Alain Mimoun y su largo camino hacia el oro olímpico
Gabe Abrahams
Alain Mimoun, o Ali Mimoun Ould Kacha (1921-2013), nació el 1 de enero de 1921 en el distrito de Maïder en la ciudad de Telagh, Argelia, en una familia árabe y bereber de campesinos muy pobres.
Mimoun fue el mayor de siete hermanos y un alumno aplicado en la escuela primaria. Al terminarla, solicitó una beca para continuar sus estudios, pero las autoridades coloniales francesas no se la concedieron.
Tras ese revés, Mimoun trabajó de obrero de la construcción y en una ferretería y decidió que quería marcharse a Francia en busca de un futuro mejor, lo cual consiguió en 1939 al alistarse en el ejército francés.
Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Mimoun participó en numerosos combates contra la Alemania nazi y sus aliados, a la vez que inició su relación con el atletismo. Estuvo presente en la campaña de Túnez, en la campaña de Italia, en la invasión aliada de Francia, etc.
Concluida la guerra, Mimoun abandonó el ejército, se fue a vivir a París y empezó a dedicarse en cuerpo y alma al atletismo, consiguiendo, en 1948, su primera gran gesta deportiva. En los Juegos Olímpicos de Londres de ese año, Mimoun terminó segundo en la prueba de los 10.000 metros y se colgó la medalla de plata olímpica.
Un año después, en el Campeonato del Mundo de campo a través, llamado por aquel entonces Cross de las Naciones, Mimoun ratificó su condición de gran campeón al conseguir proclamarse Campeón del Mundo individual y por equipos con Francia.
Ya en 1950, Mimoun siguió con su racha de excelentes resultados. En el mundial de campo a través, volvió a triunfar al lograr ser subcampeón mundial individual y campeón mundial por equipos. Y, en el Campeonato de Europa de atletismo, quedó segundo en las pruebas de 5.000 metros y 10.000 metros.
1952 fue uno de los mejores años de la carrera deportiva de Alain Mimoun. En los Juegos Olímpicos de Helsinki, quedó segundo en las pruebas de 5.000 metros y 10.000 metros, ganando otras dos medallas de plata olímpicas. Y, en el Campeonato del Mundo de campo a través, repitió su actuación de 1949, proclamándose tanto campeón individual como por equipos.
En 1954 y 1956, Mimoun volvió a ser Campeón del Mundo individual de campo a través, consiguiendo también la plata y el oro por equipos respectivamente.
En 1956, antes de los Juegos Olímpicos de Melbourne que se iban a celebrar en otoño, Mimoun tenía en mente lograr el oro olímpico que se le había resistido hasta la fecha. Antes de los Juegos, Mimoun abandonó el islam y se convirtió en católico, supo que iba a ser padre por primera vez y deseó con todas sus fuerzas alcanzar el oro olímpico. Envuelto en esa situación, el 1 de diciembre de 1956 el veterano corredor participó en la carrera de maratón de los Juegos y puso las cosas en su sitio.
Bajo un calor sofocante y teniendo como máximo rival al mítico Emil Zátopek, pasada la mitad de la prueba, Mimoun lanzó un ataque a un ritmo sostenido y se marchó hacia la meta en solitario, cruzándola finalmente en medio de un público entregado. «Cuando entré en el túnel del estadio y salí a la pista, aclamado por 100.000 espectadores, viví los mejores minutos de mi vida», explicó Mimoun más tarde.
Tras su gesta olímpica, en el Campeonato del Mundo de campo a través de 1958, Mimoun aún pudo proclamarse subcampeón del mundo individual y por equipos. A partir de entonces, quedó en el puesto 34 en el maratón de los Juegos Olímpicos de Roma 1960, ganó alguna medalla por equipos en mundiales y consiguió títulos franceses. En 1966, alcanzó el último.
Después de su retirada del deporte de alta competición, Mimoun se convirtió en una figura de culto y recibió innumerables reconocimientos. En Francia, recibió hasta cuatro premios Legión de Honor. El día a día del corredor a lo largo de su extensa carrera deportiva, sin embargo, había sido muy distinto a la imagen que las autoridades francesas pretendían transmitir con sus premios.
En octubre de 2002 y marzo de 2012, Mimoun reconoció públicamente que, en medio de sus grandes éxitos deportivos, había sufrido unas pésimas condiciones laborales, una vivienda insalubre y hambre en Francia, por no recibir ayudas del Estado francés. Mimoun explicó lo siguiente: «Yo era camarero en un café. No tenía suficiente para comer. Gané cuatro medallas olímpicas mientras vivía en una pequeña casa de dos pisos. Un apartamento de una habitación sin calefacción, ducha ni WC». Mimoun mostraba en sus explicaciones la otra cara de la República Francesa.
Alain Mimoun pasó los últimos años de su vida rodeado de su mujer Germaine y su hija Pascale-Olympe, teniendo al deporte como el centro de sus actividades. Con su corazón dividido entre su Argelia natal y Francia, llegó a la vejez corriendo o haciendo caminata rápida cada día durante 15 km.
Alain Mimoun finalmente falleció el 27 de junio de 2013 a la edad de 92 años en Saint-Mandé, cerca de París, siendo enterrado el 9 de julio de 2013 en el cementerio católico de Bugeat, en concreto en una capilla particular que se había hecho construir tras su conversión al catolicismo. Dejó una larga lista de gestas deportivas y un gran recuerdo entre los aficionados. Fuera de las oportunistas declaraciones de los políticos franceses, la mejor declaración sobre Mimoun tras su fallecimiento la realizó su compañero Michel Jazy. Una declaración que retrataba a Mimoun. «Alain fue un modelo a seguir para mí. Me despertaba a las 5:30 de la mañana para salir a correr y por la noche me obligaba a acostarme a las 20:30», explicó Jazy. Todo dicho.
Ha pasado ya más de una década desde el adiós de Mimoun y su figura ha sido colocada cada vez más en el lugar que le corresponde. Hubiese sido injusto que no fuese así. Hubiese sido injusto que el mejor fondista argelino y francés de todos los tiempos no fuese recordado con la intensidad que merece.
Hoy, medio centenar de estadios de atletismo franceses llevan su nombre. También más de una decena de calles de toda Francia. Justicia, pura justicia histórica.