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Etiqueta: UNA

La universidad del Siglo XXI

Desde una perspectiva intimista

Mis desgarramientos interiores

Alberto Salom Echeverría

Uno de los sentimientos más desgarradores que he experimentado en mi vida, es el del abandono, la separación física de alguien o de algo. Varias veces en mi existencia lo he vivido: lo experimenté intensamente a mis once años, con el temprano fallecimiento de mi padre tras un accidente automovilístico. Volví a vivirlo con la misma intensidad, pero de una manera distinta porque era más maduro, a la edad de cuarenta años, cuando se produjo la partida de un ser maravilloso en mi vida, en la de mis hermanos y estoy seguro de que en la de mucha gente más; ese ser maravilloso fue mi madre. Síntesis de una irremediable endeblez física, propiciada por una enfermedad que la atacó temprano, por una parte y de una inusual fortaleza intelectual y espiritual, por otra. Ella no podía vivir más de cinco años como promedio de la enfermedad. ¡Pero vivió treinta años más! por decisión propia, es decir, por su corazón inmenso y generoso que quiso seguir latiendo alimentado por nuestro amor y entrega hacia ella. ¡Qué sentimiento de abandono sufrí, de inefable orfandad, no obstante, mis cuarenta años! La tercera experiencia fue la muerte de Isabel, mi esposa por 26 años. Una compañera sin par, de gran solidez científica y académica, formada en la UCR, muy leal y de gran valentía también.

Todas estas pérdidas dejaron en mí, después de un primer desgarramiento interior, la enseñanza de que nada de lo espiritual se pierde de manera definitiva. Los cuerpos, lo físico se separa en toda relación en algún momento de manera irremediable, definitiva; los afectos entrañables en cambio, cuando la sinceridad ha sido cristalina en las relaciones interpersonales, trascienden los límites de la finitud de la relación física produciendo esa sensación de prolongación de la existencia, más allá de lo humanamente temporal. El filósofo Platón planteó en la antigüedad de un modo condensado la idea que he querido expresar, cuando postuló: “La unidad del universo es infinita porque no nace ni muere, pero las cosas que devienen son finitas.” Más recientemente, en la modernidad, el filósofo Danés Soren Kierkegaard señaló al respecto que, “el hombre (hoy hablamos del hombre y la mujer) es algo concreto, temporal, en un constante devenir, luchando entre lo temporal-terrenal y lo eterno.”

La huella de La Universidad Nacional en mi experiencia académica

En medio de este dilema, entre lo humano finito y lo eterno, barrunto que la vida cobra más sentido, cuando nos inquietamos y movemos por algo en lo que de verdad creemos. Ese algo por lo que vale la pena vivir para mí son los principios, aquello en lo que creemos profundamente de acuerdo con nuestros valores. Cuando se me prestó por cinco años la oficina de la Rectoría, quise colocar en ella, para verlo constantemente, un arreglo en sepia que me regaló mi hijo mayor, José Carlos. Se trata de una frase, que ahora conservo en mi habitación, muy cerca de mi corazón; el cuadro contiene la imagen de Abraham Lincoln y una frase suya que he querido hacer mía: “Si pudiéramos darnos cuenta primero en dónde estamos y hacia dónde vamos, seríamos capaces de juzgar qué hacer y cómo hacerlo”. Esta frase sintetizó una convicción muy arraigada con la que, desde muy joven he procurado caminar en mi vida. Todo en derredor nuestro adquiere más sentido, en cuanto logramos darle una dirección a nuestro accionar.

No obstante, todas estas convicciones profundas, cuando debí dejar la Universidad Nacional, al terminar mi ejercicio como Rector, junto a mis colegas en la gestión, por haberme acogido a la jubilación, me embargó en un inicio el mismo sentimiento de desgarramiento, y hasta de soledad quizás. Aunque la experiencia acumulada, junto a estas cavilaciones, me permitieron reflexionar pronto percatándome así de lo profundo que está inserta la UNA en mi corazón. Había quedado atrás mi paso por la emblemática Universidad de Costa Rica, institución pública a la que, como joven estudiante también me entregué con pasión. En el año 1976, ingresé como docente a la UNA, para iniciar una carrera académica noble y sublime, que terminó de formar mi personalidad.

La UNA me marcó de manera indeleble. En ella aprendí a reconocer la enorme variedad o pluralidad de la existencia, tanto derivado del conocimiento de los estudiantes provenientes de los más diversos rincones del país, como en mi relación con los colegas universitarios, con el personal administrativo y académico de la institución. La UNA me permitió además, junto a mis colegas y estudiantes, entrar en contacto con comunidades compuestas por mujeres amas de casa, muchas deseosas de asumir algún emprendimiento, algunas otras mujeres solas con hijos, jefas de familia, trabajadoras recién incorporadas a los mercados laborales con indecibles necesidades de capacitación y desde luego sociales, trabajadores de los ferrocarriles, obreros de la construcción, campesinos sin tierra, comunidades indígenas, decenas de jóvenes con discapacidad en todas ellas, deseosos de aprender algún oficio y de incorporarse plenamente a una sociedad poco preparada todavía para subsanar las barreras arquitectónicas, las cognitivas y de otros órdenes. ¡Qué reto tan formidable! Imposible acometerlo, aprendimos pronto, desde una sola perspectiva epistemológica.

Origen y evolución de La Universidad Nacional.

La UNA desde su origen se abrió al desafío de incursionar en el profundo y acaso insondable mundo de la multiplicidad de lo causal. El mismo concepto de “Universidad Necesaria” que, nuestro fundador Benjamín Núñez lo hizo vernáculo en diálogo con Darcy Ribeiro, sociólogo y pedagogo brasileño, nos obligó a recibir jóvenes estudiantes de diferentes culturas, orígenes étnicos, sin distingos de género ni de condición social. Este solo hecho, puso en entredicho una idea por entonces arraigada en el medio cultural del país: los estudiantes de condición social más vulnerable, provenientes en su mayoría del mundo rural, no estaban capacitados para incursionar con éxito en la educación superior, por carecer de las condiciones intelectuales, académicas o pedagógicas que solían adquirirse en los liceos o colegios que contaban con recursos de todo orden y que, por ese hecho otorgaban mayores ventajas educativas.

Entre todos los aportes de la UNA a la educación superior del país, en mi concepto este es uno de los más trascendentes. Nosotros quedamos obligados a modificar incluso el sistema de admisión, a fin de viabilizar el acceso de las personas estudiantes de origen más humilde. No solo eso, debimos crear las condiciones apropiadas a lo interno para subsanar sus carencias económicas y también el pobre nivel académico que muchos traían de la secundaria. Recordemos para empezar los propedéuticos; si bien luego debimos revisarlos. Todo constituyó un formidable reto: la estructuración del sistema de becas, las primeras residencias estudiantiles, casas antiguas enclavadas y dispersas por toda la ciudad de Heredia, como “La Moya”. Cada innovación debió ser sometida a examen crítico y debate interno, otra característica del modo de gestión de la UNA desde su nacimiento. La mejor prueba en el ámbito académico de que caminamos por una senda correcta, nos la proporcionaron algunos años después de la fundación de la UNA, los cientos de estudiantes que, independientemente de su origen social y étnico, o de su género, se graduaron y como nuevos profesionales se insertaron en los mercados laborales con bastante éxito. De hecho, nos sentimos orgullosos de que el porcentaje de subocupación haya sido muy bajo y la desocupación de la población estudiantil egresada de la UNA, casi inexistente.

No obstante, aquí es menester advertir que, una correcta lectura (solo el tiempo nos ha dado esta perspectiva), nos obliga a reconocer que los estudiantes que se han formado como profesionales en la mal llamada (en mi opinión), sede central de la UNA, pero que provenían de regiones alejadas de los principales centros urbanos, solamente en porcentajes bajos retornaron a los pueblos o cantones en los que se criaron. Ciertamente, el papel de las sedes regionales: Chorotega o Brunca y del campus en Sarapiquí, nos han ayudado a paliar los efectos perniciosos que ha tenido esta fuga de cerebros de los territorios locales o regionales hacia la zona central del país. Empero, el desarrollo desigual que ha tenido Costa Rica, favorable a esta región central, desde sus orígenes e incrementado a partir de la segunda mitad del siglo pasado, no favorece tampoco en ningún sentido la inserción de los profesionales en las regiones periféricas.

En tanto no se logre revertir esta tendencia “hipercentralista” a nivel del país, la universidad tiene posibilidades y el imperativo además de incrementar su aporte a los territorios o regiones, mediante al menos dos rutas importantes, que yo he bautizado como contra tendencias: 1-el apoyo a las sedes y campus regionales para que puedan ser dueños de sus propias carreras; esto implica el fortalecimiento planificado en la dotación de recursos a las sedes regionales, para consiguientemente poder otorgarle a estas la potestad de modificar el currículo o plan de estudios, apoyadas por la Unidad de Diseño e Innovación Curricular de la vicerrectoría de docencia y de acuerdo con las necesidades de los territorios y localidades; y 2-un mayor impulso a las carreras itinerantes, lo que nos obliga, acorde nuevamente con una perspectiva territorial, a abrir carreras en determinadas localidades rezagadas del desarrollo nacional, al menos hasta graduar una cohorte de profesionales o técnicos. Gracias a la iniciativa de la Dra. Ana María Hernández que, con tanto entusiasmo y empeño impulsó la propuesta de las carreras itinerantes, el Consejo de Rectoría acogió la propuesta basada en la experiencia de la División Rural del CIDE. Fue el Dr. Pedro Ureña quien la puso sobre el tapete de discusión en su momento. Este trabajo ameritaría un mayor esfuerzo de coordinación con las demás instituciones públicas de educación superior, congregadas en el convenio del CONARE. ¡Ojalá esto pudiera discutirse más en el seno de CONARE! En mi opinión se trata de un nuevo impulso a la Educación Superior del país, concentrando esfuerzos en los territorios y regiones rutinariamente más rezagados del desarrollo.

La organización multidisciplinaria en la UNA y el desafío de la revolución científico-tecnológica.

En lugar de organizar las facultades de acuerdo con los criterios tradicionales de la disciplinariedad creados desde la universidad napoleónica, lo que ha conducido y conduce a la fragmentación del conocimiento, cuando se agrupan las disciplinas básicamente según su afinidad, la UNA por contraposición innovó en la manera como se organizaron las facultades, acudiendo, aunque fuera en forma embrionaria, a la idea de multidisciplinariedad. Todavía no estaba presente ahí la perspectiva de interdisciplinariedad. Aquel otro criterio (el de la multidisciplinariedad) fue patente en la Facultad de Tierra y Mar, en la de Exactas y Naturales, en la Facultad de Ciencias de la Salud, en la de Ciencias Sociales, en la de Filosofía y Letras; así como en los Centros como son: el Centro de Estudios Generales, el Centro de Investigación y Docencia en Educación y el Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística.

A pesar de esta importante innovación en el campo de la organización académica en la UNA, hoy la revolución científico-tecnológica, especialmente en las TIC´s, en la robótica y la informática, en nanotecnología, tanto como en la biotecnología, ha inducido cambios acelerados en el conocimiento en todos los órdenes y ha sentado las bases para el desarrollo portentoso de la sociedad del conocimiento. Ninguna universidad que se precie de ser seria puede quedar ajena a todo ello. Sin embargo, es notorio el rezago de los países latinoamericanos respecto de esta revolución tecnológica, frente a los países desarrollados. De ahí que se haya levantado un extraordinario reto para los centros universitarios de educación superior pública, debido a que sobre ellos reposa la responsabilidad de impulsar la investigación de punta, la extensión o acción social como medio idóneo de contacto con las comunidades y sectores más necesitados del país y aunado a lo anterior una docencia de calidad. Desde nuestra experiencia universitaria, hemos sentido que el desafío es mucho más descomunal aún, al considerar el proceso de globalización que tiene lugar, tan desigual en sus progresos; así como el gigantesco reto que impone a todos los países de la Tierra, la grave enfermedad del calentamiento global y del cambio climático, derivados de la producción por el ser humano de los combustibles fósiles. La brecha digital y tecnológica abierta entre los países ricos y pobres es hoy más grande que nunca, lo mismo que en los órdenes económico y social.

Las “comunidades Epistémicas”.

Hemos llegado a la conclusión de que para que la universidad de hoy pueda acometer desde el punto de vista cognitivo este inmenso reto que nos acecha, es menester promover en toda la Universidad Pública una nueva organización de la academia, de modo que estemos en mejores condiciones para realizar un abordaje de los problemas desde una posición, ahora sí, inter y multidisciplinaria. Desde el punto de vista epistemológico, postulamos que no podemos seguir enfrentando fenómenos complejos y multicausales desde una óptica estrictamente disciplinar.

Postulamos que las disciplinas no se disuelven; al contrario, han de fortalecerse para desde esa base, forjar sinergias entre las diversas disciplinas. Implica un diálogo permanente, fecundo y vigoroso, tanto al interior de cada institución como, si fuera posible, entre todas ellas. No deseo hoy, queridas y queridos colegas y amistades aludir en detalle a la gestión que tuve el honor de encabezar con gente maravillosa, porque cada experiencia está a prueba. Además, porque esta disertación no es una rendición de cuentas. No obstante, solamente digo, para lo que pueda ser útil, impulsamos la idea de crear “comunidades epistémicas”, también conocidas como “comunidades de conocimiento”, cuya labor debería ser tomada en cuenta. Lo esencial, es el “diálogo entre los saberes”, como postularon Maturana y Varela, hace ya algunos años.

En el año 2018, el Dr. Itzkuauhtli Zamora Sáenz escribió sobre una experiencia en una comunidad de Guadalajara, México, muy aleccionadora. Cito “En las últimas dos décadas, es posible atestiguar una proliferación de modelos para la toma de decisiones políticas que abogan por la necesidad de crear mecanismos incluyentes que promuevan la participación multisectorial. Estas propuestas han recibido los nombres de ciencia posnormal, planeación participativa o gobernanza, por mencionar algunos de distintas corrientes (Funtowicz y Ravetz, 1993;Huitema, etal., 2009; Schmoldt, Kangas y Mendoza, 2001).

La premisa general de estas propuestas es que la solución de problemas complejos como los ambientales no puede ser resultado de una decisión exclusivamente técnica o científica que se imponga de manera jerárquica y vertical: requiere incluir el conocimiento y la postura de las comunidades locales que serán las principales beneficiadas o perjudicadas por la implementación de la política. Bajo esta perspectiva, tanto las decisiones como los procesos para tomarlas son igualmente importantes, esto es, no importa solamente alcanzar un buen resultado, sino que su formulación se haya dado bajo mecanismos abiertos, plurales e incluyentes.

Estos modelos participativos coinciden con lo que Mark Warren ha denominado democracia, expansiva, la cual se caracteriza por la ampliación de mecanismos participativos en pequeña escala y por la necesidad de incluir en las soluciones la voz de los posibles afectados por las decisiones gubernamentales (Warren, 1992)” […] -Un poco después agrega el Dr. Zamora- “Hay una gran cantidad de mecanismos específicos para favorecer la participación multisectorial como talleres de planeación, foros, mesas de participación, grupos promotores, paneles de expertos o consejos ciudadanos, por mencionar algunos. Todos estos mecanismos comparten la idea regulativa de favorecer el entendimiento común y la cooperación entre diferentes actores. Peter Haas, en 1992 Haas (1992)acuñó el concepto de comunidad epistémica para referirse a un grupo de personas que se reúnen periódicamente para generar acuerdos sobre un problema y su solución. El concepto lo utilizó Haas por primera vez para referirse a la emergencia de una red de actores gubernamentales, civiles y académicos de diferentes países que se congregaron para intercambiar información con el objetivo de revertir la contaminación del mar Mediterráneo.

El propio Haas agregó que el tipo de problemas que pretende resolver una comunidad epistémica se caracteriza por estar inserto en un contexto de incertidumbre en el que los diferentes actores reconocen que el conocimiento científico no elimina el riesgo de consecuencias no deseadas de una decisión determinada, sino que incluso los puede hacer más conscientes de las posibles secuelas (Haas, 2004).” (Cfr. Zamora Sánez, Itzkuauhtli. “Comunidades Epistémicas en la Solución de Problemas Ambientales. Tendencias en la Recuperación de Ríos Urbanos.” https://orcid.org/0000-0002-1554-6984). En nuestro caso, fue la Dra. Luz Emilia Flores la que tuvo a bien proponernos el fructífero concepto de “Comunidad Epistémica.”

La Universidad como “Bien Público” y su relación con el entorno nacional.

El desarrollo de nuevas carreras y áreas del conocimiento de base multi e interdisciplinaria y la creciente importancia de la internacionalización, constituye todo un programa de acción de la universidad contemporánea en la sociedad del conocimiento. En ella, es imprescindible que las instituciones públicas de educación superior se afiancen como un bien público en un momento en que las élites gobernantes en toda América Latina se han decantado por cuestionar este concepto, junto con importantes grupos del sector empresarial. Esto lo estamos viviendo en Costa Rica concretado en la Ley 9635, de fortalecimiento de las finanzas públicas, en particular en el título IV de la misma que quedó aprobada en diciembre de 2018. Hoy las cinco universidades públicas están viendo drásticamente restringidos sus presupuestos, como resultado del mandato de dicha ley, especialmente en el Título IV de la misma. Los rectores en su momento, agrupados en el CONARE presentamos un recurso de nulidad ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, en contra del Decreto Ejecutivo que amplió la cobertura del título sobre empleo de dicha ley. Adicionalmente, se planteó también una Acción de Inconstitucionalidad ante la Sala, contra el mismo decreto. Esta es la hora, ante un asunto tan, pero tan urgente y trascendental, en la que ni la Sala Constitucional, ni el Tribunal de lo Contencioso Administrativo se han pronunciado todavía, después de casi cuatro años de haber sido presentados ambos incidentes.

La actividad sustantiva en La Universidad.

Otro asunto que nos permitió crecer académica e intelectualmente tiene que ver con la conceptualización de la actividad sustantiva en el quehacer académico de la universidad pública. Siempre se ha entendido la actividad académica como la conjunción y concatenación de la docencia, la investigación y la extensión conceptualizada también como acción social. La situación actual requiere la integración de estos tres pilares para la formación de profesionales preparados para enfrentar los retos y cambios que la sociedad demanda. La actividad docente para que tenga calidad debe alimentarse de la investigación constante de las personas académicas y de la extensión que, como es sabido se produce cuando la universidad se vincula con la sociedad compenetrándose con las comunidades a las que apoya y de las que se nutre también. El verdadero reto estriba, por un lado, en lograr una real coordinación de las tres actividades (docencia, investigación y extensión) en el eslabón superior ejecutivo de la universidad, a fin de lograr un verdadero apoyo a las facultades y unidades académicas. Pero, por otra parte, cada unidad académica debe ser un hervidero de conocimiento que involucre a todo el personal docente de modo que se pueda transmitir al estudiante la experiencia académica adquirida. En nuestra experiencia todavía tenemos frente a nosotros el reto de alcanzar una mayor compenetración y simbiosis entre estos tres componentes de la actividad sustantiva de la universidad, tanto en el quehacer de las personas profesionales que apoyan a las facultades y unidades académicas desde el nivel ejecutivo superior y, sobre todo, en las unidades académicas mismas.

La Universidad Humanista con sentido social en el siglo XXI.

He dejado para la parte postrera de mi intervención, un tema que considero es uno de los más relevantes. El Foro Económico Mundial sobre «El futuro del trabajo 2020» analiza la disrupción causada por el COVID-19 y las perspectivas futuras sobre el empleo y las habilidades necesarias, en el contexto actual de recesión económica global y aceleración de la digitalización.

En el mencionado informe se plantea que, citó: “La  automatización junto con la actual recesión de COVID-19 está creando una ‘doble disrupción’ para los trabajadores: el informe estima que para 2025, la automatización y la nueva división del trabajo entre humanos y máquinas afectará a 85 millones de puestos de trabajo en todo el mundo, creándose 97 millones de nuevas funciones, a través de la creciente demanda de trabajadores para puestos de trabajo en la economía verde y digital (relacionados con la economía de datos, inteligencia artificial, computación en la nube…).” (Cfr. Foro Económico Mundial. “Informe Futuro del Trabajo 2020.” Sincrogo.com/blog/actualidad-laboral/informe-futuro-del-trabajo-2020-foro-económico-mundial/).

¿Qué hacer ante estas realidades? Creo imprescindible tener presente la importancia para una universidad que nació humanista, de no descuidar la visión humanista integral. De no hacerlo se puede incurrir en el error de adoptar una visión unilateral, acicateados exclusivamente por los criterios emanados de las tendencias del mercado. De acuerdo con estos criterios, las instituciones superiores de educación pública deberían transformar su currículo según lo que se denomina “carreras STEM” (Science, Tecnology, Engineering and Mathematics).

Una adecuada concepción humanista de la educación es incluyente de todas las disciplinas. Esta inclusividad en la sociedad del conocimiento implica poner en primer plano el sentido social del conocimiento y de la formación. Esta no puede desdeñar los valores éticos del bienestar colectivo, el énfasis constante en la democratización de la institución universitaria; es decir, la facilitación del acceso y permanencia de las personas estudiantes indistintamente de su origen social, a las oportunidades que brinda la educación superior. Junto a ello, la universidad pública no puede perder su orientación a contribuir desde la academia a esclarecer la ruta de un desarrollo sostenible, justo y equitativo, en consonancia con la Naturaleza, la preservación de los ecosistemas y de la vida en ella. Por ello es por lo que, la evaluación, la acreditación de las carreras y de la educación, así como el aseguramiento de la calidad, jamás pueden mimetizarse con los estándares de los llamados países centrales. Al contrario, abogo porque la universidad pública latinoamericana, cumpliendo con su misión, tenga en cuenta la realidad de los países en los que está inserta. De ahí la importancia de la autonomía universitaria, para pensarse a sí misma y tomar las decisiones estratégicas, sobre la base de los valores académicos consensuados entre la comunidad universitaria.

Desde algunos años atrás se nos viene induciendo desde afuera y desde diferentes posturas a que dejemos de lado las ciencias sociales y las humanidades (SSH, por sus siglas en inglés: Social Science and Humanities) para abrazarnos supuestamente a la “modernidad y el progreso”; se busca así, afiliarnos por decirlo de esta manera, a las STEM (Science, Tecnology, Engineering and Mathematics). Es decir, teóricamente quienes nos inducen por ese camino suponen que debemos subsumir a las universidades humanistas de hoy, en el mundo de la llamada “ciencia precisa”, que se puede medir, para colocarnos así, supuestamente, en la cúspide del desarrollo tecnológico.

Tal razonamiento supone las SSH arrinconadas en posiciones puramente especulativas y propiciadoras de un razonamiento cualitativo infértil. Esta cuestión así planteada nos remite a un viejo y trillado debate entre culturas científicas y humanistas. Hay que combinar las SSH con las STEM. No se debe por lo tanto renunciar a la ciencia, ni a la tecnología, ni a la precisión matemática. Pero no por eso se debe dejar de lado la educación, la filosofía, la filología, la sociología, el arte, la danza, la música; ambos conjuntos disciplinarios son imprescindibles para fortalecer las bases de universidades sociales y humanistas. Se trata de dos grandes conjuntos o componentes disciplinarios convergentes; no como desde cierta perspectiva errada se les quiere presentar como si fuesen más bien divergentes y excluyentes entre sí.

Está pendiente en la universidad latinoamericana y del Caribe asumir una reflexión a fondo, sin menoscabar lo alcanzado hasta ahora, intentando buscar (innovar) nuevas formas de organizar la academia que permitan un mejor entrelazamiento de los saberes, y una mayor cooperación que facilite recoger los beneficios del debate científico y cultural de la universidad en el mundo contemporáneo.

No en vano nos dice José Joaquín Brunner, investigador y académico chileno: “Un nuevo balance entre STEM y SSH se requiere también para salvar el futuro que hoy reconocemos amenazado por diversas fuerzas destructivas. En efecto, las disciplinas STEM —precisamente por su poder de incidencia en el control y la transformación del mundo— provocan una extrema racionalización científico-tecnológica de los entornos naturales, de las actividades productivas, de las relaciones sociales y de la propia esfera cultural […] Mas se trata de una racionalización de medios, regida por la funcionalidad y la eficiencia, el cálculo de costos y beneficios, y la continua expansión —ahora global— de la explotación de los recursos naturales y las capacidades humanas. Es ese proceso, con todos sus progresos y riesgos, el que las SSH ayudan a interrogar y analizar desde una racionalidad de fines y valores, manteniendo abierta así las puertas hacia la esperanza. Hay pues razones más acá y más allá de la economía —“Más cosas hay en el cielo y la tierra, Horacio, que las que se sueñan en tu filosofía”— que justifican apoyar resueltamente a las SSH, en pie de igualdad con las disciplinas que rigen la racionalización científico-técnica del mundo. Este es un balance que se requiere cada vez más patentemente y con mayor urgencia, para no terminar agotados por el progreso y aplastados por los escombros que deja tras de sí.” (Cfr. Brunner, J.J. “Humanismo: ¿Cuál es su Poder?” nuevo poder.cl/humanismo-cual-es-su-valor/).

 

Nota compartida con SURCOS por el autor.

Reencontrarnos

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Pareciera como si el follaje del Jardín del Edificio dos de Ciencias Sociales de la UNA agradeciera el acto luminoso de la música. Se mueve al compás de una dulce flauta traversa, de un jazz acompasado y su interpretación descomunal en la sociabilidad de un medio día que no quiere irse.

Es cierto. La naturaleza responde al acto sobrio de la música. Me dediqué a observar durante minutos cómo las plantas y el follaje que componen el hermoso jardín se balanceaban con los acordes.

En la semana de regreso a la presencialidad gradual, el Centro de Investigación, Docencia y Extensión Artística (CIDEA) y la Facultad de Ciencias Sociales, ambos de la UNA, entendieron la dimensión humana de la calidez, la sensibilidad y el vínculo, en una época que urge de políticas que recuperen el afecto y la ternura como sus principales estrategias.

La estudiante Britany Artavia se presentó el mismo día internacional de la Mujer con una interpretación hermosísima. Devolvió con ello el necesario mensaje de seguir trabajando por un mundo más justo y solidario.

Dos dias después Fabián y Cristian nos deleitaron con casi una hora de jazz que resonó por todos los pasillos de la Facultad. En medio de su presentación, Carlos Luis, estudiante de Danza y quien casualmente iba pasando por el lugar, se unió con una corta improvisación performativa. No hacen falta palabras para describir la sensación producida.

En tiempos de transición hacia nuevas formas de reencontrarnos, el arte definitivamente nos ayuda a soltarnos los apretados cordones de la tensión y aflojarnos lo que nos aflige en la garganta y el corazón.

Debemos encontrar nuevos sentidos para apropiarnos de esas formas, que también son políticas, que nos permitan avanzar hacia una experiencia colectiva donde la confianza en el otro y la otra, sean restituidas.

Al terminar su improvisación, Carlos Luis originario de Liberia (Guanacaste) ubicado en la zona pacífica central del país y Jian, compañero proveniente de Limón, en el Caribe, se cruzaron un saludo afectuoso con los músicos. Un “volver a reconocerse” en medio de un contexto que solicita eso: el reconocimiento mutuo.

En medio de una semana hermosa y crispada, si, a nivel nacional y global, estas maneras de “respirar” nos devuelven la alegría y la esperanza. Reencontrarnos es necesario. Movernos con la música y sus sugerencias es urgente. Volver a vivir.

UNA: Condiciones en liceos rurales reproducen desigualdad

Una oferta educativa reducida, climas educativos predominantemente bajos en los hogares, dificultades de acceso a recursos didácticos y falta de docentes en las regiones, son parte de las condiciones asociadas a la modalidad de liceos rurales que favorecen la reproducción del modelo de desigualdad prevaleciente en el país, según evidencia la investigación “Factores socioeducativos y dinámicas de inclusión-exclusión en la oferta de Educación Media del Ministerio de Educación Pública”, realizada por el equipo académico del proyecto Perfiles, dinámicas y desafíos de la educación costarricense del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA).   

“La desigualdad es un tema complejo, multidimensional, entonces uno no puede decir que la modalidad de liceos rurales de por sí es excluyente, por sí misma no lo es; pero todos los otros factores que están asociados al contexto educativo propio de los mismos estudiantes, como el clima educativo, las distancias, todo eso afecta el que esta población esté en una condición de desventaja cuando está dentro de un liceo rural”, afirma Cecilia Dobles, académica del Cide y coordinadora del equipo investigador que presentó los resultados del estudio, el pasado 9 de marzo, en el auditorio Clodomiro Picado del Campus Omar Dengo de la UNA.

Un conjunto de factores

Aunque aclaró que esta modalidad de liceos rurales surgió para dar derecho y acceso a educación de más calidad en las distintas zonas del país, Dobles insistió en que hay una serie de limitaciones propias de los contextos educativos, que van planteando desigualdades, como es el caso de la falta de docentes formados para las especialidades que se requieren para un colegio académico, así como la malla curricular reducida.

Por ejemplo—de acuerdo con datos del MEP citados en la investigación—mientras  el colegio académico tradicional tiene 126 lecciones en el III ciclo y 88 en educación diversificada, en la modalidad de liceos rurales las lecciones se reducen a 120 y 80, respectivamente.

Y es que—añade la especialista—por la misma condición de falta de docentes en las regiones, no hay posibilidad de impartir artes plásticas, educación física u otras materias,  lo que va en perjuicio de la calidad de la educación que recibe la población estudiantil en los liceos rurales.

La problemática de los docentes también lleva a que deban hacerse contrataciones por inopia en estos centros educativos, las cuales  muchas veces se realizan en forma postergada, cuando ya ha iniciado el ciclo lectivo.

A esto se suma el hecho de que los docentes tampoco tienen acceso a procesos de capacitación o formación continua debido a las distancias geográficas, lo cual también representa una limitación muy grande, según destacó la investigadora.

Luis Diego Conejo, académico del Cide e integrante del equipo investigador, coincidió en que las condiciones de la modalidad de liceos rurales que reproducen el modelo de desigualdad tienen que ver con una oferta educativa reducida, pero también con el contexto familiar del cual provienen los estudiantes, de los climas educativos predominantemente bajos,  así como las dificultades en el acceso a recursos educativos y materiales tanto en el área educativa como en sus hogares, lo cual afecta negativamente su experiencia de aprendizaje. “Es un conjunto de factores”, subrayó.

En el caso del contexto familiar, el especialista explicó que el hecho de que las personas que atienden esta modalidad provengan de climas educativos bajos en sus hogares limita las posibilidades de que se haya fomentado una serie de capacidades básicas, que tienen que ver con la lectoescritura o con acceso a materiales o recursos educativos en sus casas, que les permitan desarrollarse a un nivel que sea comparable al resto de la población. 

La investigación del Cide profundiza acerca de la prevalencia de diferencias profundas entre las modalidades educativas en la educación media, a saber: Académico Diurno, Académico Nocturno, Ambientalista, Artístico, Bilingüe, Científico, Técnico Profesional, Deportivo, Humanista, Indígena, Rural, Telesecundaria y Unidades Pedagógicas.

De esta forma, el estudio identifica desventajas que tiene la población estudiantil nacional, dependiendo de la opción educativa a la que asista y las condiciones propias de las realidades educativas en que se encuentran inmersos los centros educativos.

En ese marco, se encuentra que hay modalidades educativas que lejos de reducir las brechas para acceder a una educación de calidad, reproducen los factores y dinámicas que generan la desigualdad educativa, tal como se hace evidente en el caso de los liceos rurales.

El equipo investigador está conformado por las personas académicas: Cecilia Dobles (responsable); Luis Diego Conejo, Viviana Gómez, Olga Guevara, Gabriela Quirós, Satya Rosabal, Magaly Rodríguez y Giannina Seravalli. Además participaron las estudiantes graduadas Liseth Rojas y Jennifer Vanegas.

Video: 

***Más detalles con periodista Oficina Comunicación UNA 8334-4150.

UNA: ESCUELA DE PLANIFICACIÓN APORTA A LA REGIONALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Con una matrícula de 40 estudiantes de nuevo ingreso, el campus Coto de la Universidad Nacional, ubicado en la provincia de Puntarenas, Cantón de Corredores, pone en funcionamiento para este 2022 una oportunidad para la formación de jóvenes, en uno de los cantones con menor índice de desarrollo humano (IDH) del país.

La carrera de Planificación Económica y Social, a cargo de la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA, tiene como objetivo formar personas profesionales con capacidades para la sistematización y la producción de conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos en planificación, organización y gestión; que contribuyan con los procesos de desarrollo integral y sustentable de la sociedad, dentro de una concepción inter y multidisciplinaria.

Como parte del proceso académico, este jueves 3 de marzo de 2022, la dirección de la EPPS-UNA en conjunto con las autoridades de la Sede Brunca, organizaron un encuentro en el Campus Coto, entre docentes de ambas instancias educativas de la UNA, con el propósito de iniciar la implementación de la Carrera de Planificación Económica y Social en esta región. De ahí, que se generó una reflexión y análisis del enfoque de planificación que se asume desde el plan de estudios, así como, el perfil profesional que se pretende forjar desde los procesos de docencia y su relación con la extensión e investigación universitaria.

Personas académicas y autoridades de EPPS-UNA abordaron los objetivos, el perfil de entrada, salida y profesional de dicha carrera, propiciando el intercambio abierto de puntos de vista, sobre la pertinencia de este tipo de profesionales para contribuir al desarrollo de la región.

El PhD Giovanni Rodríguez Sánchez, académico de EPPS-UNA, comentó que el perfil ocupacional y profesional de los estudiantes de esta carrera, les permitirá interpretar la realidad nacional y local, así como su relación con las tendencias globales. Podrá, además, diseñar estrategias de desarrollo adecuadas a diferentes sectores de la población, facilitando una mayor participación en la toma de decisiones: “Cada profesional en Planificación Económica y Social, estará en capacidad de cumplir las funciones de gestión, promoción, organización, investigación, planificación (diagnóstico, formulación, ejecución), capacitación, evaluación, dirección, asesoría en los ámbitos públicos y privados”.

Para el Dr. Ángel Ortega Ortega, Director de EPPS-UNA, dentro de los elementos de mayor interés expuestos en el encuentro, se destaca la concepción de planificación del desarrollo que se tiene en la carrera, la cual es considerada como un sistema en el cual intervienen la investigación, la prospectiva, la elaboración y ejecución y la evaluación de estrategias, así como la participación de todos los actores sociales locales o institucionales involucrados: “Se visualiza además, como objeto de estudio de la planificación, el desarrollo, para lo cual es necesaria estudiar el pasado, comprender el presente y construir el futuro, el cual debe ser conveniente en el marco de un interés por contribuir a una sociedad más justa, equitativa, sostenible y solidaria, y es en ese marco, en el cual se enfocan los esfuerzos de formación de personas planificadoras en el área económica y social, indicó el director de la unidad académica”.

Con el objeto de orientar el desarrollo de la docencia, la sesión concluyó, con un análisis de la interrelación entre los contenidos de los diferentes cursos considerando las cuatro áreas disciplinares del plan de estudios: Área de planificación y administración, área económica y social, área metodológica e instrumental y finalmente el área disciplinar de prácticas.

 

Msc- Efraín Cavallini Acuña,
EPPS-UNA

Urge repolitizar a la sociedad costarricense

“El principal desafío que tenemos en este momento es repolitizar a la sociedad costarricense. Tenemos una sociedad con un bajo nivel de politización”, afirmó José Andrés Díaz, politólogo e investigador del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (Idespo-UNA), quien participó en el foro “Ciencias Sociales y Elecciones 2022: diálogo abierto”, organizado el pasado 11 de febrero, por la Facultad de Ciencias Sociales.

El académico explicó que en el país vemos la política como algo negativo, en vez de verlo como un asunto que nos afecta en la vida cotidiana. 

Añadió que las personas no quieren estar en partidos políticos, que aunque no es la única forma de participación, es la base en una democracia representativa. Además, juzgamos negativamente e incluso vemos de forma despectiva a las personas que se involucran en política. 

“Cuando alguien se involucra en política, ya de una vez se dice que va a ser corrupto, que anda buscando su propio provecho, entonces no es un espacio que la sociedad quiera aprovechar o utilizar, por lo cual termina siendo controlado por grupos pequeños”, advirtió Díaz.

En ese sentido, el investigador del Idespo se refirió a la teoría del “selectorado” -propuesta por reconocidos investigadores internacionales- según la cual a los grupos de poder les funciona tener bases de apoyo pequeñas, porque entre más abstencionismo hay, menos votos tienen que obtener para poder pasar a obtener el poder.

En la recién pasada elección en Costa Rica, por ejemplo, el candidato ganador José María Figueres obtuvo aproximadamente un 15% de los votos del total del electorado, el cual estaba conformado por más de 3.5 millones de personas. Mientras tanto, el candidato Rodrigo Chaves llegará a la segunda ronda, el próximo 3 de abril, con el apoyo de menos del 10% del total del padrón electoral. 

“O sea, la suma de los votos de ambos candidatos llegaría apenas a un 25% de apoyo de todo el electorado y eso les alcanza para llegar al poder, con todas las dificultades de representación y demás que esto pueda ocasionar”, destacó Díaz. 

Otro aspecto que resaltó el politólogo es el ambiente de polarización política que se vive en el país, lo cual -según su hipótesis- tiene que ver también con la baja politización. 

Explicó que dejamos de conversar de política y ya no vemos al otro simplemente como una persona que piensa diferente de nosotros, sino que se convierte en un adversario, casi en un enemigo, y nos cerramos al diálogo. 

“Una sociedad democrática necesita diálogo para poder avanzar, construir y es una pieza fundamental para la politización de la sociedad”, resaltó. 

En su criterio, mientras no nos volvamos a repolitizar, el país va a seguir viviendo en las condiciones políticas actuales”.

Educación política

Norman Solórzano, abogado y académico del Idespo, también resaltó la necesidad de la repolitización de la sociedad y abogó por la educación política.

Recordó que la educación política en Costa Rica comenzó a resquebrajarse desde los años 80 y quedó prácticamente clausurada en los años 90 en los distintos espacios, ya no solo en el sistema educativo formal, sino también como una de las tareas centrales de los partidos políticos. 

Solórzano destaca que la educación en este campo era uno de los elementos para la deuda política, este subsidio que la ciudadanía daría a los partidos en tanto estos estuvieran haciendo esta tarea. No obstante, dice, la tarea de educación política dejó de cumplirse y más bien el tema de la deuda política se ha convertido en otro de los tantos elementos creadores de asimetrías y de desigualdad, e incluso, se añade una perversión como es el caso de los bonos de cesión de deuda.

El conversatorio “Ciencias Sociales y Elecciones 2022: diálogo abierto” se organizó como antesala de un proceso que lleva adelante la Facultad de Ciencias Sociales, tendiente a generar una posición de cara a la segunda ronda electoral, no solo frente a las dos propuestas que quedaron en la contienda, sino sobre otros temas trascendentales para el país, según afirmó Guillermo Acuña, vicedecano de la Facultad.

Enlace al foro:  https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=630856388203388

 

Compartido con SURCOS por UNA Comunica.

Plásticos se acumulan en playas, también sus sustancias químicas tóxicas

Estudio a escala mundial que incluye a Costa Rica, determina que los desechos plásticos que llegan a las costas contienen algunas sustancias químicas tóxicas que podrían causar daños a los ecosistemas marinos y la salud humana.

Las botellas, envases y contenedores de plástico, viajan y se acumulan en las costas a nivel mundial, y con ellos, algunas sustancias químicas que pueden provocar daños tanto al ambiente como a la salud humana.

Durante el 2020 y el 2021, la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN, por sus siglas en inglés), de la cual el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (Iret-UNA) forma parte, realizó una investigación sobre las sustancias químicas tóxicas adheridas e impregnadas en los plásticos y los efectos que tienen durante su producción, uso, reciclado y eliminación.

El estudio se realizó en 22 localidades a nivel mundial, incluyendo sitios en África, Norte y Sudamérica, Asia, Australia, el Caribe y Europa, donde participaron 23 Organizaciones no Gubernamentales. Para Costa Rica se muestreó playa Mantas en el Pacífico Central.

De acuerdo con Fernando Ramírez del Iret-UNA, los aditivos químicos tóxicos analizados fueron estabilizadores ultravioleta y bifenilos policlorados. “A los plásticos se les agregan intencionalmente sustancias estabilizadoras de radiación o luz ultravioleta denominados benzotriazoles (BUV por sus siglas en inglés) para evitar su degradación por la luz solar. En Estados Unidos se han regulado varios BUVs y se promueve que uno de ellos, el UV-128, usado en productos de consumo humano como cosméticos, revestimientos y embalajes de alimentos, se incluya en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) por su toxicidad”, explicó Ramírez.

Por su parte, los bifenilos policlorados (PCB) se prohibieron bajo el Convenio de Estocolmo desde el 2001 por su alta toxicidad, persistencia en el medio, capacidad de transportarse a largas distancias y propensión a producir cáncer en los humanos; ya Japón y Estados Unidos los habían dejado de producir en 1972 y 1977, respectivamente. Sin embargo, de acuerdo con el investigador, debido al uso generalizado que tuvieron en años anteriores, todavía se encuentran en el ambiente.

Además, en la producción de materiales plásticos, según explica Ramírez, frecuentemente se utilizan sustancias químicas tóxicas, como retardantes de llama que contienen compuestos bromados,  BUVs y bisfenoles. En anteriores estudios, el IPEN  demostró que muchas de estas sustancias químicas pueden perturbar el sistema endocrino y resultar dañinas para la salud humana y ambiental.

“Se sabe que los pellets de plástico, es decir, los materiales resinosos que se utilizan para producir elementos plásticos, se pierden o derraman durante la producción y el transporte, y se llegan a encontrar en las playas de todo el mundo. Las mediciones más recientes realizadas por IPEN a nivel global, revelan que estos pellets contienen PCB, es decir, contaminantes orgánicos persistentes que ya han sido prohibidos, así como BUVs, es decir, aditivos plásticos tóxicos”, detalló Ramírez.

El investigador también indica que, si bien el reciclado disminuye la contaminación por plásticos, el IPEN ya había mostrado que los aditivos tóxicos en los plásticos se mantienen en los nuevos productos.  

Estudio en playas

Los pellets plásticos, de resinas vírgenes o reciclados, son piezas pequeñas en forma de lenteja, que durante su almacenamiento, transporte o producción,  sufren pérdidas  por derrames, que inevitablemente llegan a los mares, lo que explica que se encuentren en todo el planeta.

Se escogieron pellets de color amarillento para su análisis; se tomaron 5 submuestras con 5 pellets cada una. Se prepararon los extractos y se midieron por medio de cromatografía de gases/ espectrometría de masas (GC-MS). Las muestras se analizaron en la Universidad de Química y Tecnología de Praga, en la República Checa.

Los investigadores hallaron que todas las muestras de todas las localidades contenían los diez BUV y los trece PCB incluidos en el estudio. La mitad de las localidades tenían muestras con niveles de PCB altos o extremadamente contaminados.

Asimismo, todas las muestras contenían, por lo menos, un tipo de aditivo químico tóxico y 21 muestras contenían aditivos de cada uno de los tres grupos sometidos a prueba. Solamente una muestra, proveniente de Vietnam, contenía un solo tipo de contaminante. Más de la mitad de las muestras contenían once o más de los 18 aditivos químicos tóxicos analizados.

En playa Mantas en Costa Rica, se encontraron concentraciones de PCBs entre 3,2 y 45,1 ng/g, que coloca a esos pellets plásticos en la categoría entre no contaminados y ligeramente contaminados, “si bien estas concentraciones no son altas, sí son resultados que indican que los residuos plásticos pueden estar trasladando y concentrando contaminación física y química en las playas”.

Los pellets encontrados en el país contenían todos los 10 BUVs analizados, con concentraciones de rango medio (entre 179 y 906 ng/g), comparadas con las de otros países.Esto confirma la contaminación y la toxicidad crónica a que pueden estar sujetos los organismos marinos por sustancias adsorbidas o añadidas a los plásticos.

Ante estos resultados, algunas de las recomendaciones de IPEN se enfocan en asegurar que las industrias establezcan procedimientos que eviten los derrames de pellets plásticos, así como el dejar de añadir sustancias químicas tóxicas a sus productos, incluir los ingredientes de los plásticos, junto con los aditivos, en las etiquetas para poder rastrear los contenidos químicos a lo largo de su vida útil y de las diferentes etapas de los desechos de plástico.

“La conclusión más importante de este estudio es que los gobiernos deben trabajar para reducir la producción de plásticos no esenciales a nivel mundial, pues se encontraron concentraciones de sustancias químicas especialmente altas en países africanos, aún sabiendo que no son los mayores productores de plásticos o químicos. Los acuerdos globales deberán evitar la liberación de plásticos al ambiente y prohibir el uso de sustancias químicas tóxicas en la elaboración de productos plásticos, tanto nuevos como reciclados”, concluyó Ramírez.

Casi pierdo la ocasión de hacer una amiga imperdible

Alberto Salom Echeverría

El extraordinario y recordado académico de la UNA Mario Oliva, recientemente fallecido de una larga dolencia, era director del IDELA. En tal virtud tuvo a bien organizar una actividad académica internacional, a la cual invitó a Beatriz Gutiérrez Müller, graduada en comunicación primero de la Universidad Iberoamericana, plantel Golfo Centro, en Puebla, México. Después obtuvo una maestría en letras de la misma UIA. Finalmente, en el 2013, sacó un doctorado en literatura en la Universidad Autónoma Metropolitana -UAM-en la ciudad de México. Beatriz se había casado con Andrés Manuel López Obrador -AMLO- en el 2006, para ella era su primer y único matrimonio, por lo consiguiente tuvo un hijo que, le pusieron de nombre Jesús Ernesto; en consecuencia fue el primogénito de ella, el cuarto de AMLO, cuya primera esposa había fallecido de una compleja enfermedad.

El evento patrocinado por el IDELA, tuvo lugar en la UNA, en el 2018, cuando AMLO ya había sido electo presidente de México, pero aún no había asumido.

Realmente, yo nunca la había visto antes, ni siquiera por foto. Aunque sí conocía que era una escritora célebre, que había incursionado en el estudio de la conquista y colonización de México por los españoles, y sabía además que tiene varios estudios sobre Hernán Cortés.

Quise conocerla antes del acto formal del evento al que fue invitada, con el objeto de tener quizás la ocasión y el privilegio de conversar y hasta intimar un poco. ¿Por qué no??? La verdad quería saber más de ella, por lo que una vez que concluí una actividad propia de mi cargada agenda, ya casi cerca del mediodía, me aproximé al auditorio de Filosofía y Letras, adonde se encontraba Beatriz Gutiérrez junto a su comitiva en otra actividad.

Al llegar, me encontré con otro académico buen amigo, German Chacón. Lo abordé y le pregunté por Beatriz Gutiérrez. German, desde la entrada al auditorio, me dio las indicaciones de una manera general, cosa que agradecí. Me dijo concretamente: Beatriz es aquella que está en primera fila con lentes oscuros. Dada mi agenda, un tanto apretada, decidí caminar lo más silenciosamente que pude.

Allí estaba Beatriz con parte de su comitiva; había varias señoras, por lo que siguiendo las señales de German, distinguí a una dama, de muy buen porte, muy bien ataviada con un vestido negro con ribetes blancos en el cuello. Avancé entonces, me presenté ofreciéndole la mano caballerosamente, hice una reverencia y en voz baja le solté una retahíla, corta pero enfatizando en el gusto que tenía como rector de la UNA de conocerla. Tuve el cuidado de no decir “primera dama”, porque sabía que Beatriz era enemiga de ese membrete, primeras damas, piensa ella, son todas las mujeres de México.

La elegante mujer, permitió que la entretuviera por un breve lapso. En cuanto hube concluido, solté su mano sintiéndome satisfecho de mi presentación. Hubo una pausa inquietante, y la digna señora, ya con su mano libre, alzó su brazo a la altura de su pecho y en un gesto algo desconcertante para mí, apuntó con el dedo índice hacia la persona que estaba sentada a la par de ella, vestida con unos “blue jeans”, sandalias y una ligera blusa blanca. Su único parecido con la anterior exquisita dama, eran sus lentes oscuros. Pero su pelo era rubio y con una cara muy fresca de facciones finas. Ella era Beatriz.

Quedé petrificado, sobre todo pensando en el enorme gasto de materia gris que acababa de despilfarrar haciendo una presentación inútil con alguien que no era Beatriz Gutiérrez. De momento no hubo hilaridad entre las damas de la comitiva ante mi flagrante yerro; ignoro si posteriormente se habrán reído a mandíbula batiente, como suele ocurrir, al recordar un episodio tan peculiar.

Naturalmente, me disculpé, sin intentar de nuevo hacer una presentación. Era ociosa, puesto que Beatriz había presenciado todo el sainete anterior.

Me despedí fingiendo aplomo, y después nos volvimos a encontrar en el acto formal.

Un cuento muy en serio

Alberto Salom Echeverría

Me tomo muy en serio la vida. Se sufre bastante, pero a la vez se disfruta. La rectoría de la UNA me vino a una buena edad, en el 2015 comenzó un trabajo arduo, cansado cada día, pero intensamente satisfactorio. Forjamos un equipo unido fuerte, hermoso. Primero junto a Luz Emilia Flores un emporio de talento y rectitud. Un segundo tiempo junto a Ana María Hernández, inteligente mujer, poseedora de un empuje y entusiasmo contagiosos.

Había de todo, planificamos la ruta lo mejor que pudimos, empalmando con los equipos institucionales de Juan Miguel.

Pero, no obstante, siempre surgían imprevistos. Una vez, recibí jubiloso a un equipo de académicas de Estados Unidos; una rectora -como se me dijo- y dos colaboradoras. El encuentro me interesaba especialmente para tratar de abrirle oportunidad a los estudiantes de intercambio y conseguir becas de posgrado, así como otras opciones académicas para el profesorado.

Todo se preparó meticulosamente, como siempre, siguiendo el estricto protocolo, que llegué a entender, pero con el que nunca simpaticé mucho, dada mi manera de ser tan desenfadada. Una tacita de café para cada una de las honorables académicas, un tostelito apenas, que normalmente lo costeábamos con nuestros recursos personales. Todo muy bien presentado. Y, como siempre hacíamos, un pequeño obsequio, nada suntuoso, pero digno de ser recordado, con el que la UNA galardonaba a sus invitados especiales. Eran tres obsequios, naturalmente un poco más significativo para la rectora que para sus dos colaboradoras. Ese era parte del protocolo.

Comenzó la reunión que, procuré que fuera afectuosa. Noté que las invitadas habían simpatizado conmigo, lo que me hizo sentir alegre porque, según mi criterio eso quería decir que estaba “parlando” más o menos bien mi rústico inglés.

Tres regalos, tres académicas y una buena conversación. Me sentía exultante en verdad.

A los treinta minutos de amena conversación, entró a la sala imprevistamente, una cuarta académica, otra rectora de feria. Perdí la tranquilidad por completo, porque la imprevisión nos descoyuntó totalmente lo planeado.

La saludé lo más amablemente que pude, procurando que no se me notara la preocupación que tenía, pues desde que la facultativa ingresó a la sala de reuniones, no solo hubo que correr con una taza más para el café y otro tostelito que, sabrá Dios de donde salió, sino que a mí me entró una obsesión de contar, unas veces en español, y otras en inglés, un, dos, tres regalos; one, two, three, four academic persons. My God.

No hubo manera de que me cuadrara la aritmética para ajustar regalos con académicas; hasta que, ¡oh Dios mío que alivio!!! entró Anabellita la secretaria, siempre atenta en estas cosas, y puso otro regalo que, hizo ajustar la aritmética como por arte de magia, lo que bajó simultáneamente mi ansiedad que, a esas alturas me había provocado palpitaciones aceleradas.

Ya calmado, platicamos un rato más en muy buen ambiente. Llegó el momento del intercambio de regalos. Yo, desde luego ya tranquilo empecé con la repartidera de nuestros obsequios: “this gift is from National University for you” le dije a la primera rectora, seguí luego con las dos colaboradoras. Enseguida procedí a entregar el último regalo a la rectora recién llegada, la verdad sentí un poco de pena porque la caja era bastante más grande que la envoltura del obsequio para la primera rectora. Sin embargo, no tenía opción había que entregar el obsequio. Entonces volví a repetir: “and, this is our gift for you”. No acababa yo de aproximarme hacia la autoridad, cuando ella, un poco sorprendida se sobresaltó y me dijo casi gritando: “oh no, no, no this is my gift for you”. Me recorrió un frío de la cabeza a los pies, en cuanto me percaté que el nuevo obsequio no era de nuestra parte, sino de ella para mí.  Quise que la tierra me tragara, pero opté por disculparme y salir en estampida de la sala, buscando denodadamente un regalo para la rectora que se había demorado. Apenas pude salir de aquella situación embarazosa. La suerte me acompañó esta vez y cada persona salió con su debido recuerdo de la UNA.

UNA: necesaria y floreciente

Estado y avance del proceso prospectivo estratégico UNA 2040

El día 8 de noviembre del 2021 se realizó la presentación del Estado y Avance del Proceso Prospectivo Estratégico UNA 2040 para autoridades del Consejo de Rectoría de la Universidad Nacional.

En este evento realizado de manera presencial (Complejo El Higuerón) participaron el Med. Francisco González Alvarado, Rector; la Dra. Marianela Rojas Garbanzo, Rectora Adjunta; la Dra. Phd. Álvaro Martin Parada Gómez, Vicerrector de Extensión, funcionarios del Área de Planificación Institucional-APEUNA, Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA.

Este proyecto denominado: “Planificación Prospectiva Estratégica UNA 2040”, se ha venido ejecutando gracias a la organización llevada a cabo por la Comisión Institucional de Planificación Prospectiva UNA 2040 liderada por el Dr. Juan Carlos Mora Montero, Director de la Maestría en Planificación de EPPS-UNA.

Se consideró importante compartir los avances de este proceso académico después de siete meses de trabajo, aún y cuando no han terminado los Talleres Prospectivos, dado que los resultados se constituyen en elementos importantes, para poder llevar a cabo el proceso de planificación de la universidad que entra a regir para el 2023-2027, mismo, que debe de estar aprobado por la Asamblea de Representantes a mayo del 2022.

Cabe recalcar que el proceso de construcción de este estudio prospectivo se ha caracterizado por contar la participación de varios grupos pertenecientes a la UNA, que han trabajado intensamente para la creación de escenarios y el análisis de los mismos. De esta manera, desde abril del 2021, se busca visibilizar cuál es la UNA de las próximas dos décadas considerando la situación actual y venidera, tanto mundial como de la institución, así como los elementos estratégicos para potenciar esa UNA necesaria y vanguardista que se desea ser para Costa Rica. Para ello se han empleado diversos talleres y actividades con representantes académicos, administrativos y estudiantiles de las diferentes instancias de toda la universidad.

La presentación del avance estuvo a cargo del Dr. Juan Carlos Mora Montero, Coordinador del Proyecto Prospectiva Estratégica UNA 2040, quien expuso las diferentes fases por las que se ha transitado en este proceso académico.

Para iniciar Mora presentó el estado de avance del proyecto en términos macro o generales (Figura 1). Se hizo referencia al trabajo realizado en los webinario del 29 y 30 de abril de 2021, donde expertos propectivistas latinoamericanos presentaron diferentes elementos teóricos de las tendencias futuras de diferentes áreas académicas como las ciencias naturales, las ciencias sociales, las humanidades, entre otras. Asimismo, se indicó que estos Webinar fueron espacios donde las autoridades de las facultades, centros y sedes universitarias expusieron sobre la visión a futuro de las personas que forman parte de las respectivas instancias (Figura 2). Ambos elementos permitieron construir el Estado del Arte (un análisis del entorno de la Universidad) y la vigilancia tecnológica y estratégica (tendencias y megatendencias para el futuro).

Figura 1. Proceso global del proyecto “Planificación Prospectiva Estratégica UNA 2040”.

Figura 2. Fase uno: exploración inicial mediante webinario con prospectivistas latinoamericanos y taller prospectivos dentro de las instancias académicas de la UNA.

Se señaló que en esta fase 1 exploratoria-inicial de prospectiva, se lograron crear en total 125 escenarios, de los cuales 7 se expondrán como resultado de esta fase. Además, para la creación del Estado del Arte, se contó con el apoyo de documentos como el realizado por la UNED-Costa Rica sobre tendencias de la educación superior, el trabajo realizado por la UNESCO en materia de tendencias de la educación superior y el Estado de la Educación.

Figura 3. Fase dos: Factores de cambio

En la fase 2 se identificaron 113 factores de cambio alrededor de la visión de la UNA al 2040. Las cuales pasaron por un profundo análisis para lograr identificar las variables claves que definieron el modelo de la construcción de escenarios que permitan establecer las características que predominarían en las posibles realidades.

Figura 4. Fase tres: Variables de estudio del proyecto.

Se indicó sobre el abordaje del trabajo para la construcción de los factores de cambio, es decir, elementos que pueden propiciar transformaciones sociales, políticos, culturales, económicos u otros; en este caso, aquellos que influyen en la UNA y Costa Rica en el futuro. Para ello, se hizo referencia al taller realizado con personas académicas, administrativas y estudiantes de diversas instancias de la institución, donde se consolidaron 34 factores de cambio (Figura 3); a partir de estas surgieron las variables de estudio (Figura 4) donde las variables autónomas (amarillas) poseen poco incidencia y poca variabilidad, son las variables en las que sí hay una posibilidad de ejercer acciones sobre ellas, como  la regla fiscal y el financiamiento público de la educación superior , sin embargo, se debe tener en cuenta que el involucramiento que se tenga con respecto a ellas será indirecto. Las independientes (verdes) que representan las tendencias y son para monitorearse, son aquellas que marcan significativamente el futuro, haciendo referencia a los escenarios que no podemos evitar, pero si se puede crear medidas para que las consecuencias no sean negativas. Las dependientes (azules) -que se ven influenciadas por la variable ambigua (roja)- y son aquellas con más flexibilidad metodológica y estratégica, ya que son las que no se puede realizar ninguna incidencia para evitarlas, por lo que el análisis de estos escenarios permite generar capacidades de anticipación para afrontar estas situaciones como el cambio climático y la Revolución 4.0. Entre estas variables se encuentran las variables de enganche, como lo es la tecnología, las cuales tienen la característica de que se puede actuar en ellas de una manera más directa, permitiendo entrar en el escenario del futuro.

De todas las variables anteriores, se trabajó con las dependientes para la continuación del proceso, de estas se añadió la de transformación tecnológica por su importancia en el futuro y se excluyó la de normativa institucional ya que corresponde a elementos meramente metodológicos (Figura 5), además, para cada una, se analizaron los diferentes actores sociales que pueden influir, tanto internos como externos. A partir de lo anterior se generaron tres hipótesis de futuros para cada variable problema, donde una será conservadora, otra moderada y otra ambiciosa; estos surgen de una línea base, es decir, un parámetro que facilita dar seguimiento a la velocidad del avance y generar una predictibilidad de este (Figura 6).

Figura 6. Matriz morfológica con las variables dependientes y las hipótesis de cada una.

En la tercera fase, se expone 7 escenarios de los 125 inicialmente generados. La construcción de estos escenarios permitió determinar el escenario apuesta mediante la formulación y análisis de hipótesis.

Para la determinación de estos escenarios se utilizó un software como metodología que genera la probabilidad de que algo suceda o no, tomando en cuenta las diferentes hipótesis de crecimiento y de mejora hacia el futuro. En dicho software se debe asignar individualmente las probabilidades sobre la hipótesis de sí misma, en donde 1 es muy poco probable y 5 es muy probable. En el caso de las hipótesis que salgan con una probabilidad más baja, determina que en estos casos, se requiere de más esfuerzos para lograr llevarlas a cabo en el futuro.

Seguidamente, se presenta los escenarios generados a partir de la interrelación de estas hipótesis de las variables (Figura 7) y se muestra una pequeña narrativa descriptiva de cada uno de estos escenarios (Figuras 9-15).

Figura 7. Fase cuatro: Posibles escenarios futuros para UNA 2040.

Figura 8 Modelo de trabajo

Para determinar los escenarios se tomó en cuenta el siguiente modelo de trabajo (Figura 8), en donde para la UNA, del futuro se analiza su papel con respecto a la vinculación con el sector social, productivo y artístico, la presencia territorial, la internalización de la oferta universitaria, la transformación tecnológica y la generación de recursos propios, tomando en cuenta variables dependientes e independientes como la demografía y migraciones, avances científicos y tecnológicos, la globalización, el nuevo entorno nacional y mundial, el compromiso internacional, el cambio climático y las revoluciones 4.0 y 5.0.

En este taller informativo de avance del proceso prospectivo iniciado por la UNA, se compartieron los “relatos” de los siete escenarios, definidos por los participantes en los talleres realizados durante estos 7 meses de trabajo. (Figuras 9-15).

El Escenario 1, que se puede interpretar como el ESCENARIO APUESTA PARA EL 2040, corresponde a: “UNA necesaria y floreciente”. De esta manera, en términos generales, la universidad necesaria, floreciente y productiva está alcanzando y cumpliendo con su misión. Es un escenario en donde se cuenta con la generación de ingresos propios debido a la simplificación y flexibilización de las estrategias de visualización de la oferta de servicios, se promueve la vinculación social ya que desde una política institucional se establece el trabajo en conjunto con la población para responder a las demandas y necesidades del país. Con respecto al nivel tecnológico se logra el aprovechamiento de las tecnologías de información y comunidades para optimizar procesos y recursos de gestión, educación y acción sustantiva, además se crean políticas para potenciar la internalización de la oferta académica y flexibilización curricular. Por supuesto se considera que, con respecto a la territorialidad, en este escenario la universidad cuenta con alianzas estratégicas con instituciones para fortalecer los procesos de gestión local en las distintas regiones del país.

Figura 9. Escenario 1 o escenario tendencial: UNA necesario y floreciente.

Figura 10. Escenario 2 o escenario tendencial: Apague y vámonos.

Figura 11. Escenario 3: UNA corporativa.

Figura 12. Escenario 4: Atados de manos.

Figura 13. Escenario 5: Pérdida de la universidad necesaria.

Figura 14. Escenario 6: UNA fuerte solo para Costa Rica.

Figura 15. Escenario 7: Mancha de grasa.

El Master Francisco González Alvarado, Rector de la Universidad Nacional,  comentó que es muy gratificante ver el resultado de casi un año de trabajo de un amplio grupo de personas de la comunidad universitaria, liderado por la EPPS-UNA,APEUNA, donde se ha logrado dar pasos significativos en la ruptura de una forma tradicional de como venía operando la planificación en la UNA, para plantearse nuevos retos de cara a construir una visión de la Universidad en el largo plazo: “ Hoy hemos podido constatar, que hay una metodología clara, segura, firme, que ha sido participativa, muy reflexiva y propositiva sobre los escenarios de la universidad hacia el futuro y lo que nos falta es afinar detalles de la planificación táctica y operativa donde también tenemos clara la ruta y muy entusiasmado para seguir adelante”.

El Rector agregó que el gran reto es tomar conciencia de que el mundo se ha transformado, que asistimos a un nuevo contexto de mediación de la docencia, a un nuevo contexto de la gestión universitaria y fundamente a un nuevo contexto en la generación, producción, difusión del conocimiento: “toca entonces, reflexionar como insertarnos en ese nuevo contexto y realizar las acciones propositivas que corresponde”, expresó González.

El Dr. Ángel Ortega Ortega, director de la Escuela de Planificación y Promoción Social-EPPS-UNA, comentó que estudiar el futuro no  es algo fácil, porque la costumbre es estudiar el pasado y definir qué hacer en el presente, por lo que reconoce que ante todos los imprevistos que se han generado se ha logrado continuar con el objetivo: “ El esfuerzo ha sido importante y se incluyeron las personas necesarias, aunque se pudieron haber incluido más personas, las involucradas jugaron el papel esperado. Por lo que el proceso contó con una representación importante para el proceso. Esta etapa que se ha realizado en el 2021, es el punto de partida para seguir visualizando las estrategias, acciones para que la Universidad Nacional se constituye al 2040 en la “UNA necesaria y floreciente”.

Para el Master Juan Miguel Herrera Delgado, Director de APEUNA, desde el principio se tenía muy claro el horizonte, todos los ejercicios metodológicos que se llevaron a cabo desde APEUNA, se hicieron tomando en cuenta el referente de que para octubre de este año se tendrían los resultados de la investigación prospectiva: “El proceso metodológico tenía como inicio el escenario a largo plazo y la estrategia a futuro, sin embargo, en el último taller de prospectiva que se realizó ( 19 10 2021) se tomó la decisión de acortarlo por asuntos externos, por lo que la preocupación actual es que a la fecha no se tiene la estrategia ni el escenario a futuro”, dijo Herrera.

El Director de APEUNA, plantea su preocupación de que por asuntos involuntarios y que se fueron presentando a lo largo de los talleres, se ha retrasado la definición del proceso táctico en que APEUNA debe asumir con las diversas instancias universitarias, para tenerlo concluido en marzo de 2022 y proceder a su formulación tomando en consideración los resultados de este proceso prospectivo institucional.

En este sentido, el Master Francisco Gonzàlez, Rector de la UNA indicó que lo expuesto en este espacio, lo infiere como un movimiento fuerte, ordenado con mucho valor, participación, una postura institucional que encuentra y ve muchas posibilidades de insertarlo en ese proceso de acción que busca el desarrollo institucional: “Por lo que la siguiente responsabilidad es hacer el ajuste necesario, para que esta propuesta permite dar el paso a la línea que deseamos enfrentar, tomando en cuenta que se deben hacer ajustes durante el proceso y poder compartirla con la comunidad universitaria, para ir llevando a la práctica las propuestas de innovación y mejora de la UNA.

El Rector señaló que para la planificación para el 2023, no se puede pretender conocer exactamente lo que se espera aspirar para ese futuro, por lo que plantea, que, para el Plan Estratégico de la Universidad Nacional del 2023, se puede incluir un avance desde el punto prospectivo, de esta forma de manera progresiva se pueden ir realizando cambios para adaptar la planificación en el tiempo y lograr el escenario apuesta: “… porque, el camino está, pero toca seguir empujando entre todas y todos”, concluyó el Rector.

Al respecto el Dr. Martin Parada Gómez, Vicerrector de Extensión, dijo que, para la creación de esta estrategia, se puede convocar un grupo de personas que planteen una estrategia corta, en donde se abarque lo necesario de la estructura analítica que planteó del expositor Dr. Juan Carlos Mora, con el fin de ser más eficiente y llevarlo a cabo en poco tiempo. Lo anterior ligado a una sesión plenaria, donde se exponga ampliamente a los grupos participantes los resultados del proceso de prospectivo, el escenario apuesta y la estrategia a seguir, de tal manera, generar un análisis de dicha estrategia.

Como parte de lo que prevé la metodología de la Prospectiva Estratégica en la cuarta fase, (siguiente) se debe dar la construcción la estrategia, la cual debe tomar en cuenta la misión, visión y valores de la UNA, las variables de enganche como lo es la tecnología, las hipótesis los objetivos estratégicos, y por último el sistema de indicadores.

Por lo que en base a lo anterior se determinó que es escenario apuesta responde a: “UNA necesaria y floreciente”, la cual responde a los valores de: compromiso social, excelencia, equidad, participación democrática y respeto. Además, su incidencia permite el cumplimiento de la misión debido a que: “La Universidad Nacional genera, comparte y comunica conocimientos, y formas profesionales humanistas con actitud crítica y creativa, que contribuyen con la transformación democrática y progresiva de las comunidades y la sociedad hacia planos superiores de bienestar. Con la acción sustantiva la UNA contribuye a la sustentabilidad eco social y a una convivencia pacífica, mediante acciones pertinentes y solidarias, preferentemente, con los sectores sociales menos favorecidos o en riesgo de exclusión”.

Cabe destacar que el escenario apuesta se ve reflejado en la visión institucional que los participantes debatieron, debido a que: “La Universidad Nacional será referente por su excelencia académica, por el ejercicio de su autonomía, innovación y compromiso social en los ámbitos regional y nacional, con reconocimiento y proyección internacional, con énfasis en América Latina y el Caribe. Su acción sustantiva propiciará un desarrollo humano sustentable, integral e incluyente que se fundamenta en el ejercicio y la promoción del respeto de los derechos humanos, el diálogo de saberes, la interdisciplinariedad y un pensamiento crítico. Su gestión institucional se caracterizará por ser ágil, flexible, desconcentrada, con participación democrática, transparente, equitativa e inclusiva, que promociona estilos de vida saludable».

De lo expuesto en esta presentación del avance del proceso prospectivo, se indicó que para impulsar el escenario apuesta (“UNA necesario y floreciente”) y poder pasar a la fase de planificación táctica y operativa de la universidad, se requiere una modificación de la normativa institucional. Revisar cuáles normas se necesitan reformular para que fluyan los procesos de planificación necesarios. También se debe dejar de lado el pensamiento de que este tipo de planificación es complicada de formular y ejecutar, ya que esto genera la tendencia de buscar una planificación más simple por lo que se retrasaría el avance.

El expositor y coordinador de la Comisión del Proyecto de Planificación Prospectiva Estratégica, manifestó que actualmente en el proyecto se encuentran en la construcción de los arquetipos, es decir, al patrón ejemplo del cual se podría derivar otros objetos (Figura 16) y se espera que más adelante se pueda continuar con la fase cinco donde se realizará el diseño de la estrategia apuntando al escenario apuesta y de este generar un plan a gran escala (Figura 17).

Finalmente, se espera generar una articulación de los planes tácticos y operativos para la institucionalización de este proyecto al revisar la misión, visión y valores de la UNA (fase seis).

Figura 16. Arquetipos posibles para UNA 2040 donde se puede organizar los escenarios posibles.

Figura 17. Fase cinco: plan estratégico del escenario apuesta.

 

Por:
Msc. Efraín Cavallini Acuña
 Académico EPPS-UNA
Msc. Daniel Cavallini Espinoza
 Académico EPPS-UNA

dce/eca 08 11 21

Académico Rafael Cuevas recibe Premio Nacional de Literatura en Guatemala

SURCOS comparte el siguiente comunicado de prensa:

Rafael Cuevas Molina, académico de la Facultad de Filosofía y Letras, fue designado con el Premio Nacional de Literatura de Guatemala Miguel Ángel Asturias 2021, por parte del Ministerio de Cultura y la Dirección General de Artes de ese país. Este reconocimiento se da desde 1988 para honrar la trayectoria de una vida en las letras y el aporte en el desarrollo de la literatura.

La declaratoria del Ministerio de Cultura y Deportes sobre el otorgamiento indica: «Cuevas Molina es escritor, poeta y pintor; autor de múltiples obras literarias de narrativa, cuento y decenas de ensayos académicos sobre cultura, filosofía, política y educación. El Consejo resolvió designarlo como ganador gracias a su trayectoria y aportes a la literatura guatemalteca».

“Siendo un guatemalteco que por razones fuera de mi voluntad he tenido que estar tantos años fuera de mi país, el que se me haga un reconocimiento en Guatemala tiene un enorme significado”, dijo Cuevas al diario El Periódico de Guatemala.

“Este galardón reivindica el trabajo humanista de toda una vida del Dr. Cuevas y que ha tejido una urdimbre multicultural, multiétnica y política en clave de justicia social. Trabajo intelectual y político que se ha fraguado, en gran medida, desde nuestra Universidad Nacional”, dijo Francisco González, rector de la UNA.

El escritor, quien radica en Costa Rica hace más de 30 años, indica que recibir el máximo galardón a las letras de Guatemala, es “una especie de reivindicación de todos esos años de alejamiento, de extrañamiento y de dolor por haber estado lejos de una realidad que está en el centro de mi atención constantemente. Me siento reivindicado y contento”, añadió.

El catedrático Cuevas ha laborado en la UNA desde hace 30 años, tiene una gran producción académica, entre ella 12 novelas publicadas y dos inéditas, además de dos libros de poemas obras publicadas por casas editoriales universitarias como la Editorial de la Universidad Nacional (EUNA), la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED), y la Editorial Cultura. Además, ha sido ganador del Premio UNA-Palabra en varias oportunidades.

“Como Universidad agradecemos al Dr. Cuevas su gran aporte para nuestra academia, como investigador, narrador, poeta, pintor, ensayista y docente.  Le enviamos nuestras sinceras felicitaciones y compartimos con júbilo su merecida reivindicación intelectual y política”, comentó González.

Cuevas es un reconocido historiador, escritor y artista plástico, licenciado en Filosofía y magíster en Historia, con estudios en Rumanía, Costa Rica, Cuba (Doctor en Historia por la Universidad de La Habana) y Catedrático en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional (Idela-UNA), especialista en problemáticas y temas referentes a la construcción de identidades culturales y nacionales en América Latina y, especialmente, de Centroamérica.

El Premio Nacional de Literatura de Guatemala será entregado el próximo 27 de diciembre en el Palacio Nacional de la Cultura de dicho país.

 

Compartido con SURCOS por UNA Comunicación.