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Etiqueta: zona de seguridad

El realismo de gran potencia

Óscar Madrigal

En círculos académicos y políticos del mundo se desarrolla una interesante discusión a raíz de la guerra de Ucrania. Un grupo importante plantea, especialmente John Mearsheimer profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Chicago que 2005 mantiene esa tesis, que debe prevalecer la realidad sobre otras consideraciones, la realpolitik en las relaciones internacionales, incluyendo lo que llama el “realismo ofensivo”, especialmente en lo que respecta a las grandes potencias, el “realismo de gran potencia”.

Su tesis es que las grandes potencias deben tener, necesariamente, una determinada área de influencia o esferas globales de interés, en otras palabras, que esas grandes potencias tienen derecho a una zona de seguridad.

Debido a ello existen razones suficientes de seguridad que justificarían la exigencia de Putin y Rusia a que Ucrania no tenga bases militares extranjeras, sea neutral y no se convierta en una amenaza para Rusia.

Esta es la posición sustentada también por Henry Kisinger y muchos otros estrategas, incluso militares de los EEUU.

Para ellos, la OTAN fue la que provocó la invasión de Rusia al promover el ingreso de Ucrania en ese bloque. En fin, lo que ocurre en Ucrania es culpa de Occidente, afirman.

Las grandes potencias dicen esta teoría velan por su seguridad y -consecuentemente- dividen el mundo en zonas de influencia o de interés.

Los EEUU también obraría en esa misma dirección, con lo cual tendría justificación la Doctrina Monroe, la doctrina Carter y muchas otras y también como han dicho muchos de que EEUU, por ejemplo, no permitiría un Méjico con bases militares de Rusia en su patio trasero.

Es una teoría intrínsecamente propia del imperialismo.

Según esa teoría, el enfrentamiento de las grandes potencias va a desembocar generalmente en guerras. La lógica de este pensamiento es asegurar que los responsables de la toma de decisiones en el mundo reconozcan que las grandes potencias tienen sus propios intereses y, consecuentemente, sus zonas de influencia que deben ser respetadas so pena de guerra.

Estas tesis son rechazadas por otros grupos que las consideran como una apología de las grandes potencias, que convierten la guerra en algo natural, que renuncian a las instituciones mundiales y al derecho internacional a favor de una supuesta realidad y dejan por fuera la acción de los Estados.

En estas circunstancias algunos Estados tendrían limitado su derecho y su capacidad de decisión soberana por el destino manifiesto de encontrarse en alguna zona de influencia de las grandes potencias; la soberanía sería inexistente y la competencia de sus pueblos para escoger lo que considere mejor para el país estaría anulada por encontrarse dentro del espacio de seguridad de la potencia. La pena, como ocurre actualmente en Ucrania, es quedar destrozada, aniquilada.

La moral y la legalidad son las razones para oponerse a estas teorías y para oponerse a la guerra.

La moral, porque la guerra no es la solución como se ha demostrado fehacientemente en las últimas décadas, la legalidad porque debemos respetar la decisión de los pueblos y el derecho internacional y los derechos humanos por encima de los intereses imperialistas de las grandes potencias.

LLEVARSE TODO

Por Memo Acuña (Sociólogo y escritor costarricense)

Lo primero con lo que usted disponga no es necesariamente lo más importante. Por eso, ante la premura de una salida urgente, las personas se toman el tiempo, que no tienen, para buscar un objeto preciado, valioso, cercano y llevárselo consigo en una salida forzada de su hogar, al que seguramente no regresará jamás.

No es un amuleto cualquiera. Constituye quizá una conexión con un recuerdo, un olor, un paisaje, un momento. Es una “ayuda memoria” que mantendrá pie a tierra a la persona que deberá salir obligada por las circunstancias y enfrentarse a nuevas experiencias.

Los desplazamientos forzados obligan a eso: dejar de forma repentina su sitio seguro, su zona de seguridad. Las causas pueden ser muchas pero los impactos en las personas que los experimentan son múltiples e irreversibles.

Hagamos el ejercicio por un momento mientras lee estas reflexiones. ¿Qué objeto importante para usted, para lo suyos, tomaría para que lo acompáñase en su viaje quién sabe dónde y por cuánto tiempo? ¿Por qué sería ese objeto? ¿Había pensado en eso antes?

En los últimos años, dos eventos distantes entre sí han marcado lo que yo llamaría “la ruta de las biografías” que no es ni más ni menos lo que la gente lleva consigo cuando debe partir sin retorno.

El primero se desarrolla hace ya más de un mes y sucede en la Isla española de La Palma, que ha quedado expuesta a la furia incontenible del Volcán de Cumbre Vieja, que lo ha destruido todo a su paso.

En un foto reportaje publicado hace poco por el diario español El País se cuentan historias profundas relacionadas con lo primero que la gente recogió de sus casas en quince minutos antes que la lava volcánica «fosilizara» sus pertenencias: una foto con sus cuatro hermanos, la sudadera de su hijo, un colgante y un llavero regalado por sus hijas, un busto con la figura de su padre.

¿Ya pensó usted que se llevaría a su viaje sin retorno?

Durante décadas ya, el éxodo centroamericano se cuenta por miles. Millones. Pero es en los últimos años que su carácter forzado ha obligado a la urgencia de una salida en el último minuto.

En la vera del trayecto, que ahora se produce en forma de caminata por las carreteras y fronteras del norte de la región y a su entrada a México y Estados Unidos, se han encontrado cientos de miles de objetos pertenecientes a estas personas, algunas de ellas, más bien muchas de ellas desaparecidas.

Una foto galería publicada apenas en marzo anterior con el nombre “El rastro que los migrantes centroamericanos dejan en la frontera sur” expone de forma gráfica y certera esa dimensión que pareciera ser irrelevante, pero no lo es si tomamos en consideración que las pertenencias encontradas son historias de vida, biografías, registros de una memoria individual y colectiva que cuentan un proceso que todavía no acaba:

“El terreno desde la orilla del Río Bravo en el que los migrantes centroamericanos descienden de la balsa hasta el puesto donde la patrulla fronteriza espera a quienes se entregan, cuenta historias. Ropa, medicina, utensilios personales y pulseras en las que se leen las palabras “entrega” o “llegadas”, son artículos que aparecen como rastro en el último tramo que los centroamericanos caminan por las noches en su travesía hacia la frontera de Roma, en Texas, Estados Unidos. (Tomado de (HTTPS: //GATOENCERRADO.NEWS. Recuperado el 4 de noviembre de 2021)

Las dimensiones profundamente humanas de este tema no terminan en la trivialización de lo cotidiano. Quizá para usted sea importante una fotografía familiar por su apego a ella, un rosario, un anillo con un alto valor sentimental. Para otra persona, un reloj, un dije, un libro con recuerdos familiares.

Llevarse todo es llevarse eso que quizá se pierda en el trayecto o cobre un nuevo significado en la nueva experiencia de vida.

¿Ya completó el ejercicio que le invité hacer? ¿Qué llevaría consigo? Cuénteme, conversemos.

 

Imagen: https://gatoencerrado.news