Una graduación de manos trabajadoras

Les comparto la historia de una graduación tan significativa, de manos trabajadoras y conscientes porque nos muestra a todas las personas profesionales cuál es nuestro deber, que no tenemos permiso de ninguna manera de bajar los brazos y que sólo queda insistir y resistir para luego resistir e insistir…

Por María José Murillo Chaves

El muchacho joven que me entregó el cartoncito -llegó por correos de CR- me dio un chispazo de luz que quisiera compartirles a quienes están recibiendo el suyo.

Con mucha alegría y detenimiento me dijo que él me iba a graduar, que muchas veces es mejor algo sencillito que una ceremonia ostentosa, dedujo que como todo esfuerzo académico, me costó lágrimas, sacrificios y esfuerzos, lo agarró y me dijo: «este es por los muchos que queremos uno». Me miró a los ojos, me dijo mi nombre y me felicito con tanta sinceridad en sus palabras y mirada que lloré, a mares eso sí.

Agradezco tantísimo recibir este título del chico que se bajó empapado de su moto con su sonrisita para felicitarme, de manos de un trabajador que entiende el valor del esfuerzo y la necesidad de la Educación Universitaria y de quien reconoce que lo importante no es la ceremonia, es el sencillo momento de reconocer, mirándome a los ojos y con voz quebradiza, el esfuerzo que hemos hecho todas en mi familia para estudiar y las movilidades que eso ha implicado.

Agradezco inmensamente no recibir este cartoncito en una ceremonia de falacias y burlas a lo que sustantivamente significa la Educación para mí, el no haberlo recibido de las manos de quienes, consciente y voluntariamente, se han encargado de desquebrajar y ridiculizar el Sistema de Educación Superior Pública, ni de quienes por su servilismo político, tratan a las y los estudiantes como cosas y números sin saberes ni sentires.

Me duele inmensamente los discursos que denigran los saberes y esfuerzos que desde las Ciencias Sociales hacemos por un mundo mejor. Me preocupa porque por discursos así, nuestras márgenes de acción se reducen y sobre todo, porque hay personas que les escuchan, les dan la razón y reproducen ideas tan violentas. Me da rabia porque son los «argumentos» vagos dados por diputadxs para reducirnos el FEES y una se da cuenta que, pucha, al chile son tremendos ignorantes quienes toman las decisiones legislativas sobre nuestras vidas. Y ahí sale a la luz la necesidad de que quienes profesan tanta ignorancia campantemente, no estén ahí.

La Educación es colectiva y debe ser pública porque queremos aprehender y transformar el mundo para hacerlo mejor, y no lucrativa porque es lucro para unos pocos y sacrificios de vida para muchísimas familias. En serio, el bocado del día a día de muchisisísimas familias se condiciona a los deseos de lucro de esos poquitos infames, sobre el deseo de estudiar para trabajar dignamente.

A mis colegas que lo han recibido, estoy segura de que no se los regalaron y soy testiga de su esfuerzo y amor por la Sociolocada.

¡Los demás agradecimientos ya fueron dados y llorados!

 

Compartido con SURCOS por Marcela Zamora-Cruz.