Volviendo al punto de la huelga estudiantil

Juan Carlos Cruz,

Periodista

En el segundo día de la huelga que llevan a cabo varios colegios de secundaria, parece necesario insistir en el hecho de que se están cruzando dos agendas: por un lado, la de los y las estudiantes neopentecostales que están contra “los baños neutros”, contra la política anti-bullying hacia la población sexualmente diversa, contra la educación para la sexualidad y la afectividad y en fin, contra los que ellos llaman “la ideología de género”.

La otra agenda que atraviesa esta coyuntura es la que nace del abandono histórico que sufren las poblaciones de las zonas costeras y periféricas del Valle Central y cuyo saldo es la desigualdad, la marginación y la falta de oportunidades de progreso socioeconómico. En esas regiones la educación adolece de infinidad de carencias, que trascienden los ministros e incluso los gobiernos. Los expertos aseguran que en la educación nacional hay un retraso general de más de treinta años, periodo que coincide con la implementación del modelo neoliberal y la generalización del mercado educativo privado.

Las y los huelguistas de este otro grupo de estudiantes, exigen a los políticos de turno acciones concretas frente a problemas puntuales: infraestructura de calidad, contenidos útiles, acceso a fuentes de trabajo decente, favorecer el ingreso a la educación superior pública, etc.

Ambas agendas pueden diferir en sus peticiones, pero parece que coinciden en exigir la cabeza de Edgar Mora, quien a la postre solo es responsable de su díscolo comportamiento como titular de la educación pública. Es posible que su testa sea más valiosa para los sectores conservadores, sean estos neopentecostales o católicos, pero aun logrando sus objetivos, quedan intactos las causas de las enfermedades que aquejan al sistema educativo nacional.

Por otra parte, no cabe duda de que no es posible reducir la lucha estudiantil a la “manipulación externa”, sea esta de partidos neopentecostales, líderes sindicales o cualquier otro ente exógeno, pues quienes sostienen una y otra agenda están convencidos de lo que hacen. Repetir el discurso de la manipulación externa nos interpela a quienes dimos las peleas que había que dar en nuestra etapa estudiantil, con profunda convicción.

Ahora bien, si te tomar partido se trata, no cabe duda de que estamos con las y los muchachos que demandan educación de calidad y no con los discursos de odio y discriminación. Tampoco creemos que la cabeza de Edgar Mora valga la huelga, el objetivo político es contra este mal gobierno por haberse aliado con los sectores más recalcitrantes de la derecha nacional para imponer una onerosa carga tributaria sobre las espaldas de las clases medias y la de los sectores populares y por eximir de ella a los grandes evasores.

El problema de fondo es la dirección neoliberal del modelo económico, que ha profundizado la administración Alvarado Quesada y se engañan quienes oportunistamente hoy se alían con los neopentecostales, como si estos no fueran tanto o más neoliberales que Alvarado Quesada y sus aliados.

 

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