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Voz Experta: Desigualdad económica y homicidios: una mirada psicosocial

Juan Diego García Castro

Voz Experta: Desigualdad económica y homicidios: una mirada psicosocial

Costa Rica está registrando un récord sin precedentes en el número de homicidios, los cuales producen un gran impacto emocional por la forma violenta de terminar con la vida de una persona. Las consecuencias psicológicas que producen estos sucesos en la sociedad son varias y de diferente magnitud. Las más inmediatas son miedo, frustración y sentimientos de impotencia. A mediano plazo, se desarrolla un sentimiento de alerta constante, deterioro de la salud mental y desesperanza en relación a no poder solucionar el problema. Todas estas consecuencias ya se reflejan en la población nacional, por ejemplo, en la última encuesta del El Centro de Investigación y Estudios Políticos de la Universidad de Costa Rica las personas costarricenses señalan que el principal problema del país es la criminalidad y su principal temor perder el país.

Frente a estos sentimientos de impotencia y perdida de control producto de las altas tasas de homicidios, la reacción natural y espontanea es pedir políticas de mano dura contra las personas criminales. Las políticas represivas brindan una falsa sensación de seguridad para enfrentarse a un mundo que es peligroso y para compensar la falta de control que la criminalidad ejerce sobre nuestras vidas. Estas políticas son las que se discuten hoy en el gobierno y la asamblea legislativa como las principales soluciones a este problema. Sin embargo, la evidencia científica señala con contundencia, que las políticas de mano dura no son eficaces para disminuir la criminalidad ya que tratan el síntoma (los homicidios) pero no la enfermedad (la desigualdad). Para reducir los homicidios en Costa Rica necesitamos disminuir la desigualdad económica.

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Las razones por las cuales una persona mata a otra tienen múltiples causas. Una de sus principales raíces es la inequidad social. Tanto en Costa Rica como a nivel internacional, aquellas personas que matan y son asesinadas son mayoritariamente hombres jóvenes en contextos de privación social y en escenarios de competencia por recursos económicos, sociales y simbólicos. Cuando la distribución de riqueza es altamente inequitativa como lo es hoy en nuestro país, las tácticas de sobrevivencia son extremas. La lucha por recursos básicos de subsistencia y de estatus social se vuelve más violenta.

La desigualdad no es lo mismo que la pobreza, la desigualdad conlleva un contraste también con las personas favorecidas. Ha existido alguna discusión académica sobre si la causa de la violencia es propiamente la pobreza o la desigualdad. Sin embargo, hoy sabemos que los homicidios se relacionan más con la desigualdad por los procesos psicológicos que conlleva la comparación social. Estar expuestas al contraste entre la abundancia de algunos sectores sociales con sus lujos y estilo de vida, mientras que por otro lado se pasan necesidades básicas trae como consecuencia, entre muchas otras cosas, el distanciamiento social y la competición por el estatus.

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El distanciamiento social que provoca la desigualdad económica hace que la gente viva segregada en espacios en los cuales se limita el contacto entre personas de diferentes recursos económicos. Por ejemplo, en Costa Rica se puede observar este fenómeno con la proliferación de comunidades cerradas (condominios, residenciales), clubes exclusivos o zonas “VIP”. Mientras, por otro lado, existen cantones con una alta concentración de personas en vulnerabilidad social, viviendo en condiciones de hacinamiento y con malos servicios de transporte público. Este distanciamiento provoca que confiemos menos en otras personas porque no las conocemos y que no sigamos las normas sociales establecidas por la evaluación de que la sociedad no funciona, aumentando el estrés, disminuyendo la participación en actividades “cívicas” (recientemente se ha encontrado en el país una asociación entre abstencionismo electoral y desigualdad) y aumentando los homicidios.

El otro mecanismo psicosocial que relaciona la desigualdad con los homicidios es la competencia por el estatus. La jerarquía social es más importante cuanto más desigual es la sociedad. Así, la desigualdad económica promueve la competencia, la comparación con las otras personas y el individualismo. En un país desigualdad como el nuestro, las personas están más conscientes de su lugar en la sociedad e incrementan su ansiedad por el estatus. Lo cual lleva a que las personas por ejemplo compren objetos con intención de mostrarlos y esto lo vemos cotidianamente en redes sociales. En las redes sociales las personas por lo general fanfarronean con sus estilos de vida reales o imaginarios con tal de ganarse un lugar simbólico en la sociedad. La lucha por el estatus hace que especialmente sean los hombres de grupos desaventajados quienes más violenten a otros hombres para conseguir un lugar entre su grupo de pares y en un país que prácticamente no les brinda otras oportunidades.

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De está forma, metiendo a todas las presuntas personas criminales a la cárcel no vamos a disminuir la violencia porque no estaríamos resolviendo su causa. Reduciendo la desigualdad económica si podríamos mermar la tasa de homicidios como ya se ha hecho en otros países. En estos momentos Costa Rica tiene uno de los niveles de desigualdad más grandes en nuestra historia. Organismos económicos internacionales como el FMI, la OCDE y la CEPAL llaman a poner impuestos de emergencia a las grandes fortunas y al capital. Por ejemplo, si aumentaremos los impuestos de las ganancias al 1% más rico del país y con este dinero se hace inversión social como seguro de desempleo, oportunidades educativas e ingreso básico universal, podemos disminuir la violencia que hoy azota al país. Estas medidas sabemos científicamente que funcionan.

Los homicidios y la desigualdad ni son naturales, ni son inevitables. Es una decisión política y podemos cambiarla. Sentir desesperanza por el rumbo que lleva el país es la reacción más lógica frente a la situación que estamos viviendo. Sin embargo, la ciencia social lleva mucho tiempo estudiando como revertir la violencia y hay soluciones. Tenemos que implementarlas para construir una Costa Rica mejor.

 

Juan Diego García Castro

Investigador la línea Interacciones Grupales e Individuales y profesor de la Universidad de Costa Rica. Psicólogo Social. Doctor en Psicología y magíster en Psicología de la Intervención Social por la Universidad de Granada, España, y psicólogo por la Universidad de Costa Rica. Su trabajo de investigación se centra en la percepción de desigualdad económica en la vida cotidiana, la intolerancia a la desigualdad, las actitudes hacia la redistribución, las ideologías y el miedo al crimen. Su investigación se centra en los efectos psicosociales de la percepción de la desigualdad económica.

UCR, Voz experta: 200 años de construir una identidad y una memoria como nación

Por María de los Ángeles Acuña León, directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas

El 15 de setiembre y la historia de Costa Rica

El 15 de setiembre de este año 2021 se cumplen 200 años de la independencia de Centroamérica, el llamado bicentenario. Es este el momento propicio para revisar la importancia de conocer nuestra historia para celebrar apropiadamente esta fiesta regional.

El 15 de setiembre de 1821 se ha mantenido como la fecha que divide la historia de nuestra Centroamérica, la separación entre la época colonial, identificada como el pasado de subordinación, de pobreza, de abandono bajo la corona española y la fase independiente que permitió a las provincias del otrora Reino de Guatemala construir nuevas formas de gobierno y las leyes fundamentales. Se valoraron las opciones de la anexión al Imperio de Iturbide en México, la unión con Colombia, el establecimiento de una república federal o erigirse como estados independientes. Por tales razones, la fecha del 15 de setiembre, tradicionalmente es celebrada en Centroamérica como el día de su independencia. Hacemos eco de las frases de Ramón Zelaya, quien en 1917 escribió: “Un día estos pueblos vieron llegar a sus lares y tocar a la puerta de sus dominios a la diosa libertad” (tomado del Repositorio Ciicla).

Nuestra historia nos señala que la independencia llegó a la provincia de Costa Rica repentinamente, fue anunciada en el acta de Guatemala y ratificada en el acta del 29 de octubre, que en su artículo 1° dice: “Que se publique, proclame y jure solemnemente el jueves 1° de noviembre la independencia absoluta del gobierno español” (tomado del Repositorio Ciicla, Efemérides del Bicentenario de la Independencia de Costa Rica ).

El 12 de noviembre de 1821 se estableció un gobierno interino, el 1° de diciembre se firmó el Pacto de Concordia (primera Constitución de Costa Rica) y se estableció como la fecha designada oficialmente para la conmemoración de la emancipación política de Costa Rica. Sin embargo, nunca llegó a festejarse en ese día, pues la República Federal (1824-1839) adoptó el 15 de setiembre para solemnizar la independencia. Costa Rica inició, como provincia, la estructuración del Estado, que conduciría a la declaración de la República en 1848 y a la ratificación de su soberanía en la guerra contra los filibusteros de 1856-1857. Con estos hitos históricos se institucionalizó la celebración del 15 de setiembre (tomado del guión de la exposición Blanco, azul y rojo, 1821-2021).

En la segunda mitad del siglo XIX fue claro para los gobernantes de aquella época la necesidad de crear una identidad nacional, por tanto, había que reconocer y rescatar en las páginas de su historia, no solo el discurso y los hechos históricos, sino también a los héroes de la nación. Los grandes ausentes en esta historia fueron las poblaciones mayoritarias y sus culturas populares, la participación de estas poblaciones en los procesos políticos fue negada: mujeres, mestizos y africanos fueron olvidados y el pasado indígena se dejó a otros estudiosos. La interpretación del pasado colonial sobre las poblaciones indígenas, africanas y mestizas desvincula la historia de dichos grupos sociales de la historia del costarricense real.

Es bajo esta perspectiva que el Estado inició el proceso de construcción de lo nacional, sin olvidar: “el glorioso 15 de setiembre de 1821, en que se verificó nuestra emancipación política” (tomado del Repositorio Ciicla).

Las primeras décadas del siglo XX muestran a una Costa Rica decaída por la difícil situación que prevalecía en el mundo: una crisis económica internacional causada por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y una crisis sanitaria mundial por la pandemia de influenza (gripe española-1918). A lo interno se sumaba la violencia vivida durante la dictadura de los Tinoco y la pérdida de territorio en la Guerra de Coto con Panamá (1921). Después de este período, el gobierno de Julio Acosta (1920-1924) tuvo la tarea de restablecer la economía ante una alta inflación. En su administración se llevaron a cabo las celebraciones del Centenario con un sentido de rescate de la tradición nacional.

Después de la Segunda Guerra Mundial se muestra una economía mundial en recuperación y la aparición de un nuevo orden de las naciones, en el caso de Costa Rica a este contexto se sumó la Guerra Civil de 1948 y la fundación de la Segunda República, transformando el agro y la industria, el campo y la ciudad, la ampliación de la educación secundaria y el desarrollo de la educación superior de la mano de las universidades públicas. En el marco del Estado benefactor (1948-1978) se celebraron los 150 años de la independencia (sesquicentenario), para ello se constituyó una comisión que, con una perspectiva regional, festejó el saber y la cultura centroamericanos. La celebración se enmarcó en la discusión y debate sobre el significado de la independencia en un contexto de subordinación económica y Guerra Fría.

La segunda mitad del siglo XX enmarca la historia reciente, la globalización, el calentamiento global, con grandes cambios en las políticas económicas, sociales, culturales y ambientales. Las primeras décadas del siglo XXI, escenario de nuestra contemporaneidad, un mundo conectado y en cuarentena. Este año de 2021, el momento oportuno para reflexionar cómo durante doscientos años han sido muchas las frases, que utilizadas por hombres y mujeres costarricenses, han demostrado el significado del concepto de independencia.

A lo largo del siglo XIX se le considero portadora del gobierno propio, una palabra sacramental, el día más grande en las tradiciones centroamericanas, un día sagrado, de orgullo de ventura, el gran día de la patria, una fecha hermosa, gloriosa, célebre, el himno de la libertad, pues celebra el natalicio de esa libertad, la proclamación de la autonomía, una solemnidad histórica, una fiesta patriótica, un acontecimiento para la república democrática.

Para el siglo XX se le identifica como el día para entregarnos a la alegría y al regocijo, motivo para hacer labor de cultura, ocasión para muchas enseñanzas y repasos de historia y geografía, el día para hacer el inventario de nuestra vida pasada, el medio para hacerse dueño del propio destino, el recordatorio de que la nación se hace constantemente con los actos de todos, el momento de defender los valores y la herencia civilista del país, la fecha para afirmar los principios de nuestra democracia representativa, gloria y orgullo del hemisferio occidental (tomado del Repositorio Ciicla, Efemérides del Bicentenario de la Independencia de Costa Rica).

Pero, también debemos de tener muy presente que desde 1821 se ha construido una memoria por medio de monumentos, estatuas y bustos, inauguración de edificios, bibliotecas, museos, estreno de himnos nacionales y patrióticos, de eventos oficiales, como una exposición nacional, festivales de arte y música, la creación de fechas conmemorativas, donde el protagonista ha sido la fecha del 15 de setiembre, que ha estado presente en el ideario del costarricense y ha ido de la mano con el desarrollo de nuestra historia patria.

 

Imagen: María de los Ángeles Acuña León, directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas. Foto: Anel Kenjekeeva, UCR.

María de los Ángeles Acuña León
Directora del Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas y curadora de la exposición

UCR, Voz experta: Los aportes de la Educación Abierta en el Sur

Por Heidy Ávalos Fernández, responsable del proyecto de Educación Abierta de la Sede del Sur

Desde el 2018 el programa permite a quienes lo deseen terminar sus estudios secundarios, ofreciendo oportunidades de desarrollo personal, académico y profesional

Heidy Ávalos Fernández. Fotografía: Allan Corrales, UCR.

En la Sede del Sur el primero de enero de 2018 arrancó el Proyecto de Educación Abierta (PEA-Golfito) ofreciendo a las personas de las comunidades aledañas a la Sede la posibilidad de concluir sus estudios secundarios.

Para dicha apertura se contó con el apoyo del Programa de Educación Abierta de la Escuela de Trabajo Social, quien oferta esta opción de estudio desde el año 2005. El proyecto se encuentra enmarcado dentro del ámbito de Educación para Personas Jóvenes y Adultas del Ministerio de Educación Pública (MEP), específicamente el empresarial y es el único a nivel nacional que cuenta con autorización del MEP para dividir su año lectivo en dos ciclos.

El PEA cuenta con gran aceptación de las comunidades cercanas a la Sede del Sur, lo anterior se evidencia ya que, en el planteamiento inicial, se proyectó trabajar con personas del cantón de Golfito, sin embargo, durante los años 2018 y 2019, se trabajó con estudiantes de los cantones de Golfito, Osa y Corredores, mientras que, en el año 2020 al migrar las lecciones a la modalidad virtual, se incluyó población de los cantones de Coto Brus y Buenos Aires.

Otra muestra del crecimiento se refleja en el hecho de que inicialmente en el año 2018 el proyecto arranca con tres grupos, uno de tercer ciclo (séptimo nivel) y dos de bachillerato, para el año 2019 se contó con la apertura de 5 grupos, completando así los niveles de tercer ciclo y ofertando dos grupos para bachillerato, oferta que se ha sostenido durante los años 2020 y 2021, ofreciendo de este modo la posibilidad de concluir sus estudios a más personas de la zona.

Durante los años 2018, 2019 y 2020, se ha brindado lo posibilidad de iniciar o continuar con los estudios secundarios a más de 300 personas, y 9 de estas ya han logrado concluir su bachillerato por medio del PEA, mientras que muchas otras han conseguido aprobar materias y se encuentran más cerca de cumplir su meta.

En el contexto de la pandemia por COVID19 el proyecto no se detuvo, por el contrario, mantuvo las lecciones virtuales y proporcionó material impreso a cada estudiante para garantizar el acceso al derecho a la educación de las personas adultas inscritas en él, dicho material se entregó en sus comunidades para evitar el riesgo de contagio por desplazamiento.

Otro servicio que ofrece el PEA es el préstamo de libros y calculadoras a estudiantes que no pueden costearse dicho material debido a su situación económica. Actualmente el proyecto se encuentra gestionando la posibilidad de ayuda socioeconómica en distintas instituciones tanto regionales como nacionales para el estudiantado que lo conforma, ya que se ha observado que es una limitante importante en el momento de realizar trámites como el pago de pruebas o compra de materiales.

De este modo, el proyecto ofrece a las personas de los cantones aledaños a la Sede del sur la posibilidad de no solamente concluir sus estudios secundarios, sino también abre las puertas a la posibilidad de crecimiento académico más allá del bachillerato, así como la posibilidad de mejoramiento a nivel laboral, puesto que el bachillerato se sitúa como requisito fundamental para muchos empleos. Además, el PEA busca brindar una formación más crítica e integral de su estudiantado, razón por la cual se trabaja de la mano de los trabajos comunales El Sur Emprende y Centro de Promoción Cultural en el Pacífico Sur para ofertar charlas o capacitaciones en distintas áreas como arte, cultura, emprendimiento entre otras.

El Proyecto de Educación Abierta de la Sede del Sur sigue trabajando para poder brindar educación de calidad a las personas jóvenes y adultas que lo componen, en pro de realizar un aporte al desarrollo personal y profesional de las personas que habitan las comunidades circundantes y que confían en esta institución sus metas académicas a nivel de secundaria.

 

Heidy Ávalos Fernández
Responsable del proyecto de Educación Abierta de la Sede del Sur