Asesinaron a uno de los míos

Marcos Chinchilla Montes

Un día entrevistando a mi abuelo paterno, me contó que su mamá era una indígena de cepa. Con diferentes vivencias y recuerdos fue desgranando esa historia que dichosamente grabé en un cassete y que me dio nuevas luces en mi vida: un referente histórico, un pasado, raíces, arraigo de convicciones y compromisos.

Eso lo supe como en 1990; así que desde ese día llevo la alegría de saber con plena certeza, que por mis venas corre sangre indígena, a mucha honra. En mi sangre corre la cultura y el orgullo huetar.

Si ya tenía un compromiso con los pueblos indígenas, en 1992 el recuerdo de los 500 años de genocidio europeo en América me encontraron afirmando la convicción del “ni perdón, ni olvido”.

Hoy asesinaron a Sergio Rojas Ortiz en Bribri de Salitre, zona sur, dicen que “detonaron 15 balazos «contados»” en su casa. Asesinaron a uno de los míos.

El homicidio de este líder indígena era una muerte anunciada, se enfrentó a muchos sikuas que tomaron las tierras de los pueblos bribri con engaño, aprovechando su pobreza y respaldándose en la inacción de diferentes gobiernos que no han tenido la voluntad para aplicar la legislación a favor de los derechos de las comunidades originarias.

Especialmente decepcionante y culpables de este crimen, han sido los gobiernos del PAC de Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado; incapaces de resolver un conflicto que tenían la obligación de solucionar con celeridad y con apego a la legislación costarricense e internacional. Un punto más por su incapacidad política, un punto más por sus omisiones, un punto más por su olvido con los territorios indígenas.

En palabras de Ricardo Araya, Sergio Rojas se convirtió en un mártir más.

Desde hoy lo tenemos entre otros tantos que han ofrendado con su libertad o su vida la opción por la defensa de los derechos de su pueblo; está en la estirpe de antepasados como Coyoche, Garabito y Pablo Presbere.

Su lucha ha sido asumida por varones y mujeres valientes que se niegan a vivir esclavas en su propia tierra; 527 años de resistencia no pasan en vano.

 

Enviado por el autor.

Sea parte de SURCOS:

https://surcosdigital.com/suscribirse/