Venezuela 2024 (3)

Manuel Delgado

(resumen de una intervención en la revista televisiva “En voz propia”)

Puede ver con estos enlaces la primera y segunda parte de esta serie.

Los presidentes de Brasil, Colombia y México hicieron una declaración en la que marcan un camino para la solución de la crisis venezolana. Ese camino contempla tres elementos esenciales: Primero y principalísimo, la defensa de la soberanía, la aceptación de que la salida corresponde solo a los venezolanos, sin intervenciones ni amenazas externas; segundo, que ese camino debe resguardar la vía pacífica y la renuncia de toda violencia; y tercero, que la solución debe ser transparente y democrática.

Los EEUU, por su parte, tenían y tienen otro guion, que consiste en una solución sin diálogo (ellos reconocieron a las 24 hora el supuesto triunfo de la oposición) y con la violencia interna y externa como método.

Fracasado el primer impacto de shock que tenían previsto los EEUU y la oposición interna, ahora han tomado un camino un poco más prudente, que consiste en presionar a esos tres países para que “intercedan” ante Maduro y los convenzan de rendirse pacíficamente. A cambio, está la intervención armada y el subsiguiente holocausto.

Una solución como la presentada por los presidentes de esos tres países es la vía de solución momentánea. El asunto es que el enemigo, EEUU y sus fichas, no están interesados en aceptarla. Ellos piden simple y llanamente la rendición.

Pero además de esa solución inmediata, debemos pensar en la necesidad de una solución de raíz, a largo y mediano plazo. Explico con un ejemplo: En 1990, luego de diez años de gobierno sandinista en Nicaragua, se realizaron elecciones con las condiciones impuestas por EEUU. Fueron elecciones en estado de guerra, guerra caliente, me refiero. Los gringos dijeron: si gana Ortega, seguimos con la guerra; si gana Chamorro, se acaba la guerra. Y el pueblo ya estaba harto de la agresión armada y entonces votó por Chamorro. ¿Fueron libres y democráticas esas elecciones? Por supuesto que no. El pueblo fue a votar con una pistola en la espalda.

Lo mismo ocurre en Venezuela. ¿Se puede declarar libre un proceso eleccionario? Por supuesto que no. Los venezolanos van a votar con un revolver a la espalda, que es el bloqueo, los embargos, las amenazas, la violencia derechista, las estrecheces que son producto de la agresión económica.

Para que haya elecciones verdaderamente libres, debe haber en Venezuela un proceso de normalización, proceso que solo puede comenzar por el cese del bloqueo y los embargos, así como el cese de las amenazas militares y de la violencia.

Y esto tiene que ver con todo el continente. La revolución bolivariana es parte en un fenómeno continental que revienta por partes y con diversa intensidad aquí o allá y que no se va a detener sino, al revés, se va a acelerar, y en este contexto América Latina solo pueden avanzar en paz y democracia si EEUU y las oligarquías locales aliadas suyas renuncian a las amenazas y a las sanciones.

Sin esa perspectiva no puede haber un abordamiento serio coherente de la crisis venezolana. Y eso lo olvidan muchos, entre otros algunos partidos progresistas y de izquierda del área.

Y es aquí donde debemos hablar del Frente Amplio, que ha asumido en esta crisis un papel lamentable y vergonzoso. La declaración de José María Villalta equiparando a Nicolás Maduro con el presidente Chaves es sencillamente un insulto a la inteligencia de todos los costarricenses, pero especial de aquellos que desde dentro o de cerca hemos colaborado con su partido y él sabe que pensamos diferente.

No es la primera vez que el Frente Amplio asume posiciones similares. En materia internacional, ese partido, más por acción que por omisión, ha asumido las posiciones del statu quo, que son las posiciones de Estados Unidos.

Desde hace años, lenta pero sostenidamente, el Frente Amplio se aleja de las posiciones de izquierda y asume posiciones de centro. Hoy es un partido de centro-izquierda, algo así como el Partido Socialista Obrero Español, el del presidente Pedro Sánchez. La diferencia quizá es que el PSOE tiene una gran estructura de base y un gran movimiento de masas (dirigen la principal central sindical obrera del país, la UGT) mientras que el Frente Amplio casi no tiene estructura de base y carece de todo lazo con el movimiento sindical. Es un partido parlamentario, que entiende la política como un pleito de palacio.

Ahora se ha montado en la ola reaccionaria contra Venezuela y lo hace pensando en las elecciones del 2026, que tenemos a las puertas. Pero esa política no va a tener resultados positivos. Creo que el Frente Amplio va a cosechar en el 2026 un fracaso similar al que obtuvieron en las pasadas elecciones municipales por la razón de que las causas de este fracaso no han sido estudiadas debidamente ni corregidas.

Pero bueno, hasta ahora yo he sido del criterio de que, en un medio tan derechista como el nuestro, un partido centrista es una buena noticia. Al tal partido se le pueden perdonar muchas insuficiencias. Pero deben de tener cuidado, porque tanto va el cántaro al agua que se quiebra. El mío, al menos, ya se quebró.