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Etiqueta: venta de activos del Estado

El ICE: los verdaderos responsables de la crisis

Ricardo Segura Ballar.

Ing. Ricardo Segura Ballar

A raíz de las recientes decisiones de las autoridades del ICE en relación con el racionamiento eléctrico por un supuesto descenso crítico del agua en los embalses se han generado una serie de reacciones todas vinculando estas decisiones con la privatización del ICE. El manejo mediático de la “crisis energética”, podríamos asegurar, es para generar un estado de ánimo con el fin de ganar la opinión pública para que esta acepte dócilmente el proyecto de “Ley de armonización del sistema eléctrico nacional”, expediente 23.414, que no es otra cosa que darle el tiro de gracia al ICE, cuando ese proyecto lo que persigue es favorecer a los generadores privados.

De acuerdo con que la administración Chaves Robles está inmersa en esa política de desmantelamiento del Estado y sus principales instituciones, ya nos lo había advertido el presidente, Rodrigo Chaves, cuando siendo ministro de Hacienda, (administración Alvarado Quesada 2018-2022) afirmó que a Costa Rica había que aplicarle “cirugía de campo de batalla”. Sin embargo, este ambiente convulso y de reacciones muchas veces en caliente, se puede convertir en una cortina de humo para invisibilizar a los verdaderos responsables de la crisis del ICE tanto en energía como en telecomunicaciones. Es por eso que el momento se presenta favorable para hacer algunas valoraciones de la historia reciente sobre quienes han sido los responsables de la crisis y esto apunta de manera directa al Partido Liberación Nacional (PLN) y al Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) y por supuesto en la actualidad a Rodrigo Chaves que es una continuación de las políticas neoliberales y privatizadoras llevadas a cabo por los partidos precitados. Veamos entonces.

Fue durante la primera administración Arias Sánchez (1986-1990) cuando se dio uno de los casos de corrupción más sonados y tuvo que ver con la entrega de la telefonía celular a la empresa MILLICOM. Era un deber de la administración superior del ICE meter de lleno a la institución en el desarrollo de esa nueva tecnología que ofrecía ventajas técnicas y económicas a muy corto plazo, pero no lo hizo y apostó por entregarle la telefonía celular al sector privado. De hecho, en la reunión del Consejo Directivo del ICE del 27 de abril de 1987 se planteó que el ICE no hiciera nada y que esperara a que los sistemas celulares se desarrollaran por el sector privado y no interferir en ese tipo de proyectos. Pero para entregar esa telefonía, las frecuencias, que era lo que importaba, tenían que tener, en teoría, un manto legal. Y es así que, con ventaja para la empresa MILLICOM S.A., omitiendo lo indicado por la Constitución Política en el inciso 14, artículo 21, el acuerdo del 04 diciembre de 1987, se publicó en el diario oficial La Gaceta el 17 de febrero de 1988, adquiriendo carácter de decreto Nº 268, con las rúbricas del presidente de entonces Oscar Arias y el ministro de Gobernación y Policía, Rolando Ramírez. Es decir, COMCEL S.A representante de Millicom., tenía garantizado el rango de frecuencias para brindar la telefonía celular en Costa Rica, casi sin resistencia al frente, al menos eso creyeron en aquel momento. Millicom empezó a brindar ilegalmente la telefonía celular en abril de 1989. El caso Millicom explotó en la administración Figueres Olsen (1994-1998) cuando en 1994, ante un recurso interpuesto por el SIICE la Sala Constitucional consideró que lo actuado por la administración del ICE y Oscar Arias fue ilegal porque contravenía la Constitución Política. En paralelo con MILLICOM se trató de privatizar el Sector de Telecomunicaciones, RACSA y CNFL por medio del proyecto ECOTEL asunto que por la resistencia que generó no avanzó. Ninguno de los involucrados en estos actos anómalos fue condenado. Todo fue investigado por la Asamblea Legislativa bajo el expediente 11444. Todos impunes.

En la administración Oscar Arias (1986-1990) se avanzó con la ley denominada “Ley que Autoriza la Generación Eléctrica Autónoma Paralela, conocida como Ley 7200. Esa Ley se aprobó en noviembre de 1992, en la administración Calderón Fournier (1990-1994) y tenía como propósito permitir la generación eléctrica mediante centrales hidroeléctricas y aquellas no convencionales de limitada capacidad –que no sobrepasasen los 20000 kilovatios (KW) de potencia pertenecientes a empresas privadas o Cooperativas de Electrificación Rural que pudieran integrarse al Sistema Eléctrico Nacional (SEN). A pesar de esa apertura la Ley 7200 tenía ciertas salvaguardas tarifarias que se manejaban bajo el criterio del costo evitado y la intervención del SNE, hoy ARESEP. Entre 1989 y finales de 1994 la tendencia del costo promedio por KWh, tanto para el ICE como para los generadores privados se mantenía dentro del costo evitado. Sin embargo, a principios de 1995 el costo promedio por KWh pagado a los generadores privados sufre una tendencia hacia el alza muy pronunciada, mientras el pagado al ICE por las distribuidoras permanecía casi sin alteración. Cabe señalar que durante la administración Calderón Fournier solo se firmaron cuatro contratos de cogeneración. En la administración Figueres Olsen se firmaron 29 contratos 1 Acta de la sesión extraordinaria N° 3873 del Consejo Directivo del ICE, 27 de abril 1987. entre ellos los proyectos hidroeléctricos Volcán y Don Pedro. Estos proyectos por pertenecer a la empresa Global Energy en la cual tenía intereses directos el presidente José Mará Figueres y su familia casi determinaron la quiebra del Sector Eléctrico del ICE.

Fue en la administración Figueres Olsen cuando el Consejo Directivo del ICE, en la sesión Nº4598 del 18 de octubre, tomó la decisión de modificar las fórmulas del esquema tarifario, tarifa anual o piso ajustable en función de los proyectos precitados. El SNE, hoy ARESEP, los aprobó en diciembre de ese año, todo muy rápido. Una vez modificada la fórmula la mayoría de la lagartera generadora privada se cambió a la tarifa piso ajustable. El impacto fue severo, tanto así que ese factor incidió brutalmente en los gastos del Sector Eléctrico del ICE. En el año 1999, la compra a los generadores privados, representaba el 35% de los gastos de operación del Sector Eléctrico, las proyecciones estimaban que para los años 2000 y 2001esa compra oscilaría entre el 42% y el 40% de esos gastos operativos, siendo que esos generadores producían solo el 12% del total de la energía que se producía en ese momento. Una asimetría impresionante y ellos felices succionando al ICE. Después una Comisión Especial Legislativa, integrada en el año 2000, determinó que efectivamente la modificación tarifaria hizo que el ICE pagara aproximadamente $40 millones demás por esa generación. En el año 1995 se aprobó la Ley 7508 que modificó la estructura de la Ley 7200 y abrió 15% más el segmento para los privados y permitía la compra de energía bajo el régimen de competencia. Ya tenían el 30%, ahora lo quieren todo.

En paralelo con el contubernio tarifario, fue en esta administración Figueres Olsen cuando inició una de las campañas más agresivas para vender los activos del Estado argumentando el pago de la deuda interna. Esa campaña fue brutal, todo el entramado mediático estaba alineado con esa tesis, había que pagar la deuda interna o el país se hundiría en el averno. En esa campaña participó activamente el en ese momento expresidente Oscar Arias y su adlátere Eduardo Lizano. Para esa fecha el Partido Liberación Nacional se había convertido en la vanguardia privatizadora y en la madriguera política de la extrema derecha. Para 1996 la campaña tomó impulso y a finales de 19996 fueron sumados a la misma todos los expresidentes de entonces que se pronunciaron a favor de las tesis privatizadoras y de venta de activos, todos con excepción del expresidente Rodrigo Carazo, ya convertido a inicios de 1996 en presidente del Consejo de Defensa de la Institucionalidad , CDI, instancia que le salió al frente a las tesis de la administración Figueres Olsen y logró en conjunto con otros actores sociales derrotar la campaña e impedir que los activos del Estado fueran festinados. Le apuntaban especialmente al Sector de Telecomunicaciones del ICE. A propósito, Millicom fue expulsada en mayo de 1995.

Una nueva ofensiva sobre el ICE inició en el año 1999 cuando la administración Rodríguez Echeverría (1998-2002) presentó y avanzó con los proyectos conocidos como el Combo del ICE que permitían la apertura de los Sectores de Telecomunicaciones y de Energía. El Combo del ICE fue aprobado en marzo del año 2000 pero finalmente fue derrotado por la resistencia popular, sindical y por el accionar de los diputados del extinto partido Fuerza Democrática. En la práctica fue una insurrección popular la que derrotó el Combo del ICE. El PLN se plegó, como era de esperarse y le dio los votos al proyecto. Esperaba ganar las elecciones, pero pagó políticamente su entreguismo y perdió. Paradójicamente las ganó Abel Pacheco. Del Combo del ICE pasamos a la lucha contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos con el resultado por todos conocidos y que generó la apertura del mercado de telecomunicaciones, donde el ICE es hoy uno más de los participantes en ese mercado en competencia, esperaban su destrucción, pero dichosamente no ha ocurrido.

Todo lo anterior para que no se pierda de vista quienes han estado detrás de todo el entramado privatizador y de venta de la patria. ¿Pensamos que el PLN, el PUSC, y otros sectores de la derecha votarán en contra de ese proyecto de “Ley de armonización del sistema eléctrico nacional”; expediente Nº 23.414? No lo harán, en eso son de los mismos, abanderados de la privatización y la venta de activos como lo demuestra la historia reciente. Solo la organización popular logrará parar los intentos de destruir el ICE llevados a cabo por la banda privatizadora que ha azotado este país durante los últimos cuarenta años. Así que entonces a prepararse y templar el espíritu para la lucha y hacer de la consigna: defender el ICE es defender la Patria, una realidad.

  1.  Acta de la sesión extraordinaria N° 3873 del Consejo Directivo del ICE, 27 de abril 1987
  2. Diario Oficial La Gaceta, Nº 33, publicación del Decreto Nº 268, Ministerio de Gobernación y Policía y Presidencia de La República, 17 febrero 1988
  3.  SIICE, Sindicato de Ingenieros del ICE.
  4. Comisión Especial para investigar el área de telecomunicaciones del ICE, incluyendo Racsa, en lo relacionado con comunicaciones vía satélite, facsímiles, telefonía analógica, celular, etc.; así como actuaciones de los jerarcas de ambas instituciones, expediente Nº 11444.
  5. Todo lo relacionado con la actividad de Global Energy fue investigado por una Comisión Especial Legislativa que trabajó bajo el expediente Nº 12769, el informe de minoría fue categórico en relación con la actividad de Global Energy y la participación del presidente de entonces José María Figueres en ese entramado favorecedor de Global Energy. Recordar el caso del Tajo Don Jaime.
  6. Comisión Especial Investigadora para que indague los contratos de compra de energía eléctrica, suscritos por el instituto costarricense de electricidad con los generadores privados de energía, expediente 14.453, agosto del año 2000.
  7. Ing. Ricardo Segura Ballar, La Resistencia Nacional contra la política de implantación del modelo neoliberal en Costa Rica, La campaña de la deuda interna: intento de fractura ideológica para vender las instituciones del Estado, octubre 1999.
  8. Gabriela Segura Mena, Tesis de Grado, Reforma del Estado y actores sociales en Costa Rica: el proceso de conformación y evolución del Consejo de defensa de la Institucionalidad, 1994-2000

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Pensar con calma la venta del Banco de Costa Rica

Carlos Carranza

He seguido con atención la propuesta de parte del Gobierno de la República sobre la intención de vender el BCR, con criterios fundamentalmente para pagar deuda y trasladándolo a una parte del sector privado.

Hay varias dudas que surgen: no es posible mejorar los rendimientos de este banco con un programa, que le mida rendimientos y procesos de calidad para llegar a objetivos y que logre ser un banco comercial pleno, sin olvidar acciones para el desarrollo. De hecho, con la “desfiguración” de la banca hacia lo comercial le hace difícil que el crédito le llegue a una parte de la población.

En ese orden de cosas, la tendencia sería a la concentración de capitales en mayor grado con un sector financiero cada día más controlado.

Si vemos los recursos que llegarían según la propuesta serían aproximadamente de 1800 millones de dólares, que pareciera una cifra adecuada pero que puede ser más si se ven tendencias del sector bancario.

De igual manera se indica que esta operación es “confidencial”, cuando sabemos que en los 80 y 90 hubo procesos poco claros en todos los niveles, entonces, vamos a repetir lo mismo dando la posibilidad de que se den situaciones no adecuadas.

Más se podría indicar sobre este proceso argumentando que estamos en una situación necesaria, pero eso depende de dónde partamos.

Lo necesario es un debate -dialogo en esta materia- no en una salida fácil que no ayuda al país y menos al bienestar con desarrollo.

¿Privatización del BCR? No permitamos que nos vean la cara de idiotas

Luis Paulino Vargas Solís

Los argumentos oficiales para justificar la propuesta de privatización del Banco de Costa Rica (BCR), son tan poco serios, que resultan un verdadero insulto a la inteligencia de la ciudadanía costarricense.

Ni nos sobran bancos públicos, ni es cierto que un BCR privatizado será de más provecho para Costa Rica. Toda la evidencia demuestra que los bancos públicos aportan al desarrollo y la equidad mucho más que los privados, pero, además, son más eficientes. Eso explico en este vídeo:

https://fb.watch/mqqaJToaug/?mibextid=Nif5oz

Reproduciendo el modelo de «enclave económico»

Álvaro Vega Sánchez

Alvaro Vega Sánchez, Sociólogo

A propósito de la venta de activos del Estado, de la conservación de nuestro patrimonio ecológico y de mejores alternativas para un desarrollo turístico ecológica y socialmente sostenible, vuelvo a traer a reflexión la frase “yo no sé vender, solo sé comprar” de don Juan Mercedes Matamoros, uno de los grandes hacendados sancarleños de mediados del siglo pasado. Fue la respuesta a un amigo que le criticó por haber vendido un pequeño terreno en Ciudad Quesada a un bajo precio.

A los pioneros en esa zona y otras del país les caracterizó la conservación de sus tierras, las que posteriormente heredarían a sus hijos. Se interesaban no solo por conservarlas sino por ponerlas a producir, generando trabajo y riqueza. Por supuesto, fue necesario, en estos casos de latifundio, que también el Estado interviniera para democratizar la tenencia de la tierra, como lo hizo el gobierno de don Daniel Oduber con algunas fincas de este hacendado, atendiendo a los artículos 45 y 50 de la Constitución Política que establecen como función del Estado propiciar una mejor distribución de la propiedad y reparto de la riqueza. Lamentablemente, estos artículos han sido letra muerta para los gobiernos neoliberales de las últimas décadas.

Hoy, también se requieren políticas de Estado que apoyen al pequeño y mediano emprendedor turístico, para evitar continuar reproduciendo el viejo modelo de “economía de enclave”, concentrador de la riqueza en manos de empresas extranjeras, con impactos muy limitados en reducción de pobreza y generación de empleos bien remunerados. Ejemplo de esta tendencia es el modelo de desarrollo turístico de “enclave” en Guanacaste, que al parecer ha venido sustituyendo el modelo “endógeno” de La Fortuna de San Carlos.  

Para ello, se requiere también impulsar una política educativa dirigida a formar técnicos y científicos al más alto nivel. Una apuesta decidida a convertir al país en una potencia en este campo. De esta manera, incrementar y diversificar la oferta turística ecológica y socialmente sostenible, así como innovar en la investigación y el desarrollo científico tecnológico para un adecuado manejo de nuestra rica biodiversidad.

Ya es hora de decidirse a superar esa gran contradicción de ser, por un lado, un “país ecológicamente rico” y, por otro, “socialmente pobre”.  El modelo oligárquico de concentración de la riqueza fue, en buena medida, superado por los gobiernos que en las décadas de 1940-1970 impulsaron reformas estructurales para garantizar derechos sociales y el fortaleciendo un régimen de democracia solidaria, que contribuyó a un desarrollo económico más equitativo y socialmente más inclusivo, menos desigual.

Perdimos el rumbo, cuando nos marcaron la cancha desde afuera a partir de la “década perdida” de 1980. Más recientemente, los gobiernos que ofrecían cambios significativos para conducir al país a una nueva “primavera” de crecimiento económico con equidad y justicia social, han vuelto sobre las viejas andanzas. El país, se sigue endeudando e hipotecando a los grandes intereses financiero nacionales e internacionales. Y en esas condiciones, la salida es, como ya se ha reiterado, convertirnos en una sociedad de “proletarios” y no de “propietarios”, como era la expectativa del estadista José Figueres Ferrer. Es decir, continuamos reproduciendo el viejo modelo de “enclave económico”.

Lleva razón el filósofo Enrique Dussel cuando señala que el gran desafío que tenemos los países empobrecidos en América Latina es la descolonización epistémica. Mientras continuemos padeciendo de la minusvalía cognitiva e imaginativa, es decir, considerándonos necesitados de la mano de un “Gran Hermano”, seguiremos arrastrando pobreza, desigualdad e injusticia social.  Es lo único que ofrece una reactivación económica al estilo neoliberal o neocolonial, es decir, bajo un modelo prevalente de “economía de enclave”.

De deudas y privatizaciones: Andando por el mundo con el bolsillo lleno y la cabeza vacía

Gilberto Lopes

Diciembre, 2022

El ministro de Hacienda, Nogui Acosta, se vanagloria de que por primera vez, en trece años, el Gobierno va a amortizar el principal de la deuda. Nos sugiere que se cumple así «un hito en la trayectoria de consolidación de las finanzas públicas”.

Abonar al principal, en vez de renegociar la deuda y reactivar la economía no lo hace nadie, salvo en condiciones muy particulares. Ningún gobierno serio hace eso que propone el gobierno de Chaves. Eso es una tontería. Pero vender el patrimonio nacional para hacerlo ¡es más que una tontería!

La propuesta de vender activos para reducir la deuda no solo es un engaño –que oculta la verdadera ambición de comprar, a precios de liquidación, negocios muy rentables–, sino que es el verdadero objetivo de esas propuestas, que tienen poco –o nada– que ver con el tema del manejo de la deuda.

Ciertamente, hay que tratar de manera seria el problema de la deuda, como parte de un programa de desarrollo del país. No de someternos a inaceptables y dolorosas condiciones, con tal de satisfacer a las demandas de los acreedores.

No tiene sentido hacerlo, si se mantienen las condiciones que generaron la deuda. Con la venta de los activos se puede abonar algo, pero nada relevante. Al poco tiempo estaremos debiendo lo mismo, o más. Si vendemos activos nacionales para pagar la deuda estaremos, a corto plazo, no solo más endeudados, sino también más pobres.

La deuda, una bomba a desactivar

Hace tiempo un economista español, catedrático de la Universidad de Sevilla, profesor Juan Torres López, viene tratando el tema de la deuda.

Al profesor Torres lo fui a entrevistar a Sevilla hace ya algunos años y le he dado seguimiento a sus escritos. De sus textos viene la idea de que la deuda es una bomba que debe desactivarse, artículo publicado en el periódico español Público, el 11 de junio del 2021.

Es su opinión de que los datos sobre la evolución de la deuda en todo el mundo nos muestran que “estamos sentados sobre una bomba que va a estallar sin remedio, si no se adoptan medidas adecuadas para desactivarla”.

Le parecían impresionantes los datos sobre las deudas que acababa de publicar el Banco Internacional de Pagos (Bank for International Settlements (BIS), con sede en Basilea, Suiza). Las deudas acumuladas en el mundo a fines del 2020 habían llegado a unos 286 billones de dólares (millones de millones; trillions en inglés), cerca de 3,5 veces el producto mundial.

De esa deuda, 221,4 billones correspondían al sector no financiero: 53,8 billones al endeudamiento de los hogares; 83,4 billones a deuda de los gobiernos; 78,6 billones a deudas de las sociedades no financieras. A lo que había que sumar 65 billones de dólares del sector financiero.

Un año después, esa deuda había trepado a 303 billones, alimentada por la montaña de dinero inyectado en las economías para hacer frente a los efectos de la COVID 19 sobre empresas y personas, según datos del Institute of International Finance (IIF), una asociación de instituciones financieras mundiales, con sede en Washington.

Estos datos son graves por su cuantía pero, sobre todo, por su crecimiento vertiginoso, acelerado a causa de la pandemia. Según el BIS, la deuda total del sector no financiero se había triplicado desde el 2000.

El análisis de la economía de los países de la Unión Europea (UE) es objeto de especial atención del profesor Torres. Según los datos de Eurostat, que cita en el artículo mencionado, la deuda pública de toda la UE era de doce billones de euros. La de los países de la zona del euro (eurozona), ligeramente inferior, alcanzaba los 11,1 billones. Lo que, en su opinión, demostraba que las “mal llamadas” políticas de austeridad no servían para disminuir la deuda, “sino justamente para todo lo contrario”. Desde 2000 –afirma– la deuda de la eurozona ha aumentado en 6,8 billones. Cantidad similar a la que han pagado, en ese tiempo, en intereses.

En 2020, en plena pandemia, los países de la UE tuvieron que dedicar 191,6 mil millones de euros para pagar intereses. Es decir, “en retribución a bancos que le han prestado dinero creado, en su práctica totalidad, de la nada, sin ningún costo para ellos”.

Hace tan solo una semana la BBC publicó una nota revelando que había personas comiendo alimentos para mascotas en Gran Bretaña y calentando su comida con velas. Hace unos meses nos decía que muchos británicos mayores de 50 años, imposibilitados de pagar alquileres, tenían que vivir en casas compartidas. Quizás en pocos países las políticas de privatizaciones y contención del gasto público han sido tan eficaces como en Gran Bretaña.

Estos ejemplos evidencian la necesidad de discutir como enfrentar el problema de la deuda. No se trata de un problema técnico, sino político, como veremos.

¿Quiénes son los adictos a la deuda?

Torres se hace algunas preguntas. Una de ellas es ¿quiénes son los adictos a la deuda? Se trata de un artículo que publicó hace algunos años, en 2017. Poco antes había publicado un libro con el provocador título “Economía para no dejarse engañar por economistas”.

Uno de los mitos más extendidos sobre la vida económica –dice en su artículo– es el de que la enorme deuda acumulada en el mundo es consecuencia de que la gente vive por encima de sus posibilidades. Otro mito es el de que “los partidos de centro-izquierda son muy pródigos cuando gobiernan, produciendo grandes déficits que la aumentan sin cesar”.

Pone como ejemplo declaraciones de la entonces canciller alemana, Angela Merkel, de que ningún Estado puede gastar más de lo que ingresa. Eso tiene sentido en el caso de una familia, pero no tiene ninguno en un Estado, dice Torres. Si el Estado deja de gastar provoca una disminución de los ingresos de la gente, algo que no pasa cuando se trata de una familia.

Se trata, como tantas otras afirmaciones, “de una falsedad que se desmiente fácilmente con el conocimiento elemental de los procesos económicos y con los datos”, asegura Torres.

Los errores económicos tienen propósitos, asegura. Los adictos a las deudas no son las familias, mucho menos las familias de escasos recursos. Son los bancos, “porque esa es la fuente de sus ganancias y de su impresionante poder, no solo financiero, sino también mediático, cultural y político”. Cuando se nos dice que hay que salvar a los bancos, lo que se pretende es crear condiciones para que sigan endeudando a la gente.

La explicación de este proceso es relativamente sencilla y clara. Nos dicen que hay que imponer políticas de recortes de gastos para ahorrar, reducir el gasto y bajar la deuda. Pero lo que se busca –dice Torres– es todo lo contrario: reducir la capacidad de generar ingresos propios para que los bancos vuelvan a prestar, creando así nuevas deudas.

La prueba del engaño es que la deuda subió más “justamente en el periodo de aplicación de políticas de recortes sociales y rescate de la banca”, que las autoridades financieras aseguraban ser indispensables para disminuir la deuda.

Privatizar para pagar

El pasado 1 de diciembre, el economista brasileño José Álvaro de Lima Cardoso denunciaba la deuda pública como un “mecanismo infinito de drenaje de dinero público.

Cardoso se refería a la limitación de gastos para atender las necesidades sociales impuesta al presupuesto brasileño, luego del golpe de Estado contra la presidente Dilma Rousseff en 2016. Medida similar a la adoptada en Costa Rica, mediante ley aprobada sin necesidad de ningún golpe de Estado. En Brasil se congeló, además, el gasto social del gobierno por 20 años, con el resultado de una grave recesión económica y desastrosos resultados sociales.

En 2004, en medio de una nueva crisis financiera internacional, Ernesto Gutiérrez Betancor publicaba, en la revista “Conceptos Sociales”, de la UNAM, el artículo (reproducido por diversos medios) “La deuda externa, ¿quién debe a quién?”.

Ahí nos señalaba que “en los últimos años, las condiciones de vida de la mayoría de la población de África, América Latina y Asia han empeorado drásticamente”.

“En el África subsahariana, por ejemplo, el consumo medio por habitante es menor que en 1970. Los ingresos de la mayoría de los latinoamericanos son también inferiores, en un 20%, a los que recibían en 1980. Esta desesperada situación a menudo se nos presenta como el producto de la corrupción, la incompetencia o la ineficacia”.

Pero –dice Gutiérrez Betancor–, los datos estadísticos muestran una realidad bien diferente. “En 1999, los 41 países pobres más endeudados (PPME) transfirieron al Norte 1.680 millones de dólares más de los que recibieron. En el mismo año, los países del llamado «Tercer Mundo», en su conjunto, realizaron una transferencia neta de recursos de 114.600 millones de dólares”. Pese a esto, una deuda que, en 1982, ascendía a 780 mil millones de dólares había trepado a algo más de 2 billones (millones de millones) de dólares, menos de 25 años después.

A finales de 2019, la deuda externa total solo de los países de ingreso mediano y bajo (no de todo el llamado Tercer Mundo, o de los “mercados emergentes”) ascendía a 8,1 billones de dólares, según datos del Banco Mundial, institución a cargo de los programas de reducción de la deuda y de la pobreza, donde trabajaba nuestro presidente Rodrigo Chaves.

Ya en los años 70, Robert McNamara, exejecutivo de la Ford, Secretario de Defensa de los Estados Unidos durante la guerra de Vietnam y luego presidente del Banco Mundial, entre 1968 y 1981, advertía que “la tasa media de aumento de la deuda luego de la década del 60 representa cerca del doble de la tasa de crecimiento de los ingresos por exportaciones, con las cuales los países endeudados deben asegurar este servicio de la deuda. Esta situación no puede continuar indefinidamente”.

Cuando se hizo evidente que los países subdesarrollados no podrían asumir sus compromisos en las condiciones pactadas, el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional propusieron como solución las llamadas «políticas de ajuste estructural».

Como medidas fundamentales de esas políticas están la reducción del gasto público y la privatización de las empresas estatales. Cuarenta años de esas políticas han dado como resultado la aceleración de un proceso contra cuyas consecuencias insostenibles ya advertía McNamara, hace 50 años.

En Costa Rica, el gobierno propone privatizar el Banco de Costa Rica, uno de los tres bancos estatales. Se vanagloria el ministro de Hacienda, afirmando que, por primera vez en trece años el Gobierno va a amortizar el principal de la deuda.

Pero el secreto no está ahí, sino en la venta del banco, un negocio excepcional, al que los posibles compradores (incluyendo la banca colombiana) tienen puestos los ojos desde siempre.

¿Cuánto se amortizaría con la venta del BCR?, le pregunté a un economista que acompaña estos procesos en el país. “No hay un valor definido. Se estima en unos 1.850 millones de dólares. Alcanza para pagar durante seis meses los intereses de la deuda.

Pero este es un valor puramente contable. El valor económico del banco es muy superior. Para el país, debe considerarse su valor social, que incluye la capacitación de su personal –unas cuatro mil personas–, el valor de sus instalaciones, los diversos servicios que presta a la sociedad, no solamente financieros, sino de trámites de documentos, como pasaportes o licencias de conducir”.

Qué significa para un banco privado ser muy eficiente, se pregunta: significa ganar la mayor cantidad de dinero posible. Eso se logra reduciendo personal, reduciendo salarios y los servicios que presta y, sobre todo, aumentando la tasa de interés crediticia, que hoy es de 8,4% anual en la banca pública y más del 15% en la privada.

¡Una estafa para el país!

En cambio, no se propone eliminar o reducir las diversas exenciones tributarias que favorecen a los inversionistas, en particular en el régimen de zonas francas.

Entre las medidas de transferencia de recursos para los bancos está también un proyecto de ley –que se está negociando a instancias del sector financiero– para permitir transferir a los acreedores un 30% de los ahorros del Régimen obligatorio de pensiones complementarias (ROP) de quienes se encuentren con problemas de deudas. Una medida que los afectará posteriormente, al reducir el monto de sus futuras pensiones, además de debilitar el sistema de pensiones.

En su “Estrategia de la deuda a mediano plazo”, publicada en abril pasado, el ministerio de Hacienda afirma que la deuda del gobierno central equivale a 66,46% del PIB. Y agrega que, “gracias a la dinámica de los ingresos y la contención del gasto pareciera que el país se dirige hacia una estabilización de las finanzas públicas”.

Nada dice de las condiciones sociales, del desempleo estructural, de la creciente concentración de la riqueza, ni del asalto sistemático a las eficientes instituciones públicas –la banca, las telecomunicaciones, la energía, la salud, la educación, las carreteras, los aeropuertos– donde las medidas privatizadoras han venido debilitando los servicios públicos, sin que ningún proyecto de país ofrezca un modelo de desarrollo que reduzca la deuda o la pobreza.

Durante años los promotores de esos proyectos han andado por el mundo con el bolsillo lleno y la cabeza vacía. Tratan de vendernos las viejas ideas, que nos han traído a esta crisis, como solución a nuestros problemas. Para eso cuentan en Costa Rica con el control de la presidencia y una holgada mayoría en la Asamblea Legislativa.

Con la venta de activos no se va a resolver el problema de la deuda, sino a agravar un proceso de concentración de la riqueza y de mayores sufrimientos sociales para la población costarricense.

Privatizaciones y contención de gastos, receta infalible para el deterioro de las condiciones de vida de la población costarricense, como lo ha demostrado la historia.

FIN

¡El BCR no se vende!

En el proyecto de Ley 23331 se pretende autorizar la venta del conglomerado BCR, a lo cual el movimiento social y sindical se opone.

Esa lucha procura exigir el respeto a todos los derechos laborales.

En comunicado recibido por SURCOS, se señala que el  conglomerado del BCR se enfoca en tres ejes importantes: 

  1. La pretendida venta del BCR implica el desmantelamiento del Estado Social de Derecho de nuestro país, a partir de la privatización o venta de activos del estado.
  2. El valor social que representa la venta del BCR para cada uno de los ciudadanos costarricenses, que por estimaciones que se han realizado, este costo social ronda por los 400.000 millones de colones.
  3. Dar la lucha por los derechos laborales de todos los ciudadanos costarricenses es urgente en este momento.

Por lo tanto, ¡El BCR no se vende con este proyecto y con ningún otro!

Compartido con SURCOS por Auxiliadora Zúñiga.

La audiencia crédula

Oscar Madrigal

Al principio fue el cambio de espejitos por oro, ahora es el escandalillo por la venta del país. Y aún la mayoría sigue aplaudiendo.

El verdadero objetivo del gobierno de Chaves se refleja en sus prioridades de proyectos de ley a discutir en el próximo periodo de sesiones de la Asamblea Legislativa: Básicamente son 3:

1- Endeudamiento por 6 mil millones de dólares.

2- Venta del BCR

3- Jornadas flexibles.

El primer punto es solo necesario para pagar intereses de la gigantesca deuda del país, en este caso la deuda externa. La lógica es simple: pedir prestado para pagar los préstamos y sus intereses, aumentar la bola de nieve y ser fiel cumplidor de los organismos financieros internacionales.

Lo segundo es la venta o privatización de los bienes, empresas e instituciones de los costarricenses, cuya venta será -también- para pagar la deuda, los préstamos.

Y el tercer punto es las jornadas 4×3 que propone eliminar las horas extras, establecer jornadas extenuantes, todo ello en perjuicio de la salud y el ingreso de las trabajadoras y trabajadores.

En estos proyectos está recogida la esencia de las políticas de Chaves: neoliberalismo del puro que es privatización, endeudamiento, pérdida de derechos laborales.

Pero las políticas esenciales deben adornarse o vestirse atractivas para engatusar a una audiencia crédula.

La credulidad de la opinión pública, que no es más que la pérdida del sentido crítico, se abona con escándalos, bravuconadas y mentiras que se hacen aparecer como verdades. Llama la atención, por ejemplo, como los ministros y el Presidente mienten, se retractan y vuelven a mentir con una naturalidad o cinismo que solo se explica por su desprecio a la inteligencia ajena.

Aunque la pobreza, el desempleo o los bajos salarios, el alto costo de la vida, el desastre vial, la destrucción de las instituciones estatales, siguen siendo males que no encuentran propuestas de solución del señor Chaves, muchos siguen creyendo que La Nación y Chaves son esencialmente diferentes.

Ni siquiera alcanzamos a vivir en la ciencia ficción, porque ella siempre se fundamenta en la rebelión de los despojados, la lucha contra los opresores o de aquellos que vienen a destruirnos.

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6 razones para no vender el BCR

Carta pública a la Asamblea Legislativa*

Los abajo firmantes, apoyamos la posición de muchos profesionales y expertos que, desde muy diversas posiciones ideológicas y políticas, manifiestan oposición a la venta del Banco de Costa Rica (BCR).

Consideramos que la competencia entre la banca privada y la banca pública siempre es beneficiosa. La banca es mucho más que un tema financiero: tiene que ver con el bienestar de las personas y la ciudadanía, propósito último de toda política pública.

1.- LA COMPETENCIA BANCARIA SIEMPRE ES BUENA. De acuerdo con la SUGEF, Costa Rica tiene 11 bancos privados, 5 financieras privadas y 21 cooperativas de ahorro y crédito, supervisadas. Es decir, 37 entidades privadas y solo 3 bancos públicos (ver información detallada en la página web de la Sugef). En simple teoría de la competencia, base de la sociedad de mercado, es muy sano que esa enorme cantidad de entidades bancarias privadas tengan competencia de algunos pocos bancos públicos con funciones diferenciadas. Esto ayuda al mercado, ayuda a la ciudadanía y a transparentar el negocio bancario.

Pretender lo contrario es favorecer oligopolios. Es estar en contra de la competencia misma. El BCR es la institución financiera pública con menor margen de intermediación del país (6,46%). El margen de intermediación financiera del BCR se redujo en casi un 3% entre 2019 y 2020, pasando de 171 mil millones de colones en 2019 a 167 mil millones de colones en 2020.

Eso es eficiencia operativa. Justamente, entre 2017 y 2019 dicho indicador pasó de 67,55% a 78,12%, es decir un aumento de más de 10 puntos porcentuales en menos de 2 años. Los principales expertos en banca nos indican que, a pesar de tantos bancos privados, el mercado bancario costarricense es oligopólico, con tasas de interés muy altas (y una diferencia muy aguda entra la tasa activa y pasiva). Dos importantes estudios lo demuestran: “Intermediación Financiera y Poder de Mercado: el caso Costa Rica” de Castro y Serrano (2013); y el estudio de Salas, Mora y Agüero, del año 2015, “Una mirada a la competitividad del Sistema Bancario Nacional Costarricense a través del Indicador de Boone”, publicado en la Revista de Ciencias Económicas, lo cuales concluyen claramente que el mercado bancario privado en Costa Rica es muy cerrado y no favorece al consumidor. Necesita competencia.

2.- LA VENTA DEL BCR NO SOLUCIONA EL PROBLEMA DE LA DEUDA: La venta del BCR en la suma que ha mencionado el propio presidente, de USD 1.800 millones, no es una solución al problema de la deuda en el corto plazo.

Tampoco en el largo plazo, pues es más lo que pierde el país por los rendimientos dejados de percibir por el BCR que el dinero que ahorraría en pago de intereses. Veamos los números duros:

De acuerdo con el Ministerio de Hacienda, el año pasado, la deuda del Gobierno Central fue de USD 43.015 millones de dólares, los cuales corresponden a un 68,34% del PIB. Así que, USD 1.800 millones sería un aporte de solo el 4,1% en reducción a la deuda que ni siquiera nos libera de la situación más gravosa de la Regla Fiscal.

Veamos los números detallados: solo el año pasado 2021, el pago de intereses de la deuda del Gobierno fue de USD 2.989 millones (4,91% del PIB), de los cuales USD 2.593 millones (4,26 % del PIB) correspondieron a intereses de deuda interna, y USD 396 millones (0,65 % del PIB) a intereses de deuda externa. Literalmente, esos USD 1.800 millones se esfumarían en 6 o 12 meses, apenas en el pago de intereses.

En un año o dos, nos quedaríamos sin BCR y con la deuda igual o creciendo. Lo mismo que tratar de apagar un incendio con un vaso de agua. Las medidas para reducir la deuda tendrán que ser mucho más estructurales, como indicamos al final de este artículo.

3.- ¿Y SI NOS QUEDAMOS SOLO CON EL BANCO NACIONAL? Sería un grave error.

Serían 37 entidades privadas compitiendo contra un solo banco público.

Las tendencias oligopolistas se verían acentuadas. Además, se trata de dos bancos muy distintos. El BN es un banco más abierto y tradicional, con una gran masa de ahorrantes en cuentas de ahorro y créditos, extendido por todo el país. El BCR ejerce otra función: es una plataforma de servicios moderna, dinámica, que ofrece servicios mediante miles de negocios que apoyan la vida cotidiana de millones de personas al año.

4.- EL BCR Y EL BENEFICIO A LAS PYMES Y LOS PEQUEÑOS NEGOCIOS. Con 162 oficinas, el BCR logra atender más de un 1 millón de transacciones mensuales entre clientes y usuarios, impulsando la autogestión bancaria y el uso de canales digitales. Adicionalmente, a través de 95 plataformas distribuidas en 67 oficinas BCR dentro de instituciones públicas, se beneficia con servicios bancarios a la población, con más de 9.815.000 servicios al año.

El BCR ha logrado colocar una serie de créditos y apoyos para las pymes del país a través de “PUNTOS TUCÁN”, el programa de microbanca más exitoso en la historia de Costa Rica, con 4.676 puntos y cobertura del 41% en comercios fuera de la GAM.

La clave es una red de pequeños comercios (sodas, pulperías, farmacias, etc.) que contribuyen al impulso social y a los procesos de bancarización. Como dijimos, el PROGRAMA TUCÁN del BCR es una red de 4.676 pequeños negocios afiliados que dinamizan económicamente a la sociedad.

Lo anterior convierte al BCR en la institución financiera que tiene mayor cobertura a nivel nacional, una tercera parte del alcance genérico está dedicado a sectores fuera de la GAM, superando en razón 4:1 la cantidad de oficinas que tiene el banco privado que más oficinas tiene.

El tercer rubro más importante en las colocaciones del BCR el año anterior fue a pymes, pasando de 25.959 millones de colones en 2020 a 36.491 millones en 2021. Aparte de su ser una gran Plataforma de Negocios para pequeños empresarios, el BCR tiene un impacto importantísimo para instituciones de bien social. Solamente en los último cinco años (período 2017-2021), las aportaciones a estas instituciones han sido las siguientes:

− CONAPE: 10.651.536.687 colones

− CNE: 6.390.922.155 colones

− IVM: 34.415.944.483 colones

− Infocoop: 11.564.438.799 colones

No solo se perderían esas cargas parafiscales sino, además, una serie de herramientas de carácter estratégico como el pago a pensiones de invalidez, las plataformas de depósitos judiciales, becas universitarias, alianzas público-público, la migración digital y educación financiera, fideicomisos de obra pública y las donaciones directas a emergencias nacional.

5.- EL BCR Y SU IMPORTANCIA PARA EL MUNDO RURAL. El BCR cuenta con 162 oficinas distribuidas en 15 regiones, zonas como Pérez Zeledón cuenta con 13 oficinas, la Zona Sur, con 6, el Caribe con 15, Guanacaste con 17 y la Zona Occidental y Puntarenas con 7 y 10 respectivamente. ¿Ha visto usted banca privada en las zonas más rurales y alejadas del país, como es el caso de Guayabo de Bagaces o Aguas Claras de Upala? No. Allí solo existen el BCR y el BN. La razón es muy sencilla: la vida rural no es generalmente rentable para la banca privada, cuyo eje son las tarjetas de crédito y crédito de consumo.

El mundo rural se mueve con créditos a pequeña escala para los productores, ofreciendo servicios financieros, acompañamiento empresarial y manejando el ahorro de miles de familias. Eso solo lo hace la banca estatal, pues son actividades que no generan mucha rentabilidad financiera. Por eso, sólo el BN y el BCR atienden a nuestro mundo rural y campesino. El acceso al mercado bancario de las poblaciones más vulnerables debe ser una prioridad democrática.

6.- ¿CUÁL ES LA SOLUCIÓN INTEGRAL AL PROBLEMA DE LA DEUDA? La corrección de nuestra deuda debe ser mucho más estructural. Por un lado, generar reducción de gasto burocrático ineficiente. Pero, además, correcciones tributarias modernas y justas. Cobrar impuestos (no a la mayoría de los empresarios y ciudadanos que ya pagan muchos tributos) sino, a la gran cantidad de evasores, y a los muchos sectores y grupos que están metidos en odiosos y privilegiados sistemas de exención y exoneración. El propio Ministerio de Hacienda de Costa Rica informó, desde el año 2018, que la evasión de impuestos en CR era casi el 5,4% del PIB anual y que los sectores exonerados dejaban de pagar casi un 4,15% anual del PIB adicional, según estudios del Ministerio de Hacienda del año 2021. Ambas sumas son más del 9% del PIB anual. Con eso bastaría para eliminar nuestra deuda es menos de 10 años.

Hay que eliminar los odiosos privilegios de las grandes empresas que reportan 0 ganancias en impuesto de renta; y también de aquellas que se esconden en paraísos fiscales mediante mecanismos como los denunciados en Panama Papers. Son malas prácticas tercermundistas. Todo el mundo tiene que pagar impuestos en una democracia moderna.

Ya el G-20, impulsado por el propio gobierno de los EE.UU. anunció que hay que implantar un impuesto corporativo mundial de, al menos, el 15%.

Y ni qué decir del sobrepago de los intereses de la deuda pública interna que, injustamente, absorbe otros puntos del PIB en sobreprecios.

La corrección de nuestra deuda debe ser mucho más estructural que dilapidar los activos estratégicos.

Insistimos en lo que se dijo al inicio: regalar el Banco en 1.800 millones de dólares, como si fuera un plato de lentejas, no puede ser visto más que como una “curita” a corto plazo sin reformas estructurales y de largo plazo. Está claro que no solucionará la deuda del Gobierno Central. Un activo como el Banco de Costa Rica es mucho más que su valor financiero, es un motor de desarrollo que le genera gran cantidad de beneficios al país.

*FIRMANTES

  • Alpízar Otoya, Claudio. Politólogo.
  • Arguedas, Gabriela. Experta en bioética.
  • Araujo, Ana Margarita. Experta en mediación.
  • Arrunátegui Madrigal, Karla. Psicóloga.
  • Botey, Montserrat. Economista.
  • Bustos, José Manuel. Empresario.
  • Cabezas Moya, Rodrigo. Médico.
  • Carranza Villalobos, Carlos. Investigador.
  • Castellón Rodríguez, Leonardo, director Instituto de Investigaciones Económicas (UCR)
  • Castro Calvo, Ricardo. Asesor Legislativo.
  • Chan Mora, Gustavo. Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad de Costa Rica.
  • Cuevas Cordero, Felisa. Socióloga.
  • Céspedes Vargas, Renzo, Economista.
  • De Sárraga, Alejandro. Economista, experto en desarrollo local.
  • Díaz Jiménez, Luis Fernando.
  • Dubois Cisneros, Vanessa. Asociación Regional Centroamericana para el Agua y el Ambiente (ARCA).
  • Fonseca Rodríguez, Ariel. Periodista.
  • Garrón Figuls, Ricardo.
  • Hernández González, Greivin. Economista.
  • Leiva, Jorge. Economista y empresario.
  • Lopes, Gilberto. Periodista y escritor.
  • Moreno Buján, Marcela. Decana de la Facultad de Derecho UCR.
  • Muñoz Villalobos, Alejandro.
  • Mora Portuguez, Jorge. Vicepresidente del Concejo Municipal, Municipalidad de Montes de Oca.
  • Nuñez Artiles, Adriana., Periodista.
  • Nuñez Vargas, Eduardo. Politólogo.
  • Olivares Martínez, Luis Carlos. Abogado, economista, especialista en Políticas Públicas.
  • Ordóñez Chacón, Jaime. Abogado.
  • Quirós, Javier. Ex secretario del Tribunal Electoral del PLN.
  • Ramos González, Welmer. Economista.
  • Rosales, Rotsay. Politólogo.
  • Solís, Sonia Montejo, Economista.
  • Succar Guzmán, Habib. Escritor.
  • Trejos Benavides, Eugenio. Exrector TEC.
  • Ulate, Enrique. Coordinador del Doctorado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR)
  • Varela Erasheva, Marcelo. Experto en desarrollo.
  • Vargas Zeledón, Olman. Exsecretario Ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y arquitectos (CFIA).
  • Vartanian, Daniel. Economista.
  • Vásquez Drexler, Juan Carlos. Abogado especialista en tecnología.

La oscura venta del Banco de Costa Rica – Una explicación a la ciudadanía

Por Jaime Ordóñez (abogado) y Montserrat Botey (economista)

Detrás del interés de venta del Banco de Costa Rica se esconden números oscuros, que deberían encender todas las alarmas. Parece que alguien quiere comprar ese banco a precio de regalo, con grave daño para el país. Veamos los números duros de la SUGEF y de otras entidades oficiales:

REGALAR EL BANCO POR EL 20% DE SU PRECIO. El gobierno dice que quiere venderlo en 1.750 millones de dólares. Pero, contablemente, el BCR vale exactamente 685% más. Según contabilidad oficial del BCR (avalada por la propia SUGEF, año 2021) el Banco tiene un capital de 7.627.000 millones de colones que son casi 11,500 millones de dólares al tipo de cambio del Banco Central. De esa suma, cerca de 6,300 millones de dólares corresponde a su cartera bancaria como acreedor y el restante de 4, 859 millones de dólares en otros activos.

Es decir, pretenden vender el BCR en menos del 20% del valor de sus activos. Es un banco cuyo valor no debería ser menos del 80% o 90% de esos activos (jamás la ínfima suma de 1.750 millones).

¿Por qué? Según la propia SUGEF, el BCR tiene una efectividad bancaria de casi el 97% (supera a muchos bancos privados) con una morosidad de apenas un 3,1% en toda su gestión. Es decir, es un banco altamente exitoso. Por otro lado, pretenden meter dentro del paquete de venta (y por el mismo precio) un conglomerado de entidades altamente rentables: BCR Pensiones, BCR Valores, BCR Sociedad Administradora de Fondos de Inversión y BCR Corredora de Seguros. Adicionalmente, es el accionista mayoritario del Banco Internacional de Costa Rica (BICSA). Vender todo eso por 1,750 millones es regalarlo a destajo. Literalmente, un robo contra el Estado de Costa Rica.

UN BANCO ALTAMENTE RENTABLE PARA EL PAÍS. Ahora bien, ¿tiene sentido vender un banco altamente efectivo para el país para pagar intereses de deuda, que es lo que haríamos? Desde luego que no. Es un pésimo negocio. Ninguna soda o restaurante vende una de sus principales cocinas o refrigeradoras para pagar deuda. Jamás. Nunca se vende un activo que genera ganancias para pagar un pasivo. Eso lo sabe cualquier pulpero. Es el ABC de los negocios.

El BCR es la segunda entidad financiera más relevante del país y su propietario es el Estado costarricense. La entidad tiene operaciones desde 1877 y cuando se fundó el Banco de la Unión y, en 1890, pasó a tener su nombre actual. Cuando se fundó, entre sus funciones iniciales estuvo emitir el dinero del país, y fue una de las primeras entidades bancarias en dar financiamiento al gobierno.

Además de tener una ganancia neta anual de 80 millones de dólares (según Informe SUGEF, 2021) el BCR le genera al país (previo a esa ganancia) una serie de beneficios importantes de carácter parafiscal. Estos buenos resultados se ven reflejados en las contribuciones parafiscales que ha realizado en los últimos cuatro años: ₡64.184 millones dirigidas a la Comisión Nacional de Préstamos para Educación, Comisión Nacional de Emergencias, el Seguro de Invalidez, Vejez y Muerte y el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo). En caso de vender el BCR todos esos beneficios sociales desaparecerían y esa ganancia, incluidos los 80 millones de dólares netos finales que genera al año.

ES FALSO QUE REDUCIRÁ LA DEUDA. De nuevo, veamos los números duros: Para el cierre del año pasado, la deuda total de Costa Rica era de 38.500 millones de dólares (datos oficiales de la OCDE y el Banco Mundial) que corresponden a un 68.34% como porcentaje del PIB.

1.750 millones de dólares es menos del 5% de esa deuda de 38.500 millones. No servirá para ninguna reducción real del principal de los empréstitos. Literalmente, se esfumarán en 6 o 12 meses, apenas en el pago de intereses. Sería como tratar de apagar un incendio con un vaso de agua. En un año o dos, nos quedaríamos sin BCR y con la deuda igual, o creciendo.

Estaríamos cometiendo el mismo error de otros países de América Latina (Brasil, Argentina, Chile, México, etc.) que, durante los años 80 y 90, vendieron sus activos y no lograron reducir sus obligaciones. Los dineros desaparecieron en pocos meses en el pago de intereses del servicio, sin tener un impacto estructural alguno. El propio FMI (bajo el liderazgo de su actual Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva) reconoció hace poco el fracaso de muchas de las políticas del antiguo Consenso de Washington, el cual sólo dejó privatizaciones a muy bajo precio, que enriquecieron a capitales de la región sin aportar una solución duradera a largo plazo.

La corrección de nuestra deuda debe ser mucho más estructural. Por un lado, generar reducción de gasto burocrático ineficiente en forma eficaz, es cierto, pero, además, una reforma tributaria moderna y justa. Cobrar impuestos (no a la mayoría de empresarios y ciudadanos que ya pagan muchos tributos) sino, a la gran cantidad de evasores, y a los muchos sectores y grupos que están metidos en odiosos y privilegiados sistemas de exención y exoneración. El propio Ministerio de Hacienda de Costa Rica informó, desde el año 2018, que la evasión de impuestos en CR era casi el 5.4% del PIB anual y que los sectores exonerados dejaban de pagar casi un 3% anual del PIB adicional. Ambas sumas son más del 8% del PIB anual. Con eso bastaría para eliminar nuestra deuda es menos de 10 años.

Regalar el Banco en 1.750 millones de dólares no ayudará realmente en nada. Sólo servirá para que algún sector financiero infle más sus bolsillos a costa de una institución que genera mucho beneficio al país.

EL B.N., el B.C.R. Y EL MUNDO RURAL. – Finalmente, estaríamos regalando y malbaratando uno de los dos bancos públicos que ejerce una función esencial para el mundo rural y campesino: sólo el BN y el BCR ejercen esa labor.

¿Ha visto usted banca privada en las zonas más rurales y alejadas de CR? ¿En Guatuso? ¿En la Suiza de Turrialba? No. Por una sencilla razón: no es rentable para la banca privada. La gestión bancaria que no es de plástico o tarjetas de crédito, es decir, la gestión del ahorro común en cuentas de ahorro y crédito es la base de nuestro mundo rural. Eso sólo lo hace la banca estatal, pues no genera mucha ganancia, pero tiene un beneficio social extendido y amplio.

Por eso, sólo el BN y el BCR atienden a nuestro mundo rural y campesino. El acceso al mercado bancario de las poblaciones más vulnerables debe ser una prioridad democrática. Además, ¿qué hacemos con los 3.987 empleados que actualmente tiene el BCR en sus 128 oficinas en todo el país? ¿Echarlos a la calle? Muchos de ellos no podrían seguir trabajando en sus localidades actuales (generalmente, adonde viven) pues el sector privado bancario no tiene, como predominante, ese giro de cuentas de ahorro y crédito.

Ojalá nuestra Asamblea Legislativa no secunde este proyecto que busca, literalmente, regalar por tres centavos un activo de alto interés para el país como el BCR sin que vaya a significar una solución estructural para nuestra economía ni para nuestra deuda pública. –

– Jaime Ordóñez es abogado (UCR, The George Washington University, U de Madrid)

– Montserrat Botey es economista (Science Po, Paris; Universidad Buconi, Italia, Universidad de Burdeos).

 

Compartido con SURCOS por Patricia Salgado y José Manuel Peña Namoyure.

ES LA IDEOLOGÍA… es la ideología

Oscar Madrigal

¿Alguien con una pizca de sentido crítico podrá pensar que la venta del Banco de Costa Rica (BCR) contribuirá significativamente a reducir la deuda del Gobierno? Los números aportados en muy diversas instancias señalan que el BCR es un gran negocio para el país y su venta una reducción importante de ingresos.

¿O que el aumento de salarios a las trabajadoras y trabajadores de la CCSS afecte el déficit fiscal y con ello la deuda del Gobierno? Los salarios que paga la Caja en nada afectan los gastos del Presupuesto Nacional porque no se pagan de allí.

El Presidente Chaves no solo arremetió contra el aumento de salarios en la Caja sino que hizo la siguiente afirmación de forma contundente e inapelable:

LA CAJA ESTÁ QUEBRADA

¿Qué sentido tiene esta afirmación? Una es proponer un nuevo modelo de financiación del sistema de salud aligerando las cargas a los patronos o empresarios, tema sobre el que vienen insistiendo desde hace años y la otra es privatizar servicios importantes que brinda la Institución.

Estemos claros, lo que persigue el Presidente Chaves es privatizar servicios trascendentales de la CCSS.

Igual sucede con la venta de la mitad del INS, otra fuente de ingresos para el Estado.

Recordemos que tanto el Presidente Rodrigo Chaves como la Primera Dama son exfuncionarios del Banco Mundial, cuyo catecismo privatizador prometen ejecutar. Así lo hizo Chaves en Indonesia. La máxima ideológica del BM y sus representantes es que el Estado y sus instituciones son por definición ineficientes, a diferencia de la empresa privada que, por las leyes del mercado, según el dogma, actúan o sirven mejor. El objetivo que persigue el Presidente Chaves es pasar a un sistema de mercado donde fluyan supuestamente libres las fuerzas de mercado, con la mínima participación estatal.

Chaves y su grupo íntimo están convencidos de eso y en dirección a la privatización están trabajando. Para ello están buscando apoyo e inversiones en el exterior. No es que quieran reducir la deuda pública, no es quieran racionalizar el gasto, es que quieren privatizar o vender el Estado de Bienestar. Los hechos están a la vista.

Y nosotros dejemos de dar vueltas, el actual Gobierno incluyendo a la Primera Dama, quiere y pretende -lo dice abiertamente- privatizar todo lo que pueda, empezando ahora por los bancos estatales, la aseguradora estatal y parte esencial de la Caja.

Es la ideología, sin más excusas.

El virus ideológico privatizador llegó con fuerza. Hay que inmunizar el país.

Nota: mientas escribo esto, llega la noticia que Alemania nacionalizó la mayor planta de gas del país. Nosotros caminamos de espalda.