatídicas que en el caso de Ucrania”, advirtió Kennan.

Le escribió a Strobe Talbott, subsecretario de Estado en el gobierno de Clinton (94-2001), expresando su opinión. Talbott no le hizo caso. Estimaba que, dado el estado calamitoso de la economía rusa después de la desintegración de la Unión Soviética, el país estaba obligado a adaptarse a las exigencias de Occidente.

Opinión similar a la de Kennan fue expresada por Kissinger en su intervención del 23 de mayo del año pasado, en el Foro Económico de Davos, en Suiza, donde reiteró su convicción de que se debería buscar un acuerdo de paz en el conflicto de Ucrania que atendiera las demandas rusas de seguridad. Llevar la guerra más allá no sería ya algo sobre la libertad de Ucrania, sino una guerra contra la propia Rusia.

La estabilidad política de pos guerra, había dicho Kissinger en su libro ya citado, no había sido el resultado de la búsqueda de la paz, sino de “una legitimidad generalmente aceptada”. Legitimidad que no debía confundirse con la justicia –advirtió–, que no significaba “más que un acuerdo internacional acerca de la naturaleza de los arreglos funcionales y acerca de los objetivos y métodos aceptables de la política exterior. Implica la aceptación del marco del orden internacional por todas las grandes potencias”. Por lo menos hasta el punto en que ningún estado esté tan descontento con esa situación como para expresar su insatisfacción con “una política exterior revolucionaria».

“Siempre que exista una potencia que considere opresivo el orden internacional, o la forma de su legitimación, sus relaciones con otras potencias serán revolucionarias. En tales casos no será el ajuste de las diferencias dentro de un sistema dado, sino el sistema mismo el que se ponga en tela de juicio”, agregó.

Algo que la invasión de Ucrania por Rusia hizo evidente, de acuerdo con las declaraciones del propio Putin y de su canciller Serguei Lavrov.

II – Los objetivos de la guerra

Los objetivos de esa guerra son diversos. Y no siempre claros.

Los habitantes del Donbass están luchando por el derecho a vivir en su propia tierra, a hablar su lengua nativa (el ruso), aspiraciones que el régimen de Kiev trata de impedir, dijo Putin, en su discurso ante la Asamblea Federal, el 21 de febrero pasado.

Entre sus objetivos estaba la protección de esa población –que vivía en lo que calificaba como tierras históricas de Rusia–; garantizar la seguridad de su país y eliminar la amenaza que significaba el “régimen neonazi”, que había asumido el poder en Ucrania como consecuencia del golpe de Estado de 2014.

Desde su perspectiva, el escenario político en el que trataron de resolver, mediante negociaciones, estos problemas, ya no funcionaba. Durante largos siglos de colonialismo, Occidente se ocupó de dar órdenes y ejercer su hegemonía. Se acostumbró “a que se les permitiera hacer lo que quisieran”, dijo Putin.

Percibía que, con el fin de la Unión Soviética, Occidente comenzó a revisar el orden internacional establecido después de la II Guerra Mundial y a construir un mundo regido por otras normas.

“Paso a paso revisaron el orden internacional existente, desmantelaron la seguridad y los sistemas de control armamentístico y llevaron a cabo una serie de guerras alrededor del mundo” con el único propósito de “desmantelar la arquitectura de las relaciones internacionales establecidas después de la II Guerra Mundial”.

No se trataba solo del orden construido después de la II Guerra Mundial, sino, sobre todo, de reglas no escritas, prácticas establecidas luego del resultado de la Guerra Fría, con la disolución de la URSS y el fin del socialismo en el este europeo, un escenario que Talbott había definido con crudeza.

En particular, la autorización del uso de la fuerza en las relaciones internacionales dejó, de hecho, de ser potestad exclusiva del Consejo de Seguridad de Naciones Unidos. Las guerras de Vietnam, Irak, Siria y Afganistán, son buenos ejemplos de esto. La de Ucrania también. Del mismo modo que la propia conformación del Consejo y sus reglas de funcionamiento –con el derecho a veto de los cinco miembros permanentes– ya no reflejan de la manera más adecuada las relaciones políticas en el escenario internacional.

III – Competición estratégica

“Remodelando el mundo” fue el título que el diario británico The Guardian –un periódico que, en mi opinión, se ha transformado en instrumento de la guerra– dio a su comentario sobre el discurso de Putin. Para la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el discurso fue una decepcionante propaganda. Para el presidente norteamericano, Joe Biden, dejó en evidencia que el mundo entero hacía frente al “desafío de la era”.

¿Qué desafío es ese? Estamos en el medio de una competición estratégica para definir el futuro orden internacional, se puede leer en “Estrategia de Seguridad Nacional” que la administración Biden divulgó en octubre del año pasado. Los Estados Unidos liderarán esos esfuerzos “con sus valores y trabajará con sus aliados y parceros, con aquellos que comparten nuestros intereses”. “No dejaremos nuestro futuro sujeto a los caprichos de quienes no comparten nuestra visión para un mundo libre, abierto, próspero y seguro”, dice el documento.

Ya había una referencia a las dimensiones de esa tarea en la “Orientación estratégica provisional de seguridad nacional” publicada en marzo del 2021. Ahí se podía leer que “la defensa de la democracia no termina en nuestras fronteras. El autoritarismo está en marcha en todo el mundo y debemos unirnos a aliados y socios con visiones similares a las nuestras para revitalizar la democracia en todo el mundo”.

Esa visión sobre el papel de los Estados Unidos tiene raíces más antiguas, como destaca el profesor emérito de Relaciones Internacionales e Historia en la Boston University, Andrew J. Bacevich.

Bacevich piensa que Estados Unidos necesitaba abandonar la perspectiva de imponer al mundo su visión de libertad, democracia y derechos humanos, y vuelve su mirada a Kennan quien, ya en 1948, advertía contra los riesgos de esta tentación.

En un artículo publicado en la edición de marzo/abril de Foreign Affairs – The Reckoning That Wasn’t– Bacevich hace referencia a un “Report to the National Security Council”, de abril de 1950 –cuando la Guerra Fría comenzaba a conformar el escenario internacional en la segunda mitad del siglo pasado–, donde se decía que la ausencia de orden entre las naciones era cada vez menos tolerable. El documento sacaba la conclusión de que Estados Unidos tenía que asumir “la responsabilidad de imponer el orden y la justicia, mediante medios consistentes con los principios de libertad y democracia”. (El informe puede ser visto aquí: https://info.publicintelligence.net/US-NSC-68.pdf)

Es este mundo el que voló por los aires cuando las tropas rusas cruzaron la frontera de Ucrania.

Rusia percibía que el objetivo de Occidente era terminar el trabajo iniciado en la II Guerra Mundial –derrotar a la URSS– y que la Guerra Fría dejó inconcluso: terminar de desmembrar el país más extenso del mundo, que la había sobrevivido.

Para el canciller ruso, Sergei Lavrov, el objetivo de la “guerra híbrida” contra su país era no solo derrotar a Rusia, sino convertirla en un “país paria”. Como Hitler –diría– Estados Unidos tenta unir a los países europeos para la “solución final” contra Rusia.

Y añadió: –El nuevo concepto de nuestra política exterior es el de la necesidad de poner fin al monopolio de Occidente para determinar el marco de la vida internacional.

IV- ¿Rusia tiene fuerza para eso?

El desafío está claro. Lo que cabe preguntar es si Rusia tiene fuerza para esto y si la opción militar elegida era la indicada para el logro de este objetivo.

El vínculo entre el desenlace de la guerra en Ucrania y los cambios en el orden internacional, la relación entre esos dos escenarios, necesita definiciones más detalladas que me parecen no existir todavía. Se puede intuir, pero cuesta ver los detalles.

Rusia está revisando sus obligaciones ante las organizaciones internacionales que perjudican sus intereses, dijo Lavrov. Pero eso es solo una parte –y quizás una parte menor– de esa tarea. El canciller ruso destacó la importancia de la renovada alianza con China, base de la concepción multipolar del mundo.

Es la misma opinión de la cancillería china. En una conferencia de prensa celebrada en marzo, el marco de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional en Beijing, el canciller Qin Gang estimó que, con los dos países trabajando juntos, “el mundo tendrá la fuerza motriz para la multipolaridad y la democracia en las relaciones internacionales y el equilibrio estratégico global estará mejor garantizado»,

Acusada por la Subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, de tratar de reescribir “el orden internacional basado en reglas”, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, respondió que era Estados Unidos el principal disruptor de ese orden. “Son los Estados Unidos y no China quien socava y pisotea las normas internacionales». Wang citó los casos de Irak, Siria y Afganistán, así como la aplicación de sanciones contra otros países, como ejemplos de “una política de saqueos y explotación que crea división en todo el mundo”.

La guerra de Ucrania permite ver con claridad hasta donde los objetivos definidos por Putin pueden ser alcanzados: el control de los territorios de mayoría rusa; el fin de un régimen ucraniano, que Moscú considera ilegítimo; y garantías de seguridad, medidas que eviten la instalación de armas de la OTAN en las fronteras rusas.

Pero no se puede ver todavía, con la misma claridad, la relación del conflicto con el establecimiento de un nuevo orden internacional.

Quizás sea Washington quien lo intuya con mayor claridad, si consideramos los miles de millones invertidos en armar a Ucrania y los cambios tan profundos en las políticas de sus hoy aliados –Alemania y Japón–, entonces enemigos en la II Guerra Mundial. Ambos han reformado su legislación –e inclusive su constitución– para volver a armarse y a armar países en guerra, poniendo fin a restricciones existentes luego de su papel en el conflicto mundial del siglo pasado.

El objetivo es una derrota estratégica de Rusia, dijo Putin en su informe ante la Asamblea Federal, para lo cual ya habrían invertido 150 mil millones de dólares en apoyo a Ucrania. Una cifra que contrasta con los 60 mil millones destinados por los países del G-7 para apoyar a las naciones más desfavorecidas del mundo.

La militarización de la política internacional se expresa en el extraordinario presupuesto militar solicitado por Biden al Congreso el pasado 9 de marzo: 842 mil millones de dólares, cerca de cien mil millones más que el de 2021. Un gasto extraordinario, que supera el presupuesto militar de los nueve países que lo siguen. Un presupuesto que, probablemente, enfrentará la oposición republicana, mayoritaria en la Cámara de Representantes.

En la “Evaluación anual de amenazas de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos”, un documento divulgado el pasado 6 de febrero, se señala que las grandes potencias compiten para definir las reglas que se impondrán en el mundo en el futuro próximo: Estados Unidos y sus aliados, por un lado; China y Rusia, por otro (el documento puede ser visto aquí: https://www.dni.gov/files/ODNI/documents/assessments/ATA-2023-Unclassified-Report.pdf)

El escenario queda así definido, un cuadrilátero que enmarca la confrontación, sin que se vea todavía claramente definida sus reglas. Lo que despierta el temor de que se termine resolviéndola sin reglas…

En todo caso, la clave para el desenlace de esa lucha y la conformación de un nuevo orden internacional será la situación interna de cada país, en particular la relación entre Washington y Beijing, no de la guerra de Ucrania. Si podemos evitar que se esa confrontación se defina en el terreno militar, ese futuro tendrá que reflejar los cambios en el peso de cada nación en el escenario mundial.

FIN

Una nueva guerra de EUA a 20 años del genocidio occidental en Irak

Comunicado

Coincidiendo con el fin de semana del vigésimo aniversario de la criminal invasión estadounidense de Irak, se llevará a cabo una importante serie de acciones. EN COSTA RICA REALIZAREMOS UN MITIN este sábado 18 de marzo a las 11:00 pm en el Parque Central de San José, exigiendo «Paz en Ucrania: diga NO a las interminables guerras estadounidenses» y “Financiar las necesidades de las personas, no la máquina de guerra”. No a las sanciones contra cualquier país por parte de EEUU y Europa, No al Apartheid contra el pueblo palestino. Simultáneamente habrá una manifestación frente a la Casa Blanca en Washington, DC también el sábado 18 de marzo convocada por la COALICION CONTRA LA GUERRA:(https://www.answercoalition.org)

La administración Biden está decidida a intensificar la guerra de Ucrania. El objetivo real del armamento y entrenamiento masivo de las fuerzas ucranianas no tiene nada que ver con los intereses de los pueblos ucraniano, ruso o estadounidense. El objetivo, en cambio, es “debilitar a Rusia”, como afirmó el propio Secretario de Defensa de los EE. UU., incluso a riesgo de una guerra nuclear catastrófica que podría acabar con la vida en la Tierra. Un general estadounidense al mando de 50.000 soldados en el Pacífico también envió una carta a sus subcomandantes en los últimos días informándoles que cree que Estados Unidos estará en guerra con China dentro de dos años. ¡El peligro de una guerra global está creciendo! ¡El pueblo debe actuar!

Los pueblos del mundo declararon su repudio categórico a la invasión de la maquinaria militar genocida de EE.UU., al territorio de Irak, en 2003. …. condenamos la política belicista, de pillaje y terror, encarnada en la estrategia militar del llamado «occidente colectivo», establecida para imperar como una tiranía global y polo absolutista de coloniaje, según la inventada doctrina de un poder excepcional dado por la providencia; y así encadenar al mundo entero a la esclavitud.

Exigimos el fin de las políticas agresivas, hostiles, racistas, xenofóbicas, de incitación al nazi fascismo contemporáneo, que pone en peligro la seguridad internacional, nos acerca a una hecatombe termonuclear e intenta aniquilar la vertiente histórica de cambio de época. Que obstaculiza el salto histórico a un mundo de fraternidad humana, sustentado en relaciones sociales de cooperación, solidaridad e igualdad, que propicie al fin una perspectiva de paz y prosperidad colectiva sustentable y multinacional.

Durante el último año, el régimen de apartheid israelí ha intensificado su sistema de segregación, fragmentación y control para mantener su sistema de opresión y dominación colonial sobre las vidas y las tierras palestinas. Hemos observado un número devastador de asesinatos de personas palestinas a manos de las fuerzas de ocupación israelíes, entre ellos más de 30 menores de edad, así como ejecuciones extrajudiciales selectivas, como la de la renombrada periodista Shireen Abu Akleh. La política israelí de limpieza étnica se ha profundizado junto con los traslados forzosos y los actos de violencia aleatorios cometidos por colonos ilegales protegidos por las fuerzas de ocupación.

La resistencia popular continúa con la firmeza que caracteriza la vida palestina y con la fuerza y la determinación necesarias para proseguir la lucha, desde Masafer Yatta hasta Yenín y Gaza, desde Sheikh Jarrah hasta Yafa y Al-Naqab e incluso en el exilio.

Apoyar la lucha palestina nos permite reflexionar sobre la discriminación y las formas de injusticia a las que tienen que hacer frente nuestras propias comunidades y sociedades. Al mismo tiempo, aumenta nuestra determinación de luchar por un mundo justo: sin racismo, sin muros coloniales y sin impunidad empresarial.

Paz en Ucrania – ¡Negociaciones, no escalada!

Abolir la OTAN: poner fin al militarismo y las sanciones de EE. UU. a Rusia, Bielorrusia, Siria, Cuba, Zimbawe, Venezuela, Etiopía, Eritrea, Irán y muchas otras naciones

¡Financia las necesidades de la gente, no la máquina de guerra!

¡No a la guerra con China!

¡Terminen con la ayuda estadounidense al apartheid racista de Israel!

¡Lucha contra el racismo y la intolerancia en casa, no en otros pueblos!

¡Manos fuera de Haití!

¡Acaben con AFRICOM!

Liberar a todos los presos políticos: Mumia Abu-Jamal, Julian Assange, Leonard Peltier y muchos otros.

Invitan: Red de Solidaridad con Palestina CR/ Círculo Bolivariano Yamileth López/ Código Rosado CR/ Asociación Costarricense de Derechos Humanos CR ACODEUH, Juventud Vanguardista Costarricense JVC, Partido Obrero Socialista POSCR

Todo fue provocado

Por José Luis Callaci

En todo este tiempo en que se desarrolla la intervención militar especial y limitada de Rusia en Ucrania, se acrecientan las molestias y hasta los enojos entre las personas que se esmeran en sentirse bien informadas debido a la persistente desinformación sobre lo que sucede.

Las burdas falsedades y las vergonzosas censuras a medios que no se subordinan a los poderes que provocaron ese conflicto ofenden para muchos la inteligencia.

Pero aun así logran confundir a incautos y a los que han olvidado para qué sirve el propio raciocinio o el uso de la lógica y el sentido común para sacar conclusiones con cabeza propia y acercarse más a la verdad. Para ilustrar tal afirmación valga señalar que lo que difunden los medios hegemónicos sobre este nuevo y grave enfrentamiento armado despierta serios temores debido a los riesgos a que este se extienda a algo de mayores proporciones, ya que sus principales y verdaderos protagonistas son Rusia y esa Alianza Militar conocida como la OTAN que, violentando todos los acuerdos de no extender sus dominios, viene rodeando con bases militares y armas ofensivas las fronteras del gigante euro asiático.

Se vulnera con ello la seguridad de un Estado que, al igual que a cualquier otro, le asiste el derecho de protegerla y hacerla respetar.

La causa de este conflicto armado se originó en Ucrania a partir del Golpe de Estado del 2014, alentado desde el exterior por los más enconados enemigos de Rusia. Ahí comenzó la guerra y no con la llamada operación militar especial y limitada de Rusia, como se empeñan en hacer creer los que, sin sonrojos, insisten en mostrar historias de ficción a sabiendas de que hay gente propensa a creerlas o siguen siendo víctimas de la inducida patología social conocida como ruso fobia. La que se vende y aún se compra en las películas de Hollywood de héroes y villanos. Las de “siempre malos” y las de “siempre buenos”.

Han sido ocho largos años de ingentes esfuerzos en procurar, mediante el diálogo y las negociaciones, llegar a acuerdos duraderos que evitaran la escalada del conflicto. Sin embargo estos intentos resultaron infructuosos debido a claras interferencias por parte de una de las partes que, desde los inicios, tenía una agenda diferente confesada de manera abierta ante los medios por algunos de sus principales protagonistas.

A ese Golpe de Estado le siguieron los ataques sistemáticos indiscriminados y genocidas contra la población ruso parlante costando con ello la vida de decenas de miles de civiles en una población de más de siete millones, que ha habitado desde siempre una porción importante del actual territorio de Ucrania.

El tiempo dilucidará si esta tragedia que enfrenta a dos pueblos hermanos ha sido otro intento deliberado de vencer la resistencia de Rusia a ser debilitada, para que no tenga otra opción que aceptar sometimientos en un mundo unipolar de predominante signo anglosajón.

Lo que hasta ahora queda claro es que esa persistente intención de generar conflictos y guerras fratricidas en todo el mundo para justificar intervenciones y asegurar la existencia de ese mundo “unipolar”, y de paso saquear riquezas, nunca les funcionará con Rusia.

Sin entrar en otras consideraciones sobre esta guerra, que no es otra en esencia que la de los Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, utilizando como mampara a Ucrania, es bueno y hasta Imprescindible conocerla completa y no solo una parte de ella. Al igual que si se tratara de una obra literaria, una teatral o hasta una película. Siempre que se quiera, claro está, acercarse más a la verdad y no caer en apresurados y lapidarios juicios basados en realidades imaginadas o inventadas, o hasta en simples chismorreos.

Las reiteradas advertencias no sólo de la parte rusa sino de connotadas figuras políticas de occidente, como las del propio ex Secretario de Estado Henry Kissinger, no fueron escuchadas y se cruzó esa advertida línea roja en claro acto de provocación a Rusia.

Esta guerra no fue Rusia quien la inició sino quienes intentan impedir la creación de un mundo multipolar en donde las relaciones entre Estados y Naciones se construyan en acuerdos de conveniencia y convivencia, sin imposiciones de ninguna de las partes.

Lo que sube, baja y lo que baja, vuelve a subir y las verdades a veces se demoran, pero cuando afloran, suelen ser demoledoras.

Todo fue provocado y ya no se puede ocultar o negar quiénes son los verdaderos responsables.

USA/OTAN. Lamentable: Coincidencias y similitudes en cuanto a arrogancia e irresponsabilidades en Ucrania y Perú

Edgar Chacón Morales

La irresponsable escalada llevada adelante por Estados Unidos y en su retaguardia otros sectores políticos de países de la OTAN y de otras latitudes, en Ucrania, parece tener un tope: la Federación Rusa y sus apoyos, no va a ser derrotada. Si así fuera, eso tendría dos efectos: primero que la Federación Rusa dejaría de ser potencia y proponente en la escena mundial; segundo, debería cometerse genocidio y etnocidio. El pueblo ruso no va a permitirlo y tiene cómo.

En ese sentido, sería una irresponsabilidad mayúscula, aorillar al mundo a una defensa con armas nucleares, esto llevaría a lo que se conoce como DMA: Destrucción Mutua Asegurada. Simplemente, la sensatez dice que no puede ser.

En Ucrania, Zelenski ya se volvió una especie de “disco rayado o agujero negro”, que sólo pide y pide armas y dinero y cada día cansa más a muchos sectores, entre los que se cuentan aquellos que lo empujaron y pusieron a jugar ese papel despreciable.

En Perú, también se está llegando a un tope, Dina Boluarte y compañía, luego de causarle tantos dolores y tragedias al pueblo peruano, ya no le sirve a Estados Unidos. Cada vez es más patente que no cuentan con legitimidad y legalidad para firmar compromisos entreguistas (los “Contratos Ley”, principalmente) con los intereses foráneos. (Carlos Ward. Peruano Informado). Además, la camarilla golpista: integrantes del Legislativo, del Ejecutivo y del Judicial, empezando por su fiscal (Patricia Benavides, encubridora de su hermana, a quien se la relaciona con actividades del negocio de las drogas. Inty Noticias), son rechazados por la mayoría del pueblo.

En Ucrania, Victoria Nuland, sirvió en su momento: el Maidán y seguidillas. Jens Stoltenberg (secretario general de la OTAN), es un inepto y Josep Borrell (Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad), con su comparación de Europa con un “jardín”, es un personaje despreciable. Ursula von der Leyen (Presidenta de la Comisión Europea), es una mercachifle (ver El Mundo).

En Perú, Lisa Kenna, embajadora de Estados Unidos, de quien se dice haber sido agente de la CIA (El Observador), jugó su papel en el golpe al presidente Castillo y en algún momento se habló de su reemplazo por Stephanie Syptak-Ramnath.

En todo este escenario, en días recientes, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, propuso una OTAN sin Estados Unidos. Europa debe ser capaz de encargarse de su defensa, propuso. (Negocios.tv)

En América Latina, varios presidentes, entre ellos el Presidente Andrés Manuel López Obrador, de México, se refirió como espurio al gobierno de Dina Boluarte, lo que les molestó y en un alarde, retiró a su embajador en México y dijo que las relaciones quedaban sólo en el plano de los negocios.

Mucho les molesta no haber recibido la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico y en un desplante fuera de lugar, no se refiere al presidente López Obrador, como tal, sino como “el señor López”. Aunque le moleste, AMLO, como se le conoce, fue elegido presidente por el pueblo de México, al contrario que ella.

En cuanto a que las relaciones quedan sólo en el plano de los negocios, hay que seguir de cerca el actuar de Los Estados Unidos Mexicanos.

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia emitió un comunicado oficial, fechado el 19 de febrero de 2023, en el que se dice: “…toma nota de la moción del Congreso de la República del Perú, relacionada con el presidente de la república de Colombia, Gustavo Petro Urrego. Interpreta que este es un acto de carácter político del órgano legislativo del Perú que no compromete al pueblo y, por lo tanto, no afecta la histórica relación con la hermana nación … reitera su confianza en que la democracia y el Estado de Derecho se impondrán en el Perú para alcanzar las soluciones a la actual coyuntura…”.

El gobierno colombiano le está diciendo al Congreso peruano, que no lo reconoce como representante de su pueblo.

Sobre Perú y América Latina, la presencia china es creciente y Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, se vio compelida a emplear un lenguaje amenazante, arrogante y ofensivo sobre América Latina y sus riquezas (The Atlantic Council). Claramente les envía un mensaje a China y la Federación Rusa, recordándoles la “Doctrina Monroe”. Pero como sucedió con la Unión Soviética, en octubre de 1962, habrá que ver si al igual que con los misiles “Jupiter” en Turquía, también China le pone límites en su Pacífico cercano. La Federación Rusa, ya se los está poniendo en Ucrania.

En el escenario mundial, en los frentes económico, político, militar y propagandístico (para no decir mediático), USA/OTAN, no están bien.

Dicho de otro modo, en este último frente, los canales de desinformación y confusión de opinión, no están obteniendo sus cometidos como quisieran, a no ser en regiones en las que cuentan con aparatos locales, en gran manera a su servicio.

Por su parte, China está atenta y activa, porque está consciente del devenir del enfrentamiento en Ucrania.

En el plano internacional, los BRICS se fortalecen, mientras el G7, parece pesado y lento.

Quien todavía crea que en el Perú, el presidente Castillo dio un golpe de Estado, el 7 de diciembre de 2022; y que la escalada en el escenario de Ucrania, empezó el 24 de febrero de 2022, está muy equivocado.

Por último, todo indica que los factores del multipolarismo se fortalecen, mientras los del unipolarismo, se debilitan y maniobran erráticos.

En ambos puntos del planeta, el actuar de USA/OTAN contribuye muy poco a la paz.

Marzo, 2023.

Ucrania: Separando el Polvo de la Paja

Mauricio Ramírez Núñez
Académico

Un análisis académico de la guerra sin tener el menor conocimiento, aunque sea teórico, sobre lo técnico y operativo de lo que implica y cómo funciona esta, o sea, su práctica concreta y desarrollo en el campo, que va más allá de lo político y de la ciencia política misma, es el equivalente a ser experto en administración de empresas, pero nunca haber tenido la experiencia de administrar ni una pulpería. Se puede tener mucho renombre en medios por los análisis y capacidad de comprensión de los acontecimientos que se posea, pero eso no quita que la realidad objetiva pueda ir por un camino totalmente diferente al de todo aquel andamiaje argumentativo. No siempre, un argumento racional con una correcta secuencia lógica, quiere decir que sea verdadero. De hecho, el fenómeno la posverdad se basa mucho este tipo de trampas.

Eso es lo que he podido observar sobre la guerra en Ucrania durante este año de hostilidades. No es de extrañarse, hay coyunturas que exigen de posturas previas (prefabricadas) que sean políticamente correctas, además de social y emocionalmente aceptadas, aunque éstas disten de la verdad de los hechos. Al final se dice lo que los poderes fácticos quieren que se diga en público sobre el tema, lo que conocemos como falso consenso y guerra psicológica. Además, hay todo un tema de reputación, prestigio e imagen que quienes analizan públicamente este tipo de hechos cuidan mucho.

Todo eso es comprensible, no obstante, a pesar de la posverdad y el sesgo ideológico detrás de todo lo que nos dicen en medios, técnicamente la realidad ha mostrado con objetividad que en el plano militar es imposible que Ucrania gane la guerra a Rusia. Lo único que podría hacer una diferencia es que la OTAN termine de entrar por completo en el conflicto con tropas y otro tipo de equipo militar pesado, lo cual genera grietas también a lo interno de la alianza. Sin embargo, ya estaríamos hablando de una guerra mundial a gran escala, y es lo que todos desean evitar.

Por eso se debe hacer una correcta diferencia entre el análisis militar y el político. No todo académico es o posee conocimiento militar y viceversa. Políticamente en este conflicto aún no hay nada resuelto y subyacen muchas variables gravitando a su alrededor. Este es el espacio donde todos especulan y emiten criterio, ya que todo sigue sin definirse y las tensiones diplomáticas acercan cada vez más a Europa al enfrentamiento directo con Rusia, a la vez que crecen las contradicciones internas en los países europeos más involucrados en el conflicto. En la parte diplomática se suma ahora la propuesta de paz de China, donde acierta al exponer la necesidad de abandonar la mentalidad de Guerra Fría que subsiste especialmente en occidente, el respeto a la soberanía de todos los países, y el no uso de armas nucleares, entre otros puntos no menos importantes.

Más allá de toda preferencia de bando, lo cual no es pecado tener, es una verdad que Rusia no va a ceder en ninguna negociación en cuanto a los territorios ocupados y mucho menos va a renunciar a la península de Crimea, al mismo tiempo, no existe fuerza sobre el planeta que pueda obligar a Rusia (potencia nuclear) a devolver dichos territorios, entendidos por la civilización eslava como parte natural de su espacio vital. De este modo, quien tiene la de perder en ese sentido es Ucrania y no Rusia. Otro ejemplo concreto y no sesgado sobre esto lo demuestran las ineficaces sanciones económicas de occidente colectivo contra la economía rusa, so pretexto de someterla y reducirla, lo que, para mala suerte de sus creadores, han resultado ser un bumerán que no han logrado más que afectar la propia estabilidad económica y política de Europa.

En los últimos días salió a la luz pública que la Mossad, órgano de inteligencia del Estado de Israel y uno de los mejores del mundo, realizó un informe sobre la situación militar en Ucrania y los datos que consiguieron dejaron perplejos a los expertos en la materia; la diferencia de bajas es de 1 a 8 a favor de Rusia. Por otro lado, existe una superioridad aérea rusa en la guerra con drones, la misma aumenta la precisión y la eficacia de todo tipo de fuego. Estos datos, dan al traste con aquel famoso adagio nietzscheano y muy empleado por occidente posmoderno que reza: “no hay hechos solo interpretaciones”.

En esa misma dirección, el militar español del ejército de tierra de España, Juan Antonio Aguilar expresa su criterio, y cito textualmente: “una vez que caiga Bakhmut, se alcanza la tercera línea de defensa y última del Donbás, una vez acabada esta línea de defensa todo el Donbás estará en manos rusas, lo cual será una victoria, ahí sí, desde el punto de vista político y militar”. Esto puede tardar unas semanas más por lo lento y cuidadoso del avance ruso, pero si todo sigue igual, será inevitable. Hace unos meses dije que Ucrania había perdido la guerra, pero la posibilidad de un enfrentamiento a gran escala y haciendo uso de material nuclear sigue siendo posible, lamentablemente, este escenario continúa vivo.

Nos encontramos ante una profunda transformación geopolítica del planeta que pocos están comprendiendo y frente a la cual es indispensable separar el polvo de la paja, nuestros esquemas ideológicos y epistemológicos se quedan cortos, siguen mirando el mundo como si estuviésemos en el siglo XX. Vivimos en un entorno con altos grados de complejidad que requieren de diferentes niveles de análisis, donde la emocionalidad, las posturas particulares o nuestras percepciones sirven como velos para evitar ver con la suficiente apertura mental los acontecimientos, retos y posibilidades que esta nueva etapa del sistema internacional trae consigo. Eso implica una visión disruptiva en todo sentido, propia de una crisis paradigmática como la vivida en nuestros días y reflejada en Ucrania.

El mundo está extraviado sobre lo que desea la humanidad, que es amor y paz

José Luis Pacheco Murillo

El mundo atraviesa hoy una situación inédita. Una situación en la que por más de dos años la consigna era que estuviéramos lo más lejanos unos de otros. La pandemia nos obliga a estar encerrados, en unos lugares si, en otros no. Una situación en la que hoy nos damos cuenta de que muchos se aprovecharon de la pandemia para hacer negocios y ganarse millones de dólares en nombre de la enfermedad y de miles de muertos.

Hoy vivimos la infamia de una guerra provocada por unos que ahora se dicen los inocentes y los que desean la paz. Una guerra que se inició con dos países pero que ha involucrado a muchos más, aunque no quieran reconocerlo. Pero que además tiene a otros muy interesados en unirse a ella. Es decir, nada de raro en que tengamos una tercera guerra mundial.

Hoy hemos escuchado que Rusia se retira del acuerdo por reducir armas nucleares, en forma unilateral. Una amenaza mayor para el mundo.

En eso está el mundo, simplemente de cabeza y por ende extraviado sobre lo que desea la humanidad: amor y paz. Aunque suene a los hippies de antaño, pero es lo que necesitamos hoy.

El que Biden vaya sorpresivamente a Ucrania y el que llegue a Polonia a hacer un discurso que no ofrece mucha ayuda para buscar La Paz, nos habla de un mundo abocado, por las potencias, a pelear por lo que desean y no por lo que le interesa a la humanidad.

Dios quiera que recapaciten y entiendan los que toman las decisiones que, en cada una de ellas, está el futuro de la humanidad y entre peores sean menos esperanza tenemos de sobrevivir. Por eso es importante iniciar este tiempo de cuaresma acercándonos más a Dios y hacer lo necesario por entender su Plan de Amor y no seguir ese plan del mundo.