Manuel Delgado
(resumen de una intervención en la revista “En voz propia”)
Puede ver la primera parte de esta serie en este enlace.
El segundo asunto de las elecciones venezolanas es el de las actas. La oposición y todos los enemigos de Venezuela saltaron pidieron a gritos esos documentos. No dicen y no dijeron que el Consejo Nacional Electoral tiene por ley un plazo de 30 días para presentarlos. Es lo más lógico. Ese proceso de cotejo lleva tiempo en todos los países del mundo. En México todavía no se ha terminado el conteo de los votos en que ganó Claudia Scheinbaum.
El presidente Maduro trasladó entonces el asunto al Poder Judicial, que tiene una sala electoral (cosa que en nuestro país no existe). Comparecieron el viernes todos los partidos, excepto González Urrutia o algún representante suyo. Como todos sabemos esa Sala del Poder Judicial dio tiempo al CNE de presentar esas actas hasta el día lunes, y el organismo electoral cumplió con esa demanda.
Pero hay un detalle y es que esa sala electoral del Poder Judicial tiene poder penal, y si se presentan documentos fraudulentos los responsables pueden ser acusados de un delito electoral. Por eso, entre otras cosas, es que la oposición no asoma las narices.
Aquí se repite la historia. A Maduro y al CNE se le exigen los documentos, las actas, que prueben su veredicto, pero nadie le pide lo mismo a la oposición, que dice contar con el 80% de las actas o más. ¿Quién va a revisar estas actas de la oposición? Ellos no las presentan ante el CNE porque dicen que ese organismo es chavista; no las van a presentar al Poder Judicial porque dicen que está dominado por los chavistas; muchísimo menos pueden darle esa confianza al Poder Legislativo por la misma razón. Entonces, ¿quién es aquí el juez? Pues simplemente los Estados Unidos.
Las autoridades de Estados Unidos y otros gobiernos, incluido el nuestro, han corrido a reconocer el triunfo de González Urrutia y lo han ungido como presidente. ¿Y con base en qué? Con base en nada. Estados Unidos le ha dicho a González Urrutia: “No, chico, déjate de boberías, no hace falta que presentes ningún documento ni ninguna prueba. Tú eres el presidente legítimo. Chévere.” Y sanseacabó.
La oposición venezolana y sus aliados externos han cerrado todas las puertas del diálogo, de la verificación imparcial de la que tanto hablan, del respeto a la democracia, y han dejado abierto solo el camino de la confrontación, de la violencia, de la agresión tanto interna como extranjera.
¿Hay solución a este problema? Sí, sí la hay, pero de eso deseo hablar en un tercer y último artículo mañana.