¡Canallas!

Por José Luis Callaci

Una vez más se ensañan con los deportistas rusos. En las recientes olimpiadas de Pekín le ha tocado el turno a una joven figura del patinaje artístico sobre hielo, del país eslavo: Kamila Valieva.

Se esperaron los resultados de su primera actuación en donde obtuvo la medalla de oro para sacar la basura.

Por sus impecables piruetas que maravillaron al mundo se la reconoce hoy como la más grande estrella en esa disciplina deportiva. Se basaron en un cuestionado dopaje de la joven patinadora, en San Petersburgo, en el mes de diciembre. Ni antes ni después de esa fecha, incluidas estas Olimpiadas de Invierno pueden decir algo sobre alguna falta en su contra.

Pero esta vez han llegado a tales extremos que se han difundido opiniones de que a los rusos no deberían permitirles participar en ciertas disciplinas deportivas porque están muy por encima del medio “normal” mundial.

Se ha escrito con cierto humor sarcástico que existen cuatro categorías en el patinaje artístico femenino sobre hielo: El de las buenas que reciben puntaje de 60, el de las muy buenas que reciben 70, el de las excepcionales que obtienen hasta 80. Las que reciben más de este último puntaje son las rusas.

Todo lo tenían planeado en caso de que Kamila se destacara en su primera presentación. Decidieron quebrarla, matarla en cierta forma asechándola con “investigaciones” y acosos que provocaron en la joven deportista un estrés de tal magnitud que no le permitió, a pesar del gran esfuerzo de concentración realizado rendir en la siguiente competencia como ella quería, y todos esperábamos.

Una vez más se repiten las agresiones contra los deportistas rusos. Esta vez lo hicieron con Kamila, con una niña rusa de apenas 15 años. Algunos opinan que esto era previsible. Esperaron resultados para otro crimen deportivo, perpetrado por quienes, enquistados en ciertos espacios mundiales del deporte, responden a intereses políticos.

Intentaron con infundios impedir el mundial de fútbol en Rusia. Sabían, como así fue, que se caerían muchas mentiras. La pregunta sigue siendo: ¿hasta cuándo los rusos seguirán soportando tantos atropellos a sus deportistas? ¿No es hora de trazar también en esta actividad una línea roja a quienes se muestran tan acuciosos con Rusia que no se le ve con otros países? ¿No es hora ya de decir basta?

El recuerdo de las lágrimas de Yulia Efimova en Brasil cuando ordenaron abuchearla mientras recibía su medalla y las de Kamila motivan este comentario con los ojos humedecidos y un profundo dolor de indignación en el pecho.

Terminamos esta nota con algo dicho por una veterana rusa de esta maravillosa forma de deporte: “una pequeña niña perseguida por hombres grandes” ¡Canallas!